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Cantar de mio CID

El cantar de mío Cid, se desconoce el autor de esta obra, escrita originalmente en el castellano

antiguo, se trata de un poema dividido en tres cantos, que trata sobre las hazañas de un

hombre al que llamaron “el cid campeador”. Esta historia comienza con el protagonista Rodrigo

Díaz de Vivar, nacido en un pequeño pueblo de Burgos un joven valiente; fue apodado como el

Cid Campeador, que quiere decir señor batallador. En una época de guerras se convirtió en el

brazo derecho del Rey Sancho de Castilla, pero esto cambio cuando lo asesinaron, acusaron a

Alfonso VI, hermano segundo de Sancho, de cometer su asesinato, el Cid hizo que jurara que él

no lo había hecho para que tomase el cargo, Alfonso juro, pero tiempo después Alfonso lleno

de rencor ordeno que Rodrigo abandone las tierras de protestar obedeció. Lleno de tristeza y

con lágrimas en los ojos volteaba a ver por ultima ves los palacios.

El Cid en Burgos, ciudad de España, se encontraba buscando hospedaje, sin embargo, se

encuentra con una niña de nueve años que le dice que el rey ha dicho que no lo reciban en

ningún lado “de lo contrario perderíamos los ojos de nuestras caras”. Se alejo del rio de Burgos

y cruzo el rio Arlanzón para acampar en el arenal, habían prohibido venderle comida en Burgos

el Cid se encontraba acompañado de muchos, sobre todo Martin Antolínez, un ilustre Burgalés

les brindo pan y vino que llevaba sabía que sería acusado de esto y se vería en la ira del Rey
Alfonso. Martin fue a Burgos a ofrecer dos arcas que poseía el Cid ya que no podía llevárselas,

el Cid pediría muy poco si esto quedaba a salvo.

Al amanecer recogieron la tienda y fueron rumbo a san pedro de cardeña a ver a la mujer del

Cid doña Jimena y a sus dos hijas, pero solo paso a despedirse, mientras que doña Jimena pedía

que Dios lo guarde de todo mal y que los volviera a juntar, ya que se separaban.

El Cid siguió su camino y cerca de Castejón de henares este preparo una emboscada, el Cid se

hizo una ganancia que mando a repartir inmediatamente al matar a quince moros. Al día

siguiente construyo un campamento en Alcocer y descanso ahí quince semanas seguidas,

preparo otra emboscada en la que acabo con trescientos moros, quedo victorioso y con el

castillo de Alcocer. Pero los vencidos enviaron un mensaje al Rey de Valencia en el que decían

que los auxilien y además le contaron sobre el Cid, el Rey de Valencia dijo que trajeran al Cid

donde él se encontraba, los moros fueron en camino se prepararon con sus fuerzas; se

enfrentaron y nuevamente el Cid gano la batalla, todos quedaron enriquecidos.

Después de eso el Cid mando treinta caballos para el rey Alfonso y acampo en un puerto de

Olocau.

Ramon, el conde de Barcelona, se entera que el Cid estaba saqueando las tierras, de igual

manera se enfrentaron y el Cid salió ganador, y además gano la espada “colada”, tenía preso a
Don Ramon; y así siguió conquistando tierras durante tres años y librando más batallas, como la

de Valencia, en la que gano más riquezas; descansaba en Valencia y dio a todos casas y

terrenos.

EL Cid envió a Minaya, uno de los principales capitanes del rey Alfonso, que le entregue cien

caballos y que bese sus manos por él, y así lo hizo, dejando Valencia fue rumbo a Castilla; El rey

Alfonso acepto su regalo y el Cid pedía que dejase libre a su esposa e hijas para que fueran con

el a Valencia, y así fue, el Cid se encontraba alegre de estar junto a ellas.

El rey Yusuf dolido al enterarse de que el Cid se encontraba en sus tierras mando a juntar

cincuenta mil hombres que buscarían al Cid, pues el Cid decía “a menos de morir no la puedo

abandonar” refiriéndose a Valencia.

