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Dios te ama

Pastor Tony Hancock

Un pastor estaba saludando a los miembros de la congregación al final del culto.


Uno de ellos se le acercó y le dijo: "Hermano pastor, su sermón de hoy me ha
hecho pensar en la paz de Dios y el amor de Dios." El pastor, habiendo predicado
sobre un tema totalmente diferente, se quedó sorprendido. "Dígame, hermano,
¿por qué le hizo pensar mi sermón en la paz y el amor de Dios?"

El hombre le respondió: "Me hizo pensar en la paz de Dios porque sobrepasó todo
entendimiento, y me hizo pensar en el amor de Dios porque fue
interminable." ¡Espero que tu reacción al mensaje de hoy no sea como la de ese
hermano! Pero sí me gustaría que, al final del mensaje, te quedaras pensando en
el amor de Dios.

En realidad, mi mensaje esta mañana es una verdad muy sencilla que es capaz de
transformar tu vida profundamente, si permites que penetre tu corazón. Por motivo
del día del amor y la amistad, quiero hacer una pausa en nuestra serie de
mensajes acerca de la verdadera espiritualidad para compartir contigo este
mensaje: Dios te ama.

Es una frase que se ha reproducido en calcomanías, en lápices, en cubiertas de


Biblias y en muchos lugares más. Me temo que lo hemos escuchado tantas veces
que se nos olvida lo que realmente significa. Dios te ama. Quiero que me
acompañes en esta mañana para ver dos de las maneras en las que la Biblia nos
ayuda a comprender y experimentar el amor profundo que Dios tiene para cada
uno de nosotros.

Abramos la Biblia en el Salmo 23. Vamos a leer los versos 1 al 4:

23:1 El Señor es mi pastor, nada me falta;


23:2 en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce;
23:3 me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre.
23:4 Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado;
tu vara de pastor me reconforta.

Dios te ama, y aquí El se revela como el Pastor que te cuida. Esta semana aprendí
algunas cosas acerca de las ovejas que me ayudaron a comprender mejor este
pasaje tan conocido. Déjame compartir un par de ellas contigo.

Las ovejas son rumiantes. Consumen la hierba verde, cortándola en pedazos con
sus dientes y tragándola. Esta es la primera etapa de su digestión, pero para poder
digerir completamente la comida, tienen que devolverla y volverla a masticar
durante algún tiempo. Este es el proceso de rumiar.
Mientras rumian, las ovejas entran en un estado de adormecimiento y distracción.
Toda su atención está enfocada en la masticación de su comida. Durante ese
tiempo, la oveja se convierte en presa fácil de los depredadores. Un lobo o un león
puede sorprender a la oveja mientras se encuentra rumiando y atacarla antes de
que se pueda escapar.

Por este motivo, las ovejas muy rara vez comen y rumian en el mismo lugar. Los
depredadores conocen los lugares donde comen, y los atacan allí. Por eso, las
ovejas comen en un lugar, y luego se retiran a otro lugar más seguro para rumiar.
De otro modo, los lobos y los leones se los comerían.

Observa ahora el cuidado tan grande que Dios tiene de sus ovejas. El verso 2
dice: "en verdes pastos me hace descansar." Descansar en verdes pastos para
rumiar es algo que una oveja naturalmente nunca haría. Se comería los verdes
pastos, y luego iría a otro lugar más seguro para descansar y para rumiar. Pero tal
es el cuidado del pastor, que la oveja puede comer y descansar entre los mismos
verdes pastos.

Así también es el cuidado que Dios tiene de ti y de mí. El se encarga de proveer lo


que necesitamos y nos permite descansar. La oveja que está sola tiene que
preocuparse por comer rápidamente y luego irse a refugiar en un lugar seguro para
rumiar, pero la oveja que está bajo el cuidado del pastor puede comer y descansar
en el mismo sitio.

Tal es el amor de Dios y su cuidado por nosotros. El nos bendice con todo lo que
necesitamos, y nos da la oportunidad de disfrutarlo en paz también. Jesús expresó
un concepto parecido cuando dijo: "Vengan a mí todos ustedes que están
cansados y agobiados, y yo les daré descanso." (Mateo 11:28)

En Dios podemos encontrar descanso y protección. Podemos tener preciosos


momentos de paz en nuestra vida, momentos de refrigerio y deleite. Dios es quien
nos los da. Pero mientras caminemos en esta vida, también habrá momentos de
peligro y de preocupación. De esto nos habla el verso 4.

Cuando la oveja se cambiaba de un pastizal a otro, o cuando se movía del pastizal


al lugar donde rumiaba, muchas veces tenía que pasar por peñascos donde solían
esconderse entre las sombras los lobos. Era el momento de mayor peligro en la
vida de la oveja, porque su vida se podía terminar en un instante, sin aviso.

