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Arqueologia de La Muerte Aspectos Metodologicos
Arqueologia de La Muerte Aspectos Metodologicos
de un marco común. Así surgieron términos rales surgieron otras, ceñidas a campos con-
como “Arqueología de los asentamientos”, cretos de estudio, como la “Arqueología de
“Arqueología del Culto”, “Arqueología de la los animales”, “Arqueología de las plantas”,
Guerra” y otros, entre los que podemos in- “Arqueología de la basura”, “Arqueología
cluir a la “Arqueología de la Muerte”. Estas de las armas”, y toda una serie de especia-
denominaciones hicieron fortuna, de forma lizaciones que hicieron más complejo, pero
que hoy día aparecen como capítulos en los también más fiable, el trabajo arqueológico,
manuales y libros de Arqueología, y lo que es renovación metodológica que sigue plena-
más importante, como entradas en diccio- mente vigente en la actualidad. Vamos a
narios y enciclopedias de divulgación. comenzar analizando este punto y señalan-
do los últimos avances en el estudio de la
La “Arqueología de la Muerte” sería en-
arqueología funeraria, en la estela de lo que
tonces, según esta acepción inicial, aquella
supusieron esas renovaciones en el trabajo
parte de la disciplina arqueológica encar-
de campo y en el estudio de los materiales
gada de tratar e interpretar los restos vin-
recuperados.
culados al mundo funerario. La Nueva Ar-
queología consiguió –qué duda cabe– una
verdadera renovación de los estudios sobre
tumbas y necrópolis, pero también fue uno II. NOVEDADES
de los campos en los que se advirtieron con METODOLÓGICAS
más rapidez las limitaciones de este enfoque
teórico. Como probablemente nos han repe- Cuatro coordenadas básicas configuraron
tido más de una vez, la Nueva Arqueología el marco identificativo de la Nueva Arqueo-
trabajaba desde una perspectiva básicamen- logía en relación con el estudio de los ce-
te darwinista, en la que, siguiendo a Leslie menterios y el ritual funerario. En primer
White, la Cultura era un medio extrasomáti- lugar, el interés por la referencia espacial,
co de adaptación al medio. Si esto era así, lo tanto de los objetos como de las estructuras
crucial en el estudio de una sociedad seria funerarias y, desarrollando progresivamente
conocer cuáles habían sido sus estrategias el zoom de alejamiento, de las necrópolis
adaptativas y entender el cambio cultural respecto a sus poblaciones y su territorio.
como una fórmula de reajustar su situación Aquí hablamos de la “Arqueología Espacial”,
respecto a su entorno. En consecuencia, los dentro de sus niveles Micro, Medio y Macro,
aspectos más valorados en el estudio de una un lenguaje típicamente procesual.
sociedad serían los temas relacionados, por
La segunda coordenada fue la mejora de
un lado, con la supervivencia –es decir, los
los sistemas de clasificación y el tratamiento
aspectos económicos y su vinculación con el
estadístico de los datos, que buscaba anular
medio ambiente–, y por otro, con la estruc-
el efecto engañoso que supone elevar a nivel
tura organizativa de la sociedad, que es la
de generalización lo que en realidad no son
que permitiría una adaptación exitosa.
más que comportamientos individualizados
La “Nueva Arqueología” supuso, como y escasamente representativos. La “Arqueo-
es sabido, una mejora notable en el trata- logía Analítica” de Clarke (1983) abrió un
miento del registro arqueológico. Además campo que hasta hoy no ha dejado de avan-
de aquellas “Arqueologías” temáticas gene- zar.
En tercer lugar, la Nueva Arqueología pero que pocas veces fueron desarrollados,
desarrolló la interpretación social de los era establecer hasta qué punto las tumbas
restos funerarios, estableciendo una com- eran un fiel reflejo de la sociedad o si de-
pleja secuencia de criterios para jerarquizar formaban o enmascaraban algunos de sus
a los individuos en función de sus estructu- rasgos constitutivos. Se establecía la jerar-
ras funerarias y de sus ajuares, asociando quía social por las tumbas, pero, ¿había los
estos datos a la información sobre su sexo mismos indicios de jerarquía en el mundo
y edad. de los vivos?
La cuarta coordenada fue la incorpora- Actualmente los estudios que se reali-
ción de unos sistemas analíticos mucho más zan sobre las necrópolis abordan a menudo
perfeccionados, estimulando la colabora- una comparativa con los estudios de los da-
ción interdisciplinar y el estudio tecnológico tos recopilados en los poblados. Un ejemplo
y económico de los restos encontrados. En lo tenemos en un reciente trabajo de Ruiz
coherencia con los intereses económicos y Zapatero (2004), donde se comparan los
medio-ambientales, prioritarios en esta ten- ajuares domésticos y funerarios del Bronce
dencia, las piezas eran valoradas en todo su Final y Primera Edad del Hierro, no sólo en
proceso de elaboración y no sólo en su clasi- su aspecto formal, sino en el lugar que ocu-
ficación tecno-morfológica, como era habi- pan en cada uno de sus respectivos contex-
tual hasta entonces. Encontramos a partir tos (Figura 1).
