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jO S C GARLOS M AIRIATK©Ui
S U M A R I O
PRADA, HITO DE JUVEN1LIDAD E N E L PERU, por Anterior Orrego.-M ENS AJE DE SAN DI
N O .—SOBRE LA OBRA POETICA DE GONZALEZ PRADA, por J. Eugenio G arro.-EL SEN
TIDO VITAL DE LA OBRA DE GONZALEZ PRADA, por Luciano Castillo.—NUESTROS IN
DIOS, por Manuel González Prada.—GONZALEZ PRADA, por José Carlos Mariátegui—
SOCIEDAD Y PERFIL DEL HOMBRE UNICO QUE LLEGO AL DOLOR, por José Varallanos
HENRI BARBUSSE, por I. V. Asimov.— LA NUEVA REFORMA, por Julio Navarro Monzó,
con una nota de “Amauta" HIMNO ESCOLAR GONZALEZ PRADA, por Fidel A. Zárate.-
IMPERAT1VO DE CREACION, por Emilio O ribe.*- EL PROCESO DE LA INSTRUCCION PU
BLICA EN EL PERU, por José Carlos Mariátegui, VELERO, por Julio Casal.-POEMA SIN FRON
TERAS por César A.Miró Quesada.-AMERICA, UNIVERSALIDAD, por Carlos Sánchez Viamonte.
EL N OCTURNO DE LOS CUERPOS ANHELANTES, por Nicolás Fusco Sansone.—BAILE DE
BARCOS, por Alfredo Mario Ferreíro.—POEMA, por Blanca Luz Brum.— INFANCIA, por Ma
ría Wiesse.—LA ETAPA DEL MONOPOLIO EN LA ECONOMIA CAPITALISTA, por Eu-
docio Rabines—ESQUELETO DE LA TORRE Y LAMPARERO DE LA NOCHE, por María
Elena Muñoz.—POLEMICA Y ACCION, por Ricardo Martínez de la Torre.—DOCUAáENTOS.
Unión Latino-Americana. Manifiesto de Manuel Ugarte y los estudiantes latino-americanos de
Europa.—CONFERENCIAS. Cultura Universitaria y Cultura Popular, por Antenor Orrego.— LA
VIDA ECONOMICA: LA MINERIA EN EL DEPARTAMENTO DE PUNO, por Emilio Romero.
U B R O S V R E V IS T A S .-U B IC A C IO N DE HIDALGO, por José Carlos Mariátegui.—El FGlA
AUTO-BIOGRAFICA DE OTTO BRAUN, por Xavier A b ril.- 1NTERWIES URUGUAYAS.
Acabo de ver a Fernán Silva Valdés, por Alfredo M. Ferreiro.—CRONICA DE LIBROS, notas
por María Wiesse, Estuardo M, Núñez y R. Martínez de la Torre.
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CABALLEROS EDITORIAL
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La m á s a n tig u a y c o n m a y o r fo n d o d e r e s e r v a
Calle de San José ¡No, 327
A HI A U T A 16
VII LIMA 1 3 2 6
D O C T R IN A ARTE L IT E R A T U R A P O L E M IC A
Con Manuel González Prada llega por primera vez lonial, insementado y neutro, que vive^ sin imperativos
la posibilidadide un Perú nuevo. Hasta entonces las éticos o ideales, en el regodeo, en la crápula y en la ini
fuerzas coloniales habían imperado en toda su plenitud. quidad.
Colonialismo disfrazado de república democrática, dema Prada es el tipo real y vital de la inteligencia que
gogia de escenario que voceaba la soberanía del pueblo concurre de una manera directa y eficaz a la transforma
en prosa tartígrada y mazorral. A veces, cuando la seu- ción y trasmutación de los pueblos y de los hombres.
do embriaguez jacobina llegaba a su colmo, el indio re Ningún escritor peruano ha desplazado tanto pasado y ha
sultaba una especie o entelequia de ciudadano para fi suscitado tanto porvenir con su obra y con su vida. Los
nes bufos de sufragio, es decir, un ciudadano presunto, demás escritores contemporáneos y anteriores a él care
hipotético y teórico, pero en realidad, un esclavo y una cen de esa su máscula prolificidad trascendente. Poetas, bas
bestia' de carga. * La letra había cambiado pero el espíri tamente socarrones o lloriqueantes, que no hacían sino
tu seguía siendo colonial. Las Constituciones eran el glosar las seudo-virtudes y los seudos-romanticismos es
texto liberal a la moda, pero la interpretación y la expli curridizos de su época. Allí están sus obras y sus vi
cación las hacíamos en pura Colonia. das que no me desmentirán.
González Prada es la encarnación o interpretación Surge con Prada el hombre auténticamente civil, el
nueva de un nuevo período histórico. Para el Perú más primer hombre político efectivo que consagra su vida al
importa su nacimiento que la proclamación de la inde mejoramiento, a la crítica y a la dirección de la cosa
pendencia política en 1821. Prada es el primer joven que pública. Los otros son los politicastros de la criolla fau
nace y se hace en el Perú. La aparición de este hom na zoológica que rondan y camelan al Poder y negocian
bre es el anuncio de que la tierra nuestra comienza a con el Presupuesto. Hombre desinteresado y pui o, hom
madurar para producir, nutrir y organizar una juveniiidad bre todo, responsable en el país de la irresponsabilidad,
humana. Hasta ese momento no habíamos producido si sabía que tenía que consagrarse a suscitar con su obra y
no la juventud biológica y fisiológica, es decir, la juven con su vida al hombre de la nueva generación. Jamás
tud zoológica o animal, pero nó la juventud espiritual y dejó de ser consciente de esta responsabilidad. Hom
trascendente históricamente. “Los viejos a la tumba, los bre integral y sementado en masculino y en varón desde
jóvenes a la obra", es una frase que representa algo más la cabeza a los pies.
que un giro retórico. Es el epitafio de toda una época No es extraño pues que la figura de Prada ejerza
y de toda una casta, y el aleluya de todo un porvenir una fascinación y una eficacia vital singularísima sobre
que rompía su primer broche de luz. los hombres de la nueva generación peruana. En un
La aparición de Prada no es un hecho aislado en país de sólo presente ciego y egoísta, nació por fin un
la historia de América. El Continente, ahito ya del ca hombre que trabajó para el porvenir, un hombre de am
dáver europeo que comenzaba a descomponerse, sedimen plio sentido histórico.
tado ya el humus humano para la fecundación de la nue
va criatura”cósmica, empezaba a sentir en sus entrañas A ntenor ORREGO.
las primeras urgencias del parto. Aquí y allá, rasgados
en la vasta extensión de la raza, surgen los primeros
puntos luminosos y casi fsimultáneos que la salpican de
espíritu y que son los precursores del porvenir. Bolí
var, Sarmiento, Prada, Montalvo, Martí, son los sembra
dores y los primeros instructores del nuevo hombre.
Todo lo demás ha sido y es todavía la Colonia. La MENSAJE DE SANDINO
liberación del indio y su incorporación espiritual de la
vida total de América será el primer signo evidente de El Chipotón, mayo 20 de 1928
que hemos traspuesto, cósmicamente, una etapa definiti
va. La Colonia no podía cumplir esta labor, por la sen Por intermedio de la revista "A M A U T A ", envío mi
cilla razón de que vivía y se sustentaba en la explota
ción y en la injusticia del indio. Era el parásito europeo más fervoroso saludo a la nueva generación de trabajado
que había de succionar, como un vampiro, la vitalidad res manuales e intelectuales de América Latina que sabe
del Continente. Para ser un principio fecundante era pre
ciso que se descompusiera y se desintegrara en sus ele compartir como propias las horas de angustia que ha toca
mentos simples y asimilables. El trópico tenía y tiene do vivir a nuestra Nicaragua.—A ella reafirmo mi fe inal
aún que obrar.como -un disolvente para libertar sus fac
tores básicos apartándolos de la escurraja y haciéndolos terable en el triunfo de nuestras armas que al defender
aptos para ingerirse en el organismo de la nueva estirpe.
Con Prada comienza en el Perú la acusación y el la libertad de un pueblo de nuestra América defienden la
proceso de la Colonia. Esyel’primero que pone en tela libertad del Continente.
de juicio las rutinas seculares y consagradas por los
tiempos anteriores. Su voz salvadora denuncia ante el P A TR IA Y LIBER TA D
presente y el porvenir los vicios, las corrupciones y los
crímenes de las clases predominantes. Hay en ella un
acento de cólera profética que abofetea al señoritingo co A. C. SANDINO
2 Amauta
Los párrafos del presente artículo están trazados a nación geométrica por la proporción escultural de las imá
manera de esquema para un libro futuro que tenemos en genes. Esa música inmovilizada de la arquitectura de que
preparación, acerca de la ecuación integral de "La Vida y habla Goethe, se realiza con la máxima exactitud en este
la Obra de González Prada". La ocasión del 10° aniver libro.
sario de su muerte, nos fuerza a adelantar como un home En lo gótico la expresión supera a la forma. El már
naje a su memoria, el proyecto de ese libro, ensayo de mol o la madera de la talla, expresan una inquietud, un su
interpretación de los gestos de su larga vida de batallador frimiento, una angustia. La línea tiende a expresar la inti
y de artista. Así no es extraño que las líneas que van a midad de! artista. "Su movimiento se propaga en el infini
continuacón ofrezcan tal o cual error de interpretación to"—como dice Worringer. En cambio en la figura heléni
y en muchas partes deficiencia. Puesto que por ellas se ca, hasta la divinidad pierde su prestigio para hacerse una
puede colegir que se trata de un trabajo de estudio y de simple representación humana. La idea misma se traduce
maduración lenta, tal como lo merece el prosador y el poe en una tendencia objetiva y se despoja de su sentido abs
ta que nos atrevemos a revisar. tracto. Las figuras de las Panateneas no son sino la escul-
turación, la plasticidad de lo sensible espiritual. Ese antro
pomorfismo del universo helénico establece la unidad del
POESIA, CENTRO DE GONZALEZ PRADA hombre y del mundo, y siente el orgullo, el lujo del alma al
descubrir en la variedad cósmica la presencia del hombre
mismo. Esto es, el encuentro del hombre sublimado, ascen
El heróe, según la logometría carlyliana, inicia la géne dido en grados; la objetivación resuelta por la fuga de las
sis de su personalidad, invariablemente, en un punto donde intuiciones del poeta y afirmada en la belleza plástica y en
se acumulan biológicamente los gérmenes de todo su de la alegría de la vida. Cada trazo, cada ritmo, rompe la
sarrollo y de su evolución. Ese punto que queda destina bruma subjetiva para fijar el contorno geométrico de una
do para siempre como el eje de toda la ensambladura arqui idea objetiva. Un fragmento cualquiera, un motivo arqui
tectónica de la personalidad, es la Voluntad, según la teoría tectónico, una decoración desprendida del conjunto de una
erótica. "La voluntad apunta en finalidades concretas"— Catedral gótica carece completamente de sentido. La uni
como dice Pittaluga. De allí se bifurcan los dos brazos del dad expresiva requiere de todas las inflexiones de la línea
compás. Según la fuerza intensiva de aquella “voluntad de para rematar anhelosamente en la fuga infinita de las agujas...
potencia (Der Wille zur Macht), se alargan los brazos y Por el contrario, cualquier fragmento de una estela funeraria,
se abren en el diámetro conveniente para describir el cír de una cultura o una arquitectura griega, dan el sentido
culo dentro del cual se ordenen y se armonizan todas las exacto de la medida, de la proporción, de la forma en sí
creaciones del espíritu. Es el cosmos, el mundo de cada per misma. El espíritu, la intelección griega, no se propaga
sonalidad que se equilibra sobre el punto céntrico en el que en el mas allá, sino que retrocede a lo sensible y realiza esa
se apoya la punta de uno de los brazos del compás. Y es superposición de ideas geométricas. Desde Platón a Fidias
en este punto, precisamente, donde se consume mayor co se manifiesta esta objetivación de la idea. Y es por esto
rriente de voluntad erótica. Centrarse, tomar el punto de que es fácil separar del conjunto un motivo ornamental, un
apoyo conveniente es, en todo caso, una cuestión árdua del brazo, una columna, sin que se disipe la individualidad li
instinto. Y la índole, la característica, la condición innata bre y bella del espíritu.
de la voluntad se proyecta en ese brazo de apoyo y da a
toda l’a obra circunscrita dentro del arco de lá circunferen Aplicando este sentido griego a la obra de Prada, la
cia, su fuerza, su colorido, su contenido vital. Esos pun encontramos conforme con el ideal del arte helénico. El
tos en que se apoya la voluntad, son, seguramente, los pensamiento de Prada se manifiesta fragmentariamente, a
fundamentos de las más formidables creaciones del espíritu: bulto, en formas estatuarias o en relieves. Cada conjunto
Matemática, Poesía, Acción, Amor. Cierta estirpe de almas sinfónico de su sintaxis destaca una imágen o mejor, una
se apoya en un punto literalmente matemático: Leibnitz, columna que da origen a otra, en orden dórico, como en
Pascal, Descartes, Spinoza.—Homero, Shakespeare, Cervan el peristilo del Partenon. También Nietzsche, un pensador
tes, Dante, fincan en la Poesía. La Acción es el punto de de espíritu helénico, levantó el edificio de su filosofía por
apoyo de hombres como César, Napoleón, Karl Marx, Co medio de ideas limitadas dentro de contornos geométricos:
lón, así como el Amor es el punto angular de Petrarca, el Aforismo nietzcheano. La densidad subjetiva de Prada,
Ovidio, Santa Teresa, Stendhal. su profunda y amplia riqueza emocional—su alma como
diría Ortega y Gasset—no podía manifestarse según ese
En general, cada fuerza espiritual, cada voluntad erótica, correlato a menudo confuso de un vasto poema a lo Dan
tiene su punto de apoyo individual, fuera de estas cuatro te—espíritu gótico—, o de una novela barroco-sentimen-
categorías cardinales, y presentan ese mapa variado con los tal a ¡o Notre-Dame de París. Prada por su profunda in
infinitos meridianos de cada alma. Las vivencias espiritua telección helénica, tuvo que arrancar necesariamente de la
les tienen un estímulo constante que los behavioris- plasticidad dramática de los Diálogos de Platón—círculos
tas estudian en las manifestaciones de la conducta ex concéntricos descritos al rededor de un solo punto: Poesía—
terna. de los epigramas de Meleagro o de las oraciones de Demós-
Según estas premisas provisionales para este ensayo de tenes. Producto de ese arranque es el ensayo pradiano
caracterología, González Prada fué íntima, esencial e intrín que conocemos. Teoría escultural de imágenes medidas a
secamente un Poeta. Como tal fué el menos excéntrico se compás, con ese compás que apoya perennemente uno de
gún se observa en la sorprendente claridad y pureza de su sus brazos en un punto poético. Y es tan poeta que la
espíritu, en ese su sentido geométrico que se complace en armonía, la música, la vibración sonora no abandona nun
esculpir ideas, en buscar solo imágenes y concepciones poé ca el desfile marmóreo de sus imágenes, como el ritmo no
ticas y darles el giro y la forma que se manifiestan en las abandona nunca el movimiento de la danza. Así, cuando
esculturas helénicas. Así, todos sus libros, aún los de pro dice: “En el prosador de largo aliento, las ideas desfilan
sa más vibrante presentan ese modelado donde reside el va bajo la bóveda del cráneo, como hilera de palomas blancas
lor de la forma. “Páginas Libres", por ejemplo, es un li bajo la cúpula de un templo, y períodos fáciles suceden a
bro sin más unidad que la del ritmo. Los asuntos variados periodos naturales, como vibraciones de lámina de bronce
divergentes, se traban, se entrecruzan, se equilibran en orde sacudida por manos de un coloso".
Amauta 3
El s e n tid o v ita l d e la o b r a d e G o n z á le z P ra d o
POR U U O iA N O C A S T IL L O
El sociólogo, el político, el filósofo, el literato, todos González Prada ha continuado viviendo en el presen
los aspectos admirables de González Prada han sido te. Nos hemos identificado con sus juicios pronunciados
glosados por nuestros escritores, atraídos, muchas veces mal sobre hombres o instituciones nacionales. Se afirma la fé
de su grado, por el vigor y la grandeza sencilla de la pa que él pusiera en los jóvenes para redimir al país de sus
labra de este escritor. Nadie como él ha recibido múlti taras y pecados. Se establece la alianza del trabajo con la
ples interpretaciones.—Se le desconoce completamente -a inteligencia que el preconizara. Hay incorporados en el
través de algunas de ellas.—De algunos hombres como de ideario del pueblo muchos principios que con él comenza
algunas cosas, debería haber a quienes les estuviera impe ron a conocerse. Se siente veneración por su nombre, y
dido tratar. Sobre todo de las cosas y de los hombres se le ha elevado a la categoría ;de un santo civil. Se ha
que son símbolos. Habría necesidad de adquirir el dere hecho justicia al valor de su vida. Pero ideológicamente
cho a tratar de ellos. Y el derecho se adquiere cuando ha sido superado. Tuvo que realizar “ia faena del hacha
se cumple el deber correlativo. Y el deber en el caso en el bosque" para herir y hacernos odiar tantas corrupcio
de González Prada es el de seguirlo, superándolo. nes nuestras; su palabra, de sus labios o su pluma, se de
dicó casi integramente a hacer la crítica de los males na
Los sectores idealistas del proletariado y la juventud han cionales, y aunque principalmente en su obra no reunida
hecho de él una bandera. Su nombre gradualmente ha lle en libro y dispersa en periódicos obreros se percibe clara
gado a adquirir en el alma del pueblo una significación de mente su sentido social y humano, no tuvo tiempo de forjar
lucha. El hombre de la frase brillante, contundente, impe un programa, de señalar direcciones completas, de dar un
cable, sedujo a los otros; el hombre de los hechos, de la derrotero definitivo de la acción civil de la generación que
vida ejemplar, de la heroicidad civil interesó al nuevo obre le sucediera. Y como la nueva generación se forma en
ro, que cultivaba su conciencia de clase, y al intelectual ad una época en que hay otra sensibilidad y otro estado de con
herido a él. El sembrador de ideales, el precursor de un ciencia que dominan el mundo, incorporada'aellos, está
nuevo espíritu, por la interpretación vital del pueblo, de escribiendo, más con el acto que con la palabra, su propio
un solo golpe fué arrebatado a los conservadores que co mensaje, y enriqueciendo y superando el acerbo ideológico
queteaban post muerte con su nombre y su obra. Ha tiem que dejara el Maestro y haciendo sobre todo de su vida más
po que nuestros políticos profesionales han renunciado a que de su obra un símbolo de renovación.
citarlo. Se ha destacado tanto su carácter doctrinario, que Eso es el sentido vital que tiene González Prada en el
corren el peligro de aparecer sospechosos al ambiente con Perú. El ejemplo de lealtad a sus ideas, de conformidad
formista en que se nutren. Y este es un bien positivo, del pensamiento con los actos, es único en los hombres de
un triunfo auténtico para los hombres nuevos. Es funda las generaciones pasadas. Prada, Martí e Ingenieros, los
mental que se establezcan líneas divisorias; que se precise tres grandes profesores de idealismo muertos, tienen para
el sentido ideal o no ideal de la acción de los hombres; las vanguardias de América Latina la misma significación
que se rechacen las filtraciones en los nuevos campos de histórica, son los grandes precursores del movimiento libe
la acción social de quienes no expondrían por ella ninguna rador que agita las conciencias jóvenes del continente.
de las ventajas que les dá su adhesión a la derecha.
L u c i a n o CASTILLO.
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i sa s p r e te n d id a s in c a p ic id a d e s d e los a m a r illo s y lo s n e g r o s s o n q u i
m e r a s d e e s p í r it u s e n f e r m o s . Q u ie n s e a t r e v a a d e c ir a u n a r a z a :
Los m ás prom inentes sociólogos consideran la Sociología como a q u í l le g a r á s y d e a q u í n o p a s a r á s , e s u n c ie g o y u n in s e n s a to .
u n a ciencia en form ación y clam an por el advenim iento de su ¡Cóm oda invención la E tnología en m anos de algunos hom
N ew ton, de su Lavoisier o de su L yell; sin em bargo, en ningún bres! A dm itida la división de la H um anidad en raz as sup erio res y
libro pulula ta n ta afirm ación dogm ática o a rb itra ria como en las o- razas in ferio res, reconocida la superioridad de los blancos y por
b ras elaboradas por los herederos o epigones del Comte. P uede consiguiente su derecho a m onopolizar el gobierno del P lan e ta, n a
llam arse a la Sociología no sólo el a rte de d a r nom bres nuevos a da m ás n a tu ra l que la supresión del negro en A frica, del piel ro ja
las cosas v iejas sino a la ciencia de las afirm aciones co n trad icto en E stados U nidos, del túgalo en F ilipinas, del Indio en el P erú.
rias. Si u n g ran sociólogo enuncia u n a proposición, estem os segu Como en la selección o elim inación de los débiles e in ad ap tab les
ro s que otro sociólogo no m enos g ran d e aboga por la d iam etral se realiza la suprem a ley de la vida, los elim inadores o supresores
m en te opuesta. Como algunos pedagogos rec u erd an a los precep violentos no hacen m ás que acelerar la o bra le n ta y perezosa de la
to re s de Scribe, así m uchos sociólogos hacen p ensar en los m édi N atu ra lez a: ab andonan la m archa de la to rtu g a p o r el galope del
cos de M oliére: Le Bon y T arde no andan m uy lejos de D iafoirus caballo. Muchos no lo escriben, pero lo d ejan leer e n tre líneas, co
y P urgón. mo P earso n cuando se re fie re a la s o lid a r id a d e n t r e lo s h o m b r e s
Citem os la raz a como uno de los puntos en que m ás divergen c iv iliz a d o s d e la r a z a e u r o p e a f r e n t e a la N a t u r a l e z a y la b a r b a
los au to res. M ientras unos m iran en ella el principal fa c to r de la r i e h u m a n a . D onde Se lee b a r b a r i e h u m a n a trad ú zcase h o m b r e sin
dinám ica social y resum en la historia en u n a lucha de razas, otros p e lle jo b la n c o .
red u cen a ta n poco el radio de las acciones étnicas que rep iten Más, no sólo se d ecreta y a la supresión de negros y am arillos:
Con D u rk h e im : N o c o n o c e m o s a n in g ú n f e n ó m e n o s o c ia l q u e se en la m ism a ra z a blanca se opera clasificaciones de pueblos d esti
h a lle c o lo c a d o b a j o la d e p e n d e n c ia i n c o n t e s t a b l e d e la r a z a . Novi- nados a engran d ecerse y vivir y pueblos condenados a d eg e n erar
cow, sin em bargo de ju z g a r exagerada la opinión de D urkheim , no y m orir. Desde que D em olins publicó su libro A q u o i t i e n t la s u p é -
vacila en afirm a r que la r a z a , como la e s p e c ie , es, h asta cierto p u n r i o r i t é d e s A n g lo -S a x o n s , ( 1 ) h a recrudecido la m oda de en salzar
to, u n a categoría su b jetiv a de nu estro espíritu, sin realid ad ex te a los anglosajones y deprim ir a los latinos. (A unque algunos la ti
r io r; y exclam a en u n generoso a rran q u e de hum anidad: T o d a s e- nos pueden llam arse tales, como A tah u alp a gallego y M ontezum a
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m iadas hipócritas, a p alab ras sin eco, a expedientes m anoseados. da, puede servir de blanco a los deseos b ru tales del s e ñ o r. Un rap to ,
L as au to rid ad es que desde Lim a im p arten órdenes conm inatorias u n a violación y un estupro no significan m ucho cuando se piensa
a los d epartam en to s, saben que no serán obedecidas; los p refecto s que a las indias se les debe poseer de viva fu erza. Y a p esar de
que reciben las conm inaciones de la C apital saben tam bién que todo, el indio no habla con el p atró n sin arro d illarse ni besarle. No
n in g ú n m al les re su lta de no cum plirlas. Lo que el año 1648 decía se diga que por ignorancia o fa lta de cu ltu ra los señores te rrito
en su M em oria el M arqués de M ancera, debe rep e tirse hoy, leyen riales proceden así: los hijos de algunos hacendados van niños a
do g o b e r n a d o r e s y h a c e n d a d o s en lu g a r de c o r r e g i d o r e s y c a c iq u e s : E uropa, se educan en F ra n cia o In g la te rra y vuelven al P erú con
T ie n e n p o r e n e m ig o s e s to s p o b r e s in d io s l a c o d ic ia d e su s C o r r e g i todas las apariencias de gentes civilizadas; m ás apenas se confinan
d o r e s , d e s u s C u r a s y d e s u s C a c iq u e s , to d o s a t e n t o s a e n r iq u e c e r en sus haciendas, pierden el barniz europeo y proceden con m ás
d e s u s u d o r ; e r a m e n e s t e r e l c e lo y a u t o r i d a d d e u n V i r r e y p a r a ' inhum anidad y violencia que sus p ad res: con el som brero, el pon
c a d a u n o ; e n f e d e la d i s t a n c i a s e t r a m p e a la o b e d ie n c ia y n i h a y cho y las r o n c a d o r a s rea p arece la fiera. E n resu m en : las haciendas
f u e r z a n i p e r s e v e r a n c i a p a r a p r o p o n e r s e g u n d a v e z la q u e x a ( 1 ) co n titu y en reinos en el corazón de la República, -los hacendados e-
E l t r a m p e a r la o b e d ie n c ia vale mucho en boca de un v irre y ; pero je rc en el papel de au tó c ra ta s en medio de la dem ocracia.
