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Seminario de Formación en Juego. Prof.

Mónica Kac

SISTEMAS LÚDICOS – Autora : Graciela Scheines

http://www.efdeportes.com/efd14/juegos1.htm

Yo tengo una teoría muy propia sobre tres sistemas lúdicos representados por tres juegos muy antiguos,
paradigmáticos: la rayuela, el rompecabezas y las adivinanzas.

La rayuela es un juego de itinerario como los juegos de mesa e incluso los video-juegos, donde hay un
muñequito que uno maneja a control remoto, que tiene que atravesar por ciertas situaciones, vencer
enemigos, pasar por otras situaciones, recoger ciertas cosas y llevarlas hasta determinados lugares, etc. En
estos juegos hay una casilla de salida y otras intermedias que hay que recorrer para alcanzar una meta o
varias metas. Como en los videojuegos donde, una vez superados ciertos límites, el juego se hace más
complicado, y las complicaciones crecen a medida que acumulamos puntos. Estos juegos se incluyen en el
sistema "rayuela", que es el juego de itinerario más antiguo que hay.

El rompecabezas consiste en piezas in-significantes, es decir, fragmentos que no tienen significado en sí


mismos pero que adquieren sentido en el dibujo terminado. Responden a este esquema todos los juegos de
armar (rastis, el cubo de Rubik, de encastrar, etc.).

El tercer sistema lúdico está simbolizado por la adivinanza, que es una pregunta que, como toda pregunta,
genera un vacío que sólo se llena con la respuesta correspondiente. Otro ejemplo de este tercer sistema son
las palabras cruzadas, que consisten en casillas vacías que hay que llenar con las respuestas correctas.

Cada uno de estos juegos o esquemas lúdicos responde a un par de opuestos: a la rayuela le corresponde
deriva-rumbo. El casillero "Tierra" es el punto de partida de un viaje con estancias intermedias hacia una
meta, el "Cielo". El emprendimiento del viaje como rumbo dirigido hacia una meta, es lo que me impulsa a
jugar.

Al rompecabezas le corresponde caos-orden. El punto de partida de este juego es una situación de


desorden, no tengo más que un montón de fragmentitos que no me dicen nada. Eso me impulsa a jugar,
porque el caos me produce tal desagrado, tal incomodidad que hace que yo tenga que resolver ese caos en
un orden, que es el dibujo terminado.

A las adivinanzas les corresponde vacío-lleno. El vacío también crea una gran incomodidad, una gran
molestia. El vacío genera mucha angustia y una forma de liberar esa angustia es convertir el vacío en lleno.

O sea que el estímulo, lo que provoca las ganas de jugar en estos tres esquemas lúdicos que abarcan todos
los juegos del mundo, es: el horror a la deriva (por eso tengo que convertir la deriva en rumbo); el
horror al vacío (por eso tengo que convertir el vacío en lleno) y el horror al desorden (por eso tengo
que convertir el caos en orden).

Estos tres horrores en realidad se resumen en uno solo. Lo que tememos es caer otra vez en ese Caos
Primordial anterior a la Creación, en esa Nada primigenia a que se refieren todas las religiones. Las
civilizaciones antiguas, los mitos fundacionales primitivos hablan de un estado inicial que es un caos
bullente, el reino de las tinieblas. Hasta que aparece un Dios o un semi-Dios y convierte esas tinieblas en
una sucesión ordenada de luz y oscuridad, lo indiferenciado se ordena en seres y cosas, el caos es
reemplazado por la sucesión de los días y las noches y las distintas estaciones del año.

En todas las tradiciones que cuentan el origen del mundo, siempre hay un héroe que convierte la Nada
primigenia en un orden, en un lleno, en un rumbo. La posibilidad de retornar a ese reino de las tinieblas
primordial es nuestro terror básico, existencialmente hablando.

Cada vez que jugamos, estamos repitiendo la gesta fundante del dios mítico, somos otra vez Dios, el Dios de
la Biblia (Génesis, libro primero) o la divinidad pagana cuya acción creadora despejó las tinieblas, ordenó el
caos y dio un sentido a las vidas futuras.

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Seminario de Formación en Juego. Prof. Mónica Kac

Yo creo que por eso el juego es tan importante. Más que para la educación o para curar enfermos mentales,
para mí el juego nos permite, fundamentalmente, repetir la gesta fundacional, afirmarnos en "lo humano,
demasiado humano", como decía Nietzsche, que nos diferencia de los demás seres vivos, que nos da una
dimensión heroica.

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