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LA PATRÍSTICA

EL PERIODO PATRÍSTICO
(Apuntes del manual de Frederick Copleston, Historia de la Filosofía II, de San Agustín a Escoto)

 Sobre los orígenes del cristianismo

Es importante comenzar afirmando que el cristianismo llegó como una religión


revelada, NO como un sistema teorético. Era un camino hacia Dios, predicado por los
apóstoles y no un sistema filosófico que se pudiera añadir a los sistemas de la
antigüedad. En realidad, los apóstoles cristianos con quienes se enfrentaban era con los
ataques teológicos, más que filosóficos y, aparte del famoso sermón de San Pablo en
Atenas, no tenemos constancia de que hubiese trato con filósofos griegos en el sentido
académico de la palabra.

El crecimiento del cristianismo levantó suspicacias no solamente entre los judíos y las
autoridades políticas, sino también entre intelectuales y escritores paganos. Hubo
ataques a sus bases teoréticas y dichos ataques merecían respuestas. Los escritos de los
primeros Padres y defensores (apologistas) cristianos, echaron mano de
argumentaciones filosóficas, aunque el interés era primordialmente teológico: defender
la fe, por lo que no es posible encontrar en esas respuestas sistema filosófico alguno.

Pero, aparte de los ataques del exterior, la apologética contribuyó al crecimiento de la


filosofía cristiana por otra razón, esta de índole interna: Los intelectuales cristianos
sintieron la necesidad de penetrar en los datos de la revelación y formar una imagen
totalizadora del mundo, a la luz de la fe.

Concebir el mundo a la luz de la fe, alcanzó el cénit en el pensamiento de san Agustín.


Pero la intención de penetrar en los datos de la revelación estuvo presente prácticamente
desde el principio. No sólo había deseo de entender y apreciar, sino también aportar
cada vez definiciones más claras del dogma. Era una forma de protegerse contra la
herejía, explicitar más los datos de la revelación; hacer explícito lo que estaba en ella
implícito. Ahora bien, no hay que dejar de pensar que este progreso de lo implícito a
lo explícito es un progreso en la ciencia teológica, aunque en el proceso se
empleases conceptos y categorías tomadas de la filosofía.

A modo de generalización, pero aproximada, puede decirse que las ideas filosóficas de
los primeros escritores cristianos fueron de carácter platónico o neoplatónico, con una
mezcla de estoicismo. No se hacía aún distinción clara entre filosofía y teología. Se
trataba tan sólo de presentar la sabiduría cristiana, esencialmente teológica, aunque
con elementos filosóficos. Los escritores cristianos
tomaban de esta manera las armas de sus adversarios
como un útil arsenal de materiales que podía ser
utilizado en defensa del cristianismo. Por ejemplo,
Clemente de Alejandría (mediados del siglo II –
215) veía la filosofía como “un don de Dios, un
medio de educar al mundo pagano para Cristo1”.
Filón habí
Clemente de Alejandría

1
Clemente llegó a pensar, como Justino antes de él, que Platón había tomado su sabiduría de Moisés y de
los profetas.

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a tratado de reconciliar la filosofía griega con el Antiguo Testamento; Clemente trató de


reconciliarla con la religión cristiana. Claro está, hubo otros, como Tertuliano, para los
que la filosofía era poco más que la locura de este mundo. Finalmente, triunfó la actitud
de Clemente sobre la de Tertuliano.

 Primer grupo de pensadores cristianos

En este primer grupo de defensores de la fe cristiana contra ataques paganos, y de


mostrar a la autoridad del imperio que el cristianismo tenía derecho a existir,
encontramos a Arístides, Justino, Melitón, Taciano, Atenágoras y Teófilo, entre otros
muchos.

Marciano Arístides, escribió una Apología, sobre el año 140, donde ataca las
divinidades paganas de Grecia y Egipto. Concluye en ella que el motor del mundo es
“Dios, de todo, que todo lo hizo por el hombre”. Presenta argumentos resumidos sobre
la finalidad y orden en el mundo e identifica el ordenador y motor del mundo con el
Dios cristiano, al que aplica atributos de eternidad, perfección, sabiduría o bondad. En
suma, una teología muy natural y básica elaborada en defensa de la fe cristiana.

