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Museos y Colecciones Universitarias: Puentes entre la producción del conocimiento y

las comunidades locales. En Códice, Boletín Científico y cultural del Museo


Universitario Universidad de Antioquia. Año 11 No.21 Abril 2010
Angélica Núñez1

Hace cincuenta y seis años, el antropólogo Claude Levi-Strauss trató de hacer ver a la
UNESCO que lo realmente importante de salvaguardar, es el hecho mismo de la
diferencia cultural, las dinámicas y procesos sociales y no exclusivamente los productos
materiales de la cultura (Bouchenaki, Mounir, 2004). En ese momento, materialidad y
monumentalidad eran los elementos principales para definir lo que era o no patrimonio
cultural; estas dos ideas, íntimamente ligadas al ideal de la sociedad occidental, estaban
privilegiando los sentidos de la visión y el tacto, valoraban la transformación de la
naturaleza en creación humana; es decir, artefactos, monumentos, ciudades, obras de
ingeniería etc. excluyendo de esta manera, otras formas de pensar y con ello, la
diversidad cultural.

Es solo hasta la Conferencia General de la UNESCO, realizada en Paris en el año 2003


que se da el reconocimiento oficial de la inmaterialidad del patrimonio, redefiniendo
completamente la noción que se tenía hasta el momento, y ofreciendo la oportunidad de
pasar de la valoración del producto cultural como objeto o construcción material, donde
las comunidades locales no tenían ninguna visibilidad o importancia, al fortalecimiento
de los procesos de producción y transmisión del conocimiento, teniendo en cuenta la
comunidad viva, dinámica y en acción, es entonces cuando se comienza a reconocer
desde las instituciones, que las comunidades locales tienen el derecho de valorar, desde
sus propios referentes culturales y simbólicos, lo que es o no su patrimonio cultural;
ya no se ve su cultura material, como simple receptáculo de tradiciones en vía de
desaparecer, si no como portadores y transformadores de esas prácticas sociales.
(Kirshenblatt-Gimblett, 2004).

Este cambio ha involucrado a la academia y a la universidad, ya que la valoración del


patrimonio está dada en los contenidos que la cultura material pueda transmitir y no su
descripción meramente material, con ello, el conocimiento producido dentro de la

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Antropóloga, profesora en la Universidad del Cauca. Maestra en artes y Museología de la
Universidad de Montreal.

1
academia puede facilitar la identificación, valoración de dichos contenidos por parte de
los colectivos sociales. En este panorama, las colecciones arqueológicas, históricas, de
historia natural etc., que las universidades han recolectado en su trayectoria de
investigación, toman de nuevo importancia ya que los objetos y especimenes a exhibir
se ven como puentes entre el conocimiento científico y el público en general, porque se
llama la atención sobre lo que se puede contar a partir de ellos y no por la materialidad
por si sola y los museos universitarios empiezan a ser redefinidos como puentes de
comunicación entre la producción del conocimiento y los colectivos sociales en los
cuales está inscrita la universidad.

Relación Museo Universidad


La relación Museo - Universidad se remonta a los orígenes mismos de la ciencia. Estas
instituciones, surgen y se desarrollan, a la par, dentro de la esfera del saber en cada
sociedad y época específica, donde su relación no es puramente accidental; desde el
momento en que comenzó la exploración del universo por la vía de la razón, en el siglo
XVI , los objetos materializaban los fenómenos y relaciones a las cuales se pretendía dar
explicación; obras de arte, fósiles, artefactos y especies traídas de tierras lejanas,
anomalías físicas e invenciones técnicas hacían parte importante de la construcción del
conocimiento, a partir de ellos se daban los argumentos, se probaban y refutaban las
teorías; las comunidades científicas surgieron alrededor de ellos hasta convertirse en
parte importante de las universidades en el siglo XIX en donde fueron ordenados en
colecciones según el sistema clasificatorio taxonómico que prevaleció en la época, las
exposiciones mostraban la historia evolutiva de la naturaleza y la humanidad, donde el
conocimiento erudito se mostraba al público para ilustrar el orden de las cosas,
configurando así la mentalidad moderna.

