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responde a ella, mas que una experiencia social, como experiencias de apego, pues causa dolor,
pero en este caso está en el contexto de que lo que necesitamos esta siendo ignorado.
También puede ser que en las dinámicas de la pareja, se ve reflejada esa vergüenza, pero trae
cargada tristeza, dolor y miedo. Fácilmente se queda uno enganchado en esta vergüenza, pues ella
es un bloqueador de vínculos muy efectivo: por la vergüenza que siente la pareja no se siente
cómoda de abrirse, de acercarse y compartir todas estas emociones que van de la mano de la
situación que causa vergüenza.
La expresión de perro regañado hace evidente la culpa, pero la culpa es muy pegajosa y trae todos
esos sentimientos de la mano. Observamos este lenguaje.
Generalmente la puerta de entrada puede ser por medio de la tristeza y el duelo, pues por medio
del apoyo y consuelo que se recibe, hay también un nuevo mensaje que no soy tan terrible y tan
malo que puede ayudar a bajar la defensa
Etapa 1
La intención es desescalarse
Cuál es el riesgo, cual es el miedo catastrófico, cual es la imagen personal que viene de la mano.
Etapa 2
Nuestra necesidad de conexión es maravillosa y trabajar en el apego nos permite ser tan
resilientes.
Cuando alguien identifica la vergüenza que siente respecto a lo que le dijeron de pequeño, aunque
su pareja le este reconociendo, hay la incongruencia de tener este mensaje grabado dentro de
“soy malo, no valgo…” tal vez no sea una señal confusa de nuestra pareja, pero si se recibe con esa
incongruencia interna: Es difícil ver real una frase de reconocimiento, es un dilema tan grande,
incluso puede sonar como un refuerzo a todo ese mensaje interno: “No necesitaría que me tratara
tan bien si yo valiera algo o no fuera tan malo” Aunque esa persona ha tratado de amar al otro,
incluso desde el dolor que le causa esta vergüenza, sigue sintiéndose rechazado-
En el evitador, pasa de tristeza, vergüenza y miedo, siendo del miedo de donde viene la
reactividad de sentirse que voy a ser rechazado o no va a haber quien por mí.
Es más fácil detectarla en el evitador que en el perseguidor, pues para el perseguidor cada cosa
que suceda refuerza sus temores de no ser amado, cada