vale m ás la declaración escapada a los defensores de los indígenas
de Chucuito. (1) IV
No fa lta n indiófilos que en sus iniciativas individuales o colec
tiv as proceden como los G obiernos en su acción oficial. Las ag ru P a ra cohonestar la in cu ria del Gobierno y la inhum anidad de
pación fo rm a d a p a ra lib e rta r a la ra z a irre d e n ta no han pasado los expoliadores, algunos pesim istas a lo Le Bon m arcan en la f re n
de co n trabandos políticos abrigados con b an d e ra filan tró p ica. De te del indio un estigm a in fam ato rio : le acusan de re fra c ta rio a la
fendiendo al Indio se ha explotado la conm iseración, como invocan civilización. C ualquiera se im ag in aría que en todas n u estra s po
do a T acna y A rica se negocia hoy con el patriotism o. P a ra que los blaciones se le v an tan espléndidas escuelas, donde bullen eximios
red e n to re s p rocedieran de b u en a fe, se necesitaría que de la noche profesores m uy bien ren tad o s y que las aulas perm anecen vacías
a la m a ñ an a su frie ra n u n a tran sfo rm ac ió n m oral, que se arre p in p orque los niños, obedeciendo las órdenes de sus padres, no acuden
tie ra n al m edir el h o rro r de sus iniquidades, que fo rm a ran el in a rec ib ir educación. Se im ag in aría tam bién que los indígenas no
violable propósito de obedecer a la justicia, que de tig re s se qui siguen los m oralizadores ejem plos de las clases d irig en tes o cru cifi
sie ra n volver hom bres. ¿C abe en lo posible? can sin el m enor escrúpulo a todos los predicadores de ideas le-
E n tre ta n to , y po r reg la general, los d o m in a d o r e s se acercan v en tad as y generosas. E l indio recibió lo que le d iero n : fa n a tis
al indio p a ra en g añ arle, oprim irle o corrom perle. Y debem os re mo y ag u ard ien te.
m em o rar que no sólo el e n c a s t a d o nacional procede con inhum ani V eam os ¿qué se entien d e por civilización? Sobre la in d u stria
dad o m ala f e : cuando los europeos se hacen resc atad o res de lana, y el a rte , sobre la erudición y la ciencia, b rilla la m oral como p u n
m ineros o hacendados, se m u estran buenos exactores y m ag n ífi to lum inoso en el vértice de un a g ran pirám ide. No la m oral teo
cos to rsionarios, rivalizan con los antiguos encom enderos y los ac lógica fu n d ad a en u n a sanción postum a, sino la m oral hum ana, que
tu a le s hacendados. E l anim al de pellejo blanco, nazca donde n a no busca sanción ni la buscaría lejo s de la T ierra. El sum um de
ciere, vive aq uejado por el m al del oro: al fin y al cabo cede al la m oralidad, ta n to p ara los individuos como p a ra las sociedades,
in stin to de rapacidad. consiste en h ab e r tran sfo rm ad o la lucha del hom bre co n tra hom
b re en el acuerdo m u tu o p a ra la vida. Donde no hay ju sticia, m ise
III rico rd ia ni benevolencia, no hay civilización; donde se proclam a ley
social la s t r u g g l e f o r life, re in a la b arb arie. ¿Q ué vale a d q u irir el
B ajo la R epública ¿su fre m enos el indio que bajo la dom ina sab er de un A ristóteles cuando se g u ard a el corazón de u n tig re ?
ción española? Si no existen corregim ientos ni encom iendas, que ¿Q ué im p o rta poseer el don artístico de un Miguel A ngel cuando se
dan los tra b a jo s forzosos y el reclu tam ien to . Lo que le hacem os su lleva el alm a de un cerdo? Más que p asar por el mundo d erram a n
f r ir b asta p a ra d escarg ar sobre nosotros la excecración de las p er do la luz del a rte o de la ciencia, vale ir destilando la miel de la
sonas hum anas. Le conservam os en la ignorancia y la servidum bre, bondad. Sociedades altam en te civilizadas m erecerían llam arse a-
le envilecem os en el cu a rtel, le em brutecem os con el alcohol, le quellas donde p ra c tic a r el bien h a pasado de obligación a costum
lanzam os a destrozarse en las g u e rra s civiles y de tiem po en tiem bre, donde el acto bondadoso se h a convertido en a rran q u e in stin
po organizam os cacerías y m atanzas como las de A m antan!, llave tivo. Los dom inadores del P erú ¿han adquirido ese grado de mo
y H u an ta. (1) ralización? ¿T ienen derecho de considerar al indio como un ser
No se escribe pero se observa el axiom a de que el indio no incapaz de civilizarse?
tie n e derechos sino obligaciones. T ratán d o se de él, la q u eja perso L a organización política y social del antig u o im perio incaico
nal se tom a por insubordinación, el reclam o colectivo por conato ad m ira hoy a refo rm ad o res y revolucionarios europeos. V erdad, A-
de sublevación. Los rea lista s españoles m a tab an al indio cuando ta h u alp a no sabía el p ad re n u estro ni Calcuchim a pensaba en el m is
p rete n d ía sacudir el yugo de los conquistadores, nosotros los re te rio de la T rin id ad ; pero el culto del Sol era quizá m enos ab su r
publicanos nacionales lo exterm inam os cuando p ro te sta de las con do que la Religión católica, y el g ran sacerdote de Pachacam ac no
trib u cio nes onerosas, o se cansa de so p o rtar en silencio las iniqui vencía ta l vez en ferocidad al p ad re V alverde. Si el súbdito de
dades de alg ú n sátrap a. H uaina-C ápac ad m itía la civilización, no encontram os m otivo p ara
N u e stra fo rm a de G obierno se red u ce a u n a g ra n m en tira, que el indio de la R epública la rechace, salvo que to d a la raz a hu
p o rq u e no m erece llam arse repú b lica dem ocrática un estado en b iera su frid o u n a irrem ediable decadencia fisiológica. M oralm ente
que dos o tr e s m illones de individuos viven fu e ra de la ley. Si en hablando, el in d íg en a hallado por los conquistadores; m ás dep re
la costa se divisa u n vislum bre de g a ra n tía s bajo u n rem edo de sión m oral a causa de servidum bre política no equivale a imposi
república, en el in te rio r se palpa la violación de todo derecho bajo bilidad ab so lu ta p ara civilizarse por contitución orgánica. E n to
u n v erd ad ero régim en feudal. Ahí no rig en Códigos ni im peran do caso ¿sobre quien g ra v ita ría la culpa?
trib u n a les de ju sticia, porque hacendados y g a m o n a le s dirim en toda Los hechos desm ienten a los pesim istas. Siem pre que el indio
cuestión arrogándose los papeles de ju eces y ejecu to res de las sen se in stru y e en colegios o se educa por el sim ple roce con personas
tencias. Las au to rid ad es políticas, lejos de apoyar a débiles y po civilizadas, ad q u iere el mismo g rado de m oral y cu ltu ra que el des
bres, ay u d an casi siem pre a ricos y fu e rte s. H ay regiones donde cendiente del español. A cada m om ento nos rozam os con am ari
ju e ce s de paz y g o bernadores p erte n ec en a la servidum bre de la llos que visten, comen, viven y p iensan como m elifluos c a b a ll e
hacienda. ¿Q ue g o bernador, qué sup refeeto ni qué p refec to osa r o s de Lim a. Indios vemos en C ám aras, m unicipios, m a g istra tu ra ,
ría colocarse f re n te a f re n te de un hacendado? universidades y ateneos, donde se m a n ifiestan ni m ás venales ni
m ás ig n o ran tes que los de o tras razas. Im posible deslindar resp o n
U na hacienda se fo rm a por la acum ulación de pequeños lotes sabilidades en el t o tu m r e v o lu tis de la política nacional p a ra decir
a rre b a ta d o s a sus legítim os dueños, u n p a tró n ejerce sobre sus peo qué m al ocasionaron los m estizos, los m ulatos y los blancos. H ay tal
nes la au to rid ad de u n b aró n norm ando. No sólo influ y e en el nom prom iscuidad de san g res y colores, re p re se n ta cada individuo ta n
b ram ien to de gobernadores, alcaldes y ju eces de paz, sino hace ta s m ezclas lícitas o ilícitas, que en p resen cia de m uchísim os p e ru a
m atrim onios, designa herederos, re p a rte las herencias, y p a ra que nos quedaríam os perp lejo s p ara d eterm in a r la dosis de negro y a-
los hijos sa tisfag a n las deudas del padre, les som ete a u n a servi m arillo que en cierran en sus organism os: nadie m erece el califica
dum b re que suele d u ra r to d a la vida. Im pone castigos trem endos tivo de blanco puro, au n q u e lleve azules ojos y rubio el cabello.
como la c o rm a , la fragelación, el cepo de cam paña y la m u e rte ; Sólo debem os rec o rd a r que el m an d atario con m ayor am plitud de
risib les, como el rapado del cabello y las enem as de ag u a fría . Q uien m iras p erten eció a la ra z a indígena, se llam aba S an ta Cruz. Lo fu e
no re sp e ta vidas ni propiedades re a liz a ría u n m ilagro si g u a rd a ra ron cien más, ya valientes hasta el heroísmo como Cahuide; ya fie
m iram ientos a la honra de las m u je re s: toda india, soltera o casa les hasta el m artirio como Olaya.
Amauta 7
T iene razó n Novicow al a firm a r que la p r e te n d id a s i n c a p a c i su propiedad y su vida. A la violencia resp o n d ería con la violen
d a d e s d e lo s a m a rillo js y lo s n e g r o s s o n q u i m e r a s d e e s p í r it u s e n cia, escarm entando al p a tró n que le a rre b a ta las lanas, al soldado
f e rm o s . E fectivam ente, no hay acción g enerosa que no pued a ser que re c lu ta en nom bre del G obierno, al m ontonero que le ro b a g a
realizad a por algún negro ni por algún am arillo, como no hay ac nado y bestias de carga.
to infam e que no pu ed a ser com etido por algún blanco. D u ran te Al indio no se le predique hum ildad y resignación sino or
la invasión de C hina en 1900, los am arillos del Ja p ó n dieron lec gullo y rebeldía. ¿Q ué ha ganado con trescien to s o cuatrocientos
ciones de hum anidad a los blancos de R usia y A lem ania. No r e años de conform idad y paciencia? M ientras m enos au to rid ad es su
cordam os si los negros de A frica las dieron alg u n a vez a los boers fra , de m ayores daños se lib erta. H ay un hecho rev elad o r: rein a
del T ransvaal o a los ingleses del Cabo: sabem os sí que el anglosa
m ayor b ien estar en las com arcas más. d istan tes de las g ran d es h a
jó n K itchener se m u e stra ta n fero z en el Sudán como B ehanzín
ciendas, se d isfru ta de m ás orden y tran q u ilid ad en los pueblos
en el D ahom ey. Si en vez de com parar u n a m uchedum bre de piel m enos frecu en tad o s por las autoridades.
b lanca con o tra s m uchedum bres de piel oscura, com param os un in
dividuo con otro individuo, verem os que en medio de la civiliza E n re su m e n : el indio se red im irá m erced a su esfuerzo propio,,
ción blanca abu n d an c a fre s y pieles ro ja s por dentro. Como flores no por la hum anización de sus opresores. Todo blanco es, m ás o
de ra z a u hom bres rep resen tativ o s, nom brem os al Rey de In g late menos, un P izarro , u n V alverde o un A reche.
r r a y al E m perador de A lem ania: E duardo V il y Guillerm o II ¿m e
recen com pararse con el indio B enito Ju á re z y con el negro Boo 1904.
k e r W ashington? Los que an tes de ocupar u n tro n o vivieron en la
ta b e rn a , el g arito y la m ancebía, los que desde la cim a de un im N ota. — E ste artículo no fo rm ab a p arte de la p rim era edición
perio ordenan la m atan za sin p erd o n a r a niños, ancianos ni m u je de “ H oras de L ucha” . Lo hemos incluido en ésta porque conside
res, llevan lo blanco en la piel m ás esconden lo negro en el alm a. ram os que las iedas expresadas en él arm onizan con el esp íritu de
¿De sólo la ignorancia depende el abatim ien to de la ra z a indí la obra.
g ena? C ierto, la ignorancia nacional parece u n a fá b u la cuando se Conviene, sin em bargo, ad v e rtir que el a u to r no concluyó
piensa que en m uchos pueblos del in te rio r no existe un solo hom bre “ N uestros Indios” ; ni mucho menos llegó a co rreg ir d efin itiv a
capaz de leer ni de escribir, que d u ran te la g u e rra del Pacífico los
m en te las páginas que había esbozado. Y hemos decidido p u b licar
indígenas m irab an la lucha de las dos naciones como u n a contienda
lo así, resp etan d o el estilo espontáneo del autor, an tes que ap o r
civil e n tre el gen eral Chile y el g eneral P erú , que no hace mucho
ta r m odificaciones en que la buen a intención no h ab ría sabido
los em isarios de C hucuito se dirigieron a T acna fig u rán d o se en
siem pre disculpar la torpeza, p ara no p riv ar al público de conocer
co n tra r ahí al P re sid en te de la República.
la opinión del a u to r sobre tem a de ta n ta im portancia.
A lgunos pedagogos (rivalizando con los vendedores de p an a
ceas) se im aginan que sabiendo u n hom bre los aflu e n tes del A m a
A . da G. P.
zonas y la te m p e ra tu ra m edia de B erlín, ha reco rrid o la m itad del
cam ino p a ra resolver todas las cuestiones sociales. Si por un fen ó
meno sobrehum ano, los an a lfab e to s nacionales am enecieran m añ a
na, no sólo sabiendo le e r y escribir, sino con diplom as u n iv ersita (1 ). — Don V íctor A rreguine le ha contestado con el libro
rios, el problem a del indio no h ab ría quedado resu elto : al p ro leta E)n q u é c o n s is te la s u p e r io r id a d d e lo s L a tin o s s o b re lo s A n g lo --
riado de los ignorantes, sucedería el de los bachilleres y doctores. S a jo n e s (B uenos A ires 1900). Según A rreguine, la la rg a obra del
Médicos sin enferm os, abogados sin clientela, ingenieros sin obras, señor Demolins, am pliación de un capítulo de T aine sobre la edu
escritores sin público, a rtis ta s sin parroquianos, profesores sin dis cación inglesa, en lo que tien e ella de bueno, an tes que o bra de
cípulos, abu n d an en las naciones m ás civilizadas form ando el in n u im parcial serenidad, es u n alegato anglóm ano con acentuado sabor
m erable ejército de cerebros con luz y estóm agos sin pan. Donde a co n feren cia pedagógica, no o b stan te lo cual h a tu rb ad o a m uchos
las haciendas de las costas sum an cuatro o cinco mil fanegadas, cerebros latin o s con lo que llam arem os m areo de la novedad.
donde las estancias de la sie rra m iden tr e in ta y h asta cin cu en ta (1) ¿De dónde saca el a u to r esas 22 repúblicas? No hay aquí
leguas, la nación tie n e que dividirse en señores y siervos. u n e rro r tip o g ráfico porque en u n a n o ta de la página 40 escribe:
Si la educación suele co n v ertir al b ru to im pulsivo en un sér i f f a u t i g n o r e r d ’u n e fa c ó n b ie n c o m p le te l’h is to ir e d e S a i n t —D o-
razonable y m agnánim o, la instrucción le enseña y le ilum ina el
m in g u e , d ’H a iti, c e lle d e s v in g t- d e u x r é p u b liq u e s h is p a n o -a m é ric a i-
sendero que debe seguir p a ra no ex trav iarse en las en crucijadas
n e s e t c e lle d e s E ta ts - U n is .
de la vida. Más divisar u n a senda no equivale a seg u irla h asta el
fin : se n ecesita firm eza en la voluntad y vigor en los pies. Se r e (1 ) A caba de a firm a r que los apóstoles pueden mucho porque
q uiere tam bién poseer un ánim o de altivez y rebeldía, no de sum i lo g ran tra n sfo rm a r la opinión, etc. E n las páginas 451 y 452 ex
sión y respeto como el soldado y el m onje. L a instru cció n puede p resa lo co n tra rio : Nos p e n s é e s , e tc .
m a n ten e r al hom bre en la b ajeza y la servidum bre: in stru id o s fu e (2 ) T raducción anónim a de la E spaña M oderna, M adrid.
ro n los eunucos y gram áticos de Bizancio. O cupar en la T ie rra el
puesto que le corresponde en vez de a c ep tar el que le designan: pe ( 1 ). — Cuando en el P erú se habla de inm igración, no se tr a
d ir y to m a r su bocado; rec lam a r su techo y su pedazo de te rru ñ o , ta de p ro cu rarse hom bres libres que por cu en ta propia lab ren el
es el derecho de todo sér racional. suelo y al cabo de algunos años se co nviertan en pequeños propie
N ada cam bia m ás pronto ni m ás radicalm en te la psicología ta rio s: se quiere in tro d u c ir parias que enagenen su lib ertad y por
del hom bre que la propiedad: al sacudir la esclavitud del vientre, el m ínim um de jo rn a l proporcionen el m áxim un de trab ajo .
crece en cien palmos. Con sólo a d q u irir algo el individuo asciende (1 ). — M em orias de los V irrey es del P erú , M arqués de Man-
algunos peldaños en la escala social, porque las clases se reducen eera y Conde S alv atierra, publicadas por José Toribio Polo. Lima,
a grupos clasificados por el m onto de la riqueza. A la in v ersa del 1899.
globo aerostático, sube m ás el que m ás pesa: Al que diga: la e s c u e
la , respóndasele: la e s c u e la y e l pan. (1 ). — L a R aza In d íg en a del P erú en los albores del siglo XX.
L a cuestión del indio, m ás que pedagógica, es económica, es (p ág in a VI, segundo fo lle to ). Lim a, 1903.
social. ¿Como resolverla? No hace m ucho que un ademán conci (1 ). — U na p ersona verídica y bien inform ada nos proporcio
bió la idea de r e s ta u ra r el Im perio de los Incas: aprendió el que n a los siguientes d ato s: “M asacre de A m antani. — A penas in a u
chua, se in tro d u jo en las indiadas del Cuzco, empezó a g ran je arse g u r a d a la p rim e ra d ictad u ra de Piérola, los indios de A m antani,
partidarios, y ta l vez h ab ría in ten tad o u n a sublevación, si la m u erte
“isla del T iticaca, lincharon a un gam onal que había com etido la
no le h u b ie ra sorprendido al regreso de u n viaje por E u ro p a. P ero
“im prudencia de obligarles a hacer ejercicios m ilitares. La respues
¿cabe hoy sem ejan te resta u ració n ? Al in te n ta rla , al q u ere r rea li
t a fu é el envío de P uno de dos buques arm ados en g u erra, que
zarla, no se o btendría m ás que el em pequeñecido rem edo de u na
g ran d eza pasada. “ bom bardearon fero zm en te la isla, de las 6 de la m añ an a a las 6 de
“ la ta rd e. La m atan za fu é horrible, sin que h asta ah o ra se sepa
L a condición del indígena puede m e jo rar de dos m an eras: o el
“ el núm ero de indios que ese día perecieron, sin distinción de edad
corazón de los opresores se conduele al extrem o de reconocer el
derecho de los oprim idos, o el ánim o de los oprim idos adquiere la “ ni sexo. Sólo se ven esqueletos que aú n blanquean m etidos de
virilidad suficiente p ara escarm en tar a los opresores. Si el indio a- “medio cuerpo en las g rietas de los peñascos, en ac titu d de re fu
p rovechara en rifle s y cápsulas todo el dinero que desperdicia en g ia rs e ”.
alcohol y fiestas, si en un rincón de su choza o en el ag u jero de un a llav e y H u a n ta se consum aron en la segunda adm inistración
p eñ a escondiera un arm a, cam biaría de condición, h a ría resp e tar de P iérola.
8 mAmauta
G O ZALEZ
POR JOSE CARUOS MARiATEGUl
A D A
tencias alambicadas y retóricas, se encuentra el gérmen
del nuevo espíritu nacional. "No forman el verdadero
Perú, dice González Prada en el célebre discurso del Po-
liteama de 1888, las agrupaciones de criollos y extranje
ros que habitan la faja de tierra situada entre el Pacífico
y los Andes; la nación está formado por las muchedum
bres de indios diseminadas en la banda oriental de la
Cordillera".
Y,'aunque no supo hablar un lenguaje desnudo de
retórica, González Prada no desdeñó nunca a la masa.
Por el contrario, reivindicó siempre su gloria oscura. Pre
vino a los literatos que lo seguían contra la inutilidad y la
esterilidad de ia literatura elitista. “Platón decía,—les re
cordó en la conferencia del Ateneo,—que en materia de
lenguaje el pueblo éra un excelente maestro. Los idios
mas se vigorizan y retemplan en la fuente popular, más
que en las lenguas muertas de los gramáticos y en las
exhumaciones prehistóricas de los eruditos. De las can
ciones, refranes y dichos del vulgo brotan las palabras
originales, las frases gráficas, las construcciones atrevidas.
Las multitudes transforman los continentes". "El poeta
legítimo—afirmó en otro pasaje del mismo discurso—se
parece al árbol nacido en la cumbre de un monte; por
las ramas, que forman la imaginación, pertenece a las nu
bes; por las raíces, que constituyen los afectos, se liga
con el suelo". Y en sus notas acerca del idioma ratificó
explícitamente en otros términos el mismo pensamiento.
‘‘Las obras maestras se distinguen por la accesibilidad,
pues no forman el patrimonio de unos cuantos elegidos
isino la herencia de todos los hombres con sentido co
mún. Homero y Cervantes son ingenios democráticos: un
niño los entiende. Los talentos que presumen de aristo
cráticos, los inaccesibles a la muchedumbre, disimulan
G O N Z A L E Z P R A D A , d i b u j o d e J u l i a C ode cido
lo vacío del fondo con lo tenebroso de la forma". “Si
Herodoto hubiera escrito -como Gracián, si Píndaro hu
1 biera cantado como Góngora ¿habrían sido escuchados y
aplaudidos en los juegos olímpicos? Ahí están los gran
González Prada es, en nuestra literatura, el precursor des agitadores de almas del siglo XVI y XVIII, ahí está
de la transición del período colonial al período cosmopo particularmente Voltaire con su prosa, natural como un
lita. Ventura García Calderón lo declara "el menos perua movimiento respiratorio, clara como un alcohol rectifi
no" de nuestros literatos. Pero ya sabemos que hasta cado".
González Prada lo peruano, en nuestra literatura, no es Simultáneamente, González Prada denunció el colo
aún peruano sino colonial. El autor de Páginas ' libres, nialismo, atacó el españolismo. En la conferencia del
aparece como un escritor de espíritu occidental^ de cul Ateneo, después de constatar las consecuencias de la ño
tura europea. Mas, dentro de una peruanidadfpor defi ña y senil imitación de la literatura española, propugnó
nirse, por precisarse todavía, ¿por qué considerarlo como abiertamente la ruptura de este vínculo. "Dejemos las
el menos peruano de los hombres de letras que” la tradu andaderas de la infancia y busquemos en otras literatu
cen? ¿Por ser el menos español? ¿Por no ser colonial? La ras nuevos elementos y nuevas impulsiones. Al espíritu
razón resulta entonces paradójica. Por- ser la menos es de naciones ultramodernas y monárquicas prefiramos el
pañola, por no ser colonial, su literatura'^anuncia precisa espíritu libre y democrático del siglo. Volvamos los ojos
mente la posibilidad de una literatura peruana. Es !a li a los autores castellanos, estudiemos sus obras maestras
beración de la metrópoli. Es finalmenta, la ruptura con enriquezcamos su armoniosa lengua; pero recordemos
el virreinato. constantemente que la dependencia intelectual de España
Este parnasiano, este helenista, marmóreo, pagano, es significaría para nosotros lá indefinida prolongación de la
histórica y espiritualmente mucho más peruano que todos, niñez".
absolutamente todos, los rapsodistas de la literatura espa En la obra de González Prada, nuestra literatura ini
ñola anteriores y posteriores a él en nuestro proceso lite cia su contacto con otras literaturas. González Prada re
rario. No existe seguramente en esta generación un solo presenta particularmente la influencia francesa. Pero le
corazón que sienta al malhumorado discípulo de Lista, pertenece, en general, el mérito de haber abierto la bre
don Felice Pardo, más peruano que el panfletario e icono cha por la que debían pasar luego diversas influencias
clasta acusador del pasado a que pertenecieron ese y otros extranjeras. Su prosa tronó muchas veces contra las aca
letrilleros de lá misma estirpe y el mismo abolengo. demias y los puristas, y heterodoxamente, se complació en
González Prada no interpretó este pueblo, no esclare el neologismo y el galicismo. Su verso buscó en otras
ció sus problemas, no legó un programa a la generación literaturas nuevos troqueles y exóticos ritmos.
que debía venir después. Mas representa de toda ¡suerte, Percibió bien su inteligencia el nexo oculto pero no
un instante, el primer instante lúcido de la consciencia del ignoto que hay entre conservantismo ideológico y acade
Perú. Federico More lo llama un precursor del Perú Nuevo, micismo ^literario. Y combinó por eso el ataque al uno
del Perú integral. Pero, Prada a este respecto ha sido más con la requisitoria contra el otro. Ahora que advertimos
que un precursor. En la prosa de Páginas libres, entre sen (Pasa a la pág. 13)
Amauta 9
U l t i m o r e t r a t o de GONZALEZ PR AD A
10 Amauta
X P O S I C I O N
’ ’A M A U T A ”
B U IM O F3 ei SB
Amaula 11
JOSE S A B O G A L
••LOS / j O ;V C O S m
I 9 O
12 Amauta
( Viene de la pág, 8 Aquí llegan ráfagas de los huracanes que azotan a las
claramente la íntima relación entre las serenatas al vi- capitales europeas, repercuten voces de la Francia repu
rreinato en literatura y el dominio de la casta feudal en blicana e incrédula. Hay aquí una juventud que lucha
economía y política, este lado del pensamiento de Gon abiertamente por matar con muerte violenta lo que parece
zález Prada adquiere un valor y una luz nuevos. destinado a sucumbir con agonía inoportunamente larga,
Como lo denunció González Prada, toda actitud lite una juventud, en fin, que se impacienta por suprimir los
raria, consciente o inconscientemente refleja un sentimien obstáculos y abrirse camino para enarbolar la bandera ro
to y un interés políticos. La literatura no es indepen ja en los desmantelados^; torreones de la literatura na
diente de los demás categorías de la historia. ¿Quién ne cional".
gará, por ejemplo, el fondo político del concepto en apa González Prada no resistió al impulso histórico que
riencia exclusivamente literario, que define a González lo empujaba a pasar de la tranquila'especulación parnasia
Prada como el "menos peruano" de nuestros literatos? na a la áspera batalla política. Pero no pudo trazar a su
Negar peruanismo a su personalidad no es sino un modo falanje un plan de acción. Su espíritu individualista, anár
de negar validez en el Perú a su protesta. Es un recur quico, solitario, no era adecuado para la dirección de una
so disimulado para descalificar y desvalorizar su rebeldía. vasta obra colectiva.
