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Reseña de los capítulos 1 y 2 del libro “La Revolución Francesa” de George Rudé. (pp. 14-
86)

Por Luis Emilio Carmona Amador

Rudé, G. (2004). La Revolución Francesa. Vergara. (pp. 180)

George Rudé, fue un historiador marxista nacido en Oslo, Noruega, especializado en la Revolución
Francesa y en especial la importancia de las masas en la historia.

El libro “La Revolución Francesa” de George Rudé aborda la historia de la Revolución


Francesa desde una perspectiva social, enfatizando el papel de las masas en la historia. En los
capítulos 1 y 2, Rudé analiza la sociedad francesa del antiguo régimen, describiendo su estructura
de clases y la distribución de la riqueza. También explora las causas de largo plazo e inmediatas de
la Revolución, incluyendo la crisis financiera del gobierno francés, la insatisfacción popular con el
sistema político y social existente, y la victoria de un grupo social sobre otro y la transformación
de la sociedad, influenciada por factores económicos y políticos. Además, examina las perspectivas
historiográficas de la Revolución, destacando cómo los historiadores han abordado la cuestión de
la Revolución Francesa de acuerdo con sus propios prejuicios y los de sus contemporáneos. Rudé
se sitúa en la tradición historiográfica democrático marxista y defiende la centralidad de la
Revolución Francesa como el inicio de la Era de las Revoluciones.

En su primer capítulo, “Por qué surgió una revolución en Francia”, Rudé nos brinda una
comprehensiva visión de la estructura social francesa previa a la revolución. Rudé explica que la
alta nobleza disfrutaba de privilegios y ventajas económicas y políticas, mientras que el tercer
estado, que incluía a la burguesía, los campesinos y las clases trabajadoras, soportaba una carga
fiscal significativa y enfrentaba numerosas restricciones sociales. Es fundamental resaltar que el
tercer estado soportaba una carga fiscal desproporcionada y estaba sujeto a numerosas restricciones
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sociales. A pesar de su relativa prosperidad económica, la burguesía carecía de influencia política


y se encontraba privada de los derechos y privilegios que la nobleza disfrutaba. Mientras tanto, los
campesinos eran víctimas de la explotación por parte de los nobles, quienes les exigían el pago de
impuestos y el trabajo en las tierras de la nobleza a cambio de protección y resguardo.

La desigualdad social y económica generó un gran resentimiento y descontento en el tercer


estado, llevándolo a cuestionar la legitimidad del sistema y a exigir cambios. También se menciona
que el régimen monárquico no logró adaptarse a los cambios demográficos y económicos de la
época, lo cual impuso limitaciones y restricciones. Rudé destaca este punto como un aspecto
relevante. La monarquía absolutista en Francia no realizó reformas institucionales, lo que generó
un malestar creciente y un fuerte deseo de cambio en la sociedad.

En el segundo capítulo, llamado “Los primeros años”, Rudé explora las causas que llevaron
al inicio de la revolución francesa. Durante este período, una de las causas de largo plazo que resalta
es la influencia de la Ilustración y las nuevas ideas políticas y filosóficas. La Ilustración fomentó
la racionalidad, el pensamiento crítico y la creencia en la igualdad de derechos para todos los
individuos, incluyendo la libertad y la justicia. Estos conceptos ponían en duda la legalidad del
gobierno monárquico y la disparidad social que existía en Francia. La literatura, los salones
literarios y los cafés ayudaron a difundir las ideas ilustradas, creando un ambiente favorable para
el cambio y motivando a la población a cuestionar el antiguo orden establecido. La ciudadanía
inició su reclamo por una mayor participación política, derechos civiles y una distribución más
justa de la riqueza y el poder.

Además de los conflictos ideológicos, Rudé resalta la relevancia de las crisis económicas y
fiscales en el proceso hacia la revolución. Durante el siglo XVIII, Francia se vio afectada por una
serie de desafíos económicos, como la pesada carga impositiva impuesta al tercer estado y la falta
de reformas que permitieran un desarrollo económico más justo. Esta situación causó malestar
creciente en la población, en particular entre los campesinos y los trabajadores urbanos, quienes
estaban sufriendo las repercusiones de la crisis económica. La falta de respuesta del gobierno a
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estas crisis y su incapacidad para implementar reformas efectivas han provocado un aumento en la
insatisfacción generalizada.

El surgimiento de la revolución se debe a la influencia de la Ilustración, el cuestionamiento


de la legitimidad del régimen monárquico, la desigualdad social y las crisis económicas y fiscales.
Estos factores sentaron las bases para el estallido de la revolución. Rudé pone gran énfasis en las
causas inmediatas que desencadenaron la revolución, además de las causas a largo plazo. La crisis
financiera del Estado y la incapacidad de la monarquía para saldar sus deudas fueron factores clave.

En lo que respecta a las perspectivas historiográficas, Rudé expone diversas


interpretaciones realizadas por académicos sobre la Revolución francesa. Unos hacen hincapié en
la importancia de los factores económicos y sociales, como la evolución de la economía y el
surgimiento de una nueva clase burguesa, mientras que otros resaltan la relevancia de los factores
políticos, como la fragilidad del régimen monárquico y la ausencia de reformas institucionales.
Rudé también aborda los distintos puntos de vista sobre si la revolución fue un evento radical e
inevitable o si podría haberse evitado a través de una reforma pacífica.

En conclusión, los primeros dos capítulos de “La Revolución Francesa” de George Rudé
ofrecen una visión completa de la sociedad francesa en ese período, así como las causas a largo
plazo y inmediatas del movimiento revolucionario, además de las diferentes perspectivas históricas
que han surgido en relación a este evento crucial. El autor presenta un análisis exhaustivo y
meticuloso, alentando al lector a meditar sobre los diversos factores que desencadenaron la
Revolución francesa y su influencia en la historia. Rudé detalla la desigualdad social y económica
en la sociedad francesa antes de la Revolución, evidenciando la privilegiada aristocracia y la
explotación del tercer estado excluido. La injusta estructura social, junto con la falta de movilidad
y las restricciones impuestas por el régimen monárquico, fueron las causas que provocaron el inicio
de la Revolución francesa y la puesta en duda del viejo sistema establecido.

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