de este momento estudios sobre la cons-
La perspectiva recíproca desde las ne-
trucción de las tumbas, sobre la cantidad de
crópolis y los asentamientos es, por tanto,
metal incluido en los ajuares, sobre la pro-
un enfoque necesario en la investigación,
cedencia de los objetos de piedra, o sobre
máxime cuando es posible que alguno de
el costo que pudo suponer el sacrificio de
los dos sectores, especialmente el funera-
los animales y sus patrones de descuartiza-
rio, no ofrezca el reflejo esperado de sus
miento y consumo. A ello se añadían análisis
correspondientes poblados. Es habitual que
paleobotánicos y cronologías absolutas que
los restos de los cementerios proporcionen
complementaban las series estratigráficas
registros de población inferiores a las esti-
básicas.
maciones que se realizan a través del estudio
Algunos de los aspectos señalados se de las viviendas. En ocasiones esta ausencia
han convertido en puntos de referencia de es notoria, como se ha señalado en el caso
los estudios funerarios, especialmente los de la Cultura Ibérica, e incluso pueden dar-
estudios espaciales a diferentes niveles, y la se casos de inexistencia casi generalizada,
interpretación social de los restos. Es ge- como ocurre en algunas áreas del Bronce
neralmente sabido que la situación de las Final peninsular. Cuestiones de ideología y
necrópolis respecto a los poblados puede de nivel social y económico pueden marcar
leerse de muchas maneras, que van de lo estas tendencias, factores que han actuado
funcional a lo simbólico. –Necrópolis roma- hasta la actualidad en este sentido. Hoy día
nas junto a las vías de entrada; depósitos se nos presentan otras alternativas todavía
funerarios en medios acuáticos, etc.– Uno más “engañosas” para la Arqueología, como
de los aspectos que siempre se indicó des- la creciente moda de convertir las cenizas
de los presupuestos nuevo-arqueológicos, procedentes de las incineraciones de los di-
FIGURA 1.- Comparación de espacios y materiales entre casas y tumbas del Bronce Final (según Ruiz
Zapatero, 2004)
funtos en diamantes que permanecen y en- de los difuntos, así como distintos aspectos
grosan la herencia familiar3. del ritual de cremación, con lo que se abrie-
ron nuevas posibilidades en la investigación
Asimismo puede comprobarse que al-
de las culturas que someten a sus difuntos a
gunos de los aspectos tratados en los años
la acción del fuego.
70 y 80 se van abordando desde nuevas pers-
pectivas. El estudio de las construcciones En el caso de la Península Ibérica, la
funerarias, de sus características arquitec- colaboración entre arqueólogos y antropó-
tónicas y del esfuerzo que costaba levantar- logos se puede considerar como tardía. A
las iba dirigido expresamente a una lectura pesar de todo, y dada la importancia de este
de la jerarquización social. Actualmente, la ritual funerario a partir del Bronce Final,
“Arqueología de la Arquitectura” desborda a comienzos de la década de 1980 surgen
ampliamente esos parámetros, al conside- las primeras colaboraciones, plasmadas en
rar el edificio funerario como generador de análisis puntuales de enterramientos de
un espacio interior que es diseñado no sólo cremación singulares (Campillo, 1982:101-
en relación a la importancia de los persona- 2). Rápidamente seguirán otros conjuntos,
jes enterrados, sino también en función de como los de Ibiza (Gómez Bellard 1985),
ideas y normas que rigen el comportamiento conjuntos funerarios ibéricos como los del
funerario, y que en buena medida constitu- Cigarralejo (Santonja 1985), Pozo Moro (Re-
verte 1985), aunque quizás ninguno tendrá
yen una materialización del mundo del más
tanta repercusión como el estudio realizado
allá (Sánchez, 1998; 2004).
sobre los restos humanos incluidos en el tro-
Podríamos encontrar muchos otros ca- no de la Dama de Baza (Reverte, 1986), por
sos de los resultados que van obteniéndose la aparente contradicción entre su condi-
en la actualidad a partir de la reorganización ción femenina y la presencia de armamento
de los estudios funerarios planteada por la en el ajuar.
Nueva Arqueología, pero me centraré sobre
Desde luego, la incineración de los
todo en uno de los campos en el que creo
restos humanos puede llegar a provocar
que se ha avanzado más respecto a las dé- grandes limitaciones en el estudio antro-
cadas de 1970 y 1980, y que es el de la Pa- pológico, siendo imposible a veces conocer
leoantropología, en la que hay que destacar incluso el sexo y la edad, y dando margen a
cuatro líneas que enriquecen notablemente
los estudios arqueológicos: la Paleodieta, los
estudios de ADN, la Paleopatología, y el aná-
3
| Se pueden encontrar numerosas referencias
en internet sobre este tema, cuyos servicios comercia-
lisis antropológico de las incineraciones4. les por el momento se ofrecen únicamente desde Sui-
za.
