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Profesor Titular de Derecho constitucional. Universidad de Granada.
una confusión con el tipo de fenómeno que es la Constitución y con las esferas en que
incide y regula, desconociéndose cual es su actuación.
Todo lo contrario, la idea central en este análisis acerca de las funciones de la Constitución es
aportar el instrumental que permita, definidos los objetivos para los que se aprueba esta
disposición normativa, reafirmar su lugar y acción posible respecto a los Ordenamientos
jurídico y político y a la sociedad, en cuanto a lo que se espera que ella jurídicamente exprese y
haga en pos de su realización; hasta dónde llega o puede llegar su poder en una sociedad
determinada, qué influencias ejerce, qué impide o postula.
la función de guía(7) respecto a las demás ramas del Derecho, aportando los criterios para la
creación y los hermenéuticos orientadores para la interpretación del Ordenamiento jurídico en
su conjunto. Se desarrolla así como parámetro que determina el contenido de las leyes
ordinarias y, por lo tanto, una vía para el control del legislador y de la administración por los
órganos especialmente reconocidos para ello y por los jueces durante el proceso de aplicación
de las leyes en cuanto detectan las antinomias existencias o los vacíos legales, y aquí las
Constituciones, en cuanto a sus valores y principios, aportan las pautas para la solución de los
casos que conocen, tanto por vía de aplicación directa del texto fundamental como mediante
los recursos y cuestiones de constitucionalidad.
una Constitución no tiene que ser valorada sólo desde el ámbito normativo, sino también ha
de tenerse conciencia que ella expresa el resultado de cosas hasta el momento en que se dicta,
que se impone y quiere conservar, junto a su asunción como norma viva, aplicable
directamente, que contiene mandatos y el programa jurídico y político que marca las pautas
de acción, y que son a la vez, punto de partida para el desarrollo. Ella prescribe un
determinado deber ser sociopolítico, y por ello debe actuar también como límite formal e
instrumento de control y garantía de certeza y seguridad jurídica y social en general, de unidad
y coherencia del sistema normativo, y de legitimidad y consenso sociales.
La Constitución al ser también expresión normativa, formula el deber ser y consagra los
valores, ideales, principios e intereses de los grupos, sectores o clases políticamente
dominantes, los que harán valer sobre toda la sociedad, fundamentando el accionar de los
diferentes sujetos sociales a través de su expresión constitucional y de la normativa ordinaria.
Y para hacerlos valer, al lado del reconocimiento de ciertos principios, valores, o actuaciones,
es necesario el establecimiento de los medios que propician su realización social; por ello, es
imprescindible además, el enfoque del fenómeno deontológicamente pero en una doble
dirección: una de ellas, a partir de la normativa existente, cómo deben realizarse los
postulados, qué contiene, cuál es la mejor manera de instrumentar sus contenidos normativos;
analizar la acción que jurídica o formal ha de tener; y la segunda, qué contenidos y cómo
debieran regularse a fin de que se logre la realización de los valores supremos de cada país en
correspondencia con las diferentes esferas en que ella está llamada a actual.
Hans Kelsen, Sostiene que debido al carácter dinámico del derecho, una norma vale en
tanto y en la medida en que ha sido producida en la forma determinada por otra norma
de categoría superior, que configura el fundamento inmediato de validez de la primera.
Este proceso representa una relación de supra a subordinación.
La constitución, es la norma fundadora básica, hipotética en ese sentido, fundamento de
validez suprema, que establece la unidad de esta relación de producción u coordinación
entre las normas jurídicas de un Estado.
LA FUNCIÓN DE LA CONSTITUCIÓN
Pero las normas generales fijadas por el legislador determinan siempre no solo el
procedimiento de los órganos que han de aplicar estas normas, sino también el contenido de
las mismas, de manera que un orden legal positivo, por lo menos visto desde las leyes, no es
un mero nexo de creación. Sin embargo es posible imaginar un orden legal que posea este
carácter: el orden legal del estado ideal de Platón autorizaba a los jueces a decidir casos
individuales según su saber y entender, sin estar atados a normas generales predeterminadas.
Sea como fuere, un orden legal positivo no expresa un sistema de normas del mismo rango
sino normas supraordinadas o subordinadas, es decir, una jerarquía estratificada, donde el
estrato superior es ocupado por la constitución cuya validez está fundamentada por la norma
básica presupuesta, y el inferior por las normas individuales que establecen un
comportamiento determinado concreto como debido (gesollt). En esta estructura la validez de
la norma superior que regula la creación de la norma inferior siempre fundamenta la validez
de esta última.
En esta estructura la validez de la norma superior que regula la creación de la norma inferior
siempre fundamenta la validez de esta última.