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La culpa como una experiencia de dolor del rechazo social o abandono, que es recibida y se

responde a ella, mas que una experiencia social, como experiencias de apego, pues causa dolor,
pero en este caso está en el contexto de que lo que necesitamos esta siendo ignorado.

La vergüenza surge y se forma de una experiencia de necesidades de apego que se expresan y de


alguna manera se han visto interrumpidas por el rechazo o el ser ignorado. Una de las formas en
que los pacientes lo manejan es cuando alguien ha sido rechazado reiteradamente se empiezan a
desprender de esas necesidades, para protegerse y entonces cuando se hace el intento de
moverse acercándose a alguien es más fácil renunciar a mis propias necesidades.

También puede ser que en las dinámicas de la pareja, se ve reflejada esa vergüenza, pero trae
cargada tristeza, dolor y miedo. Fácilmente se queda uno enganchado en esta vergüenza, pues ella
es un bloqueador de vínculos muy efectivo: por la vergüenza que siente la pareja no se siente
cómoda de abrirse, de acercarse y compartir todas estas emociones que van de la mano de la
situación que causa vergüenza.

Se ve muchas veces muy parecida a la tristeza

La expresión de perro regañado hace evidente la culpa, pero la culpa es muy pegajosa y trae todos
esos sentimientos de la mano. Observamos este lenguaje.

Generalmente la puerta de entrada puede ser por medio de la tristeza y el duelo, pues por medio
del apoyo y consuelo que se recibe, hay también un nuevo mensaje que no soy tan terrible y tan
malo que puede ayudar a bajar la defensa

Etapa 1

La intención es desescalarse

Cuál es el riesgo, cual es el miedo catastrófico, cual es la imagen personal que viene de la mano.

Pueden hablar de ello, compartirlo, que comparten, se pierden en el dolor de la vergüenza.


Algunas veces es tanta la preocupación de quedarse estancarse en ese dolor de sentirse quebrado
al entrar en contacto con la culpa, entonces de una manera inconsciente se puede usar el enojo
para desengancharse del horrible temor de quedarse en el sentimiento de culpa. No quieren
quedarse allí solos. A veces ese enojo se ve como culpar al otro, pues inconscientemente es más
fácil transmitir lo que se está sintiendo al otro.

La intención no es esconderlo, realmente es una manera de manejarlo en la que lo que se busca es


bajar el malestar que causa o que se vaya lo más lejos de mí que se pueda, es una protección.

Etapa 2

Crear estos eventos vinculantes


¿Cómo bajar las defensas del perseguidor para llegar a la vergüenza? muchas veces al
reinvolucrarse el evitador empieza a salir. Con los perseguidores no es lo que resalta en la escena,
pero si puede estar allí…

Cuando estamos trabajando profundamente en esta etapa, ya estamos trabajando con el


concepto de identidad, es muy posible que allí, pegado a la tristeza, al dolor o al miedo, vamos a
encontrar la culpa, pues todos tenemos algo de culpa, pero en general los perseguidores van a
dejar entrar, pues su mayor temor es tener que estar solos en esto!

Nuestra necesidad de conexión es maravillosa y trabajar en el apego nos permite ser tan
resilientes.

Cuando alguien identifica la vergüenza que siente respecto a lo que le dijeron de pequeño, aunque
su pareja le este reconociendo, hay la incongruencia de tener este mensaje grabado dentro de
“soy malo, no valgo…” tal vez no sea una señal confusa de nuestra pareja, pero si se recibe con esa
incongruencia interna: Es difícil ver real una frase de reconocimiento, es un dilema tan grande,
incluso puede sonar como un refuerzo a todo ese mensaje interno: “No necesitaría que me tratara
tan bien si yo valiera algo o no fuera tan malo” Aunque esa persona ha tratado de amar al otro,
incluso desde el dolor que le causa esta vergüenza, sigue sintiéndose rechazado-

La aceptación y el agradecimiento de la pareja, pero dentro de más profundo sea el vínculo


emocional, el interés por conocer y conectarnos con empatía, pues es muy difícil sanar la
vergüenza de otro, sin conectarnos, los seres humanos tenemos mucha resiliencia, para
transformar esos viejos mensajes y sanar: de estar herido a poder vincularse. Validamos,
aceptamos, luego de reorganizar el papel que juegan esos mensajes y el poder abrirse a estos
nuevos mensajes.

En el evitador, pasa de tristeza, vergüenza y miedo, siendo del miedo de donde viene la
reactividad de sentirse que voy a ser rechazado o no va a haber quien por mí.

Es más fácil detectarla en el evitador que en el perseguidor, pues para el perseguidor cada cosa
que suceda refuerza sus temores de no ser amado, cada

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