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La Región del Chaco: ocupantes originarios

La región geográfica del Chaco, conocida como Chaco Gualamba comprende a las actuales provincias del
Chaco y de Formosa, así como parte de Paraguay, de Salta y de Santiago del Estero, existen varias
interpretaciones para el origen del nobre dado por los habitantes oriinarios a estos territorios, pero la más
comúnmente aceptada es la de Chacku, una táctica de caza basada en encerrar a los animales en grandes
círculos para atraparlos y que era a asu vez un ritual de convivencia entre los diversos grupos étnicos de la
región. Estos grupos estaban formados por diversas familias lingüísticas que se suelen agrupar en tres:
 Guaycurúes: que recibieron esa denominación de los guaraníes habitantes de la costa correntina del
Paraná y está relacionada con su belicosidad. Son varias las etnias que la integraron pero los más
representativos son la Qom (toba), abipones y mocovíes.
 Los mataco-mataguayos: pertenecen a ella los wichís (matacos), chorotis y vejoces. Junto a los
guaycurúes constituyen o que se denomina chaquenses típicos
 Los lule-vilelas: eran grupos provenientes del noroeste y que constituían una cultura particular pues
tomaban ciertos elementos culturales de etnias con una cultura mas compleja como los diaguitas.
La región fue poblada tardíamente (hace unos 5000 años), posiblemente por grupos pámpidos (de la
pampa) que debieron migrar por alguna razón de subsistencia (guaycurúes y matacos-mataguayos), mientras
que los lules y vilelas lo hicieron seguramente por la presión poblacional que realizaban los diaguitas.
Culturalmente la mayoría de estas etnias eran cazadoras-recolectoras y nómades y solo practicaban alguna
forma rudimentaria de cultivo de manera estacional. La excepción por supuesto la constituyen los lules y
vilelas que eran semisedentarios. Su organización era tribal y solo se reunían en grupos mayores en tiempos
de conflictos o para incursiones de pillaje, que era cuando obedecían a un cacique con amplios poderes.
Durante miles de años estas tribus vivieron en condiciones similares, su sistema de vida solo cambió
radicalmente cuando entraron en contactos con los españoles e incorporaron el caballo a su forma de vida.
Esta etapa ecuestre fue en la que las incursiones se hicieron mas agresivas, sobre todo por parte de los
guaycurúes, incluso forzando a ciudades lindantes con su territorio, como Santa Fe o Corrientes a establecer
pactos con ellos para dtener las agresiones. Sobre la relación con españoles y criollos y como fue modificada
con la organización del estado nacional trataremos mejor en la siguientes partes del texto.

