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Alberto Flores Galindo

H!STORIA/9

LA CIUDAD
SUMERGIDA·
ARISTOCRAtIA Y PLEBE
EN LIMA, 1760-1&30
Segunda! edición ':
J

© EDITO L HORIZONTE, ag sto 1991


Nicolás de Piérola 995, casilla 2118, eléf: 279364, Fax: 612954,
Lima 1, Pe ú. 1

Edición de 1,000 ejemplares.


Impreso e el Perú - Printed in Pe

EDITORIAL
, ~
! HORIZONI'E
/

En 1988 Tito cambió el título de este ;libro por el de La


ciudad sumergida, aw,qu,j conseroando el anterior en cali-
dad de subtítulo. Quería, +n,ás, añadir una tercera parte
al capítulo VI (Vivir separados) que igualn¡ente se intitulara
"La ciudad sumergida" y <l'>nde tratarla (os distintos mun-
dos que se ocultan en Limq, entre ellos el mundo andino.
Lamentablemente, su enfennedad no le permitió la pre-
paración de ese texto; por lo que sólo lo consignamos en el
I índice, tal como él lo htcierabn elrjemplarque dejó corregido.
1 . •
De aUí también hemos tomado, para incluirlas
' ' ' ·, en la presente
edkión, las modificacinne~ que llegó a hacer: lnco!poró un
nuevo epígrafe, amplió la dedkatoria y ci¡,nvirttó en interro-
gante el título del último capítulo.

Limí agosto de 1990

Cecilitl Rivera de Flores

1
•... volvamos JlOr un minulD al siglo XVIII. Oso a tal
invitación, porque el siglo XVIII. a más de bonito, está
~~ de sTlos y sorpresas de lo pasado y lofa-

MAmtN AvAN

i 1

"La población subterránea de Lima es otra invisible


I metrópoli de "f,esos que duplica la cú.tdad visible.
Cráneos y esql)eletns prehispánicos, a varios metros
de projundidad, aderezados de plumas, mantns y
collares, soportan el peso de otros cráneos y esquele-
tos de capa y .ispada, saya, sotana y crucifyo•.

JORGE EDUARDO EfELSON.

li
A mis padres

A Carlos y Miguel

I
Índiee 1

Abreviaturas

Abreviaturas 12
Introducción 15
[!
A.A. Archivo Arzobispal{Lima) PRIMERA PARTE 17
A.F.A. Archivo del Fuero i}grario (Lima)
A.GI. Arch!vo General de¡Indias (Sevilla) l. El hilo de la madeja 19
A.GN. Archivo General de la Nación (Lima) l. El siglo XVJJl 19
A.HRA.
A.M.
Archivo Histórico ·va Agüero (Lima)
Archivo Municipal ima) I 2. Un litigio
3: La cuestión del trigo: una vieja polémica
'
22
23
AN.M. Archivo Naval (Ma, "d) -

BN.,Lima Biblioteca Nacional (Lima) II. Una agricultura de exportación 29


B.N., Madrid Biblioteca Nacional (Madrid) l. El triunfo de la caña de azúcar 29
2. Los valles de Lima .32
Nota: La ortogr ía de los documentos c tados ha sido actualizada. 3: La producción agrícola 38
a. Fuentes: los diezmos 38
b. Cifras: la región 42
c. Cifras: los_valles 44

u;¡..' Aristocracia en vilo 47


l. Lima y la Mar del Sur 47
2_. El mercado interior 52
3. Efímero espl~ndor 59,

_70

SEGUNDA PARTE 77

IV. · !Vidas de esclavos 79


, :l. Un ocultp tenlor ',7_9.,
2, Cuestión previa: el número
3.p:ielcampo 82
a. Las haciendas 89
b, Descomposición del esclavismo 89
· c. Cimarrones y palenques 92
4. En las ciudades 95
· a. Artesanado y servicio doméstico: 98
b. Un suicidio · 98
5. Sevicia 101
6. Caminos de la libertad 103
106
Rostros de la plebe · Introducción
l. Bandi 'os de la costa 111
2. Violen ia de todos los días 111
3. La ciu ad como cárcel ll8
4. Tensió étnica .1.28
• . 1
· 132 '

5. Una co edia humana: las tradicºones 1

141
En Lima, la independencia fue proclam4da tardíamente y la expulsi6n de los
VI. Vivir sep ados
l. Pescad res realistas s6lo fue posible después de 1821 , mediante laintervenciónde los ejércitos
115
2. Pueblo de indios 15 de San Martín y Bolívar. La capital del virreinato peruano no alberg6 juntas
3. La ciu d sumergida 149 revolucionarias y ninguna insurrección convulsionó su trayectoria; por el contra-
rio, en esos años agitados, a caballo entre los siglos XVIII y XIX, la ciudad se
Notas
154 convirtió en sinónimo de la oprobiosa dominación colonial: "del despotismo
asiento", para utilizar una imagen corriente entre los escrit.Qres republicanos. A
TERCERAPAR estos antecedentes se remite la imagen actual de una ciudad abúlica, tan gris como
163
su cielo y tan mon6tona como sus inviernos. Pero es evidente que ya no leemos
VII. ¿Una soci dad sin alternativa? .. -.
l. Quiebra de la aristocracia mere ti! 165 aRatzel y ningún determinismo geográfico nos parece verosín¡il. Entonces, ¿c6mo
2. Un motí : 5 de julio de 1821 165 explicar la longevidad del orden colonial? Se ha recurrido, ~ara responder a esta
3. Campos evastados 170
175 • é· pregunta, o recordar la solidez de suorganizaeiónadministra~va, laefectividaddel
VIII. Colonia/is o y violencia
' consenso religioso, la carencia de una conciencia nacional. .. Lejos de estos lugares
l·i
179 comunes, vamos a buscar otras respuestas emplazándmlas en un territorio
Notas diferente: la estructuración social de Lima.
184 :f-:
Anexos
187 No se trata de escribir una página de historia urbana, ni tampoco de historia
Fuentes y Bibliogr a política. Los personajes centrales de este libro son entidades colectivas: grupos y
205. posibles:clases sociales. Alrededor de ellos ,:n-ganizaremos todo el texto, privile-
Agradecimientos
213 giando la explicaci6n sobre el relato de acontepmientos. La narración cronológica
dejará l¡;¡gar a un conjunto de aproximacione$ paralelas. Empezaremos por los de
"arriba'': ingreso aparente a una estructt¡ra social; ello~ dominan, quieren
/
'Cf~¡#ffioner. sus normas· de comportamienw y sus valoraciones. aparei,en con
! , j[$'~q¡~ia en la documentación. Pero sólo entenderemos realmente ,l orden
\'/}!l~g.(qtÚal cuando variemos de perspectiva y, en la segunda parte, nos ocu ,aremos
, /*¡{i1{ilos·"deabajo". Elpunwde vistade los desesperados, empleando una e :presión
I:ii'4f1 cineasta Pier Paolo Pasolini, permite desmontar los mecanismos de una
'ef'qciedad y pensarla como wtalidad. El texw abandona una síntesis quizá usiva
S' se ,extiende en 'múltiples referencias: el entramado de la vida co ·
)í5?zinente, en la :tercera parte, rodas los personajes confluyen alrede
independencia de is21.

PRIMERA PARTE

! :

!
,,

_.,-.•,-·---.-_ ':,_ -,, ,¡. -. . . .


I.: ELHILODE
,. 1 ..
LA MADEJA

'~'-
··1

. Í:iElSÍGLO.X:VII/ .. i·.· .··

( .•qm/sin
:¿i;¡~ 'llllÍl\ar el sigl\)XVIII:.lá.capitald~ vasto espaJio rolonial. andino
~
embargo, a oüerehcia .de :fy[éxico, µbica desde si¡ flllldación enfa
ll!l

ptoxiq¡idad qel ·mar, a escasa.distailciaderCai)ao, su puerto I\atmaL Sede . de la


butqcracia'ycentro mercaritil désde.dQndeesa: poderosa corp(lración que fue.el
Tribunal del Consulado (mcrcaderes,y navi~~j.imulla Sil influiinci,a t.anto sobre el
igl/,Cífico c"cla Mar del Si¡r, según acostumbral)qecii-los documentos de la \\poca~
·. ~mo .sobre el interior del país. EnJ 700,Japqblación lirrteña¡fue calculada, con
t<ldas las Í.1Ilprecisiones de la época, en;apenas ~7 ,000 habitantes,.pero eSll cifra, al
J?íÓmédiarelsiglo,remout.andoelflagelo.delasepidemias,comieuzaaascender. En
17~2 llega: a los 52,000 y unos veinte años.d\JSpl:lés se calcula eiI más de 63,0Q() ha-
bit.antés. G:ifra reducida si se le comp&aconios13Q,0OO habitantes de la capital de
NÚóya España, pero desde luego notable: en r¿lación a Santiago (a¡x,nas 10,00!)
, ~abiiantes) e incluso mayor que BueIJos ~es (40,000). Es ne{:esario considerar,
s; ¡itl~ás, qlle la ciu?lld fue c::1si arrasada por el¡ertem(lto de 17f6, de 11]llllei:if que
_· _·_ ~eb.1e scrr~onstrwdaadaplándola alas nuevas costumbres querfClamaban grandes
· · amb1en.tes¡ como .la Plaza de Toros, el Paseo de Aguas, la Alaíneda de Acho, los
~~:;; . , . -··.·•·•·.•· . ; . ·. ; • - •· . ·. ·.· . •· ..· l ·............ .
:. : :;;,UEnéste
.: __ ' ' :---
'. ,·-· escenario,losdos actores
_-)' ' ·. '. .fundamentales,
- .sinos
- ..
'
atenemos
·-
' ' .a-_...
las cifras que-
.'. _-,, " . .

~~io\l.uf los censcis,;parecen Ser lalnistocracia:ylqs !lst¡lavQs. purante el


;¡_¡e,rt94c¡ écjloíiiaI, en Lim¡j se otorgan4}! títulq~nobiliario~. volumtonlejanaJllente
~~dp,~Jos 234,~e Cub.i y San~D~¡io¡yfü~_170 de M~c'?,. E11. l;:l Gi~?11d
/f~!\!e; ,Mcexageracmn algµna,. la élitll;Y\1Tein«1tm.as.,n11merq~p. e 1mppftanlll,. de
:~oaipérica;1' sustentada en.las actividad~,¡nerc¡¡Jltjles... li[na recieuttl1niigra-
-• -.. , i'.:.,,,i:; l;((
_,--:-_. ··!· ¡,. -_ - . I:··
-~~-'ti··ft4H,~~-:~ pá~. iÓ. ·i4, ~dd~ié;·ii~.-Ilci;~ ~riril~-~-~al- ~ie· ~da ika de &i-tr~i_piík1 d~
·<-: ~¿t"tf -:.~/~:.:~·:·:~ -.. ':' ,'_[ >>:·, -'.:. _,_· '.:,' .,: ·_ :/~,:'.J'~'.:;·>'·;,_1. '-;._, ·-/,.f\~'..\ ,.·:!<'
'.l;-~~ ;'. __
20 LAOUDADSUMERGIDA
ELHILODELAMADEJA 21
· ción española, procedente de las regiones vasconavarras, incrementa su número y ,, tampoco como la edad del capitalismo emergente. Por el contrario, la declinación del
hace de Lima una de las urbes más hispanas del continente: 18,000 habitantes son orden colonial se asocia con una prolongada postración econóntica secular,'iniclada
censados como españoles (predominando peninsulares sobre criollos)) frente a los precisamente en esos valles de la costa central. La Ciudad de los Reyes pierde el rol
que se yerguen, en el interior del recinto amurallado de la ciudad, m~s de 13,000
hegemónico que habríátenido en elPacífico, incapaz de com~etii: con Buenos Aires,
esclavos, próximos a esa "gente de'color libre" (castas) que suman 1O,0KJO habitan-
arrastrada porla ruina de sus campos, en la impotencia de una aristocracia carente de
tes. Quizá teniendo presentes estas consideraciones numéricas, el poe ,y ensayista "ctralquier idea" o de "cualquier esfuerzo", como la defmió uno de sus descendien-
Martín Adán, en una tesis sustentada en 1937, asoció el destino de a clase alta tes, el historiador José de laRiva Agüero. Es frecuente referirse a la ''crisis del siglo
colonial con la esclavitud.' ¿Qué reglas resultaron de las relacione entre estos XVIII". Aparentemente, estamos •l\llte un} afirmación qtre no admite réplica,
personajes? ¿Pueden serrazonadas en términos de una sociedad de el 'S? ¿Cuáles ní siquiera duda. Sin embargo, vamos a apartamos de la rúta•habitual, que seríá,
serían esas clases? En las páginas que siguen, al responder estas pregun , veremos buscar nuevas corroboraciones, para dar marcha atrás, reabrjr el expediente de esa
cómo termin3J\ dcsdibujándose algunas apariencias iniciales -el bin mio aristo- crisis )'ponerla entre interrogantes: ¿crisis? ,;¿dónde? ¿desd~ cuándo?, ¿para quié,
cracia-esclavos- dejando lugar a nuevos personajes. nes?. Nuevas preguntas que parecen confundir todavía más ¡¡uestro derrotero ..
Hace falta, ~esde el inicio, despejar posibles prejuicios: las clases tienen que El hilo para desenredar la madeja puede yncontrarse en los procesos judiciales.
existir necesariamente en toda sociedad compleja ni son homologa les con una que con tanta frecuencia se repiten en esa Lima colonial, Estas fuentes abundan, no
determinada cdndición económica. Toda clase es una maneraespecífi de expresar faltan en ningún archivo.· Podemos menci9nar, por ejemplo, los juicios ante el
la totalidad soda!, donde los factores internos importan tanto comólas Jaciones de Cabildo y la Audiencia (causas civiles y criminales); ante el Superior Gobierno, el
□.posición y c. 01 pleme~tación_con otros pos. Q~eremo.sdecir, '.;no 3:lP~·bras,
$ru.
Arzobispado (cansas de negros, inmunida~es, divorcios), juzgados p~cu~~
que la clase so ial es, por encima de todp, una realidad temporal def mda r los como el Tribunal del Consulado o el Juzgado de SecuestJ'.os. Cualqmer litigio
hombresalviv supropiahistoria".3 Elanálisisdeclasederivaenunaa ro · ación permite observar el comportantiento de las partes y los intereses en juego, siempre

1

apartida
la estructura . c.ial. por.·la
sino el sultado. ví.a de la
Entonces, priase
una is,. social
don._de.-aunque
la definición no. se{,. e.l
pueda p.un;o_de
tautolog¡co
y.cuando desechemos imágenes simplistas que piensan al derecho. sólo como una
imposición de la clase dominante; se trata más bien de un ten;eno de confrontación,
decirlo-- es u a realidad en movirnien , que no puede estudiarse en abstracto o a donde por eso mismo tienen que salir a relµcir los intere$ y propósitos de los
priori, y que; función de las circuns ncias que vive, soporta o gen~ra, pasa por sectores populares: aunque sean más frecuentes los fallos en contra, el funciona- .
diversos estad os: períodos de formacion, de hegemonía sobre una ~ociedad, de ntiento'del sistema exige que ellos puedaniobteneralgunas victorias.y alC311zar
disgregación y ~ca~o. En cual.quiera de ¡estos n:omento.s resultan ind~sligables las ciertas reivindicaciones, a pesar de ser negros y esclavos.' ; . . .
relaciones eco om,cas, de .la cultura y la mentalidad que cohesmnan a los hombres. ·• Lo jurídico enV11elve a.la sociedad colonial .. Desde las primeras expedic10nes, .
Es evidente qu una clase no es uná suma de individuos, pero también es cierto que los conquistadores llegaron acompañados, aparte de un cura, por algún notario. En
no pueden ser mitidos: hay un inevita11le contrapmito.éntre clase y biografía, por los legajos judiciales se encuentran a todos los personajes posibles: aristócratas,
eso "la historia social debe tratar de conciliar la dimensión colectiva con los destinos pequeños comerciantes, artesanos, curas, esclavos, bandoleips... Los litigios atra-
individuales".4 1
viesán el conjunto de la vida social, desdtc Iás empresas ~omérciales. hasta fas
El escenanJ· de L. ima colonial carece'de límites definidos¡ mejor dicho, depende familias, pasando por situaciones extremas, tomo los crím~nes. Oc.urre que es.te
de los actores. Es evidente que no eillte una nítida división entre la ciudad y el horizonte :jurídico colonial es muy peculiar. Aunque la l~y es importante, las
campo~noo stantelamurallaylaspuertas-yquelavidaúrbanaseconfunde_con ocasiones de infringirla son múltiples; en una. sociedad dtjnde coexisten varios
las actividade agropecuan.·as de los. valt próx.imos. P.ero.• mientra.5 la esclavitud sistérmis culturales y se enfrentan diversas reglas de comportamiento. Hecha la ley,
tendrá un claro~igno regional, asentada undamentalmente enla capital y los valles hecha:/!, trampa es un dicho demasiado.antiguo en el Perú. De allí la frecuencia de
de la costa cen al, desde Santa hastaN ca, la aristocracia·comercial, en cambio, · . los procesps judiciales de toda índole, Evidentemente, como advierten Javier Tord
tiende a e.xp dir progres.i~a.mente sn ,~o'?inio sobr.e los mercados del interior, y;€arlosLazo,• éstos no pueden ser leídos con ingenuidad.: Siempre es necesario
articulando un red mercantil qnemcluire cmdades y pueblos andmos, como Cerro ccimpatar y contrastar las opiniones: un juzgado no es un ~onfesionario, aunque,
de Paseó o Cufco, junto con lugares tarl~janos como los puerto.s de Guayaquil<? : · oomó•en el confesionario, a veces puede resultar más importante lo callado que lo
Valparaíso. Pr,nsat Lima colonial en té~inos de "clase social" nos llevará de los ~iti4o. Pero muchos problemas quedan obviados si consideramos que a nosotros,
medios urbanos al paisaje agrario y en 09asiones tendremos que distanciamos de los · ~yo excepciones,.no nós interesa repetir el proce~o y dictaminar la culpabilidad o
límites_ r~gion es, p3:a seguir ciertas trryectori~s c?lectivas o individuales. ')l)bcenqia.del reo; sino valemos del juicio para entender cómo. se estructuran las
Qmza sea ,onvemente considerar, antes, las 1magenes que prevalecen sobre el :rel~éio?es sociales.
siglo XVIII e el Jlerú. Aquí no ha sidp pensado como el "siglo de las luces", ni .
¡.
t
1 ~", tí:CIÍJI)AD SUMERGIDA

. ,SffI:(~IO
EL HIW DE LA MADEJA 23
f
El sistema de endeudamiento y adelantos hacía que, para los .habitantes de fa
ciudad o. los 111agi,strados del Superior Gobierno, no resultara tan evidente fa'
t··../·<i!;li:~ i79~ o se entabló ante el~uperfor Gobierno un curioso litigio 91tre el
:.;JiL_,,<JéroFranc1sco Flores y los molinero¡¡ Jacinto CMvez,Manuel Salaz.ar r Juan
articulación entre .personajes de .la. élite urbana y panaderos; es así como pasó
ina<lvertido el intento de monppolizar el abastecimiento de pan. Aquéllos que
; }l!í~tz~smendi · ~lprim~ acus6a;IQS,<Jtt0S tres de pretender monqpo
/f;c,\1.~JfCJÓU ~ harina e_n la Cil_ldad peq~<l1~o a su gremio y' desde hteg ,a.los
la = ansiaban el monopqlio ác,i~ de "monopolistas" a quienes e$ apenas artesanos
dedicados tradicionalmente al .(}fjcio de molineros, pero que, por esto mismq,
' : . ;,'[99I~IDldCJre&; Cuálgmerqne1asooree!prec10 del pan sería reprochable ae lStres áparecían como obstáculos parllSQsproyectos. Un fallo judicial favorable permitió,·
. · \~bnas;Enefecto, Chá:,-e~ ~íaatré_ndadostres moliµos,Sálaz.ardosy . · [[lendi de esta manera, !oque en fa práctica podría cá!íflcarse como un despojo ..
··• 'l\;~P:,sobre~n to:31 de diec\SletemolinC>s establecidos;.~nLima, de.los cuál sólo Años antes, en 1779, en un e1<pediente elaborado por los abastecedores de pan,
. p¡ís ~tabruunacttvo~, La acusación parecía fundamentada. Así lo entendi onlos se reconocía l.a vinculación dependiente de los panadertis C!ln ~l capital mercantil:
;J~e,cesqu~ cancelar_o~ las escrituras de arrendamiento. •El molinero Jacinto hávez - "De la .subsistencia del gremio [panaderos] ~nlta. la felicidad del Comercio y
.· .' (!~!SO ~ una ~~v1s1ón ~el fállo, pero su rec,nrso fuedesechado por extemp • ·eo también la del público de tener un abasto promqvido y bnerio...'1" Lo último no fue
.·.. y;en. con~1~erac_1on db la 1mperativa!nece¡¡ídad de combatir los monqpolios; . · tan cierto.
.t~ellj)ane.11c13, se hatadelenfr~ntamientoentre un panadero(viene alá m .nte la
)fliª~en_ de Ul1 pequ ñ<J artesano),y tres rfüos empresarios· que quieren áJ
· , ~n~fip10sa costad t°'h.:hici?dád; Pet"() srse.revisacon cuidado e1·•·.. ,•se · 3, LA CUESTidNDEL TRIGO: UNA VlEJA~OiÉMICA
,1.n.'.t!á.¡¡a·•·por. •. s guem•····te·rvi..en.eny·PQ·····.·r·. ··l·a.'. ~co.nsec··.·º. ene.·ias delfa•ll.o.• Ias nc.1u-¡·
lasparte.·
51ones de una prim. lectora debe~set rev1S\1das pqr compfollt Resolla·· úe los . oo
El. trigo fue siempre :cultivo conflictivo Jáel Perú. Traí;lo por ios europeos
. s~pu~tos monqpoh no son prop1etariosdelosmolinossino sfmples arr · ·data~ desde la conquista -en 1540 se estableció el primer molino-; consiguió implan-
1

1
.:·:.:.i.~.:.rs. :.r.·.f.:.º.~'..~.il. i' f:.·~~.; .i
tarse en los válles serranos; pero su.mayor difu¡¡jón estuvo ert las áreas próximas a
Lima, donde compitió victoriosamentecon el maíz, habiendo encontrado enla tierra
y el clima condiciones favol:áblesa su desarrollq. La proverbial producción de trigo
t. 1.t··. ~.'.;·:··•.t.··.·sen
. os·.·.:..·~.:~.·$";.~tras.;.
En cuanto a Sálazar en,~dad· s610: p¡¡sdií!' molino que, además, pasó a stis
manoscomo C(}DSec neta deUllaiianz;th<:C · acierto mayordomo. .. .. .
~ en lacostacentrál pemanaasombró a diversos cronistas, comoCiez.ade León (1550)
o Bemabé Cobo (1640). Sin considerar el testi111ónio que ellos dejaron, la fertilidad
costeña estuvo refrendada pqr el hecho que, luego de cubierta la demanda de. la.
. ,· • Porotro lado, laa .. . . .tedebilidad~fosy . áderos noes tal. Aunque sedividen capital, lo.s excedentes permitieron mantener frecuentes exPQl'll!Ciones a Panamá de
endos_s!X'tores-:""los ab~edores() v.en_d~fesde pan y los pro<lúctoreS-c-, están este grano, En el siglo XVII, los valles de la costa centrál peruana fueron la principál
ªl!l<:~ados.c(}n 1() q e cons1ipienfompal'\~~susmteieses. Comocon~uertcia despensa triguera en el Pacífico: 100,000 fanegas en la capitál y sus á!Iededores y
del Jmc10, el panader . Joaqn1110y;tgne-obt,11Vqel arrendamiento delmolino de San otras tantas en Chancay, Supe, Huarmey, Santa, áI norte; Cailete, Chincha, Pisco, áI
.•Pedro Nol~;Fe · e Sf~,•~f.mis&.<jfi~o. arrienda.~• molino; yLuis sur.10 Sin embargo, áI terminar esa centuria, la situación cambió sustancialmente:
.. F=.nz, tam:t>íén ... derp, sohc110 el atrendannentode dos mqlinos: r-(o se traía . el Perú, de centro exportador, se convirtió en unaeconomíadefiqitaria, obligada, pqr
prec,~anientt,·/iepeq· eñ~ propietários'>Póll'Miguel de Castañeda yAmiizqm'bar; · lo menos desde 1707, a mayores impqrtaciones procedentes de¡Chile. ·.En la región

~ ~
central de ese reino, la agricultura ganó terreno a costa de las actividades ganaderas
··. ..~.:. . e.~.e:.-~~.º.s.·t.:.p!ie.· . . ..~.e.:.rfín.·~.·.·
ue~~.t.· Ju.·!:.
. ·.. ~.-.r.•.··•.:·a.··.-.'.·.~.-. ·.,.~~.•r.ib. !:tó••.'.·~·.·.··~
. bn.•:.r·d···e•.p•···~
. ¡.·~.e=.·osde·e·r··
·.op.·. ,
(producción de sebos y eneros) y se impuso la imagen de unpáisajé dominado por .
__.- •

· .J:¡s espigas.
. 1

·

.Pmp1·e· sali~f:
explotar .ta º.~e.··tre···
···•··
rt. º.
~n.s. 1~VIos·····•·qüe
. ~<rg ..·.•.·.·. ac··
. ·.ia º. •.
. . eL··.ro·
n;ono~
·•.'ñ.·
. .•
·
, losº. · envíos
1·i.!f.ci., e. ntre. e.1de . • nitratos
C a ·.
l l· a.·o ·
··. y·.· ..
Vaal·.parru.
·.so•.·
España;•· · Siendo. et trigo un producto de primera necesidad," indispensable. por la
después del JUICIO q e comentamos; SOliéi.tó )!Larrendatniento de, otro molintr en
1

crecientedem31lda urbana, estos cambios en la composición de los cultivos llamaron


. ~Oin¡>ailfa de un pan d~Jlliinado Migue~ dpelot Pero no todos los dueño~ de .la atención de cµálqnier contempqráneo. Mnchós creyeron encontrar una explica 0

panaderíasfüeron pe onajes tanpoderosos, En la mayoría delos casos, quienes ción vero.símilenlos trastomosqnehabríaoc:¡si(}nadoel terremoto de 1687. Existía
figuraban álfrente ~ la empres~simple~#nJnistraclore!>~'l'.aYordomosen un· una cierta proxrmidad cronológica entre ese sismo y el inicio <j.el comercio Cállao-
negoc10queeraprop1 ·.. ddeungtancmnercumte;delocontrano;eranpersonasque VálparaísQ. La versión ya estaba snficientemen.te propálada en la década de 1710,
esta?an endeudadas· m~tenían laempfesá "hl partir'' con álgúir.aristócrata (éste cuando lit recogió Frezier,en su libro de viajes. 12 Años deSPnés, el autor que con
r
poma el dinero el panadero aportaba su tr$ajo, quedando luego dividiaas las
ganancias por mitad ~ntre ambos). ·· ·· 1 ·
may(}r detenfmiento se pcupó de la cuestión ¡!el trigo -el economista Bravo de
·
LagnnaS:..C sostuvo fehaci~ntemente que, luego del terremoto, los granos quedaron
' . 1

¡
2.4 • LACIUDAD SÚMERGIDA EL HILO DE LA MADEJA 25

r$/Iª{!l®f•a'un' inútil y nocivo polvo del color del tabaco"," lo que permitió que, ( sísmico que debió soportar el Perú colonial: habían ocurridos sismos de intensidad
a'l'"& •s••·ión/alguien sugiriera la presencia de una plaga. El tema reaparece similar en 1582, 1586, 1604, 1619, 1650, 1655, 1664, 1687, 1690, 1699, 1716, 1725,
•~ y, entre otros lugares, en un informe del Tribunal del Consltlado 1732, 1734, 1743 y 1746, ninguno de los cuales acarreó variacidnes significativas
. :n,1790. Hipólito Unanue, un médico cuya capacidad científi I era o prolongadas en el clima, las tierras o los cultivos dela costa. Totlas las evidencias
. •'•ffiN,cpl~,':madió a modo de ex?Iicasión los IJ?Sib~es cambios cl_imátic : q_ue disponibles hacen suponer que, en la serie anterior, el sismo de mayor intensidad·
hiIBJ!.3!1 segw.do al terremoto.14 Jose María Pando smtenzó todas estas mterpre ac10- ocurrió en 1746: entre los meses de octubre y febrero se pudieron advertir 430
n~''.éqiltlüyentes diciendo, en 1831, que el intercambio con Chile "es com~rcio movimientos telúricos, pero ningún autor pudo opservar después variación alguna
.· ·nac.ii!o.delahorrible necesidad que sentía la capital y sus alrededores, cuando a fmes en los cultivos,22 !

Ml'filgfu 17, de resultas del terremoto se perdieron las sementeras, v "ó la Las apreciaciones sobre la "crisis triguéra" reposan en fuentes de tipo cualitativo, ·•
~fü~eratura¡!e la atmosfera y no prooucfan trigo los valles de Lima y Cañe •. ".15 aisladas y dispersas, que no permiten fechar ni seguir con precisión el desarrollo
r::a iifjrinación era tajl!Ilte: el trigo había sido erradicado de la costa peruana Las cronológico del acontecimiento. El andamiaje empírico es demasiado endeble: citas
inljlórtaciones de C~e no eran consecuencia de ninguna voluntad, sino de · pre- de viajeros, pasajes en las Memorias administrativas de los Virreyes, juicios de
visibles .trastornos el· áticos y ecológicos desatados por un terremoto. autores d_e la época, añadiéndose que no siempfe fueron leídos con rigurosidad.
14 unanimidad de opiniones (aparente, como luego veremos) fue segui por Escasean los testimonios directos. La suma de fuentes tan deleznables, por más
muchos historiadores ontemporáneos16 qúe encontraron en la "crisis trigue " un abundantes que sean, no avala ningún argumeítto. Por excepción, uno de los
argumento para propo er, a su vez, la imagen de una crisis agraria en la costa, uego testun.
· onios más interesantes es el reclam.o que en 11780 interpusieron los labradores
de una crisis agraria e to!lo el virreinato, yfinalljlente, de una crisis general, ini ·iada de Lima solicitando una baja ,en los censos y en el nuevo cabezón que recaían sobre
al comenzar el siglo III. El historiador sevillano Céspedes del Castillo, e año sus propiedades." La queja de li:Js hacendados co1,1tra el proyecto colonial de elevar
1947, publicó un lib que ha devenido clásico) en el que contrastó elcrecim ento los cabezones (el impuesto S0bre las propiedades¡y la producción agropecuaria) es
del Virreinato del Río de_ la Plata con el decli~e [~eruano, insi_sti~ndo en los ef~tos . vista como una expresión nítida, evidente, de la crisis agraria que asolaba al siglo.
del terremoto, al que b1eron sumarse--regu el- las lluVJas musuales de ~ 701, Sin embargo, habria que preguntarse si la reacción de los reclamantes no era en cierta
1720 y 1728, además de otro sismo acaecido n 1746.17 Febres Villarroel,,años manera inevitable y predecible, atendiendo a que el "cabezón" o alcabala de
después, atribuyó res eltamente, como lo hab • hecho antes Unanue o Pando, la hacienda se·_había mantenido fijo e inalterable desde tiempo atrás."'
"esterilidad de las tie "al terremoto de 1687.1 Demetrio Ramos, quien albergaba Tanto los autores del sigloXVIll como los his'toriadores contemporáneos, unos
algunas dudas razona les sobre estas interpre iones, intentó sin embargo apunta- y otros, en r~idad se hicieron eco de argumentos·dados por los propios comercian-
larlas sosteniendo pos· les efectos que habría te ido el terremoto sobre los sistemas tes para explicar las importaciones de trigo chileno. Pero los supuestos efectos del
de riego en la costa.19 ero también recordó ·guiendo a !<is viajeros Jorge Juan térremoto y la consiguiente imposibilidad de sembrar trigo en la costa no fue una
y Antonio de Ulloa la probable acción de 1W! plaga (el gorgojo) que habría tesis aceptada por todos, aunque a simple vista pareciera resultado del consenso y
coincidido con el sism , teniendo devastadores ~fectos en las primeras décadas del hasta de la unanimidad.
siglo XVIII.'° , 1 •Precisamente en el juicio que comentábamos páginas atrás, el molinero José
En esta casi unani ·dad de opiniones hay c¡ertas afirmaciones que no parecen Arisrriendi presentó un recurso en el que, para demostrar los verdaderos propósitos
demasiado convincen es. Nadie ha estudiado Icon detenimiento los efectos del monopólicos que escondían tanto el litigante Francisco Flores como los panaderos,
terremoto. Los juicios reposan en observacion~ posteriores, algunas de ellas muy propuso ptra explicación sobre la reducción de los campos trigderos en la costa.
tardías, y en el establ imi~nto de una correlación (no muy evidente en términos Decía ,\cismen di que este hecho fue consecuencia delas "hostilidatles" desplegadas
cronológicos) entre llegada de barcos con! trigo procedentes •.de Chile y el pof fos panaderos, quienes consiguieron imponer el precio de compra de las
terremoto de 1687. ede ser verosímil, de a~uerdo con la experiencia sísmica coséchas, bajándolo a un nivel tal que restaba cualquier beneficio itlos hacendados.
acumulada en el Perú, ue un terremoto-o, mejor dicho, toda una cadena de sismos Dado.que la importación de trigo chileno iba.contra el "ideal" económico de la
como los de ese año-!afecte los sistemas de riego, destruya cultivos en determina~ a:Utosribsisténcia, fueron frecuentes las quejas frente a lo que cierto autor calificó
do.s lugares y ocasioniuna. :sensible baja en la producción agropecuaria; pero. muy como "miserable dependencia de otro Reyno" ."' No faltaron digpositivos proteccio-
difícilmente se podría xplicar una supuesta po~tración agrícola: seculary todavía nistas, como anota Arismendi, que buscaron controlar el precio del trigo y apoyar·
menos la casi erradica ión:de un cultivo.21 ¿Df qué manera un terremoto podría •a1os'llacendados locales, dando como resultado que hacia 1785 ó 1786 la producción
variar la calidad de jasl tierras? ¿Qué relación ir,do haber entre el terremoto y los ascendiera á40,000 fanegas. ·.Los panaderos respondieron consolidando su gremio ·
cambios atmosféricoJ¡ ¿Por qué se asignan esos yfectos catastróficos y prolongados . y:bájando erprecio del trigo. ;Los labradores, a su vez, no pudieron resistir estas y·
precisamente al terrenloto de 1687? No fue, evidentemente, el único transtorno "ottas!molestias insufribles", viéndose obligados a dejar de sembrar. Diez años
1 '
!
2§: I!AOUDADSUMERGIDA
EL HILO DELA MADEJA 27
"!Ss,,,nollegaba,"la cosecha a seis u ocho.mil fanegas y las siguientes serán sofocaba a los labradores embarazándolos la utilidad .... ". El verbo sofocar-quitar
32
llillstá su total extinción que es a lo que aspiran los panaderos"_,,, D¡:rrante el la respiración, casi ahogar- era el más adecuado para resumir la relación entré
, . ., . . .enio tJ85- l 789, las importaciones de trigo chileno ascendieron a liti suma de comerciantes y labradores. . · ·. · · .. ·
º~29..973 pesos, Argumentos similares, aunque pasaran inadvertidos p1rra ':'Iros -Les opositores a este sistema tuvieron su mejor vocero en la figura de un
.•'Jlj§~tiadores, fueron anotados anticipadamente en la Memnria (1756) d :! Vrrrey aristócrata versado en conocimientos económicos y provisto de indudables cuali-
sis-so deVelásco, quien intentó sin éxito, durante su administración, re ormar et.
dades com~ polemista. Nos referimos a Pedro Bfl!vo de Lagunas. y Casti)la, a11tor
'''si~teina de comercialización del trigo.27 , .. • · •
de un Voto C::onsultivo ... sobre la cuestión de1' trigo, publicado por primera vez en
',.· · AÍios después, el cabildo de Lima realizó una investigación recabando ninucio- . 1755 y reeditado con correcciones y añadidos en. 1761. Aunque admitía el
. · sos,fuformes de los principales propietarios en los valles cercanos a Lim Mag~- argumento sísmico,precisabaque, poco tiempo después (párrafo que, al parecer, no
. lena; Bocanegra; Carabayllo, Ate, Surco. El resultado, luego de un lar . acopm Jue leído con detenimiento porlos partidariqs de la "crisis triguera"),las tierras
sistemático de da\os, fue que podia sembrarse trigo e incluS<!) increm otar~e la . :recuperaron su '.'antigua fecundidad", pero si no volvieron a cubrirse de espigas, fue
,ptQducción. 28 Parel:e ser que el grano "criollo" -,-<;orno se dio en llamar a vanedad por la imposibilidad de .remontar la competencia desigual que implicaban las .
local-'- era de in~ ·or calidad al chileno y que, a su.vez, en los valles cen es del ·crecidas importaciones chilenas. ."Y solam~nte consiguieron que se mandase a
ReinodeChile,l condicioneseranadecuadasparaalcanzarmayoresren imientos. vender con igualdad, tanto de los de Chile, .con¡o los de Lima, ..:Pero fue \nfructuosa
trigueros;' pelo investigación del cabild<] desmintió que se tr¡ltase de .cultivo
erradicado de la sta. De hecho, nunca se! había dejado de sembrar y, a _que se
porqueJos panaderos, mirando ~ un misrno fin conlos Dueí\os de. los Naví_os, a
quienes son deudores de los crecidos caudales que les ftan, en· los tngos, pus1ero11
había redu~id? ~i ificativamente su ptQdui:cfón, quiz~ por efecto pasaje o de ~ tales resistencias en adrnit/rla, que los labradot1esse desalentaron e11 sembrarlos, por
.plaga a pnnc1p10 de siglo (la roya), se habla mantemdo tercamente e .mucl:tM ··. no seguir un penoso litigio, en. el tiempo que bahía de aplicarse a la cultura del
valles. En 1777, to el trigo criollo comó el de Santiago estaban tasa os en 28 · Cám!)O."c33 No existe. ningún sustento sólido desde.el purito de Nistaa_grario a la tesis
realtlS fanega; pe se calculaba que el pri~ero era en definitiv~ ,más ~<i'• porque.· que pretendía atribuir a factores naturales el relegamiento :del tngo. Como .el
molido rendía me os, aproximadamente un s 8 reales por debaJo del chfü¡no.. Esta · problema ha persistido dela colonia hasta nuestros días, diversps agrónomos se h3:11
infurmación, sin e bargo, debe ser tomada con precaución, como proveqiente del ocúpado del .tema. Para el ingeniero Teodpro Boza --,-<;0rtoborando una tesis
gremio de panad .os.30 . • . • • • anterior de Pablo Patrón.,-, los efectos de la wya no pudieron prolongarse más de
El problema d I trigo preocupó siempre la burocracia colomal. Una ])a¡a en la ·cuarenta aí\os a partir.de 1687; de manera que sugiere pensar más en factores
producción chile. a o la interrupción del c mercio con V~paraíso, podía111eiler · económicos:, El ingeniero.Marino Lcli, actualmente jefe del programa de cereales
tenibles consecue cias para las economías populares de Llma y alrededores,,Por , de.la Universidad Nacional Agraria, sostiene una opinión similar." •~
otro lado, el siste a implicaba la s~b':'rclinai¡ión_ de la ciudad respec!O a un grupo.de · A lo dicho por Bravo de Lagunas, volviendo.al siglo XVIII, se hubiera podido
mercaderes dedic dos al comercm mtercqlonial, dueí\os de .nav1os y .r·ec·uas de
mulas. Manso de Velasco, que gobernó entre 1745 y 1756, se lamentaba que, no
iras
aí\adir o explicaciones: .el magro .poder de.los hacendados; sú escasa organiza-
. • . . ción, frente a las diversas vinculaciones que se entablaban, COll)O veremos posterior-
o])stante los afan s por fomentar a los haqendados, éstos er¡m i:n vano_, "~or~ue . · mente, entre los mercaderes y la burocracia colonial. El desplazamiento del trigo
aumentando los dueí\os de los navíos estudiosamente las conduccmnes, dismmuian. · éontribuyó ala subordinación de los terratenientes y al ascenso dela clase dominante
· extremadamente di pre¡:io de los trigos para~ejar el come_rcio en.su m~o, y de este · colonial'. Un testimonio de la época, que se puede aí\adir a los citados anteriormente,
.· mod.o con s.u a~Jpio hací~ pobre la tiei¡r~ y m~ten..1an s~ esten .... !ida.d co!'. la atribuyó el "quebranto que padecen" los hacendados alas dit-:icultades creadas P':'r
abundancia".31 Lqs CO!llerc1antes, al ser tarr¡b1én naVIeros, Podían ~on~larcuando Ios·comerciantes para la. siembra del trigo, "perdiéndose de este modo, la memona
yen qué cantidad llegaba el trigo al puertod~l Callao, conloq1!eteman ~b,ertas todas . otra vez de la semilla en los contornos de esta ciu<jad..." 35
·¡as posibilidadesparaespecular con el prllcio:.podían subrrloy ba¡arlo, porque
además el trigo· llO er,i un producto que [s~ deteriorara rápidamente_ Y. para ~u
en
··: •.· ·. ·· Los grandes. comerciantes limeños insistieron la superior calidad del trigo
. . .· chileno y, además, en supuestos beneficios que se habrían denvadó del cambm de
conservación en el país existían las grandes ~odegas del Callao y B~llaVIsta. A m~ ·•.,·, .· · cultivos. E.Herreno perdido por el trigo fue ganado por-la caí\a de azúcar y la alfalfa.
. ..·· Li¡caña;a¡iane de cubrir las necesidades de Urna y los valles dela costa central, era
d.e.·,co.m.e·
como reían
.. te.·sy!avie.
cimsecuenci' a del ro. s•.se. hici·.·e·r
control . onbodegu
monopólicó .. ero.s.elEs.ta.co~
sobre comercm..udel
encia:.derolesnacta.
tngo.. . . . irnprnscindible para el funcionamiento delcomercio con Chile: a la ida, los barcos
Para el Virrey Manso de Velasco, no tu/bía la menor duda sob~~ la expHca~ión . ... ri¡tvegatjan cargados a la mitad de su capacidad de panes de azúcar para retomar
de los cambios p dllcidos en el paisaje agj-ario de la costa. Refinendose al tngo, · ¡íl~~os <je granoS.36 La alfalfa permitía mantener el crecido número de mulas que
decía: "y todos l?f carnpos que se ocupaban de estas grandi:5 semen~rai;, o se l?s. . transpOitaban los productos y mercaderías entre Lima y Callao, o que unían a la
. dieron otros desti~os, o se dejaron incultos; porque el comercm de los tngos de Chile • . capital ~on el interior; , Bravo de LaguruJ calculó ~e manera en extremo
,
28? . t,AOUOADSUMERGIDA

colls~¡¡vadora por lo que se verá en el siguiente capítulo- que en Lima liabía


aliéélédor,de2;800 borricos. A ello debían añadirse un crecido número de caballos
¡ u~lizados por aproximadamente 1,500 ó 2 000 calesas. ·. 1

['.- ·_- ~~:1Peto!:los cultivos, así como tienen exig~ncias técriicas, propician determiliadas
¡ re\~eipnes sociales. El trigo m8;fchaba acorde con medianas propiedades y no
, n~es1taba de una fuerza de trabaJO numerosa. En cambio; la caña de azúcar llevó
f .ª;Iá:formación de algunas haciendas extensas, pero sobre todo hizo impe ativo
t · .4isponerde trabajadores estables. La siembra de la caña debía realizatsecui lado-
¡ s'.11fümte; empleando el sistema de "aporque"" y dosificando adecuadamen e los
negos, al cabo de 18 rr¡eses podía procederse a la zafra. Este proceso era im sible · II. UNA AGRICULTURÁ DE EXPORTACIÓN
· si".nó se disponía de una fuerza de trabajo, para losténninos de la época, "cálifi da". ·
Ante la escasez de potilación indígena en la costa y ante la imposibilidad de s 1jetar
1
atlos mestizos, la e -a exigió el recurso a la fuerza· de trabajo que dían
proporcionar los e_scl os. Dado el aprendizaje que requería el cultívo, se pr firio·
a los negros que conoc an el español y estaban habituados a las costumbres de país·
los'.'ladinos" en lugar e los "bozales". Ténninoracista, este último,queserví p~ \ l. EL TRIUNFO DE LA CAÑA DE AZUCAR
denominar a los escla os recién arribados del Mrica, por su desconocimien o del
español; se decía, hac endo un símil con los petros, que tenían un bozal. · . La caña de azúcar fue un _cultivo tan antigµo como el trigo. Sin embargo, su
·. En c~antoalaalfal a; alainversadelacaña,bra un cultivo que no teníama ores apogeo recién llegó durante el siglo XVIII, cuando_ la costa central peniana -
exigencias: serr¡~rada odía~endirvarias ~osech¡, sin mayores cuidados porq e, en especialmente el espacio comprendido entre Santa y Cañete- se convirtió en la
todo caso, lod1f1c1l era rradtcarla. De alh que a uellas propiedades dedicadas !ieste región azucarera por excelencia (ver mapa), eón rendimientos; que estuvieron por
cultivo no requirieran ás. ~x.igencias que unos p costra.bajadore.s, nec.esarios sobre encima de los alcanzados en los valles del sui y que incluso, como veremos,
todo ~n los momentos ,e siega: un trabaJo duro ,orque se acostumbraba ejecutar en afectaron sensiblemente a la producción de la eosta_norte.
laspnmerashorasdel ,cas1alamanecer,cuan lahumedaderamayorenLima.38
Junto con la alfalfa, bién como forraje, se cr.ntinuó sembrando maíz.
CUADRO!.
Bs así_como la agri ultt~ra de expo~ción se¡impuso sobre la agricultura para el
mercad? mtemo y, a par, se entablo una re];tción estructural entre los grandes
comercian_tes que m nían y alentaban el intercambio de azúcar por trigo, y los Producción de caña de azúcar. Fines del S. XVIII
esclavos sm cuyo trab jo este comercio no hab 'a podido funcionar.
1

. ·
Costa central 350,000 arrobas
Sur (Camaná-Tambo) 70 000 ,,,
, 1

Abancay 35,800 "


Cusco 24 200 "
Costa norte (Saña-Lámbayeque) 16'000
, .. :
. Costa norte (Trujillo) 13,000 "

Fuente: ·Pablo Macera, Trabajos (le historia, Lima, Instituto Nacional de Cultura, 1977,
t. IV, p. 29

DurariteelsigloaIJterior, los valles delnorte_habían alcanzado cierta prosperidad


. económic,a atribuible precisamente a· sus extynsos campos sembrados de _caña:
entonces-podían exportar !)Se producto hasta PaIJaníá y _Lima,: e incluso tenían la
posibiliitjd de enviar al);lll/OS excedentes a Ch)le. Un poderoso núcleo de terrate-

i
30 LA OUDAD SUMERGIDA
UNA AGRICULTURA DE EXPORTACIÓN
nientes y comeroiantes se había erigido en esa región. Pero, al comenzar el siglo
XVm;carastróficasinundaciones arrasaron con los campos de cultivo en·1720 y
172s; destruyend.oaJa propia ciudad de Saña, que de centro regional pasó a sér un
lugar arqueológico. Los liacendados debieron endeudars~ con la Iglesia y las
órdenes religiosas para solvenrar sus gastos. 'La situación se agravó por el elevado
COSTA CENTRAL PERU WA precio de _los esclavos; la competencia para• conseguir una fuerza de trabajo que
comenzabaaescasear y el incremento en el costo de insumosiindispensables, como
la cal.' .Todo esto hacía _difícil pero sobrellefable la situació11 de los terratenientes
norteños_. Lo que no esperal)an, y nÓ pudie~n soporrar, r«e el embate fmal que
provino .de Lima. ,
· En .efecto, la producción azucarera, consplidada en la c~sta central y luego de
cubrir las exportaciones a Chile, invadió tambiéfiel norte: l!)s hacendados de esa
.p). ca ·····.'..:.•·8'.~ Patlvilca
.. ··V:,.~~.,~
:región, aparte de perdetlos mercados· del sur, vieron llegar competidores difíciles
de superar. Por enton~es. habían sido. dewlazados tamb\én de Panamá como
consecuencia de] crecimiento azucarero del pnibe. La po~bilidad de cambiar la
Veguet;i :•.:...·:.; . cana_-._ Jl_Q.r :¡em.bn.·os d.e trig·o· resultó.· inviab.\ee porque. el griµli
.•. • ._º c.·hile.no.· ya ha.bía
Huacho :'i:,,.,:.··· •~
0
c~4 1

\ inundado el mercado de la costa central y lllf11bién llegaba a Tas puertas de Trujillo.


Las deudas auruenraron ylas haciendas comenzaron a venderse a un ritmo inusual.
, , Huaral ,¡--,,- . n Eldetetioro de las casonas, el abandono de 1ds instrumentos de labranza; la escasez
cban y pésimas condiciones físicas de los escla{os, eran signo~ visibles. Una vieja
. An aristocracia norteña tuvp que disgregarse.'! Al terminar ef Siglo; casi todas.las
e propiedades de La Libertad estaban eildeud;Ídas. · ·
En 1795, una inspección ocular del valle 4e Chicama(unq'defos más feraces del
norte) permitió d¡;scubrír algunas p0sible~ causas: don y alentín del Risco y
AIYiU'adP, dueíiO de la hacie¡\da Chiquiioy; dijo que antes fü¡bían producido trigos
que se'd<lSlinaban a Panamá, Guayaquil YLima; pero sus "consumos se perdieron
por ~l cf)llleJ:cio y comunkación cpn Chile";3desdeJ660 liabía producido azúcar
¡)ero, al igtialque con el trigo, silyentasólo floreció"hastaeléstablecimiento delos ·
· ingénios de >jZÚcar en Lima y sus coinarcas";'en esos mome11tos;lahacienda apenas
l)acía "raspadoras yéhancaca·i y los censos qúe adeudaba ~ndíana70,000 pesos.
):(is propietarios o arrendatarios de Chiclín, San Jerónimo, Moyobltpe y otras diez
haciendas más, reiteran, con variantés o adiciones; los mis,:Oos argumentos: Los
testigos a·los que se recurre en lainspecdón también serefier~n a los ''trápiches" que
sé han multiplicado en ias provincias deiLimá y Chancay. Pefula victoria alcanzada
por la ~en la costa central no es atribuible, de ninguna iiianera; a. una superior
¡;alidad, mayores rendimientos o mejores condiciones climáticas. Se trálll -según
. el parecer de los hacendados trujillanos- básicamente de. lás.facilidades que tuvo
t;I cultivo para.expandirse, como consecuencia tanto de ahoqos en transporte como
•;·de.la,delmm,.da chilena, por eso "prosperaron ~ejor que los d~esta ciudad, rebajando
·'. ·d,iariafüenteel valor del azúcar ert aquella capitaf sefueron rebajando los estableci-
híitmtds de esta ciudad hasta el término a que se ven reducidos ...".' Argumentos
· iimilru;es habían sido sepalados antes por eljvisitador EscoJ/t:do (1784). · ·
': :;Esindudable,entonqes;que los grandes comerciantes influyeron en las variacio-
iles en loscultivosde 1a;cosra. Pero, aunqudsea frecuente eiicontrarfos poseyendo
' ' !

i
· • •~,. i/Lfr~AD SUMERGIDA j UNA AGRICULTURA DE EXPORTACIÓN 33
·tí;~,.hay,que reparar en que, por lo general, no se trató de grandes hacien:las y, en arrebatadas al desierto mediante trabajosas .obras de irrigación desarrolladas en los
, ,.tOJ:\(!'\QaSO, llegaron a ellas. vía herencia o alianzas matrimoniales y no como una tiempos prehispánicos, LQs dos canales mayare~ fueron¡os ,de Surco y Magdalena.
¡¡g!j~(dad empresarial strictu sensu. Fue poco fluido el traslado de capi':ales del Elprimerorecorríamúltipleshaciendasychacrashastasudeseml¡ocadura~nel~,
. ~m~rc,io ,al• agro. ¿Por qué? La primera y más evidente explicación ,odemos podo que, en el lenguaje corriente, de acequia fue ascendido a f1 categona den?:
iüP0~trarlaen las múltiples contingencias del campo, especialmente tra - tdosede en tomo a él se formaron los valles de Ate y Surco, limítrofes con el valle de Lunn
wicultivo que exigía tantos cuidados como era la caña: años de sequía, se idos por oPachacamac. LaacequiadeMagdalenanacíaalaalturadelaciudady,marchando
lui:rtes lluvias, con inundaciones y destrucción de canales y campos; epide nias que en dirección sur-oeste,irrigapalos terren_os ¡¡elyacentes al puebloqel mismo nombre,
.p.odían despoblar a las haciendas siempre escasas en fuerza de trabajo. Por :jemplo: fa
·. Maranga y las proximidades de Bellavista, En otraribe¡-a del Rímac, se habían
en;l7611as inundaciones asolan el valle de Santa; en Chincha, durante los ·os 1785 formado el así llamado valle. de Lurigancho y, entre la capital y el puerto del Callao,
y 1786, la sequía tuvo consecuencias catastróficas. Superar estas con · 1gencias aprovechando la desembocadura del río, Bocanegra, ~ue casi coJ/ridaba co~ el valle
exigía disponer d~ capitales suficientes y poder contrarrestarlas de rollando .de Carabayllo, estructurado alrededor del río (;hillon, al nort~ de la capital (ver
empresas agropecuarias I
que mantuvieran diversos cultivos en Jµgares ig ente mapa}. . ., · . · , •
variados. •El año o parafa caña podía compensarse con las ganancias o tenidas ' . Pero, excepción hecha de algunas propiedades religiosas condpcidas por jesuitas
gracias a la vid; 1 inclemencias en un valle serían atenuables con la anza en o agusti11os, y de las haciendas pertenecientes a <prtiz de Foron<4 (cuatro prop1eda-
otros. Una empre a eficiente exigía, de esta manera, disponer.de .varios anexos. { ,des cuya procjucción fue calculada en más de 37,opo pesos), el C?1.'de de las Lagunas,
Dificultades para 1 pequeña propiedad; beneficios para aquellasotras que. ograban ,,<;ancho Dávilil o don Gaspllli de la Puente' ,~¡n,o</uctores de azocar _todos-, en esos
formar especies d complejos autosuficientes, como lo fueron, en la cos central, , territorios persistía la media,na propiedad; de allf que, a veces, sena más adecuado
las haciendas vec· as de San.José y Motoca'che en el valle de Nepeña:la primera referirse a '.'chacr;is'' y no a '!haciendas", E11178_0; fueron censa~as .un to~ de 230
producía·azúcar y anllevar (con el que se alimentaba afos esclavos) y la egunda ,propiedades en los alrededqres de Lima, desig,jaimente repartidas, ex1st1endo en
1
tenía vid y variado rebaños. Ambas pertenf ieron a la Compañía de Jesús 6 Todas ,Surco-48 en A.te 25 en Lurín 13, en Lima 11, en Magdale11a 17, Maranga 6,
.estas exigencias d la agricultura colonial r ultaban poco atrayentes para¡quienes iBoCJ!!le~ 33, Carab;yllo 29, Lurigancho 23, a.todas las c~es podían s_umarse 25
p.odían obtener mej res ganancias meaiante I control monopólico de.! come.rcio; en .huertas. q,;ie se .encontraban en el-interior de los ~uros de ~Ima. Estos ~umeros, e~
cambio, eran solve tables por la Iglesia y, so re todo, por lás grandes co1poi"acfones ,sí m_isrnos,.no dicen mucl\o, podo que es necesario recurnr a otros dos 1~_cadores.
religiosas. . , · · Jos_ cálculos hechos por la administració.n colonial sobre su producc10n y los
Las órdenesr uerían de las haciendas p mantener a sus numerosas comuni- c:Ílllpuestos que debían pagar.'
dades. y sus práctic piadosas (que incluí311, por. ejemplo, centros de.ense.ñanza),
pero lo que al prin ºpio fue una necesidad adhuirió una rápida autonomía meaiante
el.crecimientodel¡pro.p1.·ed.ades·.:comp.ras,ifaad.osydona.ciones. Enunmnndo .. de CUADRO2
escasa circulación monetaria, las instituci1nes religiosas lograban disponer de
circulante suficien coino para oficiar de pi¡estamistas e incluso como especie de Valle de Lima, Producción de hacienda'f
bancos,7 En.. la coi,los. jes.uitas se convierten en !.os terratenientes más pod.eros os:
catorce haciendas e caña, quince de yid y s~s de panllevar. Censos y capellanías Impuestos '

(pesos) Número %
!.
fueron así un mee · mo de control indirecto'¡sobre la propiedad agraria y vía segura
para la adquisión. d. nuevas haciendas. Los PfPietarios de Trujill.o hubieran podido
testimoniar el gran poderío que tenían las ór enes y la Iglesia en el campo. .,, _ 0-500
Número%

30 19 !s50
51-100
'

84
46
56
30
500-1,000 23 14
. - l,Ó00-2,000 38 23 101-150 13 8
o
'

''i,ó00-5,000 43 27 151-200 1
2.LOSVAILESDJELIMA '.' ... . ' +5,000 25 15 201:275 'I 4
_,_ ¡' --·---
. , .¿Qué significó en el paisaje agrario de 1 costa, .la victoria de la agricultura de 151 100
exportación?, Evi ente.mente no fue, como en laactualidad, la imposición del 162 100
monocultivo. El e aciq.cultivable más am.pilo.se·º.bicaba alrededor de la ci,udad de

1
Lima, teniendo co o ejy al valle del Rímac, ~ue en realidad venía a ser Imlj especie
de tronco ,del que 1.e derivaban o nacían .Im'I conjunto de pequeños valle~.: tierras
1 :
.-Nrita: Los dos cuadros omiten las' propiedades .religiosas.

1 1 '

1
-.:ildóoAo SUMERGIDA
0 UJ\!A AGRICULTIJRA DE EXPORTA□ÓN 35
iie§fumentos son una fuente confiable para aproximarse a la rique;:a de las El emplazamiento de la propiedad, en La Legua, localidad ubicada a mitad de
'l(Iciis.'.En 1770, sobre 118 testadores masculinos, apenas 8 eran hacmdados, camino entre Lima y el puerto del Callao, era adecuada para ese objeto. En 1766,
~'3'i fomerciantes; en 1810, la relación es 3 hacendados y 19 com rciantes, · la chacra fµe tasada en más de 11,000 pesos repartidos de la siguiente manera:
: .;lo[iilifaparecen como labradores en 1770; cuarenta año.s después, aumen an a seis
'Yi\ií.tkun Íotal de 98 testamentos (ver anexo Vll). Aunque el gremio de la iradores
~ln~'lliiffde los cinco más importantes de la ciudad y quizá el segundo, a con nuación CUADRO3
'.deí"Tribunal del Consulado, careció de la organización y el poderío po tico que
'ífoiiiton a tener los comerciantes, no sólo por su debilidad económíca, sin porque Tasación de la Chac~a Puente
0
&~n~iida de ésta, los hacendados adolecían de una gran inestabilidad: tierras
'\;/míbiaban rápidaihente de administradores y propietarios, las ventas eran frecuen- Esclavos 7,240pesos
\1,'s; cada diez o quince años, de manera casi inevitable, variaba el cond tor de la Cultivos 1,519 "
'.h.'·.·.ª.·;i·e. . n. <ll;º ch.acra.l Estos cambios. iban a1;ompañ..ados con el recurso a l.os ":lºs y Ganado 1,288 "
'cápellamas, los eni1eudam1entos que no solo fueron un pesado lastre para I rumosa Oratorio 1,000 "
agricultura de Tru ·110, sino que, dadas las frágiles condiciones de la prod ción, se Instrumentos 246 "
les _encontraba po doq~ier. H7mos podiqo seguir coh cierta aproxim ción la~
-~anac10nes en la . nencia de la uerra en Ate¡ Carabayllo y Chancay entre o cuatro Fuente: A.A., Diezmos, ,!leg. 34, Lima, 1768. !
. . ·'
áños diferentes en e 1780 y 1836: ·son pocos los nombres que se repiten El caso
dela familiaZab a, que llegó a poseer el !y!arquesado de Valle Umbro , es una . '!. . ',•
excepción: eu 17 O, Francisco Zabala es•propietario de la hacienda q lleva su . .. i .Eran frecuentes las propiedades que, como!la chacra Pueniy, tenían una inver-
riom.bre, u.bicada e Ate.'. s.,·~u.e siéndolo·e·n ~ 799 y. 1820, f~ . ha. en~ q.u~ • 111rte para •.. sión bajísima en lampas, rejones y ap,eros de Übranza, .en contraste incluso con .el
España, por !oque sus·prop1edades pasan bafo la conducc10n de dona Gf11IJanesade yalor ru,ignado al pequeño oratorio. Los cultivos, además.de la alfalfa valorada en
la Puente, su espo , quien seguía en poses~·,n de la mencionada haciendalen 1836. . · 815 pesos, eran camote, maíz, trigo y el ganado;¡¡partede los borricos tasados en 724
:í..á. marquesa, d e antes de la indepen encia, era también propie!a]ia de la pesos, incluía vacunos y ca];,allos. Lo más valioso de la propiedl\deran sus esclavos:
hacienda Chuqui ta. •Otra excepción fuer n los marqueses dé Boza en ~hancay, · un total de 26, delos cuales 20 eran hombres; séis tenían más de 50 años; sólo siete
que siguieron con ucie:ndo la hacienda del ismo nombíeyqueen 1839 adquirirían eran criollos, pero la predmµi11ancia delos bozales no afectaba a una hacienda donde
otras propiedades n el mismo valle. La coecentración de hac\endas en manos de · iasJ¡tli9res eran, pqr definición, rutinarias y elementales. La:chacra Puente, .por
una sola familia n er11 habitual en 1780. SF,á una consecuencia de los trastornos . último, incluía un olivar, que no fue tasado. El .arrendamiento era por cuatro <lilos,
políticos y los ca bios económicos de la ~dependencia, en beneficio de algunos ., calculado,en 1,800 pesos anuales; además,de 5% del valor de los pegros y 5% de la
como los Sancho ávila, que en 1799 sólo eran propietarios de las haciendas El tasación de tierrás, ganado, aperos." Juan'José Arista había ex¡¡andido, en función
Naranjal y Lomo! go, y en 1839 la testan¡enteña 1 de la familia conduce además de sus intereses mercantiles, los alfalfares. ''Porque en aquellos tiempos (decía el
cinco propiedades impprtantes en el valle de Ate {ver anexo Il} dueño refiriéndose al periodo anterior al arriendo) la mayor parte de sus tierras se
Tal vez inspir do en referencias sirniláres, Victorino Montero en su Estado ocupaban en otras sementeras, como las de trigo, muchos /naíces, y otros de
político ... (1747) spstuv.o que "en breves cír{u.los de tie.mpo son pob.res los hijosdel · ..<:Jil'e!entes: granos y semillas.. Pero en los años:t¡ue la tuvo D~)t Juan José toda la
hombre rico y plepeyos, si llegaron a ser Ibres los mJSmos, ¡¡ue por su nqueza destinó ala yerbateña para mantener los ganados que necesitaba para el ejercicio de
fueron los primer~s" .10 La propiedad de la ·erra, por lo menos en la costa central, . -bodeguero, de suerte que fueron muy cortas o ninguna las sementeras que cultivaba
no fue el princip 1 pilar para la constituci n.de la clase dominante colonial. La de esta especie; como es público y notorio uo sólo en aquel valle y puerto del Callao,
tenencia promedi no¡fue la plantación aiucarera centralizada y supuestamente sino también en esta ciudad".12
eficiente, sino la· hacra con policultivos y loobre tecnificación.• UlJ ejémplo .muy. . Tasaciones similares (los mismos rubros y porcentajes equivalentes) encontra-
claro lo podemolencontrar en la mal ll~ada hacienda Puente, propiedad .del
1
mos en otras haciendas vecinas a Linia. .
Caballero de la rden. de Cal.atrava don Lq1renzo. de la Pue.nte. áñez y c.ondu.cida
lb•.
El retrato de .estas chacras podña continuar repitiéndose en otras propiedades
por el arrendatari Juan José Arista: un pequeño comerciante, administrador de los limeílas. La chacraMiraflores, por ejemplo, constaba de 20 fanegadas, de las cuales
diezmos de lea, qu como los recababa en prbductos--es decir, en "mostot- tenía tres eran ,improductivas y el resto quedaban !dedicadas a frutales y alfalfa, en
interés de colocar os en Lima, para lo que !adquirió una recua de mulas ;y entró a .•· ....· désmedm de un olivar dad.o por "perdido" .13 Un caso quizá extremo fue el de la
0
administrar la charra con la intención de sembrar alfalfa y alimentar a susª·nimales. ·" ·'haciendaZárate en el valle deLurigancho: en pdco tiempo cambió hasta en tres oca-
1 . l . , J, .
UNA AGRICULTURA DE ,EXPORTACIÓN 37:_,;-
':.36 . -LAé:rubADSlJMERGIDA
En aquellos lugares donde la población indígena fue dominante, plantas tradi,d
CUADR04 cionales, como el maíz, pudieron ofrecer mejor resistencia. Fue, por ejemplo; el :,
caso de Chancay donde .la producción maicera sobrepasaba las 15,000 fanegas.1 5 .;,
Haciendas limeñas (Pesos) Fue también, al sur de Lima, el caso de los valles de.Lurín y Mala, ubicados en el '.
Haciendas: partido de Cañete. En ellos, al igual que en Huacho, podían encontrarsepequeños ·
Inquisidor Conde de V- a Señor
1

Ubicación: Ate Bocanegra · poblados dedicados a la pesca: una actividad verdaderamente monopolizada por la
población nativa que encontró en el mar tanto ·un sustento material, como la
· Alfalfares 1,152.4 272 posibilidad· de separarse de españoles y nt:gros, -para conservar sus prácticas
Sementeras y barbechos 1,234 286.4 tradicionales. Indios y pesca terminaron por id6ntificarse: fue, en cierta manera, una
Ganados 586 956 vertiente aparte en la historia de la costa colohial.10 ·
Esclavos 4,650 5,169
Aperos y herramientas 436 119
Oratorios j 150 CUADR06
.!
Fuente: ,),..G, '., Notarios, José Maria La Rosa, 1822-24, 640, ff. 636-637 71~2 v.
Pob,lación indígena; Gr5ta Ce,ntral 1791 .
• ! 1
si~nes de Jl!'Opie :o, apar<;ntemente tení~ cincuenta esclavos, pero «er{ e grandes, ····._•Partidos 1

chicos, vieJos y lhdos y solo trabajan menos de treinta", atribuyéndose la escasez Indios rotal de %
· de trabajadores as pérdidas constantes dJ tierras cultivables. Elll difíc evitar los l\8bitantes j
daños --<:om;ec encia de las "avenidas'; (, recidas) delrío- y luego' ca · imposible
. repararlos, de m era que, al poco tiemp , una descripción de la hacieridá resumía . Lima 9,744 62,910. 15.4
· . su situación pre ntándola como "pampa asa o abierta portrnlas partes!', donde no Cañete· 7,025 12,616. 55.6
había galpón y e propietario, al igual que los trabajadores, habitaban eil "ranchitos Jea :6,607. 20,576 32.1
_de pajl)'', semb do todos alfalfa;14 · · · · · 1 ·
. Cblnlcay 5,313 11,417 46.5
_· _I.Jn paisajes mÍ!ar al que hemo~ des_ 'to para Lima y los valles próximos a la . Santa l¡í3 3,334 26.1
cap1tal, se enco trab~ en otros parajes de_ costa central (ver,mapá), · En Chane ay,
Ruara!, Huacho Nepefü, y Santa, se rep -tía la·asociación entre caña de azúcar y · Tótal 29,562 110,853 26.6
._ gran~":' hacie das¡ juntó a medianas propiedádes y chacras para<él forraje,
- pers1st1endo red ctos, de propiedadcampe$ina alrededordel maíz: contrapunto entré J.?uente: A.G.I., Estado 73,38 e lnd/ferente, 1524..
la agricultura de exportación y los cultivds destinados al.me~ local. . ·
·. ·._ · . . . ·· • . •. . CUÁDRO 5 . ·. . . ,; .
C:iiero donde el paisaje realmente cambiaba era a partir de Pisco: en ese valle, al
Chancay, hacien~s y cultivos.179~ Ig\i¡tl qµe en lea y Nazca, eflugar que en otros parajes correspoildía a!~ caña, lo tenía
t1a;vid 0 .En sus inicios,Jahistoria d.., este cultivo estQvo exenta de los ~onflictos y ·
Villas ypueblos · Haciend~s ·l'rutos 'rifalidiides que acompañaron al trigo o a la caña. La prdducción vitivinícola
•cÓl!sigu,ió111ercadose~les en la sierra peruana, la~iudad deLima,las poblaciones
Chanca 17 Caña, maíz y trÍgo 'deJ,µáyaquil o Quito,¡iµiéluso Panamá. Sin embargo.la pi'oducción de aquellos
Ruara! 4 Maízytrigo ,· v¡\!ltjii dhnde consiguióim¡xfüerse, atjiba dib,¡jando curvas febriles, con ascensos y
Aucall a , -'. Maíz y trigo brustji'sfé¡¡ídas, de granines(llbilidad, como resultado de fa dif!cil convivencia entre
Huacho Maíz.yfrijol
Vegueta 1
Maíz ·- · · · wi.plJ!Íi~c¡ sµmarnente <folicado y un muiidó \ural rutinario Y:!!OCCJ tecnificado.
Huaura l(i) Caña )'maíz i:.: ·.,)\ plisar deJas dif\citltades y riesgos, "los señmes.1!e la viña" estuvieron entre
Barranc 1!í Maíz · · · é I<ii¡}~ri;it/Ínientes más \njp01;tantes de la cóstil:. figuraban algunos nobles, como el
Supe
Sayán ·
I i
~
Maíz
Caña:
:<;:ii¡ídfhe)yj"of!teblancoi familias. tradicionales, cuyos árboles genealógicos se
irembµIÍ1-Ílana los primérds conquistadores, CÓplO los Cabrera, dueños de la hacienda.
. i
Fuente: t,GJ., Lima, 694 y B.N., dma, C1463.
1 1
~!llf .,LA'CTl:IDADSUMERGIDA . . UNA AGRICULTURA DE EXPORTAOÓN 39.,

