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LIT. Tema 2. Generación del 98.

TEMA 2. GENERACIÓN DEL 98. CARACTERÍSTICAS. PRINCIPALES AUTORES Y OBRAS.


2.1. LA GENERACIÓN DEL 98: DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS.
2.2. LA PROSA (NARRATIVA Y ENSAYÍSTICA): PÍO BAROJA, AZORÍN y MIGUEL DE UNAMUNO.

2.1. LA GENERACIÓN DEL 98: DEFINICIÓN


Y CARACTERISTICAS
El siglo XIX termina con una grave crisis: España pierde Cuba, Puerto Rico y Filipinas, sus últimas
colonias, ante EEUU. Este acontecimiento, conocido como “el desastre del 98”, provocó una ola de indignación
y protesta que se manifestó en la literatura a través de un grupo de escritores que se autodesignaron
inicialmente como “generación del desastre”. Más tarde Azorín cambió la alusión al desastre, poco publicitaria,
por el término “generación del 98”, menos cargado negativamente.

Los principales componentes de esta generación adoptaron una actitud crítica ante la situación
política y social del momento. Son precisamente algunos de estos autores los que marcan un cambio en la
narrativa, a partir de 1902: inician un camino innovador, alejándose del Realismo y buscando la expresión de
la realidad personal e interior, bajo la influencia de la filosofía pesimista de Schopenhauer. Expresan sus
sentimientos de dolor y de amor por España de forma más literaria y subjetiva.

La nómina de los autores del 98 está formada por un primer grupo, Azorín, Ramiro de Maetzu y Pío
Baroja que firman el llamado “Manifiesto de los tres”, a los que se le unen Miguel de Unamuno y otros con
inquietudes modernistas en sus inicios como Valle-Inclán y Antonio Machado.

2.1.1. CARACTERÍSTICAS DE LA GENERACIÓN DEL 98


El rasgo común a todos, igual que en el Modernismo, sería, como dice Azorín “la lucha por algo que no
es material y bajo”, es decir, un anhelo idealista.
• Espíritu de protesta contra lo establecido. Procedentes de clases medias ilustradas, los autores del 98
en su juventud fueron rebeldes y revolucionarios (el socialismo marxista de Unamuno y Maeztu, el
anarquismo de Baroja, el carlismo y el rechazo a lo burgués de Valle-Inclán). No obstante, con su
madurez, abandonaron esta actitud revolucionaria por otra más escéptica y desengañada influenciados
por los irracionalistas europeos.
• Propósito de renovación artística que desea abandonar el Realismo y la objetividad en la literatura,
primando la intuición y la subjetividad.
• Sobriedad estilística y la huida, por tanto, del esteticismo modernista. Se diferencian de los
modernistas en la preferencia por la narrativa y el ensayo frente a la lírica y, sobre todo por su sencillez
estilística, muy alejada del esteticismo modernista.
• Subjetivismo y renovación de la novela. De las composiciones noventayochistas se desprende un
sentir personal cargado de un profundo lirismo. Este subjetivismo se hace especialmente visible en la
novela, que sustituye el realismo anterior por el lirismo e impresionismo (La voluntad de Azorín,
Camino de perfección de Baroja, Amor y pedagogía de Unamuno). El citado subjetivismo se manifiesta
en:
- Mayor preocupación por el mundo interior de los personajes que por la realidad exterior, pero
sin dejar de lado la situación de España. Por consiguiente, el paisaje deja de ser un mero marco
y adquiere carácter simbólico.

