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SESIÓN 1: LAS 5 HERIDAS DEL ALMA

Basado en el libro de Lise Bourbeau “Las 5 heridas que impiden


ser uno mismo”.

1. CUÁLES SON LAS 5 HERIDAS DEL ALMA:


Rechazo, abandono, humillación, traición e injusticia. Cada una de ellas tiene
una máscara que, según la autora, son mecanismos que utilizamos para
protegernos y ocultar lo que no hemos podido resolver.

2. SOBRE LISE BOURBEAU: Durante su carrera profesional como gerente de


ventas regional en Canadá, entrenó y ayudó a más de 40,000 personas a estar
conscientes de su potencial. A través de esta experiencia se percató de que
pocos se sentían felices y realizados con sus vidas.

Ella quiso entender mejor el por qué, le interesaba saber cómo podía ayudar en
esta área. Tomó múltiples entrenamientos y luego ofreció talleres para enseñar
a escuchar a nuestro cuerpo, a la vez que investigaba al respecto.

Llegó a convertirse en una experta en decodificar la conexión y alineación de


mente/cuerpo/emociones con las enfermedades. A partir de allí su propósito fue
ayudar a las personas a aceptarse y amarse de una manera profunda. Fundó
una escuela de bienestar llamada “Escucha a tu cuerpo” y ha escrito varios libros
relacionados con estos tópicos.

Detallo esto como preámbulo porque, aunque ella reconoce que lo que sustenta
en su libro sobre las 5 heridas del alma no tiene pruebas científicas,
sí involucra una profunda y comprometida investigación sobre patrones
mentales, emocionales y de conducta, producto de su intenso trabajo con
personas y sus estudios profesionales.
3. EL POR QUÉ DE LAS HERIDAS:
Su premisa es que todos al nacer venimos con la misión de vivir experiencias una
y otra vez, hasta que podamos aceptarlas y amarnos a través de ellas.
Cuando tenemos juicios, culpabilidad, temor, crítica o quejas sobre lo que
hacemos o somos, es muestra de que no nos aceptamos y nos volvemos
poderosos imanes que atraemos personas y circunstancias que nos hacen revivir
esa experiencia.

Ella sostiene que aceptar la experiencia no significa que nos agrade o estemos de
acuerdo, sino aprender de lo que vivimos y reconocer qué es beneficioso y qué no
lo es. Es decir, adquirir consciencia de las consecuencias de la experiencia.

Por ejemplo, si una vivencia me trae consecuencias que considero negativas, en


lugar de reprocharme, castigarme o culparme a mí o a otro(s), aprendo a aceptar
haberla elegido o vivido, la agradezco, tomo el aprendizaje y continúo en paz
conmigo.

1 – RECHAZO: Quien tiene esta herida, se siente rechazado en su interior. Esta


herida se manifiesta desde que somos muy pequeños. Se puede originar por un
embarazo no deseado o inesperado; o porque se anhelaba un hijo de otro sexo. La
máscara para esta herida “huidizo”, una persona que procura pasar
desapercibida, se infravalora, se anula. La primera reacción al ser rechazado, es huir.
El huidizo requiere hacer las cosas muy bien para obtener reconocimiento.

Vocabulario probable: “Los demás son más interesantes que yo; poco importa lo
que haga; haz lo que quieras, a mí no me afecta para nada; no lo culpo por
haberme dejado; nadie me valora o valora mi esfuerzo.”

Cuanto más profunda sea la herida de rechazo en una persona, más atraerá
circunstancias para ser rechazada o rechazar a los demás. La reconocemos en
alguien que se considera nulo, bueno para nada, incapaz de marcar la diferencia en
la vida de otros o porque huye de forma constante de las situaciones.

2 – ABANDONO: Las personas abandonadas sienten que no son queridas, muchas


experimentan una profunda falta de comunicación con su progenitor; es una herida
que se vive o desarrolla con el progenitor del sexo opuesto. La origina hasta un
abandono temporal que el niño interpreta como permanente.

