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Unidad II – “Filosofía Cristiana”

Cristianismo y Filosofía

Problemas y controversias

La expresión filosofía cristiana es utilizada históricamente por Clemente de Alejandría y San Agustín, esta
expresión (“Filosofía Cristiana”) originó problemas y controversias, en el siglo XIX Brehier, en su “Historia de
la Filosofía”, sostiene que el cristianismo no influye ni aporta al pensamiento y que por lo tanto no hay filosofía
cristiana (pensamiento cristiano), discuten esta posición Gilson y Maritain. Gilson sostiene que, si bien el
cristianismo no elaboró una filosofía aparte, sometió a la filosofía antigua a un proceso de depuración y
transformación del cual resultó una síntesis cristiana. Maritain propuso la distinción abstracto y concreto, en
abstracto filosofía y cristianismo son dos cosas distintas, pero en concreto en el sujeto cristiano que hace
filosofía, existe una filosofía cristiana en virtud de un influjo de la fe en la especulación racional. Una tendencia
semejante se ve en Gabriel Marcell y en Henry Lubac.

El sentido de la expresión “Filosofía Cristiana” se entiende por lo siguiente:

1- Cristianismo y filosofía se distinguen por razón de sus objetos y motivos formales.

Cristianismo y filosofía son dos cosas distintas y eso se ve en sus objetos formales y motivos formales de
asentimiento. EL objeto formal quo de la filosofía es la luz de la razón, mientras que el del cristianismo es la
luz de la fe, virtud infusa sobrenatural por la cual prestamos asentimiento a las verdades reveladas por Dios.
Dado esto el motivo formal de asentimiento en la filosofía es la evidencia intrínseca a la cual llega la razón
del filósofo unas veces por intuición y otras por demostración, en cambio en el cristianismo, el motivo formal
de asentimiento de la fe es la evidencia extrínseca que es la autoridad de Dios revelada. El asentimiento de la
inteligencia a un objeto de ciencia es necesario, mientras que el de la fe permanece libre.

2- Cristianismo y filosofía coinciden parcialmente en su objeto material

Hay un conjunto de verdades de orden natural, materialmente comunes a la filosofía y al cristianismo. Dios ha
revelado verdades de orden natural que no exceden la capacidad de la inteligencia humana son los misterios
naturalis, por ejemplo: la existencia y los principales atributos de Dios (teodicea), su providencia (los estoicos
creían en la providencia de un ser superior), la espiritualidad e inmortalidad el alma (Platón ya sostenía la
inmortalidad del alma) el libre albedrío, la obligación moral, deberes individuales y sociales, Dios se dignó a
revelarlas para que las conociéramos fácilmente y sin error, pero claro que el filósofo las descubre y admite por
razón, y el cristiano por la fe. Las verdades de orden sobrenatural que exceden la capacidad de la razón natural
no son objeto de la filosofía sino de la teología.

3- Relaciones entre el cristianismo y la filosofía

Esta relación puede ser:

a- Neutral
b- Hostil
c- Armónica
a- Neutral: Cuando una filosofía realiza investigaciones y llega a conclusiones coincidentes con el
b- cristianismo, pero sin tenerlo en cuenta ni a favor ni en contra. Puede darse en la física, pero no en campos
como la biología, gnoseología, ética, moral, etc.
c- Hostil: cuando una filosofía se coloca frente al cristianismo con una actitud de negación o de hostilidad:
panteísmo, idealismo, materialismo, agnosticismo.
d- Armónica: cuando una filosofía se coloca frente al cristianismo en actitud pacífica y de colaboración.

4- La fe y la razón en un filósofo cristiano.

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No hay contradicción en que un cristiano sea filósofo, pero se debe precisar que no debe llamarse cristiano a
cualquier filosofo, sino a aquel que profese una filosofía que ni en sus principios, ni en sus métodos y menos
aún en sus conclusiones sea incompatible con los dogmas cristianos. Es contradictorio decir: cristiano
hegeliano, cristiano kantiano, cristiano marxista. En un filósofo cristiano, aunque fe y razón se mantengan en
planos distintos hay un influjo mutuo, a un cristiano la fe le suministra la existencia de verdades que debe
admitir, y le preserva de errores (stella rectis), la obra en un filósofo cristiano es fruto de su especulación, pero
puede estar guiada por la fe.

