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Trabajo Práctico

Plan Decreto: 1968/17

Especialidad: Historia

Espacio Curricular: Historia de Europa III

Alumnas: Bernald, Aldana; Ovando, Natalia; Mathieu, Leidi; Ybañez, Daiana

Profesora: Gasparutti Ma. Lourdes

Curso: 3er año

Tema: Revolución Francesa


Para dar comienzo al desarrollo de sucesos que antecedieron a la Revolución Francesa, decidimos
continuar con la clasificación que nos propone Antonio Fernández, en su libro Historia
Contemporánea.

En aspectos ideológicos: Fernández nos dice que las revoluciones aparecen primero en la mente o
en los libros, y SI hablamos de Revolución Francesa, esta no fue una excepción. Las ideas
iluministas que se manifestaban en obras como las de Rousseau y Montesquieu son claros
ejemplos, estas filosofías promulgaban ideas como la de la separación de poderes como eje de un
Estado moderno y la doctrina de soberanía nacional.

En aspectos económicos: una gran crisis económica por diversos factores también fueron un
empujón para llegar a ver lo que posteriormente la revolución francesa fue, estos problemas
económicos fueron entre varios la mala cosecha de 1788 que provoco que se alcen los precios del
grano y del pan, y el hundimiento del vino que conllevo a que existan muchas complicaciones en
los agricultores de Burdeos, Borgoña y regiones del Loira. La carencia de alimentación para
jornaleros y campesinos también dio lugar a saqueos y disturbios en los mercados. Además Francia
estaba pasando un momento donde existían más gastos que ingresos, Fernández cita que existía
629 millones de libras en gastos y apenas 503 millones de libras en ingresos, siendo así una
complicación para poder abonar deudas. Aquí surge la famosa <<revuelta de los privilegiados>>
considerado por varios autores como la primera fase de la revolución.

En aspectos políticos: la monarquía había dejado de tener el apoyo y la legitimación de la


aristocracia, lo cual jugaba un papel importante para que el poder de un monarca sea tal.

El siglo XIX marcó un antes y un después en todo el mundo. Titulado por E. Hobsbawm como un
siglo de “doble revolución”, reconocemos en él la reconfiguración de todos los aspectos de las
sociedades en el marco de dos procesos importantes: la revolución política, por un lado,
impulsada por la Revolución Francesa; y revolución económica, en el otro extremo, desatada por
la Revolución Industrial inglesa. En palabras de Hobsbawm “si la economía del mundo del siglo XIX
se formó principalmente bajo la influencia de la Revolución industrial inglesa, su política e
ideología se formaron principalmente bajo la influencia de la Revolución francesa”, y en un modo
más sencillo diremos que, mientras la Revolución Francesa convierte a los campesinos en
ciudadanos, la Revolución Industrial transforma e integra a esos ciudadanos en una nueva clase
social: la burguesía.
En el presente trabajo desarrollaremos los estadillos de la Revolución Francesa, entendiendo que
se impregnó en la historia de la humanidad gracias a tres factores principales: En primer lugar, la
Revolución tuvo lugar en el Estado europeo más poblado y poderoso de la época (a excepción de
Rusia). Segundo, se trató de una revolución de masas, mucho más radical que cualquier revuelta
anterior. Por último, fue una revolución ecuménica, es decir, su alcance y sus consecuencias
tuvieron una repercusión mundial, por ejemplo, y sin ir más lejos, la independencia de las
provincias del Río de la Plata no puede entenderse sin hacer referencia a la situación de Francia y
Europa a principios del siglo XIX. En resumen, la influencia indirecta de la Revolución francesa es
universal, pues proporcionó el patrón para todos los movimientos revolucionarios subsiguientes.

