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El museo: un espacio para la

enseñanza-aprendizaje de la
educación artística

La enseñanza del patrimonio conduce a la formación de la identidad y la valorización del


entorno donde se desenvuelve el ciudadano, pero cabría preguntarse ¿cómo se puede fomentar
la identidad nacional, sino se quiere y ni se valora lo local? Por ello la investigación tiene como
propósito diseñar una propuesta acerca de la utilización didóctica de los museos como recurso
pedagógico para la enseñanza del patrimonio artístico- histórico-religioso por medio de un
programa de educación artística, para contribuir a la valorización y formación de la identidad
Nacional, Regional y Local. El estudio se fundamentó en la Teoría Constructivista, referida a que
la enseñanza, debe estar centrada en el estudiante, donde construya su propio aprendizaje
siempre que se le ofrezca un ambiente pedagógico acorde a sus intereses.Los alumnos noÂ
consideran que los museos sean lugares para el aprendizaje interactivo-didóctico fuera del
salón de clase. Por otra parte los docentes de la institución educativa, no incluyen en sus
planificaciones objetivos relacionados con los museos, visitas y muchos menos realizan actividades
extra-cótedra que permitan una integración escuela-museo-comunidad. Es necesario que los
docentes utilicen los museos como recurso para la enseñanza del patrimonio local, ademós que
estén dispuestos a cambiar la praxis pedagógica e incorporar objetivos de difusión del patrimonio
artístico, que les permita la construcción de su identidad cultural del patrimonio de la nación. Se
proponen acciones para gestionar propuestas de programas educativos a fin de lograr la
integración escuela-museo.

La museología ha tenido progresos demostrativos, al pasar de ser una disciplina esencial, a un área
del conocimiento construyendo una reflexión propia en diversos ámbitos, como es el caso de la
psicopedagogía. Para los años 50 la psicología se interesó en la psicología educativa, a fin de
conocer el funcionamiento del cerebro humano y en particular de cómo se produce el aprendizaje,
desarrollándose a partir de la experiencia interactiva frente al objeto de colección. Algunos de los
representantes de la psicología educativa, más importantes son, Piaget, Bruner, Ausubel y
Vygotsky; se consideran importantes por sus estudios para la compresión frente a estos espacios
no formales de la educación. En los años setenta, los educadores de museos se interesaron por
presentar nuevas ideas sobre cómo se produce el aprendizaje en los museos, estas ideas fueron
tomadas de las teorías del aprendizaje y del constructivismo para hacer de estos espacios
interesante para la enseñanza.
Hemos considerando de gran relevancia la teoría de Vygotsky (1995:16) para la investigación,
donde “el aprendizaje sociocultural” el aprendizaje de cada individuo es producto del medio
donde se desarrolla y junto a la interacción social se convierte en el motor del desarrollo de los
estudiantes, esta teoría significa que el aprendizaje no se considera como una actividad individual,
sino más bien social, donde el estudiante aprende más eficazmente cuando lo hace en forma
cooperativa, lo que se aprende dependerá de las herramientas, educativas, psicológicas y
estrategias, para Vygotsky, “La cultura es el determinante primario de desarrollo individual”
(1979:184) pensamos que el museo deberá ser receptivo a la retroalimentación, pues bien, los
seres humanos crean cultura y se desarrollan, es necesario resaltar que para la posmodernidad es
una gran oportunidad para que en los museos se busque la manera de integrarse a la gran marea
de cambios que el ser humano está adoptando, dejándose ver al museo en su dimensión
educativa y comunicativa como un espacio socializador, en el que pueden desarrollar actitudes de
no violencia mediante actividades que estimulen el diálogo y el intercambio de argumentos,
mediante el trabajo en equipo. Por otro lado, hemos asumido que la educación no formal debe
estar centrada en el hombre, hacedor y espectador del patrimonio, entendiendo la complejidad
del término patrimonio que no sólo hace referencia a los bienes culturales materiales sino
también a otros bienes y símbolos, presentes en manifestaciones socio-culturales intangibles, se
propone entonces un enfoque educativo no formal, humanístico, cognitivo y constructivista para
fundamentar la planificación educativa en el museo.

