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MALAS NOTICIAS
Los secretos y escándalos de la crisis financiera
más dramática de Wall Street
) Planeta
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índice
Capítulo 1 31
Capítulo 2 58
Capítulo 3 71
Capítulo 4 93
Capítulo 5 112
Capítulo 6 124
Capítulo 7 143
Capítulo 8 158
Capítulo 9 177
Capítulo 10 190
Capítulo 11 220
Capítulo 12 247
Capítulo 13 266
Capítulo 14 311
Capítulo 15 354
Capítulo 16 390
Capítulo 17 422
Capítulo 18 459
Capítulo 19 498
Capítulo 20 537
Epílogo 549 565
Agradecimientos 571
Fuentes 575
Bibliografía 577
índice alfabético
A mis padres, Joany Larry, y a mi amada esposa, Pilar
Se nos dijo que el tamaño no era un delito. Pero el
tamaño puede, al menos, resultar pernicioso en ra-
zón de los medios por los que se logra o debido a
los usos a que se aplica.
Louis BRANDEIS, El dinero de los demás y
de cómo lo utilizan los banqueros
Prólogo
por Tim Harford
TIM HARFORD,
autor de El economista camuflado
Introducción
INSTITUCIONES FINANCIERAS
Bank of America
Gregory L. Curl, director de planificación corporativa Kenneth D.
Lewis, presidente, director general, y consejero delegado Brian T.
Moynihan, presidente de banca corporativa y de inversión global Joe L.
Price, director de finanzas
Barclays
Archibald Cox Jr., presidente de Barclays America Jerry del
Missier, presidente de Barclays Capital Robert E. Diamond Jr.,
presidente de Barclays PLC, consejero delegado de Barclays
Capital Michael Klein, asesor independiente John S. Varley,
consejero delegado
Berkshire Hathaway
Warren E. Buffett, presidente y consejero delegado
Ajit Jain, presidente de la unidad de reaseguros
14 ANDREW ROSS SORKIN
BlackRock
Larry Fink, consejero delegado
Blackstone Group
Peter G. Peterson, cofundador
Stephen A. Schwarzman, presidente, consejero delegado y cofun-
dador John Studzinski, director
gerente
Citigroup
Edward Kelly, Ned, director del grupo de banca global para clientes
institucionales
Vikram S. Pandit, director ejecutivo
Stephen R. Volk, vicepresidente
Evercore Partners
Roger C. Altman, fundador y presidente
Fannie Mae
Daniel H. Mudd, presidente y consejero delegado
Freddie Mac
Richard F. Syron, consejero delegado
Goldman Sachs
Lloyd C. Blankfein, presidente y consejero delegado
Gary D. Cohn, copresidente y codirector operativo
Christopher A. Colé, presidente de banca de inversión
John F. W. Rogers, secretario del consejo
Harvey M. Schwartz, director de la división de ventas globales de
valores
David Solomon, director gerente y copresidente de banca de inver-
sión
Byron Trott, vicepresidente de banca de inversión
MALAS NOTICIAS I5
Greenlight Capital
David M. Einhorn, presidente y cofundador
JP Morgan Chase
Steven D. Black, codirector de banca de inversión
Douglas J. Braunstein, director, banca de inversión
Michael J. Cavanagh, director financiero Stephen
M. Cutler, consejero general Jamie Dimon,
presidente y consejero delegado Mark Feldman,
director gerente John Hogan, director de riesgos
James B. Lee Jr., vicepresidente
Timothy Main, director de instituciones financieras, banca de in-
versión
William T. Winters, codirector del banco de inversión
Barry L. Zubrow, director de riesgos
Lazard Fréres
Gary Parr, vicepresidente
Lehman Brothers
Steven L. Berkenfeld, director gerente
Jasjit S. Bhattal, Jesse, consejero delegado, Lehman Brothers Asia-
Pacific
Erin M. Callan, director financiero
Kunho Cho, vicepresidente
Gerald A. Donini, director global de capitales privados
Scott J. Freidheim, director administrativo
l6 ANDREW ROSS SORKIN
Merrill Lynch
John Finnegan, miembro del consejo
Gregory J. Fleming, presidente y director de operaciones
Peter Kelly, abogado
Peter S. Kraus, vicepresidente ejecutivo y miembro del comité di-
rectivo
Thomas K. Montag, vicepresidente y director ejecutivo de ventas y
comercio global
E. Stanley O'Neal, antiguo presidente y consejero delegado
John A. Thain, presidente y consejero delegado
Morgan Stanley
Walid A. Chammah, copresidente Kenneth
M. deRegt, director de riesgos James P.
Gorman, copresidente
Colm Kelleher, vicepresidente ejecutivo, director financiero, codi-
rector de planificación estratégica Robert A. Kindler,
vicepresidente, banca de inversión
MALAS NOTICIAS 17
Wachovia
David M. Carroll, presidente de gestión de capital
Jane Sherburne, consejera general
Robert K. Steel, presidente y director ejecutivo
Wells Fargo
Richard Kovacevich, presidente
ABOGADOS
NUEVA YORK
R EINO U NIDO
Gobierno
James Gordon Brown, primer ministro Alistair
M. Darling, canciller del Exchequer
MALAS NOTICIAS I9
Congreso
Hillary Clinton, senadora (D-New York)
Christopher J. Dodd, senadora (D-Connecticut), presidente del
Comité de Banca
Barnett Frank, Barney, representante (D-Massachusetts), presiden-
te del Comité de Servicios Financieros
Mitch McConnell, senador (R-Kentucky), líder republicano del Senado
Nancy Pelosi, congresista (D-California), presidenta de la Cámara
Reserva Federal
Scott G. Álvarez, consejero general
2O ANDREW ROSS SORKIN
Casa Blanca
Joshua B. Bolten, director de gabinete, Oficina del Presidente
George W. Bush, presidente de Estados Unidos de América
Prólogo
cargo de algunos de los activos tóxicos. Creo que en esto hay mu-
chos interrogantes y que necesitamos muchas respuestas.
Fuld miraba con cara de piedra y sintió un ligero alivio cuan-
do la conversación se desvió de Lehman. Luego volvió.
—¿Qué se hace cuando se es uno de los miles y miles de em-
pleados de Lehman que están pendientes de esto minuto a minuto?
—preguntó Kernen—. Esta gente está sobre ascuas.
¿Sobre ascuas? Eso era quedarse muy corto.
A las 7.40 llamó Hank Paulson para ver cómo iban las cosas.
El Dow Jones Newswire estaba diciendo que el DBS Group
Holdings,10 el mayor banco del sudeste asiático, había hecho circular
un memorando interno la semana anterior ordenando a sus in-
termediarios que evitaran nuevas transacciones en las que intervi-
nieran Bear Stearns y Lehman. Paulson estaba preocupado de que
Lehman pudiera perder a países con los que mantenía relaciones
comerciales, lo cual sería el principio del fin.
—No va a pasar nada —dijo Fuld, repitiendo lo que le había
dicho durante el fin de semana sobre el sólido balance de resultados
que tenía pensado anunciar el martes por la mañana—. Eso pondrá
fin a toda esta basura.
—Mantenme al tanto —dijo Paulson.
14. Ibídem.
15. De esto lo informó Andrew Gowers, y aunque se atribuye «al jefe» en
el Sunday Times de Londres, «el jefe» en la línea es realmente Jeremy Isaacs, con
sejero delegado de Lehman para Europa y Asia, no Dick Fuld. Véase Andrew
Gowers, «The Man Who Brought the World to Its Knees EXPOSED», Sunday
Times (Londres), 14 de diciembre de 2008.
MALAS NOTICIAS 4I
18. Fuld, en una entrevista con Craig, «Lehman Finds Itself», The Wall
Street Journal, art. cit.
MALAS NOTICIAS 43
emociones y que sabía reconocer una compra y una venta allí don-
de las había. Tenía un talento natural para los negocios. 23
La verdad es que había llegado a Lehman Brothers en el mo-
mento justo, cuando la compañía estaba abocada a una gran trans-
formación que lo beneficiaría mucho.
33. Fishman, «Burning Down His House», New York Magazine, art. cit.
34. Yalman Onaran, «Lehman Brothers pagó al consejero delegado Fuld
cuarenta millones de dólares en 2007», Bloomberg News, 5 de marzo de 2008.
35. Ibídem.
36. Susanne Craig, «Lehman's Straight Shooter», The Wall Street Journal,
17 de mayo de 2008.
MALAS NOTICIAS 5I
37. Craig, «Lehmans Straight Shooter», The Wall Street Journal, art. cit.
38. Según los registros de alojamiento de la ciudad de Nueva York, Ca
llan firmó tanto su escritura como la hipoteca el 16 de abril de 2008. Lysandra
Ohrstrom, «15 CPW Alert! Lehman Lady Lands $6.5 M. Pad», New York Ob-
server, 25 de abril de 2008.
39. Según los registros de alojamiento suscribió una hipoteca de cinco
millones. Véase también DealBook, «Lehmans C. F. O. Checks into 15 C. P. W.»,
The New York Times, 29 de abril de 2008.
MALAS NOTICIAS 53
40. Robin Sidel, Greg Ip, Michael M. Phillips, and Kate Kelly, «The
WeekThat Shook Wall Street», The Wall Street Journal, 18 de marzo de 2008.
54 ANDREW ROSS SORKIN
48. Alejandro Lazo y David Cho, «Financial Stocks Lead Wall Street
Tur-nabout», The Washington Post, 19 de marzo de 2008.
Capítulo 2
1. Una versión de esta historia la dio con anterioridad Kelly, Street Fight-
ers: The Last 72 Hours ofBear Stearns, the Toughest Firm on Wall Street, Portfolio,
Nueva York, 2009, p. 204.
2. Kate Kelly, «The Fall of Bear Stearns: Bear Stearns Neared Collapse
Twice in Frenzied Last Days», The Wall Street Journal, 29 de mayo de 2008.
MALAS NOTICIAS 59
5. Ibídem.
MALAS NOTICIAS 61
2. Una semana después del acuerdo, JP Morgan aceptó cubrir mil millo-
nes de dólares de pérdidas de Bear Stearns, rebajando el rescate del Fed a veinti-
nueve mil millones. Robin Sidel y Kate Kelly, «JP Morgan Quintuples Bid to
Seal Bear Deal», The Wall Street Journal, 25 de marzo de 2008.
* Este aforismo falsamente latino fue adoptado por el general del Ejérci-
to estadounidense Vinagre Joe Stillvell como lema personal durante la guerra.
Más tarde fue popularizado en Estados Unidos por el candidato presidencial
Barry Goldwater en 1964. (N. delt.)
MALAS NOTICIAS 73
9. «No trata de entrar en una sala y hacerse con ella —dijo en una oca-
sión Kissinger sobre Geithner—. Se impone por la fuerza de su razonamiento.»
Candace Taylor, «Quiet NY Fed Chief Makes Loud Moves», Nueva York Sun, 31
de marzo de 2008.
MALAS NOTICIAS 7"J
10. «El Comité Federal del Mercado Abierto consta de siete miembros
del Consejo de Gobernadores y cinco presidentes del Banco de la Reserva. Mien
tras que el presidente de la Reserva Federal de Nueva York se desempeña sobre la
base de la continuidad, los otros once presidentes de la Reserva rotan por perío
dos de un año, empezando el 1 de de enero de cada año.» http://www.federalre-
serve.gov/FOMC
11. El sueldo anual del presidente del Fed de Nueva York en 2008 fue de
191 300 dólares, http://www.federalreserve.gov/generalinfo/faq/faqbog.htm
* Un «comité de la muerte» {murder board) es un comité de interpelantes
formado para ayudar a alguien a prepararse para un examen oral especialmente
difícil. (N.delt.)
J$ ANDREW ROSS SORKIN
los gastos de la vida diaria; un valor más bajo de los ahorros para la
jubilación y un aumento del desempleo.
De modo que habían hecho lo que tenían que hacer por el
bien de todo el país, cuando no del mundo, tal como explicó Steel.
Y gracias a sus esfuerzos, les dijo confiadamente a los legisladores,
se había tapado el agujero del dique.
14. Cuando se le preguntó por la lógica que estaba detrás del precio de
dos dólares por cada acción de Bear, Dimon dijo: «Le digo a la gente que com-
prar una casa no es lo mismo que comprar una casa en llamas.» Véase «Panel II
of a Hearing of the Senate Banking, Housing and Urban Aff airs Committee»,
Federal News Service, 3 de abril de 2008.
MALAS NOTICIAS 83
15. Eric Dash, «Rallying the House of Morgan», The New York Times, 18
de marzo de 2008.
16. Robin Sidel, «In a Crisis, It's Dimon Once Again», The Wall Street
Journal, 17 de marzo de 2008.
17. Andrew Bary, «The Deal —Rhymes With Steal— of a Lifetime»,
Barron's, 24 de marzo de 2008.
84 ANDREW ROSS SORKIN
18. Leah Nathans Spiro, «Ticker Tape in the Genes», Business Week, 21
de octubre de 1996.
19. Shawn Tully, «In This Córner! The Contender», Fortune, 29 de mar
zo de 2006.
20. Leah Nathans Spiro, «Smith Barney's Whiz Kid», Business Week, 21
de octubre de 1996.
21. Según información de Monica Langley: «A Sandy le gustaba tanto el
papel que envió una nota a Jamie: "Magnífico papel. ¿Puedo mostrárselo a la
MALAS NOTICIAS 85
gente de aquí?"» Langley, Tearing Down the Walls: How Sandy Weill Fought His
Way to the Top ofthe Financial World... and Then Nearly Lost It Att, Simón &
Schuster, Nueva York, 2003, p. 50.
22. Ibídem, p. 74.
23. Roben J. Colé, «2 Leading Financiers Will Merge Companies in
$1,65 Billion Deal», The New York Times, 30 de agosto de 1988.
24. Dana Wechsler Linden, «Deputy Dog Becomes Top Dog», Forbes,
25 de octubre de 1993.
86 ANDREW ROSS SORKIN
25. Greg Steinmetz, «Primerica, Travelers Seal Merger Pact; A May Speed
Insurers Recovery», The Wall Street Journal, 24 de septiembre de 1993.
26. Langley, TearingDown the Walls, ob. cit., p. 241.
27. Ibídem, p. 254.
28. Anunciada como fusión de setenta mil millones el lunes por la ma
ñana, al finalizar el día Travelers había subido un 18 por ciento y Citicorp un 27,
elevando el valor de la fusión a ochenta y tres mil millones de dólares. Véase
Langley, TearingDown the Walls, ob. cit., pp. 289-293. Michael Siconolfi, «Ci
ticorp, Travelers Group to Combine in Biggest-Ever Merger», The Wall Street
Journal, 7 de abril de 1998.