Argumentaciones de mayor peso filosófico las encontramos en Flavio Justino, san


Justino martirizado en Roma hacia el 164. En su “Diálogo con Trifón” dice que la
filosofía es un precioso don de Dios, cuya finalidad es conducir al hombre hacia él. Él
mismo buscó instruirse a manos de un estoico, luego de un peripatético, un pitagórico y,
después, se dirigió a los platónicos, conociendo la doctrina de las ideas inmateriales
esperando de ellas una clara visión de Dios. Finalmente, un cristiano le hizo ver la
insuficiencia de la filosofía pagana (incluida la de Platón), por lo que Justino es ejemplo
de un intelectual pagano convertido al cristianismo, pero que no adopta posiciones
negativas u hostiles hacia la filosofía griega. Justino reconocía y valoraba la doctrina
platónica del mundo inteligible, pero consideraba que el conocimiento cierto y seguro
de Dios se alcanzaba sólo por medio de la aceptación de la revelación.
También es patente su admiración por Sócrates. De sus intentos de conducir a los
hombres desde la falsedad a la verdad, que considera como preparación de la obra de
Cristo, así como la condena de Sócrates fue un ensayo o anticipación de la condena de
Cristo.
Justino seguía viendo a los pensadores paganos como poseídos por el Logos, con
intención de ir hacia la verdad. Pero Cristo es el logos mismo, el Logos encarnado. Este
modo de ver la filosofía griega y su relación con el cristianismo tuvo gran influencia en
escritores posteriores.

Taciano, nacido en Siria, parece ser que fue discípulo de Justino. Pero, a juzgar por su
“Discurso contra los griegos” no compartía la afinidad de Justino por la filosofía
griega. Pudo tener influencias del pensamiento griego, pero tomó los principales puntos
de su enseñanza de las Escrituras. Incluso, se volvió hacia un rigor extremo y, tras el
martirio de Justino, se apartó de la Iglesia para unirse al gnosticismo. En su rigorismo,
llegó a denunciar el matrimonio, que era, a sus ojos, violación y fornicación.
Taciano sostiene la doctrina de la Creación, pero se vale de un lenguaje que recuerda al
del Timeo, a propósito del Demiurgo. Pero si utiliza ideas tomadas de la filosofía pagana
es más bien pensando que los filósofos griegos tomaron de las Escrituras cualquier cosa
que tuvieran de verdad, mientras que lo que ellos añadieron no era sino falsedad y
perversión.

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Más en consonancia con Justino mártir, tenemos a Atenágoras, con una aproximación
discreta a los griegos. Dirigió a los emperadores Marco Aurelio y Cómodo, una
“Legación por los cristianos”, hacia el 177. En ese libro defiende a los cristianos de
acusaciones de ateísmo, antropofagia e incesto, y presenta una razonada defensa de la
creencia en un solo Dios. Se pregunta por qué los cristianos son llamados ateos por
creer en un solo Dios, mientras que no se llama así a Platón por su doctrina del
Demiurgo. Hace una llamada a escuchar a los poetas y a los filósofos que hacen
posible encontrar a Dios.
Atenágoras cree que no es posible la existencia de multitud de dioses materiales. Dios
que forma la materia, a su vez, la trasciende. La causa de las cosas es imperecedera y
espiritual y la sabiduría o filosofía verdadera se alcanza mediante la revelación cristiana,
aunque los griegos algo adivinaron de la verdad. De nuevo, vemos recursos,
argumentos, temas filosóficos utilizados con el propósito primordial apologético y
teológico.

