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El conocimiento y la competencia emocionales son dos conceptos interrelacionados que son

fundamentales para entender la regulación y el manejo de las emociones en nosotros mismos y en


los demás. Veamos qué implican estos términos y cómo se conectan:

Conocimiento Emocional
El conocimiento emocional se refiere a la comprensión y conciencia de las propias emociones y las
emociones de los demás. Incluye la capacidad de identificar, interpretar y responder a las
emociones de una manera adecuada y efectiva. Algunos autores que han abordado este tema
incluyen a Damasio, quien ha enfatizado en la importancia de las emociones en la toma de
decisiones, y a Denham, quien ha investigado la capacidad de los niños para reconocer y manejar
emociones.

Competencia Emocional
La competencia emocional, por otro lado, se refiere a la habilidad para aplicar el conocimiento
emocional en la vida cotidiana. Implica la capacidad de regular las emociones propias, responder
adecuadamente a las emociones de los demás, y usar las emociones de manera efectiva y
constructiva. Dunsmore y Halberstadt han trabajado en la comprensión de cómo la competencia
emocional se desarrolla en el contexto de las relaciones familiares.

Relación entre Conocimiento y Competencia Emocional


El conocimiento y la competencia emocionales están estrechamente vinculados y uno no puede
funcionar plenamente sin el otro. El conocimiento emocional es la base que permite desarrollar
una competencia emocional efectiva. Una persona necesita ser consciente y comprender sus
emociones y las de los demás para poder gestionarlas y responder a ellas de manera adecuada.

Teorías innatistas:
La teoría de las emociones diferenciales de Carroll Izard
Plantea que:
- Existen emociones básicas innatas como alegría, tristeza, enojo, miedo, etc. Cada una tiene un
sustrato neural distinto y cumple una función adaptativa evolutiva específica.
- Las emociones se diferencian entre sí experencialmente. Cada emoción tiene una vivencia
fenomenológica característica distinta a las demás.
- Las distintas emociones motivan comportamientos diferentes. Cada emoción genera tendencias
de acción distintivas que promovieron la adaptación de nuestros ancestros.
- Las emociones organizan y motivan los procesos cognitivos de acuerdo con su calidad
experencial. Por ejemplo, el miedo activa procesos cognitivos para evaluar amenazas, la ira ante
transgresiones, etc.
- Las expresiones faciales son un componente importante de cada emoción y ayudan a modular su
intensidad y duración.
- Las emociones interactúan entre sí formando combinaciones y patrones complejos. Pero se
pueden estudiar como sistemas afectivos distintos con bases biológicas diferenciadas.

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En síntesis, Izard propone que las emociones son sistemas motivacionales innatos, separables
neurobiológicamente, y que cumplen roles adaptativos únicos. Esta perspectiva enfatiza la
diferenciación cualitativa de las emociones.
En su artículo de 2009, Izard examina los orígenes y la naturaleza de las emociones, centrándose
específicamente en la sensación emocional como una fase de la actividad neurobiológica. El autor
propone que la sensación emocional es un componente clave de las emociones y la conciencia, y
que es más adaptativa que desadaptativa.
El artículo también explora el papel de las emociones en la evolución de la conciencia y la
interacción entre las emociones y la cognición. Destaca la importancia de distinguir entre las
emociones básicas y los esquemas emocionales, y discute las posibles ganancias y pérdidas de la
evolución de las emociones y la conciencia.
El artículo discute el papel del sentimiento en la emoción y cómo influye en la motivación, el
procesamiento de la información y el comportamiento.
Distingue entre las emociones básicas, que son respuestas automáticas y estereotipadas a los
estímulos, y los esquemas emocionales, que implican interacciones dinámicas entre la emoción y
la cognición.
Los esquemas emocionales en la teoría de Carroll Izard son patrones organizados de
pensamientos, sentimientos y acciones que se forman a través de las experiencias emocionales
repetidas en situaciones similares. Los esquemas emocionales son fundamentales para entender
cómo las emociones influyen en el pensamiento y la conducta en diferentes contextos.
Izard describe cómo las emociones interactúan con los procesos cognitivos para formar estos
esquemas, los cuales pueden convertirse en disposiciones más duraderas o tendencias para
responder a situaciones específicas de una manera particular. Estos esquemas pueden ser vistos
como representaciones mentales que vinculan las emociones con pensamientos, percepciones y
acciones en contextos específicos.
Por ejemplo, si un niño experimenta repetidamente enojo en un determinado escenario (como
cuando se le pide que comparta sus juguetes), puede desarrollar un esquema emocional que
vincule ese escenario con pensamientos y conductas relacionadas con el enojo. En el futuro, este
esquema puede ser activado en situaciones similares, guiando la forma en que el niño piensa,
siente y actúa.
El aprendizaje también juega un papel crucial en la formación de los esquemas emocionales. A
través del aprendizaje y la experiencia, los mismos estímulos que una vez provocaron una emoción
básica pueden convertirse en estímulos para los esquemas emocionales. Por ejemplo, si una
persona aprende a asociar la sensación de felicidad con la realización de una tarea bien hecha,
puede desarrollar un esquema emocional que vincula la felicidad con el logro.
Los contextos culturales también pueden influir en los esquemas emocionales. Diferentes culturas
pueden tener diferentes normas y expectativas sobre cómo se deben experimentar y expresar las
emociones, lo que puede influir en la formación de los esquemas emocionales. Por ejemplo, en
algunas culturas, puede ser más aceptable expresar abiertamente la ira, mientras que, en otras,
puede ser más aceptable reprimir la ira.
Los esquemas emocionales pueden ser tanto adaptativos como desadaptativos, dependiendo de
cómo se desarrollen y cómo influyan en la conducta. Un esquema adaptativo podría ayudar a una

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persona a responder de manera efectiva y apropiada en una situación particular, mientras que un
esquema desadaptativo podría conducir a respuestas inapropiadas o destructivas.
Las emociones básicas y los esquemas emocionales son dos tipos de experiencias emocionales que
se distinguen por su estructura y funcionamiento.
Las emociones básicas se refieren a procesos afectivos generados por sistemas cerebrales
evolutivamente antiguos al percibir un estímulo ecológicamente válido. Estas emociones, como la
alegría, el interés, la tristeza, la ira, el asco y el miedo, suelen desencadenarse automáticamente y
de manera estereotipada en respuesta a ciertos estímulos, y su curso es generalmente breve.
Las emociones básicas son fundamentales para la supervivencia, la evolución y el desarrollo
humano, y su experiencia y expresión están mediadas por estructuras cerebrales específicas, como
la amígdala en el caso del miedo.
Por otro lado, los esquemas emocionales implican interacciones dinámicas entre la emoción y la
cognición. Estos esquemas se desarrollan a través del aprendizaje y la experiencia, y pueden
involucrar la integración de sentimientos emocionales con pensamientos, recuerdos y
anticipaciones de personas, eventos y situaciones. A diferencia de las emociones básicas, los
esquemas emocionales pueden ser influenciados por las diferencias individuales, el aprendizaje y
los contextos culturales. Los esquemas emocionales pueden estabilizarse como rasgos
emocionales o como componentes motivacionales de los rasgos de temperamento/personalidad.

