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UNIVERSIDAD DE LOS ANDES- UNIVERSIDAD FRANCISCO DE MIRANDA

MAESTRIA EN MUSEOLOGÍA

TEORÍA MUSEOLÓGICA

La museología como ciencia, desde la perspectiva global y latinoamericana

(Ensayo)

Autor

Edwin García Maldonado

C. I. 16.959.706

Mérida, Septiembre 2017


Los museos como instituciones surgen en buena medida para dar una respuesta a la
necesidad por coleccionar, conservar, sistematizar y exhibir el patrimonio tangible o
intangible, expresado en los objetos y/o piezas de una cultura determinada en un contexto
determinado, lo que se asume como una función de salvaguarda, preservación, difusión y
estudio de una colección o patrimonios (ICOM, 2007) que respondan a un criterio o discurso
determinado e intencionado. En tal sentido, el museo es una institución producto del devenir
cultural de los pueblos a lo largo de la historia, tanto desde lo organizativo y funcional, como
desde el enfoque de las distintas naturalezas de colecciones que pueden albergar. Sin
embargo, a lo largo de la historia, la concepción, funciones y alcances de los museos ha
variado según sea sus relaciones con la sociedad del momento. El aspecto más relevante a
señalar es el de la capacidad de transformación y actualización de la institución museística a
lo largo del tiempo sin que por ello pierda su naturaleza o esencia.

Para hacer posible esta transformación y actualización constante se hace


imprescindible generar y consolidar un cuerpo teórico, reflexivo y práctico que se constituya
en un campo del saber propio, autónomo, este es el campo de la museología como ciencia y
esto se debe en gran medida al trabajo de sistematización de conocimientos y experiencias
mueísticas que realiza Jelinek al comienzo de los años 80, en conjunto con muchos
especialistas en la materia. En este sentido, la museología se consolida, de esta manera, como
la ciencia que sistematiza todos los saberes que giran en torno a la concepción, funcionalidad
e interrelación del museo con su entorno, como lo señala Spierbauer (1981).

En este orden de ideas, la museología se ha ido construyendo desde diversos enfoques,


en su mayoría de carácter eurocentrista, dado que el museo como institución tiene una
herencia originaria y de tradición europea a partir de la cual se dispersa por el mundo entero
a lo lago de la historia. Son muchos los especialistas en museos que han generado teoría
museológica partiendo de los principios filosóficos del museo tradicional o clásico, lo que
produce un acercamiento a la museología como una disciplina derivada de las ciencias
sociales sin carácter propio, es decir, una disciplina que en el mejor de los casos es una ciencia
aplicada en y desde otros campos del saber.
Por otro lado, otros estudiosos han considerado diferentes enfoques para generar
teoría museológica que partan desde el propio museo y todo lo que le es suyo, por lo que
muchos especialistas del mundo de los museos han buscado la actualización y expansión de
las concepciones de lo que un museo es, hace y representa, tal como lo expresa Zouhdi (1980)
al referirse a la museología como una ciencia independiente, de características particulares
que surgen desde el mundo y las labores museísticas, por tanto, una ciencia autónoma con
sus propias especificidades.

La museología concebida como una ciencia independiente, consolidada en su saber y


en su hacer particulares, permite la estructuración de los museos y todo aquello referido a sus
definiciones, funciones, labores, realidades, conexiones y demás aspectos vinculados a la
existencia del museo como ente social-cultural, lo que redunda en un enriquecimiento de las
perspectivas teóricas y prácticas del quehacer museístico. En tal sentido, algunos autores Jiri
Neustupny (s/f) aseveran que la museología es una ciencia consolidada en y desde lo
académico, asociándola a la teoría y metodología de trabajo del museo.

Los distintos paradigmas o concepciones de la museología como ciencia


independiente no han excluido el aporte que hacen otras disciplinas o ciencias, lo cual detona
una interesante hibridación conceptual acerca de la museología, tal es el caso de autores como
Bengt Hubendick o Lewis quienes conciben el conocimiento sobre el museo tanto desde una
dimensión práctica, del hacer, pero que no debe dejar fuera una dimensión científica donde
la sistematización y generación de nuevo conocimiento es imprescindible.

Otra perspectiva interesante que se deriva de la museología desde la visión europea


es la de la museología como ciencia social, esto implica la vinculación del museo con la
realidad, con la sociedad y con la educación, factores ineludibles en la responsabilidad del
museo como institución insertada en una sociedad. Especialistas como Gregorova o Pisculin
(1983) aluden al museo enmarcado en un contexto y por tanto, como elemento clave para el
enriquecimiento de la cultura y la sociedad.
Interesante resulta el aporte de Robert Ott (1990) con su enfoque interdisciplinario,
dentro del cual se considera fundamental la interacción de diversas disciplinas en función
delos objetivos o labores museísticas, así como también considera la experiencia del
espectador como indicador de información relevante para el museo en tanto prestador de
servicios en materia educativa.

En concordancia con lo planteado hasta ahora, es posible hablar de una museología


concebida como ciencia independiente y como ciencia aplicada, al menos desde la visión
europea del asunto; sin embargo, los museos y la museología desarrollada y aplica en otras
regiones del mundo como América Latina, parten de estas premisas en cuanto que la mayoría
de nuestras instituciones son un modelo derivado del europeo o estadounidense pero que
mantienen una perspectiva particular, única, que los contextualiza y redimensiona de acuerdo
a parámetros más cercanos, sin que esto niegue la presencia (lamentable) de muchos museos
ajenos a su realidad local, descontextualizados e imitadores burdos de instituciones foráneas
que no responden a las necesidades de la sociedad latinoamericana,.

