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Ensayo Prevención a la Violencia de Género

Velázquez Barrera 1191270

Universidad Autónoma de Baja California

Facultad de Ciencias Humanas

Prevención de la Violencia de Género

Linda Araceli Calderón Infante

Mexicali, Baja California, 20 de febrero del 2023


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Prevención a la Violencia de Género

En el presente ensayo se hará una recopilación de información sobre los temas de

feminismo, teorías de género, sistema sexo género, identidad de género, roles y estereotipos

y la masculinidad y feminidad tocados en las clases de Prevención a la Violencia de Género,

siendo temas que son tan abiertos a debates y opiniones, se expondrán el punto de vista

personal y de la sociedad en general. Las mujeres son las más afectadas a la hora de hablar

de estos temas, ya que a lo largo del tiempo han sido discriminadas y marginadas en cada

uno de los ámbitos sociales, desde la educación hasta el trabajo y la política, aunque a los

hombres se les ha limitado ciertas conductas o acciones y que de igual manera son propensos

a ser víctimas de violencia como cada persona en México, es muy claro el hecho de que una

persona por ser biológicamente mujer u otra por expresarse ‘femeninamente’, está en

constante peligro en toda vida. Próximamente se explicarán las causas de estas conductas

violentas y de discriminación que por mucho que se ha ido luchando para erradicar, aún

existen en México y en el mundo.

Feminismo

El feminismo es un movimiento social y político que surge exactamente en el año

1789 como respuesta de la desigualdad entre hombres y mujeres que ha existido a lo largo

de la historia y busca lograr la igualdad de derechos y oportunidades entre ambos géneros.

Incluyendo el acceso a la educación, al trabajo, la política y la toma de decisiones en cualquier

ámbito social. Lucha contra la discriminación que se basa en el género, la violencia de género

y la opresión patriarcal; y si bien se dice que el feminismo es un movimiento exclusivamente

para mujeres, también busca la liberación de los hombres de los estereotipos de género y esta
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misma opresión patriarcal que afecta tanto a hombres como a mujeres, con el objetivo de

liberarse también de los roles de género que establece la sociedad de acuerdo a estos géneros.

Garzón (2011) desde un punto de vista político nos explica que:

‘‘La democracia es un invento muy reciente en la historia de la humanidad.

En los largos siglos de historia, las sociedades han estado sometidas a poderes

arbitrarios y despóticos, un total abuso de su superioridad, sostenidos por la fuerza,

en casi tofo los casos con métodos violentos y siempre con varones como exclusivos

usuarios de esos poderes. Solo desde las revoluciones liberales se implementaron

formas de organización política basadas en la libertad de las personas y en una

primera propuesta de igualdad que al principio no abarcó a todo el mundo. Se

desarrollaron primero en la Inglaterra del siglo XVII, luego, durante la segunda mitad

del siglo XVIII, en los Estados Unidos y en Francia, para expandirse durante el siglo

XIX a otros países occidentales, entre los que España fue de los primeros.’’ (p. 6)

Con esto sabemos cuándo y en dónde se empezaron a realizar propuestas de igualdad,

sin embargo, tardarían en aparecen dichas propuestas en México. Y como el autor menciona,

se ha expandido la idea de que el feminismo es una ideología que solo busca un nuevo poder

o ser superiores a los hombres, anulando las capacidades de estos, siguen y seguirá habiendo

debates donde se repiten argumentos de diferencias físicas y naturales para justificar las

desigualdades sociales de hoy en día. Sin embargo, el feminismo está lejos de ser una

ideología; es un movimiento de transformación sociopolítica y cultural que ha existido desde

hace años, defendiendo la igualdad que se supone todos defendemos. Las diferencias

biológicas no son razones para decir que una es superior a otra. La democracia y el feminismo
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están relacionadas según Garzón (2011) por su exigencia de construir una sociedad basada

en igualdad.

En México, el feminismo comienza en Yucatán y continúa con la creación de clubes

feministas en toda la República, dirigidos por mujeres como Hermila Galindo, Elena Torres,

Elvia Carrillo Puerto, Rora Torre y Átala Apodaca, con esto se celebra el primer Congreso

Feminista en Mérida, Yucatán en 1916, organizado por la profesora Consuelo Zavala. Y

aunque ninguno de los derechos planteados, tales como los reproductivos y sexuales, se

obtuvo de inmediato, funcionó para dar a conocer la deuda que México tenía con las mujeres.

(IEPC, Jalisco). Desde ese momento fueron ejerciendo presión para lograr hacer realidad su

lucha poco a poco a lo largo de los años; entendiendo que los movimientos y cambios sociales

llevan a cambios jurídicos, por muy difícil que sea.

Existen cuatro corrientes del feminismo: liberal, socialista, radical y postmoderno. El

feminismo liberal nace a finales de la Revolución Francesa. Su objetivo sería la eliminación

de la discriminación sexual, especialmente en áreas de la vida pública y el mercado laboral

Bodelon (1998). Por la lucha de la liberación, implementar igualdad, jurídica, educativa,

laboral y económica.

