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CONSECUENCIAS

DE LAS GUERRAS
ASTUR-CÁNTABRAS

SARA MENENDEZ MARTINEZ


UO231545
71676789A

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS | Grado en Historia


ÍNDICE

 ANTECEDENTES ..................................................................................................... 2

 CAUSAS .................................................................................................................. 3

 LAS GUERRAS ASTUR-CÁNTABRAS ....................................................................... 4

 CONSECUENCIAS ................................................................................................... 5

 BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................... 11

1
ANTECEDENTES

Los indígenas norteños ya habían vivido con anterioridad una serie de contactos
indirectos con el mundo romano, a causa de la conquista de los territorios vettones,
vacceos y celtíberos.

Podemos situar uno de los primeros contactos con Sempronio, quien logra sosegar
las rebeliones celtibero-lusitanas en el año 179 a.C., repartió tierras y firmó tratados de
convenios. Aunque las luchas contra estos pueblos se continuaría en los años siguientes.
También entre los lusitanos se llevó a cabo la revuelta de Viriato1, uniéndose a la causa
los vettones.

Es en este contexto donde se implantan los primeros intentos de expansión romana


por el área galaica. La primera lucha entre estos dos combatientes la fechamos según
Apiano en el año 139 a.C., situándose al mando romano Quinto Servilio Cepión.

Los supervivientes seguidores de Viriato se asentaron en Valentia, facilitando así


la ocupación romana del norte de Portugal. Décimo Junio Bruto venció así a los lusitanos,
pacificando una gran parte de su territorio en el año 138 a.C. Traspasó el Duero, y dio por
finalizado su avance en la zona del Miño.

Podemos hablar de la existencia de una confederación tribal de nivel superior de


los grupos gentilicios, configurada con el objetivo de enfrentarse a un enemigo exterior
común. No se conserva documentación epigráfica acerca de esta agrupación, lo que
podría confirmar que su organización respondía sólo a ese fin inmediato.2

Las tropas de Junio Bruto se retiraron por dos motivos, debido al ataque de Lépido
a Numancia, por el que Bruto tuvo que acudir a prestarle ayuda, y por la posibilidad de
un levantamiento de los pueblos que dejaban a su paso.

Al finalizar la guerra se dedicó un lapso de tiempo a introducir en el sistema


político-administrativo romano a estas nuevas poblaciones anexionadas a través de la
construcción de centros urbanos que aligerasen el peso de la organización del nuevo
territorio.

1
Líder de carácter electivo de las tribus lusitanas durante las llamadas Guerras Lusitanas.
2
Narciso Santos, La romanización de Asturias, p. 81.

2
Entre la batalla de Junio Bruto y la expedición militar de César en el año 61 a.C.
por la llamada de la región andaluza que sufría continuos acosos de los lusitanos,
asistimos a un período de tiempo en el que la anexión galaica a Roma quedó paralizada.
Aunque la raíz vital de la campaña militar de César respondería más bien a la necesidad
de obtener un gran botín. Conquistó los núcleos costeros e islas cercanas, hasta llegar a
la región de Brigantum. Constituyó en este lugar un centro de comercialización y de
evacuación de estaño, era un territorio rico gracias a las actividades de intercambio. Este
hecho no hace más que reforzar la teoría de la causa económica de César.

Sometió a los galaicos y regresó a Roma el verano del año 60 a.C.

CAUSAS

1. Un primer motivo inmediato era la defensa de los pueblos asentados al


sur del Duero, de las frecuentes incursiones de los grupos indígenas del norte de este
río, en busca de productos necesarios para la subsistencia. Estas correrías se
encontraban organizadas dentro de la estructura gentilicia, considerándose un medio
más de obtención de recursos.

Augusto estaría a la cabeza en el inicio de las guerras, pero cabe preguntarse


si esta acción de defensa no era más que un pretexto que ocultaba otras causas
principales.

2. Podemos considerar como segundo motivo el deseo de expansión


territorial de Roma, a partir del reducido suelo de la ciudad, reforzando su dominio
y control.
3. La reorganización administrativa del occidente mediterráneo, con un
carácter político-militar, con el objetivo de mantener en Italia su impronta occidental.3
4. Motivo de índole económica, puesto que las continuas guerras
beneficiarían a los romanos, más por la explotación de recursos, sobre todo auríferos,
que por el botín obtenido tras los enfrentamientos.

