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LA EVALUACIÓN INTEGRAL

Hablar hoy de evaluación, toma mayor vigencia y urgencia, por cuanto es a través de ella
y de sus diferentes enfoques, formas, instrumentos y criterios, que se hace seguimiento
a los procesos y resultados educacionales y pedagógicos y que se toma una postura
crítica – interpretativa, reflexiva – argumentativa y creativa – propositiva para cualificar
la educación y todos los factores implícitos en ella.

CONCEPTO DE EVALUACIÓN DE LOS APRENDIZAJES

Para Iafrancesco (2004), entiende la evaluación del aprendizaje como un proceso


permanente y sistemático, que implica la búsqueda y obtención de información de
diversas fuentes acera de la calidad del desempeño, rendimiento o logro del educando y
de la calidad de los procesos, la organización y análisis de la información, que esta lleve a
la determinación de la importancia y pertinencia, de conformidad con los objetivos de
formación que se esperan alcanzar; todo con el propósito de tomar decisiones que
orienten el aprendizaje por parte de los educandos.

De acuerdo con lo anterior evaluar los aprendizajes es un proceso que comprende:

 La búsqueda y obtención de información.


 El diagnóstico acerca de la realidad observada.
 La valoración de conformidad con las metas propuestas.
 La determinación de los factores que están incidiendo en los resultados
obtenidos (parciales y finales) en relación con los esperados, durante el proceso y
al final del mismo.
 La toma de decisiones que consecuentemente se derivan de dicho proceso.

Por otra parte para ello, se tienen en cuenta varios aspectos al momento de evaluar
como son:

 El ámbito cognitivo, la adquisición de conocimientos, de habilidades y las


aptitudes intelectuales: el saber y el saber hacer.
 El ámbito afectivo, el desarrollo de actitudes en relación al contenido
pedagógico, con relación al grupo: el saber ser, ver, sentir y reaccionar.
 El ámbito psicomotriz, en el enriquecimiento de las conductas motoras: las
habilidades motoras.
 El ámbito social, en el relacionamiento permanente en todos los niveles:
cooperar y competir

El desempeño de nuestros alumnos se evalúa de forma:

Continua: porque se realiza en varias fases, utilizando estrategias de aprendizaje


variadas.

Integral: toma en cuenta los rasgos relevantes de la personalidad del alumno, el


rendimiento y los factores que intervienen en el proceso de aprendizaje.
Cooperativo: porque permite la participación de todos los que intervienen en el proceso
educativo: Coordinador. Tutor, profesor, orientador.

En normas: cuando el docente emite su juicio acerca de lo evaluado, ubicándose y


esperando que ocurra dentro de la curva normal.

En criterios: en esta el docente juzga basándose en criterios, se evalúa según cumpla o


no con los criterios establecidos.

De la misma manera, la evaluación puede ser:

Diagnostica: En este punto de la evaluación, se determina la situación del educando


antes de iniciar el proceso.

Formativa: Consiste en la apreciación continua y permanente de las características y


rendimiento académico del estudiante, a través de un seguimiento durante todo su
proceso de formación.

Sumativa: Se busca la valoración, se verifica la obtención o no de los objetivos planeados


y de su valoración depende la toma de decisiones, tales como la aprobación o no de un
curso, etc.

La evaluación debe considerar para el alcance de sus objetivos, dos áreas


fundamentales: el área del dominio profesional y el área del comportamiento.

PRINCIPIOS EVALUATIVOS QUE DEBEN APLICARSE A LA EVALUACIÓN INTEGRAL

Algunos principios evaluativos que deben tenerse en cuenta para llevarlos a la práctica
evaluativa del proceso educativo (formativo) y de los aprendizajes son (Ianfracesco,
2004):

1. “La evaluación es parte integral e integradora de los procesos globales de la


educación y del aprendizaje en todos sus niveles”.
2. “La evaluación debe efectuarse de acuerdo con los objetivos propuestos”.
3. “La evaluación se aplica a todos los factores que de algún modo inciden en los
procesos educativo (formativo) y del aprendizaje”.
4. “La evaluación es un medio, no un fin en sí misma; por lo tanto, también debe
evaluarse”.
5. “Dentro de la acción educativa y del aprendizaje, la evaluación constituye un
proceso continuo de retroalimentación para orientar el rediseño”.
6. “En la evaluación integral del aprendizaje deben tenerse en cuenta las
diferencias individuales”.
7. “La evaluación educativa y del aprendizaje carece de técnicas, procedimientos e
instrumentos infalibles”.
8. “La evaluación educativa y del aprendizaje requiere de la participación de
diferentes personas”.
9. “La evaluación educativa y del aprendizaje requiere de una gran variedad de
tipos, formas, técnicas, herramientas e instrumentos para recoger la
información”
10. “La evaluación educativa y del aprendizaje no busca recompensar o castigar, sino
investigar cómo mejorar los procesos de formación y de aprendizaje y sus
resultados o validar y sistematizar las experiencias exitosas”.

