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A partir de 1913, aparece el concepto de Generación del 98, etiqueta creada por
Azorín para referirse a los autores que, lejos de conformarse con el esteticismo
como rechazo del mundo propio del Modernismo, muestran una actitud crítica
ante la realidad y defienden la necesidad de cambios. Formalmente se
caracterizan por la multiplicidad de géneros: el ensayo, los aforismos, la
descripción lírica o la narrativa propiamente dicha. El Realismo es sustituido
por una prosa impresionista con tendencia a las escenas inconexas, a lo
fragmentario o inconcluso, que reflejan la realidad como el proceso subjetivo de
las obsesiones personales. Fruto de esta variedad es la diversidad de la novela en
el siglo XX, dividida en novela lírica, intelectual, vanguardista…
Ramón Mª del Valle-Inclán: tras una etapa dominada por el Modernismo, Valle
escribe una serie de novelas ambientadas en la Galicia rural de la que tomarán
sus aspectos más sórdidos y crueles. Se trata de la trilogía titulada Comedias
bárbaras protagonizada por don Juan Manuel Montenegro, señor feudal
bárbaro y cruel que domina un medio social en el que abundan los seres
marginales. A pesar de que algunos personajes aparecen en sus obras
anteriores, ahora el lujo y refinamiento se ven sustituidos por un estilo cercano
al expresionismo. Otro grupo de obras lo forman la trilogía de La guerra
carlista novelas históricas alejadas del modelo realista, ya que se basan en
escenas y fragmentos no siempre linealmente cronológicos en los que destaca la
atención al lenguaje y la forma. Ya en plena época de los Esperpentos (obras
teatrales basadas en la deformación de la realidad española) comienza la serie
de novelas históricas que deberían formar El ruedo ibérico, aunque inacabada
es una visión grotesca del reinado de Isabel II. Fundamental es Tirano
Banderas, novela ambientada en un imaginario país hispanoamericano en el
que su dictador, Santos Banderas, acaba sus días acribillado a balazos. Será el
modelo de un nuevo género narrativo de enorme éxito entre los novelistas
americanos, la novela de dictador
Sus novelas comienzan cuando aún están vigentes los modelos realistas con Paz
en la guerra, ambientada con elementos autobiográficos en el cerco carlista de
Bilbao. Sin embargo muy pronto rompe con los moldes de la novela tradicional
cuando aparece Amor y pedagogía, narración en la que los límites entre novela
y ensayo son borrosos. La crítica parece no entender la innovación que supone
esta obra y a partir de este momento el novelista decide crer una nueva
denominación para sus narraciones a las que llamará nivolas. Con este subtítulo
aparecerá su siguiente novela: Niebla, en la que desdibuja la frontera entre
realidad y ficción creando un personaje que se enfrenta al propio Unamuno.
Utiliza un recurso que se hará frecuente en sus obras: la creación de prólogos y
epílogos que exigen la participación del lector en un juego intelectual que
plantea numerosos interrogantes sobre la naturaleza de la obra narrativa. Otras
obras importantes son Abel Sánchez, La tía Tula (que desarrolla el tema de la
maternidad frustrada) o San Manuel Bueno, mártir, en la que aparece una de
las preocupaciones del pensamiento unamuniano: la necesidad de un Dios que
asegure la vida eterna y dé sentido a una vida que no puede ser limitada, junto a
la imposibilidad intelectual de creer en él.
. La novela lírica de Gabriel Miró. Tras una etapa modernista con Las cerezas
del cementerio, encuentra un estilo personal en una prosa elaborada que busca
la perfección formal mediante novelas en las que la acción es mínima y se
suceden las descripciones de sensaciones y ambientes. Pertenecen a esta etapa
Nuestro padre San Daniel y El obispo leproso