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TRABAJOS DE PREHISTORIA

74, N.º 2, julio-diciembre 2017, pp. 211-224, ISSN: 0082-5638


doi: 10.3989/tp.2017.12191

La Arqueología y la Antropología cultural: entrelazamientos


pretéritos y presentes*

Archaeology and Cultural Anthropology: past and present entanglements

Araceli González Vázqueza

A Alberto Gómez Castanedo y a Lydia Zapata 1. INTRODUCCIÓN


Peña. In memoriam.
La Arqueología y la Antropología son en la
actualidad dos áreas de conocimiento muy próxi-
RESUMEN mas y notablemente plurales, por un lado, por las
circunstancias de su desarrollo teórico y metodo-
Este artículo explora los entrelazamientos pretéritos y
lógico en el tiempo (su historia disciplinar), y por
presentes de la Arqueología y la Antropología cultural. Se otro lado, por la diversidad interna que presentan,
centra en cuestiones de naturaleza teórica, epistemológica al encontrarse en un momento en el que prolife-
y metodológica. En particular, examina debates recientes ran las “subdisciplinas” y las “líneas de investi-
ligados al llamado giro ontológico de las Ciencias Socia- gación”; en el que ambas parecen oscilar entre su
les y las Humanidades. convergencia y su divergencia; y en el que las dos
parecen caminar hacia una hiperespecialización, a
la vez que hacia una considerable fragmentación.
ABSTRACT Entre las acciones que posibilitan una cierta
convergencia de ambas áreas de conocimiento se
This paper explores past and present entanglements
encuentran algunas tendencias generales, si bien
of Archaeology and Cultural Anthropology. It focuses on no generalizadas, como el énfasis actual en la
issues of theoretical, epistemological and methodological interdisciplinariedad, en la multidisciplinariedad,
nature. In particular, it examines recent debates linked en la cross-disciplinariedad 1 y en la transdiscipli-
to the so-called ontological turn of the Social Sciences nariedad; el interés creciente de los arqueólogos
and Humanities. por la teoría antropológica y por los trabajos de
los antropólogos; la importancia actual de los es-
Palabras clave: Arqueología; Antropología; Interdiscipli- tudios sobre la materialidad en el ámbito de la
nariedad; Giro ontológico.
Antropología; pero también la relevancia que han
ido adquiriendo subdisciplinas como la Etnoar-
Key words: Archaeology; Anthropology; Interdisciplin-
arity; Ontological turn.

* Trabajo financiado por un contrato Juan de la Cierva-Incorporación del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad
del Gobierno de España, y co-financiado por el Anneliese Maier Research Award de la Alexander Von Humboldt Stiftung/Foundation
recibido (A. G. V. julio-marzo 2017) por Maribel Fierro (ILC-CCHS, CSIC) para el proyecto titulado “Practising Knowledge in
Islamic societies and their neighbours”.
a
 Dpto. de Arqueología y Antropología. Institución Milà i Fontanals (IMF), Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC). Carrer de les Egipcíaques 15. 08001 Barcelona. Correo e.: araceli.gonzalez@imf.csic.es http://orcid.org/0000-0003-4241-9347.
Recibido 7-II-2017; aceptado 16-5-2017.
1
  Traduzco así, sólo parcialmente, el término inglés cross-disciplinarity, que resulta útil en la medida en que permite aludir a la
interacción de dos o más disciplinas, haciendo referencia expresa a los cruzamientos entre ellas.

Copyright: © 2017 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de una licencia de uso
y distribución Creative Commons Attribution (CC-by) España 3.0.
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queología, que grosso modo, sitúa a los arqueó- tradición norteamericana y canadiense distingue
logos en las sociedades del presente, o la Antro- cuatro áreas al interior de la Antropología: Arqueo-
pología histórica y la Etnohistoria, que sitúan a logía, Antropología física, Antropología cultural y
los etnógrafos, etnólogos y antropólogos en las Antropología lingüística, en la tradición británica
sociedades del pasado. se reducen a tres: Arqueología, Antropología física
¿En qué aspectos resulta evidente un entrelaza- y Antropología social. En el caso de esta última,
miento pretérito y presente de la Arqueología y la se prefiere además este término, “social”, al tér-
Antropología cultural? ¿Cuál es el presente de los mino “cultural”, empleado con mayor frecuencia
espacios teórico-epistemológicos en que ambas en Estados Unidos y en Canadá (Trigger 1989;
disciplinas convergen? ¿En qué estado se hallan Ingold 1994; Barnard 2000; Díaz-Andreu 2007;
las reflexiones de corte teórico (y metodológico) Bahn 2014). En España se suele enfatizar una vía
y las pulsiones críticas? media, también visible en otros países, que incide
en la combinación de las dos ópticas, la social
y la cultural, reflejada, por ejemplo, en el hecho
de que los antiguos estudios de licenciatura, hoy
2. ¿ENTRE LA HISTORIA de grado, lleven la denominación “Antropología
Y LA ANTROPOLOGÍA? social y cultural” en muchas universidades.
En la tradición de investigación estadouniden-
De la expansión y consolidación histórica de se y canadiense, aunque la Arqueología se haya
ambas áreas de conocimiento, Arqueología y An- entendido tradicionalmente como parte de la An-
tropología, emerge una diferencia básica en el tropología (y haya sido considerada una de sus
modo en que se concibe la relación entre ellas, que subáreas disciplinares o subdisciplinas), la relación
es distinta en las tres tradiciones de investigación entre ambas no siempre ha estado ni está exenta
que mayor influencia han tenido y tienen sobre la de tensiones. Basten algunos leitmotiv relevantes
investigación que se desarrolla en España actual- y bien conocidos para indicar que ha existido
mente. Tal y como es bien sabido, en la tradición una necesidad de reafirmar posicionamientos, a
francesa, y en la de muchos otros países de la la que se ha cedido con más urgencia en unos
Europa continental (entre ellos, también España), momentos que en otros. Podemos invocar una tem-
la Antropología –tradicionalmente denominada prana afirmación de Philip Phillips (1900-1994):
“Etnología”– no se formalizó en conexión con el “New World archaeology is anthropology or it is
imperialismo y con el colonialismo, como en el nothing” (Phillips 1955), que luego precisa, jun-
Reino Unido, sino con los movimientos naciona- to a Gordon R. Willey (1913-2002), señalando lo
listas de la segunda mitad del siglo XIX, como siguiente: “American archaeology is anthropology
discurso y práctica sobre los orígenes, y sobre la or it is nothing” (Phillips y Willey 1958: 2), una
identidad cultural de los pueblos y de las nacio- suerte de declaración de principios enmarcada en
nes 2. La institucionalización de la Ciencia generó el procesualismo. Podemos recordar el igualmen-
dos disciplinas de conocimiento separadas. Tanto te procesual “Archaeology as Anthropology” del
es así que los arqueólogos de la Europa continental título del conocido artículo de Lewis R. Binford
se forman primordialmente como prehistoriadores (1962); así como el “Archaeology, is archaeolo-
o historiadores, y la Arqueología es una disciplina gy, is archaeology”, que resume la propuesta del
histórica. En Estados Unidos y Canadá, los ar- procesual británico David L. Clarke (1968: 13);
queólogos se forman como antropólogos, ya que y también un relativamente reciente “Is Archaeo-
la Arqueología se desarrolló en conexión con la logy Anthropology?”, la certera pregunta que da
Antropología, en particular, como estudio sobre título a una reflexión de Deborah L. Nichols, Ro-
los pueblos indígenas del continente americano, semary A. Joyce y Susan D. Gillespie (2003), en
y sobre las intensas transformaciones culturales la obra editada por Gillespie y Nichols titulada
que experimentaban en la época. Mientras que la Archaeology is Anthropology, que precisamente
aborda el estudio de la evolución temporal de las
tensiones expresadas, bien analizadas previamente
2
 En relación con la emergencia de la Antropología, y el
papel del imperialismo y el colonialismo europeos, puede con- en la monografía Anthropology and Archaeology:
sultarse: Lévi-Strauss (1960) y Bonte (1974). a changing relationship de Chris Gosden (1999).