En resumen, mientras que las emociones básicas son respuestas automáticas y estereotipadas a
los estímulos, los esquemas emocionales implican interacciones dinámicas entre la emoción y la
cognición.
El autor también discute el papel de la emoción en la conciencia, sugiriendo que los sentimientos
emocionales siempre se registran en la conciencia fenoménica y también pueden ser accedidos a
través de otros niveles de conciencia.
Los "sentimientos de las emociones" o "sentimientos emocionales" se refieren a la experiencia
consciente y subjetiva de una emoción. Es la conciencia que una persona tiene de una emoción y
cómo la describe. Esta experiencia subjetiva es única para cada individuo y es influenciada por una
variedad de factores, incluyendo la historia personal, la cultura, y la interpretación cognitiva de la
situación.
Estos sentimientos emocionales, como la alegría, la tristeza, la ira y el miedo, pueden representar
experiencias emocionales prototípicas. Tales sentimientos emocionales son críticos para la
evolución de la mente humana y la conciencia reflexiva. Las experiencias emocionales continúan
siendo críticas en el mantenimiento y funcionamiento de la conciencia.
En cuanto a los sentimientos emocionales en la conciencia fenoménica, estos pueden operar con
poco o ningún contenido cognitivo. Esto es especialmente evidente en los bebés prelingüísticos y
los mamíferos no humanos. Una vez que el desarrollo permite que las experiencias emocionales se
conecten con la cognición de orden superior, los niños comienzan a vincular los sentimientos
emocionales y los conceptos y a formar esquemas emocionales cada vez más complejos.
Las emociones son la fuente de la motivación debido a su componente experiencial o de
sentimiento. Los sentimientos emocionales son los sistemas motivacionales primarios para el
comportamiento humano. Estos sentimientos emocionales, como la alegría, la tristeza, la ira y el
miedo, pueden representar experiencias emocionales prototípicas que motivan nuestras acciones.
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Por ejemplo, el miedo puede motivarnos a evitar una situación peligrosa, mientras que la alegría
puede motivarnos a buscar más de una experiencia agradable.
Además, las emociones ofrecen información sobre la evaluación de las experiencias. Los
sentimientos emocionales proporcionan información relevante para la cognición y la acción. Por
ejemplo, si sentimos tristeza después de una experiencia particular, eso nos proporciona
información sobre cómo evaluamos esa experiencia. Esta información puede ser útil para guiar
nuestras acciones futuras y para ayudarnos a entender y manejar nuestras emociones.
Mientras que las emociones mismas son procesos más amplios y complejos que incluyen tanto
aspectos conscientes como inconscientes. Los sentimientos emocionales son, por lo tanto, solo
una parte de la experiencia emocional total, pero son la parte que es accesible a través de la
introspección y la comunicación verbal.
En resumen, las emociones son fundamentales para la motivación y la evaluación de las
experiencias debido a su componente de sentimiento y su capacidad para proporcionar
información relevante para la cognición y la acción.
Tanto la emoción como los sentimientos emocionales juegan un papel crucial en la conciencia,
influyendo en nuestra capacidad para experimentar, interpretar y responder al mundo que nos
rodea.