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- La trama, tan trabajada en el Realismo, es sustituida por escenas sueltas, impresionistas en las
que importa más la emoción o la divagación intelectual del personaje que la acción.
- Abundan las “novelas de aprendizaje” de carácter autobiográfico.
- El narrador suele ser interno y frecuentemente, alter ego del autor. Si es externo y omnisciente,
narra desde la perspectiva del protagonista, que también suele ser un trasunto del propio
autor.
- Abundan los diálogos en estilo directo, exaltado y teatral, muy al estilo romántico o bien, largos
soliloquios y diálogos filosóficos.
Con todos estos elementos nos encontramos con una novela abierta donde lo narrativo convive
con lo lírico o lo teatral, lo épico junto a lo filosófico, lo documental o crítico contra lo intimista…
• Predominio del contenido sobre la expresión. Hay en los noventayochistas una clara voluntad de
centrarse en las “ideas, en el fondo”. Afirmaba Azorín que “una obra será tanto mejor cuando con
menos y más elegantes palabras haga brotar más ideas”.
• Renovación lingüística. Todos los integrantes del 98 ampliaron su caudal léxico con palabras
tradicionales de los pueblos (heñir: amasar con los puños, lucharniego: perro entrenado para cazar de
noche), pero también con términos de fuentes clásicas.
• Preocupación religiosa y existencial. Las preocupaciones existenciales y los conflictos religiosos (el
paso del tiempo, la muerte, el sentido de la existencia humana, la presencia de Dios, la libertad, el
amor…) son los temas habituales de las novelas y ensayos del 98.
• Reflexiones filosóficas. Se intensifica el entronque con las corrientes irracionalistas europeas de
finales del XIX, principio del XX, motivado por la crisis del positivismo y del racionalismo y que dieron
lugar a ciertas corrientes de pensamiento que tienen relación directa con la creación literaria.
Schopenhauer, con su idea de que el mundo se mueve impulsado por fuerzas ciegas e irracionales;
Nietzsche y su exaltación de los impulsos vitales sobre la razón; Kierkegaard y su vitalismo angustiado
están presentes, por ejemplo, en las creaciones más filosóficas de Unamuno.
• Europeísmo y gusto por lo castizo. Si en una primera propuesta hubo la intención de europeizar
España, el descubrimiento del alma española los lleva a proclamar la idea de “España está por
descubrir, y solo la descubrirán los españoles europeizados”. Los noventayochistas amaban una España
distinta de la que contemplaban. Ven la autenticidad de España en la Castilla medieval, libre y
poderosa.

2.1.2. TEMAS
• El tema de España. Ante el estado de apatía e indiferencia en el que ha caído el país, se preocupan por
encontrar la verdadera esencia o alma de España y el sentido de la vida. Esta alma de España, que fue
llamada “intrahistoria” se manifestaba a través de tres vías:
o La literatura. Cada época literaria ha tenido sus modelos; los autores de la Generación del 98
sienten especial debilidad por el romancero, Gonzalo de Berceo, Jorge Manrique, Cervantes y
Quevedo. Admiran a Larra y a los ilustrados porque ya habían sufrido y analizado estos
problemas.
o La historia. En ésta es donde buscan la esencia de España, los valores de la patria y la raíz de
los problemas presentes. Pero la intrahistoria se identifica con los españoles que nunca fueron
protagonistas de la historia, que trabajan cada día, que tienen vidas humildes, tradicionales y
manifiestan pereza intelectual.