Empecemos por el final. Hasta la década 4
| Empleamos indistintamente los términos inci-
de 1960 se suponía que los restos quemados neración y cremación, aunque con propiedad no debe-
quedaban tan deteriorados por la acción del ríamos usar más que este último, ya que el esqueleto
fuego que no merecía la pena su estudio y no queda en ningún caso reducido sólo a cenizas tras
de hecho, en muchas ocasiones no se con- los rituales practicados en la Antigüedad. Ciertamente,
tampoco en la actualidad los procesos de “incinera-
servaban. Afortunadamente, los trabajos de ción” son estrictamente tales, puesto que sigue perma-
Wells (1960) en Inglaterra demostraron la neciendo una fracción ósea que no llega a destruirse
posibilidad de determinar la edad y el sexo por completo.
la aplicación de criterios diferenciales entre que recogían los huesos quemados para in-
especialistas, como ocurrió en el caso de la troducirlos en sus correspondientes urnas,
necrópolis de Los Castellones de Céal. En actuaban según pautas muy comprensibles,
esta ocasión, la muestra de los restos hu- seleccionando aquellos restos de mayor en-
manos cremados fue sometida a dos análisis vergadura o con una forma más llamativa,
independientes, obteniéndose resultados mientras que los pequeños restos de diáfisis
parcialmente diferentes. Mientras que en un se abandonaban entre los carbones (Chapa y
caso se aventuraba más en cuanto a la ads- Pereira, 1992) (Figura 2).
cripción de sexo, en otro se prefería una pos- Por otro lado, un estudio detallado de
tura más prudente, engrosando el apartado los dos conjuntos depositados en una misma
de “indeterminados” (Chapa et al. 1998, pp. tumba, y en este caso volvemos de nuevo a
203-204) la cámara ibérica de Hornos antes citada, ha
Eso sí, un análisis detallado permite permitido apreciar que, aunque la intención
conocer aspectos importantes del proceso fue separar los restos de las dos personas
ritual. En primer lugar podemos aludir a la en urnas distintas, alguno de los huesos de
temperatura que alcanzó la pira funeraria. una de ellas acabó en la urna contraria. Esto
Como señalan Trancho y Robledo (e.p.)5 en pudo saberse al comprobar que uno de los
su estudio sobre los restos quemados ente- huesos de una urna encajaba perfectamente
rrados en la cámara ibérica de época antigua con su otra mitad, recuperada en el segun-
del Cerrillo de la Compañía (Hornos, Jaén), do recipiente funerario. En este caso lo que
se ha comprobado experimentalmente que podemos suponer es que la cremación fue
a partir de 200ºC la acción del fuego em- simultánea, en piras contiguas con posibili-
pieza a provocar un cambio en la coloración dades de mezcla, o consecutiva en un mismo
de los huesos, que progresivamente va oscu- lugar Trancho y Robledo, e.p.).
reciéndose. A partir de 600ºC pasan a gris, En cuanto a la Paleopatología, no es
y sobrepasando los 650ºC torna a “blanco necesario señalar que es un campo que ha
de incineración”. Ciertamente, aunque la avanzado considerablemente en los últimos
temperatura de la pira funeraria sea más o años, al que se vinculan amplios grupos de
menos alta, la repercusión del calor en los especialistas que, poniendo su trabajo en
huesos puede no ser uniforme. Especialmen- común, permiten ofrecer constantemente
te los huesos largos pueden tener variacio- novedades6. Uno de los aspectos que más
nes notables en su coloración, tanto en su preocupa a los especialistas, por la dificul-
extensión como en su sección desde la parte tad que entraña su estudio, es el de la de-
exterior a la zona interna.
En segundo lugar, y si contamos con 5
| Agradecemos tanto a los autores como a los
la posibilidad de comparar los restos intro- editores de la monografía el habernos permitido con-
ducidos en las urnas o las tumbas y los que sultar el texto antes de su publicación.
se asocian a las piras funerarias, es posible 6
| El último Congreso Nacional de Paleopato-
también conocer las pautas de selección y logía, celebrado en Cáceres (2005), insistió en la ne-
cesidad de relacionar estrechamente los intereses ar-
recogida de los restos. En el caso de Caste- queológicos y paleopatológicos, disciplinas que hasta el
llones de Céal se observó que, una vez fina- momento han colaborado de forma más paralela que
lizado el proceso de cremación, las personas interrelacionada.
FIGURA 2.- Tipos de huesos encontrados en las tumbas y las piras de la necrópolis ibérica de Los
Castellones de Céal (Según Chapa et al. 1998).
sona), el esmalte de los dientes lo absorbe todas estas nuevas posibilidades que se nos
sólo en los primeros años de vida del indi- brindan tienen también sus contrapartidas
viduo, y después cesa su interacción con la si queremos que los datos obtenidos sean
alimentación, permaneciendo por tanto es- fiables, y esto en general se refleja en una
table. Esta etapa de formación se inicia ya mayor complejidad y en un encarecimiento
en el feto y termina con la erupción de los sustancial del trabajo arqueológico.
dientes definitivos, en torno a los 12 años.
