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SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE CHIHUAHUA

DON ADALBERTO ALMEIDA Y MERINO

FACULTAD DE FILOSOFÍA
Recensión del libro: ¿Para qué sirve realmente… La Ética? De la Adela
Cortina
TRABAJO FINAL
Para terminar la materia de Ética

PRESENTE:
Miguel Alejandro Sánchez Porras
PROFESOR:
Pbro. Lic. Luis Ángel Franco Herrada
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE CHIHUAHUA

¿Para qué sirve la ética? Resonancias del libro de Adela Cortina.


Distinción entre ética y moral

Es verdad que en el lenguaje filosófico se mantiene la distinción entre


moral y ética, no por razones etimológicas, sino porque se quiere dar a
entender que hay dos niveles de reflexión y lenguaje. Por una parte el de
la moral de la vida cotidiana, que es distinta en las diferentes culturas y
nace prácticamente con el ser humano, y por otra, la parte de la filosofía
que se ocupa de reflexionar sobre ese fenómeno de la moral en la vida
cotidiana. Dado que la moral es parte del ser humano y hay diferentes
morales, estas diferentes morales tienen "títulos" arraigados en la vida
cotidiana. Por su parte, la ética, como filosofía moral, cuestiona qué es
la moralidad, por qué debemos actuar de acuerdo con ciertas normas y
principios morales, y el cómo se aplican esas normas y principios en la
vida cotidiana.

Así como hay diferentes éticas, también hay diferentes éticas, pero estos
títulos filosóficos llevan títulos filosóficos, como Ética aristotélica,
Ética pragmática o Ética kantiana, porque sus implicaciones son
filosóficas.

Está claro, cómo se ha dicho muchas veces, que hay diferentes morales
y una sola Ética. La ética no es privada y la ética es universal. Al menos
desde el surgimiento de las religiones mundiales monoteístas, la ética de
la vida cotidiana también exige universalidad. Las diferentes éticas
tratan de explicar la existencia de la moralidad buscando establecerla
con métodos filosóficos, pero hay una diferencia entre ellas, porque
algunas personas sostienen que la existencia ética es la búsqueda de la
buena vida, y este es el fin último. La naturaleza (aristotelismo), otros,
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el placer o la comodidad (utilitarismo), otros, nos otorgan la capacidad


del hombre para fijar sus propias leyes (kantiano).

En una sociedad donde las percepciones del bien y el mal, la justicia y


la injusticia, la responsabilidad y la irresponsabilidad, etc. están tan
distorsionadas, no sabemos muy bien qué es lo correcto y lo que es
moralmente incorrecto. La ética es permanente, universal, objetiva y
nos oprime en nuestra vida cotidiana. Es lo que nos asegura que nos
estamos comportando correctamente, que podemos conocer y elegir
nuestros valores, y que tenemos la libertad de llegar a nuestros propios
estándares y juicios, mediante el uso de la razón. Hoy, como en otros
momentos de la historia, la moral se encarga de forjar personas
independientes, capaces de tomar sus propias decisiones, razonar y
darse cuenta del sentido que quieren dar a sus vidas. Como resultado,
somos criaturas capaces de dar forma al curso que tomaremos en
nuestras interacciones con nuestros vecinos, sus comunidades y su
entorno.

En definitiva, no existe una “ética de los años cincuenta” ni una “ética


de Grecia”, más bien ha estado presente y lo seguirá estando para la
sociedad. La ética hoy, mañana y siempre sirve para reconocer y valorar
la dignidad de la persona y la verdad, y sobre todo reflexionar sobre
todos los principios que guían el comportamiento humano.

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1. La ética sirve para forjar el carácter.