· P'>'ki?~~fy.,otras de más recienre data; como los Olaechea. Estas familillS-a .estilo puede serun termómetro bastante preciso delas fluctuaciones de la producción,
~!¡;¡¡lf,~;i!e•~~- pares de Lima- supieron unir la comercialización con la agropecuaria. En. la costa central peruana, el caso fue en cierta manera opuesto.
. Pr~~~f~" Y, .s• b:en su poder económico y político muchas veces se limitó, a los · Los diezmos del Arzobispado de Lima eran arrendados por el lapso de dos años .
°l~~:defa localidad (lea y susinmediaciones),foe suficientemente sólido como (excepcional1J1en1e este peño do podía reducirse a ,in año), previo •¡remate" que tenía
~q~F•·CllaJ!d0,Uegaron loo años dffíciles y los tiempoo de crisis, .no sé rieran lugar en junio (San Juan) o en diciembre (Navidad), al qu~ los postores se
af~~~s.:y menos arrastradas por el curso descendente de los ren ientos presentaban acreditando un fiador: este acto tenía lugar en el atrio<)e la Catedral, una
f!<:$'!9m1cos o parios trastornos políticosc17 . mañana, siendo presidido por los jueces ordinarios de las re11tas decimales y
ze)!~·/ · apareciendo como testigos representantes de la Real Audiencia y de la Caja Real. 19
Los postores eran por lo general burócratas, peqtieños comerciantes o hacendados,
3.LA PRODUCCidN AGRÍCOLA . mientras que entre los fiadores (que mue.has veces oficiaban de prestamistas) no era
raro en.contrar a un rico propietario o algún comerciante; como. Domingo Rarnírez
a. Fuentes: los diezmos · de Arellano.20 ·

~ .- l No siempre el.remate funcionaba:.nosepresentaban postores, \o que ofrecían era


1¡· . .seg~do
· . pos fuentes po . _J?ermi~os dibujar, siquiera aproximadamente, el cursó"
por la pm . cc1on agncola de la cqsta: las Cajas Reales y las entas
demasiado pocoy, en casos·como éstos,.Ja conducción pasaba;directamente la a
: Iglesia. Un.primc;r sígno sobre la marcha de la ~gricultura en la costa puede estar
· dado por un hecho muy simple: nunca, salvo cinFCJ o seis casos,;sobre 30 posturas
¡ ~~mU:!~od:e':0·.szocbi peaspdoddie_Luna.dLarecadiud/lción fiscal colonial incluía ramo · bianu.ales para 14 partidos (es decir, 420 veces) faltaron postores. A veces, los
!. ·• ... :·. · . · , on entea osme oonovenosdelosdiezmosen ados · nombres se repetían, aunque,lo !"ás probable es ~ue variaran. Ep uno u otro caso,
r, por la Iglesia a la Co na; en base a.estas cifra~, hemos pódido consl!rnir 11¡¡ serie
f ·.. que va de 1760a 182 · pero,Ios.librosde la Caja~eal de Lima que hemos.con íado debfa informarse previamen:te sobre la marcha. ~e la agricultUfll en el valle y las
, nos ofrecen ~na s~m, total anual qlli: incluye t¡nto Iasreutas decinlales de ,costa ganancias que se podían obtener, Evidentementy, la cantidad que recibe.la Iglesia
como de la s1erraliID1 ?fe. Es prefenble, entonces, recunir a los propios <loclmen- ¡jene que ser inferior a la sumarecaudadaparap~rmiiir que recupere su inversión y
obtenga beneficios adicionales el arrendatario. Hay aquí un m9iivo de tensión o
tos.del Are.·?i.vo .Arzo );Pal. q~e. .•... aparte·.·. de s~r lu.na fue·nte.·. _más directa;.· p.osim.'ilitan.· conflicto entre la Iglesia, que especialmente desde la década de 1780 quiere
sep~ 1~ sierra delo llanos y, dentro de estps, el monio recaudado cada ®o en
aumentar S\IS rentas, y los pqstores que igualmeqte desean por lo menos conservar
'.ºs. J?nB.c.1pales.
Part;dos que.';ran va·H·es
de s El Arzo·b·Nazca.
·a norte: i.sp.ado. de
lea,Lim~di
Pis 0,. ·.v. idió.. la··(.incluía
Cañete e.o·.·sta. ce.·ntral
...e·n... c.·~to.
Chincha), Mala, rce · su tasa de ganancia. ¿Cuál era ésta? Difícil saberlo, pqr toda la complejidad que
Lunn (ta?1b1en llam o Pachacamac), Surco, allao (que comprendía a Bocane- rodeaba a la recaudación de los diezmos.
gra), Lungancho, C b~:i¡llo, Chimcay, Huaura y Santá ,Una angóstafajaentre el · ,La recaudación se hacía en dinero o en productos. En productos sobre todo en
mar Y. la cor~ll~ra, !picada por ','alies segm~os de extensiones desér!Ícas. Las los valles del sur, en lea, donde la producción .vitivinícola era lo suficientemente
atractiva (y, además, fácil de conservar), para que los arrendadores pactasen con los
fuentes ecles1ast1cas os h·an.. permitl.'do e~table •er º.ria.• serie.. coro.ple. ta entre 1770 y. · hacendados la. entrega del diezmo en botijas de vino o aguard¡.ente: como estos
1829 (vernnexo I). emc¡s desechado cifras e años anteriores por considerarlas
poco c;cmfiables y, en o que se refier.e a las qu9 ~ublicat11os, han sido previamente · arrendatarios eran muchas veces pequeños comerciantes o exhacerdados, procedían
a una.venta que pqr lo general les arrojaba beneficios.21 Pero, en 0tros valles, donde
com.1:ulsadas con otr . (f¡'agmentana..s) pr.o.veµ.1entes. d~l Ar.ch.ivo.·. Ge.neraJ··. de. la. la heterogeneidad productiva era mayor o la comercializació~ de los "grandes
'."ac1on o de!Arch~vo Gen,eral _de Indias: los n?1,enoo obligaban a que 'la CorQru\ se
mteresara en conf • ar I\JS cifras del: Arzob,kiad0, y seguir la inarcha de
1
esas productos", como los panes de azúcar, pasaba por los mercader4sdel Tribunal del
Consulado·de Lima, la opción era reunirlos en dinero. Otro mptivo de tensión y
recauda.ciones. ~ ' . • . • . . . · 1 . · . . · · •· · ... ·.: ..• ·· . · .
conflicto, porque, en un mundo rural de circulación monetaria más bien escasa, los
A sunple VIsta, · defimc16n ~el diezmo 1s muy simple: deqma parte' de: la .
hacendado~ tenían que oponer resistencia.
co.sechaque s~entre ba~..•laiglesm. Pero.• .'ª.~ealida..
d. fue. b. astan"6mas.
el diezmopodíapag e enmonedaoenespecie, serrecolectadi:>directamenteo en ·
• c=p.leja: . · ·Pero tanto el diezmo en productos como en dinero se regía por muchos otros
criterios. En ciertos valles, comoLurigancho, la norma era una suma fija establecida
sud.efectoporunarr.e. d.atario. ,d. . e.máneFaq~~co•m··bina.·c.i. ónd.e'es.taspo·s.ib. ili.·dades desde "tiempo inmemorial": no faltó el postor (presionado quizá por la curia) que
debe tenerse en ene.o al ¡m?mento de uti · h QuiZá el caso ideal serial el de
aquell'.18 rentas :dec1 ales r~un1das directamente por funcionarios eclesiásticos, buscó variar este acuerdo, útil por su estabilidad pero que restaba posibles ganan- ·
1

recomendo hacienda . r tiac1enda•y pueblo pot pueblo, párá recibir las décin\as en · ciás'.22 · I;n otros lugares, el diezmo dependía de un convenio. bianual entre
productos que ano an ~acientemente en Hb I etas contables: uA :diezmo d~ este recaudado*es y productores, pero éstos buscaba), hacerlo tan estacionario como la
1 ' • ' ! . ¡,' alcabala de haciendas. Algunos querían limitar el diezmo a la agricultura comercia-
i
;c;p ~'
40' UAOUDADSUMERGIDA UNA AGRICULTURA DE EXPORTACIÓN 4fJ
1a\w1il'f~orléi queun motivo persistente de diferencias y conflictos fue dictaminar El diezmo fue, de esta manera, constante motivo de conflictos en la·sociedad'c,
1
si~Jfiñe!mo sé pagaba también sobre fa producción consumida por los propios , colonial porque su funcionamiento no estaba, en sentido estricto, reglamentado Y"'·
"~1§vpsdefahaciendaóporlos administradores. La Iglesia y los postores ·stenían quedaba sujeto a las relaciones particularistas que se hubieren entablado en un valle
·qu~fá~obie las cosechas y no sobre los volúmenes vendidos. Cuando pa tban en . o a los acuerdos a que llegasen recaudadores y productores.. Pero la verdadera raíz·:•
·, clií'rerq/lós propietarios sostenían que debía limitarse a los ingresos mone irios de del conflicto es la tensión entre la economía monetaria y la economía natural: la ··
Iirílar,1erida; con lo que"severíafacilitadá su contabilidad. Sin embargo, mu r pocos . práctica de retinir el diezmo en dinero aparece éomo una imposición de la ciudad
cfi,sffe¡'il(iú¡de contabilidad. ·. .• . •<· . • . . . · , . ·. sobre el campo y se convierte en un, mecanismo permanente de succión de
. .'\ Las háciendas de la: Compañía de fosús tenfan libros de salarios; li ,ros de . excedentes. Un, hacendado que se resiste a.la paga en moneda argumenta diciendo
. coñiápilidad, seguían puntualmente la marchade su producción, de manera que era · que "la reducción a plata viene a hacerse a costa de mucha diligencia, destinando 3
fácHble afirmar con'claridad si éstaascendía o caía No fue el caso de lama oría de ó 4 negros todos los días para que salgan a venderla (la produc~ión de su huerta),
• pfoj1iooades de la costa: la chacra Puente, evidentemente, no tenía libros cb ,tables, llevando de contado la pérdida de jornal que corresponde a su t'rabajo":29 ' Para la ·
p¡;ro ~ podría argumentar que es u.n mal ejemplo, por tratarse de una pr piedad . Iglesia, el sistema de arriendo resultaba beneficioso hasta por tres razones: tenía un
pequeíia (casi sólo i\n alfalfar); en respuesta, podríamos mencionar mucho· ca'IQS, ·. ingreso ~guro y constante, ~ste ingres9 era siefupre un dinero y dejaba a un tercero
corrlo el de la hacien L.omolargo, de don Felipe Sancho'Dávila (aristócrata iméño, larelación'dií!!eta (y los conflictos consiguiente!/) con los productores. El arrendá-
qué la tenía arren da a don Femando Piélago), qúien prescindía de li ros de dor es ún intermediario tras del c~al no sólo está la Iglesia; también se bei¡eficia el
contabilidad y no . ía con precisión cnánfü prodúcía; como quería seguir p gando . :, garluite; personaje oscuro'. 'que pasa fuitivamebte ·en. los documentos pero que
el diezmo "en pla y• en efectos", es decrr, ·en una modalidad mix cierto ·• .obtiene ganancias seguras sin arriesgar nada: los descontentos cori el diezmo;
administradorrecel so lé'entabló imjuicio, coµio resultado del cual seconcl 1yó que· aquéllos que se resisten a pagar esa Supuesta obUgación sagrada, dirigen sús quejas
"no se puede pum alizjir con toda individhalidad fa cantidad fija que le han y reproches en primer lugar contra el administraliór: "él diezmero hace su negocio
producido los alfal ares'..:'"' José"ViUegás;lhacendado del Callao, en u juicio .
iniciado en 1813 po á*o dediezmo,dice "quJcon motivo de que sólo hace d~s años·
cada
y cuál dé los interesados eri lamesá procura el suy<]: pero el labrador que riega
con su sangré el terreno que la providencia fertiliza, ·no puede dejar de defenderse,
que maneja su Haci óda,no hlqxxlido hacertta:el día un cálculo cuenta: dylo que dy_ clainar fde gritar ¡iórqué no le lleven fa capa en vez del sáyó...,0.30
produce y a lo. que i~dé esto_ ~ne! año y.·•· ·.uch.·o,menos ~n el p.resente ed lo ~ue Lá defensa de la capa nó siempre se expresaba en litigios abiertos (en los que;
lo que pensaba cos har·era friJol..."24 El dm1mstrador de una chacra fec1na, . .podo gerieral,los'labradores teriniriabanperdierido;dadoque el juicio se interpé>nía
ubicada en Magdal na, se resistía•alpagn~dl diezmó arginóentando quelapenas ante la curia donde lá Iglesia era juez y parte); otro mecanísmo, quizá más usual;fue
había alcanzado ac secharuna "cantidad mu ·corta": el maíz yfrijol habían servido la''evásión: eludir el pago del' diezmo·por el'ganado de la hacienda, como· se·
para el consumo de sus ','mismos criados",· mánera qne "com() el declarante no acostumbraba hacer en el valle dé Santa, o pcir sobrantes de la próducción de azúcar
r··.
ti~nea. quien darlec :ºll\.de.lo. suy.opo•· e·.. stón~lahallev. ad.º. nisáll.ec.uantoprod.uce
maque cantidad as 1ende al año lo que la c~cra da.;."25 · · ·. • ·
(raspaduras); como querían muchos hacendados de Chancay. Desde luego que el
rriédiiiníás evidente era 'reducir en falsas declaraciones la producción, entregando
Los jesuitas tam iénjoponían resistencia fpago de lós diezrrios'aduciendo los ufüfstiína inferior a la cosechada. La carencia de libros• contables .c...en la mayoría
múltiples r~uerim1 nto~ · de_ ,sus .o~ras. past<¡irales, pero :el Cabildo Ecl~iástico ' delas propiedades-y lo éngórroso de todo proceso judicial, hacía que sólo en casos
acordó rependas v~es qµe diezmasen .iII igual que cualqmer otra'orden rehgmsa o eSéandalosos el recaudador armara uná querella., , · . · ' . i , : , .

cualquier laico.'" · no d.·•e.•,Jos m·.u·c·h.6s·l·in·.·g.·ioli d.erivó en una inv•estigacíón; c.o.mo.' 2eA-todo lo dicho debemos añadir otro conflicto. Teóricamente; los indios ria ·
resultado de la cua los :Padres de la Comp:µiía de Jesús ·debieron presentar los , debíaó pagar el diezmo, pero en la práctica esta .disposición ljurídica nunca ·se
volúmenes cosecha os (in las haciendas·San Javier, San Pablo, San José (Nazca), cúinplió, Casi nunca. No faltó el ProteciordeNallllales que en alguna ocasión, por·
SanRexis (Chinclit,Sa/!Juan (Huanra),La~uaca (Chaneay), San Juan (Surco) y . ejemplo en Chancay a fines del siglo XVIII, obligase a su cumplimiento. Pero la
San Juan Bautista isco), desde 1756 has 1760. No obsiánte tratarse delos ,'Violación.de la norma se realizaba de varias,maneras: en algunas valles los indios
administradores. m, · eficientes: y cuidado.... s de.1 agr.o.colonial,. e.s in..tere.san .. te esólo pagaban la yeintava parte de su producciónil en otros se.limitaban a aiezmar
observar que las ci I se refieren a la próducción de vinos, aguardientes, panes de •, sobre ,aquellos·cultivos introducidos por los. españoles, no faltaban tasas partícula-
azúcar, aceite, rara[z figuran otros cultivos;! en el caso de San Javiery. San Pablo "' 'r~, C\'l!llO.en Pacaraos, donde.se quiso que)os: indígenas pagaran el 3% sobre el .
se anota que se sie bra también trigo, pall8f y frijol paraJa alimentación de los
trabajadores de la h cie~da; pero el padre no anotó esa producciqn en la contabili- :,• :.('g3ll,¡c)o de Castilla" y después se tranzó en 2% .l2 El regateo del recaudador con los
,, dndígenas era mayor que con los hacendados., La imprecisión aumentaba y los
dad.: eran cu.ltiv.os~• stab.les que d.epend.ían .. de la.abun. danda. de···ª.guas.z, Tam.pocci t; réÓnflictos eran frecuéntes: '"la insolencia de los indios.ha llegado a tanto, que el
figuran cosechas ~1 Ias! tierras arrendadas. i La producción de lás "chatras dé
esclavos" (ver capítfo IV) quedaba iguaime I te al margen de'ia estadístic~.28 · · efecto fue menospreciar las órdenes, respondiendo á su intlinación", de manera que
i .
42' ;. LA'Cll:JVAD SUMERGIDA UNA AGRICULTURA DE EXPORTACIÓN 43
etadmini$tr.idor de los diezmos de Huarochirí pedirá que sus cobradores.vayan
acompiúiadospor soldados." . . DIEZMOS, LlMA. 1770-1829
. En las condiciones descritas, las cifras de los diezmos de Lima sóloproporcionan
~ apro~imación a la marcha de la producción agrícola, en la que resulta verosímil
pensar queJas rentas decimales estén por debajo de la.producción real. ¿En qué 120
porcentaje?, Imposible determinarlo con alguna precisión, porque las drmas de 110
.eludir el pago fueron múltiples y porque las mismas investigaciones hec ,as en ese 100
entonces no arribaron a resultados seguros. 90
80
'
;\
'
''
b. Cifras: la regi~n 70 '

\✓
60
· . Enire 1770 y 829 las rentas decimales pasan por tres fases: un primé momento 50
que, empieza en 770-71 con la recaudación de 66,223 pes?s y. prosi e ejl-un 40
ascenso que, aun ne lento y nada espectacular, es constante hastaJ794- 5, cuando 30
llega a.los 98,040 sos; a continuación, sibien el ascenso no se interrum e, se trata
20
de una fase de cíe estagnación, aunque.en el bienio siguiente cae a 85, 67pesos,
para llegar ocho años ~espués a l?s lCJ? ,209 pesos, de. d?nde
10
Juego se recup

y agudo de la e a, que lle¡!li a su punto


de30,514pesos
años .• ·erov.iene·.
alcanza prác camente el inm.•edia.·tam·
mismo nivel
¡·.
nuevamente ser uce a 104,525, para alcapzar despues la cuna de todo I penodo:
l ll,39lpesosen 814-15. Deallíenad~lanteseproduceundescensope ndicular
bajo .en 1824-2~ con la recaudación
en..•..el
un·que.partió elºdiezmo
ar.ápida···.·rec. . pe.ra.c.ión.59q.•años
u~.•.e.•n.antes.
cu·a·tto
34
707274 7o7880 828486 '88.9092'949698 O 2
AAOII
46 8 1fr 12141&18 2022242628

., Si establecemos en números índices las renías decimales costeñas del Arzobis-


pado, la tendencia puede quedar dibujada con mayor claridad. Tomemos corno base
Las guerras e la independencia, es ecialmente desde la década de 1810, el punto de partida en la serie: la recaudación correspondienwa -1770-71.
tuvieron un con nido fatídico para la a ·cultura de la costa: el comercio de
exportación se in errumpe con la pérdida~ Valparaíso pór parte del Virreinato de
Lima; las nav.es e h~cían el tráfico entre. ese puerto y e. l Callao deben emplearse. CUADRO7
militarmente. y, mo epílogo, la flota ercante limeña quedará destruida. .La.
interrupción en · tráfico comercial afecta de manera directa a la agricultura de 1770-71 100 1804-05 167
exportación. En nces, la curva termina tr:¡zada por el curso ~tacionario !le la otra . 1774-75 104 1814-15 168
vertiente: los cu! ·vos!para el mercado locaL En febrero de 1~21, el Arzobi$po de 1784-85. 117 1824-25 46
1
Lima admitía la" uiebra de los diezmos"· Los valles se convierten en escenarios . 1794-95 148 ·. 1828-29, 103
de levas, mo · ·entos de. tropas y enfreptamientos militares. ·Al terminar las
guerras, el país t vo que importar azúcar.'¡; · , · .
, Pero a los e~ tos de una coyuntura política y comercial adversa en la década de .
1810, se suman ambios anteriores reflejí\dos lejanamente por las recaudaciones ·.·. El incremento es claro, aunque no debe ser exagerado: los diezmosno,consiguen
decimales. Por e momento, sólo nos limitamos a una enumeración: la expulsión de duplicarse. La media aritmética de los veintinueve años es de 82,640 pesos; lo que·
los jesuitas y un adn\inistración ppco efitiente de sus propiedades, la libertañ de · era·cuatro veces menos que la recaudación más baja conseguidá en el Arzobispado
comercio, con I que Lima pierde el c~trol monopólico sobre el Pacífico, la de-México entre 1770 y 1790. El monto de los diezmos limeiíos fue inferior.al
compet·e.~cia.
sobre Chile y,de~ueno·. s A.ires
fi, almente, que arr.e?:1 ·.ªelos
la amputacmn comerc.iante·s.peruanos
mercados para los panes de. l. azucar
do~inioy.. ~ recaudadoenobispadosmexicanos comoPuebla,Valladolid, Guadalajara, sóloalgo
, superior~ Oaxaca y similar a Durango. Tampoco experimentaron los índices de .
también para las botijas de vino y pisco, bbligadas a retroceder en el terreno que crecimiento que se observan durante esos mismos años en Chile, Potosí o México,
habían ganado norte del virreinato. ! · · ! ·
nitlas bruscas fluctuacione~ que se dibujan en Cochabamba.37
1 • ' ¡.
' '
!
·44,? · :{:X:0ÜDAD SUMERGIDA
é:.@ifras: los valles UNA AGRICULTURA DE EXPORTACIÓN 45

l~ la misma manera como el paisaje en los valles de la costa varía uno a otro,
·eli~mportamiento de los diezmos observa una marcha desigual. En el intl,rior de
•las disparidades locales, es posible reunir a los trece partidos ( excluyendo d10men- Lima - Diezmos 1770 - 1829
:táµllaillente a Yauyos) en tres grupos.38 El primero, definido por un mov miento (Miles de Pesos)
,,nervioso y constante de las curvas, que en medio de fluctuaciones ascie ,de con MILES r--~-~~-~,c----,---'-'"'--'-,--~-~--'--~~
.¡iitideZen Pisco, lea y Nazca. En estos dos últimos lugares el diezmo se m ,ltiplica PESOS
por tres. En Pisco, sólo por dos; inicia su descenso (una caída casi perpen licular) 10 NAZCA -20 ICA • · -20 · Pisco
al promediar la déqda de 1810, paralelo con el descenso iqueilo, mientraS e Nazca " .
· esta'fase se había iniciado prematuramente diez años antes. Es la región , la vid, ·' ., :
El segundo gru¡jo está compuesto por aquellos valles donde las curvas ienden
' '\' _ .-15 ...
persistentemente, a,\mque en ri1rnos más lentos y de manera menos pron n.ciada: · 7
t· . \
Súrco, Callao, Carabayllo, Huaura; en esos valles de la costa central, el mo imienc6"
de las rentas deéim es es arrastrado porlaagricultura de la caña, cultivo qµ , a pesar ·
6

5
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'de su limitada imp rtancia geográfica, consigue una evidente significació econÓ:- , .
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4 < . : ; •• -

mica, resultado de a hegemonía del sector ej<portador. El caso de Cañete stuV\}a


me.dio carninp en . los dos grupos. anteripr,~: era, lógico, porque mien .. eida
localidad de Chine a.predominaban las parras;.en el mismo valle de Cañe 1>;por. el
'
conlrario,lacaña e.azúcar. ,,¡· ..··..· .. ·: ·•· , ,
Todos estos e s difieren nítidamente del tercer grupo, formado.·P?t Mala.
Lurín; Lurigancho Santa, donde el diezmo se mantiene.al mismo nivel, col) escasas
variaciones entre 1 70 y1795 en Mala, cas~·inguna en Lurín, con@ imperceptible
movimiento asee ente en Lurigancho y Sant.L. En esta última Joc¡¡lidad se .•·
encontraban las _ha iendas de San José y S Jaci~to {Nepeña}; pe~ laproducci~~
en ellas no logro' 1 ponerse al volumen de , . agncultura de panl(t:vary des<:endio
demaneranotoria.. esdelaexpulsióndelostsuitas. (1767.).39 E·l.~alle.·.d.e . . bió·sppo·rtar
..
años difíciles a ca sa de las variaciones m teorológicas, por lo qué incluso la
ganadería desplaz a los cultivos. El río San sirve de lúnite, ª"eces infranqueable
por el incremento n el caudal de sus aguasl con la costa norte., . " •· ' ·
En este pano , a, donde predominan lo~ matices y las varían~. elcaso en cierta
manera excepcion es Chancay, donde el diezmo tiene una tendencia descendente CARABAil.J..O CHANCAY HUAURA
en todo el períod . Debemos recordar laiinportancia que allí.siguió teniendo la
agricultura del go y el maíz y la ganÁdería porcina En ese valle fueron
fle
significativas las celas que en el interior las haciendas estaban bajo posesión 15

d.· e lo·.s _escla;os; ª. proliferación de es,· chacras res.·tó tierras. ·ª.. lo..s .cul.tivos
comerclllles. . .· . , , · . . ·.
~
· Dt¡rimte elsig o XVIII, mientras la agricultura de la costa norte peruana inicia:., ~\
un_<k:scensoirrev _rsible, la vecina costaAentral_modifica la 0mposición desu : .' - YAUYOS \, SANTA
paisaie -~grano y 1gue un curso,coml?~lal/1~nte mverso. _¿Cuál fue la verdadera
dunensmn del as enso en la produccmn a¡incola? Los diezmos son apenas una
~e~ aproxima q~e permite seguir lej311arne~te•la ~hade ia produpció~. Es 'AAOS70 80 90 O 10 20 30 70 80 90 O Iil 20 30 70 80 90 O 10 20 30
logico suponer qu{ las sumas recabadas por ¡os amendosb1anuales fuesen ¡nfenores
a los mgresos efectivos que reportaba ca¡ partido. Entonces, en la re¡rudad, el
46 LAOUDADSUMERGIDA

incremento agropecuario debió ser mayor. No estamos ante la postración. económi-


ca que con tintes sombríos nos dibujaron algunos historiadores. El_ sigl\> XVIII en
lacosll\ central no parece amoldarse a la imagen de una centuria en crisis.
Pero de ninguna manera sería iícito proyectar a esos tiempos ¡1a imagen
contemporánea de la agricultura peruana, con sus latifundios y su monop ·oducción.
Predomina cuantitativamente la mediana propiedad. En algunos valles, os campe-
•sinos parecen irreductibles. El triunfo de la caña de azúcar o de la a cultura de
•exportación no equivale a la erradicación de otros cultivos.
De esta manera, la vida rural en la costa durante la segunda mitad del
transcurre en un enfrentamiento incesante entre la producción para Ill ARISTOCRACIA EN VILO
externo y los he~rogéneos cultivos destinados al mercado interior o la utosubsis-
-tencia. Conflic~ silencioso, en el que no se trata sólo de impersonal procesos
agrarios; la ~:~¡dad entre los cultivos, en definitiva, trasluce la tensió social~ " ... para'el bien del Estado y del
mismodesp , ientodel trigo por la caña no derivó de un trastorno eco! 'gico, sin9 - Coi,,zercio que hoy-~$ ez alma del Universo"
del dominio con ' guido por el capital comercial. El campo nos remite la ciudad. A.GN. Tribunal delQJnsulado, Con1encioso,
leg. q55, "Autosen1Í-éelSeñorCondedeSan
lijó~ y los albaceas de Juan Felipe Orueta".
1 '

LUMA Y LA MAR DEL SUR

Durante ·la primera mitad del siglo XVlII, ehnonopolio comercial hizo del
Callao él único "puerto mayor" en la Mar del Sur y de Lima'éasi la única metrópoli
i. · en Sudamérica; Puerto yciudad estaban 'en <)efinitiva unidos y ambos se constitu-
yeron en un centro de acopio y redistribuciónimercantil. Esta:imagen fuerecogida,
tiempodespués,por JorgeJWll) y Antonio de Plloa: ''Luego que el comercio del Perú
se restituye a Lima, después de haber concltiido sus compras· en Portobello, todos
-generalme1,1te abren sus tiendas y ponen almacenes para empezar las ventas, y suplir
-a los que bajan de las provincias interiores_ y de toda la síerta a emplear su corto
caudal"·. 1. Desde que la economía peruana-se reestructuró después de la prolongada
· depresión que recorrió casi todo el siglo XVII, su estructura pareció reposar en dos
pilares: de un lado, los intercambios marítimos; teniendo comd escenario e!Pacffico,
desde f'anamá hasta el (::abo de Hornos, y, de oiro lado, el vas/o espacio andino. Un
territorio eiridentemenie dilatado, casi podñamos- decir de$mesurado, para una
ciudad que bordea los 50,000 habitantes pero imprescindibléde organizar, porque
sólo la unión de escenarios tan diversos'-'-CQmO Valparaíso,.U!ma o Potosí-'---podría
compensar la debilidad del mercado interior y superar esas- rémoras -q11e-eran la
persistencia de la economía natural y la escasa división del trabajo, Eélificar un
mercado interno colonial fue el desafío que ·debieron afrontar los •comerciantes
lunefios:2 • · - - - • ! - - ·· · 1- - <--- - -
- -··•Él rliónopolio comercial convirtió,aLimÍI en la sede d~unpoderoso grupo de
comerciantes¡ vinculadós a familias de la iiristoeracia ~tropolitantvo a casas
mercantil;,s españolas, que se dedicaron a lak actividadesde:importacióh-exporta-
éión de mercaderías. Inicialmente fuérono ~ara utilizar un¡,término de la época,
•·"cargádores'.',
1
-Un ejemplo
1
sería' José María1
Enrile, quien' había
:
Ílliéiado su·giro
48 LA CTUDAD SUMERGIDA AR!SfOCRACIA EN VILO 49

comercial en Cádiz, desde donde estableció posteriormente sólidos inte~,ses en el metales preciosos. Aunque el nuevo cultivo desempeñaría un papeldecisivo enia
-comercio limeño, como importador de telas. 3 Otros, como los Querejazu, se expansión del mercado interior chileno, su pro¡,alación fue wr efecto inducidcfpor
afincarían definitivan1ente en Lima.aunque teniendo ramificaciones de s'1s empre- la demanda de una: economía más poderosa: en los capítulos anteriores nos hemos
sas en localidades tan distantes como La Paz,4 mientras que los Condes de :asaJijón referido a los cambios en el paisaje agrario de la costa peruana f el impulso creciente
prefirieron mantenerse en la península, en Cádiz, desde donde podían controlar al intercambio de azúcar por trigo. · 1
·

mejor sus·intereses y negocios tanto en Lima como en Quito.' Los Con es de San Este comercio intercolonial permitió la hegemonía de los mercaderes limeños eri
Isidro siguieron en posesión de haciendas y casas en Sank1nder, lejano res ,aldo para el Pacífico. En efecto; ocurre que ese tráfico, mercaritil sólO podía organizarse a
sus actividades limeñas.• Los Sancho Dávila no olvidaron que deseen ían de los partir de. un núcleo poderoso de comerpiantes! · Se trataba de productos dificUes de
Marqueses deVelarde, en San Román. Antonio y José Matías de Eliza de fueron transportar, que por su cantidad y peso requerían d.e naves de gran calado. ·Esta
dueñós dela casa solar de Echeverria (Navarra). En 1770, 10% de los te ;tamentos limitación se·acentuaba teniendo.en cuenta qu~ la distancia entre Callao y Valparaí 0

limeños son dick1dos por nacidos en España; en 1810 aumentan a 14%.7 Entre los so no era nada despreciable y sólopodía navegarsé duranre seiS meses del año. En
cincuenta person*jes de la "clase alta" limeña que figuran más adelante ( ,uadro 3), invierno, los riesgos de naufragios auniéntab~. Estás, desde luego, no desapare-
quince nacieron jen · la península. De hecho, un funcionamiento efi az de 101/'- cían en las otras estaciones ni en otras rutas, por lo que no sori raros los casos de
·negocios exigía I oritar con. relaciones personales o de parentesco e Cádiz o comercia:nies que perdían sus naves y mercaderías.'º Enlospréstamós marítimos
cualquierotra lo alidad española. elinteréscomercial teníalajustil'icaciónsuficibnteparaduplicarsede6a 12%. Algo
Sin negar Iü portancia,de ese puerto;sureño, los nuevos comerci tes, como similar acontecía con los seguros, que dnratite las guerras 'de la independencia
el conjunto,de la lasealta peruana, crecierbn también al compás de las m graciones ascenderían. hasta 15 %. 11 ,Superar cualquier riésgo exigía un costoso mantenimiento
procedentes del país vasconavarro: de ~llí vendrían, entre muchos otros, los de las .embarcadémes y algunos propietarios 4-"navieros", páj:avolvera_utilizar un
hermanos menci nados líneas atrás, ARton'· o y José Matías Elizalde, los astañeda, término dieciochescdc- terminabaii:por disponer de peqneñas flotas privadas, como
RamírezdeAre no,Izcue,Mendiburu,F rrer,Abadía,Larreta... EnLi, atuvo su fue el caso de Juan• Miguel . 1
de .Castañeda
.· •
con
. '
sus. naves
,._·
"Teresa",
- _-
"El
.
Aguila"
. '
y
c,:,ntro de operac ones la compañía Sobrio s.de Aguevere y Lastra, y q1 esta ciudad "Serena"; el de Francisco de Izcue con las embarcaciones«Grampuz", "Catmen" y
se estableció Joa uin Lostra.• Entre los te tamentos de 1770 .y 1810,.como lugares "Nancy''; o el de Miguel de Mendibúru, duefio de las fragatas "Begoña", "Santa
de nacimiento fi urar¡ Navarra, Santande , Vizcaya, Guipuz.coa, junto c<Jn Cádiz, Bárbara,, y del bergailtíff"Perla., .12 ·1 · '· · -

Sevilla y Catalu a. Todo esto·fue expre ión.de un movimiento migr~torio más · El cómercio peruano0(:hilenoexigióel desarroUo de una n'11"erosaflota mercan-
va~to: de los pa ajeros que pasan al Pe , entre 1787 y 1814,,70% .vienen de las te en el Pacfüco. Tanto esto como fa construcción y mantenimiento de barcos de
provincias,11orte as de España y 46% era vascos. EnJos négocios, dosfacto,es gran calado (navíos y fragatas), garantizaróri que esos intercambios se volvieran
1
. decisivos para formación de empre¡s fueron las :alianzas · familiares y_ la coto privado de los grandes comerciantes iiineños. Si bien las ganancias no eran
procedencias co ún (los paísanos). A I postre, ·el com.ercio limeño acabó bajo desp~eciabies, los costos en las operaciones reservaron a unairlinoríael ejercicio dél
.-c~mtrol de_ estos migrant~s de primera o segu_nda ,generación, .que· c_onsiguipron gran comercio. Entre.18l2 y 1818~poco antes del declive definitivo-'-en el Callao
a
imponerse las amilias criollas e inclusq a linajes tan antiguos como los Aliaga, . pudieron contarse 81 fragatas, 76 bergantines; 13 goletas, 16 paquebotes y otras 18
descendientes d los primeros fundadore~ de la ciudad.' . , embarcaciones menores. Años antes, en 1789, un recuento de la flota.surta en la Mar
El antiguo in rcall1bio de metales prec¡osos delas minas pci:ua11as por productos .deJSúrproporcionó estas cifras: 8 navíos, llfragatas, 14 paquehótes; 33 én total,
manufacturados europeos sería continua~o m.edia11te eldcsarrollo del comercio de. kis cllllles, según el Mercurio Peruano, 29 pertenecían a empresarios limeños,2
intercoloniaL L. rela¡iva autosuficiencia del espacio americano :--'subrayada, entre a navieros de Guayaquil y 2 a chilenos; desdeluego, estas cuatro últimas embarca-
otros, por Carlos Senipat Assadourian- tbnninó por conf<>rii: cien;¡ independencia ciones _erari las de menor calado, aptas parael tráfico de cabotaje; de un puerto a ótro, •
económica a las olonias y por acicatear~¡ tráfico mercantil entre ellas"' Dentro de pero indti!es para trar¡sportar un cargamento demasiado pesado. Otra fuénte sefiala
que el tráfico en el Perú y Chile era realizado específicamente por 2I'navíos y
e..s. teChile fue u¡colonia
cont·e.xto de .emo•. s. .e...ntardía.
ten..de.rTodavía
!.as rel.ac¡·o.nncs
el siglo
entreXVIII era una
Lim. a.·ye.·l zona
R.ein. de frontera,
o. dc··.·.C. h.·i.·l..e•. fragatas limeños. En 1790 anclaron en el Callao. 27 navíos pmcedentes del sur: 18
pero entonces 1 nuevo territorio se ha ía expandido desde los fértiles valles veníán de Valparaíso, 7 de Concepción y 2 de ambos puertos" (ver anexo III)
centrales tanto. cia el norte, donde la m nería conquistó tierras al desierto; com.º. . Casi todas las embarcaciones salían porlás mismas fechas del Callao: "Podo
hacia el sur, do, de 1). pesar delos arauc nos se pudo desarrollar una'importante regular salen de este puerto en una mismaternporada, con sóló la diferencia de día.s;
actividad ganact¡,ra. ¡ El motor paraJa i¡JcÓi:poración de.estas "tierr;is nuev.as" . y su regreso es con igual diferencia". 14 Los navieros limeños lograron compatibi-
per.sis..tía en lare¡!ión c.e.otra! de V.alparaíso¡y Sru_iti_ago, donde de. ac~erdq c.;ºº. V.icuña lizar sus intereses estando. todos agremiados en el Tribuhal'del Consulado·~"la
Mackenna, el trigo pasaba a tener el rol hegemomco que antes tuvieron~¡ sebo o los columna dd estado y el apoyo más firme yretomendable de \o,s gobiernof'"_::_, en
' '
i i .

1
sn .LAOUDAo SUMERGIDA ARISTOCRACIAENVIW
. . ... . . '
51.
.

el ilttetior(lelcualformaban un grupo específico. A los mencionados líneas atrás, intercaml,io (!e azúcar por trigo per11ütió djnamizar algunas acti~dades manÚfat:
,P<l4em<ls ailaclir al Conde de Torre Velar4e, el Conde de San Isklro, la Gondésa de tureras (el astillero, al Jado de fa .q:instiucción, es la. industria .clásica delas
1/ista ,Florida, el .Conde de Santa. Ana, Félix Colmenares, Vicente ~ Larriva, sodedades precapitalistas) y; además; articular una dilatada! cadena de intércáriis ''
Domingo de Larrea, Ortiz de Foronda, etc. Todos ellos consiguiero I imponer · bios, J;:l Tribunal del Consulado 4eLima, éuya Junta General tenía200 rnieinbros, ·
precios UJnto en Lima como en Santiago. Aquí está el origen de una rolongada ·.· · se conyirtió, con.este sus,tento, enla,mayo¡-cOrporación empresarial dela época,·. En
tiyaijdad entre esas .dos dudades,. reconocida incluso por el ,cabil l limeño: 1815,sus Cl,lpitales fúeron calculados en cerca de Yóoo,OdO 4e pesos/muy por .
'.'~ie¡npre reclama Chile del reprobado arbitrio en. que los Navieros d ~ Lima se encima delos que podía disponer la Caja de Censos, la Renta lle Tabacos e, incluso,
épaligru;r estudiosamente en detener sus buques, pai:a estrechar a los co :echeros y . la Caja' • Real ó la Casa .de.. Mone¡Ja.29
·, 11.. ' • En il79l•fúeron censados en Lirna393 ·
comerciantes. . . . . .. ..,
comprare! trigo al precio que les sugiere su ".oluntarie¡lad..." .16 Tiempo d ,spués una Los protocolos notariales perinitén'áproximamos a las condicionesmatetiales
.versión similarseríaesgrimidaporelhistoriadorchileno Benjamín Vic - Macken- (deudas, préstamos, capitales, esclavos, ptopiedadés, etc.) de un sector de la
na, quien en sui historia de Valparáíso recurrió a comparar la cohes ón de los población. Es evidente queestabarnás predispuesto para un iµventário o paratestár
c:omcrcianteslifeños con "una sola mano", de manera, que a Chile terminaría quién tenía algún bien o algo,que dejar a sus.descendientes. fero este juicio puede.
llegando e impoiuendose, en definitiva, un único comprador." Pero, al argen de""'- "º
matizarse teni~ndo cuenur que, en·1no;s9bre 230 casos fichados,14% son hijos
i.
.Jas exageracion~s, consecuencia de la escasa simpatía que' congregaron os comer- naturales., 50% no saben firmar, Bo/ose decla¡:anpobres, 62%no poseen ni siguiera
ciantes tanto 'en ima como en Santiago, lo cierto es que se tratába de n sistema uu-escl~vo;.~-- ·_: ! ·:": _:: · . · :- - ·· _,_.. _ - :,
monopólico que erminó por reducir Chile ala condición de una subcolci a peruana. Los testamentos confirman el rol hegemónico de los comerciantes, quienes, al
Se formaron, en I transcurso, algunas "cdmpañías", com.o la de Elizald, y Larreta .parecer, concentraban el escaso capital dinero circulante. Las mayores forturiás
(1792). Hemos i dicado anteriormentequ~estasempresas mantuvieron carácter legadas en l 770(ver cuadro !)corresponden ~mercaderes. E¡ccepdón,hechade un
familiar. , · ·j · ctiraca, un religioso, un pol:lre [?] y otro que rio indica oficio,:los. catorce testadores
El control s bre los barcos fue acompañado con la edificación de grandes que dej¡m dinero en efectivo són comerciantes. Las cantidades van desde los 2,000
bodegas en el uerto del Callao, dondd los comerciantes podían alinacenar y pesos.hasta los 60,000p~sos. En l810, de 23;testamentos en los que se deja dinero,
conservar sus m rcaderías; la abundancialpermitía, al mismo 'tiempo, cc¡ntrolar los 6 son de comerciantes. En términos absolutos,han disminuido; aunque la proporción
flujos_ de ida y v nida de los barcos. ,En 1 82, por ejemplo_, los navieros s~ resisten se mantiene pero las fortunas alcanzan niveles inferiores a cuarenta. añcis antes:
1
.a parllr esperan que el Cabildo decrete! alza en el prec10 del pan.18 AI igual que desde 113 pesos hasta un extremo solitario de.63,056 pesos. para dibujar con mayor
D~mingo Ramír z de Arell'.1110, muchos o .os comerciant':8 fueron tambi_én prop(e- claridad las dimensiones de estas riquezas monetarias, debemos considerar que
tanos de bodeg que termmaron emplaz das en la localidad de Bellav1sta; casi a 60,000 pesos equivalían aproximadamente a 120 esclavos, · ·
m.itad decarni.no entre Lima y el pu.erto. Ajlí se ins.taló. una fu.ndación, ind. ispensa···.b.le CUADRO!
para la repaiac ón de los barcos, y unJhospital consagrado al cuidado de los
tripulantes. Lo barcos, en conclusión, fferon el instrumento para el dominio de
Lima sobre Chil . Siempre fueron construidos en América, al ncirte del Callao, en Testamentos, Lima, 1770 · ,
el puerto de Gu aquil, donde funcionab~el mayor astillero de toda la Mar del Sur. Capital/dinero eri efectivo
Guayaquil di~p nía de una rada adecu~ct¡i para la cons1:'Dcción de naves de gran
calado, ademas e contar con todos los msumos necesanos: maderas, brea, tela de 50pesos 1 (curaca) !

215 . 1 (sin esp.)


los obrajes de Q ·topara las velas.,. El astillero contaba entre 250 y 320operarios.19 ·. 800 · 1 (pobre) ' ·
Pero Guaya uil no sólo fue, en definitiva, el astillero de Lima. Era también el Entre 2,500-3,000 3 (2 comerciantes y 1 religioso)
puerto de ingres 1 hacia Quito, y del espadoJormado entre esta ciudad y ese puerto, 4,500 1 (comerciante)
se importaban ~ aderas paralas constrticciones urbanas, cacao, telas y tejidos 6,000 1( " ' )
procedentes de os ob.rajes quiteños. A sh vez.• desde el Perú se interna.ba en esos 7,000 ,1( ,, e)
territorios azúc y• vinos. Lima seguía oficiando, hasta 1778, como centro 12,000 'I ( . )
redistribuidor d m~rcancías. Por eso, de Chile, además del trigo, se prosiguió
importando el sdbo para las velas de la ciutlad, que, a su vez, se reexportaba a Quito.
A veces, Santi:lgo desempeñaba tambiéh la función de intermediario con otros
22,000
27,000
43,500
n
·re "= .)~
espacios colonikles:' ocurría con la ye 1ba del Paraguay, por entonJes de gran 60,000 1( " )
consumo en Li)na, que venía por tierr desde· Buenos Aires. Es ~sí como el Fue'nte: A. G. N., Protocolos Notariales,-TeStáméiitos, 1770.'
ji~
ARISTOCRACIA EN VILO
52 . LA CITJDAD SUMERGIDA parnjes de la sierra con la coca En Tarapacá no queda otro recurso que.la venta ''al
···"

;iÍ\~~ ';~l~ndor mer~,mtil tu~o _también otras expresiones mensm:ab)~s- ~as fiado": "La provincia estaba, como lo está hoy, y ha estadosiel)'IW, sujeta a venaers¡;,
muypqco al contado y casi l(Jdoal fiado", 24 aunqueen este caso se trata más de crear
.en.inn
. · •.·. ··.er .· .· . .º. s. .· e.vem
.;i:!f'.gii¡ié¡itl,lasrentas
..···arern..
·.br.. ..dela
en.te.:
Cajaa) se mcreme.
Real ntan.aumentan
de L~a las ª.le.·abalas
?astay.lae.· l.década
almo¡arif~,12go,
de l770; b)
e) dependencias que de compensar.Iaausencia de moneda. Se pocltía argumeniar qúe,
,\i!)tie176/ly 1795 se duplican las acuñacmn_es monetanas e!' _marcos de P ata. En en los ejemplos mencionados estamos ante territorios distantes d}Lima, pero casos .
Jó.t ajtexos. incluimos las cifras co~espondientes a las. em1S1ones de º: Yplata similarys se repiten eri los tambos de los valles próximos ala capital y entre fos
;IJ~has enJa Casa de Moneda de Luna. La curva ascendente, quepo~ trazarse documentos contables delcomei,;iante Ramíréz ~e Arelláno hemos encontrado, por
ifuista fines del sigll) XVIll, refleja de muchas maneras.el anmento e/l los tercam- ejemplo, el recibo.di' venll\ de un esclavo pagado ,enzurroriesde yéi;ba del Paraguay,
bios y la consiguiente demanda de una moneda que, por su v?1or, era ap. _no para otro producto que, por su demanda y escasez,; terminaba sien~o una especie de
iei,¡iequeño comercio. sino para las grandes transaccmnes, esas que m1 ,aron el moneda natural." . . .. . . ,. . ' .. . . .. :
·,apogeo fugaz de los mercaderes limeños." . . _ _. _ ; _ Los comerciantes advirtieron, desde luego, todos los íncon'(enientes y dificul-,
1:x Finalmente se J}rodujo un cambio en la f1sonomia misma de la c1~dad. Luna se tadeli que se podían derivar de un mercado sumamente estrechq: 'La proximidad·
.:extendió llegando~ las 400 hectáreas. Se elevaron nuevas _construcc1~nes como_la entre Lima y el mar facilitaba los intercambios_ con,Ía península·y fos.espacios
:plaza de toros (17 -8) oel PaseodeAgiias (1773). Apai:_ecie~n los pnmer s cafes, coloniales.vecinos, pero un~ vez que las mercaderías arribaban afpuérto comenzaba
•"empeianilo por el· arnado del Comercio: en total ~anan siete, signos de una v~da el problema más difícil: cóm.o introducirlas en eliinterior de_ ün espacio qüe, aunque
__ urbana que sereno aba. Obviamente, el hecho más un portante fu~ larecon trucc1?n vasto, ofrecfa múltiples o~sfáculos para la comtlnicación. : · ·_ · ....· . . . ·•
"de casi toda la ciu d, arrasada por el terremptode 1746. Las anuguas con trucc1_0- .. De Lima. .
partían diversas
. •. ·. ·. ·..
rutas.
• .
l'rimero
. .
hacia
-1 . .
elnorte;
. . .
bordeando
·- . . •,
el·.·mar y :
nes de piedray la riilo füeron reemplazada~ por las _nuevas, hechas de un matefi?1 recorriendo los poblados costeños, como Chancay, Huacho, en dirección a Truji!Io;
"ménos apreciado ocialmente -caña de Guayaquil, ba=, y adobe- ro mas ruta dif~ciLcua~do en los l)'lyses de verano_ cree~ la descarga de¡/o~ríCJs arrasando
·. resistente a los m vimientos sísmicos. A pesar de la ca~~fe d~ 174 1 , con ~! con los 1mprov1sados cammos o destruyendo los puentes, comCJ ~as1 todos los años
· cqnsiguiente dese nso demogr¡ífico en esa década, :Ja pablacmn de Lu~a cp~s•t"º oc¡¡rría en Santa o Jequetepeque. Entonces había que ampararseen la navegación
rec
. . ·uperárse, no O stante que, como ve·re.mmts.•, pers.JSUan. frecuen.tes epidemias. ca_letera, con la ayuda d~ bµenas radas y puertos, como el de ;Huanchaco. Una
situaciónsimilarserepetíaenlacostasur,dondeiµclUsoerapreferiblerecurriralmar
para transportar desde Pisco a Lima las bótíjaide aguardiente,·sorte:indo así Iós
·:. . ·. _ CU102 . . •_ . peligros del desierto, pero más al sur, la costa se.toruaba escarpada, prácticaínente,
esos territorios pe11J1aneéíari cerrádos al intercambio marítimo hastaArica, desde
Lima-Po1blación · donde, a. sµ ve?, salían por lo menos· tres rutas: .una haciá la región minera de
Tarapacá, otra en dii-ec_ción a la ciudad de Arequipá y de allí enC.iscoy,finalinente,
1746 Jo,OOO habitantes Jaque Ilevab~ a La J:'az y Potosí. El poblado V\'CinO de Tacna,' contandocoh las
1755 54 000 " facilidades.de unváüe fértii ,se convirtió en sede de "un gremio de,lárrieros dé mucha
lf/91 ' '
~2,627 " - consideracjón" y en sus ah-ededores se podían ver pastando hast¡i 5,000 mulas. 26
1812 03,900 " Desde la propiaLima salían otras tres rutas que, ascendiendo Iá cordillera, se
"
1820
i.
f·ººº
1Córdoba y Urrutia,
interuaban en el abrupto espacio andino: porelvallé deLúriganchb yde a]]fa CiÍí)ta,
don<le.unabra defa córdi1lera perinitía el acceso a _Cerro dd Paseo; otra ruta
Fuente: A.G.I. Indiferente General, 1527. Jqsé Maóa, remóntaba el curso del río Rímacy, pasando Chosica, ~lfat.ucana, San Mateo, Ilegabh
Esta ticas..., Lima, 1839, t.!, p 33. á las a1tµras'deYaulí y Morococha,paraludgo descénderalfértil vaHedel Man tare>
y ,;rribar ~ la ciiidad dé Jauja, escala obligada en una evenfual marcha ha'ci~
'
Ayacucho 'o inc[riso Cúsco; la ÍerCera era una nita sustítuforia que· ascendía la
2. EL MERCAD INTERIOR cotdiiiera desde el• v~cino _valle de ·Pachacamaé, pasandó por los• pantanos. de
Cieneguilla y por el'prieblo'de Huarochirí, par'\ desembocar _también en la sierra
La moneda scasas acuñaciones y deJilllY alto valor-' ~¡¡slucía una profunda central."' Todas estas rutas exigían del concurso de mulas y arrieros. Pero este _medió·
grieta en la estruc ura ~onómica colonial: i¡i coexistencia del·~ comerdo cm~ las de transporte tenía ériaderc:is!múy precisos qiieselubicaban en lo~ lejanos territorios
áreas de economí nanp-al. En Guayaquil sy ti:n~ que permu~ gener~s 1e Casu!la, de Sa1tay J\Ijuy: desdé allís~ abastecía de acémilhs á todo el virr~inato,iin¡iulsando,
v_inos y aguardien s pi;¡rmadera y cacao. E~te ú!U~o product? ~n ocas10n7s termina el funcionamiento deurtadilatada ruta, trajinada sobretodo a parfüdéla segunda
sustituyendo a la moneda, como ocurre ef Chiloe con los.Jamones Y ~n algunos initad del siglo XVIII, mediante la que se unía Dima-con Buenos Aires.~ · .;; , :

11
t

¡t. ·• . ··.f.\1'6tJDADSUMERGIDA
ARISTOCRACIA EN VIW 55 .·

·~ no pudieron ser improvisadas, Siguiendo a veces antiguos caminos


>
buscar lós medi.os para expandir la estrechez del mercado colonial. Conviene a esÍá
altura desechar la. imagen rutinaria de un capital comercial estéril y parasitario.· Los'
•¡·.·.·.·.··.· ~Taiiafu~ro
" ano 1nOSmconvemen
~ificadas_ siete.mpre r ~t~}fi:° secfar· d~ los 3?1~· eros,
popodí.
S que .. •. . an ueJlVarse ue 1OS. uerrum S, en c5>mercianU:s_ lin;ieños Stil(ieron desan-ollar ~a capacidad de inv~?tiva c~si h_astael
. '? es~ado y conbrusc~s_preciJ_Jitaciones ~l~v.iales.. Sin embargo, estos limite perm11ldo por las crrcunstanc1as, al edificar, desde la capnal, una m1nncada
r~d mercantil que pretendía abarcar las provincias del interior. · ;Esta red articuló'
s.fíSlCOS no fueron los umcos m los ITiás. difítjleS. Para elTnbun,~ del
,laprincip¡tl barr~ se énconiiabiíenesáespecic¡i de aiitos,disisteil :ia en circulación y producción. .· · · · · · :·
!.•·· • ••· w,. ,.•◊(de la cual se esforzaba por persi$j:irJá may◊rit;Úia población ihdí ~ena. _¿Cómo funcionaba la red?.· Dos fueron los[ instrumentos más iinportantes.
f, '1ll#~~fi:m1nte'nonecesitab~ bien al~o, ''.Jiues_ellos '1º vistenr~ de . ,tilla, Pnmero, se trató del empleo de un mecanismo clásico en una sociedad colonial: la

•. ·•. ·
!,\··· • S).!IO"d~la. II~rra. q'/e ellos nusmos trabaJan, y la 1Ienen en abundanclll..." .29 Pero
•~{ifde,~ta~adeu¡anda. parecía quebrarse era en algllllos centros urbanos, ,orno
imposición del mercader sobre. el consumioor, ejetcidaa través dcl "reparto"a q~e
tenían derecho los corregidores. Estos últimos eran una combinación entre jueces
a
I. .. Cüpi fAiequipa,fordéando .cada unolos 30,000 habitantes, y,desde luego, n los
·.· ~'.p,~rnentqsn_iinero~. ElsiglqXVill,contra~gunassuposi_ciones,fue __ nario
j .· dela,rec'1perac1ón m nera peruana: los rendinuentos se duphcaron espec nte
Y comer,iantes; autoridade~ provincianas que, en! compensación su trabajo y Icis
co_stos del cargo, tenían la potestad de colocar diversos productc¡s (mulas; telas;
reJones) en (os lugares que esta\mn bajo sui°;'isdic¡:ión, de acuerd~ a .un arancel que,
f e~~é l'/.76y 1812: ta fase ascendente se había inicia.do tielilj)O antes, a p . de en la mayorlll de las veces,era v101lldo,
' .. especialmente
- - '· cuando
. -,
se obligaba a los indios
. .· ·
' .· .

172() ei\Potosí, pero, a medida que iranséurrió el siglo, los ée'/tros rriás din· nicos
estuvietcniene!Bajo . rú,eilCerro.dePasco,HúarochiríyYauli,siirnlvi _ene! Red mercantil!
¡f -·.• en
-· · -. riorte los yacimien . de Huáfgayoc. EnJ79 l,(!a población de Pasooft,te tal ulad? '
6,776 hal)itantes, . ro el empadronador prel,isaba que "en esta doctrinal s más MércadO 1 • .
lJ
¡ . dirsus habitantésno o estables, a cáusa que subsistencia en ella pende de fruto externo - .
Meiéado interior
j•
•· .~~las minas, y.~ •• esinás o 1T1enoséste, así a prop◊rcióncrece o dismiimye el
número de las person .;.""' Todas estas ciicu~··.tancias permiten entender qud Liina ECONOMIAMONETAIÚA • ECONOMIANATURAL
buscas~ pdoritariain. nte suani_culac_ió~esp.ac· .· ~oto con Cus~o y Arequip~. en el
sur¡µ¡dino, comoson los espac10s mmeros de Sierra central o del actual allipláno Lima · Provincias
boliviano. . . .- · ·. · . . . ·· . . . ·-. ·-•· · . •
.:Sin. embargo, co viene no exagerar el rol que pudo desempeñar la demanda
· minera. En el Perú, siá actividad duería sus cialmente de la mineríá en Nueva
Espalia{México). A uísetratabadeunconíun .demediánasypequeñasempresas,
dirigidas por mi netos que llegaban "apenas a c fü sus gastos'' ,31 subordinados a los _,.. : · . _Corregidor
somerciantes (a qui nes recurrían solicitand préstamos) dueñOs de uno o dos · _". / ._ Coffierci_ante
"J)Ozos" trabajados un promedio de dobe óperarios; ubicados en lugares Comerciante ~local ·
apar1ados; ya sea po los: desiertos circundantes, como ocurríá'en el mineral de l!acendado,.
. ,· /itinera1~1e· -•-·- Arriero · _· _ -•
.Guatajaya, o por lael ·vada altitud, como en MbrocochayCerro de Paseo. Algunos Mercader · ----Minero
casos se alejaban de ta imagen endeble, coll)O el minero Miguel de Espinach en . ;'..._ /Tendero
Hualgayoc; c"ori 167 · ·. ·os y 17"pozos",o ~tías de Urita, condos "pozos" pero Corredor-....____ .
243 operarios.32 P os comerciantes liineñoltuvieron la audacia suficiente para Cajonero
incursionardirectam nte en la minería, como Fedro Abadía, factor de la Compañía
de Filipinas e introdú tor de la máquina a vapo1para el desagüé del~s minas." Otras
dos_excepc!ones fu on_Isidro de Abarca, pri9:del Tribunal de Minería, _YJuan _dé
Arri..eta, mmero en Ca.íl.ªtam.bo. En 1770, ¡n los. testamentos de Lona, solo · habilitaciones y
encontramos a un m erq y en 1810, dos.34 . : . ◄ préstamos ►
El conjunto de I minería peruana llegó a reclutar más de 8,000 operario~, pero
estos trabaja\lores, p su escasa concentracióq y evidente disper$ión geográ¡;ica, no
crearon la demanda suficiente para iinpulsari de inanera espontánea el comercio
◄deudas y' trueque
-► .
interno. En estas Cf llnstancias, los propio~ mercaderes limeños tuvie'?n que
'
h_

56 LA CIUDAD SUMERGIDA ARISTOCRACIA EN VILO 57


acomp~ pi-Óductos de los que podían prescincfu-. Los corregidores, ,lesde que Una variante de los casos mencionados anteriormente podría serToribio Silva:·
ascendían al pµesto, mantenían relaciones de dependencia con los con¡ ~rci~~s: compró al fiado o al contado efectos de Castilla a diversos comerciantes, como eE
ell,os .les prestaban el dinero necesario para postular al cargo y luego lo · hab1lita- Conde de San Isidro, Manuel de Saldívar, Miguel Maticorena, ylos remitió al Cosco
b¡¡¡Í": de mercancías, poniendo. a su disposición las reservas de sus ,odegas o para expedirlos en la tienda de su·socio Mauricio de Clavos: Vicente Femándei
adelántáIÍdoles el dinero que necesitasen. A su vez, los corregidores ;eneraban siguió la ruta opuesta: fue hastaPiura transportando efectos qu~ pertenecían a Benito·
nueva_.s dependencias: directamente con los indios o a través de rugun autoridad Pereira: entre ellos, paños de Inglaterra; tafetanes de Italia, listonería de Ná¡ioles;
local, como el curaca.35 · junto ll una'variedad de productos locales, todos los cuales sumaban 15,887 pesos.
· ·.. Junto a este conducto impositivo, que a la postre desembOCllba_en el e msumidor Una tercera parte de las venias serían para el comerciante que seguía en Linia.
indígena;· fos mercaderes edificaron un complicado sistema de interm iarios que De esta manera, el crecimiento comercial i¡ue experimenlll la economía peruana
tenía como princiipal eslabón a un comerciante itinerante: Ím pequefio mpresario entre 1750 y 1780 no es sólo atribnible -como cree JürgenGolte- al comercio
que,.ya sea.por préstamo monetario o habilitación, se surtía de mercaderí sen Lima, impositivo de los corregidores.· Intervinieron también los propios grandes comer-
to¡¡ ayuda de lof arrieros partía hacfalas provincias, do~de,. ~ su vez medi~te ciantes linieños, los arrieros y los comerciantes itinerantes o viajeros; como se les
m1evos préstam!.,adelantos o permuta, entregaba esas mercad~nas a un omerc1an- denominab,i por entonces, Es probable· que desde el interior mismo de las
te. provi.·ncian
... o,_a nhacendad.·. ooald.ue.fiodeun_.·cain·pamentominero;és s,asuvez, comunidades se produjeran algunos cambios, 1m sensible incremento en la división
empleando a v es también la compulsión o nuevos endeudamientos, rrninaban
colocando los p netos entre los consumidores indígenas. Tanto en el ·aso de los
corregidores co o en el de_ los comerciantes itinerantes, el sistema de omerciali,
f
del trabajo, acorde con el creciniiento demográfico que, al parecer, evidencia la
l~~~ffón i~dígena: 610,000 habitantes en 50, 700,000 en 1800 y 760,000 en
záción se ampar ba en medios extraeconóipicos, como los lazos de pare tesco o las ... Javi<"r Tord, en un decisivo artículo, -lía mostrado gráficamente cómo los ·
re.·l.aciones de de n.dencia que se formul¡ban en. el interior de las haci ndas o los ingresos_ por éimcepto de comercio se triplican en la Caja Real de Potosí, ascienden
campamentos m neros. casi v_erticalmente hasta 150% tanto en Oruro como en La Paz; una curva siniilar se
. Podríamos · strar lo dicho con la m~ción de algunos casos concretos. Un repite en Arequipa; yen Cusen se incrementan cirico veces más.40 -Es la expresión
grupo de pequeñ. comerciantes habilitad .sen un gran almacén de L.ima, formaron en gráficos y números del proceso de imposición de la capital sobre las provincias
una "compañía" que se traslada al puerto e Arica. ·Allí se dividen en tl:es grupos: del interior. o, si se quiere, de la edificación de un. espacio mercantil.· Pero nada de
uno recorre La az, Oruro, Chuquisaca Potosí; el otro, Moquegua, Tarapacá e . esto pudo estar exento de conflictos. El país se levanta contra Lima; mejor dicho,
Iqui51ue; y el te ro esl;llblece en Tacna '¡ ·enda y casa ~ calidad de matriz para los campesinos contra la explotación mercantil; proliferan· lós motines contra los
sururlos de lo q e necesiten" .36 De manera suntlar procedieron otros dos empres_a, corregidorns y, precisamente entre 1750 y 1780, se agolpan la mayoría de alzamien-
rios: en julio de 1775, uno de ellos, Mantiel Gómez, parte para la villa de Paseo tos y rebe,liones rurales del siglo.41 La revolución tupamarista encontrará aquíuno
llevando diversa merca ... derías. Allí vende~todo. Instala un..ª. tienda y regres.a a Lima ·delos motores que permiten congregar ensu derredor a amplias-capas sociales,
trayendo dinero y "pifias" (plata recién xtraída). Forma una "compañía" con
Lorenw Carne! , que aporta 1,000 pesos, e los cuales se in~ierten 800 en adquirir Aunque füe derrotada, se pmduce luego la sustitución de los corregidores por los
nuevos produc , y ~ntonces vuelve a salir el 18 de setiembre para llegar a Cerro in_teiide~tes. Esto no significa, necesariamente; la desaparición de los odiados
de Paseo cinco ' ;después. Terminailils las ventas, baja a la capital el 15 de repartos. En algunos casos serán ejecutados por las nuevas autoridades, a1 margen
de' cualquier reglamentación, pero la necesidad del sistema, que nacía no sólo de la
noviembre, p.ar·a§'.po•co. tiempo regr•. esar ll~vando aguardie.nte,ja.bón, telas, pescado imposición de Lima sino también del limitado 'mercado interior, queda en evidencia
seco, yerba del P guay, pasas ...37 Otro ej~mplo podría ser el-0e Pascual de Amaya,
tenientedeinfan ríaycomerciante,quel\bgaalcerrode Yauricochatransportando cuando l_a Corona discute con el Tribunal del Consulado la posiblidad de organizar
telas y aguardien¡tc ; allí entrega todas sus mercaderías al minero y hacendado Joseph otro mecanismo similar al reparto. .. · ·
Barrientos, atendiendo a que, por supermahencia en el lugar, encontraría los medios · La red mercantil limeña no funcionó nunca como un mecanismo de relojería
para vender esofproductos, pero éste, a sli vez, termina contrayendo otras deudas Rápidamenie acabaron contraponiéndose los intereses mercantiles de provincías
con los mineros e la región, a quienes debe adelantar telas o aguardiente y que, en con la acción de los corregidores, Ambos sistemas, el comercio itinerante y el
el mejor de los e os, terminan pagándolJ con plata piña38 Esta relación acabó en comercio ·impositivo, entraron en competencia. En .Arequipa, los mercaderes
un juicio entre l comerciante y el niinerp. Resultan muy frecuentes, tanto en la locales interpusieron tin proceso ante el Tribunal del Consulado contra el corregidor
audiencia como n el cabildo, los litigios por .incumplimiento o demora en el pago Femandp de Piélago, que pretendía obligarlos a que se abastecieran eriel almacén
de deudas. En 1810, en plena crisis mercantil, en los testamentos, 39 indican algún propiedad de esa autoridad.42 En Arica hubo ,un enfrentamiento similar.
tipo de préstamd y 40 admiten deudas. U~ comerciante debe 3,685 pesqs, un noble f
Pero, a pesar de todos los inconvenientes obstáculos enumerados, los grandes
9,000 pesos y u, labrador 14,000: Otro prestamo asciende hasta los 168:,065 pesos. comerciantes limeños comenzaron a crecer amparados no sólo en el comercio de
'
i
'
58 LA OUDAD.SUM:ERGIDA
ARISTOCRACIA EN VILO 59
exportación-importación, sino recurriendo también al mercado interno. Sin embar- cajón y otro, a cambio de administrar el negocio, tenía derecho a la mitad de lai
go, la edificación de este espacio recién empezaba y los lazos que los qnían al país utilidades.. Así funcionaba la bodega de Miguel de Castañeda sita en la calle de
eran bastante débiles. Raro era el mercader limeño que no viajase a la pe 'únsula para Pescadería, y la fábrica de lona propiedad de éste y de su hjjo político Joaqum de
supervisar sus negocios, visitar parientes o enterarse de las novedades de Madrid, Asín, teniendo como socio "al partir" de utilidades a un tai Quintela.47 En otros
dqnde algunas grandes tiendas encontraban en ellos espléndidos cons .mi<lores de casos, el propietario se limitaba a arrendar el negocio, como ocurrió, por ejemplo;
ropas y .objetos de lujo, atentos siempre a las últimas modas europeas " pero esto. con la panadería que tenían la Condesa de Vista Florida y el Conde de Torre Velarde.
qmtrastaba con el escaso contacto que mantenían con los pueblos en e interior del José María Sancho DáviJafüe propietario de hasta once tiendas ... De estos contratos
país: allí .se limitaban al recurso de los intermediarios. Para la ari tocracia, el no siempre quedaba constanoia nota.gal.
comercio no era un deshonor, siempre y cuando no se ejerciera con las propias Es así como:entre Jaaristoeracia mercantil y los sectores:populares emergieron
manos. heterógéneas capas medias, en apariencias independientes pero en realidad subor-
Aparte de las provincias, la propia ciudad de Lima era un impo dinadas, de uria manera u otra, al capital comercial: ·arriend0s, adelantos, sistemas
pero allí también fue necesario introducir algunos mecanismos que . de "al partir" o préstamos (al·interésdel 6%), garantizabaniesta dependencia. En
circulación corilercial. Las ventas corrían a cargo ya sea de los tend os o de los Lima fueron censados 287 pulperos, además de 48 abastecedores y 60 fabricantes,
cajoneros (pr !ietarios de pequeños puestos de abasto ubicados alr dedor de la . a los ql)e deberíamos añadir el número indeterminado de panaderos y molineros,
Plaza Mayor o en sus cercanías). En cnalquier cajón podí:n,i encon se los .más para·tener así una idea aproximada del 'artesanado y erpequeño comercio. Pero en
diversos produ tos: martillo, alambre, fierro, junto con cintas, chomp fr;mcesas, las capas medias de)Jenincluirse también 1Js labradores (niás de 300); medianos
además de té,. é, yerba del Paraguay; aguardiente, incluso "chaf tes" (entre propietarios en los valles cercanos a la capital, a· los que hicimos alusión en el
espada y puñal .·Y, a veces, libros. Una yariedad ~";'ilar se podía ene ~trar e~ las· . capítulo anterior; la burocracia, compuesta; entre otros sectores, por más de,400
pulperías. En bio, los tambos tenctíap a especializarse en el expen o de vinos empleados; y finalmente los intelectuales, bajo cuyo. nombre habría que incluir a
y aguardientes. Al igual que en otros CllSj>S, los gran.des importadores n m~tenían . médicos (21), abogados (91), estudiantes {366), cirujanos (56), notarios. (13),
relaciones dir tas con los pequeños co11Jerciantes, sino que rec~an l\ un mterme- escribanos (58), periodistas, etc.49 Volviendo a utilizarlos testamentos, después de
diario llamado corredor, quien por. lo gf eral pagaba en efecuvoi P9"° a.él no le comerciantes y hacendados, las ocupaciones,más frecuentcs'son artesanos, religio-
q.ued. aba otroUr urso. que. emplear.. elsist··· deudas...para. so, burócrata; escribano, marinos" {ver anexo VII).
productos. práctica admitida era ma que..d·eeladelan. to.s yocultase
corredor colocar. .los
el ,~omb~e del Al margen de las críticas . úmidas que algunos escritores realizarían .a la
almacenero o ayQrista que lo proveí ; a su vez, el comprador debia evitar la adm inistracióncolonial·(el abogado Baquíjano frente al.virrey Jáuregui), .en general
curiosidad de reguntar. · · ·· . · . . . este sector social no pudo desarrollar rina praxis indepcndiente,y propia. Crecieron
.. . Muchos embros de la aristocracia mercantil llegaron a diversifi~ar sus al amparo de los grandes comerciantes. Muchos de ellos ~panaderos y pulperos,
intereses en o actividades. Oficia~an de prestamistas, como los hermanos por ejempiO--:- eran igualmente peninsulares. ·Compartían la fidelidad al monarca
Elizalde o Ag stín Quijano. En 1770, 123% de los testado!es limeños se habían yla defensa de los intereses metropolitanos: La biografía delmédico Hipólito
beneficiado co oprestamistas, mientraS 31 % tenían deudas al momento de monr. Un\mue, fiel a la causa realista hasta el final (consejero deí Abascal, emisario de
Los préstamos más frecuentes era de ~.000 a 1,500 peso~.44 Los comerciantes.. Pezuela),atinque al poco tiempo colaboraría con San Marún ydespués con Bolívar,
incursionaban ven1nalmente en algunru/ actividades manufactureras Elizalde; por · no fue lln derrotero excepcional: simboliza claramente a un grupo social que quedó .
ejemplo; tenía na fábrica de lona (abastecía a las naves del comercio). No.existía a la deriva; cuando no fue arrastrado al remolque de la aristocracia, mientras otros·
especializació mer¡:antil. Otrafm;ma !idpaliar los riesgog. {!na actividad frecuente miembi-os, paralelamente, se desgajaban y caían en las capas sociales más pobres de
fue el arriendo de cajones, tiendas o pulperías. Mencionaremos algunos casos: el laciudad. · ·
Marqués de M, ntemira era propietario lle una tienda en el portal .de Escribanos."'
Manas de Er lde¡]e arrendaba una pillpería a José Linares. Juan de Encalada
arrendaba otra cdnvento de Santa RoJa. Lo mismo hacía.José Gonzales, Conde
. . . 1 . . .. 3. EFÍMERO ESPLENDOR
de Fuente Go es. Los eslabones de 1~ cad~na prose~fan c~ando el arrendatario
llevada adells¡¡ pequeña empresa con un .. parudano ., alguien queaportarni con La historiade la clase alta colonial tuvo un episodio previo: al comenzar el siglo
su trabajo. L · es.por ejemplo, recurruta un ''partidario" que vendía _los !!ºduetos XVII, desde Lima, un conjunto·de comerciantes y banqueros, muchos de ellos
•de su tienda e pueblos, haciendas y tambos de los alrededores de Lima. portugueses, degplegaron empresas y nego~ios. El punto;de partida.fueron los
La relació mál; frecuente recibió ~l nombre de "al partir". Algui~n, por lo asientos de esclavos; mediante los cuales organizaban, desde Portugal, el tráfico
general un aca,udalado comerciante, co¡ocaba el dinero, arrendaba l¡i uenda o el negrero entre Africa y América, Luego vino \a adquisición de haciendas y minas y,
i !
60 LAOUDADSUMERGIOA
finalmente; eLestablecimiento del llamado Banco de Juan de la Cueva,51 pero todo ARISTOCRACIA EN VIW 61
esto se derrumbó en pocos años por acción combinada de la depresión económica X XX X X X
europea,la crisis de la minería peruana y, por último, la Inquisición ~1e, en 1635, X X

apresó a unos cien "señores del comercio": cerca de treinta y cinco 1an ajusticia- X X X X X X
dos y el resto presos o desterrados.52 La recomposición de la clase alta 1lonial debió
X
esperar hasta el siglo siguiente. X XX X X
· Entonces, la aristocracia mercantil limeña no era de antigua data, :ién formada X
al compás del siglo y de los incrementos en las actividades m tiles. A los X X
1 X X X XX
l. miembros reclutados a través de Ja migración vasco-navarra; hab ' · que añadir X X

aquellas familias que, e.orno los Vega del Rhen o los marqueses de V le Umbroso,
se trasladaronµe Ayacucho o Cusco a Lima. Tantó en 1770 como en 810, 21 % de X
X
los que realiz,jban testamentos eran originarios de provincias. X X XX ·x X X X
En.cualqu ·erade los casos,casi siempre se produjo )lila asociación strechaentre ca XX X X
los comercian es y la administración colonial. Hemos mencionado· e sustento que ""Q)
.X
encontraron e el monopolio comercial y el recurso al mecanismo · positivo del :§ X X
reparto, pero úizá ambos sistemas exigieron que los comercianies más integr¡i-·
-
X
ca X X
sen la alta bur racia. Es así como es frecuente encontrarlos de óidore : Querejazu, -¡¡; X
Ortiz de Fo nda, Bravo de Rivero; Felipe Sancho Dávila fue al uacil; como Q)
Alcaldes.deL mafiguraronSebastián~' Aliaga,JoséMaría:SanchoD'vila,Miguel (/)
ca
X X X X X
de Oyague, J sé Colmenares; Agustín Qnijano fue gobernador del , ercado; casi o XX X X .XX XX X X XX X
todos los men ionados tenían algún car o dentro del ejército: Coronel de Dr¡igones .!!!
como Oyagu , o de Caballería com!José Gonzále.z y Fernanctcr Ou,illo de o"'
¡z.·
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Albornoz. D sde luego que entre los c gos ll)áS preciados estuvierqn, junto a.los (/) ~"'
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puestos públi º.s, l.o.s de PrioryCóns es. del Trib.una!. de.t·C·o·.n.sulado.·;, d.eten.tadó·s., Cll
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entre otros, p r Antonio Elizalde, el nde Villar de Fue.ntes, Francisco de Izcue, U': e
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Joaquín Azc a, Isidro de Abarca, Jo~uín Ferrer (ver anexo IV). , . . ~
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La culmi ación en la carrera de comerciante fue casi invariablemente el Q)
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ingreso a al a orden nobiliaria. E · Lima, durante la segunda mitad del'siglo ücn ü
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XVIII, se.pro uceiuna verdadera inflac ón de títulos: ascieiiden casi verticalmente, -¡¡;
deochod3 elquinqu.eniol76!-65acin.cuentaytresentr.el. 7.86-9.0,y. eneBustro c.
sigúiente, no enta y uno. En adelante ~e producirá un descenso igualmente brusco, ·¡; ¡g
e rn ro
hasta los nu~ve que se otorgan entre [821-25. Des.de l.u.~go que las órdene..S no. ·;: o:i "
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estaban reñia¡is con el comercio, mientras no fuese ejercido directamente.. Por el a. :.,:¡ z
contrario, au que 'en apariencia era sólb .una recompensa porJos servicios al Rey y
la Corona, 1 cierto es que una sólidifortuna era un respaldo indispensable. El
historiadorP bloMacerallegaasosten rquesiunnoblenosevinculabaalcomerció
o a la buroc cia, .estaría condenado a a miseria." En definitiva, el incremento de
nobles obed ea un total de 161 que u/igresan en la nueva orden de Carlos III, para
lo cual un r uisito más importante q¡~e la hidalguía y la constancia de no haber
desempeíladé oficios "bajos", era poder abonar la suma exigida: esa orden se creó
11 como un mto de solventar nuevos ibgresos a la monarquía,54 . : .,
11
Un des ti. o individual, el de Domihgci Ramírez de Arellano, no~ puede ayudar e
11
a precisar o , s rasgos de esta aristoqracia mercantil. Había naci40 en Viguera, .o
Logroño, el 8 de mayo de 1742, y pasó a América cuando en 1764 fll'leció su tío, el E
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Nombres Lugar de Título/orden Actividad empresarial Cargosgúblicos .
nacimiento 12345678 A B .. . ,o M