MALAS NOTICIAS 87
30. Roger Lowenstein, «Alone at the Top», The New York Times Maga-
zine, 27 de agosto de 2000.
31. Timothy L. O'Brien y Peter Truell, «Downfall of a Peacemaker», The
New York Times, 3 de noviembre de 1998.
32. Duff McDonald, «The Heist», Nueva York, 24 de marzo de 2008.
33. Shawn Tully, «In This Córner! The Contender», Fortune, 29 de mar
zo de 2006.
MALAS NOTICIAS 89
—Ah, sí, una cosa más. ¿Eres republicano? —La suerte quiso
que lo fuera. Paulson lo acompañó hasta la salida y lo encaminó a
la Oficina de Personal de la Casa Blanca, que estaba a unas man-
zanas de allí. Kashkari pronto se unió al equipo y ahora estaba a
punto de pronunciar el discurso más importante de su carrera, y
ante la persona más influyente de toda la economía mundial.
13. Ibídem.
14. «Fed Keeps Rates Steady», Dow Jones Newswires, 7 de agosto de 2007.
15. «Text of Federal Reserves Interest Rate Decisión», Dow Jones Capi
tal Markets Report, 7 de agosto de 2007.
MALAS NOTICIAS IO3
16. «Ben Bernanke necesita abrir la ventanilla del descuento [...] ¡Se com
porta como un académico! Éste no es el momento de actuar como un académico.
Abra la maldita ventanilla de descuento! [...] Mi gente lleva en este juego veinti
cinco años. Y están perdiendo sus puestos de trabajo y estas firmas van a desapa
recer del mercado, ¡y él es un obtuso! ¡Ellos son unos obtusos! ¡No saben nada...!
El Fed está dormido», Jim Cramer, Street Signs, CNBC, 3 de agosto de 2007.
17. Cuando el 7 de agosto, después de haber bajado un 20 por ciento en
menos de dos semanas, los fondos habían dejado en activos unos mil seiscientos
millones de euros (dos mil doscientos millones de dólares). Sebastian Boyd,
«BNP Paribas Freezes Funds as Loan Losses Roil Markets», Bloomberg News,
9 de agosto de 2007.
IO4 ANDREW ROSS SORKIN
18. Ibídem.
19. Un día después de los ataques, el Banco Central Europeo (BCE) in
yectó una cifra récord de 69.300 millones de euros. Véase «ECB Injects 95 bil-
lion Euros Into Money Supply Amid US Subprime Worries», France-Presse, 9 de
agosto de 2007.
20. A última hora del miércoles, el SEC dijo a todo el país que contaba
con la adecuada liquidez, pero añadió: «La situación está evolucionando rápida
mente y el impacto sobre la economía aún no se conoce.» Véase Randall W.
Forsyth, «Why the Blowup May Get Worse», Barron's, 13 de agosto de 2007.
MALAS NOTICIAS IO5
subasta. Determinar los precios que pagar por títulos tan heterogé-
neos sería un desafío clave. El Tesoro compensaría al ofertante no
con dinero, sino con títulos del Tesoro de nueva emisión. Dicho
activo permuta eliminaría la necesidad de una esterilización por
parte de la Reserva Federal. El Tesoro contrataría gestores privados
del activo para gestionar las carteras a fin de maximizar el valor
para los contribuyentes y desenmarañar las posiciones a lo largo del
tiempo (tal vez hasta diez años).
Bernanke, sopesando cuidadosamente sus palabras, preguntó
cómo habían llegado a la cifra de quinientos mil millones.
—Estamos hablando de un cálculo aproximado, digamos, de
un billón de dólares en activos tóxicos —explicó Kashkari—. Pero
no tendríamos que comprar todos los activos tóxicos para producir
un efecto significativo. Así pues, digamos la mitad, pero puede ser
que llegue a los seiscientos mil millones.
Mientras Bernanke seguía estudiando su documento, Kashka-
ri y Swagel dedicaron un segundo a disfrutar el momento: estaban
informando al sumo sacerdote del templo —como suele llamarse a
la Reserva Federal— de lo que podría ser un rescate histórico del
sistema bancario. Hacía por lo menos cincuenta años que no se
pensaba en una intervención del Gobierno de semejante escala; por
comparación, el rescate de las cajas de ahorros de fines de la década
de 1980 había sido una insignificancia.
Si el plan Rompa el cristal llegaba, al Congreso —un problema
del que tendrían que preocuparse más adelante— ya habían indica-
do cómo designaría el Tesoro a la Reserva Federal para que realizara
las subastas de activos tóxicos de Wall Street. Juntos solicitarían a
investigadores cualificados del sector privado que gestionaran los
activos adquiridos por el Gobierno. La Reserva Federal de Nueva
York celebraría entonces la primera de diez subastas semanales,
comprando cincuenta mil millones de dólares de activos relaciona-
dos con hipotecas. Era de esperar que las subastas permitieran con-
seguir al Gobierno el mejor precio posible. Diez gestores de activos
seleccionados gestionarían cada uno cincuenta mil millones de dó-
lares durante un máximo de diez años.
Kashkari sabía que la propuesta era muy complicada, pero sos-
tenía que valía la pena, ya que tal como iban las cosas había pocas
IO8 ANDREW ROSS SORKIN
23. Stanley Reed, «Bardays: Anything But Stodgy President Bob Dia-
mond has Turned the Once-Troubled Investment Banking Unit into a
Power-house», BusinessWeek, 10 de abril de 2006.
MALAS NOTICIAS III
y los dos rompieron a reír. Diamond solía soltar esa frase cuando
los periodistas trataban de sonsacarlo sobre posibles adquisiciones,
aunque ésta era la primera vez que era Steel el destinatario.
Steel conocía perfectamente las aspiraciones de Barclays Capi-
tal de incrementar su presencia en Estados Unidos, una ambición
que él mismo compartía. Si se presentaba la oportunidad de adqui-
rir Lehman por un precio ventajoso, sin duda tendría que conside-
rar seriamente la perspectiva.
—Sí —le dijo a Steel—. Decididamente es algo para pen-
sárselo.
Capítulo 5
subyacentes de ABS EE. UU. en los tres fondos mencionados. Por lo tanto, no
podemos calcular un valor neto fiable ("NAV") para los fondos.» Véase «BNP
Paribas Unit to Suspend NAV Calculation of Some Funds», Dow Jones
News-wires, 9 de agosto de 2007.
8. Lindgren, «The Confidence Man», New York Magazine, art. cit.
MALAS NOTICIAS II9
teléfono a Fuld a Nueva York. Russo era el que llevaba la voz can-
tante.
—Dick, tengo un buen palpito —dijo Russo con entusias-
mo—. Creo que tenemos un 70 por ciento de probabilidades de
llegar a algo con estos tipos.
La satisfacción de Fuld al oír la noticia duró poco. El grupo
volvió a Nueva York el 5 de junio con las manos vacías; los intentos
de llegar aunque fuera a un borrador de acuerdo habían fracasado
estrepitosamente. Era evidente que a los coreanos los había desani-
mado la caída de las acciones de Lehman o simplemente no tenían
los medios para ejecutar un negocio de esa envergadura. Hasta
Rus-so había perdido la confianza.
—No vamos a llegar a un acuerdo con estos imbéciles —le
dijo a Fuld.
Momentos después de haber oído la noticia, Fuld, frustrado
como de costumbre, le gritó a Steven Berkenfeld, miembro del co-
mité ejecutivo de la empresa, desde el otro extremo del vestíbulo:
—¿Fuiste tú quien dijo que no se puede confiar en los corea-
nos?
—No creo haberlo dicho de esa manera —respondió Berken-
feld.
—Sí, lo hiciste —dijo Fuld—, y tenías razón.
Sin embargo, la negociación con los coreanos no acabó así, sin
más. Unos días después, Min llamó a Fuld e insistió en que todavía
quería que se hiciera algo. Fuld supuso que la única posibilidad,
aunque remota, era que los coreanos contrataran a un auténtico
asesor. Fue así que llamó a Joseph Perella, el gurú de fusiones y
adquisiciones que acababa de montar una nueva empresa, Perella
Weinberg Partners.
—Mira, tengo algo para ti —le dijo Fuld a Perella—. Vas a
recibir una llamada de E. S. [Min]. ¿Lo conoces? Antes trabajaba
para mí.
Fuld fue explícito sobre lo que esperaba del acuerdo.
—Estamos negociando a alrededor de veinticinco dólares.
Nuestro valor contable es de 32. Necesitamos una plusvalía, de
modo que podría aceptar de treinta y cinco a cuarenta.
Perella, que le asignó el proyecto a su colega Gary Barancik,
MALAS NOTICIAS 129
7. Sobre Walsh, Aby Rosen declaró a The New York Times: «Era rápido
[...]. No trataba de machacarte ni de renegociar. Para ser sincero, hay muy pocas
MALAS NOTICIAS I33
personas en el sector sobre las que se pueda decir eso. » Véanse Devin Leonard,
«How Lehman Brothers Got Its Real Estáte Fix», The New York Times, 3 de mayo
de 2009; y Dana Rubinstein, «Mark Walsh, Lehman's Unluckiest Gambler»,
New York Observer, 1 de octubre de 2008.
134 ANDREW ROSS SORKIN
8. Leonard, «How Lehman Brothers Got Its Real Estáte Fix», The
New York Times, art. cit.
MALAS NOTICIAS I35
que había un clima cada vez más contrario a él. Fuld había hecho
suficientes comentarios sobre el problema de la moral dentro del
edificio como para no comprender que lo estaban bombardeando.
No se le escapaban los comentarios insidiosos y todos los rumores
que se difundían sobre él. De hecho, si había una cosa a la que
Gregory le daba importancia —lo que el llamaba «cultura»— podía
ver que se estaba resquebrajando.
Sabía que su propio poder había empezado a erosionarse hacía
meses. Fuld se apoyaba cada vez más en Bart McDade, director de
fondos propios y uno de los tipos más populares de la empresa: ho-
nesto, disciplinado y brillante, tal vez más de lo que le convenía. Des-
pués de la casi bancarrota de Bear Stearns, Fuld había convertido a Me
Dade en su «chico de los riesgos» (risk guy).
McDade había estado mucho tiempo en renta fija, y lo había
hecho muy bien hasta que fue trasladado a la menos provechosa
sección de títulos en 2005, en lo que todos consideraron una típica
maniobra de Gregory para deshacerse de un posible rival. O, según
otros, una aplicación más de su idea de que un talento como Mc-
Dade podía servir dondequiera que se le necesitara.
6. Ibídem.
7. «John A. Thain, Chairman and Chief Executive Officer Merrill Lynch,
to Particípate in a Conference Cali Hosted by Deutsche Bank on de junio 11 Fi
nal», Fair Disclosure Wire, 11 de junio de 2008.
8. Ibídem.
9. El 8 de marzo de 2008, Thain declaró al periódico francés Le Figuro:
«Hoy puedo decir que no necesitaremos fondos adicionales. Estos problemas
quedaron atrás. No volveremos al mercado.» También declaró al periódico japo
nés Nikkei Repon el 3 de abril: «Tenemos abundante capital para seguir adelante,
y no necesitamos volver al mercado de capitales.» En una conferencia de prensa
en Bombay, el 7 de mayo: «En este momento no tenemos intención de captar
MALAS NOTICIAS I47
más capital.» Véanse Nick Antonovics, «Merrill CEO Says Won't Need More
Capital», Reuters, 8 de marzo de 2008; «Full Text of Interview with Merrill
Lynch CEO John Thain», Nikkei Repon, 4 de abril de 2008; John Satish Kumar,
«Credit Crunch: Merrill's Thain Backs Auction-Rate Securities», The Wall Street
Journal, 8 de mayo de 2008.
10. Reinhardt Krause, «Lehman Bros. Extends Slide as Wall St. Doubts
Future», Investor's Business Daily, 13 de junio de 2008.
11. Kassenaar y Onaran, «Merrill's Repairman», Bloomberg Markets, art.
cit.; Craig Horowitz, «The Deal He Made», New York Magazine, 10 de julio de
2005.
I48 ANDREW ROSS SORKIN
20. Durante el desayuno entre John Thain y Stan O'Neal, Thain lo pre
sionó para que le diera alguna orientación sobre su valoración del equipo de ge
rencia. O'Neal le respondió: «La única persona a la que no deberías perder de
vista es Bob McCann.» McCann era el director de las operaciones de corretaje de
la firma y los dos tenían una desconfianza mutua desde hacía tiempo.
21. En noviembre de 2007, Merrill anunció que su exposición total a las
hipotecas basura y a las obligaciones de la deuda colateral ascendía a veintisiete
mil doscientos millones de dólares. El analista de UBS Glenn Schorr dijo que la
contratación de Thain «no cambia el hecho de que Merrill tiene una exposición
de veintisiete mil millones de CDO (activos tóxicos) y es probable que tenga que
enfrentarse a más amortizaciones parciales en fechas próximas». Véase «Thain to
the Rescue», Investment Dealers Digest, 19 de noviembre de 2007.
152 ANDREW ROSS SORKIN
22. John Cassidy, «Subprime Suspect: The Rise and Fall of Wall Street's
First Black CEO», The New Yorker, 31 de marzo de 2008; David Rynecki, «Can
Stan O'Neal Save Merrill?» Fortune, 30 de septiembre, 2002.
23. «Charles Merrill, Broker, Dies, Founder of Merrill Lynch Firm», The
New York Times, 7 de octubre de 1956; «Advertising: Jackpot», Time, 20 de agos
to de 1951; Joseph Nocera, «Charles Merrill», Time, 7 de diciembre de 1998;
Suzanne Woolley, «A New Bull at Merrill Lynch», Money, 1 de marzo de 2002;
Helen Avery, «Merrill Shrugs Offdie Herd Mentality», Euromoney, 1 de agosto de
2004.
MALAS NOTICIAS I 53
24. David Rynecki, «Putting the Muscle Back in the Bull», Fortune, 5 de
abril de 2004.
154 ANDREW ROSS SORKIN
10. Liam Pleven, Randall Smith y Monica Langley, «AIG Ousts Sulli-
van, Taps Willumstad As Losses Mount», The Wall Street Journal, 16 de junio de
2008.
\6i ANDREW ROSS SORKIN
11. Shelp, Fallen Giant: The Amazing Story ofHank Greenberg and the
History ofAIG, Wiley, Nueva York, 2006, pp. 17-28, 153-160; Brian Bremner,
«AIG's Asian Connection; Can It Maintain Its Strong Growth in the Región?»,
BusinessWeek, 15 de septiembre de 2003.