“El carácter es para el hombre su destino”. (Javier Gomá)

La palabra ética viene de la palabra griega “ethos” que quiere decir


“carácter”, y Adela comenta que partiendo de este significado vemos
que la primera tarea de la ética es forjar el carácter. La forja del carácter
es algo fundamental en cualquier rubro, porque sabemos que los seres
humanos nacemos con un temperamento, algo que no hemos elegido
sino que entra en esta “lotería natural” que nos ha tocado. Pero a lo
largo de la vida vamos tomando decisiones con base en
predisposiciones que es lo que forja el carácter. Para Adela Cortina no
existen las personas amorales, sino que todos cargamos con este
carácter moral que nos hace humanos, capaces de decidir y tener
conciencia. La crisis que se vive en la actualidad en varios lugares es
por la falta de la ética, la falta de la forja del carácter de cada persona.
Por eso es importante la ética, ya que está en nuestras manos la forja de
este carácter que va a repercutir en la sociedad en la que nos movemos
(familia, escuela, iglesia, seminario, etc.)

La ética no es algo subjetivo para Adela, ya que destaca que la ética no


es subjetiva sino que es intersubjetiva: se hace entre los sujetos, se hace
entre las personas. No se puede decidir individualmente que es lo bueno
y qué es lo malo, que normas son correctas y cuáles son incorrectas. El
mismo ser humano a lo largo de su historia ha ido dialogando y
descubriendo sobre que creemos que es lo más justo, lo mejor, que
creemos que es lo más oportuno: lo hacemos entre todos nosotros, es
una construcción conjunta. Si no si caeríamos en una subjetividad en la
que para uno es bueno robar o matar y para otros no y vamos dejando
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que cada quien viva como quiere, con una ética líquida y sin
fundamentos: Zygmunt Bauman comenta que en la posmodernidad, el
comportamiento ético correcto, antes único e indivisible, comienza a
evaluarse como «razonable desde el punto de vista económico»,
«estéticamente agradable», «moralmente adecuado». Las acciones
pueden ser correctas en un sentido y equivocadas en otro.

No solo es opinar que es lo que está bien o mal para mí, sino que
históricamente la humanidad ha llegado a conclusiones que nos permite
saber que unas cosas son buenas y otras son malas.

A lo largo de la historia, dos candidatos se han dado pautas para


construir un buen carácter: la razón y la felicidad. Y ambos crearon una
utopía, una utopía de justicia y una utopía de felicidad. Los humanos
estamos muy correctamente orientados en la creación del carácter en la
dirección de la justicia y también en la dirección de la felicidad. Y así
como los individuos y las organizaciones deben ser justos, todos deben
ser felices. Es indispensable creer que es importante la ética para poder
llegar a comprender nuestra realidad que para nada es utópica. Podemos
hacernos daño queriendo hacer el bien y viendo que nadie más lo
hace… o caemos en ese actuar que nos llevará a la injusticia y
posteriormente a la infelicidad. Por eso esta forja de carácter es una
forja de nuestra sociedad, ya que de ahí podemos regirnos conforme la
ley moral que siempre debería ir conforme a la ley natural que nos
define y determina como seres humanos, pero esta ley natural debe ser
entendida en su profundidad, porque para unos estamos condicionados
y otros podemos caer en un liberalismo que nos llevaría a todo menos a
ser felices. La ley natural, debería ser entendida como la ordenación

Miguel Alejandro [5] Sánchez Porras


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inscrita en la naturaleza del hombre y hace que este sea capaz de


gobernarse a sí mismo y tender hacia los bienes que son necesarios para
su perfeccionamiento integral como persona.

