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¿Qué es la axiología en ética?

La axiología es la parte de la ética que se refiere específicamente a la naturaleza de los


valores. A diferencia de las partes relacionadas con la moralidad y la justicia social, la ética axiológica
no se centra directamente en lo que debemos hacer. En lugar de ello, se centra en cuestiones de lo
que vale la pena perseguir o promover y lo que debe evitarse.
Para tener un mejor concepto se debe definir la axiología y la ética de manera separada. La axiología
es la rama de la filosofía que estudia los valores y cómo se producen en una sociedad.
La axiología busca entender la naturaleza de los valores y los juicios de valor. Está estrechamente
relacionada con otros dos campos de la filosofía: la ética y la estética.
Las tres ramas (axiología, ética y estética) tratan con el valor. La ética se ocupa de la bondad, tratando
de entender lo que es el bien y lo que significa ser bueno. La estética se ocupa de la belleza y la
armonía, tratando de entender la belleza y lo que significa o cómo se define.
La axiología es un componente necesario tanto de la ética como de la estética, porque se deben usar
conceptos de valor para definir “bondad” o “belleza”, y, por lo tanto, hay que entender lo que es valioso
y por qué.
La comprensión de los valores ayuda a determinar el motivo de una conducta.

Características de la ética axiológica.


La ética axiológica es un campo de estudio específico que presenta ciertos rasgos distintivos de sus
ramas familiares dentro de la filosofía.

Historia.
Alrededor del siglo V y parte del siglo VI a.C., era trascendental para los griegos estar bien informados
si se buscaba el éxito. Los filósofos emprendieron el reconocimiento de discrepancias entre las normas
y la moralidad de la humanidad. Así, se impusieron diversas ideologías para clasificar los valores y lo
que se consideraba virtud, a lo largo de los siglos.
Durante la época medieval, Tomás de Aquino distinguía entre las moralidades naturales y religiosas.
Esta concepción llevó a los filósofos a discriminar entre juicios basados en hechos y juicios fundados
en valores, creando una división entre ciencia y filosofía.
Con el desplome de la Edad Media, los valores se hicieron individuales, haciendo que los colegios
escépticos de pensamiento florecieran.

Objetivos ejemplificados.
Cuando los niños hacen preguntas como “¿por qué hacemos esto?” o “¿cómo hago esto?”, están
haciendo preguntas axiológicas.
Quieren saber qué es lo que motiva a actuar de una forma concreta. El padre dice que no tome una
galleta del tarro. El niño se pregunta por qué tomar una galleta del tarro está mal y discute con el padre.
El padre a menudo se cansa de intentar explicar y simplemente responde: “Porque yo lo digo”. El niño
dejará de discutir si valora la autoridad establecida (o si teme el castigo de desobedecer). Por otra
parte, el niño puede dejar de discutir simplemente porque respeta a sus padres.
En este ejemplo, el valor será la autoridad o el respeto, dependiendo de los valores del niño. La ética
axiológica plantea: “¿De dónde provienen estos valores? ¿Puede alguno de estos valores llamarse
bueno? ¿Es uno mejor que otro? ¿Por qué?”.

Teoría de valores: enfoque principal y general de la ética axiológica.


El término “teoría de valores” se utiliza en al menos tres maneras diferentes en filosofía.

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En un aspecto general, la teoría de valores es una etiqueta que abarca todas las ramas de la filosofía
moral, la filosofía social y política, la estética y a veces la filosofía feminista y la filosofía de la religión,
en fin, cualquier área de la filosofía que abarque algunos aspectos “evaluativos”.
De manera más precisa, la teoría de valores se utiliza para un área relativamente estrecha de la teoría
ética normativa, en particular, pero no exclusivamente, de preocupación para los consecuencialistas.
En este sentido, la teoría de valores es más o menos sinónimo de la axiología.
Se puede pensar que la axiología se ocupa principalmente de clasificar qué cosas son buenas y cuán
buenas son.

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Por ejemplo, una cuestión tradicional de axiología se refiere a si los objetos de valor son estados
psicológicos subjetivos, o estados objetivos del mundo.

Teorías específicas de la ética axiológica.


Valor instrumental e intrínseco.
Son etiquetas técnicas para los dos polos de una dicotomía antigua. La gente parece razonar de
manera diferente sobre lo que deben hacer (buenos fines) y lo que son capaces de hacer (buenos
medios).
Cuando las personas razonan sobre los fines, aplican el criterio de valor intrínseco. Cuando razonan
significa que aplican el criterio de valor instrumental.
Pocos cuestionan la existencia de estos dos criterios, pero su autoridad relativa está en disputa
constante.

Pragmatismo y bondad contributiva.