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o El paisaje. Ven en el austero paisaje castellano el reflejo del alma y la esencia que buscan.
Recorren la meseta de Castilla describiendo minuciosamente la pobreza de sus pueblos, la
sencillez de sus gentes y lo extremado de su clima. Esperan captar, a través de este paisaje, el
alma de España. El paisaje castellano se convierte en el símbolo del alma española. Su
descripción es poética y expresa las emociones del autor.
• El tema existencial. La crisis de fin de siglo crea un hastío vital que se expresa en el escepticismo, el
pesimismo, la insatisfacción, la desconfianza de los gobernantes, la abulia y la melancolía. Por ello son
habituales estos temas: la vida humana y su sentido, la soledad, la tristeza, el amor y la ausencia de
amor… Esta exacerbación sentimental conecta con las ideas irracionalistas y existencialistas. El dolor
es un tema que ejerce un atractivo irresistible en estos escritores (La voluntad de Azorín).
• El tema religioso. Muy vinculado con el anterior, aparecerán temas del alma y la inmortalidad, la fe, la
razón.
• El tema social. La pérdida de las colonias tuvo más consecuencias psicológicas que económicas. Esta
sensación de fracaso aunó a los escritores e intelectuales a emprender un proceso de
regeneracionismo, es decir, de saneamiento político y espiritual de un país sacudido por la miseria y la
apatía. Los máximos exponentes del regeneracionismo son:
o Ángel Ganivet: autor del ensayo Idearium español, donde condena la ausencia de ideas
unificadoras de los españoles.
o Maeztu con su ensayo Hacia otra España.
o Miguel de Unamuno con obras como En torno al casticismo y Vida de don Quijote y Sancho en
las que reclama el retorno a lo español y plantea como paradigma de todos los españoles al
mismo don Quijote, personaje que rehúye de la razón y se guía únicamente por su voluntad.

2.1.3. ESTILO
Huyen de la retórica y de la grandilocuencia e intentan exponer sus ideas con la máxima claridad con un
lenguaje sencillo y vocabulario apropiado con el fin de reflejar de la forma más justa posible lo que se quiere
expresar. De ahí que abunden palabras cultas junto a las más populares; extranjerismos junto a arcaísmos.

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2.2. LA PRÓSA (NARRATIVA Y


ENSAYISTICA): PIÓ BARÓJA, AZÓRIN y
MIGUEL DE UNAMUNÓ
Los autores del 98 son, sobre todo, grandes novelistas- Baroja, Azorín, Unamuno- pero no debemos
olvidar otras facetas de su producción literaria como el ensayo – Unamuno, Azorín, Machado.

Sus relatos presentan una visión subjetiva sobre la realidad cotidiana, y están centrados en un personaje que
focaliza la acción, huyen de la intención moralizante y utilizan un estilo sobrio sin apenas recursos retóricos.

2.2.1. PÍO BAROJA

Es, según algunos críticos, el mejor narrador de su generación. De espíritu escéptico y pesimista, refleja
en sus obras las conductas hipócritas de la sociedad, su falsa moralidad; muestra comprensión hacia lo marginal
y los más desfavorecidos. Su prosa es sencilla, de párrafos cortos, léxico claro y con presencia de coloquialismos,
descripciones rápidas pero expresivas de los personajes.

▪ Etapas
Escribió más de sesenta novelas que agrupó en trilogías (grupo de tres novelas que gira en torno al mismo
tema). Destacan: La tierra vasca, La lucha por la vida, La raza y La vida fantástica.). Podemos distinguir tres
etapas en su producción literaria:

1) PRIMERA ETAPA: Es la etapa de mayor creatividad y vitalismo. Pertenecen a ella obras como
Camino de perfección; la trilogía La lucha por la vida (que incluye La busca); El árbol de la ciencia;
Zalacaín el aventurero o Las inquietudes de Shanti Andía… Son las novelas en las que se refleja mejor
la personalidad de Baroja, y las que expresan más claramente el espíritu del Grupo del 98 y la crisis
de fin de siglo. Presentan una serie de personajes que intentan buscar sentido a su existencia; algunos
son seres en conflicto consigo mismos y con el medio, que acaban sucumbiendo; otros son hombres
de acción que sueñan con la libertad.

2) SEGUNDA ETAPA: En esta época decae la capacidad creadora de Baroja que repite los moldes
narrativos anteriores e incluye en sus narraciones abundantes divagaciones ideológicas. Lo más
interesante de este periodo es la serie Memorias de un hombre de acción, que cuenta las aventuras
de un antepasado del autor, Eugenio de Avinareta, conspirador y guerrillero del siglo XIX. La serie
recuerda el intento de Galdós de imbricar, en sus Episodios nacionales, lo histórico y lo novelesco, y
de ofrecer una interpretación liberal de la reciente historia de España.

