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6 Formas Prácticas para Fortalecer a

la Familia
Génesis 2:23

Saludos amigos. ¿Saben?, de todos los dones que Dios nos ha dado, dos de los
más preciosos provienen del Jardín del Edén: el Sábado y la familia. Estos dones
especiales se centran en las relaciones con Dios y con las personas más cercanas
a nosotros. Es interesante que Satanás concentre algunos de sus ataques más
viciosos en estos dos dones especiales. Lo que Dios ha significado para nuestra
mayor felicidad, Satanás intenta convertirlo en desdicha. Hoy, en nuestro breve
tiempo juntos, hablaremos específicamente de la familia.

Cuando Dios creó a Adán y Eva, no solo creó a dos individuos para que
coexistieran uno al lado del otro. Creó una hermosa combinación de los dos en
una unidad especial: ¡la primera familia del mundo! Podemos vislumbrar esta
creación en Génesis 2:23 cuando Adán exclamó: “Esto es ahora hueso de mis
huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona,[a] porque del
varón[b] fue tomada.” Y continúa en el versículo 24, “Por tanto, dejará el
hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola
carne.”

¡Qué imagen tan hermosa y amorosa! Cómo anhelaba Dios esta cercanía, este
amor, que existiera en cada familia desde el principio. Pero como nos damos
cuenta, dolorosamente el pecado asomó su repugnante faceta, trayendo miseria y
dolor. Pero no todo está perdido. Nuestro Creador es el Todopoderoso Ayudador,
Restaurador y Guardián de todas las cosas encomendadas a Él. Dios todavía
puede ayudar a las familias de hoy a experimentar la calidez, el amor y la cercanía
que Él pretendía. La inspiración promete que

Sólo la presencia de Cristo puede hacer felices a hombres y mujeres. Cristo


puede transformar todas las aguas comunes de la vida en vino celestial. El
hogar viene a ser entonces un Edén de bienaventuranza; la familia, un
hermoso símbolo de la familia celestial.10 {HC 24.1}

¿Cuáles son algunas cosas prácticas que podemos hacer para fortalecer a las
familias?

Aquí hay seis recomendaciones que me gustaría compartir con ustedes:

1.Dedica tiempo todos los días al culto familiar

Celebren un momento familiar cada día, que sea breve y edificante. Cuando
nuestras hijas eran pequeñas, leíamos mucho. Y cuando eran aún más pequeñas,
usábamos historias bíblicas de bolsillo, conocidas como “Pequeños Libros
Pececitos”. Más adelante leímos con ellas “Mis Amigos de la Biblia”, seguido de
“Las Bellas Historias de la Biblia”, de Arthur S. Maxwell.

Las niñas a veces hacían juegos bíblicos y, por supuesto, leíamos de la Biblia
misma. Luego orábamos juntos y ellas oraban. La oración era una parte
fundamental de la adoración y queríamos que los niños se sintieran cómodos con
la oración.

Les animo a orar con sus hijos y su cónyuge. Que la familia inicie por la mañana
con una oración y por la noche concluya también con oración.

Ahora que nuestras hijas son adultas, Nancy y yo nos enfocamos en varias formas
de adoración familiar, que incluyen lecturas de la Biblia, libros devocionales
anuales, intercambiando una cita impresionante del Espíritu de Profecía y siempre
haciendo de la oración juntos un punto de enfoque por la mañana y por la noche.

Para ambos, nuestro tiempo devocional personal diario leyendo la Biblia y el


Espíritu de Profecía es un absoluto…

Cuando era estudiante universitario, mi padre me envió una nota manuscrita con
la siguiente cita: “Conságrate a Dios todas las mañanas; haz de esto tu primer
trabajo. Sea tu oración: “Tómame ¡oh Señor! como enteramente tuyo. Pongo
todos mis planes a tus pies. Usame hoy en tu servicio. Mora conmigo, y sea
toda mi obra hecha en ti…” (CC 70.1)

Nunca he olvidado ese acto de bondad y trato de consagrarme cada mañana.

2. Habla con tus hijos y ora por ellos.

Padres, es vital que hablen con sus hijos. Pregúnteles sobre la escuela, su vida
social, su desarrollo espiritual. Habla con ellos. Incluso a medida que crecen,
puedes llamarlos o enviarles un mensaje de texto, o escribirles una carta. No los
fastidies ni los molestes, pero haz contacto. Involúcralos en una conversación
sobre pensamientos espirituales, pero no de una manera degradante o
condenatoria.

Llévales palabras de aliento. Díles que estás orando por ellos. Ora con ellos por
teléfono o en persona. La oración ayuda a tus hijos a saber que tú confías en Dios
y, al modelar la oración, les dices que ellos también necesitan confiar en Dios.

3. Afirma y valora a tus hijos.

Muestra a tus hijos que los aprecias y que son personas únicas. Dales dirección y
aliento hacia algo de valor eterno, tanto personalmente como para el trabajo de su
vida.
Un factor importante para afirmar y valorar a nuestros hijos es decirles que
creemos en ellos. Hoy en día, muchas personas carecen de autoestima, así que
dile a tus hijos que crees en ellos y que estás orgulloso de ellos. Aprovecha cada
oportunidad para encontrar una razón para afirmarlos. Es muy importante
alentarlos y reafirmarlos durante toda la vida. Y, por favor, guíalos al Señor como
la fuente de todas las cosas buenas y anímalos en esta dirección.

4. Planifiquen juntos momentos especiales.

Planifica con anticipación las actividades familiares especiales, ya sea un día de


campo, una noche familiar en casa o llevar a tu cónyuge a cenar. Si no tienes la
intención de crear actividades, pasarás por la vida sin mucha interacción con la
familia.

