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Antecedentes del descubrimiento de América.

Al llegar a sus fines el Siglo XV, Europa entraba en los albores de la época Moderna.
Finalizaba la Edad Media, el feudalismo entraba en su ocaso al comenzar a delinearse los
grandes reinos. Un hecho se considera el hito que marca el fin de la Edad Media: la caída de la
ciudad de Constantinopla en manos de los turcos islámicos, en 1453.

Después de la caída del Imperio Romano de Occidente, Europa entró en un milenio de gran
descomposición política. El feudalismo fue la modalidad con que las poblaciones lograron
subsistir, resistiendo los embates de los bárbaros invasores. Pero la ciudad oriental de
Constantinopla, subsistía como capital del Imperio Romano de Oriente; siendo una civilización
cristiana. A lo largo de los siglos, el comercio había logrado establecerse entre Europa y el
Oriente, a través de la ruta de Constantinopla; aportando al continente europeo muchos
productos como principalmente las especies, las sedas y los perfumes del Oriente.

Las especias eran productos vegetales procedentes sobre todo de ciertas zonas del Oriente,
especialmente la actual Indonesia y de la costa de la India, que se usaban como medio de
condimentar y hasta hacer comestibles los alimentos a menudo mal conservados de que se
disponía. Éstos eran principalmente el jengibre, la menta, la nuez moscada, el clavo de olor, el
azafrán y, sobre todo, la pimienta, que se consumía en grandes cantidades. La ruta de su
importación a Europa - incluso las que hacían un trayecto parcialmente marítimo por el
Océano Índico - confluía en el Mediterráneo oriental, especialmente en Alejandría y
Constantinopla.

En posesión de Constantinopla a partir de 1453 y poco después de Alejandría, los “infieles“


turcos, seguidores de la religión de Mahoma, se convirtieron en quienes sacaban la mayor
parte de las ganancias de ese comercio, que desde los tiempos de Marco Polo había sido
lucrativo para diversas ciudades italianas, como Venecia, Génova, Pisa, Florencia, Nápoles y
Sicilia, algunas de las cuales llegaron a tener importantes flotas comerciales.

Las Cruzadas del Siglo XII, habían llevado a muchos aventureros europeos, tras el objetivo
central de recuperar de manos de los turcos inflieles los Santos Lugares de Jerusalem. El
impulso religioso de la cristiandad se había aliado con los objetivos políticos de los Reyes
Católicos, que habían ido unificando, aunque fuera parcialmente, los territorios de la Península
ibérica; y había robustecido la lucha para expulsar a los árabes de los territorios que habían
llegado a ocupar, especialmente en el sur, en el Reino de Granada, la actual comarca de
Andalucía.

La navegación había adquirido un nuevo desarrollo. Algunos nuevos elementos habían


permitido que los navegantes con espíritu aventurero se animaran a salir del cerrado ámbito
del Mar Mediterráneo, y a alejarse cada vez más de las cercanías de las costas oceánicas.
La brújula permitía conocer el rumbo con certeza, y el astrolabio junto con las cartas estelares,
permitía determinar bastante bien la posición de los buques, aún totalmente alejados de las
costas familiares.
El aliciente para obtener una ruta entre Europa y el Lejano Oriente, libre de las interferencias
de los turcos y de otros numerosos riesgos que amenazaban el comercio y diezmaban las
caravanas, era enorme. La posibilidad de sustituir las extensas y costosísimas rutas terrestres
por una ruta marítima, que podría emplear los nuevos buques - las rápidas carabelas -
significaba aumentar enormemente los volúmenes de mercaderías y disminuir en igual forma
los costos. Quien lograra ese objetivo, pasaría sin duda a ser muy rico y poderoso.

El mundo de la navegación representaba, sin duda, representaba en esa época una actividad
fascinante para todos los que tuvieran espíritu aventurero y ambicionaran fortuna. Al
desarrollo de la navegación en el Mediterráneo, se unían la aparición - especialmente gracias a
la incorporación del timón - de nuevos tipos de barcos que para su tiempo eran grandes, bien
maniobrables, y de gran velocidad.