La misma tacha de exotismo sirve hoy para combatir el Cuando se estudia el movimiento radical, se dice que
pensamiento de vanguardia. González Prada no tuvo temperamento de conductor, de
Muerto Prada lá gente que no ha podido por estos caudillo, de condotiero. Más no es ésta la única consta
medios socavar su ascendiente ni su ejemplo, ha cambia tación que hay quehacer. Se debe agregar que el tempe
do de táctica. Ha tratado de deformar y disminuir su ramento de González Prada era fundamentalmente literario. Si
i gura, ofreciéndole sus elogios comprometedores. Se ha González Prada no hubiese nacido en un país urgido de
propagado la moda de decirse herederos y discípulos de reorganización y moralización políticas y sociales, en el cual
Prada. La figura de González Prada ha corrido el peli- no podía fructificar una obra exclusivamente artística, no
gao de resultar una figura oficial, académica. Afortuna lo habría!.tentado jamás la idea de formar un partido.
damente la nueva generación ha sabido insurgir oportu Su cultura coincidía, como es lógico, con su tempera
namente contra este intento. mento. Era una cultura principalmente literaria y filosófi
Los jóvenes distinguen lo que en la obra de Gonzá ca. Leyendo sus discursos y sus artículos, se nota que
lez Prada hay de contingente y temporal de lo que hay González Prada carecía de estudios específicos de Econo
de perenne y eterno. Saben que no es la letra sino el mía v Política. Sus sentencias, sus imprecaciones, sus afo
espíritu lo que en Prada representa un valor duradero. rismos, son de inconfundibles factura e inspiración litera
Los falsos gonzález-pradistas repiten la letra; ios verda rias. Engastado en su prosa elegante y bruñida, se descu
deros repiten el espíritu. bre frecuentemente un certero concepto sociológico o his
tórico. Ya he citado alguno. Pero en conjunto, su obra
2 tiene siempre el estilo y la estructura de una obra de li
El estudio de González Prada pertenece a la historia terato.
y a la crítica de nuestra literatura antes que a las de Nutrido del espíritu racionalista y positivista de su tiem
nuestra política. González Prada fué más literato que políti po, [González Prada exaltó el valor de la Ciencia. Mas
co. El hecho de que la trascendencia polhica de su obra esta actitud es peculiar de la literatura moderna de.su épo
sea mayor que su trascendencia literaria no desmiente ni ca. La Ciencia, la Razón, el Progreso, fueron los mitos
contraría el hecho anterior y primario, de que esa obra, del siglo diecinueve. González Prada, que por la; ruta del
en sí, más que política es literaria. liberalismo y del enciclopedismo llegó a la utopia anarquis
Todos constatan que González Prada no fué acción ta, adoptó rervorosamente estos mitos. Hasta en sus ver
sino verbo. Pero no es esto lo que a González Prada sos hallamos la expresión enfática de su racionalismo:
define como literato más que como político. Es su ver
bo mismo. ¡Querrá al menguado sentimiento!
El verbo, en política, puede ser programa, doctrina.
Y ni en Páginas libres ni en Horas de lucha encontramos ¡Culto divino a la Razón!
una doctrina ni un programa propiamente dichos. En los
discursos, en los ensayos que componen estos libros, Le tocó a González Pradá enunciar solamente lo que
González Prada no trata de definir la realidad peruana hombres de otra generación debían hacer. Predicó realis
en un lenguaje de estadista o de sociólogo. No quiere mo. Condenando los gaseosos verbalismos
sino sugerirla en un lenguaje de literato. No concreta de ia retórica tropical, conjuró a sus contemporáneos
su pensamiento en proposiciones ni en conceptos. Lo es a asentar bien los pies en la tierra, en la materia. "Aca
boza en frases de gran vigor panfletario y retórico, pero bemos ya—dijo—el viaje milenario por regiones de idea
de poco valor práctico y científico. "Él Perú es una lismo sin consistencia y regresemos al seno de la realidad,
montaña coronada por un cementerio". “El Perú es un recordando que fuera de la Naturaleza no hay más que sim
organismo enfermo: donde se aplica el dedo brota el pus". bolismos ilusorios, fantasías mitológicas, desvanecimientos
Las frases más recordadas de González Prada delatan al matafísicos. A fuerza de ascender a cumbres enrarecidas,
hombre de letras: no al hombre de Estado. Son las de nos estamos volviendo vaporosos, aeriformes: solidifiqué
un acusador, nó las de un realizador. monos. Más vale ser hierro que nubes."
El propio movimiento radical aparece, en su origen, Pero él mismo no consiguió nunca ser un realista. De
como un fenómeno literario y no como un fenómeno po su tiempo fué el; materialismo histórico.^Sin embargo, el
lítico. El embrión de la Unión Nacional o partido Radi pensamiento de González Prada, que no impuso nunca lí
ca! se llamó "Círculo Literario". Este grupo literario se mites a su audacia ni a su libertad, dejó a otros la empresa
transformó en grupo político obedeciendo al mandato de de crear el socialismo peruano. Fracasado el partido radi
su época. El proceso biológico de! Perú no necesitaba cal, dió su adhesión al lejano y abstracto utopismo de
literatos sino políticos. La literatura es lujo, no es pan. Kropotkin. Y en la polémica entre marxistas y bakuni-
Los literatos que rodeaban a González Prada sintieron nistas, se pronunciójjpor los segundos. Su temperamento
vaga pero perentoriamente la necesidad vital de esta na reaccionaba en éste como en todos sus conflictos con la
ción desgarrada y empobrecida. "El Circulo Literario", realidad, conforme a su sensibilidad literaria y aristo
la pacífica sociedad de poetas y soñadores, decía Gonzá crática.
lez Prada en su discurso del Olimpo de 1888, tiende a La filiación literaria del espíritu y la cultura de Gonzá
convertirse en un , centro militante y propagandista ¿De lez Prada, es responsable de que el movimiento radical no
dónde nacen los impulsos de radicalismo en literatura? nos haya legado un conjunto elemental siquiera de estudios
14 Amauta
I
POR
A R B U 8 8
A N IS IM O V
del año 1916 con u n a inm ensa fu erza. No son m uchas las obras d é la
lite ra tu ra m undial que han tenido ta l éxito estu p efacien te. A hora,
cuando la época del “F u eg o ” h a pasado y a a la historia, cuando se
puede tra n q u ila y o b jetivam ente ap reciar todas las cualidades da
esa im p o rtan te novela, se hace evidente que B arbusse p resen tó el
fra n co y espantoso diario de un pelotón, la p rim era composición
au tén tica m en te revolucionaria de la nueva lite ra tu ra fran cesa. “ El
F u eg o ” en este sentido constituye u n acontecim iento de im por
ta n c ia e x tra o rd in a ria : m arca el prim er paso en la h isto ria de la li
te ra tu r a revolucionaria p ro le ta ria en F ran cia.
E n “ E l F u eg o ” nos encontram os con cuadros d escarnadam ente
reales de la g u erra. E l a rtis ta se sirve de m edios fig u rativ o s con
sum a m oderación. Q uiere ser simple. A cerca su esp íritu cread o r a
la realidad de ta l modo que ella sea docum entable. N ada que pue
da p are cer inventado. N ada artific ia l. L a v erd ad desnuda.
P ero la sim plicidad no se convierte en sim plificación; lo g ra un a
sim plicidad sorp ren d en te. E l a rtis ta no pasa p o r delan te de los
m ás m enudos e im perceptibles rasgos del fenóm eno sin percibirlos;
observa ate n ta m e n te y con concentración. Su m irad a es ex tra o rd i
n ariam en te cultivada. D istingue los m ás sutiles m atices de la m a
te ria. Concibe la realid ad en to d a su m ultiform idad sin señal n in
g u n a de exquisitism o. P ero , con todo esto, está bien desarrollado
en él el sentido de la m edida, la sensación del ta c to ; no da nada
de so b ran te ; tom a ju stam e n te cuanto es necesario, y precisam ente
aquello que es preciso. L a m an era rea lista está conducida aquí
com pletam ente h asta el fin , a la perfección.
Los hechos siguen a los hechos. A contecim ientos suceden a a-
contecim ientos. E l a rtista , conservando la im parcialidad ex tern a,
E n F ra n cia no hay todavía lite ra tu ra pro letaria. La clase p ro nos conduce por los peldaños del in fiern o gu errero . C uanto m ás le
le ta ria aún no ha dado sus artistas. Los rep rese n tan tes de la in te jos ta n to m ás grandioso deviene el cuadro. Ju n to con el crecim ien
lectualidad que han ro to con su pasado burgués defendiendo la po to de la tensión trá g ic a del relato , que en n in g u n a p a rte prescin
sición del p roletariado en la lucha política, no han levantado su de de m arcos severam ente docum entados, se revela la tendencia an
conciencia creadora al nivel de la nueva ideología de que se han tim ilitarista— la principal de la novela. Indudablem ente, de ella
apropiado. E stos artistas, no obstante la com pleta sinceridad de sus está im pregnada la obra de principio a fin. Pero, precisam ente, sa
intenciones, no pueden cre ar verdad eram en te obras revoluciona tu rad a . La tendencia, en ningún m om ento es fra se de agitación,
rias. No hay en F ra n cia u n m ovim iento p ro letario am plio, fecu n en todo tiem po ap arece como el contenido in tern o de la novela.
do en tendencias revolucionarias. Se e n c u en tra solam ente algunos E l éxito del a rtis ta consiste p recisam ente en esto. E l h a crea
escritores aislados que tienden a tr a b a ja r en el sentido revolucio do u n a o bra orgánicam ente revolucionaria. “ El F ueg o ” significa
nario proletario. E n tre ellos H en ry B arbusse, sin duda, es el m ás el comienzo del B arbusse revolucionario. “ E l F uego” ha hecho de
notable. B arbusse u n escrito r de fam a m undial, aun q u e ésta no es su p ri
B arbusse es, an tes de todo, el a u to r de “ E l F ueg o ” . E sta ir rita m era obra. U n a época b astan te prolongada de actuación lite ra ria
da y rig u ro sa novela es h a sta la fecha su culm inación creadora. la precedió.
E sta es la obra m ás su frid a, m ás inm ediata de Barbusse. No ha B arbusse comenzó con la colección de versos “ P lereu ses” ,
escrito obra m ás persuasiva y profunda, m ás revolucionaria. “El 1895, libro excesivam ente pesim ista. La lírica m elancólica y de
F u eg o ” ha retum bado en la atm ó sfera v ertid a en sangre europea silusionada de los “P lereu ses” está ín te g ram e n te im pregnada de
respeta en este ateo, un tanto pagano, es su ascetismo mo austero ejemplo moral. Estimamos y admiramos, sobre to
ral. Su ateísmo es religioso. Lo es, sobre todo, en los do, la honradez intelectual, la noble y fuerte rebeldía.
instantes en que parece más vehemente y mas absoluto. Pienso, además, por mi parte que González Prada no
Tiene González Prada algo de esos ascetas laicos que con reconocería en la nueva generación peruana una generación
cibe Romain Rolland. Hay que buscar al verdadero Gon de discípulos y herederos de su obra si no encontrara en
zález Prada en su credo de justicia, en su doctrina de amor; sus hombres la voluntad y el aliento indispensables para
no en el anticlericalismo un poco vulgar de algunas pági superarla. Miraría con desdén a los repetidores mediocres
nas de Horas de lucha. de sus frases. Amaría sólo una juventud capaz de traducir
La ideología de Páginas Libres y de Horas de Lucha en acto lo que en él no pudo ser sino idea y no se sentiría
es hoy, en gran parte, una ideología caduca. Pero no de renovado y renacido sino en hombres que supieran decir
pende de la validez de sus conceptos ni de sus sentencias una palabra verdaderamente nueva, verdaderamente ac
lo que existe de fundamental ni de perdurable en Gonzá tual.
lez Prada. Los conceptos no son siquiera lo característico
de su obra. Como lo observa ibérico, en González Prada De González Prada debe decirse lo que él, en Pági
“lo característico no está en los conceptos-símbolos provi nas Libres dicede Vigil. “Pocas vidas tan puras, tan lle
sionales de un estado de espíritu; está en un cierto senti nas, tan dignas de ser imitadas. Puede atacarse la forma y
miento, en una cierta determinación constante de la perso el fondo de sus escritos, puede tacharse hoy sus libros de
nalidad entera, que se traducen por el admirable contenido anticuados e insuficientes, puede, en fin, derribarse todo el
artístico déla obra y por la viril exaltación del esfuerzo y edificio levantado por su inteligencia; pero una cosa per
de la lucha". manecerá invulnerable y de pie, el hombre".
He dicho ya que lo duradero en la obra de González
Prada es su espíritu. Los hombres de la nueva generación J osé C a r lo s MARIATEGUI.
en González Prada admiramos y estimamos, sobre todo, el
16 Amauta
insatisfacción. El joven escrito r siente la doliente discordancia con tram os con to d as las cualidades profesionales de un a u to r intelec
la realidad. P ero todo esto aú n no parece suficien tem en te p ro fu n tu a lista, la creencia ex ag erad a en la fu e rz a de la inteligencia del
do y determ inado. A ún no está claro a dónde conducirá al au to r po eta idealista. — B arbusse se asim ila a la ideología revolucionaria
su concepción pesim ista. A los versos sigue la prosa. Las novelas p ro letaria, pero perm anece in te le ctu a lista en el m ecanism o de su
“ Les S uppliants” , 1903, y “ L’ E n fe r” , 1909. A cá y a se m arcan sicología. E sto le h a im pedido con v ertirse en u n irrep ro ch ab le r e
líneas m ás determ inadas. A ntes de todo se revela que la desconform i volucionario, pero no disáiinuye la d efin id a ten d en cia de su activi
dad y el pesimismo del joven a rtista no eran casuales. Los m otivos se dad creadora. E l estilo de B arbusse b ro ta no de “ El F u g o ” , el cual
ñalados en “P leu reu ses” tien en en “ Les S uppliants” y “ L’ E n fe r” queda como u n a excepción re a lista grandiosa, sino de las cualidades
u n cultivo m ás profundo. El a rtista no ha encontrado reconciliación in telectu alistas de su sicología.
con la realid ad ; al contrario, las contradicciones evidentem ente E l grupo C larté surgió en el año 1919 y como es sabido unificó
se aguzan. E l a rtista se pone en cam ino realista. “ L’ E n fe r” fué en sus filas to d a la flo r de la in telectu alid ad europea. E sta época
escrita bajo la influencia evidente de Zola. De la rebu scad a fra seo fu é la lu n a de m iel del pacifism o. E n esta organización in te rn a
logía poética, de la estética asim ilada en la escuela de C atule cional que tuvo u n p ro g ram a dem asiado ra d ic a l: reprobación decisiva
Méndes, a la a b ie rta y áspera m anera n atu ra lista, á la escudri de la civilización cap italista, sim patía a las doctrin as de la III
ñ ad a observación de la realidad. Paso este de g ran significación. In tern acio n al, etc., e n tra ro n re p re se n ta n te s de las m ás variadas,
E n el fondo “ L’ E n fe r i” determ ina ya el fu tu ro del a rtista . Bar- tendencias. E s n a tu ra l que p ro n to su rg ieran fro ta m ie n to s internos
busse e n tra en el sendero del a rte fecu n d ad o de tendencias socia y com enzara, un continuo conflicto. E n él se reveló que Barbusse
les. E n las novelas “ L ’E n fe r” y “Les S uppliants” hay mucho de sen había adquirido u n a b u en a disciplina revolucionaria. El no vaciló
cillez, de supérfluo y poco de carácter persuasivo. P ero al lado de ni u n a vez. E sto lo hizo eje de concentración de todo lo verdade
esto, en esos libros hay u n a te n az inflexible resolución de ram e n te revolucionario que h a habido en C larté, P o r vía de una
m ira r a la vida en los ojos, de no a p a rta rse de sus defectuosas co n tra g rad u al separación de los indecisos, casuales, ex trañ o s elem entos,
dicciones, de descubrir estas contradicciones. E sta cualidad hace el grupo evolucionó al puro com unismo ten ien d o por todo el es
precisam ente de estas novelas docum entos sicológicos de g ra n in te pacio de tiem po a B arbusse como cen tro de unificación.
rés. E n toda su extensión, han desarrollado el m otivo, que el mismo Muy característico fu é el choque e n tre B arbusse y Romain
a u to r llam a fu n d am e n tal en su creación, el m otivo del dolor hum a Rolland, que reveló dos polos alred ed o r de los cuales se ag ru p a
no. He aquí el centro al cual convergen todos los hilos del relato . El ba la in telectu alid ad radical. B arbusse se com portó in tra n sig en te
dolor hum ano p ara B arbusse es la sum a to ta l a la cual él llega como m ente lo que provocó u n a ú til y com pletam ente n ecesaria división,
resultado de sus investigaciones concentradas de la realidad. Sin du que descubrió la n a tu ra le z a a u té n tic a del pacifism o gaseoso de Ro
da, en esta determ inación to ta l y excesivam ente delicuescente de las lland. La lucha política d istrajo a B arbusse de la actividad litera
contradicciones sociales se m anifestaba inconsistencia de a rtista pe r ia por algunos años. D espués de la novela “ C larté” h asta el año
queño burgués. E ste está lleno de sensaciones confusas acerca de 1924, en que apareció la novela m onum ental “ Los E ncadenam ien
la crisis que lo em puja, pero no puede obtener u n a determ inación to s” , esta actividad su fre u n a in terru p ció n . P o r esto mismo se ha
co ncreta de las cosas. L a inform idad de la conciencia clasista en podido esp erar con el m ás g ran d e in te ré s la nueva producción li
c u e n tra en esto su expresión. te ra ria del a u to r de “ El F u eg o ” . P o r sus proporciones y por él te
E l a u to r de “ Les S uppliants” y “ L’ E n fe r” habla de las con m a “ Los E ncadenam ientos” es grandioso. E n dos g ran d es tom os el
tradicciones trág icas de la realidad, no dándose a sí mismo cuenta escrito r in te n ta p re se n ta r el pan o ram a univ ersal - histórico. E ste
de su verd ad era causa. De aquí su rje n generalizaciones exageradas problem a forzó al a u to r a ed ificar u n a novela en fo rm a de m ul
e hipérboles ab stra ctas. La concreta verdad de las contradiccio titu d de bosquejos aislados históricos y cu ltu rales. B arbusse con-
nes clasistas se tran sfo rm a en a b stra c ta “ trag e d ia del sufrim iento
hum ano” . E l a rtis ta habla con p alabras com unes, porque no ha
com prendido la m ecánica social, no ha exam inado la realid ad como
es necesario. Las dos novelas están p en etrad as de u n a sinceri
dad inm ensá. E l a rtis ta busca contestación a las p reg u n ta s del do
lo r que sé p rese n ta an te él apasionada e inexorablem ente. P ero
no sabe cómo se m odela la realidad en u n estado social establecido.
P uede ser que el au to r de “ E l In fie rn o ” , no obstan te la insistencia
de sus búsquedas hubiera quedado insatisfecho. L a g u e rra im peria
lista fu é el sacudim iento que ayudó a B arbusse a h allar el v er
dadero camino. E l poeta del sufrim iento hum ano h a dirigido sus
pasos hacia la realidad au tén tica. L a g u e rra le ofreció no sola
m ente hechos conm ovedores p ara sus descripciones sino tam bién
le reveló la c a u s a del sufrim iento social. P o r p rim era vez com
prendió que estas contradicciones trág icas sobre cuyas expresiones
ta n to tra b a jó tien en sus raíces en las contradicciones clasistas
de la sociedad. “ El F uego” fu é precisam ente la obra que reflejó
la transform ación que acaeció en el a rtista . Ju n to con la delicuescen
te concepción in te lectu alista que evidentem ente ha tenido sabor de
fatalism o abandonó la falsa elevación del tono, el filo so far con
énfasis, al pathos g ritad o r. Todo esto m ostróse de golpe innecesa
rio. B arbusse volvió a la rig u ro sa sim plicidad y de esa m an era
surgió “E l F uego” , libro que no solam ente describe realm en te la
g u e rra sino tam bién es la voz de la p ro testa revolucionaria co n tra
ella. “ El F uego” es la p rim era acción revolucionaria de Barbusse.
U na vez en trado en el sendero revolucionario, y a no se a p a rta de
él. E n el año 1923 se hace com unista. De “ E l F u eg o ” al P artid o
Com unista francés. Desde el año 1916 h asta el año 1923, el in te r
valo está lleno no solam ente con actos en que B arbusse va le n ta
m ente libertándose de los últim os restos de la ideología burguesa,
sino tam bién sum ergiéndose en la lucha política. E n “ P aroles d’
un c o m b a ta n t” están reunidos los artículos y discursos de B ar
busse en esta época. A quí se puede ver con qué pasión, con qué reso
lución firm e defendió la divisa revolucionaria, con qué ard o r h a
cía propaganda por la república de los .Soviets, con qué cólera es
cribió el m anifiesto del grupo C iarte, “E l resp lan d o r en el A bis
m o” . E n 1921 dirigió un llam am iento a la intelectualidad, “ El cu
chillo entre los dientes” , que co n ju rab a a todos sus rep rese n tan tes
conscientes a ponerse al lado de la revolución social. E s in te resa n te
y preciso exam inar el estilo de esas obras de Barbusse. Nos encon I l E N R l B AR B U SSE , p o r F ra n z M asares!
Amauta 17
E n SU g ra n estudio T h e R e c o n s tr u c tio n o f ? -igion, el sociólo que está en m archa, que se nos viene encim a, aú n cuando miles de
go n orteam ericano C harles A. Ellwood, estam pa desde la p rim era cristianos no lo sepan y otros m iles p re fie ra n no saberlo.
página la siguiente afirm ació n : “ Si la Iglesia C ristian a tie n e que E sto obedece a cinco causas que algunos pueden considerar
sobrevivir es m enester que se produzca d en tro de ella u n a N ueva ta n lam en tab les cuanto quieran pero que, lam entables o no, están
R eform a, ju n to a la cual la R eform a P ro te sta n te p are cerá cosa in ahí p aten tes, ta n p aten te s que nadie, por mucho que las discuta, se
significante” . e n c u en tra capacitado p a ra poder n eg ar su existencia.