El último de estos autores que veremos es Teófilo de Antioquía, que escribe su obra “A
Autólico”, hacia el 180. Lo más claro de sus opiniones con respecto a los griegos es la
estima que siente por Platón, al que considera “el filósofo más respetable entre ellos”.
En su obra, habla de la necesidad de pureza moral para conocer a Dios y también de los
atributos divinos (poder, sabiduría, eternidad o inmutabilidad).

 Breves apuntes sobre el gnosticismo


En general, el gnosticismo fue una fusión horrorosa de elementos de las Escrituras y
cristianos, griegos y orientales, cuyo objetivo era sustituir la fe por el conocimiento
(gnosis).
Ofrecía una doctrina sobre Dios, la Creación, el origen del mal o la salvación dirigida a
los que gustaban de verse como personas superiores a los cristianos de tipo vulgar.
Hubo un gnosticismo judío anterior al gnosticismo de
forma cristiana.
En realidad, tal vez no es posible llamar al
gnosticismo una herejía ordinaria, aunque fue un gran
peligro y demostró su seducción sobre numerosos
cristianos que se sintieron atraídos por las
especulaciones que los gnósticos ofrecían como
“conocimiento”. Hubo varios sistemas de gnosis (los de Cerinto, Marción, Basílides,
Valentino, los ofitas…). Famosos gnósticos, como Basílides y Valentino, del siglo II,
nunca fueron cristianos, hasta donde se sabe.

Una característica general del gnosticismo es el dualismo entre Dios y la materia. El


abismo resultante entre ambos, se llenó de una serie de seres intermediarios donde los
gnósticos encontraron un lugar para Cristo.

En el sistema de Marción, el elemento cristiano era muy destacado. En los de Basílides


y Valentino, en cambio, el elemento cristiano tiene menor importancia, dando a Cristo
la categoría de un ser inferior (un “Eón”) en una serie fantástica de emanaciones divinas
y semidivinas.

Aparte de la tendencia al dualismo, ya señalada, se insiste en la gnosis (conocimiento)


como medio de salvación. Se adoptaron elementos cristianos debido a la intención de
absorber al cristianismo en esa idea general de sustituir la fe por la gnosis.

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En suma, la estructura general se formó con una mezcla de temas orientales y griegos
(neopitagóricos y neoplatónicos) con dosis variables de elementos cristianos que
fueron tomados directamente del cristianismo como de documentos apócrifos2 y
espurios3. Hoy, es difícil entender cómo el gnosticismo supuso un peligro para la
Iglesia ni cómo una mente sana podía ser atraída por él. En parte es explicable por los
tiempos de confusión de escuelas filosóficas y religiones mistéricas que pugnaban por
atraer “clientes” a sus doctrinas que aseguraban cubrir las necesidades espirituales de
los hombres.

Gran adversario del gnosticismo: San Ireneo. Hipólito.

Ireneo (nacido hacia el 140) escribe contra los gnósticos en su Adversus Haereses
(Contra los herejes). En su obra reconoce a un solo Dios, creador de
Cielo y de Tierra libremente, no por necesidad. Además, crea el
mundo partiendo de la nada y no de una materia preexistente (como
pretendían los gnósticos, apoyándose en Anaxágoras, Empédocles y
Platón).
Según San Ireneo, podemos llegar a conocer a Dios, pero no
comprenderlo porque su esencia trasciende la inteligencia humana.
Cuando los gnósticos pretenden ir más allá y conocer los misterios
de Dios no es más que mero orgullo y engreimiento. La verdadera
gnosis es la enseñanza de los apóstoles, concluye. Acusa a los gnósticos, además, de
copiar sus principales teorías de los filósofos griegos.

Hipólito fue, al decir de Focio, discípulo de Ireneo. La intención en sus escritos (sólo
cumplida parcialmente) era exponer los plagios que los gnósticos hicieron de los
griegos, siguiendo la idea de su maestro, pero con el agravante además de que
deterioraban sus doctrinas y su filosofía. También les acusa de glorificar partes de la
creación con delicadas frases, pero ignoran al Creador de todas las cosas.