12. Al final del segundo trimestre de AIG (agosto de 2008), tenía alrede
dor de un billón de dólares en activos y alrededor de setenta y ocho mil millones
en capital accionarial. Matthew Karnitschnig, Liam Pleven y Peter Lattman,
MALAS NOTICIAS I 63
«AIG Scrambles to Raise Cash, Talks to Fed», The Wall Street Journal, 15 de
septiembre de 2008.
13. Hace referencia al conflicto con la edad de Greenberg en el momen-
to de la muerte su padre. Este autor ha elegido optar por la edad que aparece en
Shelp, Fallen Giant, ob. cit., pp. 95-96.
164 ANDREW ROSS SORKIN
34. J. Lynn Lunsford y Liam Pleven, «AIG Leasing Unit Mulls Split-
Up», The Wall Street Journal 12 de mayo de 2008.
35. Liam Pleven y Randall Smith, «Big Shareholders Rebel at AIG: Let-
ter to the Board Cites Problems with Sénior Management», The Wall Street Jour
nal, 9 de junio de 2008.
36. Ibídem. Véase además Francesco Guerrera y Julie Macintosh, «AIG
removes Sullivan as chief executive», Financial Times, 15 de junio de 2008.
MALAS NOTICIAS I75
37. Randall Smith, Amir Efrati y Liam Pleven, «AIG Group Tied to
Swaps Draws Focus oí Probes», The Wall Street Journal, 13 de junio de 2008;
Liam Pleven, «AIG's $5.4 Billion Loss Roils the Markets: Investors Impatient on
New CEO's Plan As Problems Attack the Complex Insurer», The Wall Street
Journal, 8 de agosto de 2008.
I76 ANDREW ROSS SORKIN
hotel, y que eran sólo el aspecto más visible del incremento del
consumo que se estaba produciendo. Con el flujo de beneficios
procedentes no sólo del gas y del petróleo, sino también del hierro,
del níquel y de multitud de materias primas cada vez más valiosas,
la llamada oligarquía rusa estaba comprando yates de gran tonelaje,
picassos y equipos de fútbol británicos. Diez años atrás, Rusia no
podía pagar su deuda; en la actualidad era un economía con un
rápido crecimiento de 1,3 billones de dólares.
8. Hitler había elegido la sala de baile del jardín de invernó del Astoria
para su baile de la victoria, previsto para el 7 de noviembre de 1941, pero la in-
vasión por Alemania, durante el verano, de la Unión Soviética no se desarrolló
tal como él había planeado. Más tarde, después de la guerra, se descubrieron
paquetes de invitaciones en el cuartel general de los nazis en Berlín. Corinna
Lothar, «Gem of the North St. Petersburg Reclaims Its Glory as Russia's
'Win-dow to the West'», Washington Times, 27 de diciembre de 2003.
MALAS NOTICIAS l8l
del almuerzo por una razón del todo diferente. AIG operaba a tra-
vés de Goldman y de otras firmas de Wall Street, y al igual que
muchas otras compañías ponía valores como garantía subsidiaria. Y
ése era el problema: AIG aseguraba que sus títulos tenían más valor
del que Goldman pensaba. Aunque el auditor de Goldman estaba
analizando el asunto, había otro inconveniente: el auditor, PWC,
también trabajaba para AIG.
En una presentación por videoconferencia desde Nueva York,
un ejecutivo de PWC puso al día al consejo sobre su conflicto con
AIG relativo a la valoración o, en la jerga de Wall Street, «ajuste al
mercado» de su cartera de valores. Los ejecutivos de Goldman con-
sideraban que AIG manejaba un «ajuste ficticio», según dijo
Blank-fein al consejo.
Sin embargo, cosa extraña, ninguno de los reunidos en Moscú
estableció la conexión crítica; nadie adujo la disputa por las garan-
tías subsidiarias como prueba de que era inadecuado pensar en una
fusión de Goldman con AIG, de que la propia compañía estaba en
serios aprietos y había recurrido a sobrevalorar sus títulos para ce-
rrar la brecha. El consejo de administración de Goldman había te-
nido conocimiento del conflicto de las garantías subsidiarias con
AIG en noviembre de 2007.19 En ese momento, la suma involucra-
da era superior a mil quinientos millones de dólares.
El consejo de Goldman concluyó su jornada en San
Petersbur-go de una manera más distendida. Con un cielo norteño
todavía iluminado a las diez de la noche, los trece consejeros y sus
esposas pasearon en góndola por los historiados canales de la
ciudad.
El domingo, el consejo en pleno voló a Moscú para la segunda
parte de la junta, que se celebró en el Ritz-Carlton, en un lateral de
la Plaza Roja. El orador de la cena de ese día fue Mijail Gorbachov.
En Rusia, el poder seguía en buena medida en las manos de
Vladi-mir Putin, pese a que Dimitri Medvedev acababa de ser
elegido para sucederlo.20
19. Serena Ng, «Goldman Confirms $6 Billion AIG Bets», The Wall Street
Journal, 21 de marzo de 2009.
20. Medvedev fue elegido presidente de Rusia el domingo 2 de marzo de
2008, después de que Putin lo hubiera respaldado oficialmente en diciembre.
MALAS NOTICIAS 187
dólares, un 16,2 por ciento, hasta 15,74 dólares, su punto más bajo desde 1992,
mientras que las de Freddie bajaron 2,59 dólares, un 17,9 por ciento, hasta 11,91
dólares, su precio más bajo desde 1993. Véase James R. Hagerty y Serena Ng,
«Mortgage Giants Take Beating on Fears over Loan Defaults», The Wall Street
Journal, 8 de julio de 2008.
10. Ibídem.
11. En febrero de 2007, Paulson declaró ante el Comité de Presupuestos
de la Cámara de Representantes: «Tengo la aguda sensación de que necesitamos
un regulador que sea independiente, que tenga más músculo, y otra serie de
MALAS NOTICIAS I95
cambios [...]. También sé que la gente tiene esa misma sensación por ambas par-
tes. Nunca he sido testigo de nada como esto. Es lo más parecido que he visto a
una guerra santa». Véase «US House to Have GSE Bill by End-Mar», Reuters,
7 de febrero de 2007.
I96 ANDREW ROSS SORKIN
2004. Véase James Tyson, «Fannie, Freddie Retreat As Mortgage Bonds Mutate»,
Bloomberg News, 6 de septiembre de 2006.
15. Damián Paletta y James R. Hagerty, «US Puts Faith in Fannie, Fred
die», The Wall Street Journal, 20 de marzo de 2008.
16. Dawn Kopecki and Shannon D. Harrington, «Fannie, Freddie Tum-
ble on Bailout Concern, UBS Cut», Bloomberg, 10 de julio de 2008.
1 I98 ANDREW ROSS SORKIN
I
17. Partes de esta conversación, incluido que Fuld había escuchado «mu-
cho ruido», fueron relatadas por Kate Kelly y Susanne Craig, «Goldman Is
Que-ried About Bear's Fall», The Wall Street JournaL, 16 de julio de 2008.
MALAS NOTICIAS I99
20. Informado por primera vez por Deborah Solomon, «The Fannie &
Freddie Question: Treasury's Paulson Struggles with the Mortgage Crisis», The
Wall Street Journal, 30 de agosto de 2008.
21. Stephen Labaton and Steven R. Weisman, «US Weighs Takeover
Plan for Two Mortgage Giants», The New York Times, 11 de julio de 2008.
2O2 ANDREW ROSS SORKIN
lizar las GSE. Su plan era sencillo: quería tener la autoridad para
poner dinero en Fannie y Freddie, con la esperanza de no tener que
usarla nunca.
—Quiero anunciar un plan antes de que los mercados asiáti-
cos abran el domingo por la noche —anunció.
«Lehman Failed to Convince Fed Officials over Survival Strategy», Financial Ti-
mes, 6 de octubre de 2008; y citada luego por Julie Creswell y Ben White, «The
Guys from "Government Sachs"», The New York Times, 19 de octubre de 2008.
25. Susanne Craig, Jeffrey McCracken, Aaron Lucchetti y Kate Kelly, «The
Weekend That Wall Street Died», The Wall Street Journal, 29 de diciembre de
2008.
MALAS NOTICIAS 2OJ
26. Véase Cohan, The Last Tycoons. The Secret History of Lazard Fréres &
Co., Doubleday, Nueva York, 2007, pp. 517-520.
27. Zachary R. Mider, «Lewis Turns to Tomato-Growing "Unknown
Genius" on Merrill Deal», Bloomberg News, 24 de septiembre de 2008.
2O8 ANDREW ROSS SORKIN
29. Esta escena fue mencionada por primera vez por Deborah Solomon,
que citó a Wilkinson diciendo: «Tienes que dejarnos solos para que podamos
trabajar.» El autor que lo reveló después modifica ligeramente la frase. Véase
Deborah Solomon, «The Fannie & Freddie Question: Treasury's Paulson Strug-
gles with the Mortgage Crisis», The Wall Street Journal, 30 de agosto de 2008.
30. Ibídem.
212 ANDREW ROSS SORKIN
—Las cosas están muy duras ahí fuera —dijo de una manera
aprensiva—. Después de haber pasado por lo de Bear Stearns y
MBIA —dos antiguos clientes— deberíamos haber aprendido al-
gunas lecciones.
Tratando de asegurar que los consejeros de Lehman entendían
la gravedad de la situación a la que se estaban enfrentando, añadió:
—La liquidez puede cambiar más rápido de lo que ustedes
imaginan —sugiriéndoles que no debían pensar que lo de Bear
Stearns era un acontecimiento aislado—. Las agencias de califica-
ción son peligrosas. Sea cual sea la calificación que hayan obtenido
de ellas, todo irá a peor... Y déjenme decirles que es difícil captar
dinero en esta situación, porque los precios de los activos son difí-
ciles para los inversores externos que no...
—Está bien, Gary —dijo Fuld con impaciencia, cortándolo
en mitad de la frase—. Ha sido suficiente.
Una hora después, de vuelta en su oficina de Lazard en el
Roc-kefeller Center, la secretaria de Parr le informó de que Dick
Fuld estaba al teléfono.
—¡Maldita sea, Gary! —gritó Fuld cuando Parr levantó el re-
ceptor, esperando casi una disculpa—. ¿Qué demonios estabas ha-
ciendo, tratando de asustar a mi consejo y haciéndote propaganda
de ese modo delante de ellos? ¡Tendría que despedirte!
Durante un momento Parr no respondió. Frustrado porque
Lehman no hubiera firmado todavía la carta de compromiso, Parr
le respondió con insidia:
—Dick, eso va a ser difícil porque todavía no nos habéis con-
tratado —luego se recompuso—. Lo siento. No pensé que estuvie-
ra transitando por un camino por el que no querías que avanzara.
—No lo vuelvas a hacer —fue la respuesta de Fuld, y luego el
teléfono se quedó mudo.
Al día siguiente, Fuld se dio cuenta de que había sido un error
amonestar a Parr; y lo volvió a llamar, con la esperanza de arreglar
la situación y lo invitó a otra reunión.
—¿Te has recuperado de la llamada de ayer? —preguntó Fuld
con tono de arrepentimiento.
MALAS NOTICIAS 217
34. Susanne Craig, «In Ken Wilson, Paulson Gets Direction from the Go-
To Banker of Wall Street», The Wall Street Journal, 22 de julio de 2008.
35. De la agenda de Paulson, anotaciones del mes de julio; la cena estaba
programada de 18.45 a 20.30.
2l8 ANDREW ROSS SORKIN
sulas en sus acuerdos de deuda para fijar todavía más garantías sub-
sidiarias.
—Menudo susto me diste anoche, con esa mierda —le dijo
Willumstad a Schreiber al día siguiente, después de pasarse toda la
noche repasando los asuntos de liquidez de la empresa. El problema
podría engrosarse muy pronto, según comprobó Willumstad, ante
la cita para informar de unas pérdidas de cinco mil trescientos mi-
llones en el segundo trimestre.2
El Banco de la Reserva Federal de Nueva York no regulaba a
AIG, ni a ninguna otra compañía de seguros en este asunto, pero
Willumstad imaginaba que entre el negocio de préstamos en valo-
res y su unidad de productos financieros, Geithner podría intere-
sarse por sus problemas. Y lo que es más, esperaba que Geithner se
diera cuenta de lo íntimamente interconectada que estaba AIG con
el resto de Wall Street, por el hecho de haber suscrito pólizas de
seguros por valor de cientos de miles de millones de dólares en las
que las firmas intermediarias del mercado financiero se apoyaban
como cobertura respecto de otros tratos. Gustara o no, la salud de
estas firmas dependía de la salud de AIG.
—No hay razón para el pánico, ni para creer que va a ocurrir
algo malo —dijo Willumstad después de recibir el saludo habitual
de Geithner, un atlético apretón de manos y una invitación a pasar
a su despacho.3
—Pero tenemos ese programa de préstamos en valores...
Le explicó que AIG prestaba valores de primera clase, tales
como bonos del Tesoro, a cambio de dinero. Si sus contrapartes
—las firmas del otro lado de las operaciones— solicitaran todos al
mismo tiempo la devolución de su dinero, le dijo Willumstad, po-
dría tener un problema serio.
—Habéis convertido al Fed en una ventana disponible para
los corredores de valores —prosiguió—. ¿Qué probabilidades hay,
si AIG tuviera una crisis, de que acudiéramos al Fed en busca de
2. Liam Pleven, «AIG Posts $5,4 Billion Loss as Housing Woes Contin
ué», The Wall Street Journal, 7 de agosto de 2008.
3. Según la agenda de Geithner, estaban citados entre las 9.30 y las 10.30
del martes 29 de julio de 2008.
222 ANDREW ROSS SORKIN
del Fed: reducir las tasas de interés. Para hacer frente a la crisis de
confianza de los mercados, los planificadores políticos querían ofre-
cer apoyo, pero no a expensas de alentar la imprudencia con miras
al futuro. En su alocución a la conferencia de 2007, Bernanke había
dicho:
—No es responsabilidad de la Reserva Federal 9 —ni sería
apropiado— proteger a los prestamistas y a los inversores de las
consecuencias de sus decisiones financieras.
