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2
INDICE
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
3
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
SINOPSIS
Decidida a calificar para el riguroso examen físico del departamento de bomberos,
la ex marine Jessie Sullivan nunca se da por vencida, a pesar de los clavos en su
pierna. Lo último que necesita es un alto, increíblemente caliente estrella del cine de
acción compartiendo su gimnasio... y quién hace que quiera negociar su rutina por
alguna sexy actividad física. Del tipo desnudo.
Blake Johnston es algo más que una maquina sexual de la pantalla grande, y está
dispuesto a demostrarlo. Especialmente a una ex marine vivaz y sexy como Jessie.
Pero cuando un inofensivo desafío los lleva a chisporrotear fuegos artificiales, el
entrenamiento de Jessie y Blake termina generando un poco de calor entre las
sábanas. Y es más de lo que Jessie podría haber imaginado. Mucho, mucho más.
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Pero las aventuras no duran para siempre. Y en dos semanas, Jessie tendrá que
despedirse de su candente fantasía de Navidad.
1
Traducido por Ivy & MaJo MadHatter
Corregido por Valevilchez
1
Siglas para Improvised explosive device: Dispositivo explosivo improvisado.
servir a mi país, pero ayudar a los ciudadanos de Sweetbriar es un cercano segundo
lugar. Al menos recuperaría cierta sensación de normalidad, un equipo y una vida.
¿No era eso lo que le prometió a Constanza? Si solo pudiera prometerle que sentiría
todo de nuevo, pero Jessie no podía mentir. No cuando no encontró la manera de
volver a ser la persona que fue antes del accidente.
Una sombra fuera del pasillo de la habitación se reflejaba en el espejo,
capturando su atención. —Mamá, maldita sea —llamó, curvando las pesas a su
pecho y descendiéndolas—. Por favor, encuentra algún otro de tus hijos para vigilar.
Todo lo que quería eran dos benditas horas a solas. A los veinticuatro años,
no necesitaba a su madre comprobándola constantemente con ojos de águila,
evaluándola con más habilidades que un médico experimentado, y pidiéndole con
palabras no dichas, si la verdadera Jessie Sullivan volvería a reaparecer.
A pesar de que deseaba un panorama diferente, Jessie no podía sacar a
relucir la voluntad de fingir que todo iba bien. La chica que fue toda su vida se había
ido hace un largo tiempo. Y dudaba que alguna vez fuese tan feliz, entusiasta o
inocente de nuevo.
Había cambiado. Nada, ni siquiera los pernos y tornillos que la unieron de
nuevo, podrían reparar la masacre interna en su alma. Infiernos, médicamente la
evacuaron fuera del campo. Pudo también ser dada de baja por lo que se refería.
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Ninguna de las medallas que recibió después podría superar el estigma de la
humillación.
Jessie realizó otra repetición, escuchó la puerta abrirse. —Mamá, ¿qué parte
de déjame malditamente sola es lo que no entiendes? —preguntó, volviéndose hacia
su madre.
Su corazón tartamudeó para detenerse un momento. El héroe de acción, la
increíble estrella de cine, Blake Johnston levantó su bolsa de deportes por encima de
su hombro. La boda de su hermana Maisey con la temática de Maravillas de Invierno
en el Sweetbriar Springs, tomó meses en organizarse: un evento privado el sábado
antes de Navidad significaba reservar todo el complejo para los Johnstons para
vigilar que los entrometidos paparazzi no arruinaran el día.
—¿Siempre te encuentras de mal humor por compartir las instalaciones? —
preguntó Blake—. Porque tu madre me aseguró que usar el gimnasio del complejo
antes de que abra oficialmente no sería un problema.
Que su madre y la de ella fueran juntas al instituto llegó como una sorpresa
para toda la familia. Mientras Jessie se recuperaba de sus heridas en Alemania,
Maisey Johnston se contactó con los Sullivan en un esfuerzo por encontrar una
conexión con su pasado. Y la madre de Jessie nunca rechazaba a un alma perdida.
Un año más tarde, Maisey era prácticamente parte de la familia. Cuando Blake llegó
a Sweetbriar Springs para las dos semanas adicionales de la celebración de bodas,
Shannon Sullivan lo tomó también bajo su protección, tratándolo como a uno de los
suyos.
Todo el mundo en Sweetbriar Springs admiraba a Blake, pero Jessie no se
sometía ante ningún hombre. No cuando creía que los verdaderos héroes eran los
hombres y mujeres que protegían a su país todos los días.
Por desgracia, sus hormonas hacían una reverencia como loca para Blake
Johnston.
Jessie respiró hondo y esperó a su corazón para reanudar las funciones
normales. —Mamá pensó mal —dijo. No solo eso, no quería que nadie viera la
magnitud de los daños de su pierna. Sin embargo, allí se encontraba el hombre más
sexy de Hollywood, un pedazo de magnificencia de primera categoría, caminando
hacia ella hasta que quedaron a pocos centímetros de distancia. Y a pesar de que
no se tocaron, su piel se estremeció como si la hubiera rozado contra la suya.
Le dedicó una de sus características dignas-de-babear y arrogantes sonrisas.
—Esperaba tener el lugar para mí, pero me encuentro bien con compartir.
Su estómago se agitó, y peligrosas cargas eléctricas comprimían todas sus
partes de mujer. El gimnasio parecía encogerse debido a la gran magnitud del 7
hombre. No solo eso, ¿por qué tenía que oler tan condenadamente bien? ¿Todo
picante, delicioso y comestible?
Una mujer normal de sangre caliente mataría por estar en los zapatos de
Jessie. Pero no ella. No importaba lo mucho que sus zonas erógenas chocaran los
cinco entre sí ante la vista de la estrella.
—Prefiero trabajar sola. —Regresó sus pesas al estante—. Vuelve dentro de
una hora, y me iré temprano. —Significaría perder valioso tiempo de entrenamiento,
pero lo compensaría con una carrera a través de los senderos del bosque del
complejo.
—No puedo. —Dejó caer su bolso sobre el suelo junto a otro banco, se
arrodilló, abrió la cremallera, y tiró de sus guantes—. La siguiente película de Quinn
Sawyer empieza a filmarse en tres semanas. Tengo que tonificar los músculos.
Desde donde se encontraba, esos densamente marcados brazos y sus anchos
hombros no necesitaban más definición. Y el paquete de seis en sus abdominales
que se acentuaba en su camiseta no tenía un gramo de grasa en ellos. Blake
Johnston podría no ser un auténtico infante de marina, pero su impresionante físico no
era el resultado de la magia del cine.
Jessie se volvió ligeramente hacia la derecha cuando se paró frente a ella. —Y
yo entreno para un examen físico del departamento de bomberos. Aunque necesito
cada minuto que pueda cronometrar en este gimnasio, al menos me encuentro
dispuesta a ceder.
La miró con unos penetrantes ojos verdes, su cautivante mirada viajando
desde la cima de su puntiagudo cabello negro corto hasta llegar a sus zapatillas. —
Desde mi punto de vista, puedes permitirte ceder. Te encuentras en buena forma.
Su ritmo cardíaco se aceleró, y una ráfaga de sonido venció los volúmenes de
sangre en sus oídos. Quinn Sawyer... no, Blake Johnston... ¿pensaba que tenía una
buena figura?
—Tal vez para un coqueteo. No para cuatro horas de rigurosa prueba de
fuerza para entrar en la academia de bomberos —dijo, mirando a otro lado.
Su pierna se reflejaba en el espejo del gimnasio, e hizo una mueca. Todos
estos meses después de que estuvo atendida en Estados Unidos, todavía no podía
soportar la vista de la arruinada cicatriz en el lado derecho de su muslo. Aunque era
un constante recordatorio visual de todo lo que perdió en cuestión de segundos, su
extenuante rutina de ejercicios la obligó a vestirse con pantalones cortos para
mantenerse fresca.
Él sostuvo sus ojos en el espejo, su rostro una mezcla de inteligencia y
comprensión, antes de que concentrara su mirada en su tensa piel irregular. Un ligero 8
tic saltó en su mandíbula.
—Ya veo —dijo—. Pero eso no cambia el hecho de que tu madre me aseguró
que podía usar el gimnasio antes de que abra.
El rostro de Jessie quemaba, sus orejas ardían. Avergonzada, mortificada más
allá de lo creíble. Después de las múltiples cirugías para salvar a su destrozado
muslo, inspeccionó sola el daño. Solo entonces se vino abajo, metabolizó el duelo
por la pérdida de la simetría de sus anteriormente fuertes, delgadas piernas. Sin
embargo, no buscaba la simpatía de Blake.
Luchó para recuperar su típica jodida actitud para contrarrestar la pena en su
voz. —Mi madre se equivocó. —Jessie contuvo un largo suspiro, hielo mental
dispuesto a fluir por sus venas.
Se cruzó de brazos. —Necesitas comprobar el contrato que tu padre firmó
cuando reservé el complejo. Lo que quiero, lo consigo.
Aunque dudaba seriamente que actuara en su amenaza, Jessie no quería
arriesgarse a molestar a su padre. Lentamente, muy lentamente, soltó el aire en sus
pulmones. Con cada largo segundo que pasaba, sus mejillas se enfriaron y su pulso
volvió a la normalidad. —Guau, no tenía ni idea que el héroe de acción Quinn
Sawyer era un tipo de diva. —Jessie enganchó su cadera derecha y metió su puño en
el pliegue. Dolor corrió a través de sus músculos, desgarrando sus nervios, tirando a
través de sus ligamentos. Lo ignoró—. Tal vez debería alertar a tus devotas
admiradoras.
Relajó su postura, aflojando sus músculos con la gracia de una pantera
acercándose sigilosamente a su presa. —Eso definitivamente violaría los términos. —
Blake apretó sus guantes de levantamiento con una suave secuencia de cremalleras
de velcro—. No puedo permitir que eso suceda. Odiaría perder la credibilidad de
héroe.
Contuvo el aliento en su garganta. ¿Por qué sonaba como si bromeara en
lugar de estar hablando en serio? Se negó a jugar su juego. En lugar de eso, optó
por ponerlo en su lugar y obligarlo a salir de su espacio. —Pretender ser un héroe no
te convierte en uno —dijo.
Cerró los pocos centímetros entre ellos y niveló sus ojos en los suyos. —Para ti,
¿qué hace a una persona ser un héroe? —preguntó, su voz oscura y peligrosamente
tentadora.