E sta opinión, siendo m ás g eneral, coincide to ta lm e n te con la
l a . N u e s tr o c o n c e p to d e D io s h a c a m b ia d o .
em itida por el a u to r de las presen tes líneas, hace algunos años, en
el estudio “ El problem a religioso en la cu ltu ra la tin o am erican a” ,
H ay n atu ralm en te, en el m undo m oderno, m uchísim as personas
cuando dijo que, habiendo tenido los países latinos la enorm e des
que tie n e todavía un concepto de Dios idéntico al que puede h allar
g racia de hab er quedado al m argen de la R eform a del siglo XVI, a-
se en libros ta les como el Exodo y el Levitico, de igual m an era que
h o ra e ra ya dem asiado ta rd e p a ra p en sar en con v ertirlo s al P ro
existen au n en el m undo m illones de henoteístas, de politeístas, de
testantism o. Cuando los mismos países reform ad o s están sintiendo
g en tes que rin d en culto a los m uertos, a los espíritus o a los an i
la necesidad de u n a N ueva R eform a, lo m ejor que pueden h acer los
m ales. H ay tam bién, especialm ente e n tre las g en tes educadas, m iles
países latinos es buscar ellos mismos su propia R eform a, u n a R efo r
de personas que sencillam ente no creen en Dios. P ero, e n tre estos
m a que corresponda a las necesidades m entales y sociales del hom
y aquellos, perfílase la m entalidad religiosa del hom bre m oderno
bre del siglo XX, en lu g a r de a c e p ta r servilm ente los fru to s de la
p a ra quien Dios no es, ni puede ser ya, un m onarca, caprichoso y
R eform a llevada a cabo por los pueblos del n o rte hace y a cu atro
vanidoso, que distrib u y e favores a quien lo adula y siente odio por
siglos.
quien se olvida de él.
Me com place, sin em bargo, c ita r a Ellwood p ara d em ostrar T al concepto de Dios p la n teáb a los trem endos problem as de
que somos m uchos los que, en el m undo entero, vemos v enir la N ue los cuales se hace cargo el libro de Jo b y aquellos a los cuales a-
va R eform a como un hecho ta n fa ta l, ta n ineludible, como esa mis lude y a el p ro fe ta H abacuc. ¿P o r qué su fren los inocentes? ¿Poi
m a nueva civilización m undial que está surgiendo, después de la qué pro sp eran los m alvados? No hay un a sola m adre que haya vis
g u e rra europea, del contacto cada vez m ás estrecho e n tre el o riente to m orir a su hijito que no se lo h ay a preg u n tad o , ni un hom bre
y el occidente. A m enos de que el C ristianism o esté llam ado a des honesto, derrum bado por la p erfid ia de un canalla, que no se lo
aparecer, la N ueva R eform a no es u n a posibilidad que cada cual h ay a dicho. P ero , fre n te a la visión pesim ista de la vida que nos
pueda a c ep tar o rech azar según sus gustos individuales y como lo tr a jo la biología m oderna, con sus inflexibles leyes de la co n cu rren
estim e m ás conveniente. L a N u e v a R e f o r m a e» u n h e c h o . E s algo cia y de la supervivencia de los m ás aptos, el problem a cobró m ayor
O
Q
duce a su le cto r en el bosque espeso de las épocas alejad as, lo a- m ente, desprovistos de vida, secam ente. H abla el intelectual que
cerca a los acontecim ientos de actualidad. Las tira n ía s de B abilonia puede h acer com prender el fenóm eno pero no m ostrarlo. E n “F u e r
y Egipto, Roma, Grecia, la E u ropa medioeval. L a carn icería im pe za hay novela de la vida de la an tig ü ed ad de Roma, y novela de
rialista, los últim os acontecim ientos de la h isto ria universal. Lo la época actu al, novela fa n tá stic a y novela de la vida real, con los
prim ero que in te resa al a u to r en esta aglom eración de hechos rasgos de aquella m an era a b stra c ta que es propia de Barbusse. To
históricos es la cuestión de la desigualdad social. La m arca cada das las diferencias e n tre las épocas se tritu ra n . Roma an tig u a no
vez con u n a claridad exacta y cada vez subraya este problem a fu n es distinguida del Siglo XX y la edad rea l se parece a la fa n tá s ti
dam ental del desarrollo histórico. “ Los E ncadenam ientos” es u n a no ca. La esencia del estilo ab stracto se revela con acritu d espe
vela de agitación. E l a u to r no solam ente m u estra los hechos sino cial.
tam bién llam a al levantam iento co n tra la defectu o sa realid ad ca E l año pasado publicó B arbusse un libro sobre C risto: “ J e s ú s ”
p italista. La narració n frecu en tem en te se in te rru m p e por tira d as Le pareció seductora la id ea: lib e rta r la fig u ra de Cristo de toda
agitadoras, que recu erd an aquello que B arbusse habló y escribió precipitación de la iglesia, hum anizarlo, m o stra r los rasgos plebeyos
en los años an terio res, como político. Sin duda “ Los E n cad en a del cristianism o prim itivo. H e aq u í por cierto algo que no era m e
m ientos” es la novela sum a que com pendia la inm ensa lab o r de e- n ester hacer. E ste inm enso esfuerzo que ha g astado el au to r p ara la
ducación que el a u to r ejecutó sobre sí mismo. Su concepción revo investigación de las fu en te s, m ás ú ltim am ente conform e al fin, h a
lucionaria e n c u en tra acá su expresión acabada. Al lado de esto, b ría podido aprovecharlo en o tra dirección. La in terp retació n de Cris
“ Los E ncadenam ientos” tra e n en sí todas las señales de aquel es to, cu alesq u iera que sean los m otivos de que ella p artiese, no es asun
tilo in telectual que como ya hem os dicho se hace u n a propiedad to de un escrito r revolucionario. E n este engaño del acceso, en esta
característica de B arbusse. A bstracción excesiva, esquem atism o ex equivocación característica, tenem os siem pre la expresión de aq u e
trem o, excesiva inclinación al raciocinio, que se pone de vez en lla m ism a sicología in telectu alista. El a rtista , inclinado a ab stra c
cuando zancos y por fin una com posición que une la vacilación ex ciones, adm itió aquí un a abstracción más. A bstracción fu é el mismo
cesivam ente am plia del contenido “ esquem a de la h isto ria u n iv er hecho del in ten to . B arbusse ha venido al p ro letariad o de las filas
sal” con el m uy estrecho y contradictorio de la novela. Motivo p e r de la in telectualidad. Se hizo revolucionario adiestrad o en el do
sonal, estrecham ente individual, de las páginas de la novela no de m inio político, m ás en el dominio de creación a rtístic a él h a dado
saparece el “yo” que filosofa y sufre. Todo esto priv a a la obra m ás bien docum entos de la descomposición de la sicología in telec
de sentido orgánica y v erdaderam ente revolucionario, todo esto le tu a l burguesa, bajo la in flu en cia de la ideología revolucionaria pro
impide elevarse hacia su propósito grandioso. E l estilo in telectu al le taria , que obras ín te g ras y orgánicas. E n este sentido su papel
que encontram os en éste y los libros posteriores de B arbusse, su r histórico es inm enso. Los a rtista s de la clase o b rera no seg u irán
ge de la contradicción orgánica e n tre la ideología, que tien e el ca su ejem plo. Su cam ino será m ás recto y legible. P ero los nuevos
rá c te r revolucionario p roletario, y en tre la psicología sobre la cual refu g iad o s de las filas de la in telectu alid ad , los nuevos trán sfu g a s
prosiguen gravitando las tradiciones viejas. E n los m arcos de esa al cam pam ento del p ro letariad o luchador, apro v ech arán am plia
contradicción se desarrolla la actividad cread o ra del a rtista . El li m ente la inm ensa experiencia cread o ra de Barbusse. Se educarán
bro de n arraciones “F o rc e” (1926) habla de esto de u n a m an era en sus búsquedas persev eran tes, ap re n d erán sus errores. B arbusse
no m enos persuasiva que el m onum ental por el designio de “ Los e n tra rá en la h isto ria de la lite ra tu ra revolucionaria fra n ce sa como
E ncadenam ientos” . B arbusse p rese n ta algunos conexos esquem as su com enzador.
sociológicos. H abla el revolucionario que p la n tea las cuestiones co I. V. A N IS IM O V .
rre cta m e n te. P ero esos esquem as carecen de fo rm a artística. Los
esquem as no están form adas po r la carne viva de las costum bres. (T ra d u c c ió n d ir e c ta d e l r u to , esp ecial p a r a “ A m a u ta ” , p o r M i
No se concretan en la revelación artístic a. Se o btienen a b s tra c ta g u e l A d le r) .
18 Amauta
actu alidad, ¿H ay lu g a r p a ra Dios en el seno de u n a lucha in ex o ra hirió de rep e n te el co n traste que había en tre esa m agnificencia y la
b le que hace de la T ie rra u n campo de batalla? ¿Se puede creer idea de que el au to r de ella hubiese hecho, hace cuarentidos siglos, un
en la P rovidencia f re n te a las erupciones de los volcanes y a los pacto con un p asto r de la M esopotam ia p a ra asegurarse, de esa
te rre m o to s que hacen d esaparecer pueblos en tero s que, ig u al a los m an era, un pueblo que le o freciera sacrificios. Desde que H erb ert
hom bres aplastados por la to rre de Siloé, no e ra n seg u ram en te peo S pencer escribió esas líneas, la ciencia de las religiones h a p rogre
re s que los dem ás h ab itan tes de Jeru sa lé n ? sado mucho. Sabemos hoy que, si A braham no es u n perso n aje m í
L a re sp u e sta a esta trem en d a p re g u n ta nos la h an dado pen tico, jam ás pensó en ofrecer sacrificios al espíritu que se m anifies
sad o res como Sam uel B utler, B ergson, E ucken, D riesch, pero su ta en la m ajestad de los cielos, sino a uno de ta n to s D jinn, a uno
re sp u e sta no es, evidentem ente, la que dá Jehovah a Job y a sus de ta n to s de los núm enes trib ales de los pueblos sem itas. Sa
am igos ni está de acuerdo tam poco con la fam osa escapada de San bemos que Y ahveh no era sino uno de esos núm enes y que só
P ablo cuando com para a Dios con u n ollero y al hom bre con u n a lo len tam en te, y p o r exclusión de los dem ás dioses, llegó el pue
v asija. E n el seno de la n a tu ra le z a que, como dice el mismo Pablo, blo de Isrrae l, después de la g ran p ru eb a del cautiverio, a la idea
p are ce e sta r agonizando con dolores de p arto , tra ta n d o de h acer m onoteísta, identificando a su Dios trib a l con el Dios único, “ él
su rg ir fo rm a s de v ida cada vez m ás bellas, cada vez m ás p erfec que hizo los cielos y la tie r ra ” . Sabem os que ni al Genesis ni al
ta s, tra sp a re c e n seg u ram en te u n propósito y u n a v o luntad divinas. Exodo debemos considerarles como relato s históricos y que todo el
E sta voluntad, que “ hace que su sol se lev an te sobre m alos y bu e A ntiguo T estam ento, si de algo vale, si en algunos casos tiene in a
nos y llueva sobre ju sto s e in ju sto s” es seguram en te p a te rn a l y preciable valor, es por co n ten er el recuerdo de las experiencias re
b u en a, como enseñó Jesús. P ero, m ás seguram ente todavía, no es ligiosas de hom bres como Amos, Oséas, Miquéas, Isaías, Jerem ías,
el Dios om nipotente, despótico y te rrib le , del cual h ab lan los vie que, satu ran d o el culto de Y ahveh de un contenido m oral, hicieron
jo s libros judaicos y sobre el cual ta n to discu rriero n los teólogos del Judaism o la religión universal cuya flo r suprem a es Jesús.
escolásticos y calvinistas. E s u n a v oluntad de bien, un esfuerzo de E l Sacerdotalism o judío no nos in te resa ya. N ada de provecho
superación, que tr a t a de crear, con el hom bre y por medio del hom vemos en sus holocaustos n au sean tes y en sus sacrificios sangrien
b re, valores espirituales, valores de cu ltu ra, santidad. P ero no es tos en ese “ Tem plo m udo y sordo, objeto de vergüenza p ara los
u n m onarca m agnífico, sentado en u n tro n o , com placiéndose con el hom bres” , como lo llam aba y a el cu arto de los L ibros Sibilinos.
hum o de los holocaustos o las plegarias llenas de lisonjas de sus va Nos parecem os en esto a aquellos “judíos m uy virtuosos que, h a
sallos. E s u n P a d re seguram ente, puesto que todos llevam os ad en biendo pen etrad o en el espíritu de la ley, no han quedado encade
tro ese m ismo anhelo de superación que le distingue, ese gérm en nados a la su p erficie” , de quienes nos habla Eusebio en su valio
divino que se m a n ifie sta en nosotros como ansia de verdad, de b e sísim a o bra de la P rep aració n Evangélica. Tenem os buenas razones
lleza y de bien, probándonos que “lin a je de E l somos” . P ero es un p a r creer que Jesús, n u estro m aestro, p erten ecía a ese núm ero,
P a d re que necesita de sus hijos ta n to como sus hijos n ecesitan de al núm ero de aquellos a quienes se re fie re Eusebio y de los que de
E l. E s u n Dios que agoniza y su fre con los dolores y a causa de ta l m an era se expresan acerca del Templo. Tenem os buenas rázones
los dolores hum anos, que necesita que los hom bres, sintiéndose h i p ara p en sar que, si el Serm on de la M ontaña es la flo r cuyas ra í
jo s suyos, colaboren en su obra y tr a te n de ayud arle a establecer ces hay que b uscar en Amos e Isaías, la m ayor p arte de las pres
en los cielos. cripciones del Exodo, del Levitico y aún del D euteronom io, son pe
so m u erto del cual debemos lib e rta r lo m ás pronto posible a nuestras
2 N u e s t r o c o n c e p to d e la O r a c ió n h a c a m b ia d o
m entes y n u e stra trad ició n religiosa.
P ero, si esto es así, si no podemos ni debemos considerar to
E s u n a consecuencia ineludible de nuestro cam bio de concepto da la B iblia como “la p alab ra de Dios” in errab le e infalible, nos ha-
llám os tam bién en u n a posición m ás cómoda p a ra ap reciar con
acerca de Dios, au n cuando m uchos de los que han cam biado en
m ente seren a el valor y el significado de los libros sagrados de o-
sus conceptos ac erca de lo Divino no hay an tod av ía cam biado en
tr a s religioñes an terio res al Cristianism o.
sus conceptos respecto a la oración.
T am bién ellos, como n u estra Biblia, contienen m uchas cosas
F orm ad a en el am biente palaciego de Bizancio, la litu rg ia ca
in aceptables y m íticas, pero, igual que en n u e stra Biblia, hay tam
tó lica v en e ra a Dios como los cortesanos del B ajo Im perio h o n ra
bién en ellos u n a contribución positiva a la evolución religiosa de
b an al César. C ree que E l se com place oyendo cánticos, asp iran
la hum anidad. H om bres como el doctor F arq u h ar han dedicado sus
do el hum o del incienso, recibiendo honores en días fijo s y en ho
vidas a d esen trañ a r esta verdad y yo creo que su labor no puede ser
ra s d eterm inadas. L as m ism as iglesias de la R eform a, que ta n to
perdida. T iene que llegar un m om ento en el cual el oriente y el
h an sim plificado en algunos casos la litu rg ia católica, y en otros
occidente unidos reconozcan que si Amos, Oseas, Isaías y Jerem ías
la h an anulado to ta lm e n te , no se han lib ertad o , sin em bargo, de
p rep a ra ro n el pueblo de Israel p ara recib ir el m ensaje del Cris
ese concepto equivocado que, a mi juicio, re su lta imposible de a r
to, hay, en la h isto ria del Asia, hom bres como Confucio y Zoroas-
m onizar con la en señanza fu n d am e n tal de Jesú s acerca del carác
tro que desem peñaron igual papel en los designios de Dios.
te r p a te rn a l de Dios. Le c a n ta n him nos, le en to n an salmos.
Hoy no existe un hom bre estudioso e ilustrado que pueda ne
Todo esto, si está revestido de form as bellas, tien e sobre los
g a r la verdad, ya enunciada hace siglos por San Ireneo y Clemen
espíritus, indiscutiblem ente, la influ en cia to n ific an te que el a rte
te de A lejan d ría, de que H eraclito, Sócrates, P lato n y los E stoi
siem pre ejerce. Sin em bargo, creo que no puede p erd u ra r si Dios
cos (cuya ideología ta n ta influ en cia tuvo sobre San Pablo) p re
es concebido, no como u n m onarca a quien se adula con todo el
p ara ro n el pensam iento griego p ara recib ir el m ensaje cristiano.
protocolo de u n a pom pa cortesana, sino como u n a fu e rz a inm anen
H ay u n a ex tra ñ a afin id ad de pensam iento en tre el Himno a Zeus
te en el universo y en cada uno de nosotros, u n a v o luntad que tr a
de Cleanto, cuando dice “ porque de Ti todos hemos nacido” , y el
t a de im pulsarnos hacia la perfección.
Serm ón de la M ontaña cuando nos enseña que todos somos hijos
Si “ en E l vivimos, nos movemos y somos” , lo m ejo r que puede
del mismo P ad re Celestial. Si idénticas afinidades no han sido ge
h ac er el hom bre, por m edio de la introversión, es p re sta r oído a neralm en te reconocidas en tre el pensam iento cristiano y lo más
esa voeesilla in te rio r que h ab la a su conciencia. Las m ejores form as profundo del pensam iento asiá tic o 'e s, sencillam ente, porque el oc
de oración son aquellas de las cuales nos hablan los m ísticos es cidente tie n e aún ta n to que ap ren d er del oriente como éste de a-
pañoles, y en g en e ral todos los m ísticos, designándolas bajo el tí quél.
tu lo gen eral de “ oración in te rio r” . Son la oración m ental, o m e H ay u n a “ Luz que alum bra a todo hom bre” y yo veo venir el
ditación, la oración de quietud, o recogim iento, y la oración de u- día en el cual esto será 'universalm ente reconocido. Los hom bres
nión, o adoración y com unión íntim a con Dios. E n lu g a r de tr a ta r del o rien te y del occidente vendrán, cada cual con sus respectivas
de h o n rarle con el rugido de los órganos, el humo del incienso, las tradiciones, a colocarse bajo la b an d era del Cristo, corona y síntesis
voces de los coros, los cristianos en g en e ral h aría n bien, a mi ju i de cuanto hay de dinámico, de noble y puro en el pensam iento reli
cio, en im itar a los cuáqueros, uniéndose en el silencio ex terio r y el gioso de los siglos p retérito s.
recogim iento in te rio r p a ra escuchar la voz del E sp íritu . “ La Di
vinidad está cerca de cada uno de nosotros, dispuesta a h acerse oir 4 N u e s tr o c o n c e p to d e la Ig le s ia h a c a m b ia d o
de cu alq u iera que hace silencio p a ra escucharla” , dijo Sócrates
hace y a v ein ticu atro siglos. Con excepción de fig u ra s tales como Sebastián F ran ck y Gas
p a r Schw enkfeld, los hom bres de la R eform a, en general, no rom
3 N u e s tr o c o n c e p to d e la B ib lia h a c a m b ia d o pieron con el concepto de Iglesia que predom inaba y predom ina en
el Catolicismo. C reían que la Iglesia de Roma se había desviado
Cuenta Herbert Spencer en su autobiografía que, siendo aún de las b uenas trad icio n es de la Iglesia prim itiva y tra ta ro n de re
joven y mirando una noche la inmensidad del cielo estrellado, le formarla volviendo a lo que suponían ser el verdadero Cristianis-
Amauta 19
mo. Inspirándose en la le c tu ra del N uevo T estam ento y tam bién, por te rn id a d D ivina, en u n a ab so lu ta e n tre g a que se esboza en la p ri
desgracia en la del A ntiguo, su propósito no e ra otro sino re c tifi m era v isita al Tem plo, se confirm a en el Jo rd án , se perfecciona a
ca r la obra de la E dad Media. Los mismos S antos P ad res, h asta p a rtir de su regreso de F en icia y se com pleta en el Getsem aní y
San A gustín, les m erecían, y siguen m ereciéndoles, casi ta n to res sobre la Cruz.
peto como los escritos bien o m al atribuidos a Pablo, P edro, San Jesú s es la expresión m áxim a, el triu n fo suprem o de esa volun
tiago, J u a n y Judas. H oy, en cambio, un estudio m ás a te n to y u na ta d que, a trav és del laborioso proceso de la evolución cósmica, bio
crítica m ás perspicaz del N uevo T estam ento nos h a hecho ver que la lógica y social, tr a t a de expresarse en el hom bre, y por medio del
u nidad y pu reza de la prim itiva Iglesia es u n m ito. Desde los p ri hom bre, como u n a fu e rz a espiritual, cread o ra de valores m orales.
m eros días, la com unidad cristian a nunca estuvo unida. Je sú s es el dechado del hom bre, el hom bre p erfecto , porque es la
E n el N uevo T estam ento vemos cristiano s ju d a izan tes llenos encarnación p e rfe c ta de la divinidad en el hom bre o, dicho de o tra
de preocupaciones ritu a les, como e ra n los del conventículo de Je- m anera, de la com penetración absoluta del hom bre con lo Divino.
rusalén, con S antiago a la cabeza, cristianos liberales, am plios, co Cuando el cu arto Evangelio, tom ando de H eraclito, del P lato n is
mo Pablo, que, sin hab er sido discípulo directo de Jesús, com pren mo y de los Estoicos, u n concepto altam en te filosófico, nos dice que
de m ejo r el esp íritu de este que aquellos que lo hab ían seguido el Logos, la In telig en cia Divina, la Razón U niversal, se h a hecho
desde los prim eros días. Vemos cristianos helenizantes, como el au carn e en Jesús, nosotros no podem os sino reconocer que así es, en
to r de la E pístola a los H ebreos y él del C uarto Evangelio, y cris efecto.
tian o s que expresan el pensam iento judaico con to d as sus preocu Jesú s es el hom bre ideal y, por lo ta n to , el ideal p ara el hom
paciones escatológicas,' como ocurre con los au to re s de la E pístola bre. No pudiendo concebir al P ad re Celestial, que E l nos reveló ta n
llam ado de S antiago y del A pocalipsis. ¿C uál de estas co rrien tes— ad m irablem ente en la p aráb o la del hijo pródigo, como un Dios
y au n se podría m encionar otras— re p re se n ta la prim itiv a Ig le cruel e inexorable que se com place en los sacrificios y en los su
sia, el C ristianism o prim itivo? P ero hay algo m ás todavía ¿E s se frim ien to s hum anos, no podem os considerar a Jesú s como la víc
g uro que Je sú s h ay a pensado en fu n d a r u n a Iglesia? ¿P ro n u n ciaro n tim a expiatoria, el Cordero de Dios que, con su sangre, lava los pe
alguna vez sus labios la p alab ra e k k le s ia con la cual los griegos cados del mundo. Sabem os bien que, sin su suprem o sacrificio sobre
designaban sus asam bleas populares? la Cruz, p refirien d o m o rir an tes que ser desleal a la verdad, Jesús
E l rela to de la fam osa escena de C esaréa de Filipo ta l como no h u b iera podido conquistar el mundo p ara sus doctrinas. N ues
aparece en M ateo re su lta altam en te sospechoso. Ni M arcos ni L ucas tro s corazones se estrem ecen de g ra titu d delante de ta l sacrificio
nos hablan allí dé p iedras fu n d am en tales pi del poder conferido a que, en verdad, nos h a redim ido, nos h a salvado, o está redim ien
P edro de a b rir y c e rra r las p u e rta s del cielo. E l ta rd ío rela to joa- do y salvando a los hom bres de sus supersticiones, ignorancias y ru
nino, en el cual, después de la R esurrección, Je sú s concede el m is tin as. P ero atrib u ir a ta l sacrifico un valor expiatorio, el carácter
mo poder a to d o s los apóstoles, lejos de co n firm ar a M ateo, tiene de u n a satisfacción vicaria, nos p arece incom patible con todo el
todo el aire de rec tificarlo . Todo bien considerado, p arece m ás que esp íritu del Serm ón de la M ontaña y de la parábola, an tes m en
probable que Jesús, que desafía látigo en m ano al sacerdotalism o cionada, del hijo pródigo. Sólo se explica teniendo en cu en ta que
de Je ru salén , no h ay a pensado ja m ás en c re a r u n a nu ev a te o c ra m entalidades plasm adas por el concepto te rrib le de Dios, que nos
cia, u n nuevo sacerdotalism o. Si este, a p esar de todos los esfu er p in ta n ciertos libros del A ntiguo T estam ento, solo podían acep
zos de M ontano, se afia n z a en el curso del segundo siglo, es senci ta r la b u e n a n u e v a que nos tra jo Jesús, revelándonos a Dios como
llam ente porque en contacto con los cultos esotéricos que p u lu la u n P ad re lleno de bondad, diciéndose que el Dios del Sinaí se h a b ía
ban en el am biente helénico, el C ristianism o se contagia con el v u e lto c le m e n te , h ab ía cam biado de n atu raleza, en v irtu d del sa
sacerdotalism o de los M isterios. N ad a tien e que v er con las ense crificio de su único hijo, que, con su sangre, apacigua sus iras.
ñanzas que M ateo com prendió en el Serm ón de la M ontaña y que, T al explicación, em pero, la m entalidad m oderna, fo rm ad a por
dispersas en Lucas, nos m u e stran a Jesús, como an tes dije, m ás diecinueve siglos de C ristianism o, no la necesita ni la puede acep
bien como u n exponente de las co rrien tes an tileg alistas y an tisa ta r. La idea prim itiv a de los sacrificios cruentos agradables a Dios,
cerdotales que predom inaban en la p e rife ria del m undo judaico, en que y a los g ran d es p ro fe tas y ciertos salm istas rechazaban con ho
tre los judíos de la D ia s p o r a , de los cuales el Galileo p rácticam en r ro r y desprecio, es incom patible con el Evangelio.
te hacía p arte.
