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Formas de participar en la evaluación

La evaluación del proceso de aprendizaje presenta tres formas de participación: autoevaluación,


coevaluación y heteroevaluación, formas que por si solas no pueden cumplir la tarea sino que requieren
de la presencia del facilitador y los participantes, así como de estrategias, técnicas e instrumentos que le
permitan evidenciar el proceso.

La Coevaluación

Es la evaluación realizada entre pares, de una actividad o trabajo realizado. Este tipo de evaluación
puede darse en diversas circunstancias:

*Durante la puesta en marcha de una serie de actividades o al finalizar una unidad didáctica, alumnos y
profesores pueden evaluar ciertos aspectos que resulten interesantes destacar.

Al finalizar un trabajo en equipo, cada integrante valora lo que le ha parecido más interesante de los
otros.

*Luego de una ponencia, se valora conjuntamente el contenido de los trabajos, las competencias
alcanzadas, los recursos empleados, las actuaciones destacadas, etc.

*Puede ser pertinente repartir un cuestionario anónimo a los alumnos para que opinen con absoluta
independencia sobre lo realizado, y contrastarlo luego con lo percibido por el profesor.

Como podemos apreciar, son diferentes los caminos para llevar a cabo la coevaluación, pero es
importante tener en cuenta que, si el grupo no tiene costumbre de realizar prácticas de ese tipo, se
debe comenzar por valorar exclusivamente lo positivo y las deficiencias o dificultades surgidas las
valorará el profesor.

Esto se recomienda porque generalmente los alumnos tienen la misma visión o percepción de muchos
profesores y la sociedad en general de "para qué se evalúa". Habitualmente esta valoración se realiza
para resaltar lo negativo, lo mal hecho, para sancionar, con lo cual los efectos de la coevaluación pueden
convertirse en disgregación del grupo y de rechazo de todos contra todos.

Principios de la evaluación
Si las pruebas de evaluación no son fuente de aprendizaje, quedan reducidas a la aplicación elemental
de técnicas, minimizando u ocultando procesos complejos que se dan en la enseñanza y en el
aprendizaje.

Principios de la evaluación

La evaluación educativa debe tener un carácter netamente formativo para trascender lo instrumental y
técnico y debe regirse por ciertos principios que hagan de ésta una actividad coherente y le permitan
tener un carácter sistémico y formativo:

Integralidad: La evaluación no es un proceso aislado, es parte esencial del proceso educativo, por tanto
debe existir coherencia con los otros componentes curriculares que intervienen en el acto educativo.

Continuidad: La evaluación debe ser continua a lo largo del proceso educativo. Exige un control y
reorientación permanente del proceso y no se puede estimular u orientar el desarrollo de quienes
participan si no se conoce el estado en el que se encuentran.

Diferencialidad: Este principio reitera la necesidad de emplear diferentes fines o propósitos evaluativos,
es decir, debe estar presente desde el inicio hasta el final del proceso de enseñanza y aprendizaje.

Educabilidad: Este principio busca que la evaluación de los aprendizajes promueva la formación del ser
humano, al igual que el resto de los componentes del proceso educativo. También que le permita a
quien imparte la formación, tomar decisiones que favorezcan la orientación de los objetivos y
estrategias de enseñanza.

Como lo menciona Bertoni (1997), la evaluación, al igual que otros procesos educativos, implica un
proyecto, es decir, la búsqueda de acuerdos y definiciones sobre algunos de los siguientes puntos:

¿qué se desea evaluar?

¿con qué propósitos?

¿cómo evaluar?

¿en qué momento?

LA HETEROEVALUACIÓN
Es la evaluación que realiza una persona sobre otra respecto de su trabajo, actuación, rendimiento, etc.
A diferencia de la coevaluación, aquí las personas pertenecen a distintos niveles, es decir no cumplen la
misma función. En el ámbito en el que nos desenvolvemos, se refiere a la evaluación que habitualmente
lleva a cabo el profesor con respecto a los aprendizajes de sus alumnos; sin embargo también es
importante que la heteroevaluación pueda realizarse del alumno hacia el profesor ya que no debemos
perder de vista que la evaluación es un proceso que compromete a todos los agentes del sistema
educativo.

La heteroevaluación es un proceso importante dentro de la enseñanza, rico por los datos y posibilidades
que ofrece y también complejo por las dificultades que supone enjuiciar las actuaciones de otras
personas, más aún cuando éstas se encuentran en momentos evolutivos delicados en los que un juicio
equívoco o "injusto" puede crear actitudes de rechazo (hacia el estudio y la sociedad) en el niño,
adolescente o joven que se educa.

