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Poema del Mio Cid

I. Resumen

El Poema o Cantar del Mio Cid es un poema anónimo del siglo XII que habla de las hazañas
de Rodrigo Díaz de Vivar también conocido como el Cid Campeador debido a que se
enfrentó a los moros de manera valerosa obtiene varios triunfos. El Cid ya es un hombre
de edad avanzada, sin embargo su valentía y experiencia en las armas le valieron salir
triunfante en innumerables batallas por lo que moros y cristianos le admiraban dándole el
sobrenombre de Cid Campeador.

El rey Alfonso, rey de Castilla a quién Rodrigo Díaz servía; había sido condenado al
destierro por su rey pues varios de los cortesanos envidiosos por el prestigio ganado por el
Cid, le habían acusado falsamente de haberse aprovechado de la confianza del rey
quedándose con parte de los tributos pagados por el rey moro de Sevilla. El rey ordena
entonces al Cid y a todos los suyos a dejar las tierras de Castilla, y da órdenes que ninguno
de los castellanos le de alojamiento o comida por lo que el Cid y los suyos deben acampar
en las afueras de la ciudad como si fueran unos forasteros. El Cid debe abandonar su casa y
sus pertenencias y viaja a la ciudad de Burgos; sin mayores recursos.

Para poder afrontar los gastos del viaje y mantener a sus fieles seguidores, con la ayuda de
Martín Antolínez se ingenia la manera de conseguir dinero: llenan unas arcas con arena y
hacen creer a unos judíos de Burgos, Rachel y Dimas que ellas contenían el oro de los
tributos que supuestamente se había robado del rey. Los judíos creen la historia y le dan a
cambio 600 marcos, que servirán al Cid para los gastos del viaje. No se pueden quedar en
Burgos pues los pobladores temen las amenazas del rey de incluso quitarles sus tierras a
quiénes osaran ayudar al Cid. Eso le ha comunicado una pequeña niña, al entrar a Burgos y
ver que todo estaba cerrado y la ciudad parecía vacía.

La comitiva del Cid enrumba a las afueras del reino de Castilla, la despedida es muy triste;
pero el Cid Campeador no tiene otra alternativa pues el rey Alfonso X mantiene la orden
del destierro. Doña Jimena y sus hijas se despiden de Rodrigo Díaz de Vivar, en el
monasterio de Cerdeña donde son acogidas por el Abad y muchas veces encomendadas
por el Cid, quién teme por el destino de sus hijas como su destierro las pueda perjudicar.
Sin embargo, en sueños la aparición del ángel Gabriel, le da al Cid el consuelo de saber que
todo saldrá bien.

Son muchos los que dejan casa y tierras por seguir al Cid al destierro. Muchos hombres
que reconocen en él su gran valor no dudan en seguirle y emprender al lado del
Campeador nuevas batallas, y en el camino muchos más se van sumando.

A este momento, el Cid Campeador está ya fuera de las tierras de Castilla, está ya en
destierro y decide emprender una actividad que le proporcionase ingresos, y entonces
decide obtener botines de guerra y cobrar tributos de protección a los musulmanes.
Desarrolla así su primera campaña en el exilio, tomando la Plaza de Castejón y con apoyo
de Alvar Fáñez realiza también con éxito un saqueo en el sur del río Henares. Obtienen así
grandes ganancias, sin embargo como el reino de Toledo está bajo la protección del rey
Alfonso, el Cid Campeador decide dejar Castejón a los moros y sigue su viajes al nordeste.
Su segunda expedición en el valle de Jalón es también un éxito, llegando el Cid a ocupar la
importante Plaza de Alcocer; con lo cual los musulmanes vecinos de la zona, temerosos del
coraje del Cid, deciden pedir ayuda al rey de Valencia para que les envíe refuerzos y vayan
a protegerlos. El rey de Valencia, decide recuperar Alcocer para los moros y envía por ello
a sus generales Hariz y Gavil para que lo derroten. Sin embargo, el Cid ataca de sorpresa a
sus enemigos al amanecer y obtiene una gran victoria. Los moros no logran recuperar
Alcocer, pero el Cid entiende que su situación es difícil y prefiere enrumbar más al sudeste,
vendiendo también Alcocer a los moros como hizo con Castejón.

