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Esta mejora, a su vez, puede adoptar diferentes formas. Típicamente puede ser
que, en relación con el objeto de la medición, se quiera:
• Más de aquello.
• Menos de aquello.
• Que no cambie.
• Que se mantenga dentro de un rango.
situación
Estado
deseado
Situación
Actual
!empo
Estructura de un indicador:
• Para Amarillo:
• Para Rojo:
a) según su propósito,
b) según su estructura,
c) según su relación con el valor objetivo.
• Porcentajes y Proporciones.
• Índices
Indicadores
• Ratios.
• Magnitudes.
a) Porcentajes y Proporciones:
b) Índices:
c) Ratios:
d) Magnitudes:
Proporciones AJ $MOD
ocupa la MOD en
el Costo de
A Conjunto A
$Costo de
Conversión Conversión
Muestra cuantos
$ de MP se lleva
Unidades de M $MP
§ Ratios M cada Unidad de
Producto
U.P.T.
Z Unidades de Z
Terminado
Muestra una
Unidades de H
§ Magnitudes H Cantidad de canEdad que nos
interesa
Devoluciones
1 Denominador 1
Dado un estado de situación deseado para una variable (“Valor Objetivo”), los
indicadores en relación a este valor deseado pueden clasificarse en:
Se utilizará toda vez que se desee que el valor del indicador esté por
debajo del valor considerado objetivo. Típicamente, se trata de
indicadores que miden consumos de recursos. A modo de ejemplo, se
puede pensar en indicadores que muestren el tiempo promedio
expresado en minutos que corresponden a la ejecución de un
determinado proceso. Por ejemplo, tiempo consumido para la
distribución de productos (en este caso, se asume que los valores ya
están ponderados por la distancia de las entregas y todos los otros
factores relevantes; y que, para este ejemplo, el valor objetivo es que el
tiempo de entrega no supere los 90 minutos).
Indicador de tope superior
Tiempo promedio de distribución del producto
(en minutos)
60´ 90´
Se utiliza toda vez que se desee que el valor del indicador esté por encima
del valor que se considera como objetivo. A esta tipología responden
todos los indicadores vinculados a la medición de ingresos. Como
ejemplo, podemos pensar en un indicador que muestre el monto de
ventas semanales por sucursal, y que nuestro valor objetivo sea que estas
ventas no sean inferiores a $100.000.- Evidentemente, cuanto más se
venda por encima de $100.000, mejor será. Existirá una franja donde la
situación no será grave, pero que evidenciará una alarma, por ejemplo,
entre $85.000 y $99.999. Por último, cualquier nivel de ventas inferior a
$85.000 equivaldrá a una situación de gravedad para la compañía.
Indicador de tope inferior
Monto semanal de ventas de la sucursal “XX”
En Pesos($)
$85.000.- $100.000.-
c) Indicador de Punto:
Esta categoría se utilizará cada vez que se desee que el valor del indicador
esté exactamente en el valor objetivo. No existirán tolerancias admisibles.
Existen situaciones donde ningún desvío respecto del valor objetivo es
admisible, ni en exceso ni en defecto. Este tipo de indicador se utiliza
habitualmente para la medición de algunos procesos productivos que
contienen compuestos activos que requieren una dosificación muy
precisa. En otros contextos también están presentes a través de, por
ejemplo, las condiciones que imponen los pliegos licitatorios para la
imposición de garantías por monto fijo.
Indicador de punto
Ej.: Temperatura de conservación de un material activo
(En grados centígrados)
8º
Indicador en la
situación deseada
e) Indicador de Colas:
-1 m3 -0,5 m3 0 m3 +0,5 m3 +1 m3
Indicador fuera de
Parámetros
Las fuentes de información de las que se nutre la gestión no son únicas, sino que
provienen de variadas y nutridas plataformas, las que incluyen, entre otros:
De esta manera, la fuente del dato será única, y esto permitirá hacer homogénea
la administración de todos los indicadores que utilicen esas variables en su
definición.