—Esquivar balas reales, no falsas.
Rompió brevemente el contacto visual, y luego aclaró su garganta. —Puede
que no esquive balas de verdad, Jessica Sullivan —dijo Blake—. Pero sé lo que se
necesita para construir un héroe de adentro hacia afuera. 9
El aire entre ellos se encontraba cargado, electrificado. Una tormenta de
necesidad, algo largamente olvidado y enterrado debajo de la culpa, la angustia y
la desolación subió a la superficie. Era como si pudiera ver más allá de su sarcástica
bravuconería a las profundidades de su alma. No cedas. Mantente fuerte. Y niégate
a ser seducida.
—¿Cómo? —Jessie se enderezó en toda su estatura—. ¿Con el método de la
actuación?
Sus carnosos y oh-tan-sensuales labios se curvaron en una alarmantemente
seductora sonrisa. —Con ponerte a través de un infierno de programa de
entrenamiento, garantizándote una oportunidad de pasar tu examen físico.
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Juego de palabras, Jessie dice sabelotodo en inglés, SMARTASS y Blake toma la última sílaba ASS
para referirse a su trasero.
y el rosa manchó sus altos pómulos. —Solo si planeas presentarte una hora más
temprano que hoy —dijo.
Interiormente gimió. Tanto para dormir. —Esta noche hay una fiesta de cóctel
para los huéspedes. Podría terminar tarde. Además, tenemos un trato. ¿Recuerdas?
Jessie sonrió. —Si piensas que voy a hacer este sistema de compañeros fácil
para ti solo porque has acordado darle a Constanza un papel transitable en tu
próxima película, entonces pensaste mal.
—Estaré allí —dijo. A pesar de que iba a necesitar un batido de proteínas
seguido de un trago doble de café para lograrlo—. Y traeré pesas rusas.
—Asegúrate de una maldita vez de traer tus bolas3 —dijo.
Ahogó una risa mientras salía del gimnasio. Nadie le había hablado de esa
forma en años. Y el descaro era un cambio refrescante en comparación con las
insulsas aduladoras con las que salía. Sin embargo, no actuaría en esta atracción.
No cuando anoche compartió una taza de chocolate con su preocupada madre y
escuchó la historia sobre su hija bondadosa convirtiéndose en una mujer amargada.
Incluso ahora, Blake identificó el dolor que sentía, y no quería ser la siguiente
persona en añadirse a la pila de mierda de cartas con la que trataba.
No. 14
Nada4.
Nyet.
En dos semanas, estaría en Burbank en el set de filmación para la siguiente
película de Quinn Sawyer si los que mandan aceptaban sus condiciones. Seducir a
esta feroz y hermosa mujer no podría suceder sin importar cuánto lo excitara.
Además, le prometió a Jessie que ayudaría a su amigo. Eso significaba concentrar su
energía en hacer que todo lo que puso en movimiento encajara en su lugar, o
perdería más que su carrera en el cine.
No sería capaz de mirarse en el espejo si no cumplía.
Aun así, mantener las cosas platónicas entre ellos sería un infierno mucho más
difícil ahora que sus alborotadas hormonas fueron activadas.
3
Juego de palabras, Blake dice pesas rusas en inglés kettle balls, y Jessie usa la última sílaba BALLS
para referirse a sus bolas/testículos.
4
Español en el original.
2
Traducido por Elizabeth Scarhood & Yoda & Lune
―Anoche hablé con mi madre. ―Balanceó una pesa entre sus piernas, luego
la levantó a la altura del hombro―. Cree que eres un joven adorable. Me ordenó
que deje de presionarte para seguir mi agenda, especialmente después de que
prometiste a Constanza entretenerle cuando salga de rehabilitación. ―Aunque
nunca se lo admitiría, se alegró de que su madre deje de lado su trato de guante de
seda, y lo reemplace por el de una madre normal.
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Blake manipuló su pesa rusa. ―Bien. Entonces mañana volvemos a nuestros
habituales trotes de madrugada.
Había tenido suficiente mierda del lado positivo de las personas. La verdad
era, que las nubes ennegreciendo su alma estaban bien instaladas. Todos se habían
apresurado a hacerla sentir mejor en vez de dejarla sufrir. No podía cambiar el
hecho de que sobrevivió a una explosión que afectó mucho más a otros miembros de
su equipo. No podía dejar de culparse a pesar de las medallas que había recibido.
Y no podía fingir que no cambió, tenía la evidencia que dejó un feo recordatorio en
su pierna.
―Sí, algo así ―dijo―. Qué diablos, lo tomaré con calma. No quiero enfadar
a mi madre.
―¿Qué dirían tus fanáticas incondicionales si supieran que tienes una grave
adicción al chocolate caliente?―La soltó, pero no antes de que sus dedos se rocen.
Una chispa de electricidad, encendió otro fuerte anhelo bajo su piel.
Como tú. Blake quería atraerla en sus brazos, moldear sus labios a los de
ella, y oírla gemir su nombre cuando la penetre. Sus ojos azul ahumado le hacían
desear romper su voto personal de mantener sus manos fuera y demostrarle lo mucho
que lo excitaba. Pero, ¿a qué costo?
Jessie era especial. Se merecía a alguien que no la dejara atrás. Todo lo que
le podía ofrecer era una aventura temporal. Y se negaba a participar en un asunto
superficial en estas fiestas, no importa lo mucho que sus hormonas le decían que
apriete el gatillo y vaya por ello.
Ella levanto una esquina de su boca. ―Ya veo. ¿Y tendría que ser con o sin el
requisito previo de helado con chocolate?
―Con.
Infiernos sí. Quería besarla, cambiar esa cara sarcástica con una llena de
encanto. Fracasando estrepitosamente, se imaginó lamiendo crema batida y
chocolate fundido de su piel, saboreando su dulzura y sumergiéndose en ella.
―Creo que eres un bromista, Blake Johnston. ―Su boca exuberante se redujo
en una línea afilada capaz de cortar a través de granito. Un largo silencio, tenso se
sentía en el aire cuando hablé de nuevo―: Pero entonces se supone que debes ser
toda una máquina americana de sexo hollywoodense, así que supongo que no
puedes controlar tu natural magnetismo animal. Sin preocupaciones. Soy inmune.
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Poco después, Jessie repitió sus ejercicios, contando las razones por las que el
jefe de bomberos estamparía su aprobación en su solicitud. Luego repasó muchas
veces por qué quería patear el lo siento de Blake Johnston desde allí hasta Middle
East, donde podría tener una seria lección en preparación militar.
Blake se colocó detrás de ella y vio sus dos últimas repeticiones, tocando sus
hombros para ayudarla a mantener su técnica. —Llamé al director anoche. Está
hecho —dijo—. ¿Quieres contarle tú las buenas noticias o una llamada de Quinn
Sawyer sería mejor?
Para él, era uno de los chicos. Un familiar rol que tuvo toda la vida. —Diez
minutos más y me largo —dijo—. ¿Desesperado por un baño de pétalos de rosa?
—Dieciséis.
—Si alguna vez te llamaron a la verdadera acción, sabrás por qué. —Nació
para servir. Y maldita sea, se presionaría para recuperar parte de lo que perdió ese
día en el campo de batalla cuando fue demolido todo lo que le dio sentido a su vida.
—Deja tu actitud —dijo Blake—. No todas las llamadas a servir son para 20
proteger a nuestro país. —Cambió sus pesas, dándole una excelente vista de su sexy,
esculpido trasero.
Giró su cabeza para darle una dura mirada. —Intenta Crianza sin manual.
Mejor aún, trata de explicarle a tu hermana pequeña que te encargarás de ella
porque los doctores no pudieron salvar a tus padres. Trata de hacerlo, sin nadie que
te ayude a descifrar cómo demonios explicártelo a ti mismo.
—Lo siento —dijo—. Sabía que habías criado a Maisey, pero… —Ningún
periódico sensacionalista podría retratar adecuadamente lo difícil que fue su vida
luego de la muerte de sus padres. No podía imaginar su pérdida, el impacto de la
responsabilidad que había sido arrojado sobre sus hombros a tan corta edad.
Jessie se llevó el puño a su boca, se tragó las palabras que amenazaban con
salir de su boca. No cuando no creía merecer alguna de las medallas que los
Estados Unidos de América le entregó en una ceremonia en el Centro Principal de
Rehabilitación, en la administración de veteranos de Asheville.
5
Juego de palabras, straight aunque significa recto, también se traduce como heterosexual
las fusionaba en una sola. La tensión se anudaba en la parte posterior de su cuello. —
Romperá su corazón. —Pateó otra piedra.
—Sobrevivirá.
—Sí, y no tendrá ningún problema en encontrar otro hombre para
reemplazar a Zach. Es hermosa, divertida e inteligente. —Jessie golpeó la piedra de
nuevo—. Todo el mundo ama a Kennedy. —A diferencia de ella.
—¿Muy celosa? —preguntó Blake.
—Es todo lo que no soy. Al menos ya no —dijo—. No soy fuerte. Nunca fui
hermosa. Y ahora ni siquiera estoy completa.
Blake la detuvo. —Eres un héroe. Una condecorada de guerra de la Marina.
Desde donde me encuentro, veo a una hermosa, ligeramente sarcástica,
malditamente increíble mujer. Nunca pienses menos de ti por las cicatrices
en tú pierna. Cuentan una historia. Te respeto y admiro por tú servicio, tú sacrificio.
La realidad de ese terrible día tronó a través de sus oídos, se estrelló
contra sus sienes, y amenazó con esparcir su espalda a los cuatro rincones del
mundo. No podía cruzar el puente para llenar los vacíos en su
mente. Esas lagunas tenían el poder de las metrallas para triturar las pocas piezas
restantes de la normalidad que se las había arreglado para juntar de nuevo. 25
Preocupación arrugaba las líneas de su frente. —¿Qué está mal?
Cada latido de su corazón golpeaba un horrible tímpano en sus oídos. —La
triste verdad es que no me merezco las medallas, ni siquiera el Corazón
Púrpura. Mereces llevarlo más que yo. —No pudo reprimir la sensación de malestar
en su estómago revuelto.
—Infiernos no. —Negó—. Solo soy un producto comercial quien interpreta a un
héroe militar. ¿Pero tú? Eres auténtica.
