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Florecer en

familia
Dibuja a tu familia
1 ¿Quiénes son? Nombres, edades.

2 ¿Cómo son? Carácteres y personalidades.

¿Qué hacen?
3 Actividades, roles y funciones de cada uno.

4 Relaciones: cercanía, lejanía. Problemas.

¿Dónde están? Entorno, hábitat.


5 ¿Quiénes están con ellos?
¿Demonios?
Espíritus que incitan al mal.
No pueden ser captados por nuestros cinco sentidos,
pero que existen, también en «rasgos que se consideran
como defectos u obsesiones, propios de un grupo social
o de una persona».

διάβολος: divide y vencerás.


Al no poder contra Dios, se van contra lo que Dios ama.
Familia: reflejo de la Trinidad
Demonios: situaciones o fuerzas detrás de las personas y
organizaciones que se oponen al querer de Dios y que
nos impulsan a todo lo que se aleja de su voluntad.
Luchar contra sus acechanzas y tentaciones es defender
la institución terrena que mejor refleja al Dios trinitario:
la familia, comunión de amor expresado en las
relaciones entre las Tres Personas Divinas.
“Familia: sé lo que eres”
“En el principio no fue así”
Recuperar la verdadera identidad de la
familia: icono trinitario. «En la unión del varón
y la mujer has dejado la imagen verdadera de
tu amor».

“Dios de nuestros padres”: Dios familiar.

Encarnación: Jesús es Hijo de Dios, y es hijo


de María y José.

La Trinidad es relación de Paternidad (Dios


Padre) y de Filiación (Dios Hijo), en el amor
(Dios Espíritu Santo).
Dios es familia. Somos familia de Dios.
Familia: iglesia doméstica
En la alianza entre los esposos, abierta a los hijos,
se recuerda la Alianza entre Dios y su pueblo, entre
Cristo y su Iglesia.

El Dios trinitario es, pues, el modelo por


excelencia para toda familia. Sin embargo,
sabiendo que podría parecer inalcanzable para
muchos de nosotros, ha querido también
proponernos un modelo más cercano en la
Sagrada Familia de Nazaret. En Jesús, María y
José encontramos a tres personas que han logrado
encarnar una realidad de familia conforme al plan
del Creador. Ellos ayudan a todas las familias a ser
lo que están llamadas a ser.
El demonio de la violencia

¿Por qué Jesús no devolvió las


bofetadas?
¿Por qué se opuso a que
Pedro lo defendiera cuando
iban a arrestarlo
injustamente?
¿Por qué nunca se le vio
usando la fuerza física?
“Vulnerable pero vivo”: clara convicción de
que, para vivir, para amar, se ha de aceptar
esta condición.

“Le creo solamente a los pacíficos, por eso me


avergüenzan mis violencias”: Jesús es Príncipe
de la paz, en Él creemos y a Él nos queremos
asemejar.

Renunciar a la imagen de un Dios sádico o


castigador cruel. Pensar en el Dios pedagogo.

¿Ira justificable? Canalizar los sentimientos


negativos: hacerlos transitar por caminos que
lleven a un fin bueno.

¿Venganza? ¿Ley del Talión?


El Resucitado no buscó la revancha.
Preguntas de reflexión

¿Cuáles son las violencias que te


avergüenzan?
¿Cómo podrías evitar ponerte a la
defensiva y reaccionar violentamente?
¿Qué pasos podrías dar para
reconciliarte con alguien a quien has
lastimado?
¿Qué necesitas hacer para perdonar a
quienes te han violentado?
El demonio de la infidelidad

Dios es fiel.
Votos matrimoniales: fidelidad en
lo próspero y en lo adverso, en la
salud y en la enfermedad.

Permitir que aquel lugar de la


mente y del corazón que debe
corresponder sólo a la pareja se
vea ocupado por otros intereses,
y que sean otros los objetos de su
atención y dedicación.

Voluntad + Gracia = Fidelidad.


Preguntas de reflexión

¿Qué situaciones te colocan en riesgo


de ser infiel a las promesas que has
hecho?
¿Cuáles son los límites que puedes
poner para evitar caer en la trampa de
la infidelidad?
¿Cómo afrontas la enfermedad y la
adversidad propia y de los demás?
¿Cómo puedes mantenerte fiel en estas
circunstancias difíciles?
El demonio de las adicciones

La libertad ha sido uno de los modos


más claros en que Dios ha actuado en
la historia de la humanidad. Salvación
y liberación se presentan
inseparablemente en el caminar del
pueblo de Dios.

¿Liberación? La adicción esclaviza.


