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EXAMEN MENTAL

1. Trastornos de la conducta motora y la 6. Trastornos de la memoria.


actitud. Memoria remota, reciente e inmediata.
Actitud, conducta, signo de Veraguth, omega Amnesia anterógrada, retrógrada, lacunar,
melancólica, hipermimia e hipomimia. afectiva, hipomnesia, hipermnesia;
A. Cuantitativos: Excitación, inquietud, paramnesias, déjà vu, déjà vécu, jamais vu,
acatisia, agitación catatónica, jamais vécu y reduplicación. Confabulación,
hiperactividad, inhibición motora, pseudología fantástica, falsificación
estupor depresivo, catatonia, estupor retrospectiva y ecmnesia.
catatónico, estupor confusional,
catalepsia y flexibilidad cérea. 7. Trastornos del pensamiento.
B. Cualitativos: Negativismo, obediencia Pensamiento, prejuicio, superstición,
automática, conductas de eco, pensamiento mágico, ideas sobrevaloradas.
ecopraxia, ecomimia, ecolalia, A. Trastornos de contenido: Idea delirante de
estereotipias, tics, manerismos y culpa, hipocondría, ruina, negación,
compulsiones. minusvalía, de grandeza, de persecución,
de auto referencia, de influencia, obsesivas.
2. Trastornos de la conciencia. B. Trastornos de la expresión: Logorrea,
Obnubilación, estado crepuscular, locuacidad, fuga de ideas, inhibición verbal,
despersonalización y desrealización. incoherencia, circunstancialidad,
tangencialidad, perseveración irrelevancia
3. Trastornos de la orientación. y para-respuestas.
Orientación: Temporal, espacial y personal
8. Trastornos de afectividad.
4. Trastornos de la atención. Afectividad, emociones, sentimientos, estado
Atención, concentración, inatención y y de ánimo. Eutimia, ansiedad: paroxística,
distraibilidad. generalizada, anticipatoria y fóbica, tristeza
patológica, euforia, moria, irritabilidad;
5. Trastornos senso-perceptivos. indiferencia afectiva: afecto plano y apatía,
Ilusiones, pareidolias, sinestesia, falsos incontinencia afectiva, labilidad afectiva y
reconocimientos, alucinaciones, seudo- anhedonia.
alucinaciones, alucinosis, imágenes
hipnagógicas e hipnopómpicas, imágenes 9. Trastornos de la inteligencia. Inteligencia,
eidéticas, alucinaciones auditivas, pensamiento aptitudes, retardo mental, demencia.
sonoro, eco de pensamiento, alucinaciones
visuales, táctiles, somáticas, olfativo-gustativas, 10. Juicio.
cinestésicas, funcionales, reflejas, autoscópica e Introspección y prospección.
impresión de presencia.
CASO CLÍNICO DE PSIQUIATRÍA
1. Hombre de 60 años de edad, que presenta problemas para recordar direcciones y nombres
de sus hijos; tiene historia de ingestión de alcohol en grandes cantidades por muchos años.
Frecuentemente triste y con varias ausencias laborales.
Diagnóstico: Demencia por alcoholismo. El tratamiento consiste en suspender la ingesta de
alcohol.

2. Hombre de 29 años de edad, que sobrevive al vuelco de su vehículo, y que meses después
presentó depresión, trastorno en la concentración, pérdida gradual de la memoria, ataxia,
temblores, apatía, negativismo y con historia de relaciones homosexuales en más de una
ocasión sin protección a pesar de ser heterosexual.
Diagnóstico: Demencia por VIH. Los tratamientos antirretrovirales disponibles
en la actualidad constituyen el tratamiento de elección.

3. Mujer de 60 años de edad, que presenta cuadro de demencia, y que al morir su autopsia
revela cambios en el lóbulo frontal y temporal del cerebro a nivel de células. Diagnóstico:
Demencia Tipo Alzhéimer. Anatomía patológica. El envejecimiento normal se caracteriza por
una disminución generalizada de las neuronas de la corteza cerebral y por aparición de placas
seniles y de degeneración neurofibrilar (ovillos) que son menos frecuentes en los viejos
normales que en los pacientes con demencia tipo Alzheimer, en quienes estos cambios son
intensos en el hipocampo y en otras regiones de la corteza cerebral. En la anatomía
macroscópica se observa atrofia de los giros cerebrales con ampliación de los surcos (los
lóbulos temporal y parietal son los más comprometidos en este proceso atrófico) que
ocasiona moderada dilatación de los ventrículos laterales y del tercer ventrículo (hidrocefalia
exvacuo o compensatoria). En la microscopía se observa un incremento de las células gliales,
disminución de las arborizaciones dendríticas y pérdida marcada de neuronas en el núcleo
basal de Meynert y en el locus ceruleus. Dado que la corteza normalmente recibe el 90% de
su inervación colinérgica del núcleo basal de Meynert, se ha tratado de correlacionar el
cuadro demencial con una depleción colinérgica. Los cambios histopatológicos, considerados
como marcadores de la enfermedad, son las placas seniles (que son depósitos extracelulares
de proteína β-amiloide) y los ovillos neurofibrilares que son microtúbulos y microfilamentos
intracelulares deformados por fosforilación anormal de su componente estructural, la
proteína TAU. Se ha observado correlación entre la severidad de la demencia y la intensidad
de los ovillos neurofibrilares y las placas seniles en el neocórtex y en el hipocampo. Las células
más afectadas por estos cambios son las piramidales del hipocampo, pero también se afectan
las neuronas de las capas profundas de las regiones frontal y temporal, el núcleo basal de
Meynert, la amígdala y el hipotálamo. Los hallazgos neuropatológicos entre las formas
esporádicas y las formas familiares de demencia de Alzheimer son prácticamente los mismos,
al igual que entre las formas preseniles y seniles; sin embargo, en las formas genéticas
hereditarias se deposita un β-amiloide de mayor tamaño y mayor toxicidad.
4. Hombre de 29 años de edad, con alucinaciones, agitación, fiebre, que se reveló como
bebedor hace 5 años con dos litros de ron por día. Diagnóstico: Alucinosis alcohólica. El
tratamiento es usualmente con antipsicóticos y tiene buen pronóstico