3
Teoría establecida por Harmand, L’Occident romain. Gaule, Espagne, Bretagne, Afrique du
Nord.

3
Los primeros tanteos de los romanos parecen darnos la razón en este sentido. Por
ejemplo, cabe decir que una gran parte de las vías romanas gallegas se hayan en conexión
con los centros y núcleos de aprovechamientos mineros de la zona.
El servicio militar y la organización social de la clase superior romana se
convertirían en elementos esenciales para este avance político.
Las características que adquiere este aprovechamiento económico expone los
diferentes niveles que encierra la expansión romana: en un primer momento podemos
comprobar que el conquistador actúa de patrón de lo conquistado, siguiéndole a esto una
fase de explotación más restringida.4

5. Deseo de establecer unas fronteras y un sistema defensivo estable, es


decir, por cuestiones de política exterior y carácter militar.

Augusto obtendría de esto beneficios de carácter propagandístico como resultado


de las operaciones militares.

LAS GUERRAS ASTUR-CÁNTABRAS

Respecto al desarrollo de estas operaciones militares tenemos dos corrientes de


opinión, la primera se centra en propugnar un ataque simultáneo, mientras que la segunda
incide en una serie de campañas militares sucesivas.

Partiendo del análisis de las diversas hipótesis discutidas podemos llegar a una
interpretación: la existencia de un frente militar amplio, en el que estarían abiertos varios
frentes de ataque, en algunos casos sucesivos y en otros simultáneos. Además, estos
puntos de ataque estarían controlados por cuerpos del ejército distintos, que llevaría a
cabo técnicas militares diferentes entre sí.

En el año 29 a.C. los enfrentamientos comienzan a manos de Estatilio Tauro,


llegando Augusto dos años después.

4
N. Santos Yaguas, Asturias hasta la época medieval, pp 56-57.

4
Sería Augusto quien se encargaría de las expediciones militares al norte, atacando
a cántabros y astures con tres unidades de ejército.

Durante la estación invernal del año 26-25 los astures atacaron por sorpresa a las
tropas acampadas junto al río Astura, pero debido a la traición de los brigaecinos , la
emboscada se volvió contra los indígenas.

El siguiente ataque fue dirigido a Lancia, lugar resguardo astur, y después se


produjo un cerco a los cántabros.

Los indígenas se sublevaron en el año 24-23, estos levantamientos se


recrudecieron en torno al año 22, siendo sometidos por la destrucción del monte Medulio,
su último refugio. Fue Agripa quien puso fin prácticamente a estas guerras en el año 19.

De nuevo, en el año 15 asistimos a una nueva llegada de Augusto.

La etapa de conquista del norte supone una gran modificación de las estructuras
indígenas, introduciendo la organización administrativa romana, la implantación de su
sistema socio-económico y la instauración de nuevas ideologías.

CONSECUENCIAS

Como una primera consecuencia directa de esta guerra podemos hablar de la


evolución que sufrieron los grupos gentilicios inferiores hacia unidades más amplias.

La desaparición de desequilibrios socioeconómicos existentes en el marco de


estas unidades sociales y la urbanización y romanización de estas gentes en dicho
territorio.

Asimismo nos encontramos con una participación de elementos indígenas en


las unidades de tropas auxiliares, que se llevaría a cabo de dos formas, como soldados
aislados para reponer las bajas sufridas o como cuerpos de tropas compuestos enteramente
en la Península Ibérica, siendo trasladados posteriormente fuera de la misma.

Podemos observar la influencia que produjo en los indígenas la cercanía del teatro
de operaciones bélicas y de igual modo el desarrollo de las guerras.

5
Los núcleos urbanos sufrieron una ampliación, de la que nos habla Apiano, al
mismo tiempo que nos narra la ampliación demográfica y material que tuvo lugar en
las ciudades de Numancia y Segeda.

Asistimos a la formación de una alianza entre varias comunidades de este


territorio, unidas con el objetivo de hacer frente a un enemigo común. Aunque esta unión
no perseguía este único objetivo militar, puesto que también se aprovisionaban de trigo y
otros cereales de unos grupos a otros.

Esta coalición dio paso a la configuración de agregados gentilicios más extensos.

Uno de los motivos principales de urbanización y una vez que se dieron por
finalizados los conflictos bélicos, se dio paso al establecimiento de los indígenas en
poblaciones en llano. En un primer momento eran asentamientos exclusivamente
militares, o al menos, se encontraban mediatizados por la presencia de destacamentos.
Estos asentamientos se realizaban a medida que las tropas romanas iban anexionando
territorios.

Se extendió de este modo, al igual que en otras regiones hispanas, el sistema de


propiedad privada de la tierra.

