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El contrato administrativo al igual que los contratos privados lleva en el texto del
contrato la duración del mismo ya sea de una obra o de la concesión de un servicio
etcétera; esto es lo que se conoce como la terminación del contrato, que puede darse de
distintas maneras, en este caso por mutuo acuerdo entre las partes o por decisión unilateral
de la Administración Pública etcétera.
Estos modos de dar por terminado los contratos administrativos son a saber:
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respecto a otra' >63 De esta obligación nace el contrato administrativo y obviamente cuando
esta es cumplida, el contrato no tiene para que seguir subsistiendo.
Por mutuo acuerdo.- El acuerdo entra las partes es una forma de extinguir las
obligaciones en general, es decir tanto en derecho privado como en derecho público. En los
contratos administrativos también se da esta opción desde un punto de vista que el acuerdo
extingue las obligaciones convencionales o legales nacidas de un contrato cuando existen
circunstancias ajenas a la voluntad de las partes, como es el caso fortuito o la fuerza mayor
y por esta causa no sea conveniente para los intereses colectivos objeto del contrato.
Por sentencia ejecutoriada que declare la nulidad del contrato.- Desde el punto de
vista que esta nulidad sea solicitada por la Administración, cuando en el contrato existieren
vicios de fondo o forma. La nulidad puede ser Absoluta o relativa.
Por declaración unilateral.- Se entiende que esta declaración unilateral es una facultad
del Estado para dar por terminado el contrato en caso de incumplimiento del contratista.
Esta terminación unilateral es la que en doctrina se ha denominado como cláusula
exorbitante y que dentro de nuestro derecho es obligatoria establecerla dentro del contrato.
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La doctrina establece también las formas de dar por concluido un contrato
administrativo y dice que estas formas son normales y anormales, estas últimas
características del contrato administrativo como es la terminación unilateral del contrato por
parte de la Administración Pública que no se da en los contratos privados.
Se opera por el cumplimiento de todas las prestaciones que configuran el objeto del
contrato administrativo o por la satisfacción de vida de las mismas, al vencer el término del
plazo contractual. Son normales porque lo buscado por las partes al celebrar el contrato, es
que el mismo se extinga una vez que se hayan satisfecho integralmente las prestaciones
convenidas dentro del período temporal acordado. La extinción normal de un contrato
administrativo por el vencimiento del pertinente plazo, plantea la cuestión de los efectos
jurídicos en el caso de que el cocontratante, no obstante ello, continúe desarrollando la
actividad objeto del contrato.
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virtud del principio del enriquecimiento sin causa. No podrá, en cambio, reclamar el
reconocimiento de los beneficios (utilidad) que pudo producirle la actividad contractual.
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Para la doctrina la extinción anormal se da en los siguientes casos:
Dentro de la teoría de los contratos en general, puede darse la revocación pero por
mutuo acuerdo entre las partes contratantes, de lo contrario sería inválida o ilícita, sin
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embargo, la Ley establece esta facultad a la Administración Pública para dar por terminado
el contrato unilateralmente sin que medie la opinión de la otra parte contratante.
Procede toda vez que el contrato es nulo de nulidad manifiesta, en razón de vicios que
afectan la competencia, forma u objeto del contrato administrativo. Tiene efectos
retroactivos.
Opera para el futuro y genera a favor del cocontratante el derecho a ser indemnizado
por daños y perjuicios irrogados por la extinción anticipada del contrato administrativo.
Una de las causas para dar por terminado el contrato anticipadamente en forma
unilateral por la Administración Pública es que el contrato administrativo afecte el interés
público o conveniencia estatal; nuestra legislación señala también esta causa.
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2. El objeto concertado resulta inadecuado para la satisfacción de la causa.
3. Cuando por razones de fin público, resulta conveniente que la prestación pase a ser
realizada por el Estado.
La revocación del contrato es una figura especial dentro de los que son actos
bilaterales; en Derecho Privado no sería oportuno revocar un contrato, puesto que la
revocación tiene carácter unilateral pero en aquellos actos unilaterales es decir cuando no
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incurre el interés de dos partes, sin embargo esta revocación es válida en actos
administrativos bilaterales como es el contrato administrativo y causa el mismo efecto que
la revocación en Derecho Civil particularmente.