5. Hombre de 71 años de edad, en observación hospitalaria por presentar desnutrición crónica


y trastornos renales; en la noche de ayer, despierta y se levanta gritando cosas incoherentes
y corriendo por la sala y el pasillo, lanzando insultos a las enfermeras; hace algunos días se
le diagnosticó una demencia incipiente. Diagnóstico: Demencia con delirio. En el
tratamiento se emplean los neurolépticos típicos (haloperidol) y los atípicos (risperidona,
olanzapina, ziprasidona, quetiapina) para yugular las crisis de agitación psicomotriz o las
conductas de agresividad.

6. Mujer de 66 años de edad, que es llevada por sus hijos a la consulta y a los que acusa de que
se combinaron para quitarle su casa y dejarla en la calle y en caso de que no, de que le van
a dar un veneno para matarla y poder quedarse con la casa y meter en ella a sus mujeres.
Diagnóstico: Paranoide. Muy pocos de estos pacientes se someten a tratamiento y cuando
lo hacen es porque presentan un trastorno psiquiátrico del tipo depresivo o ansioso. La
principal dificultad en el tratamiento reside en el hecho de que la relación terapéutica se ve
obstaculizada por la desconfianza del paciente. La actitud del terapeuta debe ser firme e
imparcial; debe evitar confrontar directamente las ideas del paciente para no provocar su
hostilidad y la ruptura de la relación, ni debe apoyarlas en forma benévola, para no reforzar
su actitud paranoide. Debe ser honesto y sincero para obtener y conservar al máximo la
confianza del paciente. No hay estudios concluyentes sobre el manejo farmacológico de esta
patología, aunque algunos clínicos refieren buenos resultados con el uso de antipsicóticos,
como el pimozide, a dosis bajas.

7. Hombre de 48 años de edad, el cual acusa a su mujer de serle infiel, con el vecino de enfrente
al punto de golpearla y en una oportunidad intentar matarla. Diagnóstico: Trastorno
delirante. No hay estudios controlados sobre tratamiento con antipsicóticos en los trastornos
delirantes. Solo existen ensayos comparativos con pacientes esquizofrénicos con resultados
muy similares. Algunos autores piensan que la completa eliminación de la idea delirante no
siempre se consigue. En general el tipo persecutorio de delirio parece responder mejor que
los otros. A pesar de un abundante material psicopatológico, se conocen pocos casos de éxito
psicoterapéutico. De todas maneras, es importante conocer que el abordaje indirecto de las
creencias del paciente es el más apropiado. Es decir, no discutir sobre sus convicciones.
Pueden ser útiles algunos cambios ambientales cuando los núcleos delirantes son sostenidos
por estos factores. La prescripción de antipsicóticos de depósito inyectables tales como el
decanoato de flufenazina, la pipotiazina o de la pimozida por vía oral, a dosis bajas, han
producido resultados notables en la hipocondría monosintomática y también en algunas
formas de celotipia. El uso de neurolépticos atípicos no ha mostrado mayor efectividad en
este tipo de pacientes. Los principios de psicoeducación pueden ser aplicables a los pacientes
con trastornos delirantes. Así se desarrolla una mejor introspección, lo cual facilita el
cumplimiento con la medicación y mejora la adaptación social u ocupacional.