La ética pragmática es una teoría de la ética filosófica normativa. Los pragmatistas éticos, como John
Dewey, creen que algunas sociedades han progresado moralmente de la misma manera que han
logrado el progreso en la ciencia.
Los científicos pueden investigar la verdad de una hipótesis y aceptar la hipótesis, en el sentido de que
actúan como si la hipótesis fuera verdadera. Sin embargo, piensan que las generaciones futuras
pueden hacer avanzar la ciencia, y así podrán refinar o reemplazar (al menos alguna) de sus hipótesis
aceptadas.

Bienes hipotéticos y categóricos.


El pensamiento de Immanuel Kant (1724-1804) influyó mucho en la filosofía moral. Reflexionó en el
valor moral como una propiedad única y universalmente identificable, como un valor absoluto más que
como un valor relativo.
Él demostró que muchos bienes prácticos son buenos solo en los estados de los asuntos descritos por
una oración que contiene una cláusula “si”, por ejemplo, en la oración, “el sol solo es bueno si no vives
en el desierto”. Además, la cláusula “si” a menudo describe la categoría en la que se hizo la sentencia
(arte, ciencia, etc.). Kant los describió como “bienes hipotéticos” y trató de encontrar un bien
“categórico” que funcionara en todas las categorías de juicio sin depender de una cláusula de “si-
entonces”.

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Deontología: Ética y Antropología.
La deontología (del griego δέον, -οντος déon, -ontos 'lo que es necesario', 'deber' y -
logía 'conocimiento', 'estudio') es la rama de la ética que trata de los deberes,
especialmente de los que rigen actividades profesionales, así como el conjunto de
deberes relacionados con el ejercicio de una profesión. A su vez, es parte de la filosofía
moral dedicada al estudio de las obligaciones o deberes morales.
La deontología también es la teoría en ética normativa según la cual existen ciertas acciones que se
deben realizar, y otras que no se deben realizar, más allá de las consecuencias positivas o negativas
que puedan traer. Es decir, hay ciertos deberes que se deben cumplir más allá de sus consecuencias.
Para la deontología, las acciones tienen un valor en sí mismas, independientemente de la cantidad de
bien que puedan producir.
De acuerdo con la convicción de que hay acciones buenas o malas en sí mismas, se sigue el deber de
realizarlas o de evitarlas. Una acción puede ser moralmente correcta, aunque no produzca la mayor
cantidad de bien, porque es justa por sí misma. Sin embargo, las éticas deontológicas se vuelven cada
vez más sensibles a la necesidad de considerar las consecuencias globales de las acciones. Si, por
ejemplo, mediante una mentira se puede salvar una vida humana, un ético deontológico puede
reconocer una ponderación de los resultados de la acción. No obstante, en estos casos, se tienen en
cuenta las consecuencias de la acción y no el valor propio de la acción, por lo que queda suspendida la
deontología.
Los deontólogos son aquellos que consideran correcta una situación en la que más gente sea fiel a sus
convicciones, pero a la vez tiene que juzgar correcto hacer algo que irremisiblemente ocasionará que
más personas actúen incorrectamente.
Las éticas que pertenecen a este grupo se desarrollan a partir de un postulado humanista
antropocéntrico; con esto postulan una moral humanista, ilustrada, que actúa sobre la política y el
derecho. Esto orienta, presiona y critica; con la finalidad de fomentar una sociedad libre, democrática y
abierta.

Existen dos principales tipos de deontología:


 Deontología aplicada: nos habla de los deberes de la vida cotidiana, si se debe hacer o no
lo correcto en alguna situación.
 Deontología prescriptiva: determina el comportamiento con base en las reglas planteadas
o necesarias para la convivencia.
El término fue acuñado por Jeremy Bentham, en su obra Deontología o ciencia de la
moral, donde la define como la rama del arte y de la ciencia que tiene como objetivo actuar de forma
recta y apropiada, se refiere a la exposición de «lo que es correcto» y «lo que debería ser». Bentham
también considera que la base de este término se sustenta en los principios de libertad y utilitarismo.
Por su parte, Rossini establece la deontología no del ser, sino del deber-ser, es decir, lo que se debe
de ser para poder considerarse perfectos.
El término surge en el siglo XIX como una nueva forma de llamar a la ética, sin embargo, conforme fue
pasando el tiempo se le tomo como la ética aplicada a la profesión específicamente. Todas las
profesiones u oficios pueden contar con su propia deontología que indique cuál es el deber de cada
individuo, es por ello que algunas de ellas han desarrollado su propio código deontológico.
Las normas deontológicas son incomprensibles sin la referencia al contexto o grupo social en el que
son obligatorias. La obligación se circunscribe a ese grupo, fuera del cual pierden la obligatoriedad.
Bajo el ojo deontológico se considerará correcta una situación en la cual las personas estén siguiendo
sus convicciones, pero al mismo tiempo tiene que analizar si lo que hará provocará que más gente
tome decisiones incorrectas (hipócritas).