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Espinach, Miguel de X X
Espinoza, Juan Francisco · X· X
Navarra X X X
Ezcurra, Domingo de Cl
Ferrar, Joaquln l'litb'a'o Callos 111 X X

Garate, Juan Bautista


-Gonzalei-Gut,errez, ;Joseph
(+ 1804)
González y Fuente, Jóséph
¡+1825).
España
tima· -·
Lima
- Conde/Santiago
Conde/Santiago
·X
x
X X
X X

X
X

X X
1~
zcue, Javier de X X
Burgos Conde X X .X
Lamo y ZúñiP,ª• Joaquín ·x X
Larreta, Mat as Navarra X X
(+ 1815)
Lartiva, Vicente Lima X X
.avalle, Josa Antohio 'fr□jillo · Cond -x---- --- X X X
(+ 1815)
López, Miguel Lima X X
Men~iburu,MiQuel de V_izcaya X X X
X X X X X
More1ra, Francisco tima
(+ 1848) .· _
Conde/Santiago X X X X
Ortiz de Foronda, José Lima ·
(1765) ·. . ·
X· X
Orrantia,-Domingo de . :Lima ·
(1728-1780) . . X
Conde/Santiago X X X X
Oyague, Miguel Lima
(+ 1816) . .
Puente y Castro, Esteban de la Lima Carlos 111 X
Ouerejafü, ;Jbsé d.e · . Conde/Calatrava
Santiago, X
Ouerejazu y Mollinedo, Antonio
(177-1792)
Conde/Calatrava X X X X
Ouijano, Agustín Lima . X ·,•:~
Calatrava X X X X
Ramírez de Arellano, Domingo Viguera
(+ 1811)
- . --- - .. - - • • < .. .. - .. r . .• . ... .. ._-.. ;.
;.r .. · · '' .·,- -·' .....".,.·. .·.·· .·~-- J,.•· · •, ,· ,,m,nw,,,,.,.,
,(1783) .. ·· · . . · ...
'''! Jlilfllll-; -· . -•
. · . .
. . -.- ,,JK:WJPh-, ·;} ),. JI.L Mt&:!J~
. . . . . ·. . ·.-
S.ancho D~v!I?, Felipe ...·. · qma . MarqUés/Montesa x x ·.. X x x
._,S?nc;ho DavI]a, José Marí'l , L11pa Carlos 111 · ·· · ·· x
\t~r:3-f~glé, ivfaltías .i.·. _ Calatrava x x X
Tr,amarna, Pedro d.e . ·. . Lima · x
Vasquez dé Acuña, José Ayacucho Conde x X
(1784-1842) .· . . . .
Villar, José Antonio del Vizcaya x

Nota: .. (1) comercio (casa comercial, bodega, tien-da); (2) armac!0r (propietario de naves); (3) manufactura; (4)
_ servicios (panadería, pulpElría, et_~-); _(5) créditos; (6) minas;. (7) haciendas'; (8) obrajes.
(A) Cabildo; (8) Aud1encIa; (C) EJerc1to; (D) Otms, . '· '- - · ·-
!M) Suscriptor del. Mercurio Peruano (1790-1795).
, Bajo el rubro haciendas quedan incluidas chacras y pequeñas propiedades.
Fuentes: 'Afohlv~ Generalde la Nación, Protocolos Notariales (índiceT~rán); Tribunal del Consulado (H. 3, L.N. 907,
L.N. 975, L. N. 1031 ). . . ; -. ·
Arc.hivo Histórico Rlva-Ag0ero . . . . •
Clément, Jeán-Pierte; Indices del Mercurio PerUano'1790•1795, Lima, Biblioteca Nacional, 1979.
Lohmann, Guillermo. Los ministros de la Audiencia dé Lima, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoame-
- ricanos, 1974, -- . - , -- 0 - . . .

Me~diburu,. Manuel. Diccionario Histórico Biográfico del. Perú, Lima, Imp. Enrique Palacios, 1932.
Varela y Orbegoso, Luis. Apuntes para la historia de la sociedad colonial, Lima, Librería Moreno, 1924.

1
f11

~
lll
64- LA CillDAD SUNIERGIDA ARISTOCRAOAENVILO 65,. ·
doña Josefa Ramírez, que se casaría con Gas.par de Osina, miembro del Consejo de,
ORDENES NOBILIARIAS su Majestad y oidor, un arisiócrata que, duranie ~ guerras de la independencia;
LIMA, 1700-1825 emigraría al Callao, ocupado por los realista$. J _. ,-•._. . ¡ . . ...•

D Santiago 8333 Carlos m _La aristocracia limeña. desarrolló rasgQS yndpgáJnicos:. "IJrul sociedad dentro de
la sociedad", sostenía el historiador Jorge Guillermo Legnía. Pariente cen;anode los
11]] Calatrava E3 Malta Ramírez de.Arellano fue José María Sanch<JDávil¡¡,, casad<i> con la Marquesa de
filfill Alcántara Corpa.. El matrimonio similar del Marqués de Valle Umbroso con doña Grimanesa
de la Puen1e _unió un liqaje cusqueño c9n ujlo de Lµna Alianzas matrimoniales
- Montesa
como éstas garantizaban la estabilidad delos ~to!lls dominantes. Eranimprescin-
dibl_es dada la imbricaci<ín enl:ref8lllilias y elllJ>~ mercantiles. Un caso tlxtryffio
pero ilustrativo fue el .!le Juan Miguel de Ciistaiieda, qui¡m i,óJp tuvo cuatro hijas
mujeres y escasamentt1 agraciadas; 1emefQSQ'de :c¡¡a]qui~r arribista, optó por
0

"importar'.'. a cuatro aristócratas peninsular~s. para casarlos :;con ellas, uno .de .los
cuales fue Joaquín de Asín: un navarro con e~qu°'tomp¡utirí,i la .conducción de una
fábrica de pólvora. , . · :· j'> .:'> ;, . , ,
Junto_ a la endogami~, otrp rasg? que traztel perf¡j ~e la apstocracia colouial_ es
el luJo, en alguna med1(1a denunciado por ~l,econom1sta l.¡\,quanda: las runpJias
c_asonas de Limaa<,1omaclas con lie¡1zos, mµibl(lS )'platería;l' algunas, como la de
Osambela, provistas de un adecuado miradot Pa.ra.des!le allí pbservarla llegada d'é
los barcos al Callao; mientras otras, como la ~tlc§ru,tañeda, exhibían con orgullo en
la fachadalaproa_de un navh Habita.dones ¡jlta$:)',anchas, enla tradic\ón de la casa
1701-05 10 15 25 30 35 40 45 50 55 ~ 10 15 20 25 solariega levantina, alrededor de un patio centraí rectangular, mientras en la parte
1
Fuente: El gr" 100 se basa en cifras pr0p0r ionadas porLobnuµmVi~ena. $~llerriio. Los. · posterior, un segundo patio y, en dirección opuesta al vientq, los cuartos de los
ame canos en las órdenes nobi iarias:(1529,-1900),_-Madrid. Instituto G_onzalo esclavos, para que el aire se llevase supuesrosmalós olores.Las dos secciones dé
Fern' dez de Oviedo, 1947, t. l, - LXXV-LXXVI. . la casona quedaban separadas y comunicadas a la vez por un angosto callejón. La
biblioteca y las calesas completaban el mobiliario, Su extensión ideal era dé 1,200
comerciante drés Ramírez de Are !ano, quien al no tene~ d~scendientes, lo varas cuadradas."
designó com su heredero universal:'; J?omingo _t?vo como P1:°c1pal rubro de sus · Pero; más allá de la amplitud interior, otros rasgos distintivos de estas casonas
actividades el comercio de exportac10 -1mportac10n, Fm, prop1etano de la fragata diecioches~s fueron las paredes exteriores altas; los balcones y las' -ventanas
"Nuestra Señ ra de las Mercedes". En 1ps protocol()snotariales aparece comprando .enrejadas. A mediados del siglo XVIll se desárrolla una actividad artesanal_ de
azúcar a hace dados de \:añete. La intepi~ba en Chile, de donde a s11 ve~ embarcaba amplia demanda: la barrotería de hierro o bronce con piezas fundidas. · Mamparas
trigo. Pero n9 se detenía en Valparaís~, smo que conunuaba hasta Chtloé, para de y ventanas de rejas se pueden observar todavía;por ejemplo, en la llamada Casa la
Riva .. Protegían y adornaban; a veces se les recargaba con adómos rococó. Fueron
allí importarjueros. · ~- . : . .. • . tan frecuentes en las fachadas limeñas que, con¡parado con,!La Habana dé Alejo
Sobre ele eCallao-Valpar.ru_'s_o.· su.s e_g•oc1.oss.eex
.. pan·di·er.·on_aescalacon.
En su archiv, se puede encontrar un intensa correspondencia con_un emJJleado unental
_____ · Carpentier (la ciudad de las columnas), podríamos llamar a Lima la ciudad de las
suyo, Bemar O Rqca, establecido en G ayaquil, al igual que con otros comer~iantes, rejas. Ellas separaban con nitidez alá aristocracia;cuya vida familiar transcurría con
más frecuencia en las salas y comedoresinteriores,de laplebe, que invadí&lasplazas
tanto en CElrr de!Pasco como_enPot?sí. Poseyó m1_a r_ec_• ~a de mu_1_as.. pr
.. ºP_ia Yu.· n y calles de la ciudad, como veremos más adelante. · ·
obraje en la ·erra. Al comercio sumol finalmente, el ofic10 _d_~ prestamista. . . , .
El ma · onio con CatalinaBaquíj~o y Carrillo leperm1uo entr¡rr en po3:s1on Algunos aristócratas. consideraban :cceoro9,e[_ Co!lpe _dy Casa Jijpn en carta
de la hacienda Pahdo, cerca de Lima. j_Esta era hija d~l Conde ~e '.'1sta Flonday dirigida a Miguel de Jijón, residente .en Lima7 a! lujo como un i,mperativo de su
condición: "aunque no sea por propia comm(idrufy gusto, estamos [... ] precisados
heredóeltítu~. Ji\an BautistadeBaqmJano, su.padre, vmo alPeru dupmteel p~mer-.
a conservar la decencia necesaria para que no se'burlen los émulos"." Pero no era
tercio del si lo X'Vill. Poseyó barcqs, casas__ y hacien_das. A su z, Do_ mmgo._· r_:__ un sacrificio tan grande si atendemos ala multitud de distracciones que enmarcabán
Ramírez de ellano pertenecía a la orden de Calatrava Fu~ tam~¡en Cap1tán_?e
Alabarderos Prior en el Tribunal del ~onsulado. De su matnmom9 tuvo una hIJa, la vida4e la aristocracia, El Conde de laVega}ie!'.'&l\en, aparte.de'veladas fámiliares
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66' LA ClliDAD:SUMER.CIDA
ARISTOCRAC[kEN VILO 67
(IÍanquétéS como ei que pintara Tadeo Escalante en un "árbol de la vida", sobre los
rriúros ilé Acomayo), el juego de naipes, las corridas de toros, era _gran, aficionado tes habían sido celosos defensores del monopolio. Rara ellos, el contrabando era un
a la cacería y, al igual que otros, frecuentaoa los pantanos de Surco cerca de la ·•~orr~ndo _c11:°en" y 7xigían que quienes lo perpetrasen f9esen ahorcados sin
hácfondaVilla), donde podía ejercitarse en la caza de venados o pato salvajes." rn1se1;c~rdia. ~'! pudieron sentir ninguna simpatía por la aper(ura de nueve puertos
deEsp~a y Amenca, decretada en 1765. Amenazaron con entregar las llaves de sus
Ottós-"signos exteriores de riqueza" eran los perros, los caballos, las alhaJas, las tie~das y cajones, anunciaron una inminente ruina general. Similares protestas.se
escópetas y un costoso· vestuario. De especial significación fueron las :alesas. En ~epll¡eron cuando, en 1777, se crea el Virreinato del Río de la Plata: el Atlántico se
ellás se exhibían los aristócratas todos los domingos recorriem;lo la ameda que impone so~re !a Mar del Sivy, aunque la poblac,ión de Lima sig'!e incrementándose,
h~bíaedificado el Virrey Ama!. Pero, evidentemente, más importante q 1e cualquie- en fechas sunil~s la de Buenos Aires ge multiplicará por cinco. Apareée, de esta
ra.'de los mencionados era la posesión de otros hombres: el número de esclavos.60 manera,_ un polonvalen el continente, y tanto lcis hacepdados coino los comerciantes
. De la combinación de estos rasgos tradicionales con los elementos i novadores de Sanna¡;o quedan al acecho· de cuanto. puec¡a favorecerlos i,,n el conflicto. La
meriéionados págirias atrás derivó la edificación de un peculiar mercad de trabajo: hegemonia ~e los merc~d~res limeños se det~riora. Al año siguiente, Carlos III
Se requería de jbrnaJeros y asalariados para poner en.funcionamiento s•circuitos ~ecr~t¡t ~l hb~e c-~~~rc10: para _e! !ribunal gel Consulado fue u~a especie' de
mércantiles. Frierza de trabajo esclava paralas haciendas y también co o símbolo mst1tuc1pnaltzacmn .del tráfic!) ilícito.62 Abnr Arica: como pqerto libre equivalía,
de status en las ' iudades. Artesanos que sustentasen los pedidos derej o platería. glosando nuevamente los i;,areceres de la corporación limeña,':a la amputación de
todo el Alto Perú.63 ·. i -
La relación.po ía seguir. Pero esta demanda era tan fluctuante e irtes -ble como el · -

devénir mism del capital comercial limeño. Para saciarse requ ría de una · •. Li~a pierde? de esta rit.anern y en pocós años, el respaldo colonial que siempre
heterogeneida ínuy amplia de oficios. ; A esta situación se ª':orno aba más el 1~ hab~ coqfend_o la c;~rona española. Quifá, esto hubiera aproximado a los
jornalero event al que el asalariado penpanente. La desocupación te . poraJ y el comerciantes hacia pos1c10nes reformistas, e Hf cluso separatistas, si no mediaban
subempleo son actores constitutivos al esplendor,mercantiL Fueron:s mplemente Pesor----,---,------,-------,---,--;------'----------,
el reverso. S ría erróneo considerar estos rasgos del mercado la oral como LIMA, 1760-:1799 :
--Caja Real
anómalos o m giriales.. Eran. parte iinptrscihdible de la es~.uctura éo.:'.'onial. Aduana ·

- CUrRO 4 - · ,
I"
Efectos personales.
' ' 1
Testamentos 1')'70 . '

Tipo Hombres Mujeres . Total


I
Ropa 38 44 82
Muebles 39 43 82
Vajilla 22 27 49
,Alhajas 17 32 49
- Libros 9 1 .10
Calesas 10 9 19
Lie.nzos 15 22 37
Annas 12 12
Declaran llO
No dedar 120
,i -
Fuente·:"A, .:N.~·Protocolos Notariales, Testamentos.

70 80 90 99
Pero el sus nt<1 del esplendofmercijntil era sum~ente,frágiÍ, ~ojnopmli,~flifü;J: 1

experimentar! a medida que el sig)o XVIIII se aproximaba a·su fm. Los comerc1an°Ci
1 •• .-
·ie:·fford, JaVier-y Lazo. Carlos, '·'Economía-;_s_QcÍedad _en·el Pen1 colonial"_ (dominio
, económico) en Historia del Perú, t N, Lwa, Mejía Baca, 1980, pp. 549 y 550.
. 68"i LACilJDADSUMFRGIDA ARISTOCRACIA EN VIW fB
.,'íi,iís,:citcunstancias: paralelamente, en las áreas del interior, donde reposaba ~u versión. E:I fen?meno afecta incluso a las adquisiciones de tftulos nobiliarios .
~~lYdecíiuno8-'el otro!J!!ar del fu~ esplendorm~antil, los m_?tines ¡ubanos 'Este comercm esta en notable decadencia, así por la división del Virreinato, escasez
· y'1'ilráles·desembocan en una gran rebelion", que covuls10na, con Tupac maru II, ' de dinemy co~pradores, com? también por los muchos efectos que hay en esta Plaza
.á'lbdo e!Ctisco· y después, con Túpac Catari, se propala hasta La Paz. El .hbuna1
deticonsulado se compromete, entonces, a mantener 1,000 hombres · ,,rulos y,
:i por CUfO mo11vo no saben que hacer las gentes .. ,''" :
Así empezó el epílogo de un drama que, visto desde. su inicio, pudo tener otro
además, otros 1,000 uniformados para combatir a los insurgentes," a I , que se 1 desenlace:_ bruscamente se interrumpió el proceso que llevaba a la edificación de una
silinarán ~gunos donativos particulares, como el de Querejazu, ascendien :a 2,000 cl~se dommante colomal. L:¡i aristocracia limeña; liderada por los comerciantes del
~~<ls. Comprendieron que España seguíasi~ndo la mejor garantía de su ery que, Tnbu?31 delC_onsulado, no sólo tenía un mismo ~ustento:material, sino que además
a pesar de la abolición del reparto o la apertura del libre comercio, el des o de la parecia C_?hes10~e co~ proyectos políticos propios, la opción a favor de una
aristocracia limeña estaba indisolublemente ligado a la Corona: ''Las Am' icas son mtegrac10n mayor c?n España, la procedencia común de sus mien\bros, los lazos de
una parte int,;granlp y muy principal de la monarquía española Unidas fu ti amente paren~sco Ylosháb1tos colldianos. Pero, ante to\lo, la aristocracia se defmía en ese
a. ella y conspiran\lo siempre a su mayor lustre, prospeyídad, es muy · ffcil que empen~ por dommar a las ec?nomías vecinas de Quito y Santiago y, paralelamente
ningún poder,extrlmo consiga transformarla en ningún evento».05 Sabem que el consu:nrr un~ ~asta red ~ercantil que significar~ la imposición de Lima sobre ¡0 ~
vaticinio no se curhplió. Pero los comerciantes se aferraron casi'.con des ración espac10s andmos. Las dificultades para crear esté mercado interno coloriial-te
a este proyecto, rlo obstante que los cambios desencadenados. podas eformas q~e sobrepasa los lín:1i_tes denuestrainvestigación,Lpermitirían entender las déb{:
borbónicas se sin eron rápidamente en sus libros de contabilidad y en el sode sus ratees que, en defmillva, umeron a la aristocrac¡a,con el país. A la postre, quedó
a¡-cas._ Después d un brusco ascenso en las recaudaciones de la Caja:Re deLlma suspendida enn:e el gran comercio de exportaci9n y los vastos espacios interiores.
en la década de· 70, antes que termine ./se período se inicia un dese nso que, ~n _alguna medida, su trayectoria resume esa all)bivalencia de un país provisto de
dibujando una fe · inestabilidad; proseguirá hasta terminar el siglo. U a trayec- millares de puerto,,Y c~etas que le proporcionajl comunicación,, cómoda con todo
toria similar será eguida por los ingresos er la recién creada aduana de ILirna (ver ~I resto del_ ~U?do , mientras de espalda al mru¡ se podía contemplar "un terreno
gráficos). I, ! i~enso, divtdido por t¡randes e inaccesibles cordilleras, multitud· de caudalosos
nos, tarab1t¡¡s o pasos dificultosísimos .. .''7º
. En 1787, un ercader limeño describ~ los intercambios como muy :abatidos,
señalando como ansa el libre comercio~. "1 s muchos reg.istros que han conduc.ido
bastante ropa, e i finita mercería, pnes no hay calle en que no se vean dos o tres ·
tiendas de este gé ero, fuera de que los acenes se hallan abarrotados sin poder
vender ni al fiado orqueno se encuentra pep;ona segura de vida ymnertecon quien
hacer dependenci "."' Se benefician navíos y comerciantes extranjeros: inundan el
escaso mercado. Mientras para los merd/'deres locales las cobranzas se hacen
difíciles. Aumen los juicios por deudas. La morosidad interfiere los negocios.
Terminan falland incluso los más cumpli<los. Juan Domínguez, vecino de Lima y
comerciante, que se enorgullecía de haber ~agado puntualmelite las habilitaciones
que le hacían los maceneros, en 1797 tierle que admitir "la injuria de los tiempos:
la común y gener d~adencia en que se hálla el comercio, mé ha venido a tocar en
desgracia de ex rimentar la adversidad";lse hallaba bordeando "la ruina total".67
Acabó partiendo para Trujillo, a la esper~ de mejor suerte. Ese mismo año los
ingleses amenaz ban la costa. Se.teme queje! Callao termine bloqueado.- La fragata
"El Carmen" op por no salir, enterada qup otra fragata se encontró con una goleta
inglesa; los dem' navieros deciden exigjr que se forme un convoy armado. El
azúcar se queda n los almacenes del pueio y corre el riesgo de deteriorarse." El
precio del trigo akciende, perturbando la vida en la ciudad. Aunque estos problemas
d~ ape~as po1os rr¡.eses, 1797 sería~ ru\tesa!a en el callejón sin salid~a donde se
dirigia casi mexprablemente el comerc10 limeño. ;
1

Desde dos ~os an.tes, Ignacio de Leq~anda había constatado los in ... icios de la
crisis mercantil. Las acuñaciones mone ,. as y las cifras de laCajaReaij confirman
'
,1 j
1
70 LA OUDAD SUMERGIDA NOTAS

años después empezaron los cam¡x,s a re_cuperar su primera fecung.id~ pero ~l golpe
recibido por nuestra agricultura fue niortal", pp. 4243. . - -.
15. Pando, JoséMaría,Aná!isis y a¡npliación de/manifiesto presentado al congreso del Perú;
Notas ·:cap. I ) Lima, Imp. J. Masías, 1831, p. 51. . · !,. . ·
16. Las ex~pcione·s, el siglo pasado, fueron Vicuña-Mackenna ¡~ Chile y .Manuel.de
Mendiburu en el Perú. Contemporáneamente, Emilio Romero y Sergio S_epú_lveda
tampoco se hicieron eco de esaargumentaci6n. lgualmentecrítico·fue Ruggiero Romano.
J. Lohmann Villena, Guillermo, Los americanos en las órdenes nobiliarias ( '529-1900), 17. Céspedes del Castillo, Guillermo, Lima y Buenos Aires, Sevilla, Escuela de Estudio.s
Madrid, Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, 1947, p. LXXIV. Vargas U :arte, Rubén Hispanoamericanos, 1947,p. 54 , ! :
S.J. Títulos nobiliarios en el Perú~ Lima. 195_8. Puente Candamo, José Agu tín, "Planes 18. Pebres Villarroel, Osear, "La crisis agrícola en el Perú ·e1 último tercio del siglo XVIII"
monárqüicos de San_Martín" en Cuadernos de-Estudio, Lima,, Universid d,Católica. enRevistaHistqrica, t.XXVIlI, Lima, 1964, p.102. .,
Instituto defuyestigaciones Históricas, t.II, -1947.-Sobreel tema también se ianocupado 19. Ramos, Demetrio, Trigochileno. navieros del 9allaoy hacendadqs limeñosentrela_crisi;s
Enrique Torre;s Saldamando, Javier Prado, Luis Varela y Jorge B_asadre. Es e último,_ en agrícola del siglo)<Vll y la comerclal de la p~únera mitad del XVlll, Madrid, Instituto
La iniciación lie la República, Lima, E. Rocay, 1929, t. l, pp.1-2, se asombr _del cre~ado Gonzalo Fernández de Oviedo, 1967, p. 29. ;
número que álcanzó la aristocracia colo:nial: un duque, 58 marqueses, 5 c_ondes Y 20.Loc. cit., p. 30
vizcondes, m~J.s cruzados y fijosdalgos. ; : . 21. Cfr. Giesecke, Alberto y Silgado, Enrique, Terremotos ene/Pe~ú. Lima, Rikchay-Perú,
2. Adán M~tí De lo barroco e,i el Perúi Li:mi•Universidad Nacional Yt?I d~ San 1981. ;
Marc¿s, 1968 p. 234. Este libro sé inscribe dentro del ciclo intelectual co ~inporáneo 22. Llano Zapata, José Eusebio, Narración circUnstanciada de.la deplorable.catástrofe
de interpreta 'ones de la ..realidad nacioilal", en la estela de''Le Pérou C ritelTlf'orain · sufrida en la ciudad de Lima e inundación del p1,ierto del CallaO, Lima, Imp. La Libertad,
(García Cald ón) o los 7 Ensayos... (Mañátegui). . _· .
3. Thompson, E ward, Tradición revuelta y ~onciencia de clase, Barcelon~. rít~~ª• 1979,
. ~~~ : ... ,
23. ArchivoHistóricoNacional,Madrid, leg. 20.300y BN,;Madridleg. 19.262. Estafueote
p. 34. Estahi ótesis fue inicialmente propyesta ~r Thompson como culrn.m¡acmn de-~a estásicn40 estudiada por Eleami Cáceres. -Anterioffi1ente·fue utilizada por.Encamación
investigación de largo aliento sobreLafotmacwn de la clase obrera, Bar~elona, Laia, RodríguezyMiguelMaticorena •,·;_ -.... ,_ _- , .~ _ .
1979. 1 • 24.. Rodríguez Vicente, Encamación,·_ "Há.ciend¡¡s: y J::iacerid_ados ~ _Lima hacia-17,81" ~
4. Geremek, Br islaw, Les marginaux pari iens auxXIV et XV siecles, París, Flammanon, . Revjsta de lruiias, Madrid, año XXXIII":xxxry, ene. 73-dic. 74, p. 638.
1976, p.111. 25. B!avo de Lagunas, Pedro, ops-cit., p. 2
5. Thompson, E ward, "Modcs de domina ti~ et révolutions en Angleterre'' en Actes de la 26. A.GN,, Superior Gobierno, leg. 24, cuad. 697,: 1795,
Recherche en Sciences Sociales, París, ju , 1976, n. 2-3, pp. 133-151. 27. Manso de V elasco,-José Antonio,Memorias de ?os-virreyes... , t.- V.; Lima, Librería F_elipe
6. Lazo, Carlos Tord, Javier, El tumulto ese avo en lahaciendaSanJosé deNepeñ.a, 1779, Bailly, 1859; p. 126. Sobre el coinercio Perú-Chile, cfr. VicuñaMackeTITI.a, Benjamín,
Lima, 1978, . 9 y SS. Historia de Va/paraíso, Valparaíso, Imp. A]bión de Coxy T~ylor, !869, vol. 2, p. 167.
7. A.GN., Su!·orGobierno, leg.24, cuad. 697, 1795. 28. A:GN., Cabildo, Causa Pública, leg. 9; 1797-1800. La copia me fue.geotilmente
8. A.GN..Not osJoséMaríadelaRosa. 18 8-1819,f. 635;FranciscoLuque, 1771, f.621; proporcionada por Victoria Espinoza. . - ·· ·:- _ ·. -. ,_, .
JosephdeAiz orbe, 1777,f.17;FranciscolLuque, 1779,f.640;MartínMoreldelaPrada, 29., Sepúlve_da,-Sergio, "El trigo chileno en e¡merc.ad.o mundial" en/nformacio~sGeográ-
1808-1814, f. 442. Sobre los panaderos <\fr.:
A.GN., Superior Gobierno, leg. 24, cuad. ficas,Santiago de Chile, 1956, pp. 14 y ss. ,¡ ·
697, 1795 y N., Lima, D 9605, 1817. 1 30.'A.GN., C 2, Gremios, leg. 3.
0

9. A.GN., C-2, remios, leg. 3. \ 3L'Manso de Velasco, José Antonio, op.. cit., p._ 1_2~. .-_'¡_ , _

1O. Boza, Teodorp, El _t;igo y sus po~ibilidades de cultivo en los valles centrales de la costa,_ 32. Op. cit., p.126. SeglÍn e!Diario de Lima (1791), la esterilidadhabifadurado iólo cuarenta

1
Lima, Escuel Nacmnal de Agncultura, 944. ~os; ·al terminar el Siglo, ya no _existía_. :
11. Según el v· y G Serna (1821), el con mo de trigo en Lima fluctuaba entre 150,000 33. Bravo deLaguoas, Pedro, op. cit., p. 3:
y 200,000 f egadas. A.G.1. Lima, 800. • __ , . 34. Boza, Te.o doro, op. _cit.· Entrevista al ingeniero agr6~10mo Marino Loli,.r~aJizada por -~do
12. Frezier, M., elation du voyage de la Me, du Sud aux cotes du_ Chili et du Perou, fatte Panfiche (oct:1982). . .
pendanl les nées 1712, 1713, et 1714, .arís, 1732, p. 212. Sin la menor duda, sosueoe 35.A.GN., C-2, Gremios, leg. 3. . . . , : . . ,:

13. Bravo de La
1
que desde el erremoto de 1678 (sic) ya o se produce trigo.

Manso de Ve asco'... , Lima, Oficina de lo Huérfanos, 1761, p. 2. 1


~
as, Pedro, Voto consulliv que ofrece al Excmo. señor don lose Antonio

14. Unanue, Hip ,lito, .Observaciones sobre ~l clima de Lima, Ma9rid, Impr~~ta de Sa:ha,
1815. "El t , emcito de 1687 hizo infec dos nuestros campos para el tr1~0 [...] Vemte
. 36. De Ricketts, cónsul británico, a C¡iruring,Lima,1cliciembre de 18~6: ''En 1789, cuando el
comeicio florecía :~ajo los españoles [ ...] el total de 'las exportacion_es- a Chile_ ~ra de
458.317 dólares y el de las importaciones 629.~00" (p. 24). '·'.Auoque. el trigo ha sido y
continúa siendo una ptodu~ci6n de buena calidáp. _eµ mu<;:has part~-'df;!l .Pe:rú, s~ cantidad
es totalmente insuficiente pará-lademanda,-y ndha:y esperanza de aumentarla por la falta
' ' de cultivadores. Anteri0rmente la.pródUcción r~uerida eraobtetjida 4e Glµle.,." (p. 38).
72 t?k(Ím)Áo SUMERGIDÁ
NOTAS 73
Atl<Iióííill~i~éiiidiiF(comp:), lnfor~s de loscónsules británicos, Lima, I«tituto de 12.Loc. cit.
··. Estudi?s'Peruanos, 1975, voti ... ·. · 13. AA., Diezmos, leg. 34, 1760-69.
37til'Rlll.;AfSiembrá de caña en ,EÜfaranjal. •Jll ''aporque'' significa sembrar cada planta 14. AA., .Piezmos, loe. cit. ·
-·independientemente, protegidél. eri-SU:_tallO-poI,un pequeño montículo_.
38, 'Giláe TaboiÍda,Fiancisco,Memor,asde losvirrejle& .. ;t. VI, Lima, Librería Fe ipeBáilly, 15. t~
r
~iez;o~,_ le~~ _35.· Mac_era,-Pabl?• "Infonnaciones·geográfic~ del Perú colonial" en
4JO; e istoria, t. I, Lnna, Instituto Naci'onal de Cultura, 1977 •p 215 ·.
,c•·,Í859/pc85.···· 16 • Ver capitulo VI. Sobre Chi!ca y Mal fr A GN . . . • · ·
ª)'.(,2i:'.; 1780. . a, c . . ., Tnbutanos, leg. 2, cuad. 32, 1764-

Notas ( :::ap; II) 17.


,
t~• Die~mosS, leg. 3~. El Conde de Monteblanco fue propietari~, a partir del 7~6 de
as - a.cien as an fose y San Rexis en Chincha. Silverio Berna.les fu - •
.. •Chunchang11, Pisco. Claudio Fernández Prada, dueño de Larán ' . e hacendado en
l. Rlll11írez, Susan, The sugar estatÍ!st,ftheJ,a,nbayeque Valley, 1670-1810, \/isconsin,
Llmd Tenbre Center, 1974. .. .
2> ·Sobre:la 'atisio_o/acia nortefüi~:_cdiisaj.t'ai;'1..é~:~i0s QuiñoneS, Jorge. «_Lamba· eque en_el
18

·
· .~:;e::~.?;~~::::: st
~:ci~due os q~e pesa~an sobre las ~rdpiedades rústicas, los
cíati a Umftasación invariable. E~~:~7
siglo XVIIT' en'f?_evistadellnslitutoPerUQ.flOdelnvestigacionesGenealógica , t.I, Lima, 9~sff;-~amentepara{lhi;roriado,r, <!bede-
princi~ale~ haciendas-de Huaura fu_e el siguiente: , por eJemp o, e cabezon de las
1946, pp. 89-152. . . . . '. - - ' 1
3; ·A.FA:, "Expe ente de inspecciónocu!ár.de'Íal; haciendas del valle de Chic ta" (1795), Haciend<lS '
copiamanuscr· de 1902,- t_íz~-- ;;, . 1

4'. A.FA., loe~ cit. ·" , .· - . _ . -.-,'.


Viicahuara 140
5. A.FA:; op. cit., f. 72. El Vrrrey1'e<iddro·d* Croix constataba la ruina de I haciendas Ingenio
trujillaoas,Me rias de los virreyes.,.,
t. V,!Lima, Librería FelipeBailly, 18 9, pp, 134° Andahuasi
60
135. Ver tamb énA.GJ:, Lima,•9J4iy773.! 30
Casa.blanca 70
6. A.GN.; Tempo alidades, lef31\;Cj't,;K,apspli; Wilfredo, Sublevaciones de se/avos en Arguay
e/Peru, s.XVJ ,Lnna, Un1vers1éJadfücardoPalma,l975. . 1 . 150
Sari Nicolás
7-. Lohrnann. Gu· lcf,lll_?,-·'.~~~~._y-_tféd:~O;~iJa_:Áínérica_esp_añola. Notas sobJ;~ hipótesis 40
de trabajo y fu "teiále:infoririaói9ff;,én:!{!stbriá,-·separaia,-s.f. "En cuanto a ~a fuent_e de
Fuente: A.GN.; Aduanas, c 15, legs. 132,133.
0

origen eclesiás ·co ~ice;-~hrif~ll~~' JJ1:1;Jd~f suscribirse sin temor á incurrken grave • ' • ' 1 •

~1~i1\'' S~res
paralogismo la· severació~ d,é}:;ói,fa.tQ)'..ópi;:tt;-,) de que la Iglesia 'fue la gran'.prestamis.,
}~· 1t)~fzmos, !ég. 34. T";11bién ~er ~l Reglaruehto en el leg. 33.
:.':icizª
orienta ión preferente tendía hacialos créditos inmobiliarios", : -· -. :• ~ocume~fi?s del comerciante Ranúrez ·cte Arellaiio. .
21. Sp~!_e los diezmos_1queños, ver A.A. Dieznios leg .3 6 .
= . . ,
8. "Relaci~n de~ 223"ha:,i~~das·d.'°_e···•.l.·•.º.• ..º.in.!'
.. ·.vaj.le.s dé Lima ~.on ~ó·m·inade_propi.etar..ios, 22.AA., Diezmos, leg:37.. ' ' . : • ·
producción e puestos , Lnna,_28.de febre o·de 1780, reproducida por-Miguel Mallco-
rénaenLos ide, logo~ . JoséBaquíjd.izoy C rillo, Lima, Colecció_nDocumentaldelaln- 23. ~:~ el juicio Sobre la rebaja de· di~zmos en Ia"huertaLasso, Miraflores (~17~2) enAA., leg.
depenq:nci~ d l Peru,· .19?_6, :c_t._-Y0!:~-3. ~f·J0-40. En _adelante ~erá c~tado sólo ~?mo 24.A'.A:;Diezmos, leg. 43.
"Relac10n... .A G N., Arch1vo_fyi.()reyta. ca3al25, TestamentodedonMatias de QuereJazU. 25.AA-, Diezmos, ieg; 44. ·
.. •..• .• 1.7~·4--·.· .l.· 76. 9., f. 872 y An.· ton. ioLuque, 1811-1812,
A.. G N ..•. Notari s A.gu.stfu.de..p·..º'.tal.auza.·· 2~._AA:, i)iezmos, leg. 35. . . . · . .1 · .
f. 384.A.H.RA , documentos deRannrezd Arel!ano: A.GN., NotanosM1guel Antomo 27.AA., Diezmos leg 35 ''T tim · d ¡ · 1

deAraoá, 18 180?,f. nyJoséMárfad !aRosa, 1818-1819,f. 635. . . 28:AA•..•.•·D•-1 .. '¡ : • _e~ orno ... e_ospadresdelaCompañíad<:desús"
• ., 1ezmos, ~g. 36. -. ·· 1
• -·
9. Maticorena."M guel,: "ReláciQ,tt.'.:_.,:--_:sobre·i-biericia de la-tierra en1Limay sus.valles~ ver 29,AA:, Diezmos, ieg:43, .1
AA., Diezmos, eg. 39.A.G N,,·'A·g.u.¡is,cua.<l..)3.3.19.95; Juzgado de Secuestros, leg. 3, OL 30: AA,, Diezmos, leg. 42. .
27 y Cabildo,- Causas Públicás,/leff· 9/--qórdova y- Urrutia, José María, Estadística 3L BN., Lima, C 513, 1794.
histórica, geog áfica,.industrialy_Cómercial... , Lima, Imp.·defustrüccióhPrimaria. 1839, 32. AA:, Diezmos, Ieg. 35, 1770. . .
pp. 18,_ 19, 88 90. Labrado(éS-a·v_eces¡inónimo de hacendado y otras de_tnedianó 3
propietario; d hecho, lá ma_rotí_a/é_)abr_ &,res limeños correspondían a ésta última 6
,3-~~- ~i1~os,Ieg. 35. Sobre diezmos, vertambié~BN.: Linia, D8; 1806, D6119, C4486