 Los apologistas latinos

Los autores precedentes escribieron en griego. Pero también hay un grupo de


apologistas que escribieron en latín. El más importante de ellos fue Tertuliano.

Tertuliano
Nace en el 160 de padres paganos y educado como jurista (profesión que ejerció en
Roma). Se convirtió al cristianismo, aunque cayó luego en la herejía montanista 4. Es el
primer escritor latino sobresaliente.

Tertuliano despreciaba el paganismo: ¿Qué tienen en común el cristiano y el filósofo, el


discípulo de Grecia, amigo del error, y el discípulo del cielo, enemigo del error y
amigo de la verdad?, se preguntaba. En los griegos, es difícil encontrar al Hacedor y, en
cambio, el más sencillo de los cristianos le ha encontrado ya.

2
Documentos apócrifos: no incluidos en el Viejo ni en el Nuevo Testamento.
3
Espurio: Falso, no auténtico o ilegítimo.
4
Movimiento en las primitivas comunidades cristianas. Su líder, Montano, se sintió transportado a
estados de éxtasis durante los cuales realizaba advertencias proféticas.

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A pesar de la antítesis que establece entre sabiduría cristiana y filosofía griega, el propio
Tertuliano desarrolló temas filosóficos y fue influido por los estoicos.
Sorprendentemente hace la afirmación de que todas las cosas, incluido Dios, son
corpóreas: “Todo lo que existe es una existencia corpórea sui generis. A nada falta
existencia corpórea, excepto a lo que no es existente… ¿Quién negará que Dios es un
cuerpo, aunque Dios es un espíritu?; porque el espíritu tiene una sustancia corpórea,
de su propia clase, de su propia forma”.
En base a esto, puede decirse que Tertuliano sostenía una doctrina materialista,
aunque hay quien piensa que cuando habla de cuerpo se refiere a sustancia y, por tanto,
Dios vendría a ser una sustancia espiritual. Aunque, también cuando habla del alma
dice que es una sustancia corpórea.
Lo más seguro es que el lenguaje de Tertuliano exprese un materialismo, pero su
intención no parece haber sido siempre la que su lenguaje implicaba. Su afirmación
de la inmortalidad natural del alma casa mal con un materialismo puro, pero pudo haber
sostenido en general una posición materialista sin percibir que algunos de los atributos
que asignaba al alma (como la inmortalidad) eran incompatibles con dicha posición.

Arnobio y Lactancio

Arnobio, en su obra Adversus Gentes, hacia el 303, hace algunas observaciones sobre el
alma: Considera que el agente creador del alma es un ser inferior a Dios y niega que
la inmortalidad convenga al alma. Es evidente que la gracia de la inmortalidad es
utilizada aquí como un argumento para hacerse cristiano y llevar una vida moral. Otra
idea de este autor es que nuestras ideas tienen un origen en la experiencia salvo la idea
de Dios.

Lactancio afirma que el alma, en cambio, es creación directa de Dios, en su De opificio


Dei.

 Los esfuerzos por una gnosis no herética: escuela de Alejandría


Sabemos que una de las consecuencias del gnosticismo fue provocar una reacción por
parte de los escritores cristianos que exageraban las conexiones entre gnosticismo y
filosofía griega a la que acusaban de ser el semillero de las herejías. Pero también
hubo esfuerzos por construir una gnosis no herética. Ese es el esfuerzo de la escuela
catequística de Alejandría, con Clemente y Orígenes al frente.

Clemente de Alejandría
Tito Flavio Clemente nació en el 150 (Atenas?) y llegó a Alejandría alrededor del
202. Su aspiración era desarrollar una gnosis verdadera.
Vio en los filósofos griegos una preparación del cristianismo. Una fase de educación
del mundo helenístico para la verdad revelada: El Logos divino siempre iluminó a las
almas; pero mientras los judíos fueron adoctrinados por Moisés y los Profetas, los
griegos tuvieron a sus filósofos. Así, la filosofía fue para los griegos lo que la Ley para
los judíos. Creía, como Justino en su momento, que los griegos plagiaron el Antiguo
Testamento y lo habían desfigurado. Pero también que la luz del Logos posibilitó que
los griegos alcanzaran muchas verdades. La filosofía es un cuerpo de verdades que se
encuentran en diversos grados entre las distintas escuelas, aunque Clemente siempre
consideró a Platón como el más grande de todos los filósofos.