Aunque su frase siguiente («pero la evolución de los mercados
financieros puede tener amplias repercusiones económicas para
muchos más allá de los mercados, y la Reserva Federal debe tomar
en cuenta dichas repercusiones a la hora de establecer las políticas»)
reforzó lo que se había percibido como la política del banco central
desde el precipitado rescate, Fed-organizado, financiado por Wall
Street, del fondo de alto riesgo LTCM en 1998: si aquellas repercu-
siones fueron lo bastante graves como para producir un impacto en
todo el sistema financiero, el Fed podría tener incluso obligaciones
más amplias que requerirían la intervención. Este punto de vista
fue precisamente lo que influyó en su decisión de proteger a Bear
Stearns.
En la conferencia de ese año, la doctrina Bernanke había sido
puesta en tela de juicio. Cuando Bernanke, al que se veía agotado,
se dejó caer en su silla frente a la larga mesa de la sala de conferen-
cias del hotel, enteramente recubierta de madera, orador tras ora-
dor se levantaron para criticar el enfoque que hacía el Fed de la
crisis financiera como esencialmente improvisado e ineficaz, y sus-
ceptible de promover un riesgo moral. Sólo Alan Blinder, antiguo
vicepresidente del Fed y colega de Bernanke en Princeton, defendió
al Fed. Blinder contó la siguiente historia:
—Un día un muchachito holandés iba camino de su casa
cuando observó una pequeña fuga en el dique que protegía a la po-
de 2008, cuando cuatro años atrás valían cuatro veces esa cantidad
y más.
Pero entonces Main concluyó con una indirecta nada sutil so-
bre AIG y su pasada experiencia en la compañía. Señaló que JP
Morgan tenía mucho que ofrecer, pero insistió en que era impor-
tante que sus clientes reconocieran sus propios problemas y defi-
ciencias. Muchos de los presentes, incluido Dimon, quedaron sor-
prendidos.
—¿Por qué no dejamos a un lado los agravios? —intervino
Dimon, interrumpiendo a Main.
Pero el daño ya estaba hecho, y los ejecutivos de AIG estaban
claramente molestos. Willumstad encontró que su comportamien-
to había sido impropio, mientras que Schreiber pensó que había
sido ofensivo. Unos minutos después olvidaron el comentario y
reanudaron las conversaciones directamente con Dimon, mientras
que Main se dejaba caer en su silla cariacontecido.
—Jamie, una de las preocupaciones que me traen aquí es la
alta probabilidad de que nos rebajen la calificación13 —explicó Wi-
llumstad—. Las agencias de calificación me prometieron que espe-
rarían hasta finales de septiembre, pero entonces salió el informe de
Goldman y se pusieron nerviosos —dijo, haciendo referencia a un
informe analítico realizado por Goldman Sachs que planteaba pre-
guntas acerca de la compañía.
El informe había tenido tanta repercusión que Willumstad ha-
bía recibido una llamada de Ken Wilson y Tony Ryan del Tesoro
para interesarse por la compañía.
—Tal vez debas aceptar la rebaja. No es el fin del mundo
—sugirió Dimon.
—No, no se trata sólo de la rebaja de calificación —insistió
Willumstad—.
Dado que la compañía había recibido un aviso de la SEC va-
rias semanas atrás, una rebaja resultaría muy cara.14 Si Standard &
Poor s o Moody's rebajaban su calificación un punto, AIG necesita-
13. Hugh Son, «AIG Falls as Goldman Says a Capital Raise Is "Likely"»,
Bloomberg News, 19 de agosto de 2008.
14. Las cifras son del archivo 10-Q de AIG del 6 de agosto de 2008.
MALAS NOTICIAS
Gregory, de NBC News. Horas más tarde, ese sábado noche el con-
sejo de Fannie Mae votó finalmente la aprobación. A Paulson lo
despertó a las 22.30 de ese mismo día una llamada de Barack
Oba-ma, en ese momento candidato demócrata a la presidencia.
Horas antes, en una alocución de campaña en Indiana, Obama
había dicho acerca de la situación de Fannie y Freddie que
cualquier actuación que se llevara a cabo debía centrarse «no en los
caprichos de los cabilderos ni en los intereses especiales que los
hacen temer por sus bonos y honorarios, sino en la cuestión de si
saldrá fortalecida nuestra economía y ayudará a los propietarios en
apuros».18 Obama y Paulson hablaron casi una hora.
Después del anuncio el domingo de la toma de control, se
produjo un notable alivio en el equipo del Tesoro que había traba-
jado en ello durante semanas. Habían conseguido algo que estaban
seguros influiría en gran medida en la estabilización del sistema
financiero. Los mercados apreciarían rápidamente que se había eli-
minado una de las principales fuentes de incertidumbre. El equipo
había marcado un gol.
Sin embargo, Paulson tenía una preocupación que no lo aban-
donaba: Lehman Brothers.
Ken Wilson, con una tarde libre a su disposición por primera
vez desde que había empezado a trabajar con Paulson, abandonó el
Tesoro y se dirigió a pie a su apartamento, y de allí a una taberna en
Georgetown para cenar mientras veía un partido de fútbol.
Esa noche revisó su correo de voz y se encontró con varios
mensajes de Dick Fuld.
Cuando le devolvió la llamada, Fuld le habló de lo animado
que estaba por las noticias sobre Fannie y Freddie, y dijo que espe-
raba que eso calmara los mercados. Pero estaba angustiado por el
hecho de que no surgieran posibilidades de acuerdos para Lehman.
La posibilidad coreana parecía condenada al fracaso. El Bank of
America estaba perdido. Fuld dijo que la empresa estaba planeando
poner en marcha la estrategia del banco viable-banco inviable, con
la que esperaba colocar los activos inmobiliarios tóxicos de la com-
asesor legal del Tesoro. Con todas las teorías de la conspiración que
circulaban sobre Goldman y el Gobierno, cualquier filtración so-
bre la llamada podría ser explosiva, y él no quería quedarse con el
culo al aire.
Era hora de decírselo a Paulson.
13. Se pidió a Peter Briger que hiciese memoria para confirmar eso, aun-
que él reconoce que esta conversación tuvo lugar y expresa exactamente sus sen-
timientos, niega haber usado la expresión «hijos de puta». Basado en las fuentes
del autor, Alex Kirk, que fue visto por el escritor relatando esta conversación a
Bart McDade, usó la palabra «hijos de puta» al volver a contarlo.
MALAS NOTICIAS 2$ 5
14. El señor Briger confirmó haber hecho esa observación pero no está
de acuerdo con el uso de la expresión «hijos de puta» a pesar de los relatos de
muchas otras fuentes que o bien lo oyeron directamente o bien lo escucharon de
labios de Alex Kirk después de localizarlo en el vestíbulo.
256 ANDREW ROSS SORKIN
—Eso no va a suceder.
Los ánimos se volvieron más sombríos todavía cuando todos
se dieron cuenta de lo que representaría para ellos un desastre de esa
magnitud. Si Lehman se venía abajo —y el Gobierno optaba por
no intervenir— la propia JP Morgan podría sufrir pérdidas colosa-
les. Zubrow informó al grupo de que John Hogan, principal res-
ponsable de riesgos del banco de inversión de JP Morgan, había
solicitado a Lehman más de cinco mil millones de garantías sub-
sidiarias la semana anterior, y lo había vuelto a hacer durante el
fin de semana, pero todavía no había recibido nada. Además, Zu-
brow había ido a ver al director financiero de Lehman, Ian Lowitt,
y lo había puesto sobre aviso de que en JP Morgan estaban preocu-
pados por ellos.
Decidieron llamar a Fuld para exigirle que enviara las garan-
tías subsidiarias de inmediato.
Black y Zubrow se retiraron e hicieron la llamada sabiendo
que no iba a ser una conversación agradable.
—Ya sabes que tenemos un riesgo interdía por un valor de
entre seis mil y diez mil millones y no tenemos garantías subsidia-
rias suficientes —dijo Black, recordándole además que JP Morgan
había pedido cinco mil millones la semana anterior—. Sabemos
que éste es un trago duro para vosotros —continuó—, de modo
que dediquemos algo de tiempo a solucionar esta cuestión sin que
represente para vosotros un gran problema.
En el fondo, Black sabía que estaba siendo excesivamente ge-
neroso. Podría haber dicho sencillamente: «Si no lo hacéis, pode-
mos hacer que bajéis la persiana mañana por la mañana, y tenemos
todo el derecho a hacerlo.»
En un principio dio la impresión de que Fuld había entendido
la velada amenaza.
—Voy a reunirme con mis muchachos y le echaremos una
mirada —dijo con resignación. A continuación incorporó a Lowitt
a la conversación y le explicó con calma la situación. Los cuatro
hablaron de algunas opciones que podrían permitir a Lehman en-
tregar las garantías subsidiarias. Tal vez Lehman podría trasladar
todo su líquido a JP Morgan y dejarlo sólo en depósito para que
respaldara el capital de la compañía.
MALAS NOTICIAS 259
15. Dick Bove a Erin Burnett, StreetsSigns, «LEH Shares Down», CNBC,
9 de septiembre de 2008.
MALAS NOTICIAS 26l
16. Esta cita es una de las pocas que causaron confusión y consternación
en distintas fuentes. Todas las fuentes de esta escena están de acuerdo en que éste
fue el comentario que McDade hizo en ese momento, basado en su conversación
con Fuld. También está claro que Paulson habló con Blankfein y con Fuld sobre
cómo debían tratar las dos compañías una con otra acerca de una venta de los
activos inmobiliarios de Lehman, y que David Viniar, director financiero de
Goldman, hizo una llamada a Dan Jester a primera hora de ese día para ayudarlo
a orquestar las negociaciones, que se detallan en una escena anterior. La agenda
de Paulson cita una serie de llamadas telefónicas entre Paulson y Fuld, y Paulson
y Blankfein ese día, con al menos una que dio lugar a una rápida respuesta de
cada uno de ellos entre sí. Además, numerosas fuentes que tienen conocimiento
de esas conversaciones dicen que Paulson sugirió que Fuld mantuviese conversa
ciones con Goldman, como una posibilidad más. Hasta aquí, todos de acuerdo.
Lo que está confuso es por qué Fuld tenía la impresión de que Goldman estaba
trabajando para el Gobierno. No hay pruebas de que fuera así, ni tampoco de que
Paulson lo dijera directamente. Lo que parece más probable es que se trate de un
malentendido, sobre el cual Fuld hizo algunas suposiciones, y Goldman, durante
sus llamadas de teléfono a McDade y Kirk, hizo muy poco por desmentir esas
apreciaciones hasta el miércoles por la mañana, cuando se requería claridad para
ejecutar el acuerdo de confidencialidad e iniciar la diligencia debida.
17. Shawn Tully, «Meanwhile, Down in Charlotte...», Fortune, 13 de oc
tubre de 2008.
2Ó2 ANDREW ROSS SORKIN
liquidez. A diferencia de Bear Stearns, Lehman tiene acceso a las nuevas ayudas
de la Reserva Federal, que puede proporcionar fondos a corto plazo cuando los
mercados no lo hacen, además de la posibilidad de intercambiar activos líqui-
dos por valores más seguros, como los valores del Tesoro.» Susanne Craig,
Ran-dall Smith, Serena Ng y Matthew Karnitschnig, The Wall Street Journal, 10
de septiembre de 2008.
4. El 16 de septiembre de 2008, GLG Partners sacó el siguiente comuni-
cado sobre Lehman Brothers: «Con respecto a Lehman, la semana pasada GLG
transfirió sustancialmente todas las posiciones restantes de sus fondos a otros
operadores de primera línea. La mayoría de estas transferencias ya ha sido liqui-
dada y esperamos que en breve se liquiden las restantes. Creemos que la exposi-
ción residual de los fondos GLG en Lehman no será material. Lehman también
es accionista de GLG, con un paquete de aproximadamente 33,7 millones de
acciones, a través de Lehman (Cayman Islands), compañía de las islas Caimán,
que representan el 13,7 por ciento del total de las acciones de GLG en circula-
268 ANDREW ROSS SORKIN
Fuld sugirió que concertasen una reunión entre los altos direc-
tivos de ambas empresas, sin que ni él ni Mack estuvieran presen-
tes. Que ellos decidieran si era o no una buena idea.
La reunión quedó fijada para esa noche en el apartamento de
Walid Chammah, copresidente de Morgan Stanley.
Bob Diamond tamborileaba con los dedos sobre el escritorio
mientras esperaba que se pusiera al teléfono Tony Ryan, del Tesoro,
a quien Bob Steel había sugerido que llamara.
—Tony —empezó Diamond—. ¿Recuerdas la conversación
que tuve con Steel?
Durante un momento Ryan pareció confundido.
—¿Cuál? —preguntó, tratando de actuar como si supiera de
qué le estaba hablando Diamond.
—Sobre Lehman.
—Oh, sí, sí.
—Quería llamarte porque pensé que valdría la pena que ha-
blara con Hank. Si no, no pasa nada, pero tengo la sensación de
que deberíamos tener una conversación.
Ryan dijo que haría que Paulson se pusiera en contacto con él
en cuanto pudiera.
Una hora más tarde, la secretaria de Diamond lo informó de
que Tim Geithner estaba al teléfono.
—¿Qué puedo hacer para ayudar con esto? —preguntó.
Diamond explicó que estaba muy interesado en comprar Leh-
man si se podía conseguir a buen precio.
—¿Por qué no llamas a Fuld? —preguntó Geithner.
—No lo entiendes —dijo Diamond—. No quiero actuar de
una forma provocadora en esto.
Y contó a Geithner la experiencia que habían tenido cuando
trataron de comprar ABN Amro, cómo habían fracasado las con-
versaciones y la situación tan embarazosa que había causado a la
compañía.7
land. Julia Werdigier, «Barclays Withdraws Bid to Take Over ABN Amro», The
New York Times, 6 de octubre de 2007.
8. De la agenda de Geithner del miércoles 10 de septiembre de 2008.
276 ANDREW ROSS SORKIN
hasta que ésta se los niegue a una empresa grande e influyente que
solicite ayuda.
Ken Lewis se apoyaba decididamente en la Reserva Federal. Casi
no había dejado de hablar con Bernanke cuando ya estaba llamando
aTim Geithner. Lexis le explicó que había recibido una llamada alen-
tadora del señor Bernanke, pero que todavía no podía mandar a su
equipo a Nueva York hasta que la situación crediticia estuviese oficial-
mente resuelta.
—Estamos tratando de ayudarte con esto —dijo Geithner,
cortés pero firmemente.
Lewis, sin embargo, no se fiaba de esas palabras tranquiliza-
doras.
—Se nos han dado largas durante demasiado tiempo —se
quejó—. Si quieres que participemos en lo de Lehman, vamos a
necesitar algo por escrito.