Apuntes y reflexiones en torno a los problemas de la evaluación del aprendizaje

Colegas: El siguiente material es una compilación de algunos trabajos que he realizado


sobre el tema Evaluación del aprendizaje en la educación superior. Con mucho gusto lo
pongo a su disposición y espero que les resulte útil su lectura. Cualquier información al
respecto pueden contactarme y con mucho gusto responderé. Debo aclarar que no es
un trabajo terminado y deben disculpar cualquier error u omisión que se presente.
Gracias a todos.

I. La Evaluación del Aprendizaje

La evaluación del aprendizaje constituye una importante función que todo profesor
debe saber realizar como parte de su actividad docente, sin embargo es frecuente
constatar la existencia de diversas dificultades que afectan la calidad de la misma.

Para comprender el desarrollo de la práctica evaluativa hay que analizar cuál es la


concepción teórica general que sobre la misma se tiene analizando preguntas básicas
tales como Qué es evaluar, Para qué evaluar, Qué evaluar, Cuándo evaluar, Quiénes
evalúan y Cómo evaluar.

El presente trabajo se afilia a una concepción cualitativa y procesual de la evaluación


del aprendizaje, que contribuya con espíritu formativo a la educación del aprendizaje
del estudiante y de su personalidad integralmente. Se reconoce su carácter
participativo y la utilización dinámica y flexible de diversos procedimientos evaluativos
que aseguren la validez, confiabilidad y justeza de la evaluación en correspondencia
con los requerimientos del proceso de enseñanza grupal y con un enfoque
personológico del proceso evaluativo.

Por ello reconocemos que la función educativa de la evaluación es su función más


importante, la que define su esencia y su lugar en el proceso de enseñanza. Sin
embargo es frecuente constatar la disfuncionalidad educativa de la misma.
Justamente muchos de los problemas que se manifiestan en el proceso educativo
están relacionados con el desconocimiento o no reconocimiento de tal concepción
evaluativa. Las deficiencias del trabajo del profesor o de su colectivo en este sentido,
incluso de la institución, se debe en muchas ocasiones a la insuficiente preparación
pedagógica de los profesores para ejercer su rol como tales. Recordemos que los
profesores de la educación superior no se preparan previamente para ello lo cual
acarrea un conjunto de problemáticas y necesidades que deben ser resueltas por las
instituciones para garantizar la calidad de su claustro no sólo científica sino
educativamente. Este es precisamente uno de los retos fundamentales con el que se
enfrenta la calidad de la educación actualmente.

En el caso de la evaluación del aprendizaje, muchos profesores manifiestan su


insuficiente conocimiento para cumplir adecuadamente esta tarea. Lo interesante es
que antes de reconocer este aspecto, muchos docentes plantean problemáticas
relacionadas con la evaluación del aprendizaje que no son los verdaderos problemas
que esencialmente están condicionando una práctica evaluativa deficiente. Ello es
comprensible precisamente por lo que se planteaba anteriormente referido a la
incompleta preparación como docentes.
Por ejemplo, los profesores intentan explicar los problemas existentes en la evaluación
del aprendizaje aludiendo que la escala numérica que se utiliza para otorgar las notas a
los estudiantes es una escala incompleta o inadecuada, plantean también que falta
objetividad en el proceso evaluativo y entonces se preocupan solamente por la
confección de los exámenes, de sus preguntas, sin que analicen otros aspectos más
importantes relacionados con la objetividad de la evaluación tales como la
planificación de los criterios que deben ser tomados en cuenta, sus indicadores, etc.

En general los profesores achacan los problemas de la evaluación a causas externas al


docente mismo, es inusual que se reconozca la responsabilidad individual como
docentes en este tipo de problemas. Por ejemplo, plantean que no se califica con
objetividad y justeza pero no analizan la calidad del trabajo metodológico que realiza
el colectivo de docentes en una asignatura que le permita o no perfeccionar su sistema
evaluativo precisando qué evaluar y cómo evaluarlo. Sin embargo es frecuente que al
preguntarle a estos mismos profesores sobre cuáles son las habilidades esenciales que
su asignatura debe contribuir a desarrollar no puedan responder con precisión y
mucho menos cuáles son los indicadores de desarrollo de estas habilidades que
permitan evaluarlas con objetividad. (Sainz Leyva L., 1998)
Es necesario aclarar que al hablar de la objetividad de la evaluación debe partirse del
reconocimiento de la subjetividad misma de la evaluación del aprendizaje. Aunque
pueda parecer una paradoja no es tal. Todo acto educativo es en sí mismo un acto
subjetivo como cualquier otro de carácter humano. Cualquier proceso que implique la
interacción y la comunicación entre las personas, en este caso entre profesores y
estudiantes básicamente es un proceso subjetivo. Pero ello no quiere decir que por
subjetivo sea arbitrario. La evaluación del aprendizaje puede ser tan objetiva, confiable
y justa como seamos capaces de organizarla científicamente y para lograrlo la ciencia
pedagógica aporta los elementos suficientes , sólo que es frecuente que no se
dominen tales elementos y como resultado la evaluación no logra valorar
adecuadamente el real aprendizaje.