10. t~:~~~::
Vict rino: Estadop~Ítti&.#IP} rú,p. 7 v., col. Zegarra, BN., Lima_ Citado
f
34. Ver·Ja se":rie eStadística completa en el anexó I
35.BN., Lima, D6697 yD816. , . . . .
~~~acera, P lo, res et~p~:-~~:1~.1esa{fp_~_lo de la conciencia naciona~, Lima, .1955,

11. AA., Diezmos, leg. 34, 1768.' • ·


36 Paodo José Mar' · · · 52 S
. -~ti;go,· Aboli:;;~/~_:'l;~la;itu~~:
37 ·
.
!~;e:.t~~t:::~:~~t~~1én
.

son, Brooke, Ritmos rurales y conflictos de clase dllr . I · 1


·· · ·

.
· ·
Távara,

bamba" en Desarrollo Económico, Buenos Aires, jÍil.-set ~~t~n~;g8~ ;:'{~t~;¡~-~~:


·s
74 LAOUDAD SUMERGIDA , -NOTAS 7,q
rescano, Enrique, Origen y desarrollo de los p~obl~masagrario~ de!'féxicc~, México, Era, 17. Vicuña Mackenna, Benjamín, Historia de ValparatSo, Valparaíso,·_Albio de Cox._y
1976, p. 69. Cannagnani, Marcello, Les mecamsmes de la vie econonaque dans une Taylor, 1869, t. JI, p. 326. . .. .. .
société colonia/e: le Chili (1680-1830), París, Sevpen, 1973. 18. AM., Actas de Cabildo, 23 de mayo de 1782. .• . . . . . ,.
38. y auyos, aunque_es elnombrede una_l_op_alidadserrana. figllfaentrelos par dos dela.costa. 19. Whmann vp1ena, Guillenno._ Historia lnaríti.rrJa _fiel Perú, ~iglos XVTI-Xyrrr; Lim,~
Heffi()s re_spe~do este criterio al T(?~~ el recuento final de las recau cienes .. ¿Pud? Talleres Graficos_S.A., 1972-75, t. N, p. 266. A.GN., Real Jfacienda, Astillero de
tratarse _de yanaconas? · Ouayaqm¡, 2 legaJos. · ·-
39. Kapsoli, Wilfredo, op. cit., cap. II. 20. A.GJ., Lirría, 751. . .
40.. Ver el capítulo IV. 21, A.G.l., Indiferente, 1527; .. , . .. .. ¡
22. A.GN., Tribunal del Consulado, LN. 1031, f. 142 v.
23. Las cifras del 9µadro 2 deben.ser tenidcl5.como.provisl0nales.: Todavíanadieha_estudíado
. Nota (Cap. III) co;1_ el detenimient_o l)ecesario la 4em<:"Jgré!fi~.de.Llma en.el siilo Xvni._ Falta inéluso ia
cnuca de fuentes _sobre el material_ censal disponible.'_. Lo~ es.tudios_.cie__FerrÍando Í?once
l. Jorge Juan_~ ulkj~~ )):ritonio, Noticias secretas de América, Londres, T yfor, 1826, t I, s9b:re Arcq~pa no..han_tenido eyo,,lam~ntablemente:· ¡m_Lim~~·- . __ -. ·

t~~~ ~xpolic¡ó~ ~ ~ste capítulo emplearemos Iá categoría ,;mer~lldo · teIIl0 colÓnial"


6 24. A.GN., Tribunal del Consulad~, Contenci9so,1~g:155,c178~. _·.. . .•. . _ .
2. 25. ¿.H.RA., Documentos de Rarmrez.deArellano, A-I,77. lJonM.ariano Garagay pagó el
en la acep1 ión que ha sido propuesta por Marcello.Ca:r:n.iagnam: un _ercado ql,le se nnporte de un negro esclavo en 400 p;,sps e¡1yerba (l n9). , .·
estructura partir de la imposición coloni_al, sin que rc~?onda. nec~ 1ame~te, a ~a 26. Mercurio Peruano, Lima 28 ocn,,bre.fle) n2, n;l?0, pp. 132-133_.
variación alitativa en la división del trabaJo y la separac1¡:m entre agncu tura e mdustna. 27; A.GJ., Mapasy Planos, Perú y Chile, Jeg. 33.. • •.. . . .. . ,
Cfr. lasco clusiones de Les mécanisme1 de la vie économi'que_(ians unes iété coloniale, 28. Al r~spei::to, consultar el testimonio-·de -C~o c}y_ l_a.~aiid~Ja;·El ldzwÍllo.de -~iégos
París, Sev en, 1973. ·¡ caminantes. .. _, .. ; .. __ . .. ·: _·_ 1 · • '
3. A.GN., hivo Moreyra, Caja 125. ' 29. A.GN., Tribunalde)Consulado,H;3;L.N.1031,f.186.v.-
I ·
1

4. A.GN., lo . cit. 30,,A.A,,Estadís¡ica,Jeg,4,)779-1800, ; ;., : ·. ·. - ·., •. . .. . ·.


· 5. A G N Tr bunal del Consulado, Contencioso, leg. 155, 1789. 31. Fisher, John,Minasy mineros en.el.Perú cOioniCll, Lim~ Instituto <;lé Estudios P~an~S
6. A:cN:'. hivo Moreyra, Caja 132.. 1 .. · .
" -,, 1~77, ~- 77:,· Ver-qul1.bién la~ inve~tj.ga~ione~-d~-M?g4aJyi;i.a thqc~0 Y, ,CéSar ESpinoza'.
7. A.GN., p ·tocolos Notariales. Tesw{ientos,. Hemos rev:i,sado todos ¡10s testamerttos 32. Loc.,c,t.,p, 78. . :·· .1 . .·. . . . · · . ·. • ·
limeños d 1770 (230 casos) y 1810 (182 casos), gracias a lacolaboraciqn de Magda!_':11ª . 33. A.G.N, Protocolos Notaria¡;,., M.,:.uelSµárez, 1897:1?09, f;876. (dem, 1810-1811, f.
Chocano. Ante-la imposibilidad de ~abajar sistemátic3:?ente toda l;:i,,d~~~entac1?n• . ·442;Jdem, 1820-25,•f. 880 ... • . . .. . · .... ,. . .. . , • . .. · .
optamos reste procedimiento. Los notarios.de L}ma 1:º ~taban_es~c1al~adc:,s,_ ~1:Ilº 34. A.GN., Protocolos.Notari:.ie$, Testamentos, 1770-1810. ·. ' · ··: ..
que recibí a todo tip.o de clientes e infrveníanen cualq~e~ FIPª ~e _transacc1on. _L~ dos 35. A modo de ejemplo- me_ncionar~_m,os: lu-r_e1~iones e:µtre,-.e_l-~ur_ac?-. !Je· _l_luachq ·Diego
fec...has ese gidas, 1770 y 18_10, s.e ubi~ . en los do~ p.olo. s.c.'°.nólog1c.·os d.e n.u.e.str.o li.hr_o. Samanamu.d y-su correg1do,.a·_qu1t11 ll~gó _a_deQe:r:,2,4,~6 ~so_§. B_Jv..,. ~957:
La prime a fecha es previa a la ~ IS merc~til, la segunda es la ;µitesala de la 36. A.GN., Tnbunal del Co115~)ado, Cont¡,nciºsq, l~g. 1.46, 176'!-65, · ·
indeperi.de cia. . . . 37. A.GN., T~bunal del Consulado, Coqteocioso, leg. 149. 1776-77. . . _ .
8. Malamud, Carlos, "El fin del comerci colonial: una compañ_ía com~rc1al g~~1tana del 38. A.GN., Tribunal del ~onsulado, Contencioso, leg .. 146,.!764,65 .. ,. . . ·
siglo XIX' en Revista de Indias, n. d!-152, ene.-jun. 1978, p .. 299. . . . 39. Estas cifras proyienen:.<;le_:_l~ estiÍnaciones·-1'.~~d~ pQr,Volhner: .'oonther BevOlke~
9. Maticoren' Miguel, "Los vascos en. ellPe·ru·~ .. enS':f;./e.me.nt.o,.Do,nmical, de E_l <?omerc ,°,_ rw~gspolitik und B~0lkerungsstr.uktur im .Vizekonigreich Pe}ú.. ;u Ende-de; Kolonicil
Lima, 30 , e diciembre de 1979, p. 12 Ver tamb1en Ma!amud; Carlos, op. cit., p. 290 . Zeu, 1741-1~!1, t~sis de doctorado, Universidad de Colonia, )965, pp. 367-368. ·
10. Naufrag on, pür ejemplo, "Soled_ad')• "~alv:rd~".' nav~os,d;_Barto~omé..Pcif!~ v~ino 40. Tord, Javier, Sociedad colonial y fiscalidad" en Apuntes, añd-N, n. 7, 1977, p. 23.
de Lima, endiburu, Manuel, Diccwnario histortco~bwgráfico, ..Llilla, Imp. Enn_que 41. Ver Flor~s Gahndo, Alberto, "La revolución tupamarista y los pueblos andinos" 1
en
Palacios, 932, t. VIII, p. 348. También naufragó "El Fuerte" de Femando Romero, Allp':-';chis, Cusco, 1981, n. 17-18, pp. 253-265. No hemos podido consultar todavía la
A.GN., T ºbunal del Consulado, L.~. 907. La fragata "Leocadi.a" rumbo. a Panamá, vers10n final de la tesis que Scarlett O'Phelan dedicó al tema· O'Phelan, Scarlett, "Túpac
A.GN., p otocplos Notariales, Aizc~t; 1800-01, Protocol? 1, f. 227 .. · • • Amaru Yl~ sublevaciones del siglo _XVIIl" en TúpacAma~u JI, Lima, Inide, 1976.
11. Seguros !díar;i. convenirse en EspañJpero no en LlIIla. , . ·- _ _ . 42. f/;J'! 69
_Tnbunal del Consulado, Contencioso, leg. 149, 1776-77. También leg. 146,
12. A.GN., otocolos Notariales, Mar' .. de Prada, 1808-14, f. 442.. Me.nd,buru,. op. cit., t
VII, p. 3¡6. Ver anexo III. . . . 43. Luna, Julio, "Viajes por motivos de salud" en El Comercio, 24 de agosto de 1978, p. 2.
13. Mercuri Peri. o, Lim. a, 1791~ t. I •.. 24. Carmagn.aru, 1;1arcello, º1¡:cit., p. 55. 44.A.GN., Protocolos Notariales, Testamentos, 1770.
45. A.G N., Tribunal del Consulado, Contencioso, !eg. 150, 1778-79.
14. A.GN., 3, UN. 1031, f . .140. · .
46. A.G.N., Juzgado de Secuestros, leg. 6. .
15. A.GN., , .L. 7-15, Municipalidad de Lima, 7 diciembre 182L
47.A.G.N., Tribunal del Consulado, Contencioso, leg. 161, 1795. .
16. A.M., le 1.-sinhumerar. · '
48. A.GN., Inquisición, leg. 60, 1789. Ver el inyentario de los bi~nes de Sancho Dávila en
76 LA CÍUDAD SUMERGIDA
AH.RA:, G-328.
49. A.GJ., Indiferente, 1527.
50. A¡G'.N,. Pr~\ocolos Notariales, Test3!1\entos, 1770y 1810. • ¡
5-L-Jtt~ -~-;1a:--'Ct1eva '~stá ··siendo estudiado··en una vasta -investigaci6 1 proyectada por
Matgatita Suárez.
52. A.GN., Inq,¡isición, leg. 61, siglo XVJil. Reparaz, Gonzalo, "Los po
durante los siglos XVI y XVII'' en Mercurio Peruano, Lim11, n. 472, rril 1968, p. 434.
53. Macera. Pablo, Trabajos de historia, L II, Lima. Instituto Nacfonalde :ultura, 1977, p.
¡70.
54, Lolunann Villena, Guillermo, Los americanns en las órdenes rwbi/'
·' 1-ládrid; ·Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, 194?; t. I; pp.
55, AHRA.,1Docurnentos de Raniírez de Arel!ano.
·56. Chauny, <Jlilber~ Arquitectura residencialenLima, 1746-1820, Lima, ·s, Univ!'l'sidad
_ . Nacionalide Ingeniería, 1975, pp, 65-66. · · __ · • · _·._
57,·Haith-Te , é, Entilio; "Historia dela casa urbana virreinal enLlma"enR istade/Archivo
.Nacional del Perú, LXXVI, Lima, 1962, p. Ty ss.
58.A.GN., 'bunal del Consulado, Contencioso,leg. 155,'1789i
59. Pácheco élez_. César, "Las conspiraciones del conde de la Vega-del- llien en R."evista
1
.'
SEGUNDA PARTE
·· Históric Lima, 1954; LXXI, pp. 31S'425, .
60. A.GN., 'bunal del Consulado, Cor¡1encioso, leg. 159, 1792-93.
61.A.GN., 'bunal del Consulado, H0 3J LN. 1227; leg, 344óf. 7. '.
62. Maticore a, Mig\101, "El comercio Jitlre de 1778"·~ El Comercio, 12 denÓviembre de
9
63: ~ ~8ff.,; ribun~ del Consul~o. ~l, LN. 975, f. 294. Sin embJgó, una opinión
discre te fue planteada en el Merc'j;;io Peruann, el comercio libre, ~gún urio de sus
· redactor , compensó la pérdida de ~uerios Aires y c,casioiió la prcspb,idad de Lima.·_
64. . A.GN., ·_bunal del.Consulado, H-3,.·LN. 907, f. 2_1·2--215. ;.LN. 975;t 138-i39 y LN.
1031, f. 54. ·· · ' . '
65.A.GN., ribÚ?¡al del Consulado, H-3 L.Nc-1173, leg. 327,.f. 53 v, · ·
66. A.GN., 'burtal del Consulado, Contencioso, leg. 160, 1'794. . _ ·
:~: ~~¡;, 'bm¡al del Col)Sulado, <;otcioso, leg.162. 1'796-97 · · ,
69. A.G N., "bunal del Consulado, Con cioso; l~g, 157, 1790.
· 70. Rávago, 'qqé, ElgranmariscalR(vaAgüero, Lima.'1959, p. 255.
!
1
"
IV, VIDAS DE ESCLAVOS
!

1: UN OCULTO TEMOR .
Freiitealesclávonegró,laclase~oriíipántd.colónialsentíadesconfianzayteirior:
Sériumiyntos subteriáneós y preconscientes; de manera qué pocos textos los
triíslucen> No. sé originaban enun descóilócimientó de la coridicióh del esclávo
(comóante lós mdi<is, cuyas aspiracioriésy culnrránopódían ser comprendidas por
lá aristQcracia), siilci•'en la.amenaza de una! láiente rebelión que desituyera las
haciendás y saqueara las ciudades. Los furléionario~ me1r9politanos preguntan
rfiter~damente por elánimcí tle los negros, •se teme quepíiedán, inflítrarseagitadcires
que SQli.vianten los carripos y' cómO siempre, est~peligro tierie la imagen'espécífidi
dél;extdnjero, trátese de inglés o francés: ·se hace una relación de !<idos ellos, por Jo
niencís 'ips resideQtes ;,ir Lima, pero esto· no i es suficiente cuantó'l.os· agitadores'
las
púede~Heg¡u-co!\ embarcaciones que amban alacóstapreiéxtandofotemi11tbios
ll}~~~"~ntiles, eri misioneséi~ntíficas;o con aquelfüs otrosnavíq~ qu~ vieneii.¡itraídos·
pé,r lllrt,e;ien~¡íi,sca de balleni\. ;Ef tein~ ala repeliónnegra ~acr~ienta ~ llledi<la
qg~ ll~t,m tJOtifiaS ele.los nic¡tirir,S e11 Vén.étu~lá, lo~ palenqü9s d~ Nllev.a ~~¡j¡¡
y;sobriiódo, cuando
i ' • 1·' · · · · · ; .. ,
•• 0
lcis limeños sé enteran
· . '· · - ·' -, -- -, -· · · : - - - _.
de la ievóltición de :aaití
· -, · .-, · ... '·' .- ·· ·" " · · ,-~-I
(20,:21 y22
·. ..- . - - ·- ·, - · ·- '·· · ·•,
de junio dé 1793) yde"éómo los negros bozales
\ " ' ' I' i ~ • ¡ ~l , , •f I
de•
esa isla
' ,
consiguieron
, 1
expulsara
< • l
lqs nfüiceses y proclalliaiunarepublica mdepe11diente. ¿Podríasuceder I<.> IIllSmoen
e1.,t~11ir.; .. > ' ". ' .... ' • • . .
. ¿,, C:i¡¡tlgµier acont~inii~!ltq ql/eJmp¡ique ujide~uiiibiio'¡én la socied;Íd, )1ace
' .·•·· :, > : . '
~p~e~l\r ¡¡ste $ordo ,'t\\!llcn: 11 ;IO$iesplavos., •. E11 ;· Papl iilqµietud de l9s,
.cgn¡e1yjl.11)%'!Jimeños,;coqe\ll i:umor q\le TúP11c AmllIJl;lI habfil) pro91a¡t)¡tdo en et,
17ªº•
QusCQ uq.baiJ,doJitorgando libertl!dalo$.;negro$:.en.e~región;~apo!Ji;!ci~n.e,s.clavl)
·11.;gaba;llpenasa los 280 ;)!abitante$,de ¡nan~¡-a, tal que.o s.e;!f<!taha'de un ef!icto,
sit\¡.bólicj> o estaba dirigid~ a ¡ratar ~: propiciru¡ Ul)ltlvantanúe~toen !ltrt1síe?io11es;;
,.peí heéh9, por entonces se próducman; como¡ veremos más ail!;lante, motines ene
·al~uriasfü1ciendas de Sánt¡t y Cañete'. ,La.posijlili<lad de nil alzainiento detnegros
- ' \ :

i
80 LA OUDAD SUMERGIDA VIDAS DE ESCLAVOS· 81

y mulatos" ,junto con indígenas e incluso "chunchos" de la montai\a, es mencionada Empecemos preguntando a los cortíemporáneos: ¿Qué era para ellos un esclavo?
con recelo por uno de los personajes del Drama de los palangana,; Veterano Y Las defin!ciones,enaparienc~. sonmuysimples yno admite11dudas. En 1821,poco
antes del m,greso de San Martín a Lima, Frandsco José Colmenares, propietario de
~~· . ¡·
la ch~cr~ V1cen~llo, se que,Ja del_a fuga de o~ho esclavos que ~e habrían incorporado
Aii~s antes, cuando sucedió el terremoto de 1746, con~ deva;tación_ de la
ciudad, la ruina, el peligro de las epidemias, las tensiones habituales e agudizaron al e1erc11O patnota y c~ns1dera tmprescmd1ble protestar potque<'no teniendo los
y se temió igualmente que ala calamidad física sucediera un alz.amien >d~escla~?s. Est:lavos voluntad propia separados por todo: derecho de la clase de personas, eslái!
reputados por cosas, y en este caso exentas de hostilidad como cualquiera otras
José Eusebio de Llano Zapata, cronista de esos días, recoge es a 1mpres10n:
"Después de la pérdida de la guarnición del Callao no tenía el Virre m_ás que 150 »'
pro1;iedades: .. Cuando se vendía una haci~nda o una panadería -ejemplos que
hubiera podido menc,on:ir Colmenare8-' se vendían con s115 esclavos correspon-
soldados de tropa arreglada, y otros tantos milicianos(...) dobló las g rdias en todas
dientes YJ al leer las tasacmnes en los protocol,os notariales, se·tiene la impresión que
partes para reprimir las insolencias del Pueblo, y sobre todo la los negros_ ~ eran eqmparables a los aperos olos hornos.· Enlos contratos de compra-venta, el
esclavos puso tres patrullas para que incesantemente rondasen, y de te modo evito esclavo era simplemente un objeto: "no tenía ~señala el' historiador Frederic
los robo~, lo~ pleitos, y los asesinatos temibles entre tanta confusió ".,' . Bow~e~~ ~~s digni~d que un caballo"•4 Al comprarlo se revisaba previamente su
Para expjicar el temor al ne~rc:,, dos imá~en~s invitan a la refle on: 1~ comb1: cond1c1ón f1S1ca, atendiendo a cualquierposi!lle lesión, el estado de su dentadura, sus
nación entre casta y clase y el numero. Exphquemonos. En cuanto lo pnmero, SI ~tecedentes y, al momento de fijar el pf!"'CiO, aparte de :estas· circunstancias,
revisamos lak categorías utilizada$ .en el censo de 1791 encontram s que p~ los 1mponaba saber si era nacido en América (ladino o criollo) o sí recién había arribado
empadronad I res existen "éspañoles", ':'indios", "mestizos", "~en~ _d , colo! li?re" Y de!Africa (bozal), la experiencia en el trab/ijo,.su estado civil, la sumisión a sus
"esclavos"; nicamente en el caso de estos últimos parecen comc1dir os.mtenos ?e amos, la edad. ·Requisitos múltiples sobre los cuales· las opiniones no podían ser
clase (como inónimo de raza o gn¡pq étnico) y, por ailadidura, co. las c3;te~onas unívocas y que hacían, ¡¡pr consiguiente, freduentes los litigips entre compradores:
cuiturales ( a supuesta ideología afyoamericana). La confl~enc1 armom:'11 de a lo largo de todo este proceso, la voluntad¡ o siquiera la opinión del esclavo no
estos tres · rios era excepcional. El ~igl? XYilI se ~~tenzab~demográfica- contaba en absoluto. . . .· , - . , . .
mente por el incremento en la trasclll\lhlzac1ón y el mes~Je: n9 ~m¡nos de ~O'/"de · En efeclo. _Para corroborarlo alitamos las páginas de un periódico de la época,
a.
la población fue c.º.nsiderada mestiz·. jEn. m11ch.os cas.º.s., .la. m.ovili.\llj.d econom,ca Y..
las alianzas atrimoniales habían•I~tructurado la C()rrespondencta entreyp_os Y• .
el Dwno de Lima, para localizar allí una no\'c<losa sección clonde se recogían las
preocup:!ciones,sotidianas: los avisos. Al azar, un díadcnovi_embre de 1790, bajo
otros, siend lo común que unapeÍ.so1'1--como sei\ala Jan Szemin5"'-,-P~~ese ser el rubro ventas , podemos leer: "En la Calle de Sla. Rosa, CasaNum. 759 se vende
indio por la asta, considerado espailpl en términos culnµ-ales y, en funcmn de su· un Caballo bueno, se da en précio equitativo'!.· "Enla Calle de las Comedias. Casa
oficio (arri o o artesano), vincnl1l\10 a los mesuzos; o, c~mo ~~• el caso _ele los. N, 1364 el_ Dr. D. Mariano Baldivicso, vende un Negro bosal, aguador.y tapicro se
· curacas, qu siendo indios podírupkrtenecer a.· la adm1mstrac..10n co.lon~al? ser nombra V1ccnle,_casado·con una Negra nombrada ~1ai-íá dcI·carmcn, carnicera en
considerad s ¡m igual con la nc,bipza espailola e m9lus~ gozar de múlttples. b Plaza Mayor su precio será equitativo".' Lo primero que define al esclavo,
privilegios Ollómicos. Nada s~il¡¡r aparentemente s~cedía con lo~ esclavos, Y ~~~~nc_es,_cs el-hecho de tener un precio: existía un mcrcadoi.de esclavos donde se
esto, a la ve.. quelos difereiiciaba !IÍ~dameJ}te del_conJUill\> de l:i población .c?l<>mal, P?d,an comprar. ~l sol_o hecho de serun hombre comprado establecía una distinción
al separar~~· les daba ~a potenq~. coh~!encta de ~po, qut, los hacia poc~ n!u~a con su prop1etano. Pero, como siempre, más importantp sería el autoconvcn-
º.
asim..ilables a los mecanismo.s de d·. 'f1mac10n. co.nv.enc.1onal..es, . -:'p~n.tem.en.·te.•. s1
fueran cie s estas consideraciones; rstaríamos ante .el sector mas umficado en las
curnento de los amos, quicn_es se si_nticron respaldados no tanto por su dineroComo
por el derecho y la supuesta superioridad intclcclual, Lodo lo 4ual fue compendiado
heterogén capas popularf:S de la'co)oni~. Difícil sería~~.contrar ?trº. gn¡po. e·n. una por el comcrcianle limeño Amhrosiq Albújar, para quien el amo, por "ley y razón",
situación clara de opos1c1ón con el conJunto de lasoc1~d, Ubicados al final del. era _superior al siervo.'_ Albújar debió comparlir esa concepción aristotélica de la
padrón, ap ecían a simple vista comp los más explotados tanto por lo que s~ puede socIC~a_d que la ascmeia al cuerpo humano.y donde cada órgano 1enía una función
suponer a rea de su condic_ión ec9110mica, como por las,valonz3:1:mnes soc~e~ de· csp~1f1ca e mamov,blc: la cabeza para dirigir y pensar, los pies en el suelo para
la época I lector contemporáneó, a esta altura, pu~e sennr_ la tentacmnd~ c;a1111?~; ~os esclavos estaban destinados a trabajar y no. podían aspirar a una
proyectar bre;el esclavo coloniaU! imagen del proletarta~o en ttempos de Marx._ · cond1eton diferente, ¡,orque de lo conlrario_podría peligrar todo el equilibrio social.
el escaso n ero compensado ¡íor sul.importante rol económico, pero sobre todo por. En lagegura conciencia de la superiorida\l estará el suswnto de la prepolencia y .
su cohesi co\no consecuencia del emplazamiento subalterno :en la estf?Clnl:3 a vec:s crueldad e1erc1das por los propietarios. Un esclavo:fue acusado en cierta
social. El elo resulta nítido. ·pefo, antes quede formulaciones claras, la his[?na .. o.cas10n de robo por su amo, a lo que replicó pidiendo que se hiyiese una averiouación
requier.e d(! ª~.io.nes verosímilesJ¿Es ~s~ cierto? ¿Qué era un esc~vo. del s1~lo '.( recurriendo a la justicia; no sería atendido por:su señor, para quien"allí no había más
XVIII perfumo~ ¿Cuáles eran sus asprracmnes? Se, trata, para! evitar cll3;1qmer,
0
justicia que él que lo quería casligar, pues le ha~íá costado su pjata que efectivamente
••

proyecciói anacrónica, de encontr: la verdadera imagen del escJavo colonial. lo mando a amarrar de p1ps y manos de una e,calera y le tiró diez y ocho azotes que

' .
i

1
82 LACIUDA0 SUMERGIDA
VIDAS DEESUAVOS ! 83
después dejándolo en la misma situación de amarrado_se fue a encender YchuP,~ un Pero en la costa la disllibución tampoco fue uniforme; estando 60% de los .
cigarró, volvió a continuar dándole más azotes cuyo numero ~~pu\io c9nt:rr··· . Un
ejemplo :extremo ·pero posible. El e_scl~vo era una mverSion c¡ue ~,nra que ser esclavos en un solo partido, Litna, donde fueron censados 17 ;881, cantidad equipa-
rentable y productiva, pero esto no significaba que, ~~f haber s1~0 amprado, el rable a la población española de la localidad y a considerable distancia de las
d11eñéulispusiera de él a su antojo y quedara .perm111\io cualqwer abuso.. !,os minorías indígenas o mestiza El partido de Lima estaba font¡ado por la capital del
.esclavos, como veremos, consiguieron cambios significativos en es l s1~c1on e virreinato, el puerto del Callao, los valles aledaños a la ciudad y, además, los valles
incluso llegaron a imponer conwcio~es a sus am~. Pero_ ~stas co ,cesmnes no . vecinos de Carabayllo y Lluin.. Pero aquí tampoco era uuifohne la disllibución de
fueron suficientes para desterrar esa idea tan arrrugada, seg_un la c ~ los negros los esclavos: la mayoría terminaron concentrados en el interior de las murallas de la
esclavos' eran homologables a cosas o instrumentos de trabaJo; Ciudad de los Reyes, donde los esGlavos acabaro11 consti¡uyendo 25.6% de la
población urban.a. A su vez, esos 13,479 esclavos de Lima eran 33.4% del tótal, lo
; . -. _. , ? que sigilificab~, si añadimos fa considerablédispersión de la esclavitud rural en
2. CUESTION PREVIA: EL NUMERO valles y haciendas de la costa, que la esclavitud tuvo un significativo componente
urbano en el.Perú colonial. ·
·• .Pasemos ~ocuparnos de la conwción objetiva de los esclavos e ~ezando por
saber cuántos ¡eran¡ La esclavitud en e[Perú.no tuvo d ~ demo . ~co_ que en
Venezuela (8. ,000).o el Caribe (proporción de JO al), Slil ser tan. significante CUADRO2
como en Chil el nuestro fue un caso intermewo. En! 791 fueron cen .os 40,357 ' ' . . j' . .
esclavos en el territorio del virreinato wruano, lo que significaba qu el11? ape~ ·•Población
'- ' . de la
'· ciudad
' i de Lima, 1791
3.7%, perdido en una demografía dominada por 1_~ indígenas y los tesnzos. ~m
embargo, esto último no ocurrió., porque¡ la poblacmn escl~v~ no estu o wsa:ibmda %
de manera 11 · orme sino que su afin;ento estuvo conwcm~do ,r las diferen- Eclesiásticos 1,939 3.6
. cias r_egionale de la colonia: los negros_ fueron escas_o_s en, la sierra y 1bun\iaron e_n_ Españoles 18,047 34.2
la costa, en el ·nterior de la cual predo , maron en la region ~ntral. ¡ Indios 4,332 8.2
La Intend cia,deLitnacomprendíl al iguaJ que e) Arzobispado, ~esde el valle Mestizos . 4,807 9.1 ··
de Santa has el valle de Nazca, incluy .ndo los espacms ~anos qmi actualmente Castas 10,023 19.0
forman los d artamentos de Ancash, Litna, Paseo y Junm. La. mayoría d~ los . Esclavos 13,479 25.6
esclavos de la ntendencia se encontrab en la costa, donde llegaron a sumar mas de
29,000 habi tes, !o que equivalía a 2617% de la población ~tal en la ~osta central Total 52,627 99.7
peruana,equi arablealnúmerodeindioksuperioralde~oles,mesuzosoc~tas
considerados ·, dividualmente, de maneta tal que la escasa ~portan~ra de~ográfica Fufnte: A.GJ., legs. 73 y 38; Indiferente General, leg. 1524.
a escala del v einato se compensaba, fn esta región, con: el crecido numero que
alcanzarán ali los ,esclavos. 1 · ··
Dentro del recinto urbano, la población esclava terminaría predominando en las
CUADRO! parroquias de La Cátedra! y San Lázaro: la primeraeraelcenm¡ mismo.dela ciudad,
1 donde alrededor dela Plaza Mayor se agolpaban tanto las casohas, como callejones
Perú: Población esclava, 1791 y pulpeijas, lugares verdaderamente tugurizados; la segunda, antiguo arrabal de_ ..
1

Intendencias Es Javos %
camaroneros,estaba hacialas afueras,·en dirección del camino que salía para
Irujillo,,entre el río y la recién construida Alaníeda: área pppulosa y de visible
Lima 73.7 pobreza.. La demogr.ifía dio un peifil contrastado a la ciudad, de Lima. Un siglo
Tarma 0.5 antes, en la capital, había sido indiscutible el predominio negro: en 1636 fue la
. Trujillo 11.7 cátegoría _más numerosa de la ciudad con 13,620habitantes, por encima de fos
Arequipa '13.0 10,758 e~pañoles. La disminución relativa de los, esclavos que ~e produciría después
Huancavelica 0.1 se explica por la baja creciente en las itnportaciones y por el paralelo incremento de
Huamanga o.o las "caslils" ,_es decjr, el regultado del mestizaje1negro. Mientras qúe a principios del
Cosco 9.1 !a
· siglo XVII apénas se contaron· 900 castas, fines' del siglo siguiente habían
Totll 40,$47 100.0 áscenciido a más de 10,000: la demografía mosiraba así el proceso de integración del
' • 1

Fuent ; A.G.I., Estado, legs. 7 y 38.


negro a la cultura urbana Volveremos sobre el tema.
84 LA CIUDAD SUMERGIDA VIDAS DE ESCLAVOS 85;>_¡
Es sistemático el predominio de hombres sobre mujeres en la pobladón esclava · A) Perú los esclavos lle~aban vía Buenos .Aires y Valparaíso: otra expresión del
de Lima. A su vez, si nos remitimos a los inventarios !estamentales, el número de cambio en las rutas mercantiles de la Mar del Sur. Las partidas cada vez eran menos
niños resulta insignificante. 1:ª
numerosas .. ?ltimallegaría en 1~ 12, durante la administra~ión del virrey Abasca!.
Esto tranqmhzo a muchos, para qmenes los negros y las embarcaciones donde se les'
transpo~taba eran portadores de virus y epidemias, pero preocupó, en cambio, a los
CUADRO3 comerciantes y angustió a los hacendados. El predominio de los negrosen la ciudad
de Lima había sido conseguido en desmedro del campo, lo cual tornaba más grave
Esclavitud en Lima, 1770 la escasez de esclavos en _las haGie'!das. u ¡Un indicador conveniente de lo qúe
. acabamos de señalar pueden ser los bautizos de esclavos mayores: bautismos
Due- Escla- Escla'. Ni- No numerosos -cinco o_diez personas- de bozales recién arribados. La tendencia
ños vos vas ños esp. To nítida era a disminuir. : · ··
: .· El elevado precio. de los esclavos, unido ¡t la escasez crónica, condujo a que los
Con 1 esclavo(s) 11 6 5 11 amos trataran de recuperar lo más rápidamen,te posible una inversión que no estaba
2 7 11 3 14 . exenta de riesgos. El esclavo podía accidentarse, nada lo garantizaba contra una
3 4 9 ·3 12 epidemia, incluso podía morir, todo lo cu.al 4carreaba sólo gastos a su propietario.
4 3 9 3 12
20 Asu vez, como los esclavos no estuvieron librados ala exclusiva voluntad de su amo
5 4 9 11 • • ' . . 1 ' ' "' . ',

7 1 2 5 se 19gemaron encontrando diversos medios ¡¡ara conseguir la ansiada liberta<), con


7
18 1 14 4 18 lo que el propietario al comprar un esclavo se kntía iniciando,Una especie de carrera
21 1 21 21
35 1 23 12 35
44 l 5 5 44 54 Bautismo de negros adultos; San Lázaro
86
94
1
1
35 38 13
94 i1 i . 1802-1820'

36 144 89 13 138 384 110

Fuente: A. .N., Protocolos Notariales, Testamentos, 1_770.: ' 100

N.'ota: El cu dro_.~e basa exclu_sivamen}en. los testam.en.íos mascuµIlos:_ 1.18 cas.os _en 90
total. , · _ . 80
' . . : ' - 70
La poblac --n negra tendió a dismin ir al terminar el sigloXVIIL Los 13,479 60
esclavos cen dos en Lima en 1791 se konvierten enl2,263 en 1813, y terminan 50
reducidos a 8 89jiete años después.•!. Dos circunstancfas contribuyeron a es~e 40
descenso dem gráfico: .el elevado predio de los esclavos y las trabas que ,debm
soportar su-co ércio. Entre 1760 y 18l0, el precio promedio de un esclavo joven 30
y en buen esta o físico fluctuó entre 409,pesos y 650 pesos, y lo que en los térmings 20
racistas de laé oca;era una "herram. i.en9" de tr.abajo_, fue tam.bién )IIl ar. t,í.culo de lujo, 10
si tenemos en cuenta que al terminar e¡ siglo una calesa costaba 300 pesos.'. Los
comerciantes en~nciaban que en Lim~ el esclavo costaba por lo menos 20% más
que en Bueno Aires. En 1813, Gaspar lico fue más precisq al señalai; que mientras AÑOS
en Lima el pr cio de un esclavo sobrepasaba los 500• pesos, en el Río .de la Plata su Fuente: Archivo Arzobispal. Libros de bautismos de negros e indios.
' 1 Parroquia de San Lázaro.
valor flucttiab entre los 180 y 200 pesos. 10 · .
VIDAS DE ESCLAVOS 8(·;•
86 LAOUDADSUMERGIDA
contra el tiempo y su siervo, en la que terminaba _con éxito_ si con ;eguía hacer . Una de las epidemias más desvastadoras fue la de tabardillo, producida en 1796:
producir.al esclavo hasta los límites de sus poSibilidades físicas. Pen~ qu~ el comenzó en el pequeño poblado serrano de Calpa, de donde pasó a la hacienda
esclavo .era una inversión y necesitar recuperarla en el ~orto plazo condujo mev1ta- · Andahuasi, causando, la muerte a 74 personas y propal:jndose a Végueta (10
blemente a la sobreexplotación de su fuerza de trabajo. _Dado que :1 esclavo se muertos), Huacho (300 muertos) y Huaura (44 muertos). En la vida de las haciendas
· resistía el amo inevitablemente replicaba con la v10lenc1a Un co elato de esta de la región no fue, en cierta manera, un año excepcional. Cada cierto tiempo, un
situación fue el deterioro en ciertos servicios que debían recibir los ~!avos: en valle o alguna localidad debían soportare! febril ascenso en las curvas de mortalidad,
algilnas: haciendas era corriente v~rlos !"al vestidos, con ropas .~. :shilac_~adas, reflejado en las fuertes hendiduras que se pyñtlan en las pirámides de edades. En
convertidas en ameos por el uso mtens1vo y prolon~ado. La , 1entac1~n no 1770, Ja hacienda San Gerónimo de lea, aparte de soportar una mala cosecha, fue
abundaba en carnes, pero sí en harinas, tomándose monoton~: el ~go aguardiente, desolada por una epideljlia y ''casi Uéga a faltar gente", pasa¡,do de 90 los enfermos
y los días domingo un manojo de tabaco, era la regl~ que m~VItable nente genero y entre los muertos figuró la esposa del propio administrador .14 En 1786 se produce
situaciones de "hambre silenciosa" o mala alinlentación crómca. ~ ·. ~-luego_ q~e una epidemia de viruela en La Huaca y Chlµ1cay. ·
• hubo excepciones en aquellos casos donde el patemalismo co!'s1. 010 per~ISttr: Algunas veces, las epidemias venían del campo a la! ciudad, pero otras la
· familias de esclavos vinculadas generacionalmente a algunos linaJ :s o a ciertas dirección era inversa. En Linla, la propagación de enfermedades se veía favorecida
· órdenes religjpsas. · _ _ . . .. __ por el desaseo reinante en la ciudad: calles':donde la basura se iba sedinlentando,
. Durasjo adas de trabajo_y ca_rencias alm_1~n!Jc1as h1c1eron d recorridas por acequias y desagües, excesivamente populosas; era frecuente encon-
víctimas pro icias para las ep1deIIllas que, penodic,:unente, fueron _ . trar los restos fétidos de perros o acémilas, ijue sumados a los desperdicios de las
· región: en 17 18 hubo una epidemia en que se preten~1ó aplacar con proc~!ón de chinganas, proporcional)an el. alinlento cotidiano de los gallinazos y generaban la
San Roque; repitió en 1723 y en 1(42; cuatro anos después se . _ucma una
hediondez reinante, es¡i\'('ialrriente en los mrises del sofocante verano de Linla. Por
epidemia de bardillo, nombre genéri~.o con ~¡ _que se denomm_'.1b~ ttfus (ver la
nota 14); en 749 fue la viruela, que se repettna en 1764;_el ano 1 79 hubo otra entonces comenzaron a introducirse las vacu~as, pero los !imyños, tanto delas clases
epidemia; en 781 el puerto del Callao ~ebió soportar u!'.ª epidemia 1~~s; en 1~84 altas como bajas, tenían más confianza en las rogativas y procesiones. Cuando en
la mortalidadl ascendió en Linla a ca'lsa del saramp10n, que se rewtto dos anos 1802 se produce una ~pidemia de viruéla, el Cabildo acepta la petición mayoritaria
después y n¡varnente en 1790 y nps.12 De 60~ ~!avos d~I¡rr_ados en los de sacaren procesión a Nuestra Señora del Rosario." Escenas similaresserepetiáan
testamentos e 1770, pasaron a 335 9n 1810. Hlpolito Unanue i~dic~ba q~e el durante la epidemia de 1818.
"pasmo" (p udismo) era endé~ico _tn. )os vall-·es.. En 1818, º~-epide!"_ia _se Al .momento de indagar por las causas' de las epidemias, las opiniones en el
prolonga dur te tres meses y .su rrradi Cion, mortal_ llega hasta lea Los episodios Cabildo o el Superior Gobierno parecen coinddir en la accipn propagadora de los
de Ja indepen encia que culmman con 1 1 sillo de Luna acarrearo!', finalmente? una · negros bozales: se pide que sean sometidos a cuarentena, se les quiere mantener por
intensificad· de las enfermedades, tnerando induso una baja ·en .la natalidad, un tiempo alejados de la ciudad, se exige que sean vacunadós (inv.ento reciente del
-observable e la populosa parroquia d San Lázaro. . . siglo), se reélama igualmente aseo en los galpones y en los barcos... Dejando de lado
Bautismos. 1San Lázaro ·
cualquier análisis sobre los fundamentos biológicos ile esta especulación, lo cierto
(17{\8-1820) fue que se sumó así otro prejuicio contra el negro: un agen\e (a pesar suyo) de la
No. I muerte. Teniendo presentes estas elaboraciones del "sentido :común" debió escribir
su libro el médico crioHo Baltazar Villalobos: un detenido análisis de la epidemia
300 de 1794, donde•argumentó específicamente contra aquéllos que razonab?n la
medicina mediante citas de autores clásiéos 'y reemplazó la lectura por la observa-
250
ción, atribuyendo al ambiente físico la propagación del tabardillo. 16 Pero un libro
200 nunca ~s suficiente para derribar la tozudez de los prejuicios y no quedó rota la
asociación entre esclavitud y epidemias, donde lo único que realmente no admitía
duda es que, en años de epidemias, la muerte encontraba sus i;nayoresadeptos en los
150
barrios.populosos de Linla o eii los galpones de las haéiendas: precisamente entre
100 o esos esclavos agotados.por dur¡is jomadas,y deficientemente .alimentados. Las
epidenjias dieron su cµota de muerte para acrecentar la cróni~a escasez de esclavos.
50-

o-L-l--'-----+------:----r--'--
Fuente: Archivo Arzobispal, Libr ! s de Bautismo, San Lázaro.·

•.!
1
VIDAS DE FSCLA VOS 89'
88 LAOUDAD,SUMERGIDA
3. EN EL CAMPO

' a. Las haciendas


BÉLEN. 1,767. PISCO
..,
70-79
SAN GERONIMO, 1,767. '¡CA

La vida de los esclavos en el campo aparece asociada coh dos cultivos: la caña -
80-89
.70-79 y layid. No repetiremos lo dicho en el segun¡lo capíllllo; sóló interesa recordar que
"'" 4049 _ambas plantas exigían disponer de una fuerza de trabajo numerosa pero, sobre todo,
SO.S9I~--~
~:,"_---,
"'"
10-1?
30.39
,~,,
10-19
fa r
estable_ y disciplinada, con miras a desarrollat monocµltivos de exportación. Fue en
torno a caña y la vid que se fonnarim las más extensas eficientes haciendas
coloniales, muchas de las cuales tenninaron administradas wr los jesuitas y, luego
0- ,_9L-Lc~-,-L-,,-c'c--'c-f,',
0--~9.L._.,,,=,!,,,~,¿-~""':c;;;c;,- de la expulsión de éstos (1767), por el Estado español a través de Temporalidades,
Fútn:C: An:hivo General de la Nación.
• Temporalidades. Leg. 13. .
Fm~nu,; Archivo Ocnétal. de
Nación. Tcmpo.talidad'"!,
hasta el momento de ser vendidas o arrendadas a sus nuevos conductores laicos."
Todo lo anteriorpodría hacer suponer que muperosas poblacipnes negras se habrían
concentrado en los galpones de las negociacitjnes azucareras 6vitivinícolas, pero ya
vimos Cómo
' __ '
las haciendas
. ,·
dé entonces no fueron
',, ,1
tan
. .
extensas. como
·, '
lasdeahora;

sólo
por excepción la pobl;lción esclava excedía a los400 habitantes, como en_elcaso de
Villa, en el valle de Surco. San Francisco Rd/!'.s, una de las r;iás grandes haciendas
...
,.,,,
BOCANEGRA. J,778. LIMA

H 80.89
SAN NICOLÁS. 1,822. S PE '
de vid, tenía 302 negr\ls; El Ingenio, en,Huaura, dispo(\ía de 256 esclavos;
Bocanegra, 270; La Huaca, 230 y Andahuási, 228, Entre I 00 'y 200 esclavos
laboraban en San Gerónímo (lea), Caucato (Pisco), Collique (Carabayllo) yMoto-
"'"
. s0-59
4049 rl--~
70-19
60-69
cache (Nepeña). - _ . _
S0-59 H ~!
,~,.
4049 Un porcentaje nada despreciable de la po\,lación esclava rural se encontraba en
20-29 las medianas y pequeñas propiedades: hac_i~ndas menores; chacras; chacarillas,
10-19
0-9 donde los esclavos eran empleados para cultivos como el maíz, la alfalfa, frijoles,
3530 . _ · 20253035 crianza dé cerdos, recolección _de leña:. La hacienda Puente, camino. al Callao,
Fuente: Archivo Oenttal de la .
-Fuen\e: Archivo acncm de la NaciOII,
Natjoo, Tribumtl de. disponía de 26 ésclavos, la Chacarilla de 24 y !afine~ de Santa Beatriz apenas tres.
T1211ponlidades. Leg. 9
-Nosc,sabc:2
Scciiestros, Lcg.12. En lós alrededores del pueblo deMagdalena,próximo a Lima, salvo la hacienda
Marang~ que disponía de 123 esclavos, la maxoría eran como'las haciendas Oyague
(42 esclavos), Pando (44), Mirones (6), Desamparados (7), Palomino (11), Ascona
(23), Borda (120).18 En el campo, aparte de !)ispersa, la poNaciónesdava estaba
fragIDentada, a diferencia de lo que contemporáneamente se podría observar_en el
Caribe, por ejemplo, en Haití.19 _ _ _ , __ , _- _ -_ _ ';
ti, INGENI0.1,767, HUAURA
CO IQUE. J,777. CARABAYLLQ Los grandes propietarios de la costa, como ya indicamos, preferían a los negros
criollos:_ con ellos era más factible desarrnliar lbs lazos paternales y, además, se
podía esperar que eslllvieran entrenadofen-cultivos tan laboriosos como la caña o
,.,,,
........ tan delicados como la ~id. El control sobre la fuerza de trabajo reposaba en dos
mecanismos ~lásicos, la violencia y _el consenso, que a su vez tenían una presencia
"""
,.,, M _física nítida en las casas haciendas: no era posible describirlaS sin indicar la capilla
,.,,, -- o adorat'orio, gel'leralmente en buen estado, s~a cual fuere la marcha económica de
10.19
, _ ,_,½±=~c;-~7,;'7:c;;~~ la empresa y, por otro lado, no faltaba algurui habitación -n\uchas veces ubicada
1
Fumte: AtcJ,ivq Alzobispal, Ccnsiis, Fuén~:' Ardiivo o.;,.,..t de \a Nación. en el interior de la propia f'IIS3hacienda-que ~irviera dé cárcel y donde se dispusiera _
Tc:mpwalidadcs. Leg. 71 '
Lcg.19 de@ cepo, cadenas y látjgos. En la hacienda Sal! Juan, la cá¡:cel estaba próxima a
las habitaciones y en Collique, debajo del ri\iiador, j@to alla sala y el corredor_
' ·!
90 LA CTUDAD SUMERGIDA
VIDAS DE ESCLAVOS 91 '
delantero de la casa, de manera tal que todos podían estar enterados de su e:dstencia: . Las '.'chacras de esclavos" pennitieron una independencia del trabajador frente··
pendía como una amenaza latente.20 a la_ haci~nda ~ar~ !os esclavos comenzaron, a ser indispensables porque, como·
Quizá por desviación profesional, los jesuitas y otras órdenes reUgio i; (francis- dec1'.1 la c1tadaD10m~iade Jesús,_ el producto de sus 200 gallinas¡leera necesario para
canos y dominicos, por ejemplo) prefirieron el recurso a 1~ prédicas reli j<?sas Yla vestirse ella, ~u mando y su~. hiJos e meluso para su manutención diaria, dado que
implantación de un rígido calendario de festividades y ntos que; propo nonando ?º le era suficiente el poco fn1ol y los mates de harina que recibía de la hacienda Se
horas de descanso conducían al esclavo hacia un fiel cumplimiento de nonnas y Justifica la chacra; ~e esta manera, por la incapacidad de la haci6nda para reproducir
disposiciones.21 Pero la gestión de una h~cienda -co~o la entendie onpor Jo la fuerza de trab1\)o esclava. Pero ocurre que, una vez cubiertas indispensables
menosfos padres de la Compañía de Jesus- no fue_ solo prop\cma_ ~ látigo y nec~1dades, los esclavos. llegaron a !"Omercializar. su producción, con Jo que
prácticas piadosas: hubo que realizar algunas concesmnes casi mev1 bles a los tennmaro~ anulando_ otra nonna de la vida en los galpones: la supuesta inamovili-
esclavos. Ocurre que cualquier negociación se hubiera dirigjdo a una · nexorable dad. Para mtercamb~Jos productos de sus chacras tenían que ir a una población
quicbra si pretendía cubrir todos los gastos necesarios para la _reprodu :ión de s_u . cercana, lo cual sigmficaba romper con el estrecho mundo de la hacienda, tomar
fuerza de trabajo:¡ alimentarlos, vestirlos, proporcmnarles medicmas y_ os servi- contacto. con otros esclavos, quebrar la disciplina... De esta manera el sistema de
cios. El escaso desarrollo del mercado interno impedía solventar poco on rosarnen- "chacra de esclav?s", que algunos jesuitas justificaron como unmedlo de retención
te todos esos gaJtos, de manera que no hubo otra alternativa sino dej que los de fuerza de trabaJo, a la ¡iOstre y como consecuencia de su deterioro tuvo un efecto
propios esclavos consiguieran .parte de _~u sustento familiar proporci .nándoles inverso. Los hoi:anos perdieron su antigua rigidez. En la noche. ya n~ estaban todos
pequeños camp s de cultivo dentro de las haciendas: se trató de las llamad~ . los negros recogi~os en el galpón. Aumentaron! así las ocasiones (y las tentaciones)
"chacras de ese! vos", sobre las que han e$crito Pablo Macera y Manu_ Burga. par~ fuga,:, cambiar de amo, irse al monte, uni,ise a una partida de bandoleros. No
El sistema no hubiera podido ser patent¡ado por los jesuitas peruanos. Exi~.tía en habia, hacienda que no contara con sus cimarrones: dos o cuatro esclavos que
el esclavismo no americano, en el área. ~el Cáribe, en Venezu~la y el I rasil .. En apr~v~haba11 de cualquier ocasión para desaparecer.. El cimarronaje se volvió
todos esos lugare los esclavos poseían (en~-alidad de usufructuanos o arrencllltiuio~, endeuuco. · . · .
pero nunca e.n·p piedad) campo_s de. culti. i•. 111.._P.re.scin.di.'bl._es_p_ ~a_c.ubri_,._r detenn_1- La chacra de esclavos implicó la introducción de "rasgos feudales" en el interior
nadas necesidad s. Pero en la costa pero ael sistema llego en cierta ml¡lllera a sus
º_, _

0 del sistei_na esclavista. 25 En efecto, la centralización, la dirección unificada de una


lúnites arncnaz do al propio equilibrio in emo de la hacienda. Veamos ~on mayor P~tac1011 dedicada al monocultivo, comenzó a descomponerse desde elinterior
detenimiento las características de estas", hacras de esclavos". ; ·. mism<l, de.la e~presa y el esclavo tenninó asemejándose al campesino yanacona de
En la hacien La_ Huaca, por ejemplo l 1a esclava Dioriísja:de Jesús qisponía de la_costa. No solo eso, Las chacras, al crecer, acabaron reproduciendo el enfrenta-
su terreno, dond criaba 200 gallinas (cad~una av_al~ada en 4 reales, lo qúe hac~ un uuento clásico _entre fa economía campesina y la economfa forratenieilte; en otras
equivalente de I Opesos), cuyo producto comercialIZaba hbr,;lllente_en la l~1~d palabras:, la agncultura !'ara~¡ merca~º-imemo v~rsus la ~gricultura para el exterior.
1
cercana de Chan ay. Aunque ella reconoda que el esclavo no podia ten,er nmgun Fue un_ av,ance l~nto, silencmso, casi '!llpercep,tible. Lo que al principio era una ·
bien, en la prácti a estp quedabáreduci.do a¡unafónnula que, en todo caso, se "':ataba conces1ón gratmta (d~sde la _Perspectiva de los_ amos), en la práctica se acabó
pero no se cump a.23 Otros esclavos cnafüm ganado porcmo. No faltaban ha~1endas · transfonnando en un mamov1ble derecho de lós esdavos. Algunos própietarios ·
donde los negro tuvieran hasta caballos 1mulas. Las chacra.s fueron cn:ciendo a comenz.aron a culpar,al s1s~ma de chacras de cuantos inconveni~ntes se producían.
costa no siempre del monte (de nuevas tietj:as que etan ganadas para. la agncultura), Tal v~z, ~? parte teman razon cuando sostenían que por esas sementeras se habían
sino que, a vece , la expansión se hacía e4 desmedro del propio hacen~do. En 1;a relaJado !os negros. _ · _,· .. .• · :
misma hacienda La Huaca, el administrador nombrado por Temporalidades, atn- P~ro, VIsto el problema desde la óptica de.los esclavos, las chacras no eran
buía la mala sit ción de la empresa a "el ~mento de Cochino~ y Bestias que tien~n. .sufi_c1entes para compensar los excesivos esfuel'Zos que requería el laboreo de las
1
los Negros, cuy ganado perjudica a la co echa de maíces que se hace en beneficio
de la misma Hac enda para la mantención ,e ellos...""' En otros lugares, los esclavos
sembraban, ale de hortalizas y gran~s, algodón, con lo cual las ')>equeñas
h~i~ndas'. D~ la escasez de esclavos, los propietarios procuraban aprovechar al
maxuno la capacidad de trabajo de los negros, lo que daba como resultado el crecido
número de enferrno~ y lisiados .. En_ ~an Gerónimo, por ejemplo, de 96 esclavos
se_ _m_ente.ras." varon~, 6 estaban enfermos, 20 lisiados, 3 anulados para el trabajo por ser
hacienda, llegtuv ero.
n an__mvadir
qu.e i,n_érementarse. ~n _oc.·ucaje,_Haciendas
propiedades llmutrofes. ap_· arte
_ _ .• _ de. que
re.star-.t1.·e_ rr
__ as., a la
ojledec1an ~I . _ . , en te, "loco"; ''19nto
respeetlvam - " y "n.-dícu1o de--cuerpo",
. · habría.que
. añadir c¡ue.· 54'
modelo de un "s ñorío de producción", ddnde las tierras estaban concentradas baJO teman menos de 9 o más de 50 añ,os y que dos habían huido.,.. En El Ingenio sobre
la conducéión d rect¡ del propietario, parbían marchar a convertirse en "señoríos 156 varones, 9 estaban accidentados, 19tenían más de 60 años y56 menos'deJO,
de arrendamient"; donde la propiedad s~ dividía en tierras del señor y parce!~ de además_de ,17 enfennos y _uu fugjtivo.~ EnLa Htjaca, sobre 114 negros, 15 padecían ·
los campesinos. • de hennas,'·: gota, llagas e meluso habia un leproso. 28 En Belén sobre 112 esclavos
,_ . . :'', ' " ,

. '
92 LAOUDADSUMERGIDA
29 estaban lisiados y heridos, muchos de los cuales arrojaban "sangre por la boca"_,,, VIDASDEESCT.AVOS 93
En San Juan, de.75 esclavos, 11 estaban en malas condiciones.'°
Si a estos antecedentes sumamos lo dicho sobre las epidemias, no ·;orprendeque, HACIENDASJESUITAS-PRODUCCIÓN DE!PANES DE AZÚCAR
en ciertos años, la mortalidad sobrepasara a· los nacimientos. En 1 Huaca, entre 1

diciembre de 1767 y diciembre de 1768, la relación fue de 8 na imientos y 13 Libras


defunciones, y en El Ingenio, durante ese mismo año, 7 y 16, res ectivamente.'1
Estos y otros números dispersos traslucen la dura existencia de los :sclavos en las 400
haciendas, pero, además, tenían un significado desolador para 1 s propietarios:
indicaban que el sistema esclavista de la costa condenado a su prop· reproducción /\
por la escasez de esclavos y las dificultades en su internación, te ía límites muy
precisos para su desarrollo. No era viable. Si se añade la eros· 'n interna que 300 1 ~
"
I ' I
I \
\
'
significaba ia propalación y expansión de las "chacras de esclavos , sólo.quedaba • 1

concluirquclelesclavismo,deformadodesdeuniniciopo.re.lsistema '°.lon·i·al,···es· ª
..·.ta.·b..
en descompfusición. La explicación de este desafortunado desenlace (desafortm¡ado
• I
.,I .

desde la per peeti va de los amos) tenía su origen en la imposibilidad e impl~men~ 200 •
un sistema plantaciones en una economía con escasa circulación oµetana, débü-
división del bajo, limitado mercado!inlerior y cada vez más dificil •culacióne011 ·
Europa· P alelamente a la variación]en ritmos y direcciones del c ercio e¡¡terior .·
peruano, al terminar el siglo XVIII se produjo un cambio a iniStrativo q\:ie .. 1()()

l'
trastocaría 1funcionamiento de las aciendas: la expulsión d.e los.lt.su.itas.

b. Descom osición del esclavismo · ,


O .,__._._,_....._.1........1._,_....._L....l.-L-'-L...i.-L,,L,-L..J.-L.L...cLL__.__ _
Los jes itas se habían desempetado como los propietarios ~ás modernos, Y 1,750 51 52 53 54 55 :56 _-57 58_59_ 60 61 62 "63 64_ 65 66 67 '68 69 -70 71 7; 73
eficientes la costa. Cuando se profuce su expulsión, en 1767, este hecho acarrea
inevitables cambios en la gestión de sus empresas que terminan perturbando a la --VILLA
- · - • - • [;A HUACA FUE~E: NlcqLÁS cusHNER., LOROS OF
producció agrícola. Aunque·e1 fenómeno no afecta el nivel de las recaudaciones xxxxx VH.CA1-IDARA,
- - - -EÍ.INGENJO TIIELAND~ALBANY,1,900.PP.g¡.99_
"!..• HlJAURA
00
·-

decimales, con excepción del vallb de Chancay, sí se nota. con nitidez en la .A.G.N; TEMPORALIDADES, 1..EGS.71,08, 84 y 88.

producció particular de algunas ha4endas.32 Pocas lograron mantener o aumen~


sus rCndim entds, como Bocanegra_ Oinicialmente El Ingenio; en ?tras, se _o}?servo haciendas que. habían pertenecido antes a la Compañía donde '1os domésticos
por el con io: un significativo desFnso, co11;0 ocurrí? ~n. Villa, Macacona, San cometen excesivos robos de caña, aceitunas y leña, queluego se los compran en las
Gerónimo, La Huaca, Motocache y San Josc." Se 1~1c1a;dé esta manera: el casas de abastos Ytambos'\ ·~n esta clase de robos se han¡'cebado" los negros de
desmantel miento del sector modemo en el agro colomal. · El proceso tendra su las_ haciendas de San Juan, Vma, Santa Beatriz y Bocanegra, para los cuales exige
pro.·lo.ng.aci ·n c9n lacrísis co. mercia~de 1810y las.gu.erra•'s de l.ai.ndepende~.cia De drasucas ~anc10n';! porq~e, de.lo contrario, !~ desobedie~cia puede propalarse a
manera qu la crisis agraria inicias gestación antes que la crisis comercial. . , otras propiedades: En Lima, fac1lmente, vendtan sus robos: en la ciudad existía un
La elisión de los jesuitas y incremento de las. chacras de esclavos qmza mercado clandesuno." · Los robos eran expresión de uria situación general: el no
podrían ex lic4r esa "relajación" de~costum.·.br.es. queº.b~.ervar.on de.•s.de_un inici~ los acatami_ento a los nuevos amos. Sea como fuere, los esclavos estaban familiarizados
nuevos ad inistradores: los escla os parecían no suietarse a horarios precisos, con ~l_ntmo de trabajo y las relaciones paterrtales impuestbspor los jesuitas. Los
algunos oían hasta armas, las c acras justificaron que poseyeran sus propios adm1mstrad_ores colomales pretendieron m~tener y elevar'la producción disminu-
instrumen os df' labranza, la comercialización de sus pi:oductos v~idaba la ausencia ye~do los dms fenados:y restando ciertos beneficios de los esclavos. Fue así como
de algunol·· Se volvieron frccuent¡:s los robos, El Director General de Tempora- se m1t:resaron por las _c_hacras y, sin llegar a comprender ei porqué de ese sistema,
Jidades, 9 decir, el fun<;ionario re~ons~bl~ _de la co~ducdón dp esta especie de optaron por su abohc10n, _En otras p~br~s, sólo ~pararon en los prejuicios que
"reforma ~grar:ia" sectonal que fue la expu1s10n de lo~ JCsmtas, tuyo que pro.mover
un auto ¡te el Superior Gobiem I refiriendo la grave situacióri existente en las
acarreaba a la ad_~m1s~ac1ón centralizada ~e la hacienda; pero desatendieron por
completo la func10n mdispensable que teníán para el sustento de la familia esclava.
1
VIDAS DE ESO-AVOS 95
94 LAOUDAD SUMERGIDA
La administración de Temporalidades, frente a las chacras de esclavos, trató d: haciendas. En el valle de Mala, el administrador de la hacienda San José del Monte
revertir la tendencia que había regido hasta entonces, y leja! de toleJrflas, ~usco quiere someter a sus esclavos a los rigores de la disciplinf y así controlar a esa
reducirlas y suprimirlas: el argumento central fue que absorb1an _dem ,iado uempo "indómita gente", que sólo obedecía a su "muy desenfrena$ voluntariedad", pero
a los esclavos y que, a causa de las chacras, descuidaban los culUV<?~· ,a €;COnomia sólo consigue propiciar un motfu de esclavos en 1786: apresan a un caporal y le
terrateniente pasa así a la contraofensiva. Desde luego, se pretendio ue es~ fuera aplican 25 azotes, en otra ocasión abandonan las sementeras y, finalmente, dos
inmediata y tuviera rápidos éxitos, porque "no hay derecho que se autonce una. esclavos interponen un juicio en el AIZobispado contra el administrador." El
práctica tan perniciosa al amo, pues ni el esclavo debe sujetarse-~ o a ley, que al caporal de San José no fue el único que salió malherido luego de sus infructuosas
ordenado [.. ,] de su Señor; ni es regular que su indulgencia se extien contra sus gestiones. Cerca de Lima, en la hacienda Chµquitanta, ese mismo año, un grupo de
propios intereses, me es igualmente foIZoso reclamar la justific~ción e V. El,. ~fin negros raptan a Manuel Alvarez, ayudante del administrador y "lo introdujeron en
de que en la providencia que se expidiese se orde;1e del pr0P_IO mo o, q~e dicho el monte entre. siete y después que descansaron volvieron p\Jf segunda vez a darle
Subdelegado proceda a quitar, y remover semeJantes obstáculos, haciendo se azotes" ,40 como consecuencia de lo cual agonizará y morirá en Lima.
vendan los expresados bestias y cochinos, ~ediendo su product? ~ ~a ?,rjel dueñ~ .Los motines de negros acabaron asi dirigidos contra quien visualizaban como el
de la Haciend~ para en parte-del compensativo de tan graves pe!Jm~10 . . Se pens_o «enemigo inmediato'\ ,Carecieron de capacidad para propalarse, difundirse y
que la chacra ,ira una concesión y que, así como en un momento se hizo, en otro podia movilizar a grandes masas. La praxis apar~íarigurosamenie condicionada por la
suprimirse. P ro la situación era más complicada dado qudos terr. s Yganad~s fragmentación ocupacional de las haciendas,
· del esclavo e necesarios para su sustento y que, por Otro lado, el sis ema se hab~a
desarrollado e un grado talque tenninó pareciendo más un ~erecho q e_ una gracia c. Cimarrones y _palenques
i'
de los propie ·os: de la posesión se h4b_íapasado a 1~ propiedad el! u~a,_
La labor d Temporalidades se complico en la medida en que sus_ .m1stra~o- Los,mcitines, en definitiva, no fueron mut frecuentes. Ocurre que los esclavos,
res eran nuev s, recién llegados a las h ciendas, carentes de cualq~1e 1 ~mculación ante la 'ofensiva de los propietarios, tenían !otras alternativas: la primera y más
1
con los traba adores, en la ignorancia completa sobre sus aspiracione~. .P~ evid~nte era la hQida de lás haciendas, es decrr, la opciól'l por el,cimarronaje.. En este
añadidura, co la sali?a de los jesuitas,_~n algunas hacien~as, como S~ J?se, babia caso, la geografía venía al auxilio del rebelde: los valles de la'costa de ese entonces
corrido unru orsegun el cual laesclaV1rud llegaba a su fin. los pardos y cnollos eran estaban.rodeados por'áreas boscosas, lugarell donde los pantanos y el crecimiento
libres y los bo ales sólo tendrían que tritbajar por diez años más. In~uidos tal ~ez . · hirsuto de la '.'caña brava" dificultaban el áceeso, a la vez que ocultaban fácilmente
por estas ide ; "se pusieron en peor eslado que nunca, de mo~o que no obedccian a cualquier hombre. Pero los cimarrones no sólo recurrí¡m al monte; podian
a cosa alguna ue se lesniandaba [...] andaban en copiadas trabaJando en al~a cosa encontrár un refugio igualmente seguro enfa ciudad, en la propia Lima, que con sus
1
y otros en nad . Si se les quería correg~· cosa alguna: sea el que fuere, ~alian todos, 52,000 habitantes' y 4_00 hectáreas era una verdadera metrópoli, de acuerdo con las
a palos y p adas y cuchillo"." En misma hacienda de San Jose, el es~lavo escalas del siglo XVIU peruano .. En lo~ abigarrados callejones y tugurios de. San
Francisco Tej da "alborotaba e inducía a los demás esclavos a la rep~~nancia ~;/ Lázaro era imposible localizar a un negro fugitivo. La ciudad proporcionaba así la
trabajo, acon jándoles públicamente que no obede~can_ al adm101strador . · solidaridad de los, libertos, sin embargo, muchos prefirierlin la protección de
Aumentaron I s ro?º~• en_ otr'.18 haciend . se_ de~truí.an ffilS. te.nosame_nte. los ap~ros, pantanos y cañaverales. . . ·
los esclavos s. res¡stian a suJetarse a .nueva Jornada; .. No faltaron los moUnes, Casi no hemos encontrado padrón de población de haciendas en el que no figure
dirigidos con quienes eran, según los1 esclavos, - "mal
· os .,aclm"1mstra-. - dor~" Yen algún cimarrón. En várias la situación era alarmante, como en. Belén, donde
defensa de su chacras. Los administi½dores se reafinnaron en la n~cesidad de figuraban doce esclavos huidos: las edades de casi todos eilos fluctuaban entre los
reprimir lo qu para ellos era "orgullo" Y¡ "altanería" de los negros.• Lo cierto es que, 20y 30 años y estaban acusados de "robo" o "ebriedad".41 Siempre había unamptura
desde enton , se tomó pennanente la tensión entre señores y esclavos en las en el inicio de la aventura de un cimarrón: un pleito con el administrador, un robo
haciendas. · . , · I· · . . · . · · descubierto, a veces podía tratarse de un crimen... Por otro lado, los cimarrones
El valle de epeñafueqmzaelmásconvulsionado. Ocurneronmounesen 1768 tenían que subsistir de alguna manera y para eIIo el monte éra poco pródigo, de
en Sa_n_ Jacinto en_ j 779 en San José y e~ 1786 en Motocach._e. En tod_os los casos.se maneraquesóloquedabaasaltaraalgúnviajeroorobarenlashaciendas.Esasícomo
trató de alz ientps aislados, que no \IIegaban a trascender los linderos de las forzosamente hubo una estrecha relación entre cimarrones y bandidos. · ·
haciendas y q e sólo aspiraban a refonnas en la conducción de la empresa. No .eran En las cercanías de Villa, los pantanos y totorales delazonaprotegían a mi grupo
pocos los que 1 entaban la expulsión d~ los padres dela ~ompañíay a¡¡oraba_n otros de cimar¡unes, que frecuentemente asaltaban!a esa hacienda y otras propiedades.
tiempos. Des ,e !µego que el mal trato po fue monopoliza_do por Ten;woralidades. Dado que el lugar apenas estaba a tres leguali de Lima, fue percibido como una
Reimplantar e¡ deteriorado poder de lor señores fue un eJemplo segµi.do en otras amenaza y se mandó contra esos negros, cuyo número se ignoraba, una partida de

1 1
1
96 LACIUDApSUMERGIDA VIDAS DE ESCLAVOS 9i
ciento cincuenta hombres de caballería, que no pudiendo penetrar en la maleza, la aútosubsistencia Salen desde esos parajes para asaltm;, con lo cual termin~ : ·
optaron porecharle fuego.42 El monte de Bocanegra, cerca de la desembocadura ?el delatando su presencia El1 1761 se organiza una expediciór contra el palenque dé
río Rímac,• 'también servía de refugio a los cimarrones, de man_em que v1v1an Carabayllo, ubicado a una legua del río Chillón, en un lugar "intraficable de los
relativamente cerca de las haciendas, convirtiéndoseen·una tentac1ó~ permanente caminos", por su "aspereza"y la "fragosidad del monte".:' Van veinte soldados,
para otros esclavos. Su sola presencia, a la vez que mostraba la deb1h~1d del estado dirigidos por los alcaldes de Lima y Chancay, y acaban destruyendo el palenquey
colonial, era una propaganda en favor de la fuga. No extrafla que de Bocanegra apresando tres negros y. tres negras, .calificados como ''forajidos y. montaraces».
frecuentemente huyeran esclavos.43 En 1780, la misma hacienda es 1enazada por Probablemente, otros esclavos alcanzaroOafugar, pero !acierto es que eran grupos
veinte cimarrones.44 En otras ocasiones, los esclavos preferían poner I máximo de reducidos, incapacitadospara vivir de. su propia producdón.48 .Cuando no asaltan,
distancia entre ellos y las haciendas, como ocurrió con dos esclavos de San Nicolás, tienen que ofrec¡,rseco1M jornaleros en las haeiendaspróximas, Los administrado,
en Supe, o con tres negros de la hacienda Macacona en lea, que desd esos lugares res simulan ignorar que' son cimarrones y, apremiados por la escasez de esélavos·,
llegaron a Lima. aceptan sus· servicios. .
La libertad conquistada por el cimarrón era insegura: seignoraba :uánto podía . 'El palenque, al igual que el cimarrortaje, deriva en el ba~dole¡ismo: a fines del
durar. En algunos casos se anota que el esclavo es un cimarrón que I eva cuarenta sigloXVIII ycomiénzós del XIX estefenómenose tornará endémico en los caminos
años fuera de 1~ hacienda, en otras, apenas dos o menos. Pero la captor , para la cual y valles de la costa. El bandol?rismo,'adifer~nda de los palenques, no será sólo una
el Cabildo of' e cada vez recompensas más elevadas, no signifi el fin de la expresión negra del malestar social; por el contrariQ',Comóveremos en el siguiente
•'profesión" d un cimarrón. Por el contrario, eran frecuentes losreinci cntcs,como capítulo, las bandas tendrán ilQa composieión pluriém1ca.. La decadencia del
lo ilustra la vi a del negro Anaclcto, esclavo de Bocanegra: "Uno d, los negros, palenque nó es sólo atribuible amejoresmectíbsctecónírofo unaacción más efectiva
según el ac!Íni istrador, de más perversas inclinaciones''. que no dura ás de cuatro de la represión colonial.· La causa está enesá \enclencia a laintegtaciónque se puede
o seis días en l trabajo, se resiste a los arrestos y toma a fugar.45 E casos como · observar en la cultura n~gra. El ideal de recuperar la vida africana n? cousigue un
éstos, no basta a protección del monteo ele la ciudad y se vll~lveinevi . ble la ayuda sustento sólido, porque por entonces.se ha pefdid?elpareritesco tradicional, casino
de alguna ban a. Fue, en cierta mane la biografía del ésdavo M~rianillo,. que se utilizan las lenguas aborígenes,49 mientras se incrementa paralelamente el
1

trabajaba por e año de 1805 en la hacien San Nicolás: disgustado pqr el mal trato mestizaje con los otrQs grupós étniccisde laéolpnia, Es portqdoesto que siempre
del administra or, huye a una hacien vecina, Andahuasi, donde ~s apresado, llamarán nuestra atencióh esas pocas\:omunidadéS negras de la costa qué, solitaria
Vuelve a huir, sta vez a Cañete; y deal , a lea, dondeintenta trabajar Como arriero . y tenazmente, han sabidQ rriantener,hasta lioy, sus propias tradiciones: Se fonnaron ·
pero termina iéndose a otros tres ne os y con ellos regresa a Supe para asaltar, en la proximidad de las haciendas e .incrementaron sus habitantes a tosta de
Lo apresan en 806. AJ año siguiente ha ugado de la cárcel y forma otra banda, con cimarro,nes o Übertos: Fue eleaso de El Carmen, cerca de Chincha, o La Bailda y
dos esclavos f •itivos, también de San¡·colás, que acabarájl incorporándose a una El Ir¡genio,enNazca.· El procesodeintegráción deJaéult.uranegra,.entonces, tuvo
banda de saltea res de caminos, queac 'an en las inmediaciones de Chancay Y_ que rasgos má.s nítidos en la ciudad que en el campo. Fue ún camino diferente del que
están dirigidos orlos"chinos" Ja~in.toR yesy·M.anu.e!C.·arn·p·os. Lab_andac.ons.1gu.e. · , .contemporáneamente siguieronlos campesinos andinos: en lii,sierra, especialmente
persistir y aso a una vasta regron co rendida entre Su¡¡e y Canete, pero sus en .el sur y desde la segunda mit,id del siglo, lós motines rurales se cónvie.rten en .
aventuras term nan cuando todos caen presos. Marianillo será condenado a recibir
46
a
.rebeliones que, su vez, cuhninan en fevoludones como la~ de Túpac Amaro U
200 azotes y a años de destierro en el presidio de ValdivÍi1. • • • . (l780)y los hermanos Angtilo (l814). La vuelta alTáwarttinSuyo es una verdadera
El cimarra aje no se comprende sin los palenques: este amencamsmo servia · ~speranza colectiva que embarga a los con1unetos; ct,,maiiera que esas rebeliones no• ·
para designar n lugar improvisadamedte fortificado. En efecto, se trata de una se entenderían sÍlj el. renacer· dé· 1a .cultura andina. qué las ~ustenta: et quechua ·
modalidad de rotesta social negra por]la cual un grupo de esclavos, hombres y recupera el terreno perdido, se difunde el teatro y ¡a pintura es ganada por colores
mujeres, busca an un lugar apartado, d<:rde, protegi_dos por muros de cañ a y barr_o, y motivos indígenas, los nobles indios se ~sfoerzanpor hacer reconocer sus títulos.
0
intentaban re uclf sus formas trad1.cmnales de vida. El palenque es la ocasmn . La scicie.dad incaica es recreada en la memoria 'colectiva y planteada como al tema-
para tratar de cuperar una cultura qu1 aprcce irremediablemente peroida.. Este tiva al ord.encolonial: seformaba uria utopíaái!dina, El componamiehto distinto de
obsesivo prop - ito lleva incluso a repeti'.\_Viejas rivalidades e,ntre los grupos é~i~o:, los negros responde a que, en definitiva, son una "íriinmfa'.'; ·a la que no•se puede
del Africa que. uchas veces ponen en pej1gro la subs15tenc1a de toda la ~omunulad, reclamarmia respuesta uniforme y masiva :frente ·al orden colonial porque la
diversidad ocu¡iacional anula fa cohesión; dísgrega·.a los esclavos e impide una

=- •1-,, ,_,., ~¡-


Su mayor auge . ue alcanzado a fines del~iglo XVII e inicios del sigui~n:e. Entone.es
los palenques crngregaban poblaciones ?umerosas. Al termmar el s111lo XVlli, en ·acción concertada.'°. Dotante fa independencia· no existiÓ.'ur\ ''movimiénµ¡ de
