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La Comisión Interamericana en su decisión de brindar la cooperación técnica solicitada

por el Presidente de Ecuador con el objetivo de brindar apoyo al Estado en sus esfuerzos
para superar la grave crisis penitenciaria, ha brindado una serie de recomendaciones en
su informe publicado en marzo del 2022 basadas en los estándares interamericanos e
internacionales en la materia, entre las cuales resalta la necesidad de reducir la
población en las cárceles con la aplicación de la prisión preventiva de forma excepcional.

Una de las acciones tendientes a implementar las recomendaciones formuladas en el


informe, resalta la aplicación de medidas cautelares alternativas a la prisión preventiva
especialmente a favor de los ciudadanos que se encuentran en un debido proceso y
tienen medidas cautelares para asegurar su presencia durante el enjuiciamiento. Entre
estas alternativas se encuentra la utilización de dispositivos de vigilancia electrónica,
cuya funcionalidad, de los dispositivos, corresponde a la reducción del hacinamiento que
existe en los Centros de Privación de la Libertad (Ministerio de Justicia, Derechos Humanos
y Cultos, 2016).

En este sentido, y en alusión a la resolución Nro. 14-2021 mediante la cual se dispone que
se deben priorizar las medidas cautelares alternativas, resulta importante mencionar que el
Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a
Adolescentes Infractores, SNAI (2020) a través de la comunicación 2020-0497 en atención
al proceso penal 13283-2020-01071 donde se solicitó la colocación del dispositivo de
vigilancia electrónica a cuatro personas, informó que en la actualidad no se cuenta con el
suficiente stock de equipos para dar cumplimiento a lo solicitado.

Ahora bien, mediante el Reglamento del Sistema Nacional de Rehabilitación Social (2020)
emitido mediante Resolución Nro. SNAISNAI-2020-0031-R, acerca de los dispositivos de
vigilancia electrónica, en su artículo 284 se explica que “la entrega, instalación, activación,
desactivación y retiro del dispositivo de vigilancia electrónica será dispuesta únicamente por
autoridad jurisdiccional competente de acuerdo con lo previsto en el Código Orgánico
Integral Penal”
La falta de dispositivos de vigilancia electrónica (grilletes) se agudiza en medio de la peor
crisis carcelaria de la historia. Las últimas cifras que maneja el Servicio Nacional de
Rehabilitación Social (SNAI) señalan que solo existen 40 aparatos en stock para ser usados
como medida alternativa a la prisión preventiva. En 2016, el Ministerio de Justicia compró
4.000 por $13,7 millones.

Los datos entregados el martes, 4 de enero de 2022, por la autoridad a cargo de las
cárceles indican que 2.318 dispositivos están registrados como dañados.

Una alternativa de solución al problema de inexistencia de dispositivos, que deriva en el


hacinamiento carcelario e imposibilita a las personas que por decisión judicial pueden
acceder a la libertad monitorizada, sería la Adquisición de los brazaletes electrónicos por
parte de los imputados, la cual es una medida aplicada por el gobierno Colombiano
fundamentada en el Decreto Nro. 1058 (2021), argumentando que la ausencia del
suministro de dicho dispositivo es responsabilidad de las autoridades y no del imputado o
acusado, de esta forma el Decreto expone que por regla general el costo del brazalete
electrónico será asumido por el beneficiario de la medida, no obstante con base al principio
de igualdad y de no discriminación cuando esta persona de manera excepcional no cuente
con la capacidad económica para sufragar dicho valor, por encontrarse dicho individuo o su
grupo familiar en el grupo poblacional A (de extrema pobreza), grupo B (pobreza moderada)
y grupo C (en situación de vulnerabilidad) el Estado se encontrará en la obligación de
entregarlo con la finalidad de que esta situación no constituya un obstáculo para el acceso a
los sistemas de vigilancia electrónica.
Con base a las circunstancias descritas y el antecedente se considera que en el Ecuador, si
bien es obligación del Estado proveer de los equipos necesarios para el cumplimiento de las
medidas cautelares, en específico el uso del dispositivo de vigilancia electrónica, impuestas
por la administración de justicia, al no contar con el stock suficiente, el costo de adquisición
del equipo puede ser asumido por el inculpado, siempre y cuando su capacidad económica
debidamente comprobada así lo permita, el mismo que al término del enjuiciamiento si se
tuviera una sentencia condenatoria el aparato pasaría a formar parte del inventario estatal,
no obstante en caso que se dicte sentencia ratificatoria de inocencia el Estado reconocerá
el gasto ocasionado en compensación al inculpado. Por otra parte, cuando el enjuiciado no
posee los recursos que le permitan acceder a esta medida y en atención a los criterios de
igualdad material, el Estado obligatoriamente deberá proporcionar el equipo, o a falta de
éste, imponer otra medida cautelar no privativa de libertad.
Para llevar a efecto lo mencionado, se deberá institucionalizar a través del Órgano
Legislativo una reforma al COIP o mediante Decreto Ministerial una reforma al Reglamento
del Sistema Nacional de Rehabilitación Social, en donde se esclarezca el procedimiento a
seguir para que en razón de la inexistencia de stock de los dispositivos electrónicos de
vigilancia, se proporcione la opción para que el o los acusados asuman el costo de
adquisición de los equipos y las condiciones reglamentarias que se deberán seguir en
relación a la posesión y uso del equipo.