Desde el punto de vista demográfico, estos continuos combates mermarían


gravemente a la población indígena, contabilizando a aquellos caídos en combate, los
mandados ejecutar después por Agripa, yerno de Augusto, que eliminó a todos los
hombres en edad militar que consiguió atrapar (obligando al resto de la población a
asentarse en llano), a otros muchos hombres se les vendió como esclavos, con la
condición de no ser liberados hasta la edad de 20 años.

El objetivo de estas medidas era introducir a los componentes de tales


comunidades en la estructura administrativa romana, y de ahí la obligación de residir en
los emplazamientos castrenses que se configurarían más adelante como centros urbanos.5

Desde el punto de vista económico el objetivo era acelerar la explotación del


suelo, tanto del terreno agropecuario como del minero, con el objetivo de generar un
excedente que pudiera ser dedicado por entero al aprovechamiento de los romanos. Floro
hace referencia en un testimonio, de la riqueza mineral del suelo astur, lo que nos hace

5
N. Santos Yaguas, Astturias hasta la época medieval, pp 65-67

6
suponer que los astures augustanos estarían asentados en la actual zona del Bierzo, en
esta zona se desarrollaría una actividad de explotación minera, agrícola y ganadera.

Cabe destacar la configuración de los prata para las unidades legionarias y de


tropas auxiliares, eran parcelas de terreno provincial cuya posesión era otorgada por el
emperador a los distintos destacamentos militares integrados en una región, éstos las
utilizaban como tierras del cultivo, pastizales para la caballería, etc. La explotación de
estos prados atenuaría en parte los gastos generados por el ejército romano, los indígenas
tomarían parte de esta explotación como mano de obra, generando así relaciones de
producción nuevas y paliando en gran parte el déficit de productos para el consumo con
los que tradicionalmente contaban.

También podíamos encontrar mano de obra indígena en las explotaciones


mineras, en muchos casos no tenía por qué ser como fuerza de obra esclava.

Estos hechos de carácter socio-económico aceleraron el paso hacia una economía


con base monetaria, sustituyendo esta por el intercambio indígena que se venía
aplicando con anterioridad, en estas transacciones la plata recortada constituía un
elemento fundamental.

El reverso de muchas de estas monedas hace alusión a las armas requisadas a los
indígenas, luciéndolas como trofeos de conquista y dominación.

Se trazó una red viaria de comunicaciones. Esta red se configuró en un primer


momento con fines únicamente militares, como base de operaciones para los ejércitos,
ejes de penetración hacia los mismos, y como base fundamental para los traslados de
mercancías, ropas y alimentos, necesarios en época de guerra y tras la guerra. En muchos
casos se sirvió del trazado anterior indígena. Algunos de estos caminos responderían a la
necesidad que tenían las unidades gentilicias inferiores con aquellos grupos sociales más
amplios.

Podemos confirmar la existencia de estas vías mediante los documentos literarios


que las mencionan y empleando como fuente la arqueología.

Podemos corroborar que el camino romano se trazó sobre antiguas vías indígenas
porque en muchos casos se encontraban enmarcadas por asentamientos castreños.

7
Además de estos caminos reutilizados fue necesaria la construcción de otras
nuevas calzadas de comunicación, las cuales sirvieron en un primer momento como ejes
bélicos.

Podemos hablar de dos vías principales en la región norteña:

- Una uniría Bracara y Brigantium, pasando por Tudae


- La que se desplazaba desde Asturica Augusta hasta Bergidum, ampliándola
posteriormente hasta Lucus Augusti.

Cabe mencionar también la posibilidad de que se levantara otra vía con fines
militares evidentes, cuyo objetivo era conectar las tierras leonesas con Lucus Asturum y
la zona de Gijón.

Además de estas calzadas principales, también existían muchos ramales


secundarios, que conectaban centros urbanos o de población alejados de los recorridos
principales.

Estos caminos contribuirían a la ordenación del territorio enmarcado ya en el


sistema administrativo romano.

Augusto realizó una división administrativa debido a la gran extensión de las


primitivas provincias indígenas, respondía a unas necesidades bélico-militares.

En el año 197 a.C. el Estado romano llevó a cabo una reorganización del territorio
para facilitar su administración, es decir, configuraron la primera división provincial de
Hispania que daría lugar a la Hispania Citerior y a la Hispania Ulterior. En esta división
no se incluyeron los territorios del norte, puesto que aún no se encontraban bajo el
dominio romano.

De esta manera, en el año 27 a.C. se produce la división de la Península Ibérica


en tres provincias: Bética, Citerior Tarraconense y Lusitania. Estas dos últimas se
encontraban bajo control imperial, con patrullas militares en el territorio. La primera, sin
embargo, estaba en manos del Senado, ya pacificada.