—Ya oíste lo que el presidente dijo que haría —replicó Geith-
ner, descolocado al oír semejante ultimátum—. Si no crees en la
palabra del presidente de la Reserva Federal, tenemos un problema
más gordo.
Dándose cuenta de que Geithner no iba a ceder sobre la cues-
tión, Lewis finalmente se apeó y accedió a enviar un equipo de
ejecutivos para iniciar las diligencias debidas el jueves por la ma-
ñana.
A última hora del miércoles, Fuld seguía pegado al teléfono.
Tenía una lista en la que prácticamente estaban todas las figuras
importantes de Wall Street y de Washington, y mientras llamaba
tenía un ojo puesto en los mercados para detectar cualquier señal
adicional de pánico.
La evolución de la bolsa dejaba claro que los inversores esta-
ban apostando por que la situación no podía por menos que em-
peorar. Cualquier esperanza de que el plan de segregación fuera a
cambiar la suerte de Lehman se desvaneció rápidamente. 10 Tam-
poco eran alentadores los resultados del bombardeo telefónico de
Fuld. Ese mismo día había tenido una dura conversación con Lloyd
Blankfein, que había llamado para expresar su frustración por el
hecho de que Lehman hubiera puesto fin a sus conversaciones con
Goldman.
Fuld también había charlado con Paulson, quien había tratado
de convencerlo de las ventajas de un acuerdo con Barclays. Sin em-
bargo, esa perspectiva no terminaba de convencer a Fuld, que no
quería poner en peligro un posible acuerdo con Bank of America.
—Dick —le recordó Paulson pacientemente—, Ken Lewis te
ha dejado plantado muchas veces, mientras que los otros han ex-
presado su interés. Tenemos que considerar ambas opciones.
En Londres, Bob Diamond, de Barclays, esperaba en la barra
del Fifty, un club privado de la calle St. James, a un paso de
Picca-dilly. Había invitado a unas copas a Jeremy Isaacs, el antiguo
director de operaciones europeas de Lehman, que había anunciado
sus planes de «retirarse» de la firma apenas cuatro días antes. 11
Isaacs se había marchado cuando se hizo evidente el ascenso de
McDade. La verdad, tal vez no debería haber aceptado la invita-
ción, ya que estaba en medio de una negociación con Lehman de
cinco millones de dólares por dejar su puesto que sería aprobada al
día siguiente y que contenía una cláusula de confidencialidad. 12
Esa noche estaba a punto de romper todo lo establecido en ese
documento con la intención de ayudar a la supervivencia de
Lehman.
13. Louise Story, «Tough Fight for Chief at Lehman», The New York
Times, 11 de septiembre de 2008.
14. Carta conseguida por el autor.
MALAS NOTICIAS 283
Estimado Steve:
Con gran pesar ofrezco por la presente mi renuncia como
miembro del consejo directivo del Banco de la Reserva Federal de
Nueva York. A la luz de mi actual situación en Lehman Brothers,
desgraciadamente no tengo tiempo que dedicar a los asuntos del
consejo y, por lo tanto, considero que, por el bien de este organis-
mo, debo presentar mi renuncia con efecto inmediato. Ha sido
una satisfacción el tiempo pasado en el consejo y tengo un enor-
me respeto tanto por él como por la institución. Gracias.
Te saludo atentamente.
MALAS NOTICIAS 285
15. The Wall Street Journal informó que Willumstad hizo su primera lla
mada a Geithner el martes, pero en realidad no hablaron por teléfono hasta el
viernes por la mañana. Los informes del autor sitúan la conversación telefónica
el jueves por la mañana. Véase Monica Langley, Deborah Solomon y Matthew
Karnitschnig, «Bad Bets and Cash Crunch Pushed Ailing AIG to Brink», The
Wall Street Journal, 18 de septiembre de 2008.
16. Lilla Zuill, «AIG Woes Knock Its Market Valué Below Peers», Reu
ters, 11 de septiembre de 2008.
286 ANDREW ROSS SORKIN
Sin embargo, unas horas más tarde, Miller recibió otra llama-
da del banco asediado.
—Soy Tom Russo, director del departamento legal de Leh-
man Brothers —dijo la voz en el otro extremo de la línea—. ¿Estáis
trabajando sobre Lehman?
Miller, que no conocía a Russo, quedó descolocado.
—Bueno, la verdad es que sí.
Russo no tenía interés en discutir ningún detalle, sólo quería
hacer llegar un mensaje.
—Ya sabéis que no podéis hablar de esto con nadie. Hay una si-
tuación muy tensa. No podemos permitir que se filtre ningún rumor.
Miller estaba a punto de asegurarle que apreciaba la urgencia
de la cosa cuando Russo le preguntó ansiosamente:
—¿A cuánta gente tenéis trabajando en ello?
—A unos cuatro tal vez —le dijo Miller—. Bueno, es algo
preliminar todavía.
—Sí, preliminar —insistió Russo—. No pongáis a nadie más.
Tenemos que mantenerlo controlado.
Russo puso fin a la llamada y dejó a Miller atónito, pregun-
tándose qué estaría sucediendo realmente.
rias —le dijo Dimon al grupo cuando por fin se incorporó, y aña-
dió que era una petición justa teniendo en cuenta el deterioro de la
posición de Lehman. Fuld le dijo tranquilamente a Dimon que
pondría a su equipo a trabajar en ello. Tonucci, sin embargo, susu-
rró al resto del equipo:
—¿Es que Dick no lo entiende? Desde el punto de vista ope-
rativo, es casi imposible que hagamos eso.
A Dimon también le preocupaba que Fuld pudiera estar to-
mando la cosa demasiado a la ligera.
—¿Estás tomando nota? —le soltó.
Cuando terminó la teleconferencia, McDade estaba al borde
de un ataque.
—Tenemos que llamar a la Reserva Federal —dijo—. Jamie
no puede hacer esto.
Cohén, que era quien tenía más experiencia en las cuestiones
de la Reserva, no estaba tan convencido.
—Estoy casi seguro de que Jamie habrá hablado con ellos an-
tes que nosotros —les dijo—. Jamie es duro. No lo habría hecho
sin la aprobación tácita de la Reserva.
Los diez minutos que siguieron fueron una cacofonía de di-
ferentes conversaciones simultáneas, todas sobre un tema común.
«¡Están tratando de dejarnos inoperantes!» Por fin decidieron que
lo mejor era llamar a Tim Geithner.
Cuando Cohén por fin contactó con Geithner y lo puso en el
altavoz, le explicó rápidamente la situación. A Geithner no pareció
preocuparle, como si hubiera estado esperando la llamada. McGee
lanzó una mirada nerviosa a McDade, como diciéndole: «Estamos
jodidos.»
—No puedo aconsejar a un banco que no se proteja —dijo
Geithner imperturbable.
Cohén, esperando hacer con buenos modos que Geithner se
diera cuenta de que creía que JP Morgan estaba tratando de cortarle
la hierba debajo de los pies a su rival, preguntó:
—No estoy en condiciones de juzgar eso —respondió Geith-
ner.
A las 18.00, Paulson organizó una teleconferencia con Geith-
ner, Bernanke y Cox. Tenía la sensación de que se iba a desencade-
2<)6 ANDREW ROSS SORKIN
nar una crisis y se temía otro fin de semana como el de Bear Stearns.
Sin embargo, esta vez estaba decidido a que terminara de una ma-
nera muy distinta. Creía que tenían que preparar lo que él llamaba
una «solución tipo LTCM», en otras palabras, estaba decidido a
convocar a las firmas del sector privado para que entre todas pu-
sieran dinero para orquestar un salvamento de Lehman Brothers.
Geithner apoyaba la idea, y aparentemente también algunos jefes
de Wall Street.
Ese mismo día, Geithner había recibido llamadas de John
Thain de Merrill Lynch y de Vikram Pandit del Citigroup sugirien-
do una solución así.
Paulson insistió en que tal vez lo más importante era que no
podían asumir la responsabilidad política de poner dinero del Go-
bierno para Lehman como habían hecho con Bear Stearns.
—Yo no puedo ser el señor apagafuegos —insistió, y puesto
que todos los participantes en la teleconferencia ya habían aguanta-
do la onda expansiva de esa experiencia, no tuvo que convencerlos
de la conveniencia de no repetirla.
A pesar de todo, Geithner se mostraba un poco vacilante ante
la idea de adoptar en público una posición tan seria, pero sólo por-
que, según él mismo explicó:
—No queremos asustar a la gente. Necesitamos la mayor can-
tidad posible de ofertantes.
De todos modos, pronto se avino a razones, y los cuatro hicie-
ron un pacto: a menos que sucediera algo milagroso, se propon-
drían convocar a los consejeros delegados de las principales casas
de Wall Street para una reunión el viernes en la Reserva Federal de
Nueva York, donde los presionarían para conseguir una solución
privada.
Mientras tanto, les indicó Paulson, el mensaje tenía que ser
claro: nada de rescates.
23. Jessica Papini, «Possible Govt Backstop for Lehman Buy Has
Two Prior Models», Dow Jones Newswires, 11 de septiembre de 2008.
298 ANDREW ROSS SORKIN
24. Efrati, «Greenberg Settles», The Wall Street Journal, art. cit.
MALAS NOTICIAS 299
25. Walsh y Glater, «Investors Turn Gaze to AIG», The New York Times,
art. cit.
26. Véase «Lehman's Fate», The Wall Street Journal, 12 de septiembre de
2008.
3OO ANDREW ROSS SORKIN
3. www.newyorkfed.org
4. Evan Thomas y Michael Hirsh, «Paulsorís Complaint», Newsweek, 16
de mayo de 2009.
ANDREW ROSS SORKIN
7. Tett, Fool's Gold. How the Bold Dream ofa Small Tribe at JP Morgan
Was Corruptedby Wall Street Greedand Unleasheda Catastrophe, Free Press, Nueva
York, 2009, p. 233.
MALAS NOTICIAS 319
8. Según The Wall Street Journal, Fuld hizo la llamada a Lewis en la tarde
del domingo 14 de septiembre de 2008. Una información posterior del autor ha
revelado que la llamada se hizo realmente en la tarde del viernes 12 de septiembre
de 2008. Véase Susanne Craig, Jeffrey McCracken, Aaron Lucchetti y Kate Kel-
ly, «The Weekend That Wall Street Died», The Wall Street Journal, 29 de diciem-
bre de 2008.
MALAS NOTICIAS 3 21
10. Riva D. Atlas y Edward Wong, «Texas Pacific Goes Where Others
Fear to Spend», The New York Times, 25 de agosto de 2002.
11. Peter Lattman, «WaMu Fall Crushes TPG», The Wall Street JournaL,
27 de septiembre; Geraldine Fabrikant, «WaMu Tarnishes Star Equity Firm»,
The New York Times, 27 de septiembre de 2008.
MALAS NOTICIAS 33I
12. Peter Truell y Joseph Kahn, «Goldman Sachs Nears Decisive Talks
on Going Public», The New York Times, 2 de junio de 1998.
MALAS NOTICIAS 333
hemos sido amigos y ahora llevamos dos días y medio sentados uno
al lado del otro. Mientras daban la vuelta a la manzana, Kraus dijo
que valdría la pena mantener una reunión. Dijo que Merrill estaba
buscando una línea de crédito para superar su crisis de liquidez a
cambio de la venta de una pequeña participación en la empresa,
probablemente por debajo del 10 por ciento. Era casi el mismo
acuerdo que Thain le había propuesto originalmente a Lewis. Que-
daron en reunirse la mañana siguiente en las oficinas de Goldman
Sachs.
Las instrucciones eran específicas: no usar la entrada principal
de la Reserva Federal de Nueva York en la calle Liberty; utilizar en
cambio la entrada de personal de Maiden Lañe y mostrar la licencia
de conducir a los guardias de seguridad. El nombre estaría en una
lista y un escolta estaría aguardando.
Bob Willumstad de AIG y sus asesores, Doug Braunstein de
JP Morgan, Jamie Gamble de Simpson Thacher y Michael
Wise-man de SuUivan & Cromwell llegaron andando desde la
central de AIG para reunirse con Paulson y Geithner. Pasaron al
lado de los fotógrafos y reporteros gráficos que, por suerte, no los
reconocie-
ron.
—¿En qué punto de la captación de capital estáis? —preguntó
Geithner sin rodeos.
Willumstad dijo que creía que estaban haciendo progresos.
Todavía quedaba media docena de ofertantes en el edificio, inclui-
dos Flowers, KKR y Allianz. Pero la noticia más importante, la
buena noticia, era que había convencido a Eric R. Dinallo, superin-
tendente del Departamento de Seguros del estado de Nueva York,
para liberar unos veinte mil millones en garantías subsidiarias de las
entidades de seguros reguladas de AIG, lo cual le ayudaría a cubrir
su necesidad de capital. Dinallo accedía siempre y cuando AIG pu-
diera reunir otros veinte mil millones para tapar el agujero. Wi-
llumstad les confió que creía tener el compromiso de otros cinco
mil millones con Ajit Jain, que dirigía el negocio de reaseguros de
Berkshire Hathaway. Le quedaban todavía quince mil millones por
cubrir, pero les dijo a los reguladores que la compañía tenía activos
a la venta por un valor de más de veinticinco mil millones de dó-
lares.
344 ANDREW ROSS SORKIN
16. Landon Thomas Jr., «Make Your Best Offer and Pass the
Parmesan, Please», The New York Times, 2 de octubre de 2005.
348 ANDREW ROSS SORKIN
con las que nos interese bailar. Si va a haber una ocasión para ha-
blar, tal vez sea ésta.
Gorman intervino para explicar que, por la conversación que
había mantenido una hora antes con Thain, era probable que Me-
rrill Lynch se fusionara con Bank of America, posiblemente en las
próximas veinticuatro horas.
—Podríamos llamar a Lewis —sugirió Gorman.
Mack siempre había considerado Bank of America como un
socio natural para una fusión de Morgan Stanley; de hecho, antes
de la crisis, había dicho a sus amigos, medio en broma, que era su
«estrategia de salida». Cuando el precio de sus acciones era más
alto, a menudo había pensado que un acuerdo con Bank of Ameri-
ca sería una forma triunfal de demostrar que había devuelto la glo-
ria original a Morgan Stanley, la firma que tan cara le era.
Pero aquella noche no iba a ser, Mack lo comprendió.
—Si Bank of America se queda con Merrill, ¿qué os parece
Wachovia? —mientras les servían el timballo di baccala con patate,
fave e pomodoro.