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Es bien conocido que Lewis R. Binford (1962: la Historia, en particular si se tiene en cuenta lo
224) afirmaba muy significativamente, en el cita- que aporta a su propio avance y al avance de las
do artículo que para muchos disocia la Arqueo- otras dos disciplinas mencionadas, y la existen-
logía de la Historia y de las Humanidades, y la cia de una agenda propia, no supeditada a los
vincula con la Antropología y con las Ciencias debates externos, sino desarrollada a través de
Naturales, que la Arqueología debe plantearse la interesantes formas de entrelazamiento con ellos
posibilidad de hacer avanzar el campo general (véase una reciente e interesante reflexión sobre
de la Antropología: Archaeology must accept a Arqueología e Historia en Herschend 2015).
greater responsibility in the furtherance of the Es cierto que aún muchos investigadores
aims of anthropology. Por su parte, la propuesta piensan a los arqueólogos como antropólogos
de David L. Clarke (1968: 12) enfatizaba que la culturales o historiadores centrados en el pa-
Arqueología no es Historia: Archaeological data sado, a la vez que piensan a los etnógrafos y
are not historical data and consequently, archaeo- antropólogos sociales o culturales como investi-
logy is not history. gadores centrados únicamente en el presente. A
Evidentemente, ni en esta época ni posterior- este respecto hay que señalar que la cuestión de
mente, la relación de la Arqueología con la His- la temporalidad (pasado vs. presente) va dejando
toria se entiende de forma anómica. Tanto es así, de ser, progresivamente, la cuestión esencial para
que en parte por el efecto de las tensiones men- señalar los centros de interés de las dos disci-
cionadas, encuadrables en el procesualismo, se plinas de conocimiento y de los investigadores
llega a proponer concebir a la Arqueología como (véase, sobre la relación entre la Antropología y
una disciplina de conocimiento completamente la Historia, el libro de Mateo Dieste y Coello de
independiente, de ninguna manera supeditada a la Rosa 2016). Tradicionalmente, la Arqueología
la Historia ni a la Antropología social y cultural. ha sido considerada una disciplina centrada en
Esta propuesta, que no es mayoritaria, y que se el estudio de la humanidad en el pasado, pero
afirma sin ambages, por ejemplo, en la obra de cada vez con mayor insistencia, los arqueólo-
David L. Clarke, ha planteado y plantea opo- gos se formulan preguntas sobre el presente y
siciones, particularmente entre quienes estiman el futuro de la humanidad, y tratan de ofrecer
que ello le restaría pulso a la Arqueología, al respuestas a cuestiones que son relevantes para
menguar los réditos de la interdisciplinariedad las sociedades actuales y para su futuro en la
y del fértil diálogo que mantienen las Ciencias Tierra. También, cada vez con mayor frecuencia,
Humanas y Sociales. En cierto modo, se trata los arqueólogos se interesan por las sociedades
de una propuesta también derivada de la intensa del presente. Antes que el estudio del pasado,
aproximación metodológica de la Arqueología a la Arqueología es el estudio de la materialidad,
las Ciencias Naturales (Química, Física, Geo- de los restos generados por los seres humanos
logía, Mineralogía, Zoología, Botánica, entre en los procesos de producción de la vida ma-
otras), notable en dos momentos: el de la Nue- terial y social, particularmente a partir de sus
va Arqueología de los años 1960 y 1970, en el interacciones intraespecíficas e interespecíficas
que se enmarcan los postulados de Clarke; y el y extraespecíficas: consigo mismos, con otros
momento actual. seres y con el entorno, a lo largo de la Historia
La plena identificación de la Arqueología con (y en la Prehistoria, como tiempo histórico) y
la Antropología también se ha estimado proble- en el presente. Las dos áreas de conocimiento,
mática, como refleja el particularismo por el que la Arqueología y la Antropología cultural, estu-
aboga Ian Hodder (1986) en Reading the past, dian el pasado y el presente de la humanidad
reafirmando lo expuesto por Clarke y reeditado (la Arqueología quizá con mayor énfasis en el
en la nueva edición de la obra: …archaeology is pasado y en la materialidad, y la Antropología
neither history not anthropology, but just archaeo- quizá con mayor énfasis en el presente y en la
logy (Hodder y Hutson 2003: 243). relacionalidad), pero fundamentalmente abor-
Los debates que evidencian las tensiones dan hoy en día lo que supone ser o llegar a ser
entre las disciplinas ayudan a comprender que humano, y las relaciones que conciernen a los
la Arqueología tiene muy poco hoy en día de humanos, a los no-humanos (animales, vegetales,
subgénero/subdisciplina de la Antropología o de y muchos otros) y al entorno físico en el que se

