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trastornos-hemodinamicos-enfermedad-tromboembolica-y-shock
10 pag.
Los trastornos que alteran la función cardiovascular, renal o hepática se caracterizan a menudo por la acumulación de
líquido en los tejidos (edema) o en las cavidades corporales (derrame).
Los líquidos de edemas y derrames pueden ser inflamatorios o no inflamatorios. Los inflamatorios son los exudados, ricos
en proteínas, y los no inflamatorios son líquidos con escasas proteínas llamados trasudados.
• Aumento de la presión hidrostática. Es causado fundamentalmente por trastornos que alteran el retorno venoso.
Si la alteración es localizada, el edema es localizado. Si la alteración produce un aumento sistémico de la presión
venosa, se asocia a edema diseminado.
• Reducción de la presión osmótica del plasma. Se da por la síntesis inadecuada de albúmina o un aumento de la
pérdida de albúmina circulante.
• Retención de sodio y agua. El aumento de la retención de sal, y de agua asociada, causa un aumento de la presión
hidrostática y disminución de la presión coloidosmótica vascular. La retención de sal se produce en situaciones
donde está alterada la función renal.
• Obstrucción linfática. Los traumatismos, los tumores infiltrantes y algunos microorganismos infecciosos pueden
afectar a los vasos linfáticos y alterar el proceso de eliminación del líquido intersticial, dando lugar a linfedema en
la parte afectada.
El edema, microscópicamente, se observa como una aclaración con separación de la matriz extracelular y una leve
tumefacción celular. Aparece con más frecuencia en los tejidos subcutáneos, pulmones y encéfalo.
Edema subcutáneo: puede ser difuso o más localizado en regiones con presiones hidrostáticas elevadas.
Edema ortostático: su distribución se ve influida por la fuerza de la gravedad.
Edema con fóvea: la presión del dedo sobre el edema desplaza el líquido y deja una cavidad.
Edema periorbitario: signo en la nefropatía grave.
Edema de pulmón: pulmones con peso mayor a lo normal y al corte tienen un líquido espumoso y sanguinolento.
Edema cerebral: puede ser localizado o generalizado. El encéfalo tumefacto muestra estrechamiento de los surcos y
distensión de las circunvoluciones.
Los derrames trasudados son trasparentes y de color pajizo, a excepción del derrame peritoneal que puede ser lechoso
por la presencia de lípidos absorbidos del intestino.
Hidrotórax: derrame en la cavidad pleural.
Edema subcutáneo Edema de pulmón Derrames pleurales Derrames peritoneales Edema cerebral
La hiperemia y la congestión se producen por el aumento de volumen sanguíneo dentro de los tejidos.
Hiperemia: es un proceso activo en el que la dilatación arteriolar provoca aumento del flujo sanguíneo. Los tejidos
afectados se tornan rojos (eritema) por el mayor aporte de la sangre oxigenada.
Congestión: es un proceso pasivo secundario a una menor salida de sangre de un tejido. Puede ser sistémica, como en la
insuficiencia cardíaca, o local, como en una obstrucción venosa aislada. La congestión suele seguirse de edema por el
aumento de la presión hidrostática.
Forman el tapón primario que sella el defecto vascular y proporciona una superficie que une factores de coagulación
activados. Son fragmentos de células sin núcleo derivados de los
megacariocitos. Tienen receptores de glucoproteínas, un citoesqueleto
contráctil y dos tipos de gránulos (gránulos alfa y gránulos densos).
Tiempo de protrombina (TP): evalúa la función de las proteínas de la vía extrínseca (factores VII, X, V, II y fibrinógeno).
Tiempo de tromboplastina parcial (TTP): valora la función de las proteínas de la vía intrínseca (factores XII, XI, IX, VIII, X,
V, II y fibrinógeno).
Déficits de factores V, VII, VIII, IX y X → trastornos hemorrágicos moderados o graves.
Carencia de protrombina → incompatible con la vida.
Déficit de factor XI→ hemorragias leves.
Carencia del factor XII→ susceptibilidad a trombosis.
La trombina es el factor de coagulación más importante.
La coagulación debe restringirse a la zona de lesión, para impedir consecuencias perjudiciales. Por ello, la sangre que fluye
por la zona de lesión aleja los factores de la coagulación activados, para ser eliminados. Así mismo, existe una cascada
fibrinolítica, en donde participa la plasmina, que degrada la fibrina e interfiere en su polimerización. La plasmina se genera
por el catabolismo enzimático del plasminógeno, en una vía dependiente del factor XII, o por activadores del
Se deben a defectos primarios o secundarios en las paredes de los vasos, las plaquetas o los factores de la coagulación.
Hemorragias por rotura de grandes vasos → suelen ser mortales.
Defectos leves de la coagulación condiciones de sobrecarga hemostática (menstruación, cirugía).
Déficits de factores de la coagulación → sin tratamiento, provocan trastornos graves.
• Alteraciones de la hemostasia primaria (defectos de las plaquetas o enfermedad de von Willebrand): se
manifiestan por pequeñas hemorragias en la piel o mucosas (petequias, 1 a 2 mm, o púrpura, => 3mm). Pueden
manifestarse por epistaxis, hemorragia digestiva o menstruación excesiva (menorragia). Recuentos de plaquetas
muy bajos→ hemorragia intracerebral.