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Entre los éticos deontólogos cabe destacar a Immanuel Kant, William David Ross y Frances Kamm. De
acuerdo a Sebastián Kaufmann, uno de los principios más importantes de la ética normativa es el
imperativo categórico propuesto por Immanuel Kant:
«Obra sólo según aquella máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en ley
universal. Obra como si la máxima de tu acción pudiera convertirse por tu voluntad en una ley universal
de la naturaleza».
Para dicho imperativo una acción es moralmente buena cuando se funde en un principio con
cualidades de ser universalizado. Podemos tomar como ejemplo la acción de mentir, esta actitud es
generalmente inmoral pues si todos mintieran la confianza general dentro de las sociedades se
arruinaría y por consecuencia no es una máxima universalizable.

Origen y desarrollo del concepto.


La primera alusión al término deontología la hizo Bentham en su obra Science de la
Morale (París, 1832). Con ella quería dotar de su enfoque utilitarista al concepto ética. Ya Immanuel
Kant previamente (y antes Baruch Spinoza), aunque desde otra perspectiva totalmente diferente, había
separado la fe religiosa y la doctrina religiosa del debate filosófico y ético ("Crítica de la Razón Práctica"
en 1788 y "Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres" en 1785). El debate moderno se
imponía, y la ética dejaba de ser un asunto religioso o confesional, para pasar al ámbito de la razón
sustancial.
Con Bentham retornamos otra vez a la "racionalidad instrumental", y al debate pequeño no ontológico.
En "Deontología o ciencia de la moral" en el utilitarismo, busca crear una normativa del cálculo
meramente instrumental (opuesto a la racionalidad sustancial), con un mecanicismo casi matemático
con el que valorar los comportamientos por su utilidad. Ignorando el mundo de las ciencias naturales y
exactas, o sea el mundo de las leyes de Newton y su mecánica. Kant ejerció como físico antes que
filósofo, y siempre le dio gran importancia a la defensa de la mecánica newtoniana. Pero también es el
primero que separa discursivamente, aunque dentro de un mismo sistema filosófico, estas dos esferas
cognitivas (Spinoza tampoco lo hacía). Si no hay libertad no hay ética, y si hay sólo leyes físicas
necesarias (como en la naturaleza), pues no hay libertad humana posible, sino mera mecánica. De ahí
la importancia del sujeto, pero no como mero individuo, sino como el fundamento universal
trascendental. Kant pensó que las acciones humanas son intencionales, por lo que propone que las
acciones están basadas en la voluntad. Su visión es que a diferencia de los animales (voluntades no
racionales) la voluntad racional actúa de acuerdo a principios. El hecho de que el hombre pueda actuar
de manera intencionada lo hace candidato para poseer una buena intención, Kant lo denomina el
actuar del deber). El hombre tiene la libertad de elegir los principios conforme a los que va a actuar, lo
que lo convierte en un sujeto de la ley moral.
El mundo de la libertad (como posibilidad ontológica) es el mundo de lo humano, el mundo de la
autonomía, versus el mundo de la necesidad (el mundo de la heteronomía) que gobierna al mundo
natural. Obviamente la realidad no socialmente construida del ser humano, es construida con normas
generalmente heteronómicas (impuestas), y no se orienta a la autonomía, aunque ese es otro problema
político.
Sin embargo, el intento de Bentham por cambiar el contenido de la moralidad por un concepto más
“aséptico” y menos "valorativo", no logró esa transformación por el mero hecho de acuñar un nuevo
término. Es decir, aún hoy, cuando nos referimos al término deontología, seguimos obviamente,
relacionando está con la ética y/o la moral. Su herencia discursiva es recogida por el filósofo y
economista James Mill, y radicalizada por su ahijado, John Stuart Mill.
Bentham considera que la base de la deontología es el utilitarismo, lo que significa que los actos de las
personas se consideran buenos o malos en función de la felicidad global que puedan generar. Según
este marco filosófico, el fin de una acción debe ser conseguir la máxima felicidad para el mayor número
de personas. De este modo, toda acción que conduzca a ese fin, será aceptada como moralmente
correcta. Sin embargo, quién es o no feliz es otro debate; que además coloca en un nivel muy básico, y

