Está en la página 1de 8

Trayectos transpositivos, arte y territorio

María Silvina Tatavitto


silvinatatavitto@gmail.com

La partida

Qué ocurre cuando la transposición de narraciones de diversos lenguajes del


arte involucra no sólo migraciones entre soportes mediáticos sino también
territoriales. Si, específicamente, la pregunta focaliza los pasajes de relatos
fílmicos y literarios, se abre otra, subsecuente, respecto de qué tipo de
consumo proponen cuando desembarcan en un espacio y lo resignifica
tornándolo, así, disponible para una fruición singular ya que, por un lado,
involucra compromisos particulares del cuerpo y, por el otro, suscita una forma
inédita de lectura e interpretación al materializar una fantasía: ver, palpar y no
sólo imaginar los universos narrados.
A partir de este horizonte de preguntas se organiza el examen sobre trayectos
que giran en torno a lugares asociados y marcados por la historieta, el cine y la
literatura. El Paseo de la historieta, recorrido desplegado en Puerto Madero y
San Telmo, y Los caminos de Moreira, circuito que se extiende por donde
deambulaba ese personaje del folletín de Eduardo Gutiérrez, se tornan en
objeto propicio para abordar dos cuestiones, ambas íntimamente relacionadas.
Una de ellas es detectar cómo la mediación fílmico-literaria, a través de
operaciones transpositivas, contribuye a modelar la mirada, es decir, a
instaurar un régimen de visibilidad y performatividad que prescribe qué es
digno de apreciar en esos espacios (Urry, 2000; Crouch, 2013). La otra,
describir de qué manera, los universos narrativos tal como son planteados,
invocados, exhibidos en esos lugares promueven vínculos entre la
textualización territorial de dichos mundos y el visitante. Los materiales que
componen el corpus de análisis son, por una parte, datos recogidos a partir de
observaciones directas en el terreno y, por la otra, testimonios de visitantes
levantados de internet, además de multiplicidad de discursos de prensa y de
diverso tipo que tematizan ambos trayectos en variados soportes mediáticos.