Al amanecer el Cid se encontraba acompañado de cuatro mil menos treinta hombres que serían

tres mil novecientos setenta, para que ataquen a los cincuenta mil hombres de Yusuf. Yusuf

recibió tres golpes y como era de esperarse el Cid salió gano la batalla y agradeció a Dios por

esta victoria.

Nuevamente envió caballos al Rey Alfonso, esta vez doscientos, como ofrenda para agradecerle

de que sus hijas se encontraran con él, Minaya al encontrarse con el le dio la noticia de que el

Cid habían vencido al Rey de Marruecos, Yusuf y que ahora poseían gran riqueza y sus tierras.
Los infantes de Carrión fueron donde el Rey Alfonso y le dijeron que querían casarse de con las

hijas del Cid, Alfonso encomendó a Minaya que llevase esta propuesta a oídos del Cid, pues

Fernando y Diego González, quienes eran los infantes de Carrión querían pedir la mano a sus

hijas. Así lo hizo Minaya, el Cid medito durante un rato y dijo “si así lo quiere el rey así lo

quiero yo”

El cid salió de Valencia porque acordó llegar a un lugar para encontrarse con el Rey, cuando se

encontraron el Rey Alfonso pidió al Cid que bese sus manos, le concedería su perdón y le

otorgaría su amor, además lo acogería en su Reino desde aquel momento, El Cid agradeció.

Al día siguiente un Obispo llamado Gerónimo canto misa, ahí se encontraba el Rey Alfonso y

pedía que el Cid de a sus hijas, Doña Elvira y doña Sol, a los infantes de Carrión. El Cid cedió,

aunque pensaba que sus hijas eran jóvenes todavía, pero al mismo tiempo decía que los infantes

de Carrión eran buenos para sus hijas, el rey le dijo a Minaya que fuese su padrino de ambas

jóvenes. El Cid volvió a Valencia y le dijo a Doña Jimena la noticia, que el rey lo pidió con todo

corazón que el no supo decirle no. Se arreglo el palacio de colores purpuras y los infantes iban

llegaban en caballo; el Cid les pidió que las tomen por mujeres, que les den honra y cuidados,

besaron la mano de este y fueron rumbo a Santa María10 donde el obispo los bendijo, luego

volvieron a Valencia y hubo 15 dias de festejo de la boda. El Cid y sus yernos se quedaron en

Valencia, los infantes habitaron ahí durante dos años llenos de atención y honores.
El Cid se encontraba durmiendo en---, en eso un león se había salido de su jaula, cuando el león

vio al Cid acercarse este agacho la cabeza; el Cid lo tomo por el cuello y mo metió nuevamente a

la jaula, pregunto por sus yernos, pero estos se habían escondido, cuando los encontró estaban

pálidos del miedo, se sentían avergonzados ante las burlas, pero el Cid impuso respeto.

Dirigieron

En eso unos guerreros de Marruecos est aban cerca de Valencia, mandados por el Rey Bucar, el

Cid preparo a toda su gente; cuando todos se encontraban formados uno de los infantes decidió

adelantarse para atacar a un moro, pero al ver que el moro se acercaba con fuerza, lleno de

pánico huyo, a su lado se encontraba Pedro Bermúdez quien era uno de los compañeros de

armas del Cid, se arrojó sobre aquel moro y lo mato; tomando su caballo y fue tras el infante para

decirle que tome el caballo y que diga a todos que en su lugar dijera que él había matado al

moro. El Cid se arrojaba sobre los enemigos, derribo a siete y mato a cuatro, así iba naciendo

nuevamente otra de sus victorias, el Cid iba alcanzando al Rey Bucar y llegaron hasta la playa

donde el Cid lo mató con su espada Colada abriéndole la cabeza hasta la cintura y ganó la espada