La región del Chaco antes de la formación del Estado Nacional


La región del Chaco siempre atrajo la atención de los españoles durante la época colonial, en primer lugar
porque era una zona que conectaba ciudades importantes de la región como Asunción, Buenos Aires y
Tucumán, pero también porque los indígenas que poblaban ese territorio se convertirán en un flagelo para
estas mismas ciudades, ya que lindaban con el. Incluso Corrientes y sus pueblos dependientes eran objetivo
de sus ataques a pesar de la presencia de un río como el Paraná. Por lo tanto, desde muy temprano se
realizaron expediciones exploratorias a esta región como la de Juan de Ayolas, gobernador de Paraguay que
encontró su muerte en ella y la de Domingo Martinez de Irala, su sucesor, para buscarlo. Por supuesto que
esto llevó a que se realicen intentos de ocupación mediante la fundación de ciudades. De los dos intentos
más serios sin duda la más importante fue la de Nuestra Señora de la Concepción, también conocida como
Concepción del Bermejo. Esta ciudad fue fundada por Alonso de Vera, capitán general enviado desde
Asunción, en el año de 1585. Aunque se lograron encomendar indígenas (mátaras y guácaras), también
sufrieron permanentemente ataques de otras agrupaciones, sobre todo de los guaycurúes, llegando a su
climax en 1631, cuando los pobladores debieron abandonar la ciudad y refugiarse en Corrientes, para
finalmente abandonarla.
A esta fundación siguió otra incluso más efímera (Santiago de Guadalcazar), luego la relación de las
ciudades españolas con el Chaco transcurrió por dos carriles: por un lado, la llamada guerra ofensiva que
llevaron adelante cada una de ellas según su jurisdicción entre 1632 y 1735. Por otra parte, entre 1711 y
1767 se desarrolló la labor misional de los jesuitas, encomendada a ellos por el gobernador de Tucumán,
Esteban de Urízar. Consideremos en primer lugar la cuestión de la Guerra Ofensiva, esta se correspondia,
según las leyes de la épocas con guerras de represalias, que eran consideradas justas porque eran en
respuesta a las fuertes agresiones de los aborígenes, la primer ciudad que solicito poder realizar este tipo de
entradas fue Asunción. Pero la primera en realizar una guerra seria de estas características fue Santa Fe
contra los llamados calchaquíes, que terminaría en 1666 con la desaparición de esta parcilaidad como una
amenaza, pero su lugar fue prontamente ocupada por abipones y mocovíes, que incluso llegaron a poner en
jaque a Corrientes con sus incursiones.
La frontera tucumanosalteña también sufrió de una manera agravada ataques de diversas parcialidades y
su respuesta varió desde la agresividad hasta los intentos de establecer una labor misional, la que finalmente
fue promovida por el gobernador Urizar a partir de 1711, pero la cual fue encarada desde los diversos frentes
establecidos por cada una de las ciudades, tal como habían percibido los propios padres jesuitas. En primer
lugar se redujeron a las tribus más pacíficas como los lules y vilelas, pero también se logro la reducción de
algunas de las tribus mas combativas como los abipones y los mocovíes. No obstante, estas reducciones
enfrentaron muchísimas dificultades que tenían que ver con el propio carácter guerrero de las tribus que a
veces abandonabn la las mismas para participar en expediciones de pillaje o hacer la guerra entre ellas, pero
también con la permanente falta de recursos que experimentaban pues la mayor parte del tiempo las
ciudades que tanto les debian la paz no enviaban las remesas económicas necesarias para su sustento. Sin
embargo, cabe destacar la importante labor cultural que ejercieron los jesuitas, en primer lugar con las
descripciones geográficas y culturales que realizaron y también por la gran cantidad de obras en que
describían la lengua de estos pueblos.
En 1767 los jesuitas son expulsados de los dominios españoles en América como resultado de la política
centralista de los Borbones, como resultado, las reducciones creadas por estos en toda Hispanoamérica
pasaran a manos del clero seular o de otras ordenes de monjes, en especial los franciscanos. La mayoría de
las reducciones fueron abandonadas, salvo las que servían a los propósitos de algunas de las ciudades. En el
caso de Corrientes, se ocupó de mantener la de Las Garzas de abipones y, además, de mantener una
constante política de pactos, con lo que alejo el peligro de las entradas aborígenes hasta la época
independiente. Mientras tanto, Santa Fe se veía afectada por los conflictos entre mocovíes y abipones. Los
gobernadores, así como los obispos de Santa Fe procuraon mediar entre ambas parcialidades para forzarlas a
pactar entre ellas, con diverso éxito. Por el lado de Tucumán, se habían establecido una línea de fuertes y de
reducciones, que pasaban penurias por la falta endémica de fondos que presentaban, en 1767 era nombrado
gobernador de Tucumán Gregorio Matorras, este comerciante oriundo de Buenos Aires se había interesdo
por la cuestión del Chaco y había emprendido un viaje a España para promover ante la corona un
reforzamiento de la política de pacificación indígena en la frontera occidental. En 1774 organizo una
expedición que logro establecer un pacto con mocovíes y tobas, aunque Matorras murió en 1775, su obra no
quedó trunca pues los indígenas manifestaron interés en mantener los pactos, en respuesta, el virrey Cevallos
va a crear la Junata de Reducciones, con funcionarios políticos y religiosos de Tucumán, sus decisiones
fueron aprobadas en 1780 por el virrey Vértiz y tuvieron como resultado la creación de reducciones en el
centro del Chaco, dependientes de Corrientes, ciudad que mostro poco interés en mantenerlas, lo que llevó al
fracaso de las mismas.