El encuadre: movilidad, transposición y territorio

Desde una visión procesual de la significación, el conjunto de problemas


bosquejado en estas páginas resulta pensable y pertinente en la medida en
que sería uno de los múltiples episodios en las vicisitudes de la circulación del
sentido en los intercambios discursivos (Verón, 2013). El análisis de los objetos
seleccionados se articula, en función de esta perspectiva dinámica, con el
ámbito transdisciplinar del mobility turn, específicamente con las corrientes que
se interesan en la dimensión significante de las movilidades contemporáneas
(Salazar, 2013 y 2012; Creswell, 2010; Urry, 2000).
Los dos casos examinados se inscriben en el horizonte más general por el cual
los discursos de la danza, la música, la plástica o la arquitectura, en fin, del arte
en su conjunto, informan en grado y modo diversos el imaginario de lugares
(Reijnders, et al. 2015; Urry, 2002; Creswell, 2004). Los constituyen como tales
más allá de su carácter topográfico o factual al tornarlos en textos pasibles de
operaciones hermenéuticas, en este caso particular, para su fruición.
Caminarlos, recorrerlos es, por tanto, un acontecimiento performativo y
hermenéutico por el cual ese imaginario se actualiza en recorridos
interpretativos encarnados, si admitimos el carácter textual de itinerarios y
desplazamientos con soporte en el cuerpo, postulado por análisis semióticos de
movilidad (Verón, 1999, 2013; Floch, 1993).
Basta echar un vistazo rápido en las redes sociales y en diversos medios para
advertir la frecuente aparición de propuestas de visita a sitios y lugares por
estar marcados artísticamente, como también testimonios que dan cuenta de la
experiencia ganada en ellos. El contacto y disfrute de diversos espacios a partir
de sus múltiples formas de conexión con relatos del cine y la literatura forma
parte de esa práctica que ha concitado un amplio arco de intereses que va
desde intentos eminentemente prácticos de instrumentalización económica (los
del place branding, destination branding por ejemplo), hasta otros más teóricos
en los campos de la geografía cultural, la sociología, la antropología y los
estudios turísticos disparmente atravesadas por el así llamado giro al estudio
de las movilidades (Sheller, 2014). Se trata de un área de investigación que,
desde su origen mismo, está pluralmente configurada dado que no existen
perspectivas teóricas ni abordajes metodológicos únicos. Mi propio análisis en
esta ocasión es un paso en el intento de articular proposiciones de corrientes
inscriptas en ese ámbito con nociones provenientes de la semiótica.
Especialmente la que pone en el centro de sus análisis la circulación del
sentido como el motor constructivo de la significación en el seno de la semiosis
social, es decir, de la sociedad entendida como una red semiótica. El carácter
dinámico de este encuadre, que entraña una visión del mundo como constituido
por relaciones, en lugar de entidades inmutables, es otra de las afinidades de
los ámbitos disciplinares puestos aquí a dialogar. También comparten el interés
por modelizaciones más dinámicas y complejas de las prácticas y de los
intercambios de distinto orden (desde los económicos hasta los
comunicacionales y los artísticos), que prosperan no sólo en el ámbito de las
ciencias del lenguaje, sino en el conjunto global de las ciencias sociales (Verón,
2013).
Si de este plano general pasamos a otro de orden, más bien metodológico, en
el sentido de operativizar analíticamente los postulados teóricos, se advierte la
utilidad de la noción de transposición: es una herramienta que permite
visualizar la movilidad textual y evita, al menos en la tradición investigativa
local, la adjudicación de pérdida y degradación del aura atribuida a los pasajes
habituales de textos entre los distintos lenguajes del arte y medios. Atribución
negativa muy asociada a lo móvil, en razón de la prevalencia en las ciencias
sociales, en las humanidades y ciencias del lenguaje de una episteme
sedentaria (Sheller y Urry, 2006) en buena medida caracterizada por
asimilaciones binarias donde lo fijo/estable está investido del prestigio de lo que
es esencial, en tanto que la movilidad, el cambio, se identifica con insustancial
(Salazar, 2012). Reificación, a su vez, conectada –podría pensarse– con
connotaciones disfóricas de amenaza y pérdida, que no serían del todo ajenas
al campo de la movilidad (Onfray; 2016; Creswell, 2010). Entiendo que una
orientación más descriptiva que evaluativa de las transposiciones, tal como ha
sido practicada en los desarrollos de Traversa (1995) y Steimberg (2003)
puede resolver algunas de las dificultades en la conceptualización del
fenómeno del contacto y disfrute de lugares y territorios literaria y
cinematográficamente marcados, aspecto que se retoma hacia el final de estas
páginas, en las conclusiones.
Llegados a este punto se imponen algunas aclaraciones. El paradigma de las
movilidades ha influido en estudios de comunicación y medios –especialmente
los medios locativos móviles– (Sheller, 2014; Gordon y De Souza e Silva,
2011), en el campo de la estética (Naukkarinen, 2005; Määttänen, 2005), en la
teoría del arte y la práctica artística (Witzgall et al., 2013), en el interés por las
visitas y contactos con territorios y geografías artísticamente marcados. Pero
en nuestro país está muy retraída la consideración del fenómeno en esos
dominios y los incipientes estudios de movilidad parecen más atenidos a
variables duras de la sociología clásica tales como clase, NSE, edad, género,
tipos y medios de transporte para organizar su estudio (Singh, Giucci y Jirón,
2017) que a las tendencias más simbólicas propugnadas por algunas líneas
(Creswell, 2010; Sheller y Urry, 2006).