8. Masculino de 52 años de edad, el cual dice que se siente muy mal porque su hermano menor
“no es el mismo, es otro parecido” y que a su entender “se lo han cambiado o sustituido por
otro muy parecido, con intenciones oscuras”. Diagnóstico: Delirio del Cambio doble.
Tratamiento: no podemos hablar de un tratamiento que cure este trastorno, sino que
básicamente éste consiste en intentar controlar sus síntomas, empleando para ello,
principalmente, psicofármacos: los antipsicóticos se utilizan para combatir la convicción
delirante del enfermo, que mantiene la creencia errónea de que su familiar es otro, un doble,
incluso a pesar de las pruebas que puedan presentarse, así como las ideas paranoides en caso
de que existan. Los anticonvulsivos se suelen emplear también como tratamiento de apoyo,
cuando así lo estima el neurólogo. Una vez controlados los síntomas psicóticos, se suele
indicar iniciar un tratamiento psicológico para ayudar a la persona a integrar en su vida a
esos dobles, de forma que no los rechace, lo que le permitirá llevar una vida un poco más
normal dentro de lo posible

9. En los estudios realizados, a un paciente anciano luego de fallecer, se hallaron evidencias


que permiten pensar en la enfermedad de Alois Alzhéimer; ¿cuáles estudios se realizaron y
qué cree usted que se halló? Se practicó una autopsia con biopsia donde se declara
demencia por Alzhéimer. El diagnóstico definitivo del Alzheimer se hace con la autopsia, que
es cuando se ve que el cerebro tiene placas seniles y ovillos fibrilares; se ve la muerte neuronal
y las demás lesiones. El tratamiento de la enfermedad de Alzheimer y las otras formas
clínicas de las demencias debe estar basado sobre expectativas reales: disminuir la
progresión de la enfermedad, disminuir y retardar la intensidad de los síntomas cognoscitivos
y de las funciones globales del paciente, mejorar los síntomas depresivos y proveer mejores
recursos de cuidado al enfermo. El tratamiento farmacológico continúa siendo empírico,
aunque basado sobre supuestos teóricos más lógicos. Las investigaciones actuales están
encaminadas a producir fármacos que actúen sobre las estructuras productoras de la
proteína beta amiloide para impedir su liberación, o que sean capaces de inhibir las proteasas
que dividen la proteína precursora e impedir su formación y su posterior depósito
intraneuronal.

10. Masculino de 72 años de edad, que afirma que unos hombres bajitos y morenitos le rodean
su casa de noche, con intención de robarle, y que alguien tiene planeado matarlo acusando
a su mujer de ser cómplice en la trama. Diagnóstico: Trastorno de paranoide. Muy pocos de
estos pacientes se someten a tratamiento y cuando lo hacen es porque presentan un
trastorno psiquiátrico del tipo depresivo o ansioso. La principal dificultad en el tratamiento
reside en el hecho de que la relación terapéutica se ve obstaculizada por la desconfianza del
paciente. La actitud del terapeuta debe ser firme e imparcial; debe evitar confrontar
directamente las ideas del paciente para no provocar su hostilidad y la ruptura de la relación,
ni debe apoyarlas en forma benévola, para no reforzar su actitud paranoide. Debe ser
honesto y sincero para obtener y conservar al máximo la confianza del paciente. No hay
estudios concluyentes sobre el manejo farmacológico de esta patología, aunque algunos
clínicos refieren buenos resultados con el uso de antipsicóticos, como el pimozide, a dosis
bajas.

11. Un joven de 24 años de edad que, hasta el momento, ha llevado un estilo de vida impecable,
de pronto comienza a descuidarse con su arreglo personal; a vagar sin rumbo, abandona sus
estudios, amigos y padres, anda por las calles hablando incoherencias, participando en
acciones pandilleras, durmiendo en las calles, parques y cunetas, en una total degradación
de su personalidad. Diagnóstico: Esquizofrenia simple. Se trata con neurolépticos o con
antipsicóticos; En general, los antipsicóticos poseen efectos sedantes, con mayor efecto
sedante los neurolépticos o antipsicóticos típicos, como la clorpromazina y el haloperidol, que
producen efectos adversos como hipotensión postural y síntomas extrapiramidales como
distonía muscular, parkinsonismo, acatisia y disquinesia tardía. La ventaja de estos dos
fármacos es su presentación en forma parenteral y la amplia experiencia que se tiene,
sobretodo en los cuadros de agitación psicomotriz. Los antipsicóticos atípicos (olanzapina,
quetiapina, ziprasidona, aripiprazol, risperidona, paliperidona) logran la tranquilización del
paciente sin sedación, lo que permite una mayor adherencia al tratamiento.
Afortunadamente ya se cuenta con la forma parenteral de algunos de ellos (ziprasidona,
olanzapina) para utilizarla en el manejo de las crisis con agitación. El tratamiento
farmacológico se acompaña de tratamiento psicosocial para mejorar el déficit cognoscitivo
y el deterioro de las actividades sociales se emplean diferentes estrategias psicosociales, tales
como psicoterapia individual, entrenamiento en habilidades sociales, terapia familiar,
rehabilitación cognoscitiva y entrenamiento para convivir con los síntomas psicóticos
residuales, intervenciones que buscan, finalmente, mejorar la calidad de vida del paciente
con esquizofrenia, mediante la consecución de empleo, búsqueda de la independencia
económica, mejoramiento de las relaciones interpersonales o participación en actividades
recreativas y de ocio.

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