Ya en el siglo XX en los laboratorios se empiezan a utilizar los medios mecánicos de


reproducción, simulación y análisis, con lo cual, los objetos científicos pasan a un
segundo plano en la producción misma del conocimiento y el museo universitario se
aleja de la academia para convertirse en un narrador de historias cuyo tema central era
la experiencia del conocimiento, la evolución de la tecnología y la conquista del
espacio; convirtiéndose muchas veces en una herramienta poderosa utilizada para
justificar el colonialismo, el racismo, el sexismo y el euro centrismo, por esta razón cae

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en una suerte de abandono por parte de los científicos a quienes en ese momento les
interesa más la investigación pura, que la divulgación de la ciencia.
“A medida que las diferentes disciplinas universitarias se orientaban hacia la
investigación teórica, los especialistas comenzaron a considerar la
investigación basada en el objeto - método sobre el cual se fundamenta la
museología - como una forma anticuada de adquisición de conocimientos,
propia de una época pasada. Para el especialista que utilizaba como punto de
partida la teoría, las colecciones universitarias eran por lo menos superfluas,
en tanto que para otros eran incluso un residuo sospechoso de una ideología
anacrónica y superada. El efecto de esta transformación en los fundamentos
mismos del conocimiento trascendió la metodología individual y puso en
entredicho la posición que ocupaba el museo en el ámbito
universitario.”(Willumson, 2000, p.18)

Esta situación generó una fuerte crisis que en las décadas de los 80s y 90s donde los
museos universitarios habían perdido su razón de ser entre el abandono de la academia
y el aislamiento del campo museológico propiamente dicho. A esta se le llamó la Triple
crisis que se refería a la falta de objetivos claros en este tipo de museos, la falta de
datos estadísticos sobre sus colecciones y personal y finalmente el problema de
recursos y financiación. (Warhurs, 1986, Stanbury, 2000)

Aunque en muchos países esta crisis continúa, las instituciones encargadas del
patrimonio se empiezan a movilizar y a unir fuerzas, se creó un comité al interior del
ICOM con el fin de fortalecer los museos universitarios y varias redes regionales como
la Red Latinoamericana de Museos Universitarios, cuya iniciativa ha sido liderada por
la Universidad Nacional de Colombia y a partir de la cual se consolidó la I Cátedra
Latinoamericana de Museología y Gestión del Patrimonio que inicia el proceso de
profesionalización en la región y abre un espacio importante para la reflexión de este
tipo de museos. De esta manera, las perspectivas se amplían y se encuentran soluciones
para que los museos ligados a la universidad puedan cumplir un papel importante en la
sociedad actual.

A finales del siglo XX el museo universitario es repensado, redefinido en su misión y


función, para establecer vínculos más estrechos con la enseñanza y la investigación que

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son objetivos principales de la universidad y se llega a considerar esencialmente como
un medio de comunicación que debe servir de puente entre la producción del
conocimiento y la sociedad en la cual está inscrita la universidad. (Shaer, 1993)

Como hemos visto anteriormente, las colecciones y museos universitarios han estado
desde su inicio, consciente o inconscientemente, entre la producción del conocimiento
especializado y los colectivos sociales, como medios de comunicación del saber a partir
de los cuales se movilizan sentimientos de identidad y se construyen memorias
comunes. La redefinición del concepto de patrimonio cultural, le otorga un gran valor a
la instancia inmaterial, los valores que se le dan a objetos y monumentos
representativos de una identidad, deben ser establecidos por las comunidades locales,
estimulando de esta forma, procesos de apropiación desde las esferas no especializadas.
Este cambio hace que la universidad sienta la necesidad de acercarse a las comunidades
para pensar, propiciar dicha apropiación y hacerlas partícipes de la construcción del
conocimiento, a través de sus colecciones y museos.