Asimismo se consideraron otras teorías de las ciencias cognitivas, los modelos sobre la
arquitectura de la mente, entre ellas las investigaciones museológicas educativas, referente al
impacto expositivo y el aprendizaje en el contenido museístico, producidos por Falk y Dierking
(1992) y Koran y Longino (1993). Estas investigaciones se ocuparon de las propuestas
museográficas, con el propósito de impactar positivamente la estructura cognitiva de los
visitantes, por lo que era preciso conocer cómo funciona la mente humana cuando interactúa con
objetos bidimensionales y tridimensionales, cuyo fin es comunicar el conocimiento de forma lúdica
e interactiva en el museo.

Por otra parte los proyectos de los programas educativos en los museos se registran como un
proceso de comunicación del conocimiento, que no deben abordarse a partir de un sólo enfoque,
sino enmarcarla también en la perspectiva de la complejidad, según Morin (1990) y Wagensberg
(1994) para estos autores que enfocaron la complejidad atendiendo a diferentes matices,
concuerdan que las acciones humanas son complejas porque el hombre es un ser complejo y el
museo es entonces un espacio de comunicaciones complejas e ininteligibles.

Para la autora Oliveira (2005: 41) “… el museo como institución perteneciente al sistema de
educación no formal, y en su función de dinamizar, revalorizar y re-crear la cultura local.”,
podemos considerar el papel de esta institución que se convierte en un elemento invalorable para
cumplir con un objetivo que emana su definición al desarrollo de la sociedad en su conjunto, en tal
sentido se le otorga al museo el poder de la evidencia, no solo de la cultura material como único
testimonio de la creación, sino los procesos culturales entendidos en su propio tiempo y espacio
para ser de estos espacios propios para la educación en su proceso de enseñanza y aprendizaje. El
museo es entonces un espacio de comunicación de una organización compleja y también es una
organización que promueve la socialización del conocimiento.

Es importante resaltar la acción educativa de las instituciones museísticas según Goldman


(1999:24), quien concibe “el conocimiento no como un producto del trabajo aislado y
descontextualizado de una realidad…”, Este planteamiento se hace más complejo al considerar la
incorporación de las tecnologías de información y comunicación que, según el autor, dinamizan el
campo cognitivo del sujeto y diversifican las alternativas para socializar y compartir el
conocimiento. Desde esta mirada se comprende que el conocimiento es de carácter social
producto de interacciones que se dan en el contexto socio-histórico, el museo es una organización
compleja que promueve la socialización del conocimiento y dialogo entre el objeto y el visitante, a
partir de estas ideas, surgen otras corrientes teóricas: un nuevo neopositivismo, alimentado por
los procesos museológico-museográficos y patrimoniales que operan la cultura material y el
surgimiento de un nuevo pensamiento holístico y transdisciplinario.

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Museo Antropológico de Quíbor Francisco


Tamayo
Nombre: Museo Antropológico de Quíbor Francisco Tamayo.
Año: 1964.
Tipo de patrimonio cultural: Tangible/Inmueble.
Administrador custodio o responsable: Fundación Centro Nacional de Historia.
Historia

El Museo Antropológico de Quíbor Francisco Tamayo, que honra con su


nombre a quien entre otros aportes científicos categorizó por vez primera la
cerámica prehispánica del estado Lara, recoge una historia de hasta 10 000
años de los pueblos ancestrales de Venezuela.

Su laureada sede, que tanto pasado alberga, servía en 1948 como el primer
hospital del poblado y luego como Casa de la Cultura. Pero ahí estaban los
huesos, vasijas, flautas, morteros, hachas, azadas para la caza, collares y
utensilios de la sociedad de cazadores (10 000 – 5 000 a. C.) reclamando su
lugar en la memoria de la civilización. Arcaica cultura que se asomó al
asombro contemporáneo cuando se instalaba a principios de los 60 el
sistema de cloacas de la ciudad de Quíbor. Enseguida empezaron las
excavaciones científicas lideradas por el antropólogo Adrián Lucena Goyo
para cerciorarse de que sí, de que se trataba del cementerio donde fueron a
parar los restos y tributos fúnebres de un pueblo milenario.