La teoría de las emociones de Trevarthen


El psicólogo Colwyn Trevarthen plantea que las emociones juegan un rol fundamental en la
intersubjetividad primaria entre el bebé y sus cuidadores. Algunos de sus planteamientos son:
- Los bebés nacen con la capacidad innata de experienciar y expresar emociones, así como de
percibir y sintonizar con las emociones de otros.
- Las emociones permiten una comunicación intersubjetiva entre el bebé y el cuidador desde el
inicio de la vida. El bebé expresa emociones y el adulto responde a ellas adecuadamente.
- A través de este intercambio emocional temprano, el bebé desarrolla la conciencia de sí mismo y
del otro como seres intencionales con estados mentales.
- Las emociones sirven como un "pegamento" intersubjetivo, una vía primordial de conexión entre
las subjetividades del bebé y el cuidador.
- La comunicación emocional temprana influye sobre el desarrollo cerebral del bebé,
especialmente en áreas implicadas en funciones sociales.
- Cuando falla esta sintonía emocional temprana pueden derivar problemas como el autismo,
donde está comprometida la intersubjetividad.
En su trabajo de 2005 discute el papel de la acción y la emoción en el desarrollo de la inteligencia
cultural en los bebés. El autor sostiene que las emociones son innatas y regulan la agencia y la
simpatía social. Propone que las emociones son esenciales para la generación de actividad motora
y deben considerarse como causas vitales de la experiencia.
El artículo también explora la comunicación de emociones entre individuos y la importancia de los
primeros vínculos en fomentar una vida emocional creativa y resilente.
Las emociones juegan un papel crucial en el desarrollo de la inteligencia cultural en los bebés.
Según Trevarthen [1], las emociones son innatas y regulan la agencia y la simpatía social. Las
emociones son esenciales para la generación de actividad motora y deben considerarse como
causas vitales y optimistas de la experiencia. La comunicación de emociones entre individuos ha
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impulsado el desarrollo de emociones más elaboradas características de los humanos,
dependiendo de la simpatía intersubjetiva entre individuos. Esta simpatía está activa en los
cerebros humanos y detecta e identifica con el control prospectivo de los movimientos que
preparan e implementan las intenciones de los demás.
Por lo tanto, las emociones juegan un papel fundamental en el desarrollo de la inteligencia cultural
en los bebés, facilitando la comunicación, la interacción y el aprendizaje.
También se discute la comunicación de emociones a través de la producción de sonido y la
evolución de la musicalidad emotiva humana.
El texto también discute las diferentes expresiones y comportamientos emocionales observados en
niños. Las emociones y sus expresiones son observables en los niños desde una edad temprana.
Estas emociones se manifiestan a través de diferentes comportamientos y expresiones faciales. Por
ejemplo, los niños pueden mostrar alegría, tristeza, enojo, miedo, disgusto, entre otras emociones.
Estas emociones son parte integral de la comunicación y el juego, así como de la realización de
tareas cooperativas con sus madres.
Los niños utilizan todas las formas de movimientos expresivos, así como la postura de todo el
cuerpo, para transmitir intenciones y cogniciones.
Las emociones y comportamientos emocionales observados en los niños son esenciales para su
desarrollo cognitivo y social. Las emociones son una parte integral de la comunicación y el juego,
así como de la realización de tareas cooperativas con sus madres. Estas emociones y
comportamientos emocionales son fundamentales para el desarrollo de relaciones instructivas con
personas 'mayores y más sabias'.
Además, las emociones asociadas con los motivos de investigación de los niños abren el camino
para la comunicación y la colaboración. Los registros de las interacciones emocionales entre un
niño y otras personas cuando el niño está prestando atención a un objeto muestran que los
objetos a menudo son 'animados' por el adulto, para interesar, divertir o provocar al niño. Las
emociones que comparten surgen del interés del sujeto infantil, en objetos o eventos, y en los
afectos, entre el niño y la persona que acepta jugar.
Además, antes de los 3 años de edad, cuando la mayoría de los niños han dominado el lenguaje,
hay períodos en los que el cuerpo y el comportamiento del niño se transforman, trayendo nuevos
intereses, actividades y pensamientos, cambiando las formas en que se utiliza la comunicación.
Estas transformaciones tienen efectos inmediatos en la comunicación con el cuidador y en el
crecimiento cognitivo. Elaboran la sociabilidad inherente de las emociones y extienden su rango.
Por lo tanto, las emociones y sus diversas expresiones y comportamientos juegan un papel crucial
en el desarrollo cognitivo y social de los niños, facilitando la comunicación, la interacción y el
aprendizaje.
También se discuten las diferentes etapas del desarrollo emocional en los bebés y el impacto de
estas etapas en la comunicación y el aprendizaje.
La primera etapa es la del recién nacido, donde el bebé tiene una especial disposición sensorial
para detectar y reconocer la presencia afectiva de la madre y el apoyo, confort y nutrición que ella
proporciona. Durante esta etapa, las emociones del bebé están principalmente centradas en la
satisfacción de las necesidades básicas y la seguridad.
Antes de los 3 años de edad, hay períodos en los que el cuerpo y el comportamiento del niño se
transforman, trayendo nuevos intereses, actividades y pensamientos, cambiando las formas en
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que se utiliza la comunicación. Durante estas etapas, los bebés comienzan a explorar su entorno y
a interactuar más con los demás.
Estas transformaciones tienen efectos inmediatos en la comunicación con el cuidador y en el
crecimiento cognitivo. Elaboran la sociabilidad inherente de las emociones y extienden su rango.
Los ajustes emocionales que afectan las relaciones preceden a cada nueva fase de desarrollo.
El texto también discute la importancia de la comunicación y la conexión emocional entre las
madres y los bebés. Destaca el papel de los "afectos de vitalidad" y la "musicalidad comunicativa"
en fomentar esta conexión. Desde el nacimiento, los bebés tienen una disposición sensorial
especial para detectar y reconocer la presencia afectiva de la madre y el apoyo, confort y nutrición
que ella proporciona. Esta comunicación temprana y conexión emocional son fundamentales para
el desarrollo emocional y cognitivo del bebé.
Las investigaciones musicales aplicadas a las protoconversaciones muestran cómo una madre que
habla con su bebé produce enunciados musicalmente organizados con un ritmo regular, fraseo y
desarrollo sistemático de la emoción en ciclos 'narrativos' más largos, y el bebé puede responder
de manera coordinada.
Además, la teoría de la Musicalidad Comunicativa propone que las formas expresivas básicas y las
preferencias por patrones particulares de movimiento expresivo y sonido vocal pueden describirse
mediante el análisis en términos de expresión poética, musical, gestual y dramática.
Por lo tanto, la comunicación y la conexión emocional entre las madres y los bebés son esenciales
para el desarrollo emocional y cognitivo de los bebés, facilitando la comunicación, la interacción y
el aprendizaje.
También se menciona la capacidad de los bebés para comunicarse con sus compañeros y su
desarrollo de interés en objetos y rituales.
El texto también discute el desarrollo de la conciencia social y emocional en los bebés. Menciona
estudios sobre las reacciones de los bebés a su propio reflejo en un espejo y su capacidad para
actuar deliberadamente para llamar la atención. También se discute el desarrollo de la
autoconciencia y la autoconciencia en los bebés, así como su capacidad para comunicarse y
compartir experiencias con otros.
El desarrollo de la conciencia social y emocional en los bebés es un proceso gradual que comienza
desde el nacimiento y continúa a lo largo de la infancia. Los bebés comienzan a desarrollar una
conciencia de sí mismos y de los demás a través de sus interacciones con sus cuidadores y su
entorno.
Un aspecto importante de este desarrollo es la capacidad de los bebés para reconocer y responder
a las emociones de los demás. Los bebés pueden detectar y responder a las emociones de sus
cuidadores desde una edad temprana, lo que les permite desarrollar una comprensión de las
emociones y cómo se expresan [1].
Además, los bebés también comienzan a desarrollar una conciencia de sí mismos y de su propia
identidad. Esto se evidencia en estudios que muestran que los bebés pueden reconocer su propio
reflejo en un espejo a partir de los 18 meses de edad [3]. Esta autoconciencia es un paso crucial en
el desarrollo de la conciencia social y emocional.
El desarrollo de la conciencia social y emocional en los bebés también implica el desarrollo de
habilidades de comunicación. Los bebés aprenden a comunicarse con los demás a través de gestos,
expresiones faciales y vocalizaciones. Esta comunicación les permite compartir experiencias y
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emociones con los demás, lo que es fundamental para el desarrollo de relaciones sociales
saludables [4].
En resumen, el desarrollo de la conciencia social y emocional en los bebés es un proceso complejo
que implica el desarrollo de una comprensión de las emociones, la autoconciencia y las habilidades
de comunicación. Este desarrollo es fundamental para la capacidad de los bebés para interactuar y
formar relaciones con los demás [1].
Trevarthen propone seis fases de la evolución de las conductas socioemocionales en la primera
infancia:
1. Fase 1 (0-1 mes): En esta fase, los bebés muestran una disposición sensorial especial para
detectar y reconocer la presencia afectiva de la madre y el apoyo, confort y nutrición que ella
proporciona. Las emociones del bebé están principalmente centradas en la satisfacción de las
necesidades básicas y la seguridad.
2. Fase 2 ( 1-2 meses): Durante esta fase, los bebés comienzan a mostrar una mayor conciencia de
su entorno y a interactuar más con los demás. Comienzan a desarrollar una conciencia de sí
mismos y de los demás a través de sus interacciones con sus cuidadores y su entorno.
3. Fase 3 (4-6 meses): En esta fase, los bebés comienzan a desarrollar una conciencia de sí mismos
y de su propia identidad. Esto se evidencia en estudios que muestran que los bebés pueden
reconocer su propio reflejo en un espejo a partir de los 5 meses de edad.
4. Fase 4 (7-8 meses): Durante esta fase, los bebés comienzan a desarrollar habilidades de
comunicación. Aprenden a comunicarse con los demás a través de gestos, expresiones faciales y
vocalizaciones. Esta comunicación les permite compartir experiencias y emociones con los demás.
5. Fase 5 (9-10 meses): En esta fase, los bebés comienzan a desarrollar una mayor conciencia social
y emocional. Comienzan a reconocer y responder a las emociones de los demás, lo que les permite
desarrollar una comprensión de las emociones y cómo se expresan.
6. Fase 6 (+12 meses): Durante esta fase, los bebés continúan desarrollando su conciencia social y
emocional. Comienzan a desarrollar habilidades más avanzadas de comunicación y a interactuar de
manera más compleja con los demás. Durante esta fase, los bebés también comienzan a mostrar
una mayor conciencia de su entorno y a interactuar con objetos y personas de manera más
intencional. Comienzan a participar en juegos más complejos y a utilizar objetos de maneras más
simbólicas.
A partir de los 24 meses comienzan a utilizar el lenguaje para expresar sus pensamientos y
emociones, y para interactuar con los demás. También comienzan a mostrar una mayor conciencia
de las normas sociales y a ajustar su comportamiento en consecuencia.
Estas fases son fundamentales para el desarrollo emocional y cognitivo de los niños, y cada cambio
de fase está asociado con ajustes emocionales que afectan las relaciones y tienen un impacto en el
sistema inmunológico y la susceptibilidad de un niño a la enfermedad.
En síntesis, para Trevarthen la comunicación emocional innata permite el surgimiento de la
intersubjetividad primaria, la conciencia del otro y de sí mismo, y moldea el desarrollo
socioemocional del infante. Las emociones cumplen una función crucial en la sociabilidad humana
desde sus inicios.