Apretó la mano de Blake, necesitando un ancla. Buscó en su rostro la fuerza
para arrastrar su fealdad a la superficie, interpretar el apoyo inquebrantable como
un comienzo para revelar su secreto. —No soy un héroe —susurró—. Solo soy una
perra de la Marina que no puede olvidar que la única razón por la que me encuentro
aquí es porque mi líder de equipo salvó mi trasero.
Blake rodó sobre sus talones. Su intestino se apretó mientras digería las
palabras de Jessie. Nunca la había escuchado hablar de esta manera. ¿Irritable?
Comprobado. ¿Atrevida? Vuelve a comprobar. ¿Sarcástica? Compruébalo tres
veces. Pero ¿derrotada? Ese tono de voz no tenía lugar en su escala de Richter de
comunicación.
—¿Qué pasó? —preguntó. Los calientes rayos de sol sobre su cuello expuesto
eran un contraste cálido al frío arrastrándose por su columna.
—El dispositivo no debería haber explotado —dijo—. Todos pensábamos
que era un desarme de rutina. Solo tu trampa para tontos cotidiana con un casquillo
de voladura, caucho y algunos cables saliendo. Nada malo tenía que suceder.
Sonaba pequeña, asustada, fría. —Pero lo hizo —dijo.
Sus hombros caídos. —Los chicos se burlaban del líder de mi equipo,
Rodriguez, sobre dejar que una mujer haga todo el trabajo pesado. Les
dijo que cortaran la mierda. —Sonrió un poco ante el recuerdo—. El casquillo se
tambaleaba. Lo tenía bajo control, pero algo se encontraba mal. Antes de que
pudiera averiguarlo, Rodríguez gritó. Me volteé para verlo correr hacia mí. Chocó
contra mí, y luego explotó. Él salió volando. Atrapé la última parte de la explosión.
Sangre por todas partes. Constanza gritando. Woodall limpiando el
desorden, comunicándose por radio con los médicos, y nos llevó uno por uno a la
camioneta JERRV6 para protegernos del potencial fuego enemigo.
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Sus pulmones se apretaban contra su esternón. Solo experimentó este tipo de
caos actuando. El antecedente personal de Jessie por ese tipo de carnicería lo
sacudió. —¿Dónde está Rodriguez?
—No donde pertenece. No en casa. Y no con su familia —susurró, su voz
aferrando el borde de una punta afilada—. Quiero recordar lo que salió mal, pero
me aterra enfrentarlo. ¿Qué pasa si arruiné algo? ¿Qué pasa si Rodríguez se
encuentra muerto debido a mí, y soy la que debería estar diez metros bajo tierra?
¿Qué pasa si mi mamá es el padre que debería tener una bandera americana
doblada en una caja de recuerdos? No la esposa de Rodríguez. No sus
dos pequeñas niñas. —Sus ojos ahumados se llenaron de lágrimas, pero no
dejó que rompieran a través de la presa.
El corazón de Blake se apretó. El peso que llevaba era una carga demasiado
pesada, la culpa injustamente en sus hombros. —Jessie. —Le acarició la mejilla. —
Necesitas hablar con alguien. Hay médicos...
—Estoy cansada de médicos, hospitales y bienintencionadas, palabras de
aliento. No quiero ser tratada como un espécimen en un laboratorio. Ya no
quiero que la gente hurgue, interrogue y me pinche. Quiero... —Cerró sus ojos y dos
6
Joint Engineering Rapid Response Vehicle, Vehículo de ingeniería conjunta de respuesta rápida.
lágrimas rebeldes viajaron por su mejilla, humedeciendo sus dedos.
El susurro de los árboles, el calor del sol en su espalda, y las montañas en la
distancia se evaporaron. Había solo esta vez. Este espacio. Y esta mujer de pie
delante de él con la fuerza de un guerrero, pero con su corazón vulnerable,
expuesto y prevenido.
—¿Qué quieres? —preguntó.
Abrió sus hermosos ojos azules grisáceos y las lágrimas brillaron en sus
pestañas negras-como-la-noche. —Quiero a alguien que me abrace —dijo—
. No porque estoy herida. No porque estoy viva. Sino porque soy yo.
Algo cambió en el interior de Blake. Un fuerte deseo de proteger a Jessie,
para ofrecerle más que la comodidad de sus brazos, lo recorrió. Luchó para suprimir
la fuerza de su atracción y contener las prohibidas, emociones emergentes.
Esta mujer orgullosa, obstinada y ardiente merecía un hombre digno.
No era él.
Con su vida en una encrucijada, no le podía ofrecer más que un breve
escape. Pero maldita sea todo al infierno, no podía negarle, o a si mismo, por más
tiempo. No cuando ella desolló su alma.
Su corazón le dio un puñetazo en el pecho. Lo llamó un héroe. A pesar de que
27
se encontraba mal por ella, y que no debía actuar sobre su atracción, Blake quería
ser el hombre que se hallaba a la altura de sus expectativas. Al menos por ahora.
La atrajo hacia sí, puso sus brazos alrededor de sus hombros. —Jessie, te
tengo. —Blake besó la parte superior de su cabeza, inhaló su aroma único, sintió el
espasmo de tristeza viajando a través de su esbelta figura.
Sus brazos se enroscaron alrededor de su cintura. —No me dejes ir.
El sonido de su suave lamento, la desesperación de su control sobre él, lo
deshizo. —No lo haré. —Inclinó su cara hacia arriba y arrastró las lágrimas de sus
mejillas. Su barbilla temblaba, y su aliento empañó el aire entre ellos.
El tiempo se detuvo. Escuchó cada áspero latido de su corazón, sentía
el fuego edificándose en su ingle, y el deseo que cubría rugió a la vida. —No podría
detenerme, aunque lo intentara. —Bajó sus labios a los suyos y probó la sal de
su tristeza.
4
Traducido por MaJo MadHatter
Corregido por Elizabeth Scarhood
7
Texto original Hollyweird, juego de palabras para referirse a Hollywood.
Daños que quería evitar. Daños que quería minimizar. Daños que quería
impedir.
Porque la Marine luchadora de pie en frente suyo, de actitud descarada y
perversamente seductora en sus pantalones negros de lycra ceñidos al cuerpo, lo
provocaban de maneras que lo inestabilizaban. Y que enviaban una señal peligrosa
a su cerebro. Las consecuencias de esta supuesta aventura de feriado que Jessie
proponía, podría dañarlo también a él.
Pero cuando Jessie inclinó sus ojos fuertes como el acero sugerentemente,
lamió sus deliciosos labios, y ladeó su cadera en un ángulo sensual, supo qué hacer.
La deseaba. Y si le mostraba lo hermosa que era para él, tal vez se daría
cuenta que merecía mucho más de un hombre diferente. Porque su vida podría
hacerse añicos en menos de un mes, su franquicia podría negarse a dejarle que
cambiara la dirección de su carrera.
Su mente luchaba con el deseo palpitante entre ellos. La fuerza dulce y
tentadora de la atracción ganó. Podría no ser el chico digno de alguien como Jessie,
pero podría ser el chico que la liberara para descubrir al indicado.
―¿Quieres divertirte? ―preguntó―. Digo que empecemos con una cita que
no involucre pantalones cortos de gimnasia y pesas. 31
―¿De qué estás hablando?
―Me escuchaste. ―Le enmarcó el rostro con sus palmas―. Pues resulta que
el soltero más codiciado de Hollyraro no tiene una cita para la boda de su hermana.
¿Te apuntas?
Parpadeó y su boca se abrió de golpe, luego la cerró rápidamente y le dio a
su cabeza una pequeña sacudida.
―¿Qué? ¿Me estás rechazando?
―No tengo nada para ponerme ―murmuró.
―No es un problema. ―Quería mordisquear su labio, besarla de nuevo. Pero
ahora que se hizo cargo, se aseguraría de que fuera cien por ciento cortejada antes
de pasar a lo de tener diversión―. Resulta que tengo una gran cantidad de recursos
a mi disposición.
Su pulso se agitaba en su garganta. Miró hacia la izquierda, a la derecha, y
de nuevo hacia la izquierda. ―¿Mi asistencia a la recepción no estropeará los
preparativos de la boda de tu hermana?
Su pulso tamborileaba en sus oídos. Era tan adorable cuando se hallaba
nerviosa. ―Estoy pagando por ello. ―Blake se negaba a recibir un “no” por
respuesta―. No debería ser un problema el agregar tu plato a la cuenta.
―Esa noche estoy de servicio en la cocina.
―Jessie estoy seguro de que tu mamá te dejará salir a jugar.
―Supongo.
Un indicio de esperanzadora expectativa bailaba junto a su vacilación.
¿Alguna vez creería que la única cosa que veía delante era un fuerte, sensual como
el infierno y magnífico paquete?
Hay una forma para que se enterara de cuánto quería desenvolverla, capa
sensual por capa sensual.
Presionó sus labios contra su delicada oreja. ―Mañana por la mañana nos
saltaremos nuestro entrenamiento. Necesitarás tiempo para alistarte, porque será
una noche larga.
Vio a los bellos de su nuca erizarse. Escuchó su repentina bocanada de aire.
―¿Cuán larga? ―susurró.
―Tan larga como quieras que sea ―respondió.
―¿Y después de eso?
―Estoy seguro de que pensaremos en maneras de llenar el tiempo. ―Blake
mordió el lóbulo de su oreja―. Debemos aprovechar cada minuto al máximo.
32
5
Traducido por Lune & Fany Barrow
Corregido por Gasper Black
Blake sabía que Jesse tenía una figura impresionante, pero hasta la noche de
hoy solo la había visto en su habitual ropa de gimnasio. Sus pantalones de lycra y
tops ajustados acentuaban su musculoso, pero femenino cuerpo, no obstante, ella
nunca se había molestado en maquilarse —no que el pensara que lo necesitara.
Prefería su belleza natural a las de las plásticas modelos maquilladas con las salió.
Además, levantar pesas y empujarse a sí misma para tener éxito había dominado su
tiempo juntos.
¿Pero ahora?
Ahora el calor corría a través de sus venas, tronando en sus oídos. Dulce
madre de Dios, ella estaba guapísima. Desató a una mujer atrevida con la habilidad
de dejarlo sin palabras. Él bebió el vestido de alta costura, que acariciaba la
delgada cintura y las caderas de Jessie a la perfección, abriéndose en un lado para
revelar una fantástica y larga pierna. Sus ojos de color azul pizarra, ahumados y
seductivos, lo hipnotizaban. Y esos deliciosos regordetes labios pintados de rosa 36
rogaban por sus besos.