Por ejemplo: me dejaron “abandonado” en la escuela; un papá que trabaja


demasiado deja abandonado a sus hijos en casa o con otros. A nivel corporal se
manifiesta por falta de tono muscular. La máscara es la dependencia. Tiene miedo a
la soledad, hace lo posible por llamar la atención y ser amado. Aguanta por ello
situaciones difíciles en vez de ponerle fin. Tienden a convertirse en víctimas. Necesita
la atención y presencia de otros.
Vocabulario: Ausente, solo, miedo a la palabra dejar: «Me siento solo; siempre me
abandonan o me dejan solo con todo”. Les incomoda demasiado no ser invitados
a reuniones, aunque no pretendan ir, refuerza el hecho de que son poco importantes
o amados.
Esta herida la reconocemos en personas que abandonan proyectos en los que tenían
mucho interés, no se ocupan mucho de sí mismos, se abandonan, prestan poca
atención a sus necesidades. Se apegan demasiado a los otros, hasta el punto que
los ahogan, asustan y generan con ello el que los abandonen. Se crean muchas
enfermedades para llamar la atención.

Lo esencial es identificar nuestra(s) herida(s) para entendernos mejor y buscar la


manera de sanar.

3 – HUMILLACIÓN: Tiene que ver con herir el amor propio de alguien, disminuirlo.
Entre los sinónimos están la vergüenza, la sumisión y la mortificación. Esta herida se
manifiesta entre el primer y tercer año de edad cuando estamos aprendiendo a
valernos más por nosotros, ir al baño solos, por ejemplo, y comprender lo que nos
dicen los adultos.

Si un alma llega al mundo para sanar esta herida, elige progenitores que le humillaran.
Se manifiesta o despierta si percibes o interpretas que tus padres sienten vergüenza
por algo que dices o haces o si te controlan demasiado.

Desde pequeños se puede percibir el desagrado y sentir por ello vergüenza o


humillación. La máscara para esta herida, “masoquista”, una persona que encuentra
satisfacción y hasta placer sufriendo. Aun de forma inconsciente busca el dolor y la
humillación en muchas interacciones.

El masoquista suele ubicarse en situaciones en las que se ocupa tanto de otros que
se olvida hasta de sí mismo. Es la máscara más difícil de detectar.

Vocabulario probable: “Ser digno o indigno, merecer o no”; usa muchos diminutivos
“tienes un minutito para mí”, “tengo una pequeña idea o solución”. Sin embargo,
si va a comentar alguna falla personal la magnífica “qué gran torpe soy”, “qué
trastada más grande he hecho”, cuando a la luz de otros son errores insignificantes.

4 – TRAICIÓN: El término clave relacionado a esta palabra es fidelidad pues es


justamente lo contrario. Surge entre los 2 y 4 años de edad cuando se desarrolla la
energía sexual y sufrimos el complejo de Edipo, o enamoramiento de nuestro
progenitor del sexo opuesto (o persona que juega este papel), con quien se produce
esta herida.

Muchos crecen y no superan ese “enamoramiento” y buscan la aprobación de ese


padre o esa madre de forma permanente. Entre más los ignoren, más devaluados o
traicionados se sienten. Tienden a comparar a sus parejas con sus padres y a generar
numerosas expectativas en ellos para compensar lo que no recibieron del progenitor.
Puede darse cuando nace otro hijo y se vuelca la atención de forma abrupta y marcada
hacia el nuevo bebé. La máscara es la del controlador. Desarrolla esta conducta para
ser fiel y responsable a los compromisos o garantizar que los otros también cumplan
sus compromisos.
Como no toleran la traición hacen lo posible por ser responsables y fuertes, incluso al
emitir juicios u opiniones. Se impacientan si les entregas algo tarde o en tiempo justo;
son muy puntuales y sufren cuando pasa lo contrario. Les cuesta delegar porque
deben confiar en otros y les aterroriza que les mientan.

