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Miguel Azpitarte Sánchez1, en su obra denominada “LA FUNCIÓN DE LA

CONSTITUCIÓN EN EL CONTEXTO CONTEMPORÁNEO”


Desde hace algunos años, principalmente por la influencia del derecho europeo, viene
aventurándose una respuesta en la que se destaca la función de la Constitución como norma
sobre la aplicación del derecho. Este punto de vista acepta que la Constitución estatal ya no
puede ser la norma suprema llamada a determinar la unidad del ordenamiento con la fijación
de los productores de derecho, de los contenidos materiales intangibles y de los órganos
competentes para realizar la aplicación última del derecho. Un buen ejemplo de esta
perspectiva lo ofrece la jurisprudencia del Tribunal Constitucional español. En la Declaración
1/2004 invita a que trabajemos con la distinción entre primacía y supremacía, de modo que la
primera se desenvolvería en el ámbito de la aplicación y la segunda principalmente en el de la
producción (FJ 4). Tal distinción hace así posible que la supremacía de la Constitución conviva
con regímenes de aplicación que dan preferencia a las normas de otro ordenamiento

Tras la Segunda Guerra Mundial, se cifró la función de la Constitución en su


competencia para reconducir el pluralismo a la unidad política. Tal función dependía
esencialmente de la normatividad de la Constitución. Hoy, la Constitución carece de
contenidos suficientes para regular y ordenar los fenómenos políticos y sociales más
relevantes. Esta pérdida de normatividad pone en cuestión la capacidad de la
Constitución para forjar la unidad de una comunidad política. O, al menos, hace
evidente que la Constitución es uno más de los elementos materialmente
constitucionales que se proyectan sobre la organización del Estado y la sociedad. Es el
momento de explorar la funcionalidad actual de la Constitución. Quizá su capacidad
para determinar la norma aplicable en una paleta cada vez más amplia o su función
simbólica sean las sendas que todavía ofrecen una oportunidad a la Constitución.

Martha Prieto Valdés

La determinación de las funciones de la Constitución


no es sólo un problema doctrinal,
afecta directamente la realización de sus postulados normativos

Si la acción social de un fenómeno está directamente condicionada por su propia


esencia, el análisis de la Constitución en su integridad, en tanto fenómeno complejo o
múltiple, nos lleva a admitir que, además de prescribir el deber ser jurídico-político,
actúa además en lo ideológico-cultural, social y económico, lo que la hacer ser peculiar
respecto a las disposiciones normativas infraconstitucionales y marca además la
singularidad de sus funciones respecto a los Ordenamientos jurídico-político y la
sociedad civil en general.

En la doctrina y entre nosotros se ha afirmado que la Constitución tiene funciones


políticas, ideológicas, jurídicas y hasta económicas, pero a mi juicio se ha producido

1
Profesor Titular de Derecho constitucional. Universidad de Granada.
una confusión con el tipo de fenómeno que es la Constitución y con las esferas en que
incide y regula, desconociéndose cual es su actuación.

Todo lo contrario, la idea central en este análisis acerca de las funciones de la Constitución es
aportar el instrumental que permita, definidos los objetivos para los que se aprueba esta
disposición normativa, reafirmar su lugar y acción posible respecto a los Ordenamientos
jurídico y político y a la sociedad, en cuanto a lo que se espera que ella jurídicamente exprese y
haga en pos de su realización; hasta dónde llega o puede llegar su poder en una sociedad
determinada, qué influencias ejerce, qué impide o postula.

la función de guía(7) respecto a las demás ramas del Derecho, aportando los criterios para la
creación y los hermenéuticos orientadores para la interpretación del Ordenamiento jurídico en
su conjunto. Se desarrolla así como parámetro que determina el contenido de las leyes
ordinarias y, por lo tanto, una vía para el control del legislador y de la administración por los
órganos especialmente reconocidos para ello y por los jueces durante el proceso de aplicación
de las leyes en cuanto detectan las antinomias existencias o los vacíos legales, y aquí las
Constituciones, en cuanto a sus valores y principios, aportan las pautas para la solución de los
casos que conocen, tanto por vía de aplicación directa del texto fundamental como mediante
los recursos y cuestiones de constitucionalidad.

una Constitución no tiene que ser valorada sólo desde el ámbito normativo, sino también ha
de tenerse conciencia que ella expresa el resultado de cosas hasta el momento en que se dicta,
que se impone y quiere conservar, junto a su asunción como norma viva, aplicable
directamente, que contiene mandatos y el programa jurídico y político que marca las pautas
de acción, y que son a la vez, punto de partida para el desarrollo. Ella prescribe un
determinado deber ser sociopolítico, y por ello debe actuar también como límite formal e
instrumento de control y garantía de certeza y seguridad jurídica y social en general, de unidad
y coherencia del sistema normativo, y de legitimidad y consenso sociales.