Demonios, si no tuviera que entregar a su hermana en una hora, actuaría en el
latido actual pronto.
—Me encanta el vestido —dijo Jessie, girando su pie izquierdo ligeramente.
Parecía tímida y el sutil movimiento expuso un toque de vulnerabilidad. Este
era un lado de Jessie que nunca había llegado a ver. Dulce. Comedido. Tentativo. Y
al diablo con todo. Le gustaba aún más por eso.
La Jessie fuerte era un reto. Pero esta mujer, toda suave y delicada y
pecaminosamente hermosa, clavando sus dedos de los pies pintados de rosa en la
alfombra, le hizo sentir cosas que no esperaba en absoluto. Sentimientos precarios,
un sentimiento de pertenencia que no tenía ningún problema entrando en su cerebro
hambriento de sexo.
Blake cerró sus emociones, con la habilidad que tiene su imagen pública
nacida por los años desfilando su trasero de un millón de dólares en las alfombras
rojas. —El resultado valió la pena —dijo.
—Me divertí mucho. —Ella salió de su cuarto con él—. Todo eso —la ropa, el
cabello y el maquillaje. No creo que me haya sentido así de mimada antes.
—Una de las muchas ventajas que viene con mi trabajo —dijo. Una que nunca
esperó cuando era un niño desamparado en el lado equivocado de la ciudad.
Cuando era un adolescente, fue lo suficientemente bueno para andar perdiendo el
tiempo, pero seguro como el infierno no podía llevar a chicas o tener amigos en su
casa destartalada.
Después de que un agente de talentos lo encontrara, todo cambió. Entonces
Blake salió de la pobreza vendiendo su apariencia, obteniendo fortuna y fama.
Entraron al vestíbulo principal. —Eres la mujer más hermosa en este complejo.
—Y la más valiente.
Lo que significaba que ninguno de todos los éxitos que había logrado
borraría la certeza de que nunca sería el hombre adecuado para Jessie.
—Dudoso, ya que hay súper modelos y actrices aquí, quienes no tienen ni una
sola arruga, espinilla o cicatriz. —Jessie estrechó su mano con fuerza cuando las
luces del salón de baile brillaron a la vista—. Tal vez debería esperar hasta la
recepción. No conozco a nadie allí más que a tu hermana y su prometido.
—No es cierto.
—¿Uh?
—Tu hermano Michael se encuentra allí con una invitada. Parece que es todo
37
un éxito con las mujeres solteras. No pueden dejar de pedirles que les enseñe su
medalla de oro de las Olimpiadas del 2004 —dijo Blake—. Te reservé un asiento en
frente con ellos.
—Genial. Justo lo que necesito, mi hermano observando cada uno de mis
movimientos esta noche.
Calor irradió en su pecho. A pesar de que hablaba de algo grande, Blake
escuchó el alivio en su voz. Le importaba a su familia, y ella los estaba dejando
entrar de a pocos de nuevo dentro de su corazón. —Dicho con la misma pasión que
mi hermana pequeña. —Guió a Jessie a su asiento. Al menos le dio un empujón en la
dirección correcta, incluso cuando no era material para una relación permanente.
Ella saludó a su hermano junto al resto de la fila de invitados.
—Relájate y disfruta de la noche —dijo Blake, después que ella tomara su silla.
Él no quería irse, pero después de que su hermana se casara, tenía toda la intención
de seducir a su sexy Marine.
6
Traducido por Athena09
—No puedo creer que haya atrapado el ramo. —Acunó las rosas blancas—. Y
bailé. La última vez que lo hice fue con la Macarena en mi baile de graduación.
—Preferiría tenerte.
Sonrió. —Y lo harás.
Sacó la botella de la cubeta plateada, quitó el corcho, luego llenó dos copas.
—Por los nuevos comienzos. —Le pasó Blake una copa.
Ella tintineó contra la suya y luego tomó un trago. Las burbujas hicieron
cosquillas en su nariz. Y su presencia electrizante hizo cosquillas en otras partes. —
Porque tu hermana encuentre su complemento perfecto. —Aunque no se hacía
ninguna ilusión sobre lo mismo para Blake y ella.
—Amén. —Le rodeó la muñeca con su dedo índice y el pulgar, acariciando su
fuerte pulso—. Ahora puedo concentrarme en ti.
Deslizó sus dedos hacia su musculoso pecho, inhalando su aroma limpio, tan
singularmente masculino. Y oh-tan-tentadoramente delicioso. Quería presionar su
boca contra su piel desnuda, probarlo. Lentamente, desabrochó tres botones,
deslizó su mano por debajo de la crujiente camiseta.
Él acariciaba su nuca, inclinándose para rozar sus labios con un ligero beso. —
He estado esperando toda la noche para hacer esto —dijo.
Poseer.
Coger.
Ser tomada.
Blake empujó el vestido sobre sus caderas, rastrillando los dedos a través de
sus pechos, sintiéndola responder mientras se endurecían. 40
Lujuria se estrelló contra su ingle. —Te deseo. —Y con una intensidad que le
sorprendió.
Jessie movió las caderas contra su pelvis. —Por favor. —Arqueó su espalda,
dándole acceso más fácil a sus pechos expuestos.
Su erección tensa por liberarse mientras movía la boca hacia abajo, lamiendo
su camino a sus rosados pezones erectos, recreándose en uno.
Ella suspiró, raspó sus uñas contra su espalda. —Oh Dios. Dios. Blake.
Las pupilas de Jessie se dilataron y rosa tiñó sus mejillas. Su pecho se levantó y
cayó. Oyó el sonido de su corazón tronando al unísono con el suyo. Acarició su
melosa excitación a lo largo de su tenso manojo de nervios.
No era solo un icono de Hollywood. No para ella. Era mucho más. Ah,
cuántas ganas tenía de alargar este momento, estirarlo a través de la eternidad,
para mantenerlo en su vida. Era de lo que estaban hechos los cuentos de hadas, y
Jessie era una realista.
Frunció el ceño y ella acarició sus líneas. Una cosa que notó de Blake era
que nunca decía no a la comida. —¡No!, no hay nada malo. —Dentro de este
hombre gigantón había un pequeño muchacho. Después de todo lo que hizo y la
mágica tarde que habían compartido, quiso saber más—. Woodall es igual en ese
aspecto. Había dicho que el día que entró en la oficina de reclutamiento, salió de
una vida llena de caos. Adivino que es lo mismo que les pasó a Maisey y a ti después
de que su familia fuera asesinada. ¿Cómo superaron el perderlos?
Una parte de ella quería retirarse, pero quiso darle algo más que su cuerpo.
Quería que confiara en ella como un amigo. —¿Por qué no? —preguntó.
—Lo manejé.
—Cierto. Ahora eres rico y famoso. La gente por todo el mundo te adora.
Su sexo palpitó. —A menos que tengas algo mejor que hacer —dijo, su voz
chirriante.
—No hay lugar en el que prefiera estar para Navidad que no sea contigo y tu
familia.
Que ayer se hubiera juntado con su familia para la cena de Navidad, lo había
hecho mucho más real, no como el icono de cine, del que alguna vez había sido
fanática. Pero esto era casual. —Y tú anotaste un diez sobre diez en el departamento
del sexo. —A regañadientes se soltó de él.
Mordió su labio inferior, sus ojos verdes llenos de humor. —Sabes que quieres
hacerlo —dijo.
Un estremecimiento vibró a través de sus venas. ¿Cómo podría alguien
resistirse a ese hoyuelo? ¿O a la luz burlona en sus ojos? Con razón tenía cientos de
miles de fanáticas que lo adoraban. Pero había visto otras facetas, facetas que
revelaban más sobre su carácter. Facetas que le hicieron desear más.
—Lo hago —admitió Jessie con una sonrisa, y luego cedió a la posesión de su
cuerpo, uno que había desarrollado a un nivel increíble en seis días. Era como si
pudiera leer las respuestas innatas de su cuerpo.
Una vez más, sintió el tirón para algo más que sexo jalando en lo profundo.
Blake había arreglado que los invitados a la boda recibieran muestras gratis de los
productos de Hannah a su costa. Era un hombre honorable. Y sin embargo, le había
dicho que no era digno de ella.
Quería saber por qué se sentía de esa manera. Pero por mucho que quería
hacer mella en la armadura que guardaba a su corazón, no se atrevía a cruzar esa
frontera. — ¿Te ofreces? —preguntó, manteniendo su voz suave. Ella había
contratado un servicio temporal, no un detalle permanente.
—Mejor.
Había estado tan asustada de que Blake perdiera interés por sus cicatrices,
pero no había vacilado cuando había visto la línea irregular después de hacer el
amor desenfrenadamente la primera noche que estuvieron juntos. Ni fue rechazada
por las cicatrices en su piel, la cruda evidencia de los esfuerzos que realizaron los
médicos para darle una pierna funcional.
Solo había calor en sus ojos esmeralda mientras le aliviaba los calambres
punzando en su muslo. La pasión quemaba entre ellos, mientras yacía desnuda sobre
una gran toalla de baño, la hacía sentir como la mujer más bella del mundo.
Blake era mucho más de lo que mostraba al mundo. Las películas Quinn
46
Sawyer revelaban solo una pizca de su fortaleza. Fortaleza a la que se había
acostumbrado a depender.
Acarició el brote. —Sin duda necesita ayuda. —Bajó su cabeza para atraerlo a
su boca caliente.
—Lo que sea que estés haciendo, no te detengas. —Retorció sus dedos en su
cabello, montando la cresta de exquisitos espasmos con cada movimiento creado
por su lengua.
Blake tomó su otro pecho, burlando la sensible punta, llevándola más cerca
del borde. Un dolor húmedo y exquisito se estableció entre sus muslos. Jessie levantó
sus caderas, sintió su miembro contra su pelvis. Deseaba sentirlo sumergirse
profundamente dentro de ella otra vez, para llevarla al abismo.
Convulsionó, elevando más alto sus caderas. Ondas de puro placer pulsaron
a través de su centro. Ningún hombre había tenido este dominio estimulante sobre
ella, y le encantaba estar a su merced. —Blake —exclamó.
—Es todo para ti, Jessie —le prometió, luego lamió la parte inferior de sus
pechos, mordisqueando todavía más y más.
Siguió su movimiento, sus manos en su cabello, hasta que su boca sustituyó sus
dedos. —No puedes.