Para comenzar a desarrollar el tema, nos adentraremos en la interpretación que nos


ofrece Michel Vovelle en Introducción a la Revolución Francesa. La autora nos habla del objetivo
de la revolución como la <<destrucción del feudalismo>>, nos dice que si bien existen
historiadores que no están de acuerdo con esta descripción, ya que el feudalismo en teoría no
estaba vigente de manera exacta como lo conocemos en el periodo más fuerte del medioevo,
entendemos al feudalismo como un sistema económico basado en el trabajo rural, y en Francia, en
1789, el mundo campesino representaba un gran porcentaje de la población, para más exactitud,
comprendía un 85% por lo que la economía era llevada adelante por un sistema <<feudal>>,
además, en comparación a la Inglaterra del siglo XVIII, Francia estaba industrialmente bastante
atrasado, además de poseer una gran parte de tierra cultivable en su territorio. La aristocracia y el
clero eran dueños de una extensión amplia de las tierras cultivables, por lo cual los campesinos
debían rendirle tributos impositivos en diversos aspectos, porcentajes de las cosechas, rentas y el
pago de alquileres de dichas tierras.

La monarquía francesa, como muchas otras, se caracterizaba por el poder del rey bajo un orden
divino, es decir, que las decisiones del rey eran avaladas por un Dios católico. En 1789 asume al
cargo Luis XVI, quien había impuesto su política de centralización con intendentes, que
administraban la policía, la justicia y las finanzas dentro de cada provincia. Estas políticas no le
convenían a los aristócratas, por lo comenzó un auge de deslegitimización al rey Luis XVI que
llevaba a cabo una monarquía absoluta y con esta el rechazo de la misma. Pero también existen
factores importantes de parte del otro lado de las órdenes, es decir, la burguesía y sectores
populares que también se vieron afectados por las políticas monárquicas. Los trabajadores
agrícolas y los propietarios son consumidores, <<no produce lo suficiente para respaldar sus
necesidades>>, existe una burguesía naciente que va creciendo mediante las industrias van
plateando una economía favorable para muchos lugares de Europa, es así una alianza de burgués-
campesino que dan la fuerza colectiva para poder concluir en una revolución.

Las complicaciones en el aspecto económico fueron un clave antecedente de la Revolución


Francesa, ya que el estancamiento de los precios del cereal, la superproducción vitícola, y el
comercio anglofrancesa crearon dificultades en la industria textil. Esto conllevo a diversas
revueltas populares, pero la mala cosecha sumado a estos factores anteriormente nombrados,
conllevaron a la suba de los precios. Y como nos dice la autora M. Vovelle, Luis XVI no era un
monarca <<dotado>> para poder solucionar tales problemas y aunque con la insistencia de salir
adelante poniendo dos ministros a la cabeza para poder solventar la situación fue una idea
interesante, no fue suficientemente efectiva.

Con una Francia que estaba teniendo más deudas que ingresos, más las ideas iluministas que
estaban circulando fervientemente, a la cual, los sectores más adinerados podían acceder, fueron
importantes factores para concretar el despertar de la población aristócrata, bajo los principios de
esta corriente se destacaban la confianza, la libertad, dignidad, autonomía, republica, fraternidad
e igualdad.

Si buscamos el significado del concepto <<Revolución>> en el diccionario nos dice lo


siguiente: <<Cambio violento y radical en las instituciones políticas de una sociedad.>>, y
posteriormente lo ejemplifica con: <<Revolución Francesa>>, y si bien este concepto esta
perfectamente definido, los historiadores entienden este hecho como un proceso, un hecho
que no está aislado de un concepto y espacio. Algunos, incluso, hablan de tres revoluciones:
la institucional o parlamentaria, la urbana y municipal y la campesina. Esta sectorización se
debe a las distintas demandas a través del tiempo que se arraigan a las necesidades de un
determinado grupo social, ya que las crisis económicas afectaban de diferente manera
dependiendo la calidad de vida de cada hombre, esto va a ser una gran influencia a las
peticiones o demandas que van a plantearse a lo largo del tiempo.

La creación de Asambleas Generales, que luchaban por la implementación de una constitución,


obligo en mayor o menor medida a que las órdenes más privilegiadas participaran en ella
generando así, presión sobre el Tercer Estado debido a la concentración de tropas en Paris y la
destitución del ministro Necker. Mediante la utilización del marco de las asambleas electorales de
los Estados Generales, a partir de los primeros días de junio, la burguesía parisiense enmarca las
bases de un nuevo poder y en el pueblo de Paris comienza a armarse. Las dificultades iban
creciendo y esto llevó a la jornada decisiva del 14 de julio, en la que el pueblo se apodera de la
Bastilla, este hecho puso simbólicamente el fin del Antiguo Régimen y dio a entender los principios
de una revolución que fuertemente se venía asentando.