5- Unidad y pluralidad en la filosofía cristiana

En el campo cristiano hay numerosas tendencias filosóficas bien definidas: la corriente platónico-agustiniana
concede la primacía a la voluntad y la aristotélica-tomista a la inteligencia, pero todas coinciden en el dogma.
De hecho, la Iglesia no se ha ligado jamás a ninguna corriente filosófica concreta (no tiene una filosofía oficial)
y su teología ha asimilado elementos procedentes del platonismo, del aristotelismo, del estoicismo. Como
maestra infalible de la verdad y como madre de todos los cristianos, la Iglesia (mater et magistra), está por
encima de todas las corrientes filosóficas y teológicas y reprueba el error donde quiera que se encuentre, pero
no considera necesario coartar la libertad de sus hijos en materias discutibles (que se pueden discutir) en el
que la discusión puede ser fecunda, no obstante, los sumo pontífices proponen y recomiendan la filosofía
tomista como la filosofía cristiana.

6- Aspecto histórico

Las relaciones entre filosofía y cristianismo pueden verse en el desarrollo del pensamiento filosófico a partir del
advenimiento del cristianismo, que luego de su reconocimiento en el 313 d.c, se expande durante toda la edad
media, y su ideología penetra, inspira y domina el pensamiento occidental, pero a partir del siglo XIV se
acentuará en la filosofía una tendencia a emanciparse de lo religioso-teológico y a constituirse en una visión
autónoma de la realidad (se da sus propias leyes) este fenómeno de tendencia naturalista y laicista afecta a
todos los aspectos intelectuales y políticos hasta nuestros días. La presencia real y efectiva del cristianismo
durante estos veintiún siglos, ha influido en la mentalidad occidental, así hoy la filosofía como contrapuesta a
las ciencias positivas particulares, en tanto “ciencia de las ultimidades” no es otra cosa que distintas formas de
teologías o pseudo-teologías no católicas más o menos disfrazadas.

San Pablo y la Filosofía

En el momento de la aparición del cristianismo las religiones politeístas paganas estaban agotadas y
desacreditadas, pero en ese mundo la filosofía estaba firmemente asentada, por eso, en el aspecto ideológico el
problema no se plantea entre cristianismo y la religión pagana, sino entre el cristianismo y la filosofía, esta no
será aceptada y asumida sin largos debates previos en le campo cristiano. San Pablo difunde el evangelio más
allá de Palestina y el cristianismo se encuentra entonces con el mundo greco-romano en el que ya estaba la
filosofía. En 1Cor 1, 17-25 el apóstol de los gentiles describe la situación del cristianismo tratando de afirmarse
entre dos culturas varias veces seculares: judaísmo y helenismo y define la actitud que corresponde a un
cristiano iluminado por la fe ante la ciencia humana procedente de la pura razón, por un lado están los judíos,
poseedores de la revelación pero aferrados a la ley escrita acostumbrados a una fe que se imponía por la
autoridad de Dios confirmada por milagros, por otra los griegos acostumbrados a criticar las teorías más
dispares. Entre ambos sitúa San Pablo su predicación, los dos le exigen pruebas para creer los judíos milagros,
los griegos razones, pero el apóstol predica simplemente la salvación por medio de un Cristo crucificado, le
cual es para los judíos un escándalo y para los griegos una insensatez, pero San Pablo no retrocede, frente al
escándalo de los judíos muestra la humildad del Cristo crucificado, y frente al racionalismo de los griegos afirma
la misión redentora de Cristo, en la cual están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia. Ante
la luz plena de Cristo palidece toda doctrina humana que no es mas que necedad delante de Dios, la única vez
que en el nuevo testamento aparece la palabra “filosofía” es empleada por San Pablo en sentido desfavorable
(Col2,8), en este sentido contraponen elementos el mundo y no cristo. Para San pablo la única filosofía
verdadera es la que proporciona la fe, en este sentido contrapone numerosos pasajes la “sabiduría según Cristo”
a la sabiduría de este mundo que es locura delante de Dios. Tomadas literalmente estas expresiones terminantes
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de San Pablo no permiten una conciliación entre cristianismo y filosofía, más bien se excluyen y así lo
entendieron los escritores cristianos que adoptaron una actitud hostil hacia la filosofía, pero es San Pablo
mismo quien con su conducta y ejemplo abre relaciones de armonía en su discurso en el Areópago (plaza de
Atenas, rodeada de dioses): “puesto en pie pablo en medio del areópago dijo: ateniense, veo que son sobremanera
religiosos, porque al contemplar… ese que sin conocerle veneráis es el que yo os anuncio…” (el grave problema
frente a la predicación cristiana es la resurrección) alude a la estatua del dios desconocido para decirle a sus
oyentes a quién dais culto sin conocerle, a este vengo yo a anunciarles; en estas palabras está implícito el
reconocimiento de la razón humana para descubrir el verdadero Dios, en Rom 1, 18-21 reconoce explícitamente
la capacidad de la razón humana para llegar la existencia y la providencia de Dios a través de la contemplación
del espectáculo de la creación y también afirma que los gentiles son responsables (Rom 2, 14-15) si no guardan
la ley moral natural impresa por Dios en sus corazones, lo cual equivale a reconocer la validez de las
especulaciones de los filósofos y la legitimidad de los procedimientos puramente racionales, aun cuando su
limitación sea muy grande comparado con el alcance del conocimiento suministrado por la fe. La actitud de
San Pablo no cerraba la puerta para que se apoyaran en su ejemplo y autoridad los escritores que defendieron
la legitimidad del saber profano (la filosofía) como auxiliar de la doctrina sagrada.
1 Cor 1,17-25: 7 Porque Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar el Evangelio, y no con palabras sabias*, para no desvirtuar* la cruz de Cristo. 18 pues la predicación de la
cruz es una locura* para los que se pierden; más para los que se salvan —para nosotros— es fuerza de Dios. 19 porque dice la Escritura: Destruiré la sabiduría de los sabios e
inutilizaré la inteligencia de los inteligentes*. 20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el docto? ¿Dónde el intelectual que se ciñe a simples criterios humanos? ¿Acaso no entonteció Dios
la sabiduría* del mundo? 21 de hecho, como el mundo, mediante su propia sabiduría, no conoció a Dios en su divina* sabiduría, quiso Dios salvar a los creyentes mediante la locura
de la predicación. 22 así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría*, 23 nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, locura para
los gentiles; 24 más para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios*. 25 porque la locura divina es más sabia que las personas,
y la debilidad divina, más fuerte que las personas*.