Magia.
Lo que le hacía sentir era intoxicante. Una y otra vez se dio un banquete sobre
ella con su boca, su dedo que imitando rítmicamente su posesión íntima. Y se perdió
en las ondas que se formaban profundamente en su interior hasta que las estrellas
estallaron detrás de sus ojos.
Blake ardió por Jessie, deseándola de modos que jamás había deseado a
otra mujer. Horas después de su sobrecargado encuentro sexual en el sauna, siguió
pensando en su dulce rendición.
Un tono ligero subrayaba su voz, como si esperara que le dijera que se fuera.
La mujer herida detrás de la máscara sensual lo hizo vacilar. Vertió hielo mental en la
presión que se formaba en su ingle. —Cierto, pero estoy en racha —dijo.
Los días y las noches que había pasado con Jessie le dieron una mayor
percepción sobre el impacto emocional que un soldado sufría después de que las
heridas físicas se hubieran curado. Al escuchar su historia, conociendo la culpa y
pena que la perseguían cada día, infundió a su guión con profundidad. Hizo que las
interacciones fueran más personales y verdaderas.
Una película para chicas empezó mientras daba los toques finales a su guión
antes de que presionara el botón de enviar al email de su agente, al director de la
franquicia, y a los productores del estudio
Aunque el sexo había sido caliente, pensó que había leído más que lujuria en
48
sus ojos cuando le había seducido con su cuerpo. Pero ahora sabía que no estaba
interesada en tener más que una aventura con él. Y eso sacó a flote recuerdos que
no quería volver a visitar.
Le dio una mirada descarada. —Estoy bien, pero amaría algo de compañía.
—Esto es importante.
—Puedo esperar.
El tiempo se agotaba.
Blake fue hacia la barra. — ¿Chardonnay o agua con gas? —le preguntó
mientras se servía un cargado whisky de malta.
Llenó su vaso y llevó ambas bebidas hacia la sala de estar. — ¿Qué tal si te
doy otro masaje? —Se sentó y le pasó su vaso.
—Por favor.
Colocó sus piernas sobre su regazo y le acarició los tensos músculos de sus
piernas. —Tendrá que ser uno rápido.
¿Por qué la sola idea colocó una sensación de frío en sus pulmones? Blake
resistió la tentación de volver a la cama y abrazarla. En vez de eso, fue hacia la
ventana de la sala de estar. La luz de la luna iluminaba a las montañas con niebla,
dándoles un velo fantasmal. No quería dejarla con un recuerdo superficial.
Quería darle a Jessie algo más tangible a lo que aferrarse cuando se fuera.
Una vez habían hablado sobre el día en que había sido herida. Blake
reflexionó sobre los escenarios que Constanza y Woodall habían recordado. Algo no
encajaba… y luego los puntos se conectaron. Corrió a su escritorio y abrió su portátil 50
para abrir otro programa. Si estaba en lo cierto, le daría a Jessie lo que necesitaba
para tener la vida que merecía.
Después de que terminara de entrenar con Blake la mañana del lunes, Jessie
se apresuró a verificar por segunda vez el estado del salón de damas del comedor
principal. Dos de las mujeres que había conocido en la boda de Maisey se sentaban
delante de los espejos charlando hasta que la vieron.
La forma en que prácticamente las modelos perfectas-en-todos-los sentidos la
miraron, hizo que la piel de Jessie se pusiera de gallina. Aun así, habían sido lo
suficientemente agradables durante la boda. —Es bueno verlas de nuevo —dijo—.
Espero que estén disfrutando de las comodidades del complejo. 51
Una, la morena vinculada a algún otro sexy en Hollywood, asintió. —Es un
poco rústico, pero cuando Blake Johnston quiere algo, lo consigue.
La otra mujer sofocó una risa. —Él no quiere nada por mucho tiempo. —Se
aplicó otra capa de lápiz labial brillante.
El corazón de Jessie se golpeó contra su caja torácica. Su desdén había sido
deliberado y cruel. —Espero que el resto de su estadía sea agradable —dijo antes de
ir a los baños para revisar el área de los lavabos.
Jessie enderezó los lujosos dispensadores de toallas de papel e hizo nota de
los suministros que la habitación necesitaba. Nunca encajaría en el mundo de Blake
en base a lo que dijo la aspirante a Hollywood Housewives. No es que hubiera
firmado por más que una aventura casual, pero los comentarios sarcásticos herían.
Escuchó irse a las mujeres y frotó sus palmas en sus pantalones vaqueros,
diciéndose a sí misma que mientras que Blake la quisiera, debía mantener su cabeza
en alto. Nadie tenía el derecho de verter ácido mental en su nuevo sentido de
identidad recién descubierto. Con ese pensamiento en su mente, fue a buscar a su
madre y a su hermana, quienes habían organizado un día de compras para
prepararse para la fiesta de Nochevieja en tres días.
Varias horas después, Jessie entró en el vestíbulo con su madre y con Hannah.
Su equilibrio había sido restablecido, y tenía docenas de artículos nuevos para vestir
que le dieron un mini impulso a su confianza.
Se hizo cargo de los cambios de decoración del complejo. Las guirnaldas de
Navidad del alojamiento y bayas de acebo habían sido reemplazadas por
espumillón, brillo y estrellas de plata. Incluso el árbol de Navidad del complejo
había sido redecorado con bolas a juego, estrellas y luces de cristal.
—Vaya —dijo—. El personal ha convertido a este lugar en un país de las
maravillas invernal.
Jessie colocó sus bolsas de compras detrás del escritorio de la recepción,
entonces enganchó sus brazos con los de su hermana y con los de su madre.
Caminaron hacia el salón de baile donde los copos de nieve de gran tamaño hechos
a medida colgaban del techo en diferentes longitudes. Las cadenas de bombillas
blancas serpenteaban de las altas vigas de pino. Ramas blancas, plateadas y
escarchadas habían sido dispuestas en largos jarrones de cristal, que el personal del
alojamiento colocó en las mesas plateadas cubiertas de lino rodeando a la pista de
baile.
Blake se encontraba de pie en el centro de la habitación, sosteniendo una
escalera mientras Maisey ajustaba la longitud de una cadena invisible.
52
La palabra delicioso no podía empezar a describir la forma en que Blake hizo
que su estómago se agitara. Su camiseta negra moldeada a su torso, definiendo a
sus anchos hombros, a su pecho musculoso y a sus abdominales. Y la manera en que
esos pantalones vaqueros se moldeaban sobre sus muslos atléticos y cincelaban su
parte inferior, hicieron todo tipo de cosas maravillosas a sus partes femeninas.
A su lado, Hannah se rió. —Hermana, estás tan mal.
—¿Hola? Madre en la habitación —advirtió su mamá.
El rostro de Jessie se sonrojó. —Lo siento —dijo—. Él solo es tan...
—Delicioso —dijo su hermana.
—Definitivamente de Categoría A, todo un hombre —estuvo de acuerdo su
madre.
—Mamaaa —se quejaron Jessie y Hannah—. Estás casada.
—Solo porque estoy a dieta no significa que no pueda mirar el menú —dijo su
mamá—. Pero su papá es mi plato número uno.
Maisey bajó de la escalera. —Perfecto.
—¿Segura? Porque esta es la enésima vez que he tenido que estar aquí de pie.
—Blake inclinó su cabeza hacia Jessie—. Andrew se está escondiendo en el bar con
tu hermano y algunos de los invitados, pero Maisey me ató a esto antes de que
pudiera escapar.
Jessie se rió. Habló enérgicamente, pero en el fondo Jessie sabía lo mucho
que Blake adoraba a su hermana. Viéndolo en el salón de baile, parecía como si él
perteneciera a su mundo. Una parte de ella se puso nostálgica. Pero el recuerdo de
las mujeres que le habían faltado el respeto inició un pelotón de hormigas bajo su
piel. ¿Cómo podía culpar a las modelos por cuestionar el gusto de Blake cuando ni
ella misma podía comprenderlo?
—La habitación se ve genial —dijo Jessie, apartando el pensamiento.
—Gracias —dijo Maisey.
Su madre preguntó—: ¿Por qué estás haciendo todo el trabajo? Se supone que
tienes que relajarte.
—Relajarme no está en mi vocabulario —dijo Maisey.
—Maniática del control sí lo está —murmuró Blake.
—Prefiero el término orientada a los detalles. —Metió su cabello largo y
castaño detrás de sus orejas—. Voy a subir para prepararme para la fogata de esta
53
noche. ¿Vendrán?
—Estamos deseando que llegue —dijo su mamá.
—Tenemos otros planes —dijo Blake antes de que Jessie respondiera.
—¿Los tenemos? —preguntó.
—Tengo algo que quiero mostrarte.
Extendió su mano y ella la tomó. —Suena bien —dijo Jessie, pero el tono
misterioso en su voz erizó el vello de su nuca.
Minutos más tarde, se sentaron uno junto al otro en el sofá en la suite de habitaciones
de Blake. —Cuéntame sobre el día del accidente.
Algo se enroscó alrededor de sus pulmones, apretándolos. —Tenía el
detonador bajo control, pero algo estaba apagado. Antes de que pudiera arreglar
la situación, Rodriguez tomó el golpe. Yo viví. Él murió. —Cruzó sus brazos—. Y no sé
si soy yo la que debería estar a metros bajo tierra.
—Vamos a verificar los datos. —Blake se inclinó hacia delante, abrió su
ordenador portátil y dio clic en un icono de vídeo—. En el sitio había cuatro de
ustedes. Tú, Constanza, Woodall, y Rodriguez. ¿Alguna vez los tres se juntaron para
reconstruir los detalles faltantes?
—No hablamos de esa mierda. Queremos olvidar ese maldito día.
—No lo has olvidado. —Blake introdujo un conjunto de comandos y cuatro
personas computarizadas aparecieron en la visualización de pantalla—. Te has dado
a ti misma un caso serio de culpa del sobreviviente. He hablado con Constanza y a
través de Skype con Woodall. Ninguno de ustedes tiene el mismo tipo de información
dando vueltas en sus cerebros. Tienes que darme tu versión y determinar qué sucedió
ese día.
Que Blake se hubiera tomado el tiempo para comunicarse con su equipo, la
agarró con la guardia baja. Y la tocó en lugares que había tratado de proteger. —
¿Hablaste con Constanza? ¿También con Woodall? ¿Y no les importó?
