Está en la página 1de 2

La grandeza de los elefantes

Son animales mamíferos, exclusivamente herbívoros cuya característica principal –


además del gran tamaño– es su larga trompa y sus enormes orejas. Se organizan en
manadas de unos 20 miembros, miden casi 4 metros los ejemplares más grandes y
pueden llegar a pesar más de 6.000 kilos. Suelen vivir alrededor de 70 años y tienen
el periodo de gestación más largo de todos los animales: 22 meses. Nada más
nacer, las crías ya pesan más de 100
kilos.
Debido a su gran tamaño, tienen también
un cerebro muy grande por lo cual son
animales muy inteligentes a los que se
asocian comportamientos como el duelo
por una pérdida, la asociación con otros
miembros, el uso de herramientas, la
adopción, el juego e incluso el autorreconocimiento.
Las orejas de los elefantes actúan como termostato ayudando a soportar el fuerte
calor de las zonas donde habitan y su trompa en realidad no es más que una nariz
muy desarrollada que también usan como un brazo largo. Los colmillos los usan
para buscar comida y agua y son uno de los motivos por los que esta especie se
encuentra amenazada, ya que el hombre los utiliza por el valor del marfil.

Los elefantes se llaman entre sí usando nombres propios que los


humanos no podemos oír
Una investigación en Kenia ha demostrado que los elefantes se llaman entre sí
usando llamadas distintivas, el equivalente a los nombres propios en el caso de los
humanos. Pero se trata de sonidos que los humanos no podemos oír.

Los elefantes se comunican entre sí


usando diversos tipos de sonidos,
entre ellos retumbos de baja
frecuencia, inaudibles para los
humanos, que se pueden transmitir
a distancias de hasta seis
kilómetros. Los investigadores
grabaron 625 de estos sonidos y los
clasificaron según el contexto en el
que se producían. Al analizarlos
mediante una inteligencia artificial, descubrieron que algunos de los retumbos
(aproximadamente una quinta parte de los grabados) eran usados específicamente
para dirigirse a individuos en particular.
Después, los investigadores reprodujeron algunos de estos retumbos a 17 de los
elefantes y descubrieron que los individuos se movían más rápidamente hacia el
sonido que identificaban como propio y también vocalizaban más rápido en
respuesta: es decir, sabían que los estaban llamando por su nombre. También
observaron que diferentes elefantes a menudo usaban el mismo tipo de retumbos
para comunicarse con un receptor en concreto, por lo que estos nombres vocales
no se identificaban con roles sociales, como “madre”.
A efectos de la comunicación entre elefantes, estos sonidos serían equivalentes a
nombres propios, según los investigadores. Al fin y al cabo, los nombres humanos
son fundamentalmente “etiquetas vocales”, es decir, conjuntos de sonidos que
usamos para identificarnos entre nosotros; por lo tanto, las etiquetas vocales
propias de otros lenguajes deberían ser consideradas también como nombres.
Michael Pardo sostiene que la investigación de su equipo “difumina la línea entre lo
que creemos que es único en el lenguaje humano y lo que se encuentra en otros
sistemas de comunicación animal”.

COMUNICACIÓN ENTRE LA MANADA


La comunicación tiene un peso especialmente importante
en el caso de los animales que viven en manada, como los
elefantes. Usan los sonidos para compartir información,
para advertir de un peligro o para interactuar entre ellos.
Por lo tanto, no es de extrañar que estos animales
desarrollen etiquetas vocales para interpelarse
mutuamente.
Una diferencia respecto a nuestra comunicación es
que estos “nombres” pocas veces aparecen de forma
aislada, como hacemos los humanos cuando, al dirigirnos
a alguien, primero le llamamos por su nombre para tener
su atención y luego transmitimos el mensaje propiamente dicho. Los elefantes lo
hacen de forma distinta: “En lugar de constituir una llamada independiente, los
nombres vocales de los elefantes pueden estar incrustados dentro de una llamada
que al mismo tiempo transmite múltiples mensajes adicionales”, explican los
investigadores.
Pardo, quien se especializa en ecología del comportamiento, subraya la
importancia de este descubrimiento a la hora de entender que el lenguaje de otras
especies tiene características que hasta ahora creíamos exclusivas del ser
humano, y sostiene la importancia de seguir investigando en los patrones de
comunicación animal.

También podría gustarte