Está en la página 1de 2

El error, una gran oportunidad de cambio

Todos cometemos errores. Es algo natural y humano que nos permite ir hacia delante, siempre y cuando
no nos quedemos estancados en ellos, lamentándonos y otorgándoles una importancia mayor de la que
poseen. Un error es un punto concreto en un proyecto, en un proceso o en una situación que rompe la
cadena que te permitiría cumplir tu objetivo. Es un término muy subjetivo, ya que depende de cada
individuo y de sus expectativas con respecto a lo que quiere conseguir.
Por ejemplo, yo me estoy peleando con mi novio, quiero calmar la discusión y arreglarlo. Empiezo a
suavizar mi tono de voz, mis palabras, mi forma de decirlas, pero de repente, le hago un reproche y él se
enciende aún más. Mi objetivo era apaciguarlo, y he empezado a crear un clima de distensión y más
relajación. Sin embargo, he dicho algo que ha desmontado esa situación y ha reavivado la tensión. Ahí está
el error.
En la actividad de hoy te propongo que detectes algun fallo que hayas cometido en algún momento
(reciente o del pasado), relativo a una forma de actuar y escribas 3 formas diferentes de subsanarlo. Es
decir, 3 posibles alternativas. Intenta no enjuiciar tus ideas, ya que lo que a ti te pueda parecer una tontería,
podría ser una actuación perfectamente válida. Cuando el fallo esté detectado y ya tengas tus tres nuevos
enfoques, pónlos en práctica en cuanto tengas la oportunidad.
En el ejemplo anterior, el fallo estaba en el último reproche, pero yo debo investigar por qué motivo no he
podido evitar verbalizarlo. Me concentro en la sensación que tuve cuando me sucedió y me doy cuenta
de que esa misma emoción la tengo en otras ocasiones cuando no puedo acallar mis impulsos de decir lo 1º
que se me pasa por la mente. Sigo el proceso desde que tengo ganas de decir algo hasta que lo digo (esas
ocasiones en las que no puedo controlarlo y no me siento a gusto con lo que he manifestado). Mi
exploración es:
La persona con quien estoy conversando dice algo que provoca en mi una sensación como si un chispazo
explotara en mi pecho. A continuación, me digo el comentario que quiero verbalizar muy rápido, después
me lo «apruebo», es decir, tengo una sensación de bienestar y seguidamente lo digo en voz alta.
Mis 3 alternativas posibles serían:
1. Hacerme el comentario interno muuuy lentamente.
2. Concentrarme plenamente en la sensación que tengo de «chispazo».
3. Repetirme el comentario 3 veces por dentro antes de sacarlo al exterior.
Este ejercicio requiere una gran capacidad de introspección y es posible que no te salga bien a la primera,
pero si lo vas practicando, podrás identificar tus procesos internos y eso te hará tomar conciencia de qué es
lo que pasa en tu interior y por qué actúas de la forma en que lo haces en cada situación. Practícalo también
analizando tus procesos positivos, esos que te permiten cumplir tus objetivos, ser bueno en algo.

Descubrir el origen de las emociones


Cada persona, situación, experiencia que se topa con nosotros, inevitablemente genera un impacto. A
veces es mínimo y otras, enorme. Aunque no seamos capaces de verlo, nuestras conexiones neuronales se
han modificado al recibir ese impacto. Esto significa que no somos inalterables, que lo que nos ocurre, nos
afecta.
Una forma de exteriorizar es a través de las emociones. Cuando éstas se activan, nos damos cuenta
claramente de que algo ha sucedido, pero no siempre indagamos sobre lo que ha ocurrido y de qué manera
una experiencia concreta ha afectado nuestro estado de ánimo.
Ejercicio para contactar con tus emociones, con los cambios que generan en ti las experiencias vividas a
diario. Durante unos días, cada vez que sientas una emoción: como puede ser alegría, tristeza, rabia, amor,
miedo, deberás apuntarla en un papel junto con la situación que la ha provocado, haciéndolo de la forma
más concreta posible. Por ejemplo, he sentido nostalgia al encontrarme con un amigo de la juventud. La
nostalgia estaría dentro de la categoría de tristeza, pero es más específica. Al final de cada jornada relee
tus emociones y de esta forma serás consciente de cómo te has sentido durante el día y qué lo ha provocado.
Si realizas este ejercicio de forma continuada, descubriras el enlace entre las emociones y las experiencias
que las generan y, por lo tanto, sabrás dónde buscar las emociones positivas cuando las necesites y
también cómo evitar que las negativas se descontrolen, al conocer las situaciones que las disparan.
Además, podrás ver qué emociones tienen más protagonismo y cuáles son las que quedan poco
exploradas

También podría gustarte