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Helena Sempere, gestora del caos: “No te
da la vida porque no te da la gana”
VIVO
La consultora y pedagoga recomienda aprender a gestionar bien el tiempo, poner límites y priorizar
tus necesidades para recuperar la motivación por el trabajo y vivir un poco más tranquilos
Más del 70% de los emprendedores tienen problemas de salud mental como ansiedad, depresión o
estrés por culpa del ajetreo de la rutina y el hábito de intentar llegar a todo
Una gestión del tiempo deficiente y una mala alineación con las necesidades y valores propios puede
derivar en un burn-out en el trebajo
"'No me da la vida' es una frase que se ha puesto mucho de moda los últimos años y a mí me gustaría
rebatirla, porque es una creencia", dice Sempere. Aprovechamos para hablar con ella sobre cómo
gestionar mejor el tiempo, para, en definitiva, vivir algo mejor, más tranquilos y más de acuerdo con
los valores propios.
Sí, sin duda. Cada vez tenemos más frentes abiertos, accesibilidad a información nueva, más
aplicaciones que nos “ayudan” a hacer más cosas, tenemos más apertura al mundo. Esto es difícil de
gestionar y genera caos si no se sabe controlar.
Son habilidades, hábitos y recursos que podemos aplicar en el área profesional, pero también en la
personal. Prioridades, gestión del tiempo, gestión del caos y valores, es un tema generalizado.
Además, la esfera personal condiciona a la profesional y a la inversa. Se tiene que ampliar la mirada.
Cada vez tenemos más frentes abiertos y más aplicaciones que nos “ayudan”; esto es difícil de
gestionar y genera caos si no se sabe controlar”
El control y la responsabilidad son nuestras, en todo aquello que hacemos en la vida. Depende de
cómo nos tomemos la responsabilidad, gestionaremos mejor o peor todo esto. ¿Te están invadiendo?
¿Y hasta dónde te dejas tú invadir? La gestión del tiempo es tuya, puedes escoger qué hacer y que no,
tienes que decidir. Si “no te da la vida”, es porque no te da la gana. Si supiéramos dónde poner límites
y tuviéramos más respeto por nuestro tiempo y lo que queremos hacer, no tendríamos esta
sensación de descontrol de nuestra vida.
El primer paso es poner conciencia. Si entiendes que el control es en ti (más allá del hecho de que hay
actividades y cosas que te vienen impuestas), lo primero que tienes que cambiar es la conciencia:
decir no, tomar decisiones, escoger, tener en cuenta que si te enfocas en una cosa, te pierdes otras.
Es el primer paso para cultivar una vida más cualitativa en cuanto al tiempo. Elige, piensa, reflexiona
sobre lo que quieres y lo que no. Ten claros tus valores y prioridades. No tenemos que llegar a todo,
tenemos que tener claro donde sí que queremos llegar.
Pararse. Cógete una mañana o unas horas, busca un espacio tranquilo donde nadie te moleste.
Analiza tu día a día. ¿Hacia donde diriges los esfuerzos? ¿Qué objetivos de vida tienes,
profesionalmente y personalmente? Analiza lo que ves que haces, reflexiona sobre si todo encaja con
lo que quieres. Solamente parándote a pensar ya sacarás conclusiones. Apunta en un papel todo lo
que haces en el día a día, e intenta ser coherente con lo que quieres. En el emprendimiento, a
menudo pasa que se empieza por un motivo o motor, y con el tiempo se desdibuja, se pierde el foco y
se pierden los valores.
Se tiene que evaluar la consecuencia que puede tener lo que tienes que hacer. Si una cosa es urgente,
pregúntate para quién es urgente y por qué. Si es una urgencia para otra persona y no lo haces, ¿qué
consecuencia puedes tener? En función de esto quizás tienes que determinar si es realmente
urgente. Las cosas importantes son las que te hacen mover, lo que es relevante para ti. Tu empresa va
por delante de tus clientes, aunque nos hayan dicho lo contrario. Si tienes un negocio, tienes que
velar por él, y a veces quizás no puedes atender a los clientes en el minuto o en el momento que ellos
quieren, por ejemplo. La importancia reside en nosotros mismos. Hay pocas cosas que sean urgentes
e importantes a la vez.
