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EL CANTAR DEL MIO CID – RESUMEN

AlgoDeConocimiento

Rodrigo Díaz de Vivar, llamado El Cid o "El Campeador", se crio en el reino del rey
Fernando I, y vivía en la casa del hijo mayor del rey, quien sería el futuro Sancho
II. En mil sesenta y cinco, Fernando I Dividió su reino entre sus tres hijos, Sancho,
Alfonso y García, y sus dos hijas, Elvira y Urraca.

Sancho II, esperaba heredar la totalidad de los reinos de sus padres por ser el hijo
que nació primero. Pero su padre, convoco una reunión y en ella declaro que
dividiría el reino de la siguiente manera:

● A Sancho, le correspondió el estado patrimonial de su padre, el Condado


de Castilla,
● A su hermano Alfonso, el favorito de su padre, le correspondió el Reino de
León
● A su hermano García le correspondió el Reino de Galicia
● A su hermana Urraca le correspondió la ciudad de Zamora,
● A su hermana Elvira la ciudad de Toro

Sancho, queriendo conquistar más territorios, primero tuvo que luchar contra el
Reino de Aragón, que no estaba bajo el control de ninguno de su familia. El Cid
demostró ser tan útil para derrotar al Reino de Aragón, que fue nombrado
Comandante de su ejército. En este momento solo tenía unos 23 años.

Alrededor de 1070 Sancho comenzó una guerra contra sus hermanos y hermanas.
Primero, libró una guerra contra sus hermanos en León y Galicia. Ambas victorias
se lograron con la gran ayuda de El Cid, quien convirtió casi ciertas derrotas en
victorias. Sancho exilió a sus hermanos a la ciudad de Toledo, y tomó la ciudad de
Toro, que era el dominio de su hermana Elvira. Luego comenzó una batalla con su
hermana Urraca y su ciudad, Zamora en mil setenta y dos. Sin embargo, Sancho
fue asesinado por uno de los soldados de Urraca justo en las puertas de la ciudad.
Al enterarse de la muerte de su hermano, Alfonso corrió a Zamora para reclamar
las tierras de su hermano, y lo más importante, el trono.

Alfonso se convirtió en Alfonso VI. El Cid se preocupó por su vida. Después de


todo, había ayudado a Sancho a hacer la guerra contra Alfonso, que ahora era el
Rey. Pero El Cid tenía algo a su favor. Uno, era un muy buen soldado. Alfonso
sabía que necesitaría un líder como El Cid. Además, la gente de Castilla no estaba
contenta de que estuvieran siendo dirigidos por un rey de León. El Cid era de
Castilla y le gustaba la gente.

Aunque Alfonso retiró a El Cid como Comandante de los Ejércitos Reales, en mil
setenta y cuatro, El Cid se casó con su sobrina, Jimena. Alfonso ahora estaba
relacionado con El Cid pero a Alfonso realmente no le gustaba El Cid. Temía que
El Cid pudiera intentar tomar el trono.

Alfonso envió a El Cid a donde el rey de Sevilla para recaudar dinero. Cuando El
Cid regresó, Alfonso acusó a El Cid de quedarse con parte del dinero, por esto,
Expulsó a El Cid de su reino y, se le prohibió llevarse consigo sus riquezas y
bienes. Ademas, decreto que cualquiera en el reino que ofresiera ayuda al Cid
perderá su patrimonio.
El Cid convoca a sus parientes y vasallos y les cuenta del destierro. Quiere saber
quiénes quieren venir con él, entre ellos Habla con Minaya Alvar, quien es su
primo hermano, el convoca a sus amigos quienes también gran parte de ellos lo
acompañan

Otro de los hombres que decide acompañarlo es Martin Antolinez, un hombre


desconocido que sentía admiración por él, juntos deciden estafar a dos
prestamistas, Raquel y Vidas, quienes a cambio de dos grandes cofres sellados,
supuestamente cargados con las riquezas del Cid pero que solo contenían
arena, Le dieron 600 monedas como préstamo ya que sabían que había ganado
mucho dinero y riquezas en sus anteriores batallas.