Con toda la riqueza obtenida de las batallas y negocios con los moros al venderles Alcocer
y Castejón; Rodrigo Díaz de Vivar decide enviar al rey Alfonso un regalo como muestra de
su aprecio y deseo de que lo perdone. Envía así a Alvar Fáñez de Minaya de regreso a
Castilla para llevar los 30 caballos, oro y plata para pagar mil misas a su nombre y dar
también dinero para su esposa y sus hijas en la abadía.

Por su parte, Minaya obtiene del rey Alfonso, el perdón para sí y el permiso para que los
castellanos puedan unirse al Cid en su campaña, pero no logra que el rey Alfonso perdone
a don Rodrigo Ruiz de Vivar. Con ello, 200 castellanos se unen al ejército del Cid.

Con un ejército más numeroso y fuerte, el Cid Campeador emprende nuevos ataques en
otras tierras como por ejemplo el protectorado del Conde Barcelona, a quién vence a
pesar de su muy buen ejército, e incluso logra que el conde se doblegue ante él, al aceptar
comer en su mesa a pesar de que había jurado que vencido jamás aceptaría nada del Cid.

El Cantar II se inicia, cuando el Cid inicia la captura de Valencia, pensando asentarse en ese
lugar para ello comienza asediando y tomando una a una las ciudades en los alrededores
de Valencia, en un lapso de tres años; Valencia queda aislada por lo que pide ayuda al rey
de Marruecos, pero éste no viene en su ayuda. Tras varios meses de asedio, y cortado el
abastecimiento de la ciudad, finalmente Valencia se rinde. Es luego de esta victoria que el
Rey Alfonso perdona al Cid y permite que su esposa y sus hijas se reúnan con él en
Valencia. El Cid obtiene el perdón formal del rey Alfonso luego que lograra vencer al
mismísimo Rey de Marruecos a pesar de la ventaja numérica de éste. Los infantes de
Carrión manifiestan su interés de desposar a las hijas del Cid, quién a pesar de no estar
convencido que sea lo mejor para sus hijas accede ante el pedido del rey. Las bodas se
celebran en Valencia, con gran lujo durante 15 días.

Durante un par de años, los nuevos matrimonios en Valencia tienen una convivencia
tranquila. Sin embargo, la cobardía y bajos propósitos de los infantes de Carrión se ponen
de manifiesto, sin embargo logran antes salir con sus esposas de Valencia argumentando
que las llevarían a mostrarles sus propiedades sin embargo las dejan abandonadas luego
de golpearlas vilmente. El Cid exige al rey Alfonso la reparación de la ofensa por lo que se
emprende juicio contra los infantes de Carrión.

El Cid Campeador logra recuperar para sí las espadas: Colada y Tizona y las dotes
entregadas a los infantes de Carrión en las bodas. También sus mejores caballeros: Pedro
Bermúdez, Martín Antolínez y Muñoz Gustioz enfrentan a los infantes de Carrión: Azur,
Diego y Fernando; en duelo aceptado y pactado por el mismo rey Alfonso debido a la
afrenta contra las hijas del Cid. Los hermanos Gonzales de Carrión son vencidos y
deshonrados para siempre. A este momento, el Cid recibe de los príncipes de Navarra y
Aragón, la solicitud de matrimonio para sus hijas. Con ellos el Cid se siente por fin
recompensado y tranquilo al saberse emparentado con linaje real y además a sus hijas en
buenas manos. Una gran alegría en Valencia recibe al Cid y a su familia. Rodrigo Ruiz de
Vivar ha logrado reconocimiento y felicidad: puede morir en paz.
II. ¿Qué es lo que más te gustó y por qué?