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casi superficial, pre crítico para los kantianos, al discurso de Bentham respecto del complejo sistema
filosófico de Kant. Para algunos críticos de Bentham, este sólo cristalizaría en su utilitarismo una
determinada forma de pensar y buscar la felicidad caracterizada por cristalizar un estereotipo
antropológico propio del primer liberalismo burgués.
De acuerdo con Rosmini las ciencias filosóficas del razonamiento se dividen en dos clases. Por un
lado, se encuentran las ciencias que tratan a los entes como son, estas se llaman ontológicas; mientras
que las otras tratan a los entes como deben ser, llamadas deontológicas. Las ciencias deontológicas se
subdividen en deontología general y deontología especial, en donde ambas vertientes abordan la
perfección del ente. La deontología general se refiere a la perfección de los entes en general, como su
nombre lo dice, y la deontología especial se refiere a algún ente en específico.
¿Qué es aquello a lo que podemos denominar bien en sí o bien incondicional? En nuestro contexto
sociocultural actual, es la dignidad de cada persona, que debe ser admitida y garantizada jurídicamente
y defendida políticamente. La dignidad es aquello que debe constituir el núcleo principal de toda ética
filosófica y de toda deontología profesional que se precie.
Porfirio Barroso en el Diccionario de ciencias y técnicas de comunicación, define: “Ética es la ciencia
filosófico-normativo y teórico-práctica que estudia los aspectos individuales y sociales de la persona a
tenor de la moralidad de los actos humanos, bajo el prisma de la razón humana, teniendo siempre
como fin el bien honesto, la honestidad”. A partir de esta definición se deducen su:
Objeto
 Material: realidad que constituye el objeto de estudio. En ética es la persona, el ser y la
configuración virtuosa o viciosa que se dé a sí o cada uno a través de las acciones. Son
susceptibles de calificarse como éticas pues, las acciones humanas que son libres (dependen
de la voluntad de la persona);
 Formal: Punto de vista según el cual las acciones son calificadas como buenas o malas. Se
denomina moralidad y se basa en valores y normas.
Conocimiento
 Ciencia: aquello que se sabe de manera cierta y sus causas; doctrina ordenada que
constituye una rama particular del saber humano; La moral se puede justificar desde tres
perspectivas: la metaética (viendo qué son los juicios morales como juicios de valor), la ética
normativa y mediante la propuesta de unas reglas prácticas para la discusión, evitando el "todo
está permitido".
Metaética.
Con este término se designa al estudio sobre la significación, el sentido y la evolución
histórica de los conceptos éticos. En un principio se distinguen dos grandes grupos de teorías:
 Las cognoscitivistas o descriptivistas (dicen que podemos conocer la ética o moral en
términos de conocimiento verdadero).
Dentro de las descriptivistas, se distinguen las naturalistas (sostienen que los términos éticos describen
propiedades observables de las cosas); con el utilitarismo como ejemplo. Y, por otro lado, las teorías
no naturalistas (creen que los juicios de valor son verdaderos o falsos, pero las características de las
cosas no son observables por la experiencia); con el intuicionismo como ejemplo.
 No cognoscitivistas o no descriptivas (en las que no cabe conocimiento propiamente
dicho).
Dentro de las teorías no descriptivistas, puede encontrarse el emotivismo (que sostiene que con
afirmaciones morales no expresamos conocimiento, sino emociones con las que intentamos influir o
incidir en las emociones y comportamientos de los demás); y el prescriptivismo (que enuncia que al

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hacer juicios morales no describimos las cosas "que son", sino "las que deberían ser"; es decir,
expresamos imperativos, enunciamos normas).

Ética normativa.
Se distinguen las teorías deontológicas y teleológicas, y se incluye un tercer grupo: la
ética de la virtud. A grandes rasgos, exponemos las principales diferencias. Las teorías
deontológicas que tienen como concepto principal el "deber previamente establecido", están inspiradas
en Kant. Las teorías teleológicas se basan en las consecuencias, y su corriente principal es el
utilitarismo. Y, la Ética de la virtud se basa en las actitudes de las personas, con la corriente de
Aristóteles como base teórica.
Puede señalarse una serie de características que conforman la Ética de la virtud, según Aristóteles.
Para Aristóteles, el orden social en los modos de vida está directamente ligado con el orden natural de
los mismos. Aristóteles considera que, lo bueno es hacia lo que tienden las cosas de forma natural.
Dicho de otra forma, todo aquello que es natural es, según este autor, bueno.
Sin embargo, esta teoría no está libre de crítica. Es, precisamente, la absolutización de su postura la
que genera más desacuerdo, ya que no podemos probar, a ciencia cierta, que lo natural puro exista.
Por otra parte, muchas cosas de las que consideramos "naturales", nos vienen dadas por la cultura.
Además, no podemos olvidar el hecho de que la naturaleza evoluciona, no es estática, por lo que si
ésta es susceptible de cambio, lo bueno también se vería afectado.