Por otro lado, los sectores populares siguen su camino cuando la muerte del intendente de la
Generalidad de Paris, Bertier de Sauvigny ese mismo mes, comenzaron las marchas de hombres y
mujeres de Paris a Versalles en octubre, en respuesta a las amenazas de la reacción para hacer
regresar a la familia real. “El panadero, la panadera y el panaderito”, se trataba de un programa
que unía la reivindicación política a la reivindicación económica.

Aquí podemos observar la diferencia que empezaría a forjarse entre los sectores de las clases
sociales, los aristócratas con un poder político mayor, donde se constituyen asambleas y llevan así
adelante sus ideas, y la forma popular en las calles. Gracias a la intervención popular a la
revolución parlamentaria pudo materializar sus éxitos. Debido a la toma de la Bastilla, el 14 de
julio, el rey un par de días después tuvo que llamar a Necker y ceder a ponerse <<la escarapela
tricolor>>.
La presión popular actuó de diferentes maneras, depende la situación lo ameritaba, en ocasiones
de manera pacífica y en ocasiones tomaban las riendas de la violencia, con sus objetivos de guerra
definidos. Luego de los levantamientos de la primavera de 1789, muchas regiones tomaron los
ejemplos parisinos y se organizaron revueltas, dando pie a una ola antinobiliaria, surgiendo así un
grupo llamado <<Gran Miedo>>, que formara parte importante en las historias de las rebeliones
campesinas de Francia.
La realización de este nuevo sistema conformó grandes tensiones políticas, se crea la
Asamblea Nacional Constituyente, a finales del año 1789 hasta principios de 1791, preparo la
nueva Constitución a regir los destinos en Francia; creían en una monarquía moderada por una
constitución. El 26 de agosto de 1789, se anunciaban los Derechos del Hombre y del Ciudadano,
proclamándose valores nuevos de libertad, igualdad, seguridad y propiedad. Aquí comienzan a
dividirse en tendencias o grupos políticos: los aristócratas a la derecha (Cazales y Maury), los
monárquicos en el centro (Mounier y Malouet) y los patriotas a la izquierda (sus referentes se
dividen en Mirebeau y Lafayette)
Los Girondos, aquí nos encontramos con burgueses republicanos; diputados del departamento de
Gironda. Ellos son partidarios de una revolución a través de la ley, defienden la propiedad. Dentro
de los ideales se manifestaba con seguridad que la revolución se extendería por fuera de la
frontera francesa. Los famosos Jacobinos, representa una postura revolucionaria bastante
radicalizada, aquí nos topamos con la burguesía media y las clases populares, manifiestan que la
revolución se realizara sin reparar en medios. Fernández describe a los Jacobinos de la siguiente
forma: <<Prefieren hechos que teorías.>>

La revolución Jacobina

Esta es una de las etapas más <<exaltadas>> de la Revolución Francesa. Comienza un


gobierno Jacobino con Roberpierre en el mando, este tendrá como objetivo una profunda
remodelación del Estado, con ideas expresadas en una nueva Constitución promulgada en el año
1793: <<soberanía popular>> y <<sufragio universal>>, convirtiendo a la Francia Jacobina en el
primer Estado Moderno en disfrutar una constitución de tipo democrático. Se sumaron leyes como
la igualdad social que buscaba el bienestar de las clases más populares, también se estableció la
obligación de todos los ciudadanos a pertenecer al ejército.

El 10 de agosto de 1792 aparecen los Sans-Culottes, que manifestaban su apoyo a los Jacobinos,
estos no solo plantean la igualdad jurídica sino también la solución de los problemas económicos.
Se declaran abiertamente enemigos de los aristócratas y los burgueses ricos y reclaman la
distribución de artículos de primera necesidad para todos. Los Sans-Culottes serán
extremadamente populares y sus ideas estarán totalmente arraigadas a las libertades individuales,
podemos decir que nos encontramos bajo la presencia de una nueva etapa, con nuevas peticiones
y nuevos protagonistas. Con su postura e ideales extremos empiezan a repartir armas al pueblo y
motivan las elecciones por sufragio universal y así desaparece la participación activa o pasiva.

