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Eje 1: El docente: su cuidado emocional y vincular.

En estos tiempos que la inmediatez apremia, reconocemos la importancia de parar


un momento y mirarnos, revisar lo que nos está pasando, y cómo impacta en nuestro
habitar y ser cotidiano. La docencia es una profesión que demanda el cuidado del
otro, por ello implica una responsabilidad y compromiso en su hacer. Esto produce un
agotamiento emocional y es importante el cuidado de sí para afrontar el cuidado de
otros.
En este eje realizaremos un recorrido de conceptos de educación emocional, y sobre
el cuidado emocional del docente en su práctica cotidiana. Entendiendo que es
importante tener una mirada diferente de nuestro ser y estar dentro de la profesión
docente, cuidando de nuestra salud emocional que influye directamente en los
vínculos con los demás y en la práctica diaria.

¿Qué son las emociones?


“ La historia de nuestra vida está relatada por
la voz de las emociones que fuimos sintiendo
mientras la vivíamos “ ( David Viscott).

Las emociones son un conjunto innato de sistemas de adaptación al medio que han
tenido valor de supervivencia para la humanidad. Son impulsos que comportan
reacciones automáticas (Carpena, 2003)
Cada una de ellas nos brinda una habilidad para actuar; prepara a nuestro físico y
nos prepara para enfrentarnos a la vida. Sin embargo el problema se presenta cuando
la energía liberada no está acompañada de los recursos internos necesarios para
aplicarla adecuadamente y establecer el equilibrio, de ahí deviene la misión de la
educación emocional.
Las emociones se manifiestan en el:
Nivel orgánico: percepciones, conciencia, pensamientos repercuten de alguna
manera orgánicamente.
Nivel expresivo: a través del lenguaje verbal y no verbal
Nivel mental: a través de la explicación que damos acerca de lo que sentimos.
Ser conscientes de las emociones propias implicará atender los tres aspectos que se
mencionaron antes.

¿Qué es la educación emocional?


Para comenzar a hablar de educación emocional es importante retomar la teoría de
la Inteligencias múltiples de Gardner. En 1983, aparece la teoría denominada
“Inteligencias múltiples” en donde se reconoce que todos somos inteligentes, pero
desde diferentes maneras. Tenemos diferentes inteligencias, desarrolladas en
diferentes niveles, en donde la carga genética y cultural inciden directamente.
Originalmente el autor menciona siete inteligencias: lingüística, lógico-matemática-,
musical, corporal cinestésica, espacial, intrapersonal e interpersonal. Posteriormente
se agregó la inteligencia naturalista.
Retomando estos conceptos y relacionando dos tipos de inteligencias: la intrapersonal
(capacidad de autoestima y de construir un modelo coherente y veraz de uno mismo,
para el logro de la felicidad) e inter personal (capacidad de comprender a otras
personas y lo que las motiva), otros autores, Salovey y Mayer, en 1990, hablan de
inteligencia emocional.
En 1995, retomando este concepto, Goleman publica su libro Inteligencia emocional
popularizando este término que da origen a lo que hoy conocemos y trabajamos como
educación emocional. Goleman define la inteligencia emocional como la capacidad
de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de
manejar adecuadamente las emociones. Es decir, a la acción conjunta de las
inteligencias intra e interpersonal definidas por Gardner.
Según Susana Maurín, “la educación emocional y social es el proceso continuo de
co-construcción de matrices de aprendizaje adaptativas y funcionales que posibilitan
el desarrollo de saberes y habilidades de autoconocimiento, autorregulación de las
emociones, automotivación, resiliencia, y de capacidades sociales, con la intervención
de un mediador y mediante experiencias vitales de conflictos socio-afectivo-
cognitivos, en el marco de interacciones interpersonales.” (Maurín, 2011)
Según Goleman podemos destacar las siguientes características de las personas
emocionalmente inteligentes:
● Autoconocimiento. La inteligencia emocional supone conocerse a uno mismo,
saber y entender los estados de ánimo que tenemos y a qué se deben, así
como las consecuencias que esos estados de ánimo pueden tener en otras
personas.
● Autorregulación. Una persona que es inteligente desde el punto de vista
emocional sabe controlar sus impulsos, sus emociones y pensar antes de
actuar. La autorregulación supone el uso de la asertividad, la apertura a nuevas
ideas, la flexibilidad ante los cambios.
● Empatía. Se trata no solo de escuchar a otra persona, sino de realmente
ponernos en su lugar, saber cómo se siente, qué emociones siente, por qué
las expresa de una determinada manera.
● Habilidades sociales. Las anteriores características ayudan a que la persona
con inteligencia emocional sepa gestionar correctamente sus habilidades
sociales para tener contacto con todo tipo de personas y generar confianza.
● Automotivación. Una persona inteligente emocionalmente no necesita que la
reconozcan o que la premien cuando logra algo, porque es capaz de
automotivarse, de buscar en su interior las razones para seguir adelante en su
vida.
Con el paso de los años aprendemos a gestionar nuestras emociones y podemos
mejorar nuestras habilidades innatas para controlar las emociones negativas como el
enfado o el odio y transformarlas en emociones positivas que nos hagan sentirnos
más satisfechos con nosotros mismos.
Para Bizquerra (2003), el objetivo de la educación emocional es el desarrollo de
competencias emocionales: conciencia emocional, regulación emocional,
autogestión, inteligencia interpersonal, habilidades de vida y bienestar.