Pongamos primero el ejemplo del es-
Así pues, una persona que tenga diferente
troncio. Para saber si el que reflejan los hue-
composición entre el estroncio de los hue-
sos y el esmalte de los dientes corresponde
sos y de los dientes, es previsible que haya
a componentes locales, será preciso realizar
vivido sus últimos años en una zona distinta
de donde nació (Price et al., 2000; 2002). un estudio de la Geología de la zona, y de-
terminar por tanto el patrón esperable para
Este método ha sido aplicado a yaci- un individuo que viviera en ella e ingiriera
mientos de la Cultura del Vaso Campanifor- los alimentos propios de su época. Sin este
me en Europa Central, analizando muestras modelo de contraste los datos obtenidos no
de cementerios de Austria, República Che- pueden tener una referencia válida.
ca y Hungría. Aunque con diferencias, se
evidenció una fuerte incidencia de los mo- Volviendo igualmente al caso de los
vimientos de población (Price et al., 2004). estudios generales de la dieta, no hay que
Asimismo podemos encontrar aplicaciones pasar por alto que los huesos, al ser ente-
al mundo romano tardío. Los análisis apli- rrados, entran en contacto con la tierra y
cados a los restos óseos de dos cementerios el agua, que también están cargados de ele-
ingleses fueron discrepantes (Budd et al. mentos químicos, y que pueden contaminar
2003). Mientras que en uno (Magotsfield, los restos humanos. Es preciso que antes
mitad s. III d.C) se pudo comprobar que la del proceso de estudio se realice tanto una
población era local, en otro de Eagle Hotel cuidadosa limpieza, tanto mecánica como
Site (Winchester), un siglo más tardío, se química. El primer sistema consiste en su-
pudo observar que los 4 individuos analiza- primir una pequeña capa externa del resto
dos no eran nativos, proponiendo los auto- analizado, de forma que elimine la parte del
res del estudio, por las características de los suelo mineral adherida al hueso, así como la
minerales detectados, que fueran norteafri- contaminación más superficial.
canos o del sur del mediterráneo. La conclu- Pero esta contaminación puede ser más
sión para esta época es que sería interesante profunda, y para detectarla se suelen em-
plantear proyectos extensivos que pudieran plear otras técnicas, como la de la limpie-
reconocer fenómenos sociales como la colo- za química, centrada especialmente en la
nización o el esclavismo. eliminación del carbonato cálcico. Sin em-
No cabe duda que todas estas noveda- bargo, tiene también sus inconvenientes y a
des abren vías importantes a la investiga- menudo se revela insuficiente. El protocolo
ción, especialmente en campos donde los más empleado y que resulta más fiable es
datos arqueológicos pueden ser valorados de realizar la analítica no sólo sobre los huesos
muy distintas maneras. Ahora bien, los ar- humanos, sino también sobre la tierra que
queólogos debemos ser conscientes de que les rodea y sobre los restos de fauna que les
acompañan. En el caso de que existan pa- Esto requiere un gran esfuerzo, y a veces
trones diferentes entre humanos y anima- no sólo eso, sino, como se ha dicho antes,
les, y que los primeros se acerquen más a aumentar significativamente los precios del
los componentes geológicos de su estrato, trabajo arqueológico. Pongamos el ejemplo
es previsible que exista una contaminación del Carbono 14, un método discutido, pero
significativa de los restos analizados. cuyo uso es a la vez indiscutible en Arqueo-
En definitiva, la incorporación de estas logía. En los últimos años se ha desarrolla-
nuevas técnicas supone una reorganización do la técnica AMS, que además de precisar
del trabajo arqueológico, de forma que se muestras muy pequeñas, permite limitar la
cumplan rigurosamente los protocolos cien- desviación estándar obtenida y fijar por lo
tíficos, y de esta manera, los resultados pue- tanto tramos menos amplios para las fechas
dan ser válidos. Y esto no sólo para esta es- proporcionadas. Su empleo es muy recomen-
pecialidad recientemente incorporada de los dable en la mayor parte de los contextos,
análisis químicos aplicados a las paleodietas, pero ello requiere una partida específica de
sino para todos los métodos que llevamos presupuesto de la que no siempre disponen
utilizando desde hace más tiempo, como los los equipos arqueológicos.