La obra se presenta en forma de un gran poema, y el estar escrito en castellano antiguo


hace un poco difícil su lectura y comprensión. Sin embargo, al ser un libro que recuenta
una serie de aventuras de las batallas emprendidas por un hombre honorable y justo como
es el Cid Campeador, Rodrigo Díaz de Vivar, te deja enganchada a la historia.

En el recuento de la historia, entre las cosas que más me gustaron fueron:

- La bondad del Cid Campeador incluso con sus enemigos, pues no deja morir de
hambre al conde de Barcelona, sino que le insiste e incluso para evitar su muerte, le
ofrece su libertad y las de sus subalternos más cercanos. Algo que el Cid no está
obligado a hacer con un enemigo de guerra.

- El personaje de Minaya me parece admirable por la lealtad que tiene con el Cid
Campeador, como por ejemplo que acompaña al Cid aún en el destierro y está
dispuesto a pasar con él todas las penurias. Además, es un hombre muy inteligente y
gran estratega pues determina el plan de batalla que permite que el ejército del Cid
Campeador gane. Y por ello, el Cid le confía por ejemplo el traslado de su esposa y sus
hijas a Valencia.

- El uso de las rimas de los poemas, en esta obra; le da una forma más agradable en el
recuento de la historia que a pesar de ser épica y referida a batallas y peleas; no se
siente la dureza del tema, sino que más bien su lectura se hace más agradable.

- Me gusta que al final, luego del sufrimiento que los infantes de Carrión hicieron pasar
a las hijas del Cid, la historia permitiera que Sol y Elvira, las hijas del Cid recibieran unas
sinceras propuestas de matrimonio de parte de los príncipes de Navarra y Aragón.

- Es bonita la historia de amor, entre Rodrigo Díaz de Vivar y su esposa Jimena. A pesar
de estar separados debido al destierro, él siempre estaba al pendiente de ella, y
Jimena está siempre esperándolo y pidiendo por su bienestar. La historia nos
transmite la tristeza de la separación y también la alegría del reencuentro; como
evidencia del amor que se tienen entre ellos.

- La historia muestra las virtudes de los buenos caballeros medievales, que emprendían
grandes viajes y enfrentaban muchos peligros para vencer a los enemigos de sus
señores.
III. ¿Recomendarías la obra? ¿Por qué?

La obra recuenta una parte de la historia de España. Es la España de la edad media,


donde se generan una serie de reinos católicos que coexisten en la península ibérica y
que se enfrentan a un enemigo común que son los moros (musulmanes), que han
invadido la península y que amenazan en seguir expandiéndose. Los caballeros de esa
época emprenden diversas gestas para liberar a los reinos católicos de la presencia de
los moros. Y se generan así figuras épicas famosas por sus grandes hazañas al servicio
de sus reyes y de su fe. Por ello, no solo se trata de una obra literaria, sino que ella nos
permite conocer una parte de la historia que hemos estudiado. El rey Alfonso X existió,
es parte de la historia de España y gracias a él, por ejemplo; la lengua castellana se
expandió en la península. La obra nos permite también ver cómo la lengua castellana
ha ido evolucionando, hay muchas palabras que ahora ya no se usan, otras que para
entenderlas hay que ir al diccionario. Y así nos damos cuenta, como la lengua va
cambiando también con el tiempo.

La obra sí la recomendaría, como una manera de seguir aprendiendo un poco de la


historia de España a través de un relato propio de la época como son los cantares de
gesta, un género literario de la poesía épica. El Cantar del Mio Cid nos presenta a un
caballero castellano de la época y a través de él podemos descubrir el sentido de los
valores del heroísmo, la lealtad, valentía, la fe y amor por la familia.

Y además la obra es entretenida, porque tiene una serie de hechos y muchos


personajes en especial los caballeros, que nos muestran las maneras particulares en
que en esa época se relacionaban las personas y cuáles eran los valores más
importantes para ellos.

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