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Muy posiblemente ya hayas oído hablar sobre la salvación. Si te has preguntado cuál es su
significado y qué implica para tu vida, te invito a leer este muy breve estudio, el cual tiene
como objetivo explicar su significado, teniendo a la Biblia como fuente de autoridad.
Desde el principio Dios, nuestro creador, se imaginó un determinado tipo de vida para
nosotros. Él nos brindó todas las condiciones como para que tengamos una vida que fuera
sana; y en la que viviéramos plenos, llenos de paz y de amor; dentro de una familia y con
normas morales que favorecieran nuestra convivencia. Es decir, un tipo de vida mejor.
Lo hizo de muchas maneras diferentes: Hablándole a los hombres; dictándole leyes y normas
de convivencia; haciéndoles promesas las cuales se irían a cumplir, solo, si es que guardaban
determinadas normas; hablándoles a los hombres por medio de otros hombres (profetas); y
por último, enviando a quien pudiera ser nuestro modelo; alguien que no solo nos dejara
enseñanzas, sino también un camino hacia Dios y un modelo de vida.
¿Cómo enderezar un árbol que había crecido torcido? La naturaleza humana estaba
completamente corrupta, de tal manera que ya no era posible cumplir con los requisitos
divinos; no importa cuán insistentemente se intentara y cuán claras fueran las reglas y las
leyes dejadas por Dios en las escrituras.
La consecuencia obtenida
Este constante obrar de los seres humanos de manera diferente a los propósitos divinos, cada
vez nos alejó más de Él. Y el pueblo judío, que debía guiar a los demás pueblos para podamos
acercarnos a Dios, tampoco nos fue de gran ayuda.
Tanto fue el alejamiento de la humanidad para con Dios, que por último, ya ni siquiera
considerábamos la posibilidad de una relación con Él.
Esto último se fue acrecentando más y más, ya que la creación pretendió, y pretende hoy día,
vivir bajo otras normas (Romanos 8.8), buscar otros propósitos, desconocer al Creador, negar
su existencia, hacer oídos sordos a su palabra y vivir por ende, como si Dios no existiera.
Cristo debía venir ya que Él lograría lo que para todos nosotros era imposible, pagar por las
deudas que nuestros pecados generaban para con la santidad de Dios (Isaías 53.5). Él entonces
vendría a ofrecer un pago sustitutorio por nuestros pecados. Él pagaría nuestras deudas. Ése
es el pago que realizó Jesús en una cruz (1 Pedro 2.24).
Por otro lado, nosotros no podíamos pagar el precio necesario para obtener la salvación.
Es por eso que Él es tan importante para nosotros. Cuando se aplica esa sustitución a nuestras
vidas (Romanos 3.24), nosotros pasamos a ser justificados, ya no por nuestros esfuerzos, sino
por los méritos del sacrificio de Cristo Jesús.
Nota:
Mientras tratamos el tema de la salvación, estamos nombrando muchos otros que, por
cuestiones de legibilidad y brevedad, no pueden ser tratados aquí; como la alternativa para
esta intentar solucionar esta situación, te dejaré varios links al final de este estudio, los cuales
te ayudarán a entender un poco más sobre dichos temas.
Si ninguno de tales links responde a tus inquietudes, por favor, no dudes en escribirme. Pero
por ahora, permíteme mostrarte un poco más sobre la obra de Jesús y quién es Él para los
cristianos.
Jesucristo el salvador
Él murió en nuestro lugar (Hebreos 9.28), Él pagó el precio por nuestra salvación y nos salvó así
de recibir el justo castigo por vivir rompiendo todas las normas y reglas de Dios. Es por eso que
solo en Él somos salvos (Hechos 4.12).
Nosotros no teníamos forma de alcanzar la salvación por nosotros mismos; necesitábamos de
“otro” que nos proveyera los medios necesarios para que la santidad de Dios se viera
respetada (1 Juan 2:2; Efesios 1:7).
¿Qué es la salvación?
Hemos hablado bastante sobre varios temas. Veamos ahora cómo se unen entre sí: Cuando el
hombre decide vivir en pecado, entonces, a partir de dicha decisión, ya no puede acercarse
libremente a Dios debido las manchas que sus pecados le han dejado.
El ser humano necesita quitarse esas manchas y no hay forma de que lo haga por sí mismo,
por lo tanto, necesita de alguien que le provea la manera de hacerlo. Ese alguien es Jesucristo.
Cristo Jesús ha venido a proveernos ese medio y lo hizo a través de su muerte en una cruz. Esa
fue la única manera posible.
De no haber venido, estaríamos condenados a vivir sin Dios no solo en esta vida sino a través
de toda la eternidad. La salvación nos brinda la posibilidad de vivir con Dios eternamente.
Jesucristo, al salvarnos, nos otorga una nueva vida que se extiende desde el presente y hasta
nuestro futuro eterno.
Por otro lado, a aquellos que no deseen acercarse a Dios, tener fe en Él, arrepentirse de sus
pecados y comenzar a vivir como a Dios le agrada; al final de los tiempos les espera un juicio
en el cual Dios, como creador soberano, les pedirá cuentas de lo que hicieron con la vida que
Él les regaló.
En ese juicio Dios condenará a quienes no quisieron vivir a su lado y de la manera que Dios nos
había pedido, a vivir toda una eternidad lejos de su presencia. Quienes no aceptaron la
salvación de Dios, tendrán entonces, es fin. Nos salvamos, entonces, de la condenación por
nuestros pecados.
Y quienes reciben la salvación, son aquellos que le entregan sus vidas a Dios para vivir según su
guía y su voluntad.
Una pregunta pertinente
¿Crees que eres salvo? ¿Tienes certeza de donde pasarás tu eternidad? Tal vez sea hora de
entregar tu vida a Dios.
Te invito ahora a ver algunos versículos que nos servirán de ayuda para entender un poco más
sobre el tema de la salvación.
Base bíblica
Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús
Señor nuestro.
Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres,
en el cual podamos ser salvos.
Hechos 4:12 – LBLA
Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no sólo por los nuestros sino por los de
todo el mundo.
Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.
Hechos 2:21 – LBLA
Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación.
Romanos 10:10 – LBLA
Una vez que tenemos la salvación de Dios, nuestras almas están en paz con Dios y nuestro
corazón se reconforta, es un sensación muy similar a la que David expresó en los salmos al
escribir:
y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí. Y la vida que ahora vivo en el
cuerpo, la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a la muerte por mí.