Despues, sin compañía de sus vasallos, el cid va a ver a su familia, que se


encontraba en un monasterio, para despedirse. Doña Jimena, que estaba rezando
por él, sale a recibirle junto con sus dos hijas doña Elvira y doña Sol. Y junto con
ellas el abad del monasterio. El Cid le da al Abad 150 monedas para que cuide de
su familia. Doña Jimena llora por la partida del Cid, y éste hace la promesa de que
volverá.

Mientras salía de Castilla, muchos hombres se iban uniendo a él, La última noche
que duerme en Castilla se le aparece el arcángel San Gabriel y le dice que su
camino será exitoso.

El Cid marcha a la ciudad de Alcocer ubicada en la frontera con el reino de castilla


y, gobernada por el rey moro de Valencia. Hace un conteo de cuantos hombres se
unieron a él y son más de 300. Realizan un campamento a las afueras de la
ciudad y deciden que van a tomarla. Con la noticia de la llegada del Cid todos los
moros se encuentran atemorizados, pero Alcocer decide no entregarse al Cid y
preparan sus hombres por si llega a haber algún ataque. El Cid tiene un plan y
manda a quitar todas las tiendas y dejar una sola en el campamento. Así se va por
el río abajo y al verlo los de Alcocer piensan que sus hombres se han retirado y
que es un buen momento para atacarlo, salen de la muralla que rodea la ciudad y
lo persiguen dejando las puertas abiertas. Pero el Cid se las ingenia para entrar y
sus hombres atacan a los moros y de esta forma conquistan el castillo.

Minaya Alvar quien es primo hermano del Cid, regresó a Castilla y visito al rey
Alfonso con obsequios y un brillante informe de los éxitos del Cid, Para ayudarlo a
que pueda regrasar a Castilla, pero el rey no revocó su decreto de destierro. Sin
embargo, las propiedades de Minaya fueron restauradas y se le otorgó la libertad
de ir y venir sin temor a ser atacado.

El Cid continuó sus acciones contra los territorios árabes. Se dirige hacia Valencia
y luego de más de 3 años de batallas logra tomarla, sus hombres se cansaron de
luchar y muchos deseaban regresar a Castilla. El Cid, aunque todavía generoso y
comprensivo, demostró su lado oscuro al amenazar de muerte a todos los
desertores.

De nuevo, el Cid envió a Minaya al rey Alfonso con un regalo.de cien caballos y
una solicitud de que se permita a doña Ximena y sus hijas unirse a él en
Valencia. Visiblemente suavizado por el evidente poder del Cid, el rey Alfonso
accedió a esta solicitud. Además, devolvió sus antiguas propiedades a los
hombres del Cid.

El Cid se reúne con su familia en valencia, y mientras tanto, el rey de Marruecos,


Yucef quiere reconquistar Valencia. El Cid le dice a su mujer que va a tener que
luchar contra los moros por salvar Valencia, y que ellas deberán permanecer en el
alcázar. Los moros invaden las afueras de Valencia. Pero la astucia del cid los
hace triunfadores en la batalla y Finalmente, derrotan a Yucef. Minaya y Martin
Antolinez cuentan el botín y lo llevan como presente al Rey Alfonso, son 200
caballos con sillas y espadas. Este obsequio le valió el perdón al Cid y la solicitud
de que le diera a sus hijas en matrimonio con Diego y Fernando, los príncipes de
Carrión que era un municipio de la provincia de castilla.

En la fiesta de la victoria, muchos se maravillaron de la gran longitud y abundancia


de la barba del Cid, porque había jurado en el momento de su destierro que su
barba nunca más sería cortada. Un significado místico de poder y éxito ahora
estaba unido a la plenitud de su barba.