II. Algunos Problemas en la Evaluación del Aprendizaje…

No cabe duda de que la evaluación del aprendizaje constituye un complejo


componente didáctico. El análisis de la propia experiencia como profesores y
asesores del proceso docente (Sainz l. 1998), conjuntamente con la revisión de la
literatura sobre el tema nos permite resumir un conjunto de problemáticas
fundamentales interrelacionadas entre sí que apuntan a la disfuncionalidad
educativa de la evaluación del aprendizaje. Estas problemáticas niegan de algún
modo la concepción evaluativa aquí defendida y por ello ameritan especial
atención con el ánimo de contribuir a su solución.
Es importante apuntar que las problemáticas que aquí se exponen no son
problemas exclusivos de nuestro contexto educativo, muy por el contrario son
características universalmente reconocidas en la bibliografía internacional sobre
el tema. Dichas problemáticas se explican a continuación.

– Reducir la evaluación a su aspecto cuantitativo o acreditativo.


Este es quizás el problema fundamental y más frecuentemente citado por diversos
autores y por ello nos detenemos más extensamente en esta problemática. Como se
expresó anteriormente, la evaluación tradicional es positivista y enfatiza en su aspecto
cuantitativo intentando la medición objetiva de variables (Luján C.D., 1994). Tal como
plantea Villarroel (1990) los maestros dan por sentado que los procedimientos de
elaboración de pruebas, calificación, etc. es sinónimo del complejo proceso de evaluar.
La evaluación es para ellos determinar cuánto han aprendido los alumnos y para ello
deben aplicar pruebas de conocimiento. Y al estar determinada por reglamentos
preocupa menos a los maestros que otros temas educativos.

Habría que preguntar entonces si el sistema de evaluación así concebido permite que
se cumplan los objetivos educativos de la evaluación. Preguntas como Las
calificaciones reflejan lo que el alumno sabe? Calificar es sinónimo de evaluar? Tienen
rigor científico las pruebas e instrumentos de evaluación? sugieren respuestas que
contradicen el espíritu formativo, desarrollador que debe cumplir la evaluación.
“Uno de los mayores problemas de las escuelas es que son producto de un sistema
evaluativo orientado hacia el fracaso y de un enfoque de la educación centrado en los
errores. Nos preocupa más las deficiencias y culpas de los alumnos que sus aspectos
vigorosos y sus dotes…Si estamos interesados en el aprendizaje de una persona dentro
de un sistema escolar, hemos de desarrollar un sistema que le permita (más aún, lo
estimule) a aprender y luego reconocerle lo que haya aprendido. Sino sabe algo hoy,
hemos de confiar que quizá lo sepa mañana. El sistema de calificaciones muchas veces
le cierra esta oportunidad o le quita todo deseo que pudiera tener de hacer otra vez la
prueba mañana.” (Villarroel Idrovo J., 1990).
El propio Villarroel (1990) expresa una serie de “reparos al sistema de calificaciones”
tales como: se valora las notas y no el aprendizaje, declina la calidad de la enseñanza,
reduce la motivación por aprender, provoca que se midan objetivos intrascendentes,
destruyen el sentimiento del poco valer, crea barreras entre alumnos y profesores,
promueven el individualismo y la competencia, promueven conductas reñidas con la
moral, etc. Para este autor el sistema de calificaciones no tiene ningún valor
pedagógico ni humano.

Tal como señala Días Barriga A. “la asignación de una calificación es un problema de la
institución educativa y de la sociedad, no es una cuestión intrínsecamente de la
pedagogía” criterio compartido por Materi Lidia EH. cuando plantea con mucha razón
que el docente al evaluar el desempeño del alumno, no lo puede traducir a un número
rígido pues en la evaluación están implícitos una serie de factores y observaciones que
permiten apreciar los resultados del aprendizaje (Díaz B. A., 1993).
Siguiendo esta concepción, el instrumento y el momento evaluativo se convierten en
un fin en sí mismo porque se considera sólo al conocimiento medido como
conocimiento socialmente relevante, válido. Trabajos de investigación (Black 1986 cit.
p. Sacristán G., 1992) destacan que para los profesores evaluar es una actividad que
viene exigida como una obligación institucional, que evalúan porque tienen que
informar de ello, más que cualquier otra razón pedagógica.