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desenvuelven todos ellos 3. Ambas áreas de cono- con fuerza y es considerada desde puntos de vista
cimiento fijan su atención, de forma holística y plurales, tanto por arqueólogos como por antropó-
hermenéutica, en la diversidad de la experiencia logos e historiadores. En parte, esto es así por una
humana, aportando conocimientos críticos sobre implosión de estudios realizados al hilo de aquello
ella. Así las cosas, no cabe limitar la Arqueología que se propone como “giro animal” (ing. animal
a la producción de lecturas sobre el pasado, sino turn, fr. tournant animaliste), pero no únicamente.
a la generación de discursos y prácticas aptas La época actual, considerada postpositivista y
para abordar el pasado y el presente. posthumanista, es una época de establecimiento
La cuestión de la alteridad es de una enorme de nuevas sinergias entre las dos áreas de cono-
relevancia y aparece en el centro de las reflexiones cimiento, Arqueología y Antropología cultural. A
sobre las dos áreas de conocimiento, particularmen- su vez, es una época en que la emergencia del ca-
te de las vinculadas con la forma en que ambas per- pitalismo neoliberal, especialmente a partir de los
miten avanzar en la comprensión de las formas de años 1980, ha tenido un impacto muy profundo
ser, ontológicas o existenciales, y de las formas de en las Ciencias Humanas y Sociales. En lo que
conocer, epistemológicas. O, dicho de otro modo, son, pero también en lo que pueden devenir en
profundizar en lógicas ónticas y epistémicas. un futuro que parece sombrío. En las perspectivas
Tanto la Arqueología como la Antropología teóricas desde las que se trabaja, pero también
cultural se encuentran actualmente en un momen- en la propia práctica laboral. Es particularmente
to de (re)orientación teórica y metodológica. En interesante, en el contexto de intensa crisis actual,
lo básico, las dos disciplinas han generado en su el hecho de que el neoliberalismo se constituya
seno múltiples críticas del eurocentrismo (o de la como objeto de investigación de las dos disci-
hegemonía occidental y el colonialismo), del an- plinas, y que a la vez sea el marco en el que
drocentrismo y, en especial en el último lustro, del tiene lugar la propia producción y la transmisión
antropocentrismo inherente a ellas, con posiciones del conocimiento arqueológico y antropológico
a favor de un descentramiento del anthropos (y, (Comaroff y Comaroff 2001; Bauman 2007; Ha-
especificamente, de un intenso cuestionamiento de milakis y Duke 2007).
la concepción androcéntrica del anthropos) y de Por otro lado, en ambas disciplinas, Arqueo-
una suerte de “repoblamiento” del foco de interés. logía y Antropología cultural, existen proyectos
Este “repoblamiento” hace referencia a una mayor epistemológicos y políticos que cuestionan inten-
toma de conciencia sobre las agencias de los seres samente las propuestas hegemónicas y dominan-
no-humanos y de los materiales, pero también –y tes. Ejemplos significativos son los de las Antro-
con singular énfasis– habla a favor de una presen- pologías “del sur” y las Antropologías “segundas”
tación más compleja de las realidades humanas y (Krotz 1997, 2015); las Antropologías “otras” y
no-humanas, incluyendo en las narrativas sobre de “otro modo” (del ing. otherwise) (Restrepo y
el pasado o sobre lo material a individuos y co- Escobar 2005); y las Antropologías “del mundo”
lectivos antes ignorados. Un ejemplo clave es el (Ribeiro y Escobar 2008), entre algunas otras,
de las mujeres y la Antropología/Arqueología del como las Antropologías y Arqueologías “perifé-
Género y la Antropología/Arqueología Feminista; ricas” y “decoloniales”.
otro elocuente es el de la Antropología/Arqueolo-
gía del cuerpo, que sitúa su centro de interés en la
fisicalidad (fundamentalmente, pero no sólo, en la
humana) y que analiza la inscripción corporal de 3.  DE “GIROS” E INFLUENCIAS MUTUAS
los procesos sociales y culturales; y, finalmente,
otro de certera pujanza es el ejemplo de los ani- La Antropología es una de las ciencias sociales
males y la animalidad, una cuestión que emerge que mayor influencia ejercen sobre las disciplinas
de conocimiento próximas a ella, particularmente
sobre la Arqueología. A su vez, es una de las
3
 Muy significativamente, en la ruptura con las constric- ciencias sociales más conectadas con la Filosofía,
ciones temporales llegan a definirse áreas de investigación, al un área disciplinar que ha nutrido hasta la fecha,
interior de la Arqueología, como la “arqueología del pasado
contemporáneo” (Archaeology of contemporary past) o la “ar- con diferente insistencia, buena parte de sus pro-
queología del pasado reciente” (Archaeology of the recent past). blemáticas y de sus lógicas.