cambio, si bie se pueden encontrar f'1 Huacho, Supe, Bocanegr¡¡, Taboada, Jiberadón negro'' parangonable con el criolkilo elindígena. ·
e,,,,""'"" M :• ~ - - ,t •""1 a,
98 LA QUDAD SUMERGIDA
'" VIDAS DE ESCLAVOS 99 :
4. EN LAS ClT)DADES !gi_nuatdaen que condtra~ sus servicios, teniendo la obligación de entregar una deter-·.
· · suma
· l3l1ll o semanal a su ·p
. · tar1·o. Al
ropie . gi¡nos de estos esclavos•
a. Artesanado y servicio doméstico consigudieron gran mde!>l;ndencia y no tenían la obligacióh de vivir en la casa c1ei'
amo, e manera que podían. tener su propia familia' ' .
EnLim fu . ' 1

· Hemosindicado el contenido relativamente urbano de la escla 1tud. En Lima . . , a eron c~nsados 363 jornaleros. Esos eran los estables pero por
defim1c1on, un negro ,Jornalero te , ., . • ,
estabaJa mayor concentración de esclavos de la colonia, pero és s, a su vez, se
hallaban desperdigados en múltiples oficios y actividades. La más ignificativa _;_ :biero~ alcanzar un número sustan1::;n::~~~\!t~ri~ii:esm;1!~~~:
o, mejor dicho, la que reunía un mayor número de trabajadores- er 1 el servicio en al YmeJor remun~das eran las de-carpintero (12 pesos) yalbañil (U pesos), 0
las casas. El esclavo era un lujo, un "objeto" de ostentación p ra los grandes lado de ellas ex1suan otras, como las de ¡¡guador, encargado del alumbrado::.
comerciantes, pero también una necesidad para los profesionales, 1 s burócratas o
los pequeños empresarios, y quizá una fuente indispensable de in esos para unas
capas medll\8 que lindaban con la pauperización. Cualquier perso ,a que quisiera CUADRO4
diferencjars de los pobres de la ciudad debía tener por lo menos un esclavo.. Es así
como la de anda urbana compitió con las haciendas en la posesión e trabajadores. Esclavos en Lima, l 770
En 1770; e 38% de testamentos lim~ños se indican esclavos. ·. Due- Escla, /Escla, Ni-
Al term nar el siglo XVID fueron censados en Lima 11,132 g' ientes, que se Sin
.dividían en ,229 esclavos y 2,903 de bastas libres. Esto significa q e el 82.59% de , ños · V9S :vas ños esp. Total
la poblaci' esclava de Lima estabJ dedicada -,aparentemente, como veremos
Con 1 escl~vo (s) . 27
luego--- al rvicio doméstico, distribryéndose, en primer lugar, en as 500 grandes
2
13 14 - 27
casas de la iudad y en los monasteryos, comunidades y hospital ,.: estos últimos 23 22 '24 56
tenían en to 445 esclavos. 51 Hay q!e añadir a continuación las hu,ertas, donde los 3 8 14 10 24
esclavos la raban o cuidaban cultivo que se hacían en el interior de los muros de 4 7 16 12 ' 28
la ciudad. n las casas las ocupad nes eran múltiples: cocinar,, lavar, cuidar y 5 5 9 11 5 25
6 1 3 3
amamantar los..niños, reparar la vi1ien.da.. Hab.fa otras más especializadas: ser 6
calesero; r ese entonces, en Lima pbía alrededor del,500 calesas. 7 4 17 11 , . 28
8 1 1
Alguno esclavos permanecí:m ~ o más generacioqes al servicio de una casa; 7 8
10 1 7 3
otros, por e contrario, cambiaban co frecue.ncia de amo; lo.. que s.ignificaba. a vec.es 10
recorrer lu ares muy diversos. La esclava Rosa Montenegro había nacido en 16 1 7 9 16
Santiago d • Chile, en la casa de don Juan Santa Cruz, quien la vendería a Josefa 18 1 14 4 18
Santibáñez vecina de Cailloma, de dbnde Rosa pasó a Arequipa. Allí-al parecer, 21 1 21 21 .
por sus "vi ios"¡ y "malignidad"- c~bió inuchos amos, inclÚidQ .el cura auxili'.ar 29 1 18 11 29
del obispo e Aj-equipa. Se ignora (:\iimo llegó a Lima, donde su primer amo acabó 35 1 23 12 ,' 35
depositánd la en una panadería. Estuvo fugitiva, hasta que la compró María 44 l. ,5 5 34 : 44
58 1 3 55 58
Hurtado de en.d.oza, quien, a su vejla vendió por"prostitu.ción" y.acusada d.e tener
86 1 35
varios "$cios". 52 Una ci.erta icaresca rodeaba· 1a vida de estos escla.vos; 38 13 86
fácilmente ueden deslizarse al m do lumpen de la ciudad. . 94 1 94 94
Varios 1
Pero la ayoría de los esclavos ~o vivían precisamente en nna gran casa. De 87 Varios
dueilos de ~scla,.vos q.ue hace.n testan¡entos en 1770, 65 ti.enen.meno,s. de 5 esclavo.s.; 87.
--,-- . -- --. -,--.
en el lado opu~sto, sólo uno tien~ ¡94, sigue otro con 86, otro con 58... Siendo 225 177 13 188 603 · + varios
propiedad e personas de menores Íljgresos, los esclavos no podÍal) ser desperdicia-
dos en ªij' idades domésticas sino 9.ué el amo trataba de recuperar. s.·u inversión y
·ganar algú dinero a costa del trabajo de su siervo, para lo que eran mandados a
Fuente: A.G.N,,ProtócolosNotarialies, Testamentos, 1770.
1
'
buscar j al, es decir, salir a las ptazas, ponerse en las esquin~,'
a la espera de
' 1
!
100 ·LA tl;uOAo_SUMERGipA VIDAS DE ESCLAVOS •lQÍ
Según ehitmo. de llegada de los barcos al Callao se incremeniaba la demanda de CUADROS
trabajadores para el puerto, de cosechadores de alfalfa o de arrieros pat,1transpDrtlll"
y dlstriquir las mercaderías desde el Callao afama La construcción de dificaciones · Gr¡mios men(}res, Lima 181~
en la ciudad, frecuentes en la segundarrtitaddelsiglo, también demanda iajomaleros Gremios
eshicionales. 53 - · - . · -_ Contribución
Los negros jornaleros pasaban por oficios distintos y recorrían los nas variados ·anual
lugares de la ciudad. Acabaron así en contacto estrecho con otros ,pos sociales · Zapateros .
qué estaban en condición similar: los semiernpleados y los desocupa Js que, en su · Alfareros . · . 590
. 91
mayoría (en términos étnicos) eran ubicablés entre las castas.54 Aquí e tará el origen Z°'.'"adores, curtidorés y cuerderos 233
de una especie de subcultura urbana que, en las proximidades de lac · inalidad y CaJones de fierro viejo · . 287
el bandolerismo, se fue formando por esos años. Las acuarelas del obi po Martí11ez l{erradores · 10,
de Compañóni(l781) recogieron el contraste entre los esclavos de acienda, que Carpintertjs .
· Cajones de Ribera 352.
mantenían todhvía sus ropajes africanos;c~n los negros de Lima y o ras ciudades, 439·
. Boticarios
vestidos a la ' anera occidental. Entre los aportes culturales negros estuvieror¡ la · Chocolateros 225
música y las d zas. Algún viajero recuerda con precisión los ritmos onoros, otro Plateros' 240
alude a los in trumentos improvisados ;<tronco hueco, quijada de as o, palos), no .· Cereros ¡
500
faltan mencio es a la sensualidad de los movimientos. 55 A los. egros de]Jen 425
. Herreros; brol\éeros, ·hojalat6ros 306
atribuirse tam ién ciertas variaciones eh la dieta de la costa: Lo que ocurrió en el Carroceros . •. . . . i
Perú con esto. migrantes africanosfüe :un verdadero proceso de acu turación. · · Manteros y coicheros . 200.
Tiradores ..··. 107
. A pesar q e los esclavos se veían \'9n frecuencia en las calles, e incluso podían
pertenecer a 1 misma cofradía, las exigpcias de sus amos hacían que~foera a veces Sombrereros·.. .. 100 .·
226
bruta·ll·a. comp tenci·a.entre. ellos para co.r..seguirtra.bajo... Y· al·.canzareljo.;rn.al d.·eseadci.
Una esclava r fiereque cuando su amo ¡1,a compró estaba embarazada y, dos meses . . , . . ''
4,331
.' . . .
despuésded . alu·z· ,lae.nvióalacalle º9.nlaoblig.aci.·ón. dee.. 11.m;gar.·les¡,ispesoscada
mes." Una vi da espera conseguir alg9n "corto ~livio" que le permita "sostener su
estado" comp ando una esclava a la que destina a v~nder en las calles .y conseguir Fµent~: A.G.I., ~im"¡75\ "Expedient~ seguido por la Jurita Extraordinarfa de Tdburtales
, para fac1~~ ar~1tnos con ~ue auxiliar a la _Real Hacienét~-en las-urgentes necesidll-
joma1.s1 - 1 . _- ·:/( - .. - . - . . . . . -.· _- .
dos del d,a , l.1ma, B,Rmz, 1815, p. 43. También en Timothy, Anna; The fall of
Cuandoelamo,no.requeríad.elossel'f'.'iciosde. un.· ese·.·lavo.,~staba.· des.~ohtentoco.n the ro_yal-gove~nmellt in Pe_rú, Universify of Nebraska,: 1979. ·
él o no podías ]ventar sus gastos, recomía a venderlo. Le poma un precio y el prop10
siervo; como , uando salía en busca de jbrnal, tenía que recorrer plazas, mercados y
calles ofrccié dose en venta, para lo que disporiía de. un tiempo limitado; S1 .no b: Ún suicidio
cumplía erare rimidoo castigado. Alg*nos esclavo~ se quejaban delelevado precio ·
en que habían sido. tasados y la imposibilidad consiguiente de encontrar casay amo. ~n los inicios detsigloXIX: lacondiciónde los negro~ en Lima se deterioró
"En el día[! 91] no es cosa tan fácil que los esclavos hallen quién los compre en 1:3
. sen~1bJemenie.. ~SlS Cllmerc1al que comenzaba a afectar a laciudad repercutió
té.rmi. nos. tan reciso. dentro de esta
crecido".58
cap
.. •.
ital, y es.. pec·.ialm.. en.te cuando su prec·.io es. ·
, . j. _ . . .· ·· - .-
e11 unan oto~ baJa en_ la dern.anda de trabajo y en los jornales, a pesar de lo cual, los
. . .ru¡io~ m'.1°teman ;el rn1sm~·mvt;I de exigencia a sus esclavos.•. Algunos optaron por
. Una cond cióri diferente, caracterizada por su estabilidadfoelaqueconsiguieron · la fqga, mcorpora11dqse a los grupos marginales de l,i ciudad o saliendo erí busca de
los .artesanosi•· )'ero aquí no se trató t/nto de esclavos como de mulatos y negros .... losm?11tes ! las partida$ de bandoleros;"' f>ero a la mayoría sólo le quedó.asumir
libre. s. E.ranb stan. terri.eno.sh.u.meroso~yseencon. tralJ.an. dis. tri..buido···s·e··.nac.i.iv.idades. • _la -~e~.1-~~:~cmn o. e~ -_!odo·: ~aso!. recurrir ª: e·se-. "consllelo:,de·- infelices" qrie, en·
tan variadas orno zapateros, alfareros herreros o barberos.''. Segun el parecer del def1¡11c10n d~!Men;uri~ Pe7:uano,erala religióff;Tarnbiéri quedab¡¡.¡¡n camino más
1
barón Alejan ro de Humboldt, su trabajo .les producía más de lo nefesario para el . de$~erado. elsmc1dm, que como señala! Christine .Hünefeldt en· su excelente
e
sustento inc uso·algunos pudieron retinir capitales de 10 a 15,000 di¡ros: fueron las
I es~díQ ~obrel?s negros d~fama, era''el chatjtajemáximo" porque perdiendoÍayida
excepciones. En efecto, terminaron a emiándose.. ' .. els,~rxo,perdia todo.sudmero el amo, Fue tma amenaza frecuente sólo excepcio-
nalmente e1ecutacfa, ·· · · ·· · · · · ' ' ' · ·· · · •· ·· · ' · ·. · · · ·
102 LAauDADSUMERGIDA VIDAS DE ESCLAVOS 103
Hipólito Unanue, en sus Observaciones sobre el clima de Lima (obra impresa en desconcertad~ y sorprendido. Toda una red de intermediarios se interponía paraq~~
Madrid en 1815) decía que "en las poblaciones civilizadas del Perú", dentro de las estos personaJes contrapuestos y antagónicos no alcanzaran. a visualizarse coii
que estaría seguramente incluida la cap~ta!• el~ui;idiº. era i~orad.o, ~-rcuns.cri_.bi?n• nitide~. La con~ie?cia social devenía casi inevitablemente opaca y confusa Én esiÍ
dolo a los lugares apartados, donde v1v1an ·mdígenas aleJados de ' la protección red de ~termediar!os, donde se agolpabanindístintamente]profesionales, artesanos;
benéfica de la religión cristiana".61 Probablemente desconocía que es años antes, peq~enos comen:1antes, _dueños de pulperías y chinga~as. arrieros, panaderos,
en la Alameda del Pino, dentro de su propia ciudad, el sereno babia d scubierto una burocratas, la anstocracm encontraba una barrera y una protección frente ·al
mañana de mayo el cuerpo pendiente de un naranjo de un negro 11 1ado Antonio, encrespado universo. social urbano.
í'. de casta Angola, de más de cuarenta años, casado, con cinco hijQs. ~!indagar las ½1, frag~e~tació~ social de los ne~~ se vio acentuada --como ha explicadb
causas del. suicidio se descubre que era esclavo y que su amo le recia aba la entrega tambifn Chnsune Hunefeldt-:- P.ºr las diferentes \'inías de las que provenían, pero
de seis reales diarios, para lo que no era suficiente su oficio.de agua or, por lo que especralmente por eUu~ distrngo qu~;se entabló entry "criollos" y ''bozales":
tenía que conseguir otros empleos, pedir dinero prestado y endeu se más. Su confundrr los nombre_s era msultarlos. S1 a esto sornamos lo dicho reiteradamente
situación se agravó cuando una de sus'hijas enfermó gravemente. Fu entonces que sobre la f~gme~~ción ocup_acional, la dispersión en el; plano de la ciudad y la
tomó la resolución definitiva: un 13 de mayo de 1812, como todos lo días, muy de co:'1petenc1a _frauc1da por el JOmal, debeipos concluir qu~ estos esclavos de Lima
4
mai\ana, fue ia Alameda, escogió el tercer árbol' y se ahorcó. El gest era producto mas que a la imagen de una clase social, se ásemejaban a una masa indiferenciada.
de la desesp1ración pero tenía un objetivo muy concreto 'que se (1 scubre luego, ~o s_e JJO<l;rí3 hablar d~ una élite. negra: sól<¡ algúnos individuos alcanzaban cambios
cuando, com@ consecuencia del juicio, las autoridades prestan at;mci na esa familia s1g~f1cat1v?~ en su ~on?ición (~ventuaJmente_ un artesano, por ejemplo). La
de esclavos condenan al amo a que <jtorgue una reparación a la vi da y los hijos desmtegrac10n y la ni1sena eran tendenc1¡1s socmles que ímpedían que emergiera
en la cantida de 150 pesos; consiguen así tm alivio siquiera pasaj o.62 Antonio cualqmer proceso de_ díferenciacié\n inter!/a o que .se forn¡aran estratos y grupos.
había trabaj o durante treinta años para su amo: su caso, adem • de ilustrar el
deterioro del ábitat urbano al terminar la colonia, muestrapatétic ente el escaso
valor de una ".i~a, especialmente si pbrtenecía a un esclavo no mu~ joven y con 5.SEVICIA
numerosa fa Iiia. ·· 1 · ·

Para Ant nio, probablemente, su !ragedia personal y familiar era imputable a · "ALaMolina_novoymás
dori Ignacio elén:dez, su amo, a quidn había servido eón "honradez", ·"juicio" y ·porqlf,e echan aiotes"sin CesaT".
"conducta", in ser debidamente redompensado. Al suicidarse 1consiguió un Canci6Il J)Opular limeña
beneficio p su familia y un doble prrjuicio económico a su amo: la pérdida del
esclavo y el p go dela indemnización. Una solución como la de Antonio pudo tentar En noviembre. de 1775, el negro esclavo José Calderon presentó un recurso ante
a muchos ese avos. La fragmentación bcupacional bloqueaba la emergencia de una l~s tribunal~ eclesiásticos· de Lima -que recogemos 'casi al azar entre otros
conciencia d grupo a pesar de la mi~eria y la explotación, dejando abiertos en eJemI?los poSibles-para den_~nciár lbs repetidos castigos que debía soportar y que
c~mbio los e inos individuales: hay ~n parentesco implícito entre este suicidio, el culmmaron cuando, cu ocas10u de haber regresado tarde ·ala chacra, su.amo Jo
cimarronaJe el bandolerismo; en t<idos esos hechos, la decisión personal prima 5onduce a_?aragay, propiedad vecina qu~ tenfala repµtación de ser un lugar
sobre la opci 'n colectiva. 1 · . horroroso , contra la cual menudeaban queJas y protestas ante el Superior Gobier-
Pero, par entenderaAntonio, hacen falta otras consideraciones. Para él; Su vida no por parte de esclavos golpeadós y malheridos. "Requcido el suplicante a la
transcurrías. Jo en dos ámbitos: la relhción con su familia y la dependencia de su Chacra de Garagay se le castigaba todos lós días y mucM más si a las cuatro de la
1
mañana no ~stab~ en pie pa_ra la siega de. :Ilfalta: rigor q~e perseveró el tiempo de .
amo. Erad.ifí ilve.rmásal.láy.,d.escub.-~-quép<idíahab.erdytr.ás. dela. fi·g·u·. r_.ª. d·.el_seño.r; seis meses mclmdo~ los ~as (¡~~ estuvo en. la panadería siendo muy digno de
por lo tanto, gnoraba que, en su calid d de jornalero y aguatero, ·era sólo el.úllimo
.eslabón de na cadena que, remon da, llevaría a encontrar. que tras Ignacio exponerse a_la Supenor Justtficac10n de V. Ex. que entre los castigos se comprendió
Meléndez se ncontraba algún mercadbr con el que posiblement€,estaba endeudado · uno que ha mventa,do la crueldad cual es el de haberlffazotado cubriendole la cara
y que lo as iaba tanto como él debí~ presionar a Antonio. A su vez, tras. de ese Yla _cabe~a con_uu costal sin advertir la muerte que por falta de ambiente para·Ja
mercader, se 'a verosímil tropezarse con la imagen señera de un poderoso bodegue' resplfac10n podra sobrevenirle".63 · · ·

ro o_ na".iero .detentador de alg!1n tíjulo nobiliario y respetado pprsonaje de la ror esos mismos años, la negra Cataliqa del Cas1illo presenta un recurso ante el
Audiencia y I Capildo, como un Querejazu, un Castañeda; un Ramíryz de Arellano, Cabildo PW:ª prot~tar por el maltrato a que el padre Juan de la Reynaga, de la orden
quienes, por u parte ignoraban por coµipleto las desve_nturas de Anionio y que, de de San Felipe Nen, somete a su hijo en'una hacienda de La Rinconada: "lo ha
haber sido in errogados sobre cualqnie' responsabilidad en ese su_ici~o, se hubieran castigado cuatro veces, mandándole dar ahites, la primera porque no salió breve al
VIDAS DE ESO..AVOS 105
104 LACIUDADSUMERGlDA
corfo déj~ hierba; la se•ündá porque halláJJdose enfermo dicho mi hijo, no pudo inevitable descartar la imagen de una convivencia patemalc En todo caso, eI,aino
la
puptµallj]enÍe asistir al ttabajo, tercera ig~almente IJ?rq~e no salió puntual_mente termina siendo para el esclavo un padre excesivamente severo.
al corte de la hierba, y la cuarta porque hallandose accidentad.o no s!levanto de su Podríamos enumerar muchos otros ejemplos: una negraidenuncia haber recibido
c,µ.;,t,i>íaJ(j que dpadre replicarácÍiciendo que no fueron tantos lo; azotes que r cincuenta azotes de la própia mano des u dueño; un esclavopermaneció nueve meses
e.stálian. J.· µs.tifica:dos po._n¡.ue el.es~.la~o;era.. un alb.orotado.r y saW.ea~o. ede cammo.s, a
eh el cepo de úna hacienda en lea; una esclava pierde un ojo cónsecuenciade golpes
El señor podía adm1mstrar la 1usuc1a, literalmente, con su propia. nano. Lo que recibidos de su amo; otra termina con unamano quemada,.. No siempre se.recurre
se.critica es el abuso en la potestad de blandir el látigo, mientras e la defensa se a·un intermediario (otro esclavo, elcaporal de hácierida, el ayudante de un maestro
iríterili)1egar que i\o existiese moti~o alguno o que fuese un tastigo excesivo. La artesano),sino que muchas veces, somo en los ejemplos mencionados; es el propio
violencia noesiáprohibida. Se discute simplemente lacruelqad qu el amo puede dueño que de su "puño y letra".(en este caso, ''puño y látigo") enseña al esclavo qué
imprirrlir as.us actos. Pero estos dos casos, e? parajes dif~re~t~s co no Gar~gay y es lo justo y:cómo debe comportarse.7° Resulta que la autoridad y el poder en una
La Rin9onada, ¿son excepcionales? ¿Se explican por el aislamiento que, leJos d~l s?ciedad como Lima del siglo XVIII no se inide sólo poi- el título nobiliario, las
amparo de la,s autoridades, posibiHtaabusos? ¿O, por el contrano, son aconteCI, dunensiones de una mansión, el número cte·navíos, la riqueza de una bodega; el
¡nieritós nof!fales en la vida de los es,dav?s? ·. . .•. dinero que mueve una casa comercial ... Se mide también pór el domíriio que se tiene
. Revisemos otros casos: en una zapatena de-Ja Cmdad de l,os R es, el maestro sobre los hqmbres: el número de esclavosly la sumisión de éstos. Por eso que una
zapate;o soslccha que un esclavo ha cometido unr?lxl, ~ por sólo esta intuición los
justific~ción reiterada de la sev.icia es la "i*sofoncia" y la ''altivez'' de esclavos,
"metió. o cn~crró en un cuarto, le pt¡So un par de grillos y por ano de Juan q\l.e enrealidad expresan en el compórtam/ento cotidiano esa ansiá de lib,ertad que
Evari•elista le mandó dar de rato ~h rato ciento cincuenta y más azot s de tal suerte día a día compromete a más riegros; ' · · .
que¡; pusie n las sentaderas hechas \Jna llaga y aú~ en esta últim s~m~~a se le La sevicia tuvo un inevitable correlato [en la vida cotidiana: la venganza. Pero
: acabaron de errar la:S heridas" .6? Co~o consecuenc1a del castigo te ·mmo . confe- los casos donde los esclavos optan por ejecutar su propia justicia y devolver la
.sando" el ro o: probablemente fue el tecurso obhgado para evitar o¡ras heridas. violencia que reciben de sus amos, son más bien excepcionales. Estas pocas
La viole cia 'fioe las reladones de .los diversos grupos sociales. Ventura ocasiones tienen lugar más en el campo (contra caporales o administradores) que en
· Sinfuentes, p dalilirey amantede un~cura, temiendo la competencia sexual de su la ciudad; sin embargo, son muy frecuentes en Lima fas denuncias acerca de
esclava, la s mete continuamentea.~ !pes y palos que le mf1eren ~ontus10n~~ y suprn,stas amenazas de esclavos fugitivos o presos contra sus antiguos' señores.
hen.·ctas..(,6 A un.as veces, las acusa.·c.1 f.es no. r.eqme·r·en .la m~nor fu~da.menta.c10n . Algunos de ellos se pas~an por la ciudad)uego de haber:purgado sus penas y al
. 'En otras, se atá de presunciones: par iera que los amos disponen de la facu}.tad enw~trarse frente a frente con el amo o el denunciante, la agresividad se trasluce por
de eq uivoc e a costa de los esclavo . Un se~?r acus~ a su escla~_o de ladran y lo,menos en la mirada. Un español q1.1e se enfrentó cuchillo en mano con un esclavo
borracho, pe o. que es una. evidente bxag~racmn termuta tras:uc1end_ose en las que pretendía huir de una panadería, pide que éstesea trasladado a otra ciudad,
propias pala . as del acusador: "Bien erttendido que nunca ha vemdo que1aa m1casa porque "se anda paseando con tanta desenvoltura y atrevimiento que procura
p<Jr caúsa de iéh[! negro por lo que 11olne consta queh~rarobado a persona :iigu_na ponéi-seme delante c~antas ocasiones, se le proporcionan con ademanes de provo-
más qpe a rn_ , y e}O un pedacillo ~e cefa y no ~;"3 cos~ -~ El su~~esto_ ladrón solo Caciór de modo que temo precipitarmey castigar porrµi manoa este delincuente","
· había comet1 o un hurto que, tratándo~e de un pedac1Ho de cera , tema que ser de oquizá teme ser herido nueyamente.' Una, familia denunció que valiéndose de la
menor cuani· o quizá fue simplemente una pérdida. . •· . . . . . nochey el sue_ño de sus amos, la esclava Bernarda de Salas 'se apoderó de las llaves
de Ias·arcas, y trató de .hurtar el dinero ,alli guardado, sin éxitd porquefüedescubierta
S·e.·re1.·t·c.ra .con.· fr. ecue.n.cia quejas. c i m.º. las de.! esc.la.vo Juan Ignac10. , ~men d_1ce
que don Jos - Antonio de los Ríos., sn o, "me maltrata l¡lfandemente sm mol!v~ '.Y luego vendida: a pesar de haber trascurrido dos años desde estos acontecimientos,
alguno no m~s que en un día, m~ halló agarra!!dO dos chod?S en el choclar agarro cjicha familia teme que la negra; cualquier noch~, quizá acompañada por salteadores
un cuchillo me tiró tres puñaladas d las cuales una me dm en un bn1zo [.. ,] Y ·y ladJ:ones, penetre a la casa (cuyos resquicios tenía que conocer bien) y todos
nórnntento c n esto me metió eri e1ce , fuera de muchas roturas de cabeza''.·" Esto «acabasen con nuestras vidas y camlal. .."7i . ·. ·.·
sucedió en 1 83. Ese mismo año, un. estJgo advierte al Arzobispado de Lima que Los amos no se conforman con la detención del esclavo, sino que, pcir lo general,
"en lo.'absolu o y general, es grande elr¡igori~.mo..•con.que.en. es.ta Ciud.~d se m'.'"._ejan exigen el destierro: a lea, Chancay, incluso Valdivia en Cl¡ile. Cuanto mayor sea
los amos y tan a los miserables esclavos ."En efecto, srnno revisa los1mc10s la diS1:3-Ticia, más segur:9 se sienten. Comien;.za a Iarvarse así_ una cieéta paranoia qrie
interp\lesfos ntr(iru,nos y esclavos enláAudiencia, el C:abildo, el SuperiorGob1_emo .se origina en un razonll!hiento muy elemental: si el esclav.o nó admite la superioridad
o Jo..s ttibun es eclesiástico~ (.~ec..c!ón..·1'Cau.·sas de Negr.·os". de_I_.Arch?o Arzobispal .del amo puede emplear coiúra éllas mismas' armas y la sevicia se puede transformar
de Lima) ti ne que conclmr me½tablemente que la acusac1on mas frecuente, el euveng~za. Entre señqres y escl~v~s ;hay separacióf\ pero no la su_ficiente
delitoqui I1 m tiva un mayor núm.ero d1'· litigios es la sevicia: crueldaá excesiva. Es protecc1on. Por lo menos es el sentim1ento de los amos: en la parroqma de la
''

1 ' '' . . •

' 1 :
!
106 LA CTUDAD SUMERGIDA . VIDAS DE ESCLAVOS 1Q7
Catedral se confunden las casas de unos y otros, pero a~emás, conviven de?tro de litigios contra sus amos. Es evidente que algún abogado o cura los auxiliaba
uná m-iSllla vivienda. Este contacto ~to, esta rel~c16n cara .a cara, ~: ?orno preparando los recursos, pero, dada la frecuencia de juicios entre amos y esclavos,
acrecienta J_os abusos, también ofrece múltiples ocasmnes de re:;pues~. S1 este éstos tenían que disponer de algunos conocimientos mfiiimos para iniciar y mante,
siervo -razonaba un amo refiriéndose a su esclavo-,,-- 9-uedando residente en la ner los procesos. Sorprende todavía más que, en algw\as declaraciones orales de
ciudad diligenciase mi muerte, o la de mi esposa en 0~10 a la Jenta hecha ~º?:º esclavos, éstos supieran replicar diestramente a sus amds, incluso criticarlos por-un
debemos suponerlo a pensar con probabilidad que considera~ s ! feroz cond1c10n deficien17 conocimiento de la legislación o del razonainiento jurídico. Los sorpren-
trabajase para darme la muerte ¿no tendría en este hecho la pnn ,pal parte todo lo didos somos nosotros, pero no los jueces y autoridades coloniales, habituadas a estos
que le preste patrocinio a este siervo?".7' ___ . enfrentamientos. Fue, como señalaFerriando Trazegniés, "un caso de resistencia al
- Sin. embargo, los actos. de venganza -como ya d1J1IDO - no fueron tan poder", pero discrepamos con él cuando lo califica de insólito.76 Manuela, una
frecuentes como temidos. Se les espera aunque no se produce~. N?s encontr~os zamba esclava, de ,25 años, argumenta así contra los padres de Santo Domingo,
así con que ese "oculto temor" al negro que indicamos al 1 ,cm del capitulo, propietarios de la hacienda Palpa: "Ahora se dice por parte del Convento que los
contamina la vida de todos los días en Lima: desconfianza, recelo preocupac1on P?r Esclavos son viciosos para encubrir el exceso que se cometió en la venta separada
una ame ' a inminente... Pareciera que el temor al ?egro no n_a~e t? dela creencia de los cónyuges. Si bastara decir que un hombre es facineroso para estimarlo por
en el agi~orextranjero o del posible impacto del eJcmplo haiu__an , smo que emerge tal, nadie hubiera_ inocente, ni sin acu~ciones. Para que se crean los vicios, es
del trato otidiano entre aristócratas y esclavos o, de manera mas neral, entre amos necesario que se prueben en forma ésifCílica;, porque. el Derecho que es arte de
y siervo El temor al negro es u?a proyección de kis_ señore :_ es el temor a la prudenciayequidadhaestablecidopor,¡egladejuzgar,quenadiesepresumamalo,
violenci de ellos mismos, a la sociedad sobre la cual se levan , a las reglas que I?ientras no se pruebe tal" y continuó a¡ciendo: 'No se,alcanza con que moral, se
han imp esto. mfaine la persona di,, un negro por ser de ),a mísera condición de Esclavo, sólo porque
importa la infamación a los intentos .del· Convento.•."7' La familiaridad _con el
razonamiento jurídico no se entiende.siri la asunción de la cultura occidental por el
negro,78 Esto, a su vez, facilitó el empleo de otros medios para conseguir la.libertad.
6. CAMII OS DE LA LIBERTAD~- . ' _
· Uno de los más,ingeniosos fue el matrimonio.entre dos esclavo_s residentes en
En1!76, un grupo de_ esclavos .en una plaza de L__ima ejecula\luna parodia de la lugares distanciados. Dado que la Iglesia defendía la unidad en la familia, imposible
paradad alcaldes (burla de laaris cracia), enla que se emplea up~tand~e donde sin vicia marital, los tribunales eclesiásticos disponían C\ue uno de los contrayentes
aparece n negro que tien_e coloca~~ en el cuello una c~de_._~~: oprobioso s_1mb~!º de se _trasladara al lugar donde vivía el otro esclavo, con lo que su runo se veía obligado
la escla 'tud.'4 Un testigo de la época se asombraba.del amor a!ª libei:tad que a venderlo, a veces a un precio inferior al habitual. cosa que era aprovechada por los
compart an los esclavos: no tenpmos que contag_ü\rnos de su mgenui~d; las esclavos para comprar su libertad.
explicac oncs de ese anhelo tenni~an por ser demasiado a~undantes. La busqueda Eran frecuentes los casos de esclavos que, luego de múltiples esfuerzos (como
de la lib d ~s uno de los factor e que ri•gen el.com~-. _ 1ento de los negros, P~!º jornaleros, por ejémplo), conseguían reunir los 450 ó 500 pesos en que estaban
para ale zar esa meta los posib es senderos se div~den y hace falta una opcmn tasados y asíconseguir ser hombres libres. Si los amos se resistían, les _entablaban
previa, ue por lo general es indifidual. DeJando? un lado 1~ huida al monte, al juicio. Pero, desde luego, no era fácil reunir sumas semejantes: requería muchas
palenqu O a la ciudad y la incorp9ración a una paruda de bandidos, 9-uedab~ otros veces el trabajo concertado de una familia, lacolaboracióndeunacofradía,elauxilio
caminos que.no e,oigían necesariiim~nte la ruptura con el ordenamiento socia_!. del barrio ... La compra.de la libertad erafactible cuando b1 esclavo tenía el respaldo
A es • al\Ufa, es imprescindib/e md1car que, en e¡ transcurso de los tres siglo~ de haber acatado lalegalidad vigente: se había portado bien con su amo,nunca había
colonial s, los esclavos adquirierfn algunos derechos. Hum?oldt enumera cu__atro. sido detenido y ni siquiera-había sentido la tentación de} cimarronaje. De manera
buscar mejor amo (generabner.te con anuencia_del '.'°tenor); casarse segun su tal que, si bien era un resquicio dentro de la aparente rigidez del sistema, termina por
gusto ( nque requerían la auto~ización d~l prop1etano para que se realizara el ser -empleando una métafora de Javier Tord y Carlos Lazo- una especie de
matrim nio); comprar su libertad;¡y poseer bienes.75 Estos derechos eran fácilmente "mecanismo envolvente", que aseguraba la sujeción de;los esclavos a la sociedad
· labl por amos que estaban convencidos que tratando con un escl~vo se colonial. ·
~~~renla a una "cosa", pero losinegros se iniciaron paralelamente en un adiestra- , En el mismo sentido, existía otro c¡unino posible para la libertad: la dación ·
micntofínimo en los mecanismos legales. Encontr~o? ~pru;o en el -~echo que el gratuita de este don por el amo. Era un camino excesivamente prolongado y poco
estado olonial admitía estar stiJeto a un corpus Jund1co, :f1 funcmn del cual seguro porque el esclavo podía exteriorizar todas las muestras de fidelidad posible
actuabi instituciones como la Ai¡diencia, el C~bildo y la!gles1¡¡. B~scar?n conocer y nunca recibir el an~iado premio o, en todo caso, sólo conseguirlo en la vejez. Pero
la legis rión tanto como los in •genas y, al igual que estos, supieron mterponer aq¡¡íintervenía con frecuencia el auxilio!de curas y frailes,junto con la presión que
108 LACfUDAD SUMERGIDA
los sieryos ejercían sobre los señores gracias a su posible compenetración con las VIDAS DE ESCT.AVOS · 109-
prácJícasreligibsas. Existía lo que se definía como "caridad": on:o signo de la , tomó el látigo. 81 La frecuencía del deseo erótico de los amos hizo que circularaen-
supcrioridaddel amó, porque se ejecutaba de arriba hacia abajo, per i al esclavo no laJerga legal u~ nue-:o término:. "sevicia espiritual" .. La, esclava que conseg,iia'
leinteresaban·estas especulaciones, sino los hechos, y ocurre.queci ,rtasocasiones probar que habm temdo _relacmnes con su dueño (\'.olup.taria o forzadamente)c
eranpropicrns paralas obras caritativas. Dos fueron las másfrecuen ,s: el bautismo acaba~a cons1gmendo la hbertád, en casugo por la falta de continencia desu duéño .
y ta·defunción, actos centrales precisamente de Ja vida cristiana. Es frecuente De allí que no se podía dar fácilmente crédito a cualquier !tcusación de violaéion'.
encontrar en los testamentos (tal vez como arrepentimien\Q postr ro o búsqueda aunq~e era un sendero sórdido y difícil, también conducía a la libertad.
desesperada de indulgencias) que el amo conceda de inmediato o · ,dique la fecha S1e"'.pre hay exce~ciones, como aquella historia de un inglés, que trabajaba en
para liberar:al esclavo, añadiendo a veces otras compensaciones. · in los libms de una hacienda .de Col~que y que S€ enamora de una negra en Lima: no sábe su
bautismo de Pisco. hemos podido observar cómo, con ocasión del i cremento en la nombre,_ la llarn! María, se vuelven amantes y, cnando se entera que es esclava, a
familili de ima esclava, se libertaba al recién nacido o se prom tía hacerlo en pesar que la _due~ mterp~ne un proceso contra él acusándolo de robo, se esfuerza
determinada fecha. En los protocolos notariales.· aparece la fi . . juñdica de la
1
por cons_egmr su l!bertad. 2 El contraste entre éste y los casos anteriores resalta con
"libertád gr ciosa" en premio al "buen siervo" o como recompensa por determina- mayor mudez los rasgos melodramáticos del fdi~o; Sólo queda repetir su tópico: el
dos ;Sei;.vic_i s.79 . · · · melodrama en la.vida antecede a su mvencmn literaria · .
Qtr~ ca ino -esta vez cori tintes realmente sórdidos~ era la elaci6n sexual Al inicio de este capítulo la imagen del esclavo col¿nial parecía muy nítida: el
con los am s. Fue más frecuente entre esclavas y señores 'y oe , en el caso de escl~vo_ :ra negmy el negro era esclavo, (ma tautología que indicaba la supuesta
aquéllas qu pertenecían á familias pobres, sin posibilidades decoro rarsu libertad, '.150Ciac1on entre casta y clase y que defüúa aparentemente al sector social más ·
te11íerido'e compensación atractivos físicos, que en ese caso la sclava buscaba mte~~o eni:re las clases subalternas de la~olonia. P~ro luego, al dibujar con mayor
resaltár par , de uria manera notra, s~uciral amo.,Aveces era a la inversa: bajo .prec1S1on .la _imagen del esclavo, paradójicamente, ésta se fue diluyendo entre_ el
la promesa e la libertad, el amo trata~ade conseguirel favor sexual de su servidora campo Yla?~dad, en los barracones y callejones, para multiplicarse no en dos sino
en '!1uchas1m~g~nes, c?nsecuencia de la inestabilidad del mundo colonial. Durante
Est.os·•.h..._ec.es
expresa, h.·. sban
f.u·eron.. bastante..hab.
condenados i.tu·,~escer
a satis e.ntre.·aq.ué~os. q~e, por.·
clalldestmamente su·al··seocualidad,
.·g.u.: na P.. r.ohi.bici·o·'
comon el ~1glo XVIU1ran declinando aquellos 1!1ovimientos sociales. que habían expresado
ocurría con os frailes, curas.ypárroe s. Desde luego tj_uerio siempr~secumplíacon el mtento de recuperar una identidad afncaµa a través delos palenques,reempíaza-
la promesa y, una vez conseguidos os favores.de una·esclava, sé buscaba por el dos porotro~, como el bandolerismo,donde, al igual que en·la vida cotidiana, los.
contrario r te.· nerla: era factible no hl\biendo., como resulta lógico suponer, testimo- negros conv1_v~n con otras castas. La cultura negra en la costa peruana no alcanzará
nio escrito obatorio. Los amos, además, siempre podían replicar recurriendo a un · .· los rasg~s mt1dos que tuvo. en Brasil o Cuba."· Si sé trata de decirlo. en pocas
estereotip que pesaba especialmenth sobre las esclavas, por él que se confundía sus !os
. palabras. esclavos eran una clase en disgregación. Podían enfrentarse a la
prácdcas s xuales libres con la prosilitución. Cuando la esciavaMercedes Olavide · aristocracia, pero no alcanzaban a proponer ninguna alternativa. Demasiados
-uncaso ntre muchos- denuncib al presbítero don Pablo.Barrón por haberla ra~gos;diferenciaban ala ~sclavitud en el Perú y Haití: aquflos esclavos eran una ·
seducido, acer vida marital con ell~y no cumplir su promesa de libertád, un testigo mmona a esc_ala del vmemato, fragmentada en ocupaciories múltiples en la costa.
pretende (1 sechar fácilmente la validez de las acusac,iortes de esta manera: ·"el central, e? el mtenor.de un sistema.que no estaba precisamente en expansión como·
ridículo texto de reducción y del violencia a que se ,acoge la Esclava, como si en elCanbe.. . . · . . · . . • .· . · • · ·
necesitase .lia, urta vif ramera, y pública prostituta, como notoriamente lq es, para · . . Persiste.todavía la tend_encia a _imaginar la estructura social de la colonia como ·
entregar s cuerpo a la torpeza, no digo yo a personas del carácter y representación integrnda por personaJCS mamov1~les.. Pero, como todos .los estereotipos, éste
de don P lo, pero aúna!. más fatineroso, y delincuente; y" esto con la mayor · tampoco resiste a la men~r mdagac1on. ·Los esdavos se trasladaban, desempeñaban·.
esp.ontan.e da·.ª· .•Y c.on so.licitación, c m.o lo.tiene·n. de. ·co. s.tum.bre..e.sta. vil'p·or·dón del. . uno Yº'.'º oficio; p~cas b10grafíasrcsultan monótonas o reiterativas, tenían distintos .
bajo pueb o...".80 · · · · .. · .amos e mcluso pQdian encontrar atajos ene! propio aparato de dominación colonial

~~~.
par~ alc~;"'ar la hbertad, Existían_ los desesperados, los. verdaderos ''condenados de
d·.ela
se resistí º.~:.:::~. f¿~.
..E·..!·o.ei··.tfv.i~m.~i~i~.
a l1!5 prpposiciones de~ri·§.~~.ª.dv.ºi.~.í.!
s~s amos...coman •~.:.n~.i~=.eln.n~
. . t:.s~:~~.
riesgo
íntensida la v. iolencia de que ésto eran capaces: fue el casó, por ejerriplo., de. la
~.t·i~.-n.. ~:.. . toda
de soportar.en j.u;.J~
su..·
. l.a nerra , como_cl negro J\,ntom?; pero elsistema, en medio de sus injusticias
flagrantes y su :'1olencrn, depba ciertos resquicios disponibles. Teníaµ que existir. ·
Era unprescmd1b_leque, cuando se enfrentaban en la Audíenciáoel Cabildo un amo ·
esclava N tiviciad y por ese motivo acabó trabajando forzadainente en una panade- y un.esclavo, no siempre ?~nara el primero, para que así funcionara frente altribunal,
ría, dond¿ se lera. pó la cab~za; no ¡,ue suficiente)' el. amo.latrasl~dó.asu h.acienda .· po~ lo ?l~nos, la sunulac¡on d~ u~a eqQidad a pesar .de la esclavitud, yla apariencia
en Mach,w, dónde el mayordomo la azotó y, no coritento con esp, el propio señor de Jusu_c_1ano obstante ~l colomal1smo. Smembargo, no debemos exagerar: que esa
poblac10n negra estuviera en constante ebullición y movimiento no significa {Jue
110 LA CIUDAD SUMERGIDA
existieran canales de ascenso social (movilidad vertical). El negro podía dejar de.
ser esclavo, pero conseguir la libertad no equivalía a remontar la pobyeza. Pareciera
qne la miseria económica era una especie de sello indesligable de t condición del
negro'en la colonia, más difícil de romper qµe las cadenas. Prue ,a final de esto
último es que la asociación entre negritud y pobreza persiste hasta aoy en el Perú.

V. ROSTROS DE LA PLEBE

LBANDIDOS DE LA COSTA
. 1 .
· Si "bandolerismo equivale a libertad", como dice Eric Hobsbawm, no nos pue-
de sorprender que los bandidos proliferara)l en las loinas, hitas y valles de la costa
peruana: al comenzar'el siglo XIX,'las actas del Cabildo de Lima recogen con
frei:Úencia los temores de comerciantes y viajeros, para quienes salir de la ciudad
•,. significa correr el riesgo inminente de uri asalto; aparte de reclamar• protección,
i exigen i¡uelos bandidbs .sean apresados d muertos: que se les erradiqúe... Pero el
fenómeno termina por,adtj_uirir característi¡:as endémicas. Eó 1812, un funcionario
espalto!, junto' con una numerosa comitiva; emprende el largo y pesado •viaje de•
Arequipa a Lima: más de treinta· días· attavesaódo ·desiertos, parajes ·yermos y
desoiados: Llegan alca y,luegode un imprescindible descanso, prosiguen y, cuando
faltan todavía 56 leguas, es decir, nueve días para entrar a l!.ima, comienzan a tomar
p~ecauciones: "no nos apartarnos de ,la rocua en toda la jornada porque desde allí
decían que empezabá el peligro de salteadbres".1 Raro•eráel viajero solitario: En
la región comprendida entre ka y Húacho era imprescindtl¡le viajar enla compañía
de arrieros y, así, tanto el número como la posibilidad que el grupo portase armas de
fuego, podía disuadir a eventuales asaltantes, que enton~ se limitan a observar
desde el monte o los riscos. 1

Hay parajes que son conocidos por la fotensidad de los asaltos: las lomas de
I:.achay, la pampa de "MedioMundo" ubicada entre Chancay y Ancón,Lomo de
Corvina al sur de la capital, las inmediaciones de haciendas como Bocanegra y Villa.
Incluso el pueblo de Bellavista y las afueras del Callao, son poblaciones amenazadas
por bandidos que incursionan en sus suburbios. El camino entre Lima y el puerto
es·un•riesgo permanente: no se le puede transitar de nochedgual sucede con otras
rutas; como las que llevan de Lima a Cerrb de Paseo por Santa Clara o·Canta: los
bandídos se apostan en la esperanza de divisar a un minero, a cualquier grupo· de
comerciantes itinerantes o algún desprev~nido funcion3.\"ÍO español. Lo mismo
ocurre en el puente de• Surco. Hay siempr~ el peligro que¡•en un rapto de audacia,
l 112 LA OUDAD SUMERGIDA
ROSTROS DE LA PLÉBE 113
los salteadores penetren en Lima, pero las murallas desempeñan una imprescindible ZONAS DE BANDOLERISMO
función protectora: fueron edificadas como defensa ante un eventual ataque extran-
jero (la imagen mítica de los piratas), pero acabaron desempeñand 1, un papel más
prosaico convertidas en barreras del bandolerismo.
Pero, como en otros casos, el miedo tiende a exagerar la acción ! los bandidos:
COSTA CENTRAL , S. XVl1I
la criminalidad no tuvo rasgos de violencia incontenible. Los asa! ntes se limitan
a apropiarse de objetos de valor, pocas veces matan o hieren a sus v ctimas, los que Bandolertsllll y
se resisten sólo acaban golpeados; se puede encontrar por exc :pción el. caso palenques ·
anecdótico de un viajero a quien dejan desnudo en medio. del desierto. Las Casma _.-....__.....,~ ·Ríos,.
autoridades, sin embargo, insisten en reiterar una imagen terrorífica le los bandidos,
De Rojas, un criollo chacarero,residcnte en Sayán, que ejerció el b mdolerismo en 1 ~-----,. Rutas
1
se
Chancay, dice que "es constante a todo el valle eltemor que se 1 tierte.[ ...]y que 1
1
a la casa q~e llega le dan lo que pide, a la buena o a la mala com sueedió·en la 1
1
Haciemla Palpa ...".2 El y sus hombres (menos de seis) hab an conseguido \
\
atemorizar o sólo a viajeros o hacendados, sino incluso achacar ros y pequeños
propietario , a quienes obligan a entregarles alimentos, darles prot cción. y propor- ',\
cion~les e . nto n_ecesiten, exigiendo,además rapidez y eficiencia e estos ·servicios. - '=-~
Ignacio Ro ses tratado como un "co~de": lacomparación,áunque · nunciadacomo
unreproch , puede traslucir el respeto que alca.nzaron algunos b . didosyellugar
. competitiv con los aristócratas enJa! imaginación popular.El 12 enoviembi-qle .
1814termi a trágicamentela trayectJria d"' Rojas cu.ando,descubicyto.poi un grupci ·· ,.
de soldado en.el maizal.de la hµctienda Caqui, les hace frente y cae muerto.
Localizar] • fue una tareadifícii: el ca¡¡itán que dirigió la Msquedae¡j¡pezórevisanc!o
los pueblo , registrando. todos los galpones de haciendas, recori/endo los más
variadosn··· c.. ºn.es. de~ val.·le. sin.ob.·t. e.11e,:alg.un. ª.·.p.·is. ta.:·T·. amp.·º.·co.cn.contr·o·· ,laa.):u.d.ª. q.ue
esperaba d las autcndades, dc1Sub4elegado de Chancay o del Alcalde, qillenes no.
Callao

/ 1
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} ---- ~'-
tenían la enoueferencia precisa sbbre el bandido, Rojas. aparecfa así como _un I \
1
I
personaj~. bicuo. Sólo cuando se !ofrecieron cien pesos a quien pro¡iorcionase · 1 \ 1
1 1 \
. mformac¡ , etband1do pudo ser hallado. . . ·... .. . · .. . . .. . . 1 1 I
Ignaci de Rojas tenía fama de h~bre generosoy, para mantener ese cierto halo
\
1
1
1 ,./
m~tico_ qlJ. com.,enzó a e.nmarcar. su fi.gur.a, acostum.·brn.ba as.;ü.tar vestido ,con una , \ e.
· "capaver botella"; color que, c<J o contrastaba con Ja ·arena, era v1s1ble a la 1 \ '
distancia. ~us captores; ala postre,ladmitierm1 qué era "de mano pródiga.·•; por lo \ '-s
1

~ ~~i~.
1
1

rápidarn ...ía.ª!.~~.;.,·1·1).
i~;;ºd.·~.~º e para evitar ~:n···"el :'.1·
P.¡~. -~.i·o·e~.
concw~os.~de
.·~.:;:·s.
gentese::·u·\.i~.-.·.r·d··.1.~.las.s!·~
que porunaiara. ~:.se;.d~.
P.· ... ::te·ifí·. o una
curiosidad, . '\ ',,, lea
piedad m entendida·haccri más bien ·un tumultuoso concurso ..." . · .. ·. .. 3 . 1
·. La tra ectona de Rojas,. comiándido, fue corta pero intensa, .Un asalto de 1
1 .
\
meno. tía l•o lle.·vó a p.risió.n .ant. . ..de lo.s 2.Oan.- º. s.• d·e·d·on.d.é fu. g.·.ó, .b·.us.có r.···efu··· g¡.·o .1
en losrmo
cu.· tes y fue formando suce ivas bandas con esclavos y mestizos. Asaltó a \ .

1
un minero en Ancón, robó en las· , ed.iaciones de Sup.e, hizo otrq robo en Huacho, \
atacó a un eligioso que viajaba ac.o¡npañado por un esclavo,..• Volvió a caerpresos 1
y volvió a fugar. Pero la versión so re el terror impuesto porRoj¡is ria era deUodo \
1
infundad .Hasta . .
ahora su biografía
. .
areceajustarse;ü
.
modelo
. . .
cli\sico
. 1.
delbandolero
. . . . .
ROSTROS DE LA PLEBE 115
.114 LA OUDAD SUMERGIDA
social: robaba a los ricós y ayudaba a los pobres. Pero ocurre que los "serranos" Y De los seis indios que figuran en la relación, sólo dos eran considerados
los "indios" estuvieron también entre sus víctimas. En las Io:nas de 1:achay, "salteadores de caminos". Si aiiadimos que ocho de los blancos estaban encarcela-
atoínpfiiiadopot el esclavo·cimarrón Julianillo, asaltó a uno campesn:os Y, dos bajo la acusación de una cuantiosa defraudación asdendente a 5,000 pesos (un
·• posteriormente, él y un mestizo llamado Gregario Vega asaltaron t otros mdi~enas acontecimiento excepcional), tendremos que la criminalidad encontraba mayores
en un paraje cercano: no extrafiaentonces, que fueran persegmdos por los mdi?s de adeptos entre los grupos étnicos mixtos: a los 12 mestizos, poqemos suínar2 cholos
Huacho. Es probable, incluso, que su captura no haya sido tanto consecuencia de y 14 castas (mulatos, zambos y chinos), con lo que dl)ría la cifra de 28 presos,
. una delación alentada por la recompensa pecuniaria, como la eve tual venganza de Lamentablemente, sabemos poco acerca•de sus ocupaciones: podemos indicar que,
. algunos campesinos. · . . . . de) total de encarcelados, sólo nu~ve eran esclavos. En lo que se refiere alos delitos:
.· ; Hechos similares se repiten en las histonas de otros bandidos Manuel Bravo, 9 estaban condenados por homicidio, 4 por intento de homicidio, 16 por asalto de
. un bandolero mestizo de lea, ayudaba a los cimarrones y a los ese avos chacareros; caminos y 23 por robos, restan otros 7 por delitos diversos,
• incluso en cierta ocasión llegó a libertar a un grupo de negros qu eran conducidos Las bandas que proliferaban en la costa estaban, en su mayoría, compuestas por
encadenados de Caucato a la hacienda Bujama, pero la simpatía para_ los esclavos hombres jóvenes, cuyas edades fluctua])an entre los 20 y 30 años. Raro era el
contrasta i:on la conducta que tiene frente a los indios: les roba co o s1 fueran neos bandido que estabá casado, pero ninguno de. ellos dejaba de tener una o más
españolts, sin hacer discriminación alguna. Entre Caiiete e lea, Bravo asalta a un convivientes. En lo que se réfierea ocupaciones, éstas se reparten por igual entre
0
grupo de es indígenas, a los que despoja de tod?· ~s adelante a ca un_as chacra~. oficios del campo (gaiián, esclavo de hacienda) y de la ciudad (sastre, jornalero,
Los indi yanaconas de esos lugares se convrrlleron en los p rsegmdores mas zapatero, albaiiil), casi no hay ninguno que responda carecer de ocupación. Estos
tenaces d los bandoleros, reclaman con insistencia la intervenc ón del cuerpo de datos interesan para anotar que el bando!drismo nofue un fenómeno,exclusivamente
Dragones 4 Caso excepcional sería el de Pedro León que, cuando s de sus hombres rural. Muchos bandidos provenían de las ciudades y en fas calles y tugurios deLima
dieron m ene a un indio, él mismo los entregó a las autoridad~s ., . · . hallaban tanta protección como en los mimtes. Todavía más: la ciudad era el único
. Noex afia,portodo lo anterior)que alrevisarlacompos1c1ondelas bandas casi lugar donde podían encontrarse personajes tan di versos y heterogéneos, de ocupa-
1
no se ene entren indios. Entre más lde veinte bandoleros ---exch.ndos muchos casos ciones variadas y de procedencia étnica indistinta, para ponerse de acuerdo; unirse
inciertos dudosos-procesados dntre 1791 y 1814, encontrarnos negros esclavos y salir a recorrer los. caminos. Fue el caso precisamen~ de la banda dirigida por
libertos zambos chinos, alguno~ mestizos, incluso criollos, pero no hay un solo Manuel Bravo, ury mestizo mencionado líneas atrás, desertor que abandonó a su
0
índio. E la única'relación de pres s de la "cárcel de la ciudad" que hemos podido tropa en.lea y se refugió en Lima, donde :intenta sobrevivir como sastre y poder así
encontr , atendiendo a la proce encía étnica de los condenados, resultau las mantener a su amante, una "china" llamada Andrea Mansilla, pero la penuria
siguiente· cifras: econ,ómica.Heva a que ambos se asocien con dos esclavos ,cimarrones y un.negro .
libre, adquieran una pistola, tres sables y cuatro caballos y, teniendo coniobase de
operaciones una cása ubicada en San Lázaro, cerca de la'quinta de Presa, procedan
CUADRO! a organizar frecuentes incursiones entre Lima e Ica.6 : Las biografías· de. estos
bandidos se inscriben exé!usivamente en la historia de ias capas más bajas de la
Cárcel eal de la ciudad (1796) socieda.d colonial. No hay un solo terrateniente, mayordomo de hacienda, uf menos , · .
aristócrata que recurriera al camino de la ilegalidad o el 'delito. . ·· · ·: .-< ·
Casta de lod resos Lasbandas eran poco numerosas: un promedio de cinco hombres.7 Estaban por
Blancos 15
12 loge11eral mal pertrechadas: pocas veces dispon.en de armas defuego;por lo común,
Mestizos portaban unos sables hechos por ellos mismós con hojas Viejas y ní9hosas, dientes
Mulatos 7
5 en los filos y una improvisada abrazadera, Eran llamados "chafalcite.s'': se convir-
Zambos
Negros 7 tieron fácilmente en el arma siml)ólica de los bandidós dela cost¡¡ y el hecho que así
Chinos 2 fuera,trasluce la escasa peligrosidad del"bandolerismo.8 Emplearon también esas
Indios 6 hojas dentadas y puntiagudas, especie de lanzas, a las que el hampa limefia continúa
Cholos 2 llamando "verduguillos". Por el número y por las armas, resultaba lógico qué sus
Sin respues , 3 víctimas frecuentes fuesen los viajeros desprevenidos. Aítemaban los asaltos de
caminos con eventuales acciones de cuatreraje: así procedían por 1793 Ignacio
59
Risco y sus hombres en los alrededoresi de Chincha y Pisco. De esta manera se
... ! . .• . . . . .• ..
1
1 ¡ ·-
... • ..· . . ·. •. • : •
enfrentaban con personajes que eran apenas eslabones finales en la red organizada
ente: A.G.N., Superior ¡obierno, Ieg. 26, ctiá<I. 774, 17~6.

'1
ROSTROSDELAPLEBE 117\,)-,-
116 LACllIDAD SUMERGIDA
por el capital mercantil limeño, sin perturbar significativamente .la .vidaide la;;i·
aristocracia. No sabemos -antes de 1821- de ninguna hacienda amenazada·;o · ·
atacada por bandidos; tampoco de enfrentamientos ·con fancionarios coloniales•,::
(corregidores, intendentes, subdelegados). I!,a violencia del~s bandidos termina en
una cierta esterilidad, aunque, el bandolerismo no se refugia en áreas económicac-
mente marginales, sino que llega a establecerse en las mismas rutas mercantiles y·
amenaza las puertas dela capital. Pero es sólo una amenaza: laimaginacióncolonial
exacerba la acción de los bandidos. como /resultado de lai combinación·entre eL
recurrente temor dela clase dominante y el entusiasmo que el bandido; como-hombre·•
libre, despierta en una .sociedad qne admite el trabajo esc;lavo, El pueblo y llic:.
aristoqraciacoinciden; aunque por motivos diferentes, en la-mitificaciórrdetmismt:V
personaje: comparando a los bandidos con condes.y dándoles títulos eomoi'capítán,
de bandidos" o atribuyéndoles crímenes atroces, uniendi;> casi en una· misma,,
biografía dos sentimientbs contradictoriosqqe nacían de lasrelacionesentr&blancos,,
y negros, es decir, la obsesión por la libertád con elmiedó. Algunos personajes;•.
como el zambo llamado "Rey del Monte!', consiguieroniinusitadas·simpatías: .: _·.
vestido de monigote se presentaba en las coiridaS de toros, haciendo reír.a niños·y ·.
adultos; años des¡iués sería ajusticiado en 1J.horca, junto con tres compañeros; en:cc
octubre de 1815.'
En cierta manera, el bandolerismo termina por ser funcional• a la•,sociedadu
colonial; ·No ataca ni a los centros de poder; ni a los mecanismos de extracción de·,·
excedentes. Agu(\iza, porotro lado, las tensiories entrenegros e indiós.·Nó,consigiie,ec-
ser erradicado,. pero tampoco llega·a -unirse-con ningún•movimiente-de:masas;,.
Diferencia sustaricial con los bandidos que; por esos, mismos años; recorrian-'los ,
llanos de Venezuela y que se alistaron durante las guerras de la:independerit;ia;, .
primero con elrealista Boves y después con Bolívar;. En la cbsta peruana-habi:á·que•·:·
esperar hasta 1821.para que las bandas, convertidas en montoneras, realicen algunas>
acciones de envergadura y adquieran cierta perspectiva política. Pero; antes; no,,,
pasan de pequeños grupos, escasamente articulados. Quizá debamos atribuir,,
precisamente, a la combinación entre bandolerismo y cimarronaje (la fµga como ·
alternativa frente a la hacienda) el que fueran poco frécuent~s las sublevaciones de
esclavbs. Al fin y al cabo, el bandolerismo es esencialmente "reformista'':· en el
1 mejorde los casos, se limita a castigar o,sancionar alrico, per0nodesea·su abolición
como. clase. En una sociedad donde, además, la clase, don\inante tenía .sólo una
·relaciónmarginal con la propiedad terrateniente, elbandolensmo·no-'representaba
ninguna amenaza directa. Las ruias comerciales podían volverse peligrosas, el
oficiodecomercianteitineranterequeríadeéiertasptecauciones;perolaaristocr.icia.
mercantil permanecía oculta tras, los· mil rostros· de sus futermediarios, sin.lser. ·
percibida,por hombres como Rojas,o Bravo. Ellosignoraoan·que,.con sus actos·,
desempeñaban también,elpapel de conductos porlos qué,sulesembolsabllll las
tensiones sociales, evitando así una repentiriaruptura en lo~'diques de contención,
Se repite lá opacidad que .observarnos en la t:onciencia:social de los esclavos.
El bandolerismo, en!la costa, bloqueó inblriso otras modalidades decla protesta·•
social.· ,Hemos hablado de·ladecadenciá de·\os palenques:·pbr el escaso número de ·
' ' j
118 . LA<llúDADSUMERGIDA ROSlROS DELA PLEBE 119'!'..i

sus. miembros y la poca organización, tenninaron recurriendo al asalto en los e historiador inglés. No estaba prohibida la tortura en,los interrogatorios, hasta efüob
caminos,:.\)) abigeatQ o el rpbo en las haciendas para poder subsistir; y así se punto de obligar a muchos cimarrones a admitircrúnenes no cometidos: Iaconfesión,;.: ;;
confm1die10n coµ el bandolerismo, hasta el punto que, al terminar-el siglo, en los arrancada por la violencia podía disculpar al reo, pero nadie pensaba en incriminar.- ,.-q
testimonios:jul:liciales,el término "palenque" es apenas sinónimo de 'lugar de al verdugo (un oficio como cualquier otro). Aquéllos que se libJiabande la horca no. .,
residencia"... En. otras palabras: la rebeldía negra 'termina sustituida por m movi- podían evitar los azotes en público. El negro Anacleto, un cimarrón, recibió 20(L . :
mientosoci,µ que,,_casi por definición, era plu¡iétnico. azotes, recorriendo las calles de Lima precedidoipór un pregonero que explicaba sus
•_ Librado:a-,sus propias _fuerzas, el bandolerismo no consigue tran armarse ·, faltas.u Manuel Chambo, procesado por abigeato, fue condenado también a200
cualitativamente._ Al igual que con otros aspectos y personajes de la sociedad azotes por las calles y otros 25 en el poyo;Je !aplaza mayor.12 Cuando el negro Pedro. ;
colonial; analizado con detenimiento, parece perdersus trazos nítidos, des ibujarse, León fue acusado del homicidio de dos indios (al parecer, no tuvo más responsabi.-,
convemrse. en unmoyimiento impreciso, Mientras para los negros, Roj ·-o Bravo lidad que la "mala fama" de bandido y el temor que en Surco despertaba su nombre),
podían ser "bandoleros sociales'', para los chacareros indígenas de C 1ancay y el fiscarpidió la pena de muerte; pero, a falta de pruebas,;sólo tendría que asistir al .- .:
Huacho eran. sirn'ples _"crimiuales". El bandolerismo no fue esa " pecie de ahorcamiento de sus dos supuestos cómplices, Toribio Puente y IDomingo Mendoza,
venganzacontra el señor''." que Fernand Braudel observ_ó en las costas de Medite- 1 quienes serían sacados de la prisión con.-una soga de esparto al cuello, conducidos
rráneo; aquí pare& alejarse de la historia consciente de las clases popul es, para a la plaza mayor, "en donde esiaFáuna horca de tres palos" y colgados . .Terminado
reducirse sólci a 1 expresión del malestar. social, un signo del deterio o de las
haciendas, del ini io de. la crisis comercial y de la descomposición po ítica que ¡ el suplicio; a ambos se les cortaría la cabeza. (forno escarmiento, serían fijadas y
exhibidas ,en una escarpia :cercana al puente de Surco. Pedro-León, aparte de .
antecede a la ind pendencia. La persistencia del bandolerismo, a p ar de su contemplar todo; debía pasar, como expresrul\~nte se'prescribía en la sentencia; ·
debilidad interna, no se entiende sin considerar la patética debilidad d LEstadó debajo de la horca, después 1de lo cual partiría cuatro años a la isla presidio de.Juan
colonial. Así co o el bandolerismo no consigue conquistas significatiyas en su Fernández-, en el Reino de Chile.13 ·

neb~loso enfren iento con_tra el orden colpnial, tarripo_co puede ser d~~btado; no Existía la convicción -por lo menos entre los magistradós:de la Audicnci_a-
mo_nrádemue_rter pe_~ll-na,smo__d~unap_rolc¡:'gadaagoma,porconsunc10_~,muchas_· que las faltas debían serp.urgadas. El castigo eta físico y visible: en una época.en. . ·
décadas después, ec1en en los m1c10s del ,ligio XX; En alguna medida¡ esto fue que se descuóría tanto la calle tomo los espectá~ulos públicos (toros,teatrc, gallos,
sospechado por autoridades, pero mienlfas el bandolerismo formara [parte del _· paseos, café), terminó siendo un espectácúlo mM; casi una distracción. El principal.-.
paisaje de la costa , por serun fenómeno en~émico, se convirti~ra en ci~rta manera verdugo de Lima tenía el significativo mote de ':Festejo". Era imposible imaginar. ·
en algo habitual_, . o tenía qu_e temer realjnfnte la ansto-cra-c¡a co.lom_ ~- Era, en la plaza de armas sin el palacio virreinal y sin la horca: resulta asíque en el centro
última instancia, e recurso desesperado de punarrones que, como Dommgo Mene de la ciudad figuraban los símbolos de la violencia. ¿Porqué? .En cierta manera.se ·
· doza o esos negro apodados "El Gavilán" · "Rey del Monte", asaltaban cerca de trata de un rasgo común con otras sociedades del "antiguo régimen". En Venecia
Surco.- podían observarse, como nos lo ha indicadoRuggieroRomano, símbolos parecidos.
Pero la pregunta, en realidad, no es porel castigo, sino. por la desproporción entre ·
éste y el delito, es decir, por esta aparente inflación de la violencia.
2.VIOLEMCIAD TODOSLOSDÍÁS Quizá los bandidos fueron la ocasión ejempltficadóra contr~ un peligro que se
. - - . - ' anidaba en el iitteriot de tos muros dela ciudad: la frecuencia de asaltos en las propias :
calles de Lima. Una deplorable iluminación protege los robos ~octilmos. Pero, a ·
• Hay una_-ev~· de_ te d~spropo-rció-n e_ntre 19s ~etos. de·I·os bandi-·dos y las p.enás que · medida que transcurre el siglo; éstos suceden incluso de día yen los lugares inás ·
reciben en los unales. La ley prescnbrn taJantemente. la muerte para, los·
salteadores de· e inos. s_e cumplió en mu9hos ca.sos. En 1772,_ fueronahorc. actos_ públicos: las principales calles; el puente, la plaza, los atricísde las iglesias, Se roban
en la plaza de de Lima Manuel ~ez, el alférez Juan Pulido, por.haber carteras; sombreros, capas": Surge' una palabra para designar estos héchos: el· ·
"capeo". Poracción- de los "capeadores", desde !Cls tiempos del Virrey Amat, se
capitaneado .una~da, y cuatro negros clf Carabáyllo; al año si~ente s~an consideró peligroso atravesar de noche el puente sobre el Rímac. Hacia 1798; allí .- ·
aj¡¡s.ticiados_ once resos.- Da.do es.te destino µiexorabl._e_; al.gunos b.andid.os prefe.nan
_ ·. se habíá estableddo, literalmente; Esteban. Villapán, ún carterista cuyo oficio
morir, como·Igna io de Rojas, enfrentándose a los spldados y con las armas en la
original era: ·el dé sastre, pero que «tiempo ha qúe no trábaja" .14 Por" entonces, se
mano. Sólo el deferro o la prisión prolonJr,ida sustiniían a la muerte. · _ · volvió corriente el asalto noéturno a los domicilios ºescalando paredes", a pesar de
.. ¿Por qué estos castigos? La violencia ~lnía una funcipn ejemplificadora: no se la protección que podían gatantizar los perros y1as armas de los propietarios. ·se•·.
ejercí_ª_ reca_tadamt~tei. en lugar.es reserva os,Jejós. deJos_ cu_ria.sos, '_ Todo 1_0, formaron verdaderas bandas urbanas.
contrario: el escen'lrio preferido erala plaza ,rincipal de la dudad. '.'Ningún esclavo Un buen ejemplo podría serla banda de Antonio Gútiérrez.1¡ Era un zapatero
era castigado en.p vadp", según pudo.obser¡var wmiam Bennet Stevenso11, viajero andaluz -que fue apresado en 1772, cúando tenía 25 ó 26 añosi' ·En su itinerarioc
no LAOUDADSUMERGIDA
ROSTROS DE LA PLEBE . 12! ·.
delictivo figuraban el robo a la huerta de un paisano, el sevillano Francisco Durán, .
luego un asalto más audazeu la casa de Ventura Tagle. Viajó a Buenos Air\>S, estuvo un informe de ~.Audiencia de Lima fechado en agosto de 1814, hacía las siguientes ;
observac1on~s: las castas, que ha<:<'n el mayor número de la población son gentes· ...
preso,. pero, como muchos otros fugó sin gran dificultad. Por enk?Il\'es había
formado una banda que tuvo entre seis y siete miembros. Todos v1v1an en un enterarnen~ mmorales, sm educación, ni principios de honor que los contengan en
conventillo en San Lázaro que les servía como base. para diversas oper ;iones: el los Justos \imites de s1;1 deber; así es que son demasiado frecuentes los crímenes de
hurto, heridas Yhom1~1d10s y todo género de exceso... "20• Las castas se habían
robo de la platería de una casa o el hurto a una negra chicharronera. Las víctimas,
de esta manera, muchas. veces eran personajes de una pobreza similar. Por esos. m~r~mentado ~n el Siglo XVlll: estos •hombres, excluidos , y menospreciados,
mismos años, otra banda, así como asaltó. una tienda de platej"ía, ro ó en una ediftcaro_n sus vidas en conte~tació? cotidiana a la legalidad y religiosidad vigentes.
P~a nadie era un secreto la liberal1dad en sus prácticas sexuales, el predominio de ·
chingana A Gutiérrez lo llamaban capitán: tenía una pistola, esmeril y c allo, pero ·
quizá para disculpgrse ante las autoridades, él presentó una imagen. más democrá- h1Jos natur?.1es Ylas parejas formadas al margen de la'Iglesia: la asociación entre
ladrones y amanc1as". • , · .
tica: "la dirección 'etáinutua, y recíproca entre todos apuntando cada o a lo que
tenía por convenienteéneUogro
I
de sufüL.". Amparado en estas con · . raciones,
durante elproce empleó el término "compañía" en lugar de banda.e Al una razón
.CUADR03
tuvo: el funcfo · iento eficaz de esa asociación exigía,junto con un . bajo en
. equipo; artic · clandestinamente con! otros sectores sociales. A arte de la Bautisn1os San¡Lázaro*
protección de lo vecinos (a los que·se debía gratificar en fiestas o e ... ganas),
primero sereque ' delcontactoconinformantessobrelas casas quepodí nasaltarSe · Años Legí-
(los esclavos éstiéos eran los mej~s), el auxilfode•algún m· · queJes Natu- Í · Nose
timos % rales \% indica % Total
proporcionase as (en es~ caso fue esejalfére~ Juan~• ahorca fl mismo ,
año en que fue.a esado Gunerrez) y, al finjil, algu¡enaqmen vender el bcjtíll (en una 1760 83 n.6 . 33 28.4