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Propuesta intermedia.
La vía intermedia se basaría en una idea prescriptivista y también en una perspectiva deontologista.
Pero esto no significa que sea incompatible con otros puntos de vista. Es una propuesta teórica, a la
par que práctica. Sus principales características serían: un punto de vista moral, el diálogo, la
racionalidad práctica y la coherencia y universalidad (relacionadas con la idea de imparcialidad).
Pueden señalarse una serie de características que conforman la ética kantiana.
Kant, al definir la deontología, hace referencia al deber y a las obligaciones, no nos habla de una ética
relacionada con el porvenir del hombre, de sus objetivos o de sus aspiraciones en la vida, más bien,
enfoca la ética a una ética del deber, la cual establece pautas de comportamiento que se deben seguir
o leyes que regulan a los ciudadanos.
Se podría considerar como una ética independiente y formal si tenemos en cuenta que no ofrece
contenidos, no establece pautas para llevar una vida que se pueda considerar “buena" o “mala”.
Mencionar por último, su implicación con el criterio de capacidad de universalización, que posibilita
diferenciar entre máximas de tipo moral y las que no lo son.
Al igual que sucede con la teoría de Aristóteles, la teoría de Kant también es objeto de crítica:
En primer lugar, a Kant se le puede criticar que, al relacionar la ética con cómo deben hacerse las
cosas, está universalizando el concepto, porque presupone que todos debemos entenderla del mismo
modo. No obstante, la ética está ligada a la moral, y ésta también es particular a cada persona. Por lo
tanto, probablemente el deber, no es visto igual por todos.
En segundo lugar, Kant establece cómo hay que actuar, pero no nos dice si eso es bueno o no. La
ética no se refiere sólo a la forma, sino también al fondo de las cosas.
Por último, Kant olvida por completo el sentimiento humano, según él tenemos que actuar en base al
deber y no sobre la base de lo que de verdad queremos hacer. En este sentido, actuar conforme al
deber nos aleja de la felicidad.

Ética y moral.
Estos dos términos proceden uno del griego, êthos (carácter), y el otro del latín,
mosmoris (costumbre). Ambos tienen la misma raíz semántica y por tanto la misma
significación original. Por ello ética y moral, etimológicamente, se identifican y se
definen como la "ciencia de las costumbres". Sin embargo, con el tiempo ambos
vocablos han evolucionado hacia significaciones distintas.
El concepto de ética y el de moral están sujetos a diferentes usos dependiendo de cada autor, época o
corriente filosófica. Por este motivo es necesario identificar las características de ambos términos para
poder establecer las distinciones y semejanzas pertinentes.
La moral hace referencia a todas aquellas normas de conducta que son impuestas por la sociedad, se
transmiten de generación en generación, evolucionan a lo largo del tiempo y poseen fuertes diferencias
con respecto a las normas de otra sociedad y de otra época histórica. El fin último que persiguen estas
reglas morales es orientar la conducta de los integrantes de esa sociedad.
Por su parte, la ética es el hecho real que se da en la mentalidad de algunas personas, es un conjunto
de normas, principios y razones que un sujeto ha realizado y establecido como una línea directriz de su
propia conducta.
En ambos casos se tratan de normas, de percepciones, y de "deber ser". Sin embargo, moral y ética
presentan ciertas diferencias:

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Moral - Ética.
Nace en el seno de una sociedad y por tanto, ejerce una influencia muy poderosa en la conducta de
cada uno de sus integrantes Surge en la interioridad de una persona, como resultado de su propia
reflexión y su propia elección. Pueden coincidir o no con la moral recibida.
Actúa en la conducta desde el exterior o desde el inconsciente Influye en la conducta de una persona
de forma consciente y voluntaria.
Ejerce presión externa y destaca su aspecto coercitivo, impositivo y punitivo. Destaca la presión del
valor captado y apreciado internamente como tal. El fundamento de la norma ética es el valor, no el
valor impuesto desde el exterior, sino el descubierto internamente en la reflexión de un sujeto.
Por tanto, puede afirmarse que existen tres niveles de diferenciación:
 El primer nivel reside en la Moral, es decir, en las normas de origen externo que
condicionan la mentalidad del individuo.
 El segundo nivel en la ética conceptual, entendida como el conjunto de normas de
origen interno, personal y autónomo.
 El tercer nivel es la ética axiológica como conjunto de normas originadas en una persona
dada una reflexión previa sobre ciertos valores.
Mientras que la ética se apoya en la razón y depende de la filosofía, la moral se apoya en las
costumbres y la conforman un conjunto de elementos normativos, que la sociedad acepta como
válidos.
Emmanuel Derieux sostuvo que, gracias a la deontología, la ética profesional adquiere un
reconocimiento público; y es que la moral individual se hace trascendente en el campo de la profesión.
La deontología surge como una disciplina que se ocupa de concretar normas en el ámbito profesional
para alcanzar unos fines.