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Pero la filosofía no sólo es preparación para el cristianismo. También ayuda en su


comprensión: La fe ciega, la aceptación pasiva no es el ideal para Clemente. Pero la
especulación y el razonamiento no son verdaderos si no se articulan con la revelación.

Por tanto, Clemente es el primer cristiano intelectual que relaciona el cristianismo con
la filosofía y utiliza la razón especulativa para el desarrollo y la sistematización de
la teología.

Con respecto al conocimiento de Dios, rechazó cualquier tipo de conocimiento positivo


y afirmó la vía negativa: Es decir, que en verdad sólo podemos conocer de Dios lo que
no es (no es un género; no es una especie; y está más allá de todo aquello acerca de lo
cual podamos tener experiencia).

Orígenes
Nació en torno al 185. Fue director de la escuela de Alejandría y sufrió un proceso
sinodal (231-232) dirigido contra ciertos rasgos de su doctrina.
Abandonó la escuela de Alejandría y fundó una en Cesarea de
Palestina. Murió torturado bajo la persecución de Decio5.

Orígenes fue el más erudito de todos los escritores cristianos


anteriores al Concilio de Nicea (en el 325). Su intencionalidad era
mantener la ortodoxia, pero el intento de reconciliar la filosofía
platónica con las Escrituras y ciertas interpretaciones alegóricas de
las mismas le llevaron a opiniones heterodoxas.

Así, siguiendo la influencia del neoplatonismo sostuvo que Dios (La Mónada o Uno),
que trasciende la verdad y la razón, la esencia y el ser, creó el mundo desde la
eternidad y por necesidad de su naturaleza. Como mediador entre Dios y las
criaturas está el Logos o Verbo (la idea de las ideas) y la procesión última dentro de la
divinidad es el Espíritu Santo y tras él los espíritus creados, promovidos al estado de
hijos de Dios y que participan en la vida divina del Padre.

En cuanto a las almas, fueron creadas por Dios iguales las unas a las otras en calidad,
pero el pecado, en un estado de preexistencia, hizo que fueran revestidas por los cuerpos
y las diferencias cualitativas entre las almas se deben al comportamiento de éstas antes
de su entrada en este mundo. Pero todas ellas, incluso la del diablo y los demonios,
mediante sufrimiento purificador, podrían conseguir la unión con Dios. Es la doctrina
de la restauración de todas las cosas según la cual regresarán a su último principio y
Dios será todo en todo (Esto supone la negación de la doctrina ortodoxa del infierno).

En definitiva, Orígenes intentó una fusión de la doctrina cristiana con la filosofía


platónica y neoplatónica. Las ideas filosóficas adoptadas por Orígenes se incorporaron a
un esquema cristiano. Por ello es considerado como el primer pensador sistemático del
cristianismo aunque su entusiasmo por el pensamiento griego le condujera a veces a la
heterodoxia.

5
Emperador romano entre 249 y 251.

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 Los padres griegos de los siglos IV y V


Nos encontramos aquí con San Atanasio, San Gregorio Nacianceno o San Juan
Crisóstomo y San Basilio.

Se ocuparon principalmente de cuestiones teológicas, utilizando también términos y


expresiones filosóficas. Pero, su aplicación del razonamiento a la teología no les hace
filósofos en sentido estricto. Uno de ellos, San Basilio, recomendaba el estudio de
poetas, oradores historiadores y filósofos griegos (en su obra Ad adolescentes),
haciendo, eso sí, una previa selección de textos para excluir los pasajes inmorales. Es
decir, aunque la erudición griega es una poderosa herramienta de educación, la
educación moral es considerada por estos padres como más importante.