1770 107 69 116
ocasión., fue el . yo.rdom..º.d.e,la_chacra.··!.•
nte <!ue intercam··
... bíó la plata l~brada por 48 31 155
un caballo). T una red dehcnva que repetía en el caso de otras bru)das, como 1780 99 66.9 48 32.4
1790 1 0.6 148
la de !'4iguel n.'6Se ~ncuentran así vi que aparecen en distintosjpasajes de .·· 142 . 62.2 83 36.4 3
1800 1.3 228
183 60.4 119 39.2 l 0.3
1810 162. 57.2 303
. este¿:rod~u ad()S y serniempleados.llos jornaleros eventuales cuyas vidas 121 42.7 283
dependían delíi ·odellegada de los b:a;s, las recuas demtjlas, .elincremeuto en
q
las edificacion¡~anas o la demanda los talleres, contribuyen a que aumente ~uente: A.~., L~ros de bautismos de españoles, San Lázard 1760-1810.
En el archivo figuran separadamente los bautismos dé indios~
o disminuya, se ún elperíodo,Ja marq ~ una masa urbana que convive.con los
·salteadores de inos, En térruinos étnicos, estos trabaja\lores eventuales son.
. mestizos ocas ..· (especialmente zam~ y mulatos), de m\lfiera que, a.su frágil Lós po~entajes inás altos de ilegitimidad •corresponden a' las castas. El año
condición econ mica; añade!lla 1:xclµsió~ social: no pertenecen a mnguno de. los · 1800, por e1erpp)o, del total de hijos naturales {U9), casi todos espécificaron su
.. proc~dencia etmca y entre mesnzos, mulatos, cuarterones, i chinos, zambos y
tre·.sgru.po.sde '·.dos{hlan···cos,n·egi,·osoinjlios)yd.ebe·!l· so·portar·····•.··.. ·.e.lmenosp·rec···1.·.o.:q.ue
desde la conq · ta:queda reservado a trn\OS los mesnzos, .·• e$0S hombres de ~das .. reqmnterone_s sumaron 66. E_~tas cifras son corroboradas por in)'ormación notarial:
destruidas"...p o las definiciones y los cálificativos que se ruljuntan a los térmmos .. ~ara 1770 resultan 14% de h11os ~turales y para 1810, 13%.21 • Porcentajes, todos
"zambo" y "in . to''. son todavía peores¡"casta infarne" ''lapeorymás vilde la,. estos, ~uy ele~ados en comparacmn con las parroquias de Europa, e incluso con las
tierra"P El .doc ·•rManano de la Torre, cfl.l!ónígo de la Santalglesia Metropolitana. . de ~?1le. Hacia 1770, una muJer se jactaba públicamente de tener tantos amantes
de Lima, aña ' oiras precisiones poco edificantes:. "La regla general es q~e toda . que .. cada~. p_one a un hoin~re ~n Valdivia", es decir, lo remitía a prisión.22 Sería
mistura. con In ·o y espaílol produce :~r:os, que es derivación del.verbo latino per~ente anadir_ q':'e la Pf?Sllluc':"n no es una actividad clararn'ente delimitada. Be
miseo y la me con negro origina m s que es una analogía de los i;nuloswmo 1~ eJerce en las VIVlendas improvisadas delpuerto, en las pulperías y chinganas de
animales de te era especie",18 A los zrurtbos, ~.su vez, se les•~c~~cab~ c~to robo Lnna, en "oyos" cerca del hospital y las bodegas de Bellavista.23
o crimen ocum Bennet Stevenson -cbntagiado de los preJmC10$ limenos--.- les , . El aumen~ de la plebefue observado con preocupación por el viajero Haencke: ·
adjuntó Jós e ,- cativos de "cruel; verigativo e implacable", junto: con los de 'Es de. advertir_ ~ue, aunqu~ en general crezca la masa total en la población, ofrece
"perezoso, estúpido;y provpcador"._" / • . . . . ·. j la mayor atenc1_on que este; aumento de pobladores es de número, y no de calidad:
Francisco. oreyra y Matute, m1emb~ de la burocracmcolonial, Vjllculado por ~erto1:s, manneros, polizones, vagos, gente sin otrafortuna que su persona poca
parentesco a lo grahdes comerciantes di) Lima y pmpietari(i de tierra/; y casas, en disnncmn y mucho problema".· Después de ieñalar su crecida presencia ~n los
'
-- \·

1 >
·¡

LA OUDAD SUMERGIDA
l
122 ROSlROS DE LA PLEBE · 123:'
asientos mineros, añadía que "abundan no poco en la capital"." _Otro testigo hacinamiento y la promiscuidad eran inevitables. Terralla hacía otras anotaciones
indicaba; de manera más rotunda, que en Lima "la mayor parte de la g~nte es oc10sa sobre la composición de esia especie de ''pueblo menudo",. de Lima: "Que ves a
y vagabunda" y la situación era de tal manera alarmante que "apenas van comdos muchas mulaias /destinadas al comercio,/ las unas al de la cilme, / las otras al de lo
30
diez días del presente mes [setiembre, 1780] y ya se han hecho d ce hurtos de mes'?o". Repetía así consabidos prejuicios sobre las mulatl!s, recogidos antes por ,
magnitud".25 · · los v1aJeros Jorge Juan y Antonio de Ulloa..
Ccintra esta población se fundó en 1787 el ramo de policía y en 17 10 la plaza.de <?tro ~.stigo de_ la época ac~?,~ una expresiónpar~ englobar a vagos, mulatos y
alguacil de ociosos.26 Se hizo obligatoria la iluminación de la ciudad, por lo menos i_neslizos. gente vil de la plebe . Plebe fue un lérmmo usado con frecuencia en la
l entre 8 y 10 de la noche, y se estableció un servicio de serenos y p trul~s, estos
últimos para vigilar los almacenes de los comercrantes. Las puertas d, la cmdad se
epoca, para_denomi~ar a esa masa disgregada que era el pueblo de las ciudades. El

¡ mantenían cerradas entre las 11 de la noche y las 4 de la madrugada. .ro no fueron


suficientes estas medidas. La población de Lima se incrementaba co stantemente.
ki
termmo tema unaev~dente conn?taci~n despectiva, que a veces no era suficiente, por
que se le_~cº,'.°P.ªnaba de "!!un ~dJe~vo, como vil; ínfim~, "gavilla abundante y
siem~redañma ; bapesfe~ ... Smommodepopulachoypueblo. Losplebeyosse
Tanto en 1770 como en 1810, 21 % entre los que hicieron testamentos en Lima eran defmran po~ue, en una sociedad que pretendía acatar una,rjgnrosa estratificación
provincianos.r El fenómeno, a su vez, obedecía al crecimiento demo áfico que el social, su~ ~1embros_ ~arecían_ de_ ocupaciones y oficios permanentes. Pero, aparte
virreinato experimentaba en casi todas sus regiones, en· algunos gares desde de una frágil ~ond1c1~~ econon_uca, se cont¡-aponían a la aristocracia por vivir al
medianos dellsiolo XV!l, en otros desde inicios del XV!ll. Esta po !ación nueva m".'gen de la . cultura ·. no hab1a escuela, m maestros para ellos; eran -"'-<:orno ha
terminó oblig 1~ a migrar, liberada de aquellos lazos que la unían a sus comunidades sen"!adoPablo_Macera~analfabetos porqu~ la educación resultó ser uno delos más
y condenada uchas veces a conseguir sólo empleos temporales o as JIDarse a esos prec~ados pnvileg10s de cl_ase.32 Por _eso, !aristócraias como-José Baquíjano y
vagabundos, n frecuentes en ciuda~ como Ayacucho o Cusco. Camilo; Antomo de Quereiazu y_M?llmed~ o José Bravo de Lagunas y Castilla,
El vagab daje era visible en fas calles de Lima El tema moti ó dos. sendos fueron retratados al.lado de sus b1bhotecas: lel libro era un símbolo de status; En ·
artículos en el ercurio Peruano. En 1190 de ellos se de~cribió ~,"innu erabl~ !(opa 17'70, de 49 casos que declaran efectos personales -sobre un total de 118
de mendigos [que] huyen al. orden, ljborrecen la disciplina . E1 1 Arzobispado testamentos masculinos-, 9 declaran libros. Para la plebe no hubo ilustración-
pretendió ate ,uar la situación admi?i~fando una Casa de ~o~res, ~,¡sde ~ 732; El probable_m~nte no tu~eron noticia alguna del Mercurio Petuano o de1Diario d;
Virrey Amat vo que crear un hosp1c1tEn las casas de m1Sencor~a hab1íl mas~~ Lzma >: m s1qmera supieron la existencia de un círcúlointelectuál llamado"Amantes
28
un centenar_ d ocupan..tes. Uncen.so m __ u·j-~r:'8 in.digen_tes, Pº_sienor, a 18.~9, \fil_ºJº
c1_ ._
del Pais".. · · ._ :
la cifra de 9 4 pobres, compuesta po mválidos, anclllllos, vmdas... D1ec10cho . _¿Qué volum~n alcanzó la,plebe_ de Lima? Las frecuentes referencias de los
habían sido 'abandonadas" por sus aric\os. Pero estas cifras comprendían YlllJeros, las medidas represivas, las denuncias en las actas de Cabildo, harían pensar
únicamente a os "pobres vergonzantes!', es decir, personas que en el pasado liabían en una elevada _cifra que,·al parecer, es confirmada por el historiador Manuel de
tenido una c dición acomodada.29 Eli 1770, 13% de testantes se declaran como Mendib~ al afnn_:,ar que en Lima; en 1770, había 19,232 vagos, es decir, 38% sobre .
"pobres". L mayoría de vagabundos preferían habitar en las plaza_s de la ciu_dad. . la poblac10n total. En n?estras búsquedas de fuentes censales no hemos podido
En 1810, la in uisición procesó a un negro que ganaba el Pª!' pasea11do por las calles e~contrar los datos cuanlital!vos que corroboren o corrijan, la cifra señalada. A ,
una gavillad pen¡os, gatos y monos, a los qu_e había enseñiro a baiJat:: el hecho fue simple VISta, parece una exageración. Habría que considerar, sin embargo, que no
referido por viajero Julian Mellet y ~?st~normente recogido por R1car~ Pahua._ se tra~ de un h1stonad?r_unprov1sado o ansioso de.liberar a su nnaginacióh, sino que,
Los vagos no faltaban a las comidas captalivas que diarramente se repartian en San .s~duc1do por ese pos1IIY1Smo dels1glo pasado, Mendiburu se sujetó a un respeto casi
Francisco, e la Recolección de los Def,alzos y, en general, en toc\o_s los_ conventos ntual por los d~cumentos, ateniéndose a lo que llanamente le decían, sin forzarlos, ·
y monasteri!. El Arzobispado ofre~ía una limosna mensual ! algunos_ pobres t a veces sm s1qmeramterrogarlos. Quizálacifranos sorprenda menos siobservamos
que Mendiburu la indica al tratar de la composición ocupacional de los habitantes
conseg. uían ner~e-bajo
desafortuna su llegado
s que habían pro.tec.ción_,_j M
.•. nc_por
atraídos h.·º___slad,e.fama
_e_sto.sde_Llffia
pe_· r~-ona.ies e.ran_ m._igrantes___
y esperanzados _de . de ''color" de Lima, es decir, to~os aquéllos que no eran esp\Jiíoles y que sumaban .,
encontrar ve tura'en una ciudad apare,tement,e próspera. Pero el capital comercial . 30,581 personas. Esta cifra eqmvale a la suma de indios, negros, mestizos y casias
es avaro. La situación se deterioró aú~ más cuando llegaron los eff'\'toS tempranos · en elcens~ de 1791: _32, 721. Esta población, siguiendo aMendiburu, se distribuía
de la.crisis c mercial y la migración ~o se cont_uvo. ]Iacja 1790, e\ ~oeta andaluz · en los s1gmentes,ofic10s: 2,093sirvientes, l,027 artesanos, 9;229 esclavos y, al fmal,
Terralla. y L _dai observaba a 1~ entr~da_ de Lima, muchas pulperas, / ta,'.°bos, los menc10~dos 19,232 vagos; El volumen de sirvientes, artesanos y esclavos
chinganas y puestos, / cocinenas y ferranos, / muchas gentes .y arneros_ . _1;-8 ¡ parece comc1dir .con otras fuentes. .Todo esto nos obliga a pensar que tal vez
población fr ue¡¡tabalas fondas y ~bos ubicados_en_los suburbio~, pero tamb~en , Me?dibnru_ daba una acepción más amplia¡ al término vagabundaje, q~e no '!~
vivía en los' callejones de cuartos", c colados _en alredec!qr de un qentenar:allíel · hm1taba solo a los desocupados, mcluyendo también a -los semiempleados y
124 LA OUDAD SUMERGIDA
ROSTROS DE LA PLEBE 125
subempleados, a los trabajadores estacion_ale~ o eventuales. Lo cierto· es que
contrastan las múltiples referencias y descnpcmnes de la plebe, con la _es,~z de del oficio. El comercio ambulatorio, entre tanto, aumentaba y, al terminar el siglo
cifras. Varios decenios después, en 1829, se realizó_ un ce~so ?e la poblac'.611 luneña. XIX, ~e comenzó a esbozar ~tra curios~ distinción entre los 111ercachifles: aquéllos;
El azar nos ha deparado sólo los resultados del pnmer distnto d~ Lim~.,, Jbre u1:1a . los mas P?bres, que proseguian recomendo las calles de la ciudad pregonando sus
población total de 1,359 habitantes, 201 se declararon "hombres sm oficio es decir, · ruercadenas y en busc~ desesperada de compradores y otros que consiguieron
14%.34 . . • •
establecerse en puest?s lillpro':sados en lugares como el céntrico atrio de la iglesia
Dentro de la plebe de Lima, es imprescindible considerar a los com :rciantes de Desam~arados. L1b_e~dos s1emp~e de pagar impuestos, hacían una competencia
ambulantes: vendedores que, con sus mercaderías a la mano, reco_rr(an las calles de que los ca¡oneros perSistian en calificar como desleal. • ·
la ciudad o se establecían en las plazas y atrios de las iglesias. Rec1b1eron Inombre Pero no se podía pensar que la opihión delos cajoneros fuese unánime. Existían,
de "mercachifles''., aunque algnnos prefirieron llamarlos "zánganos'.', P a ~ la de ºU:º lado, artesanos y-comerciantes que recurrían a los ambulantes. Un sectordel
imagen que se trataba de gente ociosa. Evidentemente, no e;a un traba¡o r .onoc1do ¡¡rem~o de sombrereros'. compuesto por españoles eindios; denunció a otro por
0 socialmente admitido, por el contrario, era menospreciado y sele re rochaba
fab1;car sombreros ocultamente y venderlos por las callés!.,".37 De esta manera
constituir una conjpetencia desleal a los comerciantes establecidos en los_ Jon~s de · poru:iamos advertir la existencia de una economía paralela que, por diversos
la plaza mayor o lbs portales. Algunos almaceneros propalaban 1~ espec1 segun la cammos, desembocaba en la plebe: abastecedores y clientes de los asaltantes
cual los mercach fles vendían productos de contrabando \evadiendo . fisco) Y prov~ores dél comer~io ambulatorio, pr9tectores de los negros cimarrones.. '.
mercaderías de m a calidad, quena ofrecíaiüamenor garantía al consum1 _or. Dado Amplio margenpara la ilegalidad,· Estas transacciones no pasaban por los notarios
que aumentaban e númeroino faltaron las'. c¡uejas y recI:1mos ante e!Tn una! d~l Y P?cas veces tenían un contenido visi~le e1 ~oneda: el trueque y el intercambio
Consulado: los m dianos comerciantes teffilmar_on ~dm111endo qu~ el me or prec10 rec11;roco eran s11_s r~gula~?res. Las dimen¡s,ones que alcanzaron contribuyen a
I"':
en la venta de pro uctos de los mercachifles Sigm~caba una peligro~ c m~eten- . . • explicar la poca s1gnifi~ac10n de los precios y salarios en Litna. Los precios -<le
cia. No dejaron e señalar que, en la sola ¡:x1stencia de este comerc10, ?abra una acue~do a las ~efere~c1as ~ue hemos podidó obtener de algunos hospitales- se
violación a la ley igente,-que prohibía el ejercicio de actividadesmer~11les a las, mm:11enen casi estac1onanos, confirmando la tendencia qúé• para años anteriores
"castas de baja. tofa". Piden a las autoridades que; por la fuerza, re'f"en a.los hab1a o~servado Pabl? Macera en la documentación de los'colegios jesuitas; las
mercachifles de I plaza mayor, de las igl¡ias, de las calles centrales y1que sean· referenc!as sobre salarios son demasiado furtivas •.Jodo esto configuró un mercado
de traba¡o sumamente peculiar." : .. .
reducidos a las p uelas de los conventos.del baraW.lo .. El añ.o 1786 s~ acue·r.da ' 1 , • Aparte del c~mercio ambulatorio, la plebe de Lima tenía acceso a una amplia
arrojarlos de la p de armas. Sin embarg , al poco liempo regresan y, al parecer,
en mayor número Como formaban parte (\< la plebe, era fácil que los acusaran no , ·gama de ocupacmnes eventuales, como la recolección-de alfalfa la edificación
sólo de engañara usclientes, sino además( ?e no cun_iplir _c~n ,sus acreedores Y de ?rbana, el arrieraje, el servicio en las fondas ythihganas dela ciudad... Fue también
venderobjetos ro ados.35 Cualquiera los hup1era defm,do rap1.dam. ente com_o vagos. );"POrta~te,!a milicia;, en Lima_,junto al batallón d.e españoles, existían otros dos de
El comercio bulatorio, a pesar de 14s trabas impuesta~ ~r el Cabildo o ~l pardos_ Y ·morenos ·, respec11vamente, a quienes quedó reservada la caballería: En
Tribunal del Con ulado, no sólo se mantuvo/, sino que parecena que se mc_remento.. Ja _g:iiena de re~tos de Pancho Fierro -pintor popular y observadbr de Lima al
Fue entonces qu se• vio a muchos criopos o españoles pobres o_f1c1ando de m1c1arse la Republica-- figuraban .personajes como el "vendedor de velas" el
"ag ad " I" . ·-" 1 - . ' . --- - . '
mercachifles. Da O elnúmero, no quedó otra alterriativa smo que termmaran todos' , u _or _~e mantequero -;e vendedor.de"Ieña",de"canastasyesteras"eincluso
agremiándose, c lo que pudiera?.. hacer! frente a las ~res(ones de ~ercaderes, ~n "ne~o ~guador m~1'.1'1do perros los n\iércóles". Sus acuarelas se inspiraron en
pulperos y cajon-ros,' pero, parado¡1camente, la a~emiacmn co1:1du¡o a que.las esos_m1l lipos tan exolicos que pululabaµ en fas calles, plazasly portadas de Lima"
tensiones se repro ujeran en el interior del g¡-upo, ~n disputas _cad~diamayore~ entre (38 bis). En muchas d~ estas -ocupacio1:1es, el contacto y la tompetencia con los
los mercachifles:· e proyecta, por ejempl~;¡exclurr del grem1_0 ~ mulatos, chmos Y . .negros Jornaleros era evidente. De igual manera se entrecruzaban en las actividades
otras castas" o s pretende organizar a l(j)S. ambulantes, d1s11ng1:11endo en~ los . de lipo _artesanal, ~unque en este caso, como indicamos en un capítulo anterior,
"verdaderos me aclnfles" y los "zánganps"; los primeros debian adqumruna P~~oml!laron los libertos ylos mulatos. La plebe engrosaba con aquellos esclavos
vc1eios, enfefl:10S o inv~~~s a quienes sus amos daban libertad no por filantropía
boleta en el Trib al de( Con~ulado q1;1e \bs ide:1~:'111"ª co~o tales, para de esa smo por considerarlos mutiles y de esa manera suprimir gastos.
manera realizar na cal1ficac1ón previa . que evite <!ue se 11:1troduzcan_ negros,
mulatos, y otras astas a un ejercicio que ;emp!e ha sido el pnmerescalon de)?! . · Los talleres de artesanos ofrecían la posipilidad de un trabajo relativamente
hombres honrado , criollos y de España P:m1 ¡nmaiar honestamente en esteReyno... . estable. Pero, mu~has vec;es, quizá por ahorrar, los maestros preferían el recurso
La honestidad y a honradez no eran vrrtudes accesibles a-las, <:_astas. ~ero_desde eventu_al ,ª negros io:1;1aieros o a esos esclavos,condenados al trabajo gratuito para
luego que ni los ulatos, ni los zambos, ni los chinos conseguman ser ~dicados • cumplir alguna sanc101:1 penal. Debemos añadir que el cense, hecho en tiempos de
Gd de Taboada menc1onapa a 60 establec~entcis con el n1>mbre pomposo de
126 ~ .OUDAD SUMERGIDA ROSTROSDELAPLEBE :-127
"fábricas''c39 Tenemos sólo noticias de cuatro: una de pergaminos dirigida por .el ·sino, ante todo, el hecho elemental de no tener esclavos. ¿Por qué las personas de
presbítero Cayctano de León; otra de pólvora que .pertenecjó a.Juan Miguel de clase medía de la ciudad hacían lo indecible por conseguir un esclavo? Además de
Castañeda; la fábrica de lona y tejidos de Felipe Quintela ' Joaquín de .Asin y, consideraciones económicas, por la necesidad de asemejarse a la aristocracia y de
finalmente, la llamada fundición de Bellavista, sostenida p·>rla Corona para la distinguirse de la plebe. En cierta manera, la población de Lima podía dividirse en
reparación y acondicionamiento de embarcaciones. I'ero la pi :be, como indicarnos dos grandes bloques. De un lado, los señores, los amos, los propietarios y, en la
· páginas atrás, permitió el desarrollo de una economía para! :la que abasteció de margen opuesta, aquellos otros que sólo tenían el recurso inseguro de su fuerza de
productos al comercio ambulatorio. . . . . . trabajo: la aristocracia frente a la plebe.
, Losvagos,. como los llamó .lvlendiburu, o la plebe, con.o se les calificaba Esta contraposición fue n¡cogidaen los versos de,Fray Francisco delCastillo, un
. entonces, eran una población nmnerosa y heterogénea, confu didafrecuentemente lego de La Merced, propietario de 9 esclavos, cuyo hermano era dueño de una
con los esclavos de la ciudad. Es evidente, por ejemplo, que m negro esclavo que imprenta; a pesar de su ceguera, se las ingeniaba pararecorrer·la ciudad y frecuentar
salía todas las mañanas a las plazas y calles en busca de amo y ·orna!, vivía bajo una los barrios populares entrel750 y 1770.42 En una de sus muchas décimas imagina
. condiqión semejante a lade cualquier trabajador eventual. Es proximidad entre los .una aglomeración de la plebe alrededor de,una·calle donde.dos negros caleseros
>esclavbs y la plebe significaba untiesgo para el equilibrio soci I dela ciudad, porque discuten ásperamente; interrumpiendo todo eltráfieo, impidiendo que los nobles
mien~as-sobre los primeros se cjcrcían.diversos_mecani-smos de contro_l y dominio realicen sus gestiones comerciales, paralizando el centro de Lima Parece retratar
(la-re giosid4d, la legislación, el paternalismo y la violenci ),-sobre la plebe era un ánimo levantisco en la plebe cuando lamenta "que a estos negros por momento
difícil y muchas veces imposible, establecer mecanismos ue requerían de un / no hay quien a palos muela''. ,En efecto, la desobediencia de dos esclavos, con el
canta to estable- y permanente con, un amo. El esclavo si mpre, estaba bajo la concurso pasivo de la plebe, es suficiente "para ver-de tal canalla/ dominada a la
vigila cía y tutela de un señor. pi mulato sin oficio definido,, arnbiab_a de taller, de nobleza''; A pesar qúe Castillo, a qu\en Ricardo Palma _recuerda como el "ciego de
ocupa ión y de amo con demasiada frecuencia. A esta ines ibílklad social, debía La Merced'', era un versificador popular, al. momento de describir a las "clases
añad' e la convivencia con el 11/undo lumpen de la ciudad (h· didos, ladrones) y la subalternas" terminaba acatando las pautas imperantes. Para indicar la heterogenei-
organ zación de una vidacolidiana al margen de las convencio ,ies vigentes, con todo dad, el temple agresivo y las diferencias de la plebe con la aristocracia, imagina
lo c 1 terminaban adquiriendo un perfil nítidamente diferenciado frente a la . metafóricamente un conglomerado de animales tan feos como peligrosos: "sapos,
· serpientes; culebras/raposas, monos y·harpías, / pues son los que van dentro/
arista
algun racia_. I.ncl.uso !.legar,
s testimonios o, n. a~lahorar_
literarios, como enuneselenguaj,e,
célebrepro·p.
dramaio. :. µena.los
h. je,rg."palanganas",
arec.ogid_ª__ en
racionales sabandijas'~43 En contraste con las mansiones aristocráticas, como la casa
escrit para denostar al Virrey at. Junto con el léxico, otros elementos. fueron ' de don Miguel de Castañeda; en cuya fachada se exhlbía el mascarón de proa de uno
confi urando una cierta cultur contestataria: la elaboración de anti.héroes en la de sus barcos, o de ese otro comerciante que disponía de un mirador para observar
ideali ación de los bandidos; eEemplco de "apodos" o sobrenombres ("Brincata- · la llegada de sus navíos al puerto, las viviendas de la plebe en su promiscuidad, para
pías", "Tirapalo", "Ojotirado", "Endiablado", etc.) la sátira y la burla de la,aristo- el visitante ocasional, semejan un descenso a los infiernos. El callejón de Petateros,
cracia can,c_iones qu~ las persa as recatadas.califkaban como disolu_.1;;S (''Cu'.1P~º para el ciego de La Merced, era una verdadera "faltriquera" del diablo.
la ca a cruJe / y el mño llorn/. señal que entra Carlos en Barcelona ); la af1c10n Castillo describía los·"callejones" limeños-Petateros, Belén, Matamandínga,
por el , ar, distracción y esperahza a la vez: en las chinganas se juega cartas, en las San Jacinto o La Recoleta- como lugares estrechos, '.'angostos y largos", habitados
pulpe 'as dados, en cualquier lqgar de la ciudad se puede adquirir una lotería.40 De por asaltantes y prostitutas, donde eran frecuentes ]os robos y los crímenes. Es
esta_ Il\anern, al rriaigen delas co¡ivenciones,la pleb,egestó ciertos rasgos quetodavía evidente que estas consideraciones no pueden ser leídas como una descripción
define'n al habitante de Lima. Quizá esto permita n;cuperar el concepto de "cultura confiable. Reflejaban más el temor que la realidad. Sin embargo, es cierta la
urban colonia¡" propuesto po~ Luis Millones.41 ·
estrechez. Un callejón típico era un pasaje angosto, perpendicular a la entrada,
E deterioro en las condiciohes económicas condujo a que los plebeyos aU1)1en-
taran n número y acabaran imboniendo su estilo de vida al conjunto de las capas abierto al cielo, con una sucesión de cuartos a los costados.44 A veces, el pasaje
popul es ae la ciudad. Plebe filie asi sinónimo no sólo de vago sino que, a la postre, adquiría forma de "T" o seramificabaamodo de laberinto. En promedio tenían hasta
la pal braterminó incluy_endo la !_os propiosesclavos jornaleros, a sectores d~ las unos 30 m'. Pero, en realidad-como ocurre hasta ahora en Lima-, los tamaños
empo rec1das capas medias y ! ciertos ameras; en un conglomerado heterogeneo variaban mucho. El callejón de Monopintadisponíade40 cuartos, eldeJáuregui 35,
comp esto por mestizos, mulatbs y negros que se diferenciaban de la homegeneidad el de los Apóstoles 7.45 Algunos podían contar con una pulpería. Los servicios eran
rac(al r:Sfrvada porlosaristócbtas. En otras palabras, plebe y limeño se volvieron · comunes. La privacidad resultaba imposible. El hacinamiento era inevitable. El
cas1snorumos. .. [ . . , _ j , .. ,
'contacto "cara a cara", demasiado-frecuente. Un día de 1782, en el callejón del
· P ro; en todo caso, s1 algo termmaba defmiendo a la plebe no era umcarnente la · doctor Orné, un negro fue herido por una zamba que era su amante; buscó refugio
"igno ncia", el mestizaje, la nuria económica o la carencil1 de un oficio definido, en el cuarto de la china Josefa Morales, quien junto con una "cholita'' que vivía con
128 LACillDADSllMERG!DA
ella en el mismo cuarto, trató de atenderlo, pero la gravedad de la herida,.obligó a proliferación de bandidos la . .- ROSTRos DE LA PLEBE 1.9,
que pidieran auxilio; al final, en el mism.o callejón curarou al herido.46 Todos se mencionadas, las autori~es:nes~ _Habria que añ~dir que,junto alas dos cárceles
conocían, por lo menos en apariencia. Muchos delos callejones me 'cionados, cerca fupcionaba como prisión a escak°c1e;"; <!eífios).presid10s d<¡I Callao (el Real Felip~
de la plazamayoro en San Lázaro, remodeladosa principios de siglo forman todavía improvisadas.celdas enJa isla S Lo ac 'ico . y, en los cfsos más peligrosos, oe'
parte del paisaje urbano de Lima. recur_so, ya señalado, dedesterr::i1o/i:;:~;:-ente,al puerto! Que_~b,¡ P?r último et:
Fernandez
·E fueron
· los 1u·gares m'as e,recuentes.
. • · .· ados.Panamá,Vald1V1a,la1sladeJuan__•
, · · •. ,
• 1 1 estado de las dos cárceles de L' · · .' .· • '· .· · • .
3. LA CIUDAD COMO CÁRCEL im~ginadó que, con la violencia una ,er~ dep/orable. El lft~r quizá.h:¡bria
fmicionar con un míniino de efi . Y• e¡ temor impefantes, Jas carcek:s):eriían que,
La existencia de la plebe acarreó otra consecuencia más: c ses populares _Y de_fi_1c_ iencias
· · ÍJac'ºn'fre·
· · = . c··u.ent·es· · IClefu.ncia control; f/OIfue ~í.
gas YElbandid · Por.e_ .. 1· córiÍiaÍi_o.
····· ·· ,, Jas __ ··. ··.

t .or:e,º.
1as·

clases peligrosas comenzaron a ser sinónimos. En una sociedad . uya anstocracia una sino en varias ocasiones de la cárceid I ,C . . ~ªC\O de Rojas h¡Íyó/nq ,é11
se imaginaba asediada por la criminalidad, resulta intivitable pr gnntarse por las próxima ii Palacio. ·Lorenzri Pastr . e uo1cad;I .Sn la calle Pess,acl.eií~,
cárceles. Ij.as prisiones pueden definirse -siguiendo a Guillermo Nugent- como alcan:zi.irlacalle: En l782fugaron~~~:C? andi~o,reclll:10 ~ un "forado:'.~\lf:l,
gar¡z~, El esclavo cimarrón Pedro Martí 0 ~ de~u~s de abnr u_n.calabozo con µ11a
la"histo-~---
siglo XX, lsincen·. sura":traslucenlo.quehabitualm.
imitación de Europa, se avergüenza deente.·se. nieg_ª_ os
sus. cárceles oc.u·l.·ta·.
y usca N·u.es·tr·oa
mantener su ce!~ empleando un palo ir~ó al techo~b~:sim•ó h~c:er llll ~ueco en la pared d~ ·
los presos en áreas apartadas, porque cuanto más.lejos están lo· criminales, los con pies y manos. consiguió . . P · . . spei:adamente, arañando las pare pes
1

honestos e udadanos se sienten más tranquilos.47 ¿Cómo eran las risiones enLima perdió én la ciudad, refumánd~enªel calacall._% s__ ed. des~ó ca.er a Ipsjardines y de allí se
del.siglo . VIll? La organización carcelaria permite entender, 'in atenuantes ni
adjetivos, a mecánica de dominaciqn. Las cárceles nos proporcio ·.otra perspec-
a• . . . ·. . ~-
de 1 Corte ~recogiendo ..
una información t
eJ0n e anto Donungo " La·Rea1·c -
alrededor del cual estaban las celdas.· A las ~~a en 178i..+ten1a un_palio c:entral,
1 . . • . •• ; . . •arce!.
.• •

tiva(desddel subsuelo de laciudad),IParadesmontar las relaciones ntrearistocracia pallo para ser encerrados con grillos en lo · 'alabotarde, los presos ab1llldonaban ese
yplebe. • i ! un centinela .vigilaba todos esto . ~c ws .. Desde lo alto de lll1a garita
En Li a existían tres cárceles llamadas, respectivamente, de Corte, Ciudad e presidente de patio,· el alcalde. S ;:;ovimientos, ~~ otros funcionarios eran el
inquisició . La última prácticame te no funcionaba como conseduencia del receso separados por:sexo per~ por la fetri/orterq .. · TeoTTc_amen~, l,ospresos estaban
en las acti idades del Santo Oficio. En las otras dos estaban los Pfesos condenados sector de fa cárcel.~' En der . . . ª po~an conm~carse !ácihnente uno y otro
por fa Au ·encia, el Cabildo y el S perior Gobierno.. · s1tuaciónruinosadelascárc ffilllva, s~meJaba otro calleJon" de la ciudad. La
embargo, 110 se realizaron m~6r:~:::~.e v ~discusi9.nes en~} Cabildo. Sin
era tan fácil entrar como salir. so es, qu ando la unpresmn que en ellas
CUADR04
Cár eles de Lima, 1790 ·
-· I . . . CUADROS
1
. Carceles Españoles Castas Total Presidiarios eri él Réai Felipe
• 1
Fecha:
c rte 29 o 70 4 103 • 1.Xl.1800 ' l.VIII.1801 l. VIII.1807:
C udad · 29 o 57 5 91 · Presidiarios 143
Leva 144 203
o 101
T tal 58 127 9 194 . Ingleses 29
1
o o
• 1 ~
.O
Fuen e: A.G.I., Indiferente, 1521' Total. 273 14,5 . 203
Rec ·endo a otra fuente, págmas atrás señalamos que en 1796 se encontraban ... Fuente: A.G.J',t; Guerra y Marina; legs. 64 y 67...
. •
59presopenla_. cárceldelaciuda.d dlrpr·ed·o·m
__ in_ando. m_estizosymµ.la1os . o_eac_ -uerdcl'_. ' :,1 .
con el · jerónorteamericano AmlisaDelano, el.totaldepresosascenderiaa 181 e.n.
1805. P ro la cifra total.de 174 ó 181 presos'püederesultar esc,asa en relación aW,_l
130 LA CIUDAD SUMERGIDA
ROSTROS DE LA PLEBE 13!
· Ocurre ,-como explicación de este evidente descuido-:- qmi las cáf<;eles
públicás reunían nn porcentaje menor del total de presos de Ll!"a. J,,a m~yona de . parecían tener como inherentes (incendios, sucesos criminales). No siempre se
. cumpliócon estcedispositivo. En cada panadería se calcullJque trabajaban alrededor·
ellos estaban purgando sus penas en centros laborales: en _las edi¡fic11C1o~es del
de 10 operarios, entr~ esclavos, presos y eventuales lo que haría nn total de 400:
¡iú~no, las construcciones urbanas,. la reparaci~n de empedrados ·:l aceqmas, los . .· trabajadores; repartidos por la ciudad..•·. (La panadería de Oyague -sin contar
hospitalés; la casa de desamparados,_las_zapatenas y, sob~ todo, e los centros d~
presos- tenía diez esclavos a su servicio;. la de Carnach6 trece, aparte de. cuatro
abasio yde elaboración de pan. El utillaJe de ima panadena ~a b nte elemental.
empleados y dos mayordomos).57 · Podría añadirse el impreciso número de servido,
tableros para separar la harina o amasar el_ pan, hornos, sill3:1 y ban :os, canasta&. Y.
res que se requerían en las 27 casas deabastp de pan." Eran indistintamente hombres
balanzas, algún oratorio y los esclavos que, como en las hac1enim,s, ,ran tasados al_ y mújeres, incluso algunos menores. Una visita a algunas panaderías limeñas,
igual que cualquier instrumento de trabajo.51 Los _P~¡tderos_ te . . la fac~ltad de realizada en 1797, proporcionaba las siguientes cifras sollre prisioneros: . ·
recurrir al trabajo gratuito de los presos, con la condic1on (no s1e~¡w cumplida) que
se tratara de delitos de menor cuantía y que el propjetano . encargara de 1
alimen\arlos; y vestirlos. 52 Pero no existía el menor con~! sobre las ~aderías. Al CUADRO6
parecer, lo común era ver a los presos muy mal ~esti1?S: !'eof alimentados Y
obligados·a~¡omadas fatigantes: el amasijo de la harina s~_1rncraba ·n la noche, en Presos en panad~rías,
. ,- Lima, 1797
' ,,

medi.·o del. c. or sofocan_te expelido·po·.r.·el.. horn··.·.º..,..co~ el n.. e.s.··g·o·pe.· .. anente. de un Panadería - Calle Presos'
incendio. os presos muchas veces estaban. co_n gri\letes. · }.J , os empleados, ·' Pre~s Total
látigo en m 0

o, se encargaban de m#'tener el ntino de ~baJo, d modo que las · Chacarilla 6 \ 6


panaderías bbaban recordando a las¡galeras. No sorprendía quel presos fueran San Francisco de Paula 10
azotados, s· que el propietario tuvjera que dar cuenta del hech ala sala del Del Bravo 3' 13
3 l 4
crimen.53 · _ _ f_ _ · 1 • Recoleta 1 1
Sauce 2
Los mo neros y otros gremios rivales de los panaderos den~n~ban los abuso~ 9 9
que, conto impunidad, se cometírujen_esos c~ntros de trabaJo: 'jiº de¡ru:Jes casi .. Onneño 3 3
. · tan te par_ el sueño. y el descanso ~1so, .as1 los exasperan hasta prec1p1tarlo. s a
lllS
cometer m enes en ,los mayordom ' . s y veladores
. .' .a fuerza
. de·- c,h'1cotes,, .54. Es · Total 32 5 37
probablequ en este documento-un ecursopresentado ~te el Supe.,:iorGob1erno
en 1795, c·tado en el primer capít1 lo- se buscaran exag~rar c!eno~ ra~gos
dantescos d . las panaderías, pero, en f.?_do caso, no eran acusacmnes 1magmativas,
como lo mu stran esos reiterados conflictos que sucedían en ellas: atenta<!o_s de los
esclavos co tra los e_mpleados, críme,es entre los propios ~resos'. l~vantam1e~tos Y Las panaderías de Lima estapan en las antípodas de esas panaderías de Londres
motines fu~as masivas. Los defensores de las panadenas exigieron sanciones evocadas porPeter Laslett,_donde el, írabajo se regía ¡iot nonnas paternalistas,
ejempia:ces ontra todos estos deli.·tos,i"por ser éstos el úni.co. auxilio que ti.·enen lo.s estando los aprendices incluidos en Ja: farnilia. del p~l:rói¡ .. 11'1adie ignoraba que los
amos para e nte~er a 1os cna . dos-1ns9
. 1entes"-.55. - - . lugares donde se elaboraba el pan de todos los días eran también prisiones de la
Para los esclavos que no cumplían con el Jornal comprometido, para aquellos ciudad, porque no se practicaba la separación contemporánea entre cárcel- y vida
otros que n · alcanzaban a conseguit amo cuando eran .puestos. en venta o para cotidiana. Adjunta a la panadería estaba la c:asa del dueño o administrador, donde,
·quienes no odian pagar deudas contrhídas, pendía p~rsistentei_nente la amenaza_ ~e por lo general, también vivía el mayordomo.
acabar en un panadería. La prisión pot deudas. eracas1 tan_comun_ C?_mo l.aacusacmn Toda la violencia del orden colonial podía resumirse en una panadería cualquie-
de sevicia q elos esclavos hacían a s~s amos. Un~ detem?'l revlSlon de las fianzas ra•. Así lo entendió Tadeo Escalante, un pintor cusqueño (descubieno por Uriel
por presos torga das ante el notarib Humac Minoyull1 entre 1!70 muestra la García y estudiado por Pablo Macera), que, a principios del siglo XIX, se refugió en
frecuencia e delilos menores en la ciódad: peleas, maltratos entre conyuges, hunos el pue!>loandino de Acomayo (cercano al Cu,sco) para pintar febrilmente las paredes
de poca cua tía,.etc."' Todos ellos sp purgaban en las P'.1°aderí:18·, ... . de sus iglesias y molinos; nno de ello_s ha sido llamado por Macera el "Molino de San
Partimo del trigo, en el primer capítulo, para llegar, por cammos poco habitua- Francisco o los Negros"; alrededor de una gran sala, combinando diversos persona•
les, al pan y , s p~naderías. En 1787, Jas p~aderías de Luna fueron reglamen~das, jes y escenas, el artista pretendió representar la vida cotidiana de su tiempo. Allí
reduciéndo e su !número a 40. Debían ubicarse leJoS del centro, de pre~erencia en
1

aparece, primero, u.na gran mesa en la que se prepara la harina; luego, el interior de
los arrabale y suburbios, para así pr' teger a las grandes casas dellos nesgas que una panadería,donde newos y mestizos, hOIIJbres y mujeres, /odos figuran trabajan-
' . do, algunos encadenados; al fondo se ve al mayordomo blandiendo un látigo que,
132 . LA CTUDAD SUMERGIDA
ROSTROS DE LA PLEBE ]33'
como se observa a continuación, sirve para.azotar a un negro; la secuencia culmina A la postre, la violencia no sólo rige las relaciones entre aristocracia yplebe; sind
con los barrotes de una cárcel; mientras, en la pared opuesta, f~~tles orand~ Y que contamina al conjunto de la sociedad, se introduce y pnlpala en la vida cotidiana
ejerciendo la caridad, entregan pan a unos mendigos, todos e~os cnoUos o es~ano- Y ag~diza las tensiones entre los ~upas o seciores populates: _escinde y fragmeÍliá'.
les.7' .La harina trabajada por esclavos y presos ~ustenta la piedad. ~~ funcmnes _Aqm radica precisamente su efectmdad. Todo sistema cqlomal reposa en ladivisa
quedan claramente delimitadas: para unos_el traba!º• para otros la orac ,on, de un lado elemental de dividir ¡Jara reinar: ''Europa ha fomentadolruj divisiones; las Oposiclo,:
las cadenas, .el látigo, los negros y mestizos, mientras deto¡ro los blancos Y sus nes, ha for¡ado.clases y racismos, ha intentado por todos ,los medios --.:.sostiene Jeáil
plegarias. Al principio la harina, al final el pan. . , . . , Paul Sartre-provocar y aumentar la estratificación de las'sociedades coloniales"~
, El• ,castigo carecía de un espacio definido y reserva~o: esta ,magen podía Este principio fue ejecutado conscirnteinente por Iaadminjstración coloriial.En una
corroborarse con las torturas públicas (los azotes prodigados P lI el verdugo· d~scripción del Perú, el Virrey O'Higgins desecha los temores sobre unil posible
"Festejo"), la sevicia de los amos y los ajusticiamientos en la pi. a ~~yor. ~ alian~a entre negr?s e_indios recor~do aja Coroli/1 que la1lnimadversiónprofesaba
violencia nq se ocultaba; era visible, a nadie avergonzaba Y_ su e¡ ~c~c~o llego_ a entre ello~ era mas fu_erte que el odio a los españoles: "s.cin irreconciliables"."' ..·
constituir un elemento distintivo de la aristocracia. No pudiendo diri~rr. el pais, . Esta permanente tensión étnica, que· recorre y atraviesa a toda la sociedad
encontraron una compensación, como observó Martín Adán, en el d mlillo mdiscu-
1
colonial, acentúa la fragmentación de inireses. Es innegable el conflicto clásiCo
tido en el rJinto doméstico."' Se podría criticar y hastasancmnar a cru_el~d Y el entre españoles y criollos, pero no se deben omitir otras oposicion~s que dividen a
st la población. El término criollo '--<:onviene aclararlo- Íio existe oficialmente no
uso indiscr, . inado dela violencia, ~ero, de _una manera_ U o , . an ocratasi
burocracia olonial e Iglesia reconocian que ese era un pilar . isivo para e apai:~e-en los censos'. ni en los documen~s j¡µidicos. Se _trata de uná importadióii
sostenimie to del edificio colonial: ¿l)O era la vida un ".alle de lágn as?, ¿ac_aso no lingmstica proceden1y de las Anullas, d<¡nde, bajo· ese nombre,. se designa a los
era impre indible el sufrimiento para alcanzar la v_ida~terna?, ¿no_de~ian. sei: vástagos de negros y metropolitanos. Dado este antecede!lte, alguien como José de
expiadas¡ faltas? "¿Qué me impqrta perder una vida_láng~da ~,i:,iste. Si mi laRiva Agüero Y. Sánchez Boquete, uno 1de los pocos aristócratas que apostaron
cuerpo se truye, El lo hará renacer de sus carozos, mas glonos, • . . tempranamente en favor de la independencia, lo considera'ima ofensa, es decir otro
En los ecenios finales del sigld XV1II se incrementarán los l'gresos fiscales voc~blo empl~do por los "chapetones" para herir a los indianos: es un odi;soy
destinados gastos militares.62 Desd~ el gobierno del Virrey Gil de 'j'aboaru1; aparece ·demgrante epiteto, no tanto porque adquiera esa connotación en los labios de llII
63
en Lima un especie de policía: las r¡das contra salteadores. Im1;orta senalar que español, sino porque significa específicamente "negros nacidos en Améric:é:67
los efectiv s del ejército aumentaron considerablemente._ Las tropa_s delaln~nd.en- Riva Agüero puede considerar en sus 28 Causas -una requisitoria c~ntra el
cía llegara a disponer de 7,228 horn, res, entre los quef¡guraban 932 Espano~es d,:; col?nialismo publicada en Buenos Aires (1814)- que españoles-americanos e
Lima, 206 nmemoriales del Rey, l ,lí02 Pardos de Lima y 404 More?os.de Luna. mdms forman un solo cuerpo de nación, tienen los mismos intereses buscan la
Algunas v ces intervinieron devel:"Jdo un motín; fue, en carnbm, mas frec~ente s_u felicidad c?mún; pu~e i$ualmente criticar la tiranía impuesta por los' españoles,
participaci 'nen la contención del b~ndolerismo. Lo cierto es. qu.e la sola exi~tenc,a pero de all1 a confundir anstocracia y esclavos, blancos y negros, hay una distancia
de esta n erosa tropa servía de tespaldo al uso privado de la vmlencia: era,. que_ m s1qmera se pro~one acortar.. El mismo tópico visto desde ·1a perspectiva
sustrayen O una metáfora de Perryl Anderson, como el oro con ~e_specto al papel andina: en 1780, una pintura cusqueña representa a América amamantando a dos
moneda, e decir, la indispensable g ntía para el empleo de los látigos Ycepos, de hijos, un _negro y un criollo, mientras en el suelo, como evidente reproc~e del pintor,
yace un mdígena.68 En ·la pintura y en la escritura se reitera elmisino. tema de la
la horca y los grillos. tensión étnica ' ' ' "'
En el interior de·Jos escasos sectores;l!ledios, donde se entrecruzan y a veces
confunden personajes de castas diferentes, teníári que producirse, quizá con' mayor
4. TENSI N ETNICA encono, los enfrentamientos. El gremio de sastres acordó en 1794 privar de voz
"Mi papá era zambo y nú mmná'ciwla. Es mezcl~- '.'activa" o "p_asiva" a, los_z_arnbos y mulatos en las juntas de españoles (el térrn.ino
Yo hubiera preferido· ser más negrito _Porqu(! mis· mcluía a penmsulares e indianos). 69 Mencionarnos antes. el intentó de excluir a las
hermanos so"n máS zambos. A mi me engríen por, castas del gremio demercachines. Los carretoneros disputan en.tre n~gros, crioHos
ser un poco blanquiñoso"-. y bozales; mdios y españoles se enfrentan en el gremio de sastres; los sombrereros
indígenas pretenden expulsar a los mestizos; el de botoneros se niega a admitir ni
· · Testimonio de un poblador de Huerta Perdida, . siquiera como aprendices; a zambos, chinos o mulatos.70 -· · ' · · ' ·
. tugurio.de Lima.:recogi4o por_;Nancy-_
' •
1
Fukumoto, 1972.,, La rivalidad entre negros e indios no fu~desatendida porTerralla y Landa, quien,
luego de hablar del enfrentamiento entre:Criollos y europeos, compara este hecho
134 LA c¡iT.JPAD SUMERGIDA
ROSTROS _DE LA PLEBE
con la violencia '.'entre los indios y negros/ quienes se profesan/ ~Jtalaborrecimien-
to".71 Para corroborar su observación; viene a la memoria el caso del indio Marcos
Si¡ián, natural de San Juan de Végueta, que en uno de los ítem¡; de su testamento
declara: ''desheredo a María Isabel Sipán, mí hija de segund , matrimonio, por
desolledienciá y haber casa(!o contra mi voluntad con un. hom ,re de casta china,
difamlindo mi sangre...".72 Podrían añadirse también los.· .últiples easos de
campesinos que debieron soportar .elflagelo delos llandidos de la costa. . ·
Estas tensiones se traslucían incluso en la distribución i>oblac onalde Lima Los
e
indioses.taban concentrados en el barrfodel cereado, originalmen constrµido en las
afueras <je la ciudad. La población negra, de nianeraespontánea, eabó reuniéndose
en deteri,nina~ zonas: sobre el total de esclavos que habitab·· · la capital enl813,
37% y 2~% vivían en las parroquias de La Catedral y San Láz J, mientras en Sari
Marcelojy San Sebastián, barrios de españoles y mestizos, ape as 8% y 9%, y en
Santiagq, el barrio indígena, sólo 5%73 (ver plano deUma). De . anera similar, en
los hosp 'tales, así como .se buscaba mantener separados alas in rineros, leprosos y
mujeres, también existía un hospital para españoles (el de Sán. ndrés), otro para
negros y eastas (San Bartolomé) y; finalmente, une, para indios anta Ana).. Dado
lo popul so que eríi el cul~ a Nuestra Señora del Rosário, com lían por la misma
devodó , cofradías de negros, p~dos, indios y .blaric\)s.74 .· . ·
R.és ta revelador que entre las castas dé la ciudad (en total 3,078 habitantes)
predomi asen aquéllas que resul ban delas uniones entre blan¡:o-negra o lllancÓ-
mulata, uedando en lugar secun ·o los chinos, resultado dq la alianza negro-
india. · · · ·

CUADRO7
Castas de Lima
Mulatos · 5,972 45.6%
Zambos 3,384 ·2s,8
Cuarterones 2,383 18.2
Chinos 1,120 8.5
Quinteros 219 1.6

J
• . . 1 • •

F ente: A.GJ.,fadiferente Jneral, 1527 . . . • . •

.El
relacion
1
aso número de los quii¡tteros (cuarterón-b\anca) se explica porque las
s sexuales también estaE condicionadas ;por las diferencias étrrieas.
l
Pocas v es las mujeres optaban ppr mantener relaciones sexuales con hombres de
una cas considerada inferior; la ituación no se repetía entre. los varones porque la
diferent calidad entre los miemb~s de la pareja excb¡ía la aJterj¡ativa matrimonial
1
o justifi ba mantener una relación clandestina,75
136 LA OUDÁD SUMERGIDA ROS1ROS ·oE LA PLEBE 137
En la vida cotidiana los enfrentamientos étnicos contraponían alas propias. capas se a_bigarran tiendas. y puestos de cualquier tipo: se puede adquirir pescado y
populares ..· Un día cualquiera, Isidro Peña, un mesti~o na_tural de Pjsco, de oficio mariscos, carnes de carnero y vaca; frente a las gradas se preparan misturas, al lado
arriero, iugresa a Lima trayendo leña desde Santa Ines y tiene, P?r 11zones que°:º se expenden frutas. . .
¡ . . ...

interesan, una pelea con un zambo esclavo, que lo agr:?e, le ~roJa p'.edr3:l,_151 de¡a La ::sevici~''. afectab~ t_ru:nbién ~ rel~ciones entre marido y mujer. Es una
malherido y, en todo momento, no cesa de insultarlo, choleandolo y diciendole acusacmn habitual en los Jmcios por divorcio o separación,de cuerpos. Desconfian-
"otras palabras deshonestas"." El mestizo acabará hospi~izad~., por 1~, que su za y celos son frec~entes_entre los aman_tes. Un rito violentó exigía "marcar" (cortar)
mujer decide ira quejarse ante el amo del agresor qmen le repica dici ndole que era las ~algas _de la muier_adultera. Las familia_;, de esclavos parecen esforzarse en repetir
criminosa porque era chola ...". Otro caso similar: una mujer fue ins Iltada "con las la ~10lenc1~ de los senoresyno falt¡m quei,as.de esclavas por el mal trato de que son
palabras de Puta, Chola, arrastrada, iudigna y sobrada.. .'' .77 E]~rm· 10 "cholo"era objeto, lo~ msultos y los golpes que reciben, "Yo me casé '-dice un esclav~ para
tan denigranie como "chapetón" o "go~o'_', aunque data ~el_si.glo XVI e1:tonces usar de mi muier y para ten~r él consuelo y el alivio de su asistencia...".84 El esclavo
alcanzó amplia difusión como insulto cotidiano y, a la vez, smorumo d.e las diversas es.ún biendecambioenlasociedad: secompraosevende, varía de amos se traslada
castas del país de manera que su.amo traslucía una cierta "esquiz".fr ni~"· Algun~ d~ una ocupación a o~a; la mujer del esclavo es un "bien de uso", conde~ada de por
veces, la agr,esividad exigía que fuera acompañado de otros,cali~ ativos: el mas vida a servir a su mando o amante. "Los improperios, las iujurias y desvergñenzas
común fue el de "perro" Unos versos de Fray Francisco del Casti o recordaban: eran el pan de todo el día", dice iuia demandante en Unjuició de divoréio'.85 Pero sería
"Bien.sé qu~ la voz primera/ que l?,ronuncia ~¡ niño tierno/ e~: p~ º,!°dio, perro erróneo proponer la imagen de mujeres sumisas. Las "ainancias" saben,también
cholo / y o s elogios ';orno estos. . ;La a~ociación entr~ el témli o ch?lo · Y el b~dir cuchillo~ y enfrentarse a los hon¡bres. No es sorprendente que el iudio
apóstrofe ca ino, recogia en reahdad ,el mismo razonamiento que n el siglo XVI p1urano Pablo PIZarro acus.e a la. zamba Manuela Bracarnonte de sevicia.86 Por Jo
había unido loS vócáblos "mestizo~ y "perro" y-an,~s.a "moro,. Co · "marrano", Y general, son mujeres quienes toman la inibativa en los juiéios de divorcio.· ··
en todos est s casos lo que subyacía era un desprecio por la·mezcla y por.lo que se ·. El número de divorcios y conflictos matrimoniales, en general, resulta bastante
pensaba dife ente contrapuesto a la exaltación de Ufil\ supuesta purez : "es mejor ser . elev¡¡do_ si se compara, por ejempló, con ~rancia. En Rou~n. según R. Phillips, las
y
perro puro/ que :nonstruo de gato J?e:fo",78 decían on:os v~rs?s de C~tillo. 5:parac1?nes fu~ron raras ?asta 1792, luego se increment;m notáblemente, pero, a
Razonamie tos similares podrí¡m exhibirse ante cualqmer trlbu1nal. Asi, por dif~re11~i~ de Lim~ col".mal, se trata de una ciudad que, vive los efectos de mia:
1 · · · ·· • d ·leg1slac10n revolucmnaria, con uila iuiagen cada vez más profana del niatrimonio.87
ejemplo, un presbítero, procesado P?~ haber m~tratadq a una mestiza, trata .~
descalificar marido de ésta porque es un cuarteronnacidode unaqmlataesclava., E~ el Perú d~ eso~ años, el, divorcio nó significaba autorizaciéinpara contraer otra
y sobre los¡ stigos: "dos de esos maulo son personas de baja extracción, una zamba alianza matrlmomal. Quedaba canceládo sólo para los efectos de la convivencia
y la otra chi chola".79 . ·. 1 . . . . .· . . . · mutua. •Ftie llila medida extrema a la que recurren fas partes en litigio únicamente
Enfren ientos como aquél eu~e el mestizo y el zambo escla~o,_ que hem~s en ~ituaciones _límites: ._Aparte del divorcio, existían otras, dos figuras jurídi~: la
referido lío as atrás, eran frecuentes en la ciudad. Aparece una cnmmalidad sm nulidad y el S!Illple litigio. Entre 1760 y 1810, en el Arzobispádo de Lima sé
adjetivos, u, violencia llistante del andolerismo social que ácr~ienta la imagen pr~entaron 390 de'°:andas de divorcio, d~ ¡as cuales 289 fueron plantea~as por
de Liula co o ciudad peligrosa.'° UnI dom1ngo, a plena luz del dia y a pocos pasos muieres. Las acusaciones más usuales que esgrimen éstas contra· sus maridos son
de la plaz de 'armas, cualquier tr\l°seúnte hubiera podido observar a Josefa maltrato.físico, iujurias, falta de manutención, mientras ellos les enrostran abando-
Camacho, na vendedora, desafian~" cuchillo en mano a una mulata 1IB?1ada m¡;.li?erta~ de cos,tumbres ..El _carg() de adu!~o ~parece yn ambas partes, aunque

t
Candelaria . eral ta, también vendedora, quien "diciéndole que largase el cuchillo lo
1
ven.·ficó y e tonces se arrem.ea.·e.ron .rompieron_}a81r.opa, mordi~n.~ose.. amb.as, Y se
pegaron ha ta que llegó la gente y _I de_sapartó . Un 24 de dici~mbre, e? plena
víspera de avidad, Jaciuta Carp10 qumterona, soltera, de 22 anos, d<:dica~ a
es mas frecuente contra las muieres. La familia era, de esta manerá, otro terreno de
confüin~ción; Diversas reterencias, como ocupaciones y pimios, J.1:evan á Supm¡er
un ii¡to num~ro de personaJes d\l procedencia popular en esros juicios. En .el lap~o
de cmcu\lnta años, apenas aparece un ans!ócrata. A ~ que a su condición de
oficios eve tuales, como lavar, cocinar o coser, emborracha a una posible nval pobreza, las mujeres sumaban la explotación doméstica e incluso la violencia sexual
sexual, a la quefoego asesina.82 En~otra ocasión, también en la plaza mayor Y al (car¡¡os d_~ ábortos provcic:ádos y violaciones), ellas,insistimos, no se resignaban a
promediar I medio día, un sastre hie e mortahnente a su ~ante, una ~1cei:a: u~ su situac10n. Cuando los mecanismos legales no funcionaban abandonaban á sU
total de sie cortes en,diversas parte ~e ~u cuerp?, ademas deJo c;ual qmso ararle marido. Pero, freéueriteinénte, recaían en :sítua¡:iones siulilare; con sus amantes o
una piedra obre el craneo cu3!1dO 1~ vicuma ya~ia s~grante. , De esta ma_nera: 1!1- fa!1\ilia paterna a fa que habían regresadp .. De hecho, en la mayoría de los éasos.,
la plaza m yor ,es un escenario central de la violencia, no solo ,porque allí ~slá ~astraban con su~ hijos.88 , · · · · ·

emplazada a horca, siuo también p<)rque resultan frecue°:t,es las 11eleas a cuchillo.
La plebe te iuó adueñándose de esb escenario. Es tambien un mercado en el que
13B LA OUDAD SUMERGIDA

CUADROS de las - . - - -Rosmos DE LA PLEBE 139


Parroquia de San Lázaro. Hijos natnrale:; abig~:::; per~ ~os pro~le1]13s íntimos son excesivamente conocidos. El
la o_b.servac·.,.·o·n· despac1a sbe tras uce en el c_h,sme, la mtr9misión en la vida familiar_
.¡' unos so reotros Todoestoco tra 'd . _,
Declarados Declarados ·Declarados EJpósitos
-tramiento de las grand · ·· ---- · n - Sil\ _emasiado con el enclaus-
,'.
por ambos por la por el ' o Total -¡, elemento más de confli~~Oc;s~~a~:~: a _la vez que ymcula, termina siendo un
Áños padres madre Padre h 1érfanos i Amparándonos, en este cuadro," pod,emos · -: - - . -_ .
~~:;~ial ~ fines del siglo XVIII, ~e su!Í'ó i~g~i;'d: ~~~a~'::IJ: :~:~
1
1760
1770
8
19
24.2%
39.5
21
22
63.6%
45.8
2
4
6%
8,3
2
3
6%
6.2
33
48
¡
;, :- - poraneo pero que, en reaµdad; tiene .intecedentes, más antiguos de los que
1780 12 25 30 62.5 2 4.Í 4 8.3 48 ''
1790 5 6 74 89.1 1 1.2 3 3.6 83 •.. . CUADRQ9 - -.
1800 8 6,7 105 88.2 3 2.5 3 2.5 119 Conflictos matrimoniales. Luna, 1760-JSl0
1810 1 38 31.4 79 65.3 3 2:4 1 0.8 - -
121
1 Liti' NU!i,
_Años gios ·Divor~ -;.- Liti-
dades Total Nlili• Divor-
Fu,e~te: iA.,Libros de Bautismo deSan Lázaro. dos ~os .. -giOs Total
dades c!os
1760 2 1 3 1786_ 2 2
1761 1 4 8
estos niiícis es muy poc~ lo que podrÍfill!OS añadir, a infancia fue nn 1 2 1787 3 2
i762 ·l 6 11
1 .!
silencio él mundo colonial,. pefo tendríamos .hi mipresión ne, para ellos, la
·- · .H~~<
• 1788 1 2 3
1763 1
familia n sería el principal teferertte en sus procesos 4e soc · _ · ción: carenteS de· 1764
1 ,.3 2 11 16
padre y v colados a una.madre qtie debía-en la mayoría de lot casos-e- ganarse 1 1 9
17~5 - 2 16 25
la vida d cualqui".'" m3?eí-a. _- L~ f~ilia no tiene enLima el peso ocia! que eh_}Jtros 2 •·-•j791. 12
176,6 ,__ .... ,.-, 6 18
lugares. matnmomos tan rapidos como se forman se pueden separar (al ano, en - .-'· i767
1 1 :1792 b lI 24
muchos · asos). Sin contar, de~•-luegó, las uniones ilegíilirias. · Incluso los · -- 1 l 1793 -
1768 !2 3 10 25
1794
bautis_m?
desde 1 __ s.on _. s__•_· 1'
tar.dío
hastaclos6 ~ 179_0_,
anos, ej_e_-~_p.1-o,_Iaseclad___
el pr_-. ,_medio tema 10 meses, _es_ d-el·o·sb ~º-_t-~ad.·,o_s fluctuan_·
Poco..:cnsnanos, cuando _ .- . 1769 2 2
13 12 25
1770
'_1795 is 1, 12 31
lllenos e el senti_do parr9quial de la palabra Para eso,s niños coloniales, el barrio; l, 1 179,6 12
Í771 3 20 35
1 2 3 6 _1797,
las calles y el callejón<lebiero11 s".']ingtan~ias de socia_lización más i~portantes. _En Í772 5 1 ii 18
2 1 3
esos esce anos, ~l~os fueron pas1:-ros tesngos de 1~ vi9lencia cc:ilonial.. . · 1773 1798 11 11 22
1 2 3 .1799
Podef os encontrar un termó¡netro del detenoro, di" )a vida condiana en ~l 1774 ~3 2 25 40
increme to c.o~tante de los conflictosmatrimoniales. De lino, que es casi el 1 1 1800
1775 3 2 19 24
promedi, erl el decenio de 1760, pasan
a 40 en l 79fi. ·Pero el ascénso obedeCe a 1776 4
1801 9 19 28
ritmos d\ érsgs en los juicios: Oclrrreq_ue las nüli~es (matrinlonios qué canóni- 4 1802 ,6 1"1 •,',
1777 23
caménte o ~bríim tenido lugar) !le mantienen en el. mismo nivel durante cin_cuenta 1778
7 7 1803 :9 1 21 31
¡t
años; fo litigios (conflictos mendres que no desembocan en separaciones) única' 2 1 3. 1804
1779 ,;5 19 24
2
mente d te algunos años de la década de 1790; consiguen sobrepasar a los 1780
2 ',4 1805 - ll 17 28
divorcio , para luego descenderndtablemerite; deesta,manera, e) incremento rep0sll 2 1 _3 1806 7 2 19 28
1781 4 2
casi dir _ tainente en losjuicios ~ 1divorcios, con toill1 su correlato de menosprecio, \782.
6 , 1807 7 1 23 31
tensión violencia en el recinto oméstico y en el barrio. Resultaba habitl!hl fa 8 8 1-6 : 1sos:
.1783 12 2 19 33
inte~en ión de vecinos -(más fUentem~nte que los propios J:arie?tes) CQ¡n() 10 2 li 23
- 18<>9 :9 1 6
,1784 2 16
tesngos a favor de una u otra P_ai)te, defendiendo o atacando a algun conyuge. Lá 5 7 1810., 10
1.785 2 7 19
8 4 i2
mujer g lpeada por su marido, ~r ejemplo, tiénde a buscar refugio en el cuartó d¡,
cualqui r vecino. La imp0rtancif que asume, el barrio pór encima de la familia se • - F~ente: A.A., Divorcios, litigios, nulidades, Ü60-18ÍO.
manifie ta en la pérdida de terren , para la vida privada, Se podr~ ignorar el apellido - - . ' ;- ·-- -.-, ·: '" ,_
-'_ .·

. 1
140 LA OUDADSÜMERGIDA ROSTROS DE LA PLEBE 141
¡,,;dríarriossií¡,oner; El deterioro familiar¡,odría ser expresión del incremento en las · ilustrado, _frente a u~ espec1;áculo que no dejabau de calificar como bárbaro.. Basil
tensicinegy1a disgregación social. Contribuyó a acentuar, en el ocas)' del or~':n Hall;~anno escoc~ Y v1s1tante de Lima en julio de 1821, ¡Iescribe una corrida
éblonial, ia arioníia imperante en Lima. Recordemos, a esta altura, la dei:esperacmn especialmente sang_nenta: el. torero ~~ embestido por él animljl, sobre el que luego
del negfo Anioriio, suicidado en la alameda una madrugada de 1812. ~ . . .• se ab~zan, cu~hillo en, mano, hasta dos v9Iuntarios. del p~blico, en medio del
Los hechos violentos resultabau frecuent~ iucluso en los lu~ares . e div~rsicin ent~8:'asmo ~e todos )os asistentes, entre los que no sólo se encueni:ran hombres sino
a fos qúe acudía "la negrada", como con eVIdente menoSPrec10 rae st3; dice un ~b1,én muieres y ~os., No.ly asombra tanto .1? que sucede ~~ ~ arena com~ ese
documento júdicial de la é¡,oca; uno de ellos era el llamado tambo de Miraflores, e tusµism? de la mmlltud y aunque es una ~mn para que el vrniero muestre, aute
uhicadoen las afueras de la ciudad y en el que "la música o diversiones le tambores sus horronzados lectores., el desdén de up europeo frente a estas i;ostmnbres también
de los negros, es causa de que se fomente la embriaguez de )a que ~esu tan peleas_ Y es el m?mento para qu~ ~ simpatizante del liberalismo asoc/e toros y e;clavitucí
otros desórdenes ...". Los bandidos a,cuden para gastar dispendios ente algun como simbolos del domm¡o colonial de Lima .~En todos los casos en Sud América,
botín. En 1818,algunos españoles promueven un recurso autee!Sup~ri rGobiem~ don~e la causa de la mdep~ndencia ha triunfado, se hau tomado invariablemente dos
reclamando el cierre del local por considerarlo peligroso, a lo quealgme reSPondera medidas co~o cosa nat1J!1!1: una, la abolición de la trata de ne¡¡ros, y, en Jo posible,
argumentando gue tambos como ése son necesarios porque "contienen os desórde- de la esc)avitud; otra, la supresión de.lii oorri<la de toros".'' .
nes que sin•ella~Uas diversiones públicasJ_necesariamente habría~ e~ 1pueb·l·o".'° En. Lima colon_1al, las pro~siones e~ frÍ:qÍrntes, pero ~stas se qrgariízaban.
En otras palabras se debe tolerar la v10lencrn entre la plebe para as1 ev1 que afecte alrededor de grelillos o ~o~~. mauteme~~o por tahto las .distinciones éinicas
l '
a los propios aros. .. . . . . . . e~tre los devotos .. La procesmn del Señor de los Milagros,.aJic;,r~ únsíinbolo de la
ún ambie te similar al de tambo~ y calleJones se repite en :hinganl)S Y cmdad, a~que_se re~ontaba a 1687, sólo apllflir de 1747exíe¡uµósu itinerario y
chicherías: Ju ares de diversión ubicados en el interior de la ciud d, pobres Y su d~c1on a cmco días, pero J??r ento~ces ~vía nq existía, la ,hefJIJaudad y los
desaseados, d de se consume chicha (pebida preferida por indios o mestizos) Y segu¡doi<;s se ~o_n,gr~gaban casi exclusivamente entre la plebe :y los esclavos.''
guara¡,o (el ag ardiente de caña al que s~n afectos los esclavos),junto,con algunos Resulta ~1~toma11c~, sm ei;n~~go, que consig,¡iera persistir y que el color morado
platos excesiv ente condimentados pk el gusto eSPañol (los p1cautes). A ellos de su~ hábitos termmara rep!tléndose cada añ~, dµraute fodo ~¡ ines de octubre..
acuden desde ·ornaleros o artesanos, ~asta asaltantes y merodea1ores,, llegau Fmalmente: ,entre la anstqcracia yla pl¡,be hubo otro :coriiacto difícilde
indistintament hombres y mujeres, to~os, apenas por el h~ho de• ~eumrse, se mensurar: la cnau~~ de lo~ niños ,en las grandfS casqnas coma á cargo de negras
convierten d·.e ·nmediato en "gente soi,echo.sa" para el Cabil~o de.f-1ma. ··.Estos ~clavas llan_iadas amas de.leche",•por.medjo de lascuáles,debió in.filtiarsela
lucrares llama la atención al propio V" ey Abascal cuando se mforma que en una cmtura Y, la \1da de la calle_ en esos recintos celcjsamente piotegidós. Pero éste sería
chingana unn gro recibió un hrntal pis letazo de pólvora y sal ~n el rostro, p~r lo otro cap¡tulo en esa histona. silenciosa que es la infancia en 1a:colrinia. · ·
I
que':termina r clamando que sean cerrldos, argumento que recibe u~ mgemosa
objeción: ''L. a prohi.bición absoluta tal. v. z producirá peores consecuencias; pue.s en
una población kle ese tamaño se debe to! .rar al populacho un desahogo prop1c10 a su 5.UNA COMEDIAHUMANA: LAS TRADICIONES
clase, al mod;fque a la gente culta los cafés y Botellerías".'1 El Cabildo. ci"'"?1, en
ocasiones pµ,lperías demasiado escan4alosas, pero, en general: la tend~ncrn es Esta, Lima ~el siglo XY;III, :que éstamos ¡ntentando dibujar a partir de sus
mantenerlas e' los barrios marginales, como el arrabal de Sau Lazaro, aleJadas de ~rsonaies dommautes, en_contraría un. intérprfte excepcionaj, .años después, en
• 1
las grandes ca onru:. . i . . . · . . .. Ricard0Palmayenelgeculiares11lodelas1radic10nes:relatobreve,dondelahistoria
Hasta en as d1vers1ones era necesario preservar una estricta distmcmn y se me~c½t c.on la/1cc10n, para tratar de resumir una época en ui\a auécdota . be las
separación: lo cafés para la aristócracir, Ios burócratas e_ intelectuales; l~s ~hinga- 453 tradicmnes mcorporad~ a las Obras Coi;npletas .de Palma, la gran mayoría
nas y tambos para artesanos, esélavo~ o jornaleros, Sm embargo, e;'llsti~ tres tomau corno es~en~o aLllDa A.su vez, la colonia postergó a cualquier otro
espectáculos ue alcauzaron un cariz '¡'pluriclarista" y que abolían m_omentanea- momento_de lah1stor¡a, pe~aua, porque, mientras apenas se conocen seis tradiciones
mente las dife encías sociales. Pensamos en las peleas de gallos, las cqmdas de toros sobre los 1'1CilS Yla conqmsta y 51 sobre la república, m¡\s de 200 se ubican en esos
y las procesitnes. Los dos primerosivieron escenarios definidos:·el colise,o.de ~es siglos. ~alma tuvo especial interés precisamente por los año~ que emnarcán este
gallos ¡íerten iente al Hospital de S , Andrés92 y una plaza de toros de n:e1en!e hbr?. B1gu1endo con la elemental contabilidad temática, podemos incíicar que 166
cons~cción 1768) y proporciones mol umentales (8,000 personas) para el tamauo tradicmntos transplJ!l"en \'ntrel 760 y 1830, es de¡:ir, 36% del tolljl." A ellas podrían ·
s_umarse otras seis e¡¡tre las llamactru:_de •·~sa ~!='rde": picaresc~ y de lenguaje más
de L:.;_~tiplesl viajeros han descrito Iasi corridas, sin d~jar de ob_servrir él horror,,ª libre. )3n todos estos relatos, entreteJ1dos a partrr de 1854, Ricardo Palma se esforzó
veces, y la re ugnaucia en otras ocasiones, de un mgles o frauces qqe se pretendía por bnndar al lector peruauo una imagen de su pasado, pero, de hecho, esta imagen
142 LACIUDADSUMERG!DA
ROSTROS DE LA PLEBE 143
condujo a la identificación entre historia nacionaly colonia, la qu~, ~ su vez, se !,as tradiciones que_ nos interesan -!_as que refieren sucesos entre 1760 y 1830'
confundió con el devenir de una ciudad y, ala postre, con los acontecimientos de un -: uenen como escEnanos las panadErías, el coli~eo de gallps: las calles dela ciudad,
momento determinado: el tránsito del virreinato a la repúblka. 1 . , el arrabal de San Lazara, una pulpena o una cantma; en ca111b10, rara vez transcurren
· S¡:'Je ha reprochado a Palma haber inventado 1:,ima: supuesJamente ~abna en alguna ~¡¡_sa !13cienda, _gran establecimiento comercial o fastuosa casona limeña,