Tal como plantean diversos autores (Montañez S., García J., Soria J., 1994) otra
problemática es torno a la evaluación es la utilización de la escala numérica que ha
estado acompañada por un conjunto de actitudes y acciones que distorsionan el
proceso educativo evidenciado en hechos como: especulación en torno a la nota como
fin de la tarea escolar, parcialización y atomización en la medición de logros del
aprendizaje y la calificación sujeta a la medición de una circunstancia y no de un
proceso.

La reducción de la evaluación a su aspecto cuantitativo o acreditativo se acompaña a


su vez de otras problemáticas como:
-insatisfacción del alumno con la evaluacion obtenida acompañado generalmente de
una actitud de sobrevalioración del alumno respecto a sus resultados. Se prioriza la
información de la calificación respecto a la retroalimentación cualitativa por parte del
profesor. Se enfatiza la función sancionadora, selectiva de la evaluación obtenida y no
su función educativa.
– No se evalúa sistemáticamente el aprendizaje, predominando la evaluación sumativa
sobre la formativa o procesal.
· Predominio de la categoría excelente en los resultados evaluativos sin que ello se
corresponda siempre con la calidad real de loa prendido tal como plantean los propios
profesores o se constata posteriormente en la práctica donde el alumno se desempeña
· No correspondencia entre los resultados evaluativos del examen teórico y examen
práctico. Generalmente se obtienen mejores resultados en el examen practico lo cual
es contradictorio si asumimos el criterio de que el saber hacer debe resultar mas
complejo que el saber.
· Los profesores expresan tener dificultades para elaborar temarios de examen , claves
de calificación, etc. lo cual ya hace dudar de la objetividad y confiabilidad de esta
evaluación.
· No se dominan indicadores precisos para evaluar el aprendizaje de las habilidades, lo
cual en ocasiones se agrava al desconocerse por el profesor el conjunto de habilidades
esenciales de una asignatura.
· Insatisfacción de los estudiantes con la evaluación o sobrevaloración de sus propios
resultados.
· Los profesores manifiestan poseer muy poco conocimiento pedagógico para ejecutar
adecuadamente la función de evaluar.

Para terminar consideramos que lo más importante es la reflexión sobre cada una de
problemáticas explicadas en el presente trabajo. Ello permitirá autovalorar nuestra
práctica evaluativa como profesores de la educación superior. Valorar cómo
ejecutamos la evaluación del aprendizaje para contribuir verdaderamente a la
educación del estudiante, de su aprendizaje, constituye un importante paso para
perfeccionar este proceso.

El estudio teórico y metodológico de cualquiera de los elementos involucrados en la


actividad educativa es otro importante elemento para elevar la calidad de la educación
en general. La formación y actualización pedagógica como profesores es
imprescindible para ganar un alto nivel de reflexión sobre estos temas que permita
realmente intervenir activamente en el mejoramiento de la educación y en este caso
de la evaluación del aprendizaje.

Es necesario también el perfeccionamiento de los reglamentos docentes para que se


propicie mayor flexibilidad de toda la actividad educativa y en especial de la actividad
del profesor. Ello es extensivo para la evaluación del aprendizaje, aspecto que acapara
gran espacio en este tipo de reglamentaciones y que sin dudas requiere del énfasis en
la concepción más cualitativa y formativa sobre la misma que se haga más evidente en
las normas que rigen la evaluación.

Evitar hechos, situaciones, actos en el proceso docente que disminuyan por sí mismos
el carácter educativo de la evaluación del aprendizaje debe ser una constante alerta
tanto de directivos como de profesores de las instituciones escolares. Incluso aquellos
que sean inevitables por razones ajenas al proceso, por ejemplo, la necesaria
acreditación de los estudiantes para permitir su paso a niveles ascendentes o el
establecimiento del llamado escalafón respecto al rendimiento académico y otros
requisitos del estudiante que lo harán merecedor de un determinado status. Se trata
de que prime el espíritu formativo, desarrollador de la evaluación y no su matiz
sancionador, selectivo o meramente obligatorio.
Por supuesto ninguna de las sugerencias anteriores podrían lograrse sin el el esfuerzo
conjunto de los factores sociales, institucionales y personales involucrados en el
fenómeno de la evaluación. Pero sin dudas, el profesor es una figura esencial para
lograr una evaluación del aprendizaje más humana y definitivamente educativa.
A partir del reconocimiento de los problemas anteriormente mencionados y
comentados en la bibliografía internacional sobre el tema, realizamos una
investigación que nos permitió constatar muchas de estas dificultades y que
resumimos a continuación.

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