análisis de polen o el buen uso de las fechas
de Carbono14. En muchos de los casos, los
arqueólogos no estamos familiarizados con
los estándares mínimos que requieren esos III. RENOVACIONES TEÓRICAS
métodos, y depositamos una confianza ciega
Pero dejémonos de tanta materialidad y vol-
en los especialistas sin conocer ni valorar,
vamos al mundo de las ideas y de la interpre-
no ya sus resultados, sino las necesidades
tación arqueológica. Finalizada ya la etapa
imprescindibles para que la información ob-
dominada por la Nueva Arqueología, hemos
tenida sea fiable. En todos los libros y ma-
entrado en el mundo Post-procesual, que
nuales se indica que la Arqueología es una
abarca muy distintas tendencias, y que ha
actividad multidisciplinar, y que es precisa
una colaboración entre especialistas que abierto el camino a diversos enfoques globa-
vaya más allá de la simple yuxtaposición de les o sectoriales, que han recibido múltiples
datos y apéndices en las memorias arqueoló- denominaciones (Arqueología Crítica, Ar-
gicas. Pero hay algo más, y es que la excava- queología Radical, Arqueología de la Identi-
ción e interpretación de los yacimientos es dad o incluso la más conocida y transicional
responsabilidad de los arqueólogos, y puesto Arqueología del Paisaje). Estas propuestas
que estas tareas requieren una planificación parten de una reflexión autoconsciente del
de las estrategias de trabajo, es imprescin- bagaje ideológico del propio investigador,
dible que se tomen las medidas adecuadas que condiciona los planteamientos y mé-
para que los procedimientos científicos se todos del trabajo arqueológico. En cuanto
desarrollen con todas las garantías, y en este a la investigación sobre el pasado, buscan
caso, o tenemos una información suficien- igualmente trascender los datos puramente
te y previa a la excavación, o difícilmente materiales para penetrar en la esfera de la
vamos a poder llevar a cabo un trabajo de ideología, el simbolismo o las relaciones so-
calidad. ciales, aspectos todos ellos apenas tratados
por la Nueva Arqueología, lastrada por sus el conocimiento de una sociedad de la mano
propios planteamientos teóricos. de los individuos que la conformaron, y en
cierta medida esta es una dimensión diferen-
Teniendo en cuenta estas prioridades,
te a la del estudio de los asentamientos y de
resulta evidente que uno de los principales
los territorios, en los que debemos “situar”
campos de desarrollo de estas nuevas ten-
a nuestros protagonistas en espacios que
dencias es precisamente el estudio de las
hace mucho tiempo dejaron vacíos. Veamos
necrópolis, puesto que su propia existencia
algunos ejemplos –una pequeña selección
se encuentra estrechamente ligada con las
que es apenas un apunte– de la aplicación
creencias de una sociedad. Los restos encon-
de los enfoques postprocesuales en relación
trados en los cementerios suelen adaptarse
con los restos funerarios.
a normativas sociales, pero también dejan
campo a conductas grupales, familiares e Empezaré con unos aspectos casi in-
individuales, y nos enfrentan, en definitiva, aprensibles, pero que se hacen evidente en
a personas reales, a personas que tuvieron ciertos soportes como es el de la iconografía,
una historia y unas vivencias concretas. Con un campo que plantea, a mi interesado juicio,
el estudio de las necrópolis penetramos en un interés especial. Se trata de la concepción
del tiempo y el espacio que se reflejan en los indican que los personajes representados son
monumentos funerarios, y que revelan mu- los del universo humano más que divino, y por
cho sobre la concepción que la sociedad tuvo tanto el tiempo en el que se enmarca es el de
sobre este ámbito, y sobre cuál fue su posi- los espectadores más que el de la divinidad.
ción respecto a las imágenes y escenas repre- La asociación de las imágenes a un tiempo y
sentadas. En un estudio anterior he analizado a un espacio determinados parece vincularse,
estos aspectos sobre ciertos monumentos fu- por tanto a la propia configuración social y a
nerarios ibéricos (Chapa, 2003a), y sólo voy su cambiante ideología.
a indicar aquí unos breves apuntes para que
Seguiré con la Arqueología de Género,
se aprecien las posibilidades de esta línea de
una de las líneas más desarrolladas en los
investigación (Figura 3).
últimos años, y de la que la Arqueología Fe-
En el Monumento de Pozo Moro, fecha- minista es una parte sustancial. Si tomamos
do en principio hacia el año 500 a.C., lo que como referencia los datos funerarios, conven-
se nos representa es el mundo infernal, en el dremos en que la mayor parte de los ajuares
que el héroe parece desenvolver sus acciones. que consideramos indicativos apuntan al
Su poder, su astucia y su habilidad se proyec- sexo masculino. A los hombres asociamos la
tan al más allá, no es un espacio accesible al mayor parte de las herramientas de trabajo
común de los mortales. Él pertenece a otra especializado, así como por supuesto todo
dimensión, a la que los demás no pueden ac- tipo de armamento, mientras que las mujeres
ceder; se sitúa fuera del alcance de sus seme- se reconocerían por elementos ligados a las
jantes, y la escala de tiempo tampoco se ajus- tareas tradicionalmente femeninas, como el
ta, seguramente, al transcurrir de los días y hilado o el tejido, y por diferentes tipos de
las horas del calendario, sino que se proyecta adornos y abalorios. Sin embargo, mientras a
a momentos iniciales, genésicos, de su pro- menudo se ha indicado que el tejido ha sido
pia sociedad. Muy pocos individuos acceden a patrimonio masculino en muchas sociedades,
una sepultura en estos momentos, en los que en las que también varía el concepto de deco-
se reconoce una fuerte jerarquización social, ración corporal, el resultado es que los ajua-
con una posible realeza que utiliza estos sím- res característicamente femeninos apenas
bolos de manera exclusiva. pueden definirse, mientras que los masculi-
nos abarcan prácticamente la totalidad de las
Algo más tarde, en el conjunto de Porcu-
variables recuperadas. Como consecuencia
na –primera mitad del s. V a.C.– se intercalan
sucede que las mujeres son a menudo invisi-
la esfera mítica y la humana, revelando que la
bles a través del registro arqueológico.