Lusitania estaba limitada por el río Sella con la Tarraconense, es decir, dentro de
su territorio se incluían por vez primera Gallaecia y Asturia.

Respecto a las causas de esta reorganización administrativa podemos mencionar


dos: administrativas y militares.

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- Causas administrativas: el Estado romano dominaba casi todo el territorio de
la Península Ibérica, y la primera división realizada correspondía a tiempos de
la República, en la que las zonas anexionadas eran únicamente el área
meridional hispana y el litoral levantino.
- Causas militares: consistían en el hecho de poder disponer de dos ejércitos
para enfrentarse a los indígenas norteños.
- Causas económicas: el Estado romano se centra en la explotación de los
recursos mineros, especialmente en los yacimientos auríferos.

Al acabar las guerras Augusto realizó una reforma de las provincias manteniendo
las tres divisiones anteriores. Tuvo lugar en los años 16-13 a.C., en su segunda venida al
territorio peninsular.

Suponía la integración definitiva de los astures en el marco romano, lo que se


vería completado con otra reforma que únicamente afectaría a la provincia Tarraconense,
que pasó a estructurarse en tres distritos.

La residencia de los procuradores de Tarraconense se trasladó a Astorga,


contribuyendo a este hecho la explotación de recursos del norte occidental y los
problemas administrativos y fiscales.

A medida que la paz se instauraba quedaba patente la necesidad de nuevas


divisiones del territorio peninsular, en las que fuera mermando el carácter militar, siendo
éste sustituido por unas funciones político-religiosas y jurídico-administrativas
dominantes. Encontramos aquí el preludio de lo que serían los conventus jurídicos.

Los conventus surgen gracias a la pacificación del territorio y a la configuración


progresiva de nuevas necesidades jurídico-administrativas; implican una acotación
territorial dentro de una provincia que posea capital que actúe como centro de reunión, es
decir, se encuentran en un contacto más estrecho con los indígenas, presentando una
situación unitaria clara.

La época de realización de estas divisiones está en discusión, situándose entre


tiempos de Augusto y Vespasiano, originándose con Augusto y arraigándose
definitivamente con Vespasiano.

9
Podemos decir que es una realidad civil intermediaria entre la provincia y las
civitates.6

Desempeñaban unas funciones administrativas, mediante las que se administraba


justicia, y religiosas, ambas muy significativas, siendo para la última esencial como
elemento controlador el culto imperial.

Durante el siglo III en Tarraconense se produjo una reorganización vinculada con


aspectos económicos, políticos, administrativos y socio-políticos, cuyo fin inmediato era
la reactivación de las explotaciones mineras auríferas. Caracalla la dividió en dos,
formando la Hispania nova Citerior Antoniniana.

Esta reforma provincial no dio resultado, por lo que esta nueva división
desapareció en torno al 238.

Como última conclusión podemos mencionar la concesión de la ciudadanía


romana, la Constitutio Antoniniana, para conseguir fortificar las estructuras político-
administrativas del marco romano, y del mismo modo, una nueva fuente de la que obtener
financiación mediante el establecimiento de impuestos.

6
N. Santos Yaguas, Asturias hasta la época medieval. Indigenismo y romanización durante el
Alto Imperio.

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BIBLIOGRAFÍA

 FERNÁNDEZ OCHOA Carmen y MORILLO CERDÁN Ángel, “La tierra de los


astures. Nuevas perspectivas sobre la implantación romana en la antigua Asturia”,
1ª ed., 1999, Ediciones TREA, Gijón. ISBN: 84 95178 49 4
 SANTOS YAGUAS N: “El ejército romano y la romanización de los astures”,
Asturlibros, Oviedo, 1982. ISBN: 84 85699 05 X
 SANTOS YANGUAS, N.: “Asturias hasta la época medieval”. EDICIONES
CLÁSICAS, Madrid, 1996. ISBN:84 7882 231 3
 SANTOS YANGUAS, N.: “La romanización de Asturias” ISTMO, Madrid, 1991.
ISBN: 84 7090 255 5
 SANTOS YANGUAS, N: “Asturias, los astures y la administración romana
durante el Alto Imperio” KRK, Oviedo, 2009. ISBN 978 84 8367 176 4
 SANTOS YANGUAS, N: “Ejército romano, administración y vida civil en
territorio de los astures”2006, Astorga.
 SANTOS YANGUAS, N: “La mano de obra en las minas romanas del occidente
de Asturias”

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