3.2.2.4.- Rescisión
La rescisión del contrato quiere decir la anulación o invalidación del mismo; para
Cabanellas la rescisión del contrato es " Privar de se eficacia ulterior, incluso con efectos
retroactivos, a una obligación o contrato "6?
Para el mismo autor la rescisión del contrato es " La facultad de dejarlo sin efecto, en
virtud del precepto legal que a ello autoriza, o según cláusula estipulada por las partes"68
Para la doctrina la rescisión puede ser pedida por las dos partes contratantes igual que
si se trata de un contrato privado, pero la diferencia se establece en el procedimiento de esta
rescisión que viene a ser contenciosa administrativa.
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La rescisión existe también en materia civil o privada y opera para estos contratos
privados, sin embargo cabe de la misma manera en los contratos administrativos y tiene en
ambos el mismo fin; dar por terminado el contrato anticipadamente, aunque no de forma
unilateral en ninguno de los dos. Nuestra legislación no prevee la rescisión pedida por la
Administración Pública, deja esta posibilidad solo para el contratista en caso de que la
Administración Pública sea quien incumple sus obligaciones dentro del contrato.
Para la terminación del contrato por ya sea por caso fortuito o fuerza mayor, es
necesario que exista una situación externa, es decir que sea ajena a las intenciones de uno
de los contratista.
Cabanellas establece que el caso fortuito es " El suceso inopinado que no se puede
prever ni resistir ; mientras que el mismo autor dice sobre la fuerza mayor que es "Todo
acontecimiento que no ha podido preverse o que, previsto, no ha podido resistirse, y que
impide hacer lo que se debía o era posible y lícito "70
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del caso fortuito: si atañe a la persona, se está ante la fuerza"71. De todas formas es
aceptable mayoritariamente por la doctrina que cuando se refiere al caso fortuito se trata de
la imprevisible, y cuando se habla de fuerza mayor se refiere a lo inevitable.
La fuerza mayor y el caso fortuito son también causas de terminación de los contratos
civiles, y causan tanto en materia civil como administrativa la extinción de la cosa.
Esta causa es una extinción anormal puesto que se da por terminado el contrato
anticipadamente, auque no siempre implique la terminación del mismo pues puede darse la
simple suspensión de la obra por ejemplo.
Así como todo contrato nace por el acuerdo de partes expresado en el consentimiento,
esas voluntades pueden legítimamente extinguirlo de forma anticipada.
En Derecho todas las cosas se deshacen de la misma manera que se las hace, es por
esto que si el contrato administrativo nace de la voluntad de las partes independientemente
que una de estas voluntades sea de la Administración Pública, puede de la misma manera,
por mutuo acuerdo dejar sin efecto el contrato o una de la cláusulas del mismo.
3.2.2.7.- Renuncia
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La renuncia en términos generales es retractarse del contrato; para Cabanellas, la
renuncia es "Dejación voluntaria, sin asignación de destino ulterior ni de persona que
haya de suceder en el Derecho o función "72
Esta renuncia del contrato no existe en nuestra legislación, ya que el artículo 102 de la
Ley de Contratación Pública establece los modos de terminación de los contratos, que en
ningún momento menciona este tipo de terminación.
3.2.2.8.- Anulación.-
En nuestra legislación la nulidad debe ser declara primero por un juez ordinario, para
que posteriormente la Administración anule el contrato. Para la doctrina esta anulación del
contrato puede proceder igualmente por vicios en la contratación o por causas que afecten
al interés público, en este caso si la nulidad o anulación del contrato se retrotrae al
momento de la contratación, es decir que es retroactiva.
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3.3.- TERMINACIÓN UNILATERAL DE LOS CONTRATOS ADMINISTRATIVOS.-
• Cuando las exigencias del servicio público lo requieran o la situación del orden
público lo imponga.
• Por muerte o incapacidad física permanente del contratista, si es persona natural, o
por disolución de la persona jurídica del contratista.
• Por interdicción judicial o declaración de quiebra del contratista.
• Por cesación de pagos, concurso de acreedores o embargos judiciales del
contratista que afecten de manera grave el cumplimiento del contrato.