Tizona, espada que valía mil marcos de oro; así gano otra batalla. Ahora el Cid llevaba las dos

espadas que tanto apreciaba, la colada y ahora la Tizona, había gozo en Valencia por esta victoria

que el Cid había alcanzado, sin embargo todos habían peleado en esta batalla, pero no

recordaban haber visto a los infantes Diego y Fernando en eso ellos llenos de burlas comenzaron

a idear un plan de maldad, pensaron que debían irse de Valencia, pues se habían quedado mucho
tiempo, decían que sus ganancias eran tan grandes que no les alcanzaría la vida para gastarlas,

incluso acordaron llevarse a sus esposas y ya en el camino hacer lo que quisieran con ellas, el

Cid dejo que se las lleven y pidió que las sirvan bien, además les ofreció mulas, caballos y

marcos, los infantes prometieron que así seria , las jóvenes se despidieron de su padre.

Los infantes salieron de Valencia y entraron en el Robledal de Corpes; se encontraban solamente

los cuatro y con maldad les dicen a sus mujeres que en aquellos fríos montes iban a ser objeto de

burla, Doña Sol rogo que les corten la cabeza, estos rasgaron sus camisas, y las dieron por

muertas dejándolas en el Robledal de Corpes después de haber sido maltratadas por estos, sin

embargo, estos después fueron alabándose por los montes.

EL sobrino del Cid, Félix Muñoz, se encontraba pasando por aquellos montes y se encontró con

sus dos primas, casi muertas, del dio de beber, las cargo sobre su caballo y las lleva a San

Esteban de Gormaz, los habitantes de aquel lugar lamentan el suceso y rápidamente se esparció

la noticia de esto hasta que llega a Valencia y el Cid se entera de esto muy enojado ordena a

Minaya y Pedro Bermúdez que traigan de vuelta sus hijas a Valencia, sin perder tiempo envió un

mensaje a Don Alfonso a Castilla.

En eso el Cid se presentó ante el rey en Toledo. Allí, en una especie de corte se acusó a los

infantes Fernando y Diego del maltrato que recibieron sus hijas por parte de ellos, además de

manchar el honor de su familia, el Cid lleno de firmeza, exigió que le devolvieran las espadas
que les había regalado, pues eran las espadas mencionadas anteriormente, la colada y la tizona,

además que pagaran una compensación por los daños causados y que se enfrentaran un duelo con

tres de sus caballeros.

El rey Alfonso reconoció la gravedad del asunto y respaldó las demandas del Cid. En el campo

de batalla, los caballeros del Cid demostraron su valentía y habilidad, derrotando a los infantes

de Carrión con fuerza. La victoria en el duelo no solo devolvió su honor al Cid, sino que también

humilló a los infantes ante el público.

Después de esto , el Cid recuperó sus espadas y recibió la compensación, además, el rey anunció

que las hijas del Cid tendrían una segunda oportunidad matrimonial, esta vez con los infantes de

Navarra y Aragón, príncipes de mayor rango y nobleza. La aceptación de esta oferta marcó un

nuevo capítulo en la vida del Cid y de sus hijas.

Las celebraciones de las nuevas bodas en Valencia fueron majestuosas, junto con sus amigos y

su familia, además esto simbolizaba la superación de la tragedia y la restauración del honor

familiar.

Así culmina este cantar con elogios a Rodrigo y a todas sus hazañas, este poema resalta el deseo

que el Cid tenía por recuperar el favor real y el honor perdido; narra la historia de un hombre que

fue desterrado injustamente por el rey Alfonso y su valerosa lucha para recuperar la confianza;

esto lo impulsa a tomar tierras y ciudades estratégicas a lo largo de sus hazañas, además el sentía
la necesidad de demostrar su valía que represento en todas sus batallas de las que salió

victorioso. También a lo largo del poema el Cid demuestra, grandes valores convirtiéndose en un

héroe antiguo venerado.

En conclusión, esta obra refleja valores como el honor, la lealtad y la superación personal,

también dejando una gran huella que permanecerá en la literatura española.

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