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T.1.

La novela desde principios del siglo XX hasta 1939: tendencias


[noventayochista, novecentista], autores y obras representativos.
La narrativa del Grupo del 98
Época dominada por una sensación de crisis espiritual y cultural. Los jóvenes escritores toman
conciencia del atraso económico, científico y cultural del país. Con la derrota ante Estados Unidos en
1898 que supone la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, se confirma la pérdida de poder en el
concierto mundial. El Regeneracionismo busca las causas de este atraso y propone la europeización de
España mediante reformas agrarias, educativas, territoriales y políticas.
Narrativamente, se produce un rechazo del modelo realista y del racionalismo ya que no permiten captar
la profundidad de la vida. En la novela se introducen nuevas técnicas con el intento de mostrar la
existencia y el pensamiento humanos. Entre las principales están el uso de la trama en torno a un único
personaje y el desarrollo de la acción alrededor de la mentalidad del protagonista
En 1902, se publican algunas importantes obras de estos jóvenes : Amor y pedagogía de Unamuno; La
voluntad de Azorín; Camino de perfección de Baroja y Sonata de otoño de Valle-Inclán
Unamuno. Mantuvo una constante lucha entre fe y razón. Trata temas como la tradición, la intrahistoria,
el concepto de España y la eternidad. Estos temas se plasman en sus «nivolas», caracterizadas por la
desnudez narrativa y una gran presencia del diálogo. Entre sus obras sobresalen Amor y pedagogía,
Niebla, La tía Tula, San Manuel Bueno, mártir, y el ensayo titulado Cómo se hace una novela. No fue
menor su labor ensayística y poética.
Pío Baroja. Es narrativamente más tradicional que Unamuno. Con un tono aparentemente sencillo,
mezcla individualismo, pesimismo y vitalismo. Sus obras nos presentan el aprendizaje de la vida de sus
protagonistas a través de la experiencia y el diálogo. Baroja concibe la novela como «un saco donde
cabe todo». Su extensa producción novelística puede dividirse en las trilogías «La lucha por la vida» (La
busca, Mala hierba, Aurora roja), «Tierra vasca» (Zalacaín el aventurero, La casa de Aizgorri, El
mayorazgo de Labraz) y «La raza» (La dama errante, La ciudad de la niebla, El árbol de la ciencia).
José Martínez Ruiz, «Azorín». Posee un estilo narrativo impresionista, una preferencia por la frase corta
y el tiempo verbal en presente. En sus novelas predomina lo descriptivo, tramas argumentales mínimas,
uso abundante del diálogo y una mínima acumulación de detalles. Entre sus principales obras están La
voluntad, Las confesiones de un pequeño filósofo y Doña Inés.
Valle-Inclán. El esperpento, subgénero dramático basado en la burla y la crítica profunda lo lleva también
a la narrativa. La trayectoria novelística de Valle comienza por una etapa de modernismo con las
Sonatas; continúa con una fase intermedia en el ciclo de la Guerra Carlista: Los cruzados de la causa, El
resplandor de la hoguera, Gerifaltes de antaño); y, por último, hallamos la etapa del esperpento con el
ciclo de novelas tituladas genéricamente «El ruedo ibérico»: Tirano Banderas, La corte de los milagros,
Baza de espadas.
Entre las mujeres del noventa y ocho, injustamente olvidadas, podemos destacar a:
Sofía Pérez Casanova, viajera y corresponsal de guerra, que llega a ser propuesta para el Nobel y cuya
primera novela fue El doctor Wolski.
Concha Espina, también propuesta para el Nobel en dos ocasiones, fue poeta, cuentista y novelista con
obras como La esfinge maragata o Altar mayor.
Carmen de Burgos, conocida como “Colombine”, es considerada la primera periodista profesional en
España y una combativa feminista. Escribió novelas como Los inadaptados o La malcasada.
La narrativa del Novecentismo

Se caracteriza por su antirrealismo, antirromanticismo y anti noventayochismo. Los escritores son


