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Universidad Anáhuac México Norte

Facultad de Derecho

Licenciatura en Derecho

Argumentación Jurídica

Licenciado Javier Espinoza de los Monteros Sánchez

Ricardo Alejandro Monterrubio Sánchez, 00362920

Argumentación Jurídica y Estado Constitucional

Huixquilucan, Estado de México, 31 de octubre de 2023


Argumentación Jurídica y Estado Constitucional

El vínculo entre el Estado Constitucional y la argumentación jurídica es


innegable. Resulta fundamental adentrarse en el estudio, entendimiento, análisis y
comprensión de los diversos temas -porque se trata de un tópico integral e
interdisciplinario- que abarcan la argumentación jurídica y las ramas que se
involucran en el Estado Constitucional contemporáneo que rige las sociedades
modernas en el mundo. En un contexto en el que el Estado adopta una estructura
constitucional, se establece un marco fundamental que no solo regula la distribución
del poder entre las diferentes instituciones gubernamentales, sino que también
garantiza los derechos fundamentales de los ciudadanos, mismos que cada día son
mucho más conscientes de dichos valores perenees y los defiendan con
proactividad, ante los embates del autoritario y el poderoso. La Constitución Política,
en este caso de los Estados Unidos Mexicanos, no solamente funge como elemento
guía o rector de ética social, sino que además funciona como regimiento al cual se
basan los ciudadanos para su conducción personal, social y moral. La Constitución
es el máximo órgano normativo, mismo del que se desprenden los demás
contenidos legales y jurídicos. Prudente señalar que se encuentra al mismo nivel
que los Tratados Internacionales que contienen elementos de Derechos Humanos.

El Estado constitucional se diferencia significativamente del Estado legislativo,


donde las leyes son la autoridad suprema y la voluntad del legislador prevalece. En
contraste, en un Estado constitucional, las exigencias y restricciones impuestas por
la Constitución son más fuertes y contundentes, lo que genera una necesidad
sustancial de utilizar la argumentación jurídica como herramienta esencial para
justificar las acciones de los órganos gubernamentales, es decir, lo que hoy en día
conocemos como fundamentación y motivación.

En el núcleo del Estado constitucional yace el principio de someter por


completo el poder al imperio del Derecho. De acuerdo con la lectura, la norma debe
regir en todo momento a las sociedades y su comportamiento mutuo, en este
sentido, es necesario que las personas entiendan que la norma y el Derecho son la
base del Estado Constitucional. Este principio conlleva un aumento tanto en la
cantidad como en la calidad de las justificaciones proporcionadas para las
decisiones tomadas por los órganos gubernamentales. Sin embargo, en medio de
esta evolución, el positivismo jurídico sigue siendo relevante. Este enfoque jurídico
mantiene una separación firme entre el Derecho y la moral y se basa en fuentes
sociales para la creación y aplicación del Derecho.

A pesar de las diversas diferencias teóricas en el Derecho, como la que existe


entre reglas y principios, la justificación de las decisiones judiciales a menudo
enfrenta obstáculos argumentativos, meramente someros y sin sustento. Para
abordar esta dificultad, se recurre a múltiples niveles de justificación, específicos,
especiales y detallados, es decir, tejer fino. Uno de estos niveles se centra en las
reglas, que se utilizan para resolver casos y que no pueden considerarse meras
operaciones mecánicas. Sin embargo, este nivel a veces resulta insuficiente,
especialmente en situaciones en las que el sistema jurídico no proporciona reglas
específicas o contiene reglas contradictorias.

Para superar estos desafíos, se han desarrollado criterios que ayudan a


controlar la justificación en las decisiones jurídicas. Estos criterios se aplican en
diferentes ámbitos, como la discrecionalidad ejercida por los órganos
administrativos y las diversas interpretaciones realizadas por el poder judicial. Esta
evolución representa un cambio fundamental en la dinámica del Estado
contemporáneo, donde la toma de decisiones ya no se considera suficiente en sí
misma. En cambio, se espera que los órganos gubernamentales emitan decisiones
que estén debidamente motivadas y fundamentadas.

Todo lo anterior ilustra una crisis argumentativa que prevalece en la sociedad


moderna, en gran parte impulsada por la globalización. La expansión de la
globalización ha llevado a que las esferas de influencia y poder escapen a menudo
al control directo de las normas nacionales. Un ejemplo claro de esto se encuentra
en el ámbito empresarial, donde las corporaciones ejercen una influencia
significativa en diversos grupos privados, aprovechando el principio de autonomía.

En este contexto, es imperativo encontrar una coherencia entre el Derecho


estatal y el Derecho Internacional. Esta convergencia busca establecer principios y
normas que sean universales y legalmente vinculantes. Tal enfoque permitiría la
construcción de un paradigma jurídico más sólido en el ámbito estatal y fomentaría
un potencial civilizador del Derecho que sea relevante para todos los actores del
poder, ya sean nacionales o supranacionales.

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