población está empezando a formar parte de
este universo simbólico, en el momento de Nuestros propios parámetros y la falta de
nacimiento de las primeras estructuras clara- referentes en las culturas analizadas provo-
mente urbanas. Poco después se produce un can a menudo el desconcierto –cuando no el
rechazo a esta iconografía, y en la transición error– en la lectura de determinados elemen-
al s. IV a.C. las necrópolis ibéricas se amplían tos de cultura material. El caso de la Cultura
para acoger a la mayor parte de la población. Ibérica es bastante representativo. La asocia-
Se advierte ahora que el protagonismo pasa a ción –ciertamente excepcional– de armas a
la dimensión humana más que a la de ultra- tumbas que se han clasificado como femeni-
tumba. Monumentos como el cipo de Jumilla nas en función de los análisis antropológicos
suelen ser considerados como un grupo poco estructura su propia organización social. La
definido desde el punto de vista del género, identidad de grupo se manifiesta en todos
y en muchos casos los varones se crían bajo los ámbitos, tanto en la esfera política como
la esfera femenina hasta que adquieren edad en la económica, pero en ningún espacio se
suficiente para integrarse en el mundo mas- expresa con más claridad que en el del ri-
culino. El trabajo sobre el universo infantil tual, y especialmente el funerario (Shennan,
tanto en los poblados como en las necrópolis 1994; Thomas, 1996).
está adquiriendo una gran importancia en los Todos aquellos grupos que conciban y
últimos años, puesto que la forma en la que acepten la existencia de una vida después de
se trata a los niños es muy indicativa de la la muerte, y son la inmensa mayoría, deben
configuración, ideología y normativa de una arbitrar una serie de fórmulas para que sus
sociedad (Kamp, 2001). El estudio a fondo de difuntos puedan atravesar adecuadamente
este tema, sin embargo, se ve limitado a me- este umbral. Las alternativas serán muy di-
nudo porque los huesos infantiles son muy di- versas, desde la cremación a la inhumación,
fíciles o incluso imposibles de sexar, aunque desde la exposición de los cadáveres a las
se encuentren en muy buen estado de con- sepulturas primarias y a los enterramientos
servación, lo que deja en principio al ajuar secundarios, desde la deposición en las aguas
que se integra en sus tumbas la posibilidad al enterramiento en tierra firme. A su vez,
de asignar los restos a uno u otro sexo, repro- diferentes agrupaciones o identidades dentro
duciéndose los problemas que ya se han indi- de una sociedad pueden provocar la existen-
cado respecto a las mujeres. Puedo asegurar cia de uno o varios cementerios, a la práctica
por experiencia (Chapa, 2003b) que el traba- de ritos distintos y a una enorme variabilidad
jo sobre la infancia es una línea apasionante, en las sepulturas, que va desde la práctica
que está siendo desarrollada ampliamente en ausencia de estructuras a la construcción de
el momento actual, pero que se encuentra complejas edificaciones funerarias.
aún en un estado suficientemente incipiente
como para merecer una consideración entre Y esta identidad no cabe sólo buscarla
los futuros investigadores como línea de tra- en el campo de lo social, sino que es posible
bajo para elaboración de tesis doctorales o detectar también variaciones a nivel indi-
trabajos de investigación. vidual. Un ejemplo lo tenemos a través del
vestido y del adorno personal, si es que el
Otra línea de gran interés es la que cadáver va acompañado de estos elementos.
pretende apreciar símbolos personales y de Además de las pautas socialmente sanciona-
grupo a través de los restos funerarios. La das sobre la vestimenta, existe habitualmen-
Arqueología de la Identidad busca recono- te campo para disponer de ciertos elemen-
cer aquellos parámetros que son expresados tos de forma particularizada, lo que indica
por un grupo como elemento cohesionador el deseo de individualización por parte de la
desde el punto de vista interno, así como persona. Otro ejemplo, más frecuente de lo
diferenciador respecto al resto (Bourdieu, que parece en las Culturas antiguas, es el
1991). Esto implica conocer la forma en la de los tatuajes, que nos muestran un mundo
que cada grupo se sitúa, concibe y articula lleno de símbolos e imágenes profundamen-
su relación con el mundo y las sociedades te asumido e indisolublemente unido a los
que le rodean, así como la manera en la que individuos. Desde el “hombre de los hielos”,
cuya cronología hay que remontar a los ini- es el de abrir nuestras mentes a una amplia
cios del Calcolítico, a los riquísimos diseños diversidad de ejemplos y posibilidades, re-
tatuados que muestran los cadáveres de los sulta especialmente ilustrativo mirar direc-
kurganes escitas de la Edad del Hierro en el tamente a nuestro alrededor.