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Ética profesional.
Definición "Deontología" equivale a "tratado o ciencia del deber" constituido por los
vocablos griegos “deontos” (), genitivo de “déon” (), que significa deber y
logos, equivalente a "discurso tratado" fue empleado por vez primera por el filósofo
inglés, de la escuela utilitarista, Jeremías Bentham, la que expone "de lo que es
correcto", "lo que debería ser" tanto a nivel privado como público. La Deontología
actualmente se remite, fundamentalmente, al estudio de los deberes que surgen en el desempeño de
profesiones las cuales son consideradas de interés públicos, los cuales requieren un vínculo con el
cliente. También aporta desarrollo profesional una perspectiva de exigencias éticas objetivas, radicadas
en el ser humano, su dignidad y en la naturaleza y función de su profesión se encuentren codificados o
no estos deben ser respetados.
Por lo tanto La ética Profesional, es la conciencia moral de todo ser humano este sirve de motor, freno
o dirección esto depende de los casos al momento de actuar, lo que permite no incurrir en conductas
equivocadas en su comportamiento profesional, la ética no solo regula lo que debe hacer o no, sino,
también cómo debe hacer. El proceder bajo las normas éticas permite resolver tales situaciones sin
choques de conciencia.
Debido a una evolución se confunde ética con moral pero existe una gran diferencia. La moral; enseña
reglas a seguir para hacer el bien y evitar el mal. En cambio la ética; es “Aquella parte filosófica que
trata de la moral y de las obligaciones del hombre”. Por lo que se requiere que los profesionales
cuenten con el sentido de profesión debido a que esta busca realizar un bien o finalidad. Algo
indispensable para la vida social.
Para su realización exige el cultivo de hábitos o excelencias por parte del sujeto y la acción que realiza,
por último la actividad profesional no es una actividad aislada sino comunitaria por lo que es importante
que el profesional ofrezca un servicio justo y realización de una buena labor, es lo que corresponde y
resulta un bien para los clientes.

Deontología y el consecuencialismo.
El consecuencialismo, es una teoría ética que sostiene que el valor moral de una
acción viene determinado únicamente por sus efectos. Desde esta perspectiva, el operador
del tranvía estaría moralmente justificado si desviara el tranvía por la vía en la que sólo hay una
persona, ya que provocaría el menor número de muertes.
La deontología, por su parte, es una teoría ética que sostiene que el valor moral de una
acción viene determinado por su adhesión a una regla o principio, independientemente
de sus consecuencias. Desde esta perspectiva, sería moralmente incorrecto que el conductor del
tranvía decidiera sacrificar a una persona para salvar a las otras cinco, porque violaría el principio
moral de que está mal matar a un inocente.
La deontología y el consecuencialismo son tipos de teorías éticas. Ambos modelos éticos suponen
concepciones distintas sobre lo "bueno" o el valor moral. La deontología está basada en principios para
la acción, en las obligaciones que caen sobre un agente moral (por ejemplo, decir la verdad), mientras
que el consecuencialismo busca dar respuesta al valor moral en las consecuencias de una acción
moral (por ejemplo, un mayor beneficio o placer para muchos).
Durante los últimos cuarenta años el consecuencialismo ha evolucionado a tal grado que hoy comparte
rasgos importantes con teorías deontológicas; sin embargo, existe una divergencia inevitable entre los
dos. Esta disparidad se observa en las dimensiones genuinas de la razón práctica humana.

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El problema planteado por el dilema es en realidad un experimento mental utilizado para explorar
distintas teorías éticas, como el consecuencialismo y la deontología, y para generar debate sobre los
principios morales que guían nuestras acciones.

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Teoría de la acción: necesidad, azar y libertad.
Idea de acción.
Cuando se habla de acción, normalmente se piensa en qué hacer ante determinada situación; sin
embargo, la cuestión no es tan sencilla, ni se limita a eso. Muchos buscan explicar las acciones por
las causas que las originan, mientras otros lo hacen mediante sus consecuencias.

En general, actuar debería ser, en principio, el resultado de algo más que un porque sí, pero, como
personales, no todas nuestras acciones son fruto de decisiones sino, en muchos casos, de
obligaciones o hasta de situaciones inesperadas. Es difícil saber siempre qué hacer, sobre todo si nos
cuesta trabajo imaginar los efectos o alcances de nuestras acciones o si consideramos que no nos
conviene hacer tal cosa, puesto que sus consecuencias pueden resultar adversas o poco favorables
para nosotros mismos o, incluso, pueden llegar a afectar a los demás. Ello entraña asumir el
compromiso de yo lo hice, pero pocos encaran costos negativos de una acción; sólo se reconoce ser
su autor cuando existen beneficios a cambio: un aplauso o un premio.

¿Qué elijo?
En otras circunstancias, quizá más especiales, se cree que se actúa sin pensar: “tuve que hacerlo
porque no me quedó de otra”. Al parecer, no se podía elegir ni escoger porque no había propiamente
opciones. Por ejemplo: “¿Salvo a mi esposa o a mi hijo? Pues mi auto está a punto de explotar y el
tiempo sólo me alcanza para rescatar exclusivamente a uno de los dos”.