Todo nos d em uestra, en u n a palab ra, que, en esto, como en
m uchas otras cosas, la R eform a del siglo X V I se quedó a medio ca E n lu g a r de los cinco conceptos que hemos abandonado acerca
m ino; que la R eform a, como dijo V inet, “ está au n por h ac er” ; que de Dios, de la O ración, de la Biblia, de la Iglesia y del Cristo, lo
el verdadero cam ino fu é indicado por hom bres como F ran ck , como que si tien e, y te n d rá siem pre enorm e im portancia, lo que constituye
Schw enkfeld, como Fox, p a ra quienes la Iglesia no es u n a o rganiza p a ra el pensam iento m oderno la esencia m ism a del cristianism o;
ción eclesiástica sino u n a co rrien te esp iritu al invisible, com puesta son los siguientes puntos que la N ueva R eform a, según creo, está
por todos aquellos que se h allan unidos a C risto en esp íritu y vida. llam ada a p red icar y h acer triu n f a r :
L a iglesia no tien e señales exteriores. No se puede decir héla aquí a) . -— E l universo es la expresión de u n a V oluntad Divina, la
o héla allí. F orm an p a rte de ella los que p articip a n en la vida di m an ifestació n de un esfuerzo orientado hacia la creación no sólo
vina y sólo Dios sabe quienes son los suyos. de fo rm as cada vez m ás p erfec tas sino hacia la expresión de va
lores esp iritu ales; u n a V oluntad que, m ediante el hom bre, tr a ta de
5 N u e s tr o c o n c e p to d e l C r i s t o h a c a m b ia d o m an ifestarse como u n principio m oral, de rev e lar su n atu ra lez a—
d efin id a por los escritos joaninos como inteligencia, Luz, Vida,
Amor.
H oy ya no nos in te re sa en lo m ás m ínim o sab er si Je sú s era
b) . — Jesú s es la culm inación suprem a de ese esfuerzo que,
o no el cum plim iento de las esperanzas m esiánicas que, después del
tra ta n d o de ex p resar su n atu ra lez a espiritual, tiende hacia la crea
cautiverio de B abilonia y, p artic u la rm e n te d u ra n te la persecución
ción de u n a hum anidad m oralm ente p erfecta, de lo que p u d iéra
de Antioco E pifánes, ta n to preocupaban a los judíos. P a ra nosotros
mos llam ar u n a superhum anidad. M ediante su com pleta com pene
es un hecho sencillam ente lam entable que los Sinópticos, y en p a r
trac ió n con lo Divino, Jesú s es el p rim er rep rese n tan te de esa
tic u la r M ateo, g aste ta n to tiem po, forzando los te x to s del ,Tiejo
superhum anidad espiritual, “ el prim ogénito e n tre m uchos h ijos” .
T estam ento, p a ra p robarnos que Je sú s e ra el Cristo, M enos todavía
c) . — Fiel a los suprem os valores espirituales que la p alab ra
puede in te resa rn o s que, bajo influ en cias pérsicas y u n a m ala tr a
Dios sin tetiza o sim boliza, Jesús m uere en u n a Cruz y, en ese su
ducción griega de u n te x to de Isaías, ta n to M ateo como Lucas nos
prem o sacrificio del hom bre p erfecto , del hom bre identificado ab
quieran p ro b ar que, en Jesús se h ay a cum plido la p ro fecía del A-
so lutam ente con Dios, tenem os como la cristalización, en el tiem
vesta prom etiendo que, después de Z oroastro, v en d ría otro Salva po y en el espacio, de un dram a eterno. La Cruz es el símbolo de la
dor nacido, como él, de u n a virgen. L a introducción de la visita de creación. E s la expresión de la agonía, del E sp íritu atad o a la m a
los m agos a B ethlehem , que no tie n e otro objeto sino co n firm ar te ria y, sin em bargo tra ta n d o de revelarse en ella.
dicha profecía, nos p arece sencillam ente deplorable, pues no sir d ) . — Desde la Cruz, en la cual agoniza el Cristo, Dios está
ve sino p a ra la n za r la som bra de u n a sospecha sobre todo el relato llam ando a los hom bres p ara que am en a Quien los am a con eterno
evangélico, dando pábulo a la tesis de Couchoud y otros sobre la am or y, m ediante el triu n fo indiscutible, inequívoco, que Je sú s al
no-historicidad de Jesús.
canzó p a ra sus doctrinas por medio de la Cruz, Dios nos dá u n a
Lo que si nos in te re sa en este es su sentim iento de absoluta p ren d a seg u ra de que los valores espirituales, a tra v é s de todos
relación filial con Dios. Que, habiéndonos enseñado que Dios es los sufrim ientos y m artirio s, p revalecerán siem pre sobre los valores
nu estro P ad re— y no n u estro amo y, m enos to d av ía n u estro fa b ri m ateriales; de que lo su p erio r v encerá siem pre a lo in ferio r.
can te— haya vivido en teram e n te a la luz de esa d o ctrin a de la P a e ) . — De esta form a, Jesú s no es ta n sólo u n hecho histórico
20 Amauta
I MPERATBV D CREAC90
¿Porqué, entonces, el castigo y el riesgc de infundirles un alma?
¿Una pregunta sola iba a llenar todo lo creudo,
hasta el último resquicio,
y las dudas empañarían los espejos del éter?
Vagando me hallaba por los caminos nocturnos Aquella declinante caída del hacha ígnea,
en las márgenes de un estuario. era una orden mística, pero no para mi,
era un imperativo mensaje de arcángel, pero no para mí
Hacia la madrugada
señalaban con el índice los vigías de las estrellas. Fácilmente interpretable,
el único mensaje y la orden final que faltaba,
Los campesinos, entonces, para que todas las siembras iniciasen la germinación.
encendieron sus fogatas
y ante el ruido de mis pasos en la piedras
gritaban vigilantes aves. Asi, de la misma forma,
que el comando enérgico dei relámpago,
hace precipitar la lluvia,
Bajo la paz creadora, y esta organiza su marcha de cerrados cortinajes,
brotaban en mi corazón estremecimientos inefables, así como el brillo de una espada,
de una pureza infinita, o el imperio de los clarines,
ponen en movimiento a los ejércitos grandiosos,
pero adormecidos quedábanse, así,
dentro de mi, desde la caída de esa errante estrella,
que se desprendió a modo de una flecha de un carcaj
mal definidos e informes, demasiado lleno,
como los caserones con árboles que yo no lograba distinguir yo comprendí que iban a ponerse en marcha
muy bien, en mi camino, en lo más profundo de las tierras,
o a modo de los oscuros rebaños que a mi lado dormitaban. pero no en mi corazón,
pero no en mi corazón,
millares y millares de semillas sembradas al azar—
Sentimientos elevados de amor,
ideas de belleza y de religión,
ansias de inmortalidad, bajo mis sienes agolpábanse, Las vi!
sin poder alcanzar la vida concreta o perdurable. Abrirse las vi en leguas y leguas,
en un deslumbramiento de la materia,
como los párpados de los muertos,
en los días en que resucitará nuestra carne.
Campos dormidos, árboles en oración—
Al pie de aquella tan segura montaña de cielo, Una tan poderosa orden!
era mi soledad el único tormento, Fué un imperativojde'creación! Sí.
la impura angustia sin correspondencias. Pero no para mi.
El P r o c e s o d e la I n s tr u c c ió n P ú b lica en e l P erú
POR JOSE CARLO S M A R IA T E O U I
C ada día que pasa corrobora y hace m ás ostensible el acier “ A m érica p ara los am ericanos” , A m érica es u n a realidad naciente,
to de n u estra intuición optim ista de que el siglo XX señala el co pero el vocablo “ am ericano” es un equívoco faláz que disfrazaba
m ienzo de la e ra de A m érica, pero asim ism o pone de m anifiesto de altruism o la sórdida intención inicial con que el ogro extendía
el conflicto la te n te d en tro de su m ism a e n tra ñ a en tre dos tipos su g arra, bajo la apariencia de un adem án protector. N uestro “A-
hum anos co n trad icto rio s: el del n o rte y, el nuestro. m érica p ara el m undo” fu é exclam ación in fan til, ingenua y un poco
Si fu e re necesario co n c reta r, co n ejem plos vivos y actu an tes, absurda, como todo idealismo, m ás expresaba un a aspiración legíti
las dos tendencias h istóricas encontradas cuya lucha ocupará por m a y hondam ente hum ana. Ese es el secreto de un seguro triu n fo ,
en tero el escenario m undial d u ra n te lo que re sta del siglo, podría porque to d a aspiración idealista es un ensayo, un a p arad o jal ex
a firm a rse sin te m o r que ellas aparecen rep resen tad as, con ca racte perien cia “a p rio ri” del fu tu ro .
re s bien definidos ya, en la agresión im perialista de E stados Uni N orte co n tra sur, Y anquilandia co n tra L atino-A m érica es el
dos po r u n lado y por otro en la concentración esp iritu al defensiva plan team ien to de un problem a y tam bién la enunciación de u na lu
de A m érica latin a. cha tra b a d a y a e n tre la m áquina y el hom bre, en tre las cosas y el
Acaso se nos ofrezca en esos térm inos la g ra n cuestión de espíritu, e n t r e , la civilización y la cu ltu ra en suma. Sea cual fu ere
n u estro tiem po y sea ese conflicto el verdadero nudo de un nuevo su etim ología, hay p alab ras que van cobrando un nuevo significado
d ram a hum ano, situado ya en el escenario de A m érica, que es, cada vez m ás preciso, exigido por la necesidad aprem iante de dis
al mismo tiem po, u n ensancham iento del m undo y u n a dilatación tin g u ir el progreso m aterial del perfeccionam iento ético y estéti
insospechada del espíritu. co; el dominio extensivo de la naturaleza, de la realización de los
H a sta a y e r pudo decirse— como d ije ra S arm iento— “ civiliza fines sociales; al prim ero podemos denom inarlo civilización: el
ción co n tra b a rb a rie ” . Así estab a planteado el problem a de cuya segundo es cu ltu ra propiam ente dicha.
solución dependía el triu n fo de valores perm an en tes conquistados E n vano p rete n d erán los cien tiíistas confundir en uno solo es
p o r la c u ltu ra occidental asen ta d a en el progreso de las ciencias te doble aspecto p erfectam en te diferenciado que reviste la evolu
y de las industrias, indispensable en la continuidad histórica de la ción del individuo y, con m ayor ju stez a aun, la evolución de los
especie. A hora, en cam bio, podem os decir “ cu ltu ra co n tra civili grupos sociales.
zación m a n u al” ; así está planteado e\ problem a p resen te y fu tu ro que La civilización y la cu ltu ra aparecen en la historia insepara
prom ueve la colisión de las fu erza s triu n fa n te s, insep arab lem en te blem ente unidas como la expresión in d istin ta de la voluntad hu
m ana, cuyo esfuerzo va realizando el m ilagro de crear un a super-
unidas en el pasado pero divorciadas y en fra n c a oposición des
n atu raleza, pero luego se produce la bifurcación o, si se quiere el
pués de su triu n fo .
divorcio en tre el fin, señalado por la cu ltura, y el medio indispen
S ería p u eril p re te n d e r que este conflicto es u n problem a n u e
sablem ente constituido por la civilización m aterial o “m anual”—
vo en la h isto ria y m ás p ueril aun a firm a r que ese conflicto es ex
como la llam ara Sanin Cano.
clusivo de A m érica, dada su generalidad ac en tu ad a y creciente en
E s innegable que civilización y c u ltu ra coexisten siem pre y u-
la vida contem poránea, pero es indudable que en n in g u n a p arte
n a presupone la o tra en todos los casos, pero generalm ente se alte
del m undo ad q u iere contornos ta n precisos la antin o m ia que en
ra la relación de medio a fin en que debe hallarse la civilización
c ie rra ni se h alla ta n p reñ a d a de hondas y nuevas sugestiones.
m anual respecto a la cu ltu ra, y cuando esta últim a resu lta sepulta
Si algo significa la evolución hum ana m ás allá del progreso
da p o r la p rim era se producen esos casos de civilización m aterialis
m a te ria l cu a n titativ o , si es posible re g istra r u n a m archa in in terru m
ta , técnica, in stru m en tal, p u ram en te cu an titativ a. Puede estar la
p ida en la h istoria, forzoso se rá reconocer que esa m archa conduce
ciencia a su servicio, aun la ciencia pura, esa que p reten d e aclarar
a la solidaridad por el cam ino de la universalidad. A m érica re p re
todos los m isterios y arran c arle a la vida todos sus secretos, pero pro
se n ta la p rim e ra etap a en ese recorrido histórico. Su m ayor sig n ifi
ducida la absorción del fin — que es la cu ltu ra— por el medio— que
cación, la m ás precisa, ta l vez la única que la p rese n ta diferen ciad a
es la civilización— se produce la identificación de la ciencia con .la
como nuevo valor de c u ltu ra, incalculablem ente fecundo por su
in d u stria, y eso h a ocurrido en E stados Unidos de N orte A m érica-
trascen d en cia, consiste en su sentido de lo universal. P o d ría decir
E ste fenóm eno de la industrialización de la ciencia acap aran
se que el plasm a hum ano de que está form ada posee la prim icia de do y agotando todo u n esfuerzo colectivo e! más form idable y me
esa nuev a sensibilidad o si se quiere, de este nuevo sentido, nuevo
jo r organizado que consigna la historia, contiene una lección que
como expresión de vida colectiva ya que, hasta ahora, sólo lo po debe ser aprovechada y que em pieza a serlo. E lla nos revela de una
seyeron, como u n privilegio m inorías selectas, pero jam ás ha sido m an era concluyente el erro r tendencial del siglo XIX, o m ejor di
el patrim onio de la m asa hum ana, en ninguno de los pueblos de la cho, el c a rácter circunstancial y efím ero que dió su fisonom ía a la
historia. lucha de la in teligencia co n tra el dogma y el privilegio, es decir,
“ Cosm opolitism o” , “ internacionalism o” , fu ero n sim ples fó r co n tra la ig norancia y la injusticia, por medio de la ciencia.
m ulas que sirvieron de válvula de escape al sentido de universali La lucha del siglo XIX no ha term inado, pero necesita cam biar
dad— m al com prendido y peor expresado— pugnando por am pliar de rum bo. La ciencia— o, m ejor dicho, “las ciencias” , ya que se
su ám bito, pero llevando en sí el p rejuicio asiático-europeo del lo perdió d efinitivam ente su unidad o riginaria— no han triu n fad o to
calism o escueto y egoísta que co n stitu ía todo el contenido de la i- davía sobre su secular enemigo feudal ni triu n fa rá n solas, porgúe
dea de p atria. se han puesto a su servicio y, por ende, se han convertido ellas mis
P o r eso, A m érica no acoje las v iejas fórm u las sim plistas e i- m as en un nuevo peligro del cual necesitam os defendernos, desde que
rre a le s,— y de ningún modo idealistas— del cosmopolitismo o del constituye el m ejo r y m ás eficaz instrum ento de explotación hum a
internacionalism o. A m bas enuncian u n estado m en tal a n te rio r y di na.
fe re n te del nuestro, un concepto p u ram e n te étnico— m ezcla de r a ¿Acaso no han sido las ciencias — no obstante los ensueños
zas— la p rim e ra ; y un concepto p u ram e n te geográfico— supresión a lo B erth elo t y a lo R enan— el instrum ento del poderío y de la
de fro n te ra s — la segunda. fu e rz a opresiva y abusiva que caracteriza todos los im perialism os:
Cosm opolitism o e internacionalism o son fó rm u las de p ro tes el de In g la te rra , triu n fa n te y extendido sobre todo ei planeta, la
ta — n ad a m ás— co n tra la estrechez sofocante del sentim iento a n a te n ta tiv a fru stra d a de A lem ania en el año 14 de este siglo y la v a
crónico de la p a tria asiática o euro p ea; form as neg ativ as del inex ria y com pleja in filtració n de Estados Unidos en todas las rep ú b li
h austo a fa n de universalidad que se revela en to d as las creaciones cas am ericanas?
p erd u rab le s de la c u ltu ra a rte , religión, ciencia; a fá n restrin g id o E sto no significa, por cierto, un repudio a la ciencia— que los
p or la fu e rz a organizada del poder político o del poder eclesiás antiguos confundieron con la sabiduría— sino al empleo que se ha
tico, p orque am bos poderes han m edrado a expensas de esa res ce de ella. L a ciencia o las ciencias— en este caso es lo mismo—
tricción en todo tiem po. carecen de fines propios y, por eso, no pueden d esp ertar sim patías
A m érica es siem pre universalidad pero su sentido de lo u ni o an tip atías, que son de carácter afectivo, ni con stitu ir el ideal, que
versal se m a n ifiesta de dos m odos distintos, m ás que distintos, es esencialm ente ético. No hay m ás fines que los hum anos: fines
a b ie rta m e n te co ntrapuestos, ya provengan de Y anquilandia o de los individuales ó colectivos que buscan realizarse por todos los m e
pueblos latino-am ericanos. E n la ad v erten cia arro g a n te de M onroe, dios, y cuando esos fin es son p u ram en te m ateriales se lim itan al
26 Amauta
logro de los beneficios resu ltan te s de las ciencias industrializadas ja rse del terro rism o quienes b au tizaro n de “bello aten ta d o ” la ex
que co nstituyen el privilegio de u n a casta egoísta y despótica de plosión de la bem ba homicida, quienes proclam an y ejercen el cul
pueblos y de individuos. to de la violencia en todas su form as, quienes pisotean el “ cadáver
J u n to a estos im perialism os económicos p erfec tam en te d efi p u tre fa c to de la lib e rta d ” y hacen público escarnio de la ju sticia,
nidos y que utilizan el instrum ento de las ciencias como m a n ifesta del derecho y h asta de la com pasión: quienes p reten d en dom inar
ción de poder sobre las cosas y como in fluencia de soborno sobre por medio de la fu e rz a y no disim ulan su agresiva actitu d de con
los espíritus, aparecen tam bién los im perialism os políticos con que quista, sin g u larm en te audaz en estos países de A m érica a los que
se d isfraza y se complace en internacionalizarse, con caracteres p reten d en tr a t a r como colonias y cuyas riq u ezas ha saboreado de
m ucho m ás generales aún, la defensa de las clases conservadoras. antem ano su ilusoria codicia!
V ed si no lo que ocurre con el fascism o italiano internacionalizado P ero volviendo a los im perialism os económicos que co n stitu
y a en el m undo, recogido, am parado y fom entado por todos los go yen el asunto prim ordial de n u estro m om ento latino-am ericano, po
biernos conservadores, incluso el nuestro, y por todos los p atrio tis dida decirse que, en cierto modo y reconociendo a las p alab ras la
mos b astardos que llevan la cam iseta neg ra cubriéndoles el co ra acepción que he procurado p recisar en el comienzo de este discurso,
zón. ¡E x tra v ag a n te patriotism o éste de los reaccionarios que se esos im perialism os son civilizadores, como ellos p reten d en , porque
hace in tern acio n al con el clericalism o y el fascism o, que ren ieg a de el progreso m a terial y h asta la ciencia están de su p arte.
todas las fuerzas m orales que puso en actividad n u estra revolución In g la te rra es la civilización sofocando a la India, a la China,
de Mayo y que e n tre g a las riquezas de la N ación a los banqueros etc.; E sp añ a es la civilización explotando a M arruecos; E stados U-
ingleses o yanquis, pero se escandaliza y se indigna co n tra el in nidos es la civilización exprim iendo a N icaragua. Todos esos im
ternacionalism o de la ju sticia social! perialism os son la civilización fa lta de sentido m oral, orgullosa, do
E sto me tra e a la m em oria los recientes atentad o s, atribuidos m inadora, a rb itra ria , cruel, inhum ana en u n a palabra. P ero la cul
a los an tifascistas, pero cuyas víctim as ¡e x tra ñ a casualidad! no son tu r a no es eso. E lla no puede estar en co n tra de M ahatm a Ghandi
fascistas. A tentados que dan ocasión al fascio o gavilla italiana, adm irable, m ás que todos los héroes occidentales, por la gran d eza
consentida y fo m en tad a por los p a trio ta s profesionales de este país, de su espíritu y la ra r a superioridad de su tá c tic a ; no debe estar
a denunciar como enem igos del orden y hasta de la p a tria arg en co n tra la abnegación de los árab es del R if y la defen sa desespe
tin a ¡oh sarcasm o! a todos los an tifascistas— vale decir dem ócratas ra d a de A bd-el-Krim jam ás alen tad a por la esperanza del triu n fo
y liberales— cuidadosam ente catalogados en un index que co ntie y que se m antuvo an te la infam e com plicidad de E u ro p a y del
ne los nom bres de los h ab itan tes nacionales y ex tra n jero s que han m undo todo. La cu ltu ra, p o r últim o, no puede e sta r no debe estar,
hecho un culto de la lib e rtad y dignidad hum anas, siguiendo las no está ni estará nunca co n tra A ugusto Sandino el caudillo nica
huellas de Moreno, E cheverría, S arm iento e Ingenieros. rag ü en se, ta n heroico como n u estro Güemes, y m ás m erito rio aún
E sto me recu erd a tam bién, p ara el caso de no ser sim ulados porque la lucha es m ás desigual, porque las traicio n es son m ás f á
por el fascism o los aten tad o s recientes, que quien siem bra vien ciles, m ás fre cu e n tes y m ejo r pagadas y porque no es propicio a los
to s cosecha tem pestades— según rez a el adagio— y m al p ueden que héroes este m om ento histórico de m ercantilism o y de cobardía.
Amauta 21
B a i l e de b a r c o s ¡Baile de barcos!
A veces: suave vals,
(P ara "A mauta") a veces: infatigable charleston,
pegajoso black-bottom,
En la pista de baile terrible fox-trot,
de los mares elásticos, delicado tango.
entre paredes azules,—
con ventanas de nubes—, Sobre^alfombra de agua,
danzan, danzan los barcos con zapatos'de olas,
con zapatos de olas. al compás de la1-loca orquesta del tiempo,
¡baile de barcos!
Danza imprevista, loca, ¡baile de barcos!
al compás cíe los vientos por! las rutas abiertas de los mares,
que sacuden al barco por los palos. de los mares que van a todas partes.—
¡Ah, las barcazas con trajes de cola de espuma! A lfredo M ario FERREIRO.
1928.
Zarandeo de barcos
en la pista verdosa del océano;
bajo la lámpara del sol
que alumbra aunque^ sea de día
colgada del cielo por sus propias luces. P O E M A
L in o le u m d e R e n é e M a g a r i ñ o s U s h e r
28 Amauta
I N F PCR
A IN/!AR! A
N
W lE S S E
O I A
E L HAMACA B A J O L O S P IN O S campo y los anim ales, no h u b iera podido cau sar daño alguno; r e
p resen tab an p a ra mí, un m undo de en cantam iento y de m aravilla.
Mis p adres habían alquilado p a ra el verano u n a casa— vieja Los libros era n : P u lg arcito y el gato con botas, la Bella D urm iente,
residencia señorial-— enclavada en plena m ontaña suiza. ¡C uán lejos Robinson Crusoe, Aladino, C ap eru cita R o ja y B lanca Nieve.
y cuán cerca está todo esto de m í! L a dulzura del recuerdo invade Me acerqué a la m esa de la biblioteca. Allí había un pequeño
mi corazón y me veo a mi misma chiquilla soñadora e ilusionada, volum en ilu strad o que yo ab rí cu rio sam en te. . . . Dos niños ab ra za
que creía en las hadas y en los duendes y que se dorm ía buscan dos tiern am en te, el m ar, p alm eras gigantescas, un a isla bella con
do en el cielo, por la v en tan a ab ierta, la m irada b rilla n te y suave de m ajestu o sa b e l le z a ... Con las m ejillas ro ja s y el corazón tem blo
alg u n a estrella. roso leía ávidam ente, ap resu rad am en te. “ Pablo y V irg in ia” . . Así
P oblaban el p arq u e de n u e stra casa, grandes pinos potentes se llam aban esos niños que ta n to se qu erían y que iban con los
y nobles cuyas resin as em balsam aban el am biente y cuyas ag u jas pies desnudos y las m anos enlazadas por la isla m aravillosa. “ Pablo
alfo m braban el suelo. y V irg in ia” . . .¡P e ro era posible, Dios mío, que dos niños se qui
Mi padre había traíd o de A m érica u n a ham aca fin a y leve te sieran ta n to ! Confieso que, en aquel m om ento, el candoroso idilio
jid a en G uayaquil. E sta ham aca fu é colgada bajo dos pinos, y era se me a n to jab a mil veces m ás lindo que todos los cuentos de hadas,
u n co n traste encan tad o r el de la fre sca p a ja de los trópicos con los que form ab an mi le e tu ra h ab itu al y predilecta. A hora, en cambio,
nórdicos árboles pensativos y graves. Y p a ra com pletar la tonalidad me g u sta mucho m ás A ladino o B lanca Nieve que la novela de
sed u ctora y un poco e x tra ñ a del cuadro, allí estab a mi m adre con B ern ard in de S ain t—P ierre .
su g racia lánguida de criolla— negros cabellos, ojos obscuros, fo r “ Pablo y V irg in ia” . . . L eía el corazón henchido de emoción y
m as delicadas, voz dulcisim a — que g u sta b a de le er en aquella el alm a p alp itan te. Jam ás m is diez años habían im aginado ta n ta
blanda cuna de los países cálidos, m ecida por las brisas un poco r u te rn u ra , ta n to am or, ta n ta tristeza. Y cuando vinieron a buscarm e,
das de los alpes. al anochecer, y a estab a inclinada sobre el libro con el cuerpo sacu
— Mamá, m am á, cuéntanos algo. dido por los sollozos y el ro stro bañado en lágrim as.