Entonces después de haber entendido esta necesidad de la persona de


forjar su carácter con todo y sus determinaciones, también con el fin de
un bien común con quien te rodea podemos afirmar que este libro va
conforme a la idea aristotélica de ética, que es la felicidad. No se puede
obtener la felicidad si nadie, aparte de la justicia, se preocupa por
satisfacer necesidades que no pueden considerarse justas, y nadie estaba
obligado a satisfacerlas antes. Las personas necesitamos sentido para
nuestra vida, consuelo, cariño, esperanza, y jamás esas necesidades
podrán ser protegidas con un derecho, ni corresponde satisfacerlas al
poder político ni al económico, sino a ese amplio mundo del
voluntariado, en el que se inscriben las familias, las escuelas, las
asociaciones y comunidades, formadas por personas que no entienden
su felicidad si no forma parte de ella ese otro, que es ya parte de mi
vida, que nadie me obliga a atenderle, pero yo me siento obligado,
porque hace mucho tiempo, que me sé ligado a él. Si no se descubre ese
lazo por el que nos sentimos obligados, la humanidad podrá ser un
mundo de hombres, pero no un mundo de seres humanos.

Miguel Alejandro [6] Sánchez Porras


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2. Ética o cosmética: solo maquillar para dar una imagen.


La ética en Adela no debe ser pura imagen, ya que esta forma de vivir
es incoherente. Aquí recordaba el sentimiento que tenemos cuando
aquella persona que era o es nuestro ejemplo o modelo a seguir
resultaba ser pura imagen, y eso termina dañando a la sociedad y
aquellas organizaciones que la constituyen como lo es la familia,
escuelas, trabajos, etc.
La forja de carácter que habla Adela en uno de los primeros puntos del
libro nos da una forma coherente de vivir. La cosmética en términos de
Adela Cortina sería un maquillaje que mejoran nuestro aspecto de
ejemplaridad, pero no es algo que nos transforme por dentro.
La transformación que debe de hacer la ética en nuestra vida debe de ser
interna con acciones externas que expresen concretamente nuestra
manera de vivir. No hay que descuidar el aspecto, Maquiavelo decía
“todos ven lo que pareces, pocos palpan lo que eres”; no sirve de mucho
tanto para la sociedad como para ti vivir una vida cosmética, de
apariencia, una vida que no es forjada mediante el carácter termina
siendo una persona infeliz. Recordando a Aristóteles podemos concretar
que la ética si nos lleva a la felicidad, pero es porque forja nuestro
carácter, un buen ethos. El forjarnos a nosotros mismos va a forjar una
sociedad justa para todos. ¿Cuántos sin forjarse hacen nuestra sociedad
añicos?
Personalmente fue uno de los conceptos que más me gustó…, ya que
habla de una interioridad, una intimidad ética, simplemente de una
opción de vida coherente que nos lleva a actuar de una manera feliz, de
una buena manera.

Miguel Alejandro [7] Sánchez Porras


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3. La solidaridad es un valor importante para que la humanidad


avance.
Adela en su libro habla sobre varios valores que pueden forjar una
buena sociedad. El valor que más rescato es la solidaridad en vista de
que nos ayudara a transitar del egoísmo estúpido a la cooperación
inteligente. Buscando el apoyo mutuo, no nos quedaremos en el
egoísmo que nos paraliza y divide como sociedad, sino que nos lleva a
pensar en el otro, salir de mismo y buscar así un bien común que
muchas personas consideran como un concepto utópico. Yo considero
que no lo es; y no es solo porque tengo esperanza en la humanidad por
lo joven que soy sino porque estoy seguro y hay muchos ejemplos que
en el interior de cada persona está el servicio: en unos que parece más
un activismo que servicio, en otros hay un servicio distorsionado y en
otros parece que ha sido enterrado para nunca resurgir (un
individualismo). Pero de que hay este sentimiento de servicio que nos
lleva a pensar en el otro y crear una solidaridad social, sí que lo hay.
Creo que el cambio se dará aplicando los dos temas antes mencionados:
la forja del carácter y la coherencia en nuestra forma de vivir, parece un
reto ante una sociedad líquida, sin valores, sin esfuerzo y sin respeto.
Pero hay esperanza en que la sociedad pueda darse cuenta de la
necesidad interior de vivir una buena vida, eso, eso nos puede llevar a
querer llevarlo a los demás y así crear una solidaridad social.
La solidaridad nos lleva a trabajar juntos, a buscar aliados en vez de ir
generando enemigos. Ya que el buscar el beneficio individual nos ha
llevado a dividirnos como sociedad en todos sus sentidos, ya que esto
genera pactos, clanes, sectas y más divisiones que terminan con
exclusiones sociales y desconfianza moral.
Miguel Alejandro [8] Sánchez Porras
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4. El núcleo del mundo moral consiste en reconocer, estimar, proteger