Morgan Stanley era un coloso financiero, cuyo valor en el
mercado ese viernes era de cincuenta mil millones de dólares, mu-
cho menos que un mes antes, pero nada desdeñable. Además, te-
nían ciento ochenta mil millones en el banco, una liquidez que
habían acumulado durante meses en previsión de una situa-
ción como la actual. Tenían demasiada credibilidad en el mercado
como para que alguien se lanzara sobre ellos. Sin embargo, Mack
reconocía que si Barclays se hacía con Lehman y Bank of Ameri-
ca con Merrill, su empresa se encontraría en una situación incó-
moda.
—Nosotros podríamos ser los siguientes —dijo Chammah
con expresión seria después de beber un sorbo de vino.
18. Esta conversación entre Gary Shedlin y Michael Klein fue relatada
por primera vez en el artículo de William D. Cohan para la revista Fortune, luego
apareció en su libro, House ofCards, ob. cit. Según Cohan: «Shedlin confirmó la
conversación a Fortune; Klein no respondió a las invitaciones para ser entrevis-
tado.» Véase William D. Cohan, «Three Days That Shook the World», Fortune,
16 de diciembre de 2008.
MALAS NOTICIAS 35I
2. «El señor Allison de Merrill, leyendo una hoja manuscrita, deletreó los
términos. Creemos necesitar cuatro mil millones para asegurar que el fondo pue
de soportar cualquier ataque concertado por los demás contra sus posiciones. Se
pidió a dieciséis empresas que arrimaran el hombro con doscientos cincuenta
millones de dólares.» Véase Michael Siconolfi, Anita Raghavan y Mitchell Pa-
celle, «All Bets Are Off. How the Salesmanship and Brainpower Failed at Long-
Term Capital», The Wall Street Journal, 16 de noviembre de 1998.
3. Lowenstein, When Genius Failed, ob. cit., p. 203.
356 ANDREW ROSS SORKIN
poner las cosas como son para que ustedes las entiendan y las abor-
den con algo de realismo.
—Se está mostrando muy negativo —insistió Cox.
—Mire, tiene que entenderlo, uno de los grandes problemas
para nosotros es no saber estar a la altura de las circunstancias —se
quejó McCarthy, cada vez más nervioso—. Tiene que entender que
se están oyendo muchas cosas —dijo, enumerando una lista de re-
quisitos que Barclays tendría que cumplir—. Podríamos haberles
dicho antes con cuáles tendrían problemas y con cuáles no.
Cinco minutos después, Cox volvió junto a Paulson y
Geith-ner, libreta en mano y mortalmente pálido.
—No lo van a hacer —dijo—. Esto es una vuelta atrás total.
Jamás nos mencionaron esto antes!
Tom Baxter, consultor general del Fed de Nueva York, que
acababa de entrar, no daba crédito a lo que oía.
—Hemos llegado hasta aquí, el dinero está sobre la mesa
—dijo con cara de incredulidad—. ¿No sabían esto cuando cogie-
ron el avión para venir aquí?
—Voy a llamar a Darling —dijo Paulson.
tiempo, hasta que él finalmente los hizo callar elevando la voz por
primera vez en todo el fin de semana.
—¿Por qué no lo supimos antes? Esto es una jodida locura.
Paulson empezó a preguntarse en voz alto si el presidente Bush
debería llamar a Gordon Brown personalmente, pero antes de ter-
minar, se contestó a sí mismo:
—No hay caso —dijo, explicando que pensaba que Darling
había dado a entender que ya había hablado con el primer ministro
sobre la situación—. Estaba tan lejos de desear que Barclays hiciera
nada —subrayó refiriéndose a Darling.
—Bien, pasemos al plan B —dijo Geithner tras reflexionar un
momento.
Acordaron reunirse en la planta inferior para contar las nove-
dades a los banqueros, a fin de que pudieran prepararse para la
quiebra de Lehman. El plan B era simple: los reguladores presiona-
rían a los bancos para que deshicieran sus posiciones con Lehman
y los unos con los otros, de modo que se minimizara el impacto
sobre los mercados. Y estaba además la siguiente cuestión crítica
que había que abordar:
—Tenemos que negociar con Merrill —dijo Geithner.
—Para montar el caballo, a veces hay que meter el pie en la
mierda —comentó Paulson, claramente desanimado cuando se pu-
sieron de pie para salir.
Un guarda de seguridad del Fed que había estado buscando a
Bart McDade y Rodgin Cohén los encontró por fin en la primera
planta.
—El secretario Paulson quiere verlos —les anunció, escoltán-
dolos hasta la sala de espera de Geithner.
Se abrió la puerta de la oficina de Geithner y de ella salieron
Geithner, Paulson y Cox, todos con una preocupante expresión
adusta.
—Tenemos el acuerdo de los bancos para la financiación, pero
el Gobierno del Reino Unido ha dicho que no —anunció Paul-
son.
—¿Por qué? ¿Quién? —preguntó Cohén, incrédulo.
—Vino de Downing Street. No quieren que los problemas de
Estados Unidos infecten el sistema británico —dijo Paulson.
MALAS NOTICIAS 365
11. El autor recibió notas de esta reunión, con las observaciones dictadas
por Paulson, así como con la propuesta de Geithner de crear un fondo de emer-
gencia de cien mil millones para los tres bancos de inversión restantes.
366 ANDREW ROSS SORKIN
17. El doctor Paul Achleitner, de Allianz, niega haber hecho estos co-
mentarios. Sin embargo, muchos testigos oculares confirmaron que éstas fueron
las palabras que empleó.
372- ANDREW ROSS SORKIN
19. Ibídem.
20. Ibídem.
374 ANDREW ROSS SORKIN
lidad sin precedentes así como otros retos que afectan a los merca-
dos globales de fondos propios y de deuda».22
Continuaría diciendo que las mayores instituciones financie-
ras del mundo estaban creando para sí un fondo de préstamos de
cien mil millones de dólares, más de lo que la Reserva Federal ponía
a disposición a través de su Fondo de Crédito de Operador Prima-
rio. Cualquier banco podría obtener prestados hasta treinta y cinco
mil millones del fondo común.
Hasta el momento, diez bancos estaban dispuestos a propor-
cionar siete mil millones cada uno, sumando así un total de setenta
mil millones. Los bancos individuales eran entidades representati-
vas del palmares del sistema financiero: Goldman Sachs, Merrill
Lynch, Morgan Stanley, Bank of America, Citigroup, JP Morgan,
Bank of New York, UBS, Credit Suisse, Deutsche Bank y Barclays.
En tiempos normales, muchos de ellos eran feroces rivales. El co-
municado de prensa acababa afirmando con rotundidad que «el
sector está haciendo todo lo que está en sus manos para ofrecer li-
quidez adicional y seguridad a los mercados de capital y al sistema
bancario».
El pánico se estaba extendiendo en las filas de Lehman.
Geor-ge H. Walker IV, director de la unidad de gestión de
inversiones de la firma, estaba en su oficina del 339 de Park
Avenue, tratando de encontrar el modo de salvar a su división. El
viernes había recibido ofertas por ella de dos firmas de capital
riesgo, Bain Capital yTPG, y estaba en pleno intento de reunirías
cuando recibió una llamada telefónica de Eric Felder, uno de los
operadores de McDade.23 Fel-der hablaba tan rápido que parecía
que estuviera hiperventilando.
—Tienes que llamar a tu primo —insistía—. Si alguna vez fue
el momento de llamar al presidente, es ahora.
Walker, primo segundo del presidente Bush, tenía sus reparos
sobre lo de usar sus conexiones familiares.
—No sé.
24. Informado por primera vez por Aleksandrs Rozens, «Who Dares
Wins; Barclays' Diamond Leads Team to Snare One of Wall Streets Most Storied
Investment Banks», Investment Dealers Digest, 19 de enero de 2009.
MALAS NOTICIAS 381
Paulson vio que ya eran más de las siete, lo que significaba que
estaban abriendo los mercados asiáticos, y Lehman todavía no ha-
bía presentado una declaración de quiebra.
—¿Es que Cox todavía no ha hablado con ellos? —preguntó a
Jim Wilkinson con impaciencia.
Wilkinson respondió que había intentado convencer a Cox de
que lo hiciera, pero se había mostrado reacio.
—No ha hecho una mierda —dijo Wilkinson despectivo—.
Le repetí lo que habías dicho, pero parece estar paralizado. Como
un maldito ciervo ante los faros.
—Este tío es un inútil —dijo Paulson, alzando los brazos y
yendo en persona a la oficina temporal de Cox.
—¿Qué diablos estás haciendo? —gritó Paulson tras entrar y
dar un portazo—. ¿Por qué no los has llamado?
Cox, que evidentemente era reacio a valerse de su posición en
el Gobierno para dar a una empresa instrucciones de declararse en
quiebra, dijo que no le parecía apropiado que fuera él quien hiciera
la llamada.
—Ése es tu jodido trabajo —dijo Paulson—. Tienes que ha-
cerlo.
26. Karen Pennar, «Dr. Doom and Dr. Gloom Are Still Prescribing
Cau-tion», BusinessWeek, 17 de octubre de 1988.
MALAS NOTICIAS 385
28. Andrew Ross Sorkin, Jenny Anderson y Eric Dash, «A Buyer for
Merrill», The New York Times, 16 de septiembre de 2008.
29. Carrick Mollenkamp, Susanne Craig, Jeffrey McCracken y Jon
Hilsenrath, «TheTwo Faces of Lehman's Fall», The Wall Street Journal, 6 de oc
tubre de 2008.
30. La reclamación planteada por la SEC contra Bank of America reveló
MALAS NOTICIAS 387
tas fueron tomados de las transcripciones difundidas por la Casa Blanca. Véase
«White House Conducís Press Briefing Sept. 15», 1.42 p. m. EDX, US Fed
News, 15 de septiembre de 2008.
398 ANDREW ROSS SORKIN
—Previsión de liquidez.
—Valoración: negocio, títulos.
—Vencimientos.
—Participantes.
—Aspectos legales.
11. Véase «Wall Street Casualties», The New York Times, 16 de septiem
bre de 2008.
12. Glenn Kessler y David S. Hilzenrath, «Stocks Plunge As Crisis Inten-
sifies; AIG at Risk; $700 Billion in Shareholder Valué Vanishes», The Washington
Post, 16 de septiembre de 2008.
MALAS NOTICIAS 4O5
16. Susanne Craig, «In Ken Wilson, Paulson Gets Direction From
the Go-To Banker of Wall Street», The Wall Street Journal, 22 de julio de 2008.
MALAS NOTICIAS 4II
Querido Bob:
Llevamos semanas discutiendo mi oferta de ayudar a la
compañía en cualquier cosa que tú y el consejo deseéis. En esas
conversaciones nos has dicho a David Boies y a mí que conside-
rabais que mi ayuda era importante para la empresa. La única
inquietud que me manifestasteis es el temor de que si me conver-
tía en asesor de la empresa, te eclipsara a ti. Con todo respeto, os
sugiero a ti y al consejo que el constante rechazo a trabajar juntos
para salvar esta gran empresa es mucho más importante que cual-
quier inquietud por las posiciones o percepciones personales.
No sé si es demasiado tarde o no para salvar AIG. Sin em-
bargo, les debemos a los accionistas y acreedores de AIG y a
nuestro país el intentarlo. Desde que te convertiste en presidente
de AIG, tú y el consejo habéis gestionado la virtual destrucción
del valor de las acciones acumulado durante más de treinta y
cinco años. No es mi intención acusar ni ser crítico. Lo único que
quiero señalar es que, bajo las actuales circunstancias, realmente
me sorprende la falta de voluntad manifestada por ti y por el
consejo para aceptar mi ayuda.17
Serían las cuatro cuando la oferta del Fed entró por una termi-
nal de fax de AIG que debería haber sido reemplazada y enviada al
Smithsonian hacía ya una década. Un ejército de abogados de la
planta 18 de AIG la esperaba ansiosamente. En cuanto llegaron las
tres páginas, un abogado las cogió rápidamente e hizo copias.
—Bueno, por fin tienes la ocasión de trabajar para el Gobier-
18. Según The Wall Street Journal, esta reunión tuvo lugar a las 15.30.
Véase Monica Langley, Deborah Solomon y Matthew Karnitschnig, «Bad Bets
and Cash Crunch Pushed Ailing AIG to Brink», The Wall Street Journal, 18 de
septiembre de 2008.
MALAS NOTICIAS
24. En Fortune apareció por primera vez un facsímil del correo electróni-
co de Herzog. Carol J. Loomis, «AIG's Rescue Has a Long Way to Go», Fortune,
29 de diciembre de 2008.
Capítulo 17
1. Era la primera vez en catorce años que el valor del activo neto de un
fondo caía por debajo de un dólar. Muy preocupante fue el hecho de que la pro-
pietaria del Primary Fund, la Reserve Management Corporation, inventó el fon-
do de dinero en 1970. Véase Christopher Condón, «Reserve Primary Money
Fund Falls Below $1 a Share», Bloomberg, 16 de septiembre de 2008.
424 ANDREW ROSS SORKIN
13. Relatado por primera vez por Emily Thornton, «Morgan Stanley's
John Mack Swings into Action», BusinessWeek.com, 17 de septiembre de 2008.
MALAS NOTICIAS 435
18. Peter Baker, «A Professor and a Wall Street Deal Maker Bury Oíd
Dogma on Free Markets», The New York Times, 21 de septiembre de 2008.
19. Lee Davidson, «The Resolution Trust Corporation and Congress,
1989-1993», FDICBanking Review, núm. 2, 2006, p. 18.
20. Extracto de un editorial escrito por Nicholas F. Brady, Eugene A.
Ludwig, y Paul A. Volcker, «Resurrect the Resolution Trust Corp.», The Wall
Street Journal, 17 de septiembre de 2008.
442 ANDREW ROSS SORK1N
21. Ben White y Eric Dash, «As Fears Grow, Wall St. Titans», The New
York Times, 17 de septiembre 17 de 2008. Véase la caída de acciones.
22. Una nota adjunta del editor en The New York Times del 17 de sep
tiembre de 2008 dice que tanto Morgan Stanley como Citigroup niegan «rotun
damente» que Mack haya hecho jamás ese comentario.
MALAS NOTICIAS 443
26. «European Shares Rise after Central Bank Plan, Asia Losses»,
France-Presse, 18 de septiembre de 2008.
45O ANDREW ROSS SORKIN
Todo esto lo leyó en los folios que llevaba escritos, ya que ja-
más había aprendido a utilizar un teleprompter.
verse con rapidez, pero Kelleher, que había tenido trato con bancos
japoneses, era escéptico.
James Gorman abrió los ojos como platos cuando Kelleher
volvió a la mesa con la noticia de Kindred. Esto podría ser exacta-
mente lo que necesitaban, pensó.