Col 2,3: 2 a ver si, al enterarse, recuperan el ánimo y, unidos íntimamente en el amor, alcanzan en toda su riqueza la plena inteligencia y perfecto conocimiento del misterio de
Dios*,

Col 2,8: 8 Mirad que nadie os esclavice* mediante la vana falacia de una filosofía fundada en tradiciones humanas, según los elementos del mundo y no según Cristo.

Rom 2, 14-15: En efecto, cuando los gentiles, aunque no tienen ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la ley, para sí mismos son ley*. 15 ponen de manifiesto que la
realidad de esa ley está escrita en su corazón; así lo atestiguan además su conciencia y los juicios contrapuestos* que emiten de condenación o alabanza... 16 para el día* en que
Dios juzgue las acciones secretas de los hombres, según mi Evangelio, por Cristo Jesús.

Los “Padres Apostólicos”

Luego de la ascensión del Señor, los apóstoles se dedicaron a la urgente tarea de difundir el evangelio, organizar
las primeras comunidades cristianas y desarrollar una vida basadas en las enseñanzas de la revelación. En los
primeros años el cristianismo se difundió entre elementos del judaísmo y entre gente humilde de escasa cultura,
que no tenían dificultades en abrazar la nueva fe con sencillez de corazón, este espíritu y esta actitud perduran
en la época de los Padres Apostólicos, primer anillo de la tradición cristiana que empalma directamente con la
enseñanza de los apóstoles (siglo II), estos padres se limitan a exponer con sencillez el evangelio, el cual
constituye para ellos la plenitud de la verdad y la respuesta a los problemas fundamentales de la vida humana.
Por otra parte, no había persecuciones duraderas y las nacientes comunidades cristianas podían desarrollarse
y vivir intensamente su propia fe. Se llama Padres Apostólicos a: San Bernabé, San Clemente Romano, Hermas,
San Ignacio de Antioquía, San Policarpo de Esmirna.