imaginado.bajo el velo encubridor de algunas referencias documen -fos, un!;:udad En el mobiliario _de la Lima de Palma figuran también la horca y la cárcel. Esta
apacible, habitada por "una galería de cortesanos respetuosos y res~ :tables , . en la esce1;ografía está habitada por personajes -algunos cíe los cuales desfilaron
que primaba una alegre e irresponsable~esignación. Ante la frustrac15n rep~bh~ana, ante;1;10rmen~ P!;r estas página~ como ,los verdugos Pancho Sales y "Grano de
la sociedad colonial sería una alternauva. Mundo en reposo, exen o de confhctos Oro., Valentín. el ladronzuelo , JUDIO a maleantes, mercachifles, la comediante
sociales, verdadera arcadia a la que, si bien es imposible volver,si :mpre se ~uede P,;mchoh, el Ciego de La MerE"?.• mendi~?.s de Los Descalzos y Santo Domingo,
encontrar en los caminos de la imaginación. Estamitificación hab a conseg?ido el ~gunos esclavos, el loco Ramon ·ch,chefü:, , una costurera ... No aparecen héroes
éxito de ocultar la verdadera ciudad para sustituir en la memoria , los habitantes m son frecue?tes los precursores de la e_máricipación, pero abundan los personaje~
de Lima, "la historia por la mentira". Llegando a esta conclusión hacia 1965, un popular7s, mientras la clase alta de la cmdad se resume, apenas, en la mención de
ensayista apasionado arremetió contra Palma acusándolo de hab r elabor~do un algunos hacendados, comerciantes y mineros. · ·
"estupefaciente literario'.' que impedía enfre~tar el verdadero _ro_ tro deüma la, Para informarse ~obré esto~ personajes, Palma recurrió a diversos testimonios
horrible. as críticas de Salazar Bondy senan aceptadas casi S1 reproche;_ pi que tuvo el c_uidado de consignar en sus ll)~s¡nas tradiciones: En primer lugar figuran
técnica de onfección de las tradiciones era muy clara, de man ra qu~ el um~o los manuscntos procedentes de la coleccmn Zegarra, papeles varios de la Biblioteca
problema e_ndiente sería explic,ir e;l consenso__alcanza~o. P a Juli? Ramon Nacional Ycó_dices del Archivo Nacional,jun conjunto documental que, si bien no
Ribeyro tro narrador contempo{llneo, tamb1en _obs~1onado o~ bma-? la ~v¡tla, nec_e;sanamente ~ 1:na "celosa erudicción",deberíai'obligar a pensar que la
explicació terminaba siendo bastankelemental: "S1 la imagen p ilm1ana deL!ma i1;iag1?ac10n no fue su rmco recurso. Junto con los documen!Os figura la lectura de
subsiste es orque nadie ha sido ca¡ía¡z de desembarazarnos d~ ella' -97 El fabulador histonadores como ~en~iburn, _sociólogos como Fuentes y testigos como Miller.
habría sido después de Pizarra, el segundo fundador de la crndad, , Todo~ estos tex!Os senan mterrogados por rin escritor que, en cierta manera alcanzó
Pero · reahnente cierto que la, nventó? Ricardo Palma se autodefima com~ todavía a ver,~ima col<;mial. Ric8:"do Palma nació en 1833y se crió en ple~o centro
historiadir condición que siempre e negaron los_ críticos literario~, pero no asi de. la pudad, en la calle Puno, proxima al mercadoy los barrios altos, recorrida por
investigad res como Raúl Porras Rubén Vargas Ugarte. Es evidente que su mer"\l,chifl~s, buhoneros y muchos de esos personajes dibujados por Pancho Fierro.
manera de ncarar la his!Oria noten a _el apego "a ras de suelo"_ al documento que Lasdime~smnes?elaI;imaenquetr~~urriósuinfanciaeransimilaresaladeAmat
caracteriz a Paz Soldán o Mendib :· sus referencias son imprecisa~ y, por el o Ab~scál1todavrn las murallas persistían y el trazo de las calles no había sufrido la ¡¡
contrario, i corpora la intuición. To, avía más: parececons1~~rar_que lo 1mporta~te me?or modificación. Palma pudo visitar los escenarios de sus tradiciories, como el
no es ente der el acontecimienlO p tual, tal y como sucedio, SlllO las tende~~ias cohseo de gallos. Algunos relatos fueron recogidos mediante la transmisión oral
fundamen les de unmomen!O,para o cual el narrador puede, lícitame~te, aux~iar- ·
se de Ja im ginación. Historia y lite tura se aproximan en Palnrn, co1;10 sucedia en·
se
· P31'.1 lCl qlJe valéde."unviejograndísimo cuentero", de ''.las viejas de Lima",~
pane~te o sus recuerdos_ personales: ''.muchacho era yo cuando oí la frase ...". Las
cualquier tro historiador romántic . Entonces, Palma ~o encontrana una con~- trad1c10nes; de esta manera, podría¡i ser leídas también como relatos orales
posición n evidente entre invención y realidad. El :verdadero !1roblema se_na Aquéllas que_ tr~nscm:en entre fi~es del sigloXVIII e iniciosrel siguiente, eran p~
discutir en qué'medida este caminoito condujo a la sociedad :º!omaL Esto exige de la memona mmediata de la cmdad, Antes de ser un género literario, fueron un ,-J
Ja
releer las ,adiciones. En este caso, se trata de confrontar sus pagmas con imagen ~omponen~ de la cult~a popu1'?". D~lhecho, Palma no fue el único que concibióla 1
dela ciu d que hemos esbozado hlista aquL . ._ . _ . _· . · idea de olvidar la estenl 1mitac1ón hterana de Europa, para introducirlos relatos
Lo pri ero_que llama la atencióq es no encontrar al su~~esto _escn\orauhco. No . popul¡¡resen la escritur_a. No fue el único; pero fue el mejor, tanto po_r su destreza
se exalta la colonia. Tanto Haya de la Torre como Mariategu1 ha~~n observad() ·· en el,e,mP,leo del lenguaJe c~mo porque ~rminó edificando ~na especie de "comedia
que la b a, la ironía y la sátira 4-otros componentes de las tr~dic1ones- eran hm_na~a acorde con la sociedad colonial, en la que sería c¡¡si imposible distinguir
compatibl con un espíritu libefa\l ~ticforical. Ala ~nfirmacion de~te aserto, cu:mto fue producto de sus pesquisas o s\l imaginación y cuánto incotporó del
puede afia · se que Palma notendráinconvemente.en iusuficar ~! asesmato de un recuerdo_ colectivo. ·
oidor, cri cará ásperamente a!osipersonajes que -:8t¡iban,_pr0';1Same1:te, ~n las . _En Ricardo. falma exist~ una imagen de la sociedad colonial donde, para el
antípodas e los virreyes; en cambió, a cada uno de estos -c{;omo reparo PorraS-';; penado q_ue nos mteresa, c~s1 no ~par°:'en lds indios y; annque figuran los esclavos,
les asigna n a~odo y, así desfilan elNirrey "temblecóri", "el de lo~ milagros», el "de la mayona de los personaJes se mscnben en lo que denominamos la plebe de la
los pepin s".98 : , cmdad, a la que, cuando menos, trata con empatía, mientras resultan evidentes sus
144 LAOUDADSUMERGIDA
críticas,reparos y burlas a la aristocracia, escribiendo, porejemplo, sobr¡: los títulos
n.obiliarios en Un caballero de hábito. De esta manera, en elrecnerdo, I,,iinaapárece
tambiéne~cindida entre aristocracia y plebe: ''El segundo día de Navida(Ldel año de
gracia 1790, grandes y chicos, enCQpetados y plej)eyos, no hablaban e~ Lima sino
del mismq asnnto"; "todo Lima, nobles y plebeyos; matronas y damisel IS, gente de
medio pelo y de pelo entero";en ·otra ocasión contrapone nobles con pu ,blo.100 Las
capas medias también tienen escasos representantes, tino de los.cuales e; Benedicta
Salazar,. la costurera. de la .marquesa de Soto Florido; se mencion ma pocos
intelectuales (Unanue, Baquíjano). La explicación quizá puede encon. arse enque
las tradiciones tienen como escenario la ciudad y si¡s calles, poblada en eJsiglo . VI. -V:tvIR SEPARAOOS
XVIH por esclavos, semiempleados o gente sin oficio que salían'.' n busca de
jor¡¡al''. La ple~e vivía en la calle. . ·
Pero antes cj_ue a las tradiciones, la plebe llegó a la pintura.· Nos he os referido
a la galería de i tratos del mulato Pancho Fierro. La variedad de acu las que se
le.atribuyen q 'zá permita pensar que su nombre designa a Jll~ de n dibujante
popular,. Podrí confirmar esta hipótesis e) pil)tor Lorenzo Ferrer de zano que,
alrededor. de l 70, siguiendo el inventario de bienes. de José Bravo e Lagunas, l. P!$SCADORES
habíaretratlido nn "pobre con nn sombrero", "nn. mudo con una gallina ,n la mano",
"un loco", ''m chachos comiendo fruta'[, varios borrachos, todos jun o con otros Entre 1823 y 1824 un viajero de · · - . - . . • . ··
lienzos de San gnacio, la escala de Jacqb o el bautismo deCristo.101 . · .· Pro~tpr, fue uno de 10 ; primeros en uiiil~~~:=::: ~g~da, el inffl~sRobert
Volviendo Palma un reproche final que se le ha hecho es no haber producido habila!!tes deJa otrora llamadaCiuda ·.. . · _ __ei;io para re,eru:se a los
ningún tipo so ial de la colouia Aparein en las .tradiciones di versós ,:Uistóéral¡ls, En su relato .de viaje ~mó en la Ld.- d.e..lods .RR~yesd. ¿Qmen.es eran ~stos limeños?
· - ·. · .,. • . U11a e 1car o• Palma la ci d d
contagiada por el estilq';de la plebe com uesta. b, -. · ,--, · . u ª· aparece
pero no se dib. ja.la imagen social de la aristocracia.. De igual manera, aparece la
plebe, pero no I plebeyo. :Un reproche ue, como otros, es.también ipiustificado. absorbeninclusoalapoblaciónescla~a J1 . 1 as1carn,nte por mulatos,. que
a múltiples e inestables oficios siend; al s mu at~s. a su xez, figuran dedi~ados
Evitar nna tip logía fue, sociológicam te, el mayor acierto. de Palma, más aún
teniendo prese te que muchos de sus pe{sonajes provenían qe esa¡; ''clases popula_- ,frecuentadores de chinganas y "fiestas tumul:f:~~':;.~, ~':º Ti ladron~s conoc1dos ",
res" urbanas, p olíficas en biografías, pei¡o imposibilitadas de resumirse en una sola. nn esbozo de reflexión sociológica que a modo d cli s . -º ,servac1ones sustentan
Estasumaded stinosp.articulares,ense,tidoestricto.,nº. lle.góac.on. stitu.ir u.na clase··· ~u relafo; "Mientras es\a clase social h~l azana e. gres10n I~te;1ru~pe-el curso de
social, sino un., onjunto tan heterogéneo fomo disgregado. Las formas artísticas que influencia en la mente popular es im osifle . Í arte~ contll)ue eJerc1endo ta!)ta
adoptaron sus térp.retes tuvieron un ~ácter similar .. : décimas .de Cas..tillo, pi.ntllf.•as
..· o virtuosos. Una vez introducidos e~ la farnftue os -~itantes sean bien instruidos
de Lozano, ac arelas de Fierro y tradi~ipnes de Palma. Frn, así como, en lugar de miembros, y, conociendo sus secreto . . . ia, se.!n _1 tran en la confianza de sus
una novela o ~e UI1 vasto fresco histór:ico, la generación que vino, después de la iod°j¡ f 1
l'fo solamente ejercen poder en 0~ ::i:o~%n;:~s:~sJ!1:'~ntei:vienen en
indepcndenc · para entender a su ciuda~ encontró nn instrumento adecuado en ese mue os,casos asu~en Wdo el manejo de.los asU11tos mundanos" ' A a, s~oque en
conjun·to frag entario y disperso de relatos, donde se confundieron recuerd<;>s, Y mulatos, el viaJero distingue sólo dos . . , . · Parle e negros
imaginación y documentos. blan~os, que se confunden con las namf~º! mf en la población .limeña:)os
mesl!zos identificados con los tenderos negod= iasya:i:;JtablesU ~ neas, Y los
1 - . . . ·

Así como I estilo de la plebe conttigió al conjunto de "clases populares" -, ·


excepción de as verdaderas vidas matginales que, como veremos más adelante, clases-utilizandotérminosdeProcto ' bl , . os. n.1carnentetres
· - - · · · . r-, ancos mesl!zosymulato u - dad
fueron los in ·os de la costa-, se prop~ó por la ciudad y sedujo a su segnndo sm ;:os. La misma ausencia que en la sociedad colonial que dibu{0 p~cm
fundador. La ima de Ricardo Palma es la Lima plebeya. ,Aquí radica una: de las sta ahora los mdios han ap.arecido sólo aecide taJrn · · . · , ª·.
claves de su v gencia como imagen de 11 ciudad. De hecho-como .veremos erj_un cuando nos hemos referido .a la agricultura e al n . iJi.te en estas pagmas,
capítulo pos rior-, mientras la arist¿cracia no pudo resistir el vendaval de la
independenc. , el destino de la plebe s!rió asociado. con la ciudad. : ~~°!JeJ~iti: !~~~~=;~~f•;;;~6 ~~:'~i::~:nf:d!o~ -~~
l;s
considerar nna actividad a la ue estu · • ._. . nea os sm
1
indígena: la pesca. En efecto JiproxirnT¡:dt:recl.h~ente vrnculada fapoblación
• . e mar Junto con el suave declive del
146 LA CTUDAD SUMERGIDA
terreno hicieron surgir.comunidades de pescadores en un litoral donde se alternaban "a la voluntariedad y ocio de los . dio ,, 3 . ViVIR SEPARADbs . . 147
-por lo meros desde Huacho hasta Paracas-pequeñas puntaS y bahías, amplias . llegan~o incluso a imponer precio:obr~ io que pesc~ban cuando y donde querí/m,
playas y parajes pro_tegidos del viento ! las olas, al. pie de pna _f~una ~ a ~n el siglo XVI, cuando recién se iniciaba las::::_sumi?fres ~banos. Tiempo antes,
excepcionalmente pródiga. La pesca fue siempre un component decisivo en el area indígena de la costa era notable se podía b ¡gracic¡n africana Yla despoblación.
antosubsistente de la economía regional, sin negar que la d oanda de pescado .• Lockhart Y Frederick Bowser_:__ dedic O servarª n~gros -como anotan James
extendía su comercialización a lugares distantes, incluso cen ros wbanos de la auxiliares de españoles propietarios de b~dos a labo,:es ¡esqueras en calidad de
serranía. h.aber yersistido dos siglos después cuan~~ fquenos. E~ta situación parece no
Arqueólogos como Lanning, Fung y Ravines, lingüistaS e 1istoriadores como Su~~rGobiemo;cómpróelbarco~unc· ·. eas pre~nló s~_pedido formal al
Torero y Rostworowski, han insistido suficientemente en la im ,rtancia que tuvo la en la libertad de pesca" que apen . ,ado Ydescu9no un sohdo apoyo jurídico
peSca pirrael desarrollo de la cultura en los valles de la costa, de ;de el precerámico. Escobed~. ·. TCJ<_!o parecía marcrui:1~:~s :os antes lfabía ~retado el Visitador
En esos tiempos remotos fue posible organizar comuni es exclusivamente empresanopodiatenerseguidores dadalatra: ~~ suponer, mclnso, que el .novel
pesqueras dada la riqueza y variedad del mar. Esto hizo que, de. e un inicio, la vida en.tonce.s componían el grupo· ·ás• a,_,;;_. . cmn pesquera de los vascos que por
indígena marchara en estrecha asociación con el mar, el cual,~ emás de proporcio- V
ima. smembargo,cuandoyatodoslosr
·· · · m =«ulllCO·.. de la. poblac, i·ó_nespañolaafincartaen
· '
nar afürlentos, podía ser empleado como medio de comunicac · n, rompiendo con · sólo que el escribano solicitara a M , leqVmSJtos habtan sido cumplidos y testaba
ese· ais iento en que el desierto pretendía sumir a los v es. Una temprana acud • . · ·. anue · eas su matrícula de· · · ad •· • .
activi d artesanal llevará a la construcción de implementos p · ueros (redes) y de e Y, a pesar de ms1stentes búsquedas · . 1am · ·•· pese or, este no
P?<:<Je dar ~n del personaje: simplcbme~;ec . os,:no se le encuentra y nadie
navíos ada vez más perfeccionados: desde el tradicional . ·to de totora - dic~embre de ese mismo año el Superi, G b. desaparece Y, no~ obstante que en
todav· empleado en algunos puertos norteños-hasta guares balsas de si~ca-
tlvo ion laje,comciacjuéllaqueericontraríaFranciscoPizarr<>e wiadesuspruneras
nad1emtentaráretomarelproyecto La
alo.sindí.genas. Unasituacio'nd'' .
/i . o _iemo reafirma la libertad·de pesca
'adicionparecíainsistirei:treservarlapes~
- expedí iones al Perú, . ta locali.dad de Chincha, por..izoo,e¡ todavía no bien .
XVIII, ~on el desarrollo . i,erentesedaríaalnorte , · p .
eluci s/perfeccionó todas eijtas actividades, convirtiéndose, poco antes de la de la pesca de ballena .' en atta, al tenninar el siglo
No siempre la pesca colonial Ji la 1 · .. · . · ·.
'expans ón incaica, en urio de IosJinosregionales más iniporlaljtes del paK Gracias En .algunos parajes .resultó; en ~i~ro ongacmn de ~na actividad prehispánica.
•al mar allí la división del tra1J/ljo se encontraba bastante aj,aniada: al lado de ,recurrieron comunidades escasás de ti manera, ~na elección posterior a la que
pesca · es, convivían arteSanosy comerciantes, queenbalsasrecorríanlos diversos haciendas e interesadas en vivir separa~:• lresmnadas por la expansión de las
puebl •y reinos de la costa. Ll,s trastornos ecológiéos y demográficos que trajo ese valle fue escenario de una tem· ' e os.es¡_,anoJes,comoocurrióenSurco·
corisig la conquista cólouial, afectaron la actividad pesquera, haciéndola retroceder · · ·te ifi. ó · · .. prana expansión agrí ¡ . .·
m . ns ic desde los inicios del siglo XVTII · , co a azucarera, que. se
· ·en tod .el desarrollo conseguidb. Durante el siglo XVID, en Chincha apenas se
··fabric .embarcaciones de es9aso calado. Pero la:riq_~eza marítimapei:miti_ó q~
S
zaron a rodear, desde las haciendas Villa curdo los sem!mos de caña comen-
. pueblo de Santiago e, igualmente asedi ' an nan, Ch~arilla y Calera, al viejo
· este$reeso no afectara su5911cialmente la producc10n, aunque ésta termmaria dados com.o Pedro Tram•,..,.,- ab .' aro~ a las comumdades próximas." Hacen-
limÍ. dos~; básicamente, a mairs'.:cis que ~ari recolectarse en la desenth';1C&dura M h -•= neron caminos que p ar
. uc os campesinos encontraron refu . 1 . as on por entre las chacras s
de1os ·os (camarones); en las peñas (cangre¡os)ya la pesca del tollo, pe¡errey y ·pescadores.cercana a Lima, fundada g~o en e pueblo de ~h?11illos; una caleta d~
, cojinoya, todos los cuales abundaban .en las proximidades de las playas.' .El mdios de Huacho y Surco. De eSta m:n:ss~~~ q~e imcialmente acudieron
· crecimiento de las ciudades dela costa, especialmente Lima e lea (10,000 habitan- ydelotro,SanPedrodelosChorrill , T" q . . separadosdeunladoSurco
, tes); y asptácticasreligiosas qubprosr;ribían el consumo de carne determinados días hacia · ¡ . os. 1empo antes 0 tras' al , ,
e norte de la capital, habían incr . . . • ... c . etas, como Veguera,
del añ , generaron una demanda'. creciente de pescado. · procedentes de la sierra. Feyjóo de So{1](;m~do_su poblacion gracias a migraciones
· cia 1786, Manuel Veas, Jnespanol residente en Lima, pudo constatar que,no como mecanismo de protesta silencios: fr::~ero e~ soste~er la tesis dela pesca
· obs te la gran demanda que tbnía el pescado eri fa ciudad; su precio er~ relat!va- . ~a~lo Macera ha propuesto la imagen de un " ·1?º agr~o, a P~ de lo cual
menf ele\,ado y su calidad hejaba que desear. Fue entonces que mtuyo la m~gena~ procedentes de diversas etnías inv. ~mci O nrral . : En cierta manera,
posib lidad de establecer unapihgüeempresa si adquiría una embarcación de regular ·migratorias prehispánicas cuando de los llanrrt:Jero~ ~ecc10n de las tendencias
cal con la que pudiera pesc4i en alta mar y en abundanté cantidad, desplazando . vallesmterandinos,parair, en la col . os Y _punas marcharon hacia los
·de es manera a las frágiles n~'fs de los indígenas. El proyecto de Veas significaba o el' mar, convirtiéndose de agn·cu1ºtoma, sde esos m.ismos valles hacia las alturas
de.·

no sólo iniciar la transformacion de una actividad·artesanal, sino, además, quebrar .0 ••• . . res en pastores o pescad
P=OI>por este camino la·pesca signT 'ó . . ores. Para quienes
un ménopblio que, desde la fundación dela ciudad, según se decía, condicionaba su . . Actividad tradÍcionai o consec i_ i~ una especie de regresión económica
abastkimiento: la pesca estab 1"sacrificada", citandcíla vetsipn del Cabildo limeño, las comunidades pesqueras prolif~encia . e '::tigrac10nes recientes, lo cierto es que
raron en costa c;mtral. Se trató siempre de
148 LAPlJDADSUMERGIDA
_poblasiones,pequeñas y hasta reducidas: fue el caso de las caletas de _Magdal~na
cerca ,de. Pisco; Bujama, Playa Grande en_ Cañe!l>; San Pedro, La Cbira, Ancon, VIVIRSEPARADOS ¡49;_¡
próximas a Lima, etc. Al terminar el siglo XVIII, Ancón, por ejemplo, tenfaapenas yacimientos de sal, capaces de abastecer a todo el valle y comercializar elproducto - -
6Jhabitantes, distribuidos en un aparente equilibrio demográfi 1l entre 33 hombres hasta Lima. Sedesarrolló, en las proximidades de esepnerto,la agricultura Ílehnalz'·:
- y 30 mujeres. Cifras similares podrían darse sobre LaCbira. E todas esas caletas, Yel pan!Ievar, alentada por pequeños propietarios, indígénas casi en su totalidad. -El ,
- lapredqminancia indígena era evidente., Mien~ _en elconjunt , de la costa i:entral activo comercio lfoal hacía que Buacho fuera la loca!iiJad con· mayor número de
la población nativa alcanzaba sólo 26%, en C_hilca y Huacho, las_ dos localidades ~nlas. en toda la provmc1a de Chancay: Pero, allll eri el caso de un puerto tan · •
-pesque~ más importantes de la región, ascendía a 99 y 97%, r spectivamente. En divers1fica<!9 com,o Huacho, la pesca fue una actividall especializada, si resulta
Nuestra Señora de la Asunción de Chilca, frente a más de 2,0 indios, sólo había representanvo el testamento del.indio pescador Felipe!Ramos: sus únicos bienes
tres españoles, apenas tres curas, no obstante el rico templo í estableci~o; n? se fueron un terreno, "el sitio en que actualmente vivo"; ties piezas de red, una balsa
pudierQn contar esclavos ni mestizos y sólo tres e111padron s fuemn mchudos y una caja grande, 1~ '
-como z¡unbos. El mismo perfil demográfico se repite en Hua ho, donde tampoco _El crecimien,to:~emográfico del sigl~XVIII afectó a llis comunidades pesqueras,
. ~ncontiamos mestizos; apenas 30 esclavos, explicables por las _ iendas azucareras oblig~~o a que ~ertas norm~ se lor\I_aran más rígi<jas; especialmente las que
cércaruls; sólo 13 españoles, acompañados por dos curas.' Es ignjficativo el caso prescnbian una muda separacmn entré las playas. CnaJquier comunidad no podía· -
deaqu~1!os jugares donde, al lado de la caleta prehispáni_ca._ sur ,ó el puerto español. pe~car en cnalqmer lugar. A cada una correspondía nn área previámente delimitada. ·--
_Fue· eqcaso del Callao, donde todavía en el siglo XVIII ·rsistía, claramente Ast, los pescadores de Bellavista no debían ni podían pescar en Chorrillos o Chilca
separa a, la población de pesca(\ores conocida como Piti Piti: n 1712 aparecía en
un ma dividida en dos sectores llamados nuevo y viejo, res :ctivamente, empla-
rviceversa. Todo fSto daría Inga¡: a vimos procesos judiciales entre los ptqpio; ·
mdios, en uno delos_ cuales, que tuvo lug!u- en 1784, el fiscal concluyó considerando
zados uno y otro lado del presi~odel Callao,conunaconfi ciónsemejante: una que la pesca era llll objeto público, por lo que "a primera yista parece qneconvendría
1

sola c e alrededor de la cua¡ se agolpaban desordena ente cmco o seis abnr la pesca, no sólo a los indios, sino'.a cnalquier otra casta.. ,".11
"manz as" disímiles. 9 .·
1 ·

Lo iI¡dios se dedicaban talljbién a la comercia!!"~ión de pescado. Algunas


acuare atribmdas a Pancho Fierro conservan las Ullagenes F. una pescadora de 2. PUEBLOSDEINDIOS
Ch · osingresandoalaciuda~odeuna"pescafritera~establ,¡cidaenalgúnportal.
En alg nos casos, como en La Obira, dada la cercanía a Lima;cpodían llegar luego ¿Por qné la pesca no estaba abierta? Elhecho quefüera una actividad tradicional
de una exte_n,_nante caminata porllos arenales; en__ otro_s, debían recurrir a las mulas, de viejadataen la costa peruana, óo es una explicación suficiente::no dejó satisfecho;
incurs· nando de esa manera en fl arrieraje, actividad qne, tradicionalmente, estaba a los españoles, que no pudieron evitar plantearse el mismo interrogante e indagar
reserv da a los mestizos. Muchas comunidades pesqueras se encontraban en lugares nna respuesta. Vol.vemos al tema de la tensión étnica. La respuesta pareció
aislad s,rodeados de arenales, ~ejados de las rutas terrestres, por lo 9-ue casi uU11ca encon~~e en el aislamiento de las comunidades pesqneras, que permitía a los
eran v itadas por viajeros o funfionarios coloniales. Végueta, por eJemplo, estaba mdios v1v1r separados de los españoles (y de otros grupos). La idea de la separación
cerca· _por pantanos insalubre~ que constituían llll\l barrera natural para cualqmer de castas fue, en los inicios de la conquista, .iinpnesta por la prnpia legislación
curios . La mayoría acataron este patrón, pero las comU11idades más exitosas fueron colonial. Con el_t!empo, los_ indígen~ encontraron ~ue esta separación podía
aquéll q~e lograron compatibilizar la pesca con qtras activida<;les. En Chilca, al evitarles los pre1mc1os qne acarreaba el contacto con los españoles y establecieron
lado d un mar todavía hoy muy rico, existían salinas que abastecían incluso a las como un ideal (contemporáneamente recogido en el mito de lnkam"} el hecho de -
pobla iones serranas limítrofes~lagunas aptas para la pesca de liza y, además, los "vivir sepfilados".= 1 " .i' , - .o

pobla ores habían cons_eguid-o esde tiempos remotos (los primeros sembrío_s de - _- En Lima se estableció, con una lógica similar, el llamado,"cercado" de indíos
pallar en la región han sido t chados 8,000 años atrás), retroceder al desierto nna especie de "ghetto" colonial en los_bordes del recinto urbano y que, no obstilnt~
rec endo al procedimiento de las "chacras hundidas": unconjU11to de excavac10- eI~recimiento <lefa ciudad, persistió como llll barrio de indios.12 Aunque incluido
nes q e permitian llegar a las dapas.humedas (freijticas) y así sembrar. La pesca de~tro de las murallas, el cercado quedaba separado por algunos terrenos baldíos;
suste taba a la agricultura cuFdo algunas especies, como la anchoveta, eran el trazo cuadrado de las calles era sustituido por un entrecruzamiento abigarrado
empl adas a modo de abono: se introducía en la tierra llll pequeño pez _co_n una similar a cnalquier pneblo andino. Todavía hoy, quienrecorre sus calles, entre la
semi lo que permitía, según[la práctica tradicional; acrec~ntar los rendimientos avenida de los Incas y el jirón Desaguadero, podrá observar este brusco cambio en
agríe las. •Las salinas, a su vef, se empleaban en la "salazón" y cons~1;ac1ó_n ~el la perspectiva urbana. El cercado tenía; su propio corregidor. Allí funcioriaba un
pese o. Estos procedimientos se repetían en H;uacho, dopde tambten extstian colegio de curacas, destinado a la educación de la élite nativa. En 1775, argumen-
tando "suma pobreza'', los feligreses se resistían a mantener al cura y el culto de la
Iglesia.13 , ·
150 LA OUDAD SUMERGIDA VIVIR SEPARApqs . 15!¡3¡ ·
En aquellos otros lugares donde la población indígena sehabía reducido de l!niversidl)cim: S~ Marcos:ha podido obseniar enCarquín, cerca de Huacho, cómov1
manera·significativa, la separación fue un desesperado recurso ulsado para tratar de sigu7n siendo mdígen'.18 qmenes pei:can y comerciali¡,:an el pescado local: ''En•súSm
mantener hábiios ycostumbres tr¡idicionales. En lea, por ejem lo, fue evidente la . curt1do.s_ rostrosiodavia se guar~ ~mborrablemente¡,los rasgos étnicos de. aquella ..
división entre dos ciudades: San Juan, de indígenas, donde habí , pocos mestizos y poblacm~. iuuga q~e ~, sob.re~vido 450 años . dtr dominacióll y ,explotaciónt,,
españoles yno se censaron esclavos ni castas y, paralelamente, I a, donde predomi- cons~te ·: Una situacion similar ·a la pesca ocurrió, durante la colonia, en un·:·:
naban los mestizos y españoles y, en cambio, no se pocµan n merar indios.14 A gremm vecmo: los ~a1;1aroneros, .Todos eran,indios. En I 790 interponen unjuicio:u
criterios simil;lres .obedecía la separación entre Huacho y uaura; incluso. un argmnentando que un1cameute ellos pudieran pescar¡en los ríos. 21 .• , ••• , ,, .. • •.,:
jJOblado.pequeño como Bellavista se dividía en un barrio de.in lios y otro para las En la:co~ta, la Vida de las éomunidades pesqueras,teníá un rilJno difereute, No •,
castas. En Ate la población indígena era inexistente. Cas s inversos fueron estaba condicmnado por )allegada de los barcos al .Callao, nose perturbaba con las , ,
Pachacamac y Lurín. 15 En el norte, mientras Chimbote tenía a población mixta, fluc_tuaciones en :el precm de los trigos; ni se convulsionaba con, las rebeliones.!
el pueblo del Ferrol estaba habitado sólo porindios, "con un ec esiástico hacenda-.· . andi~ o po~ las ~:rras europeas..V;ida en extremo rutinaria, perolibre, Alejada :
do".16 *n la población trujillana, hacia 18B, no fueron céns dos i_ndi?s que en de la vmfon.cia condiana dela ciudad colonial, independiente de la represiva moral . ,
cambio aparecían concentrados en.el cercano pueblo deMoche.1 Liinvalidad en~e ·sexual cns~atia: propensa, por todo esto, a fa.idealizaciónromántica,de los :viajeros. •
Chepén Guadalupe traslucía, en el valle de Jequetepeque, co o las de El Ingemo · (o de los hJStonadores). A ca~sa delj aislamiento, es difícil encontrar referencias
yTúlín La Banda y San Javier ep Nazca, el enfrentamiento en e indios y ~egros. sobre!os pescadores enlos.archivos. Así como vivían al margen delosfuncionarios, .,
En emarcosocial lacomimidadpesquera~esempeñaba. afm¡ciónruslante, c.olomales, tampoco eran tomados enl cuenta para las informaciones burocráticas, .
impresc .dible para un;cúltura que se sentía anjenazada, subsis iendo en el interior .. sólo por excepción aparecían en los c~nsos y; de no s~por los litigiosqúe a,fme~ •
de. un aís ocupado. · Mostrab.a\ también, que para ·los sec es. indígenas• m_::ls · .del.s1gloXVIII se entablaron entre las propias comunidades, las referencias serían
irreduct bles a la influencia occidental, la separación implicab no sólo distancia- tD;iavía más escasas. ·Es una historia imposible de mensurar: siempre.distante del.,
miento e los españoles sino talnbién de los. negros y de ltjs grupos que eran numero.-. . _ .1 _ . . • •

consec :enci~ de uniones raciales[·mix~s. como .los_ '~méstizos'~ !Y Ia:s _"castas" .. Los·.· · '.· Lapesca,insistimos, no sólo desempeñóuna función eco~ómica· fue también un
pescad es vivían, pues, alejad¡s de las ciudades y de las: haciendas lo que susteuto de la~cultura i~dígena :n la¡¡~sta. Este afán por ''vivir s;parados".pudo<
signific ba también vivir a una rudente distancia de .adminis\fadores col_oni~es. constatarlo, anos despues, elviaJero s¡¡izo Tschudi, cuando, a fines dela.década de
(recole tores.. de tn.•·but?s.,corr
...eg.i ore.,s·º·. in.·ie.nde.n.·.tes.)y•.·· tambié11 . d.e·.c·uras.
·. .· · .'.•·•.·...· e ig.lesias
... 1830,_ ~isi~ó, el villorrio de Chilcay anotó eu su .libro de viajes una conclusió~
La pleb estaba exclmda defa p sea. .. ·.. · < •· . • . . ·••>y}. ; • categonca.. 'En pocos pueblos !os ·md1os han •evitado tan cuidadosamente toda
Un descripción de la commlidad pesquera de Cfiancay reiteraba g,ue solo su~ mezclaconge~teque ~o_esdesur8:'ª• com_o lo han hecho en Chilca'.'.Tiempo antes,. i
mie.mb s.·pes•caban allí, si_n perIT1itir ~ue. person.ª..J·~. p.r.º.ve.nientes.d~.º. .IJ·as·· c~tas.. .se··· en otra relacion de viaje, se ·babia i;ons1gnado que los habitantes de. Chilca no.•
dedicar a la misma aclJVJdad ~ m siqmera dejar ,que la comumdad vecma de . consentí~ convivir con "gente de otras castas .. .'\22 Cuando fas tropas del.general···•
Huach cómpartiera con ellos la pesca. Otra descrip7ión más detenida se refiere, al . San. Martín llegaron a ese pueblo (octubre de:,1820), uno de los jefes patriotas,• ,
paraje l amado Playa Grande en ¡cañete, precisando que "los naturale.s que ¡;Ili se observa_ndola sequed:ddel desierto, la estrechez del valle; la pobreza.de las chozas•>
avecin , dela provincia deCañ()te viven comoMorqs si11 .señor; p~es ad~tefllll con campesinas, pregunto al alcalde por qué no se·trasladaban a otro lugar más fértil, ..
total lib~rtad.y nunca oyen misa~. No se confiesan. 1No. se adoctrman, m hacen .la obten,e~docomor¡:spuesta que "sí ¡,en¡ianecíanallíen la miseria era para no excitar
más levb obligación en la villa, á la manera que fop!'llctican los de ella, desarpparan- la c?<Jicia defo~ españ~les, porqlJ~ segwamente en otro lugar, una vez que tuviiran •
do aqu llos de. esta.suert.e, sus p·ú.pblos.; s.us.obliga(;ioues. •.· .Y l.o. •.qu. e es m.,ás n. º.tab.le la. · culuvadas sus IJerras,estos vendnanaqui!árselas'', 23 ,. . • ,

Religió Cristiana". Más adefaritp;el mismo testimonio comparaba a los pescadores . Los. indios de la costa, no obstante su condición numéricamente minoritaria,
con ':b barps_"~ "gentjles'',:los califie~ba de ','irrelifil9s~s"_y_ "fanáti~m(, hc;m1b~~s a)canzaron ª. reproducrr su cúltura... Aunque no tendrían una intervención protagó-.
que viv 'an "al)straídos por solo ~civilidad de sus costmnbres".18 En Lurín, ~uyos ruca en· el· ciclo de grandes rebeliones .¡mdinas que recorre .el siglo, .hay signos
poblad res ejercían la pesca valiéndose de sus embarcaciones de totora, segun ,llll eVJdentes .que nos señalan la presencia .de la utopía andina entre los habitantes de.la •: ..
infonn de la expedición Maia!spina, ·había "tiempo para el. ocio''. y Jos indios:.• ~os_ta central. Los indio_s del cercado acuden a las fiestas de. la ciudad portando ·
parecí .. paco inclinados .al trab~jo, es decir, no tol~rab'.111 ~n¡.et~r~ a los españjlc: imagen~ ·de. sus .reyes'.~cas; en.1725•. don .Cris.tóbal ele,· Apoalay,i asiste a;')a
les." l calificativo de ''ocioso"! tan frecuentemente atnblll~:al mdígena,pareqa, ceremorua deproclamacmn deLms,Iai;!viado con vieja¡¡ joyas familiares y reliquias .
enf dad, sinónimo de hombre libre. . . ·· , ·i .. :: · · ; ;,,:. de .sus antepasados; LI:ino Zapata, al promediar•el.siglo XVIII, se asombra que los . .
Esta asociación entre pesca! e inclígenas, en muchos par¡ijes, ha consegmdq .· cura~ de Canta y Lurm se muestren 01;gullosos de .su descendencia imperial?' Las ,•. ,
persis hasta la actualidad. César Espinoza, un acucioso investigador .d~)a, , · autondades españqlas desconfí;mdelcuraca de CJ¡ilca:, En 1750, algunps poblado- ·
152 LA OUDAD SUMERGIDA VIVIR SEPARADOS 153' i
res del cercado participan de una conspiración contra las autoridru:les coloniales "no se pueden ver los trujillanos con los originarios",29 leemos en un documento
urdida élésde las alturas serranas de Huarochirí. f~hado en 1825. _De manera que la población indíge~ compartió también esa
Tiempo después, en 1820, cuando otro viajero inglés, Willian Ben 1etStevenson, mISma fragmentac•?~ social que .escmdía a los esclavos y la plebe de Lima.
pase por Huacho, observará que, entre los campesinos de esa localidad, «Ja Recordemos. los fü1g1os entre ·las comunidades pesqueras. En otras palabras
veneración poda memoria de sus Incas excede de toda descripción, p "1icularmente parale~en_te a 1'.1 nval1dad entre negros, mestizos e indios, existieron conflicto;
en algunos de los distritos del interior,. donde el degüello deHnca mr Pizarra ·es entre los mdios ongmanos y los forasteros, comparables a las tensiones entre'negros
representado anualmente. En esta representación su gesto es n úural aunque bozales y ladinos.
excesivo, sus canciones lastimeras y el total es como una escena de pena y de
desgracia; y nunca la he presenciado (confiesa) sin mezclar mis lá · as con las de
ellos. Las aqtoridades españolas han tratado de prohibir esta exhib ción, pero sin ·
resultado, a p<;sar que se dieron varias órdenes reales para ello" .25 Dentro de los
muros de Lima, en el barriodeSanLázaro,específicamenteel)laca · la del beaterio
de Copacabaha; donde se educabanJas.indias nobles y se reunían al nas cofradías
indígenas, e · .tía un lienzo en el que figuraban todos los retratosd los supuestos
miembros d la dinastía incaica. Al parecer, siguiendo a Teresa Gis rt, el:cuadro
habríasidop tado entre 1746 y 1749; copia, a su vez, de un'grabado ntemporáneo
hecho en Li a por Alonso de Cueva.'f
Aunque población andina de la! costa asumió su propio ritrn , buscando fa
1
separación y en el mejor de los cas~ , el aislamiento, no siempr todo esto fue
posible.. En 799., l.os habitantes de • uach_o entab~ un J?le!to por. ¡tierras con. lo.s
hacendados el logar, que nos lleva a ,ues110nar la unparcialidad del subdelegado.
Seguir este itigio -mya documenlación dispersa ha sido rem1:lda poi César
Espinoza- rrnite. des.cubrir otros a~pecto.s en la VI.·da indígena de la costa. E..se·
conflicto en e indios y españoles tienp una proyección geográfica en la ccintrapo 0

sición entre nacho, la poblaciónªª' y Huaura, lavilla española, Esta últirna


par.ece su.ste tarse. ·en los avances dela .gricultura. de expor.tación, el crecimiento d.e•
haciendasaz careras, como Vilcah , pero al terminar el siglo XVIII, la economía
campesina d la localidad no sólo ha ,odido resistir a la gran propiedad, sino que,
además, co igue enfrentarla (de al ' el litigio), y con• éxito." Los indios se
co.m.·. paña ª..~ gu~.s_de la inde.·pe_ndencia. ·
1

beneficiarán con. _la crisis ~gran·.·a q.·ue~


En 1820, P 01ssien tendrá que cons tar, en su.Jacoruco diario de campana·con el
que sigue lo avances de las tropas pa .otas, que Huaura·,es un pueblo •sumamente
miserable, c n apenas 600 habitan! ; mientras Hnacho• alcanza los 6,000. Por ·
entonces, es población encuentra tstento en la pesca y las salinas, a las que
hicinlos alus ón páginas atrás, tambié en la caza de "los pájaros de lasislas", delos
que aprovec an d guano y comen la , ame, en las parcelas-que definen el caracte-
rístico p.aisajf de )a. cam.piña huachan~en. e.l comercio entre la costa y ).asierra. y; por.
último, en manufactura de· sombr . os y cajas de cigarros, hecha; de una paja
selecta traí de Trujillo y trenzada a mano:" · ·
Quizá es última actividad expliq e el establecimiento en el pueblo de Huacho
de una colo ·a trujillana, enfrentada chn los chacareros de los alrededores, que eran
en cambio, riginarios de la localida~. Trataron de convivir armónicamente, acor-
dando en el bildo que existiera unaldaldepara cada uno de los bandos, pero, a pesar
del enfren ien,to con los españoles los conflictos internos no serían superados:
154 LAOU!lAD.SUMERGIDA
i NOTAS 155:f
24.Macera, Pablo, op. cit., p. 66.
25; Al_respetto coinciden las observaciones de Manuel Burga ~nlade JavierTórd y Carlos):.
1 No( s (Cap. IV) I;..azo.- - . ,- .-. "
. . . " . .
26.A.G.N.,Temporalidades, leg. 90.
27. A.G.N., Temporalidades, leg. 71, cuad. 6
28. A.G N;, Temporalidades, leg. 83.
l. Drama de los paianganas Veterano y BisOño, Limi i977 .. Publicado, rologadoy ám:,.: 29. A.G.N.,Temporalidades, leg. 13.
tado por Luis Alberto Sánchez, p. 52. Sobre el miedo ver cap. VI. . , 30. A.GN, Real Audiencia, Tierras y·Haciendas, Jeg. 23,cuad.il54, 1808.
2. Llano Zapata. José Eusebio, Narración ·circunstancituJa de la dePI_ ablhnecatáStroLfe 3LADN,Temporalidades, leg. 71 y84. . · , •.. , · •
sufrida en la ciudad de Lima e inundación del puerto del Callao, a, ¡,renta a 32 .~emós señáladO anteriormente que, por sus modalidades derecáudacíón; los_die"zmosno
Libertad, s.f., p. N. · segÚían cOn precisión los cambios en la coyuntura. ·
3. A.GJ.• Lirtta, 800. 23 de junio de 1821. . . . . 33.A.G.N., Temporalidades, leg. 26, 83, 84 y 85.
4. Bowser, Ftederick. El esclavo africano en el Perú colonial. 1524-165 , México, S1glo 34. A.G.N.• Superior Gobierno, leg. 14, cuad. 342, 1771;
XXI, J97i, p. 122.. • 35. A.GN., Protcicolos fiotariales,Velázquez 1185, 19 y 23, enero de 1770.
5.- DiariodeLimq,-11 denoviembrede_l7SXJ. , · 36.'A.G.N.. Temporalidades. leg. 86. . ¡ . ·. . .
6c A.G.N.. C bildo'.Causas Civiles, leg. ~8. cuad, 1329, 179L · . . . 37. Kapso!i, Williedo; Sublevaciones de esclavos en· el Perú s,XVIII, Lima, Universidad:
7. A.GN.. R al Audiencia, Causas Criminales, leg: 138, cuad. 1693: 181 Ricardo Palnia, 1975, p. 67. / .· ; ·. · . . . · .•.••. ;
8. AG./.,Est · 73y38;Lirna, 75L No~emospodidocoteJarestascifras notrasfuentes. 38. Kapsoli,Wilfredo, op. cit., p. 59. Cfr. tamoién las monografías de Carlos.Lazo y Javier
Tord.. '
9. ARRA.. umentos de·Ranúrez deArellano, A-1-77. No_ obstante la demanda, en
términos · cu1ares. el precio de los. esclavos se mantuvo practicame te ·estable._ Ver 39. AA., Causas de Negros, Ieg. 31.
también ·1ocolos Notariales, Incltiso a principios del siglo XVII, le1 precio de un 40.AG.N,,Temporalidades;Jeg,·13.
4 l. A.G.N., Temporalidades, leg. J3, ,
esclávo es similar; (Ref~encia pr_oporfionada por Margarita_ ~Uárez). _! . . · __ . _
10. Ri~, _G _ ar•.. Pro.,y_~C!?- relativo al. c~mer.cio: ~uerte y s.eryidum.br.e ~-los 'eS~lav~ 42. British Museuni, mss. Egerton, 1811, f. 123b. (Referencia proporcionada por Scátlett
O'Phe!ani ·• ,
inclmado sutransictonoportunaal bres,-Cá<liz.1813. _,
¡ !. A.G.N.• T huna! del Consulado, H-3, .N. 1087, 1795-98. . . i.
:. . .
43. Vermapaene!AH:.R,!. .• •· ... >. · ·
.. ·.··.•.Lim.'.~ Univ~.rsid. Nac1onal_May
44.,A.G.,Y.,Temporalidades,leg. 24.BN.• Madrid,mss.19262.·
J2.Lastres,J .H.istoria_de!amedicina/p.er·•.= ad.·
..... ..-orde · 45. A.G.N., TemjJoralidades, leg. 3-. , · , ·
San Marc s, 1951, vol TI. p¡,. 24Jy s4, . . . , . . · . . 1 ·. .•. :: ,·.• :·

13. Paredes, O egorio, ''La epidemia de 1818"en.I,aGacetaMed,ca,Llma, 30de abril 1877, 46. A.G.N.• Real Audiencia; Causas Criminales, leg. 108;-cuad. 1307,A:/1806..• ·

~.W.: ~ ·poralidades, leg. 90. Set los geógrafos Ma_reo Y Felipe Paz s.':ldán, el
47-::-])eb~ós .a:_ Victoria Espinoza tjlúltiples ref~e_ncia_s•· sofue_Jo~-p_alenqúéS:,>Ella:ti~ .en
14. pre¡:,¿rración-una tesis._ampliamenUt_d_0~~entada':~o_bre-es_t~--tem3.·. ·: P.ab\o·.Mac~ra-yJos
·. ·tabardillo· ra muy común~ los vall,ies de la costa; sus_ smtomas: ~~10n de la -miembros_ del Seminario __de- Híst:Qria.-Rurál _:Artdma,eXploraron1os- r~toS_:-máteriales de:
transpirac·' , catarioy fiebresinflamátorias. Geografía del Perú. Pans, Didot, 1862, p. .algunos palenques de la costa. Cfr. nuevamerite Í-as'11lQilografías.-dé ciri4s Lazo y Javier
. Toro, . .·. . . .· .. : . . •.. -' ,\ . . •: ...

i . ., ..
. 460. .·· 1 . .

15. A.M., Ac de Cabildo de~- 1 . . • . . . , . · 48. AG.N.• Real Audiencia, Causas Cr/minales;Jeg: 23; "1i!d, 264, 1781. :'i .: i 1 , .
16. Villalobo Baltazarde,Metodo de curar tabardillos .... Luna, hnp. del Telegrafo P=a- 49 •Por _esto resultán excepcionahnérite vaJtosos]ó~-verSOs~ qll~ fos negí~s ~OilgoS Cartt:.aron,eii ,,
no,1800, .57.
i7.·_ Larnentab emente, no.dis
· ponemos d una infonnac10n similar so __e otras o
br . 'rden
es
su propia lengua a Baquíjano (1812)'. .LQi ideólogos. José Báqúíj,iilo.y .Cdttilta; Lj¡na,
. ·. Co!ecciónDocumental de.Iafadependeneiadé! Perú,!976; t I. voJ:3,p. 568 . . · ..
religiosas. _ _ ,. 50, <;fr: Tord,Javier y Lazo, Carlos,. E! twnulto.esc/avo en lahaciefldaSanJosédeNepeña,
18.AA.. Ce s,leg.6, 1813, "Padtónd ladoctrinadela~agdalena. Lima, 1978. Hllnefeldt, Christine, "Los negros de Llma: 18004830'' enHisJórica, vol.
19. Lepkows • Tadeuz, Hait~ LaHabanJ Casa de las Américas, 1968. . III, n,1,julio de 1979, pp. 17 yss. •.. , ·.. ' : °. .· · ·
20. AA.. Cens s, leg. 19, 1774-1799,. . . . • 51cA:GJ.. Indiferemé, 1527. . . . ·. ·.. . .. .. . . .
21. Macera, p lo, Trabajos de historia, una, loslltuto Nac1ooal de Cultura, 1977, t III. p. · 52,AA.,.CausasdeNegr<)s,leg.32,J787c91. ,, , . • ··. ,: , ,, . ·.,, : (.: .
·· 53.A.Q.N.• SuperiorGobiemo,leg.16,cuad.406, 1n1 .A .G./.;lridiferente, 1527:H.N.,Uma, .
22. :~cera, P b!o,:oj,.cit.• p.92. Burg I Manuel. "La hacienda en el P<if: evidencias y · · C712. · ····· . ··
método" Tkrra-y Sociedad, Lima,,978, año I, n. l. · , -, l'· - - . . _---_-__ _- _.-.-, ---·-.-
54_._ El :1énnino ·casta:Servfa_ pafa den_mrunar á=fas combinaciones raciales-que teruap.·.coriió·
23.-Macera, bio;;Historia económicap~ruana (documerUos), Lima. Cehtro Peruano de
Historia onóhuca, 1975, p. 61 (pub . mimeografiada). referencia a los hegio:s; equivalía a mestizó-'.en rela_ci6n-a fo iridíienai•:·\- - .,:,:_ ..._.=:-~- -; ·
55.Ver fa: deScripci6n de las.-fiestas-:~hófuenaj~:a }Jaquíjano·y.Gairillo •. ,"
1

- ·
56. AA.,.Cáusas.deNegrós,leg; 35. •< ., : .: · : ·
NOTAS ·)57
6 . .A.G.N., Real Audiencia, Causas Criminales, !eg. 114, cuad. 1382, 1808.
!56 LA CITJDAD SUMERGIDA 7. Laz_o,; Carlos y Tord. Javier, "El movimiento social en el Perú virreinal". enflistóricd, V()L
57. AA .. Causas de Negros, leg. 33. I. n._ 1,julio 1977, p. 81. "Todós declaraban alguna profosi<?n aunque no un trabajo. Una
58. AA., Causas de Negros, leg. 32, 1787-91. -buen,a parte mantenía una familia. Al ser juzgado el bandolero mestizo Atanasia Gómez
59. Mercurio Peruano, t. X, n. 326, 18 de enero de 1794. en 1731 se justificó declarando que la pobreza lo redujo a ese estado (AGNP, Audiencia,.
60. Hünefeldt, Christine, op. cit .. p. 20. _ _ crimen, leg. 48, c. 549, f. 40; 1731)". -
61. Unanue, Hipólito, El clima de Lima, Madrid, 1815, p. !39. · 8; ;A_,G__J{:, Tribunaldela_A_cordada, le,g. l. DescripciQn con un.dibujo adjunto deunchafalo-
62.A.G.N., leg. 125, cuad. 1527, 1812. También Hünefeldt, Christine,.op. e :., pp. 31-32, _te¡ .cuyas partes principales eran: "hoja vieja, mohosa, no amolada, tiene algunos dientes
63. AA., Causas de Negros, leg. 30, 1762-80. · __ en ·e1 fil_o"; "-puño_ _de palo forrado en ace~o'' y "brasadera".. · .
64. A.G.N., Cabildo, Causas Civiles, leg. 41, C.733, 1779. - 9. Valdizán, Emilio, Los _locos en Irrcolonia, Lima, San Martín, 1919, p. 26.
65. A.G.N., Superior Gobierno, leg. 21, cuad. 592, 1790. 10. Braudel, Femanct. El Miidite"áneoy el ,rµ4ndo mediterráneo, en la época de-Felipe[[,
66. AA,, Causas de Negros, leg. 32, 1787-91. México;.Fondo de Cultura Económica, 1976, t.Il,-p.126. 1
67. AA., Causas de Negros, leg. 30, 1762-.80. 11.A.G.N., Real Audiencia, Causas Criminales, leg. 1081, cuad. 1307-A, 1801. ·
12. A.G.N., Temporalidades, leg. 3. · .- •
68. Loe. cit.
69. Loe. cit. , - - _ -· 13. A.G.N., Real Audiencia, Causas Criminal\", leg. 74, cuad. 903, 1792. •
70. Adán, M ~J, De lo barroco en el Perú, Lima; Universidad Nacional ·aY,or-de-San- 14. A.G.N., Superior Gobierno, leg. 27, cuad.:803, 1798, - ;,
150 AA,. Inmunidades, leg.1744-1783., . _: .
Marcos,-196 , p. 234.
71.AA., Causas de Negros, leg. 31, 1781-86. ·_ 16._,-No.hemos .r~c:Urrido a presentar una "~tadística, d~ 1~ crúniµalidad~• por varias razones:
72. AA .. Causas de Negros, leg. 33, 1786. · . .~i).Jl~str~ referenc:ias_i:rovie~~n,.cle_fuen~s de!Jla5iado heté;ro_?éneas (Audiencia,·Cabil-
73. AA., Causas dé Negros, Ieg. 34. ?o,--'~l;;1spado, ~otanos).; {n) ign_oramos por completo que volumen 9,e_.expédientes
74. Hünefeldt, istine, op. cit., p. 19 ', 3udic1ales s, han conservado y cuántos se fu.ii perdido; (iii) tampoco podemos saber qué
75. Descola, Je op. cit., pp, 33-34. : _ - _ - _ : · · relación· existe ;en~e: el nÚJnero. de juitjos _y. la tealidac( criminal; (ivY finalmente,
76. Trazegnies, Fernando de, Ciriaco de Urtecho, litigante-peruano, :L'_ a. .Pontificia GODSider&11os que ~J1.d~mov,i1niento social~ irreductible y qµe no posipilita, por lo taríto,
4e esclayos·en
Universidad atólica, 1981, p . .139. Ex~lente libro en:tomo.a.-w:i ·litigio . ~laborar una•~serie'i equivalen~-ala qu!! ~-pu~ cpnfi;ccionar eri base a la_pro_dllcci6n
agrícola. o_ l()s impuestos sobre_el comercio; son hechos cu.aliÍativament~_ diferentes. Para
·11.J1~~~
de los argum
Negros,leg. 31, t 78i'-86.t 'eamp~oparaestas afirtriaciJbsenel-~elato- .
tos exhibidos diréctamentbpor-los esclavos ante el Tribumµ. -Pero todos ·
dibujar el roslrÓ:Qe.ia plebe hemos ~nido ~ue .~centrar l_as pi~W: del- rom~~abezas en
.lossitiosmásdiversoséinesperados.. , . . ·._ · .-
estos mee · os legales eran costoso;, lcte manera qÍJe enienderlos- exigé"indagar 'con- · 17. Vieens Vives, Jaime, Historia social y económica de Espa~ y Am_érica, Barcelona, Tei-
mayor de ·ento por las relaciones citre esclavos, ilegros libres· y cofradías.- · . cte. 1950-59, ~m. pp. 550-552, ._ - _
78. Atenuaría es áfumación alrecordar.quJ en"Huamallga,-en los inicios de la colonia. tal- · 18. A.GJ., Lima, 751. . , _- _ -,
como des~ _Stev_· eStem, lo~-~di·_º~ t➔an:rment~- apr~dieIOna utilizar Ialegislá.ción
19.. Stevenson, William, "Memoriassobrelasc~pañásdeSanMaitínyCOchraneeneJPerú"
española, s que esto fuera. smommo-de¡occ1dentaliz.ac1on. · ·, · .· .-en J?élaci.ones de viajeros, Lima. Colección documental de Ja independencia del Perú,
79.A.G.N., Prot colos Notariales, Velázquez, protocolo 1185, 1771. · · 1971, t. XXVJJ, vol. 3, pp. 110,171.
20.AcGJ.,Lima, 797., . _ _ _. - . ,
80. AA., Causas Ne_gro_s, leg. 33, 178-6. 1-- - - _• 21. AA.;·• Libros.parroquiales de San.Lázaro. A,G.N.,- Protocolos Notariales, Testamentos.
81. Loe. cit.
82.A.G.N., Real diencia, Causas Criminales, leg . .138, cuad. 1691, 1817. 22.AA., Causas criminalesdeclivorcio; leg.11, 1760-1773. , . · · - -
83; Lauer, Mirko '.'Límites de la plásticane en el Perú" enLaRepública, Lima, 29 agosto 23. Valdizán, Emilio, op. cit. Verllunbiénlas referencias que proporciona Terra!la y Landa.
1982, p, 6D. , Fr~~isco ~l Castiµo, ensu des_cripción del'callejóD"de Petat~os. colindante con lapfaza
mayor,.dice que "Allí es donde a todas h01:.as / a Ven~ se sacrifica, /por medio de sus
_ mfames / inmundas sacerdotisas", Vargas Ugarte, Rubén S.J;,Obras de Fray Francisco
Notas (Cap.. V) · del Castillo Andracay Tamayo, Lima; Studium, 1948, p. 37, "-Portalera" era sinónimo
de "prostituta". Ver tarnbiénAA.,InmÚrtidades, 17#1783)1'783-i83l.
l. B N., Lima, 635, 1812. Sobre viajes_, ~~ ~conveni~tes y percan:;es eñ. ~a: -~S_tá.- ".eri. 24. Haencke, Tadeo, Descripción del l'erú, Lima, Imp. El Lucero; I90L pp. 93 y 94. El
también Mu o _Nav_al de Madrid, expedfcmn Malaspma. _ms_.,-11~•. ,:Descnpctqn <:Je la · , .yerdadero.,~utor .parece ser Felipe Bauzá, marino español. :· · · ·
e
.-Jntendéncia Lima". · -1 -- · . ·· : ·,- ·
25. B.N., Madrid; mss. 19262. _ _____
26. AM., Actas de Cabildo, enero 1790. Ver tarnbiénCórdova y:Urrotia, José María, Las 3
.
2. A.G.N., Re_al udiencia, Causas Crinúnales, leg.129, cuad. 1567, 1814. , •
épocas de/Perú, Lima, 1844, pp. 34 y.55. •·- · . -- _ _
3. Loe. cit. ' · - 1 - • :
4. A.G.N.. Real udiciencia, CausasC,imi,¡.ales;leg.114, cuad. 1378; 1808¡- ,,
5. Tord, Javier L~. Carlos, "Econonú .y sociedad.en el Perµ colonial,-';-Movimiento<
Social" en H storia del Perú, t. V, Lima, editorial Juan Mejía Baca, 1980¡ p. 298.
' 1
158 LA OUDAD SUMERGIDA NOTAS ··159

27. A.GN., Protocol<:)_S Nótariales, Testamentos._ · ._ - - : 51. A.G.N., Protocolos Notáriales, Asc<irrunz, 1770, ff. 401-404v. Ayllón Salazar, 13, 1810,'
28. A.GJ.,1527. Mercurio Peruano, n. 119, 23 febrero de 1792, p, 124. ff. 310v-321. José María la Rosa, 640, 1822-24,"ff, 113-113v. --
29. AA., Pobres, ss. XVIll-XIX, leg.1. - __ _ - • . . - 52. A.GN., Superior Gobieruo, leg. 26, cuad._ 774, 1796.
30. Terralla y Landa, ver Ayanque, Simón, Lima por dentro y por fi-uera, Párfs¡'• hnprunene 53. A.M., Actas de Cábildo, 1 de marzo de 1799; ,
Rueff et Cie., 1924, p. 18. 54. A.GN., Superior Gobierno, leg; 24, cuad. 697, 1795. -
31. A.GN., Inquisición, siglo xvm, leg. 6. 55,AcGN.; Real Audiencia, Causas Criininales, leg.136, cuad. 1658; leg. 138, cuad. 1683 y
32. Macera, Pablo, Trabajos de historia, Lima, lnstituto Nacional de Cultura, 977, L 2, PP· leg, 140,cuad. 1727ycuad.1733. AA.;Causasciirninales de matrimonios, leg.11, 1760-
218-219 y 250-262. _ . _ - . . 1773. · -' · - 1 -

33. Mendiburu, Mariúel, Diccionario hist6rico biográfico, Lima, Imprenta E~ lue Palacios, 56.A.GN.; Protocolos Notariales, Velázquez (H.:Minoyulli), 1185, 1770-1778. Mediante la
1932. · Colaboracióri de_Magdaleita·_Chocano RUdini.óS fiChar-inás·de cien fianzas. -
34. A.M., ''Primer dilitrito de Lima", !829. •- · · . 57, AA:, Estadísticas; 1802-1911; leg.4-Aill.GN., ProtocolosNotiu:iales, Ascarrunz, 1770,
35. A.GN., Tribtmal del Consulado, H-3, LN 907, Libro de Juntas, 1770-J 788. Ver también ff.401-404v. ,
A.GN., TriblimÍl del Consulado, Contencioso, leg. 155. · _ 58. A.GN., Inquisición, si~lo XVIlI; !eg, 60, 1789 y Superior Gobierno, leg. 29, cuad. 517,
36. A.G N., Tribunal del Consulado, H-3, LN 103 !, Libro de informes y consul ; 1779-1785, 1787. - ·. · • _-. -- -
ff. 53, 54, 54y. - . - - ___ • _ -· 59. Macera, Páblo,Lasfurias y las penas, Lima.Mosca Azul editores, 1983, p. 320. Aparte
37,LacitaprocededeA.GN., Grenuos,L. 2, Sombreros, 1767, . . de una visita l}ersonal.-a Acomayo. pudimos ;apreciádos murales de Escalante·en las
38. PabloMaceralene!SeminariodeHistoriaRuralAndinade!aUruversidadd S_anMarc_?s, fotografías reproducidas por Macera y_gracias: á las ·excelentes fotos _tomadas por la-Sra~
hapublicado, eí1 una limitada ediciónminieogr~ada, _div~as s~es de pr ct?slR?enos Mijoteck, alumna nuestra en la Univeisidad datólica. !· ·
· entre 1'667 y 1738. Marce! Haitin; his1;<>riador de la Untversidad de aliforrua._ha 60. Adán, Martín, De lo borr.oco en el Perú, Llrµa, Universidad Nacional Mayó! de_ San
trabajado el ma para el período 1794-1,8?8; •Nuestras referertciasproced del_ hospital Marcos, 1968, p. 234. _ ', , ,. -
deBellav· enlásecciónMarinade!ApN. · · _ 61 :ArchiVoDeparlainental ilelCusco, Sermones· di fines del S. XVIII. Citas sünilaf•es hemos
38; (Bis) Gal!ag de Parks, Mercedes.MentiraAzul,Lima, !948 p,221. _ · encon_trado _en pinturas 4e1 _convento de los De~calzos (Lima) o ~n capillas de·hOCiendas
39. Macera, Pab , op; cit., t.2, p:203, "Un j,sPañol ínteligentede Lima., douMatías ?e la deNazca. - · - • . . . , -- . _
Reta. establ ió _telares_ y otras maquinari~ paraleJer-la tela de-algodon Y ,·orifecc_ 1onar '62. Tord. · Javíér"•y 1.azo~--'Carlos,··"Ecorióinía·.y--Soti~a.d ·en el ·Perú_- c~lonial" (Dominio
algunos artí os ordinarios del mismo material", Stev~son, Williant, ºP_'. cit.;c_p. 192. económico)"enHistóriil del Perú, t. IV, 'Lima.:editorial JúanMejíaBaca, 1980. pp. 546
Ver también ·.GN., Juzgado de Secues~~s, leg; 2, oollcias sobre las fabripas de lana Y .... ·yss. ,: . ·.. '-· ·i,: ' >-' ,-_. "_-_, :· . -·. . '-
pólvora.__La f bricade pólvor_a abast-ecía a _- asi d-a la_
to--_ Ainérica del_ Sur-_ hls___P~-~- ~~-entes,
· --
~3-_Sli·fuialidá.d era tam_?ién perseguir .a:JOs Vagos:: Aparte cle"Mendjburu, uno de los pocos
- Manuel, Gu' del viajero de Lima, Lima, Librería Central, 1860, p.115. 1_ • • • • . -autores que propo'rémna refereJlcias Sobre la._'J:µIarg_inalidád urb~a- colonial" es Rubén
40. -P_ara estas ob acionesnos han sido útil~_diversoSlegajos del A.A., Causas'Cmrunales - _ Vargas Ugarte en Historia generaZ-ddPerú; Linta, CarlosMillá; 1966, ts. VyVI. ·
f~matrimoni s, legs. U, 12, 13 y 14; 14unidad, 1744-1783 yl78H783; P~bres, leg. 64. A-:GJ.; Linta,.647. Otra fuente indica que en Lima, en 1818,, los hombres de tropa
ascendían a 4,500_. A(chivo R ubén Vargas Uga_rte, papeles. varios, mss. IO (6).
41. En cuanto al "cultura colonial urbana", iería un producto peculiar ~.la ~10n,en~e la 65 .:$artre;. Jean_Paul,"'Piefacio" 3. Franz Fahóh,Loscondenados·de ldtiára ·Méxiéo Fondo
"picaresca es añola" y la "cultura negra". Millones, Luis, :r,ugu:rw,. Llma. ?~1Sb.tuto ·, deCultúniEcoriómiéá;_ 1977,p.'10. - -- • · ·. ' '
Nacional de u!tura, 1978, pp. 41 y 55. 1 . . . 66. A.G.l., Éstado; lcg. 73, ri. 86, ,
42. Sobre Castill , ver Sánchez, Luis Aiberto,Poetas de la Coloma;Luna, Uruverso, 1978, 67 .Rávago, Enrique, Elgrdti,na;.isca:ÍRivaAgüero, Linta, 1959, p. 251. Sin embargo, sobre
y la tesis de illa Batres, Carlos; Vida y o~ra literaria inédita del c;_iego de La Merded_ (2 .e;.rérmino ..criollo'.'. _debemos decir que su emJ)Ieo_ fue más freCuente·en el Cusco,_ de
t.),Lima, tes de Dr. en Letras, Universi4ad de San Marcos, 1976, p. 81., '.'ácuerdo a las inveStigaciones de LuiS"Durand Flórez. '
43. Vargas Ugart , Rubén S.J., op. cit., pp. 10 Y 83. __ _· . - __ 68_.-~isbert~ Teresa. Iconografía y mitos indígenas ~n el artei La_ Paz, 1980, p. 21.
44. ·Ffarth-Terré, 'Historia de la casa urbanÁ_ v_irreinal en LimaH en.Revista del Archivo 69.AM., Actas de Cabildo, 16 de marzo de 1794. ' - -
Nacional del erú; Lima, 1962, t. XXVtjp~ 55. _ _ _- _- . 10.A.GN., Gremiqs, C,2, legs. 3,y 5. --
45. AA., Estadís ca, leg.4, 1779,1800._ En 1J:l9, Córdovay Urru1;\acalculó 247calleJoues 71. Ayanque, Simón, op. ci(., p. lU. __ , __ - _ _ _; , · ·
en Lima, so_ un total de 10,695 vlVlen , - _ • _ •
72. Harth-Terré, Emi!io,Negros e indios, Lima, edjtoÍi.al JuanMejfa,Baca, 1973, p: 18:
46. AA .. Jnmuni ad, Jeg. 1, 1744-1783._ 1
--:f. _ - _ _, · - 7_3. A.G.l.,,Lima, 75L _ - , . __ · _ , - - _-
47. Foucault, Mi 1, Vigilar y castigar, Mé ·c,o, Siglo XXI, 1976.

l _
, _ . . 74; Fu~tes,Manu.elA., Lima,_ ap_untes históricos, efescripti~os, ·estadÍS#cosy de costumbres,
48. A.GN., Real udiencia, Causas Crimin es, leg. 113, cuad. 1376, 1808, AA., lnmuru-
_ París, 1-ibreríaFei:min Didoq867, pp.113-11'(. •, ·- .
dades, !eg. 1 _-1783. 1

75.Macera, Pablo, Trabajos de historia, t. 3, l,ima,¡lnstitutoNacional de Cultura, 1977, p.
49. A.A., Jnmuni ades, leg. 1, 1741-1783. ._ _ . .1 , _ •
, 336. -- :. - .• _ , ¡ • , i' - ._ -
50 Una cárcel m <lema recién sería inaugura a en enero ele" 1856:·I~ pemtenct~a de LIIna.
76. A.GN., Real Audiencia, Causas Criminales, legi 126, .cuad. 153ñ, 1813.
. A.GN., Peni ciaría, leg. 1, 1863-1868. 1

i
160 LAGIUDADSUMERG!DA
. 77.AA. Causas criminales de matrimonios, leg.14, 1786,1795 ... NOTAS 161'
. 78. V ar~aslJg,.;te, Rubén S.J., Obras de Fray Francisco del Castillo Andraca y T amayo, pp.
54 y ~5 yBánchez. Luis Alberto, La Perricholi, l,,im.a, editorial Nuevo Mundo,_ 1964,-p.
100. Palma, Ricardo, op. cit.; pp. 734,743 y 761.
79. J:?el tema se ha ocupado José Antonio del Busto. , · .101. A.GN., Notarios, Torres·Preziado, legajo 1062, 1770, pp. 364:369.
79.AA, Causas criminales de matrimonios, leg. 14, 1786-1795.
80.: Podri;mnos enwnerar muchos otros _Casos; casi siémpre la violencia está·ac ,impañadapor
la t-~~:ió~~(6tnica, como en
el caso de Victoriano,~ zambo c_arretero, qu ~ mató p,r llll 'Notas (Cap. VI)
motivo banal a un indio ollero en el tambo de Mirones. AA., lnmunidade , leg. l, 1744-
-l-783.' Esta rivalidad entre lo negro y lo indio ha persistido hasta la actu ida4- ·en Lima: 1. Proctor, Roberto, "El Perú entre 1823 y-1824" énRelaciones de viajeros, LUil~ Colección
enfrentamiento del hampa de Lima (negros y zambos) con el hampa del illao (indios); documental dela independencia del Perú, 19"71, t. XXVII, vol. '2, pp. 261 y 262.
2. Unanue, Hipólito, El clima de Lima, Nladrid, Imp. de Sacha, 1815, p. 5.
de-los equip9s_ de fótbol Alianza Lima (morenos) y C:tialacq (chofos), etc._ l)e_ acu~do a
3. A.GN., Superior Gobierno, leg. 19, cuad. 516; 1786.
la investigación que N ancy Fukuirtoto emprendió en la Huerta:Perdida -llll tugurio en
el centro de la ciudad-, los indios consideraban a los negros _9omo "rat ros":y "gente 4. Bowser, Frede~ck, El esclavo africano en el Perú cólonitil;_México, Siglo XXI, 1977, p.
150. ·
~álmí'á", as~ vez, los serranos eranias víctimas predilectas dé losnegrosp -a sus insultos.
5. BN.. Lima, C 3457, 1791.
81' A.GN., Real Audiencia, Causas c;'.riminales, leg.138, cuad, 1684, 1817.
6. AA., Estadísticas, leg. 2, 1777.
82.A.GN., Reai Audiencia, Causas Criminales, leg.126, cuad; 1530, 1813.
. 83.A.A., lnmunjdades, leg.1783-1831. . • 7. Macera, Pablo, Trabajos de.historia, Lima, Instituto Nacional de Cultura, 1977,'t I, p .
220.BN.,Madrid,mss.1761. ,
84. AA., Causa de Divorcios, leg. 84, 1805.,.1807.
85.,AA., Divor ios, leg. 86, 1799. 8. A.GJ., Estado, leg: 73, cuad. 36; Indiferente, l~g. 1524 y Lima, leg. 694.
9. A.C.!., Planos, 22. AA., Estadistica, leg. 1, 1790.
86. AA., Causa de negros, leg. 33. .. , .. / . ., , .
87. Philips, Ro rick, "Le divorce.eIJ..Fr:anc~ 3. la fjn.du-xvrn e.siécle'.'.-e11_. ales,-París~ 10. Sobre Huacho, ver: A.G.I., Lima, leg. 694. Laj; citas textuales p¡oceden del testamento
1979, n. 2. . 387. . . . . .· ¡ . . ., . .. . •... de Felipe Ramos, A.GN., Protocolos Notariales, Velásquez, n. 1185, 1772. Bajo el
88. Las fuentes· roceden de la sección.div:otcios en el Archivo Arzobispal. .,_-:: _ , apellido de Velásquez figuran, en realida4 los protocolos del notario indígena Francisco
1
Humac Minoyulli.
~~---No pueden lvidarse todas-las pregaucio¡es p.ec~arias~·- Rec~~q~_se nu9stras observa-

. . _ciones. en 1~ notaJ6. En este casQ, se- ,aia.-de__una fuen_te.h()mogép.ea, __qfe versa sobre 11. A.GN., Superior Gobierno, leg. 18, cuad. 485, I 789~ Sobre el conflicto entre pescadores
de Chancay y Chilca, ver BN., Lima. C822, 1798 .
sida·.¡!·. unq.·.~~.p ..ar·elecieraq. ue. -12. Cárdenas, }darlo, "El pueblo de Santiago: un ghetto en fa Lima virreinal" en Boletín dél
hechos sim· ares,·•.
la documen ción ha in sido
lad.iver.
bien del.o a,
coll5:erva mo.vim. conA.prec1S1,on
ien.tos soc.i. al.·e·•.'.
no podemos"sab~r ·volumen
.d~ evenlll~ pérdi~as y el peso .que ést -han podido tener en .la.cuantificación-final.
· · Instituto Francés de Estudios Andinos, Lima, n. 3, 1980. ver también Tizón y Bueno,
90. A.GN., Su ·or Gobierno, leg. 36, cua . 1260, 1818. .· . . . · ·Ricardo, "El pueblo del Cercado" en La Crónica, edición especial, 28 de julio de 1921.
13. AA.; Estadísticas, leg. 2, 1777.
91. A.C.!,. Lim 773. Antonio J>érez.al Mmistro de Estado. A.M.,l~g. sin numerar; 9 de
febrero de 1 07. .14.A.G./., Estado, leg, 73, cuad. 38. El curata de San Juan Bautista de lea sólo tenía indios:
1,079. AA., Estadísticas, leg. 2, 1777. ·
92. "El juego de alloi; es un entretenirn,iento ·~o.-.~~cepto.los d9min$-OS-: ~e juegfill:_bu_en0s
15. AA .. Estadísticas, leg. 4, 1779-1800.
ejemplares egallosynohaytardesinq e.Se.echenal!lledocli_!'.1-tropcin~_pares. Elpo~
16. AA., Estadísticas, leg. 5, 1813. ,
estárodead de g~·aderías de asien!OS que anhacia lo alto. Cada gallo tie":q.e una _largaho~a
en formad lanceta atada a la p~ta". teVenson, William, op_. cit., p. 173., Mercurio 17.AA., Estadísticas, leg. 6, 1813.
Peruano, 2 .de enero de 1791, p, :~o. . .. 18. BN., Lima, Cl768
19. MNM., mss. 119, 1768.
93. Hall,Basit' lPerúen 182l"enC,DJ.P.,Relacionesdeviajetos, Lima, 1971, t.XXVll,
2 20. Espinoza, César.Investigaciones hist6ricas sobre Lima y fuerza de trabajo en el valle de
vol.1 , pp. 08-~09. . 1 . . • ,. · . . . -

94. Vargas U gar , Rubén, Historia del·S. ant] Cns<o de los M.,lagro.·s, Lnn.a, ~tonal Lumen, Huacho~Carqufn (s·s. XVI-XX), texto mecanogiafiado.
1949, pp. 9 -96. 21. BN., Lima. C712, 1790.
95. Palma, Ric do, Tradiciones peruanas ompletas, Madrid, Aguilar, 1953. · 22.M.NM., mss.119, 1768.
96, Salazar Bon y, Sebastián, Lima la horr ble, Lima, Peisa, s.f., P, 15. .· . . . 23. Paroissien, James, "Anotaciones para un diario" en.Memoria, diarios y cr6nicas,. Lima,
97. Ribeyro, Julio Rlimón, "Gracias, viejo sbcarr6n"enDebatell, Lima, 1981, p. 69. Colección documental de la independencia del Perú, 1973, t. XXVI, vol. 2; p. 977. .
98. Porras, Raúi,
Tref ensayos sobre ~tzlma~ Lima, Juan Mejía Baca, !954, p. 12. ,. 24. Temple, Ella D., "Los .cacique~ ~poalaya" en Actas y trabajos_ científicos del XXVII
99 .. ''Ricardo P. m. anac.ió en Lima el.7. de. fei,rero de 1833.•. en lá cal.le de Puno,. y procedía de Congreso Internacional de Ameriéanistds, Lima, 1942. Burga, Malluely Flores Galindo,
un hogar m to. Quizá mucho níás mbdesto de lo que puede "?agmarse el le~tor. En Alberto, "La utopía andina" enAllpanchis, Cusca, 1982, n. 20, pp. 85-101.
su partida d bautizo, que se encuentra':\' la Parroquia del ~agrar~o (tomo ,20, folio 18~/• 25. Stevenson, William, "Memorias sobre las campañas de SanMartíny Cochraneen el Perú"
. se expresa ue era 'hijo natural de Pedro Palma y de Gwllermma Carn,llo, pardos ·. en ~elaciones de viajeros, Lima, Colección ddcumental de la independencia del Perú,
I
Zan:utelli R sas, Manuel, Evocaciones istóricas, Lima, 1978, p. 6. !
1973, t. XXVII, p. 216. .
26. Gisbert, Teresa, Iconografía y mitos in4ígenas en el arle, La Paz, 1980, pp. 130-132.
i
1.6Z LA CilJDAD SUMERGIDA
27.-Laseconomíascampesinasdelacostatuvieronhastalainvasi9Ilespañola~1aarticulación
transversal con._la sierra. que consiguió pf?Isistir todavía en el siglo x¡VIII y podrí~
rastrearse en·la relación entre Huacho. Sayán y Cerro de Paseo, o entre 1:hilca y Santo
Domingo de los Olleros. Enfrentamiento eril:re occidente y el mundo anct· 10, entre costa
, __ y s_ierr'½ -~ntre-uµa..geografía longitudinal y otra transversal. Huacho ob ·o una victoria
prov~lótíal frente a Huaura. En el siglo XIX, ·a partir -de 1840, los terratenientes