El feminismo socialista nace de países europeos, en busca de la construcción del

socialismo y fundamenta que la opresión feminista es resultado de la propiedad privada.

Bodelon expresa que en este contexto la cuestión de la igualdad, como igualdad de derechos,

pasa a un papel secundario, puesto que el problema central no es la igualdad de derechos,

sino la desigualdad social, que se genera en el ámbito político y económico.


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Por otro lado, el feminismo radical se centra en la lucha contra el patriarcado,

considerando que la mujer es un ser distinto al varón y busca pugnar por la construcción de

un mundo sin dominación masculina cuestionando los modelos de la mujer y los constructos

de feminidad. ‘‘La opresión de las mujeres no puede erradicarse reformando las leyes y

haciendo que hombres y mujeres compartan por igual las responsabilidades que antes se

adjudicaban en función del sexo (como postulan las feministas liberales), ni compartiendo en

pie de igualdad las instituciones políticas y económicas (marxistas y socialistas), sino

mediante una reconstrucción radical de la sexualidad. De ahí el interés por la maternidad, la

prostitución, el acoso o la pornografía’’ (Bodelon, 1998).

Por último, el feminismo postmoderno nace de la Revolución Francesa plantea la

necesidad de crear rupturas centrales y determinantes con el pensamiento occidental

masculino moderno y dominante.

Teoría de género, ¿sexo o género?

La teoría de género nace del cuestionamiento del movimiento sobre la atribución a

las mujeres en el carácter sociopolítico, familiar y cultural. Se cuestiona la categoría,

construcción social y biológico. Lamas (1996) considera que el género es entendido como el

resultado de la producción de normas culturales sobre el comportamiento de los hombres y

las mujeres, mediante la compleja interacción de un amplio espectro de instituciones

económicas, sociales, políticas y religiosas.

Desde mi perspectiva la jerarquía de géneros, o sea, las tareas y roles que se dividen

en solo dos: ‘masculinos’ y ‘femeninos’, no son por las diferencias biológicas, sino que surge

de la costumbre, la cultura y los pactos sociales que se transmiten de generación en


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generación. Las diferencias biológicas existen, más no es justificación para las inferioridades

y superioridades que hay en la sociedad, consecuencia de un desarrollo histórico de

categorías más valoradas que otras.

Sistema sexo/género

Este sistema es un conjunto de acuerdos por la cual la sociedad transforma la

sexualidad biológica en productos de la actividad humana y en las cuales estas necesidades

sexuales transformadas son realizadas.

Los orígenes del sistema constan desde los años 50’s con el doctor John Money,

profesor de pediatría y psicología dentro de sus investigaciones proponiendo el término

‘‘gender role’’, defendía que la identidad de género era plástica y que podía construirse; solo

se necesitaba construirle genitales de un sexo y crear un entorno acorde a ese sexo, como lo

hizo en su experimento Jonh/Joan, la cual es tema de múltiples debates. En el año 1968, el

doctor Robert Stoller psicoanalista de la identidad sexual habla de naturaleza y cultura. Ann

Dalkey en el año 1972 atribuye características biológicas al sexo y pautas culturales al

género.

En biología, el sexo hace referencia a las características biológicas y fisiológicas que

definen a hombres y mujeres. Por otra parte, el género se refiere a aspectos psicosociales y

culturales asignados a hombres y mujeres por su medio social. Dentro de las características

biológicas se crean constructos sociales tales como la maternidad o la violencia/fuerza.

Aunque el sistema sexo/género es construido por la sociedad desde un punto de vista

dicotómico, con géneros ajustados a un sistema binario, donde se tiene establecido que el
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sexo y género se relacionan, cuando no necesariamente es así todo el tiempo; existe una

diversidad entre lo masculino y femenino.

Identidad de género

En primer lugar, el género es una categoría social con introyectos psicológicos, es una

función de la socialización y que tiene componentes sociales, culturales y psicológicos. Esto

resultado de experiencias directas e indirectas, aprendizajes formales e informales, por lo

cual se crean imágenes, concepciones, percepciones de la masculinidad y feminidad. Así que

al hablar de identidad de género Álvarez-Gayou (2011) se refiere al sentir psicológico íntimo

de ser hombre o mujer, y rol o papel de género como comportamientos que se adoptan por

demandas sociales vinculadas al sexo (p.5).

El sexo, la identidad de género, la orientación sexual y la expresión de género no

siempre tienen que estar relacionadas, siendo la primera la única que no puede cambiarse, sin

embargo, las demás vienen de preferencias, el sentimiento y experiencias personales de cada

persona. El cuestionamiento de la binaridad viene de entender que hay distintas formas de

identificación o expresión de género que rompen con las creencias, estándares y lo esperado

por la sociedad. Considerando la existencia de personas con género fluido y no binarias; las

primeras cambian su identidad con el paso del tiempo o en función de situaciones, no se

restringe a una sola identidad de género, las personas no binarias son aquellas cuya identidad

o expresión de género no entran en la categoría masculina o femenina.

