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Un buen remedio, y que depende de uno mismo, consiste en buscar la soledad. Se trata de
alimentar la capacidad para estar en soledad buscando la paz mental que nos llevará a la
ansiada concentración, tan necesaria para despachar y solventar muchos de los trabajos
que cualquiera puede tener a lo largo de su jornada.
Hay que tener la disciplina, y los hábitos necesarios, a fin de conseguir poner los
medios precisos para poder alejarnos mentalmente del ruido que nos rodea y,
así, alcanzar el estado mental que nos permita concentrarnos en nuestros
problemas; o, si es el caso, en lo que tengamos que solucionar o completar. Se
necesita crear un espacio donde se pueda centrar uno en sus propios
pensamientos, sin distracciones, sin ruido interno o externo, donde la mente de
cada cuál pueda enfocarse en lo que tenga delante por sí misma para que, de
este modo, la capacidad de concentración llegue a ser una ventaja en nuestro
trabajo.
● Identifica qué te distrae.
Hay un tipo de listas que nos puede ayudar cada vez que intentemos alcanzar ese
estado, como las listas de control popularmente conocidas como check list. La idea
consiste en identificar qué es lo que te puede provocar una distracción y anotarlo
en una lista para que, cada vez que necesites concentrarte, puedas revisarla e ir
poniendo los medios necesarios que eviten las distracciones.
Por ejemplo: si sabes que el correo electrónico puede ser una fuente de distracciones,
en tu lista figurará una línea donde ponga “apagar el gestor de correo electrónico”. Si
te ocurre lo mismo con las llamadas que recibes a través de tu móvil, deberá aparecer
otra línea en la que hayas apuntado “apagar el móvil”. Esto mismo deberás hacer con
cada situación que veas o supongas que pueda o suela distraerte.
● Habitúate a incorporar periodos de soledad en tu trabajo.
Trátalos como si tuvieras una reunión o una cita, aunque en este caso sea
contigo mismo. Si necesitas poner un recordatorio en tu calendario, ponlo y hazlo
hasta que se convierta en un hábito. Si pasas parte del día en reuniones y, el
resto, atendiendo las requisitorias de clientes, jefes, o compañeros; si además
tienes que responder a cantidad de correos electrónicos y de llamadas
telefónicas, vas a tener que buscar, aunque sean pequeñas, islas de paz de,
al menos, media hora para que tu mente aborde los temas más difíciles que
estén entre tus prioridades.
“Las cosas empiezan a encajar con absoluta perfección cuando estamos concentrados en lo que
queremos” Paulo Coelho.
● Analiza cuándo puedes aprovechar mejor tu energía mental.
Para ello convendría identificar esos momentos en los que tus niveles de energía
son los más adecuados para concentrarte, así como evitar aquellos en los que el
cansancio acumulado sea un problema añadido a la hora de mantener o
lograr la concentración necesaria.
● Evita a toda costa caer en tareas basura.
Las redes sociales, You Tube e internet pueden llegar a poseer una especie de
atracción fatal para algunas personas, por ejemplo, quienes se dejan tentar por
esos cinco minutos que van a pasar en desconexión de su duro trabajo para,
luego, suponen, volver con más energía a sus obligaciones. Pero la realidad
suele ser bien distinta. Porque esa “pequeña consulta” para ver qué han
publicado en Facebook sus amigos, les arrastra de una historia a otra y a
continuación a un video de You Tube e inmediatamente a otro para, después,
terminar perdidos entre páginas de internet, mientras el tiempo pasa
inexorablemente así junto a la oportunidad de concentrarte para atender otras
tareas más importantes.
● Aprende a focalizarte en lo relevante.
Una de las razones por las que te puede costar concentrarte en lo relevante para
ti, radica en el exceso de compromisos que has aceptado, sí, ésos que te sientes
en la obligación de atender. Sobre todo, puede que seas muy generoso con
urgencias que, en realidad, correspondan a otros, pero toma en cuenta
seriamente que hacerlo te lleva a ir actuando a largo del día como un
verdadero bombero que va apagando fuegos uno detrás de otro, sin atender,
por ello, lo que es importante para ti.