—Es una pérdida de tiempo —dijo Kelleher con un bufido—.
No van a hacer nada.
—Colm, tengo la intuición de que van a hacer algo —insistió
Gorman—. Estas cosas no pasan por casualidad.
5. Ben White y Eric Dash, «Barclays Reaches $1,75 Billion Deal for a
Lehman Unit», The New York Times, 18 de septiembre de 2008.
6. El diálogo entre el juez Peck y Harvey Miller se tomó de las transcrip
ciones oficiales del tribunal, con fecha de 19 de septiembre de 2008.
468 ANDREW ROSS SORKIN
9. «Text of Draft Proposal for Bailout Plan», The New York Times, 20 de
septiembre de 2008.
480 ANDREW ROSS SORKIN
10. Mack le contó más tarde esta historia a Bloomberg. «Le dije a mi
esposa, cuando las cosas estaban realmente desquiciadas: "Como sabes, hay una
posibilidad de que yo pierda esta firma. Pero prefiero hacer esto antes que sen -
tarme en una playa a leer un libro."» Véase Lisa Kassenaar y Christine Harper,
«Mack Tells Wife He may Lose Firm Before Brokerage Bid», Bloomberg, 26 de
enero de 2009.
484 ANDREW ROSS SORKIN
Morgan Stanley durante su OPA hostil de ese mismo año para ad-
quirir parte de Union Bank en California. 15
—Los japoneses no suelen mostrarse hostiles —le recordó
Mack—. Nos contrataron, siguieron adelante y terminaron la ope-
ración. Lo mismo harán con nosotros.
Paulson se mantenía escéptico.
—No van a hacerlo —dijo con un suspiro.
—Tú y yo no estamos de acuerdo —le escupió Mack, prome-
tiendo mantenerlo al día de los avances mientras colgaba el teléfo-
no.
Tras hacer salir a Kevin Warsh de una reunión para atender el
teléfono, Gary Cohn le describió los preliminares del acuerdo
Goldman-Wachovia. Habían acordado las condiciones a precio de
mercado —18,74 dólares al cierre el viernes— y, considerando que
las acciones de Wachovia se habían recuperado ese día un 29 por
ciento como consecuencia del anuncio del TARP, Cohn pensaba
que era una concesión generosa y solicitaba una garantía del Go-
bierno.
Mientras varios miembros del consejo de Wachovia iban y ve-
nían por una sala de juntas de Goldman esperando tener noticias
de Steel sobre el acuerdo, Joseph Neubauer, presidente y consejero
delegado de Aramark Holding Corporation, recibió una llamada
de Paulson en el móvil.
—Esto no sólo afecta a Goldman Sachs —le dijo—. Estoy
preocupado por Wachovia. ¿Tú no?
Paulson no le había contado a Neubauer que había recibido
una autorización del comité de ética para participar en las cuestio-
nes relativas a Goldman. En lugar de eso siguió presionándolo para
que se tomara en serio la oferta de Goldman, preocupado de que el
consejo de Wachovia no apreciara la gravedad de la situación en la
economía mundial.
16. Louise Story, «Morgan Stanley Secures Japan Deal, Mitsubishi UFJ
to Pay $9 billion for 21 % Stake in US Firm», The New York Times, 1 de octubre
de 2008.
MALAS NOTICIAS 497
4. Andrew Ross Sorkin, «DealBook. Power Grab and a Roll of the Dice»,
The New York Times, 24 de septiembre de 2008.
5. «US Lawmaker Dodd Says Treasury Plan "Unacceptable"», Reuters,
23 de septiembre de 2008.
6. Charles Babington y Julie Hirschfeld Davis, «Simmering GOP Upset
They Were Kept in the Dark; Political Meltdown Carne on the Heels of Finan
cial One», Associated Press, 27 de septiembre de 2008.
5O4 ANDREW ROSS SORKIN
12. Deborah Solomon, Damián Paletta, y Greg Hitt, «US Seáis Bailout
Deal», The Wall Street Journal, 29 de septiembre de 2008.
13. Ibídem.
MALAS NOTICIAS 5O9
14. Ibídem.
5IO ANDREW ROSS SORKIN
16. Ibídem. Véase también Eric Dash y Andrew Ross Sorkin, «Citigroup
to Acquire Banking Operations of Wachovia; Crisis on Wall Street», The New
York Times, 30 de septiembre de 2008.
512 ANDREW ROSS SORKIN
Mientras el cielo se ponía cada vez más negro, Bob Steel subía
por la escalerilla del avión corporativo de Wachovia en el aeropuer-
to de Teterboro en Nueva Jersey para regresar a Charlotte. Había
pasado prácticamente toda la semana en reuniones codo con codo
con Citigroup para coordinar los detalles de la fusión, que ellos
planeaban comunicar en un anuncio a toda página el viernes, de-
clarando algo como: «Citibank tiene el honor de asociarse con
Wachovia... el socio perfecto para Citibank.»20
Quedaban todavía una serie de detalles por resolver, pero to-
dos esperaban dejar firmado el acuerdo al día siguiente. Steel había
pasado esa tarde en Citigroup discutiendo el destino posterior a la
fusión de la mayoría de los altos ejecutivos de Wachovia.
En el momento en que el avión de Steel correteaba por la pis-
ta para el despegue sonó su BlackBerry. Era Sheila Bair.
—Hola, ¿has tenido alguna noticia de Dick Kovacevich?
—No, no desde el lunes por la mañana —respondió un asom-
brado Steel; el CEO de Wells Fargo había llamado para expresar sus
felicitaciones por el trato con el Citi—. ¿Por qué lo preguntas?
—Tengo entendido que va a hacer una oferta de siete dólares
por acción y por toda la compañía, sin ayuda del Gobierno.
—¡Guau! —respondió Steel, intentando evaluar rápidamente
las derivaciones de la oferta sorpresa por su empresa.
—Sheila, voy a aterrizar en unos segundos —se disculpó—.
20. De un anuncio pagado que apareció en USA Today ese viernes, según
David Enrich y Dan Fitzpatrick, «Wachovia Chooses Wells Fargo, Spurns Citi»,
The Wall Street Journal, 4 de octubre de 2008.
5l8 ANDREW ROSS SORKIN
bierno, sobre todo con Paulson, al que había visto salvar a todas las
firmas menos a la suya. Su amada Lehman Brothers había muerto
ante sus ojos.
De eso les habló a los congresistas.
—Quiero ser totalmente claro 24 —dijo Fuld al comité—. Me
responsabilizo por completo de las decisiones que tomé y de las
actuaciones subsiguientes. Ninguno de nosotros tiene nunca la
oportunidad de dar marcha atrás al reloj. Con la sabiduría que da
la experiencia, ¿habría hecho las cosas de otro modo? Sí, hubiera
actuado de otra manera.
Pero en esta audiencia tenía poca cabida la contrición, y por
eso lo acribillaron con preguntas sobre sus compensaciones econó-
micas.
—Su compañía está en quiebra, y nuestro país se encuentra en
una situación de crisis 25 —dijo el congresista Henry Waxman—.
Usted se va a llevar cuatrocientos ochenta millones de dólares. Ten-
go una pregunta muy sencilla para usted: ¿es eso justo?
—La mayor parte de mi paquete accionarial, señoría, proce-
de..., perdón, la mayor parte de mi compensación, está constituida
por acciones26 —respondió Fuld—. Y la mayor parte de las accio-
nes que percibí todavía las conservaba en el momento de la banca-
rrota de la empresa.
Estas acciones que en algún momento llegaron a valer mil mi-
llones de dólares, tenían actualmente un valor de 65.486.720 dóla-
res. Fuld ya había empezado a moverse para poner en venta su apar-
tamento y la preciada colección de arte de su mujer.
Mientras hablaba luchaba por conseguir un cierto grado de
empatia de sus oyentes con parrafadas tales como: «Por increíble-
mente doloroso que resulte esto para las personas vinculadas con
Lehman Brothers o afectadas por su derrumbe, este maremoto fi-
24. De la transcripción del testimonio de Fuld sobre las causas y los efec
tos de la bancarrota de Lehman Brothers, audiencia del Comité de Reforma del
Gobierno y Supervisión de la Cámara, presidido por el congresista Henry Wax
man, el lunes 6 de octubre de 2008.
25. Ibídem.
26. Ibídem.
524 ANDREW ROSS SORKIN
Ese lunes por la tarde, Hank Paulson recibió una carta privada
de cuatro páginas, escrita a máquina, de su amigo Warren Buffett.
Ambos habían hablado el pasado fin de semana sobre la actual cre-
dibilidad de Paulson, sobre todo, porque a pesar de que su plan
TARP había sido aprobado por el Congreso, no estaba surtiendo
efecto en Wall Street, donde los inversores estaban empezando a
temer que sería ineficaz. Paulson le había confiado que estaba con-
siderando usar el TARP para realizar inversiones directas en los
bancos. Buffett le dijo que antes de dar ningún paso en esa direc-
ción podía darle algunas ideas sobre cómo hacer que funcionase un
programa para comprar activos tóxicos y que se lo iba a escribir en
27. Ibfdem.
MALAS NOTICIAS 525
una carta, que según él abordaría tanto los problemas del actual
plan como sus soluciones.
En la carta, Buffett, tal vez uno de los expertos en finanzas
más lúcidos y coherentes, explicaba en primer lugar las deficiencias
del plan de Paulson:
ra línea el dinero de los inversores para que fueran ellos los que
perdieran primero.
Buffett decía que estaba tan entusiasmado con esta estructura
que ya había hablado con Bill Gross y con Mohamed el-Erian, de
Pimco, que se habían ofrecido a gestionar el fondo como un servicio
público. También se había puesto en contacto con Lloyd Blankfein,
que también se había ofrecido a captar dinero de los inversores igual-
mente como un servicio público. Finalmente, añadía Buffett: «Yo
estaría dispuesto a comprar personalmente cien millones de dólares
en acciones en esta oferta pública», que, explicaba, «constituye alre-
dedor del 20 por ciento de mi capital neto descontando mi partici-
pación en Berkshire».
Después de leer la carta, Paulson convocó a Kashkari en su
despacho; aquella mañana acababa de nombrarlo secretario adjun-
to interino para la Estabilidad Financiera, poniéndolo a cargo del
plan TARP.
Paulson entregó a Kashkari la carta de Buffett.
—Llámalo.
verdad incómoda era que la retirada podría haber sido en ese mo-
mento la decisión empresarial correcta.
—Van a plantear un recorte. No tienen más remedio que ha-
cerlo —le dijo Robert Kindler a Paul Taubman esa tarde—. ¿Cuán-
do van a llamar? Es una incógnita.
Y en Morgan Stanley todos sabían lo que significaría la retira-
da de Mitsubishi: una nueva retirada masiva de fondos y, posible-
mente, el fin de la compañía.
Mientras Mack regresaba de Londres ese día, Chammah era el
encargado de mantener la firma unida frente a una especulación
tan ansiosa. Su esposa, que había estado viendo las noticias finan-
cieras en el televisor, lo llamó a su despacho.
—¿Estás bien? —le preguntó.
—Sí, estoy bien —respondió con serenidad, tratando de no
delatar su preocupación.
—Estás muy, pero que muy, calmado —observó ella—. ¿Estás
tomando Valium o alguna otra cosa?
Chammah había planeado ir a Washington a primera hora del
sábado para una serie de reuniones con Mack y los líderes del G-7,
pero decidió quedarse en Nueva York toda la mañana por si había
alguna comunicación de los japoneses. A mediodía, bastante satis-
fecho porque pensaba que si hubieran decidido retirarse del acuer-
do ya se hubieran puesto en contacto con él, se dirigió a La Guardia
para tomar un vuelo en el puente aéreo de Delta. Mientras avanza-
ba por la pasarela de embarque, sonó su móvil.
«Oh, mierda —pensó Chammah—, aquí están.»
Efectivamente, la llamada era del banquero de Mitsubishi,
pero para sorpresa de Chammah le reafirmaron la decisión de se-
guir adelante con el acuerdo, pero añadieron que querían renego-
ciar condiciones más favorables que les dieran acceso a acciones
preferentes en lugar de las acciones ordinarias.
—¿Siguen dispuestos a firmar el lunes? —preguntó
Chammah.
La respuesta fue afirmativa. La cara de Chammah se iluminó
con una amplia sonrisa. Por un instante, reapareció el negociador
que llevaba dentro. «¿Hay alguna razón para que sean nueve mil
millones de dólares? ¿Podrían ser más?» En otras palabras, estaba
MALAS NOTICIAS 53 I
preguntando si, una vez que iban a reabrir las negociaciones, Mit-
subishi querría comprar una parte todavía mayor la firma. Pero
sabía que eso estaba fuera de su alcance.
Rob Kindler, que había volado a Cape Cod, acababa de enviar
un correo electrónico a Ji-yeun Lee a su despacho. «¿Está todo tran-
quilo?», preguntaba. Dos minutos después recibió la respuesta: «Lo
estaba hasta hace una hora. Llámame.»
Kindler regresó a Nueva York mientras Chammah y Taubman
reunían a las tropas. Era imperativo que encontraran un modo de
cerrar el acuerdo el mismo lunes.
El domingo habían revisado los términos. El contrato se había
encarecido para Morgan Stanley, pero igualmente estaban felices de
tener ya un inversor. Mitsubishi compraría siete mil ochocientos
millones de dólares de acciones preferentes con un dividendo del
10 por ciento, y mil doscientos millones de acciones preferentes no
convertibles con un dividendo del 10 por ciento.
Quedaba un factor que lo complicaba todo: el lunes era el
Columbus Day, y los bancos estaban cerrados tanto en Estados
Unidos como en Japón, por lo que no era posible hacer una trans-
ferencia normal de fondos.
—¿Cómo mierda vamos a hacer esto? —preguntó Kindler, ya
de regreso en la central.
Taubman tuvo una idea.
—Pueden extendernos un cheque —dijo—. Taubman no ha-
bía oído nunca que alguien extendiera un cheque por nueve mil
millones de dólares, pero se imaginó que, tal como estaba el mun-
do, todo era posible.
para lo que ellos pensaban que iba a ser una ceremonia de cierre de
acuerdo.
—No esperaba su llegada —dijo Kindler a modo de disculpa
a los desconcertados japoneses.
—De haberlo sabido, habría estado aquí John Mack.
Nakajima abrió un sobre y presentó a Kindler un cheque. Allí
estaba:
32. El autor obtuvo una copia del correo electrónico de Kindler al equipo
de Morgan Stanley de una fuente confidencial.