La misión de la educación emocional

“Aprender a escuchar las emociones,


entender sus mensajes y administrarlas adecuadamente
las convierte en un instrumento útil para nuestro bienestar
y crecimiento personal”. (Susana Maurin)
La sede emocional de las emociones es el sistema límbico cerebral y está en
constante interacción con la corteza cerebral que es asiento del pensamiento racional.
Una transmisión de señales de alta velocidad e innumerables circuitos se ponen en
comunicación y permite que ambos trabajen juntos y posibilita tener control sobre
nuestras emociones. Así van formando enlaces entre el pensamiento racional y los
centros emocionales y provocando influencias entre sí: así una sensación de miedo
puede impedir pensar con claridad ó un pensamiento alegre provocan emociones
acordes.
Entonces, podemos decir que desde este punto de vista expresado en el párrafo
anterior la misión de la educación emocional es lograr que ambas zonas de nuestro
cerebro actúen en forma conjunta y cooperativa, en un fluido intercambio ( Susana
Maurin). El nacimiento de valores es posible gracias a las interconexiones entre las
zonas emocionales y los centros cerebrales del pensamiento racional.
Así, expresa la autora que “la pretensión de transmitir valores apelando únicamente
a la zona racional corresponde a una educación de raíz conductista que implica un
desconocimiento del modo holístico en que el ser humano construye su mundo
axiológico...” Siguiendo a la autora nos expresa el para qué sirven las emociones y
la misma nos relata que pertenecen al mundo de la naturaleza humana y que cumplen
una importante función.
Al no atender ni gestionar las emociones se pueden tornar disfuncionales y como
consecuencias sufrimientos en el cuerpo físico y en los vínculos. Podemos
experimentar emociones agradables como la alegría, gratitud cuando se cumple una
meta o se cumple una necesidad ó también emociones desagradables, incómodas o
perturbadoras como la tristeza; enojo, culpa; vergüenza; envidia. Entendiendo que
son desagradables cuando nos provoca el bloqueo de la obtención de la meta o
sentimos amenaza o miedo. Esto justamente es lo que da origen al estrés como
alarma natural de nuestro organismo. Sin embargo cuando es sostenido en el tiempo
provoca una sobrecarga de tensiones denominado distrés y trae consecuencias
negativas en las emociones; funciones del cuerpo y de intelecto.
Educar las emociones es estimular la capacidad de transformar esa emoción
disfuncional - miedo por ejemplo - que desorganiza la conducta, en forma constante,
en emoción funcional que lleva a tomar las medidas para equilibrar la desproporción.
Así siguiendo a Susana Maurin menciona varios ejemplos: “ El miedo a enfermar me
mueve a las acciones que incrementan los recursos: aumento de defensas; evitación
de los factores causales de la enfermedad. El enojo es el incremento de energía cuya
función esencial es darnos mayor fuerza para asegurar la realización de un deseo y
defender nuestra integridad física y psicológica. Educar las emociones es promover
el desarrollo de habilidades para transformar el enojo que destruye en enojo que
resuelve la situación que provocó. Es natural que evitemos las emociones
desagradables. Pero las emociones son positivas si aprendemos a comprenderlas y
a expresarlas adecuadamente.”

El docente y el cuidado emocional.

Según Llorens (2013), “(…) múltiples son las fuentes de estrés que demanda la tarea
docente (…). A los maestros se les endosa la responsabilidad de formar la sociedad
del futuro y al mismo tiempo se les priva del apoyo suficiente para tan magna tarea.
(…). El agotamiento emocional es un síndrome que se ha venido estudiando desde
la década de los setenta. (...) Con el paso del tiempo se ha ido identificando que todas
las profesiones que implican el cuidado del otro, como lo es la docencia, pueden tener
un riesgo aumentado de producir un agotamiento emocional que termina afectando la
salud de los profesionales y la calidad de las relaciones de trabajo. (…)”

El trabajo docente demanda muchas responsabilidades y sin embargo, su profesión


es vapuleada por la sociedad, se le exige pero no se le apoya. Esto genera un
agotamiento emocional que afecta directamente a su trabajo y su salud.