3) TERCERA ETAPA: Baroja ya no creó nada nuevo. Desaparecen de sus escritos la fuerza crítica y los
ataques a la sociedad. Tampoco aparecen héroes de acción. De esta última época destacan sus
memorias, tituladas Desde la última vuelta del camino, escritas con una gran sinceridad.

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▪ Las novelas barojianas se caracterizan por los siguientes rasgos:

o Pesimismo. Para Baroja, influido por Shopenhauer, la vida es una lucha continua, indisociable del
sufrimiento y carente de finalidad. Desde una perspectiva individualista y escéptica, el autor refleja
una visión crítica de la realidad española en la que es patente un anticlericalismo radical.
o Personajes polarizados. Los personajes de Baroja se clasifican en dos grupos:
➢ El hombre de acción: personaje activo, dominador, que se entrega a una aventura
incesante; Martín Zalacaín (Zalacaín el aventurero), Shanti Andía (Las inquietudes de
Shanti Andía), Manuel Alcázar (La lucha por la vida).
➢ El hombre abúlico: personaje desorientado y sin voluntad, es incapaz de encontrar una
razón para vivir; Fernando Ossorio (Camino de perfección) o Andrés Hurtado (El árbol
de la ciencia).
o Marcada presencia del narrador a través de comentarios y reflexiones (Baroja se permite
expresar sus ideas filosóficas, literarias y políticas).
o Estructura abierta. Las acciones se suceden de manera aparentemente inconexa. Se pretende,
así, reflejar el fluir de la vida.
o Acción y diálogos abundantes.
o Descripciones impresionistas a base de pinceladas o unos pocos detalles físicos y psicológicos
o Prosa espontánea que ha llevado a los críticos a tacharlo de desaliñado e incluso incorrecto.

2.2.2. JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ, AZORÍN

Sus ideas políticas y religiosas evolucionan desde un anarquismo juvenil al conservadurismo de su


madurez. Su filosofía se centra cada vez más en una obsesión por el tiempo, por la fugacidad de la vida… En
su obra se observa una íntima tristeza, una melancolía que fluye mansamente junto a un anhelo de apresar lo
que permanece por debajo de lo que huye, o de fijar en el recuerdo las cosas que pasaron. En definitiva, Azorín
vive para evocar, es un contemplativo. Cultivó el ensayo y la novela, y prácticamente borra las fronteras entre
ambos géneros; aunque puso el subtítulo de novela a unos quince libros, estos apenas se distinguen de sus
ensayos. Las principales cualidades de su estilo son la precisión y la claridad. De ahí el empleo de la palabra
justa y de la frase breve y la yuxtaposición; en sus descripciones se observa una técnica miniaturista, por la
atención al detalle, que responde a la voluntad de captar o eternizar el instante y se relaciona con el
primitivismo propio del 98 y se anulan el movimiento y el tiempo. Se observa una deliberada ausencia de
acción o fábula y la narración se fragmenta en instantáneas que configuran cuadros o fotografías que dispersan
la atención del lector.

Entre las novelas de Azorín, distinguimos:

➢ Aquellas en las que predominan los elementos autobiográficos y de impresiones suscitadas por el
paisaje: Diario de un enfermo y la trilogía de Antonio Azorín (La voluntad, Antonio Azorín y Las
confesiones de un pequeño filósofo), cuyo protagonista es Antonio Azorín (del cual tomará su
seudónimo), personaje de ficción que se convierte en la conciencia de su creador. Estas novelas son un
pretexto para desarrollar las experiencias vitales y culturales del autor.
➢ En otras, Azorín abandona los elementos autobiográficos, si bien continúa reflejando sus propias
inquietudes a través de personajes míticos: la fatalidad, la obsesión por el tiempo, el destino, etc. Una

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muestra de ello es Doña Inés. A esta misma etapa pertenece Don Juan, basada en la conversión
cristiana del mito.