A este respecto, podemos decir que uno de los principios generales del derecho
es la igualdad entre las partes, principio consagrado en la Constitución de la
República también, dicho principio se lo ha adoptado particularmente en derecho
privado, haciendo que el Estado de esta manera se encuentre en una relación de
supremacía con los particulares y por esta razón sacando de vigencia a este
principio dentro del derecho público (Vg. La terminación Unilateral del contrato).
Este principio concebido como tal en los principios de la revolución francesa, no se
refiere a la igualdad social y económica de las personas particulares
específicamente, sino que va más allá se refiere a la igualdad jurídica.
Es por eso que se debe admitir otras formas de solucionar los conflictos que
nacen de estos actos administrativos unilaterales, tratando de disimular estas
diferencias y la mejor forma de hacerlo es permitiendo incluir en los contratos
administrativos una cláusula arbitral como primera opción para poner a las partes
contratantes dentro de un mismo nivel jurídico, con el fin de llegar a un acuerdo
más equitativo para ambas partes, auque sea en casos excepcionales.
El arbitraje en las sociedades primitivas surge con la ¡dea del tercero neutral, que
con su mediación resuelve las disputas al interior del grupo. Su raíz la encontramos en la
Ley del Talión cuya limitación estaría en la renuncia del individuo a solucionar sus disputas
con sus propias manos.
En esta etapa surge la confianza en el tercero imparcial que actúa bajo el impulso de
cumplir una especie de deber para solucionar controversias privadas. Este tercero imparcial,
siguiendo iniciales pautas, aplicaba su criterio personal para dirimir las cuestiones que le
eran sometidas a su conocimiento. En todo caso, el arbitraje no investía un acto de decisión,
aunque configuraba una componenda entre las partes.
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El Derecho Romano acuerda confiar el arbitraje a hombres considerados rectos y
buenos. La Ley de las 12 Tablas y el Derecho Pretoriano, contenían normas sobre Arbitraje
iniciando una etapa en la formación jurídica y orgánica del arbitraje, mediante regulaciones
en las funciones del árbitro y sus responsabilidades, así como el carácter del laudo arbitral y
diversos aspectos elementales sobre el compromiso.
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internacional, tales como la Cámara de Comercio Internacional de París, la American
Arbitration Asociation, y la Comisión Interamericana de Arbitraje Comercial, Sus
reglamentaciones tienen reconocimiento en convenios internacionales y contribuyen con
servicios y prácticas arbitrales a la efectiva solución de disputas que se presentan en el
comercio internacional
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(personas totalmente ajenas al conflicto planteado), decide el conflicto, mientras que en la
conciliación, el conciliador sólo es un facilitador, un procurador de una solución transversal
la cual depende de la voluntad de las partes y no del conciliador.
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Para Patricio Aylwin Alzócar el arbitraje es "aquel a que las partes
concurren de común acuerdo o por mandato del legislador y que se verifica ante
tribunales especiales, distintos de los establecidos permanentemente por el Estado,
elegidos por los propios interesados o por la autoridad judicial en subsidio, o por
un tercero en determinadas ocasiones. "75
Para finalizar Miranda establece que el arbitraje es: "Una contienda entre
partes sometida voluntaria o forzosamente al conocimiento y resolución de terceros
elegidos por ellos o por la autoridad judicial en subsidio. "7S
" a).- Tiene origen contractual por cuanto supone un pacto o convenio entre las partes
para sustraer la controversia que las divide déla competencia de los tribunales
permanentes y someterla a la decisión de un tribunal arbitral;
b).- Es un verdadero proceso por cuanto una controversia entre las partes puede ser
sometida a la resolución de un tribunal, y
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El resto de tratadistas que señalan sobre el tema coinciden en caracterizar al
arbitraje déla siguiente manera:
Existe otra parte de la doctrina que establecen las características del arbitraje desde
el punto de vista procesal, es decir que lo caracterizan dependiendo de la rapidez del
proceso y las ventajas que tiene este frente a juicio ordinario, de esta manera se puede
decir que el arbitraje reúne las siguientes características:
2.- Especialización en la materia.- Las partes pueden escoger a árbitros conocedores, por
razón de su profesión o del cargo que ocupan, de la materia controvertida.