La teoría de Reddy

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Reddy hace referencia a las emociones en varios puntos. Menciona que los infantes humanos
comienzan a realizar acciones que están dirigidas directamente a provocar reacciones específicas
en los adultos, lo que implica una comprensión de las emociones y cómo provocarlas.
Por ejemplo, un infante puede aprender que ciertos comportamientos, como sonreír o llorar,
provocarán respuestas emocionales específicas en los adultos, como la alegría o la preocupación.
Esta capacidad de provocar emociones en otros es una parte fundamental de la comunicación
humana y puede ser vista como una forma temprana de empatía, ya que requiere una
comprensión de cómo las propias acciones pueden afectar las emociones de los demás.
Además, menciona que los infantes buscan diferentes tipos de reacciones de sus cuidadores en
diferentes edades y situaciones, lo que sugiere que están conscientes de las emociones y cómo
evocan diferentes respuestas emocionales en los demás.
Por ejemplo, un infante puede buscar consuelo de un cuidador cuando está asustado, pero buscará
juego y risas cuando está feliz. Esta capacidad de adaptar el comportamiento en función de las
emociones deseadas en los demás es una habilidad social importante que se desarrolla a lo largo
de la infancia.
El deseo de mover a otros en la infancia surge y se desarrolla a través de una serie de etapas y
procesos interrelacionados. Según Reddy, los infantes humanos comienzan con expectativas de
reacciones temporal y afectivamente contingentes a sus acciones. Esto significa que los infantes
esperan que sus acciones provoquen ciertas respuestas de los demás, y estas expectativas se
basan en la contingencia, es decir, la relación entre la acción del infante y la respuesta del otro.
A medida que los infantes crecen y se desarrollan, se vuelven cada vez más capaces de realizar
acciones que están dirigidas directamente a provocar reacciones específicas en los adultos. Esto se
evidencia en comportamientos como el payaseo, la ostentación y las bromas en la segunda mitad
del primer año de vida, que revelan la conciencia de los infantes de las conexiones entre sus
acciones y las respuestas de los demás, y un claro deseo de obtener repetidamente algunas de
estas reacciones.
La mutua influencia entre ser movido y mover a otros es importante por varias razones. En primer
lugar, esta mutua influencia es fundamental para el desarrollo social y cognitivo de los infantes. Los
infantes aprenden sobre el mundo y sobre sí mismos a través de sus interacciones con los demás, y
la capacidad de mover a otros y ser movidos por ellos es una parte esencial de estas interacciones.
En segundo lugar, la mutua influencia entre ser movido y mover a otros es importante para
mantener las bases morales de las relaciones sociales. Según Reddy [3], una falta de mutua
influencia puede resultar en problemas como la falta de empatía y el abuso de poder. Por lo tanto,
la capacidad de mover a otros y ser movidos por ellos es esencial para el desarrollo de relaciones
sociales saludables y equitativas.

Tanto Carroll Izard como Colwyn Trevarthen han realizado contribuciones significativas al estudio
de las emociones en el desarrollo humano. Sin embargo, sus teorías y enfoques presentan
diferencias fundamentales. A continuación, se presentan algunas de las principales diferencias
entre las teorías de las emociones de estos dos investigadores:

1. Enfoque y Objetivo Principal:

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- Carroll Izard: Su trabajo se centró en identificar y describir emociones discretas en los seres
humanos, especialmente en los infantes. Su teoría sostiene que existen emociones básicas o
fundamentales que están presentes desde el nacimiento o poco después.
- Colwyn Trevarthen: Su trabajo se centró en la interacción y comunicación afectiva entre la
madre y el infante. Enfocó su investigación en cómo las emociones son co-reguladas entre el bebé
y el cuidador a través de ritmos y patrones de interacción mutua.
2. Emociones Básicas:
- Carroll Izard: Identificó diez emociones básicas presentes desde la infancia: interés, alegría,
sorpresa, tristeza, ira, disgusto, desprecio, miedo, vergüenza y culpa.
- Colwyn Trevarthen: No se enfocó en categorizar emociones de la misma manera que Izard. En
su lugar, investigó la naturaleza rítmica e imitativa de las interacciones entre madre e infante y
cómo estas interacciones fomentan la comunicación emocional.
3. Desarrollo de Emociones:
- Carroll Izard: Sostenía que las emociones básicas son innatas y se desarrollan a partir de
estructuras neurobiológicas preexistentes. Estas emociones se manifiestan a través de expresiones
faciales universales.
- Colwyn Trevarthen: Puso énfasis en la naturaleza bidireccional del desarrollo emocional.
Argumentó que los infantes están intrínsecamente motivados para conectarse con otros seres
humanos y que esta conexión es esencial para el desarrollo socioemocional.
4. Comunicación Emocional:
- Carroll Izard: Si bien reconoció la importancia de la interacción social en el desarrollo
emocional, su trabajo se centró más en las emociones como estados internos con expresiones
faciales correspondientes.
- Colwyn Trevarthen: Enfatizó la "intersubjetividad primaria", un término que se refiere a la
capacidad innata de los infantes para sintonizar y responder a las emociones y acciones de otras
personas. Según Trevarthen, las interacciones mutuas y rítmicas entre el infante y el cuidador son
fundamentales para el desarrollo emocional y cognitivo.
Ambas teorías ofrecen perspectivas valiosas sobre el origen y desarrollo de las emociones en la
infancia. Mientras que Izard se centró en identificar y categorizar emociones específicas,
Trevarthen se centró en las interacciones dinámicas que promueven el desarrollo emocional y
comunicativo.

La teoría cognitiva de las emociones de Michael Lewis:


- Las emociones surgen de la evaluación cognitiva de eventos y situaciones en función de nuestros
objetivos y necesidades.
- El desarrollo emocional está vinculado al desarrollo cognitivo. A medida que mejoran las
habilidades cognitivas, las experiencias emocionales se vuelven más complejas y diferenciadas.
- Los bebés tienen reacciones emocionales globales e indiferenciadas. Con el desarrollo cognitivo
pueden hacer evaluaciones más específicas que dan origen a emociones discretas.
- Los niños progresan de un entendimiento externo de las emociones basado en expresiones a uno
más interno centrado en estados mentales.
- El lenguaje sobre emociones emerge al poder representar verbalmente los estados afectivos
propios y de otros. Esto ayuda a la comprensión emocional.
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- Las conversaciones sobre emociones con cuidadores ayudan a los niños a refinar su vocabulario y
conocimiento emocional.
- Hay una creciente regulación cognitiva de las emociones. Los niños aprenden a manejar sus
reacciones emocionales en función de sus metas.
Michael Lewis plantea una distinción entre emociones básicas y emociones autoconscientes:
- Emociones básicas: surgen tempranamente en la infancia y están vinculadas a necesidades
biológicas fundamentales, como alegría, miedo, enojo, tristeza. Tienen un sustrato biológico
innato.
- Emociones autoconscientes: aparecen más tarde al desarrollarse la autoconciencia y la capacidad
de representar estados mentales propios y de otros. Incluyen emociones como vergüenza, culpa,
orgullo.
- Las emociones autoconscientes requieren la habilidad de evaluar el self en relación a estándares
sociales e ideales del yo. Reflejan la conciencia de cómo nos juzgan los demás.
- Surgen por la internalización de normas y valores socioculturales. Por ello, hay variaciones entre
culturas en estas emociones.
- Se genera una mayor regulación y control de la expresión emocional, de acuerdo a normas
sociales de manifestación afectiva.
- Hay una complejidad y profundidad mayor en la experiencia subjetiva de las emociones
autoconscientes.
En síntesis, Lewis propone que la cognición es fundamental en la diferenciación progresiva de las
emociones durante el desarrollo infantil, así como en la habilidad para regularlas. Esta perspectiva
enfatiza el papel de los procesos cognitivos en la experiencia y comprensión emocional. Lewis
plantea que el desarrollo de la autoconciencia transforma la comprensión y vivencia de las
emociones, surgiendo nuevas emociones de mayor complejidad, con un rol importante de los
factores socioculturales.

La tesis construccionista
Lisa Feldman Barrett y James Russell
Sobre las emociones plantean que:
- No existen emociones básicas innatas con patrones distintivos de respuesta fisiológica, expresiva
y experencial.
- Las emociones surgen por la interacción de procesos corporales básicos con el proceso cognitivo
de "conceptualización" mediante categorías emocionales aprendidas.
- La conceptualización es un proceso activo mediante el cual el cerebro categoriza una situación
como una instancia de una emoción (enojo, miedo, etc.)
- Las categorías emocionales y su significado se adquieren a través del aprendizaje y la transmisión
cultural.
- Por ello, la experiencia y expresión emocional varía entre culturas y a través del tiempo. No hay
emociones universales.
- Las emociones son construcciones psicológicas y sociales que surgen en un contexto y cultura
particular, no entidades naturales con límites precisos.
- El énfasis debe ponerse en los mecanismos generativos (conceptualización, aprendizaje) más que
en categorías emocionales fijas.
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En síntesis, el construccionismo plantea que las emociones son productos de la interacción entre
procesos corporales, el procesamiento cognitivo y el aprendizaje cultural, en lugar de estados pre-
configurados biológicamente.
La perspectiva de Lisa Feldman Barrett y James Russell sobre el desarrollo emocional se centra en
el aprendizaje de las categorías y conceptos emocionales:
- Plantean que los bebés nacen con sensibilidad a estímulos placenteros o aversivos, pero no con
emociones diferenciadas.
- A través de la interacción social, los niños aprenden a categorizar las sensaciones corporales
usando los conceptos emocionales de su cultura.
- El aprendizaje de categorías como enojo, miedo, tristeza permite hacer significativos los estados
afectivos propios.
- Los padres juegan un rol central nombrando y validando las experiencias emocionales de los
niños.
- El desarrollo emocional depende de cuan rico sea el lenguaje emocional del entorno del niño.
- No hay una secuencia universal en la adquisición de categorías emocionales. Depende del énfasis
cultural.
- Inicialmente las emociones se basan en manifestaciones externas. Luego se van internalizando.
- La habilidad de conceptualizar estados emocionales continúa desarrollándose durante la niñez.
En síntesis, desde esta perspectiva construccionista, el desarrollo emocional está dado por el
aprendizaje progresivo de las categorías y conceptos emocionales transmitidos culturalmente.