El Chaco como “desierto”. Formación y desarrollo del Territorio Nacional


Luego de la independencia de los teritorios que constituyeron mas adelante la República Argentina, siguió
un largo período de guerras civiles y de conflictos entre los estados provinciales e, inclusive, entre la
Confederación y el estados de Buenos Aires. Durante este largo tiempo, la región del Chaco fue dejada de
lado, ocupándose cada provincia de la defensa de su frontera. Aunque hubo serios intentos de establecer una
línea de frontera compuesta por fuertes, se vio perjudicada en primer lugar por la Guerra del Paraguay y
también por las propias condiciones de los fortines, compuestos por tropas mal pagas y que en su mayoría se
componían de enganchados que cumplian alguna condena en la frontera. Por otra parte, exitió una mayor
insistencia en otras formas de intervención en la región que rindieron mejores frutos, en algunos casos. Uno
de stos medios a los que se pr4estó una mayor atención fue la exploración del río Bermejo, ciertanmente ya
durante la época colonial había sio explorado con el propósito de ver si podía obtenerse alguna utilidad de
él, pero fue durante la Confederación cuando se intento fomentar mediante subvenciones el establecimiento
de una línea regular de vapores que sirvieran de correo y de transporte para contacatar Bolivia con las
provincias del Litoral, aunque sus escasos éxitos económicos obligaron a abandonar la empresa. En cuanto a
la labor misional, atravesó por varias situaciones particulares en este período, por una parte la aparición de
los curas gauchos en la frontera santafesina, curas que aprendían a vivir de las misma manera que los
paisanos y que fueron de gran ayuda durante la colonización del Chgaco santafesino, mientras que en la
frontera salteña, los curas de las misiones entraban en conflicto contra los productores azucareros que
querpían reclutar a los indígenas como mano de obra barata, y en Corrientes labor misional se vería
interrumpida por la guerra, pero antes de eso se fundaría San Buenaventura de Monte Alto, sitio de culto
cristiano que maracaría un antecedente para la ocupación del Chaco desde el Paraná.
Con la llegada a la presidencia de Sramiento, se inicia una nueva etapa para la región del Chaco, el
comienzo de su período presidencial marca el fin de la Guerra de la Triple Alianza y el comienzo de una
política definida para este espacio geográfico, esta comprendió dos tipos de acciones, la militar y la político-
institucional. Desde 1870 fue designado como comandante en jefe de la Frontera Norte el teniente coronel
Manuel Obligado, que comprendía un tramo que pasaba por Santa Fe, Córdoba y Santiago del Estero, la
mayoría de los fuertes que formaban esta línea de frontera no tenían una actuación integrada ni estaban
integrados por tropa de línea, ambos aspectos que el nuevo comandante se encargo de solucionar. Solo con
estas medidas logro correr la línea de fuertes 300 km, aunque Obligado siempre manifestó que como no
había una política sostenida respecto a los indígenas sometidos estos pronto volvían a sus antiguos
comportamientos atacando las poblaciones, favorecidos, además, por la gran cantidad de malhechores que
entraban al territorio y les vendían alcohol y armas. La otra frontera correspondia a la línea de Salta, bajo
órdenes del teniente coronel Napoleón Uriburu, cuyo mayor logro fue la creación de un regimiento de
caballería llamado de “Nueva Creación” para hacer una entrada al Chaco y determinar cual era la fuerza de
que disponían los indígenas. Desde allí se comenzó a percibir el potencial como mano de obra que tenían.
Entre 1879 y 1883 se realizaron una serie de batidas y entradas punitivas desde todas las fronteras para
preparar la ocupación de la región. Finalmente, en 1884, el entonces ministo de guerra, Benjamín Victorica,
preseno un proyecto para la dominación definitiva del Chaco, presentado como un “desierto verde”, vacío de
civilización. El proyecto fue aprobado y para ello partieron tres columnas desde Formosa, Salta y desde
Santiago del Estero, para confluir en el lugar que se ubicaba La Cangayé, antigua reducción franciscana. La
expedición movilizó 1500 hombres, que lograron fundar tres pueblos: Puerto Bermejo, Puerto expedición y
Presidencia Roca, todos a orillas del Bermejo, así como someter a la mayor parte de los indígenas de la
región.

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