Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
S
i contrastamos los manuales de teoría literaria y los
estudios sobre la narración, es fácil descubrir quiénes
son los protagonistas del relato: la supremacía del
“narrador”, del “punto de vista” y la “perspectiva narrativa”
es absoluta; y no menos abundante la atención que se
presta a ingredientes tan decisivos en la estructura de una
obra como el “tiempo”, o como los propios “personajes”.
Entre estos pesos pesados del discurso narrativo, el “espacio
lite rario”, sin embargo, no pasa de ser uno de esos
sobreentendidos del que, precisamente por serlo, se habla
poco y con brevedad.
A menudo, el “espacio” sólo fue considerado como el
escenario donde transcurren las acciones, un elemento sin
duda indispensable, porque todo ocurre en algún lugar y
porque provee de datos esenciales para orientar la
3
Víctor d’Ors, Labor, 1969, p. 9.
4
Rockwell Gray, 1989, pp. 9 -53.
Alicia
5
Mieke Bal, 1985, p. 101.
1
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
1
Alicia
2
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
2
Alicia
2
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
2
Alicia
2
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
19
Edward Ackerman, 1976, p. 9.
20
Yuri Lotman, 1978, pp. 270 -271.
2
Alicia
21
Januzs Slawinski, 1989, p. 273.
2
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
2
Alicia
24
Otto Friedrich Bollnow, 1969, pp. 21 -31.
25
Otto Friedrich Bollnow, 1969, p. 54.
26
Otto Friedrich Bollnow, 1969, p. 22.
2
Alicia
2
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
28
Gilles Deleuze, 1996, p. 13.
29
Xavier Zubiri, 1996, p. 205.
30
Ernst Cassirer, 1985, p. 137.
2
Alicia
3
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
35
Gilbert Durand, 1982, p. 395.
36
Especialmente interesantes para esta fundamentación cultural
del espacio en Lo sagrado y lo profano de Mircea Eliade son los
apartados: “El espacio sagrado y la sacralización del mundo”, el
“Centro del Mundo”, “Nuestro mundo se sitúa siem pre en el centro”’,
“La sacralidad de la naturaleza y la religión cósmica”, “Tierra Mater”,
“Humi Positio (“la acción de depositar al niño en el suelo”). “La
mujer, la tierra y la fecundidad”, “Simbolismo del árbol cósmico y
cultos de la vegetación” y “Cuerpo -casa-cosmos”.
37
Juan Eduardo Cirlot, 1988, p.190.
3
Alicia
38
Ernst Cassirer, 1985, p. 137. Abundando en esta idea, añadirá
que “El estudio del lenguaje […] nos mostró que hay una multitud de
relaciones de la más variada especie, especialmente, valiéndose del
espacio. Por esta vía, las simples palabras espacial es se convirtieron
en una especie de palabras espirituales originales. El mundo objetivo
se hizo inteligible y transparente para el lenguaje en la medida en que
logró retraducirlo a términos espaciales” (p. 119).
3
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
39
Edward T. Hall, 1987, pp. 116 -117. El énfasis es nuestro.
40
Gaston Bachelard, 1983, pp. 9 -10.
41
Gaston Bachelard, 1983, p. 64.
42
Gaston Bachelard, 1983, p. 7.
3
Alicia
43
Gaston Bachelard, 1983, p. 79.
44
Gaston Bachelard, 1983, p. 28. El énfasis es nuestro.
3
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
3
Alicia
46
Gilbert Durand, 1982, p. 223.
47
Gilbert Durand, 1982, p. 219.
48
Gilbert Durand, 1982, p. 220.
49
El término “ecofeminismo” (o “feminismo ecológico”) se debe a
la socióloga francesa Françoise D’Eaubonne, quien lo utiliza por vez
primera en Le Feminismo ou la mort (1974). A partir de entonces
sirve para designar los lazos de la lucha por el cambio de relaciones
entre hombres y mujeres con la transformación de l as relaciones con
el medioambiente. Desde entonces la teorización al respecto ha
crecido notablemente, haciéndose v isible sobre todo en la última
década del pasado siglo, a través de publicaciones como Reweaving
the World: The Emergence of Ecofeminism (Irene Diamond and
Gloria Fernan Orestein, 1990), una de las primeras antologías sobre el
tema, y Ecofeminist Literary Criticism: Theory, Interpretation,
Pedagogy (Greta Gaard and Patrick Murphey, eds., 998), volumen
que revela la incidencia del movimiento en disciplinas académicas
como la Crítica Literaria.
3
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
50
En el caso de Hispanoamérica, muchos de los aspectos teóricos
del “ecofeminismo” concuerdan con la práctica literaria de escritoras
como Rosario Castellanos o, más recientemente, con algunas de las
escritoras del México fronterizo.
51
Vid. El volumen Ecofeminismos de Bárbara Holland-Cunz,
1996.