Azorín fue un ensayista magistral y uno de los renovadores del género. Los temas principales de sus
ensayos giran en torno a España, su historia, su paisaje, sus gentes, su literatura y, envolviéndolo todo, el paso
del tiempo. Algunos títulos son: Los pueblos, La Ruta de Don Quijote, Castilla, Lecturas españolas, Al margen de
los clásicos, El paisaje de España visto por los españoles, Valencia

2.2.3. MIGUEL DE UNAMUNO

Miguel de Unamuno es el escritor más peculiar del 98 por su carácter crítico, independiente y obsesivo.
También por su vida de intensa actividad intelectual y política y sobre todo de lucha consigo mismo,
debatiéndose entre contradicciones; y lucha contra la trivialidad de su tiempo o la falta de inquietudes,
intentando “sacudir las conciencias”.

Cuatro ideas constituyen el eje de su narrativa y de su obra ensayística:

1. La vida concebida como tragedia y sufrimiento (tomada de la filosofía de Schopenhauer y de Kierkegaard).


2. La imposibilidad de conjugar la fe religiosa con el mundo. Unamuno creía íntimamente en la necesidad de
poseer una fe religiosa firme, y esto a pesar de la conciencia de que la fe contravenía cualquier
interpretación racional del mundo.
3. La idea de que, frente a los grandes acontecimientos históricos que figuran en los libros, la “auténtica”
historia se oculta en realidad dentro de la vida cotidiana de los hombres anónimos (lo que Unamuno llama
la intrahistoria de un pueblo).
4. El intento de definir el “alma” española a través de sus tradiciones, su paisaje y sus gentes.

▪ Las nivolas. Para expresar su pensamiento Unamuno creó una forma narrativa propia a la que él mismo
dio el nombre de nivola. Las “nivolas” son novelas que renuncian a la narración tradicional, al modelo
de la novela realista y naturalista, en las que se suprime la descripción y los personajes exteriorizan sus
preocupaciones y angustias a través del diálogo y los monólogos. Para Unamuno, lo fundamental es el
análisis del interior del individuo (su pensamiento, expresión de su angustia y dolor vital), por eso sus
“nivolas” se centran en el análisis de un personaje. Este personaje suele ser expresión de una idea que
se desarrolla en la novela de forma paradójica. Sobre el concepto de nivola teoriza el personaje de
Víctor Goti en el capítulo XVII de Niebla.
▪ Temas. Su producción literaria está impregnada de un fuerte contenido filosófico. Los temas se repiten
de forma obsesiva en su obra tanto en prosa como en verso: la angustia vital, el tiempo, la muerte, el
dolor que provoca la falta de respuesta de Dios y el ansia de inmortalidad, de necesidad de perdurar.
▪ Principales novelas. Sus principales obras son: San Manuel Bueno, mártir (sobre un sacerdote
considerado santo por todo el mundo, pero que en realidad carece de fe), Niebla (sobre un hombre
que desconfía de su propia existencia hasta que descubre que es sólo el personaje de una novela de
Miguel de Unamuno), Abel Sánchez (sobre el tema de la envidia), La tía Tula (sobre el sentimiento de
maternidad), Amor y pedagogía (sobre la preferencia entre una educación racional o emocional), etc.

En el ensayo A lo que salga, Unamuno distingue dos tipos de novelas:

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➢ Novelas ovíparas. Nacen tras un largo proceso de documentación y planificación: Paz


en la guerra ambientada en la guerra carlista.
➢ Novelas vivíparas. Escritas sin plan previo, en ellas se incluyen las nivolas.

▪ Ensayo. Unamuno fue también un importante ensayista que reflexionó sobre la esencia de España en
obras como En torno al casticismo o la Vida de Don Quijote y Sancho, en la que interpreta a los
personajes de la novela de Cervantes como símbolos eternos del temperamento nacional.

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