En este periodo, sí puede apuntarse algo de dos figuras eminentes: Eusebio de Cesarea y
san Gregorio de Nisa.

Eusebio de Cesarea
Natural de Palestina, en el año 265. Llegó a ser obispo de Cesarea, su lugar de
nacimiento y allí murió en 339 ó 340. No sólo cabe destacar su labor apologética sino
que es conocido como un gran historiador de la Iglesia.

Contempla la filosofía griega como una preparación del mundo pagano para el
cristianismo y mantiene, en general, un tono de aprecio. Fue un lector extenso de los
autores griegos y compartía el modo de ver general de Justino Mártir, Clemente de
Alejandría y Orígenes.

De su obra “Praeparatio evangelica” consagra al platonismo tres libros (11-12-13).


Consideraba Eusebio que Platón estaba en concordancia con Moisés, pensando que
también había copiado las verdades que expone el Antiguo Testamento, pero es capaz
de admitir la posibilidad de que Platón hubiese descubierto la verdad por sí mismo, o
hubiese sido iluminado por Dios. Desde luego, Eusebio, interpreta a Platón en un
sentido neoplatónico y se refiere a los tres principios: El Uno (el Bien), el Nous (o la
Mente) y el Alma del Mundo. Las ideas son las ideas de Dios, del Logos. Son los
modelos ejemplares de la creación y el cuadro de la creación en el Timeo es similar al
contenido en el Génesis.

No obstante, para Eusebio, aunque Platón fuese un profeta, no fue más que eso, un
profeta que no llegó a entrar en la tierra prometida de la verdad. Se aproximó a ella,
pero sólo el cristianismo es la verdadera filosofía. Además, Platón contiene demasiado
elemento intelectual en su filosofía, mientras que el cristianismo llega a hombres y
mujeres, ricos y pobres, cultos e incultos.

En resumen, Platón se sigue llevando la palma entre los pensadores griegos y Eusebio,
junto con el común de los primeros pensadores cristianos no distingue entre teología y
filosofía, tomadas ambas en sentido estricto. Hay una sola sabiduría que se encuentra en
el cristianismo. Los griegos anticiparon la verdadera filosofía cristiana y copiaron del
Antiguo Testamento. La conclusión es que, a pesar de esa copia, la especulación
humana sin la ayuda directa de Dios, no es de gran provecho para alcanzar la verdad. De
hecho, los errores de la filosofía griega, al decir de los padres cristianos son achacables
a dicha especulación humana puesto que no pueden proceder del Antiguo Testamento
de donde dicha filosofía ha sido copiada.

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San Gregorio de Nisa

Es uno de los más instruidos Padres griegos, e interesante


desde el punto de vista filosófico. Nació en Cesarea, (de
Capadocia, no de Palestina); Llegó a ser obispo de Nisa y
murió hacia el 395.

Gregorio tiene claro que los datos que proporciona la


revelación son aceptados por la Fe. No es necesario ningún
proceso lógico de razonamiento. Los misterios de la Fe no
requieren de filosofía o de ciencia, aunque la fe tiene una
base racional. Por tanto, es razonable la ayuda de la filosofía,
mediante el razonamiento natural, para ciertas verdades que
son susceptibles de demostración filosófica.

La divina revelación es la piedra de toque y el criterio de verdad. La palabra de Dios


es la que juzga el razonamiento humano y no a la inversa. Y, si se emplea el
razonamiento humano en cuestiones de dogma, las conclusiones no serán válidas a
menos que estén de acuerdo con las Escrituras.

¿Cómo afirma Gregorio la existencia de Dios? Pues establece que la mejor prueba es
el orden cósmico. La perfección de Dios nos lleva, necesariamente, a su unicidad. Sólo
hay un Dios. Además, ese Dios no puede ser efímero; Debe ser eterno, Y también debe
de tener una palabra, un Logos, una razón. Sobre la doctrina trinitaria, Gregorio intenta
dar razones que expliquen la Trinidad en la Divinidad única. Esto es un precedente para
los posteriores intentos de San Anselmo y de Ricardo de San Víctor.