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usuarios del producto o servicio, los proveedores, las instituciones financieras y el público
en general.
4.- Eficacia.- En caso de incumplimiento, el laudo arbitral puede ser objeto de ejecución
forzosa, al igual que una sentencias judicial.
E1 arbitraje es un modo de solución del conflicto que surge de acuerdo entre las
partes por el cual un tercero ajeno a ellas y desprovisto de la condición de órgano judicial y
que además actúa con arreglo al mandato recibido (compromiso arbitral), resuelve la
controversia.
Con respecto a la naturaleza jurídica del Arbitraje, existen tres teorías que son:
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Redenti, que forma parte de los tratadistas que defienden esta doctrina establece:
"La opinión predominante en cuanto al acuerdo fundamental entre las partes, sobre el
cual se ha fijado la atención de los estudiosos, es que el mismo tiene los caracteres de un
contrato según el Código Civil, pero con objeto y contenido procesales "80; este tratadista
expone la naturaleza contractual de la relación de las partes con los árbitros, pero otros
doctrinarios, como Vocino, establecen la negación del carácter contractual, por cuanto
configuran la relación de las partes con los árbitros anteriormente dicha, como relación
jurídico-publicistica.81
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"si bien es cierto que el arbitro deriva su poder el compromiso o acuerdo e la partes en lo
que se pudiera asimilarse al mandatario, sin embargo, desempeña su función como juez y,
como tal, es independiente y autónomo; solo tiene en cuenta los intereses de la justicia y
profiere su fallo en derecho o en equidad, pero en forma independiente y sin otras
consideraciones que su conciencia y la Ley Así, pues, los árbitros tienen función
jurisdiccional y sus laudos poseen el carácter de verdaderas sentencias. "82
Sólo tiene en cuenta los intereses de la justicia y dicta su fallo en derecho o equidad,
pero en forma independiente y sin otras consideraciones que su conciencia y la Ley.
Esta tesis o teoría es explicada por Carnacini, quien señala que: "entre estas dos
diferentes tesis, jurisdicionalista y privatistica, se había situado una tercera, que ha la
primera le oponía la objeción de no tomar en cuenta que el laudo sin el decreto de
ejecutoriedad no es sentencia ya que le falta no solo la eficacia ejecutiva, sino también y
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sobre todo la obligatoria, y que reprochaba a la segunda que no distinguía entre
intensidad y naturaleza déla función desplegad por los arbitros, ya que, si indudablemente
el poder de ellos sería menos pleno que el de los jueces ordinarios, como subordinada que
estaba la eficacia del laudo a una homologación, en cambio, la naturaleza de la función
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sería siempre la misma". Por consiguiente según esta doctrina el compromiso arbitral es
una prolongación de la jurisdicción, ya que a más de impedir un juicio ante un juez
ordinario, produce una relación procesal, en virtud de la cual se encarga la resolución e
conflicto a árbitros.
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Al contrario de Carnelutti, Redenti establece que: "Esta construcción, por lo demás,
no nos parece que refleje fielmente la realidad del fenómeno, ya que es característico de
los actos unilaterales, como actos de voluntad, el ser autónomos en su formación, de
manera que la convergencia se referiría solo a su éxito o a su desembocamiento. En
cambio, en el caso del compromiso o de la cláusula, es la formación mismo del
pensamiento y de la voluntad de las partes singulares la que viene de ordinario a
consecuencia de discusiones, determinaciones e influencias recíprocas, de manera que el
iniden placitum ac consensus es la manifestación final de una voluntad ya concorde y, por
así decirlo, unificada, fruto de aquel proceso formativo en que todas las partes han
concurrido y colaborado. "86
Esta doctrina resulta ser una posición intermedia, consideran que la solución
brindada a una materia sometida al arbitraje es de naturaleza mixta, se cuestiona si el
arbitraje es un juicio en el sentido estricto y si el laudo arbitral configura una sentencia.
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3.4.3.- Clases de Arbitraje.-
La doctrina determina las siguientes clases de arbitraje, que reunido del criterio de
algunos tratadistas puede resumirse en los siguientes:
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el lugar y la sede del mismo, nombran libremente a los árbitros y controlan su
tramitación sin recurrir a ninguna institución.