El desarrollo de la navegación a vela - que sustituyó progresivamente a los grandes barcos de


remo - produjo principalmente la carabela, aparecida hacia 1440; un barco de madera, de
alrededor de 25 a 30 metros de largo (en términos navales, eslora) por alrededor de un tercio
de ancho (en términos navales, manga). Estaba provista de 3 o 4 mástiles y en su cubierta se
elevaban a proa y a popa sendos “castillos” que servían de alojamiento a sus oficiales.
Cargaban entre 60 y 100 toneladas, y eran operadas por una tripulación de entre 15 y 30
hombres. Resultaron ser barcos muy marineros, capaces de sortear con buenos resultados las
condiciones de navegación más difíciles de la navegación en alta mar.

La navegación exploratoria del océano Atlántico tuvo un gran empuje a principios del Siglo
XV, por otra de Enrique el Navegante, hijo del Rey de Portugal que empleó abundantes
recursos económicos para desarrollar una ruta marítima hacia las Indias - como se llamaba al
Oriente - bordeando el continente africano. En 1438 Enrique el Navegante fundó un centro
naval en Sagres, un saliente cercano al Cabo de San Vicente, donde constituyó una escuela de
navegación reuniendo a navegantes experientes, con diversos especialistas en cuestiones
vinculadas a la navegación.

Las expediciones marítimas impulsadas por Enrique el Navegante y tras su muerte por su
sobrino el Rey Juan II de Portugal, llevaron a los portugueses a ir descubriendo y asentándose
progresivamente en las costas de África hacia el sur, hasta que en 1487 Bartolemeu Días
descubrió el Cabo de Buena Esperanza, lo que abría la ruta oriental hacia las Indias.

Empeñados con todas sus posibilidades en expulsar a los moros de la Península ibérica,
los Reyes Católicos, Isabel reina de Castilla y Fernando rey de Aragón, habían unido sus
reinados por su matrimonio. Pero los persistentes progresos que sus vecinos del Reino del
Portugal Algarve hacían navegando por “la mar océano“ hacia el sur, y al parecer acercándose
cada vez a establecer la ruta marítima hacia el Oriente, no podían pasarles inadvertidos.
Paradojalmente, el éxito de su objetivo de expulsar a los árabes dejó abiertas las puertas entre
el Mediterráneo y el océano, el estrecho de Gibraltar, permitiendo la libre circulación de los
barcos entre ambos mares.

La iniciativa naval portuguesa les permitió ocupar sin contratiempos las islas Azores y Madeira;
pero rapidamente entraron en conflicto con los Reyes Católicos sus aspiraciones sobre las Islas
Canarias.
Cristóforo Columbus, Cristóbal Colón, en lengua castellana, se estima que había nacido
entre finales de agosto y de octubre de 1451. Generalmente se le considera de origen genovés,
hijo de Doménico Colombo, tejedor de oficio, y comerciante; y de su esposa Susana
Fontanarrossa. Probablemente Colón conoció la vida de a bordo junto a su padre, cuya
actividad comercial lo vinculaba a los navegantes del Mediterráneo.

Dentro de lo incierto de todo lo que se sabe acerca de la juventud de Colón, generalmente se


admite que se inició muy joven como marinero en buques genoveses, habiendo atravesado el
escalafón desde grumete, marinero, oficial y capitán; recorriendo en los barcos mercantes de
los armadores genoveses, las principales rutas del Mediterráneo desde la península ibérica en
el oeste hasta las islas griegas en el este. También fue marino de guerra, y al parecer participó
como tal en las luchas suscitadas por las sucesión al trono del Reino de Nápoles; y también
navegó como corsario.

Al parecer, esas actividades lo llevaron a las costas atlánticas de Portugal, donde hubo de
refugiarse luego de un naufragio del cual salvó su vida a nado, hacia en agosto de 1476. De tal
manera, pasó una década desempeñándose en las actividades navales de los portugueses; lo
que lo llevó a navegar en el océano, en las zonas de las islas Azores, Canarias y Madeira, y en
las extensas rutas marítimas de altura, desde Islandia hasta la Nueva Guinea; adquiriendo una
valiosa experiencia como navegante.