Nos acercábam os a ella, pidiéndole u n relato , y ella— que lle
v ab a la nostalgia de su tie rra en el corazón— te jía , p ara nosotras, LA NOCHE
u n a am orosa narración, en la que revivían las costum bres de su
ciudad, los p aisajes y los panoram as de su país; to d a una ad o ra L a noche era mi am iga. Al co n trario de otros niños que la
ción ferv ien te y pintoresca. veían acercarse con te rro r, yo la recibía alegrem ente, gozosam ente.
La apacible ciudad provinciana, con sus callejas soleadas por P o rq u e ella era p ara mí cual o tra Scherezada; me tra ía en su
las que pasan indias vendiendo flores y fru ta s, dulces y vian d as; la m anto de som bras las h isto rias m ás lindas, las fáb u las m ás bellas;
procesión del V iernes Santo, con su trágico C rucificado y su Dolo- ella era el h ad a poderosa y bu en a y con su v a rita m ágica anim a
rosa suntuosam ente vestida, sus devotas que a rro ja n jazm ines a los ba a todas las cosas, poblando el m ando de seres fantásticos.
pies del Señor y sus devotos p ortadores de cirios encendidos; las — D uérm anse hijitas, y a es tard e.
h u erta s de n ara n jo s y de lim oneros; las indias todavía enlutadas M amá nos besaba y salía del cu arto con paso leve, p ara no
por la m uerte del últim o In ca; los pescadores que salían a la pes despertarnos.
ca en los “ caballitos” de to to ra ; todas estas im ágenes y escenas de la Yo, en mi cam a, m iraba el cielo por la v en tan a ab ierta. No me
tie r ra le ja n a — que en verdad, era p a ra n u e stra m adre la “ suave cansaba el espectáculo fam iliar y siem pre m aravilloso de las e stre
p a tria ” — desfilaban, p a ra encanto nuestro, bajo los pinos v erd i llas en el firm am ento. Y, e n tre todos los astro s resplandecientes
negros, a cuya som bra a u s te ra se m ecía u n a voluptuosa ham aca de y las constelaciones m agníficas, yo buscaba u n a estrella pequeña,
Guayaquil, pero de luz m uy p u ra y m uy clara, a quien yo llam aba “ mi e stre
“ PABLO Y V IR G IN IA ” lla ” ___
E n seguida m irab a los m uebles del cu arto , que la noche iba
Toda la ta rd e había corrido y jugado yo en el jard ín . E n mi tran sfo rm an d o en m onstruos y seres irreales. E l ropero, u n g ig an
vestido había olor de flores y de plan tas silvestres y en m is m anos te de aspecto bonachón; la cómoda, u n a señora obesa; la mesa, un
las lágrim as de los pinos. Cansada, deseosa de o tra distracción en gnomo de piernas torcidas, com enzaban a b ailar, tom ados de la m a
tr é a la biblioteca, una inm ensa habitación, en la que los libros no. Las fig u ra s del papel que cu b ría la pared, los m uñecos de por
subían h a sta el techo. celana de la rep isa y m u ltitu d de duendecitos salidos de todos los rin
Mi m adre — ta n buena ta n indulgente— no m e había prohibi cones de la habitación en trab an , a poco, en la ro n d a que, de repen
do la e n tra d a a esa pieza. Eso sí me recom endaba con aquella te r te se esfum aba sin saber por q u é . . .
n u ra, que le e ra peculiar, y que resu ltab a m ás eficaz que todas las Mi cabeza se hun d ía en la alm ohada. E nto n ces la noche se a-
severidades: cercaba a mí y sus dedos delicados rozaban mi fre n te . Y me co n ta
— No tom es el tin te ro que puedes m a n ch arte las m anos y el tr a ba cuentos, cuentos más herm osos que los de mis libros, me m o stra
je. No arran q u e s las hojas de los libros que tu pap á se en fad aría. ba estam pas de u n a g racia exquisita y, envolviéndom e en sus b ra
No golpees los m uebles, ni saltes sobre el diván. zos am orosos, me llevaba m uy lejos a la región m isteriosa de los
Y yo por ag ra d arle— ¿como resistir a su bondad y a su cariño? sueños, al país de las m aravillas. ¡Ab, en verdad, que la noche e-
— no tocaba el tin tero , ni d estru ía los' m uebles, ni saltab a sobre el r a mi am iga!
sofá. Además a los libros, que me a tra ía n quizás ta n to como el M a ría W ie ss e
Amauta 29
E l im perialism o— cúspide de un sistem a, estadio culm inante de lios en el m ercado m undial. A ntagonism o irred u ctib le de los im pe
u n a eta p a m undial— es un ciclo histórico estrictam en te circuns rialism os concurrentes.
crito po r fro n te ra s contem poráneas. C ategoría h istó rica actu al, es
el producto genuino de n u e stra época. Sus analogías con los acon M O N O P O L IO C A P I T A L I S T A
tecim ientos p reté rito s, son solam ente periféricas. E l análisis de su
C o n c u r r e n c ia y c o n c e n tr a c ió n d e c a p ita le s
in fra e s tru c tu ra , el estudio científico de su proceso, esclarecen ca
ra c te rístic a s n etas que lo diferen cian sustancialm en te de los pe L a acum ulación del capital en poder de poseedores individuales
ríodos que lo han precedido. es la base h istó rica de la fo rm a de producción del sistem a capi
E l paralelo del im perialism o con los hechos liquidados de la ta lista. Sistem a que reposa sobre el régim en de la propiedad p ri
H isto ria— Im perio de A lejandro, Im perio Rom ano, Colonialismo vada. E s necesario rem a rc ar que hay “ dos especies bien d iferen
inglés, español u holandés, im perio napoleónico— se explica en la tes de propiedad privada, u n a de las cuales se fu n d a sobre el tr a
concepción em pírica y sim plista de que el im perialism o es u n a po bajo personal del p ro ductor, y la o tra sobre la explotación del tr a
lítica conquistadora. Concorde con ta l concepción, los sucesos con bajo de o tr o ............ L a segunda no solam ente constituye la a n títe
tem poráneos serian idénticos a los de la A ntigüedad, el M edioe sis d irecta de la p rim era sino que ella no b ro ta sino sobre la tu m b a
v o ............ re su lta n te s de las m ism as causas, gen ito res de las m is de ésta” (3 ). D entro del sistem a capitalista, todo capital estático,
m as consecuencias. Ni p ráctica ni teóricam en te puede ex istir ta l sim plem ente atesorado, te rm in a por esfum arse de las m anos de
identidad. Las leyes históricas no son principios ab stracto s, inm u su dueño. E l dinamism o del cap ital tien e, al contrario, la función
tables, que p u edan aplicarse al p resen te como al pasado. S u stan gen u in a de en g en d rar plus-valía y beneficio. L a plus-vía engen
tivam ente, la H isto ria no es u n panoram a, es u n devenir. Y los a- d rad a por la fun ció n del capital originario acrecen ta la acum ula
contecim ientos devienen d en tro de u n a realid ad dinám ica, en ción y favorece el acap aram ien to de los m edios de producción. To
tran sfo rm ac ió n constante, condicionados hoy por co rrien tes y am da acum ulación deviene fa c to r de u n a acum ulación nueva. Y el
b ien tes distintos de los que im peraron ay er en etap a s d efin itiv a an sia de acum ular, la am bición del beneficio, el vértigo de rea liza r
m ente tram o n tad as. Cada período histórico posee sus propias leyes. ganancias, es la fu e rz a co n strictiva que compele a los dueños del
Cuando las fu erza s sociales desbordan las fro n te ra s de su ciclo, p a cap ital a p ro d u cir y a rea liza r la circulación de la producción.
san de un estadio a otro de su desenvolvim iento y com ienzan a E l dinam ism o económico, la m asa de capitales desenvuelve su
obedecer a o tras leyes. proceso som etido a dos leyes antinóm icas: la dispersión, ocasionada
por el surgim iento de nuevos cap itales o por la rep artició n de los
E fectivam en te, “ el im perialism o es u n a política de conquista,
antiguos, y la concentración, realizad a por la acum ulación progre-
p ero no to d a política de conquista es im perialism o” (1 ). T oda po
sional m ediante la plus-valía, y p o r la asociación de vaiio s capi
lítica, de la especie que ella sea, no es sino la función de u n a re a
lidad social determ inada. E l conjunto de m edios em pleados p ara talistas.
E l m ovim iento de los heterogéneos in tereses individuales en
d esarro llar y ensanchar las form as de relación de esta realidad.
el campo económico, ten d ien tes todos hacia el mismo fin — obtener
C onsecuentem ente, cada ciclo histórico crea y d esarro lla su propia
ganancias— engen d ra su relación lógica: la concurrencia en el
política, concorde con las necesidades de su realid ad social. Así, la
m ercado, la com petencia en el comercio. L a concurrencia es la lu
p olítica de la A ntigüedad consagró la esclavitud y la acción g ue
cha por el beneficio. “ La com petencia no es la em ulación indus
r r e r a a la búsqueda del b o tín ; “ el a rte de la g u erra, ju n ta m e n te
tria l, es la em ulación com ercial. E n nu estro s días la em ulación in
con el rap to , la caza y la pesca, son los modos n a tu ra le s de ad q u i
d u strial sólo existe en v ista del comercio. Y h asta hay fases en la
rir, en ta n to que el com ércio es la fo rm a a rtific ia l de ad q u irir la
vida económ ica de los pueblos en que todo el m undo es presa de
p ropiedad” . (2 ). L a política feu d a l desenvolvió el monopolio, con*,
u n a especie de vértigo por realizar beneficios sin p ro d u cir” (4 ). Y
quistó el v asallaje del burgo, la servidum bre del cam pesino, im pu
esta lucha y a no es sólo la del hom bre con el medio am biente, la del
so las relaciones feudales en todas sus form as. L a política de la
cap italista expropiando la propiedad producto del tra b a jo indivi
eta p a com ercial aprovechó los descubrim ientos, im pulsó la navega
dual, y expoliando la fu e rz a de tra b a jo del asalariado, antiguo o-
ción, am plió los m ercados de poducción, abrió nuevos m ercados de
b rero que “ vivía de sus m anos” . E s la lucha acérrim a de los ca
consumo, vigorizó la urb e agudizando el antagonism o en tre la ciu
p ita listas en tre sí. E l capital luchando co n tra el capital. E nvile
dad y la cam paña y realizó el colonialismo. — La política de la
ciendo la producción p ara o to rg ar el bajo precio, dism inuyendo los
eta p a in d u stria l propugnó la lib e rtad de los m ares, la libre-concu
salarios, aum entando la jo rn a d a de tra b a jo de los asalariados, per
rre n cia , el libre-pensam iento, la politica liberal. A brió a la p ro
feccionando la técnica— que a b a tirá al arte san o —-obteniendo el
ducción y al consum o el m ercado m undial. Sometió el cam po a la
control político. La pacífica y paradisiaca producción individual,
ciudad y creó sus propios m edios de dominio sobre la clase que e-
dulcem ente m ecida por la o fe rta y la dem anda, se tra n sfo rm a en u-
11a engendraba. L a política im perialista, surgid a de u n a realid ad
n a g u e rra acelerada, incesante, ineluctable. Y en esta g u erra, el
m onopolista y fin an ciera, propugna la im plantación, el ensancha
cap italista que dispone de m ayores recu rso s sojuzga y absorbe al
m iento de los m étodos del monopolio, de las relaciones del capital
que dispone de m ás exiguos medios. Los prim eros en sucum bir
financiero. son lógicam ente los m ás débiles. “ A su tu rn o , las clases m edias de
E n todas estas etap as im pera la fó rm u la de B reno, m algrado otro tiem po ( “ M ittelstan d e” ) pequeños industriales, com erciantes y
todos los avatares. P ero, ta l constatación, que confirm a el p o stu la ren tistas, artesan o s y cam pesinos, todos caen en el proletariado. Su
do de que “la H isto ria de la H um anidad es la h isto ria de la lucha pequeño capital no b asta ya a la m archa de la g ran in d u stria y
de clases” , no alcanza a id e n tifica r ni a d iferen ciar estas etapas. sucum be en la concurrencia con los g randes cap italistas” (5 ). Y
E l im perialism o es un ciclo histórico, en ta n to que la política de ú ltim am ente se realiza no solam ente esta clase de expiopiación
conquista no es sino uno de sus aspectos. Y no h ay que co n fu n sino adem ás la de un cap italista por otro capitalista.
d ir uno de los aspectos del fenóm eno con el fenóm eno mismo. A quí el cap ital p erfila u n a nueva fase. La expropiación del
E xp licar u n ciclo histórico es in te rp re ta r u n a realid ad social. pequeño por el g ran capital, acelera y fo rtific a el proceso de la
Y científicam ente la exégesis se rá inválida si no se desarro lla con concentración. U n nuevo facto r, la sociedad por acciones, in terv ie
fo rm e a un sistem a y a u n m étodo. A nalizando las características ne reforzándolo. “ La sociedad p o r acciones es un tipo de asocia
esenciales de esa realidad. U bicándola definidam en te en el tiem po ción form ado 'con el fin de aseg u rar a la em presa u n a existencia
y en el espacio; abarcando la to talid ad de sus aspectos y rele v an indep en d ien te de los individuos” (6 ). Independencia que elim ina
do las relaciones de causalidad que ligan los acontecim ientos, es el proceso de la dispersión, articu lan d o todas las fu erzas im pulso
decir descubriendo el m ovim iento histórico que les dá la vida. ra s de la concentración de capitales.
E l im perialism o, como todo ciclo histórico, p rese n ta m a n ifesta U n g rado determ inado de concentración ca racteriza la fo rm a
ciones de todo o rden: económicas, políticas, sociales, esculturales, específica de la producción cap italista y condiciona el progreso
ju ríd ic a s ............ D entro del orden económico el im perialism o p resen técnico del m aqum ism o. Sólo m ediante este grado determ inado de
ta como ca racterísticas esenciales: Monopolio cap italista. C apital concentración de cap ital es factib le el control de u n a m aquinaria
F inanciero. E xportación de capitales. C oncurrencia de los m onopo m ás o m enos p o ten te y el acaparam iento de los m edios de produc-
30 Amauta
POLEMICA R IC A R D O M A R T IN E Z
Y Di
ACCIO
LA TORRE
Las ideas son estados fotográficos de circu n stan cias determ i vas— nacidas, desde luego, en el seno del pro letariad o , que es el
nadas. E stas circunstancias se tra n sfo rm a n de igual m an era que verdadero cread o r del movim iento revolucionario— pero siem pre
n u e s tra fisonom ía. Lo que vive, cam bia. De las obras que realiza que ellas signifiquen disciplinado paso ad elan te y no anárquico
el hom bre, la v erd ad eram en te vital— el hijo. La m u erte es precisa retroceso.
m ente esto: que asp ira a ser o es lo definitivo. Disciplina, m étodo, organización: esta es la clave. La táctica
De los le ad e rs revolucionarios, incluyendo al mismo Lenin, to len in ista de ad e la n tar o retro ce d er sistem áticam ente las fichas so
m em os lo que nos sea útil. bre el tab lero , no traicio n a el alto adjetivo revolucionario. A dapta
Con las ideas hem os de seguir el mismo procedim iento bio las resisten cias del p artid o a las circunstancias. Las fichas se m ue
lógico de la nutrición. A sim ilar lo asim ilable. Lo que precisa nues ven en el te rre n o de las escaram uzas concretas, no en el de las su
tr o organism o. E x p u lsar cuanto an tes el excrem ento p a ra no con posiciones teóricas.
tr a e r u n a fieb re intestinal. Tam poco nos quedarem os en Lenin. H ay que av an zar m ás le
E n esto estrib a la inutilidad de esas discusiones en tre los te ó jos. Irem os. Llegarem os. Somos los ojos de la m u ltitu d , porque
ricos del m arxism o. Cada época tien e su disciplina, su praxis, su n u estro esfuerzo consiste en id en tificarn o s con ella, haciendo p ro
p au ta. pios sus dolores, personales sus anhelos. El estudio da, a los di
L a de la ho ra p resen te es, sin duda, la I II In tern acio n al, pro rec to re s rep resen tativ o s de las fu erzas populares, capacidad de
ducto de deliberaciones concretas fre n te a la realid ad . Y si la III com prensión, m irad a clara, v erd ad eram en te m arxistas, en cuanto
In tern ac io n a l se a p a rta del m arxism o— caso que no se h a p resen el m arxism o se a fa n a por su je ta rse a la lógica de ios acontecim ien
tado, no o bstante las afirm aciones de sus im pugnadores— del lla tos de la realid ad hum ana.
m ado m arxism o puro, o científico, o dogm ático, u ortodoxo, p ara Sonreím os a n te las luchas, de p ro testan te s y rom anos, por la
seg u ir ta l o cual tendencia, será porque las circu n stan cias así lo in te rp re tac ió n de Jesús. E ste descrédito no lo cultivam os tir á n
requieren. donos a la cabeza argum entos a propósito de lo que dijo, pensó y
Sobre todas las teo rías, la revolución socialista ru sa posee el escribió M arx, Lenin, E ngels, T rotzky o Gonzáles P iad a..
arg u m en to poderoso y concreto de su realidad ap lastan te. No tien e T oda polém ica de in te rp re tac ió n es vana, intelectual, b u rg u e
que apoyarse sino en sí m ism a, en su propia experiencia. Bien p ue sa. P erju d ic a la acción. E l desenvolvim iento histórico de un acon
de e n te rra r a M arx y E ngels, si lo ju z g a necesario. E s fu e rte p ara tecim iento revolucionario, espontáneo o sabiam ente provocado, tie
desligarse de lo que d eja atrá s. ne su fu e rz a inm anente. N osotros no podemos sustraernos a ella.
No vam os a im ponernos como nuevo canon indiscutible, el p a Y el genio político consiste en saber encauzar hacia d eter
sado. E n la m ística revolucionaria caben todas las heregías colecti m inado fin — la em ancipación económica de la hum anidad.
»•
“ B a ñ i s t a s e n P o o i t o s ” , l i n ó l e u m p o r R e n é e M a g a r i ñ o s U sh e r .
34 Amauta
D O C U M E N T O S
UNION L A T I N O A M E R I C A N A la disim ulación, a veces in teresad a, que envenenó n u estra atm ós
fe ra . Q uerem os a fro n ta r las realidades, por penosas que ellas sean,
con los ojos puestos en la P a tria G rande del fu tu ro .
La crisis de N icarag u a deriva de tre s fac to re s evidentes.. P ri
La U nión L atino A m ericana, con m otivo del envío de u n a em
m ero : la am bición de la p lu to cracia de los E stados Unidos, ansio
b a ja d a ex tra o rd in a ria al P a rag u a y p a ra asistir a la trsm isión del
sa de a c en tu ar su irrad iació n im perialista. S egundo: la in d ife re n
m ando presidencial, considera que ha llegdo el m om ento de que el
cia de los gobiernos oligárquicos de la A m érica n u estra , incapaces
Congreso A rgentino sancione la condonación de la deuda de g u e rra
de com prender los problem as del C ontinente. T ercero : la exigüidad
y la devolución de los tro fe o s paraguayos que cayeron en los cam
de visión de los políticos nicaragüenses, afanosos de lleg ar al poder,
pos de b atalla regados con la sangre generosa de dos pueblos h e r
manos. aun q u e sea con desm edro de los in tereses de su p atria.
La sim ple enunciación de estos fenóm enos, b asta p ara d ictar
L a deuda del P a ra g u a y a la A rg en tin a y al B rasil, estipula
nos u n a ac titu d fre n te al problem a de N icaragua.
da en los tratad o s, es superior a la sum a que pagó F ra n cia a A le
m an ia después de 1870 y a la que entregó T u rq u ía a R usia después Invadido como se halla g ran p a rte del te rrito rio de esa rep ú
de 1888. H ay im posibilidad absoluta de que el P a rag u a y pague e- blica por tro p as e x tra n je ra s, im posibilitados como están p ara v o tar
sa deuda, de donde re su lta u n a obligación que, como y a se ha los elem entos p atrio tas que fo rm an en las g u errillas d efensoras de
sostenido d en tro y fu e ra de n u e s tra institución, se a p a rta de los la tie rra n atal, to d a te n ta tiv a de elección resu lto u n a in ju ria p ara
principios que rig en las transacciones en m a te ria de derecho pú la dignidad de ese pueblo.
blico y privado, en las cuales la posibilidad del cum plim iento de Que la m asa in contam inada de n u estra s repúblicas no se deje
la obligación convenida, constituye la base de los co n trato s de en g añ ar por u n a riv alid ad de avideces en tre dos bandos trad icio n al
bu en a fé. m ente su jeto s a la in flu en cia de los E stados Unidos. No nos des
E s m enester, cuanto antes, re h a b ilita r la firm a de la nación lum bre el sofism a de u n as elecciones trip lem en te falsead as: p ri
h erm an a p a ra darle la independencia fin an c iera y perm itirle que m ero, por la p resencia de tro p as de desem barco; segundo, por el
se o riente librem ente hacia sus destinos, tra b a ja n d o por el progreso som etim iento de los dos grupos a los in tereses del invasor, y te rc e
m a teria l y m oral de su pueblo. ro, por el m utism o a que se h allan condenados' los elem entos más
No podem os e n c a ra r la política in tern acio n al con el mismo dignos de respeto. F iscalizar esas elecciones o discu tir sobre ellas,
criterio que los países europeos, donde los pueblos h an desenvuel sería darles ap arien cia de legalidad y conceder je ra rq u ía a m ino
to sus energías independientem ente y donde existen p rofundos an rías claudicantes, que se d isp u tan el poder am paradas por el ene
tagonism os. migo nacional.
Las tradiciones arg e n tin as son generosas e idealistas. P ro cla El caso de N icarag u a no se puede resolver electoralm ente. No
m am os p a ra g a ra n tiz a r la paz, como doctrina arg en tin a, el a rb itra hay m ás que dos divisiones en aquel p aís: d e u n la d o , lo s q u e a c e p
t a n la d o m in a c ió n e x t r a n j e r a ; d e l o tr o , lo s q u e la r e c h a z a n . Como
je m ucho an tes de que E u ro p a lo sancionara en sus congresos y
nos sentim os orgullosos de h ab e r declarado a la faz del m undo que estos últim os po pueden v o tar, no cabe en g añ ar a la opinión con v a
“ la victoria no da derechos” y de fo rm u lar, con la d octrina D rago, nos sim ulacros.
u n a p ro te sta viril co n tra “la especulación a m ano arm a d a” . No adm itam os, pues, d iferen cia e n tre liberales y conservadores
L a U. L. A., ha expresado estos conceptos en peticiones di y hagam os bloque co n tra los d erro tistas, co n tra los P resid en tes un
rig id as al prim er m agistrado, que como legislador h ab ía firm ado gidos por la Casa Blanca, co n tra todas las encarnaciones que tom a
u n proyecto de condonación de deuda y devolución de tro feo s, sin en n u estra s repúblicas el m ísero egoísmo de los caudillos subal
hab erlo hecho tr iu n f a r en su actual cargo. tern o s.
N u estras p alab ras fra te rn a le s re su lta rá n ociosas m ien tras no E l único que m erece n u e stra en tu sia sta adhesión es el g en eral
se co ncreten en hechos que perm itan el acercam iento de los pu e Sandino, porque el g en eral Sandino rep rese n ta, con sus heroicos
blos. P o r eso la U. L. A. in cita a los re p re se n ta n te s a que sancionen g u errillero s, la reacción popular de n u e stra A m érica co n tra las oli
la condonación de la deuda y la devolución de tro fe o s al P arag u ay . g arq u ías in fid en tes, y la resisten cia de n u estro conjunto co n tra el
— A sí co n trib u irán a f o rja r el porvenir, estrechando los lazos f r a im perialism o anglosajón.
tern ales, disipando todas las dudas y evitando todas las asechan L a com edia de las elecciones n icaragüenses no hace m ás que
zas. poner de m anifiesto la caída irrem ediable de los que, en tre su in
A lf r e d o L. P A L A C IO S , P r e s i d e n te . te ré s y la p atria, optaro n p o r su in terés. E l p orvenir d e ja rá caer so
M a n u e l A . S E O A N E , S e c r e ta r io . bre ellos la reprobación que m erecen. Y ese mismo p orvenir sabrá
tam b ién elevar la fig u ra a ltru ista de Sandino.