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Desde la segunda mitad del siglo XIX, y a lo cierta medida, y en algunos casos, se autopostu-
largo del siglo XX y de lo que va del siglo XXI, le como ruptura, viene posibilitado (y generado)
desde un punto de vista teórico, pero también con por avances previos, anticipados, por ejemplo, en
una clara influencia sobre aspectos de la praxis, las obras de Roy Wagner (1978, 1981), Donna J.
sobresalen los aportes del evolucionismo (Morgan, Haraway (1991, 2003, 2007) y Marilyn Strathern
Tylor, Frazer), del difusionismo (Kroeber, Wissler, (1988, 1991, 1995), que cuajan, con diferente en-
Smith, Perry, Rivers) y particularismo histórico tidad, y que dialogan, en diferente medida, con
(Boas), del funcionalismo (Malinowski, Evans- los trabajos de investigadores como Bruno Latour
Pritchard), del estructuro-funcionalismo (Radcli- (Latour y Woolgar 1979; Latour 1987, 1988, 1991,
ffe-Brown, Leach, Firth, Fortes), del culturalismo 1996, 1999a, 1999b, 2005, 2012, 2013a, 2013b),
(Mead, Benedict), del marxismo y del neomarxis- Philippe Descola (1992, 1996, 2005; Descola y
mo (Meillassoux, Godelier, Terray, Rey, Bonte), de Pálsson 1996), Tim Ingold (2000, 2007, 2011,
la antropología dinámica (Bastide, Balandier), del 2012, 2013; Ingold y Pálsson 2013), Eduardo
materialismo cultural (Harris, Sahlins) y la ecolo- Viveiros de Castro (1998, 2003, 2009, 2011) y
gía cultural (Steward, White), del estructuralismo Martin Holbraad (2012), entre otros y entre otras
(Lévi-Strauss, Bourdieu, Dumont, Needham, De de sus obras. También por la influencia que ejercen
Heusch, Héritier), del interpretativismo-simbo- las obras filosóficas de Martin Heidegger, Gilles
lismo (Schneider, Geertz, Douglas, Turner), del Deleuze, Félix Guattari y Alfred North Whitehead.
feminismo (Irigaray, Butler, Braidotti, Haraway, En cualquier caso, el grado de adhesión de es-
Kristeva, Strathern, Moore), del postcolonialismo, tos y otros investigadores a las propuestas nodales
del postestructuralismo y del posthumanismo. o nucleares del proyecto es muy variable. En tor-
En la última década se ha ampliado notable- no a este proyecto, en caso de que fuera unívoco
mente la reflexión teórica y epistemológica gene- y podamos hablar de él en singular, cosa harto
rada en conexión con aquello que se ha dado en dudosa, surgen algunos otros proyectos concretos
denominar el “giro ontológico” (ing. ontological interesantes, como la “etnografía multiespecífica”
turn, fr. tournant ontologique) de la Antropolo- de S. Eben Kirksey y Stefan Helmreich (2010),
gía contemporánea y, en general, de las Ciencias y la “antropología de la vida” de Eduardo Kohn
Sociales y de las Humanidades (Viveiros de Cas- (2013). Todos ellos contribuyen a consolidar la
tro 2003; Henare et al. 2007; Alberti et al. 2011; crítica postestructuralista, postconstructivista y
véanse, las múltiples reflexiones sobre el “giro”, posthumanista de la investigación antropológica.
entre otros, en Course 2010; Laidlaw 2012; Pe- En primera instancia, ponen de relieve que la histo-
dersen 2012; Ramos 2012; Laidlaw y Heywood ria de la disciplina antropológica se ha constituido
2013; Woolgar y Lezaun 2013, 2015; Bessire y sobre una oposición, la distinción naturaleza/cul-
Bond 2014; Vigh y Sausdal 2014; Kohn 2015; una tura, que estructura el mundo de la “modernidad”,
amplia reflexión en castellano sobre el “giro on- en particular el de la “modernidad occidental”, y
tológico” en González Abrisketa y Carro-Ripalda que constriñe decididamente la forma en que los
2016, y una revisión en profundidad en inglés en antropólogos comprendemos la diversidad de la
la reciente monografía de Holbraad y Pedersen experiencia humana. Una de las principales contri-
2017). Tal y como trataré de explicar, la Arqueo- buciones del giro ontológico se halla en la forma
logía, dada su íntima relación con la Antropología en que intensifica o radicaliza ciertos potenciales
cultural, no permanece al margen de tales reflexio- existentes previamente, pero que en buena parte
nes, ni de los debates de los que emergen actual- permanecían dormidos en el proyecto antropoló-
mente nuevas maneras de pensar y de trabajar, gico. También, como veremos, en el arqueológico.
en particular de superar la oposición dicotómica En buena medida, el así llamado giro onto-
entre naturaleza y cultura y cualesquiera otros dua- lógico ha contribuido a “repoblar las Ciencias
lismos desde los que se trabajara en el pasado Sociales” (Thiéry y Houdart 2011) o a “(re)
(cuerpo/mente, sujeto/objeto, entre muchos otros). animar el mundo” (Blaser 2014), intensificando
En buena medida, este llamado giro ontológico la atención en los seres no-humanos, y situando
engloba reacciones acusadamente heterogéneas en su seno otros movimientos intelectuales de-
frente al “giro lingüístico”, el “giro reflexivo o sarrollados en el marco de las Ciencias Socia-
interpretativo” y la Postmodernidad, y aunque en les y las Humanidades, como el llamado giro