Los “Padres Apologistas”

Dentro de la patrística reciben el nombre de apologistas los Padres de la Iglesia que en el siglo II escribieron
“apologías del cristianismo”. A mediados del siglo II las comunidades cristianas han crecido en número y en
calidad, su expansión se hace no solo entre las clases humildes sino también entre elementos aristocráticos y
cultos. Esto comienza a inquietar a los hombres de letras del paganismo y a las autoridades políticas. En tiempos
del emperador Marco Aurelio abren una ofensiva contra el cristianismo: “Cornelio Frontón”, “Celso”, “Luciano
de Samosata”, “Crescente”. Pero el cristianismo cuenta ya con adeptos cultos que pueden discutir con los
paganos en el terreno filosófico y escribir a demás alegatos jurídicos para convencer al emperador del derecho
de los cristianos a una existencia legal dentro del Imperio. Los apologetas eran cristianos que se habían
educado en las escuelas filosóficas jurídicas y literarias del paganismo, habían comparado esas doctrinas con
su nueva fe y pudieron apreciar sus coincidencias y sus discrepancias. Era natural que al reflexionar sobre su
nueva fe emplearan los conceptos adquiridos en su antigua formación filosófica, por lo tanto, los alegatos

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jurídicos abrieron también el camino a cuestiones más propiamente filosóficas y es entonces cuando,dentro del
campo cristiano, aparece la cuestión o problema de las relaciones entre la revelación cristiana y la tradición
filosófica griega, si se aprovechará o no la filosofía para el estudio. Lo cierto es que la filosofía se utilizará
también ante las herejías que aparecen en el campo cristiano, pues se necesitará una formulación precisa de los
dogmas cristianos en los cuales se utilizaran nociones como esencia, sustancia, persona, relaciones, etc. Muchas
nociones filosóficas, así como el rigor dialéctico servirán a los cristianos para expresar sus dogmas y defenderlos
contra los herejes y los paganos, pero no se hará sin discusiones a favor y en contra de la utilización de la
filosofía.

Actitud adversa hacia la filosofía

La mayoría de los primeros escritores cristianos condenarán a la filosofía en bloque sin distinguir escuelas ni
matices, consideran sus enseñanzas despreciables y peligrosas. La embestida contra la filosofía la encabeza
“Taciano” en su “Oratio ad Graecos”, “Discurso a los griegos” ataca la filosofía griega en defensa de la sabiduría
de los libros santos de los judíos y de los cristianos. Esta sabiduría es inmensamente superior a la griega y
anterior a la griega. Los griegos no inventaron nunca nada y menos la filosofía. Los filósofos tomaron de la
Biblia ideas y las deformaron, con estas ideas hicieron un conjunto de contradicciones producto de hombres
orgullosos y vanos (vacíos). Por su doctrina teológica con el tiempo “Taciano” fue considerado un hereje. (por
ejemplo, negaba la inmortalidad del alma). “San Ireneo de Lyon” ve en “Adverssus Haereses” ve en la filosofía
griega una fuente de errores y una causa de extravío, prefiere la sencillez a las sutilezas de una sabiduría
orgullosa, la verdadera sabiduría consiste en el conocimiento de las Sagradas Escrituras, sin complicarla con
cuestiones que se investigan por pura curiosidad racional. Es preferible abandonar toda investigación científica
y conocer a Jesucristo, Hijo de Dios crucificado por nosotros, que incurrir en impiedad discutiendo cuestiones
abstrusas. No obstante, en su lucha contra los herejes gnósticos, San Ireneo utiliza ampliamente los recursos
de la razón de la filosofía para combatirlos. La oposición mas cerrada fue la de “Tertuliano” quien se convirtió
al cristianismo en el 195 y consideró la tradición filosófica griega una verdadera locura, la mayor ignorancia.
“Tan absurdo es un filósofo cristiano como un cristiano filósofo”. Los filósofos no han hecho mas que llamar a
las puertas de la verdad sin acertar a entrar por ellas, la culpa de todas las herejías la tiene la filosofía griega, al
cristiano le basta con la fe. “Lactancio” (250) defendió las creencias cristianas, especialmente la obra creadora
de Dios contra los filósofos paganos estudió textos de Aristóteles, Lucrecio y Cicerón denunciando la falsa
religión y la falsa sabiduría de los paganos. Pone de relieve los errores y contradicciones entre los filósofos, pero
considera que el cristianismo puede tomar algunas normas morales de los paganos.