L a sangre n u e stra fu é d errochada h asta ah o ra en luchas civi
MANIFIESTO DE MANUEL UGARTE ¥ LOS les estériles que sólo tra je ro n v e n ta ja p ara los tira n o s o p a ra las
oligarquías. L a acom etividad, el valor, el esp íritu de sacrificio de
n u estro s pueblos, todo lo que tien e de g ran d e el alm a iberoam erica
estudiintss latino americanos De Paris na, se m alogró en agitaciones suicidas, que ora pusieron fre n te a
fre n te a dos fracciones d en tro del mismo país, o ra d evastaron a dos
o m ás repúblicas lim ítrofes. Si fu e ra posible re u n ir en un haz de
D espués del Congreso P anam ericano de La H abana, que p u heroísm os todas las inm olaciones inútiles, h ab ría fu e rz a p a ra ni
so en evidencia la incapacidad de la m ayor p a rte de nuestro s di v elar los Andes. P ero • los hom bres que tu v iero n en sus m anos ese
rig en tes, se anuncia el sim ulacro de elección en N icaragua, que tesoro popular, en vez de em plear en fav o r del bien común, lo m al
im plica un nuevo desprestigio p a ra la A m érica de origen his g astaro n al servicio de sus egoísmos personales. P o r la p rim era vez
pano. desde hace larg as décadas, co rre esa sangre al m argen de las am
E l patriotism o ha consistido a menudo, en ciertos círculos, en biciones m ezquinas, y en beneficio de todos. P o r . eso estam os con
n eg ar las realidades. E s p atrio ta, quien sostiene que la in terv en Sandino, que al d efen d er la lib ertad de su pueblo, p resag ia la re
ción e x tra n je ra no im p o rta lim itación de soberanía. Es p atrio ta, dención continental.
quien arguye que la nacionalidad queda in ta c ta aunque se hallen M anuel UGARTE.
las aduanas en poder de otro país. E s p atrio ta, quien cultiva la
confianza jacta n cio sa de las naciones débiles. Así • han creído al FED E R A C IO N U N IV E R SIT A R IA HISPA N O A M ERICA NA
gunos suprim ir los peligros, fingiendo no verlos; así han disim ula (M ad rid ).
do las derrotas, negándose a m ira rla s; así nos han traíd o h asta esta A SOCIACION G ENERAL DE E ST U D IA N TES LATINOAM E
situación de vasallaje económico y político, que los directo res de RICANOS (P a rís ).
la opinión, en n u estras repúblicas, nun ca adv irtiero n n i d enuncia ASOCIACION G ENERAL DE E ST U D IA N TES LATINOAM E
ron, y que pone hoy al borde del abism o la existencia autónom a de RICANOS (B erlín ).
Centro y Sud América. FED ERA C IO N , U N IV E R SIT A R IA ESCOLAR. A dhesión de
Rechazamos, a la vez la p o litiquería que desquició porvenir y los E stu d ia n te s españoles (M ad rid ).
flmauta 35
C O N F E R E N C I A S
CULTURA U N IV E R S IT A R IA Y CULTURA PO PU LA R m entos contem poráneos está p reñado y ensom brecido con densos
crespones de trag ed ia.
C o n feren cia d e A n ten o r O rrego en el A te n e o E n el P erú la divergencia ha sido aú n m ayor que en el res
to del mundo. La universidad h a ten id o u n a sem i-cultura de g ab i
U n i v e r s i t a r i o d e T r u jillo n ete y de p u p itre pero no ha ten id o ni tien e u n a v erd ad era c u ltu ra
vital. L a cu ltu ra hay que vivirla en principio y vivirla en acción.
No se puede, pongam os por caso, explicar y d efen d er en el aula
V uelvo a ocupar esta trib u n a por el am istoso req u erim ien to las llam adas g a ra n tía s individuales y atro p ellarlas y n eg arlas en
del A teneo U niversitario. H acer labor de cu ltu ra es h acer o bra la calle y en la vida cotidiana. P a ra el u n iv ersitario — m aestro o
co n structiva y p erdurable. Y precisa reconocer, que la ac tu a l ins alum no— no hay térm ino medio.
titu ció n re p re se n ta tiv a del alum nado tru jilla n o está cum pliendo es E n p u rid ad de v erdad no hemos tenido u n a cu ltu ra p orque no
ta salvadora, esta nobilísim a ta re a . P a ra el fra g o r del choque p e r hem os sabido vivirla, porque no hem os sabido in co rp o rarla d en tro de
sonal, se desvanecen las rencillas episódicas de la lucha, se ap a las fib ra s de n u e stra vida. Hemos confundido cu ltu ra con ilu s tra
gan los resquem ores de la puntillosa vanidad herida, se aq u ietan ción académ ica. No es lo mismo re c ita r u n libro que c re ar y vivi
los sobresaltos de los in tereses creados, pero la luz que se sem bró fic a r el am biente espiritual de u n a cáted ra. La ilu stració n es la m e
fru c tifica , las conciencias que se lib e rtaro n deslum bradas p o r la m oria f ría y y e rta de la cu ltu ra pero no es la cu ltu ra mism a. No v a
v erdad siguen creando la ju sticia y los espíritus que d esp ertaro n y le la p en a que en los exám enes se declam e de corrido el am or a la
se encendieron en el jadeo de la b atalla prosiguen alum brando y lib ertad , al derecho y a la ju sticia y en la vida se les b efe y se les
alentando los pasos creadores del hom bre. decapite, o por lo menos, se m u estre uno d iferen te a sus im p era
E sta acción p erd u rab le y etern a, este sub stractu m palinge- tivos categóricos.
nésico de la obra hum ana, esta decantación positiva del espíritu H ay un dicho popular que resum e este estado harpagónico
es la acción p erm anente de la cu ltu ra. No hay pensam iento vivo, del espíritu. “ M eterse el diablo a p red icad o r” , dice la gen te cu an
es decir, engendrado con la sangre del alm a, que sea estéril. P en do la vida no está en consonancia con los principios que se sus
sam iento que se siem bra es pensam iento que ta rd e o tem p ran o y te n ta n , y hay o tra sentencia evangélica en boca de Jesu cristo que
pese a las contingencias efím eras del m om ento, se tru e c a en pró llam aba a los fariseo s sequlcros blanqueados, que acaban de la
vida cosecha. pidarlo. P o r desgracia la U niversidad h a hecho con frecu en cia el
No se explica de o tra m a n era esa supervivencia de ciertos hom papel de diablo predicador y en m uchos casos se le puede aplicar
b res y de ciertas instituciones que m algrado las m aquinaciones del la fra se evangélica.
am biente en que viven, m algrado la conspiración clandestina y sor H ablo así de la universidad p eru a n a porque he sido y soy un
d a de las suficiencias consagradas por la ignorancia, se alzan e r u niversitario. Los m ales de la propia casa no se cu ran sino denun
g uidas e invulnerables, con u n a fu e rz a m oral superior, por que ciándolos. O cu ltar las en ferm edades es in v itarlas a que m edren
son los verdaderos vehículos, los auténticos m ensajeros de la cul y nos devoren. Q uien am a corrige y aplica el cauterio. Un ejem
tu ra . plo de este am or nos lo dan los mismos cated rático s argentinos que
Y es que la cu ltu ra es histo ria y la histo ria es cu ltu ra. E l que no vacilan en d en u n ciar los m ales de su propia casa. Oigamos al
vive de espaldas a su época, de hecho se suicida. E s un suicidio len doctor Sánchez V iam onte, sabio cated rático de derecho político,
to , invisible acaso p a ra las víctim as, pero suicidio efectivo. E l P e cuando se tra tó de co n fe rir el grado de doctor al príncipe H um
rú está lleno de suicidas que no se dan cu e n ta de su fallecim iento b erto de Saboya. Dice así:
n i de la potencia que .los fulm ina. E s u n a inconciencia que nos en “ Señor D ecano de la F acu ltad de D erecho y Ciencias Sociales
te rn e ce ría, si sus gesticulaciones de m oribundos no fu e ra n u n a rém o- de la U niversidad de Buenos Aires.
r a p a ra la ta re a salvadora de m añana. Acabo de recib ir un a n o ta de usted invitándom e en nom bre
P a ra los alum nos u niversitarios de este m om ento y p a ra su del re c to r a la solem ne recepción académ ica con que .n u estra U ni
in stitución re p re se n ta tiv a no puedo sino desear qué vivan siem pre versidad re n d irá su hom enaje a S. A. R. H um berto de Saboya,
y que piensen y obren con el espíritu de su generación. Felizm en príncipe d e P ia m o n te .
te estoy constatando con íntim a efusión que no quieren incorporarse Ignoro en que consistirá ex actam ente la solemne recepción a-
a la gavilla de los suicidas inconcientes. V osotros queréis salvaros cadém ica, pero tengo entendido que se tr a ta de o torgarle al joven
p a ra la c u ltu ra y p a ra la historia. V osotros queréis salvaros p ara H um berto de Saboya un diplom a u n iversitario de doctor “ Honoris
la ju sticia del porvenir. Veo en v u estras pupilas este anhelo y es causa” y me ap resu ro a enviar a usted mi respuesta.
ta resolución enérgica de vivir. Veo v u estras m anos, vu estro s pen No me explico cómo ha podido co nsentir el señor Decano en
sam ientos y vuestros actos cuajados de beligerancia. T ened en cuen ser vehículo de esa invitación, p a ra u n acto cuya n atu ra lez a lo
ta que ya no sois los prim eros. Cada día v u estra responsabilidad se p rese n ta como único en los anales del m undo civilizado en la é-
acrecienta. Los prim eros de vosotros son ya nom bres célebres y poca contem poránea y que rep u g n a a mi c a rá c te r de arg en tin o y
resp etados en A m érica y en el mundo. Y a ten éis nom bres que de u n iversitario.
p ueden c o n fo rtar v u e stra esperanza; V uestros herm anos un poco C o n cu rriría presuroso si se rin d ie ra el hom enaje a la nación i-
m ayores que vosotros y a os han ab ierto el camino. A grupaos y hen ta lia n a en la persona del alguno de sus hom bres em inentes— como
chid el pecho p a ra la victoria que se acerca. el p ro feso r O rlando verbigracia— pero rep u to in to lerab le obse
cuencia contesana, c o n tra ria a n u e stra constitución y al espíritu
P U E B L O Y U N IV E R S ID A D de n u estra dem ocracia, y bochornosa p a ra n u e stra cu ltu ra, esta
dem ostración de que la sab id u ría y la ciencia se obtienen p o r n a
P a ra que la c u ltu ra sea c u ltu ra histórica y no m u erta, para cim iento.
que la cu ltu ra no se convierta en simple escarceo eru d ito de aca D espués de esto creo que p o d rán ser reem plazados los exám e
dem ia en simple pagaísm o de palabreo técnico, p a ra que la cu ltu ra nes de nu estro s estu d ian tes por la com probación de sus an teced en
viva en nosotros como m édula de n uestros huesos y no sólo en los te s de fam ilia.
libros y en las clases, son precisos dos elem entos p rim ordiales: de Ruego al señor decano que ponga esta n o ta en conocim iento
u n lado la U niversidad, de otro el pueblo; de un lado el tr a b a ja del recto r, m an ifestán d o le al mismo tiem po, que puede disponer del
dor m anual, de otro el tra b a ja d o r in telectual. Son dos elementos asiento que me reserv a como C onsejero de esa F acultad, p ara que
que no pueden cam inar separados porque se com plem entan en tre lo ocupe otro u n iv ersitario que haya olvidado su condición de a r
si. Cuando se divorcian, la cu ltu ra se convierte en el in stru m en te g entino, dem asiado p resen te en mi espíritu. P o r o tra p arte , “ ni
de u n a clase dom inante que explota y oprim e al pueblo, es decir, ebrio ni dorm ido” co n sag raré con mi presencia la degradación de
a la sustancia p erm anente de la h isto ria y de la lib e rtad del hom n u estra U niversidad. S aluda a usted aten ta m e n te Sánchez Via-
bre. m onte.”
D u ra n te el siglo diez y principios del diez y nueve heñios vis E sto es lo que se llam a vivir la cultura, y no sólo re c ita rla en
to a donde conduce esta conexión. L a trem en d a c a tá stro fe de 191J las cáted ras. Así se hace U niversidad y se hace país.
fu é su n a tu ra l y lógica encru cijad a y el escenario de n u estro s mo P o d ría m u ltip licar estos ejem plos del celo de los p rofesores
36 Amauta
arg en tin o s po r sus respectivas universidades, pero p a ra ilu stració n nom bre de la ju sticia sin co n tem plar los p articu la re s in tereses crea
b a sta el ejem plo citado. dos que tra b a n el libre juego de la volu n tad social. D ejem os a las
N u estra g ra n em presa de universitarios— ta l vez n u e stra ú n i universidades oficiales el triste privilegio de en señ ar la m oral en
ca em presa— es vivir la cu ltu ra. B asta ya de bagazo eru d ito que no los libros, m ás disputém osle la m isión de en señ arla en la vida, en el
sirve ni p ara m ejorarnos ni p ara m e jo ra r n u e stra p atria. N ecesita am plio escenario de la vida.”
m os estu d ia r la calidad de n u e stra A m érica y cre ar n u estro p ro A ltas p alab ras estas que sirven p a ra o rie n ta r la acción f u tu
pio pensam iento, n u e stra propia política, n u e stra pro p ia economía, r a de la ju v en tu d . Asi habla uno de los m ás em inentes c a te d rá ti
n u e s tra propia estética, n u e stra propia historia. Los tex to s euro cos de A m érica. ¿C uando tendrem os así u n a voz e n tre nuestros
peos m al aplicados y m al com prendidos no sirven sino p a ra des m aestros que nos señale nu estro s suprem os deberes de hom bres
o rien tarn o s— ya lo hemos estado 400 años— y p a ra fa tig a r con g á y de univ ersitario s?
rru la s p alabras n uestros cerebros y n u e stra vida. N ecesitam os m a El A teneo U niversitario de T ru jillo h a tenido u n a intuición
estros am ericanos que nos enseñen a conocer y am ar n u e stra A- m aravillosa del pensam iento del m aestro arg en tin o y se p rep ara,
m érica, m aestros que vivan ju n to con nosotros la in fin ita y he d en tro de las escasas fu erza s del am biente, a rea liza r u n a labor
ro ica voluptuosidad de cre ar un nuevo contin en te in telectu al, de cu ltu ra u n iv ersitaria al lado de la enseñanza de la universidad
m aestros de u n a ra z a “ po r cuya boca h ab lará el esp íritu ” . oficial.
Y p a ra esta em presa debemos ju n ta rn o s todos, m aestro s y dis C reando u n a cu ltu ra viva, m atando el texto, la le tra m u er
cípulos en un solidario y fervoroso anhelo com ún que cada cual a- ta y salvando el espíritu, es la única m an era de c re ar un a verd a
p o rte lo que pueda y lo que tenga. No hay otro camino. P a ra re fo r d era nacionalidad. Y a lo sabem os esto, jóvenes, por u n a la rg a y
zar estas palabras vuelvo a c ita r al g ran m aestro arg en tin o , doctor dolorosa experiencia. Desde hace cien años estam os atestad o s de
Sánchez V iam onte. profesionales en los cuales no ha despertado ni se h a form ado el
“ Sin ren u n c iar del todo a la refo rm a de las universidades o- hom bre. C riatu ras enclenques que han m archado p o r la vida a-
ficiales, inyectándoles siem pre que podam os la sabia efervescente gobiados por su títu lo , por su oficio y por su lucro. C riatu ras sin
de la vida nueva, deberíam os c re a r la nueva universidad, o m ejo r responsabilidad m oral que lo mismo les daba vivir con sus ideas,
dicho, re s ta u ra r la m ás an tig u a universidad libre, o rien tad a y di con la ju sticia o co n tra la ju sticia, con la verdad o sin ella. ¿Qué
rig id a por verdaderos m aestros— no profesores que sólo te n g an podem os esp erar y exigir de c ria tu ra s irresponsables” .
en vista la re n ta — y en la que vuelva a h ab er discípulos— no alum Las nuevas generaciones no nos podem os resig n a r a sem ejan
nos ansiosos de o btener un títu lo p rofesional” . te degradación. T al vez n u estro apasionam iento y n u e stra sed de
“A lguna vez he pensado que si reapareciese en este siglo y en vida nos lleve a ex trav iarn o s alg u n a vez, pero n u estro objetivo
tre nosotros un discípulo de P itág o ras y de P lató n , se q u ed aría sin es el m ás sagrado objetivo del hom bre. E l que no se sien ta con vo
com prender ese n u estro em peño de co n v ertir las escuelas p ro fe lu n tad ni con capacidad de c re a r que se quede en casa a dorm ir
sionales del E stado en em porios de c u ltu ra superior, y se p reg u n la fa tig a que no ha su frid o y a descansar el tra b a jo que no ha he
ta ría estupefacto por qué aceptam os la im posición de profesores o- cho, pero ¡por los dioses inm ortales! que no obstaculice el cami
ficiales del escalafón adm inistrativo dom esticados y trab a d o s por el no de los que vamos, e n tre tropiezos y desgarrones, hacia el alum
co rral de los in tereses creados, cuando podríam os escoger librem en b ram iento de un a nueva vida.
te, a los que en señ aran con desinterés y nobleza sin som eter su v e r C rear u n a nueva vida, he aquí n u e stra suprem a responsabi
dad fecunda y alta, al control presuntuoso de graves académ icos con lidad. P a ra cre arla es preciso vivir la cu ltu ra. Así lo han hecho
servadores, p arapetados en la rígida com icidad de su solem ne ges todos los gran d es pueblos de la historia.
to m ag istral.” Y p ara vivir la c u ltu ra —y a lo he dicho—es preciso que la U ni
“ Mi experiencia de alum no y de p rofesor me au to riza a decla versidad se p royecte hacia el pueblo y que el pueblo se incorpore
r a r que el 90 por ciento de los estudiantes sólo se in te resa n por la en la U niversidad. No puede h ab er u n a cu ltu ra de clase o de cas
obtención del títu lo profesional, sin ad q u irir m ás que u n simple ta porque a la p o stre se esteriliza y se corrom pe. E l cerebro rige
b arniz de cu ltu ra, indispensable p ara el m antenim iento del decoro el cuerpo y el cuerpo vivifica y to n ifica el cerebro. Sístole depu
u n iversitario, como así mismo el diez por Ciento re sta n te se dis ra d o ra y diástole v ita liz ad o ra; absorción y aireación que presiden
tin g u e y se destaca luego por lo que ha estudiado y aprendido fu e to d a g ran d e o bra hum ana. U niversidad y pueblo son dos vasos co
r a de la U niversidad.” m unicantes cuyo nivel superior o in ferio r lo d eterm in an la m ayor
“ Si la U niversidad oficial no es capaz de refo rm arse fijárnosle o m enor m en talid ad y m oralidad de ambos. Son si se quiere dos
de una vez por todas, su papel de organism o burocrático, expedi fac to re s intercam biables que presiden todo proceso histórico.
dor de diplom as, y su función de im p a rtir el conocim iento técnico Felizm ente p a ra el P erú las últim as generaciones u n iv ersita
necesario p ara e je rc e r profesiones u oficios, y creem os o tro o rg a ria s han iniciado el acercam iento de la U niversidad al pueblo y del
nismo expontáneo y desinteresado que recib a el calor de n u e stra pueblo a la U niversidad. L a ta re a no está m ás que em pezada, es
sangre joven, que lleve el sello de n u estra espiritualidad y que necesario acrecerla e in ten sificarla. Tengo la esperanza de que por
ponga a p rueba en esta h ora histórica la v erd a d era eficacia de este camino hem os de lo g rar la realización de la cu ltu ra en la vi
n u estro dinam ism o renovador y constructivo.” da y en la p a tria y no solam ente en los libros y en las cátedras.
“ E l esfuerzo popular espontáneam ente concertado tonifica, C abalm ente recordam os hoy el prim er abrazo grandioso en tre el
d ep ura y fo rtalece la conciencia social y debem os b u scar en él la pueblo y la universidad. Y a sabem os cómo quedó sellado p ara
in flu en cia saludable que nos h ag a aban d o n ar d efinitivam ente la siem pre este abrazo. P o r p rim e ra vez en el P erú se produce un
trad icio n al obstinación — tam bién h ere d itaria— de ped ir todo al gesto de cu ltu ra viva en oposición al tex to frío y a la le tra m uerta.
gobierno, de esperarlo todo del gobierno, de echar al gobierno la ¡Jóvenes, vivamos la cu ltu ra y entonces am anecerá el g ran
culpa de todo.” día del P erú y la A m érica!. . .
“D ejem os lib rad a a las universidades oficiales la ta re a de fo r
m ar ingenieros, médicos, abogados, etc., m ás disputém osle de fre n E n e s t a m is m a s e c c ió n , r e s e r v a d a a l p e n s a m ie n to d e v a n g u a r
te la misión de fo rm a r hom bres, de fo rm a r gran d es hom bres. D e d ia , p u b lic a re m o s e n e l p ró x im o n ú m e r o u n a c o n f e r e n c ia d e C a rlo s
jem os a las universidades oficiales la ta re a ped estre y exigua A lb e r to E s p in o z a B ra v o s o b re la “ C u l tu r a A r t í s t ic a d e l P r o l e t a
de enseñar la ley; m ás disputém osle la misión de re c tific a rla en ria d o ” .
Amauta 37
LA VIDA ECONOMICA
F in a n z a s — Comercio —A gricultura y G anadería
M inería —In d u stria —T ransportes —Seguros
Justad ístieíi
sitos de acarreo. En las cum bres de las cordilleras y en los flancos
La minería en e! departamento de Puno de las quebradas, se p resen ta en capas o pequeños m antos en tre las
rocas de p izarra y en v etas y filones de cuarzo, m uchas veces de
considerable potencia. E n la base de las quebradas, allí donde la
Por E m ilio R om ero p en diente del suelo ha dism inuido la velocidad de las aguas, se o-
fre ce en trozos, en pepitas y en polvo, según las condiciones en que
(iContinuación) ha sido arrastra d o , la conform ación del suelo y la m ayor o m enor
d istancia que h a reco rrid o ” .
E l beneficio del oró de la am algam ación y del p roveniente de
Con respecto a la form ación del oro en las m ontañas de San
la cianuración se lleva h a sta o b ten er b a rra s de ley elevada. La p ro
dia y C arabaya, dice este mismo in fo rm e: “ La extensa m eseta de
ducción de oro correspondiente a las concesiones de C arab ay a en
Poto y del Crucero, h asta los confines de provincia de A sángaro,
1903 ha sido de 483.73, kilogram os. (8 ).
ha debido ser un lago inm enso a 15,000 pies de a ltu ra sobre el ni
E xiste igualm ente en Sandia, en los ríos que co rren sobre a re
vel del m ar. E n u n a época rem otísim a, las aguas de este lago, por
n a a u rífe ra . A veces los deshielos de las cum bres a rra s tra n ta m
algunas de estas ca tá stro fe s geológicas, se han abierto paso len
bién tie rra s a u rífe ra s como las depositadas en el lago A nanea y en
to librando las gran d es quebradas v arrastra n d o delante de sí, en
las to rre n te ra s de A ncocala, com unidad de indios.
aluviones gigantescos, los despojos 'del terren o , antes cuarteado y
Según la estad ística citada, h a sta 1903 la producción m ineral removido, y ta n to la m eseta misma, donde se ostenta el m ajestuoso
de S andia no fu é ta n g rande como la de C arabaya, ap esar de que A nanea, como las q uebradas de to d a esa región, son igualm ente
h ab ían m ás perten en cias, pues alcanzaban a 650, m ie n tras que en ricas en oro y fie rro ; ju n to con los desm ontes, han ido ambos m e
C arab ay a eran solam ente 137. ta les a depositarse confundidos en las llan u ras de la p arte b a ja ” .