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Otra consecuencia de este tipo de situaciones es la indecisión agravada por la angustia, la cual
conduce inexorablemente a no actuar y quedar paralizado por los reproches venideros, verbigracia,
“por qué hice esto y no lo otro”.

Entre las teorías sociológicas racionales en la materia algunas se fundamentan en la acción


individual. Talcott Parsons expresó: En la acción está contenida toda la conducta humana en la
medida en que el actor le asigna un sentido subjetivo (sentido mentado)
La esencia de una teoría de la acción es la descripción adecuada de las motivaciones y de las causas
que promueven la acción social. No toda teoría sociológica la ubica como la variable de mayor
relevancia. Este tipo particular de teoría sociológica se ha de vincular necesariamente a la Psicología
social y por ello ha de utilizar, en forma implícita o explícita, el concepto de actitud.
A modo de ejemplo se resume brevemente por ser una teoría representativa del caso considerado, a
la propuesta por Talcott Parsons y colaboradores. Tanto las funciones a cumplir por la teoría, las
variables relevantes y los fundamentos psicológicos, han sido extractados a partir del libro de Parsons
y colaboradores citado abajo.

Según Aristóteles.
La necesidad se interpreta en el sentido de que algo es necesario si no puede ser de otro modo. Se
puede entender de dos maneras: como necesidad ideal o lógica, cuando expresa el encadenamiento
y sucesión entre ideas (una como consecuencia de otra); o bien, como necesidad real, expresada en
la serie de causas y efectos que explican las cosas como los sucesos del mundo.

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Al respecto Kant...
Plantea la necesidad, se oponía a la contingencia y tenía que ver con que algo tuviera conformidad
con lo real, siendo determinada tal concordancia por la experiencia. Más tarde, y esa tendencia
continúa hasta la actualidad, el tema de la necesidad se trató al lado del problema de la libertad, en la
medida en que lo necesario es algo que no podemos cambiar y que nos determina; en cambio, hay
cosas que sí podemos escoger por el solo hecho de quererlas: se puede cambiar de apariencia, pero
no dejar de ser hombre en el sentido rígido del término sino sólo en el metafórico.
Esquema de la relación de necesidad y libertad según Kant La necesidad según Kant.

Sobre decidir.
Ante la pregunta, “¿hay cosas que necesariamente tengo que hacer/que no es conveniente evitar/que
no me queda de otra/que tengo que hacer sin más?”. Parece que las respuestas son bastante claras
al tratarse de procesos como comer o respirar, donde el elegir no hacerlas lleva a consecuencias
desastrosas. Habrá quien pueda decir que se puede decidir dejar de comer, aun cuando esto
repercuta no sólo en la salud sino en la vida, pero esa persona lo escogió así, sin que nadie lo
obligara o indujera. Cuando la libertad de elegir lo que se quiere se topa con situaciones de esta
naturaleza, lo sensato no puede ser sino decidir lo que no ponga en peligro tu propia capacidad o
posibilidad de decisión.

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Funciones a cumplir por la teoría:
Ayudará a la codificación del conocimiento concreto existente, y esto puede hacerse suministrando
hipótesis generalizadas para la reformulación sistemática de hechos e ideas.
Deberá ser una guía para la investigación. Por medio de la codificación podremos localizar y definir
más exactamente las fronteras de nuestro conocimiento y de nuestra ignorancia.
Facilitará el control de las distorsiones de observación e interpretación, que son fomentadas por la
departamentalización de la educación e investigación en ciencias sociales.

Variables relevantes
La teoría general de la acción considera básicas las siguientes variables:
A. Personalidad: Realiza la función del logro de metas mediante la definición de los objetivos
del sistema y la movilización de los recursos para alcanzarlos.
B. Sistema social: Se ocupa de la función de la integración, al controlar sus partes
constituyentes.
C. Sistema cultural: Cumple la función de proporcionar a los actores las normas y los valores
que les motivan para la acción.
D. Sistema orgánico: Cumple la función de adaptación al ajustarse o transformar el mundo
externo.
Así como el individuo mantiene ideas y creencias que promueven determinadas acciones, en la
sociedad existen conocimientos e información que conforman el sistema cultural promoviendo a su
vez las distintas acciones individuales. La cultura y el sistema social influyen sobre las actitudes
individuales, mientras que los individuos influyen sobre el sistema social y sobre la cultura. Para
Parsons, la acción es la unidad elemental de la cual se ocupa la Sociología e involucra los siguientes
elementos:

El actor que cumple la acción.