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social (ing. social turn), el epistemológico (ing. terialismos están vinculados con la práctica de una
epistemological turn), el material (ing. material “arqueología simétrica”, definida bajo la influencia
turn), el animalista (ing. animal turn, fr. tournant de los planteamientos del sociólogo francés Bruno
animaliste), y el giro (hacia lo) no-humano (ing. Latour (Shanks 2007; Witmore 2007, Olsen 2012b;
non-human turn). Todos ellos forman parte de lo Olsen y Witmore 2015; Preucel 2016).
que el arqueólogo Christopher Witmore (2015: Una serie de conceptos se sitúan como ejes de
38) considera, no sin vis crítica, una “letanía” de trabajo. O la “cosa” o el “ensamblaje” devienen,
giros. Una crítica muy explícita se manifiesta en en estas orientaciones teóricas, conceptos centra-
los títulos de los trabajos de otros arqueólogos y les en la reflexión de los arqueólogos. No me-
antropólogos, y por supuesto, en las reflexiones nos importante resulta el concepto de “agencia”
que aportan, como en “One more turn and you´re (Gell 1998). A través de la práctica arqueológica,
there” de James Laidlaw y Paolo Heywood (2013) se procuraría explorar y reconocer el grado de
y en “Ontology, ‘hauntology’, and the ‘turn’ that agencia de las materias y los materiales, de los
keeps anthropology turning” de Vassos Argyrou objetos/cosas/artefactos, y de los espacios/luga-
(2017). En el ámbito de los estudios feministas res/paisajes/entornos. Igualmente se constata una
también han emergido voces críticas con la “in- influencia reciente del “nuevo realismo ontoló-
flación” de “giros”, que proponen analizar el tipo gico” (Gabriel 2015; Alberti 2016). Los nuevos
de labor discursiva que está detrás del uso de la entrelazamientos y entrecruzamientos son explíci-
metáfora del “giro”, y que proponen evaluar las tos en numerosos trabajos publicados en la última
consecuencias epistemológicas y políticas de este década en el ámbito de la Arqueología, en trabajos
uso. A este respecto el editorial de Kathy Davis que, desde distintos planteamientos, sitúan en los
(2015: 125-128) “The politics of the ‘turn’” en la “objetos”, en las “cosas”, o en los “ensamblajes”,
revista European Journal of Women´s Studies se- su foco de interés (Webmoor y Witmore 2008;
ñala en qué medida es pernicioso que los “giros” Olsen 2003, 2010; Alberti 2014, Alberti y Mars-
contribuyan a clasificar la producción de conoci- hall 2009, Marshall y Alberti 2014; Fowler 2013,
miento en un “antes” y un “después”. Igualmente, Fowler y Harris 2015). En muchos estudios que
se han formulado críticas hacia la metáfora del emplean el concepto de “agencia” se deja sentir
“giro” desde los estudios de ciencia y tecnología con fuerza la influencia del “realismo agencial”
(STS, ing. Science and Technology Studies), por que plantea Karen Barad (2003, 2007).
ejemplo, las de Bistra Vasileva (2015) en su artí- La influencia de los STS (ing. Science and
culo “Stuck with/in a “turn”: Can we metaphorize Technology Studies) y de la OOO (ing. Object
better in Science and Technology Studies?” Oriented Ontology) es notable. Hay, no obstante,
La Arqueología de las últimas décadas tam- una diferencia fundamental entre esta última pro-
bién ha registrado un fuerte impacto de los que puesta y las de arqueólogos como Bjørnar Olsen y
el arqueólogo Christopher Witmore (2014) ha de- Christopher Witmore, más centradas en la idea de
nominado “nuevos materialismos”, no marxistas o materialidad, y no en la cuestión de la forma, que
neomarxistas, sino enraizados-en y enlazados-con es una cuestión que trata la OOO (Bryant 2011,
el “giro ontológico” y con otros nódulos teórico- Bryant et al. 2011; Edgeworth 2016; Harman 2005,
epistemológicos. En este marco, algunos arqueó- 2009), en parte por influencia del pensamiento del
logos proponen que la Arqueología no es el es- filósofo francés Gilbert Simondon (1964), autor de
tudio del pasado humano a través de los restos L´individu et sa génèse physico-biologique. En los
materiales, sino una verdadera “disciplina de las últimos dos años, Ian Hodder, icono de la Arqueo-
cosas” (Olsen et al. 2012), una suerte de ecología logía postprocesual, desarrolla además la idea del
material de las prácticas humanas y no-humanas. entanglement (entrelazamiento), principalmente
Aquí resulta de gran influencia la publicación del frente a los postulados de la teoría del actor-red
volumen Thinking through things (Henare et al. (ing. actor-network theory, ANT) de Bruno Latour,
2007), pero también la llamada “teoría del ensam- que permea los trabajos de Witmore (2007) y otros.
blaje” (assemblage theory), vía Gilles Deleuze y En su libro Entangled: an Archaeology of the re-
Félix Guattari (1980) y Manuel DeLanda (2006) lationships between humans and things, Hodder
(Fowler 2013; Hamilakis 2013; Lucas 2012; Jones (2012) asume las influencias de la antropóloga Ma-
y Alberti 2013). Una buena parte de los nuevos ma- rilyn Strathern y su énfasis en la relacionalidad