Esta redefinición del patrimonio como la de tantos otros temas en el mundo actual,
obedece a los signos de la llamada postmodernidad, donde se cuestionan los grandes
metarelatos que fundaban lo moderno. Instituciones como el museo y la universidad
que eran pilares importantes para sostener dichos metarelatos, se ven obligados a
adaptarse y actuar conforme con las nuevas lógicas culturales. El museo entonces se
torna menos dogmático y se vuelca al exterior, queriendo ser un espacio de diálogo,
donde muestra su propia versión o punto de vista en medio de muchas otras
posibilidades de explicación y valoración tanto de los contenidos que trata, como de los
objetos que expone. Esto da forma a una nueva configuración del saber más acorde con
las realidades actuales dejando a un lado, las categorías fijas y la narrativa impositiva
para dar paso a la confluencia de relatos particulares y el reconocimiento de la
diversidad cultural. (Monpetite, 2000)

Este cambio de perspectiva ha generado procesos interesantes a nivel mundial en temas


que anteriormente no se consideraban en el ámbito del patrimonio, como el caso de la
repatriación de restos arqueológicos a sus comunidades de origen en Estados Unidos y

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la proclamación de leyes al respecto2; la participación activa de las primeras naciones
de Canadá en las actividades culturales y en la forma cómo son representados en los
principales museos del país3; la creación del Comité Internacional de Museos
Conmemorativos de los Crímenes Públicos en el ICOM, con el fin de rendir luto a las
victimas de los genocidios en diferentes sociedades, así como otras muchas expresiones
sociales que ubican al museo en un papel importante en la construcción de la memoria
colectiva de diferentes grupos de interés. (Murphy, 2005)

El Papel de Museo Universitario


Las posibilidades de acción de los museos universitarios son múltiples y pueden
asociarse directamente con las funciones misionales de la universidad: Extensión –
Investigación y Docencia. A partir de las actividades de Extensión realizadas desde los
museos universitarios, se cubre la necesidad de los estudiantes de adquirir
conocimientos sobre otras disciplinas diferentes a la suya, es posible crear conciencia
sobre la importancia del patrimonio cultural para las sociedades y se suple la oferta
cultural que compete a la universidad como parte de la formación profesional integral
del estudiantado.

El trabajo con las colecciones puede aportar a la Investigación como función misional
de la Universidad con nuevas interpretaciones sobre los objetos mismos, la construcción
de historias sobre las disciplinas y la institución universitaria, la realización de estudios
sociológicos con los públicos del museo, etc.; estas, entre otras formas de construcción
del conocimiento, son exploradas en el museo, especialmente en lo que se refiere a la
investigación transdisciplinaria, debido a que los objetos de colección permiten
múltiples interpretaciones y propician terrenos de discusión fértiles para este tipo de
trabajos, la cualidad de trascender las fronteras disciplinarias, es aprovechada en pos de
la elaboración de contenidos ricos en información atractiva y digerible para el público
no especializado.

En cuanto a la Docencia, las colecciones universitarias pueden atender tanto


necesidades de la educación formal en el campo de cada disciplina como la educación
no formal en los espacios de exposición. En la educación formal los estudiantes

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Ver documento NAGPRA: Native American Graves Protection and Repatriation Act
3
Un buen ejemplo es el Museo Canadiense de la Civilización en Ottawa y en Quebec.

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universitarios pueden experimentar con los objetos, especimenes y obras de arte,
haciendo descripciones, clasificaciones, análisis y reproducciones útiles en el proceso
investigativo de cada disciplina. En la educación no formal es posible innovar en los
procesos cognitivos y pedagógicos a partir de los principios de interactividad y
didáctica dirigida a los visitantes del museo. En este sentido se han experimentado
buenos resultados en la promoción misma de la universidad animando y dando a
conocer a los estudiantes de básica secundaria, las carreras que se ofrecen y sus campos
de acción profesional.