La estatal Agencia Venezolana de Noticias, AVN, apela a los documentos


del museo para precisar que “esas excavaciones permitieron obtener
importantes datos acerca del grupo humano que utilizó este sitio como
lugar funerario entre los siglos II y VIII de la era cristiana. Allí se
recuperaron restos óseos de más de 300 individuos, más de 400 objetos de
cerámica y más de 200 piezas de conchas de caracol”.

Mientras los arqueólogos lograban sus jubilosos hallazgos, artesanos y


docentes de la Escuela Artesanal La Ermita, liderados por su director
Orlando Jiménez, y el profesor Miguel Jiménez, sumaban al invaluable
descubrimiento otras piezas atávicas descubiertas en el valle de Quíbor.
Para la necesaria interpretación científica de tal vastedad histórica se creó
en 1964 el Museo Antropológico de Quíbor, título que cambiaría en 1971 por
el de Centro Científico Antropológico y Paleontológico del estado Lara, que
desde 1966 está en esta edificación que alberga el testimonio material de la
necrópolis precolombina.

La previsible declaratoria de Monumento Histórico Nacional le fue


concedida el 16 de noviembre de 1967, según Gaceta Oficial Nº 28 483;
dignidad que fue ampliada el 22 de agosto de 1997 según Gaceta Oficial Nº
36 275, cuando ya ostentaba el nombre de Museo Arqueológico de Quíbor
desde 1981.

“A partir del año 1988 comienza una nueva etapa para el Museo con la
llegada del antropólogo Juan José Salazar como director”, escribe su amigo
de tiempos estudiantiles Pedro Rodríguez Rojas, quien hace un sucinto
recuento de su labor: «… en 1991 se publica el primer Boletín del Museo. A
partir del año 1992 ponen en marcha proyectos
fundamentales: Etnohistoria del estado Lara, Cazadores antiguos del
estado, Proyecto Sicarigua, Antropología física en el estado
Lara, Proyecto Cerritos Indígena Guadalupe y Proyecto sitio arqueológico
la Pura y Limpia”. El hoy finado director también refuerza su equipo de
investigadores con la doctora Erika Wagner, jefa del Laboratorio de
Arqueología del IVIC; la doctora Lilliam Arvelo, investigadora del laboratorio;
y los antropólogos físicos Edgar Inimas Gil y Félix Alberto Gil.

En 1995 el Instituto de Patrimonio Cultural, con el apoyo de la gobernación


del estado Lara, emprendió un ambicioso proyecto de rehabilitación y
remodelación de la sede museística. El mismo incluyó la ampliación del
área expositiva, las de los servicios de investigación y extensión desde
donde se coordinan los estudios arqueológicos de Lara, así como el rescate
y conservación del material arqueológico existente.
El rediseño estructural del museo fue concebido por el arquitecto y
profesor universitario Joel Sanz (1947 – 2013), declarada su
trayectoria como “Bien de Interés Cultural” del municipio Brión del estado
Miranda en 2005, por el Instituto del Patrimonio Cultural. Su espléndida
obra, consustanciada con las diversas funciones museísticas al tiempo de
comportarse como un «organismo vivo», mereció el Premio Nacional de
Arquitectura del año 2000: “En principio, parecía un edificio al cual no le
interesaba lo que le rodeaba. Nada existía originalmente entre su perímetro
y los linderos del lote. Pero, su corredor periférico delataba, dejando de lado
su posible pretensión climática, la necesidad de actividad alrededor, o,
dicho de otra manera, su capacidad para aceptarla. Surgió entonces la idea,
contraria a la del edificio único y afiliada a la familia tipológica poco
museística, de fragmentar el programa demandando, en edificios de escala
y dimensiones planimétricas similares al existente, con autonomía formal y
de funcionamiento”, dejaba escrito Sanz en la presentación del proyecto.
Además de haber trazado su estructura material, el premiado arquitecto fue
coautor del guión museográfico de la exposición arqueológica permanente
de la institución y solía ofrecer en su sede charlas a docentes y estudiantes
sobre los orígenes del museo y su proyecto arquitectónico.