3
Alicia
3
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
de ahí que no sea extraño que también en los años setenta las
preguntas teológicas sufrieran un cambio importante de orientación, y
en lugar de preguntarse, como hasta entonces, “¿cómo podemos
conocer a Dios, cómo se revela su voluntad?”, se cuestionaran “las
maneras de transformar el mundo para tornarlo más justo […] ¿cómo
vivir el Reino de Dios en la historia?”, cambio de intereses que a su
juicio adquirió “contornos originales” en América Latina; entre o tros,
con la llamada Teología de la Liberación (Iv one Gebara, 2000, pp. 27-
28).
55
Ivone Gebara, 2000, p. 72.
56
Arne Naess, 1973. Junto al término original “Deep Ecology” –el
más extendido hasta la fecha – es también conocida como
3
Alicia
4
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
58
En resumen, las propuestas básicas de la “deep ecology” son
éstas: sustituir la dominación de la naturaleza por una relación
armónica con ella; respetar el valor intrínseco de toda forma de vida,
en lugar de entender el medio natural como exclusiva fuente de
recursos para satisfacción del hombre; abogar por la tenencia de
necesidades simples en lugar de un crecimiento material y económico
desmedido; abolir la creencia de la naturaleza como fuente de recursos
y reservas ilimitadas, tomando conciencia de sus limitaciones; en
lugar de progreso y soluciones de la alta tecnología, una tecnología
apropiada y una ciencia no dominante; en lugar del fero z consumismo,
la idea de suficiencia y reciclaje; desplazar las comunidades
centralizadas y las naciones hacia las tradiciones minoritarias, la
autonomía local y las bioregiones.
4
Alicia
59
La cita de Bateson que Félix Guattari ubica como pórtico a su
ensayo Las tres ecologías (1996) señala que “Así como existe una
ecología de las malas hierbas existe una ecología de las malas ideas”,
idea que constituye la tesis central de su libro Vers I’ecologie de
I’esprit (Paris, 1980). Esta “ecología de las ideas”, por cierto, no se
circunscribe únicamente al dominio de la sicología de los individuos,
sino que se organiza en sistemas o “espíritus” (minds) colectivos,
sobre los que Guattari edificará precisamente su “ecología social”.
60
Félix Guattari, 1996, p. 34.
61
Félix Guattari, 1996, p. 15.
62
Félix Guattari, 1996, p. 21.
4
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
4
Alicia
66
Peter Gould, 1987, p. 18. A esta observación añadirá: “Y, una
vez más «pensar sobre la geografía» nos lleva a «p ensar sobre el
pensamiento». Lo que quiere decir que hemos aterrizado de plano en
la más vieja de las tradiciones, la filosofía […]. Lo que hemos visto en
lo mejor de la discusión geográfica de la última década es una firme
resolución de renovar esa vieja unión con la tradición filosófica, que
es en definitiva un elemento constitutivo de la tradición occidental en
general”.
67
José Villanueva Zarazaga, 2002, p.7.
4
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
4
Alicia
4
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
4
Alicia
74
Ernst Cassirer, 1985, p. 125.
75
Martin Heidegger, “El arte y el espacio”, 1992, p. 57.
76
Martin Heidegger, “Construir, habitar, pensar”, 1992, 125 -161.
77
Otto Friedrich Bollnow, 1969, p. 248.
78
“El lugar permite en cada momento un entorno, en cuanto que él
reúne en éste las cosas de acuerdo a una mutua pertenencia” (Martin
Heidegger, “El arte y el espacio”, 1992, p. 55).
4
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
4
Alicia
79
Fernando Van de Wyngard, 2000 (Cit. en Mauricio A. Barría
Jara, 2000, p. 6).
5
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
4
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
se hace cada día más urgente, a medida que desaparecen los motivos
para apasionarse”.
84
Gilles Ivain, 1996, p. 17. A modo de anécdota, añadiré aquí la
noticia sobre la existencia de un barrio psicogeográfico en la ciudad
de Barcelona, del que dio cuenta en su momento la Inte rnacional
Situacionista: “nos hemos enterado de que el urbanismo de la España
franquista, motivado por idénticas intenciones moralizadoras, está a
punto de destruir el barrio chino de Barcelona, donde ya ha cometido
terribles estragos. El Barrio Chino de B arcelona, a diferencia del de
Londres, recibió este nombre por razones puramente psicogeográficas,
puesto que ningún chino ha vivido jamás en él” (Sin firma, “Viva la
5
Alicia
China actual”, Libero Andreotti y Xavier Costa, eds., 1996, p. 55).
5
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
85
Michael Foucault, 1980, p. 4.
86
Michael Foucault, 1980, p. 3.
5
Alicia
5
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
5
Alicia
5
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
5
Alicia
5
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
5
Alicia
6
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
6
Alicia
6
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
6
Alicia
6
ESPACIO, IDENTIDAD Y LITERATURA EN
112
Anthony D. Smith, 2000, p. 193.
113
Salvador Pániker, 2001, p. 286.