sur de Siberia, como es el caso de Pazyryk Tradicionalmente, uno de los hechos
–c. 500 a.C.– (Figura 5) son muchos los más difíciles de entender y explicar en el
grupos que han empleado esta práctica de mundo funerario de la Prehistoria era el uso
expresión personal y colectiva, algo que se que al final del Natufiense y en el Neolítico
pierde para siempre en los casos en los que Precerámico del Próximo Oriente (en torno
se practicó la cremación. (Rudenko, 1970; a 11.000-9000 BP) se hacía de las calaveras
Demetz, 1998) humanas. Aparecían en ciertas estructuras,
La Etnoarqueología es aquí un gran apo- solitarias o agrupadas, y se cubrían con ba-
yo para los especialistas, ya que podemos rro, introduciéndose conchas en sus ojos
encontrar múltiples ejemplos que amplían para devolverles su apariencia vital. Los es-
nuestra capacidad de juicio, y a la vez rela- queletos, desprovistos de sus cráneos, yacían
tivizan ciertas aseveraciones que tomamos a enterrados bajo los suelos de las casas (Byrd
veces por ciertas cuando no deben ser con- y Monahan, 1995; Bar Yosef, 1998).
sideradas más que como una propuesta más En la actualidad se puede comprobar
entre muchas otras. Es habitual que recu- cómo en lugares como Bolivia las calaveras,
rramos a grupos humanos similares a los de pertenecientes o no a auténticos antepasa-
nuestro objeto de estudio para que podamos dos, son arregladas, vestidas y “alimentadas”
establecer comparaciones razonables. Sin por la gente, que las aloja en sus domicilios
embargo, si el objetivo que nos planteamos y las festeja en los cementerios en días espe-
Act) para fijar los protocolos de protección y a los que en ocasiones se da más peso polí-
devolución de los restos reclamados por las tico. Además, se evidencian numerosas con-
comunidades locales (Ousley et al., 2005). tradicciones entre los principios arqueológi-
El gobierno británico, por su parte, creó cos generalmente asumidos y los que entran
en 2001 el “Working Group on Human Re- en juego en estas situaciones de conflicto.
mains” para revisar el estatus legal de los Por ejemplo, se ha criticado frecuentemen-
restos humanos conservados en los museos te que los tratos mantenidos entre algunas
públicos, y para considerar y revisar devo- poblaciones indígenas, las autoridades polí-
luciones de restos de personas etiquetadas ticas o los museos, se centran en la recu-
como “No-UK” a sus descendientes. peración y traslado de los restos humanos,
pero los ajuares que los acompañaban nunca
Todo este proceso lleva a situaciones en
suelen aparecer en las conversaciones ni en
las que se pone de manifiesto que la Arqueo-
las reflexiones de las legislaciones o códigos
logía se implica en niveles que van mucho
de los países occidentales.
más allá de la mera investigación, puesto
que ésta misma queda amenazada o incluso Uno de los casos más llamativos de los
anulada por la aplicación de otros criterios últimos años es el del llamado “Kennewick
FIGURA 6.- Hombre de Kennewick. Las restituciones faciales dan lugar a asociaciones étnicas diversas
Man”, encontrado el 28 de julio 1996 en los más llamativa de este acuerdo e produjo
márgenes del río Columbia (EEUU) (Figura en el Museo de Manchester, donde un jefe
6). Sus restos, de unos 9.000 años de antigüe- aborigen realizó diversos ceremoniales en el
dad, fueron excavados y transportados al Mu- acto de entrega de cuatro cráneos, a los que
seo Burke de la Universidad de Washington, se unió una disculpa por parte del Museo.
aunque en realidad son propiedad del Cuerpo No todas las instituciones han reaccionado
de Ingenieros del Ejército de los Estados Uni- de la misma manera, y en la actualidad exis-
dos, al que pertenece el lugar del hallazgo. ten numerosas reivindicaciones sin resolver
Diversas comunidades indígenas norteame- en este sentido. Los casos se producen en
ricanas han reconocido este esqueleto como muy diversos países y provocan situaciones
su antepasado, reclamándolo para recibir se- y resultados muy diversos, pero los casos se
pultura de acuerdo a sus tradiciones, lo que multiplican año tras año.