Las tesis de Widen y Russell


La teoría de Sherri Widen y James Russell sobre la construcción de categorías emocionales se basa
en la idea de que la comprensión y categorización de las emociones se desarrolla con el tiempo y la
experiencia. En lugar de argumentar que los niños nacen con un conjunto predeterminado de
categorías emocionales, esta teoría sostiene que los niños desarrollan y refinan estas categorías a
medida que crecen y adquieren más información sobre las emociones. Aquí están algunas de las
ideas centrales de su teoría:
1. **Desarrollo Progresivo de las Categorías Emocionales**:
- En sus primeras etapas, los niños tienen categorías emocionales amplias y menos diferenciadas.
Por ejemplo, un niño pequeño puede tener una categoría emocional amplia como "sentimiento
malo", que abarca emociones como tristeza, miedo, y enojo.
- Con el tiempo y la experiencia, estas categorías amplias se dividen en categorías más específicas
y diferenciadas. Por ejemplo, la categoría "sentimiento malo" podría diferenciarse eventualmente
en categorías más específicas como "triste", "asustado", y "enojado".
2. **Influencia de las Etiquetas Emocionales**:
- La exposición a etiquetas emocionales en el lenguaje y la interacción social desempeña un
papel crucial en la construcción de categorías emocionales. Por ejemplo, cuando un cuidador
nombra y explica diferentes emociones a un niño, esto ayuda al niño a distinguir y categorizar esas
emociones con más precisión.
3. **Variabilidad Cultural**:

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- La construcción de categorías emocionales puede variar según el contexto cultural. Diferentes
culturas pueden tener distintos nombres o conceptos para emociones específicas, y estos pueden
influir en cómo los niños de esas culturas categorizan y entienden las emociones.
4. **Expresiones Faciales y Contexto**:
- Mientras que algunos investigadores sostienen que ciertas expresiones faciales están vinculadas
de manera innata a emociones específicas, Widen y Russell enfatizan la importancia del contexto
en la interpretación de estas expresiones. Argumentan que los niños aprenden a asociar
expresiones faciales con emociones específicas basándose en cómo esas expresiones aparecen en
diferentes contextos.
5. **Prototipos Emocionales**:
- A medida que los niños desarrollan su comprensión de las emociones, forman "prototipos" de
cada emoción. Estos prototipos son ejemplos claros y típicos de cada emoción que sirven como
referencia. Los prototipos pueden ser manifestaciones específicas de una emoción, como una
expresión facial particular. Por ejemplo, llorar podría ser un prototipo de tristeza. A medida que los
niños se encuentran con ejemplos que se desvían de estos prototipos, ajustan y expanden sus
categorías emocionales.
Es crucial diferenciar entre "guiones" y "prototipos".
1. **Guiones (Scripts) Emocionales**: Se refiere a la idea de que los niños desarrollan una especie
de "narrativa" o "secuencia" de eventos y comportamientos asociados con una emoción particular.
Estos guiones emocionales se forman a partir de las experiencias repetidas y observaciones de
cómo se manifiestan ciertas emociones en contextos específicos. Por ejemplo, un guión para la
emoción "tristeza" podría incluir eventos como perder un juguete, llorar y recibir consuelo de un
adulto. Los guiones ayudan a los niños a predecir y entender cómo se desarrollan y manifiestan las
emociones en diferentes situaciones.
Mientras que los prototipos actúan como ejemplos representativos de una emoción, los guiones
emocionales brindan una estructura narrativa para cómo se manifiesta y se desarrolla una
emoción en diferentes contextos. Ambos conceptos son cruciales para cómo los niños categorizan
y comprenden las emociones en la teoría de Widen y Russell.
La teoría de Widen y Russell sobre la construcción de categorías emocionales sostiene que la
forma en que los niños entienden y categorizan las emociones se desarrolla y se refina con el
tiempo y la experiencia. A lo largo de su trabajo, identifican ciertos patrones consistentes en la
forma en que los niños interpretan y categorizan las emociones, especialmente en relación con las
expresiones faciales, las etiquetas verbales y el comportamiento contextual. Estos patrones han
sido denominados "efecto de la inferioridad de la cara", "efecto de la superioridad de la etiqueta" y
"efecto de la superioridad del comportamiento". Aquí está una descripción de cada uno:
1. **Efecto de la Inferioridad de la Cara**:
- Cuando se les presenta una expresión facial sin contexto adicional, los niños más pequeños
tienden a categorizarla de manera amplia. Por ejemplo, pueden categorizar varias expresiones
faciales negativas simplemente como "sentimiento malo".
- Las expresiones faciales, en ausencia de otras pistas, no son tan efectivas para ayudar a los
niños a diferenciar entre emociones específicas. Por lo tanto, la cara es "inferior" (en relación, por
ejemplo, a contar una historia) en términos de ayudar a los niños a hacer distinciones precisas
entre emociones similares.
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2. **Efecto de la Superioridad de la Etiqueta**:
- Las etiquetas verbales para emociones tienden a ser muy efectivas para ayudar a los niños a
diferenciar entre emociones. Cuando se les da una etiqueta (por ejemplo, "triste" vs. "asustado"),
los niños pueden hacer distinciones más precisas entre emociones, incluso si las expresiones
faciales son similares.
- Las etiquetas proporcionan una categorización clara y ayudan a los niños a asociar expresiones
faciales y contextos con emociones específicas.
3. **Efecto de la Superioridad del Comportamiento**:
- El comportamiento contextual (es decir, lo que está sucediendo alrededor de la expresión facial)
es aún más efectivo que las etiquetas para ayudar a los niños a diferenciar emociones. Si un niño
ve a alguien escondiéndose (comportamiento) con una expresión facial de miedo, es más probable
que categorice la emoción como miedo, incluso si anteriormente había asociado esa expresión
facial con una categoría más amplia.
- El contexto y el comportamiento proporcionan pistas poderosas sobre la naturaleza específica
de una emoción, lo que permite a los niños hacer distinciones más precisas.
Estos efectos resaltan la importancia del lenguaje y el contexto en la formación y refinación de las
categorías emocionales de los niños. Mientras que las expresiones faciales proporcionan ciertas
pistas sobre las emociones, son las etiquetas verbales y, más aún, el comportamiento contextual,
las que ofrecen una guía más clara para la comprensión emocional.
En resumen, la teoría de Widen y Russell sobre la construcción de categorías emocionales propone
que la categorización y comprensión de las emociones es un proceso dinámico que evoluciona con
el tiempo y la experiencia. Los niños no nacen con categorías emocionales fijas; más bien,
construyen y refinan estas categorías basándose en sus interacciones y aprendizajes en su entorno
social y cultural.