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del sociólogo Bruno Latour y del filósofo Pierre las propuestas de Donna Haraway, Rosi Braidotti,
Lemonnier. La obra es un ejemplo de la ausencia Elisabeth Grosz, Karen Barad y Claire Colebrook,
de un paradigma sólido que sustituya a los previos, entre otras investigadoras.
al encontrarnos en un momento en el que se for- La llamada Nueva Arqueología de los años 1960
mulan propuestas que son suplementarias. Hodder y 1970 (Binford 1962; Clarke 1972; Binford y Bin-
(2016) también profundiza en su conceptualización ford 1968) (luego denominada “Arqueología pro-
del “entrelazamiento” en su mas reciente Studies cesual” o “Procesualismo”), surge como crítica del
in human-thing entanglement, que refleja perfecta- paradigma histórico-cultural y de su positivismo,
mente la integración de enfoques de la Arqueología que era la ortodoxia y la ortopraxis del momento.
y la Antropología cultural. Las reacciones frente a ella, que surgen con ma-
Las posiciones críticas también son intere- yor brío a mediados de los 80, forman la trama y
santes. En una reflexión reciente, Severin Fowles urdimbre de lo que se ha dado en llamar Arqueo-
(2016) afirma que la expansión de la “teoría de logía postprocesual (Hodder 1982a; Shanks 1992
la cosa” (ing. thing theory, Brown 2001) no se y Shanks y Tilley 1987a, 1987). En este cul-de-sac
entiende sin la crítica postcolonial, y que a tra- postprocesual se suelen inscribir los aportes estruc-
vés de la primera los arqueólogos han explotado turalistas y postestructuralistas (incluido el postes-
las ventajas de “tratar a los objetos no-humanos tructuralismo marxista), marxistas y neomarxistas,
como sujetos cuasi-humanos”: según él, al modi- feministas, indigenistas y postcoloniales, marcados
ficar el foco del análisis, de la gente a las cosas, por el constructivismo, por el relativismo científico,
se conserva la autoridad representacional de los y por el individualismo filosófico, así como por el
académicos occidentales en un momento en que énfasis en la subjetividad y en la interpretación.
el cuestionamiento de esta autoridad es particu- En las tres últimas décadas del siglo XX, esta
larmente intenso. También crítico con estos plan- orientación se desarrolla dentro de lo que se de-
teamientos, Artur Ribeiro (2016) habla en fechas nomina convencionalmente el “giro postmoderno”.
recientes de “tiranía de la cosa”. En Arqueología, la mayor parte de las corrientes a
Aunque algunas propuestas del llamado giro las que engloba se constituyen como críticas de la
ontológico se formulen, explícitamente, como un ortodoxia procesual de la Arqueología norteameri-
“retorno a las cosas”, y aunque el diálogo entre cana y británica. Entre otros, destacan los aportes
arqueólogos y antropólogos sea fértil en su seno, la de Ian Hodder (1982a, 1982b, 1982c, 2012, 2016,
diversidad impera y no intensifica de modo claro el entre otros trabajos), de Michael Shanks (1992),
acercamiento entre ambas áreas de conocimiento. de Christopher Tilley (1994, 1999), de ambos de
De hecho, desde “el giro” en Arqueología, Olsen forma conjunta (Shanks y Tilley 1987a, 1987b), de
(2012a) proclama un “retorno a la arqueología”, y Robert W. Preucel (2006) y de Daniel Miller (1987,
Witmore (2007) subraya que la fuerza de la disci- 1998, 2005), de una nómina de arqueólogos es-
plina descansa en lo que los propios arqueólogos tructuralistas y neomarxistas, como Bruce Trigger
hacen. En los estudios sobre la cultura material (1993, 1995), Matthew Spriggs (1984), Antonio
o la materialidad, se habla de un verdadero “re- Gilman (1984), Robert Paynter (1988), y Ran-
torno hacia las evidencias arqueológicas”, de un dall H. McGuire (1992, 2009; McGuire y Paynter
regreso del empiricismo, o de un neoempiricismo 1991), y feministas, como Margaret Conkey (2003;
(Hillerdal y Siapkas 2015), pero también de un Conkey y Spector 1984), Joan M. Gero (Gero et al.
regreso del realismo, o neorrealismo. En ámbitos 1991), Janet Spector (1991) y Alison Wiley (1991).
antropológicos, las propuestas neoempiricistas y La Arqueología postprocesual ha contribuido de
neorrealistas son evidentes en corrientes como, por forma clara a que la Arqueología participe de las
ejemplo, el realismo especulativo (ing. speculative posiciones teóricas compartidas por las Humanida-
realism) (Bryant et al. 2011) o el nuevo realismo des y las Ciencias Sociales, posicionándose como
ontológico (ing. new ontological realism). hermenéutica y subrayando la pertinencia de un
Al interior de los “nuevos materialismos” se conocimiento fenomenológico del pasado.
define también la existencia de un “giro femi- En Arqueología, resulta bastante evidente que
nista”, patente sobre todo en la forma en que se se está produciendo una intensa aproximación me-
incorpora en Arqueología el “materialismo femi- todológica de la disciplina a las Ciencias Naturales
nista” o los “feminismos material(es)/(istas)” de (Química, Física, Geología, Mineralogía, Zoología,

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Botánica, entre otras), notable ya en un momento cambio de paradigma, si en realidad, en fechas