Existen muchos modelos de los que servirse como punto de partida para el
diseño, en este sentido se recomienda al lector el sitio web www.kpilibrary.com2
donde hallará diferentes colecciones de K.P.I.’s agrupados por tipo de negocio,
por procesos y por áreas de actuación. Éstos podrán servirles de fuente de
inspiración para su diseño.
Los indicadores financieros reflejan una relación entre dos o más valores que son
típicamente extractados de la información contable que emite la organización y
también pueden incluir otros datos que provienen de informes de gestión. Su
propósito es reflejar un comportamiento específico relacionado con el grado de
aprovechamiento de los recursos financieros afectados a la organización. Los
resultados obtenidos de esta manera por sí solos no tienen mayor significado,
sino que requieren de otros que permitan establecer relaciones significativas, ya
sea por comparación o por complementariedad. La cuantificación de un
indicador financiero, sin el conocimiento del negocio que éste mide, aporta
escaso o nulo valor al análisis.
Los indicadores financieros más frecuentemente utilizados son:
RENTABILIDAD
Utilidad antes de Impuestos SOBRE
RECURSOS
Patrimonio Neto PROPIOS
AF =
Utilidad antes de Impuestos e Intereses RENTABILIDAD
SOBRE EL
Activo Total ACTIVO
Presentando el apalancamiento financiero de esta manera es que
podemos observar como es que éste está subordinado y, a su vez
evidencia, el vínculo existente entre los beneficios logrados antes de la
detracción de los intereses e impuestos, el costo de la deuda y el volumen
de ésta. En general, cuando esta proporción es mayor que 1 muestra que
los fondos ajenos remunerables contribuyen a que la rentabilidad de los
fondos propios sea superior a lo que sería si la organización no se
endeudara. Cuando esta proporción es menor a 1 se evidencia lo
contrario, mientras que cuando es igual a 1, el uso de fondos ajenos es
indiferente desde el punto de vista económico.
Causa - Efecto
A B C ‘N’
OPORTUNIDAD DE GESTIÓN TIEMPO
Como los indicadores que se utilizan para medir las operaciones son múltiples,
variados y de propósitos muy distintos, resulta muy conveniente contar con una
herramienta que permita anticipar sobre qué áreas tendrán efectos (positivos o
adversos) los desvíos que se produzcan en un determinado indicador. Esta
herramienta se conoce como “mapa de indicadores”.
Los tipos de correlación que se pueden identificar entre los indicadores, son los
siguientes:
• Correlación positiva: más de uno es más del otro, y menos de uno es
menos del otro.
• Correlación negativa: más de uno es menos del otro, y viceversa.
• Correlación nula: el cambio de uno no tiene vínculo con las actividades
que mide el otro indicador.
GRADO DE
RECONOCIMIENTO % DE VENTAS
POR SEGMENTO
NIVEL DE SERVICIO
COBERTURA DE LA RED
ALCANZADO
POSICIÓN DESARROLLADA
ANTE EL REGULADOR
NUEVOS PRODUCTOS EN
EL PROCESO DE DESARROLLO
REPRESENTA UNA RELACIÓN CON CORRELACIÓN POSITIVA, O SEA, CUANDO UNA CRECE LA OTRA TAMBIÉN
REPRESENTA UNA RELACIÓN CON CORRELACIÓN NEGATIVA, O SEA, CUANDO UNA CRECE LA OTRA DISMINUYE
Los inductores son una clase especial de indicadores cuyo propósito es influir
sobre la manera en que se conducen las personas haciendo deseable para ellas
una determinada manera de hacer, y desincentivando otras. En otras palabras, es
un indicador cuyo status está conectado con el sistema de premios y castigos. La
eficacia de este método de gestión de la influencia sobre la conducta de otros se
sustenta en tres factores que apalancan estas influencia. Esta tríada, por su
eficacia, merece un tratamiento particular. La describiremos con una regla
mnemotécnica, llamándolas “Las 3 CO de la influencia”.
Convicción
Influencia
Coerción Conveniencia
La Convicción:
Según la Real Academia Española la palabra proviene del latín “convictĭo” y tiene
dos acepciones. La primera de ellas se refiere a un estado de convencimiento y la
segunda se refiere a una idea religiosa, ética o política a la que se está
fuertemente adherido.