Actitud benévola hacia la filosofía

Los escritores benévolos hacia la filosofía son menos numerosos que los adversos y son cronológicamente
anteriores, no tiene un concepto preciso de qué sea la filosofía, pero distinguen claramente entre el
conocimiento que procede a la luz de la razón natural (filosofía) y el que se fundamenta en la fe y la revelación
(cristianismo). Todos ellos sostienen la primacía y la absoluta suficiencia del cristianismo y lo consideran la
plenitud de la verdad, pero no quieren renunciar a las verdades parciales que habían adquirido antes de su
conversión y tratan de justificar su aprovechamiento y utilización para su nueva fe. “San Justino” natural de
Samaría (100-163) después de su conversión abrió escuela en Roma donde murió mártir, es el primero en el que
aparece planteado el problema entre filosofía y cristianismo. Su actitud noble y abierta en favor de la armonía
entre la verdad total del cristianismo y las verdades parciales de los filósofos inicia una línea de pensamiento
que culminará en Santo Tomás. Se conservarán del él dos apologías: “Apología I y II” y un diálogo “Diálogo con
Trifón” (en el segundo es la primera vez que el cristianismo discute al judaísmo), en diálogo con Trifón narra
sus vicisitudes intelectuales hasta llegar al cristianismo, después de buscar la verdad sincera pero inútilmente
en filósofos estoicos, peripatéticos, pitagóricos y platónicos, llegó finalmente a encontrarla en el cristianismo.
Reconoce que, aunque los filósofos incurrieron en muchos errores, sin embargo, habían llegado a alcanzar
verdades parciales sobre Dios, la inmortalidad del alma y la vida futura. Esto habla de la necesidad de la
revelación y muestra que la revelación y la verdadera razón coinciden. En “Apología I”, Justino se dirige al
emperador Antonino Pío “en favor de hombres de toda raza injustamente odiados y dejados por llevar el
nombre de cristianos”. Para ubicar el lugar que la revelación cristiana ocupa en la historia San Justino utiliza el
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prólogo de San Juan, el Verbo ilumina a todo hombre que viene a este mundo, así los que vivieron de acuerdo
al Verbo son cristianos, aunque fueran tenidos como ateos. Con esto Justino quiere salvar cuanto de bello y
noble hubo en el pensamiento antes de Cristo. En otra parte acude para esto al “robo de los filósofos” (los
filósofos no inventaron, sino que robaron cosas del Antiguo Testamento). “Apología II” no es un escrito
independiente de la primera, sino que amplía sus temas. Justino retoma el prologo de San Juan y dice que el
Verbo es una semilla de verdad ingénita en todo el género humano, cuando de verdad dijeron filósofos y
legisladores lo dijeron conforme a la parte del Verbo que les cupo, por eso se contradijeron entre ellos. Esto
prueba que no poseyeron la verdad completa como la tienen los cristianos “por eso cuanto ha sido por todos
bellamente dicho nos pertenece a nosotros los cristianos”. “Atenágoras” siglo II, se conocen sus obras por
haberlas guardado el arzobispo Aretas de Cesárea. Atenágoras escribe al emperador Marco Aurelio un discurso
de presbéia (de embajada) a favor de los cristianos “Legación o súplica en favor de los cristianos” en este discurso
defiende a los cristianos de la acusación de ser ateos ya que no eran politeístas. En el capítulo 8 argumenta el
monoteísmo frente al politeísmo con el llamado “Argumento Topológico” o argumento de lugar (primer
razonamiento de como razonamos los cristianos. Parte de la revelación:

“Pues que el Dios hacedor del universo sea desde el principio uno solo consideradlo de este modo, si hubiera
habido desde el principio dos o mas dioses, hubieran tenido que estar o lo dos en un solo y mismo lugar o cada
uno a parte en su lugar, ahora bien, es imposible que estuvieran en un solo y mismo lugar porque por increados
son desiguales más si cada uno de ellos ocupa su propio lugar, estando el creador del mundo por encima de todo
y conservándolo todo, ¿qué lugar queda para el otro? ¿tiene providencia? Tampoco, ya que no ha hecho nada. En
fin, si ni hace nada, ni tiene providencia, ni tiene lugar en que esté uno y solo es desde el principio el Dios
hacedor del mundo esto lo confirma la razón y los profetas: yo soy Dios y fuera de mi no hay otro (Isaías 10) así
pues queda suficientemente demostrado que no somo ateos por admitir que existe un solo Dios”.

Atenágoras escribe a demás “Sobre la resurrección de los muertos”, sostiene en él:

“Que el poder de Dios sea bastante a resucitar los cuerpos pruébalo el hecho mismo de su creación porque sino
siendo hizo Dios los cuerpos de los hombres con la misma facilidad los resucitará después de disuelto todo, a la
dignidad y sabiduría de Dios ambas cosas son naturales: conocer de antemano lo que no es y reconocer lo que se
ha deshecho, la resurrección de los cuerpos disueltos es obra posible, querida y digna del creador”.