En este periodo se aprueba la Ley de Sospechosos, cuyo objetivo era perseguir a todas las
actividades anti revolucionarias y fortalecer al Estado frente a la guerra europea, no produjo los
resultados deseados y puso a gran parte de la población en su contra. Los grupos conservadores,
aprovechando la situación, dieron un golpe de Estado donde se ven con más frecuencia y
naturalidad las condenas de muerte, muchos presos parisinos fueron afectados por esta ley, las
sociedades Sans-Culottes fueron clausuradas, Robespierre y Saint-Just fueron ejecutados junto con
sus partidarios.

Reacción Termidoriana

La reacción termidoriana se denomina a un periodo de la revolución francesa tras la caída


de Robespierre, una reacción contra las políticas exaltadas de los jacobinos, donde se plantean los
valores de los primeros momentos de la revolución de los girondinos. Una de las primeras medidas
fue dejar de lado como un instrumento revolucionario, se decretaron también los clubes jacobinos
y las sociedades sans-culottes. El poder vuelve a los adinerados. Finalmente en 1795 se promulga
la nueva Constitución, se arma con la intención de evitar cualquier tipo de extremo revolucionario,
los poderes públicos y legislativos se dividen en dos cámaras, consejo de ancianos y el consejo de
los quinientos. El poder ejecutivo estaría compuesto por cinco personas que formarían el
<<directorio>>, esta es una fase entre 1775 y 1779. Este periodo está caracterizado por una gran
crisis económica. El derecho al sufragio comienza a cobrar pago de una contribución, lo cual limita
nuevamente a los ciudadanos a una participación políticamente activa.

Napoleón Bonaparte (breve introducción a la vida de Napoleón)

¿Quién era Napoleón?

Napoleón Bonaparte nació en Francia en el seno de una familia noble, a los 9 años recibió
una beca para estudiar en la academia militar donde estaría allí hasta los 15 años. La Revolución
Francesa fue un incentivo para que Napoleón Bonaparte fuera quien conocemos hoy en día. Su rol
de militar durante estos periodos se caracterizó por su capitanía en el ejército francés.

En 1796, fue enviado a comandar las tropas de Italia, aunque sus soldados no estaban condiciones
de poder llevar adelante las batallas, pero su confianza y convicción logro que pueda Francia
triunfar, los franceses se impusieron ante los austriacos. Existieron varias batallas donde este
personaje logró concretar sus objetivos. Luego de su campaña en Italia, vuelve a Francia y es visto
como héroe, pero su ambición no terminará aquí.

En una época de exploración y conquista en todo el mundo, los Franceses se destacaron por la
astucia de Napoleón, pero los ingleses fueron enemigos contantes saqueando los barcos franceses
que osaban enfrentarse a Napoleón, por esto, se embarcó hacia la conquista de Egipto para cortar
la conexión comercial de Inglaterra con el oriente medio y la india, lugares de donde obtenían gran
parte de sus riquezas. Napoleón desembarca en Egipto, conllevando a la <<batalla de las
pirámides>>, donde nuevamente consagró su victoria. Pero Austria, Gran Bretaña y Rusia se
aliaron contra los franceses, por lo que Napoleón vuelve y pasa de ser Cónsul a un emperador de
Francia. Con el tiempo, nuevamente sus enemigos pactaron para derrocar el poder obtenido por
parte de Bonaparte, pero esta vez sumando a Portugal. En 1805, todo el imperio francés se
preparó para la guerra, quienes arrasaron victorias de innumerables batallas.

Imperio Napoleónico

La obra de Napoleón puede intentar entenderse, interpretarse y juzgarse desde diferentes


perspectivas. Según Fernández; por un lado consolida la revolución, y por otro, la traiciona e inicia
la Restauración, devolviendo algunos aspectos monárquicos/aristocráticos a las instituciones de
poder y a la vida social. En ambos casos, se le debe reconocer dos virtudes: su capacidad para
comprender las necesidades de su tiempo y para movilizar las fuerzas sociales para alcanzar los
ideales de la época.

¿Cómo llega Napoleón al poder?

El Directorio constituido después del golpe termidoriano de 1794 tiene que hacer frente a
una doble oposición: los realistas, que consideran que la revolución ha terminado y los Borbones
deben ocupar nuevamente el trono francés, y los jacobinos, que creen que la revolución ha sido
traicionada y deben defenderla.