anterior, el de la Nueva Arqueología de los 1960 y recientes, ha tenido lugar cambio de paradigma
1970, pero especialmente en el actual. A partir de alguno (Ribeiro 2016: 149), y en qué medida se
las innovaciones en las técnicas y las tecnologías está produciendo una suerte de fetichización de
científicas de las últimas décadas, incorporadas de lo nuevo y de lo innovador (Ribeiro 2016: 147).
forma creciente, las prácticas arqueológicas (tam- Lo reflexivo, lo deconstructivo y lo crítico se
bién las etnográficas) y los métodos de investiga- ha ido instalando en la academia (no en todas las
ción se han diversificado y han permitido notables academias por igual, y de ello da especial cuenta
avances en el conocimiento factual, pero también el status quo en España) y ha devenido “normal”.
en el conocimiento problemático. En la Arqueo- Incluso se ha producido un cierto declive del de-
logía se han desarrollado enormemente algunas bate teórico explícito, que algunas voces intentan
subdisciplinas, como la Bioarqueología, y líneas paliar. En cierto modo, lo que se establece en los
de investigación que incorporan de forma decidida noventa es una suerte de consenso (un “pluralismo
los métodos de trabajo de las Ciencias Naturales. consensual”, como lo ha definido Lucas 2016, o
En el presente, los materiales arqueológicos se es- un “nuevo pragmatismo”, como señalan Preucel y
tudian a través de múltiples técnicas de análisis, Mrozowski 2010), a partir de la hibridación de los
con un elevado grado de sofisticación. A su vez, aportes procesuales y postprocesuales más estima-
proliferan las reflexiones sobre el estado de las dos, y tal y como señalaron Olsen et al. (2012),
disciplinas y sobre las teorías, como ejemplifican, una cierta “trivialización de la teoría”, que habría
en Arqueología, los trabajos recientes de Alfredo perdido filo crítico o, en opinión de Kristiansen
González-Ruibal (2008, 2013, 2014), Benjamin (2004), una “brecha teórica” (ing. theoretical gap),
Alberti y otros (2013), Ian Hodder (2012, 2016), resultante de haber aceptado el desarrollo de en-
Bjørnar Olsen (2010, 2012a) y Christopher Wit- foques epistemológicamente incompatibles, que
more (2014), entre varios otros. Algunos estudio- habrían hecho necesario revivir un debate teórico
sos consideran que “se ha detenido” el desarrollo durmiente. Esta brecha es, por ejemplo, la que
de la teoría (Shennan 2004), que la teoría antro- separa una arqueología evolucionista y una arqueo-
pológica podría haber “muerto” (véase el título de logía interpretativa, entre las que algunos arqueó-
Bintliff y Pearce 2011), que nos encontramos en logos, como Cochrane y Gardner (2011), proponen
una época “postparadigmática” (Knauft 2006) o un diálogo. De acuerdo con el historiador de la
“post-teorética” (el término es de Siapkas y Hiller- arqueología Bruce G. Trigger (1989), la disciplina
dal 2015, de su visión crítica de estos argumentos viene marcada además por una dicotomía entre el
sobre el estancamiento de lo teorético) o en una idealismo y el materialismo. Kristiansen (2004),
época en la que no existe un paradigma explícito por el contrario, entiende que la dicotomía contra-
(Criado-Boado 2016). pone perspectivas orientadas al sujeto y a la agen-
Visto desde el presente, parece claro que el cia, frente a perspectivas orientadas a la ciencia.
peso que ha adquirido el postprocesualismo den- En un artículo en el que se pregunta por el
tro de la Arqueología ha servido para generar una futuro teórico de la Arqueología, Julian Thomas
suerte de versión mainstream del hacer arqueoló- (2015: 1287) estima que en las últimas décadas
gico y de las propuestas heurísticas. A este acon- se ha producido una aceleración del desarrollo
tecer, Knauft (2006) le llama giro hacia “articula- de la disciplina, resultado en su opinión de la
ciones postparadigmáticas”, aunque también hay “asimilación del aparato conceptual de las cien-
publicaciones recientes, como el reader editado cias naturales y humanas”, y que, a la vez, la
por Kristian Kristiansen, Ladislav Šmejda y Jan Arquelogía se encuentra plenamente implicada
Turek (2015), que debaten la pérdida y la recu- en los debates filosóficos de las Humanidades.
peración del paradigma con menor escepticismo, En Antropología existe una clara intensificación
anunciando un reencuentro: “Paradigm found”. de la reflexión teórica, de notable impacto si se
Muy probablemente una recuperación de paradig- piensa en la difusión que alcanza la revista Cul-
ma que se percibe ligada a la emergencia del “giro tural Anthropology, que ha devenido de acceso
ontológico”. En cualquier caso, tal y como ha abierto (ing. open access), y que ha publicado en
hecho recientemente Artur Ribeiro, cabe pregun- fechas recientes números de corte teórico y crítico
tarse si la Arqueología necesita de un constante de notable impacto, y la revista HAU, Journal

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of Ethnographic Theory, que supone un potente también la influencia del “perspectivismo”, tal y
revulsivo. Es una tendencia que se puede consi- como lo plantea Viveiros de Castro (1998) a partir
derar plenamente abierta en 2008, en los debates de sus estudios en la Amazonía.
sobre la disciplina que se producen en el seno
del Group for Debates in Anthropological Theory
(GDAT) de Manchester, en particular alrededor de
las nociones de ontología y cultura (“Ontology is 4. CONCLUSIONES
just another word for culture”). La Antropología
cultural, que ha sido concebida tradicionalmente A partir de las innovaciones en las técnicas y las
como una ciencia social sincrónica, centrada en tecnologías científicas de las últimas décadas, incor-
grupos humanos concretos, y fundamentada en poradas de forma creciente, las prácticas arqueológi-
el trabajo de campo etnográfico, experimenta en cas y también las etnográficas y antropológicas, los
las últimas décadas una notable reconfiguración. métodos de investigación particularmente, se han
En un momento profundamente autorreflexivo, el diversificado y han permitido notables avances en
del postmodernismo, los antropólogos se cuestio- el conocimiento factual. En la Arqueología se han
naron los modos de representación de la alteri- desarrollado subdisciplinas, como la Bioarqueolo-
dad tradicionales. Varias monografías publicadas gía, por poner un ejemplo, y líneas de investigación
desde el ámbito de la Arqueología inciden en la que incorporan de forma decidida los métodos de
idea de que se han superado marcos teóricos pre- trabajo de las Ciencias Naturales (físicas, biológi-
vios, como Archaeology beyond Postmodernity de cas, ambientales…). En Antropología cultural y
Andrew M. Martin (2013), o Archaeology after social, algunas áreas subdisciplinares o subáreas,
interpretation de Benjamin Alberti y otros (2013). han alcanzado desarrollos muy notables, como la
Una de las principales preocupaciones del mo- antropología médica o de la salud y la antropolo-
mento es la de escribir etnografías genuinas, lo gía visual. Hay un resurgimiento de nuevos-viejos
que genera una profunda renovación de la escri- temas, como la hospitalidad (Deleuze), la magia
tura y de la práctica etnográfica, que en ocasio- (Malinowski, Mauss, Evans-Pritchard, Taussig, Ka-
nes recibe el nombre de “nueva etnografía” (ing. pferer, Luhrmann), y un largo etc.
new ethnography). A la par que una renovación En lo que se refiere a la evolución futura de las
en la escritura, se le otorga un mayor énfasis a dos áreas de conocimiento, Arqueología y Antro-
la pertinencia de la analogía etnográfica. Esto es pología cultural, es importante considerar el actual
especialmente visible en algunos debates concre- contexto económico, social y político, de inicio en
tos, como el que emerge en torno a la noción y 2008, de crisis y de elevada incertidumbre sobre el
cuestión del “animismo” (denominado, en algunas progreso, sobre la estabilidad de la investigación,
instancias, “nuevo animismo”, ing. new animism) y sobre la estabilización laboral y profesional de
(Bird-David 1999, Harvey 2005, Willerslev 2007, los individuos, colectivos e instituciones que inves-
2012). Del impacto de este debate en Arqueología tigan. Tanto la Arqueología como la Antropología
da cuenta el volumen editado por Benjamin Alber- cultural son disciplinas de conocimiento cuyo de-
ti y Tamara L. Bray (2009) “Animating archaeolo- sarrollo depende de las inversiones económicas,
gy: of subjects, objects and alternative ontologies”. principalmente estatales, pero también crecien-
En la actualidad también parece existir un do- temente privadas. Junto a los avances teóricos y
ble énfasis, en la teorización a partir de la etno- metodológicos, en particular por el desarrollo de
grafía (ing. ethnographic theory) y/o en el aban- nuevas técnicas de análisis y por una ampliación
dono de la etnografía (Ingold 2014). Igualmente de los enfoques críticos y de su permeabilidad res-
proliferan las antropologías y las arqueologías pecto de los debates teóricos de la Antropología, la
de la diferencia, comprometidas con una mejor Arqueología experimenta un fuerte impacto de la
comprensión de la multiplicidad de los mundos crisis económica: reducción de las inversiones en
humanos y no-humanos, algunas con una insisten- investigación, y por tanto de los recursos con que
cia explícita en la noción de worldling. Ello haría cuentan los investigadores y los equipos de inves-
vigente, para el sentir actual, el dictum de Ruth tigación. Igualmente, en este contexto de creciente
Benedict: The purpose of Anthropology is to make constricción política, se ejerce una influencia de-
the world safe for human differences. Es notoria terminante sobre aquello que se estudia, y sobre la