Atenágoras reconoce la sinceridad de los esfuerzos de los filósofos por llegar a la verdad, aunque no hayan sido
afortunados en ello.

Herejías

Gnosticismo (gnosis)

El gnosticismo no es una escuela filosófica ni una secta religiosa, sino un movimiento difuso, aristocrático y
culto que trata de combinar la filosofía con aspiraciones religiosas se preocupan por el problema del mal y del
dolor (veremos aparecer el problema del mal ¿Cómo se origina el mal? ¿qué es el mal? ¿de dónde viene el mal?
Inquieta porque empieza la caída del Imperio Romano). Los antecedentes remotos del gnosticismo son
anteriores al cristianismo, pero se desarrolla en el siglo II en el campo cristiano. San Pablo alude al gnosticismo
en Col 1, 15-20, 1Tm 1, 3-4, 2Tm 2, 17.

En líneas generales el gnosticismo sigue el esquema filoniano adoptado por el pitagorismo y por el platonismo
medio:

1- Un Dios absolutamente trascendente, incognoscible y sin ninguna relación con la materia.


2- Para salvar la distancia entre Dios y le mundo introducen una serie descendente de seres espirituales
llamados eones que proceden de Dios por emanación, hasta llegar al grado más bajo que es el Demiurgo
que crea el mundo sensible y es el origen del mal (proceden de Dios, por emanación no por creación,
y se van degradando cada vez más, el mas bajo es el Demiurgo).
3- El mundo sensible: los gnósticos tienen un concepto pesimista de la materia, la consideran mala y
fuente del mal. El hombre está compuesto de dos elementos: uno malo que es el cuerpo y uno psíquico
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que es el alma, que procede del mundo superior (eones) y está aprisionada en el cuerpo, pero que puede
retornar al mundo superior por medio del ascetismo y el conocimiento

Los gnósticos tenían la pretensión de elevarse por encima del vulgo, dividían a los hombres en materiales (no
se salvaban), psíquicos y pneumáticos y espirituales. Estos últimos participaban de una naturaleza superior.
Los escritores gnósticos más conocidos son:

- Marción
- Cerinto
- Basilides
- Carpócrates

Se mencionan muchas sectas gnósticas (había mucha división entre ellos) de la seca elkesaíta proviene Mani.

Maniqueísmo

Mani (216 – 276)

Nació en Babilonia, su predicación llegó hasta la India, fue condenado a muerte por los magos persas. Sus obras
están escritas en siríaco (arameo). La gran preocupación de Mani es resolver el problema del mal. Elaboró
una epopeya cosmológica – teológica en la que se describe el origen del mal y se proponen los medios para
conseguir la salvación. Su propósito no fue inventar ninguna doctrina original sino fundir en una síntesis las
enseñanzas de Buda, de Zaratustra y Jesucristo (se entiende que se toma el Antiguo Testamento, es decir, el
judaísmo) haciendo de las tres una religión universal de la cual él mismo se consideraba el paráclito prometido.

Ontología maniquea

Se basa en un dualismo (dicen que hay dos principios de las cosas el principio bueno y el malo, de la luz y de
la oscuridad) existen desde siempre dos principios opuestos y contrarios, cada uno con sus reinos respectivos.
Por una parte, Dios principio espiritual de la Luz y el Bien y por otra Satanás, principio material de las tinieblas
y del mal. Ambos reinos coexisten separadamente sin fronteras, pero sin comunicarse ni conocerse. Satanás
conoce el reino de la Luz y quiso invadirlo, el choque da origen al tiempo y al mundo, ambos son el resultado
de la mezcla de las fuerzas contrarias. Lo que caracteriza el movimiento y el progreso del mundo y la evolución
de la historia es el desprendimiento continuo del mal (el mundo se sacude para sacarse el mal, y va generando
la historia). La purificación es constante en la ética maniquea, pues el bien no triunfa definitivamente sobre el
mal, sino que debe relegar el mal a la zona en que le es propia y confinarlo allí. (Mani predicaba la virginidad
para no tener hijos y propagar la materia y el mal). El maniqueísmo reaparece en el siglo XIII en las sectas de
los cataros y los albigenses.

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