—Son tus compañeros de equipo, y quieren ayudar. Ninguno de ustedes tiene
el mismo tipo de información. Los recuerdos de Constanza tienen agujeros. Woodall
tiene buena memoria hasta después de la explosión. Luego entró en el modo de
servir-y-proteger, centrándose en meter a todos en el JERRV, conteniendo sus
lesiones, y comunicándose por radio para pedir ayuda.
54
La curiosidad combatió con la incertidumbre. —¿Qué te dijeron Constanza y
Woodall sobre el artefacto explosivo?
—Que te habías adentrado en territorio peligroso para desmantelarlo. —Blake
agregó una característica estándar del vehículo militar a la escena computarizada—.
Después de que todo el mundo saliera del JERRV, Rodriguez transportó los materiales
explosivos de vuelta a la camioneta.
—Rodriguez se hallaba a unos tres metros del camión. Constanza y Woodall
eran los encargados de poner el resto de los componentes del dispositivo de regreso
en el camión.
—¿Los viste?
Jessie saboreó metal. —No. Me concentré en neutralizar la cápsula del
artefacto. Se encontraba por encima de los treinta centímetros de ancho y era un
desmantelamiento rutinario. Pero... —No podía recordar lo que había sucedido
después.
—Tómate un respiro —dijo Blake—. Estás centrándote en lo que no podías ver.
Mi director generalmente filma las escenas de Quinn Sawyer desde abajo, dándole
a los espectadores la impresión de que soy el personaje más poderoso y dominante.
No siempre estoy al tanto de las otras personas en la escena o los extras.
—¿Entonces?
Blake se concentró en su homólogo simulado por computadora mientras ella
estabilizaba la cápsula. La atención de Jessie se encontraba fija en el dispositivo. —
Cuando desmantelaste el resto del dispositivo, solo tenías tu punto de vista.
¿Recuerdas dónde estaban tus miembros de equipo mientras terminabas el trabajo?
—Woodall se hallaba al lado del camión, explorando el desierto en busca de
enemigos. —Ella señaló—. Aquí.
Blake reposicionó a la persona digitalizada. —Eso es lo que él dijo. Constanza
estaba caminando hacia ti, burlándose de Rodriguez por dejar que una pequeña
niña hiciera todo el trabajo. Continúa.
A pesar de que odiaba revisitar el recuerdo, algo ató los cabos al tiempo que
Blake recreaba el paisaje de ese día. —Rodriguez había cargado los otros
componentes en el camión, y le escuché gritar que yo podía manejarlo. El
contenedor se inclinó. Lo estabilicé, controlé el detonador, pero debo haber metido
la pata. —Su garganta se cerró en torno al miedo resucitando en su corazón. Había
mantenido la calma en el exterior cuando ese día había trabajado, pero pensar en lo
que había salido mal trajo de regreso la descarga de adrenalina atravesando sus
nervios. Podía sentir el rápido latido de su corazón, los meses transcurridos entre
entonces y ahora evaporándose, transportándola de vuelta a esos momentos de
55
horror.
Quiso que el fuego ardiendo detrás de sus ojos se convirtiera en hielo. —Te
dije que quiero olvidar lo poco que recuerdo.
—No puedes superarlo hasta que conozcas todos los hechos —dijo Blake—.
Mira el ángulo de la cámara que he creado basado en la información de Woodall y
Constanza.
Concentró su visión sobre los personajes de la pantalla. —Constanza está
demasiado cerca de mí. Al igual que Woodall. —Sacudió su cabeza.
—¿Dónde está Rodriguez?
La fuerza del recuerdo empujó a la culpa nublando su mente. —Detrás de mí.
—No. Según Woodall, Rodriguez se hallaba a tu lado en el momento en el
que arreglaste el detonador. —Blake movió la versión digitalizada de su líder de
equipo a su lado—. Se acercó para agarrar el dispositivo, tal vez para ayudarte a
resolver el problema.
—Eso no es...
—Cariño, bloqueaste mucho de lo que sucedió y mezclaste el orden de los
acontecimientos. Eso es normal. Debes saber eso. Constanza lo sabe. Y también
Woodall.
—¿Rodriguez se encontraba a mi lado? —Jessie luchó para traer los peores
momentos de ese día de regreso a la superficie de su cerebro. Se quedó helada en el
momento en que la verdad rompió la barrera protectora de su mente—. Le escuché
gritarles a los otros que era una doble trampa explosiva y me empujó a un lado. La
maldita cosa era una trampa que estallaría después de que arreglara el detonador.
Rodriguez debió haber... Oh Dios.
—Jessie. —La voz de Blake se abrió paso a través de la bruma de la explosión,
la sangre resultante recubriendo su uniforme, los gritos de su equipo reverberando en
su cerebro—. ¿Qué si Tony Rodriguez no te hubiera empujado?
Limpió su frente. —Estaría muerta. Él estaría vivo.
—He recreado la escena sin la interferencia de Tony. Mírala.
Se quedó mirando las imágenes del ordenador. Sus movimientos, la
proximidad de su equipo al dispositivo, y Rodriguez ya no estando en la imagen. La
explosión se dispersó a través de la escena. Y cuatro cuerpos, no uno, yacían
devastados en la arena del desierto. 56
—El Sargento del Estado Mayor, Tony Rodriguez hizo lo que cualquier Marine
haría en esta situación. —Blake cerró la pantalla—. Actuó sin tener en cuenta su
seguridad personal, exponiéndose a sí mismo a la explosión de la bomba. Rodriguez
se sacrificó por el equipo, tomando el estallido para salvarlos a todos.
9
Traducido por Lune & Athena09
La visión de Jessie se puso borrosa, la agonía se apuñaló detrás de sus ojos. Meses
de culpa del sobreviviente suprimido, y el dolor se torpedearon directamente a través
de su corazón, aniquilando sus defensas. ―¿No es mi culpa que… que…? ―No
podía hablar por el nudo de emociones incrustado en su garganta.
―No quiero decir adiós. ―La tristeza acordonaba su corazón y presionó un lamento
de angustia de las profundidades de su alma―. Quiero holas y mañanas, y todo lo
que se encuentre en medio. ―Sostuvo su cintura, meciéndose y tragando aire.
―Los tendrás. ―Pasó su brazo alrededor de sus hombros agitados, la tomó en sus
brazos―. Pero tienes que dejar ir el pasado si vas a tener el futuro que mereces.
Juntó sus manos alrededor de su cuello, sollozando, aspirando grandes bocanadas
de aire, incapaz de articular palabra.
La única gente a culpar eran las personas que habían fabricado la doble bomba
trampa IED. Lo que había ocurrido era una realidad de la guerra. Una realidad que
odiaba. Y una que significaba que nunca vería a su líder de nuevo, pero ya no tenía
que cargar más con la culpa extrema de estar viva.
58
Era libre, capaz de seguir adelante.
Necesitaba el abrigo que le proveía. El lugar que existía dentro de la dulce rendición
de la intimidad compartida.
Jessie besó la base de su garganta, degustándolo como si fuera la primera vez. Aquí
era a donde pertenecía. Aquí era en dónde necesitaba estar. Y aquí era en donde su
deseo se fundía con el anhelo de permanecer conectada por siempre.
De alguna manera la levantó del sofá, acunándola en sus fuertes brazos. ―Me
tienes ―dijo, fundiendo su boca con la suya.
El calor fundido se arremolinaba, llenando cada grieta. Un dolor exquisito pulsó
entre sus muslos. Gimió contra sus labios, abriéndolos más, besándolo.
Blake la llevó a la habitación y la bajó en la cubierta sueva del edredón, luego estiró
su cuerpo sobre el suyo. Enmarcó su rostro, moviéndose contra ella con movimientos
fluidos y sensuales.
Blake deslizó sus manos hacia sus caderas; la pasión brilló en sus ojos oscuros color
esmeralda mientras le sacaba su camisa. Con reverencia, sus manos se deslizaron
bajo esta, empujándola sobre su cabeza con un suave movimiento.
Su corazón se sumergió en una piscina de esperanza. Esto era más que sexo, más 59
que dar y recibir placer. ―Tú también ―respondió, confiando en él.
Sin hablar, terminaron de desnudarse el uno al otro hasta que estuvieron piel-a-piel-
desnuda, redescubriéndose el uno al otro. Íntima e exquisitamente perdiéndose en la
conexión física.
Jessie quería saborear cada toque, cada matiz, cada momento. Para embotellar
cada sensación y emoción que brotaba en su interior. Para beber del precioso
recuerdo de la demanda de su cuerpo. ―Blake ―susurró, rodeando su excitación y
acercándolo.
En su rostro se dibujaban líneas feroces mientras se empujaba en ella una y otra vez.
El corazón de Jessie se entreabrió un poco más, dejando que la reclamara. Que la
marcara como suya.
Fijó sus ojos en los suyos, entrando y saliendo de su calidez, acelerando su paso.
―Piérdete conmigo. 60
―Solo para ti ―dijo, levantando su pelvis en perfecta sincronía con la de él.
―Blake ―gritó.
Voló sobre el precipicio con ella, su liberación golpeando a través de él, su grito
respondiendo al suyo. Y cuando se remontó en el olvido, su corazón lo siguió.
Por la ventana, la luna brillante y plateada alienaba las oscuras nubes. Podía oír el
viento silbando a través de los árboles, una rama dando golpecitos en el techo. El
frío se estableció en sus pulmones. Les quedaban unos pocos días preciosos, y el
pensamiento de no tener más a esta valiente mujer en su mundo retorció en nudos su
estómago.
Apretó su agarre, alcanzó una manta de los pies de la cama, y la colocó sobre ellos.
―Me paralizaste ―dijo.
Alzó su barbilla, sus ojos azul pizarra en los de él. ―Espero que sea una condición
temporal.
Tragó saliva. ―Lamento haberte llamado una estrella de cine superficial cuando te
conocí por primera vez ―dijo―. Blake eres un buen hombre.
Aunque Jessie dijo todas las cosas correctas, no podía confiar en las palabras
completamente. Quería hacerlo, y eso lo confundió demasiado. ―Era la cosa
correcta para hacer ―dijo, encogiéndose de hombros. Mejor minimizar lo que había
hecho.
―No todos los tipos hacen las cosas correctas ―dijo Jessie―. Pero tú lo haces.
―Me alegro de haberte conocido, al verdadero tú. No solo al hombre sobre el que
leí en Internet.