La burguesía francesa se apoya en los generales de los ejércitos, buscando estabilidad. Entre estos
generales, el más prestigioso tras sus campañas en Italia y Egipto, resulta ser Napoleón Bonaparte,
quien inmediatamente es nombrado comandante de las tropas parisinas. Tras derrotas militares
en el exterior y conspiraciones constantes en el interior, se produce el golpe de Estado de 18
Brumario (9 noviembre de 1799), que coloca al frente del poder ejecutivo a tres cónsules:
Bonaparte, Sieyés y Ducos. Se inicia la carrera política de Bonaparte, cuyas atribuciones son
superiores a los otros dos cónsules. Primer cónsul, consulado vitalicio e imperio serían los tres
grandes sucesos que colocarían a Napoleón como el hombre histórico que conocemos hoy.

El nuevo gobierno de cónsules, a diferencia de los anteriores, se diferencia de los ideales de la


Revolución al carecer de una Constitución con declaración de derechos. Además, deja atrás la
división de poderes: el primer cónsul acumula poderes ejecutivos y legislativos, los otros dos
cónsules quedan relegados a funciones consultivas. Se establece el sufragio universal, pero resulta
ineficaz por el sistema de listas de notabilidades, donde los notables, elegidos por los ciudadanos,
son quienes a su vez eligen a las autoridades superiores, volviéndose un proceso indirecto y
complicado, sustituido luego por colegios electorales, compuesto por hombres elegidos a través
de asambleas populares. El primer cónsul además tiene influencia sobre las tres Asambleas -
Cuerpo consultivo, Senado y Tribunado-, y sobre la administración local, dirigida por prefectos.

Esta concentración del poder personal en el primer cónsul llega a un punto culmine con la
designación de Napoleón como cónsul vitalicio, elegido por el senado como gesto de
agradecimiento por la firma de la paz de Amiens con Inglaterra (1802).

La carrera política de Napoleón culmina en su coronación Imperial en un contexto de hostilidades


con Inglaterra, a pesar de la paz alcanzada en 1802, y de una delicada situación interna de Francia
en un momento en que muchos consideraban clausurado el largo proceso de la revolución y
perseguían la estabilidad. Sumado a esto, Fernández nos dice que Napoleón consideraba que la
mayor autoridad de Francia no podía tratar con reyes europeos en carácter de cónsul, pues
representaba cierta inferioridad frente a las familias reales. Por esto, la nación que aspiraba a ser
dueña del continente tendría que estar dirigida por una institución que históricamente llevaba
implícita una misión hegemónica: la construcción de un imperio.

Sobre la contradicción que supone el imperio frente a la república, el historiador español Jesús
Pabón no la encuentra tan profunda, si contemplamos el contexto político internacional de la
época: para que la República perdure en Francia debía implantarse y perdurar en toda Europa, por
lo que el Imperio debía ser el mecanismo adecuado para la implantación de la república en todas
las naciones europeas. Además, suponía la supremacía francesa y, más aun, la de Napoleón.

El proceso hacia la proclamación imperial constó en dos fases:

Fase política: En los primeros meses de 1804 aduladores y asambleas devotas piden al Primer
Cónsul que convierta su obra en inmortal. El Consejo de Estado hace suya la propuesta y el Senado
elabora un proyecto de Constitución, que proclama a Napoleón Bonaparte “Emperador de los
franceses”. El senado consulto de mayo ratifica con 3.5 millones de votos positivos este
nombramiento y su transmisión hereditaria en la descendencia del Emperador.
Fase religiosa: En paralelo, se iniciaron las gestiones para que el Papa Pío VII coronase
solemnemente a Napoleón. De esta manera no quedaría duda de que la consagración pontificia
otorgaría legítima supremacía continental al Emperador. Con promesas y amenazas el Pontífice
fue convencido que se aportaría notables ventajas la Iglesia, y Napoleón fue coronado el 2 de
diciembre de 1804, proclamando un imperio hijo de la revolución y apoyado por el pueblo.