y empoderar a los seres que merecen ser reconocidos por valiosos
por sí mismos y, por lo tanto, tienen dignidad y no precio.
Aquí concuerdo con Adela por ser una de las posturas que defiendo: la
dignidad humana. Y cada vez que iba avanzando en el libro me
percataba que no sirve de nada una ética, sino que defiende la dignidad
de cada persona o mejor dicho, la ética por sí misma defiende, conserva
y trasciende la dignidad de la persona.
Ya que la ética nos enseña a degustar lo que es valioso por sí mismo,
para estrechar el vínculo con todos aquellos que son dignos de respeto y
compasión. Esto suena muy bonito, pero, ¿En realidad la ética nos lleva
a esto? La ética de alguna u otra manera es reconocida (pero si no es
reconocida no es excusa para no obrar éticamente), este reconocimiento
es porque en verdad no existe un individualismo que nos determina, es
decir, que estamos determinados a solo pensar en nosotros mismos,
sino, que nosotros nos determinamos seres aislados. Pero desde el
principio de la humanidad no ha sido así, estamos hechos para
vincularnos con el otro. Este mutuo reconocimiento nos lleva a
reconocer al otro igual de humano que yo, igual de digno, a pesar de
que tengamos diferentes formas de pensar, creer, o hasta la misma raza,
no dejamos de estar vinculados por esa dignidad que poseemos por el
simple hecho de ser humanos. La compasión es un valor que nos llevará
a poner los pies sobre la tierra y no guiar nuestra ética solo con los
sentimientos sino con la razón. Una razón que nos dice que tenemos que
valorarnos dignamente y, así, a los otros.
Parece que la dignidad hoy en día tiene que ser ganada u otorgada, pero
no lo es así. Todos somos seres dignos simplemente por ser humanos, y
Miguel Alejandro [9] Sánchez Porras
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aun así esta afirmación pareciera vacía y sin trascendencia. Tenemos las
capacidades que los seres humanos utilizamos para dignificarnos y si
aún tenemos duda, tenemos el reconocimiento del otro.
Pascal decía que el hombre es una caña, la más débil de la naturaleza;
pero es una caña pensante. No hace falta que el universo entero se arme
para aplastarlo: un vapor, una gota de agua basta para matarlo. Pero
aunque el universo lo aplaste, el hombre sería todavía más noble que lo
que lo mata, puesto que sabe que muere y el poder que el universo tiene
sobre él; el universo, en cambio, no lo sabe.
La ética debe siempre estar sustentada en este punto, en la búsqueda del
reconocimiento y protección de la dignidad humana, una dignidad
reconocida e intrínseca. Si faltase ese respeto moral a la dignidad de la
persona se daría una situación de injusticia y me atrevería decir que es
la raíz de la injusticia.
5. Cuando alguien nos ve actuamos mucho mejor: Conciencia o
reputación.
“Nos las arreglamos mejor con nuestra mala conciencia que con
nuestra mala reputación” (Nietzsche)
Aquí reflexionaba en la opinión que nos desvela nuestra conciencia y
la valoración que nos dan los demás. Con razón Nietzsche hablaba
que a las personas les importa más la reputación que lo que ellos
piensan acerca de sí mismos. Cuando debería de ser algo inseparable.
Cada persona se forma un juicio y toma decisiones que se van
definiendo con nuestra forja de carácter. Pero hoy vivimos en el
mundo de las apariencias, de la reputación, que ojo, no es malo, pero
no lo es todo. Nuestra verdadera preocupación debería de ser con