La realidad socioeconómica y cultural de los países latinoamericanos es notoriamente


distinta de la de Europa o América del Norte y esto es un factor condicionante de las
funciones y el rol de los museos dentro de sus contextos inmediatos, sin olvidar lo universal
o global. Esto implica un reto mayor para la museología en nuestra región porque las
necesidades educativas, sociales y económicas parecieran ser grandes cadenas que suprimen
muchas veces los caminos de elevación cultural, académica y sensible del hombre
latinoamericano de hoy, talcomo fue reseñado en la Declaratoria de Oaxtepec (1984).

Uno de los mayores retos de los museos y de la museología latinoamericana es la de


la actualización tecnológica en términos de operatividad y de comunicaciones (difusión,
intercambio, promoción, etc.) sin la cual, la museología se queda como una mera actividad
intimista y aislada, incapaz de ser alcanzada por un público mayor o enriquecerse con la
dinámica de la multimedia, entendida esta como lo virtual reconocible, aquello que puede ser
aprehendido de alguna forma en cuanto objeto vinculado al sujeto y no como un hecho
inconexo al usuario, tal así que:

Desde la filosofía, lo virtual es lo que es "en potencia", lo que es


posible, aquello que tiene la virtud de producir un efecto, aunque no
lo produzca de momento. Esa acepción filosófica era compartida por
la Museología antes de la aparición de las nuevas tecnologías de la
comunicación. Si un original contiene "en potencia" todas las otras
formas de presentación como la copia en papel o la imagen
digitalizada, desde el punto de vista de lo virtual filosófico se tiende
a contradecir el sentido usual del término que equipara la multimedia
a una suerte de presentación fantasmagórica (Risnicoff, 2002, p 48)

Este aspecto se conecta con la dinámica acelerada de cambio y transformación de la


sociedad de hoy día, donde lo global es cada vez más simple y más complejo al mismo
tiempo, la globalización amenaza con homogeneizar la cultura, los modismos, ritmos de vida,
entre otros muchos aspectos cotidianos. El museo latinoamericano del presente, y su
museología, deben enfrentar esta realidad para salvaguardar la esencia de sus colecciones y
de la cultura a la que preservan, pero sin darle la espalda a la renovación de la sociedad, esa
de la que nos habla Xavier Cury (2002) cuando afirma que “La sociedad global es una
sociedad nueva, con nuevas relaciones, procesos y estructuras que se engendran, y un nuevo
concepto ha surgido: el de la desterritorialización de las cosas, de las ideas, de los individuos”
(p. 56), por lo que no tiene sentido un aferramiento anacrónico a los localismos desgastados,
sino que se debe revalorar la identidad como forma de expresión propia que, a su vez, sirve
como puente para comunicarse con el resto del mundo.

De igual forma, otro aspecto preocupante para la museología de América Latina lo


constituye la exhibición, el qué, cómo y por qué exhibir determinados objetos o bienes sin
que sea solo una aglomeración insulsa de cosas, un gabinete desfasado que no tiene ninguna
relevancia para las carencias educativas, sociales o económicas de las poblaciones de
nuestros países. El exhibir y coleccionar deben ser funciones conectadas con la investigación
porque sin esta última, la contextualización y la interralación de lo exhibido con otros
aspectos culturales no es posible. EL usuario de los museos latinoamericanos necesita poder
hilvanar, conectar lo que ve con aquello que de alguna manera le es conocido, le es
reconocible, o en su defecto, es una novedad que le aporta algo a su imaginario.

El facilitar la construcción de significados a partir de la museología es uno de los retos


de esta ciencia en nuestra región en tanto que la función educativa y didáctica juega un rol
preponderante en nuestras sociedades ávidas de conocimiento y muchas veces carentes de
formación académica. Por ende, los discursos museológicos deben ser profundos y simples
al mismo tiempo, deben ser elaborados con visión crítica, aguda y certera pero expresada de
manera cercana, reconocible, así hay mayor posibilidad de conexión entre el museo y el
público. A porpósito de esta idea, nos dice Decarolis que

El objeto museal adquiere significado a través de los procesos de


interpretación que involucran su aprehensión visual y mental, en
conexión directa con los valores que le han sido asignados por
criterios específicos de selección. Cada objeto tiene su propio
significado y la tarea del museo es crear un lenguaje expositivo que
sea capaz de revelar su complejidad. (2002, p. 66)

En síntesis, La nueva museología latinoamericana debe ser capaza de ofrecer nuevas


lecturas y paradigmas acerca de lo que se considera como bien cultural, como objeto
museable, como labor museística, siempre en concordancia con el contexto inmediato, las
características y condiciones socioeconómicas y tecnológicas, al igual que con las
necesidades formativas y sensibles del colectivo. En tal sentido, la museología de nuestra
región parece estar llamada a la búsqueda de autenticidad, de identidad propia que la
diferencie de la museología del resto del mundo, pero no para separarla, sino para darle una
voz autónoma, consciente del acervo que lleva implícito en su naturaleza, el hallar mejores
métodos y sistematización de experiencias en el espectador, en el visitante local y global y
en los procesos de cambio a los que América Latina no escapa dentro de esta glocalidad.
Bibliografía

ICOM (1980) Museology - science or just a practical museum work? En: Muwop [n° 1,
Año:1]
ICOM (1987) Museology and Museums. Helsinski-Espoo: ICOFOM Study Series.

ICOFOMLAM (2002) Museología y Presentación: ¿Original/real o virtual? Cuenca:


ICOFOM LAM/Tacnet Cultural Ltda.

Jelinek, J. (1982). Museological Working Papers. (Nº2), 60-63.

Ott, O. (1982). Museological Working Papers. (Nº2), 48-50.

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