La Gobernación de Francia

La estructura de gobierno de Napoleón concentra el poder y hace resurgir algunos valores sociales
de la monarquía. Según Fernández, el gobierno del imperio podría interpretarse como una síntesis
entre el régimen antiguo y el nuevo, construyendo una nueva jerarquía que se apoyase en los
méritos personales y los servicios al Estado y no en el nacimiento.

Como primer aspecto notable, se encuentra la creación de la nueva nobleza, cuyo estatuto se
publica en marzo de 1809: príncipes, miembros de la familia y grandes signatarios reciben títulos
transmisibles por vía hereditaria, ministros, secretarios y consejeros de Estado son condes
vitalicios; presidentes de Cortes de justicia, obispos y alcaldes de ciudades grandes, barones; los
miembros de la Legión de Honor, caballeros.

En cuanto el sufragio, se mantiene de carácter universal pero los ciudadanos solo son invitados a
contestar afirmativamente a las consultas plebiscitarias y a elegir a los miembros de las asambleas
cantonales, que a su vez elegirán, entre candidatos a los que se exige alto nivel de renta, a los
miembros vitalicios de los colegios electorales, quienes votarán -tras esta serie de filtros-
simplemente a aspirantes entre los que ha de elegir el Senado o el Gobierno. Sólo hombres ricos y
dóciles pueden llegar a sentarse en una cámara, sin relación con la voluntad de los ciudadanos.

En el poder legislativo las sesiones de la cámara baja se acortan y sus tres comisiones (legislativa,
administración y finanzas) están formadas por funcionarios dóciles. El Senado, único órgano que
conserva poder, se aristocratiza y corrompe con obsequios generosos a todos sus miembros.

El Consejo de Estado prepara la obra codificadora del Consulado, pero posteriormente es


marginado. De igual forma pierden atribuciones los ministros, relegándose a secretarios de
despacho, sin poder tomar decisiones sin el refrendo del Emperador. Los prefectos, casi
omnipotentes en los departamentos, obedecen totalmente al ministro del Interior.
La justicia se adaptó a las tendencias autoritarias del sistema. Se completó la elaboración del
código civil, iniciada bajo el Consulado, la palabra corte sustituye la palabra tribunal, se endurecen
las sanciones penales, aumentan los poderes de la policía, tal como en el Antiguo Régimen, el rey
(en este caso emperador) es la fuente de derecho.

El control de la prensa constituyó otro objetivo del régimen. Se suprimieron periódicos hasta dejar
uno por departamento, y cuatro en París; se suprimen 97 de las 157 imprentas parisinas y se
impone a impresores y libreros un juramento. Todas estas son medidas destinadas a impedir
cualquier publicación que pueda provocar en los ciudadanos el olvido de sus deberes hacia el
soberano y el Estado.

La Sociedad Francesa

Como se mencionó anteriormente, una de las características más importantes del imperio
fue la recuperación de los notables –aristocracia, alto clero y alta burguesía-, que en la fase de la
revolución habían sido desplazados por los ideales igualitarios. Una clave de este resurgimiento
fue la restitución de las propiedades agrarias de la nobleza. A esto, se le suman otras fuentes de
riquezas provocadas por el crecimiento demográfico y la concentración de la población en
ciudades hace crecer el negocio inmobiliario y el comercio.

Napoleón se resistió a aceptar que la credencial para ingresar al grupo de notables fuese la
fortuna, «no se puede hacer un título de la riqueza», dijo no se puede negar que el dinero se había
convertido en criterio esencial para participar en la vida política. Se ha comprobado que la mayoría
de los rechazos de propuestas de ennoblecimiento se basan en fortuna insuficiente, y en otros
casos en falta de notoriedad o no ejercicio de función pública. El ejército constituía la única
bandera de promoción social para los ciudadanos carentes de fortuna.

En la obra de Fernández encontramos que, por otro lado, si bien las clases populares, obreros,
artesanos y pequeños propietarios agrícolas, son marginadas de la vida política, la época imperial
no significó una fase miserable para ellas. Los costos de vida eran altos pero en correlación
también de salarios altos en una coyuntura económica favorable, a la que se suma el estímulo de
las guerras sobre sectores industriales básicos

Napoleón y sus Tácticas Militares


Napoleón, heredero de la revolución también en la guerra, rompe con los métodos clásicos del
asedio y el control del espacio para inaugurar la guerra de masas. En vez del soldado mercenario
que lucha por dinero, utilizará al patriota en armas en defensa de su nación. Este método lo llevará
lejos, pero significará su fracaso en España, donde son los franceses los invasores y el pueblo
español es el que resiste.