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nuestra formación de conciencia, una formación que debería de ser


libre. De hecho la libertad en la ética toma una gran importancia, ya
que van interconectadas: la ética nos sirve para recordarnos que cada
persona es libre de tener una vida propia (libertad con
independencia).
Todos debemos ser protagonistas de nuestras propias vidas, sin
renunciar al derecho a ser libres para elegir, por nuestro bien y por el de
todos. Por eso es esencial formar la conciencia personal a través del
diálogo, nunca a través del monólogo, ni siquiera solo a través del
diálogo con el grupo cercano, sea familiar, étnico o nacional. Somos
humanos y nada de lo humano nos puede resultar ajeno, el diálogo ha
de tener en cuenta a cercanos y lejanos en el espacio y en el tiempo
6. Si una sociedad funciona éticamente genera confianza, se ahorraría
mucho dinero, tiempo y sufrimiento humano.
"De poco sirve tener una sociedad con leyes, elecciones y mercados si
los ricos y poderosos no se comportan con respeto, honestidad y
compasión hacia el resto de la sociedad y hacia el mundo" (J. Sachs).
La ética es una de las herramientas que propone Adela Cortina para
poder enfrentar el sufrimiento generado por el mismo humano.
Ya que nos ayuda a abaratar costes y crear riqueza: Se afirma que la
ética es rentable y que un mundo basado en "la confianza", "la
transparencia" e invertir en lo que vale la pena (priorizar), nos
permitiría ahorrar en dolor, sufrimiento y también en dinero.

7. Los seres humanos no somos individuos aislados; somos individuos


en relación con la responsabilidad de conjugar la justicia y la
felicidad.
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Aquí entra uno de los objetivos de la ética: el bien común. Para esto es
necesario comprenderse como un ser humano en relación, inserto en
una sociedad en específico con diversidades de personas pero con la
misma dignidad. Vivimos hoy en día en un querer que todos seamos
iguales. Pero, no están mal estas diferencias que tenemos los unos con
los otros, de hecho eso es lo que nos hace parte de una sociedad, que le
podemos otorgar algo con nuestra forma específica de ser. No quiero
caer en un relativismo en el que todos podemos creer y sentir lo que
queramos y así caer en una subjetividad, sino en comprender la belleza
de la diferencia. Sería aburridísimo como dice Adela Cortina que todos
fuéramos iguales. La belleza de la ética es esa, poder convivir con los
demás que son diferentes que yo en ideas, razas, religiones,
nacionalidades, pero que tenemos en común que somos seres humanos
que aspiramos a vivir en bienestar. La base de la moralidad humana es
la cooperación, nos preocupamos de nuestro bienestar y del bienestar de
otros con los que nos relacionamos o socializamos. La conjugación de
la felicidad y la justicia será uno de lo que nos ayudará a poder
encontrar ese bien común que busca la ética. La justicia el día de hoy se
maneja por las exigencias interpersonales que nosotros conocemos
como derechos humanos. Aquellos estipulados después de guerras
mundiales que nos hizo ver como humanidad que nuestro peor enemigo
somos nosotros mismos, los humanos, y que necesitamos comprender
de lleno el valor de la persona para poder en verdad dar la oportunidad a
cada individuo a encontrar la felicidad. La felicidad es algo que no
puede ser impuesto, sino aconsejado, la felicidad es la búsqueda de la
libertad de cada persona por la plenitud.

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Los seres humanos necesitamos ser cuidadosos para sobrevivir y


estamos hechos para cuidar a nuestros semejantes (cercanos y lejanos),
pero no basta con poder, sino también hay que querer hacerlo.

8. ¿Para qué sirve realmente la ética?

Con todo lo ahora tocado nos podríamos cuestionar… ¿Y si todo eso de


la ética está muy bien, por qué la sociedad sigue igual?