―No es justo usar mis palabras contra mí. ―Junto sus labios contra los suyos―. La
gente necesita creer que el bien triunfa sobre el mal. Y una película de Quinn Sawyer
les da un escape.
―Lo que hiciste, ser parte de la Infantería de Marina, fue importante. Lo que estás
preparando para hacer con la academia de bomberos es importante. Me gustaría
hacer también algo que importe. ―Casi dejó que se escapara la verdad. Pero los
recuerdos amargos aparecieron en su cabeza, deteniéndolo antes de que hiciera el
ridículo.
―Dudo que la audiencia quiera que interprete a Quinn Sawyer cuando sea viejo y
canoso ―dijo, acariciando su brazo.
―Probablemente no, pero eres un hombre astuto. ―Apretó su agarre―. Basada en
lo tan bien que conoces el otro lado de la cámara, apuesto a que serías un director
fantástico.
―Ya está en la mesa ―dijo―. Entre otras cosas. ―Como escritura de guiones
exitosos para la franquicia. De todos modos, alejó la compulsión de revelar esa
información extra. ¿Por qué arriesgarse a enojar a Jessie cuando todo era tan
malditamente bueno?
―Serás aún más sensual que nunca cuando vuelvas a Hollyweird en el tercero. Las
actrices estarán adulándote por partes en la película ―dijo Jessie.
Cada mujer con la que había estado alguna vez solo lo había querido por lo que
podría dar. En primer lugar, las muchachas en la escuela secundaria lo habían usado
para sexo y como una manera de sorprender a sus amigos. No es que le hubiera
importado lo del sexo. Luego, cuando lo hizo en grande en Hollywood, las mujeres
con las que salió querían usarlo para avanzar en sus carreras. O querían una licencia
de matrimonio porque era un pase rápido hacia la buena vida.
63
Y de ninguna manera iba a dejar que ninguna mujer lo usara de esa manera.
―Bueno, me has mostrado cómo tener mi propio final feliz aun si no está en la
pantalla grande. ―Cubrió su mano―. Eso es un regalo.
Se puso rígida en sus brazos y llevó su cabeza hacia atrás. ―¿Crees que no pasaré
el reconocimiento médico? ―preguntó.
―Dijiste que lo que hice fue importante. ―Fusionó su boca en la de ella―. Serías
una gran experta de demoliciones en los sets de filmación de la película de Quinn
Sawyer.
―Lo nuestro está bien. ―Chupó su labio inferior―. Muy bien. ―Una sacudida
eléctrica pasó a través de él. Ah sí, se podría acostumbrar a esta clase de bien.
Le diría sobre el guión si dijera sí. De lo contrario no habría razón para darle una
idea.
65
10
Traducido por Ivy & Gasper Black
Corregido por Valevilchez
De todas las cosas que Blake pudo pedirle, formar parte de la selecta
franquicia de Quinn Sawyer en Hollywood no cruzó por la mente de Jessie. Ahora,
un día antes de la fiesta de Nochevieja, se sentó en el escritorio de su computadora,
sopesando los pros y contras de aceptar su oferta.
Antes de tomar una decisión, tenía que entender lo que conseguiría en el caso
de que dijera que sí. Con una búsqueda de imágenes de Blake en Google
aparecieron las habituales mujeres altas, elegantes y hermosas en varias ceremonias
de la alfombra roja.
—No lo sé —le dijo Jessie a su madre—. Él es perfecto y bueno yo... ya
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sabes... no lo soy.
Shannon se inclinó para revisar las imágenes. —Blake es muy atractivo, pero
eres demasiado dura contigo misma.
—Mira su desfile regular de citas —dijo Jessie—. No soy la mujer más bonita en
la habitación. No encajo.
—Fuiste contra lo establecido cuando te convertiste en un Marine. Puedes
encajar en dondequiera que decidas ir. —Su madre acarició el brazo de Jessie—.
Blake te respeta. Quiere contratarte para que hagas un trabajo que es apropiado
para ti. Egoístamente, me gustaría saber que te encuentras fuera de peligro cuando
vuelvas al trabajo.
Jessie colocó su mano izquierda sobre la de su mamá, sosteniéndola en un
familiar medio abrazo. Su madre no había abandonado su lado desde que regresó a
Estados Unidos luego de que estuviera establecida en Alemania. —Lo siento si mis
decisiones te dieron tantas preocupaciones, sin mencionar el mayor susto de todos.
—Te encuentras viva. —La voz de su madre vaciló—. Sé que servir a tú
comunidad es importante para ti.
—Pasé la mayor parte de los últimos dos meses entrenando para una cosa. —
Todo el tiempo rezó para aprobar la extenuante prueba física de la academia de
bomberos que le ayudaría a dejar atrás las cicatrices emocionales que llevó durante
más de un año—. No voy a fallar si tomo la prueba. —Los entrenamientos aprobados
por la Infantería de Marina de Blake la tenían más que preparada.
—¿Tienes miedo de que no lograrás el nivel en Hollywood como una experta
en explosivos?
—Puedo hacer el trabajo. —Jessie abrió otro artículo de la revista en línea—.
No estoy segura de que pueda soportar este tipo de constante escrutinio. Mira lo
que escriben. Dicen que Blake visitó los suburbios con su actual mujer-del-mes. —Su
estómago se apretó firmemente. Nunca sería aceptada en los selectos círculos de
Hollywood más que como la compasiva cita de Blake.
—Ese es simplemente un chisme envidioso —dijo su mamá—. ¿Vas a dejar que
lo que otras personas piensen manipule tú decisión?
Jessie cerró el artículo, apagó su computadora, y se levantó. —Tendría que
irme de Sweetbriar Springs.
Su madre la abrazó con sus largos brazos. —Sweetbriar Springs nunca podría
contenerte. Incluso cuando te encontrabas en la escuela secundaria, siempre te
inscribías para ir en excursiones fuera del estado. Eres mi hija. Me encantaría tenerte
aquí, pero siempre has anhelado más. 67
—Mi partida acabó colocándolos a todos en el infierno.
—Fuiste llamada para servir, y estamos orgullosos que contestaste. —La madre
de Jessie se acercó a la cómoda, abrió la caja de joyería, y levantó las placas de
identificación—. Siempre has sido una adicta a la adrenalina. La academia de
bomberos te ofrece una manera de retribuir. Pero, ¿realmente quieres quedarte en
Sweetbriar Springs?
La luz del techo de la habitación se reflejaba en sus placas. —Por un lado, sí.
—El amor de su familia, su aceptación incondicional siempre sería la fuente de su
brújula interna. Pero, ¿su corazón verdaderamente regresaría?
Jessie se quedó mirando el gran espejo junto a la puerta de su dormitorio. Se
tomó el tiempo para ponerse un poco de maquillaje y prestó atención a su corto
cabello en punta, y no se encontró satisfecha con los resultados. No importaba lo
que dijo algún tonto artículo sobre ella, Blake no la veía como una cita compasiva.
La acción militar se había terminado. Los turnos de servicio ya no existían. La
adrenalina cuando desmantelaba IEDs no se hallaba en su futura pantalla de radar.
Pero, ¿podría la emoción, las prisas y la adrenalina de estar con Blake ser el
increíble próximo capítulo de su vida?
Tomó sus placas y regresó la cadena a su joyero. —La oferta es tentadora.
—¿Así que lo considerarás?
—Voy a hablar al respecto con Blake hoy.
Su madre la abrazó y se acercó a la puerta del dormitorio. —Estaré de
acuerdo con lo que sea que elijas. Sin embargo, espero que actúes en lo que tu
instinto te dice que hacer —dijo y se fue, cerrando la puerta detrás suyo.
Jessie abrió su cómoda, luego sacó la caja que contenía su Corazón Púrpura.
Un familiar dolor pinchó detrás de sus ojos, pero esta vez, el orgullo acompañó la
tristeza. Debido a que Blake se las arregló para descubrir la verdad. Hablando con
Woodall y Constanza. Conociendo los hechos. Luego mostrándole una imagen más
precisa sobre el día que la persiguió durante más de un año. Rompió sus bisagras y
sacó la medalla. Blake también le dio una nueva perspectiva acerca de sí misma.
Claro, algunas sexys modelos la rechazaban cuando él no se encontraba cerca para
detener su estúpido comportamiento, pero solo un hombre que se preocupaba
profundamente iría tan lejos para ayudarla a encontrar la paz.
Mientras que no era el tipo de fantasear sobre anillos y bodas, estaba un
poco enamorada de Blake. Aunque nunca dijo las palabras o prometió más.
Giró la medalla en forma de corazón a su alrededor, recordando su
juramento de Marine. ¿Se hallaba dispuesta a dar un salto desde el acantilado 68
proverbial de dudas para aferrarse a esta diferente oportunidad? La luz se reflejaba
en la medalla. No necesitaba una propuesta cuando el hombre en cuestión le había
dado algo mucho más grande.
A ella.
El calor inundó sus sentidos, lo que la impulsó a actuar. Deslizando la caja en
el generoso bolsillo de su sudadera de lana con capucha, salió del ala residencial de
su familia. Blake dijo que esperara hasta después de la fiesta de fin de año para
darle su respuesta final, pero quería celebrar un nuevo año, y nuevos comienzos, con
él.
Y quería desterrar las persistentes reservas que tenía acerca de que sería o no
lo suficientemente buena para ser parte del mundo de Blake.
Una hora después, Jessie usó la llave extra de Blake para entrar en su suite.
No había ni rastro suyo. Volteándose para irse, vio su laptop abierta. Un
estremecimiento de curiosidad se desplegó en su vientre. Un movimiento del ratón de
la computadora y sería capaz de leer la pantalla. Sacudió su cabeza. No debería
mirar lo que escribió, pero ahora que decidió formar parte de las películas que
hacía, ¿seguramente un poco de reconocimiento no le haría daño?
Jugó con la caja de la medalla en su bolsillo, abriéndola y cerrándola sin verla
hasta que retiró el contenido. Acercándose más, Jessie movió el ratón y la pantalla
destelló a la vida. Sus sentidos se comprimieron en sobre marcha, cada músculo
pinchado con adrenalina. Síp. Sin duda un guion de Quinn Sawyer. Intrigada, movió
el cursor del ratón para desplazarse por la pantalla. Lo poco que leía era borroso
frente a sus ojos.
Había descrito en detalle la confusión interna y externa que soportó como una
guerrera herida.