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forma en que se estudia, en muchos casos condicio- pasan por una socialización del conocimiento más
nando las agendas investigadoras. Lejos de resultar eficiente y por el acceso abierto y gratuito. En
plenamente constrictora, esta influencia está dando buena medida, la Arqueología y la Antropología
lugar a una contestación muy fértil, haciendo que cultural se desarrollan principalmente en marcos
las disciplinas centren su atención en cuestiones neoliberales y del capitalismo tardío. Si se pro-
relevantes para las agendas políticas del presente dujeran tranformaciones sociopolíticas profundas,
y del futuro: la crisis ecológica, las dislocaciones las dos disciplinas experimentarían una profunda
rurales y urbanas, las conexiones y desconexiones transformación. Existe ya un proyecto descolo-
globales, la desigualdad social y económica, las nizador activo, que surge de las luchas contra-
etnografías y antropologías de los movimientos so- hegemónicas de los profesionales del llamado
ciales de Oriente Próximo/Oriente Medio (“¿Pri- Tercer Mundo y de los colectivos minorizados
maveras árabes?”) y los conflictos violentos/bélicos en Occidente, y de los diálogos y debates que
subsiguientes; los movimientos sociales en Europa mantienen profesionales de todo el mundo. Tam-
occidental (Indignados, Nuit debout…) y de los bién de proyectos teóricos explícitos, como el de
Estados Unidos (Occupy); pero también del impac- Eduardo Viveiros de Castro (2009), expresado en
to de la austeridad, de la incertidumbre, y otros. sus Métaphysiques cannibales, de una descoloni-
Buena parte de estos temas y otros se encuentran zación del pensamiento antropológico.
en la agenda de los antropólogos por la influencia
que ejercen algunos filósofos postmarxistas en las
Ciencias Sociales y las Humanidades, como An-
tonio Negri, Alain Badiou, Slavoj Žižek, Ernesto AGRADECIMIENTOS
Laclau y Jacques Rancière. De particular interés
son los debates en torno a lo que se ha dado en Este artículo ha sido realizado gracias a un
llamar el Antropoceno (Crutzen y Stoermer 2000). contrato Juan de la Cierva-Incorporación que me
En el presente de la Arqueología y la Antropo- permitió trabajar, bajo la supervisión de Maribel
logía cultural puede hablarse de “arqueologías” y Fierro (ILC-CSIC), en el Instituto de Lenguas
de “antropologías”, haciendo referencia al grado en y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo
que las dos disciplinas se han convertido en cam- (ILC) del Centro de Ciencias Humanas y Sociales
pos heterogéneos que albergan perspectivas muy (CCHS) del CSIC, en Madrid, entre los meses de
diversas. Una de las realidades del presente de la julio de 2016 y marzo de 2017. Quiero expresarle
Arqueología es, precisamente, la amplia aceptación a Maribel Fierro mi sincero agradecimiento por
que genera la formulación de arqueologías “múlti- su apoyo.
ples” o “plurales”, que pueden interpretarse como
síntoma de la diversificación, de la fragmentación
y de cierto eclecticismo, pero también del extraor-
dinario pluralismo teórico-metodológico. Otra de BIBLIOGRAFÍA
sus realidades es una suerte de hibridación teórico-
metodológica que se percibe de forma positiva. En Alberti, B. 2014: “Archaeology, risk, and the alter-pol-
una reflexión reciente, Felipe Criado Boado (2016) itics of materiality”. Theorizing the Contempo-
plantea que la arqueología precisamente requiere rary, Cultural Anthropology website, January 13,
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En el futuro de las dos disciplinas seguirán Review of Anthropology 45: 163-179.
siendo muy relevantes las innovaciones tecnológi- Alberti, B. y Bray, T. L. 2009: “Animating Archaeolo-
cas y técnicas, tanto para la producción del conoci- gy. Of subjects, objects and alternative ontologies”.
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En el presente, y también en el futuro inmediato, Alberti, B. y Marshall, Y. 2009: “Animating archae-
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la evolución de ambas se verá marcada por el methodologies”. Cambridge Archaeological Journal
impacto de las nuevas formas de producción y 19 (3): 344-356.
transmisión del conocimiento científico, con nue- Alberti, B.; Fowles, S.; Holbraad, M.; Marshall, Y. y
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