Pese a la grandeza de la obra, el profesor Sanz se lamentaba en noviembre


de 1999 por la demora de su totalización: «Cuando me ha tocado presentar
los proyectos en algunas charlas recientes, dentro y fuera de Venezuela, he
hecho un comentario contradictorio, pero descriptivo de mi estado de ánimo
luego de tres años y medio de trabajo: parece un milagro que en Venezuela
se haya llegado con un proyecto cultural hasta donde se ha llegado; pero
también, parece absurdo que, llegado hasta su nivel actual, el Estado no
asuma la responsabilidad de concluirlo completamente en breve plazo. La
única explicación que se me ocurre para esta situación, tan común en el
país, e independiente de sus gobernantes, es que la ignorancia de sus
alcances y la incomprensión de su importancia, está presente tanto para
apoyar su inicio, como para impedir su conclusión”. Para octubre de 2010,
registra el también arquitecto y profesor Víctor Sánchez Taffur, aún el
proyecto integral no estaba terminado.

Ese mismo 1999, sin embargo, el museo como institución eleva su estatus
académico e investigativo y pasa a llamarse Museo Antropológico de Quíbor
Francisco Tamayo en honor a un gigante de Sanare, Francisco Tamayo
(1902-1985), quien se destacó como botánico, naturalista, lexicógrafo,
antropólogo y conservacionista. El museo también honra, en cada una de
sus siete salas, a investigadores que hicieron aportes clave al legado
arqueológico del estado Lara y de Venezuela. En 2004 la institución se
registra en el Catálogo del patrimonio cultural venezolano 2004-2007. Y en 2011 es
adscrito al Centro Nacional de la Historia, CNH.
Medio siglo con 10 000 años de historia. En 2014, al cumplirse el 50 aniversario del
Museo Antropológico de Quíbor Francisco Tamayo, la Fundación Centro
Nacional de la Historia convocaba a autoridades locales, investigadores,
estudiantes, fundadores del museo, cultores populares y todo aquel que
tuviera simple curiosidad por sus propios ancestros, para celebrar a golpe
de joropo la labor científica y educativa de la institución.

El evento conmemorativo, realizado en la mañana del viernes 8 de agosto de


ese año, honró especialmente al antropólogo Juan José Salazar por sus 27
años como director del museo; la placa honorífica fue recibida por su
hermana, pues el investigador moría 15 días luego en un hospital de
Barquisimeto. Sin embargo y tal vez con más fuerza, la conmemoración se
prolongaría durante todo ese mes con conversatorios dirigidos a la
comunidad de Quíbor y la región para fortalecer el sentido de pertenencia
de la comunidad con el ente museístico, el mejor garante de la preservación
de un Patrimonio Histórico Nacional como el que nos recuerda lo que fuimos
hace 10 000 años, cuando cazábamos a punta de hacha y nos adornábamos
con conchas marinas.

Descripción

Situado en un terreno de 4 200 m2, la planta nueva se proyectó sobre una


superficie de 3 800 m2, dejando atrás los 600 m2 de la edificación
preexistente. El museo está conformado por un volumen de planta
rectangular con techo a dos aguas. Es un proyecto cuyo diseño lo
componen varios volúmenes aislados e independientes, asociados al
inmueble original, que albergan espacios destinados a servicios de apoyo al
museo y a los tres usos principales de investigación, exposición y
extensión.

Estas nuevas construcciones con plantas de formas puras circular,


cuadrada y triangular, se relacionarían con el primer inmueble existente, a
partir de su composición geométrica y presencia de escalas y dimensiones
de superficies similares.

Actualmente, se ha rehabilitado el edificio original y se han construido dos


de los inmuebles correspondientes al uso de investigación, cuyo edificio
principal es de forma cilíndrica en tres pisos, elaborado en paredes de
alfarería hueca y bloques de concreto, así como el inmueble destinado a las
residencias de investigadores, de planta rectangular.

El museo cuenta con una pinacoteca integrada por siete salas de


exposición llamadas Territorios, Habitantes, Costumbres funerarias,
Alfarería, Agricultura, Cacería y Artífices de la concha.
Cada una de estas salas es una vitrina de piezas arqueológicas que narran
la antigua cultura prehispánica.

El diseño arquitectónico del museo, realizado por el arquitecto Joel Sanz,


recibió el Premio Nacional de Arquitectura del año 2000.