Planifiquen juntos las vacaciones familiares, permitiendo que todos ayuden a


planificar un momento feliz, en lugar de eventos llenos de estrés sin tiempo para
disfrutar el uno del otro.

Planifiquen juntos algunas actividades de alcance espiritual, como repartir


literatura o cantar en hogares de ancianos u hospitales. Hacer algo juntos por los
demás es una gran vacuna contra las tentaciones del diablo..

5. Sé el cambio que deseas ver.

Las familias fueron instituidas por Dios mismo y deben ser una protección contra
las incursiones del cinismo, el escepticismo y el desánimo. Las familias estaban
destinadas a animar, no a desanimar.

Piensa en una reunión familiar reciente. ¿Te molestan ciertos miembros de la


familia? ¿Te disgustaron algunos comentarios? Date cuenta de que en la familia
hay un gran amor, pero lamentablemente puede haber algunos detalles. Aprende
a perdonar, abrazar y animar a tu familia, incluso si te desaniman. Acércate a ellos
en el espíritu del Sermón del Monte, de Cristo (Mateo 5).

Comunícate intencionalmente con los miembros de tu familia, ya sea que estén


cerca o lejos.

6. Sé el guardián de tu hermano.

Las familias están bajo un ataque enorme, y esto a menudo resulta en hogares
fracturados con padres solteros. Para aquellos que se encuentran en esta
situación, anímense en el Señor. Él promete: “Y te desposaré conmigo para
siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y
misericordia.”(Oseas 2:19).
La pregunta que hizo Caín: «¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?» es
respondida por Cristo al mostrar interés en todos. Esto también se extiende a la
familia de la iglesia. Somos parte de una familia global de más de 20 millones de
hermanos y hermanas, cada uno con la responsabilidad de ayudar a nutrir a esta
maravillosa familia mundial.

También me gustaría compartir una palabra especial de aliento para los padres
cuyos hijos han dejado al Señor: Nunca pierdas la esperanza. Nunca dejes de orar
por tus hijos. Reconsidera tu enfoque hacia ellos, asegurándote de no parecer
condenatorio.

Representa la misericordia de nuestro Padre Celestial, quien, mediante el Espíritu


Santo, siempre nos corteja hacia Él. Reconoce que a través de pequeños
esfuerzos y una demostración continua a largo plazo de tu interés y amor por tus
hijos, habrá, por la gracia de Dios, algunos cambios en sus actitudes. Aprovecha
cada oportunidad para hacer un comentario positivo. Aprovecha cada oportunidad
para demostrarles que te preocupas.

Si actualmente enfrentan desafíos dentro de la familia, no dejen de hablar unos


con otros. Pero háganlo en voz baja. Con demasiada frecuencia solo escuchamos
lo que queremos decir y no escuchamos lo que dice la otra persona.

Sigan el consejo bíblico de Gálatas 6:2 de «llevar las cargas los unos de los
otros».

Ponte en el lugar de la otra persona y trata de estar en paz, en lugar de tener una
mentalidad de fortaleza de defender siempre tu opinión. Permite que el Espíritu
Santo derrita tu corazón y, al hacerlo, derretirá el corazón de tu cónyuge e hijos.
Que haya un espíritu dulce en el hogar, reclamando la promesa de que.

“Todo hogar debiera ser un lugar donde reine el amor, donde moren los
ángeles de Dios, y donde ejerzan una influencia suavizadora y subyugadora
sobre los corazones de los padres y de los hijos.” {HC 14.5}.

Al final,

Mantengamos nuestros ojos puestos en las realidades eternas. Cuando lleguemos


al cielo, Dios no nos preguntará cuánto trabajo hicimos en la iglesia o cuántos
folletos repartimos; por muy buenas que sean esas cosas, ese no será el enfoque
principal. En su lugar, preguntará: “¿Qué hiciste con tu familia? ¿Dónde está tu
pequeño rebaño?”

Un Gran Recurso

Cada año, el departamento de Ministerios de Vida Familiar de la Asociación


General crea recursos para ayudar a fortalecer a las familias. Les invito a visitar su
sitio web en www.family.adventist.org y descargar el libro electrónico de
Reavivamiento y Reforma, titulado “Construyendo Memorias Familiares”, editado
por los directores del departamento, Willie y Elaine Oliver. Este libro es un gran
recurso para cualquier persona interesada en fortalecer su propia familia, así como
las familias de la iglesia y la comunidad.

Permíteme orar con ustedes:

Padre celestial, por favor quédate con las familias de todo el mundo, las familias
dentro de la iglesia y las familias que no son parte de nuestra familia de la iglesia.
Señor, por favor acércate a cada individuo, ayúdalos a darse cuenta de que al
enfocarse en ti, puedes traer un espíritu dulce a la familia. La voz puede bajarse.
Los pensamientos y las intenciones pueden purificarse mediante la conexión con
el cielo. Sabemos que deseas que las familias sean la base sobresaliente de la
sociedad.

Así que por favor, Señor, quédate especialmente con nuestras familias adventistas
del séptimo día en todo el mundo, ayúdanos a ser testigos maravillosos para ti en
el hogar, en la comunidad y en la nación.

Señor. Lo último que pedimos también es lo más importante que sabemos. Que
somos salvos como individuos, pero Señor, queda con nuestras familias, salva a
cada una de ellas para que podamos estar juntos en el cielo, todo por tu gracia y
por tu amor y por tu poder.

Bendice a nuestras familias en el nombre de Jesús. Te lo pedimos. Amén.

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