Institucional.- permite que los árbitros puedan ser nombrados de una lista que
presenta el organismo de arbitraje. Los servicios administrativos son
proporcionados por la institución con cargo a un pago. El desarrollo del arbitraje se
plasma mediante un reglamento sin injerencia del Centro de Arbitraje.
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Una ventaja adicional del arbitraje en equidad es que permite combinar experiencias
cuando las partes deseen realizar su arbitraje ante un colegio arbitral compuesto por tres
árbitros, mientras que en Derecho los tres tendrían necesariamente que ser abogados en
ejercicio.
Para concluir con el tema del arbitraje, cabe señalar que la Ley de Arbitraje y
Mediación establece que solamente pueden arbitrarse las controversias susceptibles de
transacción, existentes o futuras.
Por su parte, la Ley Orgánica de la Función Judicial establece que puede decidirse
por árbitros sólo las controversias sobre bienes o derechos, que siendo renunciables pueden
transmitirse por actos entre vivos.
Sin embargo nada dice la Ley sobre la imposibilidad de arbitrar en materia pública,
actualmente la Ley de Contratación Pública Ecuatoriana acepta el arbitraje en materia de
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contratación, puesto que por esencia del contrato a ser transaccional, es susceptible taimen
la transacción o aplicación del arbitraje en cualquier conflicto que puede darse el la
ejecución del contrato.
Hay que distinguir aunque buena parte de la doctrina les da el mismo tratamiento lo
que es cláusula arbitral y compromiso arbitral; de manera muy general, la cláusula arbitral
es aquella contenida en un contrato o en un acto posterior, por la cual se establece que las
controversias que surjan entre las partes deberán dirimirse enjuicio arbitral; mientras que el
compromiso arbitral el acto jurídico bilateral, cumplido en virtud de una disposición legal,
cláusula compromisoria o voluntad de las partes, en el cual se establecen los detalles
relativos a la sumisión de un asunto a la jurisdicción arbitral.
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Cláusula en el lenguaje común es toda disposición de un contrato, por esta
razón, se entendería como cláusula arbitral aquel convenio celebrado por las partes
antes de la existencia de un conflicto y que integra un contrato principal; según
Redenti:87 "La cláusula compromisoria aparece a su vez como un acto accesorio o
accidental a otro contrato principal con que las partes contratantes convienen en
encomendar y encomiendan a una o más personas distintas el encargo de decidir las
controversias que pueden surgir entre ellas"
En derecho, los actos se deshacen de la misma manera en que se los hace, es por
esto que la cláusula arbitral es susceptible de renuncia. En la Cláusula arbitral
consta la voluntad de las partes y esta a su vez debe constar por escrito, es así que
se puede renunciar por escrito expresando la voluntad mutua de las partes de dejarlo
sin efecto. Otra forma de renunciar a la cláusula arbitral es cuando una de las partes
presenta una demanda ante un juez ordinario contra la otra parte y esta a su vez, en
las excepciones, no establece la existencia de dicha cláusula.
Estas dos causas que señala la ley ecuatoriana para la renuncia de la cláusula
arbitral, tiene como consecuencia que las partes puedan someter su conflicto a la
decisión de jueces ordinarios, mediante los procedimientos determinados en el
Código de Procedimiento Civil.
A1 iniciar hablando sobre el Arbitraje, había dicho que este es un método alternativo
de conflictos aplicado indiscutiblemente en asuntos civiles y comerciales que poco a poco
fue expandiéndose al ámbito internacional.
El mundo jurídico del derecho público, por su parte, obedece a otros principios y
orientaciones los cuales, de primera mano, resultan antagónicos a la intromisión de la
justicia impartida por particulares. El principio de la soberanía estatal se yergue en el
principal obstáculo a lo que se denomina el juicio arbitral público o mixto, entiendo por tal,
aquella técnica procesal mediante la cual se defieren los conflictos surgidos entre un
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particular, nacional o extranjero frente a una entidad estatal, gubernamental o de derecho
público, a la decisión de árbitros.