• Alteraciones de la hemostasia secundaria (defectos de los factores de coagulación): se manifiestan por
hemorragia de partes blandas o articulaciones. Pueden aparecer hemorragias intracraneales.
• Alteraciones generalizadas con afectación de vasos pequeños: se manifiestan por púrpura palpable y equimosis
(hemorragias de 1 a 2 cm). El volumen de sangre de estas es suficiente para crear un hematoma. Son cuadros
característicos de trastornos sistémicos que dañan los pequeños vasos o que provocan fragilidad de los vasos.
La relevancia clínica de la hemorragia depende del volumen, la velocidad a la que se produce y su localización. Pérdidas
mayores pueden provocar un shock hemorrágico. Hemorragias en el encéfalo causan la muerte. Las perdidas sanguíneas
externas crónicas causan pérdida de hierro y pueden provocar anemia.
Causa activación plaquetaria con la consiguiente formación de trombos en el corazón y en la circulación arterial. Las
lesiones endoteliales exponen el vWF y el factor tisular, así mismo la inflamación y otros estímulos nocivos también
promueven la trombosis al cambiar el patrón de expresión génico del endotelio por uno protrombótico, cambio llamado
activación o disfunción endotelial. Algunas alteraciones protrombóticas son:
• Cambios procoagulantes: las células endoteliales disminuyen la expresión de trombomodulina, lo que permite
una activación mantenida de la trombina. El endotelio inflamado también disminuye la expresión de otros
anticoagulantes.
• Efectos antifibrinolíticos: el endotelio activado secreta inhibidores del activador del plasminógeno (PAI).
La turbulencia contribuye a la trombosis causando lesión endotelial y estasis local. La estasis y la turbulencia promueven
la activación endotelial, alteran el flujo laminar y ponen a las plaquetas en contacto con el endotelio, e impiden la retirada
de los factores coagulantes y la llegada de inhibidores.
El flujo sanguíneo alterado contribuye a la trombosis en distintas situaciones clínicas como aneurismas, infartos agudos
de miocardio, estenosis reumática de la válvula mitral.
Es cualquier trastorno de la sangre que predisponga a la trombosis. Se clasifica en trastornos primarios (genéticos) y
secundarios (adquiridos).
Los trombos son motivos de atención clínica cuando obstruyen arterias o venas, o generan émbolos.
Trombos venosos → congestión dolorosa, edema distal a la obstrucción, embolia pulmonar.
Trombos arteriales → oclusión de un vaso importante, infartos, émbolos.
Es la
complicación de un gran número de trastornos asociados con activación
sistémica de la trombina. Trombos microvasculares pueden causar
insuficiencia circulatoria difusa y disfunción de órganos.
El 80% de los émbolos sistémicos provienen de trombos murales intracardiacos, asociados a infartos de la pared del
ventrículo izquierdo, dilatación de la aurícula izquierda, fibrilación auricular, aneurismas aórticos, placas ateroescleróticas,
vegetaciones valvulares y trombos venosos, un 10-15% son de origen desconocido.
La mayoría de esto émbolos se alojan en extremidades inferiores y encéfalo. Provocan infarto tisular.
Burbujas de gas en la circulación → masas espumosas→ obstrucción del flujo vascular→ isquemia distal. ¡CUIDADO!
Síndrome de descompresión → descenso brusco de la presión atmosférica. Personas en riesgo: buceadores, submarinistas,
viajes en avión no presurizados con ascenso rápido.
Aeroembolia o enfermedad por descompresión→ burbujas de gas en los músculos esqueléticos y tejidos de soporte de las
articulaciones. Los afectados arquean la espalda. Las burbujas de gas en la vasculatura causan edema, hemorragia y
atelectasias o enfisema focal → asfixia.
Enfermedad de los cajones → forma más crónica del síndrome de descompresión. Presente en los trabajadores de
contenedores presurizados. En esta, la persistencia de los émbolos de gas en el sistema esquelético causa focos de necrosis
isquémica, con afectación, principalmente en la cabeza de fémur, la tibia y el humero.
Gasto cardíaco reducido o disminución del volumen sanguíneo circulante → alteración de la perfusión tisular → hipoxemia
celular.
Shock prologado → lesión celular irreversible.
• Fase no progresiva inicial: se activan los mecanismos compensadores reflejos y se mantiene la perfusión de los
órganos vitales.
• Fase progresiva: hay hipoperfusión tisular y aparición de deterioro circulatorio y desequilibrios metabólicos.
• Fase irreversible: lesiones celulares y tisulares graves si corrección.
Al inicio de la fase no progresiva, mecanismos neurohumorales ayudan a mantener el gasto cardíaco y la presión
arterial, como los reflejos barorreceptores, etc. Produce taquicardia, vasoconstricción periférica y conservación renal
de líquido. Si no se corrige, el shock pasa a una fase progresiva con hipoxia tisular generalizada. La respiración aerobia
se sustituye por glucólisis anaerobia con liberación de ácido láctico, con consiguientes alteraciones circulatorias. Ante
la hipoxia tisular generalizada, los órganos vitales se ven afectados y comienzan a fallar.