Frente a ejércitos superiores en número, Napoleón contaba con principios teóricos como la
concentración de sus hombres en un punto, la rapidez de movilidad de su ejército y la división del
mismo en el terreno, y con maniobras tácticas que demostraban su capacidad para realizar sobre
el campo lo que ha previsto antes sobre los planos. Dos de estas pueden distinguirse en la serie de
sus batallas:

a) Maniobra de líneas envolventes (ej. Ulm, 20 de octubre de 1805). El denominado ejército pasivo
se sitúa en un lugar fácil de defender, donde sea casi imposible la ruptura, mientras el activo se
mueve rápidamente durante la noche y corta las líneas de comunicación del enemigo. El efecto
psicológico del corte, aparte de la interrupción de los abastecimientos, es decisivo.

b) Maniobra de líneas interiores (Austerlitz, 2 diciembre de 1805). En ella radica la verdadera


genialidad del gran general francés, que la adopta cuando no dispone de superioridad numérica.
Hasta Napoleón se considera posición óptima la del ejército envolvente; con él se comprueba que
puede resultar fatal porque alarga las filas en un gran espacio de terreno, mientras que el ejército
en posición central concentra efectivos en un punto y los traslada sin dificultad de un ala a otra.

Campañas: el Fracaso de España

Las operaciones militares del imperio se desarrollan mientras Francia sufre las
consecuencias económicas de las quiebras de muchos negocios y el paro, reflejados en la recesión
de las exportaciones (dominación marítima de Inglaterra).

Hacia el exterior, estas operaciones se direccionaban en tres caminos diferentes: la rivalidad con
Inglaterra, la búsqueda de entendimiento con Rusia y la alianza y unión con Austria. En la lucha por
la hegemonía europea Inglaterra es el enemigo inevitable; con Rusia ha de entenderse para no
sostener al mismo tiempo guerras con una potencia marítima (Inglaterra) y otra continental
(Rusia); Austria es la historia, el matrimonio con una princesa austríaca legitima el título de
emperador para un advenedizo en las familias reales europeas.
Napoleón declara las islas británicas en estado de bloqueo; ningún país continental podía
comerciar con ellas. El bloqueo sólo podría ser eficaz sin fisuras, y este supuesto le lleva a
introducir en España, aliada por el tratado de Fontainebleau, varios cuerpos de ejército que
teóricamente invadirían Portugal. Pero que provocan, al secuestrar en Bayona a la familia real
española, un alzamiento nacional. A este paso temerario contribuye el desconocimiento de la
realidad española, incluso el de la geografía peninsular: André Fugier afirma que era el país que el
Emperador peor conocía, sobre el que menos había leído

Tras el alzamiento español, en Madrid el 2 de mayo y en otros puntos inmediatamente, Asturias,


Sevilla, se produce el fracaso del plan de conquista de la península. España se convierte en un
problema que pone en jaque los principios de guerra de Napoleón: la nación en armas y el
enfrentamiento a un pueblo, no a un ejército. Además, la táctica de hostigamiento de las
Guerrillas -que se apoya en una orografía montañosa- convierte la península en un campo donde
ninguna estrategia o táctica es posible ensayar. La clave final es la intervención inglesa que impide
el control del mar por los franceses, que impide las comunicaciones y abastecimientos entre los
puertos. En 1810 y 1811 el ejército francés llega a ocupar casi toda la península, pero siempre es
precaria la continuidad de sus líneas de abastecimiento. En los años 1809 y 1810 Napoleón
obtiene contra la 5º' coalición éxitos militares como Wagram, y diplomáticos, como su matrimonio
con María Luisa de Austria, tras su entrada en Viena. Otra vez el continente está bajo su dominio,
pero pierde la alianza rusa, mientras Inglaterra incrementa su acoso marítimo y España desgasta
incesantemente la potencialidad terrestre del coloso. España seria, entonces, el gran error de
Napoleón.