Interrogante para la mesa redonda:


¿Cuál debería ser el enfoque adecuado para asegurar la aplicación efectiva de
medidas cautelares alternativas, como el uso de dispositivos de vigilancia
electrónica, en el contexto de la crisis penitenciaria en Ecuador, considerando la
escasez de estos dispositivos y la situación económica de los imputados? Según datos
del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a
Adolescentes Infractores (SNAI, 2020), la falta de stock de dispositivos electrónicos de
vigilancia se ha agravado, solo el 1% de los 4000 dispositivos adquiridos en 2016 están
operativos, lo que plantea un desafío para la implementación de medidas cautelares
alternativas. En marzo de 2023, desde el SNAI se anunció la compra de al menos 5.000
nuevos grilletes. El proceso se encuentra en fase de prueba de dispositivos, no obstante,
dicha adquisición todavía no se ha concretado.

Argumento para responder la interrogante:


En el marco del Memorando de Entendimiento entre la Secretaría General de la OEA y el
Estado ecuatoriano para asistencia técnica y protección de DDHH a personas privadas de
libertad, surge la imperante necesidad de abordar la implementación efectiva de medidas
cautelares alternativas, como el uso de dispositivos de vigilancia electrónica, en respuesta
a la grave crisis penitenciaria que enfrenta Ecuador. Datos proporcionados por el Servicio
Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a
Adolescentes Infractores (SNAI, 2020) revelan una escasez significativa de estos
dispositivos, con apenas 40 aparatos disponibles como medida alternativa a la prisión
preventiva. Esta escasez, claramente indicada por las cifras actuales y el registro de
dispositivos dañados (SNAI, 2020), representa un desafío crítico para la aplicación
efectiva de alternativas a la prisión.

Ante esta problemática, resulta esclarecedor observar el enfoque implementado por el


gobierno colombiano, que fundamentado en el Decreto Nro. 1058 (2021), establece que el
costo del brazalete electrónico, en circunstancias normales, debe ser asumido por el
beneficiario de la medida. No obstante, en casos excepcionales donde el imputado no
tenga la capacidad económica para cubrir este gasto, clasificado en grupos poblacionales
de extrema pobreza o vulnerabilidad (Decreto Nro. 1058, 2021), corresponde al Estado
garantizar el acceso a la vigilancia electrónica sin que la limitación económica se
convierta en un obstáculo para la libertad monitorizada.

En este contexto, se subraya la responsabilidad estatal de proveer alternativas viables a la


prisión preventiva, asegurando la igualdad de acceso a las medidas cautelares, incluso en
situaciones de escasez de recursos económicos por parte del imputado. Esta
responsabilidad se alinea con el principio de justicia social y la obligación de garantizar
que el sistema de justicia no imponga cargas indebidas a ciertos sectores de la población,
promoviendo así un enfoque equitativo y efectivo en la aplicación de medidas cautelares
alternativas (Reglamento del Sistema Nacional de Rehabilitación Social, 2020). Para
llevar a cabo esta estrategia, es fundamental institucionalizarla a través de reformas
legislativas, garantizando la regulación adecuada del procedimiento y las condiciones de
uso de los dispositivos en ausencia de stock suficiente, permitiendo así la plena
efectividad de las alternativas a la prisión en el marco de la crisis penitenciaria en
Ecuador.

Bibliografía
OEA. (2022). CIDH presenta informe sobre situación de personas privadas de libertad en
Ecuador. https://www.oas.org/es/CIDH/jsForm/?File=/es/cidh/prensa/comunicados/
2022/053.asp

Mendoza, X. (2022). Sobrepoblación en las cárceles ecuatorianas como consecuencia de


penas irrisorias. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/8385864.pdf

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