Colón buscó perfeccionar permanentemente sus conocimientos de navegación, dedicándose


asiduamente a estudiar cartas marinas, mapas, y toda clase de relatos de navegantes acerca de
viajes a lugares no frecuentados. Su matrimonio realizado hacia 1480 con la portuguesa Felipa
Moniz, le facilitó enormemente su relación con los portugueses. Fijada su casa en la isla de
Madeira, tuvo de ese matrimonio a su hijo Diego.

Existen diversas teorías según las cuales Colón había obtenido información muy especial -
que mantuvo en secreto - acerca de la existencia de tierras al oeste de las rutas que
frecuentaba sobre la costa europea del Atlántico. Esa información pudo haberla obtenido de
náufragos, de indígenas antillanos, o de los relatos de los viejos viajes de los vikingos que
según parece habían llegado durane la Edad Media a la zona de la península del Labrador
bordeando Islandia y Groenlandia.

De todas maneras, es sabido que Colón concibió su proyecto de navegar hacia las Indias en
dirección del occidente, en base al análisis de algunos documentos que estudió
minuciosamente; así como realizó cálculos cuidadosos de las distancias a recorrer.

El concepto de que la Tierra tenía forma esférica ya era admitido con bastante amplitud en su
época; pero no existían modos para conocer adecuadamente sus dimensiones. Además de
algunos documentos que aludían a tierras míticas hacia el occidente del océano; Colón analizó
especialmente un documento del florentino Paolo del Pozzo Toscanelli, que intentaba hacer un
mapa y trazar la distancia de las Indias por el lado occidental de Europa, siguiendo los datos de
Marco Polo.
Basado en su experiencia de navegante, Colón consideraba que las dimensiones del globo
terráqueo eran menores a las que indicaba Toscanelli; y, aunque se quedó un poco corto, en
realidad estuvo más acertado que aquel, que lo consideraba de un tamaño doble al real. De
todos modos, éste fue el motivo por el cual, considerando que Colón estaba equivocado en sus
cálculos, las autoridades portuguesas - orientadas a buscar la ruta por el sur del continente
africano - no aceptaron su plan.

Ante ello, Colón dejó Portugal, y hacia 1485 se radicó en el Reino de Castilla, pasando a residir
con su hijo Diego en el Convento de los padres franciscanos de La Rábida. El 20 de enero de
1486 Colón compareció por primera vez a explicar su proyecto a los Reyes Católicos; pero el
comité de especialistas que ellos designaron para analizarlo, no lo consideró viable.

Sin embargo, Colón contó con el apoyo de diversos personajes influyentes antes los Reyes;
sobre todo algunos frailes a los que se sospecha que pudo haberles revelado sus
conocimientos ocultos acerca de la existencia de tierras al occidente, bajo secreto de
confesión.

Finalmente, en el año 1492 las fuerzas cristianas tomaron la ciudad de Granada y con ello
pusieron fin a la Guerra de Reconquista, contra los moros. Casi de inmediato, al parecer por
intercesión del frayle franciscano Juan Pérez - uno de los conventuales de La Rábida más
allegados a Colón - los Reyes Católicos decidieron financiar la expedición de Colón.

Las Capitulaciones de Santa Fé que expidieron a Colón los Reyes Católicos, le reconocen
diversos privilegios y recompensas en cambio de la adquisición por la Corona de las tierras que
se proponía descubrir:

 Se le otorgó el título de Almirante de la Mar Océano en forma vitalicia y hereditaria.

 Se le nombró Virrey y Gobernador de todos los territorios que descubra.

 Se le reconoció la décima parte de todas las riquezas y ganancias que se obtengan.

 Se le admitió el derecho a participar en la octava parte de los costos y ganancias de


cualquier futura expedición a las tierras descubiertas.

Colón realizó cuatro viajes al continente americano, luego del que en 1492 lo condujera a su
descubrimiento. Del último de ellos regresó a Castilla en el año 1504. Dos años después, el 20
de mayo de 1506, falleció en la ciudad de Valladolid. Sus restos descansan en un gran
mausoleo situado en el interior de la Catedral de Sevilla.

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