E l oro de Sandia proviene en su m ayor p a rte de los depósitos Así se explica por qué los varios asientos m inerales de acarreo
d etríticos o p la c e r e s secos que se atacan por el m étodo hidráulico, de la provincia, corresponden o g u ard en cierta relación con los di
como el de San A ntonio de Poto. El contenido de esos depósitos versas quebradas q u e ’/a r te n desde la a ltu ra de la cordillera, como
se estim a en medio gram o de oro por yard a cúbica, o sea aproxi San Ju a n del Oro, Aporom a, B etasp ata y Challum a Se explica
m adam ente 1,500 kgs. tam bién su m ag n itu d y la especial calidad y form a de oro que
O tros tra b a jo s de m enor im portancia se han efectu ad o en las contienen, mucho m ás rico y más. grueso en la región de la m onta
concesiones llam adas “ P oderosa” , "C arm en ” y “ Caño C astro ” , h a ñ a que en la cordillera, a donde se en cu en tra a la vez que el saca
biendo sido la producción m ineral de Sandia en 1903 de 82,531 do de la altu ra, el recogido en el fondo de las quebradas de los
kgs. filones rotos a m ayor p rofundidad y por lo ta n to m ás abundantes
E n los distrito s de A yapata, Itu a ta , Coasa y U sicayos de Ca y fecundos.
ra b a y a y Sandia, Sina, Poto, los indios se dedican a la extracción La región m inera de Sandia y C arabaya, en lo que se refiere
del oro d u ra n te los m eses de mayo a setiem bre, lavando las arenas a la producción de oro m ateria del presente capítulo, es sim plem en
de ios ríos en depósitos de m adera, bateas, o construyendo en las te m aravillosa.
orillas em pedrados que las aguas cubren en tiem po de creciente y B a sta rá hacer un recuerdo histórico de lo que fué la explo
donde se deposita el oro que e x tra e n cuando b ajan éstas, desha tación del oro en estas provincias.
ciendo el em pedrado y lavando lo que queda en los in tersticio s de S eguram ente, los Incas ex tra jero n el oro p ara sus templos fa
las piedras. bulosos de la región de C arabaya y Sandia. Cieza de León se re
T am bién sirviéndose de las aguas que rep resa n d u ran te la es fiere a estas provincias, diciendo: “ E stá en el m onte de la se rra
tación de las lluvias, los indios' tra b a ja n depósitos d etrítico s o p la nía el nom brado y riquísim o cerro de C a r a u a y a donde en los años
ceres secos, vendiendo éj producto que obtienen a los r e s c a t a d o r e s . pasados se sacaron m ás de un millón y setecientos mil pesos en
E x tra e n aproxim adam ente 4,000 onzas o sean 28.75 gram os por oro” .
onza. Más ta rd e, G arcilaso refie re que: “ el año 1556 se halló en un
H e aquí lo que dice el señor G arcía Rosgel (9) sobre las mi resq u en de u na m ina de las de C a lla h u a y a , un a piedra de las que
nas de oro: “ B ajo el punto de vista de las explotaciones m e talú r se crían, con el m etal del tam año de la cabeza de un hombre, el
gicas, m uy pocas regiones ofrecen ta n to s alicientes y ta n ta s fac i color que tien e propiam ente era el color de bofes y au n la hechu
lidades como la provincia de Sandia. Allí se en c u en tra el oro, lo r a lo p arecía; porque to d a ella estaba ag u jerea d a de unos ag u je
mismo en filones y vetas, que confundido y m ezclado en los depó ros chicos y g randes que le pasaban de un lado a otro. Por todos
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Afeo 1
11 Lima, J u lio de 1928 N ú m e r o 18
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U b ic a c ió n d e H idalgo E L E G IA B IB L IO G R A F IC A D E O T T O B R A U N
O tto B r a u n m u r ió e n la g u e r r a . O t t o B r a u n e r a g e n ia l. O t t o
A lberto Hidalgo significó en n u e stra lite ra tu ra , de 1917 al 18, B r a u n f u e n iñ o . O t t o B r a u n d e c ía c o s a s q u e d a b a n p e n a .
la exasperación y la term inación del experim ento “ colónida” . H i
dalgo llevó la m egalom anía, la egolatría, la beligerancia del gesto Y o q u is ie r a h a c e r e l r e t r a t o d e O t t o B r a u n . O t t o B r a u n 7 a-
“ colónida” a sus m ás extrem as consecuencias. Los bacilos de esta n o s. B lu s a b la n c a , a z u l d e m a r i n e r o y b o n ito p e lo . L a m ir a d a d e
fiebre, sin la cual no h ab ría sido posible talvez elevar la te m p era O tto B r a u n r e d o n d a , p u r a d e b u e n o s p e n s a m ie n to s . Y s ie m p r e O t
tu r a de nuestras le tras, alcanzaron en el H idalgo, to d av ía provin to B ra u n e n tr e n u b e s.
ciano de “ P anoplia L írica” , su m áxim o grado de virulencia. Valde- O t t o B r a u n m u r ió e n la g u e r r a . Y e n A le m a n ia se le e a O t t o
lom ar estaba ya de regreso de su aventuroso viaje por los dominios B r a u n p o r q u e m u r ió e n la g u e r r a . I s e le l lo r a t o d a v í a p o r q u e m u
d’annunzianos, en el cual,— acaso porque en D’A nnunzio ju n to a r ió e n la g u e r r a .
V enezia bizantina está el A bruzzo rústico y la playa ad riática,—
descubrió la costa de la criolledad y entrevio, lejan o , el co n tin en te D e c u a tro a ñ o s O t t o B r a u n e s c rib ió a su p a p á p e r o y a se
del inkaísmo. V aldelom ar había guardado, en sus ac titu d es m ás h a b ía m u e r t o . 1 O t t o B r a u n c u a n d o t u v o 17 a ñ o s e n c o n t r ó e n la s
ególatras, su hum orism o. H idalgo, u n poco tieso aú n d en tro de su c a rta s a m o ro sas a su m a m á la q u e é l h a b í a e s c rito d e c u a t r o a ñ o s
chaqué arequipeño, no te n ía la m ism a agilidad p ara la sonrisa. El a su p a p á . O t t o B r a u n se p u s o e s a v e z a l lo r a r .
gesto “ colónida” en él e ra patético. P ero H idalgo, en cam bio, iba
O t t o B r a u n h a b ló a su m a d r e L ily s o b r e e l a m o r . L ily B r a u n
a ap o rta r a n u e stra renovación lite ra ria , quizá po r su m ism a b ro n
a p u n ta b a . U n o s p e lo s le c a í a n e n e l o jo iz q u ie rd o . P o r e l o t r o le
ca virginidad de provinciano, a quien la urb e no h ab ia aflojado,
b r i l l a b a u n a l á g r i c a c a tó lic a .
u n gusto viril por la m ecánica, el m aqum ism o, el rascacielo, la ve
locidad, etc. Si con V aldelom ar incorporam os en n u e stra sensibili O t t o B r a u n d e c ía :
dad, an tes estra g ad á por el espeso chocolate escolástico, a D’A n
“ W a s f e h lt y e t z t d e r W e l l ? L ie b e ! V ie le m e n s c h e n b e h a u p t e n ,
nunzio, con H idalgo asim ilam os a M arinetti, explosivo, tre p id a n
s i e liq b e n v o n t i e f s t n H e r z e n a b e r lie b e n sie W ir k lic h r e i n u n d
te , cam orrista. H idalgo, p a n fle tista y lapidario, continuaba, desde
e d e l? ”
otro p unto de vista, la lín ea de González P ra d a y More. E ra un
p erso n aje excesivo p a ra un público sedentario y reum ático. L a O t t o B r a u n e r a u n A n g e l. O t t o B r a u n le d ió c ie lo a A le
fu e rz a ce n trifu g a y secesionista que lo em puja, se lo llevó de aquí m a n ia . O t t o B r a u n f u e a la g u e r r a y lo m a tó u n a g r a n a d a .
en un torbellino.
M u r ie r o n m uchos p o e ta s en la g u e rra : fra n c e se s y a le m a
H oy H idalgo es, aunque no se m ueva de u n b arrio de Buenos
n es.
A ires, u n poeta del idiom a. A penas si como an teced en te, se puede
O t t o B r a u n ( 1 7 a ñ o s ) t e n í a p e n a d e q u e m u r ie r a n lo s p o e ta s
h ab lar de sus av e n tu ras de poeta local. C reciendo, creciendo, ha
e n la g u e r r a .
adquirido efectiva e s ta tu ra am ericana. Su lite ra tu ra tie n e circu la
O tto B ra u n en P a z .
ción y cotización en todos los m ercados del m undo hispano. Como
O tto B ra u n , u n a c ru z .
siem pre, su a rte es de secesión. E l clim a a u stra l ha atem p erad o y
C a d a a n iv e r s a r io , u n a m is a .
robustecido sus nervios u n poco tropicales, que conocen todos los
S u m a m á L ily , u n a l á g r im a .
grad os de la lite ra tu ra y todas las la titu d e s de la im aginación. P e
O t t o B r a u n , u n a f lo r .
ro Hidalgo está— como no podía d e ja r de e sta r— en la van g u ard ia.
Se siente,— según sus p alabras— en la izquierda de la izquierda. X a v ie r A B R IL .
E sto quiere decir, a n te todo, que H idalgo h a visitado las di
versas estaciones y recorrido los diversos cam inos del a rte u ltra
m oderno. L a experiencia v an g u ard ista le es, ín teg ram en te, fam iliar. P olíticam ente, histó ricam en te, el an arquism o es, como está a-
D e esta gim nasia incesante, ha sacado u n a técn ica poética d ep u ra veriguado, la ex trem a izq u ierd a del liberism o. E n tra por ta n to , a p e
d a de todo rezago sospechoso. Su expresión es lím pida, bru ñ id a, sar de to d as las p ro testas inocentes o in teresad as, en el orden ideo
c e rte ra , desnuda. E l lem a de su a rte es éste : “ sim plism o” . lógico b urgués. E l a n a rq u ista , en n u estro tiem po, puede ser u n
P ero H idalgo, por su espíritu, está sin quererlo y sin saberlo, “ rev o lté” ; pero no es, h istó ricam en te, u n revolucionario.
en la ú ltim a estación rom ántica. E n m uchos versos suyos, encon H idalgo,— au n q u e lo niegue,— no h a podido su stra erse a la e-
tram o s la confesión de su individualism o absoluto. De to d as las moción rev o lu cio n aria de n u estro tiem po cuando h a escrito su
ten d en cias lite ra ria s contem poráneas, el unanim ism o es, evidente “ U bicación de L en in ” y su “ B io g rafía de la p a la b ra Revolución” .
m en te, la m ás e x tra ñ a y au sen te de su poesía. Cuando lo g ra su E n el p refacio de su últim o libro “ D escripción del Cielo” , la ilu
m ás alto acento de lírico puro, se evade a veces de su egocentris sión su b je tiv ista lo hace, sin em bargo, escrib ir que el prim ero “ es
mo. Asi, por ejem plo, cuando dice: “ Soy ap re tó n de m anos a todo u n poem a de exaltación, de p u ra lírica, no de d o ctrin a” y que
lo que vive.— Poseo plena la vecindad del m undo” . Más con estos v er “ L enin h a sido u n p rete x to p a ra c re a r como pudo serlo u n a m o n ta
sos em pieza su poem a “ E n v erg ad u ra del A n arq u ista” que es la m ás ña, u n río o u n a m áq u in a” , y que “ B io g rafía de la p alab ra revo
« in cera y líric a efusión de su individualism o. Y desde el segundo lución, es u n elogio de la revolución p u ra, de la revolución en sí,
verso, la idea de “vecindad del m undo” acusa el sentim iento de cu alq u iera que sea la causa que la d icte” . L a revolución pu ra, la
secesión y de soledad. revolución en sí, querido H idalgo no existe p a ra la h isto ria y, p o r
E l rom anticism o— entendido como m ovim iento literario y a r ende, no existe tam poco p a ra la poesía. L a revolución p u ra es u n a
tístico, anexo a la revolución burguesa— se resuelve, conceptual y abstracción. E x isten la revolución lib eral, la revolución socialista,
sen tim en talm en te, en individualism o. E l simbolismo, el decadentis m uchas revoluciones. No existe la revolución p u ra, como cosa his
mo, no han sido sino estaciones rom ánticas. Y lo h an sido tam b ién las tó ric a y, p o r consiguiente, como te m a poético.
escuelas m odernistas en los a rtista s que no h an sabido escap ar al De las tr e s categ o rías p rim arias en que, por com odidad de
subjetivism o excésivo de la m ayor p a rte de sus proposiciones. clasificación y de crítica, cabe, a mi juicio, dividir la poesía con
H ay un síntom a sustantivo en el a rte individualista, que indi tem p o rán ea,— lírica p u ra, disp arate absoluto y épica revolucionaria—
ca, m e jo r que ningún otro, su proceso de disolución: el em peño H idalgo siente, sobre todo, la p rim e ra ; y aquí está sp fu e rz a m ás
con que cada a rte , y h a sta cada elem ento artístico , reiv in d ica su g ran d e, la que le h a dado sus m ás bellos poem as. E l poem a a Le
autonom ia. H idalgo es uno de los que m ás radicalm en te ad h ieren a n in es u n a creación lírica. (H idalgo se engaña sólo en cu an to se
este em peño, si nos atenem os a su tesis del “ poem a de v arios lados” . supone ageno a la em oción h istó ric a). E l d isp arate,— si ehjuiciam o»
“ P oem a en el que cada uno de sus versos constitu y e u n ser libre, su actu alid ad p o r “D escripción del Cielo” ,— desaparece casi com ple
a p esar de hallarse al servicio de u n a id e a o u n a em oción c e n tra ta m e n te de su poesía. Es, m ás bien, uno de los elem entos de su
les” . T enem os así proclam ada, categóricam ente, la autonom ía, la p ro sa; y n u n ca es, en verdad, disp arate absoluto. C arece de su iú*-
individualidad del verso. L a estética del a n a rq u ista no podia se r o- cohereñcia alu cin ad a: tien d e, m ás bien, al d isp arate lógico, r a
tra . cional. L a épica rev o lu cio n aria— que an u n cia u n nuevo rom anticis-
42 L IB R O S Y R E V IS T A S
jno— indem ne del individualism o del que te rm in a— no se concilia do sobre este mismo pedazo de te rre n o en que estam os: la casa
con su tem p eram en to ni con su vida, v iolentam en te anárquicos. de sus m ayores. Sonríe. Sonríe la rg am en te,— con su boca ancha,
A su individualism o exasperado, debe H idalgo su d ificultad m ostrando dos hiladas de dientes,— a m edida que los recuerdos le
p a ra el cuento o la novela. Cuando los in te n ta , se m ueve d en tro de g u iñ an p a ra que los p re fie ra en esta selección que nos está hacien
u n género que exige la ex trav ersió n del a rtista . Los cuentos de do.
H idalgo son los de u n a rtis ta in tra v ertid o . Sus p erso n ajes ap arecen Silva V aldés re c ita los poem as suyos de u n a m an era adm ira
esquem áticos, artific ia les, m ecánicos. Le sobra a su creación, h asta ble. N ada m ás que sus poem as es capaz de rec itar. ¿P o r qué los
cuando es m ás fan tá stic a, la excesiva, in to leran te y tirá n ic a p re re c ita rá así? Cuando dice “Los P o tro s” o “ La c a rre ta ” , o “El ra n
sencia del a rtista , que se niega a d e ja r vivir a sus c ria tu ra s por su cho” , o “ S aran d í del Yí” , o cu alq u ier otro poem a de los suyos, la
p ro p ia cuenta, porque pone dem asiado en todas ellas su individuali g en te estalla en un entusiasm o estruendoso. Se pone, talm ente,
dad y su intención. los versos en la boca como si fu e ra n caram elos. Y allí se está sa
Jo sé C a r lo s M A R IA T E G U I. boreándolos, dándolos vueltas, gustándolos en la exquisita esencia
que poseen.
Y qué lindo am or propio gaucho tie n e este po eta nuestro!
Sabe qué pu n to s calza y h a sta dónde llega su fam a desparram ada
p o r el m undo como u n oleaje. Celoso de sí mismo, enam orado de
In t e r v i e w s Uruguayas su obra, F e rn á n Silva V aldés es el a rtis ta que vive en m eticulosi
dad p e rp é tu a ; en a fá n su p e ra d o r; en ir y v en ir de curiosidades
ACABO DE VER A: p o r estos archivos rep leto s de sus recuerdos.
F E R N A N S IL V A V A L D E S Nos vamos. F erro carriles. M uchos tren es. V an y vienen las
hiladas in term in ab les de vagones. R asgan la paz del barrio subur
(P a ra "A M A U T A ” ) bano las p itad as estrid en tes. Las locom otoras, h a rta s de la perse
cución de los vagones, se ex ten ú an de asm a.
F erro c arriles. Muchos tren e s. Seis, diez p are s de vías azuladas Al fre n te : la bahía plácida. E m piezan a encenderse, por sí
sobre u n te rre n o negro de carbón molido. E n fre n te : la b ah ía; m ismas, las luces en las casitas del C erro. La trem en d a mole em
a g u a azu l; barcos inm óviles m irando p asar la vida a trav é s de sus pieza a d ar v u eltas la cabeza. T iene u n a fo rta le z a como kepis y
ojos de buey. Al fo n d o : la m ole gris del C erro de M ontevideo, le u n a v isera la rg a de luces de faro . L a bahía, p erfo ra d a de lúceos
v an tad o sobre casitas blancas, atisbando las cosas yankees de los deshiladas, se obscurece h a sta fu n d irse con el cielo, p erfo rad o tam
frigoríficos. A u n lado: (a la izquierda) la ciudad. B arullo de bién por luces fijas. Se h an ido todos los barcos. Silban los trenes.
trá n s ito ; tu m u lto de g en tes; golpazos de cornisas co n tra el cielo; P asan los rápidos de prim anoche. Rezonga el te lég rafo por quién
ta jo s de calles; puñaladas de re fle jo s; ansias de cúpulas, de p a ra sabe qué cosas y u n vientecillo ju g u e tó n viene a hacernos fiestas
rra y o s, de m iradores atrevidos. Al otro lado: (d e re c h a ), la placi con las en red ad eras en cuanto salim os al p o rtó n de la casa de Sil
dez de C apurro, la p laya olvidada después de un apogeo de gloria
va.
m undana. Nos vamos. P o r la calle M a tu ran a resu e n an nuestro s pasos.
Y aquí, en esta especie de palquito te a tr a l; aquí, fre n te a B alasto pisoteado. E n riq u e B u stam an te y B allivián:— querido, le
f re n te a ese escenario, desde donde se divisa M ontevideo y se co jan o , inolvidable am igo: ¿re cu erd a u sted esta v isita que hicimos
lu m b ra el cam po; aquí, ju n to a estos fe rro c arriles espantados que al p o eta? Y ¿se a c u erd a u sted del asom bro que le causó a Silva
tr a e n olor a p o tro s; aquí mismo, en u n a casita blanca, n ítid am en te V aldés aquel reg alo que yendo con O ribe — con el enorme,
b lanca, de estilo colonial, vive F e rn á n Silva V aldés con su gloria pro fu n d o , ta c itu rn o Em ilio O ribe— tuvo u ste d la ocurrencia de o-
de poeta, su m u je r y su hijo al que apoda “Y uyito” . frecerle?
N u e stra visita sorprende al poeta. Le hem os obligado a d e ja r A lfre d o M a rio F E R R E IR O .
la siesta p a ra el día siguiente. E n pijam a, deslum brados los ojos
de luz, alto, sonriente, esforzándose po r ver, nos hace adem án
p a ra que avancem os. Y, ya den tro del tibio ja rd ín que le ab raza
p eren n em en te la casa, nos recibe su m ano rec ia de dom ador de po
CRONICA E® UBROS
tro s y dom ador de im ágenes. A L B E R T O ZUM F E L D E
A vanzam os más. E n to rn o a u n a m esa, sujeto s por las co rtin i E s t é t i c a d e l N o v e c ie n to s .
lla s de los anaqueles, se ag ru p a y atro p ella el colorido de los libros. B u e n o s A ire s .
¡C ientos y cientos! L a fam a de Silva V aldés le h a hecho víctim a E l A te n e o .— 1 9 2 8 .
de los envíos literario s. B ueno y malo. Como de costu m b re: m ás,
m ucho m ás, m alo que bueno. F e rn á n Silva V aldés sonríe, por de E n la ubicación del a rte actu al, tam b ién A m érica ofrece su
b ajo de su bigote am ericano, a n te nuestro asom bro y an te n u e stra esfuerzo. E sto es el libro de Zun F eld e: ubicación, interpretación.
Se h a hecho m ucho al respecto, pero pocas veces u n análisis ta n
com pasión.
concienzudo como el suyo. H abía que p a rtir necesariam ente, del
N os sentam os ju n to a la m esa. U n “a ffic h e ” de “A gua del
a r te trad icio n al. Y an tes que el del a rte , e n c arar el problem a filo
T iem po” se escapa hacia la v en tan a ; pero lo a ta ja u n re tra to de
sófico. U n sólo problem a con m uchas caras. P o rq u e “ el fenómeno
J u a n a de Ibarbou rou, g ra n am iga del poeta. D ebajo del escritorio
estético es in sep arab le del com plexo del fenóm eno hum ano” , con
de Silva V aldés, anidado de libros y papeles. E stam os sentados
cepto que no concibe la c u ltu ra del O chocientos, concepto de fu n
en to rn o a la m esa: Silva V aldés extiende las m anos y las ju n ta
ción, de relación, propio de la nu ev a sensibilidad. Neoclasicismo,
sobre la carpeta. D estacada, así, su fig u ra . Ojos escrutadores. Sabe
rom anticism o, realism o, simbolismo, son etap as de u n a cu ltu ra ra
m ira r sin pestañeos, fija m en te , d uram ente. Sabe a tra p a r con la pu
cionalista. L a cu ltu ra del N ovecientos la rech aza p o r espíritu. Y
pila, como en u n a costum bre, los m ás sutiles m atices. ¡Q ué esca vienen con ella la filo so fía de la in tu ició n y de la inconsciencia, y
p a ra te de sensaciones lum inosas te n d rá este ex trao rd in ario veedor el a rte su p errealista. ¿P ero este a rte es deshum anizado? P lantea,
en las re tin a s! E ste p o eta de la luz, de la im agen exacta, del re la entonces, la objeción a O rteg a G asset: ¿Cómo u n a rte deshum ani
to lum ínico, se ay u d a los ojos con unos len tes de arq u e ad a con zado ,vale decir, desvitalizado, puede ser expresión de u n a cultura
cha y flexibles p atillas. Y, al trav é s de esos cristales, h a visto esa ren o v ad a? Y juzg an d o m ás de cerca la cuestión, Z. F . cae en que
m aravillosa vida que se aposentó p a ra in m o rtalizarse en la p lan a O rteg a es u n sofista. Quizás. L a objeción es fu n d am en tal. Pero
celebérrim a de sus poem as nativos. el ensayo de O rteg a sólo fu é u n in ten to . Si tuvo pretensiones de
H ab la con reposada voz; v a tray en d o las cosas como si fuese ser difinitivo, la acusación q u ed ará en pie.
a buscarlas. P ialando rebeldías de le n g u aje y am asando adjetivos. E l a rte actu al, según Z. F ., re ú n e tre s cualidades que nunca
Boliando com paraciones, enlazando tro p a s en te ra s de im ágenes. estuvieron ju n ta s en el a rte p asado: construcción, expresión, y
Silva V aldés charla. P o r la p u e rta de su rela to v an saliendo tipos estilización. P o rq u e o se concebía u n a rte de expresión sin cons
perseguidos po r horizontes. N os r e la ta su vida de m uchacho; nos tru cció n — el rom anticism o— ,o u n a rte de construcción sin expre
h abla de un tipo por el que sintió adm iración. E ra uno de esos sión— el academ ism o— , o am bos sin la estilización— el realismo.
buscavidas, recorrem undos, que te n ía ese encanto que hay en la L as co n feren cias de Z. F . co n stitu y en el esfuerzo m ás logra
am algam a del ta h ú r y el caballero. H ace poco, leyó Silva en un do— en n u estro idiom a— p a ra d a r ubicación e in te rp retació n al
diario que en E spaña, o en M éxico, o en F ilipinas, le h ab ían m u erto a r te nuevo. A rd u a labor, pacientísim a investigación y aguda per
a p u ñ a la d a s............ cepción crítica.
A m ontona Silva V aldés sus recuerdos. Toda su vida h a o cu rri E d u ard o N úñez H ague.
L IB R O S Y R E V IS T A S 43
M E D IC O C IR U J A N O -M E D I C I N A GENERAL ó r g a n o s r e s p ir a t o r io s — E le c tr o c a r d io g r a iía .
C o n s u lt a s d e 3 a 5 p. m .
T e lé f o n o 3 9 -8 2 — P o b r e s 9 8 6 (a lto s )
M o n zó n , 178 D o m i c il io : M ir a f lo r e s , B e lla v is ta 2 0 7
H o r a s d e C o n s u lta : d e 3 a 5 h . p . m .
T e lé f o n o 2 6 4 5 T e lé f o n o 6 2 9
A B O G A D O N e g r e ir o s 5 2 1 T e lé fo n ® 1731
D iv o r c ia d a s 6 1 8 T e lé fo n o 4 7 1 4
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“ E 3 L D I A R I O ”
PUBLICACION INDEPENDIENTE
“placas, discos, k l a x o n s y una emo
ción de celuloide p a r a este barrio Director: M. Herminio Cisneros Z.
“ M O N D E »
GRAND JOURNAL HEBDOMAD AIRE INTERNATIO
NAL DTNFORMATION L1TTERAIRE, ARTISTIQUE,
SCIENTIFIQUE ET SOCIALE
D irecto r: H E N R I BA RBU SSE.
j»;
II
AMAUTA”
BEV1STA MENSUAL DE CULTORA
DIRIGIDA POR
JO SE CARLOS n A R IA T E G U I
Publicada por la Sociedad Editora “Amauta”
QIlEMTEs BIGARDO W R T IN E Z DE LA TORRE
Doctrina - Arte - Literatura - Polémica
Valor de la suscrición en Lima y pro
vincias: por un año, S 4.00; por un se
mestre S. 2.20. S i quiere Ud. apoyar
este esfuerzo cultural e ideológico, pida
Ud. ’desde ahora su suscrición a Sagáste-
gui 669 o Casilla 2107 Lima.
I n v i t a m o s n Jn ts p e r s o n a s q u e
s i m p a t i z a n c o n e s t a r e v i s t a
íi i u s o r i b i r s e e n e l g r u p o d e
“ AMIGOiS D15 AMAUTA “
Im p reso e n - l o s t a l l e r e s g r á f i c o ^ d e l a
E d i t o r i a l M inerva— “ $ a q a s t e g u í ,í 669 TIRADA E S P E C IA L NUMERADA:
PR EC IO DEL EJEMPLAR, UN S O L