Roles y estereotipos de género

Si bien estos dos términos se suelen usan como sinónimos, no son lo mismo, aunque

sí tienen relación entre ellos, los estereotipos surgen de los roles, los cuales son normas y
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expectativas de comportamientos de lo femenino y masculino. La forma en que nos

relacionamos ante el mundo se configura como este comportamiento esperado por lo dictado

social y culturalmente. Estas asignaciones de roles aparecen desde el embarazo hasta la vida

adulta, en cada etapa de la vida y está impulsado por factores como la cultura, clase social,

etnia y la generación o edad. Unos ejemplos de estos roles son, del lado femenino, el que la

mujer sea callada, sumisa, delicada o amorosa; y del lado masculino, el que el hombre sea

fuerte, impulsivo, protector o gruñón. Desde que nacemos ya tenemos una expectativa de lo

que debemos hacer o una estructuración que dicta cómo debemos comportarnos.

Por otra parte, del concepto de roles, los estereotipos de género son generalizaciones

y creencias sobre cómo debe ser y deben comportarse los hombres y las mujeres, son

etiquetas, cargas con significados sociales atribuidos al sexo y colocándolos como opuestos.

Ejemplos de estereotipos es cuando dicen que todas las mujeres tienen que cuidar a los

niños/hijos ya que por ser mujer tiene un ‘instinto materno’; para los hombres, está el que

debe de encargarse económicamente de la casa. También los gustos, preferencias y

vestimenta se separan por lo femenino y masculino.

Estos roles y estereotipos se desarrollan desde la familia, escuela, amistades hasta la

religión y los medios de comunicación, crecemos escuchando el cómo la sociedad etiqueta y

espera que se comporte cierta persona en relación con su sexo, lo cuál puede crear

discriminación, rechazo y hasta violencia hacia personas que ‘rompen’ estos roles y

estereotipos. Personalmente, considero que cada persona es libre de expresarse libremente el

cómo es, sin importar su vestimenta o gustos, ya que existe una diversidad en el mundo, es

imposible que por ejemplo, a todas las mujeres les guste maquillarse o a todos los hombres
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les guste el fútbol, los roles y el cómo quiera vivir una persona es algo de elección propia, de

nadie más.

Masculinidad y feminidad

Estos dos términos son una construcción social de las conductas en función a su sexo

biológico. Estos mandatos sociales definen al género y así mismo el sentimiento de ser

hombre o mujer. Lo que es considerado masculino y femenino en un determinado grupo de

hombres y mujeres no lo es para otro o en un contexto diferente. La distinción

superior/inferior entre los géneros ha promovido en la cultura una percepción, desde el

patriarcado, orientada a establecer una relación de poder, donde él manda y ella le sirve

(Jiménez, 2012).

Desde que el varón y la mujer son infantes se les limitan ciertas acciones y

constantemente a los niños se les da a entender que son superiores o mejores que las niñas,

que son más fuertes, esto desde la infancia, por muy ‘insignificantes’, según las personas,

que sean estos comentarios, van construyendo estos pensamientos. Como se puede ver, la

masculinidad, tradicionalmente, está unida a actitudes como la fuerza, la violencia, la

agresividad y la idea de que es necesario estar probando y probándose continuamente que se

es hombre (Seidler, 2002). Y la feminidad, todo lo contrario, a lo anterior, el ser femenina

significa que son débiles, sensibles, la mujer se determina como un ser inferior, que se debe

subordinar a los deseos del hombre, sin importar sus propios intereses.

Como hemos estado viendo, todos estos temas evidentemente están relacionados con

la sociedad, todos estos son un constructo social que se va repitiendo con el paso de los años,

aunque no hay que olvidar que se ha estado luchando en contra de esto, y que ha habido
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varios cambios gracias a los movimientos sociales, producto del descontento y la injusticia,

por la falta de libertad que vivimos por estar socialmente etiquetados. Poco a poco se va

aceptando la diversidad de género y sexual, aunque aún hay un largo camino que recorrer.
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Referencias

Garzón, J. S. P. (2018). Historia del feminismo. Los Libros De La Catarata.

Movimiento Feminista. (s. f.). Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco.

https://www.iepcjalisco.org.mx/participacion-ciudadana/pensamiento-y-

accion/movimiento-feminista/

Bodelón, E. (s. f.). La igualdad y el movimiento de mujeres: Propuestas y metodología para el

estudio del género.

Lamas M. (1996) El género: la construcción cultural de la diferencia sexual. Programa

Universitario de Estudios de género. México

Álvarez-Gayou, J. L. (s. f.). Sexoterapia Integral.

Jiménez A. (2012) Masculinidad y feminidad: ¿De qué estamos hablando?

https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/EDUCARE/article/view/4746

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