El Bloqueo

La confrontación entre Francia e Inglaterra filtra el terreno bélico y golpea el campo


económico ante la evidencia de que ninguno de ellos consigue éxitos decisivos. El bloqueo impide
la conexión económica de la Isla británica con el continente y, como contrabloqueo, el gobierno de
Londres declara a todos los puertos europeos en situación de bloqueo para admitir o remitir
mercancías a Francia.

Para Francia, los efectos del bloqueo fueron gravísimos: la ruina de los puertos, el hambre de
algodón, la quiebra de los propietarios agrícolas que no pueden exportar sus excedentes en años
de buenas cosechas, ni pagar los impuestos
Inglaterra, encontró alivio en las costas, lo que permitió encontrar puntos sin vigilancia para el
contrabando y así la flota inglesa, al tomar las islas Jónicas, abrió una comunicación con el
continente a través de Grecia.

La lucha económica debilitó a las dos potencias, y la crisis de 1811 convence a Napoleón de la
imposibilidad de una victoria económica y, por consiguiente, de la necesidad de realizar un
esfuerzo militar decisivo. Y de este supuesto nace su error máximo, tras la ruptura con el zar la
campaña de Rusia de 1812.

El Sistema Continental

Los territorios dominados militarmente fueron encuadrados en una especie de sistema


federal bajo la dirección de Francia. Independientes en la teoría, todos los gobiernos disfrutaban
de una soberanía limitada en la que Napoleón intervenía en sus asuntos. En algunos se instauraron
dinastías familiares, como el ejemplo de José Bonaparte en Nápoles y después en España, y en
otros territorios tenían un estatuto especial, con gobernadores generales.

Social y políticamente, Francia impuso su modelo extraído de la Revolución: abolición del


feudalismo, supresión del diezmo, venta de bienes eclesiásticos y elaboración de códigos civiles.

El sistema funcionó deficientemente, las familias desobedecían a Napoleón con frecuencia y


acababan identificándose con el pueblo que gobernaban, imposibilitando la unificación política
que perseguía el emperador.

La Derrota

Napoleón avanza sobre Rusia en 1812, luego de asegurarse la sumisión total de Prusia y el
apoyo austríaco. El emperador cruzó el río Niemen el 24 de junio de 1812 por un ejército de
400.000 soldados más 200.000 de reserva y los apoyos de contingentes polacos e italianos y una
poderosa artillería.

Casi tres meses dura el avance desde el Niemen hasta Moscú, a donde llega el 14 de septiembre
de 1812. Cinco semanas permanece en la capital rusa esperando inútilmente la rendición,
ordenando el regreso cuando las dificultades de abastecimiento alcanzaron un punto crítico.

En pocos meses Napoleón rearmó su ejército a pesar de las grandes pérdidas sufridas en su
estadía en Moscú, pero las potencias europeas están ahora dispuestas a unirse frente al que
consideran una amenaza continental. En 1813, al tiempo que españoles e ingleses casi expulsan de
la península ibérica a los franceses, los rusos reciben en Centroeuropa el refuerzo sueco y en
agosto el de Austria, Francia está sola.

El 16 de octubre se inicia la batalla de Leipzig o de las Naciones, que dura cuatro días. Ante la
escasez de municiones y el número de enemigos muy superior, alcanzando el medio millón de
soldados pertenecientes a diez naciones, Napoleón ordena la retirada, que se convierte en
desastre al ser destruidos los puentes del Elba.

Tres gigantescos ejércitos aliados avanzan por Francia en los primeros meses de 1814. Tras una
solicitud del Senado, Napoleón abdica en el mes de abril y es recluido con guarnición en la isla de
Elba. Sin embargo, luego de protagonizar un último episodio en la historia francesa, es desterrado
a la Isla de Santa Elena tras la derrota de Waterloo (18 y 19 de junio de 1815). Con él finaliza el
primer imperio francés y también una era de la historia europea.

Fuentes: FERNÁNDEZ, A. (1997). Historia Universal. Edad Contemporánea. Vol. IV. 2da.ed. Vincens
Vives. Madrid (caps. III, IV Y V).
HOBSBAWN, E. (1998). La era de las revoluciones 1789/1848. Crítica. Barcelona.
VOVELLE, M. (2000). Introducción a la Revolución francesa. Crítica. Barcelona.

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