El Cid tenía dudas sobre dar a sus hijas a los príncipes de Carrión. Pensó que
eran, demasiado jóvenes para casarse. Además, desconfiaba de los dos
hombres. Sin embargo, con una gran muestra de humildad y servilismo, devolvió a
doña Elvira y doña Sol al rey con la palabra de que Alfonso honraría al Cid al
disponer del futuro de sus hijas como el monarca lo creyera conveniente.

Se realizaron las dos bodas y, un gran banquete, al que habían sido


invitados todos los vasallos del Cid. El Cid expresó cierta satisfacción al unir a su
familia con nobles tan ricos como el Príncipe Diego y su hermano Fernando.

Regresaron a Valencia y un día uno de los leones mascotas del Cid escapó. Lejos
de mostrar valor en la emergencia, Diego se escondió del león detrás del banco en
el que el Cid estaba sentado, mientras Fernando huía y se escondía detrás del
jardín. Después de que los vasallos del Cid habían sometido fácilmente al león, los
príncipes preferidos se convirtieron en el blanco de mucho humor y desprecio,
pero el Cid prefirió ignorar la evidente cobardía de los maridos de sus hijas.

Una vez más, el Cid se vio obligado a la guerra con los marroquíes, esta vez
contra el poderoso rey Bucar. Después de una gran batalla, Bucar fue asesinado y
sus vasallos fueron sometidos. El Cid estaba contento. Mientras el botín se dividía,
se alegró de que al fin sus yernos se hubieran convertido en guerreros
experimentados. Sus vasallos estaban un poco disgustados, porque sabian que ni
Diego ni Fernando habían demostrado la más mínima valentía en el conflicto.
Diego y Fernando fueron generosamente recompensados ​por su supuesto valor,
pero su avaricia no quedó satisfecha. Resentidos y heridos por los insultos y el
desprecio acumulado por los vasallos del Cid, comenzaron un plan de venganza
diciéndole al Cid que, orgullosos de sus esposas y su riqueza, les gustaría hacer
un viaje a Carrión para presumir sus esposas y hablar cosas buenas sobre el
Cid. Pero la verdad no erar asi. El noble y generoso Cid, accedió a su solicitud sin
dudarlo. El Cid dio más regalos a los los príncipes y los envió con una compañía
adecuada de sus propios vasallos. Tambien preocupado por la seguridad de sus
hijas, envió con ellas a su sobrino, Félix Muñoz, quien también era uno de sus
mejores vasallos después de encargar al joven el cuidado de doña Elvira y doña
Sol.

Cuando estuvieron a salvo lejos de Valencia, los príncipes enviaron a la compañía


por delante y llevaron a sus esposas al bosque. Allí, con crueldad, despojaron a
las mujeres de sus prendas y sus joyas, las azotaron y las dejaron, sangrando y
heridas, para que murieran. Felix Muñoz sospechaba algo de lo que estaba
sucediendo y siguió las huellas de los príncipes y encontró a las mujeres Las
intenta reanimar y cuando lo consigue les da agua, las cubre con su manto y las
monta en su caballo. Las lleva hasta San Esteban donde encuentra a un siervo de
Minaya que las hospeda y les ofrece cuidados.

El plan de venganza de los príncipes se convirtió en una desgracia posterior. La


noticia de sus actos malvados y deshonestos se difundió rápidamente, y el rey
Alfonso, en su gran disgusto, realizara un juicio en Toledo donde serán
juzagados. El Cid se reencontró con sus hijas en valencia y les juró que
conseguiría un mejor cazamiento.

En el juicio, primero se ordenó a los príncipes que devolvieran las valiosas


espadas del Cid, que les había dado como muestra de su alta estima. Tambien se
les ordenó devolver el oro regalado por el cid. Habiéndolo desperdiciado todo, se
vieron obligados a darle el mismo valor en caballos y propiedades.
Mientras tanto, embajadores de Aragón y Navarra habían llegado para pedir a las
hijas del Cid como reinas para sus reyes. El Cid estaba entusiasmado, pero aun
así exigió que los príncipes de Carrión pagaran en su totalidad su brutalidad, los
príncipes fueron despojados de todo honor y riqueza.
el Cid vuelve a Valencia y se convierte en pariente de los reyes de España. Así
acaba el poema no sin antes el juglar anunciar que el Cid dejó este siglo el día de
Pentecostés.