Vocabulario: “¿Me entiendes?” Es para validar que estás de acuerdo con su opinión,
más que para saber si comprendiste.

5 – INJUSTICIA:
La justicia tiene que ver con la apreciación y el respeto de los derechos y mérito de
cada uno. Quien sufre esta herida se siente poco valorado, apreciado o respetado en
lo que considera su justa medida. Incluso, si la persona considera que recibe más de
lo que merece, lo entiende como injusticia y le apena.

Se desarrolla entre los 3 y 5 años al desarrollar la individualidad. Puede provocarse


con padres muy autoritarios, severos que critican frecuentemente. La máscara es la
rigidez. La persona rígida suele ser muy sensible, pero aprende a no mostrar eso a
los demás. Por ello parecen fríos e insensibles. Procura la justicia y la exactitud al
máximo, tienden por ello a ser perfeccionistas.

Quien sufre de injusticia es más propenso a sentir envidia de quienes tienen más y
bajo su criterio, no lo merecen. Es quién más temor tiene de engordar, no acepta el
vientre abultado y lo esconde. Su percepción es que se le aprecia más por lo que hace
que por lo que es. Tienen mucho miedo a equivocarse. No respeta sus límites, se
exige mucho.

Vocabulario: “No hay problema, no pasa nada; siempre o nunca; muy bueno, muy
bien, muy especial; justamente, exactamente, ¿estás de acuerdo?”

4. LA SANACIÓN DE LAS 5 HERIDAS DEL ALMA

Puedes sanar tus heridas si las identificas y las aceptas, aunque no estés siquiera de
acuerdo en que existen.

➢ PROCESO DE SANACIÓN, 4 PASOS:

1. Adquirir conciencia de la(s) máscara(s) que lleva(s).

2. Si sientes resistencia en admitir tu herida, debes aceptarla. Aceptar una herida


es detectarla, observarla en nosotros y entender que tener situaciones que
resolver es parte del ser humano. Ponernos una máscara para no sufrir es un
acto de amor.
3. Darte el derecho o permiso de haber sufrido de niño debido a alguno de tus
padres y perdonarlos por ello. Sentir compasión por ellos, porque es muy posible
que ellos hayan sufrido lo mismo y tu acto rompe ese patrón.

4. Volver a ser tú, sin esa máscara. Amor total por quien realmente sientes que
eres ahora.

El amor es la experiencia de ser tú mismo.

✓ El Rechazo está sanando si: Ocupas tu lugar, te afirmas, te manifiestas amor.


Si alguien parece olvidar que existes, no te sientes incómodo internamente.

✓ El Abandono está sanando si: Te sientes bien contigo al estar solo y cada
vez buscas menos llamar la atención. Menos drama en tu vida y más deseos de
emprender proyectos, aunque no te apoyen otros.

✓ La Humillación está sanando si: Te das prioridad a tus necesidades antes


que a las de otros. Cargas menos, te sientes más libre. Dejas de crearte límites.
Haces preguntas y pones en su sitio, de forma impecable y respetuosa, a quien
te molesta.

✓ La Traición está sanando si: Te alteras menos o nada si cambian


repentinamente los planes. Ya no buscas ser el centro de atención. Si logras
algo especial, te sientes bien solo con tu reconocimiento, sin importar si otros lo
hacen o no.

✓ La Injusticia está sanando si: Te permites ser menos perfeccionista, cometer


errores sin caer en cólera o crítica. Muestras tu sensibilidad, lloras delante de
otros sin perder el control y sin temer al qué dirán.

Si tus heridas sanan eres más autónomo, menos dependiente en el plano


afectivo, pides ayuda sin esperar que el otro se dé cuenta de lo que pasa. Lo
que somos y lo que hacemos debe ser la fuente de nuestro bienestar y no los
halagos, el agradecimiento, el reconocimiento o el apoyo de los demás.

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