Valores patrimoniales

El Museo Antropológico de Quíbor Francisco Tamayo es valorado nacional e


internacionalmente por su colección de objetos, una de las más
emblemáticas de la arqueología venezolana. Estudiantes de odontología,
antropología y arqueología gozan de los servicios de extensión que presta a
la colectividad.

El Ministerio del Poder Popular para la Cultura, MPPC, ha reconocido la


importancia de este Monumento Histórico Nacional como centro de estudios
de referencia para los antropólogos venezolanos. Además, en su recinto se
adiestra a jóvenes del municipio Jiménez durante más de un año para
prepararlos como guías de sala, fortaleciendo los lazos de pertenencia de
la comunidad con esta institución.

Situación actual
El Centro de Documentación e Investigación y la dirección del museo
despliegan actualmente el proyecto Museo y comunidad, para “fortalecer la
labor educativa y formativa de la institución”. Esto le permite a docentes,
estudiantes y comunidad toda participar en trabajos de aula, visitas
guiadas, talleres de títeres, y los proyectos miniguías y reto al
conocimiento, orientado por los guías del museo.

Horarios de visita: de martes a viernes de 9 a. m. a 4 p. m., y sábados y


domingos de 9 a. m. a 5 p. m.

Ubicación

Av. Pedro León Torres, con calle 10. Quíbor, municipio Jiménez del estado
Lara.

Fuentes consultadas
Catálogo del patrimonio cultural venezolano 2004-2007. Estado Lara, Municipio Jimenez. Instituto del
Patrimonio Cultural, 2007.
Con joropo celebran 50 Aniversario del Museo Antropológico de Quíbor “Francisco Tamayo
Yépez”. En Albaciudad.org, el 12 de agosto de 2014. https://goo.gl/z5u7Pp.
Consultado el 8 de abril de 2017.
EN FOTOS: Así celebró el Museo Antropológico de Quíbor sus 50 años de raíces ancestrales. En
Albaciudad.org, el 8 de agosto de 2014. https://goo.gl/P8DykP. Consultado el
8 de abril de 2017.
Falleció el investigador Juan José Salazar, director del Museo Antropológico de Quíbor. En
avn.info.ve, el 27 de agosto de 2014. https://goo.gl/NxxNlD. Consultado el 8
de abril de 2017.
Medio siglo del Museo de Quíbor. En Elimpulso.com, 9 de agosto de
2009. https://goo.gl/nPLM3D. Consultado el 8 de abril de 2017.
Museo Antropológico de Quíbor: 50 años explorando la historia de la tierra. En avn.info.ve, 7 de
agosto de 2014. https://goo.gl/oe6uJP. Consultado el 7 de abril de 2017.
Museo Antropológico de Quíbor. En milexartesaniana.blogspot.com, 16 de junio de
2010. https://goo.gl/NMTpmE. Consultado el 8 de abril de 2017.
Museo Antropológico de Quíbor cumple cincuenta años. En ElUniversal.com, 4 de agosto
de 2014. https://goo.gl/KSN2Qc. Consultado el 8 de abril de 2017.
Rodríguez Rojas, Pedro. Pensar – Juan José Salazar y el Museo de Quíbor. En
Elimpulso.com, 2 de septiembre de 2014. https://goo.gl/gs6tGC. Consultado
el 8 de abril de 2017.
Sánchez Taffur, Víctor. Bitácora de tres propuestas para Quíbor. Museo antropológico de
Quíbor Francisco Tamayo. Joel Sanz. Venezuela. En Propuestas In_Consultas, 15 de
octubre de 2010. https://goo.gl/Ud169J. Consultado el 8 de abril de 2017.
Investigación realizada por Nilda Silva F

Que es un museo
el Consejo Internacional de Museos (ICOM)
La definición que dio a conocer esta organización en diferentes partes del mundo
propone que:
“El museo es un establecimiento permanente, administrado en el interés general
de conservar, estudiar, poner en valor por diversos medios y en particular exhibir
al público para su deleite y educación, elementos en conjunto de valor cultural:
colecciones de interés artístico, histórico, científico y tecnológico, jardines
botánicos, zoológicos y acuarios, etc.” (Rivière, 1960, p.12).

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