en principio se aceptó, pero ante las numero-
Podemos pensar que en España somos
sas peticiones de ciudadanos y asociaciones
ajenos a estos complicados procesos, pero
de que se realizara un estudio exhaustivo, el
lo cierto es que los precedentes con los que
proceso se detuvo. Además, un buen número
contamos no son nada halagüeños. El pri-
de arqueólogos intervino en el mismo sentido
mero es el caso del “Negro” de Bañolas, un
alegando que el NAPGRA no podía ser apli-
bosquimano que fue desenterrado en 1830 y
cado en este caso. Finalmente, la Asamblea
llevado a Paris después de ser disecado. En
Popular Asatru, de raíces europeas e ideolo-
1916, ya en la colección de Françesc Dardes,
gía precristiana, consideró que la estructura
pasó al Museo de Bañolas, donde se exhibió
corporal del “Hombre de Kennewick” podría
en una vitrina. La polémica se inició en 1992,
corresponder a uno de los pioneros vikingos
cuando un médico –Alfonso Arcelín– indicó
que visitaron América mucho antes que Co-
que el cadáver debía repatriarse, proponien-
lón, por lo que solicitaron nuevos informes
do Bostwana como lugar de destino. Aquí se
periciales. La polémica y los procesos judicia-
inició una gran discusión a favor y en contra
les han sido largos y de muy amplia difusión,
de la iniciativa, que se internacionalizó con
y a los diez años de su hallazgo los restos han
intervención final de UNESCO a favor de su
sido estudiados exhaustivamente, y siguen
repatriación, la cual se produjo en el año
conservados en el Museo, aunque el acto final
2000, con gran seguimiento mediático.
no se ha dictado todavía (Thomas, 2000)7.
Más problemática es la experiencia del
Los gobiernos británico y australiano
cementerio judío de Valencia, una excava-
firmaron el 5 de julio de 2000 un acuerdo
ción urbana que trabajó en una zona de la
apoyando la repatriación de los restos huma-
nos, en el cual se reconoce “la especial co- antigua judería en la que se localizó una ne-
nexión que los grupos indígenas tienen con crópolis del s. XIV. Las noticias aparecidas en
los restos ancestrales, especialmente cuan- la Prensa sobre el hallazgo movilizaron a la
do existen descendientes vivos”. Por ello se Federación de Comunidades Israelitas de Es-
promueven las repatriaciones de los “restos
humanos indígenas siempre que sea posible 7
| Una información detallada sobre el caso es ac-
[y apropiado] tanto desde las colecciones cesible en el “Centro de Interpretación Virtual del Hom-
públicas como privadas”. La escenificación bre de Kennewick” (http://www.kennewick-man.com/)
paña, que reclamaron los restos y exigieron no hace sino seguir marcando diferencias,
que no se realizara estudio ni extracción de aunque en una dimensión “post-colonial”.
material alguno, y que bajo su exclusivo con- Pero los reconocimientos de identidades ét-
trol fueran trasladados a un cementerio judío nicas para ciertos grupos no tiene una línea
actual. A pesar de que esto contravenía explí- de separación clara respecto a otro tipo de
citamente la Legislación Española en mate- indentidades, como las religiosas, que están
ria de Patrimonio Histórico y Arqueológico, hoy reforzándose de forma evidente, y que
tanto el Ayuntamiento de Valencia como la penetran en el interior de las sociedades que
Consejería de Cultura decidieron asumir las pretenden hacer legislaciones racionalistas
reclamaciones de la comunidad judía, y pese y de aplicación obligada. En un tiempo en el
a las protestas de la comunidad arqueológica, que el mundo, no voy a decir de la religión,
y el informe contrario del Síndic de Greuges sino de las creencias en sentido más amplio,
o Defensor del Pueblo valenciano (que se pro- se sitúa a menudo por encima o directamen-
dujo dos años después), se consumó el tras- te enfrentado a la ciencia, el estudio de los
lado sin que los restos humanos hubieran po- cementerios tendrá cada vez más problemas
dido proporcionar un mínimo de información para ser objeto de investigaciones bien do-
arqueológica (Jiménez y Mata, 2001). cumentadas.
Sería bueno, cómo no, desarrollar un Mientras tanto, las necrópolis antiguas
proceso reflexivo, no ya sólo sobre personas y modernas que permanecen al margen de
pertenecientes a culturas muy diferentes, estas polémicas se convierten en lugares
sino para estipular si las diferencias reli- de gran potencial en la difusión del cono-
giosas en una misma sociedad pueden ser cimiento sobre las sociedades del pasado.
atendidas por encima de lo que dictan las Numerosos centros de investigación se han
leyes de un Estado aconfesional. Las repa- desarrollado en base a monumentos y con-
triaciones y el tratamiento diferenciado juntos funerarios, y ofrecen la posibilidad
de unos restos, considerados “indígenas” de diseñar estrategias de puesta en valor y
por la relación genealógica con ellos de un de conservación adecuada de los vestigios
grupo social determinado, frente a los de arqueológicos. Conservación, investigación
la sociedad occidental, que se atiene a sus y difusión son, una vez más, los objetivos de
propias normativas y se aleja de lo “indíge- la que se ha dado en llamar la “Arqueología
na” distinguiendo entre pasado y presente, de la Muerte”.
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