El platonismo de san Gregorio es claro en su obra De hominis opificio, en donde


distingue el hombre celestial (ideal o universal) del hombre terrenal que es objeto de la
experiencia). Este último hombre terrenal es parcialmente expresado en muchos
individuos singulares. Así, para Gregorio, las criaturas individuales proceden por
creación, no por emanación.

El mundo fue creado por Dios no por necesidad, sino libremente, y permite al hombre
participar de esa libertad pues puede elegir el mal si así lo quiere. A pesar de permitir
que el hombre pueda elegir el mal, Dios no es responsable de ese mal, sino el libre
albedrío humano. Además, Dios, conduciría finalmente a todos los hombres hacia Sí
mismo (es la aceptación de la teoría de la restauración de todas las cosas: Todo
regresará a Dios, incluso Satanás y los ángeles caídos, al menos mediante los
sufrimientos purificadores necesarios). Esta idea del retorno de todas las cosas a Dios,
fue tomada también por Juan Escoto Eriúgena de san Gregorio.

Lo que ya no comparte san Gregorio es la idea platónica de la preexistencia, algo


que sí hizo Orígenes.

Con respecto al alma, considera que es una esencia creada, viviente, intelectual, con un
cuerpo orgánico y sensitivo; una esencia que tiene el valor de dar vida y de percibir
objetos sensibles mientras dura su elemento corpóreo. El alma tiene el poder de
sobrevivir al cuerpo, con el cual se reunirá finalmente. ¿Y qué es el cuerpo? Pues es la
unión de cualidades que, en sí mismas, son incorpóreas (color, cantidad, peso…) pero

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cuya unión da como resultado el cuerpo, mientras que su disolución significa la muerte
del mismo. Gregorio acepta que el cuerpo esté formado por cualidades incorpóreas
para no verse obligado a admitir que, si todo procede de Dios, la materia debería
también de proceder de él, estar en él, y por tanto sería eterna. De esta forma, llega a la
conclusión de que las cualidades de que están formadas las cosas corpóreas (como
nuestro propio cuerpo) no son materiales. Dios se ve, así, libre de contener materia. En
este punto, Gregorio está influido por la doctrina de Platón de las cualidades, expueta
en el Timeo.
Podría decirse que esas cualidades incorpóreas no son cuerpos en sentido estricto pero
su función es formar materia. Esta dificultad de explicar la formación de lo corpóreo
mediante cualidades incorpóreas, la tiene también la doctrina aristótélico-tomista de la
materia y la forma. La materia prima no es en sí el cuerpo, sino uno de los principios
que lo forman. Para el tomismo, la materia prima no existe a solas por sí misma, sino
que necesita la ordenación esencial a un cuerpo concreto.

Resulta claro que Gregorio estuvo influenciado por el platonismo, el neoplatonismo y


los escritos de Filón. Pero, utilizó estas influencias para exponer y formular
doctrinas cristianas.

Gregorio fue el primer verdadero fundador de la teología mística sistemática. La mente


del hombre puede llegar a conocer a Dios pues tiene por objeto de conocimiento propio
las cosas reales; pero esas cosas son espejismos e ilusiones, símbolos o
manifestaciones de la realidad inmaterial hacia la que el hombre se ve atraído
espiritualmente. El alma, en esta situación, sufre una tensión puesto que es atraída por
Dios, abandona su objeto natural de conocimiento -que es lo sensible- pero no es capaz
de ver a Dios hacia el que se siente atraída por el amor. Se genera una situación de
desespero que es el nacimiento del misticismo. En este punto el alma tiene dos
caminos: El de la interiorización del Dios (uno y trino) o el de la salida del alma fuera
de sí misma, que culmina en el éxtasis. Gregorio pondría el éxtasis en la cúspide del
esfuerzo del alma. El esfuerzo del alma por progresar hacia Dios es constante, no es
estático (un estado estático significa saciedad o muerte) y la vida espiritual es y exige
un progreso constante. Ese progreso se ve avalado por la trascendencia divina. Dios,
en cierto modo, es oscuro porque el alma no podrá comprenderlo nunca a pesar de su
constante esfuerzo. La oscuridad de Dios no es un desprecio hacia el entendimiento
humano sino el reconocimiento de su trascendencia.