Autoevaluación

La autoevaluación involucra que los estudiantes tomen la responsabilidad de monitorearse así mismos y
hacer juicios acerca de los aspectos de su propio aprendizaje. Una autoevaluación constructiva requiere
que los estudiantes reflexionen acerca de lo que ellos están aprendiendo en una gran variedad de
formas. Igualmente, ubica a los estudiantes en una posición donde estos puedan reconocer sus
fortalezas y debilidades y sean capaces de hacer planes para un mejoramiento futuro. Así, también
implica que los alumnos se responsabilicen de mejorar su propio proceso y sean conscientes de cómo
esto impacta en su propio aprendizaje y en el desempeño de sus compañeros de equipo en las tareas
colaborativas.
Los tipos de evaluación y sus beneficios

La evaluación es una parte fundamental de la educación, pues permite al profesor saber en qué
momento del aprendizaje está el alumno, y así tomar las decisiones correctas. En algunas metodologías,
como las activas, el propio estudiante se involucra más, realizando procesos de autoevaluación y
coevaluación. Esto le ayuda a darse cuenta de sus aprendizajes y lo que debe ir ajustando para
encontrar por sí mismo la solución. En cualquier caso, cada sistema de evaluación posee unas
particularidades que debes tener en cuenta.

Evaluación formativa

Se basa en evaluar el rendimiento del estudiante durante la formación, algo que se lleva a cabo con
regularidad a lo largo del proceso de instrucción. Su principal ventaja es que identifica con facilidad los
primeros problemas. Además, se basa en la retroalimentación continua y en el seguimiento de cada
alumno para poder realizar un acompañamiento más cercano a su aprendizaje. Al poner el foco en la
evolución de cada alumno, el maestro puede encontrar soluciones acertadas y personalizadas. Algunos
ejemplos son preguntas de verificación, cuestionarios y encuestas, ejercicios de metacognición, entre
otros.

Por otro lado, has de saber que su implementación es sencilla y que, además, permite verificar la
comprensión de las materias impartidas. Incluso fomenta que los docentes se evalúen a sí mismos.

Evaluación sumativa

Mide el rendimiento del estudiante una vez finalizada la formación. Su objetivo es analizar lo que ha
aprendido y lo que no. También evalúa la efectividad del aprendizaje o las reacciones relacionadas con
la instrucción. Un buen ejemplo de esta forma de evaluar son los exámenes tradicionales con
calificaciones numéricas. Este tipo de evaluación se basa en la recopilación de datos sobre los resultados
del alumno. Esto hace que sea un método sencillo y que mida la eficacia a largo plazo del programa de
estudios. Sin embargo, has de saber que conlleva un importante problema: deja de lado una
retroalimentación que ayuda al progreso del estudiante.
Evaluación por medias

Analiza el desempeño medio de los estudiantes, por lo que es una evaluación de tipo grupal que permite
al docente obtener conclusiones generales. Es decir, se analiza a todo un curso, pero sin entrar en los
detalles de cada alumno. Aunque esto le resta bastante precisión, ya que detecta problemas que
afectan a la mayoría de los estudiantes, pero no a cada caso en particular, es un gran método de
evaluación para medir el aprendizaje grupal y para que los estudiantes visibilicen su progreso conjunto.
Algunos ejemplos pueden ser las rúbricas o encuestas anónimas de las cuales luego se extraen datos
generales de la clase.

Evaluación por objetivos

El rendimiento de los alumnos se mide en función de los objetivos que estos superan. Su principal
ventaja reside en la obtención de datos y conclusiones concretas que afectan al proceso de enseñanza.
Así, el profesor puede mejorarlo para que la formación sea lo más eficaz posible. Este método,
empleado comúnmente en las enseñanzas por proyectos, favorece que el alumno se involucre más en
su propia formación, pues aprende mientras trata de superar los objetivos, y junto con la guía del
profesor puede ir mejorando los resultados al atravesar los desafíos de un modelo activo le presenta,
haciendo uso de la autorregulación para llegar a los objetivos esperados.

Evaluación continua

Se trata de uno de los sistemas más conocidos y empleados. En este caso, se evalúa al alumno durante
todo el curso mediante medias y balances. Trata de sacar el máximo partido de los niños y el método de
control es diario, mensual o trimestral. Muchas veces pueden utilizarse diarios de aprendizaje o
portfolios donde se recogen las evidencias del aprendizaje continuo.

No olvides que la metodología de enseñanza que emplees es fundamental, como en las metodologías
activas, ya que facilita comprender la evolución del estudiante según va desarrollando sus tareas,
sabiendo que un método de enseñanza activo requiere métodos de evaluación activos.

Sin embargo, la enseñanza tradicional no favorece que el estudiante aprenda, ya que depende
demasiado de las notas obtenidas en los exámenes. De este modo, el alumno está incentivado a
memorizar la materia para contestar a las preguntas con la intención de lograr la máxima nota.
En definitiva, estos son los principales tipos de evaluación que debes conocer. Es importante que los
combines con una metodología de enseñanza adecuada. Además, si utilizas herramientas como
DreamShaper, dispondrás de todo lo necesario para tus clases.

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