1. LA OMISION NORMATIVA
Dentro de este grupo se pueden situar, igualmente, aquellos países en cuyo derecho
interno se guarda silencio sobre la procedencia del arbitraje administrativo, pero en cambio
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se regula de manera indirecta el arbitraje administrativo internacional a través de la
suscripción de tratados bilaterales y multilaterales, trayendo como consecuencia un
desafortunado trato diferencial entre el arbitraje doméstico y el internacional.
Puede afirmarse, sin lugar a exageración, que siendo el arbitraje una institución
nacida en el seno del derecho privado, la jurisprudencia comparada se inclina por la teoría
que sostiene que el arbitraje administrativo es de carácter excepcional, razón por la cual
necesariamente se requiere disposición normativa que lo consagre expresamente.
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2. LA PROHIBICION EXPRESA
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La Ley Chilena no permite el arbitraje en aquellas causas en que deba ser oído el
agente del ministerio público.
Las posiciones jurisprudenciales transcritas son las más acertadas, sin embargo, al
momento de solicitarse el exequátur, es previsible que los tribunales domésticos no
permitan la ejecución y cumplimiento del laudo extranjero alegando que según la ley de ese
país, el objeto de la diferencia no es susceptible de solución arbitral; o en todo caso, que se
desconoce el orden público interno. (Esta causal está regulada expresamente en la
convención de NEW YORK, Artículo 5 numeral 2).
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3. LA CONSAGRACION EXPRESA
El artículo 1413 del Código Civil de Panamá permite el arbitraje mixto, siempre que
la institución estatal actúe como persona de derecho privado (No admitiría duda en
contratos estatales). El artículo 395 del Código de Procedimiento Civil de Costa Rica,
establece abiertamente el arbitraje frente a las controversias con el Estado, pero
requiriéndose una autorización previa de la asamblea legislativa o del poder ejecutivo. El
artículo 4 de la ley 1770 de 1997 de Bolivia, consagra la capacidad estatal para suscribir el
convenio arbitral de manera plena, sin requerir autorización alguna, bastando que la
controversia verse sobre una relación jurídica patrimonial de derecho privado o de
naturaleza contractual. Por su parte, el artículo 51 del decreto 67-95 expedido en
Guatemala, admite la capacidad del estado y de las personas de derecho público, para
suscribir convenios arbitrales.
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utilización de los mecanismos de solución directa. Las autoridades no podrán establecer
prohibiciones a la utilización de los mecanismos de solución directa de las controversias
nacidas de los contratos estatales.
En la Legislación ecuatoriana se podría decir que hasta cierto punto existe una
declaración expresa déla Ley, cuando la Ley de Contratación Pública establece el arbitraje
en los procesos de contratación administrativa; sin embargo hace falta aún una aclaración
más exacta de la Ley para la aplicación efectiva del arbitraje dentro de esta rama del
Derecho, porque en mi criterio es la única forma de equilibrar la igualdad jurídica entre las
partes contratantes que a mi modo de ver esta muy resquebrajada en lo referente a la
contratación pública.
Por su parte, los tratados internacionales hacen un pobre aporte en la solución del
conflicto respecto a la validez del convenio arbitral administrativo, PUES EN SU
MAYORÍA SE LIMITAN A REGULAR EL ARBITRAJE COMERCIAL
INTERNACIONAL O A SEÑALAR LO REFERENTE AL TRÁMITE NECESARIO
PARA EL CUMPLIMIENTO O EJECUCIÓN DE LOS LAUDOS EXTRANJEROS, más
conocido como el exequátur. Es así como el PROTOCOLO DE GINEBRA de 1923 se
refiere exclusivamente a asuntos mercantiles. LA CONVENCIÓN DE MOSCÚ regula
específicamente relaciones de cooperación económica, científica o técnica respecto a
particulares o sujetos de derecho civil. LA LEY EUROPEA UNIFORME sobre arbitraje no
trata el asunto, como tampoco lo regula la LEY UNIFORME DE LA UNCITRAL.
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LOS CONVENIOS DE NEW YORK Y PANAMA se ocupan de la validez y
ejecución de laudos extranjeros, sin entrar o determinar si la convención se aplica a laudos
privados o administrativos. Sin embargo, LOS MISMOS CONVENIOS PREVÉN LA
NEGATIVA DEL EXEQUATUR, CUANDO LA LEY INTERNA O NACIONAL DEL
PAÍS EN DONDE SE PIDE LA EJECUCIÓN DEL LAUDO PROHIBA QUE EL
ASUNTO RESUELTO POR LOS ÁRBITROS, PUEDA SER SOMETIDO A
ARBITRAJE.