Capítulo 20
1. Éste y todos los correos electrónicos que se citarán los consiguió Judi-
cial Watch, un grupo de interés público, en respuesta a las solicitudes presentadas
el 16 de octubre de 2008, de acuerdo con la Ley de Libertad de Información.
Para el primer grupo de ellos, http.//www.judicialwatch.org/fi les/documents/
2009/TreasuryDocsPartl .pdf
538 ANDREW ROSS SORKIN
de las tres con los consejeros delegados [...] Reunión de jefes 14.15-15.00 horas
despacho de Hank (habitación 3330).»
3. De los documentos Talking Points, obtenidos también por
Judicial Watch.
MALAS NOTICIAS 54I
7. Michael D. Shear and Paul Kane, «Anger Over Firm Depletes Obama's
Political Capital», The Washington Post, 17 de marzo de 2009.
554 ANDREW ROSS SORKIN
nexión de Goldman con AIG sugirió a algunos que ésa era la razón
por la que el Tesoro —o lo que la gente había empezado a llamar
Government Sachs— había decidido salvar al gigante de los seguros
y no a Lehman. Las polémicas afirmaciones de que Goldman se
beneficiaba del rescate de AIG, competían con que había estado
«siempre totalmente garantizada y cubierta» en sus riesgos con la
compañía de seguros. En justicia, parece que la firma lo había esta-
do, a pesar de una persistente campaña de rumores en sentido con-
trario. Y los doce mil novecientos millones de los titulares son en
cierto modo engañosos; de esa cantidad, cuatro mil ochocientos
millones respondían al intercambio por los valores que tenía en su
cartera. Eso no quiere decir que Goldman no tuviera un claro inte-
rés en que se rescatase a AIG, pero los hechos son ligeramente más
complicados de lo que a veces reflejan los medios de comunica-
ción.
Sin embargo, las noticias se fueron realimentando unas a otras,
y de este modo dejaron de lado la verdad subyacente: el propio
Paulson tenía muy poco que ver con el rescate de AIG; más bien
había sido orquestado por Geithner (y parcialmente ejecutado por
el funcionario del Tesoro Dan Jester). Aunque este hecho se haya
pasado a menudo por alto, Geithner, por su propia naturaleza
—como ha quedado demostrado a lo largo de este libro y en sus
políticas posteriores como secretario del Tesoro— es en gran medi-
da un negociador proactivo de la talla de Paulson, si es que no lo
supera.
A pesar de todo, las teorías de la conspiración siguen en mar-
cha, y los relatos son cada vez más elaborados. «¿Es mala Goldman
Sachs?»,9 se preguntaba desde su portada la revista New York. El
escritor Matt Taibbi creó una nueva metáfora popular para la com-
pañía, describiendo a Goldman en un artículo de Rolling Stone
como un «gran calamar vampiro»10 recubierto con el rostro de la
16. Michael Lewis and David Einhorn, «The End of the Financial World
as We Know It», The New York Times, 4 de enero de 2009.
MALAS NOTICIAS 561
Una de las razones de que escribiera este libro fue que tuve la
fortuna de tener como editor a Rick Kot, de Viking, responsable de
la edición de mi libro de negocios favorito, Barbarians at the Gate*
Rick ya era un buen amigo antes de este proyecto, pero ahora toda-
vía lo es más. Trabajó denodadamente para sacar adelante este libro
muy presionado por el tiempo, y su labor mejoró cada una de las
páginas. Su asistente, Laura Tisdel, también realizó un trabajo fan-
tástico haciendo malabarismos con una docena de partes al mismo
tiempo. Clare Ferraro, presidenta de Viking, creyó en la concep-
ción de este proyecto desde el momento que puse un pie en la
puerta para presentarlo. Tengo también una deuda con el resto del
equipo de Viking, que trabajó de sol a sol para que este libro fuera
una realidad: Rachel Burd, Carla Bolte, Pat Lyons, Fabiana Van
Arsdell, Paul Buckley, Jennifer Wang, Carolyn Coleburn, Yen
Cheong, Louise Braverman, Linda Cowen, Alex Gigante, Melanie
Belkin, Jane Cavolina, Norina Frabotta, Susan Johnson, John
Jusi-no, Michael Burke, Martha Cameron, Beth Caspar, Hilary
Ro-berts, Jackie Véissid, Christina Caruccio y Noirin Lucas.
Mi agente, David McCormick, hizo todo lo que debe hacer
un buen agente... pero mejor. También le estoy agradecido a P. J.
Mark, que se ocupó de las ventas internacionales de este proyecto,
y a Leslie Falk. También debo mencionar a Matthew Snyder, mi
agente cinematográfico en Creative Artists Agency, que lleva con-
migo desde 2001.
Sería una falta de consideración por mi parte no dar las gracias
a mis extraordinarios colegas de Times, muchos de los cuales me
ofrecieron generosamente su asesoramiento editorial —y, lo más
importante, apoyo emocional— cada vez que estaba al borde del
agotamiento mental y físico, lo cual sucedió más a menudo de lo
que me gustaría admitir. Estoy especialmente agradecido a Jenny
Anderson, Liz Alderman, Alex Berenson, Adam Bryant, Eric Dash,
Charles Duhigg, Geraldine Fabrikant, Mark Getzfred, David
Gi-llen, Diana Henriques, David Joachim, P. J. Joshi, Kevin
McKen-
* Bryan Burrough y John Helyar Barbarians at the Gate: The Fall ofRJR
Nabisco, Harper & Row, Nueva York, 1989 (trad. cast.: Nabisco: ht caída de un
imperio, Grijalbo, Barcelona, 1991).
568 ANDREW ROSS SORKIN
remedio que volver una y otra vez sobre mis pasos y consultar de
nuevo con las mismas fuentes hasta los detalles más nimios.
Para facilitarme a mí mismo el relato de los hechos, traté de
apoyarme todo lo posible en informaciones escritas, y tuve la suerte
de encontrar fuentes que a menudo habían tomado notas increíbles
o que me dieron acceso a documentos internos, correos electróni-
cos, presentaciones, escritos, etc. También me basé en documentos
del Gobierno, que conseguí mediante solicitudes amparadas por la
Ley de Libertad de Información. Las agendas de Henry Paulson y
Tim Geithner me proporcionaron fechas y horas clave. Sin embar-
go, vale la pena destacar que ambas agendas —así como los diarios
que me proporcionaron otras fuentes— a menudo contenían erro-
res sobre fechas o reuniones específicas.
Desde el inicio del proyecto tuve muy claro que por más ansioso
que estuviera por entrevistar a estos participantes oficialmente, no iba
a llegar muy lejos si realmente quería captar las maniobras personales
entre telones de esta etapa dramática. Tal como indiqué en la «Intro-
ducción del autor» al principio del libro, la mayoría de los entrevista-
dos sólo tomó parte con la condición de que no serían identificados
como fuentes, si bien yo era libre de citar las palabras y los sentimien-
tos expresados por ellos a la sazón tal como los recordaban.
Incluso en las conversaciones que al parecer se establecen sólo
entre dos personas, hay que destacar cuántas más han tenido acceso
a ellas. Por ejemplo, muchas de las conversaciones telefónicas entre
consejeros delegados y funcionarios del Gobierno se desarrollaban
con el altavoz del teléfono activado. Otras veces, se daba el caso de
que un participante enviaba por correo electrónico a un colega una
descripción detallada de una conversación que luego se reenviaba a
otros.
También merece mención especial el hecho de que gran parte
de los diálogos que aparecen en el libro proceden de los recuerdos
más nítidos de los participantes. Por ese motivo, debo decir que no
se puede considerar el diálogo como si fuera una transcripción lite-
ral. He buscado todas las fuentes posibles para confirmarlos, sobre
todo en el caso de las observaciones de especial interés, pero el diá-
logo tiene la misma precisión, ni más ni menos, que la memoria del
que lo recuerda.
MALAS NOTICIAS 573
AULETTA, Ken, Greed and Glory on Wall Street. The Fall ofthe House
of Lehman, Random House, Nueva York, 1986. BAGEHOT,
Walter, Lombard Street A Description ofthe Money Mar-
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2004. —, The House of Morgan, An American Banking
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FRIEDMAN, Milton, y Anna JACOBSON SCHWARTZ, A Monetary His-
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Press, Princeton, 1963.
576 ANDREW ROSS SORKIN
Lehman Brothers, esfuerzos de capitaliza- impacto sobre los fondos de riesgo, 407
ción de: información de los medios, 372-373
asunto de la liquidez y venta, 367 n3 Paulson, directiva de, 371-376, 383-385
Bank of America, rechazo del, 328, 333- preparación para, 288-289, 321-322,
334,336, 342 324, 336
Bardays Capital, rechazo de, 358-368 reacción de los empleados a, 395-396,
Citigroup como asesor, 262-265 con 426-427
Bank of America, 206-208, 210, reacción del consejo a la, 384, 386
218-219, 256, 261, 264-265, 269, reacción del mercado a, 391, 404, 426,
280-281, 290-292, 300, 309 con 438
Bardays Capital, 109,111,272,275, sesión de contratación para deshacer po-
278, 282-283, 337-338, 349-350 con siciones, 366-367 Lewis, Ken:
Buffett, Warren, 66-70 con Goldman apoyo federal, solicitud a Paulson de,
Sachs, 245-255, 260-261, 292-293
267, 278 con Morgan Stanley, Bank of America/Lehman, conversacio-
198-199, 203-204, nes de capitalización, 207, 217-218,
274, 278-279 esfuerzos de 261-262, 289, 292-293
Geithner, 205-206, 217- Bank of America/Merrill, conversaciones
218, 274-275, 282-283 esfuerzos de de capitalización, 340-341
Paulson, 65-66, 95, 217- en la reunión de nacionalización, 543,
218, 230-232, 261-262, 277, 284 545
filtración a los medios, 124-126 JP Lehman, rechazo de la capitalización de,
Morgan como asesor, 262-265 Morgan 320
Stanley, rechazo de, 279, 369 propuesta O'Neal se desmarca, 328-329
de compañía tenedora de bancos en los, Véase también Bank of America Ley
205 Glass-Steagall (1933), 184 Liddy,
rebajas de los valores de primera, 335 Edward:
venta, condiciones del precio de, 246, como consejero delegado de AIG después
256-257, 262, 333 visión negativa de del rescate, 410, 416-417, 421
Wall Street sobre, 281- renuncia de, 554
282 Wall Street, propuesta de trayectoria financiera de, 311
financiación de Liesman, Steve, el Profesor, 299-300
los consejeros delegados de, 354-355, liquidez:
365 necesidad de, 40
y Bernanke, 276-277 Lehman Brothers, normas, necesidad de, 96 Lockhart,
quiebra de, 371-380 audiencia del James B. III, 194, 237, 243,
Congreso sobre, 524-525 correduría de 257 LongTerm Capital Management
valores, supervivencia de la, (LTCM):
375,380-381,392 correduría de BufFett, esfuerzos de rescate por parte de,
valores, venta a Bardays de 339
la, 394-395, 427, 467-468 facturas Lehman, supervivencia de, 41, 112
legales, asunto del pago de las, libro sobre, 268
379-380 Fed, preguntas sobre la rescate de, 233
autorización del, y Goldman Sachs, 177, 315
558, 561 Fed, razones del, para, Lowenstein, Roger, 268 Lowitt,
371, 381-382, Ian:
392, 401
MALAS NOTICIAS 589
riesgo excesivo de, 151, 154-155 y cortoplacistas, impacto sobre los, 433-
BlackRock, 134,290 Merrill Lynch, 435, 443 crisis de la redención de
esfuerzos de capitalización de: los fondos de
con Bank of America, 323-324, 327-328, riesgo, 423-424, 437,457 director
333,336-337,341-342,345-346,352 financiero. Véase Kelleher, Colm en la
con Goldman Sachs, 342-343, 356, 366, reunión del Fed sobre el colapso
368 de Lehman, 313-319, 325-327, 339,
con Morgan Stanley, 339, 344, 347 354-358 estatus de compañía
finalizados con Bank of America, 368- tenedora de bancos,
369, 376-378,386-387, 552 y 497 JP Morgan, acuerdo de línea de
Bloomberg, 156 Milken, Michael, crédito
149 Miller, Bill, 174 Miller, Harvey: de, 474-475, 482, 485-486 ■ JP
bancarrota de Lehman, preparación de la, Morgan, presión de Paulson para un
287-289, 321, 335-336 bancarrota trato con, 492-493, 497 Merrill,
de Lehman, protesta por la, conversaciones para la capitalización de,
373-376 y la venta de la correduría de 339, 344, 347 Mitsubishi cierra el
inversiones acuerdo, 535 Mitsubishi interesada en,
a Bardays, 395-396, 467-468 Min 464, 476-477,
Euoo-sung. Véase Euoo-sung, Min 488,496, 527-530 precio de las
Mindich, Eric, 180 Missier, Jerry del, acciones, caída del, 198,
338-339 Mitchell, Calvin, 71-73, 372, 539 433, 527, 529 precio de las
Mitsubishi: acciones, subida del, 423,
acuerdo con Morgan cerrado, 535 457
interés en Morgan, 464, 476-477, 488, propuesta de compañía tenedora de
496, 527-530 Montag, Thomas K., bancos, 461, 480-481, 485 rechazo de
344 Moody's, rebaja de la calificación de la capitalización de Lehman,
AIG 279, 369 salvación, esfuerzos de
por parte de, 240, 287, 398, 402 Geidiner para la,
Morgan Stanley: 473-474,482,494-495 salvación,
bancarrota, miedo a la, 423-430, 442- esfuerzos de Paulson para la,
443,457,469,477, 529-530 China 458,483-484,492-495,496-497
Investment Corporation (CIC), vicepresidente. Véase Kindler, Rob
conversaciones con, 457, 464, 475, Wachovia, conversaciones de fusión de,
496 Citigroup, propuesta de fusión a, 427-429,445,461 Morgan,
424, John Pierpont, 354-355 Moynihan,
430,442,476 como asesor de la Brian, 313 Mudd, Daniel, 196, 242
crisis de Fannie/
Freddie, 223-224, 234-236 consejero Nason, David:
delegado (CEO). Véase Mack, bancos en quiebra, soluciones para los,
John 62-63
conversaciones sobre la capitalización presentación a las «nueve grandes» del
de Lehman, 198-199, 203-204, 274, plan de nacionalización, 533-548
278-279 testimonio ante el Comité de Banca so-
bre el rescate de Bear Stearns, 78
yelTARP, 516, 521-522, 532-533,
541-543, 548
MALAS NOTICIAS
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