La teoría estructural-jerárquica de las emociones de Paul Harris


Paul Harris, un psicólogo del desarrollo, ha realizado extensas investigaciones sobre la cognición y
emoción infantil. Una de sus contribuciones más notables es la propuesta de una teoría
estructural-jerárquica de las emociones. En lugar de ver a los niños como simples receptores
pasivos de emociones innatas, Harris argumenta que los niños activamente construyen su
entendimiento emocional a través de las interacciones con su entorno social y a partir de su
razonamiento cognitivo.
1. **Estructura Básica**:
- Harris argumenta que los niños comienzan con categorías emocionales amplias y básicas. Al
principio, estas categorías pueden no estar bien diferenciadas. Por ejemplo, un niño puede
inicialmente clasificar varias emociones negativas bajo un paraguas general de "sentirse mal".
2. **Desarrollo Jerárquico**:
- Con el tiempo y la experiencia, estas categorías básicas se vuelven más diferenciadas y se
desarrollan en una estructura jerárquica. Por ejemplo, dentro de la categoría general de "sentirse
mal", un niño podría empezar a distinguir entre "tristeza", "enojo" y "miedo".
- Esta estructura jerárquica permite a los niños hacer distinciones más finas entre emociones a
medida que adquieren más conocimientos y experiencia con diferentes contextos y situaciones
emocionales.
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3. **Influencia del Contexto y la Cognición**:
- Harris enfatiza que el desarrollo de esta estructura jerárquica es influenciado tanto por la
cognición del niño como por su entorno social. Los niños razonan sobre las causas y consecuencias
de las emociones, lo que influye en cómo categorizan y entienden estas emociones.
- Las interacciones sociales, como discutir emociones con los cuidadores, también desempeñan
un papel crucial. A través de estas interacciones, los niños aprenden sobre las normas culturales y
sociales relacionadas con las emociones, lo que a su vez afecta su entendimiento emocional.
4. **Interconexión entre Cognición y Emoción**:
- Harris también destaca cómo la cognición y la emoción están profundamente interconectadas
en el desarrollo. No solo el razonamiento afecta el entendimiento emocional, sino que las
emociones también pueden influir en la cognición. Por ejemplo, cómo un niño se siente acerca de
una situación en particular puede influir en cómo razona o piensa sobre esa situación.
Dentro del marco propuesto por Paul Harris, se da importancia a la cognición en la formación y
comprensión de las emociones. De hecho, la interrelación entre emoción y cognición es una
característica central de su enfoque.
Para Harris, la cognición y la evaluación de un evento o situación juegan un papel crucial en cómo
se experimenta y se entiende la emoción. En otras palabras, las evaluaciones cognitivas (cómo un
niño piensa o razona sobre una situación) afectan directamente la naturaleza y la intensidad de la
respuesta emocional.
Por ejemplo, si un niño pierde su juguete y cree que fue robado por un compañero, la emoción
resultante puede ser de enojo hacia ese compañero. Sin embargo, si el niño razona que
simplemente perdió el juguete por accidente, la emoción resultante podría ser tristeza o
frustración hacia sí mismo.
Esta interacción entre la evaluación cognitiva y la respuesta emocional sugiere que, en este marco,
los aspectos cognitivos y evaluativos de una situación tienen preeminencia o, al menos, un papel
fuertemente formativo en la determinación de la emoción que se experimenta. Las emociones, en
este sentido, no se ven simplemente como respuestas automáticas o innatas a ciertos estímulos,
sino como respuestas que están profundamente influenciadas por la interpretación y el
razonamiento del individuo sobre la situación.
Dicho esto, Harris no descarta la influencia de las emociones sobre la cognición. Las emociones
también pueden influir en cómo se percibe, se recuerda y se razona sobre una situación. La
relación es bidireccional, pero la cognición desempeña un papel fundamental en la formación y
comprensión inicial de la emoción.
Paul Harris ha destacado la evolución en la forma en que los niños comprenden las emociones a lo
largo del tiempo, haciendo énfasis en cómo entienden la naturaleza interna y externa de las
emociones, así como aspectos más complejos y reflexivos de la experiencia emocional.
1. **Fase de Conocimiento de la Emoción de Carácter Externo**:
En esta primera fase, el conocimiento que tienen los niños sobre las emociones es más superficial
y está basado en indicadores visibles y manifestaciones observables, como las expresiones faciales
y el comportamiento.
- Por ejemplo, un niño podría identificar que alguien está triste simplemente porque está
llorando o que está feliz porque está sonriendo.

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Los niños tienden a categorizar las emociones en términos amplios, a menudo basándose en la
valencia emocional. Es decir, en lugar de diferenciar entre diferentes emociones, pueden
simplemente categorizar las emociones como "buenas" o "malas".
2. **Fase de Conocimiento de la Dimensión Interna de las Emociones**:
En esta etapa, los niños comienzan a hacer distinciones más detalladas entre diferentes emociones
y a reconocer que las emociones no son solo manifestaciones externas, sino que también tienen
una dimensión interna.
- Entienden que las personas tienen sentimientos y pensamientos internos que no siempre se
reflejan en comportamientos o expresiones externas. Por lo tanto, alguien podría sentirse triste
por dentro incluso si no está llorando.
- En esta fase, los niños desarrollan una comprensión más profunda y matizada de las emociones,
reconociendo que las personas tienen estados emocionales internos que pueden o no
manifestarse externamente.
3. **Fase de Dimensión Reflexiva**:
En esta etapa, los niños no solo reconocen y nombran emociones, sino que también son capaces
de reflexionar sobre las emociones de manera más abstracta y compleja Comienzan a razonar
sobre las situaciones que provocan las emociones y a comprender las causas subyacentes de las
emociones y cómo diferentes situaciones pueden desencadenar diferentes emociones.
Por ejemplo, pueden entender que la pérdida de un juguete puede causar tristeza, mientras que
ser sorprendido por un ruido fuerte puede causar miedo. Esta comprensión de las causas y
contextos asociados con las emociones permite a los niños predecir y razonar sobre las respuestas
emocionales en una variedad de situaciones.
- Comienzan a comprender emociones morales, como la culpa o el orgullo, que están vinculadas
a juicios sobre el comportamiento propio o ajeno.
- También empiezan a reconocer emociones que son más ambiguas o mixtas, como sentirse a la
vez feliz y triste.
- Además, en esta etapa, los niños desarrollan estrategias de regulación emocional, es decir,
maneras de manejar y controlar sus propias emociones en diferentes situaciones.
Estas fases resaltan el desarrollo progresivo y complejo de la comprensión emocional en la
infancia. Harris sugiere que a medida que los niños crecen y adquieren más experiencias y
habilidades cognitivas, su comprensión de las emociones se vuelve más sofisticada, pasando de
una visión basada puramente en indicadores externos a una comprensión más profunda y reflexiva
de la experiencia emocional.
En resumen, la teoría estructural-jerárquica de Paul Harris sobre las emociones sostiene que los
niños activamente construyen su comprensión y categorización de las emociones a lo largo del
tiempo, influenciados por la cognición y el entorno social. Esta construcción lleva a un sistema
jerárquico en el que las categorías emocionales se diferencian y refinan a medida que los niños
crecen y aprenden.