Una perspectiva que involucra la relación entre museo y universidad es la llamada


museología de la idea, en la cual los objetos son considerados como elementos al
servicio de las ideas o mensajes que se quieren transmitir en las exposiciones; se
pretende entonces elaborar un instrumento de comunicación que ayude al visitante a
recoger información y tener su propia interpretación sobre los objetos exhibidos y para
lograrlo, no es preciso conocimientos previos sobre el tema para interactuar con los
contenidos. Esta forma de museología está estrechamente ligada con el conocimiento
científico y es muy utilizada en museos de ciencia y de industria. Para concebir
exposiciones de este tipo es necesario contar con un equipo interdisciplinario de
expertos. (Hernández, 2003)

El museo universitario está en un lugar privilegiado para desarrollar este tipo de


metodologías ya que cuenta con las colecciones de objetos y el conocimiento producido
por los investigadores, sin embargo, en muchos casos existe un aislamiento entre el
museo y la producción misma del conocimiento que no permite llegar a aprovechar de
manera productiva espacios de exposición, y es entonces cuando el museo se percibe
como un ente aislado y externo a la universidad y a su vez la producción de
conocimiento al interior de universidad no llega a tener un impacto fuerte en la
sociedad. Impidiéndose de esta manera, que el museo cumpla con la función
comunicativa que se le ha asignado en la actualidad.

Este problema tiene que ver, como se ha dicho anteriormente, con la llamada triple
crisis de los museos universitario que se refiere a la falta de objetivos claros por parte
de las directivas hacia sus museos y colecciones, de valoración en términos
cuantitativos y cualitativos del patrimonio que posee la universidad y falta de recursos

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humanos y económicos, para salir de esta crisis se hace necesario avanzar al menos en
tres terrenos:

1) Posicionarse en la universidad y la comunidad como una institución útil e


importante, convocando a los diferentes sectores de la sociedad a participar de la
recuperación de los museos.

2) Trabajar los contenidos de las exposiciones desde una museología de la idea


conformando equipos interdisciplinarios para ello.

3) Abrir la posibilidad a las comunidades locales de auto-representarse e intervenir en


la forma como son representados en los museos.

De alguna manera en Colombia, se ha iniciado este proceso, la universidad de


Antioquia en los últimos años ha fortalecido de una manera importante su museo,
formando equipos humanos y e invirtiendo importantes recursos financieros para llegar
a ser una institución de excelencia en el ámbito cultural del país; La Universidad de
Caldas reunió sus colecciones en un centro de museos; la universidad del Cauca por su
lado ha comenzado con un diagnóstico de su colecciones y con la capacitación en el
campo del patrimonio arqueológico y la divulgación científica. Cada caso y región tiene
su propia problemática y manera de resolverla, pero tienen en común componentes
básicos de gestión y planeación mediante capacitaciones y acciones en el campo de la
museología que empiezan a abrir un campo fértil para la preservación y valoración del
patrimonio cultural del país.

El Caso de las Colecciones Arqueológicas Universitarias


Las piezas y colecciones arqueológicas juegan un papel muy importante en la
construcción de la memoria colectiva ya que son los medios potenciales para recrear los
resultados de las investigaciones sobre las sociedades prehispánicas y también las
interpretaciones que las comunidades indígenas tienen sobre el pasado de sus ancestros.
En Colombia estas colecciones se formaron en su mayoría en los años 40s con la
fundación de las sedes del Instituto etnológico nacional, bajo la iniciativa de los
pioneros de la arqueología en cada región y se fueron enriqueciendo con las

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investigaciones, donaciones y compras a guaqueros; en algunos casos se crearon
museos donde se montaron exposiciones desde la visión de la arqueología tradicional.

En los años 90s con el auge de la arqueología de rescate los laboratorios no daban a
basto con la gran cantidad de material recuperado y en algunas ocasiones las reservas de
piezas completas tuvieron que ceder espacio; de otro lado, las criticas y cambios en la
forma de hacer arqueología en el país dejaron obsoletas las exposiciones y el trabajo con
las colecciones empezaba a verse como una práctica fetichista e inútil, el dispendioso
trabajo de inventario y catalogación fue iniciado varias veces con criterios diferentes y
en muchas ocasiones no se finalizaba por falta de apoyo o desinterés de los arqueólogos.