Pérdida de la capacidad de elegir
(optar por lo bueno y rechazar lo
malo).
Preguntas de reflexión

¿Cuáles son tus principales formas de


esparcimiento y qué te provoca no
tenerlas?
¿Cuánto tiempo del día gastas en el
celular o la computadora? ¿Qué tipo de
contenido consumes, qué páginas visitas
con mayor frecuencia y para qué?
¿Con qué personas te relacionas más y
cómo es tu relación con ellas?
¿Te consideras dependiente, en mayor o
menor medida, de alguien o de algo?
El demonio de la falta de compromiso
¿Colaboración o compromiso?
Creemos en un Dios que se comprometió con
nosotros.

Comprometerse no es sencillamente contraer


una obligación, es tener la capacidad de dar la
vida por el otro. El compromiso es mucho más
que una palabra dada en el pasado a la que
uno se atiene, sino una promesa renovada en
el presente, cada día.

El compromiso es lo que lleva el ideal a lo real.


Permanecer es una virtud.
Preguntas de reflexión

¿A qué y con quiénes estás


comprometido?
¿Qué es lo que más te cuesta para
«permanecer» y «cumplir»?
¿Por quiénes estás dispuesto a dar la
vida?
¿Cómo demuestras a los otros tu
compromiso con ellos?
El demonio del individualismo
Extremo nocivo de la individualidad.
El amor al prójimo exige la proximidad. No es
fusionarnos con el otro, confundirnos con él,
difuminando la línea donde yo acabo y él comienza.

Necesarios para el otro, necesitados del otro.


Diferentes, complementarios.

En el matrimonio hay dos individuos que se hacen


uno, no por efecto de diluirse o mimetizarse, ni de
despersonalizarse renunciando a la propia identidad,
sino de amarse. El amor es la fuerza que asocia lo
diferente y da a los individuos la gracia de unidad.
Preguntas de reflexión

¿Te cuesta compartir con los demás tu


espacio, tus cosas, tu tiempo, etc.?
¿Qué es lo que te parece más difícil
para reconocerte dependiente de otros?
¿Cómo puedes ser más cercano/a,
servicial, generoso/a, desprendido/a y
fraterno/a?
¿En tus momentos de soledad te
acompañan Dios y los demás o estás
completamente aislado/a?
El demonio de la muerte

La muerte, aunque inevitable, puede presentarse


como un demonio cuando es provocada o
inesperada; también cuando viene como negación
de la vida. El amor busca dar vida.

La paternidad/maternidad no es un derecho, es un
don. La crianza es una tarea casi sagrada.
Los hijos no vienen a completar el retrato. No son
ornamentos, son frutos del amor, son bendiciones.

“Hasta que la muerte nos separe”.


Preguntas de reflexión

¿Qué cosas, personas o experiencias te


dan vida o te hacen sentir vivo/a?
¿De qué forma «matas» a quienes no te
es fácil amar? ¿En qué medida te niegas
a dar vida y cómo puedes cambiar
esto?
¿Cuáles han sido las experiencias de
muerte que te han alejado de los demás
y de Dios?
¿Cómo vives los duelos y las pérdidas
desde la fe en la Resurrección?
Dibuja a tu familia

¿Cómo te gustaría que fueran?

¿Cómo podrían ser reflejo de la


Santísima Trinidad?

¿Cómo podrían parecerse más a la


Sagrada Familia de Nazaret?
¿Quién podrá salvarse?
Conclusiones La vida de familia es desafiante, y puede llegar a
parecernos imposible. Poner nuestra debilidad en
manos de Dios para que Él nos fortalezca.

Toda familia es sagrada


En la medida en que decide y se empeña en ser
aquello que Dios quiere que sea.
Aprender de María y José.

La familia no es Dios
Considerar a la familia como dios es el demonio
más grande de todos. Renuncia y oposición.
Familia de Dios (Iglesia). Familia Salesiana.
Oración
Padre Santo, estamos aquí ante Ti, para alabarte y agradecerte el gran don de
la familia.
Te pedimos por las familias consagradas en el sacramento del matrimonio, para
que redescubran cada día la gracia recibida y, como pequeñas Iglesias
domésticas, sepan dar testimonio de tu Presencia y del amor con el que Cristo
ama a la Iglesia.
Te pedimos por las familias que pasan por dificultades y sufrimientos, por
enfermedad, o aprietos que sólo Tú conoces: sostenlas y hazlas conscientes del
camino de santificación al que las llamas, para que puedan experimentar tu
infinita misericordia y encontrar nuevas formas de crecer en el amor.
Oración
Te pedimos por los niños y los jóvenes, para que puedan encontrarte y
responder con alegría a la vocación que has pensado para ellos; por los padres
y los abuelos, para que sean conscientes de que son signo de la paternidad y
maternidad de Dios en el cuidado de los niños que, en la carne y en el espíritu,
Tú les encomiendas; y por la experiencia de fraternidad que la familia puede dar
al mundo.
Señor, haz que cada familia pueda vivir su propia vocación a la santidad en la
Iglesia como una llamada a ser protagonista de la evangelización, al servicio de
la vida y de la paz, en comunión con los sacerdotes y todo estado de vida.
Amén.
¡Muchas
gracias!

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