Retomando lo planteado por Llorens (2013), “(…) uno de los aprendizajes más
relevantes de la psicología de los procesos de ayuda es que uno mismo es la
herramienta principal, su disponibilidad emocional, su resonancia afectiva. Por lo que
es esencial estar atento al bienestar físico y emocional para que la herramienta
funcione. (…).”

Es importante lo emocional y hacer una revisión personal de cómo estamos es una


tarea para generar procesos de autocuidado del personal educativo. Por ello, lo
primero para implementar el autocuidado es reconocer la importancia de lo emocional
en el trabajo. Debemos aprender a poner en palabras las emociones que sentimos,
describirlo de manera clara y enseñar a los estudiantes a realizarlo.

Se necesita, además, que el reconocimiento hecho por los docentes vaya


acompañado por las instituciones educativas y que éstas, a su vez, reconozcan la
importancia de cuidar a su personal. (…) Las personas que lideran las instituciones
tienen un rol crucial en permitir que se pueda hablar y compartir las emociones
surgidas en el trabajo diario. Asimismo, los pares son la primera línea de apoyo
natural, por lo cual todo aquello que contribuya a fortalecer el grupo de trabajo es una
medida que favorece el cuidado emocional. Se debe enfatizar la construcción de un
equipo solidario, capaz de escucharse y brindar apoyo. (…) Una de las posibilidades
del trabajo psicológico en las escuelas es la de generar espacios sistemáticos para
identificar y acompañar las reacciones emocionales de los maestros frente a sus
alumnos.

El establecimiento de límites es igualmente fundamental. (…) Si bien algunas de estas


condiciones están preestablecidas por el contrato de trabajo, también es cierto que, a
menudo, encontramos profesionales dedicados que asumen más responsabilidades
de las que le corresponden en un esfuerzo por contrarrestar las situaciones de
adversidad. La responsabilidad debe ser compartida. Los espacios para el descanso,
para tareas alternativas a la atención directa, para la reflexión, para la recreación,
deben ser respetados. El descanso es parte del trabajo.

Concepto de “epimeleia”. (Foucault) El panoptes, un gigante de cien ojos sobre


uno mismo.
La mirada que proponemos realizar, sin ser la única y válida para reflexionar sobre
estos conceptos, es la de Michel Foucault, cuando nos presenta la epimeleia y el
panoptes.
Michel Foucault reflexiona sobre el concepto de epimeleia, que tiene que ver con el
cuidado de sí, pero también con una mirada axiológica, esto es con una reflexión
moral acerca de la vida. Desde la antigüedad clásica, esta relación tenía que ver con
el dominio de sí mismo, con el ejercicio de la libertad y el superarse a uno mismo.
Esto implica de uno u otro modo una concepción del ETHOS, de una manera de
habitar, y este habitar es siempre con otros. El ejercicio de la libertad concierne
siempre al otro. Este concepto estaba relacionado según Foucault, además, con la
salvación, en el descubrimiento del hombre como parte de una comunidad, en la que
la salvación de uno mismo implica también la salvación de los demás. Una salvación
que conlleva el cuidado del alma, de su ser y de su saber. Es entonces que aquí
aparece la relación del cuidado de sí con el conocimiento, y más precisamente con el
conocimiento de sí mismo.
Tomamos como concepto disparador la figura del panoptes, un gigante que tenía cien
ojos, cuyo símbolo nos remite al panoptismo, una arquitectura específica para
edificios carcelarios y escolares que permanecen hasta hoy, desarrollada por
Bentham a finales del siglo XVIII. En su pensamiento filosófico, Foucault analiza el
panoptismo, como un mecanismo que refleja la necesidad de controlar los
movimientos de las personas, por eso, las escuelas están diseñadas para que
puedan verse las aulas desde un centro. Como si los directivos y docentes tuvieran
cien ojos para poder garantizar de algún modo la disciplina y el orden. Pero
proponemos para esta figura simbólica del Panoptes que todo lo ve, observador
atento de todo lo que pasa, un destino mejor: podríamos redirigir toda esa capacidad
de atención hacia nosotros mismos, como si esos cien ojos que nos miran fuéramos
nosotros mismos, volviendo la mirada de cien ojos hacia nuestras propias actitudes,
aptitudes y habilidades sociales. Desde una perspectiva fenomenológica, observando
lo que aparece, nos reposicionamos para comprender el clima de cada realidad
institucional (Gvirtz, 2018).
Desde la teoría de las inteligencias múltiples y la educación emocional proponemos
realizar un análisis introspectivo, hacia una mirada intersubjetiva, en lo personal y lo
vincular.
Observar los siguientes videos:

Inteligencia emocional Bisquerra.

https://www.youtube.com/watch?v=OZk37Ne2zgw&t=2s
¿Qué es la educación emocional? Bisquerra

https://www.youtube.com/watch?v=CZPFndN7ijE

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