La Constitución al ser también expresión normativa, formula el deber ser y consagra los
valores, ideales, principios e intereses de los grupos, sectores o clases políticamente
dominantes, los que harán valer sobre toda la sociedad, fundamentando el accionar de los
diferentes sujetos sociales a través de su expresión constitucional y de la normativa ordinaria.
Y para hacerlos valer, al lado del reconocimiento de ciertos principios, valores, o actuaciones,
es necesario el establecimiento de los medios que propician su realización social; por ello, es
imprescindible además, el enfoque del fenómeno deontológicamente pero en una doble
dirección: una de ellas, a partir de la normativa existente, cómo deben realizarse los
postulados, qué contiene, cuál es la mejor manera de instrumentar sus contenidos normativos;
analizar la acción que jurídica o formal ha de tener; y la segunda, qué contenidos y cómo
debieran regularse a fin de que se logre la realización de los valores supremos de cada país en
correspondencia con las diferentes esferas en que ella está llamada a actual.

La definición de sus funciones no ha de limitarse a las esferas posibles de influencia


jurídica, sino respecto a las acciones sociales que puede y debe desarrollar a fin de
conservar su supremacía en el ordenamiento político-jurídico de la sociedad, como
norma viva, práctica, de aplicación directa.
La normatividad e imperatividad de las Constituciones no es un resultado lógico formal,
sino una consecuencia de las acciones e influencias que de ella se reclaman, para lo cual
se prevé la acción de ciertos mecanismos y controles a fin de lograr la aspiración
suprema, la eficacia de los valores esenciales contenidos en el texto.

Lucio Pérez Pamela

El concepto de Constitución como lo conocemos hoy se ha ido desarrollando y ha ido


cambiando junto con el tiempo y los distintos fenómenos sociales y jurídicos de los cuales
nuestro país ha sido testigo.

El jurista francés, André Houriou sostiene: el concepto “Constitución” puede entenderse


como el conjunto de reglas más importantes que rigen la organización y el
funcionamiento del Estado. Podemos afirmar que todos los países tienen, en sentido
material, una constitución, una manera de estar constituidos, pero únicamente aquellos
que cuentan con una constitución escrita, la detentan también desde el punto de vista
formal.

El termino constitución en sentido material, se aplica a la organización político-estatal


propiamente dicha, es decir, en un sentido en el que se debe vislumbrar el objeto o la
materia de las reglas constitucionales, y no su forma.

En sentido formal, la palabra constitución, se aplica al documento que contienen las


normas relativas a la estructura fundamental del Estado, como organización política
regulada en un documento de promulgación solemne, mediante un procedimiento
especial y superior, siendo considerada ley fundamental o norma de normas.

Hans Kelsen, Sostiene que debido al carácter dinámico del derecho, una norma vale en
tanto y en la medida en que ha sido producida en la forma determinada por otra norma
de categoría superior, que configura el fundamento inmediato de validez de la primera.
Este proceso representa una relación de supra a subordinación.
La constitución, es la norma fundadora básica, hipotética en ese sentido, fundamento de
validez suprema, que establece la unidad de esta relación de producción u coordinación
entre las normas jurídicas de un Estado.

LA FUNCIÓN DE LA CONSTITUCIÓN

Por Hans Kelsen

Pero las normas generales fijadas por el legislador determinan siempre no solo el
procedimiento de los órganos que han de aplicar estas normas, sino también el contenido de
las mismas, de manera que un orden legal positivo, por lo menos visto desde las leyes, no es
un mero nexo de creación. Sin embargo es posible imaginar un orden legal que posea este
carácter: el orden legal del estado ideal de Platón autorizaba a los jueces a decidir casos
individuales según su saber y entender, sin estar atados a normas generales predeterminadas.

Sea como fuere, un orden legal positivo no expresa un sistema de normas del mismo rango
sino normas supraordinadas o subordinadas, es decir, una jerarquía estratificada, donde el
estrato superior es ocupado por la constitución cuya validez está fundamentada por la norma
básica presupuesta, y el inferior por las normas individuales que establecen un
comportamiento determinado concreto como debido (gesollt). En esta estructura la validez de
la norma superior que regula la creación de la norma inferior siempre fundamenta la validez
de esta última.

La función de esta norma básica es la de fundamentar la validez objetiva de un orden legal


positivo -esto es: fundamentar la validez objetiva de las normas establecidas por actos de
voluntad humana contenidos en el orden coercitivo, efectivo en general, lo cual significa el
sentido subjetivo de dichos actos como un sentido objetivo.

En esta estructura la validez de la norma superior que regula la creación de la norma inferior
siempre fundamenta la validez de esta última.

La función de la constitución es fundamentar la validez.

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