● Aprende a apartar de tu foco ciertas tareas.
El estar durante toda su jornada lidiando con ruido interno y externo y con
distracciones, te impedirá lograr ese estado de flujo, que todo el mundo ansía, en que
te encuentres inmerso en una tarea tan satisfactoria que pierdas no sólo la noción
del tiempo sino también de todo lo que te rodea hasta que la completas.
El volumen de información que te llega, junto a todas las comunicaciones que
puedes mantener en un día cualquiera, han conseguido convertir la
concentración en un estado difícil de lograr. Habrá que poner límites, habrá
que poner obstáculos e interponer puertas para controlar tu entorno cuando
quieras concentrarte pues, de lo contrario, te constará mucho llevar a cabo
ciertos trabajos que, además, suelen ser de los importantes.
Resistencia física
La resistencia es una de las capacidades físicas básicas, particularmente aquella
que nos permite llevar a cabo una actividad o esfuerzo durante el mayor tiempo
posible. Una de las definiciones más utilizadas es la capacidad física que posee un
cuerpo para soportar una resistencia externa durante un tiempo determinado.
La resistencia aeróbica es la capacidad de nuestro metabolismo, para aplazar o
soportar la fatiga y el agotamiento. Se obtiene mediante la combustión de las
células musculares. La resistencia aeróbica permite realizar esfuerzos físicos, como
las carreras de grandes tramos, algo similar pero no completamente igual a lo que
sucede con la resistencia anaeróbica.
Resistencia nerviosa
Los movimientos voluntarios del cuerpo humano se producen gracias a la
contracción/relajación muscular generada por estímulos nerviosos. Estos
estímulos funcionan de forma binaria (activan o no activan) y la fuerza del músculo no
depende de la intensidad del estímulo sino que depende de dos factores:
a. Menor capacidad para reclutar de forma simultánea las fibras musculares. Por tanto,
menos fibras trabajando al mismo tiempo, menos fuerza y menor amplitud de
movimiento.
b. Menor frecuencia de estímulos eléctricos. Por tanto, menos llamadas a las fibras para
que trabajen, menor frecuencia de contracción y menor frecuencia de movimiento.
A modo de ejemplo claro al respecto, la fatiga central es lo que nos provoca que cuanta más
distancia hayamos corrido en cierta carrera o entrenamiento, menor longitud y frecuencia de
zancada, con lo que a igual número de pulsaciones, menor velocidad.
Resistencia nerviosa
Fatiga periférica
Otro ejemplo clarísimo que más o menos hemos sufrido todos en cuanto a la
perturbación del mensaje eléctrico serían las rampas provocadas por la
deshidratación. Estas provocan contracciones indeseadas de forma involuntaria que
no permiten ejecutar los movimientos correctamente ni con la intensidad deseada.
Resistencia nerviosa
De forma generalizada, todos los practicantes de actividades de resistencia suelen basar
todo su entrenamiento en el trabajo del sistema cardiovascular, desestimando cualquier tipo
de sesión relacionada con la fuerza y la velocidad. Y esto es un error. Se ha demostrado que
el trabajo de estas dos cualidades físicas mejora el rendimiento en las actividades de
resistencia gracias a una mejora de los mecanismos de transmisión de las órdenes
nerviosas con lo que hay una contribución directa en la economía de los movimientos.
A nivel práctico, y gracias a la tecnología actual, podremos evaluar estos niveles de fuerza y
eficiencia y la evolución que los entrenamientos generan en estos valores. Ello nos llevará a
mejorar nuestro proceso de entrenamiento y a un mayor aprovechamiento de nuestras
sesiones de trabajo.
¿Qué es la resistencia
física?
¿Qué es la
resistencia
nerviosa?
¿Por qué es
importante
conocer estos
dos conceptos?
Let’s practice