Tesis funcionalistas
La teoría funcionalista de las emociones de Karen Caplovitz Barrett
Karen Caplovitz Barrett es conocida por su enfoque funcionalista sobre las emociones. La teoría
funcionalista se aleja de una visión puramente biológica o innata de las emociones, y en lugar de
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eso, se centra en cómo las emociones funcionan en nuestra vida diaria, cómo interactúan con
nuestro entorno y cómo nos ayudan a adaptarnos a diversas situaciones.
Los fundamentos teóricos de la teoría funcionalista de las emociones de Karen Caplovitz Barrett
son:
1. **Las Emociones Sirven a una Función**: Las emociones no son meros subproductos de la
biología o reacciones a estímulos, sino que desempeñan un papel activo y funcional en la
adaptación y supervivencia del individuo. Por ejemplo, el miedo puede actuar como una señal para
alejarse de una situación peligrosa.
2. **Interacción con el Ambiente**: Las emociones se forman y modulan a través de la interacción
con el entorno. En lugar de ser respuestas fijas a estímulos específicos, las emociones emergen de
la interacción entre el individuo y su contexto.
3. **Aprendizaje y Socialización**: Aunque algunas respuestas emocionales pueden tener bases
biológicas, muchas emociones y la forma en que las expresamos son moldeadas por el aprendizaje
y la socialización. La cultura, la familia y las experiencias individuales juegan un papel crucial en
cómo las personas experimentan y expresan sus emociones.
4. **Regulación y Metas**: Según el enfoque funcionalista, las emociones desempeñan un papel
en la regulación del comportamiento y la motivación para lograr metas. Las emociones pueden
actuar como señales para cambiar el comportamiento, continuar en una dirección particular o
reevaluar una situación.
5. **Complejidad y Variabilidad**: Las emociones no son estáticas ni universales en su expresión o
experiencia. Pueden variar ampliamente entre individuos y culturas, y una misma persona puede
experimentar y expresar una emoción de manera diferente en distintas ocasiones.
6. **Desarrollo Emocional**: Barrett también puso un fuerte énfasis en cómo se desarrolla la
comprensión y expresión de las emociones en la infancia. Según su perspectiva, los niños aprenden
sobre las emociones a través de su interacción con el entorno y las personas que los rodean. La
socialización juega un papel clave en la formación de patrones emocionales.
La teoría funcionalista proporciona un marco amplio para entender las emociones no solo como
reacciones pasivas, sino como procesos activos que desempeñan roles fundamentales en la
adaptación, la socialización y el comportamiento. Esta perspectiva ha sido influyente en el estudio
del desarrollo emocional y en la comprensión de las diferencias individuales y culturales en la
experiencia y expresión emocional.
Karen Caplovitz Barrett introdujo la noción de "familia de emociones" para reflejar la idea de que
nuestras emociones no siempre se ajustan a categorías discretas y bien definidas como
tradicionalmente se ha pensado. En lugar de eso, dentro de lo que podríamos considerar una
"emoción" específica, hay variaciones y matices que pueden ser considerados miembros de una
"familia" de emociones relacionadas.
La idea detrás de este concepto es reconocer que la experiencia y expresión de emociones es
compleja, variada y a menudo matizada.
Por ejemplo, dentro de la "familia" de la tristeza, podríamos tener sentimientos que varíen desde
una leve decepción hasta una profunda desesperación. Estas emociones están relacionadas y
comparten características comunes, pero también tienen diferencias clave en términos de
intensidad, causa y expresión.
Hablar de "familias de emociones" en lugar de emociones discretas ofrece varias ventajas:
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1. **Reconoce la Variabilidad**: Aceptar la idea de familias de emociones nos permite reconocer y
valorar la amplia gama de experiencias emocionales que las personas pueden tener. Esto es
especialmente útil en investigaciones y en entornos clínicos donde es esencial entender las
variaciones individuales en la experiencia emocional.
2. **Evita la Simplificación Excesiva**: En lugar de tratar de encajar todas las experiencias
emocionales en categorías rígidas, el concepto permite una mayor flexibilidad y precisión.
3. **Mejor Comprensión Cultural**: Diferentes culturas pueden tener diferentes formas de
expresar o experimentar emociones que no se ajustan exactamente a las categorías occidentales
tradicionales. Hablar de familias de emociones puede ofrecer un marco más inclusivo y adaptable
para estudiar las emociones en diversos contextos culturales.
4. **Ayuda en la Educación Emocional**: Al enseñar a los niños (o adultos) sobre emociones,
reconocer la existencia de familias de emociones puede ayudar a las personas a identificar y
nombrar sus sentimientos con mayor precisión, lo que puede ser útil para la regulación emocional
y la comunicación.
5. **Refleja la Realidad de la Experiencia Emocional**: Las personas a menudo experimentan
emociones que son mezclas o gradaciones de emociones "típicas". Considerar estas experiencias
como parte de una familia de emociones proporciona un lenguaje y una estructura para entender
y hablar sobre ellas.
En resumen, el concepto de "familia de emociones" ofrece un marco más matizado y flexible para
entender la rica tapezaña de experiencias emocionales humanas. Reconoce la complejidad,
variabilidad y riqueza de nuestra vida emocional.
plantea:
- Las emociones son mecanismos adaptativos que evolucionaron para ayudar a enfrentar
situaciones importantes para la supervivencia y reproducción.
- Cada emoción tiene un propósito funcional único. Por ejemplo, la ira moviliza energía para
cambiar una situación injusta.
- Las emociones organizan respuestas fisiológicas, conductuales y cognitivas de acuerdo con la
situación y meta requerida.
- Las emociones se construyen en el momento a partir de circuitos cerebrales distribuidos, no son
reacciones fijas precargadas.
Sobre el desarrollo emocional plantea:
- Los bebés nacen con circuitos cerebrales que detectan situaciones biológicamente relevantes y
organizan respuestas apropiadas.
- Con la experiencia van aprendiendo nuevos disparadores emocionales y respuestas más flexibles
y matizadas.
- El desarrollo emocional depende de las oportunidades de aprendizaje sobre la función de las
emociones guiadas por los padres.
- El lenguaje emocional provee herramientas para entender y regular mejor las propias emociones.
- La cultura moldea el desarrollo emocional al dar forma a las prácticas de crianza y al significado
de las distintas emociones.
En síntesis, esta perspectiva enfatiza la función adaptativa de las emociones y su construcción
ontogenética a través del aprendizaje guiado culturalmente.

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