Una finalidad hacia la cual se orienta la acción.
Una situación inicial de la cual se desarrollan nuevas líneas de acción, en las cuales tenemos las
condiciones ambientales sobre las cuales el actor no tiene posibilidad de control y los medios sobres
los cuales tiene posibilidad de control.
Una orientación normativa de la acción que lleva al actor a preferir ciertos medios en lugar de otros,
basándose en el sistema moral vigente en la sociedad. También puede haber orientaciones
valorativas que conducen la orientación dependiendo de una escala de valores subjetivos.

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Fundamentos psicológicos.
El modelo psicológico que sustenta la teoría de la acción es descrito por Edward C. Tolman y emplea
las siguientes variables:
I. Variables independientes.
 La situación de estímulo (E) que pueden ser físicas, sociales y también objetos y
procesos culturales.
 Estados correspondientes al despertar del impulso o al de la saciedad del mismo o
a ambos.
 Diferencias individuales producidas por variables tales como la herencia, la edad, el
sexo y condiciones fisiológicas, tales como las ocasionadas por las drogas, las
perturbaciones endocrinas y otras causas semejantes.

II. Variable dependiente.


La conducta (acción), se concibe como formada por respuestas (R) que definen sus significados
de acción. En otras palabras, una acción o una conducta dadas tienen que ser identificadas y
definidas sólo según las formas en que tienden a manipular o reordenar los objetos culturales,
sociales o físicos que se hallan en relación con un actor determinado.

Interpretación: Mientras que a veces se habla de la conducta de animales y hombres,


considerando los aspectos biológicos, empleamos la palabra acción para designar la conducta
humana asociada tanto con aspectos biológicos como culturales. Para interpretar en una forma
simple el modelo psicológico propuesto, podemos decir que la Respuesta (acción) es proporcional
tanto a la Actitud como al Estímulo.
La acción racional: es aquella en la que el actor social obra de acuerdo con la relación medio-fin,
o causa-efecto; buscando lograr fines o valores, más allá de que los logre, o no. La acción tradicional
es aquella en la que el actor obra conforme a los preceptos o a lo esperado por la tradición vigente,
mientras que la acción afectiva, es aquella en que obra movido por un sentimiento o afecto
determinado. Todas ellas forman parte de la acción social.
El modelo propuesto por Talcott Parsons y sus colaboradores apunta, justamente, a ser una teoría
general de la acción, de ahí que la idea general pueda ajustarse a cada caso particular. Ello se debe,
seguramente, a que el proceso asociado a cada tipo de acción es coincidente para todos los casos.
Todo parece indicar que la teoría general puede muy bien constituirse en el fundamento básico y
concreto de todas las ciencias sociales. Como, incluso, provee de un modelo psicológico concreto, es
posible que, en el futuro, pueda establecerse algún tipo de conexión con las conclusiones
provenientes de las investigaciones en neurociencias.

La causalidad como requisito de la acción.


El hombre actúa porque es capaz de descubrir relaciones causales que provocan cambios y
mutaciones en el universo. El actuar implica y presupone la categoría de causalidad. Sólo quien
contemple el mundo a la luz de la causalidad puede actuar. Cabe, en tal sentido, decir que la
causalidad es una categoría de la acción. La categoría medios y fines presuponen la categoría causa
y efecto o estímulo y respuesta.
Sin causalidad ni regularidad fenomenológica no cabría ni el raciocinio ni la acción humana. Tal
mundo sería un caos, en el cual vanamente el individuo se esforzaría por hallar orientación y guía. El
ser humano incluso es incapaz de representarse semejante desorden universal.

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Teoría de la acción razonada (Fishbein y Azjen, 1975).

Aspectos históricos.
Las doctrinas de la acción más antiguas y generales son el marxismo y el pragmatismo, y a ambos se
los denominó “filosofía de la praxis”. En realidad ninguno de los dos es una teoría (sistema hipotético-
deductivo) de la acción. Se trata únicamente de doctrinas que destacan la importancia de la práctica
en la vida social.
Sostienen que la bondad de una teoría depende de sus frutos prácticos. Así, Friedrich Engels
identificaba la verdad con el éxito y William James la reemplazó por el valor en efectivo. En realidad,
la verdad (o la falsedad) es una propiedad de las proposiciones, o del conjunto de éstas, en tanto que
la eficiencia sólo puede predicarse de las acciones humanas, las cosas artificiales o los procesos
controlados por el hombre.

Bibliografía:
 Hacia una teoría general de la acción, Talcott Parsons y otros; Editorial Kapeluz, 1968
 La Acción Humana de Ludwig von Mises – Editorial Sopec SA - 1968
 Las Ciencias Sociales en discusión de Mario Bunge; Editorial Sudamericana SA – ISBN 950-07-1566-X
 Diccionario de Sociología de E. del Acebo Ibáñez y R. J. Brie; Editorial Claridad SA – ISBN 950-620-
174-9

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