En los momentos de reflexión, ¿hay que aislarse? Con el móvil cerca y rodeados de estímulos se hace
difícil pensar con calma…
Claro, 100%. Pero todo tiene que ver con el miedo a “¿y si me llaman?”, “¿y si no me encuentran?”,
“¿y si no respondo?”. Tenemos que trabajar el miedo a desaparecer y desconectar, es un tema
profundo. Si tienes un problema de salud y, desgraciadamente, te tienen que operar, desapareces dos
días y no pasa nada. O si viajas y estás en un avión, no tienes cobertura, y es una cápsula del tiempo.
¿Se acaba el mundo? No. Pues para estarte dos horas centrado en una cosa, sin mirar redes sociales
ni el móvil, ni coger llamadas, no se acabará el mundo. ¡Como antes! Sin móviles las empresas
funcionaban, hacíamos y deshacíamos. El móvil es el primer ladrón de tiempo, la necesidad de la
inmediatez absoluta.
¿Poner fecha de plazo y planificar las cosas que queremos hacer o tenemos que hacer, es
determinante?
Yo digo que si una tarea o idea no se apunta, no existe. Para mí la clave de ponerse en acción y no
estar constantemente sobrepensando (pensando en exceso). Donde radica el caos es más en la
mente que no en la ejecución. Si nos rondan millones de ideas por la cabeza o tenemos miles de
cosas por recordar, flotan los pensamientos, y cuando las aterrizas sobre un papel la capacidad de
entender lo que quiere decir cada tarea aumenta. Cuando lees, sabes lo que tienes que hacer
concretamente, y si le pones una fecha, la mente ya no lo tiene que recordar, y mengua la sensación
de angustia y caos. Además, cuando miras la agenda sabes perfectamente qué tienes que hacer,
porque lo has pensado previamente. Si no las programas con un calendario, las tareas se alargan en el
tiempo tanto como sea posible alargarlas, se llama ley de Parkinson. Si no hay fecha tope, no hay
marco de referencia.
La ley de Parkinson establece que el trabajo se expande hasta que ocupa completamente el tiempo
destinado para su realización. Esto significa que tardas más tiempo del necesario para cumplir una
tarea o que procrastinas y acabas la tarea justo antes de la fecha de vencimiento.
Todo reside en la mente, y puede ser muy traidora. Cuando tenemos una cosa importante, se tiene
que sacar de la cabeza, apuntarla, explicarla, vomitarla. Cuando lo verbalizas, te hace ser más
consciente de lo que implica. Si se te hace una montaña, analiza lo que significa, como si fuera una
receta de un plato que tienes que cocinar, o como si tuvieras que organizar un viaje. Aterriza: qué te
hace falta para hacerlo, cuánto rato, cuántas pequeñas cosas hay implicadas… Poco a poco se puede
trocear la idea aparentemente grande que se te hacía un mundo y, despacio, ir ejecutándola.
Vivimos en un mundo basado en la productividad y constantemente nos dan inputs para hacer más
en menos tiempo. Yo estoy muy en contra porque esto se puede aplicar a máquinas, no a personas.
Con todo esto, muchas personas se crean unas autoexigencias y presiones porque se comparan con
otras, y esto las desconecta de la misma realidad. Cada cual tiene sus circunstancias, y ante las
expectativas hay que ver cómo es tu realidad. Tendemos a proyectar mucho más lo que podemos
asumir.
Muchas personas se crean unas autoexigencias y presiones porque se comparan con otras, y esto las
desconecta de la propia realidad”
Sí, es muy grave que no se ponga atención en esto. Somos cada vez más consumistas, tenemos que
producir más, y no se pone atención en qué consecuencias tiene todo esto. Los efectos ya los
estamos viendo: ansiedad, depresiones, estrés, déficit de atención… Nos basamos en la cantidad y no
en la calidad. Hay que cambiar como sociedad, y poner herramientas, en empresas y en general, para
mejorar la calidad de las personas. Acabaremos teniendo que volver a la vida de hace 30 años, mucha
gente se querrá apartar de las pantallas.
¿Todo el mundo puede emprender, todo el mundo puede tener un negocio propio?
No, no todo el mundo puede tener un negocio propio. Hacen falta ciertas capacidades y habilidades,
más allá de una carrera o unos conocimientos. Va con el carácter. Hay que tener mucha capacidad
autocrítica, ganas de estar al día, querer entender, trabajarse, motivación por un tema, habilidades
sociales, perseverancia… Hace falta tiempo, hay que hacer pequeños pasos, hay que ser muy
paciente, tener claro lo que haces.