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Megaesófago
Los músculos del esófago no pueden impulsar los alimentos o el agua hacia el
estómago y como resultado se produce una retención en el esófago dentro de la
cavidad torácica. Esta patología puede tener diversas causas, manifestaciones
clínicas y opciones de tratamiento.
Causas
El megaesófago canino puede ser causado por diversas condiciones, se diferencian
2 tipos de megaesófago: congénito y adquirido.
Congénito
Se ha descrito en las razas Dogo Alemán, Pastor Alemán, Setter Irlandés,
Terranova, Shar-Pei y Galgo Inglés. Es una enfermedad hereditaria en los
Fox-terrier de pelo duro (autosómica recesiva) y en los Schnauzer miniatura
(autosómica dominante o penetración autosómica recesiva del 60%). También se ha
descrito una sospecha de enfermedad hereditaria en Boyero de Flandes. En los
gatos se ha observado una predisposición racial en la raza Siamesa y sus cruces
(Mingell, 2012).
- Anomalía del anillo vascular: El cuarto arco aórtico derecho persistente con
presencia de un ligamento arterioso izquierdo (o ductus arterioso) es la forma
más frecuente de anomalía del anillo vascular constrictor en perros (Helprey,
1979). En el desarrollo embrionario de los perros, el arco aórtico se desarrolla
a partir del cuarto arco aórtico izquierdo y la aorta dorsal izquierda. Además,
un vaso fetal, conocido como ductus arterioso, conecta la arteria pulmonar
con la aorta, permitiendo que la sangre se desvíe de los pulmones
inoperativos del feto. Después del nacimiento, el ductus arterioso se cierra y
su remanente estructural se conoce como Ligamentum arteriosum (AL)
(Nucci et al., 2018). Persistencia de Cuarto Arco Aórtico: La persistencia del
cuarto arco aórtico durante el desarrollo fetal puede resultar en
malformaciones esofágicas y cardíacas que predisponen al megaesófago
(Kamishina et al., 2013).
Otras anomalías vasculares menos comunes son: persistencia de la arteria
subclavia derecha o izquierda, doble arco aórtico, aorta dorsal derecha
persistente, arco aórtico izquierdo con ligamento arterioso derecho y arterias
intercostales aberrantes (Sánchez, 2019).
Adquirido
El megaesófago adquirido (MA) puede aparecer en perros y gatos de cualquier
edad. Sin embargo, en un estudio se observó un mayor riesgo en perros mayores
de 8 años y de razas pesadas, como Pastor Alemán, Golden Retriever y Setter
Irlandés (Minguell, 2012).
En la mayoría de casos se desconocen las causas, pero suele aparecer asociado a
algunas alteraciones neuromusculares sistémicas, como miastenia gravis,
botulismo, hiperadrenocorticismo, hipotiroidismo, polimiositis, dermatomiositis,
miopatía mioclónica, polirradiculoneuritis, moquillo, neuropatía axonal gigante
(Pastor Alemán), parálisis por garrapatas, intoxicación con plomo o talio, distrofias
musculares caninas y felinas, complejo parálisis-polineuropatía laríngea,
disautonomía, alteraciones en el almacenamiento de glucógeno, atrofia muscular
espinal (Minguell, 2012).
Signos Clínicos
Los signos clínicos del megaesófago en caninos son heterogéneos y pueden incluir
dificultad para tragar (disfagia), regurgitación, pérdida de peso, tos y neumonía por
aspiración (Noden & Williams, 2010). La regurgitación es un síntoma
particularmente prominente, con alimentos no digeridos siendo expulsados del
esófago de manera pasiva, sin el esfuerzo activo de la deglución.
Diagnóstico
El diagnóstico del megaesófago requiere un enfoque multifacético. Los métodos de
diagnóstico incluyen:
Tratamiento
El objetivo del tratamiento se basa en: Tratar la etiología primaria en caso de ser
identificada, disminuir la frecuencia de regurgitación, prevenir la sobredistensión
esofágica, evitar y tratar las complicaciones secundarias (como neumonía por
aspiración y esofagitis) (Sánchez, 2019).
- Manejo del Medio Ambiente: Elevar la cabeza del animal durante las
comidas y mantenerlo en posición vertical después de comer 20-30 minutos
puede prevenir la regurgitación (Daminet & Reusch, 2015).
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