En ambos casos su significado está profundamente ligado con una adhesión tan
fuerte de la voluntad a una idea o valor, que la persona se siente compelida a
actuar en coherencia con esa idea o valor que estima como deseable.
Decididamente la “Convicción” es un factor de apalancamiento de la influencia
verdaderamente poderoso puesto que la persona se autoregula, no requiere de
estímulos externos para actuar, se autoimpone límites, y como los valores que
definen a las personas no tienden a cambiar con frecuencia, constituyen una
fuente de previsibilidad que hace confiable su accionar.
Aunque también se deberá considerar que la mayoría de las personas no son
siempre consistentes en su acción. Como es de suponer, el que las personas
tengan valores no significa que éstos sean coincidentes con aquellos que la
organización estima como deseables. Por otra parte, el declive de la formación en
valores de nuestros tiempos podría considerarse, también, un elemento que le
resta eficacia, peso o confiabilidad a este factor de apalancamiento de la
influencia.
Concluyendo sobre este punto, podemos decir que éste es un factor confiable y
eficaz toda vez que se cuente con personas cuyos valores sean consistentes con
sus actos.
La Conveniencia:
La Coerción:
Como conclusión de este apartado podemos afirmar que el uso de estos factores
de generación de influencia deberá encontrarse en un equilibrio dinámico entre
sí para su utilización eficaz.
Ya se ha dicho que son las personas que ejecutan los planes las que generan los
resultados, a través de sus acciones. La medición de estos resultados se realiza a
través de indicadores. Como el propósito de todo sistema de gestión es permitir
direccionar la influencia para modificar los resultados en la dirección que se
pretende, es que cuando se trata de influir sobre las conductas de las personas
(que son las que se generan los resultados), es frecuente que se apele al uso de
incentivos y desincentivos. Los primeros habitualmente se conocen como
premios, y los segundos, como castigos.
Los premios más habituales consisten en bonus anuales por la consecución de
objetivos de gestión, la recomendación para una promoción, la participación en
programas especiales de proyección internacional, viajes a cargo de la compañía,
presentes significativos, entre otras alternativas.
Los castigos deben ser entendidos dentro del estricto marco legal en el que se
desenvuelve la organización. En este sentido, los más comunes son la eliminación
de privilegios, una baja calificación en la evaluación anual de desempeño, la no
recomendación para una promoción, el cambio de un destino o sector laboral y,
en el caso más extremo, la desvinculación.
La aplicación de estos premios y castigos no debe ser arbitraria, y hay que evitar
que sea subjetiva. La manera de lograrlo es establecer metas para cada indicador
que resulte relevante a este propósito, de modo tal que quede claro a partir de
qué status del indicador amerita el premio, en qué otro corresponde el castigo, y
cuál es el área de actividades donde no se define ni uno ni otro, ya que la gestión
medida genera resultados que se corresponden razonablemente con las
expectativas por las cuales se abonan los sueldos ya establecidos.
Por último, y para poder actuar preventivamente, también deben definirse el o
los puntos donde, a pesar de que el valor actual del indicador se encuentra
dentro de los parámetros admitidos, se posiciona peligrosamente cerca del límite
que lo hará quedar fuera de ellos.
En el contexto de la gestión de las organizaciones es habitual el uso de semáforos
para comunicar el status de los indicadores que resultan claves y, de esta
manera, posibilitar la toma de decisiones de manera concomitante con la gestión,
para corregir el rumbo de las actividades monitoreadas.
Siguiendo la analogía de los semáforos que regulan el tránsito, los semáforos de
la gestión también tenían tres estados: rojo, amarillo y verde. Rojo para cuando
la situación del indicador estaba fuera de los parámetros admitidos, amarillo
para cuando aún estando dentro de los parámetros admitidos, la situación
medida se encontraba peligrosamente cerca del rojo, y verde para cuando la
situación del indicador se situaba a partir de lo que se consideraba adecuado con
lo previsto.