Formas transpositivas de relatos al territorio

Distintas entidades (ciudad, barrio, región, entre otras) suelen apropiarse del
arte por intervención de múltiples colectivos: públicos o privados, grupales o
individuales, de acción programática o espontánea. Pero, por el momento y en
estas páginas, el actor queda un poco lateralizado porque para los objetivos del
trabajo antes que el quién resulta más pertinente el cómo ocurre esa retoma,
que también es diversificada. Entre las múltiples posibles, voy a circunscribir la
que opera mediante transposiciones con su trama de insistencias y cambios,
pasaje transpositivo de relatos al territorio que podemos clasificar al menos
inicialmente en dos modalidades: una que pone en juego el plano actancial de
la historia transpuesta, mientras que la otra el funcional, si adoptamos la
perspectiva barthesiana de la distinción de niveles del relato.

Transposición actancial

En el Paseo de la historieta el espacio configura un trayecto textualizado a


partir de esculturas que operan como índices (dicen es aquí). Son un fragmento
de las historias fuente a las que reenvía sinecdóquicamente. Parte, fragmento
que es, en verdad, una transposición muy literal de la morfología y atributos de
cada personaje (el lado de la permanencia), pero (y acá viene el cambio) a
partir de una ejecución muy homogénea vs. la variedad estilística de las
narraciones de partida.
Estos indicadores fragmento definen el circuito como texto: cada escultura está
en relación con las del conjunto del paseo en un ordenamiento sintagmático
que lo individualiza como una totalidad diferenciada en el espacio, donde es
posible un comienzo que implica simétricamente un cierre, salida o clausura.
En otras palabras, el paseo se presenta como un trayecto textual y exige el
desplazamiento como forma de consumo necesaria, es decir, construye una
fruición móvil. Se trata de una posición de consumo que reúne al menos dos
características. Por un lado, se diferencia de la escena de consumo clásica que
es estática (aunque no pasiva por intervención de operaciones cognitivas),
correspondiente a la historieta en papel o en cine. Por el otro, pone de relieve
en forma acusada uno de los dos principios de inscripción corporal en la
semiosis (Fontanille, 2004): el kinestésico (sentidos derivados del movimiento),
además del cenestésico (la envoltura corporal) que es el que prima en los
consumos correspondiente a los soportes en papel o en la pantalla. En este
punto del análisis, es posible advertir con suma claridad que:

El acto de caminar es al sistema urbano lo que la enunciación (el speech act) es


a la lengua o a los enunciados realizados. (…) hay en efecto una triple función
"enunciativa": es un proceso de apropiación del sistema topográfico por parte del
peatón (del mismo modo que el locutor se apropia y asume la lengua); es una
realización espacial del lugar (del mismo modo que el acto de habla es una
realización sonora de la lengua); en fin, implica relaciones entre posiciones
diferenciadas, es decir "contratos" pragmáticos bajo la forma de movimientos
(…) El andar parece pues encontrar una primera definición como espacio de
enunciación (de Certeau, 2000: 109-110).

Ahora, esta territorialización de la historieta que define texto y consumo como


trayectos va de lo imaginario a lo urbano y viceversa. Promueve la construcción
de dos posibles estrategias de disfrute, en otros términos, de dos posibles
fruidores-enunciatarios: goce concentrado en el mundo imaginario del
personaje de historieta que irrumpe en la ciudad por medio de su indicador
escultórico o apreciación de las esculturas como potenciador del goce de la
ciudad.
Placer por la irrupción de lo imaginario en lo factual, en definitiva.
Factualización de lo imaginario que, en este caso, pone en juego de manera
acusada la interacción corporal y performativa, es decir, el régimen indicial de
contigüidad. Las esculturas son de escala “humana” “natural”, establecen un,
por así decir, cuerpo a cuerpo de igual a igual entre el personaje/signo y el
paseante que, muchas veces, es invitado a incluirse en la escena, sea
fotografiándose con él (es el registro más común en el corpus de testimonios
relevados en internet), sea conformando una viñeta: por ejemplo, Inodoro
Pereyra se ubica en una plaza, con asientos para sentarse junto a él y
Mendieta; Mafalda y su pandilla tienen un sofá con idéntico propósito. Se trata
de un ir y venir entre la ficción convocada por el índice escultórico y la
factualidad del territorio, suerte de espacio oscilante entre lo real y ficcional. Y
los modos particulares en que se da la interpenetración factual-ficcional es una
propiedad de los consumos móviles que ha sido reiteradamente registrada
(Tatavitto, 2019; Herbert, 2001; Pocock, 1987).

Transposición funcional

Esta modalidad recibe su nombre porque lo que desembarca al territorio no es


un personaje, a través de su representación escultórica, tal como se observa
en El paseo de la historieta. Lo que se pone en juego en este tipo de pasaje es
alguna de las unidades narrativas en que se organiza un relato. También a
diferencia del trayecto anterior, en Los caminos de Moreira lo que se transpone
al territorio es un relato particular y circunscripto a partir de indicadores y
marcadores que textualizan espacialmente las correrías de ese gaucho en la
geografía bonaerense.
Marcadores que reenvían a dos tipos de funciones. Por una parte, las
funciones nucleares: por ejemplo, el momento de la muerte al que reenvía el
paredón que subsiste en Lobos donde Moreira fue herido durante su escape y
que es reiteradamente señalado a lo largo de los años en diversos textos que
circulan en internet y describen el trayecto, tal como se advierte en los links que
figuran a pie de página1.

También puede producirse el pasaje al espacio mediante los informantes o


informaciones. Tal es el caso de las pulperías que frecuentaba situadas en
Navarro y Roque Pérez que son presentadas en esos términos. También el
ombú donde escondía los cueros que compraba para vender. Son marcadores
indiciales que dan fuerza factual al relato que propone un tipo de lectura y
fruición particular relativa al contacto con lo legendario, la historia, el
patrimonio, que es actualizada en el sitio denominado Jóvenes revisionistas.
Allí se lee cómo el trayecto permite el acceso a sitios que “mantienen vivo el
acervo gauchesco de nuestra nacionalidad (…) en Roque Pérez el ser
argentino puede encontrar su verdadera huella, las raíces de lo que hemos sido
en nuestra primera niñez como nación”. La Paz, pulpería ubicada Roque Pérez,
es un marcador indicial, huella de un existente al que testimonia porque era:
“frecuentada por el gaucho Juan Moreira, ya promediando la primera mitad de
la década de 1870 (…)”. Y permite: “posar delante de su construcción con una
bandera desplegada de la Confederación Argentina, reafirmando así que la
pulpería fue habilitada por Juan Manuel de Rosas en noviembre de 1832”2.

Esta transposición de orden funcional al territorio es la culminación de la


circulación extendida de una narración en sus sucesivos pasajes a medios y
soportes (crónica policial, folletín, circo, teatro, radio, cine, títeres).
Desembarcada en la topografía bonaerense, propone el consumo performativo
móvil que lee en los distintos lugares que componen el circuito el relato de la
ruralidad pampeana, con reenvío a la narrativa más general de la constitución
de una identidad nacional, asimilada con lo agrario y un ideario de rebeldía:
Martín Fierro y Moreira vs el gaucho manso de Don Segundo, según una clave
de lectura bastante difundida de la que ese texto territorializado participa.

Notas finales

En definitiva, a lo largo de este derrotero es posible advertir que estos y otros


sitios se vuelven fruibles al poner en juego narratividades de amplia circulación
que desde sus asentamientos iniciales migra hacia diversos soportes (y, en sus
tránsitos, compromete prácticas y campos semióticos de desempeño altamente
heterogéneos (turístico, económico, artístico, político). Se sabe, en fin, que la
1
https://www.pagina12.com.ar/74935-bonaerensidad-explicita;
http://www.elalbumdelobos.com.ar/2019/04/hombre-junto-tapia-donde-murio-juan.html
Hombre junto a tapia donde murió Juan Moreira (1913) Consultado el 18-6-2022
2
http://jovenesrevisionistas.org/una-pulperia-de-1832-y-un-almacen-de-leyenda-en-roque-
perez/ Consultado 16-05-22
circulación del sentido trastorna bordes y fronteras. Por ello no es de extrañar
que en los últimos tiempos este fenómeno haya concitado pluralidad de
estudios de un variado campo disciplinar (geografía, economía, sociología,
antropología), caracterizado por una alta dispersión denominativa (literary
tourism, film induced tourism, movie induced tourism, cinematic tourism, screen
tourism, ciné-tourism), lo que es propio de una suerte de ebullición conceptual
de un ámbito todavía inestable y emergente.
En este dominio, el estudio semiótico de la transposición aporta al
cumplimiento de la tarea programática de abordar el carácter complejo de la
movilidad ya que su concepción no reduccionista dista de anclar sólo en la
dimensión empírica de desplazamiento físico (Creswell, 2010). Señala cómo la
dimensión significante o simbólica de la movilidad es, asimismo, compleja ya
que compromete al menos tránsitos mediáticos y también performáticos con
soporte en el cuerpo. Pasajes transpositivos y como estos suponen, por una
parte, apropiaciones interpretativas cursadas en regímenes semióticos
diferenciados: simbólicos e icónicos en los tránsitos fílmicos y literarios que se
articulan con el indicial cuando ponen en juego al cuerpo de los actores y sus
desplazamientos espaciales durante el recorrido/trayecto (además de los
campos de desempeño heterogéneos).
La transposición permite detectar la maraña de trayectos a menudo
invisibilizados en los estudios del fenómeno, ya que la mayoría de los casos
que se encuadran como film tourism en la bibliografía internacional, en verdad,
son transposiciones: Drácula, Sherlock Holmes, Blade Runner, el Señor de los
Anillos, James Bond, las obras de Jane Austen, de las Brönte y las de Agatha
Cristhie, por ejemplo. Un intento de salida ha sido la propuesta de utilizar la
denominación fictional media tourism (Croy y Heitmann, 2011) o media tourism
(Reijnders, 2011), lo que ciertamente permite advertir la faceta literaria del
fenómeno. Sin embargo, también aquí subsistiría inercialmente un cierto
énfasis en una cuestión de soportes o lenguajes antes que resaltar la movilidad
del sentido y sus transformaciones ya que en cada retoma de la historia
circulante siempre hay transformaciones: lejos de tratarse de un movimiento
circular de “vuelta sobre lo mismo”, se trata más bien de una circulación
espiralada y centrífuga.
En este tipo de propuesta de fruición cursada en las narraciones
territorializadas, la movilidad (discursiva, performática e, incluso, física además
de afectiva y cognitiva), sin perder su orientación a lo factual produce una
reverberación múltiple. Su altísimo grado de complejidad resulta, podría
decirse, de la ensambladura y trama mixturada entre el viaje literario, artístico
en general, patrimonial global –más sostenido en el discurso de la historia– y
la visita de lugares asociadas con films, series televisivas, canciones y otros
múltiples productos mediáticos y atestigua los intrincados cruces de la
circulación discursiva entre la serie mediática, la de las artes y la del viaje,
especialmente en la era del capitalismo estético, cuando lo bello se torna en
factor de regulación de los intercambios de todo tipo (Lipovestky y Serroy,
2015).

Referencias bibliográficas
Cresswell, T. (2010). Towards a politics of mobility. Environment and Planning
D: Society and Space 28: 17-31.
___ (2004). Defining Place. En Place, a short introduction. Oxford: Blackwell
Publishing.
Crouch, D. (2013). Landscape, performance and performativity. En P. Howard,
I. Thompson y E. Waterton (eds.) The Routledge companion to landscape
studies (119-127). Londres: Routledge.
Croy, G., y Heitmann, S. (2011). Tourism and film. En P. Robinson, S.
Heitmann y P. Dieke (eds.), Research themes for tourism, Wallingford: CABI,
204-316.
de Certeau, M. (2000). La invención de lo cotidiano I. Artes del hacer. México
DF: Universidad Iberoamericana.
De Souza e Silva, A. y Sheller, M. (2014). Mobility and Locative Media: Mobile
Communication in Hybrid Spaces. London: Routledge.
Floch, J. M. (1993). Semiótica, marketing y comunicación. Bajo los signos, las
estrategias. Barcelona: Paidós.
Fontanille, J. (2004). Soma y sema. Figuras semióticas del cuerpo. Lima:
Fondo Editorial Universidad de Lima.
Gordon, E., y de Souza e Silva, A. (2011). Net locality: why location matters in
a networked world. Boston: Blackwell Publishers.
Herbert, D.T. (2001). Literary places, tourism and the heritage experience.
Annals of Tourism Research, 28 (2): 312–333.
Lipovestky, G. y Serroy, J. (2015). La estetización del mundo. Vivir en la época
del capitalismo artístico. Barcelona: Anagrama.
Määttänen, P. (2005). Aesthetics of movement and everyday aesthetics"
Contemporary Aesthetics Volume 1 Aesthetics and mobility
https://www.contempaesthetics.org/newvolume/pages/article.php?articleID=347
Naukkarinen, O. (2005). Aesthetics and mobility. A short Introduction into a
moving field. Contemporary Aesthetics, 1
https://contempaesthetics.org/newvolume/pages/article.php?articleID=350
Onfray, M. (2016). Teoría del viaje. Poética de la geografía. Buenos Aires:
Taurus.
Pocock, D. C. D. (1987). Haworth: the experience of a literary place. En W. E.
Mallory y P. Simpson-Housley, (eds.) Geography and Literature, 135–142.
Syracuse: Syracuse University Press.
Reijnders, S., Bolderman, L., Van Es, N. y Waysdorf, A. (2015). Locating
imagination: an interdisciplinary perspective on literary, film, and music tourism.
Tourism Analysis, 20: 333–339.
Reijnders, S. (2011). Stalking the count Dracula, fandom & tourism. Annals of
Tourism Research 38(1): 231-248.
Salazar, N. B. (2013). The (im)mobility of tourism imagineries. En M. Smith y G.
Richard (eds) The Routledge handbook of cultural tourism: 34-39. Nueva York:
Routledge.
___ (2012). Tourism imaginaries: a conceptual approach. Annals of tourism
research. 39 (2):863-882
Sheller, M. y Urry, J. (2006). The new mobilities paradigm. Environment and
Planning. 38: 207-226.
Sheller, M. (2014). The new mobilities paradigm for a live sociology. Current
Sociology Review 62(6) 789–811.
Singh, Z; Giucci, G. y Jirón, P. (2017). Términos clave para los estudios de
movilidad en América Latina. CABA: Biblos.
Steimberg, O. (2003). Las dos direcciones de la enunciación transpositiva: el
cambio de rumbo en la mediatización de géneros y relatos. Figuraciones.
Teoría y crítica de artes, 2
http://www.revistafiguraciones.com.ar/numeroactual/articulo.php?
ida=49&idn=1&arch=1#texto
Tatavitto, M. S. (2019). Literatura y patrimonio: el caso de la Villa Ocampo. XIII
Jornadas de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, UBA, 26 al 30 de
agosto, Buenos Aires.
Traversa, O. (1995). Carmen, la de las transposiciones. En: La piel de la obra.
Buenos Aires: Instituto de Artes del Espectáculo, UBA.
Witzgall S, Vogl G and Kesselring S (2013). New mobilities regimes. En Art and
social sciences. Aldershot: Ashgate. https://mobilistiek.nl/assets/New-Mobilities-
Regimes-in-Art-and-Social-Sciences-Intro.pdf.
Urry, J. (2002). Mobility and proximity. Sociology 36 (2), 255-274
___ (2000). Sociology beyond societies: mobilities for the twenty-first century.
London: Routledge.
Verón, E. (1999). Esto no es un libro. Barcelona: Gedisa.
___ (2013). La semiosis social, 2: ideas, momentos, interpretantes. Buenos
Aires: Paidós.

También podría gustarte