Angustia, afilada y aguda, se lanzó directamente a través de su esternón.
Todo lo que creyó ser verdad sobre Blake golpeó en la parte posterior de su
garganta. ¿Cómo podía usarla de esta manera? La medalla se deslizó.
—¿Qué haces aquí?
Se dio la vuelta. —Hago un poco de lectura ligera —dijo Jessie después de
que se las arregló para enfriar el fuego ardiendo en su interior.
—No se suponía que vieras eso. —Se acercó, luego cerró la laptop.
—En serio. —Forzó a la piedra alojada en su esófago abajo—. Utilizaste
nuestros entrenamientos para entrar en mi cabeza, y como un bono te metiste en mis
pantalones.
Un músculo se movió en su línea de mandíbula. —Jessie, no fue así.
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Se negó a mostrarle alguna debilidad. —Usaste mis lesiones como fondo para
tu guion —dijo Jessie—. ¿Cómo te atreviste?
Blake la miró con sus insondables ojos verdes, su escrutinio cortando
directamente en su alma. —Planeaba decirte sobre el guion en la fiesta.
Calor sofocó su pecho y golpeó sus mejillas. —¿En serio? —preguntó—. ¿Y eso
pasaría antes o después de haber tenido más sexo misericordioso conmigo?
—Sabes que eso no es cierto.
—No dejaré que hagas esa película. Te demandaré antes de que hagas de mi
vida una burla.
Él agarró su muñeca. —Escribí la premisa original antes de conocerte —dijo—.
Estar contigo influenció mi historia porque me preocupo por ti. Tu fuerza, los extremos
a los que fuiste mientras luchabas por recuperar tu vida, me dieron una historia con
corazón.
—¿Te preocupas por mí? —Se apartó—. Si lo hacías, me habrías dicho sobre
esta historia, o al menos pedirme permiso para exponer mi vida y cuán repugnante
me siento cada vez que me miro en un espejo.
Se estremeció. —Nunca te he dado una razón para pensar que no te
encuentro atractiva.
Sintió su sangre bombardeando, la escuchó golpeando, sacudiendo,
apaleando dentro de su cabeza. —Por supuesto que no. Usaste mis miedos, el dolor
y la fealdad con la que vivía para impresionar a los peces gordos de tu franquicia. —
Jessie presionó sus palmas sobre sus calientes oídos para ahogar su grito interno.
Esperó a que los terribles tambores latientes de rabia cedieran—. Esto no es sobre el
corazón, se trata de hacer mucho dinero.
—Te equivocas.
Trató de alcanzarla, pero lo alejó. Se rompería en mil pedazos si la tocaba de
nuevo.
—Te juzgaste y condenaste durante meses sin tener todos los hechos —dijo
Blake—. Ahora lo haces conmigo.
Puntos empañaron su visión. Retrocedió un paso, agarró al marco de la
puerta, tratando de recuperar su equilibrio. ¿Cómo se atrevía a utilizar la desolación
y el sufrimiento que soportó, todas las heridas de su pasado?
Todo se cristalizó dentro de ella, y se astilló en mil pedazos. —Confiaba en ti,
pero te negaste a decirme sobre este asunto importante.
—Quería un trato sólido como una roca antes de contarte —dijo Blake—. Si el
guion no conseguía ser aprobado, no volvería a la franquicia. No habría habido un 70
punto en decirte el porqué descarté el guion. No hay daño, no hay falta. Ahora, me
encuentro en la posición de tomar el control de la franquicia de la película, y
tenemos una oportunidad de un futuro juntos.
Algo feroz se rompió en su interior, se azotó contra su pecho. Amada por el
hombre detrás del héroe de acción que actuaba en la película, peleó con el dolor
azotando en su corazón. Por mucho que quería creer que Blake no tuvo la intención
de hacerle daño, Jessie no podía dejar que determinara lo que quería o no compartir
con ella. Se merecía mucho más que eso. Así como él.
Solo tenía una manera de obligarlo a ver que había perdido la única cosa que
podría mantenerlo entero y conectado a la tierra. Astillas pinchaban detrás de sus
ojos. Oh, cómo deseó no tener que hacer esto, pero se armó de valor y encontró la
fuerza para hablar.
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Traducido por Fany Barrow & MaJo MadHatter (SOS)
Corregido por Sapphire
Aunque el salón de baile del complejo turístico vibraba con un ritmo bajo,
todo lo que Jessie escuchaba era el sonido de su sangre corriendo por sus venas.
Oh, cómo amaba al hombre de pie delante de ella, pero tenía que mantenerse 77
firme. Si estar a su lado era a donde Blake pertenecía, entonces él tendría que
confiar completamente en ella.
Sus palmas, tan firmes y a la vez tan suaves, enmarcaban sus mejillas.
Mientras observaba el juego de emociones en su rostro, la incertidumbre acerca de
la respuesta correcta debía estar en conflicto con lo que él esperaba que la uniría
para siempre a su lado.
Lo que parecieron horas pasaron en unos pocos segundos antes de que
respondiera—: Jessie. —La voz de Blake se quebró—. Te deseo. Quiero lo que
podemos tener juntos porque te amo, pero no quiero anular ese guión. No porque
quiera dirigirlo o probar que no soy un cuerpo sin un cerebro, sino porque esta
historia necesita ser contada.
Una sensación de estar flotando pareció levantar sus pies del piso de parqué
del salón de baile. Las emociones mantenidas a raya por largo tiempo difuminaron
su visión. Este hombre audaz y apuesto la unía a él con su toque y su respuesta
valiente y honorable.
Las palabras que luchaba para decir se esforzaron por salir a la superficie. —
Blake Johnston te amo. —Pasó sus dedos a lo largo de su firme mandíbula en su
rostro—. Te amo por ayudarme a superar mis lesiones y la culpa que cargué por
tantos meses. Te amo por hacerme creer que soy la mujer más bella en el mundo. Y
te amo por escribir un hermoso guión que merece ser filmado.
—¿Me amas? —preguntó—. ¿Y el guión?
—Me has dado todo lo que alguna vez podría desear —dijo—. Y quiero ser
parte de esta historia convirtiéndose en película. Estoy aceptando el puesto.
—Debería haberte pedido que vinieras conmigo porque te quería, no solo
ofrecerte un trabajo con la mierda de falta de compromiso de un veamos a dónde
nos lleva esta relación.
—Cierto —dijo Jessie—. Pero soy la que te instigó a una aventura sin ataduras
por vacaciones.
Sonrió, su encantadora marca registrada y su despreocupado hoyuelo
enviando relámpagos eléctricos de placer a todas sus zonas femeninas.
—No voy a llevarte a Hollywood sin añadir una condición importante —dijo.
—Un trabajo es bastante importante —respondió.
—No lo suficientemente importante. —Metió su mano en su bolsillo y sacó una
caja de terciopelo—. Te ofrecí el trabajo porque no quería decir adiós. Lo que en
realidad quería era estar contigo para siempre. 78
Su pulso se aceleró, el aire pasó a través de sus oídos con mucha fuerza. En
sus sueños más locos jamás se había imaginado este escenario. Solo que tendrían la
oportunidad de estar juntos, trabajando y amándose el uno al otro lado a lado. El
matrimonio no había entrado en su mente.
Sus pulmones se comprimieron. La esperanza se disparó a lo largo de su
columna vertebral, alcanzando sus cabellos. El tiempo se detuvo, se evaporó hasta
que su única realidad fue la calidez de Blake, el aroma de su limpia esencia
masculina, y sus relucientes iris verdes.
La amaba. El corazón de Jessie dio un vuelco, felicidad mezclada con la
dulzura de saber que había encontrado al hombre perfecto. Uno que se le entregaría
por completo, su complemento en todos los sentidos.
—¿No es esto demasiado rápido? —preguntó—. Solo hemos estado juntos
durante unas pocas semanas.
—He estado esperando toda mi vida para encontrarte. —Volvió su cabeza
para incluir a la multitud que daba vueltas a su alrededor y abrió la caja—. Jessie
cásate conmigo, y prometo que seré tuyo por siempre.
La sala se silenció como si hubiera tomado una respiración colectiva. Ella
contempló el rostro radiante de su mamá y un ligero asentimiento de parte de su
padre a modo de una silenciosa aprobación. Las miradas expectantes en sus
hermanos y la sonrisa arrogante de Nick Constanza le dieron una fuerza que solo los
lazos de familia podían brindar.
Mirando hacia el interior de la caja, la garganta de Jessie se llenó con
emoción cuando reconoció el contenido ubicado dentro del interior de satén color
crema. Una sortija de platino con un gran diamante corte princesa rodeado de otros
pequeños. Y su medalla se encontraba a lado del anillo. —Mi Corazón Púrpura —
dijo, incapaz de ocultar la emoción en su voz—. No pude encontrar la forma de
pedirla después de que dejé la habitación.
—Siento haberte herido, pero no lamento que hayas dejado la medalla atrás.
—La prendió en su vestido—. Me mostró el camino de vuelta hacia ti.
—Blake —susurró, tocando su pin—. No sé qué decir.
Levantó el anillo de compromiso de plata que había traído de la noche a la
mañana de Nueva York. —Dime que te quedarás conmigo para siempre.
Calor irradiaba de su pecho. Esta no era la magia de una película con un final
fundido en negro. Este hombre. Este momento. Todo era real. No podía resistirse a
los deseos brillando en sus ojos color esmeralda. —Sí. —Tendió su mano izquierda—.
Pero sabes que jamás voy a dejar que te liberes fácilmente. 79
—No bromea —bromeó al margen su hermano Michael.
La madre de Jessie le lanzó una mirada de cierra tu boca que lo hizo
avergonzar encogiéndose de hombros. Junto a él, Kennedy se acercó un poco más a
Zach, sus ojos llenos con sueños que Jessie había creído que jamás descubriría por sí
misma.
Blake deslizó el anillo en su dedo. —Quiero que seas fuerte.
Bajó su cabeza para capturar sus labios. Mientras le daba la bienvenida,
Jessie escuchó aplausos y silbidos de celebración. A su alrededor comenzó una
cuenta hacia atrás mientras todos aplaudían al Año Nuevo que iniciaba. Pero Jessie
no estaba contando hacia atrás, estaba contando hacia adelante. Hacia el futuro
con el hombre que se había adueñado de su corazón, y quien sostenía su alma
entrelazada con la suya.
FIN
STAFF
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Ivy
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