Palabras desconocías

Alcázar: es un término español para designar a un castillo o palacio fortificado


Moros: Se refiere a los habitantes del norte de África, zonas como: Marruecos, el
Sáhara Occidental, de Mauritania, de Argelia, de Túnez, de Libia…

Vasallos persona Que se ponía al servicio de un señor feudal, el cual le daba


protección a cambio de unos determinados servicios.

Personajes:
El Cid Campeador: Rodrigo Díaz de Vivar, personaje virtuoso, con piedad
religiosa y amor por la familia, valeroso e inteligente guerrero. Se nos presenta
como un gran héroe que supera su destierro haciendo lo posible y lo imposible por
volver a gozar de la confianza del rey, además de reparar la deshonra que sufren
sus hijas a manos de los infantes de Carrión y ganar grandes fortunas y tierras. Su
principal valor es la búsqueda del honor.

El rey Alfonso: En un principio, destierra al Cid de Castilla, pero a lo largo del


relato, se va dando cuenta de que, en realidad, es un buen vasallo, y lo perdona.
Él es el rey y, por tanto, la máxima autoridad. Todos los habitantes de su reino
deben obedecerlo si no quieren ser expulsados del país. Pero, en definitiva,
intenta que siempre se haga justicia.

Doña Jimena: Es la mujer del Cid Campeador. Apoya en todo a su marido porque
lo admira.

Doña Elvira y Doña Sol: hijas del Cid y de Doña Jimena.

Ayudantes y seguidores del Cid :

Álvar Fañez Minaya: “Minaya” es una persona que le ofrece ayuda al Cid. Le
ofrece la compañía de amigos y vasallos para que pueda abandonar el reino de
Alfonso VI. En sus viajes con el Cid, era el encargado de enviar los mensajes para
el Rey.

Martín Antolinez: El “Burgalés” es la persona que le da su pan y su vino antes de


la salida del reinado de Alfonso. Les abastece y por la mañana se ofrece a ir con
el Cid a la guerra.
Raquel y Vidas: Eran judíos prestamistas. Martín Antolinez, en secreto, les dijo
que el Cid necesitaba guardar 2 arcas llenas de oro y plata, pues no podía
llevárselas al destierro. Se creía que el Cid había sido desterrado porque había
traicionado al Rey Alfonso quedándose con parte del dinero que le habían enviado
a él. Por eso mismo, el Cid no podía llevarse todo ese dinero. Pero en realidad, las
arcas estaban llenas de arena y le habían dicho a los prestamistas q en total allí
había 600 marcos. Y por eso, los judíos debían pagarle 600 marcos por quedarse
momentáneamente con el dinero. Ellos nunca abrieron las arcas porque confiaban
en el Cid. Es decir, fueron engañados. Supuestamente, el Cid algún día se los iba
a devolver.

Don Sancho: Era el abad (monje principal a cargo del monasterio) que cuidaba de
las hijas y la mujer del Cid mientras que él estaba luchando fuera del reino de
Alfonso VI.

García Ordóñez: Era un enemigo del Cid Campeador, hijo de Fernando I.


conocido como el Conde Don García.

Los infantes de Carrión: Diego y Fernando eran parientes de García Ordóñez,


quien les había transmitido el odio y la envidia hacia el Cid. Estos jóvenes
pensando en enriquecerse rápidamente, pidieron la mano de las jóvenes hijas de
Rodrigo Díaz de Vivar, quien aceptó luego de que se lo aconsejara el rey Alfonso.

Los infantes de Navarra y Aragón: Son quienes piden la mano de Doña Elvira y
Doña Sol luego de que el Cid derrotara a los infantes de Carrión, devolviéndoles a
él y a sus hijas el honor nuevamente.

Otros personajes: El obispo, los moros (amigos y enemigos), los reyes de los
distintos territorios.

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