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transacción. Vistas así las cosas, es indudable que todo asunto de carácter patrimonial o
económico surgido de un contrato administrativo, es susceptible de resolverse por
arbitramento.
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La presunción de legalidad, la obligatoriedad y ejecutabilidad, han dado soporte
para que la doctrina universal afirme que el juez natural para desaparecer del mundo
jurídico el acto administrativo será el juez administrativo, de lo contencioso o especial, el
cual, naturalmente, forma parte de la rama jurisdiccional y permanente del estado.
Partiendo de esta afirmación, SE SOSTIENE QUE LOS TRIBUNALES DE
ARBITRAMENTO POR NO CORRESPONDER A LOS JUECES NATURALES,
CARECEN DEFINITIVAMENTE DE JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA PARA
OCUPARSE DE LA LEGALIDAD O ILEGALIDAD DE LOS ACTOS
ADMINISTRATIVOS CONTRACTUALES, debiendo limitar su examen y competencia, a
los aspectos meramente patrimoniales que se deriven de dichos actos contractuales.
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La premisa anterior, a mi juicio equivocada, desconoce varios principios universales
del juicio arbitral como son: La universalidad de la cláusula compromisoria, la autonomía
de cláusula compromisoria y la definición de su propia competencia, por el tribunal arbitral.
"La decisión del tribunal arbitral de que el contrato es nulo no entrañará ipso jure la nulidad
de la cláusula compromisoria." (Artículo 16)
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cuando se trate de dilucidar la legalidad o ilegalidad de los actos administrativos
contractuales. Si el legislador, al establecer el arbitraje mixto, no establece límite alguno,
las partes son libres de suscribir un convenio arbitral amplio o restringido, de suerte que la
competencia arbitral viene a ser definida por el legislador o por las partes, cuando estos
expresamente determinen las excepciones o limitantes.
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Entonces, si el legislador de manera general otorga facultades a los árbitros para
pronunciarse sobre la nulidad, existencia o eficacia del contrato y del convenio arbitral, ya
no es posible afirmar que estas áreas son ajenas a la técnica arbitral.
Ahora bien, la facultad de que sea el tribunal arbitral mismo quien defina su propia
competencia, implícitamente está convalidando cualquier error de apreciación en que
puedan incurrir los árbitros al declararse competentes para pronunciarse sobre la legalidad o
ilegalidad del acto administrativo contractual, sin que dicho error de apreciación sea motivo
de anulación o nulidad del laudo. Claro está que LA LEY MODELO DE LA UNCITRAL
trae como remedio el auxilio judicial, para que sea la justicia ordinaria quien en últimas
defina si la competencia arbitral fue bien asumida, sin peijuicio de que dicha competencia
se purifique y permanezca pacífica, si el laudo arbitral es pronunciado antes de que el juez
ordinario profiera sentencia revocando la competencia arbitral.
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La verdad es que es imposible transitar y definir el aspecto patrimonial generado por
los actos administrativos contractuales, sin entrar a resolver primero la legalidad o
ilegalidad de dichos actos. Así por ejemplo, en un contrato de obra pública, la
administración, haciendo uso de su facultad de terminación unilateral, declara la caducidad
y le impone multas al contratista supuestamente incumplido. El tribunal arbitral, para
resolver lo referente a los efectos patrimoniales producidos por la terminación unilateral,
necesariamente debe entrar en el análisis de la legalidad o ilegalidad del acto administrativo
de caducidad. Si el acto administrativo se expidió ¡legalmente por falta de competencia,
falsa motivación o por violación de procedimiento, el tribunal deberá concluir su ilegalidad,
como requisito necesario para condenar a la administración en perjuicios. NO ES POSIBLE
UNA CONDENA PATRIMONIAL CONTRA EL ESTADO SIN QUE LOS ÁRBITROS
VERIFIQUEN Y CONCLUYAN QUE EL ACTO ADMINISTRATIVO GENERADOR
DE DICHOS PERJUICIOS ES ILEGAL, ARBITRARIO O NULO.