En los últimos años, con las nuevas disposiciones de la ley de patrimonio y la exigencia
de registro de piezas ante el ICAHN, los departamentos han visto obligados a prestar de
nuevo atención a las colecciones y se empieza un proceso interesante de valoración,
apelando a las tendencias de la museología critica e incorporando las discusiones sobre
la autoridad del patrimonio, la repatriación, la construcción de las memorias locales y la
auto representación de las comunidades.

Como hemos visto anteriormente, una de las principales potencialidades de las


colecciones universitarias, es la cercanía y acceso a la producción del conocimiento,
fuente importante para la valoración de las mismas; paradójicamente museos y
colecciones no tienen, en todos los casos, una relación muy fluida con los
departamentos y facultades, los investigadores aún no se interesan mucho por la
divulgación de sus producciones más allá del ámbito académico y los administrativos
ven en ellos una carga económica que no está entre las prioridades de los departamentos
de antropología.

Este problema está relacionado con una visión estrecha que lo que puede movilizar en
términos académicos y de impacto en la sociedad un museo o colección de este tipo.
La valoración y gestión de colecciones arqueológicas va más allá de la mera
preservación del patrimonio, el valor de una colección esta dado en términos de la
información que se puede canalizar a partir de ella y es solo mediante investigaciones
puntuales sobre la biografía de las piezas y la historia de las colecciones mismas, que es
posible hacer evidente su importancia. Los argumentos que justifican la inversión de

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recursos humanos y financieros para mantener una colección universitaria, están
orientados hacia la divulgación del conocimiento producido en la universidad y la
apropiación del patrimonio por parte de las comunidades locales; de otro lado, el trabajo
de elaboración de contenidos para divulgación propicia un espacio único para el dialogo
de los saberes, ya que el diseño de conceptos y estructuras temáticas, y la traducción de
los mismos, requiere de un equipo muy diverso de personas con perspectivas y enfoques
diferentes.

Desde esta óptica, las colecciones arqueológicas empiezan a ser valoradas y recobran
importancia no solo como fuentes de información útil a la investigación arqueológica
misma, sino también como posibles transmisoras de la versión sobre el pasado
construida por la disciplina, punto focal de la apropiación del patrimonio arqueológico y
de medio de divulgación de diversas voces que buscan ser escuchadas.

Bibliografía

Bouchenaki, Mounir. Editorial. En: Patrimonio Inmaterial, Museum International 221,


222, Quarterly Review. UNESCO. Paris, N.Y. 2004. p. 7-12

Hernández, Francisca. El Museo Como Espacio de Comunicación. Ed. Trea. Barcelona.


2003. 325p.
Kirshenblatt-Gimblett, Bárbara, “El patrimonio inmaterial como producción
metacultural”, En: Patrimonio Inmaterial, Museum International 221, 222, Quarterly
Review. UNESCO. Paris, N.Y. 2004, p. 52-67

Monpettit, Raymond. “Musées et universités : des fonctions en redéfinition, des


missions complémentaires, des collaborations requises”, En : Jaumain Serge, editor,
Les Musés en mouvement : Nouvelles conceptions, nouveaux publics (Belgique,
Canada). Bruxelles, 2004. p. 41-71

Murphy, Bernice. “Memoria, Historia y Museos”. En: MUSEUM Internacional 227.


Diversidad Cultural y Patrimonio. Paris. 2005, p. 66-74

9
Schaer, Roland. L’invention des musées, Gallimard / Réunion des musées nationaux.
Paris.1993.143 P.

Stanbury, Peter. “Colecciones y Museos Universitarios”. En Museum Internacional No


206 .Vol. LII, N°. 2, UNESCO. Museos Universitarios. Paris.2000, p.6-11

Willumson, Glenn. “Un nuevo público para el museo universitario”. En Museum


Internacional Museos Universitarios. No 206 .Vol. LII, No. 2, UNESCO. Paris. 2000.
pp.17-27

Warhurst, A. The Triple Crisis in University Museums, En: Museum Journal, vol. 86,
no 3, 1986. p. 137-140.

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