La clave aquí es no universalizar, ya que no nos lleva a ningún


realismo. Creo que lo que pasa éticamente es que ha pasado a ser
aburrido y poco atractivo. Los medios de comunicación usualmente
solo nos muestran cosas negativas, pero eso no exenta de que hay
personas allá afuera haciendo o queriendo hacer las cosas bien. Hay
mucho que sacar de lo bueno en la sociedad y creo que hay que
esforzarnos en hacerlo.

Martin Luther King en uno de sus discursos más famosos nos habla
sobre el sueño… “Yo he tenido un sueño”. Todos tenemos sueños ¿Por
qué no estamos a la altura de nuestros sueños? Y como humanidad ¿Por
qué no buscamos estar a la altura de nuestros sueños como sociedad?

Las religiones nos quieren dar una explicación del por qué no llegamos
a eso, que es el pecado. En la filosofía, tratando de desligarse de toda
corriente dogmática no habla del mal radical, explican algunos filósofos
que los seres humanos estamos creados de una madera tan torcida que
no podemos hacer nada recto (caer en un determinismo).

Hoy en día se habla de que en el ser humano hay un gen egoísta,


postulado por Richard Dawkins. En el que el ser humano tiene un gen

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que lo hace pensar en sí mismo y todo lo demás demostrado por el ser


humano no sería ética sino lo que ya habíamos comentado, algo
cosmético.

¿No tenemos más remedios que ser egoístas?

Una respuesta la da Hamilton, que decía que existe en el ser humano un


“altruismo genético”. Que habla de que genéticamente solo cuidamos a
los más cercanos (familia, pareja, amigos, etc.) y es verdad que los seres
humanos no somos radicalmente egoístas sino que tenemos la capacidad
de cuidar a otros. Este altruismo genético según Hamilton si se puede
convertir en un egoísmo genético, y esto se puede convertir en
nepotismo. Algunos filósofos dicen que los seres humanos no
solamente somos altruistas con nuestros parientes, sino, que también
que estamos dispuestos a dar siempre que tengamos expectativa de
recibir.

En este punto era imposible para mí no pensar en la ética del evangelio,


la ética de Jesús de Nazareth. Un dar sin esperar recibir es lo que puede
romper ese gen egoísta que tenemos como seres humanos, es lo que en
verdad dignifica al hombre, ya que esta forma de vivir nos lleva a actuar
libremente y esta, esta es la ética más pura. Aquella que no está
determinada sino que es consciente, libre y llena de sentido.

Conclusión:

Adela Cortina que nos quiere explicar el rol que debe de tener la ética en la
sociedad actual, resaltando que ninguna sociedad puede funcionar si sus
miembros no mantienen una actitud ética… ayudándoles a ponerle nombre a
una de las causas de los muchos problemas que tenemos como sociedad que es
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la falta de ética en la sociedad, una sociedad que tiene seres humanos que son
morales, ya que ningún ser humano es amoral sino que es moral, porque posee
una conciencia. Lo que propone Adela en su libro es que hay seres humanos
que poseen con distintas alturas morales, por eso nos recuerda que debemos
concientizarnos en lo cara que sale la inmoralidad, ya que esa falta de ética en
la conducta de las personas con responsabilidad política y social, la sufren los
más débiles.
Este libro proclama que la ética "sirve", para darnos cuenta de que hay cosas
que dependen de nosotros, de nuestro comportamiento y nuestra conducta.Y
también para aprender, que es más prudente cooperar, que buscar el máximo
beneficio personal a expensas del sufrimiento de los demás.

Bibliografía y Referencias:

- Adela Cortina. (2013). ¿Para qué sirve realmente... LA ÉTICA?.


Madrid: Paidós.
- José Luis Aranguren, Ética, Obras completas, II, Trotta, Madrid, 1996,
cap. 2
- Aristóteles, Ética a Nicómaco, Instituto de Estudios Políticos, Madrid,
1970, I, 9, 1110a, 4-9, p.12.
- Nicolás Maquiavelo, El príncipe, Cátedra, Madrid, 1985, p.141.

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