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En este punto, bien puede traerse a colación la teoría del filero por atracción
desarrollada en derecho administrativo para confirmar la competencia integral de la justicia
especial de lo contencioso, cuando en la comisión de un hecho ilícito que origina
responsabilidad estatal, haya concurrencia de culpas entre el funcionario público y un
particular. En este evento, aunque la conducta del particular debe ser juzgada por la justicia
civil, la jurisdicción contenciosa o administrativa asume competencia unificada, por
considerar que responsabilidad solidaria de los demandados es inseparable. Algo similar
ocurre con los actos administrativos contractuales; que al ser inseparables del contrato,
deben ser juzgados de manera unificada por el tribunal arbitral, aplicando de una manera
exacta el principio universal de la economía procesal y evitando de paso, posibles fallos
contradictorios: uno, del tribunal arbitral, que encuentre a la administración responsable
patrimonialmente partiendo de la base de la ilegalidad del acto administrativo contractual y
otro, de la justicia de lo contencioso, que confirme la legalidad del acto administrativo.
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Si estos tribunales supranacionales pueden pronunciarse sobre la legalidad o
ilegalidad de las leyes o decretos internos, los cuales por supuesto, forman parte del orden
público nacional; si además pueden definir la inaplicabilidad de actos administrativos de
carácter general, es innegable la competencia arbitral para tratar sobre la legalidad o
ilegalidad de actos administrativos
Sobre este último punto, el derecho público ecuatoriano contempla una extensión de
la figura del arbitraje que excede el ámbito señalado en la Ley de Arbitraje y Mediación,
para el arbitraje en las entidades públicas, en el Derecho Público ecuatoriano contempla el
arbitraje en temas adicionales a los contractuales, en unos casos para regularlo, en otras
para autorizarlo y en otras para descartarlo en forma expresa.
Este último caso, en que no se admite el arbitraje, se encuentra estipulado en el Acuerdo de
Cartagena, que prevé en su artículo 47 que "la solución de controversias que surjan con
motivo de la aplicación del ordenamiento jurídico de la Comunidad Andina, se sujetará a
las normas del Tratado que crea el Tribunal de Justicia".
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Comunidad Andina a ningún tribunal, sistema de arbitraje o procedimiento alguno distinto
de los contemplados en el presente Tratado. A nivel internacional, para el desarrollo de su
comercio con terceros países, el Ecuador ha aceptado la figura del arbitraje obligatorio. El
Ecuador se adhirió al Acuerdo por el que se establece la Organización Mundial de
Comercio (OMC). La normativa de la OMC incluye el entendimiento relativo a las reglas y
procedimientos por los que se rige la solución de las diferencias. El procedimiento
comprende: consultas, buenos oficios, conciliación y mediación; y resoluciones del Órgano
de Solución de Controversias (OSD).
Por último, debe recordarse que el acuerdo de paz convenido con el Perú,
contempló entre sus elementos definitorios el Pronunciamiento Vinculante de los Países
Garantes del 23 de octubre de 1998, que constituye un auténtico arbitraje de los países
garantes, conforme el Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro. La voluntad
de acudir al arbitraje y la conciliación para finalidades de arreglo pacífico de las
controversias con terceros países se encuentra ratificada en el Art. 4 de la Carta Política
vigente que ratifica en su numeral 3 el rol del derecho internacional como norma de
conducta de los Estados en sus relaciones recíprocas y "promueve la solución de las
controversias por métodos jurídicos y pacíficos.
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La Ley de Arbitraje y Mediación, es, bien entendido, una norma jurídica aplicable
principalmente al arbitraje en el derecho privado, pero aplicable también al Derecho
Público, por la expresa determinación de un par de disposiciones, que oportunamente se
discutirán en el presente capítulo. Se hace referencia al arbitraje y figuras afines como la
transacción en derecho privado solamente cuando es necesario para aclarar el alcance de
esta figura en el Derecho Público. En consecuencia, a pesar de la importancia que reviste el
arbitraje en las relaciones civiles y comerciales, solamente se discutirá su aplicación a las
relaciones contractuales del Estado y sus entidades con los particulares.
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