recóbrarían po_der. ·
28. Paroissieit, James, op. cit.,_p. 517. . . . .
29, BN., Lima, D!2577,. !825, citado ¡,or Espino za, César; Tierra y campesi 2do en el valle
de Huacho-Hu<iura-Sayán: texto mecanog:c:afiado_. · ·

TERCERA PARTE

. l'
VII. ¿UNA SOCIEDAE> SlN ALTERWATI!Wít?'

' \ . •. ·: .. - ·•. . ., .
1.QUIEBJIADEMARISTOCRACitf•lERl!:ANJilJ;, • · . · ·. · ·

··: A pesar de los ~videntesperjuiciosJcarreaclospodJ.reformas llomeifüas¡,ttmti.•


tos comerciantes•contofa aristocracia.\ci!llonialen,suconjuntó, seriiántullieronterosm
ficlelidad a la monarquía- éspañóla;. ·lila, pmebac decisilva- de esta•c111nsecuencíar:é,
rerquedadpolilicase·produciña,enda,<iécada,de·F8•10;c'cuandO,la•marea>revofüci0,-
11aria continental llegue· a amenazar fruj puertas•de·Llma,: ·
0
La fidelidad de los comerci311tes qtied6'patenlizadlllprecisamenu\'emel!tem:eniJ,
menos propiciopa¡,aun,meocadé,:· Ias:etogaci011eseéruj.émiGaS,· NO-se,tra~•sál(l,d(j
reafrrmarla unidad0esencialentre·España y América;: lá,réiteracicfü,direswcodMies .
cióll'füe acompañada con, sólidos aportes: ala1G:órol!ll10,a1 Vilrey, quepermitiemn,
otiganizar expedicio11e&punitivascontra:'1osrel§eldes¡.armarejércims;.aoondici1Jruw
navíos, todo ello parar intentar detenér varuunente fos avances" patrio!$. Tuima,se,
convirtió, de estamánera,.en•élcentro,de,la,iéacción,coifünental\.noipor.lahalJ\ililll!di
del Vrrrey Abascal---é()ilio,arostumbra\adinitürlafüslO!lÍogmfiatradicionalf ,sino
pcir la solvencia del Tribllllal del Consulado, E1'retru$:en• laiproolamacióW.de la
independencia.peruana• se .exp!ica:,si;. a 10-anotado sobre; ell podeL®:•la•elase alía
·colonial; añadimos esa eapacidadl para!mantener: eom¡/actas:sus·fiias, atenuar los
,.cOnflictos,intemós y. peFSisti< en,Ia,fidelidadirulaCoroni/, Emtodas.!l¡s,revoluciones:
sociales-bay. un:actó-prev.io: ·Ia,división•dil<la:clasedoininante;:que; a-v.~s.cOmoeni
Ftancia,de 1789 o: en Rusiade1917; de.i:faérieHnten/0,de una,revolímión "desde
arrib~'- Nada:similiu:ocwrió,enLima.', ., . ,. . ._ • ..
. ·Hemos mencíonadó,yrula.donaciómleLTribunaJ,del~oilsulado,plll';l'C0mbatir la
revo!Ucióru u1pamarista. 'IRue só]Oiparte, de uriáJarga,serie:. Entre·Iílny.1:814,se
calcula que. los,comerciailtes, limeños-·llabiiíam·aori¡¡!lo;i c0mo•parte integrante_,deli
iniperio,españoli,más,ile·cincrnmillone~ &•pés0s:a,1a,cbrona•para,que'ésta:pudiera,
solventar susc empresas:militaresen, EÍ!f0plÍl1.,Erani con~ientes:que'elf.predilininio;
inglés em el mundo ,les 'sería perjudic~ y 'que eb pc:$río1 méroántiMimeiiOi erai
próporcional:aI,podi:irde,Iamettópoll.
'. '
P*msera;a,p31!1Í!'de
! '
lardécadi!1qe:f8lO•cuandQ,
166 LA OUDAD SUMERGIDA
¡UNASOC!EDÁDSINALTERNATIVA? Í&
las donaciones entren a una espiral ascendente sumándose a los préstamos con los
que el Tribunal acudía para solucionar los apremios fiscales. Ambos-préstamos
destrucción o, en el mejor de los casos, !a captura de estos navíos. Se inició así, si// ·
que necesariámente fuera previsto, la formación de la flota mercante chilena a colitii
y donaciones- derivaron en una sangría persistente, sin posibilicfad de recupera- de las naves limeñas y el Callao acabó perdiendo s11lantiguahegemonfa eiil!'
ción, dado el desenlace desfavorable que tendrían los acontecimie~tos. Aunque la Pacífico. Económica y políticamente, sería el más rudq golpe que debieron suñii
guerra pudo otorgar impulso a algunas actividades -<:orno la fábrida de pólvora de los comerciantes limeños, despojados del instrumenio que les liabfapermitidó•eri ei
CastañedayAsín,-paralaabrumadoramayoría,elbalanceseríade;favorable.Los pasado dominar Guayaquil y Val.paraíso. · ' · ,· •· ·•, · , ,, •
comerciantes hicieron la inversión menos conveniente: eri el band >perdedor. . Las donaciones prosiguieron, no tanto por voluntad del Tribunal del Consulado;
En 1808, para la guerra entre Francia y Espafia enviaron 18,845 pesos. Poste- smo por las exigencias cada vez llláS apremiantes de lá administración coloriial. En
riormente se iniciará el levantamiento de las Juntas de Gobierno q ~ convulsiona a 1821, ésta solicita un préstamo de l '000,000 pesos. Ocurre que, aparte de las
La Paz, Quito, Caracas, Buenos Aires. Los espafioles comienzan . sentirse, como entregas voluntanas, aumentaron los impuestos sobre efltráfico mercantil: 8 reales
tiempo después diría el Virrey Pezuela, rodeados de enemigos oc ltos.2 En 1810, por fanega de_lf!~o y 8 reales por quintal de cebo impor!!l(los.5 De esta manera, ya
el Tribunal del Consulado reúne l '000,000 de pesos. Al afio sigui nte entregará al sea por 1mpos1c10n o por su voluntad, los comerciantes fueron, durante toda la dura
Virrey Abascal 21,600 pesos para organizar el regimiento de la C ncordia, encar-
gado de mahtener el orden en la capital y sus alrededores. Habría ue afiadir todas
'la
décadá de 18W, la ''principal vertiente de subvención a Corona" .6 ' '
1 · Quizá el mayotperjuicio que acarreába esta permanente sangría económica era
las donácio es particulares. En 1808, ocasión propicia para expr el "fidelismo" •l~ fo1~osibilidad ~e·~poner esas ~~og~íones (d'?11aéiones y prés,tarnos) porque .la·
limeñó ant . la invasión francesa, laaristocraciacompite públicarn nte ene! monto s1111ac1ón_ d~ los ingresos fiscales tendú{ a detenorarse y, adetnas, porque; cOmo
de las dona iones privadas: Sebastían de Aliaga entregará 4,000 esos, una suma ~nsecue?cia de ~ guerras, los cqmerc1antes debieron ,soportar olros dos graves·
similar el nde Monteblanco; 2,000 pesos·elTonde Villar de Fu ntes,Jo mismo mc\)nvementes. Primero: el incremento !del contrabandc), .el ingreso cada vez. más
que los co erciantes Pedro Abadía yDomingo Ramírez de Arel! o; 1,000 pesos ~ecuente de' barcos no sólo ingleses, sino ·también franceses y hasta rusos, que
Francisco oreyr3:~1 Matqué~.de fasa Boza,.Francis~o Arias , eSaavedra, el mtroducían mercancías por los puertos y caletas de lá costa; el Tribunal del
Marquésd Casa Dav1la;respeéllvamente;SOO pesos elConsul del:'l[nbunal Manuel Co~_sulado lo definió c_omo_ una especie de avalancha "focontenible";7 Segundo: a
I
de Santiag y Rotalde y otro tanto~Joé María Sancho Dávila.. , La lista completa se partrr de 1817, con la victoria patriota en Chacabuco; seinretrumpeelccimércio con
encuentra e la Minerva Peruana;' , ' · · · " . .. . ! ..
En 181 , eLTribunal del Con do entregó496,000 pesos para sos.tenera las
Valpar~o y se c?rt3 abruptamente el intercambio de azúcar pof trigo. Los
coR1erc1antes sugmeron reemplazar el c?nsumo de harina é:Qn menestras y arroz
tropas del to, Perú. Desde Areq ipa se organizarían. expediciones contra los pero aquí .se produjo una. de. Jas pocas fisuras en la clase dominante, cuáiidó
rel;lel~cs de Altiplano y la Junta de uenos A!l'es. Ese mism'? afio se en~ega otro reclam~onlos productores de azúcar,im¡iosibilitados de cambiar de uri día para otro
donativo as endiente a 45,285 pesos¡y, poste_r.10rm~nte,.unpres~o de 1 000,000 sus culllvos; el cuel.J)O dé.hacendados, presidido por Hipólito Unanue, dueño de nná
de pesos p a el virrey y la Corona, djtdas las . notonas c~c~nstancias de hallarse,el hacienda en Cafiete, próiestó; Algunos argumentaron, amado de réplica, qué lós
. erario del t do exhausto'.':• Ante~ qur llegue el m~s de d1c1embreprestan, ademas, "labrad.ores", pertenecientes. al Tribunal del Consulado, debían. remmciar a la ·
100,0.00 p os para cou~bmr as1 a ½t recuperacmn de Qmto. -. · _· !ns~tn_ción. En 1?dO caso, fos transtof!I'?S _políticos y: económicos posteriores
Luria s sttene a los eJercitosrealistas del conllnente. Pero los esfuerzos del ano. unpt~e~on cual~~r cambio de cu_luvos: S1 bien los hace~dadoscartléían dél poder
1812 termi an por esqufynar lasarca*antes cuanti'?sas, del Tri~unal del Consulado, . econom1ccl suficiente, los comerciantes, a pesar del respaldo de la Corona, ya no
incapaz de poder acudir con los~. fo dos necesanos al afio S1gmente, cuando se disponían de la capacidad de presión de antes. En sustitnción, sé pensó en exportar ·
reclame su oncursoparapodera · · a Montevideo. Peroenl814setecuperan azúcar ~ España en barcos neutrales. Lá idea tampoco prosperó: Algunos
los comerc · tes limeijos y3cuden, c , n un noevo aporte de ~ '000,00~ de pesos a la terratementes encontrarían m1a solución particular y más verosímil recurriendo al
Corona, y, uego un,préstamo de 4Q,OOO pesos, que permiten al Vurey Abascal mercado interno con la producción de águardiente: el proyecto. se llevaría adelante
improvisar na ayuda alos contrarre¡volucjonarios detRío de.la Plata. . · a pesar de laoposición de los señores de la vid. Se agu~ó así el antiguo conflicto
En 181 ;ya¡10essúfiCl.·en!ec0~1_colaboraciónpe···curn.•·ana.Elco'?.ercio. limeño entre guarapo y vino: · · , ·
pone su fl ta mercante a dispos1c1 n de las .autondades y espec1ficamente se De esfa manera, iodos los trastornos comerciales afectaban casi de inmediato a
acondicion .seis navíos ~Palafo , Tagle, Reina de los Angeles, las corbetas la a~cultura: recordemos que, luego de un período de estagnación en la producción
Sebas.tiana . enganza y el bergantínj Potrillo-,- para prevenir cua)quier incursión de los valles de la costa, en fa década de 1~10 se produce una baja especialmente en
pátriota en M¡rr del Sur. Al afio siguiente habrá que aprestar dos navíos más., A los valles azucareros: "es una verdad incoritestable que los azúcares de las haciendás
la postre, t da 1,a flota mercante teijmina convertida en improvisados barcos de de este '.'irreinato quedan sin sálida algun~ por faltarles el comercio de Chile.lugar.
guerra. La llegadade los patriotas ' la costa central peruana fue precedida por la de su prmc1pal expendio sin contar con el que se exportana porfavía de Mendoza
168 LA CIUDAD SUMERGIDA .
¿UNASOCIEDADSINALTERNATIVA? 169
del Virreinato de Buenos Aires" .8 Pero no todos los comerciantes pehsaban de la A su vez, los hacendados, de manera metafórica, hablaron de los "campos talados
mismamanerá.. Joaquín Lastra, por ejemplo; en 1812, en una carta epviada desde por la guerra". 14 ·

Lima, se quejaba de las escasas contribucione~ delos. hacendados, q~el,es no había_n , Tanto la crisis mercantil como la crisis agrícola fuero1' acompañadas -en esa
sufrido .''.quebranto el menor"; por el contrano, la coyuntura econom ,:a los habna decada de 18 W, ver9"deramente fatídica para la clase domjnante--por un descenso
beneficiado. Las tensiones entre las corporaciones rivales (consulado r labradores) en ~ producción mmera. El fenómeno se había gestado tiempo antes, pero sólo a
se intensificaron durante esos años. "Yo opino [escribía Lastra] que n. da se logrará partrr de 1812 los rendimientos de Cerro de Paseo comenzarían a bajar. Con ello no
voluntariamente, y q1,1e será preciso adoptar los recursos extraordinari JS de España sólo disminuyó el intercambio con España, sino también las acuñaciones moneta-
poniendo en contribución todas las. propiedades, arriendos de fincas, r sus produ~- rias. '
cio.nes proporcionalmente: las·circunstancias lo exigen así...". U~ a-o ante_s habm En 1822 se editó en Lima un Ensayo económico sobre:el sistema de la moneda
explicitado todo su desconsuelo ante un futuro poco,alentador: quera Dios que de papel y sobre el crédito público, donde se recogían algunas apreciaciones sobre
todo suceda lo contrario ...".' Obviamente, no fue escuchado .. la situación_ del país. ''.El comercio del Perú es apático, po~ ser estacional, y porque
En 1818 un memorial delos comerciantes limeños constataeI«tris e y miserable los expendms y acopms se forman en grandes distancias", se decía en evidente
estado en q~e se halla"" un gremio antes poderoso. En definitiva, e , situación se alusión crítica al intercambio con Chile auspiciado a costa del comercio interno. La
derivaba -ailarte de tocjos 1os factores anotados- de 1~ pérdida del mercado minería carecía de brazos y capitales. La agricultura debía soportar elevados costos.
chile.no. Siel ¡Tribu.na! del Consu.. lado había afrontado los ne.s_go~ de ~a luch~ d.el Par~ el anónimo autor_ de estos juicios, ui¡a alternativa posible sería optar por el
ladorealistaaescalacontinental, era porque, al margen de conVIcc1one ,1deológ,cas, canuno opuesto, abohendo la hegemonía del capital mercantil, fomentando el
no ignoraba qpe el poderío de sus iniemlíros nacía del roLrrietropoli o que Lima mercado interior mediant;, el aumento de ja población y distribuyendo la riqueza:
tuvo en el Paico. La independencia, aboliendola hegemonía esp ola, arrasaría "~ara aumentar consumidores, dividiendo los grandes fundos para que creciendo el
también con e predominio limeño y el Reino de Chile dejaría de sei; a subcolonia. numero de prop1etanos o yanaconas, se ¡mmenten las manos y bajen los precios".
Aunque el pr ceso se había iniciado tiempo antes, con el crecunien o de Buenos Este sistema ayu~a a fomentar unaindu~tria que, siendo escasa en el pasado, en
Aires, es evi nte que se precipitó corl la crisis del orden colonial. 1En 1770-79, esos m_omentos e~a i,~eXJstente.. Frente a un "modelo de desarrollo" que se había
28.4% delco ercio de importaciónde ~alparaíso pi:ocedía del Perú, No obsta1_1te ar_nparado en la n:imena, y especialmente en el comercio internacional, se contrapo-
el incremento de las mercaderíaJ proc<¡dente.s del R10_ de la Pla~ lo:5 porcentaJ~.s nta otro que consideraba a lamdustna y el agro como sus principales pilares." Estos
favorables a ima se mantendrían como. consecuencia del declive del comerciq planteamientos, sin embargo, no se incorporaron a ningún proyecto colectivo. Ideas
directo con E palia. Es así como, en 1800-09, en término relativos,!Lima se ve¡-á similares habían sido esbozadas años antes en Potosí, por Cañete y Domfuguez, sin
beneficiada y ·vía 37.8% delcomer9io de Valparaíso segmrá viniendo del norte, encontrar tampoco eco ni acogida.
mientras que 8.5% llega de Buenos Arrps. Pero, en la d~da siguiente, la pres~n~Ja En 1821, la falta de moneda llegó a los niveles más bajos que se hubiera podido
limeña én el p erto chileno sereduc~ a ~8.6~0. Anunc10 sol?,de la c~ desapanc10n prever. Debió recurrirse a viejos sustitutos, como coca, ají, cacao. En Chachapoyas,
de las merca rías peruanas despues de la mdependencta. Las v1ctnnas de este algunas contribuciones se pagarán en cera e incienso y otras en maíz y frijoles." El
desenlace fue on los comerciante.s, pem también. es.os ~ª.·Cy.ndados,. especiahne~te erario público quedó literalmente sin fondos en julio de 1821.17 Las rutas comercia-
los productór .de caña, que hab~ anF:'~do su porvemr ~ los a~atares del ~apita! les ~e interrum?iero!' y, con la toma deLima, la extensared;mercantil, que desde la
mercantil. C osamente, esos anos dlf1ctles para la clase dommante podrían ser capital pretend1aart1cuJar centros mineros y ciudades del interior, se desmoronó. La
remontados cbn inás éxito por los me<lianos propietarios, esos productores rutina- derrota política y la ruina económica sólo dejaron a la aristocracia el camino de la
rios, emplaza~os ~n el mercado internq, próximos l! la agricuJtura de sub~istencia. e~igración._ Hubo al~os que intentaron, infructuosamente, adaptarse a las nuevas
Al no depenher de las exportacione1, ni las guerras, ~i- las. amputac10nes_ de ctrcunstanc1as, como V1llardeFuentes o TorreTagle; otros,previsoramente, habían
mercados, ni1' colapso de la flota m~rcante, los pefjudico. En alguna m_edida, partido tiempo antes a Río de Janeiro o España, como los marqueses de Valle
sintieron ali~l'o al ·no segmr soportando .la presión de. los g,-andes comerciantes. Umbroso o de Valdelirios; pero .la niayoría, tercamente realista hasta el momento
"Hasta tal puJto fue el sector que menof padeciócon la lucha que precisa~ente s~n final, tuvo que improvisar soluciones cuando las tropas patriotas ya habían desem-
los propietari s rurales el grupo más faerte y poderoso que proyecta su mfluencta barcado er las costas peruanas y ponían sitio a Lima: fue la emigración apresurada
1

en los comie os de las naciones inde~endientes" .12 Estas conclusiones de Encar- a los castillos del Callao. Aunque después de proclamada la independencia el
nación Rodri uez Vicente no serán de¡ tódo confirmadas en los vallesde. costa.
central, com veremos luego, Ademlís, ·decir que "m,enos padecip" es sólo un
'.ª Tri~uiw del Consulado intentó levantar un arco en homenaje a la "Patria", nadie
podía olvtdar que, todavía en octubre de 1820, los comerciantes habían prometido
argumento co parativo. En 1821, el tizobispado de Lima, co!1;o a¡totamos en~} 1~O pesos_afos soldados patriotas que desertasen con armas y 60 pesos a los que lo
primer capítu o, t~ndría que constatar 1descenso. de la producc1on agropecuana hiciesen sm ellas. 18
1 ··
170 LAOUDADSUMERGIDA ¿UNA SOCIEDAD SIN ALTERNATIVA? 171

2. UN MOTfN: 5 DE JUUO DE 1821 Hemos mencionado, páginas atrás, los trunultos en panaderías. Pero había un'
ant':"edente más reciente: en julio de 1818, en un momento •de escasa vigilancia en
la cmdad y cuando llega,:on noticias sobre la definitiva vic,toria patriota en Chile,
1

Muy de mailana, el 5 de julio de 1821, las tropas realistas, encabezádas por el


brigadier La Serna; dejaron Lima para marcharen ~~ción a los castillo de1: C::allao aparentemente las autondades descubrieron que la plebe intentaba asaltar las
(la fortaleza del Real Felipe). Fue el desenlace prev1s1ble de un P!olonga l? s1110 que cárceles, tanto en Lima como en el Callao, liberar a Jos priosos y apropiarse de la
debió soportar la capital. Después de desembarcar al sur, en PISCO (no ,embre de capital. Aunque parece que sólofue una presunción, la reiterada "fidelidad" al Rey
1820), las tropas de San Martín recorrieron los valles de la costa centr 1: esclavos quedaba en duda: las .autoridades no poqían .negar la presencia de enemigos
cimarrones y bandidos se incorporaron al ejército revolucionari~. A comenzar ''encubiertos en la numerosa población". 22 •Ese mismo año, ;otro testimonio refiere
1821 terminaron apostándose en el valle de Carabayllo, escenano d frustradas que en el barrio de San Lázaro «tenían hecha una bandera de'raso en representación
tratativas de paz con los realistas. Desde all_í, _los. pa~o~s se aproxi abán a las de la Patria, sin decir en qué lugar ni qué persona la ienía".2' Todos estos
inmediaciones de la capital. Con un dom1mo mdisculldo en el m II, la flota acontecimientos fonnan parte de la historiaidel miedo en Jai sociedad colonial.
americana, dirigida por Lord Cochrane, controlaba el ingreso de navíos puerto del El temor reapareció en 1821. En efecto,' aunque los españoles recelaban de los
Callao, mientras que los soldados impedían el tráfico normal de arríe s y recuas. des~anes_de tropas a las que se habían incorporado esclavos y bandidos de la costa,
En el interio} de las murallas, el precio del pan se multiplicó por c tro. Luego tem1an mas las consecuencias de un eventual: levantamiento urbano. Para el marino
escasearon fos a ·mentos. Hicieron su aparición el hambre y las ente· edades. A escocés Basil Hall -que estuvo en Lima pdco después de la salida de La Serna-
la postre, se tuv.i ron que sacrificar mulas.y ~ballos para cubrir el d~fi ,t~~ carne,. ese temor a "algUIJa catástrofe" tenía una eiplicación muy Clara: "la creencia, de
pero esto no at nuó la aterradora presencra de la .muerte.. Sus ~1gn s. 'fiebre . mtentopropagada, y acogida con ansiaeiifenjiizadel terror, que la población esclava
amarilla" y "vó ito prieto"" Los realista~ -a pesar d~ ~o haber sufrido ~~ derrota de la ciudad pensaba apf?vechar la ausenci~ de tropas para: levantarse en masa y
militar signific ·va- se vieron obligad?s, por el srtlo y la desesper~c10n de la masacrar a los blancos"."' -En realidad, no era precisamente el temor a los esclavos
población lime~ , a abandonar la capital.¡ Imc1almente, fue una retuad\i ordena~a sino al conjunto dela plebe. · · · · . . '
y hasta tranquila La Serna dejó el control e la ciudad a los marqueses de\vionte!"rra Pero, a diferencia de cualquier antecedente, el5 de julio la plebe no se limitó a
y del Valle de O elle, quienes deberían,a_su vez, esp?1" la llegada de l?s patnotas amotinarse en U1Ja panadería o atemorizar un barrio de la' ciudad. En ese día,
para así entreg a los vencedores la cap tal ~el Peru: Se esperaba qu~ esto fuera excepcionalmente, los temores seríán corroborados .por la. realidad, cüando los
cuestión de alg nas horas, por lo que p ec1a suficiente -'a pesar d~ todas las pocos milicianos encargados del orden perdieron el control de las calles y se
tensiones acum ladas-que 200 milician s, deficientem_ente '.1rmado_s, contra)~º fonnaron en los barrios improvisados grupos que iniciaron el saqueo de tiendas y
el orden, pero lo soldados de San Martín o entrarían a L1m~ sino hasta el 9 de Juho: panaderías. Las filas de saqueadores se .incrementaron eón los esclavos que huían
cuatro días des ués, cuando llegaron a lbs puertas de la cmtlad los granaderos a de las prisiones, los negros jornaleros que se sentían libres de sus amos y aquello
caballo. · ·· .1 . . . . . · bla · - otros convencidos que la partida de· los realistas equivalía a la libertad ansiada.
Aunque pu iera parecernos ahora mcreíble, ~ i:nstocracia _Y 1a po . c10n ·Hall, por ejemplo, recorriendo Lima observó un grupo de doce asaltantes, todos
española de la ci dad recién esa madrugada del 5 de Julio de 1821 VJeronmrmnente negros, armados con garrotes. Otro testigo -una ll)ujer llamada María del Carmen
el triunfo patrio . A:penas corrió el rumd¡, de la partidadeLa_S~1;1a, se propal~ un Salazar- declararía que la ciudad había q11edado en realidad en manos de las
vago temor ante lo que pudiera pasar, que a las horas se con"!f110 en un ostensib!e "montoneras". 25 El propietario de una pulpt,ría añadiría desptiés "que asimismo le
pánico. Un sect r defa aristocracia optó ~ar e8l'erar a los patnotas, pero la mayo1;1a consta que estando ésta cerrada por los corrales inmediatos,losladrónes se llevaron
pensó en seguir la ruta que llevaba.ª lo~ castillos d~l Callao o, P?' el contran?, tcJdos los efectos que se hallaban dentro de ella, con el motivo de la emigración que
refugiarse en al 'n convento, iglesia o po~erse b~JO la protec~~on de ~ nav10 hizo para el Casullo del Callao don Manuel Domínguez"}6 Este caso es muy
extranjero en e puerto. El temor de 1~ anstocrac1~ se ~ontag10 al _conJunto de frecuente. En la mayoría de establecimientos saqueados suspropietários han huido·
españoles de la iudad, pequeños comer9iantes, prop1etanos,o admm1stradores de antes,es decir, han admitido previamente su temor a la plebe y su adscripcíóllal
bodegas, ching as,tiendas y panaderías. Cerraron J?Uertas. Buscaron esconder bando realista. El español Tomás Lema explicará, por ejemplo, que ''reCélando
aquellos bienes , e mayor valor y eml!.acarpn lo que pudiero~·.·· Tanto el rumor como Justamente <J';e_con la llegada del Ejérci~ libertador; me infrrieni1a gente de color
la agitación de ,¡uienes querían hmr no\pasaron madvertidos para la plebe._ La al_gunos perJ1Uc10s en mi persona, ypulpena [.. ,] me obligó a retirarme al Callao... ".27
imaginación cot· tiva_exageró todavía ~ás los hechos: se decia que ysa manana Sm embarg~, en est~ asI?ecto,los temores nofueron confirmados, porque, excepción
muchos españo es abrian fosas en sus v1pendas para esconder supues,tos tesoros, de un espanol (Jose V1daurrazaga), no hemos·encontrado ninguna referencia de
que otros trasla ban sus objet~s de oro :y plata a los_ conve~tos de cla~sura Ya l~s hendos de gravedad o mu~rtos en el lapso que la ciudad estuvo en manos de la plebe;
sótanos de las iflesias."' El miedo de la anstocracia acabo por alentar un motín A medida que transcurrían las horas del 5;dejulio, el saqueo se propalaba. La
popular. 21 .•
plebe se sentía impune. Una sensación de libertad se apodero de la ciudad. En la
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172 LAOUDADSUMERGIDA ¿UNA SOC!EDAD SIN ALTERNATIVA? ¡:7,j'
noche, los ataques a las tiendas arreciaron. El dueño de una pulpería, u?ic~da en la Interesa, pues, indagar cómo se definen los denunciantes. En los doce legajos
calle de "7 Jeringas", recordaría que con la "llegada de la Patna a la Capital en la que reúnen la documentación del Juzgado de Secuestros, sólo en dos ocasiones
noche experimentó la citada casa pulpería una ruma total por los malhechores, • · aparece el término "peruano". Cuando se pregunta por la "patria", todos responderi
dejándola en esqueleto y sus puertaS rotas"."' Un tambo fue saqueado hasta en dos.· indicando el lugar de nacimiento. Todavía en 1829, en un censo de Lima, se
30
oeasiones.29 Las cerraduras no protegían de nada. · •• mantendrá esta acepción. 33 No es frecuente encontrar una petición que sea finnada
Parecía que los versos de Castillo en los que se vaticinabaala pl_e_be a rrop~dose pór "los peruanos principales del pueblo de Lunahuaná" .34 Sin embargo, se
de la ciudad, se estaban realizando. En cierta manera, la nnp~s10n d · ese día f~e comienza a emplear una expresión como la "llegada de la Patria"; queriendo indicar
recogida en esos murales que, en los inicios de la_ 1:'públicll; p fan to?11via elinicio de un nuevo período. No aparece la palabra "Perú" en cambio,es frecuente
1

observarse en ciertas calles de la ciudad. Un pmtor anonnnoparticipe del estilo de el uso de términos como "americano", "patriota", "ciudadano"·y "limeño", todos
Pancho Fierro, había concebido el "mundo al revés", con las imágenes :le !ºTO_s que ellos con una evidente connotación positiva y opuestos a "europeo", "español",
arremetían a los lidiadores, calesas conducidas por aristócratas, usure s eiemendo "gallego'', "catalán", a su vez sinónimos de "emigrado" y de otras dos palabras
la caridad y reos aguardando al juez...31 Per.o, volv~endo a la reali~, enemas que despectivas: "godo" y "chapetón". Es interesante observar que la frecuencia.de
pregunlllrllos c~áles fueron las consecuencias del mu_ndo ~ ~vés e ·Luna. términos negativos sobrepasa a los positivos. La definición de los denunciantes es
. Resulta.sigjrificativo anotar que ninguna casona anstocrattca :ue s l(!U~da- A más por contraposición que por la necesida~ de afirmar algo. Es así como palabras
pesar de insistep.tes rumores, algunos _de ellos confirmado.s despues, q e señala1;M que podrían tener una connotación ideológica, son escasas: "republicano" sólo la
a iglesias y ccl,nventos como refugios de neos comerciantes, ~ co se~an encontrarnos en una oc~ión. Aunque es preciso reconocer la rápida aceptación que
asaltados por I s saqueadores. Estaríamos tentados a pensai: en un s1m le estallido tuvo el cambio de nombre de la capital: 1,anteS era deno\Ilinada oficialmente la
de vicilencia q e extiende indiscriminadamente sus esqwrlas, enco trando sus "CiudaddelosReyes",pero,apartirde 182t, únicamentecotno "Lima". En cambio,
víctimas más e tre las escasas "capas medias" de la ciudad que entre los grandes el término "criollo" .:'.....de contenido despectivo para la aristocracia- no fue
comerciantes. ara avalar esta imagen,¡ podría añadirse que ningún p_ímbolo del recuperado: es utilizado raramente en los expedientes. ·
poder colonial -palacio del Virrey, Cabildo, Tnbunal del Consi¡rado-- fue En 1822, un versificador anónimo arremetió contra los españoles emigrados en

realistas, mant ían un negocio "al e·


destruido por J muchedumbre. Pero con~iene recordar que esos pulpe'?", panade-
ros O tenderos ran, por lo general, peT.nas que, aparte de haber h,µdo con los
con algún gran comercian!(¡, cuando no
eran simples a ·nistradores. En todos! scasossetratódeespaiioles.· Ap~~del
hambre existe te y las tensiones de lo días prev10s, los saqueadores hicieron
una serie de décimas donde, burlonamente, se despedía de los "chapetones emplea-
dos de Lima": burócratas, mineros, hacendados y, especialmente, navieros, almace-
neros; mercaderes, además de panaderos, cajoneros y bodegueros. Oficios y
actividades, en efecto, casi monopolizados por peninsulares. El sentimiento
antiespañol parece confundirse, en esos versos, con la indignación hacia la clase
distinciones en , e sus víctimas. 1 • dominante. La caracterización de cada uno de los personajes mencionados resulta
Existe un se timiento antiespañol qu~ cohesiona, aunqu~ sea momentan~~en- sumamente certera, en ocasiones podría adjuntársele un nombre propio como el de
te, a la plebe de la ciudad. Para constatarlo_podemos recurnr. a revisar los termmos Juan Miguel de Castañeda: "De tres fragatas soy dueño" o Domingo Ramírez de
utilizados pos ·ormente en los ¡irocesok lll\CfPUestos ~te el Juzga~o de Secues-. Arellano y Gaspar de Osma: "Yo de mi tío llamado/ En mal punto vine aquí/ Y
tras. Se trató d un tribunal especial esta*ecido por J~se ~ San Martín Y Be~do aunque fortuna adquirí/ muchas veces lo he llorado; / en la Mereed encerrado/ A
de Monteagudo descje octubre de 1821, paraque_ante el se Juzgas~n a los, espanoles gritos me confesé/ Cuando la voz escuché/ De: "¡ Mueran los viles godos! / ¡Nadie
partidarios del do realista, emi~i~ fugittvos. Las denuncias senan recom- escape! ¡Mueran todos!"/ ¡Dios mío, cuál me quedé!"."
pensadas con la entrega de la mitad o pw:F. _de los bienes. Todo -:sto formaba parte La imprecisión ideológica se atenúa al revisar, en los expedientes del Juzgado
de una concepe ón, esgrimida por el jac9bmo M~nteagudo, s.eg~n. 1~ cual.· hace.r la. de Secuestros, algunos calificativos que acompañan al léxico anterior. En el rubro
revolución era adicar a los españoles\ Tendrían éxito. Segun el, de cerca.~e. de términos positivos, hay dos que aparecen con frecuencia: "Libertad" y "luz", que
10,000 hispano que se con~ban en la_Pfblació~ limeña antes de la p,roclarnacio~ . se contraponen a "opresión" y "obscuridad". El sentimiento antiespañol deriva, en
de la independ~crn; quedarían, dos anos despues, menos de _I,000. Indudable realidad, en un sentimiento anticolonial que tiende a identificar España con escla-
mente exageró, unque no podríane~arselque, suiru:~do los emigrados con todos l?~ vitud. La etapa anterior -en la prosa de Sárichez Carrión, la letra del Himno
que adquirier la nueva nacionali~ ~r vocac10n o :emor, el volum7_n deb10 Nacional o los versos de Olmedo- es simbolizada por las cadenas y la acción delos
descender sigu· cativamente. Pero el e~to no se debe solo a la persecuc1?n tenaz patriotas es la ruptura de sus.eslabones ("tres siglos de horror''); Parece que esto fue
del ministro ar~entino o al hostigamiento consta_nte a qne fueron so~ettdos los tomado al "pie dela letra". San Martín alentó esta aspiración no sólo por una cierta
peninsulares; d bell\º. s atribuirlo tambié~alaa~?gida que.por lo menos,.1mcialmen-
te, acabó tenien. o esa política entre una poblacmn que estu".o presta ae<¡Ilaborar con consecuencia con el liberalismo, sino, además, por la necesidad de incrementar sus
tropas y perjudicar.económicamente a los españoles: prometió la libertad de los
denuncias de sTuestos conspiradores o lle eventuales fug¡Uv~s. 1,
174 LACIDDADSUMERGIDA ¿UNA SOCIEDAD SIN ALTERNATIVA? 175;

negros que se incorporasen al ejército patriota y después proclamó libertad de IB tropas, quedando como consecuencia los esclavos fugitivos, las sementeras descui0•
todos.los hijos de esclavos a partir de 1821, pero los que quedaban exc! mdos de estos dadas y los campos sin ganado. Siente-paraemplearun vpcabulario sociológico-
dispo~itivos no parecieron resignarse fácilmente. Apenas desembarbado en Pisco, que la clase deJa de corresponder con el estamento, es ~ecir, que la condición de.
ataca la vecina hacienda Ca.ucato y libera a unos c.ien negro.s. Elm~f_m iento ~e las aristócrata ya no puede sustentarse en la solvencia económica. Al igual que doña
tropas y la leva eran ocasiones no necesariamente para luchar conu¡1 los realistas, Petronila Zavala, propietaria de la hacienda San Regis en! Chincha, hubiera podido
sino simplemente para huir y engrosar el número de cimarrones. Aq .ellos esclavos . decir: "El hijo que por su nacimiento y por la ley debe ser rico, está como un mendigo
que siguen en las haciendas, se niegau a obedecer las órdenes y sus nos temen que y su suerte llega a tal extremo, que a las yeces no hay ni cómo costearle un par de
no acaten ningún dominio: "tal vez atentarán contra nuestras vidas" podemos leer zapatos y se ve precisado a estar c9n el pie en el suelo ...".~' Es la mejor descripción
en un. documento del cabildo limeño.36 San Martín terminó, daud un baudo que que habríamos podido encontrar del ocaso de la aristodracia colonial, realizada,
prescribía a los esclavos fugitivos volver donde s~s amos:" ·_ . . precisamente, por algnien que fue arrastrada en ese procyso. ·
Dos fuerzas terminaron sumándose contra la arrstocracra colo 1: el sentumen-
to antiespañol impulsado por Monteagudo y la agresividad de la pi be. Cualquier
sospechoso de colaboración con los realistas reciben W?e~az'.13 de mue~e." Los 3. CAMPOS DEVASTADOS.
emigrados aµmentaron. El Tribunal de Secuestros confisco bienes propi~des Y - . ! '
haciendas, e!;pecialmente en la costa central_, donde, como resulta _de la mdepen, La violencia no se contuvo en las l)lurallas de Lima: siguiendo un antiguo
dencia, se uce una variación significativa en la tenencra de la erra. derrotero, dela ciudad se propaló por los C/unpos. Primerofueron los ejércitos, tanto
Es así q el camino emigratorio s~guido por el Marqués de Vali Umbroso sería patriotas como realistas, cobrando cupos~ los hacendados.o simplemente apropián-
recorrido I go por el Conde de Casa Saavedra, Juan de Aliag , el Conde de dose de cosechas y ganado, a cambio dtj simples proml3!las de pago que nunca se
Montemar, osé María Lobatón, Gaspar de Osma, Mariano de Goy~neche, Joaquín cumplirían. Luego ,vinieron los bandidos y. cimarrones. La quiebra del orden
Nestares, F ancisco ~oreyra, Pe~ Tram~-- Hemos podid_p elaborar una establecido pennite un reconocimiento ilnplícito de las bandas: en cierta manera,
relación de erca de cmcuenta comerfrantes ·e1_m~dos, a la que ~adimos, en los fonnan parte de cualquiera de los ejércitos y reciben el nombre de montoneras. Las
anexos, la li ta de haciendas que pasaron, por similar causa, a_prop1<¡dad ~e:,6stado encontramos en los valles de lea, dondeac¡úa el negro Bolívar; eu Sayán y Supe, pero

.
(más de cu nta). Entre esos,comerdíantesestuvo don Martín Arainburu, uno de
los princip es caudales del comerci de Lima", que hniría ill!ecla1"ente a España
1
también en· Ias inmediaciones de Lima,. en Surco, Chacra Ríos y Lurín.42
En el valle de Carabayllo, el propietario de una hacienda se quejará que los

1
en la fraga inglesa "San Patricio"." Todo esto sería denuncrado, con_amargura: y
acritud, sin enuantes y más bien con xageraciones productodelresentuniento: por
Riva A.güe y Sánchez Boquete.: s_usl tempranas simpatías. po..r la independe.ncra se
soldados españoles.''no solamente arrasaron y vendieron las semillas[... ] sino que
demolieron e incendiaron cuanto no les fue útil, y algún tiempo,. podía serlo a otros.
Que desolaron y arruinaron aquellas manos feroces, la Hacienda de Sapán, convir-
esfumarían frente al jacobinismo 4e Monteagudo y el temor ante_ las _clases tiéndola en un espectáculo, en confusión y en espanto, aun para los irracionales".43
populares. )\cusado de colaborar con los realistas, salva .su vida del fusilarmento a Quienes pensaron que el campo podía ser un refugio para posibles tropelías y
que lo con(\enó Bolívar, emigra ª. Euf-opa, donde. se cas.a con mra con_ des~ belga 'j, desmanes urbanos, pronto verían multiplicados los motines, con el agravante para
años despu~s, en 1858, con el seudónimo de Pruvonena, editará sns memonas_: sygun los propietarios que, a diferencia deJo ocurrido en Lima, .en esos campos donde los
montoneros impondrán su ley por su largo período, no se respetan ni los linderos de
él, los- es_pª.~7o-les
exacciones __•debier-on--sopo-_rtar_-_•
e los patriotas, no obstante loecual,
11'Par1_ de amenaz_
«cayóas,,div-_ersas con_in_ b-u-ci~nes
San Martín sobre sus bienes,Y las haciendas, ni las casas de los terratenientes. La hacie~da Buenavista, en el valle
1
como cae el buitre sobre su presa" y e~ umera entr~ sus víctimas aFran~!sco de Izcu~, de Pachacamac, fue atacada repetidas veces por lasmontoneras; rompen las puertas,
un comelt ante que fue despojado de su naVIo, lo mismo ocumo con Martín . destruyen los muebles y dejan "hasta el suelo desenladrillado" .44 En la hacienda La
Aramburú, _los que podría añadirse siempre según Riva ~güero- los nombres
1
• Huaca se saquea "hasta la ropa de los negros".45 Desde luego, los esclavos
de "todos lbs españoles ricos" e inc/uso de algunos naturalizados y de otros qne aprovechan para huir. Las visitas de haciendas entre 1822 y 1825 sólo servirán para
tenían más de una generación en el faís.40 . .- _ conslatar la escasez de trabajadores. Los esclavos de las ]¡aciendas San Javier y San
Pero, tes que lo hiciera Pruvonf.na, algunos aristócratas alcanzaron a manifes- José se negarán, en 1827, al cumplimiento de cualqnier obligación.46 En los 1
tar quejas reproches ante-el pro11io Juzgado de Secuestros. Fue el caso, por galpones de la costa predominan las mujeres, los niños y los ancianos. Tiempofilltes,
ejemplo,d. la Marquesa de Valle Uipbr_oso, abandonada por su m,¡ndo_ cuando este en agosto de 1821,. José de la Riva Agüero se- había,pronunciado contra esta
emigró a 'o de Janeiro, condena~ a mantener una numerosa ~\'ffiilia que, en la propalación del cimarronaje: "Para remediar las tropelías que diariamente se
debacle d esos días, apenas alcanpi a conservar. algunas prop~edades, como la cometen en las Haciendas, y para hacer volver los negros esclavos a las labores de
hacienda ~huquitanta en el valle de Carabayllo: dos veces fue ~queada por las agricultura, sería necesario el que sin gravamen del Estado, se fonnasen partidas de··

1
176 LA OUDAD SmvrERGIDA ¿UNA SOCIEDAD S!NALTERNATIVA? l'fi' (
Caballería, desde la Nazca hasta los valles inmediatos a esta Capital..."." Un oficial Moreyra y Francisco Colmenares( Pero efabogado de Moreyra acusó al iiégn>"L(
que con un grupo de soldados organiza una redada en elvalle de Carab\tyllo, nece~1!'1 Calendario Espinoza,quien: supuestainerite atraídá s6Io por la cadena del reloj de'''
recurrir a refuerzos, para lo cual enrumba hacia el pueblo, per<; encu¡~ntra tamb1en oro de Monteagudo, no habría resistido fa 'tentac'ióndel apuñalarlo. Como 'lit 9
allí ún espectáculo de desolación: sólo viejos y muje~s. Admilam';1 que exagera. · acusación parecía como verósúnil, dado quélavíétima no perdió ninguna de sus"
Pero otros testimonios nos ofrecen cifras sobre el nnmero de esclavos, como el pertenencias y .ni siquiera elfuencionadb i-éloj, el abo¡¡ado debió recurrir a la fuerza ··
inventario de la hacienda San Nicolás de Supe: sobre un total:,de 84 :scla~os, sólo persuasiva de sú retórica, Los argumentofrés\iftáíi sintomáticos tanto del ambiente .
16 podrían considerarse aptos para el trabajo. En la hacienda Conc ia, ubicada en liméñb de entonces, como de los piejuí/:ióS' yiás valoraciones sodales que lo
La Legua, cerca de Lima, en diciembre de 1822, se habían tasado en :erca de 3,000 contaminaban; "Nada ofrece de nuevo hl taró elcasó"; so:Sifone, considerando que ·
pesos sus cultivos y ganado, en noviembre de 1823 sólo quedan falfares Y, en las muertes por robo no serían excepcionales. E~ ci~rtl\ manera, el hecho era
cuanto a los esclavos, de 55 restan 21. Allí hasta el oratorio f~e saqu ,do, que~do consecuencia de la imposicfün de est\ esiilo violenio a que Mudíamos: "Así parece
"sin omamento,cáliz, ni virgen ..." .48 El cabildo limeño consideraba · n desaliento que Calendario ejercitado en el robo yhoinicidiÓ; y exaltado:porel désórdencon que·
que ''sin manps auxiliares y animales de labranza, no hay agrien! "-~~ obraron los que se graduaban Montonerós~, ¡¡eró Como toda causalidad externa es ·
Aunque un jefe patriota, el coronel Deza, propuso en c~erta ru:10n ':lue las siempre aleatoria, tuvo que referirse a "el ¡\eiveiso coraió~ de Calendario, por su
montoneras ~ólo estuviesen formadas por "blancos", en realidad, l situación fue háb.ito cattlívom y abandono a todo crimen; sín <jue ofrezca esta deducción duda
más bien.a Iajinversa. 50 Pero en los motines rurales no sólo intervini !f.On ~sclavos. alguna" ,54 siempre y cuando '"'-añadirnos •rióso!rós--'-' se acintitiesen ·las reiteradas
Así en la ha~·enda Buenavista,junto con 1os negros, se sublevan lo· mdios de los imágenes sdbre fa peligrosidad de la j)leóe.l . ' e .
pueblos de urfu y Pachacamac. En otra propiedad, la huida de 1 .s esclavo~ es i Cuando pensamos en el paso de la C()!Ojlia a la répúblic~, sentimos la tentadón
'
ocasión para ue se fuguen también lo$ yanacon_as: _ocurre en la loe dad de Asia Y de señalar sólo laspérmanencias. Es•évid~nte que la indeIJs'ndencia ...:-en Lima o .
también en el pueblo de Chilca, donde~¡ al.c.alde mdígena ~ecunda a lo,r rebeldes. De fuera de la ciudad--' n<> füe una.revolución social o'popúlar~ pemesta constatáción
esta manera el sentimiento antiespañol parece acampanado con ciertos lazos. de no obliga· a soslayar la inteivénción de-las ¡;!ases populares y, mérios, a negar los
solidaridad.' ª. montonera, a diferencie' de la partida de bandidos, tiehde a abolir las cambios.· Ocurrieron. · Quizá el 'más importante ~sin que mediara la voluntad
diferencias é icas. . ,, . -.,, . " . , . . ,, mbnárquicá deSan Martí~ seá el ocaso de la aiistdcraéia colonia]: fueron tos
Pero, p evitar la tentac1on de rec a termmos ~orno con~1~ncm na~mnal , grandes ¡ierdedoresde 182L Ene!Primer Corigreso Co~siituyente, con el que se
hay que me cionar que, al lado de Ids hechos anteno~es, tambi~ se asiste a la inicia la historia republicana, sobre un total de 91 diputados entre propietarios y
violencia in iscriminada de algunos lnontoneros: aquellos, por eiemplo, que en suplentes, apenas figuran 9 coíneréiantes.,.9 propietarios y 3':riünercis; ia máyoría de
1824 atacan ¡ pueblo de Supe, come~endo "robos", "violencias" y "veja~ione~", representantes son abogados, médicos, eclesiásticos o m'i!itares:'5 De. los 393
obligando a uir a los vecinos; o esos ?tro.s que, según.~¡ hacendado Joaqum m, As. comerciantes censados en 1791; quedaban 266 en 1826.56 El 11 de noviembre de
atacan sin " ·stinción de personas'' YI asolan los cammos, desde la capital hasta 1823 se declaratcm incompatibles a1bs títulos de Castilla con las instituciones
Lurín, Chile· y Mala." Se termina prnduciendo una asociación entre los términos republicanas y ennoviémbrede 1828 se abolieron los máyotazgos.57 Pero,admitido
"ladrón" e "i urgente" .52 · 1 . _ este desenlace, iquiénes' ganaron? Tras los patriotas, casi ·al IIDÍsono, fueron
Es un es · o violento que emerge dellas guerras de la independencia Yque termma llegando los agentes mercantiles ingleses. Mientras el. comercio ccin España sé
propalándos e imponiéndose en la sotjiedad. Entre. el ejército y el bandolerismo_no reduciría drásticamente, Inglaterra se convierte en la nueva',potencia hegemónica:
parece exis · mayor distinción. En 1827, el Tnbunal d~ la Acordada conmutara la la destrucción de la flota mercante peruana, el colapso del gran Tribunal del
pena de mue a!,salteador José Mari~'IBuendía, a camb10 de su enrola1:1iemo en un Consulado limeño y la crisis· económica, facilitan la penetración británica.58 Pero
cuerpo del ej •rcito. Había formado a banda que asaltaba en las pr~x1m1dades ds; ésta fue posible, además, por la ruina paralela del comercio metropolitano. Durante
la hacienda avala, junto con José Go, zález, un exsoldado de la mann~, que pe!eo 1821, mientras en Lima se proclamaba la independencia, en Sevilla quiebran varias
en Guayaquil y después fue al~tado en ¡a po)icía,enfermó, pero abandono el hos_pital empresas comerciales:. De la antigua clase dominante, únicamente conseguirán
para huir a lo montes: un cammo mver~o. Resul~ entendible que, en un e~pediente sobrepasar esos años difíciles algunas familias refugíadas en sus propiedades
fechado en ¡ 29 ,'Se aluda al ~·poco retet().'que ¡,enen lugar para las autondades en terratenientes, como los Aliaga, Sancho Dávila, que incluso incrementaron sus
tierras, o los Riva Agüero. El Conde de la Vega del Rhen optó por retomar a
las ~~e:;:. ~~i:::fs2?~emardo, e Monteagu~o sería ap~alado en un oscnro Ayacucho, donde falleció en 1842. Re~tan aquellas familias que consiguen
callejón lim - o. Como no pudo verififarse ningún robo,_ se pensó d~ inm~mo que establecer una alianza favorable con algún ·empresario inglés. Fue el caso de los
se trataba d un 'crimen político o la venganza de qmenes fueror pe!Judic~dos Mariátegui, descendientes de un comercíante navarro, don Ignacio de Maríátegui y
durante su dministración, por lo q e serían arrestados y acus~dos Francisco Lema, entroncaron su árbol genealógico con Enrique Swayne y Wallace, socio de
178 LA CIUDAD SUMERGIDA

la fÚmacSwayne Reid y Co. de Liverpool, quien arribó al Callao en 1824. Se


estableció4esde,entonces en Lima y, aparte del giro comercial, ~dq~irió haci~ndas
comoc;Ii;ltQuebrada y Casa' Blanca en el valle de Cañete (hab,an pertenecido al
conventodéLaBuenaMuerte);posteriormenteseríaaccionistadelaiiritish.Sugar,"
La-hijadeFrancisco Moreyra se casó con Srutmel Stanhope Prevos cónsaj delos
Estados- Unidos.~ Para completar :una imagen de_ los crunbios pr ducidos en la
tenencia® la tierra costeña, podríamos añadir los. nombres de aqu llos generales
que,. en recompensa, recibieron tierras: Reyes, .Balta, Echenique, ,ucre, O'Hig-
gins... . . · -. · - .. , _.· .
La ind~endencia ..recogí(/. el anhéló de1os esclavos a la. hbe tad; todos los· VIII. Coloniali~mo y Violencia
nacidos mpru¡úr del 28 <lejuliode.1821Serjan libres: bando.de_ José d ·San Martín.61
A los beneficiados por este.dispositiVo,&,,)liíade el número -,-difíc' de calcular-
de · esclavos~fügitivos. De .esta;nianetatse acrecentó el deterio o del sistema "Todo ~naza ruina "e),, ~ste país ..._"
esclavista. · · os hacendados, aparte deJos trastornos ocasionados p r la guerra, se · BolíVar a Berindoagi
quejarían de la escasez de brazos y trátarían de presionar al Estado independiente . 11 de diciembre de 1823
para que ges_ ionase-el restabl.ecimiento de la esclavitud:.,e·s decir, qu_ se_ permitiese
la introducci 'u de nuevos esclavos. 1
·. · . · ·

José M a Pando salió en defensa <)dos hacendados; argumenta _do, con alguna Al terminar el siglo XVIII, eh Lima, él descontento existía de manera visible:
exag,ración ueningún otro grupo s¡x;ial había sido igualmentepllij dicadopor las fugas de esclavos, proliferación del bandolerismo; motines urbanos; pero todos
guer:8:l de 1 ind~pendencia. Criti~ a San ~ X Monteagn<tl •. Justificó la estos acontecimientos no consiguieron d~linear un movimiento social, quedando
escl:tv;tud parandose en dosargumentos:-lo meV!Jl\ble de la serndum!Jre·y la• sólo como sfaromas del malestar general. En el horizonte río se vislumbraba ninguna
"dulzur~en I trato .de lo~ negros" quel definían a"los descendie~tes¡run~ricanos de alternativa posible. ¿Cómo explicar este ilesenlace frustrante?
los. espanol ~ .. Pando anade que, en ~lpeor de los casos; debe md~mmzarse·a los Recápitulemos, la clase dominante, éomo hemos visto, se recompone en la ·
hacendados: "el derecho de.propiedad de los hacendados ha sido violado".62 Esta segunda mitad del sigloXVIII, runparada en el sustento qué le proporciona el capital ·
reacdón ul . ontana conseguiría un~ efí~era victoria con el ascenso del ¡¡e~e,ral mercantil: desde Lima se expande hacia Guayaquil y Val¡:,araíso bordeando la Mar
Felipe Sanll go Salaverry: restablece el trafico negrero, Pero el acto defm111vo del Sur, y también hacia el interior, controlando los mercádos urbanos y mineros de
ocurrirá .mo después, cuando CastillF·en 1854, declare.abolida la esclavitud; 'Este Cerro, Arequipa, Cm,co e incluso el Alto Perú. Una complicada red mercantil,

¡
epílogo tar 'o eje un conflicto que remontaba, cuando inenos, a la centuria trabajosamente edificadá con el recurso a los <:0merciante~ itinerantes, parece ser el
anterior, se explica porque tanto lo 1 esclavos· como el- conjunto de los grupos cáminó para que la élite limeña se convierta en una clase dominante a escala del
• . - . . ' •
populares e . Lüna colonial, no pn ·eron alentár una:_ opción específica en su virreinato. ·Muchos de sus miembros sonéspañoles, vinculados al aparato burocrá-
enfrentamie to con la aristocracia. tico y detentadores de títulos nobiliarios. Es una aristocracia numerosa pero joven, ·
sin vinculaciones directas con el aparato productivo (se int~resa marginalmente por
la inversión manufacturera o minera}y que, por lo mismo, ~on débiles las raíces que · 1

la sostienenen este Rªís que aspira a hegerhonizar pero qu~ desconoce. Los inicios
de la conformación de una clase dominante colonial fueron acompañados por un 1
,¡11,
intenso ciclo de rebelion.es crunpesinas y, antes que culminara éon éxito, el proceso
queda interrumpido por las sucesivas crisis que se desencadenan cori el ocaso del i1.
orden colonial. Crisis mercantil, crisis minera y crisis agraria que derivan en esa 1

sociedad en ruinas y postración que encontrarán los patriotas en 1821. Las refornias
. borbónicas (especialmente el libre comercio) perjudicaron visiblemente.a la aristo-
cracia mercantil, pero, asediados por la irebelióÍI campesina y temerosos de un
levantamiento de esclavos, mantuvieron hasta el final su fidelidad a la monarquía
española. Por eso, elle] último episodio, ehechazci a la clase dominante-que no
puede expresarse en térininós clasistas- se trasluce en ese sentimiento antiespañol
' : '
180 LA CTUDAD SUMERGIDA
que enardece a la plebe limeña y que recogen San ·Martín y Monteagndo. La COWNIALISMOYV!OLmCIA 181
aristocracia mercantil no alcanzó a constituirse en clase dominante. la cara inversa en el apogeo del capital comercial .. Este rasgo fue otra constaníe del .·
La situación de los esclavos, en cierta manera, obedece a un p~iceso inverso. orden, colonialhispimoamericano que, así como se advierte enLiina,. se encuentra .·
Mientras la aristocracia. mercantil· iba emergiendo, los esclavos s disgregaban. tamb1én,porejernplo, en México, donde laaristocraciacridllaes "escandalosamente:
.Grupo numeroso y heterogéneo, figuró siempre encerrado en los m ·:cos estrechos ri~a, Ysu p_rosperi<lad _va acompañada de una muy hondli miseria popular" .2 Un
de una región (Lima y la costa central), para en el transcurso d 11 siglo XVill c_uadro surular_ se díbuJa en el Río de la Plata al terminar el siglo XVIH.3 Los muy
integrarse a la cultura·popular urbana, perdiendo muchas de sus tradi iones, a la par neos frente a. los·muy pobres: desde tiempos lejanos, este contraste ha defmido el
que se fragmentaba en ocupaciones múltiples. El esclavismo de la costa peruana entramado soda] de nuestros país¡;s. La confrontación tlS ,tan visible que Ruggiero
quedó librado a sus mecanismos internos de reproducción. No surgió coino Romano opta por referirse a "riquísimos" y "miserables";• · · •. . _.· · ·
consecuencia de un sistema de plantaeiones sólidamente constituido y, a diferencia 1:,im~ col~rii:11 no f?e, ~n estas Condiciones, fa ciudad apaciblé que en alguna
de otros espacios coloniales, se trata,en cierta manera, más de un ras o urbano que ocasión ¡magmo ese histonador acendradamente conservador qué fúe José de la
rural. . Riv~ A!;iiero. Los enfrentamient.os recorre11 toda la vida cotidiana,désde el mercado .
En la ciupad, los esclavos conviven y se confunden con esos esocupados o de trabajo hasta las diversiones. Pero no pÜede surgir-salvo enJ82ly de manera
semiempleados que viven precariamente entre el _artesanado de Lima y la población muy efím'."'ª-:- un movimiento social que articule esos inteieses múltiples, no
1

Jumpenesca didos, ladrones, mendigos), conformando la ple ,. Fenómeno porq?e eXIsta una subordinación a la arislix:racia, sino porque los conflictos en el
urbano, per no exclusivo de Lima. El desempleo y _la men idad pueden mtenor de esas "clases populares" son demasiado intensos: _los esclavos divididos
observarse bién en Cusco y Ayacucho, en esos parajes del sur an :no recorrido enm, bozales y criollos, enfrentados ambos!sect.ores_alos indios, y todos disputando
por.vagabun os, que buscan el jornal 4e taller en taller. Proliferan, · almeIJ.le, en con_ la plebe_ la· escasa ofétta·de trabajo, ·• Era imposible tecurrir a una solución
otros espacio coloniales, como Chile, .¡\rgentina o Venezu~la. En es último lugar, n~~«;11al,que articulase a t~s ~nos contr¡t el c(}lonialismo:, P~ro·era igualmente
el bandoleris o adquiriótambiénrasg@s endémicos: acontecimiento secular que se difí51l ~ensar en µna altenial!va ,desde uno ~e esos grupos: P<iJ" estaraisládos; como
agravará y p palara con las gnerras dta independencia (Bolívar y !}oves). En los los _md1genas de la costa; en visible proceso de disgregación, como los esclavos· 0
tres países, e siglo XVill produce un "tipo social" en el que, post\riormente, se · fi:agme?tados ~n multitud de oficí~ t11ctividades, como la plebe.·.La violencia 'es
imaginarán r umidos ciertos rasgos _cionales, el roto chileno, el $aucho argen- eJ~ICJá con mas frecuencia para soh¡cio~ SUS disputas particulares, que contra la
tino, el l/ane o venezolano.1 No existeun equivalente en el Perú. Carecemos de · anstocracrn. Queda apenas espacio para soluciones casi indíviduales como el
algún perso cte ignalmente típico. ILa plebe, en particular, nunca perdió su bándo!eris1Do, la delincuencla, el comércio ilegal e, incluso, el suicidio.'
heterogenei .d. Ricardo Palma sabrla captar este rasgo mediante los ÍI\últiples Tenem(}S que concluir constatando la esterilidad de. esa violencia colonial.
personajes d sus tradiciones. 1 Ocurre qué, si bie~ ~Y conflicto, intereses co?trapuestos y luchas sociales, no puede
La sola e ·stencia de la plebe pone i¡¡>arentementeen peligro el equilibrio social. hablarse Co() prec1smn de lucha de ~las{lS, si~ntendemos que ésta, _de acuerdo con
La movili . y disgregación de esos Pfrsonajes hacen inviable el uso del consen.so · Pierre Vilar; sólo ''apiirectl cuando,de una manera.bastante continua, una determi-
comomecani modedominio,deallílannportanciaquelasociedadcolonialtermma na~ ~Jase de la sociedad, de caracterí$ticas económicas bien delimitadas, pone de
asignando a 1 violencia. Pero no se trata de la coerción organizada desde el Estado manifiesto la conciencia de su solidaridady la voluntad de modificar la estrnctura
(aunque se dii"onga de fuerzas militare~ nada despreciables y se organicen servicios social en beneficio propio.;:'','. La lucha de clases exige de pfoyectos y alternativas;
policiales); . trat:¡.· de.lempleocotidianp.delaviolencia. N.qe·n.contram._osel_m_;·ode~o pero est.os cammos D() se vis!Uinbran enUma durante el siglo XVIII._ Una sociedad
absolutista q ,e nos ha descrit.o para Europa Perry Anderson. La acusac1on mas •clausurada y fi-.tstraute; La anomia gen~zada.6 Franz Fanon distinguía dos etapas
frecuente qu los siervos hacen a sus aqios es la sevicia El poco dominio alcanzado . en la violetJcrn del colonizado: primero, la agresividad contra los suyos y, más
a escala del p , se compensa con el defpliegue aut.oritario en el recinto domésti~o. adelante, la l_ucha contra los colonos. Loswrsonajes' de Lima colonial se quedan en
La violencia ue, de esta manera, µn componente estrnctural del orden colomal. la pnmera etapa y no consignen trausform!lf a la violencia en un mecanismo de
Estamos aq i, a pesar de los arg11Il1entos de Pando, e_n las antípodas _de ese afirmación e identidad ·colectiva.' · .
paternalismo esclavista que_ ha descri1o Gilberto Freyre para el Brasil._. El mejor En estas condiciqnes, eliiberaiismo y la democracia, ,con los que pretendió
símbolo del o limeño era el látigo. . . ree1Dpfazarse el ordencolonial,fueronfuviables. Simón Bolívar, en su "Carta de
Sería e neo 'definir a la plebe utjlizando la categoría de marginalidad. Los _/ Jllil)aica" (1815),_h_allía, irytuidnque, e:° Lim~. la combinación entre oro y esclavos
plebeyos no pstuvieron excluidos ni fueron una minoría. , Por el contrario, esa sena UlJ escollo dif1c1ldesortear: fos;ncos terminarían prefiriendo ''la tiranía de uno
población seljliempleada resultaba indíspensable para una ,sociedad, Fºn un merca- solo, por no padecerJás persecuciones tumultuarias y por establecer un. orden
do de trabajo rctuante e inestable, su8intada en la sobreexplotación¡ es justamente siquiera pacífico".' El persistente temor a:la revolución hizo de Lima con sus
mansioIJ.es enrejadas, Ul)a ciudad del miedo, interior. Pareciera que la hlstoria se

' 1

1 1
182 LAOUDAOSUMERGIDA COW~ISM; YVIOLEN~A ;~ijl
esforzó por confinnar las palabras de Bolívar cuando, desde.1821, los motines se ción entre situación colonial, explotación económica y segregación étnica edifica- .
propalan por toda la costa, el bandolerismo impone su estilo incluso al ejército y ron una sociedad, aunque suene paradójico, tan violenta como estable. En Lima,no · · •
reina la anarquía: un país convulsionado y a la deriva ~, el resultado de ja se cons!~uió rom¡Jer ~se b'?tal equilibrio .que h~biera permitido producir una
independencia. Pocos años después·, Bernardo de Mont~~:udo, teniendo como revol~cion. Una histona disunta de la que tuvo como escenario al sor andino, pero
trasfondo su experiencia de gobierno en el Perú, planteó nue ·amente el tema de la todavia contrastable, de manera más evidente, con la de esos negros y pardos defos
· democracia en sus Memorias ... de Quito (1823). Cuatro prin :ipios. básicos penni- llanos venezolanos, donde la violencia indis,riminada pudo ttansfonnarseen un
tirían el establecimiento del nuevo sistema: la moral del p eblo, el estado de la movimiento de. liberación. Desde Lima, por todo esto, el ocaso del orden colonial ,í
civilización, la distribución de riquezas y la relación entre I clases. _Sorprende la Y la _independencia, en el recuer~o colectivo, ap\rrecen ,cómo una •oportunidad
contemporaneidad de este último criterio. No pasó inadverti la, para Monteagudo, perdida: En efecto, ~esapareció la aristocracia, perpla plebe =y junto con ellalós
la división y la fragmentación de intereses, es decir, que fre te a la aristocracia se c:impesmos delmtenor-persistieronen su condición. Para ulilizarunaimagendel
erigiera no una clase social, sino ese cónjunto l)eterogéneo ue era la plebe. "La siglo pasado: eL mundo siguió derecho y todavía seguimos imaginando ,Cómo
diverfdad de condi~iones _Y multitud de castas, la fuerte agr ión que se profesan ponerlo al revés. Un desafío donde el pasado se confunde éón elJuturo, aunque
·unas a otras, el caracter diametralmente opuesto de cada 1a. de ellas, en fm, la esperando un desenlace diferente, , . . . · . ···.· · ,
difer ·ocia en las ideas, en los usos, en \as costumbres, en las necesidades, y t;n los
medi s de satisfacerlas; presentan un cuadro de antipatías e· tereses encontrados,
que enazan la existencia social"; para concluir: "las relaci mes que existen entre
amos y esclavos, entre razas que se detestan, y entrt; honib es que fonnan tantas
subd' isiones sociales, cuan~ modificaciones hay ·en su c lor, son enteramente
inco patibles con las ideas democráticas".' , . ·
¿ asta qué punto esta imagen es generalizable al conju$to del virreinato? El
baró de l{umboldt habría dadcb una respuesta negativa: "En )'.,imano he aprendido
nada. el Perú. Allí nunca se ttilta de algún objeto relativo ala felicidad pública del
reino Lima está más separadáldeJPerú que Londres, y aunqu.e e.n ninguna parte de
la érica española se peca pdr demasiado patriotismo, no conozco otra en la cual
este s ntimiento sea más apag~do" .10 Conviene anotar que Humboldt estuvo pocos
días nLitiia-e!'tre el 23_ de °9:ubre y el 24 de diciembre de 1802-y que frecuentó
sobr todo ambientes anstocr¡iucos como la casona Torre Tagle, donde estuvo
aloj , o. Aunque no fuera visib¡e, la expansión mercantil tendía a vincular Lima con
el p . A diferencia de otros e~pacios regionales, la presencia de los esclavos podía
dar c[· rtas características peculiares ala capital y lacostacentr.al del virreinato, pero
lapo reza y el vagabundaje -,-k;omo yaindicamos- se repetían en otros lugares,
com el Cusco y el Altiplano, ~onde la:violencia era un.componente igualmente de
las re aciones sociales. Sin embargo, una diferencia significativa parece anunciarse
preci am~~te en esa altema·ti"~'a fi:en. te al Orden c.o··.1om.·al .qu.·e fu. e. e.l pr. yec
.... to. de la
utopi andina: programa mlle ansia, sustentado en la esperanza de la vuelta del
º.

Taw ntinsuyo, que no obstan! acaba momentáneamente derrotado no tanto por la


repr ión :colonial, como por la división y fragmentación de intereses en el mundo
rural 11 Las diferencias que eiisten en el interior del campesinado andino -entre
origi arios y forasteros como por ejemplo, existían en HuachG-parecen aseme-
jarlo Ia imagen c¡ue hemos d bujado dela plebe limeña; aunque procesos sociales
y ec nómicos (escasamente eStudiados) llevaron en. los Anqes del sur peruano a la
ges ción de estratos sociales ya la aparición de ur grupo efectivamente rival de la
arist, cra_oia limeña: los nobl~ y caracas indios.·' · _ . . 1 . . . · ·

n cierta manera, el argumento de este libro podría resumrrse negauvamente.


Las ircunstancias que explicán por qué no tnvo lugar una.r¿volución. La imbrica-
. !
Agradecimientos

Este libro tiene una largahistoria. Se renmnta a los estudios de posgrado


que hice en París a partir de 1972: allí recifií el aliento de Femand Braudel,
Pierre Vilar y Ruggiero Romano, mi direcµ,r de tesis.
'

Dos instituciones financiaron, en mom~ntos difíciles; mi trabajo de ar-


chivo: el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y el
Social Science Research CounC:il (SSRC). Durante la primera redacción del
texto conté con la acogida dél lnstituto de Apoyo Agrario. A principios de
1983 fue presentadocomotesis en la Université de.Nantei:re, bajo el título
. deAristocrátie etplébe:Lima, 1760-1830. Recogiendo los comentarios
recibidos durante la sustentación, .revisé las páginas' sobre la plebe y
· modifiqué ottos .aspectos déllibro: todo esto fue posíble gracias a una beca
otorgadá por FQMCIENCIAS (entre agosto de 1982 y julio de 1983), que,
¡¡demás, me permitió recurrir ala colaboración de Aldo Panfiche yMagda-
. lena Chocano, para ampliar y completar la información; que disponía.
· Quiero agradecer, a riesgo·de omisiones, también,a quienes de una
· manera· u otra han estado presentes ·en los. momentos de entusiasmo o
·· desaliento; en la lectura silenciosa de documentos o. ei;t la agitación de. la
escritura. NuevaménfüRúggieroRomano: nunca seagradecerá suficiente-
a
mente su aliento To: jovennistoriografía peruana; Manuel Burga con sus
observaciones cótlcas; Marina Cedronio y los amigos italianos de la Cité
Üniversitaire; CecilfaRivera.miesposa, que, además de acompaílarme, se. ·
dio tiempo para leer los borradores; lós archíveros y bibliotecarios de.todos ·
los lugares mencionados.enel.libro, que•siempre me prestaron su desinte0
resada.colaboración. ·•Fueron inapreciables -.aunqueno neces¡¡riainente
absueltos-- 19s comentariÍ>~ y objecciol!es de Pablo Macera, Steve Stem,

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