En la vida, también pasamos momentos así. Pero Dios nos ama, y El es nuestro
Pastor. El nos protege con su vara de pastor. Tenemos un enemigo, un
depredador, que se esconde entre las sombras y busca destruirnos. Pero Dios nos
protege. Jesús nos enseñó a orar: "Líbranos del maligno" (Mateo 6:13). Nos
enseñó a pedirle esto a Dios, precisamente porque Dios puede y quiere hacerlo.
No tenemos por qué temerle al enemigo. No tenemos por qué temerle a la muerte,
porque nuestro Pastor es más poderoso. El nos librará. ¿Te das cuenta cuánto te
ama Dios? El es el Pastor que te cuida. Puedes descansar en su protección.
Puedes andar confiado, porque El está contigo.

Leamos ahora los versos 5 y 6 de este salmo:

23:5 Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con
perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar.
23:6 La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor
habitaré para siempre.

En estos versos, el rey David cambia de comparación. El ha comparado el amor de


Dios con el cuidado de un Pastor. Ahora, él compara a Dios con un Anfitrión que
nos recibe. Pero antes de hablar de esto, observemos algo muy interesante. En el
verso 6, David dice: "En la casa del Señor habitaré para siempre." En el Antiguo
Testamento, la casa del Señor era el tabernáculo, y luego el templo.

La única razón por la que una oveja podría ir al templo sería para ser sacrificada.
Para una oveja, ir a la casa del Señor no era razón para alegrarse, sino para tener
temor. Pero nosotros tenemos un Pastor que se ha sacrificado por nosotros, para
que podamos ingresar a la casa del Señor sin temor. Jesús mismo dijo: "Yo soy el
buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas." (Juan 10:11)

En lugar de recibirnos en su casa para destruirnos, Jesús mismo dio su vida para
que pudiéramos llegar a su casa como invitados y disfrutar de su generosidad.
Quizás alguna vez alguien te haya recibido en su casa como un invitado especial,
donde te trató con amabilidad y generosidad. Es una experiencia muy especial.

Cuando era niño, había una señora anciana muy amiga de nuestra familia. En
cierta ocasión, ella compró unos muebles de terciopelo para su sala. Poco después
de comprar los muebles, los cubrió con unas fundas de poliéster para protegerlos.
Un día le pregunté cuándo les quitaría las fundas a los muebles, y me dijo: "Bueno,
si viene el presidente de visita, quitaré las fundas."

Años después, tuve la oportunidad de volver a visitar a nuestra amiga. Me invitó a


su casa a cenar, y cuando llegué, me di cuenta de que les había quitado las fundas
a los muebles. ¡Me estaba tratando como el presidente! Qué bonita manera de
recibirme.

Así también nos recibe Dios. En vista de los que pretenden hacernos daño sin
causa, Dios nos prepara un banquete. Una y otra vez nos invita a disfrutar de la
hospitalidad de su hogar, y un día nos recibirá para siempre en su casa. Jesús
dijo: "En la casa de mi Padre, muchas moradas hay" (Juan 14:2). Un día iremos a
vivir para siempre con nuestro Padre celestial, porque El nos ama y quiere que
estemos con El.
Dios te ama. El es el buen Pastor que te cuida. Es el Anfitrión que te recibe en su
casa. El mismo vino a este mundo para que tú lo pudieras conocer. David declara
que Jehová es su Pastor, y Jesús tomó este mismo nombre para sí cuando
dijo: "Yo soy el buen Pastor." A través de Jesús, podemos conocer a Dios.
Podemos conocer al Dios que nos ama.

Cuando escuchan acerca del amor de Dios, algunas personas se hacen la


pregunta: ¿cómo puede ser que un Dios de amor permite que algunos se vayan al
infierno? Hay algo muy importante que tenemos que entender acerca del amor. El
amor jamás obliga. El amor invita, convence, razona - pero jamás obliga.

Dios nos invita a conocer su amor, y a amarle a El también. El ha hecho todo lo


necesario para que podamos vivir en su amor, bajo su protección, para siempre
con El. Pero ahora nos toca responder a su amor. Si le queremos dar la espalda,
enfrentaremos las consecuencias. Tarde o temprano nos encontraremos en un
lugar donde Dios no está, donde no hay amor, esperanza, salud ni luz.

¿Cómo has respondido al amor de Dios? Dios te ama. ¿Lo amas tú? ¿Cómo le
demuestras tu amor? Dios te invita a responder a su amor con un corazón
arrepentido del pecado y confiado en el sacrificio de Cristo en la cruz. Te invita a
caminar cada día confiado en su amor. Dios te ama.

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