cosmopolitas y europeístas. Defienden la pureza de sus obras, propio de un grupo de intelectuales.
Poseen formación universitaria y un marcado talante liberal. Se decantan por una novela alejada del
sentimiento con la que pretenden reflexionar sobre la inteligencia creadora del hombre. Entre los
principales autores se encuentran:
Gabriel Miró. En sus novelas se observa la prioridad de la forma sobre el contenido. Es “el gran poeta en
prosa”. Sus textos abundan en recreaciones sensoriales sobre la luz, el color, los aromas, los sonidos...
Destacan: Las cerezas del cementerio, El obispo leproso, Nuestro padre San Daniel.
Ramón Pérez de Ayala es el representante de la novela intelectual. Se caracteriza por su intelectualismo,
reflexión crítica, estilo retórico y academicista. Escribe novelas generacionales como A.M.D.G, muy
crítica con la educación jesuita pero destacan sobre todo sus novelas de madurez sobre temas
universales: Belarmino y Apolonio, Tigre Juan, Troteras y danzaderas, La pata de la raposa…
Estos novecentistas conviven con el éxito de colecciones semanales de novelas cortas que se editan a
precios populares como La novela corta y con autores como Vicente Blasco Ibáñez, republicano de clara
ascendencia naturalista, con obras como La barraca o Cañas y barro. Felipe Trigo y Eduardo Zamacois
también tuvieron éxito con novelas galantes, sin pretensiones literarias y continuistas con el realismo.
Incluso tuvo curso la novela humorística con obras como El bosque animado de Wenceslao Fernández
Flórez y El torero Caracho de Ramón Gómez de la Serna.
En torno a los años 30, años de república y preguerra civil, la novela se politiza, y encontramos los
llamados “novelistas sociales de preguerra”, con autores como Joaquín Arderíus, con obras como Los
príncipes iguales donde aúna contenido social y recursos formales propios de las vanguardias.
Entre las mujeres novelistas de estos años nos encontramos con Rosa Chacel, con obras como Estación.
Ida y vuelta de 1930; Carmen Conde que, aunque principalmente poeta, escribe novelas como La calle de
los balcones azules; y María Teresa León, compañera de Rafael Alberti, con novelas como Contra viento
y marea. Todas ellas, pertenecientes al grupo de las denominadas Sinsombrero, vinculadas a la
Generación del 27.
TEMA 3: La novela desde 1975 hasta nuestros días: tendencias, autores y obras
representativas
Los autores rechazan el experimentalismo y escriben historias transparentes que
conectan con los lectores. La publicación en 1975 de La verdad sobre el caso Savolta de
Eduardo Mendoza marca un cambio en la narrativa española: se vuelve al realismo.
El panorama en la década de los ochenta es complejo: se publican obras censuradas
en España y se recupera la literatura de los exiliados. Coexisten distintas generaciones de
escritores: Realismo social, experimentalistas y quienes se dan a conocer después del
franquismo. La expansión de editoriales y premios literarios aumenta la promoción de autores y
obras, con lo que, gracias a este apoyo comercial y publicitario, se convierten en creadores de
opinión. Se dan a conocer un gran número de escritoras de distintas generaciones que aportan
nuevos enfoques a la literatura.

CARACTERÍSTICAS GENERALES
● Variedad temática, aunque resurge el Neorrealismo de diversos tipos: social o
psicológico.
● Simplificación de estructuras narrativas. Se aleja de la experimentación, de la
complejidad. Se eliminan la complejidad textual, el ritmo discontinuo y se prefiere la
estructura lineal del relato.
● Recuperación del argumento, la trama y los personajes, las historias cerradas y la
reconstrucción de ambientes.
● Uso de las personas narrativas tradicionales, primera y tercera, sin mezcla de ambas.
● Resurgimiento de las novelas de género: policíacas, sentimentales, eróticas
● Abandono de la intencionalidad ideológica y el compromiso social, aunque se
recrean situaciones cotidianas y reales.
● Fusión de géneros y construcción de textos que reinventan la tradición reescribiendo
textos conocidos.

TENDENCIAS
Policíaca: mezcla esquemas policíacos con aspectos políticos e históricos. Además de
La verdad sobre el caso Savolta (1975) donde se conjuga el interés de la intriga con diversas
técnicas y con diferentes registros estilísticos, destacamos a Antonio Muñoz Molina y Lorenzo
Silva .
Como novela negra podemos considerar las novelas policíacas de Manuel Vázquez,
protagonizadas por un detective aficionado a la gastronomía que comienza en 1970. En la
actualidad triunfan: La trilogía del Baztán (2014).
Histórica: Se recrean distintos episodios de la historia española, situados en diferentes
épocas: la Edad Media en Urraca, la conquista de América en La orilla oscura, la España del
Siglo de Oro en las novelas de Las aventuras del capitán Alatriste o el tránsito del siglo XIX al
XX en La ciudad de los prodigios. En las últimas décadas son numerosas las obras que narran
la Guerra Civil y la inmediata posguerra: Luna de lobos, Beatus Ille, La buena letra, Soldados
de Salamina ; El corazón helado y Episodios de una guerra interminable que incluyen las
publicadas hasta ahora: Inés y la alegría, El lector, Las tres bodas y Los pacientes del doctor
García. La voz dormida, Los girasoles ciegos, Riña de gatos ( Premio Planeta 2010) o Enterrar a
los muertos
Intimista: protagonizadas por personajes que ahondan en sus sentimientos y
emociones y plantean cuestiones de carácter existencial (la soledad, el amor, la identidad).
Testimonial y de actualidad: Patria (2016), la exitosa novela sobre la situación del
País Vasco en la época de ETA. También se da la vertiente autobiográfica que retrata, además,
toda un época
Culturalista y estilística: intenta analizar y explicar la cultura occidental, caso de Juan
Manuel de Prada con Las máscaras del Héroe donde recrea el ambiente literario de principios
del siglo XX. El protagonista es un escritor y la novela que leemos es el libro que él escribe.
Urbana y contracultural: cuenta los problemas de la juventud, de barrios conflictivos o,
simplemente, plantea problemas de las corrientes de moda
De aventuras: utilizan la intriga, suspense, sentimentalidad, ambientación histórica:
Erótica: triunfa en los ochenta y noventa: podemos destacar Las edades de Lulú de Almudena
Grandes.
Alegórica, mítica y fantástica: Incorpora lo irracional, lo fantástico, lo soñado y lo
simbólico:
Por último, hay que mencionar que en los inicios del siglo XXI reaparece el gusto por el
microrrelato, con antologías como Galería de Hiperbreves, y que gran número de estudiantes
disfrutan con juveniles de calidad con autores como Laura Gallego, Elvira Lindo o Lorenzo
Silva, entre otros.

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