Esta ascensión del alma gregoriana, no es una ascensión solitaria, que busca una unión
individual con Dios, sino más bien la realización del Pleroma de Cristo (el llenamiento
de Cristo, que es la Iglesia). Por último, señalar que el misticismo de Gregorio es
sacramental: El bautismo restaura la imagen y la unión con Dios es fomentada por la
Eucaristía.

San Gregorio, sus escritos, son la fuente para los místicos, hasta San Juan de la Cruz, y
la fuente para sistemas filosóficos cristianos que siguen el progreso del alma a través de
diversos estados hasta la vida mística, como es el caso del filósofo san Buenaventura.

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 San Ambrosio

Merece una breve mención, este obispo de Milán (333-397). Fue un pensador cuyo
interés se centró en temas prácticos y éticos, con una actitud típicamente romana. No
desarrolló gusto o habilidad para la especulación metafísica. No realiza ninguna
contribución nueva a la ética cristiana. Su interés descansa más bien en la influencia que
pudo ejercer sobre posteriores escritores de ética.

 San Agustín de Hipona

Sin duda alguna, el más grande de todos los padres latinos, por la importancia propia
de su pensamiento y la influencia en la Edad Media.

Es autor para ser analizado más separadamente.

 San Juan Damasceno


Es el último de los Padres griegos, y ayuda a preparar el camino a la favorable
acogida que tuvo el aristotelismo en el Occidente latino. Murió a mediados del siglo
VIII (749?).

Sus escritos llaman la atención por la presentación sistemática y ordenada de la idea de


sus predecesores. Su obra más destacada es la Fuente de Sabiduría, donde esquematiza
la lógica y la ontología de Aristóteles, y se refiere también a otros autores, como
Porfirio.

Pone en claro su opinión de que la filosofía y la ciencia profana son instrumentos de la


teología (siervas). Punto de vista tantas veces repetido en la Edad Media. En la segunda
parte de su obra ofrece una historia de las herejías, y en la tercera, De Fide Orthodoxa,
ordena, en cuatro libros la teología patrística ortodoxa. Su estimación, en Oriente, es
comparable a la de santo Tomás de Aquino en Occidente.

 A modo de síntesis

- No debemos buscar una síntesis filosófica en las obras de ninguno de los


padres griegos o latinos, a excepción de san Agustín.
- Los padres griegos no hicieron distinción clara entre los dominios de la
filosofía y de la teología.
- Siempre fue considerado el cristianismo como la única sabiduría o filosofía
verdadera.
- La filosofía griega fue vista por estos padres como una anticipación de la
verdad cristiana, señalando frecuentemente plagios del Antiguo Testamento.
- Las verdades filosóficas, aquellas que se aceptaron, lo fueron por considerarlas
como ayuda a la exposición de la sabiduría cristiana y no como integrantes de
un sistema filosófico.
- Hay, no obstante, elementos filosóficos en los escritos de los padres, como por
ejemplo:
 Uso de argumentaciones racionales para probar que Dios existe.
 Especulaciones sobre el origen y naturaleza del alma

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- Se da a veces por supuesto que la filosofía cristiana, al menos la católica,


significa aristotelismo y nada más. Sin embargo, una revisión del pensamiento
patrístico es suficiente para mostrar que fue Platón y no Aristóteles (del que se
tenía menos conocimiento) el filósofo griego más estimado por los padres de la
Iglesia. Veían en Platón un precursor del cristianismo y los elementos filosóficos
que adoptaron pertenecen, mayoritariamente, a la tradición platónica y
neoplatónica.

ooooOOOOOooooo

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