Gráficamente:
Semaforización Tradicional
Ejemplo: Monto semanal de ventas de la sucursal “XX” - en Pesos($) –
Indicador de tope inferior
$85.000.- $100.000.-
Plano Estratégico
Alta dirección (FIJACIÓN DE OBJETIVOS)
2) DEFINIR PERSPECTIVAS:
Para cada objetivo general detectado en la etapa anterior, se identificará
en cada uno de los puntos de vista relevantes –perspectivas financieras,
del cliente, de los procesos y de la capacitación y del aprendizaje- los
objetivos intermedios sobre los que deberán alinearse las acciones de las
personas. El output de esta etapa será un conjunto acotado de objetivos a
lograr para cada perspectiva.
5) DISEÑAR INDICADORES:
Para cada objeto de control, se diseñará la métrica que mejor describa la
realidad a mensurar teniendo en cuenta la precisión, la disponibilidad del
circuito administrativo que provee el dato y la relación costo – utilidad de
la métrica propuesta. La precisa definición de la taxonomía del indicador
será crítica y determinante en relación a la utilidad integral del modelo
propuesto, toda vez que el sistema de gestión se alimentará de la
información contenida en este diccionario de indicadores, que en su
estructura respeta los principios del datawarehouse.
6) DISEÑAR VISTAS:
Desde el inicio hasta esta etapa, la complejidad del enfoque ha sido
creciente. Ha sido un camino de uno a muchos. Para evitar un crecimiento
exponencial de la complejidad a administrar, en cada etapa se ha actuado
con un criterio paretiano, procurando seleccionar los mínimos relevantes.
En esta etapa se definirá el contenido de los indicadores para cada perfil
de consulta que interactuará con el BSC. Se tendrá en cuenta las
preferencias en cada perfil de usuario relacionadas con el nivel de detalle
– o de resumen- con que la información será presentada, se definirán los
niveles de seguridad en los accesos y se validarán con los usuarios finales.
7) IMPLEMENTAR:
Esta etapa no escapa a las generalidades de cualquier otra
implementación: se establecerá una prueba piloto del modelo, se
efectuarán los ajustes menores que surjan como resultado de esa prueba
piloto, se identificarán las audiencias a capacitar y se desplegará la
capacitación. Finalmente, se realizará la puesta en producción del modelo.
+1) MANTENIMIENTO:
Como se ha expresado, ésta es una herramienta viva cuya utilidad deviene
de una correcta adecuación del mapa al territorio – del modelo de gestión
a la realidad organizacional-. Y como la realidad es dinámica por
naturaleza, es preciso incorporar metodológicamente la revisión de los
supuestos como parte del modelo, configurando de esta manera las bases
de una retroalimentación positiva de las prácticas de gestión.
En los últimos años, ya son varias las compañías que se han servido de esta
metodología para implementar el concepto de Balanced Scorecard aquí en la
región. La comprensión de que ésta es una herramienta viva, que debe adaptarse
a las transformaciones de la vida real de las organizaciones y su entorno, ha
hecho que cada vez que se recorre el ciclo de la metodología se perfeccione la
herramienta, fomentando un círculo virtuoso que refuerza los factores
generadores de influencia que modifican las conductas de las personas,
proveyendo al mismo tiempo información de gestión oportuna para la toma de
decisiones no programadas.
Finalmente, las Interfaces son el medio (herramienta / software) por el cual se
muestran los resultados que arroja el despliegue de la metodología elegida. Es la
metodología la que nos orienta en el camino de la identificación de las áreas a
monitorear y la consiguiente construcción de los indicadores que medirán su
desempeño. La función de la Interface es facilitar la interacción entre las
personas y el resultado del diseño. Ejemplos de Interfaces son: planillas Excel,
sistemas de Business Intelligence como Microstrategy, Cognos, QlickView,
Hyperion, entre otros. En un extremo, la Interface también podría ser una
presentación de PowerPoint, claro que esta última opción implicaría mucho
trabajo recurrente por fuera de la Interface. En la web existen muchas opciones
gratuitas de Interfaces de las que uno se puede servir para desplegar su diseño.
A modo de conclusión: